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Cine y Filosofía PDF
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Equipo
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CINE Y FILOSOFÍA
Secretario de Educación
Lic. Juan Carlos Tedesco
Coordinación ejecutiva
Martín D'Ascenzo
Supervisión
Patricia Bavaresco
Corina Guardiola
Mercedes Potenze
Claudia Rodríguez
Adriana Santos
Teresa Socolovsky
Verónica Travi
Producción editorial
Viviana Ackerman
Raquel Franco
Karina Maddonni
Adriana Martínez
Sergio Luciani
Mario Pesci
Nora Raimondo
Liliana Santoro
Agradecemos especialmente a Raquel Gurevich, Beatriz Masine, Javier Trímboli. Expresamos asimis-
mo nuestro agradecimiento por la lectura crítica de los módulos a los siguientes profesores de nivel
medio: Matilde Carlos, Sergio Carnevale, Horacio Fernández, Marcela Franco, Emilce Geoghegan,
Rubén Guibaudi, Julián Insúa, Gertrudis Muchiute, Claudia Paternóster, Andrea Paul, Mónica
Pianohoqui, Gustavo Ruggiero, Alfredo Sayus, Adriana Valle.
Estimados colegas:
Cordialmente,
Lic. Daniel Filmus
Filosofia Preliminares.qxd 12/12/07 11:19 PM Página 6
Equipo multimedia de apoyo a la
enseñanza
La cultura audiovisual es mirada muchas veces con recelo por la escuela, cuya cotidianeidad
transcurre entre escrituras y lecturas. Sin embargo, los avances producidos en el pensamien-
to pedagógico y en cada uno de los campos didácticos sugieren que es posible favorecer los
procesos de aprendizaje en los alumnos introduciendo nuevos lenguajes en el ámbito esco-
lar.
Dado que el cine y otros medios de expresión visual han alcanzado un lugar destacado en la
cultura, pueden servir como vía propicia para acceder a las problemáticas cuyas múltiples
transformaciones afectan la vida cotidiana en las sociedades actuales y que se abordan como
objeto de conocimiento en la escuela.
Nos referimos a los medios audiovisuales como recursos para la enseñanza de contenidos pero
a la vez reserva espacio para realizar una alfabetización audiovisual en acto, en tanto el encuen-
tro que supone genera oportunidades de interacción entre los jóvenes y la imagen, en un
ambiente claramente marcado por la intencionalidad pedagógica.
El equipo multimedia de apoyo a la enseñanza que aquí presentamos, esta conformado por
ocho ciclos temáticos. Cada uno de ellos se compone de cuatro filmes y un cuadernillo para
el docente que profundiza los temas abordados en las películas, a saber:
Esperamos que este material acompañe el trabajo de los docentes y colabore potenciando los
procesos de enseñanza.
Índice
Presentación ............................................................................................................................. 11
Capítulo 1 ................................................................................................................................... 15
Matrix
Introducción
Primera consideración: pensar sobre lo impensado
Segunda consideración: ¿qué es una pregunta?
Tercera consideración: el sueño y la vigilia
Cuarta consideración: libertad y necesidad
Actividades
Bibliografía
Capítulo 2 .................................................................................................................................. 63
Corre Lola, corre
Introducción
Primera consideración: el animal que pregunta
Segunda consideración: ¿qué es el tiempo?
Tercera consideración: virtud y fortuna
Actividades
Bibliografía
P R E S E N T A C I Ó N
Presentación
Con este cuadernillo buscamos ofrecer De allí que la filosofía podrá ser enten-
al docente una vía activa y creadora para dida entre nosotros como una resistencia
transitar un territorio ciertamente desregu- cierta frente a problemas, no para disolver-
lado, fronterizo y muchas veces desértico, los como tales en tanto irreales, ilusorios,
como es el espacio curricular de Filosofía. imposibles o bien irresolubles, sino más
En virtud de ello no tenderemos aquí a asi- bien para comprenderlos en su carácter
milar esta situación con pesimismo y problemático. Con ello daremos lugar a la
melancolía sino tan sólo a proponer un irrupción de problemas que anuncian el
camino posible para construir una carto- advenimiento de lo imprevisto, de lo
grafía cuya superficie se genere en el movi- impensado, en el orden de lo cotidiano,
miento de la reflexión. Pues en el caso de la esto es, de acontecimientos que abren cami-
filosofía no se tratará de permanecer inmó- nos, des-estructurando los ya existentes,
viles en la quietud, sino de afirmarnos en vigentes y conocidos. La filosofía invitará
un continuo movimiento. Y será en este en este punto a sustraerse al orden estable-
movimiento reflexivo de retorno sobre sín- cido de las cosas. Fue en este sentido que
tomas y malestares que asimilamos bajo la Michel Foucault definió la filosofía como
forma de problemas que encontraremos lo la arenosa extensión de lo impensado. Por
propio del oficio filosófico. ello, invitamos a los docentes a una estan-
cia crítica y reflexiva en este laberinto de
problemas sin entrada y sin salida al que
damos el nombre de filosofía.
1 G.W.F. Hegel, Ciencia de la lógica, trad. Augusta y Rodolfo Mondolfo, Solar / Hachette, Buenos Aires, 1968,
p. 33.
C A P Í T U L O 1
Matrix
Primera consideración:
pensar sobre lo impensado
intentado siempre romper con el sentido con la misma necesidad la historia; es decir,
establecido para dar espacio al sin-sentido, o que sólo en la madurez de la actualidad apa-
bien para finalmente sistematizarlo bajo una rece lo ideal frente a lo real, y erige a este
nueva forma o estructura, o bien para inten- mismo mundo, aprehendido en su sustan-
tar describirlo como tal, como no-sistemati- cia, en la figura de un reino intelectual.
zable. Así, lo imprevisto, lo impensado, apa- Cuando la filosofía pinta su gris en el gris ya
recen ante la filosofía como algo por pensar, una figura de la vida ha envejecido y con el
algo por hacer, esto es, una tarea. En este gris no se deja rejuvenecer, sino sólo cono-
sentido, el filósofo francés Michel Foucault cer; el búho de Minerva inicia su vuelo a la
definía la filosofía como la arenosa exten- caída del crepúsculo.”2
sión de lo impensado.
Con todo, es importante señalar que esta
suerte de resistencia reflexiva que se lleva ade-
lante en la arena de la filosofía siempre es GEORGE WILHEIM FRIEDRICH HEGEL (1770-1831)…
posterior a la irrupción de los acontecimien-
tos imprevistos e impensados en nuestra expe- …nace en Stuttgart y estudia teología en Tubinga con Hölderling. Luego,
es preceptor en Berna desde 1794 a 1797, y en Frankfurt desde 1797 a
riencia cotidiana. De allí que podemos, en 1800. Después de este período se traslada a Jena, donde ejerce como
este punto, recordar aquellas palabras finales profesor en la universidad, y tiempo más tarde a Heidelberg y luego a
de la “Introducción” a Fundamentos de la Berlín, donde su pensamiento se convierte no sólo en la moda institucio-
nal de aquel entonces sino que culminará en la consolidación de uno de
filosofía del derecho de Hegel, que expresan los sistemas filosóficos más importantes de la historia de la filosofía.
en una metáfora el retardo o posterioridad Muere en una epidemia de cólera.
de la reflexión filosófica respecto de aquello El pensamiento de Hegel erige a la filosofía como saber absoluto, pero
sería erróneo partir de este absoluto puesto que es un punto de llegada,
que se busca comprender y explicar. Esto es, la culminación de un recorrido ascendente de las ciencias a través del
el después de una nueva vuelta (re-) sobre la método dialéctico, proceso que se realiza mediante un progresivo cami-
flexión del acontecimiento: no de superación dialéctica, en el que lo que es superado queda a su vez
contenido como elemento constitutivo. Para Hegel, la historia misma se
Para decir aún una palabra sobre la ense- presenta como el paso evolutivo del espíritu, siendo cada momento un
ñanza de cómo debe ser el mundo, es obvio autodespliegue del espíritu absoluto, encaminado hacia su propia con-
por cierto que la filosofía llega siempre ciencia y libertad.
Algunas de sus obras más reconocidas son: Fenomenología del espíritu
demasiado tarde. Como pensamiento del (1807), La ciencia de la lógica (1816) y Enciclopedia de ciencias filosófi-
mundo aparece en el tiempo sólo después cas (1817). Además hay que señalar la gran cantidad de lecciones dicta-
que la actualidad ha consumado su proceso das sobre Filosofía de la Historia, Estética, Filosofía de la religión, etcé-
tera; editadas póstumamente en alemán entre 1832 y 1887.
de formación y se halla ya lista y terminada.
Esto, lo que enseña el concepto, lo muestra
2. George Wilhem Friedrich Hegel, Fundamentos de la filosofía del derecho, Siglo XXI, Buenos Aires, 1987, p. .
3 Así se refirió Aristóteles en su Metafísica al asombro y la admiración como principio del filosofar. Cf.
Aristóteles, Metafísica, Gredos, Madrid, 1992, pp. 76-7.
Entre los que citábamos más arriba, Karl entregados al acaso. Entonces sólo tenemos
Jaspers, en su escrito introductorio a la filo- que habérnoslas con las situaciones concre-
sofía, ha presentado de un modo muy claro tas, que manejamos a nuestro gusto y a las
este origen del filosofar en el que el hombre que reaccionamos actuando según planes en
deja de ser una cosa entre las cosas, para el mundo, impulsados por nuestros intereses
devenir en una existencia en cuyo camino de vitales. A las situaciones límites reacciona-
realización se ponen en juego múltiples fuer- mos, en cambio, ya velándolas, ya, cuando
zas y acontecimientos que la van dotando de nos damos cuenta realmente de ellas, con la
alguna forma. En este punto es que las situa- desesperación y con la reconstitución: llega-
ciones límites contribuyen a esa forma que mos a ser nosotros mismos en una transfor-
adquiere, en cada caso, lo humano: mación de la conciencia de nuestro ser.4
Estamos siempre en situaciones. Las Por último, los problemas que se suscitan
situaciones cambian, las ocasiones se suce- en la comunicación por medio de los distin-
den. Si éstas no se aprovechan, no vuelven tos lenguajes se vuelven también motores y
más. Puedo trabajar por hacer que cambie la orígenes del pensamiento filosófico, en tanto
situación. Pero hay situaciones por su esen- a través de ellos también irrumpe lo impre-
cia permanentes, aun cuando se altere su visto e impensado.
apariencia momentánea y se cubra de un En primer lugar, porque el lenguaje no
velo su poder sobrecogedor: no puedo dice exactamente lo que dice, sino que en cada
menos de morir, ni de padecer, ni de luchar, acto de lenguaje hay una pluralidad de sen-
estoy sometido al acaso, me hundo inevita- tidos y no una univocidad e identidad en el
blemente en la culpa. Estas situaciones fun- sentido. Existe más bien una lucha de senti-
damentales de nuestra existencia las llama- dos de la que resulta la imposición del más
mos situaciones límites. Quiere decirse que fuerte y el sometimiento cierto del más
son situaciones de las que no podemos salir débil. Para ofrecer una imagen de esto podrí-
y que no podemos alterar. La conciencia de amos servirnos de una escena de la vida coti-
estas situaciones límites es, después del diana. Una cierta persona llama por teléfono
asombro y de la duda, el origen, más profun- a nuestra casa con la intención de hablar con
do aún, de la filosofía. En la vida corriente nosotros. Se inicia la conversación y a los
huimos frecuentemente ante ellas cerrando minutos ya no tenemos intención de persis-
los ojos y haciendo como si no existieran. tir en el diálogo. Deseamos con fervor con-
Olvidamos que tenemos que morir, olvida- cluir la conversación; por eso, con la inten-
mos nuestro ser culpables y nuestro estar ción de no herir a nuestro interlocutor le
5 Antonin Artaud, El cine, Alianza, Madrid, 1992, pp. 49-50. Cf. Gilles Deleuze, “El pensamiento y el cine” y
“Cine, cuerpo y cerebro, pensamiento”, en La imagen-tiempo, Paidós, Buenos Aires, 2005.
Segunda consideración:
¿qué es una pregunta?
“Las preguntas no son nunca indiscretas. vives solo y por qué, noche tras noche,
Las respuestas, a veces sí.”
te sientas ante tu computadora. Lo bus-
OSCAR WILDE cas a él. Lo sé porque una vez yo estuve
buscando lo mismo y cuando él me
En esta segunda consideración tratare- encontró, me dijo que en realidad no lo
mos no sólo sobre las preguntas en el buscaba a él, lo que buscaba era una res-
ámbito de la filosofía y los problemas hacia puesta. Es la pregunta la que nos impul-
los que ellas conducen, sino también sobre sa, Neo. Es la pregunta la que te ha tra-
aquella interrogación que busca definir a la ído aquí. Conoces la pregunta, igual
filosofía misma. Para esto utilizaremos el que yo.
diálogo entre Trinity y Neo en la disco. Neo: ¿Qué es Matrix?
Trinity: La respuesta la encontrarás por
Trinity: Hola, Neo. ahí. Te está buscando. Y te encontrará
Neo: ¿Cómo sabes mi nombre? siempre que lo desees.
Trinity: Sé mucho sobre ti.
Neo:¿Quién eres? A través de este diálogo entre Trinity y
Trinity: Me llamo Trinity. Neo podemos señalar una cierta progre-
Neo: Trinity. ¿Así que eres Trinity? ¿pirate- sión respecto de los dos fragmentos que
aste la base de datos de Hacienda? utilizamos para la consideración anterior,
Trinity: Eso fue hace algún tiempo. ya que puede observarse en él cómo la pre-
Neo: ¡Vaya! gunta sobreviene a aquellos estados. Con
Trinity: ¿Qué? las preguntas, de cierta manera, esos males-
Neo: Bueno, creía que era un hombre. tares adquieren la forma de problemas.
Trinity: Todos los hombres lo creen. Con la pregunta ciertamente se abre un
Neo: Te introdujiste en mi computadora. camino de pensamiento. Sin embargo, la
¿Cómo lo hiciste? singularidad de las preguntas en el ámbito
Trinity: Verás, ahora sólo puedo decirte de la filosofía es que no solicitan una res-
que estás en peligro. Te he hecho venir puesta, sea afirmativa o bien negativa.
para avisarte. Podríamos pensar que la filosofía misma es
Neo: ¿Sobre qué? como una demora en el carácter problemá-
Trinity: Están vigilándote, Neo. Ellos te tico de las preguntas, que la filosofía es en
vigilan, Neo. todo caso un camino para permanecer en
Neo: ¿Quiénes? la pregunta. En el ámbito de la reflexión
Trinity: Calla y escucha. Sé por qué estás filosófica, si la pregunta tiene respuesta ya
aquí, Neo. Sé lo que has estado hacien- no persiste como tal, y, por tanto, abando-
do. Sé por qué apenas duermes, por qué na su carácter problemático. De allí que,
6 Cuando preguntamos por el qué de una cosa estamos traduciendo la interrogación latina quid est, de donde
procede la expresión quiditas, que podemos entender como “esencia”, “naturaleza”, “propiedad”, la cual pro-
viene a su vez de la forma griega tá estín.
