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Hidrología médica

J. San Martín Bacaicoa

INTRODUCCIÓN

La Hidrología (del griego hydor-, agua) es la disciplina científica dedicada al estudio


de las aguas de la Tierra, incluyendo su presencia, distribución y circulación a través
del ciclo hidrológico, y las interacciones con los seres vivos. También trata de las
propiedades químicas y físicas del agua en todas sus fases.

El objetivo de la hidrología es el estudio de las interrelaciones entre el agua y su


ambiente. Ya que la hidrología se interesa principalmente en el agua localizada cerca
de la superficie del suelo, se interesa particularmente en aquellos componentes del
ciclo hidrológico que se presentan ahí--esto es, precipitación, evapotranspiración,
escorrentía y agua en el suelo. Los diferentes aspectos de estos fenómenos son
estudiados en sus varias subdisciplinas. La hidrometeorología, por ejemplo, se
concentra en el agua localizada en la capa fronteriza inferior de la atmósfera, mientras
que la hidrometría se encarga de las mediciones del agua superficial, especialmente
precipitación y flujo de las corrientes. La hidrografía involucra la descripción y la
confección de mapas de los grandes cuerpos de agua, tales como lagos, mares
interiores y océanos. Por el otro lado, la hidrología del suelo se centra en el agua que
se encuentra en la zona saturada debajo de la superficie del suelo, y en la física suelo-
agua en la zona no saturada. (1)

La hidrología se nutre de disciplinas como la geología, química, edafología y fisiología


vegetal, empleando muchos de sus principios y métodos. Los investigadores en el
campo usan mucho (y cada vez más) las simulaciones computarizadas de los sistemas
hidrológicos naturales y las técnicas de detección remota, como, por ejemplo, el uso
de satélites que orbitan el planeta equipados con cámaras infrarrojas para detectar
cuerpos de aguas contaminadas o para seguir el flujo de manantiales termales.

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La investigación hidrológica es importante para el desarrollo, gestión y control de los
recursos de agua. Sus aplicaciones son muchas, incluyendo el desarrollo de sistemas
de irrigación, control de inundaciones y erosión de suelos, eliminación y tratamiento
de aguas usadas, disminución de la contaminación, uso recreacional del agua, la
conservación de los peces y vida silvestre, la generación hidrálica, y el diseño de
estructuras hidrálicas. (2)

Esta denominación se utiliza preferentemente en España, Italia y Latinoamérica. En


Francia es más frecuente el término cronología o crenoterapia (de crenos, fuente o
manantial) y en Alemania y países bajo su influencia científica, el de balneología o
balneoterapia. Con este término se pretende recoger, junto al efecto de las aguas
minerales, el agregado de factores que integran el lugar de cura, por lo que se
consideran conjuntamente las acciones debidas al agua mineral y a las circunstancias
ambientales.

Todas estas denominaciones son acertadas y fácilmente justificables, pero ello no


significa que puedan desplazar la clásica, «hidrología médica», utilizada ya en el siglo
XVII y defendida por hidrólogos relevantes, como Rodríguez Pínula, el inglés
Simpson y el francés Monet. No obstante, nos parece conveniente destacar, ya en este
momento, las diferencias existentes entre hidrología médica e hidroterapia, toda vez
que en aquélla es esencial la utilización de las aguas mineromedicinales o minerales,
en tanto que en ésta el agente terapéutico es el agua potable ordinaria.

Aguas mineromedicinales

Las aguas mineromedicinales son aquellas que, por sus especiales características, han
sido acreditadas a nivel oficial como agente terapéutico y ha sido declarada de utilidad
pública por los organismos pertinentes. Las AMM han de ser consideradas como un
agente terapéutico básico en la cura balnearia. (3)

No existe una definición consensuada para las aguas mineromedicinales. La Ley de


Minas de 1973 que regula, entre otros, el aprovechamiento de los recursos hídricos,
clasifica las aguas minerales en (Ley 22/1973 de 21 de julio): a. Minero-medicinales,
las alumbradas natural o artificialmente que por sus características y cualidades sean
declaradas de utilidad pública. b. Minero-industriales, las que permitan el

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aprovechamiento racional de las sustancias que contengan. Además, define como
aguas termales aquellas cuya temperatura de surgencia sea superior en 4º C a la media
anual del lugar donde se alumbran. En Hidrología Médica se entiende por aguas
mineromedicinales aquellas que por sus especiales características se han acreditado
oficialmente como agentes terapéuticos y han sido declaradas de utilidad pública por
los organismos competentes. Las aguas minerales y mineromedicinales se caracterizan
por su contenido en minerales, oligoelementos u otros constituyentes que les
proporcionan sus efectos terapéuticos, y por su pureza en origen. Están dotadas de un
“dinamismo físico-químico” y es importante destacar que este equilibrio químico y
biológico se pierde cuando se alejan de la surgencia, por lo que la cura termal debe ser
realizada siempre a pie de manantial. (4)

Aguas potables

Son aguas transparentes, incoloras, inodoras o insípidas, de temperatura inferior a 15


°C, carentes de gérmenes patógenos y sustancias minerales en cantidad superior a la
admitida oficialmente, que pueden ser utilizadas con fines alimentarios. Dentro de este
grupo de aguas se admiten dos tipos: directamente potables, que son las que cumplen
todos los requisitos estableados por la legislación, y sanitariamente tolerables, que son
las que sobrepasan alguno de los valores establecidos, pero no contienen productos
tóxicos, radiactivos o que puedan prestarle toxicidad o agresividad, ni es detectable
contaminación fecal o por gérmenes patógenos.

