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Trabajo Colaborativo

Crónica:

La crisis del sector Agropecuario en Colombia

Por

Laura Daniela Flórez- Código 1022396971


Luis Fernando Arciniegas- Código
Jessica Paola García - Código
Eladio Antonio Berdugo Pico - Código 79465638

Política Agraria y Ambiental 201510_2

Presentado a
Dra. Laura Patricia Posada

Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

ECAPMA
28 de junio de 2015
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Introducción

Colombia se ha mostrado como un país con una gran problemática interna que afecta al sector. Desde
hace varias décadas y por causa de los cambios de gobierno y la falta de compromiso por parte de la
rama legislativa con el agro colombiano es posible observar que existe una crisis agraria que encierra
grandes problemáticas a nivel socio-económico, político y ambiental que deja al campesino sin la
oportunidad de crecer dentro de la economía del país y así exponiendo la verdad de que en Colombia
vale más el trabajo extranjero que la misma riqueza cultural y ancestral nacional.

Esta crónica muestra mediante una línea de tiempo y un punto de vista critico la base de la crisis del
sector agropecuario en Colombia.
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Objetivos

1. Exponer desde un punto de vista crítico las razones que han dado origen a la crisis agraria
en Colombia, tanto como su impacto en los diferentes sectores socio-económico y político
del país.
2. Ordenar mediante una línea de tiempo las diferentes épocas donde se reflejan los aspectos
influyentes en el cambio del sector económico agropecuario desde sus primeras reformas.
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La crisis del sector agropecuario en Colombia.

Colombia, un país netamente agropecuario, no ha podido implementar una política estatal que le
permita al campesino y al empresario agropecuario alcanzar por lo menos el equilibrio entre costo y
producción.

Hay quienes señalan que “No hay que ir hasta una finca para detectar la crisis del sector agropecuario.
Se ve en las calles de las ciudades e incluso en los pueblos. Los problemas del agro vienen en un kilo
de plátano, papa o arroz y hasta en el cilantro que se comercializa en los supermercados y en las tiendas
de barrio... Cualquier producto de la pequeña agricultura es un espejo de lo que le sucede al campo
colombiano”, esto significa que miles de campesinos trabajan a pérdida o apenas para sobrevivir.

“No es posible que yo tenga que esperar un poco más de un año a que una mata de plátano produzca
un racimo, para luego venderlo en 1.500 pesos”, dice Antonio Cuéllar, un campesino que tiene una
finca de cinco hectáreas en la vereda Regueros, en Pitalito (Huila). El problema es que ese mismo
racimo cuesta unos 10.000 pesos en las grandes ciudades, o más. En Bogotá, por ejemplo, un solo
plátano vale entre 200 y 400 pesos., señala Edmer Tovar Martínez (2013).

Esta problemática, no es de hoy, desde décadas atrás, los campesinos han tenido que agruparse y
movilizarse, para exigir del Gobierno atención, frente a serios problemas tales como: Concentración
de la tierra, Rezago tecnológico, Alta exposición a la competencia sin preparación, Institucionalidad
débil, Falta de asistencia técnica, Tasas de interés elevadas, deficiente infraestructura especialmente en
cuanto a vías y políticas trazadas para favorecer a Empresarios y artistas antes que al agro.

Sin embargo, para entender esta problemática, es necesario conocer el desarrollo de este sector en el
contexto histórico, económico y social, el cual como todo hecho social, ha tenido momentos de
grandeza y otros en donde la crisis se acrecienta. Por ello, es interesante la compilación que al respecto
ha efectuado el Ex viceministro de Agricultura Luis Arango Nieto, quien a través de un artículo
publicado en la Revista Portafolio (2010), señala la evolución del sector agropecuario colombiano
desde el año 1.810 hasta el 2010, así:

Aduce que la crisis del agro colombiano comenzó a visualizarse poco después del grito de
independencia (1.810), pues con el comienzo de la guerra fue necesario mantener un ejército numeroso,
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el cual requirió mucho personal y quitó fuerza laboral a los campos; requiriendo además gran cantidad
de alimentos, originándose así la primera crisis alimentaria. Aunado a ello, en el año 1821, el Congreso
existente en la Nueva Granada, definió la primera política agraria al establecer un impuesto del 25% a
las importaciones agrícolas.

