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Criterio

1.-Regla o norma conforme a la cual se establece un juicio o se toma una


determinación.
"falta de criterio; criterio de selección de candidatos"
2.-Opinión, juicio o decisión que se adopta sobre una cosa.
"según el criterio del árbitro, no hubo falta en la jugada"
Las crisis son buenas, dependiendo de cuál es tu percepción sobre las mismas. La
palabra crisis del verbo griego KRINEIN, que significa: separar o decidir. El
termino crítico, que deriva de crisis, si es correcto. CRITERIO es un razonamiento
adecuado, los griegos le daban cuatro significados a esta misma palabra:
1.- Momento culminante que tiene una enfermedad
2.- Una contienda o lucha
3.- Una elección
4.- Un juicio
Es decir, una crisis es el fin de un momento culminante de la vida que tiene un
proceso muchas veces dificultoso, que requerirá de una elección. Siempre
producirá un cambio radical, bueno o malo. Si la resolvemos nos lanza en un
futuro mejor. Muchos no viven sus sueños por estar viviendo sus miedos, sus
frustraciones y sus odios.

Doxa y Episteme

En esta ocasión vamos a tratar las definiciones sobre Episteme y Doxa, las cuales son
importantes acercamientos hacia la definición del conocimiento y su clasificación.
Platón formula una diferencia muy importante entre ambos términos, para él Episteme
es el auténtico conocimiento, es decir el conocimiento científico y se contrapone a la
Doxa que sería la creencia, opinión, noción etc. (Peñaloza 1995, citado por Ñaupas et
al, 2013).

Bajo estos aspectos, tanto la Episteme como la Doxa tienen diversas características
que a continuación vamos a revisar. En primer lugar, la Episteme es: objetivo,
universal, necesario y fundamentado; por lo tanto, este conocimiento está apoyado por
evidencias demostrables, está probado científicamente. En resumen, la Episteme es el
conocimiento científico (ibid.).

Con respecto a su contraparte; la Doxa representa la subjetividad, lo que no está


comprobado, las creencias etc.; en ese sentido la opinión es “el conocimiento vulgar
que poseen la mayoría de personas, de manera empírica, espontánea, a través de la
experiencia cotidiana, de la interacción social” (ibid.: 34).
Sin embargo, puede haber casos en los cuales algún conocimiento comienza como una
creencia u opinión (Doxa) y luego es comprobado científicamente convirtiéndose en
Episteme.

Dentro de la Doxa podemos considerar la creencia de la gente en los horóscopos, la


lectura de cartas, las pitonisas y en general la superstición; como dato importante, se
sabe que Platón detestaba a Doxa, pero aún más a aquellos a los cuales llamaba
Doxóforos, es decir simples opinadores, o gente que se hacía pasar por conocedora,
pero sus conversaciones no pasaban de ser simples charlas sin sentido.
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El criterio es la norma, regla o pauta, que determinada persona seguirá para conocer la verdad
o falsedad de una cosa o cuestión. Por ejemplo, en el caso que yo me disponga a llevar a cabo la
decoración de mi casa nueva, decidiré escoger como regla o pauta para llevar a cabo la misma una
cuestión histórica, es decir, me guiaré por los patrones que en decoración imperaban en
determinada época, como la década del cuarenta. Entonces, llevaré a cabo la decoración siguiendo
estrictamente las propuestas y buscando los representantes más característicos: escritorios, camas,
sillones, mesas, etc.

El criterio, entonces y ante todo, debe ser concebido como la capacidad o facultad de la cual
disponemos los seres humanos, sin excepción; la cosa luego pasa por quienes deciden utilizarla,
ponerla en práctica e ir moldeándola con el correr del tiempo y las experiencias y que nos permite,
por un lado, comprender las cosas, y a la vez formarnos una opinión acerca de esas mismas cosas.

Y así como sucede con la personalidad o el carácter, el criterio, cuando sea necesario de ser
aplicado, no en una cuestión tan trivial o frívola como la que expusimos de la decoración de una
casa, sino en aquellas inherentes a la moral, dependerá en gran medida de las enseñanzas y de las
vivencias de la persona que son en definitiva las que también contribuyeron a su formación.