Platón, Aristóteles, Epicuro, etcétera, no puesta por el sustantivo griego sophía, que
son satisfactorios ni conclusivos para ellos. entre sus significaciones posibles puede
Por supuesto que sus respuestas de cierta traducirse por “sabiduría”, y el adjetivo
manera confluyen problemáticamente en philós, “el que gusta”, “aficionado”, “aman-
la formulación de la pregunta como sedi- te”. Así, una posible traducción de philo-
mentos, pero no constituyen la última sophía es “afición a la sabiduría”, “amor a la
palabra sobre la pregunta y el problema sabiduría”. La versión latina (que sin duda
que ella transporta. es el esfuerzo de traducción de la lengua
griega), al volcar esta expresión, promovió
una distinción. De un lado, tradujo la
Sobre la pregunta acerca de qué es expresión sophía (sabiduría) por sapientia,
la filosofía y la palabra philosophia resultó un calco de
philosophía. Sin embargo, tanto en una
En el caso de la filosofía sucede algo palabra latina como en la otra hay un vín-
particular, ya que se trata de un saber que culo con la sabiduría. Pero en el caso de la
continuamente pregunta por sí mismo. En palabra “filosofía”, como advertirá el lector,
filosofía no sólo se pregunta continuamen- se señala una tendencia, la búsqueda, no la
te sobre distintos síntomas y malestares posesión. El philósophos es el que pretende
para volverlos problemas. También de la sabiduría, el que tiende hacia ella, preci-
modo reflexivo se pregunta por el saber samente por no poseerla. De allí que el
filosófico mismo, con lo cual queremos filósofo no sea el sabio (sophós), quien
decir que la filosofía no sólo ha pregunta- posee la sabiduría. Podríamos permitirnos
do sobre qué es lo real, la felicidad, el tiem- definir a la filosofía, tal como queremos
po, la libertad humana, etcétera, sino tam- presentarla nosotros, como el fervor amoro-
bién qué es la filosofía. De modo singular, so por la degustación de problemas.
la filosofía pregunta por la índole de su
existencia. Es un saber reflexivo respecto de
los problemas que asume como propios, y
también de la reflexión que continuamen-
te lleva adelante sobre sí misma, sobre su
derecho a la existencia.
Quizás un primer modo de comprender
la pregunta que la filosofía hace por la filo-
sofía misma sea acudiendo a la raíz de la
palabra. Como el lector sabrá, se trata de
una expresión de origen griego. Está com-
Tercera consideración:
el sueño y la vigilia
(lo aparente y lo real)
“Chuang Tsu soñó que era una mariposa Fragmento A
y no sabía al despertar si era Tsu que había soñado
que era una mariposa Choi: ¿Te ocurre algo? Estás más pálido
o una mariposa que ahora soñaba ser Tsu.” de lo normal.
Neo: Mi… computadora está… ¿Alguna
JORGE LUIS BORGES
vez has tenido la sensación de no saber con
seguridad si estás despierto o soñando?
Con esta tercera consideración ingre-
samos propiamente en la comprensión de Fragmento B
un problema de reflexión filosófica. Para Morfeo: ¿Alguna vez has tenido un
ello nos servimos de las metáforas del sueño, Neo, que pareciese muy real? ¿Qué
sueño y la vigilia. En un primer momen- ocurriría si no pudieras despertar de ese
to de esta tercera consideración tratare- sueño? ¿Cómo diferenciarías el mundo de
mos sobre el sueño y la vigilia, para luego, los sueños de la realidad?
en un segundo momento dentro de esta
misma consideración, vincular esas metá- Podríamos iniciar este pequeño recorrido
foras con los conceptos de lo real y de lo con uno de los primeros filósofos: Heráclito
aparente. Como en cada una de las consi- (544-484 a. C), al que llamaban “el Oscuro”
deraciones, nos serviremos, en primer por sus apariciones proféticas y enigmáticas,
lugar, de dos pequeños fragmentos de quien se sirvió en su pensamiento de las
Matrix en los que claramente irrumpe la metáforas del dormir y del despertar:
imagen del sueño como un extraño estado
de percepción de lo real. El primero de Aunque esta razón existe siempre, los
ellos es el breve diálogo entre hombres se tornan incapaces de
Choi y Neo. Curiosamente, comprenderla, tanto antes de
cuando Neo busca el programa oírla como una vez que la han
que le ha vendido a Choi, abre oído. En efecto, aun cuando todo
un libro falso, precisamente el sucede según esta razón, parecen
simulacro de un libro cuyo títu- inexpertos al experimentar con
lo es Simulacro y simulaciones, palabras y acciones tales como las
del filósofo francés Jean que yo describo, cuando distingo
Baudrillard (1929). El otro frag- cada una según la naturaleza y
mento es un momento del diá- Heráclito (1628) del muestro cómo es; pero a los
pintor Hendrick
logo entre Morfeo y Neo. ter Brugghen demás hombres les pasan inad-
7 Conrado Eggers Lan, “Heráclito” en Los filósofos presocráticos, Gredos, Madrid, 1986, pp. 356-357.
8 Cf. Platón, Fedón, Planeta DeAgostini, Madrid, 1999.
René Descartes
9 Michel de Montaigne, “La apología de Raimundo Sebond”, en Ensayos, II, Hyspamérica, Buenos Aires, 1984,
pp. 239-240.
po son míos? A menos quizá que me fiestamente que no existen indicios con-
compare con esos insensatos cuyo cerebro cluyentes ni señales lo bastante ciertas
está de tal modo turbado y ofuscado por por medio de las cuales pueda distinguir
los negros vapores de la bilis que asegu- realmente con nitidez la vigilia del sueño,
ran constantemente que son reyes, siendo que me siento realmente asombrado; y
muy pobres, que están vestidos de oro y mi asombro es tal que casi llega a conven-
púrpura, hallándose desnudos, o que se cerme de que duermo.
imaginan que son o cántaros o que tienen Supongamos, pues, que ahora estamos
un cuerpo de vidrio. Pero son locos y yo dormidos y que todas estas particularida-
no sería menos extravagante si me condu- des, a saber, que abrimos los ojos, que
jera según su ejemplo. Sin embargo, movemos la cabeza, que extendemos las
tengo que considerar aquí que soy hom- manos y cosas parecidas, no son sino fal-
bre y, por consiguiente, que suelo dormir sas ilusiones; y pensemos que quizá las
y representarme en sueños cosas iguales o manos y nuestro cuerpo no son tales
a veces menos verosímiles que estos como los vemos. Sin embargo, es preciso
insensatos cuando están despiertos. por lo menos reconocer que las cosas que
¡Cuántas veces no me ha sucedido de se nos representan en el sueño son como
noche soñar que me hallaba en este sitio, cuadros y pinturas que no pueden estar
que estaba vestido, que me encontraba formados sino a semejanza de algo real y
junto al fuego, aunque yaciera desnudo verdadero, y que así, por lo menos, estas
en mi lecho! En este momento me parece cosas generales, es decir, los ojos, una
que no miro este papel con ojos dormi- cabeza, las manos,
dos, que esta cabeza que muevo no está todo el resto del cuer-
adormecida, que a sabiendas y con pro- po, no son cosas ima-
pósito deliberado extiendo esta mano y la ginarias, sino verdade-
siento; lo que se presenta en el sueño no ras y existentes.10
parece de ningún modo tan claro ni tan
distinto como todo esto. Pero pensando
en ello cuidadosamente, recuerdo haber-
me engañado a menudo con parecidas Portada de las Meditaciones
metafísicas de
ilusiones, mientras dormía. Y detenién- Renato Descartes
dome en este pensamiento, veo tan mani-
10 René Descartes, Meditaciones metafísicas, en Obras escogidas, Sudamericana, Buenos Aires, 1967, pp.
217-8. Cf. René Descartes, Discurso del método, Colihue, Buenos Aires, 2004, y René Descartes, Principios de
filosofía, Alianza, Madrid, 1995. En la contrastación de los textos, el lector podrá advertir la importancia capi-
tal de la duda como punto de apoyo para la reflexión cartesiana.
totélica de lo real, desde los primeros filó- que tiene algún valor filosófico es el de
sofos hasta nosotros. Señala ya en el nominalismo y realismo; el juicio es
comienzo que todos, sabiéndolo o no, temerario, pero destaca la importancia de
profesamos una secreta simpatía por una esa controversia tenaz que una sentencia
tendencia o por otra. Que queriéndolo o de Porfirio, vertida y comentada por
no, somos platónicos o aristotélicos. Boecio, provocó a principios del s. IX,
Nuestro esfuerzo, en última instancia, que Anselmo y Roscelino mantuvieron a
sería des-cubrir nuestra propia tendencia. fines del siglo XI y que Guillermo de
Dice allí: Occam reanimó en el siglo XV.
Observa Coleridge que todos los hom- Como es de suponer, tantos años mul-
bres nacen aristotélicos o platónicos. Los tiplicaron hacia lo infinito las posiciones
últimos intuyen que las ideas son realida- intermedias y los distingos; cabe, sin
des; los primeros, que son generalizacio- embargo, afirmar que para el realismo lo
nes; para éstos, el lenguaje no es otra cosa primordial eran los universales (Platón
que un sistema de símbolos arbitrarios; diría las ideas, las formas; nosotros, los
para aquéllos, es el mapa del universo. El conceptos abstractos), y para el nominalis-
platónico sabe que el universo es de algún mo, los individuos. La historia de la filoso-
modo un cosmos, un orden; ese orden, fía no es un vano museo de distracciones y
para el aristotélico, puede ser un error o de juegos verbales; verosímilmente, las dos
una ficción de nuestro conocimiento par- tesis corresponden a dos maneras de intuir
cial. A través de las latitudes y de las épo- la realidad.12
cas, los dos antagonistas inmortales cam-
bian de dialecto y de nombre: uno es Aquí les pedimos a nuestros lectores
Parménides, Platón, Spinoza, Kant, que se representen una imagen en la que la
Francis Bradley; el otro Heráclito, filosofía es concebida como un círculo en
Aristóteles, Locke, Hume, William cuyo centro se sitúan los problemas, y los
James. En las arduas escuelas de la Edad distintos radios que se desprenden de
Media, todos invocan a Aristóteles, maes- aquel centro constituyen los diferentes
tro de la humana razón (Convivio, IV, 2), caminos seguidos por los diversos pensado-
pero los nominalistas son Aristóteles; los res para expresar sus pareceres respecto de
realistas, Platón. George Henry Lewes ha aquellos problemas. En el centro, en su
opinado que el único debate medieval esencia, los problemas son inalcanzables e
12 Jorge Luis Borges, “De las alegorías en las novelas” en Otras inquisiciones, Obras completas, II, Emecé,
Buenos Aires, 1989, pp. 123-124.
[anterior] ¿no tendría los ojos ofuscados tan a considerar críticamente nuestros
por tinieblas, al llegar repentinamente del hábitos, costumbres e ideas de las cosas.
sol? De allí que Sócrates le diga a Glaucón que
Claro que sí. la conversión y la liberación de los prisio-
Y si él tuviera que discriminar nueva- neros deben ser progresivas y de ningún
mente aquellas sombras en ardua compe- modo instantáneas, pues con ello se pro-
tencia con aquellos que han tenido siem- duce un efecto equiparable a la visión
pre cadenas, vería confusamente hasta directa del sol. Se trata de un proceso pro-
que los ojos se reacomodaran a ese estado gresivo de conversión, como en el caso de
y se acostumbraran [nuevamente], en un un camino de educación. En este punto,
tiempo nada breve, ¿no se expondría al cabe recordar la explicación de Morfeo
ridículo y a que se dijera de él que, por frente a la pregunta de por qué no libera-
haber subido hasta lo alto, se hubiese ban a todos los hombres, si tenían las
estropeado los ojos, y que ni siquiera valía herramientas adecuadas. Él explica que
la pena intentar marchar arriba? Y si sólo pueden liberar a los hombres y muje-
intentara desatarlos y conducirlos [hasta res de la Matrix antes de cumplir determi-
arriba], si pudieran tenerlo en sus manos nada edad, puesto que, si no, el cambio y
y matarlo, ¿no lo matarían? el shock serían demasiado fuertes y no
Seguramente.13 podrían soportarlos.
Al iniciar un pequeño comentario de Pero continuemos con el relato. Los
esta hermosa y abierta alegoría sobre las prisioneros de a poco empezarían a con-
visiones de lo real y la realidad, le pedimos siderar que aquellas sombras e imágenes
al lector que tenga presente el cuadro que de las cosas son meras apariencias de las
acabamos de reproducir. El relato se abre cosas reales, esto es, de las esencias, ideas
con la situación de estos individuos que o formas de las cosas, al igual que Neo
sin saberlo están encadenados observando progresivamente va afirmándose en su
imágenes y simulacros de las cosas. Ellos nueva visión de lo real. Pero la misión
confían en que lo que ven es lo real. Se del filósofo, una vez liberado de sus ata-
han habituado a ello. Y en virtud de ese duras, no es tan sólo la de salir de la
hábito ofrecerán toda la resistencia de la caverna, sino la de reingresar en ella para
que ellos sean capaces para continuar allí. liberar a los que siguen allí prisioneros.
Del mismo modo reaccionaba Neo en En el caso de Matrix, Neo no sólo se ha
Matrix. Así también reaccionamos convertido con la asistencia de Morfeo,
muchas veces nosotros cuando nos invi- sino que, vista la realidad tal cual, rein-
13 Conrado Eggers Lan, “Texto sobre la alegoría de la caverna” en El sol, la línea y la caverna, Colihue, Buenos
Aires, 2000, pp. 32-36.
Cuarta consideración:
libertad y necesidad
Con esta cuarta consideración elabora- Pitonisa: Te diría que te sentaras, pero de
mos la última reflexión sobre Matrix. De todos modos no lo harías. Y no te preo-
cierta manera alcanzamos con ella una inte- cupes por el jarrón.
gración de todas las consideraciones ante- Neo: ¿Qué jarrón?
riores. Se trata del problema capital de la Pitonisa: Ese jarrón.
triología Matrix, aunque nosotros aquí lo Neo: Lo siento.
tomemos siguiendo la primera parte. Para Pitonisa: Te he dicho que no te preocupa-
llevar adelante nuestra consideración nos ras. Le diré a uno de mis chicos que lo
servimos del diálogo entre Neo y la Pitonisa, arregle.
en el cual se pone una vez más en evidencia Neo: ¿Cómo lo sabía?
que para pensar hace falta dialogar. Pitonisa: Ohhh… lo que de verdad hará
que luego te devanes los sesos será…
¿Lo habrías roto si yo no te hubiese
dicho nada? No creí que fueras tan
guapo. Entiendo por qué le gustas a
ella.
Neo: ¿A quién?
Pitonisa: No eres demasiado listo. ¿Sabes
por qué Morfeo quería que me vieras?