Señala que en el año 1824 se quiso incentivar la agricultura liberando del pago de diezmos
eclesiásticos a productos como el café, el cacao y el añil o tinte.

Entre los años 1825 y 1840, el Estado quiso iniciar la reconstrucción del sector productivo agropecuario
destruido por la guerra, destinando un empréstito de un millón de pesos para la reconstrucción y
desarrollo de haciendas.

Luego hacia el año 1850, se estableció la navegación por el Río Magdalena, lo cual propicio varios
hechos relevantes para el sector agropecuario: - La vinculación de la agricultura al interior de la
economía mundial. – Ocupación de nuevos territorios que generaron la consolidación de producción
de tabaco, ganado, café, caña y quina. – Esta situación originó un gran crecimiento en las exportaciones
agrícolas, alcanzando en el año 1855 una participación del 64,78.

En el año 1.913 se creó el Ministerio de Agricultura, cuyas primeras labores fueron la implementación
de un proceso de difusión tecnológica, dirigida hacia productos como el café, caña, algodón, papa,
arroz y trigo. Esto permitió el ascenso de área cultivada, ya que de 920.000 hectáreas cultivadas en
1.910 se ascendió a 1’471.000 hectáreas en el año 1.925.

En el año 1933, se presenta la primera caída en el precio del café, el cual durante el año 1926 tuvo un
precio de US$28,5 centavos/libra, el cual se mantuvo a pesar la crisis mundial de 1929 y es así que
para ese año su precio fue de US$10,5 centavos/libra. Esta situación se agudiza más hacia los años 40,
por la crisis de la segunda guerra mundial, pues desaparece la demanda europea y esto trajo consigo un
efecto negativo para la economía del país.

Sin embargo, el gobierno colombiano, inicia nuevamente una intervención para la recuperación del
sector agrario, a partir del año 1934, ya que con la situación favorable de la balanza cambiaria, permitió
una inversión pública en el sector rural que alcanzó oos $70 millones de pesos entre los años 1945 y
1950, complementado con una política de precios agrícolas altos y disponibilidad de crédito con interés
mínimo.
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Desde los años 50 y parte de los 60, la política proteccionista del estado obligó al sector agrario a
responder por las demandas internas de materias primas. Y por ello, a través de crédito, se da
nuevamente entrada a la mecanización y tecnificación en el sector y se desarrollan cultivos de arroz,
algodón, soya, sorgo, caña y palma en sectores como la Costa Atlántica y el departamento del Meta,
así como flores en la Sabana de Bogotá. Es así como hacia los años 1970, los cultivos empresariales
pasaron a representar el 41% del área cultivas y el 40% de la producción total del país.

En los años 80, comienza a sentirse una crisis importante en el sector agropecuario, debido a diversas
causas tales como: La crisis industrial de finales de los 70; la violencia rural; la liberación de las
importaciones; la baja inversión estatal agropecuaria; la revaluación del peso; los excedentes
mundiales agrícola; el incremento de precios de insumos y maquinaria., ausencia de asistencia
técnica y difícil acceso a recursos de crédito. (Resaltado fuera de texto).

Ante esta situación, otra vez, el estado interviene medianamente, estableciendo una solución de
momento sin planificación alguna y ofreció lo que llamó: “Programa de oferta selectiva”, disponiendo
crédito, tecnología, mecanización, asistencia técnica y comercialización.