El profesor Ninard, Director de la Sección de Estudios Hidrológicos del Laboratorio


Nacional de la Sanidad (Francia), consideró potables las aguas que se ingieren
habitualmente y no determinan trastorno alguno, en tanto que las mineromedicinales
son las que, utilizadas adecuadamente, se comportan como agentes terapéuticos. (5)

Aguas envasadas

Respecto a la seguridad sanitaria del agua envasada respecto a la de la red de


abastecimiento por tuberías, puede indicarse que si bien el agua del grifo puede estar
contaminada por distintos elementos químicos, físicos y microbiológicos, es más fácil
de controlar en los sistemas de distribución y de reducir el riesgo de toda la población
que cuando algunas sustancias están presentes en las botellas. El agua en las botellas

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se almacena durante periodos de tiempos más largos y a mayores temperaturas que en
el caso de las instalaciones de un sistema de abastecimiento, lo cual puede favorecer
el crecimiento de algunos microorganismos.

Un reciente estudio holandés (Facultad de Medicina de Nimega. Holanda) ha


realizado un análisis a 68 muestras de aguas envasadas de otras tantas marcas de 16
países y han encontrado rastros de bacterias en el 37% de ellas y de hongos en un 4%.
Este nivel de contaminación relativamente bajo no representa, según los
investigadores, un riesgo para un consumidor sano pero si podría suponer un peligro
en pacientes con un sistema inmune debilitado.

Se daría la circunstancia de que estos enfermos reciben agua mineral embotellada en


la creencia de que es más segura que la del grifo.

Hay una gran variedad de marcas de agua embotellada y muchos consumidores la


compran, pensando que su calidad es mucho mejor que la del agua que pueden obtener
del grifo. Esta clase de agua cuesta más y, en ocasiones, puede estar contaminada. El
riesgo de enfermedad por contaminantes en el agua es relativamente pequeño para la
mayoría de los consumidores, pero es mayor para quienes, por su edad o condición
física, son más susceptibles a enfermarse.

Marylynn Yates, microbióloga de la Universidad de California en Riverside, cita el


reporte publicado por el Consejo Nacional de Defensa de Recursos (National Resource
Defense Council) en 1999 tras de cuatro años de estudio sobre la industria del agua
embotellada en el que 33 por ciento de las botellas de agua analizadas de 103 marcas
diferentes contenían cantidades significativas de contaminación química o bacterial,
más de la permitida por normas estatales o industriales. De las muestras, 20 por ciento
contenían algunas sustancias químicas como solventes y sustancias químicas
industriales en uso para la manufacturaciòn del plástico. De preocupar también es la
presencia de arsénico, cancerígeno que ha sido encontrado tanto en aguas municipales
como embotelladas. "Estar expuesto a niveles peligrosos de arsénico por más de 10
años puede provocar cáncer de la piel", explica Yates.

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El agua embotellada es mucho más costosa que el agua municipal. "En ocasiones el
agua embotellada está más contaminad que el agua regular", dice Yates. "Un nombre
original y una etiqueta atractiva no garantizan que el agua sea pura".

Se calcula que en 25 a 40 por ciento de los casos, los consumidores pagan entre 240 a
10,000 veces más por galón de agua embotellada que, en muchos casos, proviene
directamente del grifo. Apunta Yates que algunas marcas de agua embotellada tienen
dibujos de montañas glaciales en la etiqueta y dicen ser aguas "de manantial" (spring
water) a pesar de que su fuente de abastecimiento es el agua municipal.

El crecimiento de la industria del agua embotellada, que se ha más que triplicado desde
1986, se debe en gran parte a la preocupación de los consumidores por la calidad del
agua municipal. En años pasados, las embotelladoras con frecuencia enfocaron sus
esfuerzos de mercadotecnia en comunidades donde se había encontrado
contaminación bacterial o química en las aguas municipales. (6)

AGUAS CARACTERÍSTICAS

En todos los casos, el sustrato es siempre el agua, especie química perfectamente


definida y que ya Lavoisier, en 1783, consideró como un compuesto de hidrógeno y
oxígeno, cuya relación, según Morley, era de 16 partes de oxígeno y 2 de hidrógeno,
unidas por enlace covalente, con un ángulo de enlace de 104° 26', superior al valor
teórico de 90° debido a la repulsión mutua de los átomos de hidrógeno; ello confiere
cierto carácter iónico al enlace H-O, fijado por Pauling en un 39 por 100.

La fórmula del agua, generalmente admitida, es H2O, pero normalmente el agua es un


polímero (H2O)n con una perfecta disposición de los átomos en la molécula y de las
moléculas entre sí; ello constituye verdaderas estructuras, en las que influye la
temperatura, la mineralización añadida, etc. Los primeros estudios detallados de la
estructura del agua se realizaron en 1933, por Bernal y Fowler, quienes sugirieron que
el cambio de hielo a agua líquida es análogo al que presenta la tridimita al pasar a
cuarzo. En ambos casos el número de coordinación es 4, pero la disposición de los
átomos es ligeramente diferente; en el agua predomina la estructura de tipo cuarzo y
en el hielo la tridimítica, si bien, posteriormente, se han propuesto otros modelos de
estructura, como: «enlace deformado», «hidrato de agua», «racimos fluctuantes», etc.

