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CUARTA TESIS

La experiencia de la contradicción en lo cotidiano (tiempo de fecundidad y


aridez, de trabajo y de descanso, de dolor y de alegría) provoca la pregunta
por el Arché o principio ultimo de lo real. Parménides y Heráclito ofrecen
sus propios modelos, así como Empédocles y Anaxágoras.

 Explica cada uno de ellos. ¿Es posible una “armonía de los contrarios”?
Nació en Elea en la segunda mitad del siglo VI antes de Cristo. En Elea fundó
su escuela llamada Eleática. Fue orientado hacia la filosofía por el pitagórico
Aminia. Parménides se presenta en el ámbito de la filosofía de la (phisis)
como un innovador radical y en cierto sentido como un pensador
revolucionario. Con él la cosmología desde el punto de vista conceptual se
transforma en una ontología (teoría del ser). Pone su doctrina en boca de una
diosa que lo acoge benignamente.
Tres vías que indica la diosa (la verdad)
1. La de la verdad absoluta: el gran principio de Parménides que es el
principio mismo de la verdad (el sólido corazón de la verdad) el ser es y no
puede no ser; el no ser no es y no puede en modo alguno ser. La
argumentación que utiliza Parménides para este principio es muy simple:
todo lo que se piensa y se dice es.
Parménides habla de la primera grandiosa formulación del principio de no
contradicción, es decir, del principio que afirma la imposibilidad de que los
contradictorios coexistan al mismo tiempo, los dos supremos contradictorios
son el ser y el no ser.
Cualidades del ser: el ser es uno (Niega la multiplicidad de seres. Solo hay
un ser. Parménides a través de un razonamiento denominado por la vía de la
reducción al absurdo, sustenta la unicidad del ser). La inmutabilidad (el ser
no puede devenir, no puede cambiar, ya que sería aceptar el no ser). La
eternidad (el ser tiene que haber salido del ser o de la nada. De la nada no
puede salir. De sí mismo tampoco. Luego el ser es eterno, no ha tenido
principio ni tampoco tendrá fin).
2. La de las opiniones engañosas (la Doxa engañosa, es decir, la de la
falsedad y el error): la vía de la verdad es la vía de la razón (el sendero del
día), la vía del error es sustancialmente la de los sentidos (el sendero de la
noche). De hecho, los sentidos son los que parecen atestiguar el no ser en la
medida en que parece que atestiguan la existencia del nacer y del morir, del
movimiento y del devenir. El que camina por la vía del error no es solo aquel
que dice expresamente que el no ser es, sino también que cree que puede
admitir el ser y el no ser.
3. Una vía que podría llamarse de la opinión probable (la Doxa
probable): la diosa habla de una tercera vía que es la vía de las apariencias
probables. Según Parménides el error está en no haber entendido que los
opuestos deben pensarse como incluidos en la superior unidad del ser: los
opuestos son ambos ‘‘ser’’ intenta una deducción de los fenómenos
partiendo de un par de opuestos (luz y noche), pero afirmando que con
ninguna de las dos está la nada, es decir que los dos son ser.
Heráclito: vivió en Éfeso entre el siglo VI y el siglo V antes de Cristo.
Escribió un libro llamado sobre la naturaleza. Para este filósofo todo
evoluciona, todo se halla en un eterno cambio. Nada es. El devenir es el
aspecto más dominante del universo, presenta dos doctrinas.
La doctrina del todo fluye: Heráclito toma como punto de su reflexión este
principio: ‘‘todo se mueve’’ (todo fluye), nada permanece inmóvil y fijo,
todo cambia y se transmuta sin excepción. El devenir elimina el ser, las cosas
devienen, no son. Dice Heráclito: ‘‘no es posible bañarse dos veces en el
mismo río ni tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado’’.
La doctrina de la armonía de los contrarios: el devenir al que todo está