A comienzos de los años 90, la política orientada por el Estado fue la de liberalización del comercio,
que condujo al desmonte gradual de la intervención estatal en los procesos de importación. Este
proceso condujo sin duda alguna a que en el año 1992, se presentara una de las mayores crisis agrícolas
del país, con una disminución del 12% en la producción de cultivos transitorios. Resultado producto de
la improvisación y de la inexistencia de una política agraria estatal, pues el mandatario de ese entonces
César Augusto Gaviria Trujillo (1990-1994), tímidamente planteó dentro de su Plan de Desarrollo, lo
siguiente: “el gobierno adelantará un programa decenal de adecuación de tierras (1991-2001) cuyo
costo total se estima en US $ 1.061 millones. Con estos recursos se adecuarán alrededor de 535.500
hectáreas, superficie que representa el doble de lo adecuado por el sector público en toda su historia,
y el 8,1% del potencial con que cuenta el país. El gobierno obtendrá y canalizará los recursos
financieros (internos y de la banca multilateral o bajo la modalidad “llave en mano”), para la
contratación de estudios y obras y para que estas se ejecuten de acuerdo con las normas técnicas”
(Departamento Nacional de Planeación). Esto, a la luz de lo que acontecía en la época, denotaba que
el gobierno ignoraba completamente la situación del agro colombiano. Este gobierno también
implementa un modelo macroeconómico que incluye lo agrario, pero que plantea sustituir el trabajo
nacional por el trabajo extranjero, idea que refuerza la pobreza política del gobernante, que da a
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entender al productor colombiano que su trabajo puede ser reemplazado por otro. Esto se debe a las
diferentes concepciones económicas e intereses de las grandes potencias. A esta problemática que
muestra la debilidad de las leyes colombianas por una política y un deseo de importación, se suma un
fenómeno de concentración de la tierra pavoroso, que por supuesto agrava a otro problema, que es el
de la pobreza rural extrema..

En el año 1993, a través de un plan de reactivación se tomaron algunas medidas como: intervención
de la comercialización; medidas para desestimular las importaciones; creación de salvaguardias y un
plan de empleo rural. Sin embargo la producción de cultivos continúo en declive.

Posteriormente, el entonces presidente Ernesto Samper (1994-1998), en su Plan Nacional de Desarrollo


estableció lo siguiente para el sector agropecuario: “En primer lugar desarrollar una estructura
económica basada en la producción de bienes comercializables de alta elasticidad – ingreso de la
demanda orientados a mercados dinámicos y de alto poder adquisitivo, y para los cuales el país posea
condiciones naturales favorables; en segundo lugar, proteger las actividades productivas agrarias en
el mercado interno y en el internacional cuando la producción nacional sea eficiente pero su
competitividad se encuentre amenazada por distorsiones del mercado; y en tercer lugar, reconvertir
en forma gradual las producciones en las cuales el país no posee ventajas comparativas y tiene que
enfrentar, además, mercados internacionales distorsionados por los subsidios y el proteccionismo que
practican las naciones más industrializadas” (Departamento Nacional de Planeación, 1995).

En el año 1998, en vista de la imperiosa necesidad de ser competitivos, se fortalecieron los acuerdos
de competitividad de las cadenas productivas y se promovieron las alianzas; además se implementó la
estrategia de “oferta agropecuaria” para recuperar la agricultura de cultivos transitorios.

Vemos aquí nuevamente, la falta de apropiación del estado frente a la problemática del agro, pues pese
a reconocer las desventajas de los productos agropecuarios colombianos frente a la competitividad
internacional, admitiendo el proteccionismo en este sector de los países industrializados, por demás
criticando dichos sistemas, en lugar de implementar estos mecanismos, se dio a la labor de crear
alianzas para promover la competitividad a través de las cadenas productivas, y quienes iban a estar
allí, tan sólo los grandes productores y como siempre el campesino rezagado y explotado.

Entre el periodo comprendido de 1998 y 2002, durante el mandato de Andrés Pastrana Arango, en su
Plan Nacional de Desarrollo se estableció lo siguiente para el sector agropecuario: “En el ámbito
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productivo se buscará la generación de nuevos proyectos y modelos en cadenas integradas de gran


impacto regional, que fomenten la inversión y permitan la reconversión y modernización de la
producción agropecuaria, elevando de manera significativa la competitividad, el volumen de la
producción y las exportaciones con impactos positivos sobre la generación de empleo y riqueza en el
contexto rural” (DNP, 1999).