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Incluso se ha propuesto, por parte de Kamb, que el agua líquida es una mezcla de
distintos tipos de agrupaciones (fig. 28.1). No nos parece adecuado insistir en la
constitución del agua ni en sus peculiarísimas cualidades. Sí queremos destacar, en
cambio, que, siendo uno el sustrato, las variaciones siempre dependen de los factores
sobreañadidos. Por este motivo, no puede sorprender que la transición entre las
diferentes aguas no sea brusca, pues es bien sabido que «natura non facit saltus», tanto
por lo que respecta a la composición como a las propiedades.

Es un difícil problema marcar o señalar conceptos sobre las aguas potables y


mineromedicinales, particulamente por su utilización como bebida corriente, ya que la
administración en los balnearios no ofrece dificultades por entrar de lleno en la esfera
de la prescripción médica. En ambos casos, el interés es máximo: en el primero, por
su relación con la higiene y la dietética y por la enorme repercusión económica y
comercial de la industria de aguas envasadas; en el segundo, la importancia es
considerable, aunque quizá sea menos trascendente económicamente, pero, a cambio,
es mayor su relevancia por su significación terapéutica. (7)

CURAS BALNEARIAS

Desde el punto de vista etimológico, la Hidrología es la ciencia que trata del agua. La
Hidrología Médica restringe el estudio a las aplicaciones medicinales de las aguas,
siendo una rama de la Terapéutica o, con mayor amplitud, de la Medicina. La
Hidrología Médica tiene como fin el estudio de las características esenciales de las
aguas mineromedicinales y su posible interés como agente terapéutico.

Se considera Agua Mineromedicinal aquella que, por sus especiales características, se


ha acreditado oficialmente como agente terapéutico y ha sido declarada de utilidad
pública por los organismos pertinentes.

Otro término afín es el de Hidroterapia, que se ocupa de las aplicaciones tópicas sobre
piel o mucosas del agua potable ordinaria utilizada con fines terapéuticos, en cuanto
que es vehículo de acciones físicas: mecánicas y térmicas, sin considerar posibles
efectos derivados de su absorción, adsorción o depósito, aunque éstos también puedan
producirse.

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La denominación de Hidrología Médica se utiliza preferentemente en España, Italia y
países ibero y angloamericanos, mientras que en Francia es más frecuente el término
Crenoterapia, y en Alemania y en la mayoría de los países del Este de Europa se utiliza
el de Balneoterapia para expresar la aplicación terapéutica de las aguas
mineromedicinales junto a las circunstancias ambientales propias del lugar de cura,
por lo que se consideran conjuntamente las acciones debidas al agua mineral y a las
circunstancias ambientales.

La Hidrología Médica es la singularidad, dentro del campo de la Medicina y la


Terapéutica, del estudio detallado y preciso de cuanto pueda tener relación con el agua
como agente terapéutico y, en particular, con las aguas mineromedicinales, factores de
cura o tratamiento utilizado en el medio Balneario, con toda la complejidad de
diferentes factores, siempre operantes, climáticos, higiénico-dietéticos, psíquicos,
ejercicio físico y reposo, etc., que se da en lo que llamamos Cura Balnearia.

La Talasoterapia (thálassa – mar y therapeia – curación) estudia el agua del mar y su


utilización como agente terapéutico, algas, limos, arenas, luz solar y otros factores
actuantes que concurren en el lugar de tratamiento, especialmente los climáticos, cuyo
estudio corresponde a la Climatoterapia.

Cura Balnearia como agente terapéutico


Tales de Mileto (siglo VI a.C.) sostuvo que «el principio de todas las cosas es el agua».
Hoy día seguimos aceptando tal aseveración y podríamos añadir que el agua es:
Indispensable para la vida, forma parte de nosotros mismos (60-70%), interviene en
múltiples procesos enzimáticos y metabólicos, condiciona la estructura y la dinámica
de las proteínas y de otras biomoléculas, con ella saciamos la sed, aliviamos o curamos
algunas dolencias, es factor de relax y de bienestar y su disponibilidad condiciona el
desarrollo de los pueblos.

Entre las funciones importantes del agua administrada al organismo en bebida se


pueden señalar:

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Es vehículo de transporte, disolvente de gran cantidad de sustancias (tanto nutritivas
como productos de desecho), en ella se producen la mayoría de las reacciones
metabólicas, asegura la constancia de composición del medio interno-homeostasis, es
la reguladora de la temperatura corporal, humidifica las mucosas con las que entra en
contacto (piel y mucosa de las vías respiratorias principalmente), da flexibilidad y
elasticidad a los tejidos (tendones, ligamentos, cartílago, piel, etc.), actuando como
lubricante (especialmente de las articulaciones). Es beneficiosa para la salud: diurética,
digestiva, hidratante, aporta nutrientes y es coadyuvante eficaz en el tratamiento de
determinadas afecciones.

La utilización de las aguas como remedio salutífero es remota y se ha mantenido a lo


largo del tiempo y, aunque esto no sea prueba suficiente de su eficacia, sí es cierto que
la utilización repetida de un agente terapéutico le confiere un valor importante que
justifica el que deba ser tenido en consideración. Se puede considerar como un
proceder terapéutico tan antiguo como el hombre. Inicialmente fueron el instinto y, en
gran parte, la casualidad los principales factores inductores de su utilización, si bien la
observación y el tanteo pudieran jugar papel importante

Es indudable que en estos primeros tiempos el crédito del remedio hidromineral


procedía más de la creencia religiosa que de la observación empírica, circunstancia
que, si entonces le fue favorable, posteriormente ha constituido uno de los mayores
obstáculos para el reconocimiento de su indudable acción beneficiosa.