Así, el criterio moral constituye un verdadero eje para la correcta disposición de la sociedad, así
como se la considera el real fundamento, en muchas ocasiones, de las leyes y el ordenamiento
jurídico de un Estado o una nación. La falta de uniformidad de criterio favorece la aparición de
contradicciones y malas interpretaciones. De este modo, si la constitución de un país habilita el libre
tránsito de sus ciudadanos dentro de sus fronteras, los factores que impiden el regulado ejercicio
de ese derecho no pueden ser avalados por otra normativa de menor jerarquía, ya que entrarían en
contradicción por diferencia de criterios.

Por otra parte, la aplicación de criterios representa un recurso muy utilizado en la actualidad en las
ciencias de la salud. Algunas enfermedades muy complejas o con síntomas muy variables entre los
distintos enfermos son verdaderos desafíos para el diagnóstico. Por lo tanto, en consensos de
expertos de todo el mundo se proponen verdaderos criterios diagnósticos, que deben cumplirse en
una mínima proporción para considerar que la enfermedad está presente. Un buen ejemplo es el
síndrome de intestino irritable, llamado aun popularmente "colon irritable", en el cual las
manifestaciones son muy versátiles; a tal fin, un grupo de investigadores reunidos en Roma
propusieron "criterios" para definir a la afección. Tras sus sucesivas modificaciones y
perfeccionamientos, hoy día se los conoce como criterios de Roma III.
De la misma forma, la interpretación plástica del reglamento de un deporte depende del criterio
personal e instantáneo de los jueces. Es lo que ocurre con el contacto del balón con la mano de los
futbolistas, en el cual el árbitro debe aplicar su criterio para concebir si se trata de un acto
intencional (en consecuencia, a ser penado) o bien de un hecho fortuito producto del azar del
movimiento.

Como vemos, el criterio aparece en la vida de todos los días, en formas variadas y llamativas, por lo
que no debe sorprendernos esta gran amplitud de ideas a la hora de definirlo.

... via Definicion ABC http://www.definicionabc.com/general/criterio.php

Los Criterios de la Conducta Humana


Blog de HUMANIDADES

A lo largo de su vida el hombre puede utilizar una enorme variedad de criterios orientadores para elegir su
propia conducta, aunque muchos de ellos no tengan que ver con la ética y la moral. Pueden distinguirse seis
niveles o tipos de criterio:

1. El placer y los instintos.

2. Las normas inconsistentes y el Super Yo.

3. La presión social.

4. Las normas morales y civiles.

5. Los valores apreciados por sí mismo.

6. El Yo Profundo.

1. El Criterio basado en el placer y los instintos. Con este criterio el hombre, desde niño, busca lo agradable y
evita lo desagradable, o sea, buscar placer y evitar dolor. Este nivel de placer instintivo, es el normal entre
niños y adultos que no han recibido una educación que les haya mostrado una apertura hacia otros valores
superiores. Pero tampoco hay que desechar por completo este criterio cuando se trata de escoger una
diversión, pasatiempo o un tema de conversación, ya que este nivel es un auténtico criterio que sirve como
orientación en muchos casos de forma legítima. El problema o el error por así decirlo es cuando se va a los
dos extremos, es decir, 1) el uso exclusivo de este nivel en cualquier situación de la vida, o 2) la eliminación
absoluta de este criterio, como si el placer fuera algo malo. Por el contrario, el placer es un valor sin duda
alguna ya que busca la satisfacción de las necesidades vitales del ser humano.

2. El Criterio basado en el Super Yo. Este criterio se reconoce con facilidad ya que el sujeto se deja orientar
rígidamente por ciertas normas o valores que las autoridades le han inducido desde la infancia. Y como son
desde la infancia esas normas y valores ya forman parte del inconsciente del sujeto y por esa razón tienen un
carácter autoritario, rígido, exagerado. De hecho, este tipo de criterio impide al sujeto de hacer excepciones
cuando se encuentra en una situación dudosa. La orientación que este experimenta ya es mecánica y ni el
mismo puede saber por qué tener que actuar por necesidad en determinado sentido o dirección. Existe un
gran conflicto entre el primer nivel y el segundo.