Vuelve y juega aquí el papel ciego del Gobierno Nacional, pues desconoce frente a sus estrategias la
verdadera situación del agro, la crisis que afronta el campesino no sólo por esta falta de planeación en
el sector, sino por la influencia de otros factores tales como la violencia generada por el conflicto
armado y muchos otros que sin lugar a dudas, llevaban al agro colombiano a la situación que hoy
afrontamos.

Luego vienen, dos periodos de gobierno de Álvaro Uribe Vélez: El primer período entre el 2002 y
2006, en su Plan Nacional de Desarrollo fijó los siguientes objetivos para el sector agropecuario: •
Modernizar la producción nacional de manera que los productos agrícolas sean competitivos tanto en
el mercado externo como interno. • Utilizar mecanismos que garanticen equidad en el comercio y que
sean compatibles con las disciplinas de la OMC. • Definir y aplicar mecanismos en frontera para
defender la producción agropecuaria nacional, contrarrestando las distorsiones de los precios
internacionales originadas por subsidios y ayudas internas. • Lograr que la agricultura sea un factor
de desarrollo en armonía con las negociaciones comerciales internacionales.

Y en su segundo período comprendido entre los años 2006 y 2010), planteó en su Plan Nacional de
Desarrollo lo siguiente: “El crecimiento de la producción es la fuente inicial de mayores ingresos y
empleo en el sector rural. Sin embargo, los altos índices de pobreza en el campo y los procesos a través
de los cuales tiende a perpetuarse (“trampas de pobreza”), impiden que los campesinos puedan
aprovechar adecuadamente las nuevas oportunidades que brinda el crecimiento. Por esta razón, es
necesario adoptar políticas específicas dirigidas a mejorar la capacidad de los campesinos para
generar ingresos y su calidad de vida, mediante: (1) el ordenamiento social de la propiedad para
promover el acceso a la tierra; (2) el ajuste institucional del sector; (3) el mejoramiento de su
capacidad de los pequeños campesinos para generar ingresos; (4) el desarrollo de programas de
promoción social para la población rural a través del acceso a bienes públicos; y (5) la oferta de
alternativas que permitan contrarrestar la expansión de los cultivos ilícitos” (DNP, 2007)
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En este lapso de Gobierno Uribe Vélez, aun cuando se tiene una visión más amplia de la problemática
del sector agropecuario y las políticas asumidas se enfocan y se acercan un poco más a las necesidades
del sector, se diseñan programas de inversión como el Agro Ingreso Seguro, Apuesta Exportadora,
donde supuestamente se definirían unos cultivos y unas regiones con capacidad de exportación con el
objetivo de brindar el apoyo necesario. Pero nuevamente juega el factor de improvisación del Estado,
frente a su responsabilidad en la implementación de políticas agrarias y los programas señalados
fracasan, por su mal direccionamiento al favorecer a quienes menos tienen que ver con el agro. También
se da inicio a un proceso para adecuar el sector agropecuario a un eventual TLC con Estados Unidos,
pero lógicamente esto sólo favorecerá a sectores productivos manejados por grandes empresarios como
los floricultores, entre otros.

Hoy, vemos como tanto en el primer periodo de gobierno del actual presidente Juan Manuel Santos
Calderón (2010- 2014), como el inicio de este segundo periodo de mandato, ha sido relevante el
inconformismo del campesinado, pues la crisis del sector agropecuario ha tocado fondo, los campesinos
están completamente arruinados y no sólo ha sido la falta de políticas estatales las que han llevado a
esta situación, sino aunado a ello la influencia de factores naturales, que sin clemencia alguna también
han devastado grandes extensiones de cultivos, que hoy por hoy, tampoco han merecido la atención
total del gobierno.