Actualmente, la Hidrología Médica, como rama de la Terapéutica, se ha incorporado


plenamente a la evolución científica de nuestro tiempo. El estudio de la composición
de las aguas minerales, sus acciones sobre órganos y funciones en organismos sanos y
enfermos, la apreciación precisa de los resultados terapéuticos, etc., hacen que la
Hidrología Médica actual pueda ser incluida, sin duda de ningún género, entre las
ramas del saber médico.

A pesar de tan indiscutible avance en el terreno científico, la cura hidromineral no


ocupa actualmente el lugar privilegiado de siglos pasados, aunque es generalmente

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admitida su eficacia y destacable la favorable acción de las aguas mineromedicinales
cuando son adecuadamente utilizadas. La cura balnearia sigue siendo un proceder
terapéutico valioso y, de modo exclusivo en unos casos o como coadyuvante en otros,
puede facilitar la vuelta a la normalidad o la recuperación en muchos enfermos.

Su utilidad hoy en día es indiscutible como factor coadyuvante en el tratamiento de


distintos procesos patológicos, y de importancia trascendente en la Prevención,
Tratamiento y Rehabilitación de cuadros patológicos de evolución crónica de aparato
locomotor, respiratorio, digestivo, urinario, procesos dermatológicos y enfermedades
de la civilización, estrés, astenia, síndrome de fatiga crónica, etc.

Es una alternativa eficaz frente a otros tratamientos. Puede ser incluso más eficaz,
menos costosa y mejor tolerada. La relación coste/beneficio es más difícil de
establecer. El beneficio de una terapéutica es necesario juzgarlo desde tres puntos de
vista:
• disminución de los recursos de salud;
• mejoría de la actividad y de la autonomía;
• aumento del bienestar y de la calidad de vida.

Cura Balnearia. Fenómeno complejo


La Cura Balnearia, es decir, la utilización de las aguas mineromedicinales en el lugar
de emergencia, en el balneario, es un proceder terapéutico complejo en el que
intervienen múltiples factores que, como hemos señalado, pueden actuar en la
Prevención, Tratamiento y Recuperación funcional y/o Rehabilitación, e incluso en
la Educación sanitaria, del sujeto sometido a cura. Si importantes son las aguas
mineromedicinales, no son menos trascendentes los posibles efectos que se derivan
de la aplicación de las técnicas hidrotermales, de las condiciones ambientales, de la
peculiar ordenación de la actividad y el reposo, de las relaciones sociales, y quizás
sea particularmente destacable la relación médico- enfermo, enormemente facilitada
en el medio balneario.

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La CURA BALNEARIA constituye un importante proceder terapéutico respaldado
por siglos de utilización, pero precisamente por su antigüedad y el enorme progreso
de la Terapéutica actual requiere ser considerada con la óptica de los tiempos en que
vivimos.

En la actualidad, la utilización de las aguas mineromedicinales se justifica por el


empirismo remoto y el pragmatismo de su repetido empleo, pero también se dispone
de bases científicas y experimentales que permiten incluir el remedio hidromineral
entre los agentes terapéuticos con todo derecho, y las prescripciones hidrológicas
deben obedecer a las mismas reglas que cualquier otra prescripción terapéutica,
debiéndose establecer meticulosamente: dosificación, técnica, duración, etc.

La Cura Balnearia es una terapia muy antigua y muy moderna a la vez. Las Curas
Balnearias han sufrido una profunda y favorable modificación y son muchas las
pruebas que dan fe de ello: renovación de las instalaciones balnearias, nuevas
prácticas termales, técnicas sofisticadas, condiciones higiénicas refinadas, balneo-
cinesiterapia personalizada, acondicionamiento de zonas de recreo, parques, etc.

En las últimas décadas los balnearios han experimentado importantes


modificaciones. Han renovado y modernizado edificios e instalaciones, construido
centros nuevos,magníficos, para adaptarse a las nuevas indicaciones y tendencias,
haciendo así que el centro balneario, debidamente equipado en personal y medios
técnicos, se constituya en un marco excelente donde aplicar la cura termal o
balnearia.

Toda esta modernización de los balnearios y el aumento de la demanda por parte de


la población están basados en tres constataciones:

1) Eficacia de la Cura Balnearia


La Cura Balnearia bien establecida y controlada produce una respuesta favorable a
toda una serie de alteraciones, especialmente de aparato locomotor, pero también
digestivo, respiratorio, circulatorio, afecciones dérmicas, etc., alteraciones en las que

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intervienen con frecuencia factores psicosomáticos y/o neurovegetativos y que se
agravan con el estrés de la vida moderna.

Es una terapia específica, irreemplazable, útil en muchos casos, de primer orden en


algunos, coadyuvante en la mayoría.

2) Terapia por agentes naturales, no agresiva


La Cura Balnearia es un tipo de terapéutica que utiliza agentes naturales: agua,
barros, arcillas, gas, vapor, luz… La terapéutica por las aguas mineromedicinales es
una terapia poco agresiva, poco iatrogénica, suave, bien tolerada, que rara vez es
determinante de efectos secundarios o anormales y que demanda gran parte de la
población.