3. El Criterio basado en la presión social. Este reside en la absorción de todas las normas y valores que el
medio ambiente o sociedad influyen en el individuo en forma de "presión social". La guía de conducta dentro
de una sociedad es pues la moda y la propaganda. La presión social es la principal fuente que orienta y
empuja la conducta de las personas cultas. En muchas ocasiones esa conducta no tiene nada de objetable,
pero en muchas ocasiones la gente se pregunta se un individuo que actuó con cierta conducta, lo hico por
responsabilidad o por simple inercia, y si pudo haber actuado de manera diferente. Normalmente si
confundimos la "obligación" como la "presión social", pero la verdadera obligación es la que da origen a
méritos de carácter ético, o sea, no es la obligación que proviene del exterior, si no la que tiene que venir de
nuestro interior, la que uno se impone, de una autónoma y en función de los valores que hemos asimilado. Es
por esto que este criterio es muy generalizado y de escaso valor ético, sin embargo es superior a los otros
criterios debido a que se trata de una orientación consciente (aun que no siempre en su totalidad). Por
ejemplo: una persona usa un determinado tipo de ropa porque es lo que ve, está de moda o lo que oye en la
propagando; en cambio, no está consciente del origen de las normas y valores inculcados en su infancia por
los cuales puede llegar a ser muy puntual, muy aseado o muy ahorrativo.

Los tres niveles o criterios mencionados anteriormente son los que se podrían llamar básicos o de uso
generalizado. Los que se explicarán a continuación son de orden superior y mucho más valiosos para la Ética.

4. El Criterio Legal. Este consiste en orientar y dirigir la conducta por medio de normas y leyes establecidos
por terceros en algún código. En cierto aspecto este tipo de criterio resulta ser muy cómodo, pues uno puede
consultar la ley y decide conforme a ella sin mayor discusión. En atención a dicha ley o conjunto de normas el
individuo está dispuesto a contravenir lo que dicen a sus instintos, su inconsciencia (Super Yo) y la presión
social. Se puede decir que al hacer esto se tiene cierta garantía del valor de su conducta, sin embargo, el
apego y la fidelidad a la ley no constituyen la esencia del valor moral. Con esto podemos decir que pueden
llegar a existir verdaderas diferencias entre un código civil y un código moral, los cuales podrían quedar en
una verdadera contraposición. Por ejemplo puede existir una ley que permita el aborto, pero sin embargo, el
individuo en su código moral no lo permite, y podría regirse por ese criterio. O también una persona
condenada a varios años en prisión conforme a las leyes de su país, pero es inocente desde el punto de vista
de su propia conciencia moral. Con esto entendemos que existe una enorme variedad de criterios de orden
legal que pueden llegar a originar una verdadera confusión en la mentalidad de una persona. Pero el hecho de
que existan códigos escritos ofrecen la posibilidad de la amplia difusión de la ley con el mínimo de distorsión,
puede plantearse de manera universal y por tanto enseñarse y difundirse de generación en generación. No
hay que tampoco apegarnos tanto a este criterio, ya que al apegarnos a este criterio en realidad nos estamos
apegando en exceso a la letra y no al propio espíritu de la ley, es aquí donde surge el legalismo, que podría
ser considerado como la falla principal de esta ley.

Encontramos entonces defectos en los niveles anteriores (Super Yo y Legal) , los cuales son su rigidez y su
falta de adecuación a los casos singulares, cuyas características particulares no pueden ser tomadas en
cuenta por disposiciones de orden general. Pero no todo es malo, lo fuerte del nivel Legal es la apertura y su
capacidad de difusión de la ley.

5. El Criterio Axiológico. Este criterio se basa en los valores internamente percibido y apreciados como tales,
este criterio coincide con lo que se llama "actuar por propio convencimiento". Con este criterio una persona
puede descubrir algunos valores y los aprecia como tales, en función de esos valores puede juzgar su
situación y orientar su conducta, aún cuando tenga que ir en contra de las leyes, la presión social y sus
costumbres o instintos. Una propiedad notable de este criterio es la capacidad de eliminar aquellos conflictos
que puedan surgir en los niveles previos y actuar con serenidad y responsabilidad, pues su conciencia ya no
está dividida, sino que elige y actúa conforme a lo que el percibe como valioso. Por este motivo, su conducta
adquiere un valor ético. El criterio axiológico es el más adecuado para la Ética, ya que los cuatro niveles
anteriores pueden diferir con respecto a lo que la persona considera valioso en su fuero interior. Sin embargo
el criterio axiológico muestra algunos defectos. El primero es la limitación de los valores sustentados, una
persona normalmente descubre los valores que se practican en su ambiente, pero nada más, se tiene que
hacer uso del Yo Profundo (nivel 6) para ser capaz de vislumbrar un amplio horizonte de valores. El segundo
defecto es su individualismo, este criterio trata de una Ética individual y para que pueda ser colectiva se tiene
que hacer uso nuevamente del Yo profundo.