Escena de la película The Matrix Bueno, ¿tú qué crees? ¿Piensas que eres
el Elegido?
Neo: Sinceramente no lo sé.
Pitonisa: Sé que eres Neo. Enseguida estoy Pitonisa: ¿Sabes qué significa eso? Es latín.
contigo. Significa ‘“Conócete a ti mismo”.14 Voy
Neo: ¿Usted es la Pitonisa? a confesarte un secreto. Ser el Elegido es
Pitonisa: Así es. No soy lo que te esperabas, igual que estar enamorado. Nadie te
¿verdad? Bien, ya casi están. Huelen dice si estás enamorado. Sólo lo sabes al
bien, ¿verdad? ciento por ciento de la cabeza a los pies.
Neo: Sí. En fin… Deja que te eche un vistazo.
14 Es curioso que la Pitonisa aquí haga referencia a esta sentencia del Oráculo de Delfos como latina, ya que
se trata de una afirmación cuyo origen es griego. Por otro lado, la proposición “Conócete a ti mismo” para los
griegos debía ser comprendida en el contexto de una más amplia: “Cuida de ti mismo”. El conocerse, en últi-
ma instancia, es tan sólo un momento del ocuparse de sí mismo. El cuidado de sí implica, en primer lugar, un
determinado modo de enfrentarse al mundo, de comportarse, de vincularse con los otros. En segundo lugar,
un modo de mirar, una cierta atención sobre el propio pensamiento y el de los otros. Finalmente, un determi-
nado modo de actuar en el que cada uno se hace cargo de sí mismo y resiste los embates de los otros. La prác-
tica filosófica de Sócrates procuró siempre poner estos elementos de manifiesto.
16 Platón, Apología de Sócrates, trad. Eggers Lan, EUDEBA, Buenos Aires, 1993, p. 127.
bora el pronunciamiento del Oráculo qué hacer en cada caso, sino tan sólo qué
acerca de su sabiduría dialogando con debía evitar. Así, Sócrates expresaba su
todos aquellos que él mismo consideraba libertad aceptando la necesidad, el desti-
sabios. Y es allí entonces que descubre en no, que le imponía esta divinidad inte-
qué particular medida él los aventaja en rior. Actuaba libremente toda vez que
sabiduría. En los diálogos reconoce que seguía la necesidad de sus designios.
ellos decían saber sobre aquello que no Incluso mientras aguarda la realización
sabían, mientras que él una sola cosa sabía: de su condena en la cárcel, ante la visita
que no sabía. En esto, en la conciencia de de su amigo Critón, que ha sobornado a
su no saber, Sócrates aventajaba a todos en los guardias para que pueda huir,
sabiduría. Así su práctica de la filosofía Sócrates dialoga con él para explicarle las
consistía en ser una suerte de tábano que razones por las cuales no violentará las
iba procurando que cada uno cuidase de sí leyes que lo educaron.17
mismo, evitando la precipitación y la pre- Por su parte, las palabras del Oráculo
vención a la que mueven los falsos saberes para Neo son oscuras. Su camino será el
y creencias. lograr claridad respecto de ellas, seguir y
Su camino de pensamiento estaba comprender su designio. Y cuanto más
guiado por los designios de una suerte de consciente es de la necesidad, del carácter
divinidad que lo prevenía respecto de obligante, de esos designios, más libre-
aquello que no debía hacer. No le decía mente actúa.
Actividades
1. Actividad para el docente 2. Para que el docente realice con los alumnos
Sugerimos al docente la lectura de los siguientes relatos 1. En el capítulo tratamos sobre la irrupción de lo impre-
con la finalidad de nutrir y ampliar los posibles aborda- visto e impensado en el orden de la vida cotidiana
jes de las relaciones entre el sueño y la vigilia: Jorge Luis como un motor de pensamiento filosófico. En virtud de
Borges, “Las ruinas circulares”, en Ficciones, Emecé, ello le proponemos al docente que trabaje como dispa-
Buenos Aires, 1990; Julio Cortázar, “La noche boca arri- rador con sus alumnos sobre este fragmento del capí-
ba”, en Final del juego, Sudamericana, Buenos Aires, tulo primero, “En la madriguera del conejo”, de Alicia
1993. en el país de las maravillas de Lewis Carroll:
nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj ojos. Ésta es tu última oportunidad. Después, ya no
que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la
correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quie-
tiempo para ver cómo se precipitaba en una madrigue- ras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las
ra que se abría al pie del seto. Un momento más tarde, Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madri-
Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a guera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es
considerar cómo se las arreglaría después para salir. Al la verdad. Nada más”.
principio, la madriguera del conejo se extendía en b. Que los alumnos señalen qué papel juegan el tedio y el
línea recta como un túnel, y después torció brusca- aburrimiento, así como el asombro y la duda, tanto en
mente hacia abajo, tan bruscamente que Alicia no tuvo este fragmento de Alicia como en Matrix I, respecto de
siquiera tiempo de pensar en detenerse y se encontró la búsqueda de conocimiento.
cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo. O el c. A partir de esto, puede sugerirse que tanto el docente
pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, como los alumnos presenten situaciones personales
porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobra- de tedio, aburrimiento, asombro o duda que permitan
do para mirar a su alrededor y para preguntarse qué emprender un camino de conocimiento.
iba a suceder después.18 d. Del mismo modo, situaciones personales límites o de
riesgo que abran un camino de reflexión.
A partir de la lectura en clase de este breve pasaje, pue-
den proponerse las siguientes actividades: 2. La tercera consideración trató sobre el problema del
sueño y la vigilia, y sobre cómo pueden distinguirse.
a. Poner de relieve el vínculo explícito entre el texto de Para ello, nos referimos al problema tal como apareció
Lewis Carroll y Matrix I, como, por ejemplo, a través de en Matrix I y en la tradición de pensamiento filosófico.
la figura de la madriguera: “Morfeo: ¿Te gustaría saber A partir de esto, pueden sugerirse las siguientes acti-
lo que es? La Matrix nos rodea. Está por todas partes, vidades:
incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla
si miras por la ventana o al encender la televisión. a. Que cada alumno escriba el relato de un sueño propio
Puedes sentirla, cuando vas a trabajar, cuando vas a la y señale si el sueño mantenía un vínculo con la reali-
iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que dad o bien era puramente imaginario. Finalmente,
ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad./ que indique si durante algún momento del sueño éste
Neo: ¿Qué verdad?/ Morfeo: Que eres un esclavo, Neo. fue tomado por realidad; de ser así, que explique las
Igual que los demás, naciste en cautiverio, naciste en razones por las cuales supone la realidad de su
una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar. sueño.
Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede b. Presentamos en misma consideración el esfuerzo de la
explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios filosofía –desde Heráclito en adelante– por conducir al
18 Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, Altaya, Barcelona, 1995, pp. 8-10.
individuo del sueño a la vigilia a través de la Hilary Whitehall Putnam nació el 31 de julio de 1926 en la ciudad de Chicago
razón, como si la filosofía misma fuese un y vivió hasta los ocho años en París. Se dedicó al estudio de las matemáti-
esfuerzo por despertar al sujeto. A partir de cas y la filosofía en la Universidad de Pennsylvania, donde se licenció.
Posteriormente, en la Universidad de California, obtuvo su doctorado
esto, sugerimos que el docente y sus alum- (1951). Su tesis doctoral, dirigida por Hans Reichenbach, indaga sobre el
nos se pregunten y dialoguen acerca de por problema de la inducción y la probabilidad. Como docente e investigador,
qué repetidas veces en nuestra existencia Putnam dedicó sus primeros años de estudio a la lógica, ocupando la cáte-
dra Walter Beverly Pearson de Matemática Moderna y Lógica Matemática
cotidiana preferimos la “realidad” del en Harvard en 1976. Asimismo, ejerció en universidades de la talla de
sueño a la vigilia, como se ve explícitamen- Princeton y en el renombrado MIT donde también enseña Noam Chomsky.
te en el caso de Cifra (el traidor) en Matrix I. Putnam suele ser llamado el padre del funcionalismo, esto es, quien fundó
la teoría que sostiene la existencia de una analogía funcional entre los esta-
3. En la primera sección de la tercera conside- dos de la mente y los estados computacionales. Sin embargo, él mismo la
ración tratamos sobre el problema de lo real abandonó para convertirse en un fuerte crítico de esta teoría. En un discur-
o realidad. Queremos proponer aquí al so pronunciado en 1976, llamado El realismo y la razón, se aleja definitiva-
mente de las posiciones cientificistas y acuña la expresión “realismo inter-
docente que comparta con sus estudiantes no”, que permitiría una escapatoria al problema relativista en el cual suele
este fragmento del ensayo “Cerebros en una caer lo que se entiende por realismo científico.
cubeta” (ingl. brain-in-a-vat) del filósofo La obra que lo lleva a un reconocimiento mayor, en su polémica con el filó-
sofo estadounidense Richard Rorty, es Razón, verdad e historia (1981), la
norteamericano Hilary Putnam. El texto pro- cual se manifiesta como una crítica de envergadura tanto al realismo cientí-
pone una hipótesis según la cual podríamos fico como al realismo metafísico. Gran parte de su último pensamiento se
considerar que la humanidad no es otra encuentra reunido en dos volúmenes de ensayos titulados Realismo de ros-
tro humano (1990) y Las palabras y la vida (1994). Una de sus últimas obras
cosa que cerebros en cubetas conectados es Ethics Without Ontology (2004), publicada por la Universidad de Harvard.
por un diabólico científico a una computado-
ra. Tras la lectura compartida del texto,
podrán llevar adelante las siguientes actividades: el caso del prisionero de la caverna platónica, a obser-
a. Establecer un diálogo con los estudiantes en el que se var, tan sólo por detrás de una tapia?
pongan de manifiesto los puntos de contacto entre
Matrix I y este texto de Hilary Putnam. EL CASO DE LOS CEREBROS EN UNA CUBETA
b. Trabajar a partir de la pregunta que realiza el autor: “Si He aquí una posibilidad de ciencia ficción discutida por los
fuéramos cerebros en una cubeta, ¿podríamos decir o filósofos: imaginemos que un ser humano (el lector
pensar que lo somos?” puede imaginar que es él quien sufre el percance) ha
c. Pedir la producción de un texto breve, de más de una sido sometido a una operación por un diabólico científi-
página, en el que los estudiantes releven situaciones de co. El cerebro de tal persona (su cerebro, querido lector)
su vida cotidiana, por ejemplo, su experiencia diaria en ha sido extraído del cuerpo y colocado en una cubeta de
un cíber, que puedan vincularse con el ensayo de Putnam. nutrientes que lo mantienen vivo. Las terminaciones
d. Dialogar en torno de la pregunta: ¿es posible tener nerviosas han sido conectadas a una computadora
conciencia de nuestra propia existencia y realidad o supercientífica que provoca en esa persona la ilusión de
bien estamos condicionados a ver, tal como sucedía en que todo es perfectamente normal. Parece haber gente,
objetos, cielo, etcétera; pero en realidad todo lo que la supuesto, el diabólico científico tendría que estar
persona (usted) está experimentando es resultado de fuera –¿o querría estarlo?–. Quizá no exista ningún dia-
impulsos electrónicos que se desplazan desde la com- bólico científico, quizá (aunque esto es absurdo) el
putadora hasta las terminaciones nerviosas. La compu- mundo consista en una maquinaria automática que
tadora es tan ingeniosa que si la persona intenta alzar está al cuidado de una cubeta repleta de cerebros y
su mano, el “feedback” que procede de la computadora sistemas nerviosos.
le provocará que “vea” y “sienta” que su mano está Supongamos esta vez que la maquinaria automática está
alzándose. Por otra parte, mediante una simple modifi- programada para ofrecernos a todos una alucinación
cación del programa, el diabólico científico puede pro- colectiva, en lugar de unas cuantas alucinaciones sepa-
vocar que la víctima “experimente” (o alucine) cualquier radas y sin relación. De forma que cuando me parece
situación o entorno que él desee. También puede borrar estar hablando con usted, a usted le parece estar oyen-
la memoria de funcionamiento del cerebro, de modo do palabras. Mis palabras no llegan realmente a sus
que la víctima crea que siempre ha estado en ese entor- oídos, por supuesto –porque usted no tiene oídos (rea-
no. La víctima puede creer incluso que está sentada, les), ni yo tengo boca o lengua reales–. Pero cuando
leyendo estas mismas palabras acerca de la suposición, emito mis palabras, lo que ocurre en realidad es que los
divertida aunque bastante absurda, de que hay un dia- impulsos aferentes se desplazan desde mi cerebro
bólico científico que extrae cerebros de los cuerpos y los hasta el ordenador, el cual a su vez provoca que yo
coloca en una cubeta de nutrientes que los mantiene “oiga” mi propia voz profiriendo esas palabras y “sien-
vivos. Las terminaciones nerviosas se suponen conecta- ta” el movimiento de mi lengua, y que usted “oiga” mis
das a una computadora supercientífica que provoca en palabras, y me “vea” hablando, etcétera. En este caso,
la persona ilusiones de… nos comunicamos realmente, hasta cierto punto. Yo no
Cuando se menciona esta especie de posibilidad en una estoy equivocado con respecto a su existencia real
clase de teoría del conocimiento, el propósito no es (sólo lo estoy con respecto a la existencia de su cuerpo
otro que suscitar de un modo modesto el clásico pro- y del “mundo externo”, aparte de los cerebros). En cier-
blema del escepticismo con respecto al mundo exter- ta medida, tampoco importa que “el mundo entero” sea
no. (¿Cómo podría usted saber que no se halla en esa una alucinación colectiva; después de todo, cuando me
situación?) Pero esta situación es también un útil dirijo a usted, usted oye realmente mis palabras, si
recurso para suscitar cuestiones en torno de la rela- bien el mecanismo no es el que suponemos. (Si fuéra-
ción mente-mundo. mos dos amantes haciendo el amor y no dos personas
En lugar de imaginar un solo cerebro en una cubeta, manteniendo una conversación, la insinuación de que
podemos imaginar que los seres humanos (quizá únicamente somos dos cerebros en una cubeta podría
todos los seres sintientes) son cerebros en una cubeta ser molesta, desde luego.)