La práctica de la Cura Balnearia supone siempre un cambio de ambiente, cambio del


lugar y de las actividades habituales del sujeto, situándole en una atmósfera distinta
pero fácilmente aceptada, ya que, de ordinario, ha sido escogida voluntariamente por
él mismo y, por tanto, se somete con gusto al tratamiento balneario.

3) Balnearios – Lugares para la prevención y tratamiento – Mejor estado de salud –


Mejor calidad de vida
Los balnearios son centros privilegiados para la puesta en marcha de medidas y
consejos de prevención sanitaria para un mejor estado de salud.

El balneario puede ser un lugar ideal para conseguir esos fines: tratamiento,
prevención, educación sanitaria para conseguir un mejor estado de salud, todo ello
dirigido a una mejor calidad de vida. (8)

Técnicas

Cuando una persona acude a un centro termal para someterse a una cura, el médico
que prescribe las técnicas balneoterápicas cuenta con varias posibilidades en función
de factores tales como la patología consultada, los medios técnicos del centro termal,
el estado del paciente, los fines terapéuticos, etc.

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En general, se pueden prescribir tres tipos de técnicas de administración, no
excluyentes sino más bien complementarias. Estas son la aplicación tópica, la
inhalatoria o atmiátrica y la oral o hidropínica. En cualquiera de ellas deberá prevalecer
como norma de aplicación la tolerancia y peculiaridad del individuo, sobre todo en
relación con la temperatura y tiempo de aplicación. Es imprescindible tener en cuenta
todo su historial médico, ya que en algún caso podrían contraindicar o marcar la pauta
del tratamiento.

La aplicación tópica es la técnica más empleada, e incluye todas las técnicas en las que
el agua se aplica sobre la superficie del cuerpo. Las aplicaciones más empleadas en
balneación son los baños, chorros y duchas. La aplicación atmiátrica se lleva a cabo a
través de diversos aparatos que consiguen aerosoles, que se conducen a la vía
respiratoria por aplicadores diseñados para el fin. La cura hidropónica consiste en la
ingestión de aguas mineromedicinales, en unas cantidades determinadas y a un ritmo
preciso, que deberá ser prescrito por el médico en función de la patología del paciente
y tipo de agua. Está indicada en patologías digestivas y renales.

Contraindicaciones y precauciones a tener en cuenta en la cura termal

El médico del balneario ha de tener en cuenta, a la hora de prescribir las técnicas de


balneación, ya sea en sanos o enfermos, una serie de recomendaciones para que los
efectos perseguidos sean los adecuados.

Existe un factor, la idiosincrasia del propio paciente, que no es posible detectar en la


consulta aunque se puede sospechar (dermografismo positivo, hipotensión ortostática,
etc.). Únicamente aquellos usuarios habituales de balnearios, con la experiencia
previa, comunican al médico sus particulares maneras de reaccionar, adaptando este
las aplicaciones al caso.

Las contraindicaciones pueden ser absolutas y relativas, pero siempre habrá un amplio
margen, que según la experiencia del médico, podrán adaptarse de forma
individualizada. Por otra parte existen estados fisiológicos, como la edad infantil, el
embarazo, senectud, en los que se ha de recomendar unas técnicas y desaconsejar otras.
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AGUAS CLORURADAS

Las aguas cloruradas son, como su propio nombre indica, ricas en cloruro. Si son de
alta mineralización presentarán una temperatura fría y las de baja suelen ser termales.
Este tipo de aguas, estimulan un montón de funciones del organismo y tendrán
diferentes efectos según se apliquen por vía tópica y externa (favorecen la
cicatrización, son antisépticas, entre otras características que conoceremos más
adelante) o por ingesta, por vía interna, favoreciendo la secreción gástrica. Son
apropiadas, con todo ello, para tratamientos reumatológicos, dermatológicos,
respiratorios, digestivos, en casos de agotamiento mental y físico, entre otros muchos
que vamos a ver con más detalle a continuación.

La mineralización global de las aguas cloruradas está por encima de 1 gramo por litro
y los cloruros están presentes en cantidades superiores al 20%. Serán cloruradas
débiles si tienen menos de 10 gramos por litro, de mediana mineralización si tienen
entre 10 y 50 gramos por litro y de mineralización fuerte cuando superan los 50 gramos
por litro.

Por otro lado, en el caso de que sean aguas cloruradas-sódicas las funciones del
metabolismo se verán estimuladas y también mejorarán las funciones que tienen que
ver con la conservación de los tejidos, el desarrollo y la nutrición. Favorecen, del
mismo modo, la circulación linfática y hemática.

La aplicación de las aguas cloruradas

De esta forma, si la persona que visita el balneario toma aguas cloruradas por vía oral
a través de su ingesta estará favoreciendo que la bilis salga al intestino debido a su
acción de secreción y motilidad gástrica. Si son de mineralización débil tendrán un
efecto beneficioso en la vesícula al incrementar la secreción de bilis, no así si se trata
de aguas con fuerte mineralización pues sus efectos serán los contrarios. Cuando el
organismo absorbe estas aguas el metabolismo se activa y son estimulantes de
diferentes funciones.