6. El Criterio basado en el Yo Profundo. Este criterio se caracteriza por que el sujeto se guía en sus
decisiones a partir de la percepción axiológica que se obtiene durante la captación de su Yo Profundo. El Yo
profundo es el núcleo del ser humano, es la persona, el plano del ser, difiere a lo del plano del tener, que son
las cualidades de la personalidad entre las cuales se encuentran el estatus, los conocimientos, el
inconsciente, el grado de inteligencia y belleza, etc. El Yo profundo es lo verdaderamente distingue a cada
individuo, ya que no reside en lo que se cree ser y valer. La importancia del Yo profundo destaca por varias
razones:

• Cuando una persona enfoca su Yo Profundo con los otros niveles de criterios el horizonte axiológico o
repertorio de valores se amplía, por lo tanto, el individuo puede actuar en función de otros valores más
profundos, elevados y comunitarios.

• La captación del Yo Profundo crea un mayor sentido de responsabilidad al tener una conciencia más clara
de su Yo como sujeto y autor de su conducta.

• También, esta captación permite el descubrimiento de los valores propiamente humanos, comunitarios y con
validez universal.

Con el uso del Yo Profundo, el valor moral de una persona puede quedar incrementado. Desde le punto de
vista práctico es importante tomar la actitud adecuada para poder captar al Yo Profundo y, con ello, al
conjunto de valores que allí están implicados.

Es importante destacar que debe existir una relación entre los seis criterios de conducta en la evolución de a
cada individuo ya que no es extraño que un bebé se instale en el criterio de los instintos y un niño de siete
años elija conforme al criterio del Super Yo, o que un adolescente se oriente principalmente por el criterio de
la presión social y sólo en función de cierta educación es posible saltar a los tres niveles superiores: la Ley, el
Valor y el Yo profundo. Esto no quiere decir que un adulto tenga que seguir un criterio determinado, lo
aconsejable es que dejen las decisiones importantes a los niveles superiores y las mayorías de sus
orientaciones cotidianas las dejen a cargo de los niveles inferiores. Es por esto que no debemos quedarnos
fijos en un solo nivel, y es recomendable usar la reflexión para revisar los hechos personales pasados y los
criterios utilizados, para así poder realizar una adecuación a nuestra conducta y que amerite un nivel superior.
La mejor manera de alcanzar estos niveles superiores es la meditación mediante la cual podemos captar y
asimilar los valore superiores y los comunitarios que influyen en la vida humana

5.1. Algunos criterios éticos


La Iglesia y las culpas del pasado.

Por: Comisión Teológica Internacional | Fuente: Catholic.net

En el plano moral la petición de perdón presupone siempre una admisión


de responsabilidad, y precisamente de la responsabilidad relativa a una
culpa cometida contra otros. La responsabilidad moral normalmente se
refiere a la relación entre la acción y la persona que la realiza; establece
la pertenencia de un acto, su atribución, a una persona o a varias
personas concretas. La responsabilidad puede ser objetiva o subjetiva:
la primera se refiere al valor moral del acto en sí mismo en cuanto
bueno o malo, y por tanto a la imputabilidad de la acción; la segunda se
refiere a la percepción efectiva por parte de la conciencia individual, de
la bondad o malicia del acto realizado. La responsabilidad subjetiva cesa
con la muerte de quien ha realizado el acto: no se transmite por
generación, por lo que los descendientes no heredan la responsabilidad
(subjetiva) de los actos de sus antepasados. En tal sentido, pedir perdón
presupone una contemporaneidad entre aquellos que son ofendidos por
una acción y aquellos que la han realizado.