(o sistemas nerviosos en una cubeta, en el caso de Deseo formular ahora una pregunta que parecerá obvia y
algunos seres que sólo poseen un sistema nervioso bastante estúpida (al menos a algunos, incluyendo a
mínimo, pero que ya cuentan como sintientes). Por algunos filósofos sumamente sofisticados), pero que
tal vez nos sumerja con cierta rapidez en auténticas en la comprensión de la necesidad o del destino que le
profundidades filosóficas. Supongamos que toda esta había sido asignado. Aquella concepción de libertad,
historia fuera realmente verdadera. Si fuéramos cere- tan emparentada con la de Morfeo y Neo en Matrix I,
bros en una cubeta, ¿podríamos decir o pensar que lo fue relatada por Platón en la Apología de Sócrates.
somos?19 Aquí proponemos el vínculo entre aquel diálogo de
Platón y el texto Mi apología, del director de cine,
4. También en relación con el problema de lo real o reali- escritor y músico Woody Allen:
dad y lo aparente, sugerimos las siguientes actividades:
(El verdugo llega con una copa de cicuta. Su rostro se
a. Dialogar con los estudiantes sobre las distintas acep- parece mucho al del cómico irlandés Spike Milligan.)
ciones de las palabras “real” y “realidad” que apare- Verdugo: Ah… ya estamos aquí. ¿Quién se ha de beber el
cen en el uso corriente de la lengua. Que cada uno de veneno?
los estudiantes exprese a partir de ello qué es lo que Agatón: (Señalando hacia mí) Éste.
entiende por “real” y “realidad”. Allen: Caramba, qué copa tan grande. ¿No suelta dema-
b. Seleccionar una noticia cualquiera y relevarla a través siado humo?
de la mayor cantidad de artículos periodísticos prove- Verdugo: El normal. Hay que bebérsela toda, porque la
nientes de diarios y/o revistas. Una vez reunido todo el mayoría de las veces el veneno está en el fondo.
material, invitamos a que el docente presente las dis- Allen: (Por regla general aquí mi comportamiento difiere
tintas versiones del acontecimiento, para mostrar la completamente del de Sócrates y me han advertido ya
pluralidad de versiones y, con ello, de realidades posi- que suelo gritar en sueños.) ¡No… no beberé! ¡No quie-
bles, en torno de un mismo disparador. ro morir! ¡Socorro! ¡No! ¡Por favor!
c. Sugerimos al docente que comparta con sus alumnos (El verdugo me tiende el burbujeante brebaje entre mis
la película Inteligencia artificial de Spielberg, para abyectas súplicas y todo parece perdido. Entonces el
establecer la relación con Matrix I. Proponemos, enton- sueño siempre toma un nuevo sesgo, a causa de algún
ces, vincular las distintas visiones que cada película innato instinto de supervivencia, y aparece un mensa-
tiene sobre lo real o la realidad. Por otro lado, discutir jero.)
sobre cuál de las versiones está más emparentada con Mensajero: ¡Quietos todos! ¡El Senado ha vuelto a votar!
la visión que los propios alumnos sostienen. Quedan retiradas las acusaciones contra ti. Tu valía ha
d. Que los alumnos propongan por escrito cuáles son los sido finalmente reconocida y está decidido que se te
límites que para ellos separan la realidad de la apa- debe rendir un homenaje.
riencia. Allen: ¡Por fin! Por fin! ¡Han vuelto a la razón! ¡Soy un
5. La cuarta consideración del capítulo trató la relación hombre libre! ¡Libre! ¡Y me van a homenajear! De prisa,
entre libertad y necesidad en Matrix a la luz de la figu- Agatón y Simmias, preparadme las maletas. Tengo que
ra de Sócrates, cuya libertad residía paradójicamente irme. Praxíteles querrá comenzar mi busto cuanto
19 Hilary Putnam, “Cerebros en una cubeta”, en Razón, verdad e historia, Tecnos, Madrid, pp. 19-20.
antes. Pero antes de partir, os brindo una pequeña Agatón: Y cuando intenta contárselo a los demás, no le
parábola. creen.
Simmias: Vaya, esto sí que ha sido volver casaca. Allen: Pues no. No se lo cuenta a los otros.
¿Tendrán idea de lo que se traen entre manos? Agatón: ¿Ah, no?
Allen: Un grupo de hombres habita en una oscura caver- Allen: No, pone una carnicería, se casa con una bailarina y se
na. No saben que afuera brilla el sol. La única luz que muere de hemorragia cerebral a los cuarenta y dos años.
conocen es el titubeante temblor de las velas que lle- (Me agarran todos y me obligan a ingerir la cicuta. Por
van para desplazarse. regla general aquí me despierto bañado en sudor y sólo
Agatón: ¿Y de dónde han sacado las velas? una ración de huevos revueltos y salmón ahumado con-
Allen: Bueno, digamos que las tienen y basta. sigue tranquilizarme.)20
Agatón: ¿Habitan en una caverna y tienen velas? Suena a
falso. A partir de la lectura completa de la Apología de Sócrates
Allen: ¿No podéis aceptar mi palabra? de Platón, seguida de Mi apología de Allen, el docente
Agatón: Está bien, está bien, pero vayamos al grano. puede sugerir la formación de grupos de trabajo para
Allen: Un buen día, uno de los moradores de la caverna analizar las posibles relaciones entre ambos textos,
sale y ve el mundo exterior. poniendo de relieve los puntos en común y las distan-
Simmias: En toda su claridad. cias entre uno y otro. A modo de ejemplo: la manera en
Allen: Justamente. En toda su claridad. que Sócrates y Allen enfrentan su destino.
20 Woody Allen, “Mi apología”, en Perfiles, Tusquets, Barcelona, 1980, pp. 48-50
Bibliografía sugerida
Bibliografía
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derecho, Siglo XXI, Buenos Aires, 1987. novelas”, en Otras inquisiciones,
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JASPERS, K., La filosofía, FCE, México, P LATÓN , Apología de Sócrates, trad.
1973. E GGERS L AN , EUDEBA, Buenos
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Tercera consideración: el sueño y la PLATÓN, Critón, trad. Eggers Lan, EUDE-
vigilia (lo aparente y lo real) BA, Buenos Aires, 1989.
“No cesaremos de explorar… Berlín). Incluso las “tres vidas” de Lola podrí-
y el final de toda nuestra exploración será llegar al an estar haciendo alusión a las típicas “tres
punto de partida…
reconocer el lugar por primera vez.” vidas” otorgadas en los video-juegos.
De hecho, el director Tom Tykwer
T. S. ELIOT –quien también dirigió Winter sleepers
(Soñadores) y La vida en obras– pertenece de
“Después del juego es antes del juego.”
alguna manera a una corriente de jóvenes
S. HERBERGER realizadores alemanes a los que se les suele
Introducción criticar el hecho de poner demasiado hinca-
pié en los procedimientos de la película y no
En Corre Lola, corre (Lola Rennt), estre- profundizar las problemáticas que transcu-
nada en 1998, una joven punk berlinesa rren por detrás de ellos.
debe reunir una enorme cantidad de dine- De todas maneras, Corre Lola, corre no se
ro en veinte minutos para salvar a su novio estanca solamente en el mero planteamiento
de ser asesinado por traficantes. Es por eso de un desfile de ágiles imágenes deslizándo-
que Lola corre. se por la pantalla, al ritmo de música electró-
En esta película –del director alemán Tom nica compuesta en parte por el mismo direc-
Tykwer–, se ven claramente los distintos íco- tor. En ella también se ponen de relieve una
nos y tópicos de una cultura joven nutrida en serie de problemas tales como la cuestión de
la década de los ’80 y consumada en la déca- la temporalidad y sus posibles abordajes, el
da posterior. Es que la misma imagen –casi azar y la virtud, la necesidad y la posibilidad
imperativa– de permanente movimiento, de que la voluntad se imponga sobre el des-
subordinado al ritmo incesante de la música tino. Y no es precisamente –al igual que en
electrónica, la fragmentación de imágenes y Matrix– que esta clase de temáticas no hayan
los cuadros detenidos, las transformaciones sido asiduamente tratadas con anterioridad
de la protagonista en un dibujo animado, son en otras películas o libros, ya sea en la litera-
claros ejemplos de una cultura joven influen- tura argentina (Borges o incluso Cortázar), Película Corre Lola,
ciada por los tiempos del video-clip. Esto es, ya sea en el cine europeo más clásico, como corre (1998) de Tom
por ejemplo en Suerte ciega o La doble vida Tykwer
por la cultura pop, o más precisamente por la
llamada “cultura MTV”. Es más, al comien- de Verónica del director polaco Krzysztof
zo mismo de la película, los actores son pre- (1941-1996). Digamos que esta vez esos
sentados como si fueran criminales, sugirien- tópicos tienen la particularidad de ser pre-
do la admiración propiamente adolescente sentados bajo la novedad de los tiempos
por lo mediáticamente contestatario. De actuales y con el claro objetivo de apuntar a
igual manera, las escenas que refieren al pasa- un público adolescente formado bajo el
do son presentadas en blanco y negro, mien- imperioso mundo de la televisión. La fuerza
tras que los tiempos presentes de la película se de los problemas filosóficos se concentra más
retratan con fuertes colores (el rojo de los en la imagen que en el guión, contrariamen-
cabellos de Lola que contrastan con una gris te a lo que sucede con Matrix, por ejemplo.
21 Cabe aclarar que la pregunta se encuentra en modo subjuntivo. El motivo del uso de ese tiempo verbal es
que estamos preguntando no sobre el orden de lo real, sino precisamente sobre lo subjuntivo.
25 Este texto fue extraído de Lou Andreas-Salomé, Nietzsche, Zero-Zyx, 2ª ed., Madrid, 1979, p. 234-235.
28 Arisóteles, “Física, Z 9, 239 b 14”, en Kirk, Raven y Schofield, Los filósofos presocráticos, Gredos, Madrid,
1987, p. 389.
33 Jorge Luis Borges, “Nueva refutación del tiempo”, en Otras inquisiciones, Obras completas, II, Emecé,
Buenos Aires, 1974, p. 149.
34 Henri Bergson, Memoria y vida. Textos escogidos por Gilles Deleuze, Alianza, Madrid, 1977, pp- 9-11.
36 En este sentido, para señalar la fuerza que ejerce la perspectiva de futuro en la constitución de la menta-
lidad del hombre moderno, a partir de los elementos que ofrece Corre Lola, corre sugerimos la lectura de
“Velocidad y nueva intimidad”, conferencia pronunciada por Esteban Mizrahi el 21 de marzo de 2005 en Villa
Unión, La Rioja, en el marco del programa Cine y Formación Docente 2005.
37 Walter Benjamin, “Tesis de filosofía de la historia”, en Angelus Novus, EDHASA, Barcelona, 1971, p. 82.
Suerte. El corazón mismo de las tragedias castigadas. De allí que éstas tengan que
gira en torno de las catástrofes humanas, ordenarse y seguir la Fortuna, el destino, la
que se deben a potencias sobrenaturales Suerte o fatalidad que impone la Divina. En
ocultas en el misterio, esto es, en la fatali- definitiva, la posición de Sófocles es la de
dad que impone la justicia divina. aquel que concibe la libertad del individuo
Como testimonio de este primer en cuanto éste enfrenta al mundo tal cual es
momento podríamos hacer referencia a la y asume su propia Fortuna, Suerte o destino
Antígona de Sófocles. La escena tiene lugar por cruel e incomprensible que parezca. Es
al día siguiente del mutuo fratricidio entre el ideal del hombre piadoso, quien no trastro-
los hermanos de Antígona (Polínices y ca en su esencia el orden del mundo dado
Etéocles). Siguiendo el mandato de las por la justicia o ley divina, tal como lo
leyes divinas, Antígona desea enterrar a su expresa este parlamento del coro:
hermano Polínices, quien había vuelto a
Tebas a reclamar su trono. Mientras, su tío Estrofa 2ª
Creonte, quien gobernaba junto a Tanto el lenguaje como el volátil pensa-
Etéocles por decreto de leyes humanas, miento y los comportamientos civilizados se
ordena que el cuerpo de aquél sea dejado enseñó a sí mismo, y también a huir los
como carroña para los cuervos. Si bien en inclementes y lluviosos dardos de desapaci-
Antígona se concentran distintos grupos bles heladas, todo recurso: sin recursos ante
de problemas, como la tensión entre natu- ningún porvenir se las ve. De Hades solo no
raleza y cultura o bien la cuestión en torno alcanzará escape, pues de irremediables
de los ritos funerarios, llamados ctónicos, el males ha ideado la escapatoria.
tópico capital allí es el conflicto entre las Antistrofa 2ª
leyes humanas (gr. nomoi), impuestas por Poseedor de una sabiduría superior a la
Creonte, y la ley divina (gr. Diké), seguida esperable, la capacidad de urdir técnicas,
por Antígona. Esto es, entre las leyes escri- unas veces al mal, otras al bien la encami-
tas y la ley no escrita, entre la autonomía y na. Entretejiendo las leyes de la tierra y la
la teonomía. justicia, de los dioses […] que ha prestado
Por supuesto que en Antígona se abre un juramento engrandecerá la ciudad; priva-
ámbito para los decretos de las leyes huma- do de ella quedará aquel que, en virtud de
nas, siempre y cuando éstas se subordinen, su osadía, se entrega a lo que no es bueno.
no contradigan ni transgredan el orden ¡Que no se siente a mi lado ni sea de mis
impuesto por la ley divina. Así las acciones mismos pensamientos quien hiciera tales
humanas que transgreden la ley divina son cosas!39
C A P Í T U L O 3
Dos vidas en un instante -
Hechizo del tiempo
Primera consideración:
un juego de dados, el azar
sa. Al escuchar esas palabras, Helen entra viaja con su amante Lydia a pasar unos días
en una profunda angustia y viaja hasta el en un hotel de las afueras. Una vez allí, dis-
hospital, donde lo ve con otra mujer. James cuten. Es que Lydia se ha cansado de espe-
se entera de que Helen lo ha visto con otra rar que Gerry deje a Helen para comenzar
mujer y la busca desesperadamente por la una vida juntos. Así, decide abandonar a
ciudad. Cuando la encuentra, le explica Gerry, quien de alguna manera se siente
que es su ex mujer, pero que su madre está liberado, puesto que quería cortar esa rela-
muy enferma y que simulan ante ella ción, más no sabía cómo.
seguir juntos para no darle disgustos. Le Al volver, Gerry le lleva flores a Helen
dice cuánto la ama y que jamás le haría y comienzan a hablar. Helen quiere con-
daño alguno. Se reconcilian y se van cami- tarle que cree que puede estar embaraza-
nando. Cruzando una calle, Helen es atro- da, pero comienza diciéndole que ha con-
pellada y fallece en el hospital. seguido una entrevista de trabajo para un
Ahora bien, en la otra de sus vidas posi- puesto de relaciones públicas. La figura de
bles, Helen, al bajar las escaleras del subte, Lydia aparece en una de las ventanas y
tropieza con una niña y pierde el tren. Por Gerry entra en pánico, la interrumpe y no
los altoparlantes anuncian que los trenes la deja contar sobre su posible embarazo.
están retrasados y que recomiendan otro Lydia vuelve a llamar a Gerry y lo cita en
medio de transporte. Helen opta por tomar su casa. Al llegar Helen a su entrevista de
un taxi. Antes de poder frenar al coche, un trabajo, se da cuenta de que ha sido Lydia
ladrón forcejea con ella, robándole la cartera quien la ha llamado, simulando una posi-
e hiriéndola levemente en el rostro. bilidad laboral, y que ella ha estado
Así es que el taxista la lleva al hospital, la teniendo una aventura con Gerry, de
acompaña y, luego de que los médicos la quien además está esperando un hijo.
atienden, la deja en su casa. Al entrar a su Helen sale corriendo y, en la desespera-
casa, se encuentra con su novio Gerry, un ción, es atropellada. En el hospital le
fracasado escritor, quien la engaña con otra cuentan a Gerry que ella está bien pero
mujer, aunque en esta vida Helen todavía no que ha perdido al bebé. Helen, al desper-
lo sabe. Helen le cuenta sus desventuras y tar, echa a Gerry definitivamente de su
Gerry decide llevarla a pasear por la ciudad. vida. Al darle el alta en el hospital, cono-
Con el pasar de los días, Helen comien- ce por casualidad y azar a James en el
za a sospechar que algo sucede con Gerry, ascensor, tal como había sucedido en el
pues frente a pequeñas preguntas reacciona comienzo de la película, cuando había
exasperadamente y con cierta paranoia. sido despedida, por lo cual todo comien-
Cierto día, Gerry miente a Helen y, con la za nuevamente a partir del juego de dados
excusa de una investigación para su novela, que es el azar.