Por otro lado, aplicadas de manera externa tienen efectos beneficiosos para la piel, ya
que son desinfectantes y antiinflamatorias. Ayudan a que los tejidos cicatricen mejor
y también contribuyen a mejorar problemas de los huesos. Asimismo, tienen acción

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sedante y calmante, por lo que son adecuadas para tratamientos anti estrés,
incrementan el flujo de la sangre y son analgésicas. Igualmente, son adecuadas para
tratamientos que sirven para aliviar afecciones del aparato locomotor como pueden ser
las contracturas.

En el balneario se pueden aplicar a través de baños, piscinas, inhalaciones, estufas,


duchas y chorros. Las defensas de la piel se incrementan y estimulan las funciones
endocrinas, metabólicas y orgánicas del cuerpo. (10)

AGUAS BICARBONATADAS

Las aguas mineromedicinales son un agente terapéutico importante para el tratamiento


de múltiples procesos patológicos y para la prevención y recuperación de afecciones
diversas. Su acción sobre el organismo depende de la mineralización, de la
temperatura, de las vías y técnicas de administración, de la duración de la aplicación,
de la extensión de la zona tratada y de la sensibilidad individual. Pueden ser
inespecíficas, locales, especificas y generales. Las acciones inespecíficas son comunes
a todos los tipos de aguas, así como el clima, el lugar… Los efectos generales serán
más intensos cuanto mayor sea la zona tratada. Los tipos de aguas son cloruradas,
sulfatadas, bicarbonatadas, oligominerales, ferruginosas, Carbogaseosas, radiactivas y
sulfuradas.

El agua por vía tópica tiene un efecto masaje, los efecto térmicos determinan un efecto
vascular como trófico, antiinflamatorio, analgésico, antiespasmódico y
decontracturante.

Los baños con agua a temperatura indiferente (35-37 ºC) son sedantes. Todo lo que se
aleje de la temperatura indiferente tendrá poder estimulante. La duración de la
aplicación puede se corta (estimulante) o larga (relajante).

La vía inhalatoria tiene efecto fluidificante, relajante de la mucosa bronquial y facilitan


la eliminación de excreciones.

Por vio oral, la podemos utilizar como tratamiento coadyudante o como tratamiento
principal.

AGUAS BICARBONATADAS

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Se consideran aguas bicarbonatadas las que tienen un residuo seco superior a 1 g/L y
tienen como componente aniónico predominante el bicarbonato, el componente
catiónico es variable.

Proceden de la reacción entre cloruro sódico y sílice, que se produce en el seno de la


Tierra en presencia de agua formándose inicialmente silicato sódico y luego
bicarbonato sódico de las aguas. Aportaran sílice que en mayor o menor proporción
figura siempre en este tipo de aguas.

Bicarbonatadas sódicas: suelen ser hipertermales por su origen profundo. Predomina


el bicarbonato y el sodio.

Bicarbonatadas cálcicas, magnésicas o alcalinotérreas: predomina el calcio (3 a 10


veces más) y el magnesio. Tienen una mineralización y alcalinidad más baja que las
anteriores. Baja mineralización y mediana alcalinidad.

Bicarbonatadas mixtas: bicarbonatos más diversos en aniones y cationes. Ambas


suelen ser frías por ser más superficiales.

Bicarbonatadas sulfatadas.

Bicarbonatadas cloruradas.

El pH debería ser siempre alcalino pero con frecuencia es próximo a la neutralidad o


ligeramente ácido por la presencia de gas carbónico. Suelen ser incoloras,
transparentes, inodoras, con sabor alcalino y con frecuencia son Carbogaseosas con un
sabor acídulo, alcalino si pierden el gas carbónico. Las de baja mineralización y
mediana alcalinidad suelen ser aguas de mesa.

Se administran por vía tópica (piel y mucosas fácilmente accesible), vio oral (aparato
digestivo: hipotónicas o diluidas) y por vía inhalatoria o atmiátrica (aparato
respiratorio).

Las acciones por vía oral son:

Bicarbonatadas sódicas: en el estomago neutralizan la acidez gástrica, lo que hace que


disminuya la acción de la pepsina (antiácida). Son fluidificante de la mucosidad
entérica, siendo excitotroficas y protectoras de la mucosa. Aumentan la secreción del
jugo pancreático y biliar. Aumenta la acción de la lipasa pancreática y de la bilis,

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mejorando los transtornos hepato-pancreáticos. Son protectoras de la célula hepática
con una acción colecistocinética.

Son alcalinizantes de la orina, mejorando la eliminación de sedimento y pequeños


cálculos. Favorecen la eliminación urinaria ya que son diuréticas. También tienen una
acción antiiflamatoria.

Bicarbonatadas cálcicas: tienen una acción antiácida con un poder neutralizante de la


acidez gástrica, pero es menor, lo que hace que haya una menor probabilidad de
hipersecreción gástrica reactiva. Son sedantes y antisecretoras locales a nivel
intestinal, son más diuréticas y aumentan la eliminación urinaria de ácido úrico.

Bicarbonatadas mixtas: tienen sodio, calcio magnesio, manganeso. Tienen las mismas
acciones que las anteriores según los minerales que contengan. Tienen acción
antiinflamatoria. Frías tienen acción a nivel digestivo, hepático y renal. Si son
hipertermales tienen efecto a nivel del aparato locomotor.

Bicarbonatadas sulfatadas: son menos neutralizantes de la acidez gástrica,


disminuyendo la probabilidad de hipersecreción gástrica reactiva. Retienen agua en la
luz intestinal aumentando el volumen y la estimulación peristáltica. Son
antiinflamatorias.