Vemos, pues como su propuesta en su Plan Nacional de Desarrollo : “por locomotora se entiende que
el sector agropecuario y rural alcanzará un crecimiento sostenido de la producción, por encima del
promedio nacional, de forma tal que se generen riqueza, empleos de calidad y beneficios para la
economía en materia de encadenamientos productivos con otros sectores”.

Se plasman nuevamente una agenda en la cual se reclaman como productores de riqueza , para así
revertir políticas que los han excluido , el anhelo del campesinado colombiano es contar con tierras y
condiciones seguras para trabajar y vivir dignamente y que su trabajo sea mejor pago y se tenga en
cuenta una igualdad con los productos importados. El líder de las dignidades campesinas, César pachón
ha dicho que “ Aunque según Aurelio Iragorry ( Ministro de defensa ) la huelga de los campesinos
está conjurada en un 96%, para Pachón la negociación no ha avanzado ni siquiera en un 5%.Los
pequeños cultivadores de papa, cebolla y hortalizas de regiones del centro del país acusan al gobierno
de incumplir pactos que tenían como fin reducir los precios de los fertilizantes, solucionar las deudas
de los agricultores con bancos y tiendas de suministros y controlar las importaciones desde países con
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los que Colombia tiene tratados de libre comercio. Delegados del gobierno del presidente Juan Manuel
Santos sostienen que han cumplido los acuerdos pactados en la huelga anterior de septiembre de 2013
y que han desembolsado miles de dólares en auxilios a los campesinos. Los manifestantes han dicho
que al menos 42.000 familias viven del cultivo de la papa y otras 12.000 de la cebolla en la región
central del país. Las partes tratan de llegar a acuerdos en la mesa de conversaciones. El ministro de
Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho que el presupuesto del despacho de Agricultura en 2014 es de
unos 2.680 millones de dólares, el triple que hace cuatro años, y que se están refinanciando las deudas
de los cultivadores, por lo cual considera injusta la protesta”.

Conclusiones

La crisis agraria es realmente un conjunto indeseable de problemáticas en todos los ámbitos de


desarrollo del país. Existe un conflicto político y social que refleja la pérdida de un ambiente
democrático, donde el campesino no tiene el libre derecho a la propiedad de su tierra y donde el pueblo
no participa de las nuevas políticas, por lo tanto no las comparte y muestra una resistencia impulsando
la creación de nuevos movimientos populares de carácter político y las notables protestas de
campesinos y sus líderes populares, el gobierno quiere asalariar al campo, es decir que se “asocie” a
las grandes industrias pero esto en un nivel de desigualdad donde el campesino lleva la peor parte. “Es
necesario que el gobierno se apersone de las necesidades campesinas y así mejorar la economía regional
y lograr una mayor producción de alimentos y un aumento en la calidad de los mismos”.

La falta de una política estatal agropecuaria ha sido el principal problema del agro colombiano y por
esta misma razón, la crisis en que se encuentra este sector ha afectado la economía nacional.

Las políticas agropecuarias a establecer en el país, deben ser el fruto de un trabajo serio y responsable
de los representantes de cada uno de los sectores que conforman el agro colombiano, pues sólo así se
conocerán las fortalezas y debilidades en cada uno de estos gremios y se generarían programas y
proyectos que con una buena inversión económica harían competitivo este importante sector de la
economía colombiana.
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Referencias Bibliográficas

Arango, Nieto. Luis. Revista Portafolio.2010. Bogotá. D.C. Recuperado de:

http://www.portafolio.co/archivo/documento/CMS-7333271

Beltrán, Fonseca. Jorge A. Sector Agropecuario Colombiano: Su realidad económica y perspectiva.

Universidad EAN. Bogotá, D.C. 2013. Recuperado de: www.

repository.ean.edu.co/bitstream/handle/10882/.../BeltranJorge2013.pdf

Andres Velandia. (15 de sep de 2013). you tube. Obtenido de

https://www.youtube.com/watch?v=XSawVyccgX0

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