Del mismo modo que en Dos vidas en Al iniciar nuestro camino filosófico en
un instante, es el azar el que da pie a la serie esta primera consideración en torno del
de acciones de El día de la marmota. Phil, azar, deberíamos advertir que es necesario
un arrogante periodista meteorólogo, es establecer la relación con lo que tratamos en
enviado, junto con un equipo conformado el capítulo I sobre libertad y necesidad y lo
por un camarógrafo (Larry) y una produc- que trabajamos en el capítulo II sobre virtud
tora (Rita), al pequeño pueblo de y Fortuna. En este punto, el lector podría
Punxsutawney a cubrir –una vez más– la vincular las nociones de libertad y virtud, de
extraña festividad que da nombre a la pelí- un lado, y de necesidad y Fortuna, del otro.
cula, consistente en el pronóstico del clima Las primeras aluden a los diversos modos en
de las siguientes semanas ofrecido por el que los individuos se enfrentan a través de
ritual anual que realiza el animal oficial del sus acciones a las imposiciones y embates de
pueblo: la marmota. la necesidad y la Fortuna, esto es, el destino.
Veíamos en Matrix que, tanto para Neo
como para Sócrates, la libertad era conce-
bida como conciencia de la necesidad. Esto
es, que la libertad era el resultado de la
comprensión de la necesidad, el destino o
aquello que no puede ser de otro modo
que como es. De esta manera, cuanto más
consciente seamos de la necesidad y curso
Escena de Hechizo del tiempo
invariante de las cosas, más libres se vuel-
Una vez realizada la transmisión del sin- ven nuestras deliberaciones y acciones.
gular evento, el equipo emprende el cami- Por otro lado, en Corre Lola, corre veía-
no de vuelta a la ciudad. Pero debido a una mos una posición distinta respecto del vín-
tormenta que Phil había pronosticado que culo entre virtud y Fortuna, y ya no entre
no iba a suceder en el área, las rutas se cie- libertad y necesidad. Allí ya no se trataba de
rran por la enorme cantidad de nieve y asumir el destino, la necesidad, y con ello
deben volver a pasar la noche en el pueblo. alcanzar la libertad en las acciones, sino de
A partir de ese momento, fruto de la casua- incidir, a través del ejercicio de la virtud, de
lidad y del azar, ya nada será igual. O más la fuerza, en el curso de la Fortuna, del des-
bien, todo será igual pero no idéntico. Es a tino. Lola corría precisamente para torcer
la mañana siguiente, cuando Phil despierta el camino de la Fortuna, que parecía deci-
a las 6 AM con la radio, que descubre que dirse por la muerte de su novio Manny, y
está viviendo nuevamente el mismo día: el con ello ejercer su virtud y libertad frente a
día de la marmota. la Fortuna o destino.
Ahora bien, en el caso de Dos vidas en un cuyas obras, junto con las de Kant, pueden
instante y El día de la marmota no se trata ya ser entendidas como grandes diccionarios
del problema de libertad y necesidad ni de filosóficos. En el libro XI de su Metafísica
virtud y Fortuna, sino más bien de cómo el Aristóteles define la “necesidad” (gr. anág-
azar y la suerte inciden activamente en las ke) como aquello que no puede ser de otro
acciones individuales. No hay libertad aquí modo que como es.43 De allí que la necesi-
respecto del azar y de la suerte, sino modos dad sea una expresión de determinismo y,
de existir a partir de sus golpes. en cierta medida, de fatalismo. Todo lo
contrario de la contingencia, o sea, aquello
que efectivamente sí puede ser de un modo
distinto de como es.
Para los griegos en general Fortuna y el
azar son conceptos que están íntimamen-
te ligados. Y fue Aristóteles quien prime-
ro reflexionó sobre el problema de la
Fortuna (gr. thyché) y del azar (gr. autó-
maton). Por otro lado, podemos advertir
que la noción de destino (gr. eimarméne y
lat. fatum) está fuertemente emparentada
en este contexto con los conceptos de
azar y Fortuna.
Por supuesto que para él se trata de un
problema filosófico terrible y profunda-
mente descorazonante. ¿Por qué? Porque
no encuentra los modos de ofrecer una
definición racional de la Fortuna y del
azar. Precisamente porque la Fortuna y el
azar escapan al orden raciona. De allí que
Sin embargo, como las nociones de para los griegos –tanto para los trágicos
necesidad, Fortuna y azar están emparenta- (Esquilo, Sófocles y Eurípides, entre
das desde el punto de vista filosófico, sería ellos) como para los filósofos– haya una
oportuno comenzar con una breve distin- aceptación ciertamente irracional de la
ción entre ellas. Para eso nos serviremos de Fortuna y del azar en tanto fatalidades
las definiciones que ofrece Aristóteles, (gr. até).
44 De las tres Moiras o Suertes, Átropo hilaba el hilo de la duración de la vida de cada hombre, Cloto lo iba
enrollando y Láquesis lo cortaba cuando la vida debía concluir.
45 Esquilo, Prometeo encadenado, Planeta DeAgostini, Madrid, 1998, p. 183.
Fortuna y cuál la del azar? En el libro II de Escena de la película de Hechizo del tiempo
su Física, Aristóteles se pregunta si hay
otras causas además de las cuatro que reco- amargura responde Aristóteles en su Física,
noce como principios de las cosas (la for- II, 5, 197a8: “Menester es que sean indefi-
mal, la material, la eficiente y la final). nidas [desconocidas] las causas de lo que
Advierte que por lo pronto hay dos más: el sucede por azar”.
azar (gr. autómaton) y la Suerte o Fortuna Con todo, aunque sean indefinidas y
(gr. thyché). Cabe señalar que Aristóteles desconocidas las causas del azar, no por ello
distingue el azar de la Fortuna del siguien- los acontecimientos dejan de responder a
te modo: el azar se refiere para él a aconte- un tipo extraño de causalidad. Una cosa es
cimientos accidentales en el orden de la que para nosotros sean desconocidas las
naturaleza, mientras que la Fortuna o causas por las cuales algo sucede, pero otra
Suerte se relaciona con accidentales en el muy distinta es que esos diferentes aconte-
ámbito de lo humano. Esta distinción fue cimientos no respondan a ningún tipo de
discutida ampliamente por los pensadores causalidad. Idea, por supuesto, inadmisible
de la llamada Edad Media durante los para un pensador clásico (tanto antiguo
siglos XII y XIII, cuando reingresaron las como medieval). Por ello, Aristóteles ofre-
obras perdidas de Aristóteles nuevamente a ce su explicación de aquello que está por
Occidente. Por otro lado, desde el punto detrás de los acontecimientos excepciona-
de vista del uso cotidiano de los términos, les o producidos por azar. Según él, estos
muchas veces esta distinción es improce- acontecimientos excepcionales tienen lugar
dente. Y que quede claro que en este punto cuando se cruzan de modo accidental dos
también tenemos que atender al sentido series causales distintas e independientes.
común, para así evitar la distancia que Podemos poner como ejemplo un acon-
repetidas veces la práctica filosófica alcanza tecimiento azaroso que tiene lugar en
respecto de la experiencia inmediata. Corre, Lola corre. Se trata del momento en
Lo que sí nos importa del planteo de el que se cruza, sin saberlo, en los dos pri-
Aristóteles es que ambas causas están carac- meros relatos, con el vagabundo que tiene
terizadas por un rasgo fundamental: la la bolsa de dinero de Manny. Lola corre
excepcionalidad. Para él, los acontecimien- hacia el banco en el que trabaja su padre y
tos que son originados o causados acciden- el vagabundo corre tratando de huir de
talmente por el azar o la Fortuna son cier- posibles perseguidores. Accidentalmente se
tamente excepcionales, ya que no expresan cruzan en una esquina, siguiendo dos
ni lo que sucede siempre ni lo que tiene caminos o cadenas causales distintas.
lugar a menudo. Pero al preguntar sobre la Para expresarlo a través de un ejemplo
causa del azar mismo y de la Fortuna, con procedente de la filosofía, podemos servir-
nos de un pasaje del libro V de La consola- promesa para abrirte el camino que te
ción de la filosofía del romano Severino volverá a tu patria.”
Boecio (480-524), al que hicimos referen- 5. “Ten presente, sin embargo, que aun
cia en el contexto del capítulo anterior a cuando estas cuestiones no carezcan de
través de la cita de Tomás de Aquino. interés, se apartan un tanto de nuestro
Boecio escribió esta obra estando prisione- propósito, y es de temer que fatigado
ro en Pavía, un año antes de ser ejecutado. con tales digresiones, no te queden las
Se trata de un diálogo que entabla el autor necesarias energías para llegar a la
con la personificación de la Filosofía. meta.”
Curiosamente, Boecio en su encierro 6. “No abrigues tal temor, para mí será un
encuentra consuelo no en la religión sino descanso el aprender cosas que de tal
en la filosofía misma. En el libro V, Boecio manera me interesan.”
dialoga con la Filosofía sobre el problema 7. “Por otra parte, una vez explicados con
del azar. Allí retoma el tratamiento de tu acostumbrada maestría todos los
Aristóteles y sugiere un ejemplo que me aspectos de la cuestión, no quedará
parece oportuno para iluminar las conside- lugar a duda en lo demás que tratares.”
raciones anteriores: 8. “Te daré gusto, dijo. Y comenzó de
esta manera: ‘Si por azar se entiende
Libro V. La omnisciencia providente de un acontecimiento o serie de ellos que
Díos y la libertad de la voluntad humana sobrevengan de modo accidental,
son compatibles. fuera del encadenamiento natural de
las causas, es preciso afirmar que el
PROSA PRMERA azar no existe; y que esa palabra, al no
1. Esto dijo la Filosofía y disponíase a cam- designar nada, carece de sentido; por-
biar el tono de su discurso para tratar que si todas las cosas suceden confor-
otras cuestiones. me a un orden establecido por Dios,
2. Y entonces hablé yo así: ‘“Sabios son tus ¿qué lugar queda para lo fortuito o
consejos y muy dignos de la autoridad imprevisto?’.
de que gozas; pero has dicho hace un 9. “En efecto, de la nada no sale nada; pen-
instante que la cuestión de la samiento éste muy cierto que ninguno de
Providencia se relaciona con otras los antiguos se atrevió a negar, si bien no
muchas; y ahora lo comprendo yo”. fue formulado a propósito del principio
3. “Porque, dime: ¿crees que en realidad creador y agente sino de la materia crea-
existe el azar? Y en caso de que exista, da, es decir, de la naturaleza de los seres.”
¿cuál es su naturaleza?.” 10. “Y si un acontecimiento sobreviene sin
4. “En seguida –añadió voy a cumplir mi causa, es como si saliera de la nada; y
siendo esto imposible, igualmente lo será causas que han influido separada y con-
que exista el azar tal como lo hemos defi- juntamente para que el segundo desente-
nido o supuesto.” rrara lo que el primero ocultó.”
11. “Entonces, ¿nada hay que se pueda lla- 18. “Podríamos, pues, definir así el azar: es
mar caso fortuito? O bien, ¿existe algo, un acontecimiento imprevisto que un
aun desconocido por el vulgo, que pueda conjunto de causas concurrentes hacen
llevar ese nombre?.” entrar en la cadena de hechos realizados
12. “Mi discípulo Aristóteles en su Física con determinado plan.”
definió esta palabra que conocía y exacta- 19. “La concurrencia de las causas y su
mente.” mutua concatenación proceden del
13. “¿Cómo? Siempre que realizándose una orden inflexible del universo, que tenien-
acción –dice– con un designio cualquie- do su origen en la Providencia, determi-
ra, sucede por ciertas razones algo dife- na el lugar y el tiempo de cada cosa.”46
rente de lo previsto, se habla de azar; por
ejemplo, si uno al remover la tierra para Como se desprende del tratamiento de
cultivarla encontrare enterrada una vasija Aristóteles y su continuador Boecio –como
llena de monedas de oro.” más tarde lo hará Tomás de Aquino–, la
14. “Al parecer, este hecho es debido al azar. Fortuna y el azar son concebidos negativa-
Pero no procede de la nada, sino que mente. Esto es, como carencias o privacio-
tiene sus causas; y por concurrir éstas de nes. Son para ellos casos excepcionales que
un modo inesperado dan la impresión de responden a causas indefinidas. De aquí que,
haberse producido algo casual.” para esta línea de pensamiento, aquello que
15. “Porque si el que trabaja el campo no queda por fuera de la comprensión racional
hubiera removido la tierra y el otro no forma parte de lo raro y monstruoso. El azar
hubiera enterrado allí su fortuna, nada se no deja de ser en este contexto algo negativo:
hubiera encontrado.” la expresión de acontecimientos contingen-
16. “Pues eso es lo que ha traído aquella tes e irregulares. Sin embargo, como hemos
ganancia casual, que se debe al concurso visto en los casos de Aristóteles, Boecio y
y a la acción conjunta de causas eslabona- Tomás, el azar encuentra su última justifica-
das, y no a la voluntad del agente.” ción tanto en el orden de la naturaleza como
17. “Porque ni el que ocultó el oro ni el que en el dispuesto por la providencia divina. En
después removió la tierra tuvieron inten- definitiva, se trata de acontecimientos desre-
ción de que fuera descubierto el oro; pero gulados dentro de un orden estable y estable-
según lo dicho, ha habido una serie de cido de las cosas.
que permite ordenar esa vida de la polis. do. Como si paradójicamente la vida pere-
Entonces, señala Nietzsche que el principio ciera en la telaraña de la filosofía y la cultura
metafísico rige el pensamiento como quien occidental, y quedaran sólo huesos. El filóso-
ordena lo real, como la ley que rige la vida fo termina extrayendo todo lo vital de la rea-
moral en el nivel de la ética y como el prin- lidad, olvidando que la tela de araña no ha
cipio ordenador de la vida social en el nivel salido sino de él mismo. Y a causa de ese
de la política. olvido, coloca como fundamento aquello
En última instancia, lo que Nietzsche que no es más que su propia creación, como
señala respecto de la búsqueda de funda- en el caso de la idea de bien o Dios. De esta
mentos es que hay un proceso de creación y manera, el filósofo termina arrodillándose
producción por parte del filósofo, pero frente a aquello que él mismo ha construido.
seguido de un olvido. El lector en este punto Precisamente, el esfuerzo de este pensa-
nos concederá que el filósofo suele explicar- miento ha sido desenmascarar las trampas de
se mediante metáforas, expresiones simbóli- la filosofía y la cultura occidentales en fun-
cas humanas referidas a las cosas en general. ción de una afirmación del devenir.