La única responsabilidad capaz de continuar en la historia puede ser la


de tipo objetivo, a la cual se puede prestar o no una adhesión subjetiva
en cualquier momento de modo libre. Así, el mal cometido sobrevive
muchas veces a quien lo ha realizado a través de las consecuencias de
los comportamientos, que pueden convertirse en un pesado fardo sobre
la conciencia y la memoria de los descendientes.

En tal contexto se puede hablar de una solidaridad que une el pasado y


el presente en una relación de reciprocidad. En ciertas situaciones el
peso que cae sobre la conciencia puede ser tan pesado que constituye
una especie de memoria moral y religiosa del mal cometido, que es por
su naturaleza una memoria común: esta da testimonio de modo
elocuente de la solidaridad objetivamente existente entre quienes han
hecho el mal en el pasado y sus herederos en el presente. Es entonces
cuando resulta posible hablar de una responsabilidad común objetiva.

Del peso de tal responsabilidad se nos libera ante todo implorando el


perdón de Dios por las culpas del pasado, y por tanto, cuando se da el
caso, a través de la "purificación de la memoria", que culmina en el
perdón recíproco de los pecados y de las ofensas en el presente.

Purificar la memoria significa eliminar de la conciencia personal y común


todas las formas de resentimiento y de violencia que la herencia del
pasado haya dejado, sobre la base de un juicio histórico-teológico nuevo
y riguroso, que funda un posterior comportamiento moral renovado.
Esto sucede cada vez que se llega a atribuir a los hechos históricos
pasados una cualidad diversa, que comporta una incidencia nueva y
diversa sobre el presente con vistas al crecimiento de la reconciliación
en la verdad, en la justicia y en la caridad entre los seres humanos y en
particular entre la Iglesia y las diversas comunidades religiosas,
culturales o civiles con las que entra en relación. Modelos emblemáticos
de esta incidencia que puede tener un posterior juicio interpretativo
autorizado sobre la vida entera de la Iglesia son la recepción de los
concilios, o actos como la abolición de los anatemas recíprocos, que
expresan una nueva cualificación de la historia pasada en condiciones de
producir una caracterización distinta de las relaciones vividas en el
presente. La memoria de la división y de la contraposición queda
purificada y es sustituida por una memoria reconciliada, a la cual son
invitados a abrirse y a educarse todos en la Iglesia.

La combinación de juicio histórico y juicio teológico en el proceso


interpretativo del pasado queda unida aquí a las repercusiones éticas
que puede tener en el presente, y que implican algunos principios,
correspondientes en el plano moral a la fundación hermenéutica de la
relación entre juicio histórico y juicio teológico. Estos principios son:

a) El principio de conciencia. La conciencia, tanto como "juicio moral"


cuanto como "imperativo moral", constituye la valoración última de un
acto en relación con su bondad o maldad ante Dios. En efecto, tan sólo
Dios conoce el valor moral de cada acto humano, aun cuando la Iglesia,
como Jesús, pueda y deba clasificar, juzgar y en ocasiones condenar
algunos tipos de comportamiento (cf. Mt 18,15-18).

b) El principio de historicidad. Precisamente en cuanto cada acto


humano pertenece a quien lo hace, cada conciencia individual y cada
sociedad elige y actúa en el interior de un determinado horizonte de
tiempo y espacio. Para comprender de verdad los actos humanos y los
dinamismos a ellos unidos, deberemos entrar, por tanto, en el mundo
propio de quienes los han realizado; solamente así podremos llegar a
conocer sus motivaciones y sus principios morales. Y esto se afirma sin
perjuicio de la solidaridad que vincula a los miembros de una específica
comunidad en el discurrir del tiempo.

