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haroldo cont1
Comencé esta nota exaetemonte cut1ndo
el ómnibus do la Chovaller reculaba on el
and6n N• 10 de la termlnal de Có<doba y
Undor ae alejaba en1re la gonte con una
mano en alto. saludando más bien al mun-
do. a todos loa que caminan y andan en
la gran noche argentina, entre la genio.
los gritos. el olor a ompanadas criollas y
la voz horrlblc de Corlltos Pueblo Rolén
que cantaba por milésima vez "El bom-
bero··. La 1e<mlna1 se achicó en el recu..
dro da la ventanilla como un Jslota do
aplftadas luces suspendido en la oswrldad
y entramos en la noche con un blando
sacudón de elásticos, gomas y amortiguo-
dore• y yo eché a correr por esta nota.
Pe.ro mientras m1 cuerpo avanzaba rumbo
a Balres a 120 km por hora mi cabeza
recorría el camino a lo Inverso. de manera
que calculo nos debimos cruzar más o me-
nos en Bell Vllle. Ahl me vi e mi mismo
pasor acelerado rumbo a Córdoba pregun·
tándome entre un bostezo y otro qué
diablos Iría e ver alll a la otra noche en
el Tcatrlno de la Universidad y si se Jus-
tiflcnbo en alguna forma quo recorriese
700 kll6metros nada má4 que para ver una
obra de teatro en medio da una ciudad
slttada. Ahora, de regreso. comprendo que
no tenfa otra formo de ver,la y que en
reallded la función. para fijar un tiempo,
habla comonzado on el momento mismo
que Maria Escudero me echó oquel tele-
grama y el telegrama vino hatte la puerta
de mi casa y a hora lntempeatlva, cuando
justament e me proparoba para sallr en
otra dirección, me ordenó: "los espcr•
mos tren Mitre a lea 10. Maria". No pre-
claebo el dio y la horn era mlls bien otro
motivo de confusión pero en eso justa-
mente vi el huesudo y brillante dedo del
destino. Dcaputls. ahora. comprendorla
que on ese mismo lnatante so había le-
vantado el telón y comenzaba la gran
función, "El fin del camino".
MI experiencia con el teotro es breve
pero más o menos alucinante. En 1956.
en lea Primeras Joml\das de Teatro leido
(loa primeras y laa Olt1mas) organizadas
por la Secretoria de Cultura de la ciudad
de Buenos Aires se leyó una obra mía
m.ts o menoa herm6tlca 11tu1ada "Examl·
nado". En mitad de la lectura y en el
momento que uno de los actores gritó
"¡Hijo de pula!" . un seftor de la platea sal-
tó como pateado por la butaca y pidió tam·
bién a los gritos un voto de censure para
la precitado Secretarla de C·iltura. P0<
aquel tiempo un hijo de puta en el t eatro
era relativamente una novedad. Recuerdo
que en medio del alboroto que siguió des-
~· mi tia, que era Hija de Maria o oigo
asl. estrujó un helado como al fueso el
cogote de una galllna chorreando crema
sobre su vestido rMs nuevo y mi tfo, que
se sintió tocado en el honor famlllar. des•·
fió al senor del voto que segura gritando
contra la Secretarla de Cultura. Se lm-
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la hermosa gente al
puso ol fin la llbertad de expresión y el
condenado del actor arrancó desde el mi..
mo hijo de puta cuando bien pudo aa~
tearlo por esa vez-. MI obra, en la votación
flnal, solió última. Pablo Palant me abrazó
a la salida y. contra toda esperanza. me
wguró un futuro de conquista cuando yo
en su lugar mo l\abrlo dicho que hiciese
un bonito fuego con todos los papeles.
Gracias. Pablo. No nos hemos visto desde
entonces pero Juro que Jamás olvidé cea
hermoaa exageración y que además la
tomó al pie de la letra. No M si fue un
favor exactamente pero por haber peral•
11do twe otros muchoa fracasos y algunas
alegrfas. como ésta de correr y corror en
la loca nocho todo fuego y ansiedad.