Es decir, los filósofos generan el orden y la Desmantelar trampas como la de una ima-
estructura de la realidad a partir de sí mis- gen de idea o principio, en función de la afir-
mos, pero después olvidan que han sido ellos mación de un devenir cuyo curso es el
mismos los que la han generado. En este mismo azar. Desde esta mirada, el devenir de
punto Nietzsche se sirve de uno de sus pen- la vida en general no es más que un puro y
sadores predilectos, el filósofo holandés afirmativo fluir de las cosas sin remisión a
Baruch Spinoza. Apoyándose en él, dice que una esencia o principio de las cosas. En un
el filósofo araña tiene la voluntad de sacar bellísimo estudio sobre la filosofía de
todo de sí, como la araña saca la telaraña de Nietzsche, Gillles Deleuze ha trabajado
sí, y crear un tejido para explicar toda la rea- sobre la noción nietzscheana de azar. En sus
lidad, para luego olvidar que él mismo es palabras encontramos la más adecuada
quien ha generado la telaraña. visión del azar en Nietzsche. Dice allí, refi-
Esta metáfora del pensamiento de la tela riéndose al juego de dados que es el azar:
de araña es una imagen muy fuerte, ya que
está señalando que lo vivo es atrapado por la El juego tiene dos momentos que son los
telaraña –y allí es momificado, disecado y de echar los dados: los dados que se lanzan y
consumido–, y que es el filósofo quien actúa los dados que caen. Nietzsche llega a presen-
como araña. Para explicar la realidad, el filó- tar la tirada de dados como jugándose sobre
sofo saca de sí una red conceptual y la extien- dos mesas distintas, la tierra y el cielo. La tie-
de sobre todas las cosas. A partir allí, todo lo rra donde se lanzan los dados, el cielo donde
vivo cae en su tela, es disecado y momifica- van a caer: “Alguna vez he jugado a los dados
con los dioses, en la divina mesa de la tierra, miento de dados. Los dados lanzados una
de manera que la tierra temblaba y se rom- vez son la afirmación del azar, la combina-
pía, y lanzaba ríos de llamas: porque la tierra ción que forman al caer es la afirmación de
es una mesa divina, temblorosa por nuevas la necesidad. La necesidad se afirma en el
palabras creadoras y por un ruido de dados azar, en el sentido exacto en que el ser se afir-
divinos…” (Así habló Zaratustra, 3ª parte, ma en el devenir y lo uno en lo múltiple.
“Los siete sellos”) - “¡Oh cielo que me Inútilmente se dirá que, lanzados al azar, los
cubres, cielo alto y puro! Ésta es para mí dados no producen necesariamente la com-
ahora tu pureza, que no existe eterna araña y binación victoriosa, el doble seis que trae
tela de araña de la razón: que seas un suelo consigo una nueva tirada. Es cierto, pero
en el que danzan los azares divinos, que seas sólo en la medida en que el jugador no ha
una mesa divina para los dados y los jugado- sabido primero afirmar el azar. Porque, así
res divinos…” (Así habló Zaratustra, 3ª como lo uno no suprime ni niega lo múlti-
parte, “Antes de la salida del sol”). Pero estas ple, la necesidad no suprime el azar.
dos mesas no son dos mundos. Son las dos Nietzsche identifica el azar con lo múltiple,
horas de un mismo mundo, los dos momen- con los fragmentos, con los miembros, con
tos del mismo mundo, medianoche y el caos: caos de los dados que chocan y se
mediodía, la hora en la que se echan los lanzan. Nietzsche hace del azar una afirma-
dados, la hora en la que caen los dados. ción. El mismo cielo es llamado “cielo azar”,
Nietzsche insiste sobre las dos mesas de la “cielo inocencia” (Así habló Zaratustra, 3ª
vida, que son también los dos momentos del parte, “Antes de la salida del sol”); el reino de
jugador o del artista: “Abandonarnos tempo- Zaratustra es llamado «gran azar» (Así habló
ralmente a la vida, para a continuación fijar Zaratustra, 4ª parte, “La ofrenda de la miel”,
sobre ella temporalmente nuestras miradas”. y 3ª parte, “Mesas viejas y nuevas”). “Por
El lanzamiento de dados afirma el devenir, y azar, aquí se halla la más antigua nobleza del
afirma el ser del devenir. mundo, yo la he incorporado a todas las
No se trata de varios lanzamientos de cosas, las he liberado del servilismo de la
dados que, en razón de su número, llegarían finalidad… He encontrado en todas las
a reproducir la misma combinación. Al con- cosas esta certeza bienaventurada, a saber,
trario: se trata de un solo lanzamiento de que prefieren danzar sobre los pies del azar”;
dados, que en razón del número de la com- “Mi palabra es: dejad que el azar venga a mí,
binación producida, llega a reproducirse es inocente como un niño” (Así habló
como tal. No es un gran número de lanza- Zaratustra, 3ª parte, “Antes de la salida del
mientos lo que produce la repetición de una sol” y “El monte de los olivos”). Lo que
combinación, es el número de la combina- Nietzsche llama necesidad (destino), no es
ción que produce la repetición del lanza- nunca la abolición sino la combinación del
Segunda consideración:
El eterno retorno
En esta segunda consideración nos pro- del mismo día. Cada jornada, haga lo que
ponemos referirnos a lo que se ha dado en haga al irse a dormir, despertará a las 6 AM
llamar la doctrina del eterno retorno. De con la radio amaneciendo el 2 de febrero,
cierta manera, estas reflexiones solicitan la en el día de la marmota.
presencia de las anteriores. Pues se trata en
este caso de una concepción del tiempo
circular y no lineal. Asistimos con esta doc-
trina a un tipo de concepción que rompe
con la idea de la linealidad del tiempo,
como es el caso de la doctrina judeo-cris-
tiana del tiempo. En ella formamos parte
de una historia en la que hay un principio
de los tiempos y un fin de los tiempos. Una
historia temporal lineal, con principio y
fin. Sin embargo, en el caso de la doctrina
del eterno retorno, no hay ni principio ni
fin de los tiempos. Es siempre un mismo
tiempo que va y que viene incesantemente.
Si bien nos concentraremos en este
capítulo en el análisis del problema en las
dos películas que tratamos aquí, es oportu-
no señalar que también aparece en Corre,
La rueda del eterno retorno
Lola corre. Desde el comienzo de la pelícu-
la, con los dibujos animados, aparece en
imágenes la concepción de un tiempo cir- Al principio, Phil piensa que todo es
cular que se prolonga a cada una de las un gran déjà vu, como en esos momentos
veces en las que Lola dibujada baja las esca- en que sentimos que ya hemos vivido una
leras de su casa. Por otro lado, la estructu- situación determinada. Tal como sucede
ra misma de la película está articulada en en el caso de Matrix cuando Neo ve dos
tres historias en las que se da un retorno de veces el mismo gato en las escalinatas del
lo mismo, pero diferente. edificio luego de su encuentro con la
Presentemos ahora los momentos de la Pitonisa. En el caso de Phil, quizás ha sido
película El día de la marmota en los que un error o una gran confusión. Pero no lo
vemos síntomas de esta doctrina del eterno siente así y decide realizar toda clase de
retorno. Phil ha descubierto, para su enor- estudios médicos, tratando de encontrar,
me pesar, que está atrapado en la sucesión quizás, algún daño neurológico. Pero no,
ciese un demonio48 y nos dijera que este araña y este claro de luna entre los árboles,
instante tal como lo estamos viviendo, se e igualmente este instante y yo mismo– ¡y
repetirá una y mil veces? ¿Cuál sería nues- tú con él, polvillo del polvo”.
tra reacción? Nietzsche dice que en prin- ¿No te arrojarías al suelo y rechinarías
cipio nos revolcaríamos en el piso y diría- los dientes y maldecirías al demonio que
mos que no queremos vivir de la misma así te habla? ¿O has tenido la vivencia algu-
manera esto que aconteció. Pero también na vez de un instante terrible en que le res-
podría suceder que adoptásemos otra acti- ponderías: “¡Eres un Dios y nunca escuché
tud; podríamos considerar tal vez que ese nada más divino!”? Si aquel pensamiento
instante es divino, que ese instante es per- llegara a tener poder sobre ti, así como
fecto. Pero atendamos de modo conjunto eres, te transformaría y tal vez te trituraría;
a sus palabras: frente a todo y en cada caso, la pregunta:
“¿quieres esto una vez más e innumerables
Aforismo 341. La mayor gravedad. veces nada más?”,¡recaería sobre tu acción
Qué te sucedería si un día o una noche como la mayor gravedad! ¿O como tendrí-
se introdujera furtivamente un demonio as que llegar a ser bueno contigo mismo y
en tu más solitaria soledad y te dijera: “Esta con la vida, como para no anhelar nada
vida, así como la vives ahora y la has vivi- más sino esta última y eterna confirmación
do, tendrás que vivirla una vez más e innu- y sello?49
merables veces más; y nada nuevo habrá Como puede verse por el texto anterior,
allí, sino que cada dolor y cada placer y la idea del eterno retorno tiene un carácter
cada pensamiento y cada suspiro y todo lo hipotético. No se está haciendo referencia
indeciblemente pequeño y grande de tu a ninguna conformación de la realidad,
vida tendrá que regresar a ti, y todo en la sino que podríamos adoptar como hipóte-
misma serie y sucesión –e igualmente esta sis para la vida la idea de que todo retorna.
48 Aquí nos gustaría advertir al lector sobre la importancia de la figura de lo demoníaco en el ámbito de la
reflexión filosófica. Se trata de una singular figura de pensamiento en la que se concentran el riesgo de pen-
sar, el atentado contra las convicciones más profundas. De cierta manera la imagen de lo demoníaco es la de
aquello que pone en crisis los principios y valores ya asimilados y aceptados por una comunidad o un indivi-
duo. Con lo demoníaco adviene una crisis en el ámbito de lo ya pensado y establecido, y por tanto, una invi-
tación a pensar, a renovar nuestros hábitos, costumbres e ideas. Podríamos recordar, por ejemplo, el demo-
nio o divinidad interior (gr. daimon) que continuamente le decía a Sócrates qué era lo que no debía hacer, tal
como lo narra Platón en la Apología de Sócrates. O bien el caso de Descartes, que en la primera de sus
Meditaciones metafísicas habla de una suerte de genio maligno que podría continuamente hacernos creer
que las cosas que son verdaderas son falsas, o que aquellas que consideramos como falsas sean en realidad
verdaderas. El caso del Fausto de Goethe (1749-1832) y la sexta parte de Las tentaciones de San Antonio de
Flaubert (1821-1880) también son sintomáticas en este sentido.
49 Fiedrich Nietzsche, La gaya ciencia, trad. José Jara, Monte Ávila, Venezuela, 1985, p. 200.
¿Qué hacemos cuando nos enfrentamos a Pero Sísifo aún no había agotado todos sus
una existencia que hemos vivido de una recursos. Antes de morir le dijo a su esposa
manera a la cual ya no deseamos retornar? que cuando él se marchase no ofreciera los
Nietzsche señala que, en el instante en que la ritos funerarios, llamados ritos ctónicos, tras
voluntad se enfrenta con aquello que ya no los cuales las almas de los muertos descendí-
podemos cambiar, eso precisamente es trans- an al Hades para descansar en paz. Una vez
formado allí por ella a partir de su querer, de muerto, Sísifo se quejó ante el dios Hades de
su afirmación de la vida. Por eso, la hipótesis que su esposa no estuviera cumpliendo con
del eterno retorno de lo mismo niega su pro- sus deberes, y lo convenció para que le permi-
pio contenido, esto es, el acontecimiento ya tiese volver al mundo de los vivos y así “disua-
pasado que no queremos rememorar, en la dirla”. Pero cuando regresó a Corinto, su ciu-
afirmación de sí misma en el presente que dad, rehusó volver al mundo subterráneo,
siempre se repite. hasta que fue devuelto allí a la fuerza por
Por eso Nietzsche dice eterno retorno de Hermes. Así, en aquel eterno lugar subterrá-
lo mismo. Ahora bien, cuando afirma el eter- neo Sísifo fue obligado a empujar una piedra
no retorno de lo mismo está con eso afirman- enorme cuesta arriba por una ladera empina-
do el eterno retorno de lo diferente. ¿Qué quie- da, pero antes de que alcanzase la cima de la
re decir esto? Que lo que vuelve una y otra colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y
vez, esto es, el eterno retorno, no es lo idénti- Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el
co sino lo mismo o diferente. La mismidad es principio (Homero, Odisea, XI, verso 593 y
una característica que establece no sólo la ss.). De allí que su pena sea para nosotros un
relación entre dos o más momentos, cosas o claro ejemplo del eterno retorno de lo
individuos, sino también la relación de cada mismo, porque una y otra volvía a subir y a
uno de ellos consigo mismo, tal como inten- bajar con aquella piedra, repitiendo conti-
taremos mostrarlo en el apartado siguiente. nuamente lo mismo, y en cada repetición, sin
Como ejemplo de este eterno retorno de embargo, se daba la diferencia porque ningu-
lo mismo, podríamos recordar aquí el mito na subida y ninguna bajada podría haber sido
de Sísifo, fundador y rey de Feira, hijo de idéntica a otra. Por eso, cuando Nietzsche se
Eolo y Enarte y marido de Mérope. Desde refiere al eterno retorno de lo mismo, está
los tiempos de Homero, Sísifo tuvo fama de precisamente advirtiendo que lo que vuelve
ser el más astuto de los hombres. Por ello una y otra vez de modo incesante es lo dife-
sucedió que Tánatos, la muerte, fue a buscar- rente, no lo idéntico e irrepetible. Creo,
lo. Sin embargo, se cuenta que Sísifo la apri- igualmente, que el mejor camino para degus-
sionó con grillos en sus extremidades, por lo tar esta complicada hipótesis del eterno retor-
cual nadie murió hasta que Ares llegó a libe- no de lo mismo es a través de los elementos
rar a Tánatos y puso a Sísifo bajo su custodia. que ofrece El día de la marmota.
I
Phil: ¿Puedo comprarte una copa? Jim
Beam, hielo, agua.
Camarero: ¿Para usted, señorita?