Bicarbonatadas cloruradas: tienen un efecto colagogo, aumentando la expulsión de la


bilis por la vesícula biliar, aumentando la excreción de colesterol y ácidos biliares. Se
disminuye el colesterol plasmático.

Las indicaciones por vía oral son:

Aparato digestivo: en situación de hipersecreción e hipermotilidad cuando es de origen


funcional, en casos de gastritis primaria y estados dispépsicos. En hernia hiatal
incipiente no quirúrgica facilita la evacuación gástrica. En alteraciones del tono y la
motilidad intestinal como procesos dispépticos y enterohepáticos, colecistitis,
discinesias biliares, colitis…

Sistema urinario: cura de diuresis sobre la inflamación de las vías urinarias,


calculosis… También actúa sobre la hiperuricemia.

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Las indicaciones por vía tópica son las hipertermales en procesos osteoarticulares,
reumatismos crónicos… Las bicarbonatadas cálcicas están indicadas en dermopatías
y ginecopatías.

La técnica de administración por vía tópica son aplicaciones generales y locales. Por
vía respiratoria son inhalaciones, aerosoles…

Por vía oral se aplican en forma de bebida: 100-200 mL varias veces al da, en ayunas,
antes de comer y de cenar, con una dosis diaria de 1000-1500 mL, durante dos o tres
semanas.

Las contraindicaciones son: en procesos agudos en general, insuficiencias orgánicas


descompensadas, hipertensión grave, tuberculosis, tumores y en dificultad urinaria.

AGUAS CARBOGASEOSAS

Son aguas Carbogaseosas, carbónicas o aciduladas las que tienen niveles de carbónico
libre por encima de los limites establecidas por organismos oficiales. El Código
Alimentario Español y el reglamento de aguas envasadas dicen que son aguas
aciduladas las que tienen más de 250 mg/L de CO2 libre.

El CO2 de las aguas mineromedicinales puede encontrarse libre independientemente


de la mineralización, que se mantiene independiente de toda unión para formar sales.
También puede estar hidratado en forma de ácido carbónico, que no es libre y está en
equilibrio con los restantes componentes, con elevada facilidad para unirse con sales
fuertes: carbonatos y bicarbonatos.

El CO2 libre da el sabor acídulo. Suelen ser aguas frías. A medida que aumentamos la
temperatura se libera en forma de burbujas el gas y se facilita la acción disolvente del
agua de sales de hierro, calcio, etc. Su mineralización suele ser baja (hipotónica).

Liberan espontáneamente burbujas de gas. Su mineralización y temperatura suele ser


baja y son con frecuencia hipotónicas, utilizándose como aguas de mesa.

Se administran por vía oral en forma de bebidas, por vía tópica en baños de agua
carbogaseosa inhalándose el CO2 desprendido del baño. También hay baños de gas
seco e inyección subcutánea de gas seco.

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Por vía oral hay una acción a nivel local sobre el aparato digestivo y a nivel general
por la absorción, siendo más fácil si son isotónicas e hipotónicas con una diuresis
importante que disminuye con las isotónicas. Es difícil la absorción si son hipertónicas,
atrayendo agua al intestino, por lo que son laxantes o purgantes.

En forma ingerida se produce un mayor consumo como aguas de mesa que se suelen
ingerir con las comidas, facilitando la ingestión, estimula la mucosa y el apetito.

En la boca tienen una acción anestesiante de la mucosa bucal tras corta fase de
contacto, disminuyendo la capacidad gustativa y de los sabores. En el estomago
estimula y equilibra la secreción del jugo gástrico y de la motilidad gástrica. Produce
una vasodilatación de la mucosa que la hace más receptiva, con lo que hay mejor
absorción.

A nivel intestinal, en los primeros sectores, estimula las secreciones y el peristaltismo


y facilita la salida de bilis al intestino. También se produce una vasodilatación, que
hace a la mucosa más receptiva.

En el nivel renal hay efectos por la mayor absorción intestinal y por la acción
alcalinizante de la orina. Es diurética en ayunas.

Mejora la absorción, tiene una acción diurética.

El CO2 es eliminado mediante el eructo y por las vías respiratorias una vez absorbido.
La ingestión de agua carbogaseosa modifica poco el contenido de gas carbónico en el
medio interno.

Por vía tópica tiene un poder estimulante de los receptores cutáneos que disminuye la
temperatura indiferente a unos 33 ºC y aumenta la tolerancia a la temperatura. También
tienen efectos mecánicos y térmicos. Produce vasodilatación periférica, disminuyendo
la resistencia vascular y facilita la actividad cardiaca. Son hipotensoras y producen
ligera bradicardia. Las hipergaseadas a 28-32 ºC son hipertensoras. Cuando son menos
gaseadas e isotérmicas y calientes (35-38 ºC) son hipotensoras. Por vía tópica tienen
una acción diurética, con una acción mecánica sobre la zona renal, con vasodilatación
renal, mejor circulación, acción diurética que es más efectiva a las tres horas de la
balneación.

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Por vía inhalatoria aumenta la ventilación pulmonar, son sedantes y puede producir
cefalea.

Parece que por vía cutánea también se absorbe el CO2. Están indicadas por vía tópica
en el aparato cardiovascular y aparato locomotor y por vía orales en dispepsias
hipoclorhídricas sin dilatación gástrica e hipotonía gástrica sin lesión orgánica.