c) El principio de cambio de "paradigma". Mientras que antes de la


llegada del Iluminismo existía una especie de ósmosis entre Iglesia y
Estado, entre fe y cultura, moralidad y ley, a partir del siglo XVIII esta
relación ha quedado notablemente modificada. El resultado es una
transición de una sociedad sacral a una sociedad pluralista o, como ha
sucedido en algunos casos, a una sociedad secular; los modelos de
pensamiento y de acción, los llamados "paradigmas" de acción y de
valoración, van cambiando. Semejante transición tiene un impacto
directo sobre los juicios morales, aun cuando este influjo no justifica en
modo alguno una idea relativista de los principios morales o de la
naturaleza de la misma moralidad.
El proceso entero de la purificación de la memoria, en cuanto exige la
correcta combinación de valoración histórica y de mirada teológica, ha
de ser vivido por parte de los hijos de la Iglesia no sólo con el rigor que
tiene en cuenta de modo preciso los criterios y los principios indicados,
sino también con una continua invocación de la asistencia del Espíritu
Santo, para no caer en el resentimiento o en la autoflagelación y llegar
más bien a la confesión del Dios cuya "misericordia va de generación en
generación" (Lc 1,50), que quiere la vida y no la muerte, el perdón y no
la condena, el amor y no el temor. En este punto se debe poner
igualmente en evidencia el carácter de ejemplaridad que la honesta
admisión de las culpas pasadas puede ejercer sobre las mentalidades en
la Iglesia y en la sociedad civil, reclamando un compromiso renovado de
obediencia a la Verdad y de respeto consiguiente hacia la dignidad y los
derechos de los otros, especialmente de los más débiles. En tal sentido,
las numerosas peticiones de perdón formuladas por Juan Pablo II
constituyen un ejemplo que pone en evidencia un bien y estimula a su
imitación, reclamando de los individuos y de los pueblos un examen de
conciencia honesto y fructuoso, que abra caminos de reconciliación.

A la luz de estas clarificaciones en el plano ético se pueden ahora


profundizar algunos ejemplos, entre los cuales se encuentran los
mencionados en la Tertio millennio adveniente (cf. n. 34-3 6), en los
que el comportamiento de los hijos de la Iglesia parece haber estado en
contradicción con el Evangelio de Jesucristo de un modo significativo.

los criterios de verdad en la filosofía


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de

carlos mario pulido hernandez


el 11 de Septiembre de 2015
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Transcripción de los criterios de verdad en la filosofia
definicion

definen qué se entiende por "verdad" y nos ayudan a decidir si una proposición es
verdadera o falsa.
La aplicación de criterios de verdad a nuestros argumentos es una forma ética de
conocimiento. Cuando aprendemos a pensar en abstracto, durante la adolescencia,
aprendemos a guiar nuestro pensamiento por reglas lógicas
criterios que se pueden establecer
estos son algunos
-la autoridad.
-la tradición.
-la correspondencia entre el pensamiento y la realidad.
-la coherencia lógica.
-la utilidad.
-la evidencia.
-la intersubjetividad.
Nuestra inteligencia generadora produce gran cantidad de pensamientos, pero una vez
que se vuelven conscientes podemos aceptarlos tal como vienen, o someterlos a revisión,
es decir, a crítica. Para ello necesitamos algún criterio, que indague la certeza de nuestro
conocimiento cierto y los fundamentos en que se basa tal certidumbre.
La aplicación de estos criterios no nos garantiza le verdad de la teoría, pero nos sirve para
evaluar la fuerza de sus evidencias. La verdad no es patrimonio exclusivo de la ciencia,
como piensa mucha gente. La ética y la filosofía pueden también acceder a ella, aunque
el concepto de verdad científica y el de verdad ética son diferentes. Esto se debe a que su
verificación también lo es: las verdades científicas tienen como última referencia “lo que
hay”, y las verdades éticas “lo que sería bueno que hubiera”.
los criterios de verdad en la filosofía
La autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a quien
se concede crédito por su conocimiento de la materia.
La tradición. Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado
como verdadero y goza de un apoyo popular o institucional.
La correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Lo que pensamos será
verdadero si al comprobarlo coincide con la realidad empírica. Y como el pensamiento se
expresa en el lenguaje, el criterio consiste en establecer la adecuación o correspondencia
entre lo que se dice y lo que es. La comprobación experimental es una forma de buscar
esta adecuación
La coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático, que consiste en comprobar que
no existe contradicción entre los enunciados que pertenecen a un mismo sistema y que
éstos se derivan necesariamente de los axiomas o principios establecidos.
La utilidad. Un enunciado será verdadero cuando sea beneficioso y útil para nosotros,
cuando nos permita orientarnos en la realidad y avanzar en nuestras investigaciones.
La evidencia. Es el criterio fundamental. Es evidente lo que se nos presenta como
indiscutible, como intuitivamente verdadero, aunque a menudo sea necesario mostrarlo
mediante razonamientos. Según las fuentes del conocimiento, si atendemos a su origen,
podemos encontrar dos tipos de evidencia racional. Atendiendo a la razón se han
considerado evidentes los primeros principios como el de identidad (A es A) o el de no
contradicción (no es posible al mismo tiempo A y no A), y atendiendo a la sensibilidad son
evidentes los datos de los sentidos, por lo que hablaremos de evidencia racional o
evidencia sensible.
La intersubjetividad. Para que algo sea admitido como verdadero ha de ser aceptable
para cualquier sujeto racional. Este criterio se basa en la idea de que el conocimiento es
compartible por todos, no exclusivo de una persona en particular. Aunque es cierto que un
solo investigador puede defender la evidencia de una hipótesis científica, si ésta no es
aceptable públicamente por la comunidad no podrá ser admitida como verdadera. La
verdad no es algo privado, sino que requiere el consenso de la comunidad. La verdad
exige consenso en el sentido de que no es algo misterioso que esté reservado a unos
pocos o que sólo unos pocos puedan alcanzar.
criterios de la verdad