Rita: Vermut dulce en las rocas, revuelto, por
favor. Escena de la película Hechizo del tiempo
Tercera consideración:
invención de la identidad
personal
Pero, si no soy la misma, la siguiente pregunta es Entonces, con la finalidad de alcanzar
¿quién demonios soy? ¡Ah, éste es el gran enigma! Y se
puso a pensar en todas las niñas que conocía y que una cierta sensibilidad y perplejidad respec-
tenían su misma edad, para ver si podía haberse to de aquel problema de la naturalidad o
transformado en una de ellas. bien la invención de la identidad, señale-
LEWIS CARROLL mos lo siguiente. El término “invención”
Alicia en el país de las maravillas procede del sustantivo neutro latino inven-
tum, que oportunamente puede traducirse
En esta tercera consideración continua- por “des-cubrimiento” o bien por “inven-
remos nuestro camino a partir de lo que ción”. La posibilidad de su doble traduc-
nos auspiciaron la primera consideración ción, sin embargo, abre a una dificultad no
sobre el azar y la segunda sobre el eterno menor en el ámbito de nuestra reflexión. Si
retorno de lo mismo, y podríamos añadir se opta por la primera vía de traducción, la
también de lo no idéntico. Por ello, aquí nos del des-cubrimiento o des-ocultamiento,
proponemos avanzar sobre el problema de afirmamos que lo que define a un indivi-
la identidad, pero desde el punto de vista duo como lo que es, lo que le es propio y
filosófico. No trataremos sobre la identidad constitutivo, es algo que está ahí desde
desde el punto de vista lógico o matemáti- siempre y puede ser des-cubierto o des-
co, sino más bien desde el punto de vista ocultado progresivamente en la experiencia
subjetivo, en virtud de los elementos que cotidiana. Desde este punto de vista, la
nos ofrece El día de la marmota. identidad personal no es el resultado de
Como hemos sugerido, en el ámbito de fuerzas que van constituyendo al individuo
la filosofía nos movemos por medio de pre- como lo que es. Todo lo contrario, la iden-
guntas. En este caso, la cuestión sería la tidad es algo que el individuo va progresiva-
siguiente. Con la identidad, o bien asisti- mente descubriendo y desenvolviendo en el
mos al descubrimiento de lo propio, de lo transcurso de su experiencia diaria. Va
que cada uno de nosotros es en sí mismo, o encontrando aquello que ya está impreso
bien a la invención o artificio de aquello en él, su naturaleza, definición o identidad.
que somos. ¿Hay una identidad por natura- Ahora bien, si se prefiere en cambio la
leza o bien nuestra propia identidad es una traducción de inventum como “invención”,
suerte de invento que resulta del azar y del se ofrece con ello un sentido casi antagóni-
eterno retorno de lo mismo? Llevaremos ade- co, pues se afirma así la construcción e
lante el camino de nuestras reflexiones a invención de la identidad del individuo no
partir de distintos modelos, tal como lo como algo que le pertenece, como una
hicimos, por ejemplo, con el problema de cierta naturaleza, sino como una emergen-
lo real y de la realidad en el capítulo I y con te de la colisión cotidiana entre distintas
el de la Fortuna en el capítulo II. fuerzas que atraviesan su experiencia dia-
ria. Por eso, con el juego de traducción que mento por el cual cada cosa es lo que es y
suscita esta bella palabra latina, estamos no otra cosa, ofreció sin embargo en el
delante de nuestro problema, que, por libro V de la misma obra los lineamientos
supuesto, formulamos con la modalidad de indispensables para comprender la noción
una pregunta: ¿cómo podemos concebir de identidad.50 Según este principio cada
que aquello que nos define como lo que cosa o individuo es idéntico a sí mismo, y
somos sea una invención azarosa y siempre se formula del siguiente modo: A = A.
cambiante en virtud de las diversas fuerzas Ahora bien, no se trata sólo de una fór-
que nos traspasan? ¿Cómo admitir que mula abstracta en el orden del pensamien-
podemos dejar de ser los que somos para to, ya que el lenguaje cotidiano escucha-
devenir en otros, que luego serán otros?, mos continuamente afirmaciones que
¿cómo es posible que consideremos y hasta remiten a esta concepción de la identidad
afirmemos la invención, construcción o o naturaleza de una cosa o individuo: “Mi
creación de nuestra propia identidad? naturaleza es tal”, “¿Qué querés que haga si
Podemos presentar tres modelos que soy así?”. “Yo soy así”, “Siempre fui de tal
nos permitirán pensar el problema de la modo”. Este primer modelo implica que
identidad. Se trata de tres caminos que se hay algo como la identidad, lo verdadera-
han sucedido históricamente. Por eso, para mente propio, la naturaleza originaria, y
caracterizarlos con sus elementos mínimos que esta identidad se muestra de modo
nos serviremos de algunas fuentes de la variado en la experiencia cotidiana. Como
filosofía. Los primeros dos, aunque diver- si la multiplicidad de apariciones o mani-
sos, corresponden a la concepción de la festaciones respondiesen a una única fuen-
identidad como des-cubrimientos o des- te o raíz, a una única e irrepetible identi-
ocultamientos. El tercero, en cambio, al de dad. Pero este primer modelo no sólo
la identidad como una invención que implica que hay algo así como una identi-
emerge como fruto del azar y del eterno dad, una naturaleza de las cosas, sino que
retorno de lo mismo. además ella es comprensible. El individuo
Consideremos, entonces, brevemente el que se aboca al estudio –en este caso de la
primer modelo, al que podemos situar en filosofía–, estaría en condiciones de dedi-
el proceso histórico-filosófico al que damos carse al conocimiento de la esencia o iden-
el nombre de Antigüedad. Si bien tidad de las cosas. Por tanto, este primer
Aristóteles no dedicó en su Metafísica gran modelo señala no sólo la existencia de la
atención al principio de identidad, al funda- identidad, de aquello que hace que cada
cosa sea lo que es y no otra cosa, sino tam- ción. Pero, ¿cómo puede ser que la identi-
bién la posibilidad cierta que tiene el filó- dad de una cosa o un individuo se alcance
sofo de des-cubrir aquella identidad. Y no cuando ésta o éste entran en contradicción
sólo sus manifestaciones, sino también su consigo mismos? ¿Cómo es posible que la
esencia y origen. identidad se alcance por medio de la dife-
Por su parte, el segundo modelo, si bien rencia o la contradicción? En el capítulo
no atenta contra la idea de identidad que segundo del libro II de su Ciencia de la
sugiere el primero ya que del mismo modo lógica (que, más allá de su título, trata
implica su existencia, introduce la diferen- sobre problemas de metafísica), Hegel ana-
cia, la alteridad o la otredad, en la com- liza el problema de qué es la identidad. La
prensión y constitución de la identidad. nota 1 de este capítulo trata sobre el prin-
Este segundo modelo corresponde a lo que cipio de identidad y recupera la formula-
damos en llamar Modernidad. Y quizá haya ción que propuso Aristóteles. Lo interesan-
sido Hegel quien más agudamente reflexio- te allí es que Hegel juega con la idea de que
nó sobre esta necesidad de la diferencia, de para Aristóteles la identidad aparece como
la alteridad, y, por qué no, de la contradic- lo opuesto a la contradicción, y que la con-
ción en la realización de la identidad. tradicción es precisamente lo que destruye
Mientras que en el caso de Aristóteles la identidad.
hay un esfuerzo desmedido por distinguir
completamente la identidad de la contra- La determinación esencial de la identi-
dicción, en el caso de Hegel se da el movi- dad está expresada en la proposición: Todo
miento contrario. Su preocupación es es igual a sí mismo, A = A. O bien en
cómo conciliar la identidad con la contra- forma negativa: A no puede al mismo
dicción. Pero, ¿cómo es esto posible si la tiempo ser A y no-A.51
identidad precisamente expresa lo que cada
cosa es en sí misma, mientras que la contra- Cuando presentamos la identidad de
dicción señala que una cosa es distinta de una cosa o individuo consigo mismo, lo
aquello que dice que es? ¿O no decimos, hacemos por medio de la primera de las
por ejemplo, que alguien es contradictorio formulaciones: A = A. En este punto el lec-
cuando dice dos cosas distintas o contrarias tor podrá observar que con esta fórmula
respecto de un mismo asunto? Aristóteles deja afuera el cambio, el movi-
En el caso de Hegel, la máxima identi- miento, el devenir. De esta manera, la
dad es precisamente la máxima contradic- identidad queda encerrada en sí misma.
51 George Wilhem Friedrich Hegel, Ciencia de la lógica, trad. R. Mondolfo, Solar / Hachette, Buenos Aires,
1968, p. 359.
Con la formulación A = A, Aristóteles nos este modo, Hegel sostiene que, para expre-
está diciendo que todo lo que es, es idénti- sar la identidad de algo consigo mismo, ese
co a sí mismo. Y esto implica la exclusión algo tiene que entrar en oposición consigo
completa de toda diferencia, de toda alteri- mismo, tiene que desdoblarse, tiene que
dad, de toda contradicción, que sobreven- salir de sí mismo. Por eso para Hegel el
ga con el cambio, el movimiento o el deve- principio de identidad A = A, en realidad
nir. Su fórmula expresa la exclusión de esconde la contradicción: A = -A. ¿Por qué?
todo devenir. Porque cuando queremos expresar aquella
Sin embargo, la segunda formulación, primera A tenemos que hacerlo a través de
la negativa, es distinta, precisamente por- la segunda A. En principio deberíamos
que acoge en su seno el devenir, el cambio, decir que esa segunda A ya no es estricta-
el movimiento. Recordémosla: A no puede mente la primera A, sino que es otra, es
ser al mismo tiempo A y no-A; como si dijé- diferente.
ramos que una hoja de papel no puede ser Pero Hegel, va a decir que, ya en su
al mismo tiempo hoja de papel y cenizas. primera formulación (A = A) de la identi-
En todo caso, una hoja de papel puede dad, Aristóteles conduce a la alteridad, a
convertirse, devenir en cenizas si le prendo la diferencia, a la contradicción. Para él, la
fuego, pero lo que de ningún modo puede identidad se realiza o alcanza en la dife-
tener lugar es que simultáneamente sea rencia, en la contradicción, consigo
hoja y ceniza. En rigor, esta formulación misma. La primera A para expresar su
está expresando el principio más general identidad se abre a la segunda A. Lo
del pensamiento, al que Aristóteles dedica importante aquí es que cada individuo
gran parte del libro IV de su Metafísica: el necesita abrirse para expresar su identi-
principio de no contradicción. En el caso de dad. Necesita ex-presarse, re-presen-tarse,
Hegel, es como si fuesen dos caras de la re-flexionar, esto es, establecer una rela-
misma moneda, ya que ambas formulacio- ción consigo mismo. Y si la identidad se
nes están destinadas a señalar la identidad alcanza o realiza en la relación que cada
de una cosa consigo misma. cosa o individuo mantiene consigo
Para Hegel, precisamente el problema mismo, la identidad vive en el movimien-
ya está implícito en la formulación misma to por el cual cada cosa o individuo sale
del principio de identidad, esto es, en A = A. de sí mismo para expresarse, para negar su
¿Por qué? Porque para poder expresar la aislamiento y comprenderse a sí mismo en
identidad de aquella primera A es necesario su retorno. ¿O no podríamos decir acaso
expresar la segunda A. Como cuando, por que cuando le preguntamos a alguien
ejemplo, decimos: “Este lápiz es idéntico a cómo es, cuál es su identidad, él necesita
este lápiz”, y señalamos el mismo lápiz. De expresarse, salir de sí mismo, re-presentar-
se, desdoblarse, re-flexionar, para ofrecer na está en oposición con toda mi imagen en
unas palabras sobre sí mismo? el espejo y toda la imagen en el espejo está
En el caso de Hegel, la verdadera iden- en oposición con toda mi persona. Así,
tidad es alcanzada a través de la contradic- cuando los dos términos, el afirmativo y el
ción que cada cosa o individuo mantiene negativo, están en plena oposición, es por-
consigo mismo. Como si cada individuo que cada uno de ellos es el otro. Cuando yo
tuviese que ponerse, mostrarse, expresarse, me miro en un espejo de dos metros, entro
como otro, como diferente, para recom- en contradicción conmigo mismo. Soy y no
poner su verdadera identidad. Como si soy al mismo tiempo, tal como quería evi-
cada uno tuviese que mostrarse de modo tarlo Aristóteles. Es en ese momento de
particular como otro de sí mismo. De allí máxima contradicción donde para Hegel
que Hegel llame “reflexión” al modo en alcanzo la máxima identidad, porque el que
que cada cosa sale de sí misma. Como está en el espejo soy yo. ¿Por qué? Porque
aquella primera A que se desdobla, se especular es reflexionar, y reflexionar me
niega y se contradice, en una segunda A, permite alcanzar mi verdadera identidad.
para finalmente recomponer su verdadera Si bien son distintas las posiciones de
identidad en el proceso completo, en el Aristóteles y Hegel sobre la identidad,
signo de equivalencia en aquella primera ambos comparten la existencia de algo así
fórmula. como la identidad, la naturaleza de la cosa,
Veámoslo con el famoso ejemplo del esto es, aquello que la hace ser lo que es.
espejo. Para ser yo mismo lo afirmativo, y mi Del mismo modo, comparten ambos la
imagen en el espejo lo negativo. Si la ima- posibilidad de que el filósofo acceda a su
gen del espejo es el negativo y yo soy el posi- conocimiento. Lo que los distingue de
tivo, tanto más entro en oposición cuanto modo irreconciliable es precisamente la
más todo lo que aparece en el espejo lo presencia del cambio, el movimiento, el
tenga yo y todo lo que tenga yo aparezca en devenir en la constitución de la identidad,
el espejo. Por ejemplo, yo tengo piernas. que Aristóteles rechaza enfáticamente y
Pero si no aparecen mis piernas en el espe- Hegel afirma como condición de la realiza-
jo del baño, mis piernas no estoy en com- ción de la identidad.
pleta oposición con la imagen del espejo. Y Podemos centra el tercer modelo no
si la imagen del espejo no está en total opo- sólo en la figura de Friedrich Nietzsche,
sición con lo que soy yo, hay algo de mí, en sino también en las filosofías del siglo
este caso mis piernas, que no está en el XX y XXI que reconocen en él su fuente
espejo. Pero si, en cambio me voy del baño de inspiración, como en los casos de
al dormitorio, donde tengo un espejo gran- Michel Foucault, Gilles Deleuze,
de, ahí la oposición es total: toda mi perso- Jacques Derrida y Gianni Vattimo, entre
otros. Se trata de un modelo más radical Este tercer modelo sostiene que la cons-
que el segundo. Pues no sólo se afirma la trucción de identidades como un todo
contradicción, la diferencia en la consti- coherente es el fruto de una invención, que
tución de la identidad, sino que se niega no hay identidades como algo naturalmen-
la posibilidad que por medio de aquélla te propio, que las identidades son el resul-
se descubra o desdoble la verdadera tado de construcciones de las que no
identidad. somos, por otro lado, completamente artí-
Las identidades, para este tercer mode- fices. Se trata de un modelo profundamen-
lo, son multiplicidades que continuamente te crítico, en el que se busca el desenmas-
se inventan y construyen a través de los caramiento de aquella presunta identidad
diversos modos en que los individuos son o naturaleza originaria.