Febrero del 71. En una guagua pechodo-
ra ascendemos trabajosamente por verdes
laderas haste Topes de Collantes. en las
sierras del Eecambray. Entre otras cosas
vamos a asistir a uno representación del
Teatro del Escambray. A mi me da mb
bien en las pelotas, pues plenao en un es-
cenario, 1eloneo dascolorldos, roldas bam-
balinas. juegos de luces y todas esas coaos
de 10mero artificio que tienen tan poco
que ver con ol aire limpio y abierto que
vamos atravesando.. Poro cuando me quiero
acordar yo mismo estoy actuando en cierta Un cañero tucumano que aportó su
lonrui. Me ho sentado al borde de un claro testimonio si LTL.
en el bosque. entre coletos salvajes y do-
Hrantos helechos arborescentes y como valljot. Algo despu<!s vino Pepe Robledo.
quién no quiere la cosa después del su.. del LIBRE TEATRO LIBRE. y despu6a do
ve rasgueo do una guitarra los compene- discurrir por calles adormecidas fuimos a
ros. con fas mismas ropas de vida. comien- dar a una casita de la• afueras donde do•
zan (lo advierto recién al rato) a repre- partamos a Roberto y al rato comenzó •
sentar un cuento para niños de Onello congregarse la gente del LTL. Hablan te-
Jorge Cerdoso. la historia nace, sin ele- nido función le noche antes: con lleno. de
vaciones do telón, do la tierra. los árboles. manera que contaban ya con alg(ln dlnaro
el arroyo que corr e más abajo. Ea un y nos podian agasajar con un asado y vino
teatro, si no hay mlls remodlo que llo· de raspar. Sin notarlo. como en el Escamo
merlo asr. de la vida. Ademb del arre- bray. la función de vida estaba progresan-
bato de la historia sequé de ahl todas do. " El f inal del camino" hable comenz1do
les 01ras hernlOsas hletorias do Onello y en cierta manera. Con discos de fondo de
después, en lima. mi amistad con este la Violeta y uno muy bueno de la propia
magnifico cuentista. Aquel teatro. del cual Maria y otro muy loco de lea luthlcra,
Dahd Sfek. con quien compartimos cae los muchachos nos fueron enterando de
dia, habló muy bien on esta misma revista las novedados del teotro y de las nove-
(N• 6). me habla enriquecido. yo bajaba dades de Córdoba. que se combinaban y
de los Topea colmado de nuevos donas. conjugaban y que, a la noche. en tono
~se fue el segundo auceso en esta breve mayor. Jban a reaparecer de alguna forma
exporlcncla. El tercero lo eatoy viviendo en el trabajo del Teatrlno. Esto ea la cose.
todavfs y esta nota o 120 km por hora es Esa corriente común, osa lntereee16n. esa
una parte. una vida. Vida y teatro, teatro y vida,
Entromos o Córdoba en ta somnoflonta teavldo, todos revestidos y actuantes en
monona del domingo 20 de octubre. que un continuo. sin censuras. ni telones. ni
para mi reclt!n amanece. entre parodes actos. n1 entreactos. Nosotra. en ese mo-
abarrotadas de leyendas y rojos estrellas. mento éramos ciertos actores Invitados
En lo terminal no nabla nadie conocido, que entrébamos a participar de esa vida
por supuesto, pues habla quedado estable- Iluminada. Tan todo de ex profeso In altu
cido que nos esperaban en el Mitre. De ad hoc que con total naturalldod oauml
manora q-u~ de al U nos fuimos a lo de mi porte y me puse a hacer el asado.
Mallche legulumón que con su natural pues era el ec:tuante que esteban espe-
elegancia aupo dlslmu1ar muy bien el he- rando y aun concibiendo y yo les sall un
cho más o monos descabellado 'de apa- poeo de la cabeza. lo charla y el vino
recer en la puerta de su casa e e.s.a hora siguieron hasta el anochecer y en ese
con caras de sonámbulos y un par de punto, sin transiciones de notar. partimos