 Criterio de decisión
 Concepto

 Conceptos relacionados

 Para saber más…


 ÍNDICE
 > I. CONCEPTO
 > II. CARACTERÍSTICAS
 > III. TIPOS
 > IV. LOS MODELOS Y LOS CRITERIOS DE DECISIÓN

I. CONCEPTO

Proceso por el que se debe elegir entre varias alternativas posibles. Se trata de normas o
criterios mediante los cuales se analizan varias alternativas con el objeto de elegir una de
ellas. A través de ellos se intenta reducir la subjetividad que caracteriza a las decisiones.

II. CARACTERÍSTICAS

Los criterios de decisión suponen la consideración de cinco factores: las variables


observables, las informaciones requeridas, las características propias de la decisión en sí,
las acciones a ejecutar y los resultados de la decisión. Los cinco factores deben ser
contemplados de forma simultánea.

De acuerdo con lo anterior, un decisor racional realizará un proceso sistemático de


identificación del problema (lo que implica: vigilar constantemente el entorno de la
decisión a adoptar así como la evolución de las informaciones pertinentes, definir el
problema en función de las variables observadas y su estado, definir los objetivos asociados
a la toma de la decisión y analizar detalladamente los datos del problema) y un proceso de
solución del problema (lo que implica: proposición de soluciones alternativas, evaluación
de las consecuencias de las acciones asociadas a cada alternativa, elección de la alternativa
más conveniente y puesta en marcha de las acciones necesarias).

Decidir es la tarea más importante que se realiza en una organización. Se considera una de
las funciones básicas del manager o administrador. De tal manera esto es así que puede
definirse al manager como “aquel que toma decisiones”. Su tarea consiste en recoger la
información que considere útil, sopesar las dificultades, ver las posibles alternativas o
cursos de acción y por último, elegir aquella que en su opinión, ofrezca los mejores
resultados.

Una decisión se toma cuando se dan al menos las tres condiciones siguientes: insatisfacción
con la situación actual, motivación suficiente para actuar y, creencia en la capacidad para
cambiar la situación.

Cuando se adopta una decisión, esta suele basarse en los datos conocidos sobre el pasado,
pero bajo el prisma de las circunstancias actuales. Se establece por tanto una línea de acción
que dará lugar a un resultado en el futuro. Para llevar a cabo este proceso cabe hablar de
dos tipos de mecanismos: el analítico (supone un estudio sistemático y una evaluación
cuantitativa del pasado y el futuro) y el intuitivo (se basa en el presente pero abarca
recuerdos desordenados del pasado y estimaciones no cuantificadas del futuro).

Sería lógico suponer que solamente debería usarse el primero de los métodos pero existen
razones que avalan el uso de ambos: el método analítico es más lento y requiere un mayor
coste en tiempo y dinero, por eso no merece la pena usarlo en las decisiones menores; las
decisiones complejas encierran factores que o bien quedan fuera del alcance de las técnicas
analíticas actuales o son de imposible cuantificación; la intuición forma parte del repertorio
de conocimientos y habilidades del sujeto decisor y está fuertemente influenciada por el
juicio instintivo; y la intuición es capaz de recoger una serie de percepciones e intangibles
difícilmente explicables por otras vías. Por todo lo anterior, puede concluirse que, los
métodos analíticos deben emplearse siempre que sean técnicamente factibles y que su uso
esté justificado desde el punto de vista económico.