La técnica de administración por vía oral es en las comidas o en ayunas si se quiere un


mayor aporte diurético. En la vía tópica hay que evitar la inhalación de CO2 por
producir cefaleas. La temperatura por vía tópica debe iniciarse a 35-36 ºC para subir o
bajar progresivamente. La duración del baño debe ser de 6-10 minutos para aumentar
según la tolerancia. En el baño la persona debe estar lo mas quieta posible para facilitar
el reposo de la burbuja sobre la piel. Después conviene hacer reposo.

Esta contraindicada en afecciones arteriales en fase evolutiva, tromboangeítis


subagudas, insuficiencia coronaria e infartos agudos y los 6 meses siguientes,
hipertensión maligna, descompensación cardiaca, hemorragia cerebral, estados
generales deficitarios y en afecciones digestivas que la hagan intolerante. (11)

AGUAS SULFURADAS O SULFÚREAS

Las aguas sulfurosas, llamadas también hepáticas, tienen olor de huevos podridos, son
claras, blandas y untuosas al tacto, de sabor salado muy desagradable;
su temperatura es fría o caliente, de 21° a 75° C, pero por lo general caliente, y
sus principios mineralizadores son el ácido sulfhídrico, los sulfuros, los hidrosulfatos,
etc. Dan un precipitado negro con las soluciones de plomo y de plata, y un precipitado
amarillo con la solución de tártaro emético.

Las aguas sulfurosas ejercen una acción particular sobre el sistema cutáneo y linfático;
son empleadas, tanto interna como externamente, en las enfermedades de la piel, en
los catarros pulmonares y estomacales, asma, escrófulas, ingurgitamientos de las
glándulas linfáticas, reumatismos crónicos, gota, parálisis, anquilosis, etc.

El hidrógeno sulfurado es el principal responsable de la actividad de estas aguas,


conjuntamente con otros muchos componentes de las mismas. Su principal forma de
absorción es a través de la piel y de las mucosas de los aparatos respiratorios y
digestivos para llegar al torrente circulatorio y distribuirse por todos los órganos de

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la economía, tomando parte de los procesos de oxidación y reducción, que definen sus
actividades principales.

Otra peculiaridad de este tipo de aguas es su posible actividad radiactiva, la presencia


de materia orgánica soluble y organizada, como diversas clases de algas
y bacterias saprofíticas (sulfobacterias), también se alteran fácilmente con el contacto
del aire, al precipitar los compuestos sulfurados, por lo que deben ser utilizadas al pie
del manantial o en un lugar próximo, o cumplir con el requerimiento para su traslado.

2.2 Propiedades físicas

Desde el punto de vista de las propiedades físicas generales de las aguas sulfuradas se
distinguen por su olor característico a huevo podrido (atendiendo al contenido de ácido
sulfhídrico y su contacto con el aire), el sabor depende del resto de los elementos
mineralizantes, la untuosidad esta en relación con la presencia de sulfurarías, en
grandes volúmenes toman un color amarillo-verdoso o azulado, de acuerdo con el
grado de oxidación del azufre. La temperatura varía grandemente de un tipo a otro de
aguas sulfuradas y la radiactividad es más frecuente en las sódicas que en las demás.

Propiedades medicinales

Las aguas minero medicinales sulfuradas tienen acción estimulantes, mejora la


permeabilidad vascular, mejoran el trofismo tisular, son antianafilácticas y antitóxicas.
Tienen actividad antibacteriana, (bactericidas y bacteriostáticas), ligeramente
antiácidas y antipeptídicas.

Estimulan el peristaltismo intestinal, tiene efecto colerético, disminuyen ligeramente


la tensión arterial por su acción vasodilatadora periférica, expectorante, tonificante de
la musculatura lisa del árbol respiratorio y producen sedación de la hiperestesia.

Disminuyen las reacciones hiperergícas, son antinflamatorias, liberadoras de


corticosteroides y estimulan la producción de insulina provocando hipoglicemia y con
aumento de las reservas glucogénicas, hepáticas y musculares y aumentan
los grupos sulfhídricos de los genitales, son reconstituyentes y activadoras importantes
de los procesos vitales. Por todo ello las aguas minerales sulfuradas se indican para el
tratamiento y profilaxis de las enfermedades siguientes:

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• Artrosis, artritis, artrosis deformativa, artritis reumatoidea, poliartritis , entre otras.

• Enfermedades de la piel: ante cualquier tipo de dermatosis, dermatitis alérgica,


acné, eczemas, psoriasis.

• Enfermedades neurológicas: neuritis, neuralgias, radiculitis, secuelas


de accidentes vasculares encefálicos.

• Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, convalecencia de infartos cardiacos.

• Intoxicación crónica por metales pesados como: plomo y mercurio, bismuto.

• Enfermedades de las vías respiratorias superiores, rinitis, bronquitis, asma


bronquial.

• Procesos de irritación crónica como: gingivitis, gastritis crónica, enterocolitis, entre


otras.

• Enfermedades ginecológicas como: anexitis crónica y aguda, endometritis,


esterilidad primaria y secundaria.

Principales contraindicaciones

Son contraindicaciones de estas aguas las mismas que para las aguas minero
medicinales en general, se debe tener especial precaución, en los brotes agudos de las
afecciones crónicas a tratar en los estados de irritabilidad anormal y en los estados
psicóticos. (12)

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