entregado se caracteriza por un continuo paso de un contrario a otro: las cosas
frías se calientan, las húmedas se secan, las secas se humedecen, el joven
envejece, el vivo muere y así sucesivamente. Dice Heráclito: ‘‘la guerra es
madre de todas las cosas y es reina de todas las cosas’’. La contienda mutua,
los contrarios se dan, el uno al otro, un sentido específico: ‘‘la enfermedad
hace dulce la salud; el hambre hace dulce la saciedad y la fatiga hace dulce
el reposo’’, ‘‘no se conocería ni siquiera el nombre de la justicia si no
existiera la ofensa’’ toda cosa, para ser, precisa de su contrario y es lo que le
da sentido.
Esta armonía y unidad de los opuestos son el principio y por lo mismo Dios
o lo divino. (Dios es el día y la noche, el invierno y el verano, la guerra y la
paz, la abundancia y el hambre).
Identificación del principio con el fuego y la inteligencia
Heráclito indicó además el fuego como ‘‘principio’’ fundamental y
consideró todas las cosas como transformaciones del mismo: el fuego
expresa de modo ejemplar las características del cambio constante del
contraste y la armonía.
Este fuego es como ‘‘rayo que gobierna las cosas’’; y lo que gobierna todas
las cosas es ‘‘inteligencia’’ y ‘‘razón’’ y ‘‘logos’’ es ley racional. Así se
asocia al principio de Heráclito la idea de inteligencia que en los de Mileto
resultaba apenas implícita.
En Heráclito surge ya una serie de apuntes con relación a la verdad y el
conocimiento. Es necesario estar en guardia en lo que respecta a los sentidos
porque estos se quedan en la apariencia de las cosas. Y así es necesario
guardarse de las opiniones de los hombres, que se basan en la apariencia. La
verdad consiste en captar, más allá de los sentidos, la inteligencia que
gobierna todas las cosas y Heráclito se consideró profeta de esta inteligencia.
Empédocles de Sicilia: nació en Sicilia 484/481 a. C. y murió cerca del
424/421 a. C. Desarrolló una explicación del universo como originado a
partir de cuatro principios, elementos o raíces (arché): tierra, aire, fuego y
agua. Estos elementos son las raíces de todas las cosas, RIZOMATA-raíz:
pantos-todo. Todos los seres de la naturaleza se deben a que estos cuatro
elementos se mezclan y se vuelven a separar, por lo tanto, nacimiento y
muerte no existen y lo que los hombres han llamado con esos nombres no es
sino mezclarse y disolverse estas sustancias que permanecen eternamente
iguales e indestructibles.
La amistad y el odio como fuerzas motrices, su dinámica y sus efectos
Las fuerzas que unen y separan estos elementos y que dan origen a los
distintos seres del mundo son el amor y el odio (atracción y rechazo). Cuando
predomina el amor o la amistad los elementos se reúnen en unidad; cuando
predomina la discordia se separan.
Anaxágoras: nació en Clazómene Asia menor y fue el primero en llevar la
filosofía a Atenas, la ciudad en la que, después de él, alcanzaría su más alto
florecimiento.
Sostiene que un solo elemento no puede convertirse en todo lo que vemos en
la naturaleza. Anaxágoras opina que la naturaleza está hecha no de uno ni de
cuatro elementos, sino de muchas piezas minúsculas, invisibles a los ojos, en
cantidades ilimitadas y diferentes cualitativamente. A esas partes mínimas,
que contienen algo de todo y que están en todo, él les llama gérmenes o
semillas.
Pero estas semillas estaban en un primitivo caos que solo ha podido ser
ordenado por el espíritu (Nous) que él imaginaba pensante, racional y
todopoderoso, pero impersonal, la inteligencia, la mente, el Nous (Espíritu o
entendimiento). Anaxágoras fue, según Diógenes, el primero que a la materia
añadió la inteligencia. La mente es el principio del orden, pero también el
principio de la animación y de individuación de las cosas que constituyen el
orden armónico del universo.

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