III. TIPOS

Los criterios de decisión pueden ser clasificados u ordenados en torno a una escala cuyo
principio sería la intuición pura y la experiencia, y el método científico puro u objetivo—
racional. Lógicamente lo habitual es utilizar métodos que combinen ambos sistemas, siendo
válido desde la intuición hasta el modelo de experimentación más sofisticado. Lo realmente
importante es crear una estructura racional cara a la posterior decisión, ayudando a
sistematizar y clarificar el proceso decisorio.

Los criterios para decidir parten generalmente de que todas las alternativas son conocidas
o se pueden conocer. Los métodos más utilizados son los siguientes:

 a) Técnicas de optimización bajo certeza: asumen que todas las alternativas y todos
sus resultados son conocidos. El problema es calcular que alternativa es la óptima
para una función objetivo dada.
 b) Técnicas de la teoría de decisión estadística: son técnicas que evalúan
matemáticamente los resultados potenciales de acciones alternativas en una
situación de decisión dada. Todas las alternativas y resultados se asumen como
conocidos, y el decisor tiene como objetivo la maximización de resultados.

IV. LOS MODELOS Y LOS CRITERIOS DE DECISIÓN

Las simulaciones, en muchas ocasiones se utilizan como alternativa a la realidad con vistas
a la toma de decisiones. Ésta se visualiza mediante modelos que se construyen, de tal forma
que reflejen la misma, pero no de una forma compleja, sino de una forma simple y sintética.

En realidad, siempre que se representa una situación suele crearse un modelo, existiendo
diversas clases de los mismos como son:

 a) Diagramas: son la representación esquemática de la realidad que indica


relaciones, flujos, posiciones, efectos, etc.
 b) Caja negra: se trata de modelos que no explican lo que sucede dentro de los
mismos, desconociéndose el proceso interno y conociéndose solamente aquellos
datos finales que resultan de su procesamiento dentro del mismo. También se les
conoce cómo modelos “entrada— salida”.
 c) Modelos causa— efecto: cuando en los modelos tipo caja negra se conoce la forma
en que se comporta la realidad y puede establecerse una relación de causa y efecto
entre las variables de entrada y salida, se está ante modelos que pueden expresarse
en forma matemática denominados de causa— efecto.
 d) Maquetas, mapas y planos: son modelos analíticos que tratan de representar la
realidad pero sin llegar a ser tan esquemáticos como los descritos anteriormente.
 e) Modelos virtuales: son modelos que por medio de vistas desde distintas
perspectivas u ópticas, pueden lograr una ilusión de la realidad como si se estuviera
ante aquello que se representa.
 f) Mapas conceptuales: consisten en una cierta cantidad de información
representada visualmente y que permiten entender con una sola mirada un
contenido complejo en cuanto a la cantidad de información que incorporan.

Algunos autores distinguen también entre modelos normativos (son los que se limitan a
describir una realidad), descriptivos (conciben una realidad mostrando cómo se debe
operar) y proscriptitos (que indican la manera de enfocar sistemáticamente un problema y
cómo tomar las decisiones).

También cabe distinguir entre modelos explicativos (son los que pretenden explicar una
idea o concepto) y aplicativos (son de aplicación de los modelos explicativos a una realidad
específica).

Por tanto, para ayudarse en la toma de decisiones, los managers deben utilizar modelos.
Los modelos son representaciones en términos lógicos de la realidad, existiendo
básicamente tres tipos:

 a) Físicos: son representaciones a escala de la realidad. Pertenecen a este tipo las


maquetas, los simuladores de vuelo, o los túneles de viento, que permiten simular
condiciones reales.
 b) Esquemáticos: son los constituidos por esquemas, diagramas o gráficos que
representan hechos reales o posibles cursos de acción futuros.
 c) Matemáticos: compuestos por ecuaciones y fórmulas matemáticas. Son más
concisos y admiten menos interpretaciones que los anteriores, pero también están
expuestos al error, toda vez que los datos que se usan no son, sino simulaciones de
la realidad (en ocasiones futura) y su veracidad es cuestionable.

María Romero Cuadrado

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