atravesados por fuerzas diversas. No hay Como ejemplo para la comprensión de
identidades naturales, esenciales, origina- este tercer modelo consideremos el nom-
rias, sino tan sólo multiplicidades de expe- bre propio. Se trata de algo que me perte-
riencias y apariciones. Para este tercer nece exclusivamente, que me singulariza,
modelo, la identidad sostenida en los otros que me define como lo que soy. El nombre
dos modelos es tan sólo un concepto abs- propio aparece como un testimonio fuerte
tracto que construimos para ordenar, orga- y decisivo de mi propia identidad. Sin
nizar y conferir coherencia a una multipli- embargo, si en medio de la calle gritamos
cidad de experiencias singulares que no nuestro nombre, podríamos afirmar con
guardan una relación necesaria entre sí. Un cierta seguridad que varias personas se
ejemplo muy claro de esto es el relato que darían vuelta preguntando: “¿Qué?”.
confeccionamos de cada uno de nosotros, ¿Cómo es esto posible? Si el nombre me es
es decir de nuestra identidad narrada en propio, es porque, insistimos, me singula-
nuestra historia personal. Progresivamente riza, me distingue de otros. Entonces, hay
elaboramos un relato coherente de noso- un nombre que siento como propio, que
tros mismos, porque quién de nosotros me identifica, pero qué sucede si también
estaría dispuesto a ofrecer una narración identifica a muchos otros. ¿Sigue siendo
contradictoria de sí mismo, expresar clara- propio ese nombre propio? Ciertamente ese
mente las fuerzas contrarias y contradicto- nombre es la consecuencia de una imposi-
rias que fluctúan en la experiencia cotidia- ción. Un vocablo no ha venido conmigo al
na, tanto la pasada como la presente. mundo. Y sin embargo, yo creo que es mío
Optamos por elaborar un relato lineal, y lo defiendo porque éste es mi nombre.
ordenado y profundamente coherente de Me molesto cuando alguien lo escribe mal,
nosotros mismos. cuando alguien no lo entiende. Quizá
suceda que ese nombre que siento como identitarias. Así cada uno de nosotros es
propio, cuyo origen pudo haber sido, insis- muchos a la vez. Y esos muchos que somos
to, el azar, progresivamente ha ido cobran- cada uno de nosotros pueden bien ser
do una suerte de fuerza trascendental o simultáneamente contradictorios. Como
trascendente en mí al punto de llegar a cuando un docente desea continuar con su
definirme, a constituirse como uno de los actividad a la vez que renunciar definitiva-
pilares de mi identidad. Y si bien cuando mente a ella para siempre.
era chico aún me era dificultosa la relación Pero volvamos El día de la marmota. Phil
con aquel nombre, porque no respondía encuentra que, si bien experimenta un eter-
siempre que me llamaban, en el transcurso no retorno, una repetición incesante de lo
de la experiencia lo he asimilado, al punto mismo, no por ello todo es idéntico. En la
de concebirlo como propio y definitorio. repetición ha logrado encontrar una dife-
Del mismo modo, creo, vamos orde- rencia. Ahora bien, una vez advertido de
nando el desorden real y concreto de nues- que esa diferencia es posible, ese mínimo
tra experiencia cotidiana hasta unificarla cambio en la repetición le permite –de algu-
en identidades, en órdenes que olvidamos na manera– conformarse una identidad.
como elaboraciones artificiales. Es que Phil no sólo aprovecha la repeti-
Así, algunos de los elementos que se ción para conquistar a Rita, sino que tam-
ponen en juego en la invención de identida- bién su misma persona va adquiriendo y
des que aparecen como multiplicidades, son construyendo elementos que lo modelan
fechas diversas, velocidades distintas, segmen- como un sujeto. Un ejemplo de esto lo
tos procedentes de otras identidades, dife- encontramos en su aprendizaje del piano.
rentes territorialidades que se van sedimen- Al escuchar una obra para piano en la
tando en el individuo como capas y superfi-
cies, diversas temporalidades que traspasan a
un individuo y líneas de fuga. Todos estos
componentes, que funcionan en la inven-
ción de identidades, a su vez se conectan
pasiva y activamente con otras multiplicida-
des o identidades. Lo importante en esto es
considerar que cualquier punto de estas
composiciones, invenciones o identidades Detalle de una de las pinturas
puede colisionar con otros puntos de otras sobre Marilyn Monroe que el artis-
composiciones o identidades y, con ello, dar ta norteamericano Andy Warhol
(1928-1987) realiza en los años ’60
lugar al surgimiento de otras composiciones
radio, Phil se interesa por tomar lecciones. propia existencia. Es así que cronometra
Es así que día a día interrumpe la clase de una rutina diaria en la que puede ir reali-
una niña para tomar siempre su primera zando distintas actividades que favorecen a
lección de piano: los demás, como salvar una y otra vez a un
niño de una caída de un árbol, ayudar una
Phil: Me gustaría una lección de piano. y otra vez a un grupo de mujeres de edad
Profesora: Estoy con una estudiante. Pero avanzada con un problema en su auto,
si quieres puedes venir mañana… etcétera. Es en estas acciones en las que
Phil: Quisiera empezar ahora. Puedo Phil recupera el placer de lo cotidiano, y
pagarte $ 1.000. poco a poco comienza a afirmarse en su
Profesora: ¡Pasa! propia vida. Ese afirmarse en su vida es un
afirmar de la vida misma. Una expresión
Y hacia el final de la película, se lo puede de su voluntad de poder.
ver tocando en la fiesta del pueblo, Al final de la película, Phil es un hom-
mientras todos lo ovacionan. bre que mira de frente el porvenir y que
afronta con alegría la práctica de su propia
Profesora: Él es mi estudiante. ¡Estoy tan vida. De alguna manera, así lo atestiguan
orgullosa! las últimas palabras del filme, en las que
Phil: Gracias… Phil logra superar su amanecer del 2 de
Rita: ¡No sabía que tocabas tan bien! febrero:
Más allá del ejemplo del piano, Phil, en la Phil: ¿Sabes que día es hoy?
repetición de su mismo día, agrega un rasgo Rita: No, ¿qué día?
más a su identidad, la cual aparece como una Phil: Hoy es mañana. Sucedió. Estás aquí. Yo
multiplicidad en continua transformación. estoy aquí.
En la misma repetición y diferencia, cons- (Se besan con pasión.)
truye o inventa su propia identidad. Rita: ¿Por qué no estabas así anoche? Te que-
Para concluir, a lo largo de la película, daste dormido.
Phil va entendiendo que la eterna repeti- Phil: Fue un muy largo día.
ción de lo mismo no tiene que ser en sí una Rita: ¿Hay algo que pueda hacer por vos hoy?
experiencia agobiante que lo conduzca de Phil: Estoy seguro que puedo pensar en
modo irremediable a los diferentes suici- algo…
dios que ensaya, sino que, por el contrario, (Salen a la calle y el día es soleado y radiante.)
es en esa repetición incesante de lo mismo Phil: ¡Es tan hermoso! Vivamos acá.
en la que encuentra la afirmación de su Alquilaremos para empezar.
Actividades
Para que el docente realice con los alumnos leza, que le es propia, o bien es el resultado del entrama-
1. En la segunda consideración de este capítulo tratamos do de sus relaciones en la ciudad?
sobre la doctrina del eterno retorno de lo mismo, esto es, b. Que los alumnos presenten los distintos modelos identi-
sobre la concepción circular del tiempo. Allí sugerimos de tarios que circulan en el filme: el intelectual, el político, el
varios modos que en la repetición lo que vuelve eterna- adolescente sensible, el adolescente frívolo, la mujer
mente es la diferencia y no lo idéntico. Proponemos que el independiente, la mujer sometida, etcétera, etcétera.
docente solicite a sus alumnos la redacción de un texto en c. Que los alumnos presenten por escrito los elementos que
el que cada uno de ellos elija un hecho que se repita de para ellos se ponen en juego en la construcción de su
modo incesante todos los días. La finalidad de esta activi- propia identidad.
dad es que los alumnos puedan encontrar las diferencias
que están presentes en cada repetición de lo mismo. 3. Que los alumnos realicen un pequeño trabajo monográfi-
co sobre la incidencia de los medios masivos de comuni-
2. En la tercera consideración del capítulo trabajamos sobre el cación en la construcción de la identidad. En este punto
problema de la identidad a través de tres modelos. es deseable que cada uno de ellos elija un programa de
Sugerimos al docente que vea y analice con sus estudiantes radio o televisión en el que para él se ponga en juego el
la película Caterina en Roma (2003) de Paolo Virzi. Caterina problema de la identidad. La finalidad de esta actividad
es una adolescente de 13 años que acaba de mudarse, del es que los alumnos puedan detectar los recursos que uti-
pequeño pueblo donde nació, a Roma. Ama la música, es lizan los medios masivos de comunicación para incidir de
honesta y pueblerina, con un padre dominante y ambicioso, modo activo en la construcción de la identidad personal.
Giancarlo, que se siente infeliz porque está convencido de
que merece algo más de este mundo. Es un escritor frustra- 4. Que los alumnos formen grupos de no más de cuatro
do, con una novela descansando en un cajón. Para lograr integrantes y realicen un trabajo de acuerdo con las
romper el anonimato y venderla a algún canal de televisión, siguientes indicaciones. Deberán elegir una noticia de
confía en que su hija lo ayude; para ello la inscribe en uno de amplia difusión, del orden social, político, económico o
los colegios más exclusivos de la ciudad y la alienta a salir cultural, que comprometa la identidad de un individuo.
con sus compañeras, pertenecientes a ilustres familias. Una vez seleccionada la noticia, deberán relevar la mayor
Efectivamente, Caterina se hará amiga de las dos líderes de cantidad de información posible sobre ella, acudiendo a
la clase: una de estilo progresista, con madre escritora y los distintos medios. Una vez recogido el material, debe-
padre intelectual; la otra, una salvaje y vivaz niña, cuyo rán presentar las distintas versiones del suceso, y con
padre es un parlamentario que lidera el partido de derecha. ello poner en evidencia la pluralidad de identidades que
A través de esas jóvenes Caterina no sólo pondrá en crisis su se construyen en torno de un mismo y único sujeto. En
identidad sino que hará una invención de ella. En virtud de este punto, sugerimos al docente tener presente, como
ello proponemos al docente las siguientes actividades: ejemplo, la película El Ciudadano Kane (1941) de Orson
a. Que los alumnos presenten sus opiniones sobre la iden- Wells, en la que se ofrecen al menos seis diversos relatos
tidad de Caterina: ¿se trata de una identidad, una natura- y versiones de un mismo individuo.
Bibliografía sugerida
Bibliografía
Segunda consideración:
el eterno retorno
61 Esta obra fue publicada por Descartes en latín como Principia Philosophiae en 1644 y luego fue traducida
al francés por su amigo Claude Picot, como Les principes de la Philosophie. Éscrits en Latin par René Des
Cartes, et traduits en francois par un de ses Amis.
tronco es la física y las ramas que brotan de otros que todos los libros de todos los sabe-
este tronco son todas las otras ciencias que res posibles. Ese diccionario aparecía en
se reducen principalmente a tres: a saber, la sueño como sinónimo de la imagen del
medicina, la mecánica y la moral, enten- árbol, ya que expresa, como éste, la unidad
diendo por ésta la más alta y perfecta moral de los saberes y el privilegio de la filosofía
que, presuponiendo un completo conoci- sobre ellos. De allí que aquella imagen del
miento de las otras ciencias, es el último árbol y ésta del diccionario sugieran una
grado de la sabiduría.62 jerarquía entre los distintos saberes.
¿Cuál es, entonces, la implicancia que
Esta ilusión cartesiana sobre la unidad podemos desprender de la imagen del
de los saberes y la prioridad de la filosofía árbol en particular? Que en las raíces, en la
sobre ellos habían sido captadas por él en filosofía primera, está concentrado el
tres sueños que tuvo en la noche que va del núcleo de vida de la estructura o tronco del
10 al 11 de noviembre de 1619. conocimiento, ya que sin el alimento que
Narraremos brevemente el tercero de los es saboreado por ellas se secan el tronco y
sueños para que nuestro lector vea cómo los frutos que se desprenden de sus ramifi-
esta centralidad de la filosofía procede de caciones. Como si los principios de las
una ilusión, de un sueño, esto es, de una ciencias particulares que conforman el
apariencia, espectro o simulacro de reali- tronco y las ramas dependiesen de modo
dad. En aquella ensoñación aparecía un natural de los generalísimos principios
extraño visitante que repentinamente se dados por la misma filosofía primera.
acercaba a una mesa en la que había una
Imagen de
serie de libros, entre ellos un diccionario y pensamiento: un árbol
un libro de poemas. En determinado
momento leía atentamente un verso que
decía: “Qué camino seguiré para la vida”
(lat.: Quod vitae sectabor iter). Pero inme-
diatamente descubría que en el diccionario
estaban contenidos todos los poemas posi-
bles. De lo que deducía que con el único
instrumento del diccionario se podrían
componer y recomponer no sólo ése sino
todos los libros de poemas, que no son
62 René Descartes, Los principios de la filosofía, “Carta del autor al traductor”, trad. Guillermo Quintás, ed.
Alianza, Madrid, 1995, p. 15.
Ahora bien, esta consideración según la sus pareceres sobre la naturaleza, el estado
cual por detrás de toda manifestación de de la humanidad, etcétera. Y por ello se
pensamiento en general se encuentran considera desde esta perspectiva que es el
principios filosóficos que operan como su filósofo quien puede ofrecer, como espec-
origen, principio, causa o fundamento, ha tador privilegiado, la última palabra aun en
sido muy propia de la tradición filosófica el ámbito de las ciencias y las artes.
occidenta, como si la filosofía misma fuese Pero este camino desconoce neciamente
en este sentido un saber generalísimo testi- que la mirada, en nuestro caso, de un artis-
moniado por el resto de los saberes o disci- ta, y en particular de un cineasta, ya está
plinas particulares. Baste con mencionar los previamente preñada de las dificultades
casos de Platón (428/427-347 a. C.) y de propias de su oficio, arte o práctica.
Aristóteles (384-322 a. C), sobre los que Obstáculos sobre los que trabaja con los
volveremos en distintos momentos de este instrumentos y soportes propios del len-
cuadernillo. guaje de su oficio. En este punto, un direc-
Repetidas veces sucede que la reflexión tor de cine, antes de revelarnos en sus pelí-
que se lleva adelante en el ámbito general culas el estado actual de la humanidad, ela-
de la filosofía intenta avanzar sobre las dis- bora una respuesta concreta a inconvenien-
tintas formas de las ciencias y de las artes, tes de orden cinematográfico, los cuales
como si se tratase de un saber que está en generalmente son desconocidos para los
la base de toda otra manifestación de pen- que llevan adelante la labor filosófica.
samiento. En este punto, no sería oportu- La creencia de que, por detrás de cada
no ni conveniente olvidar que unos son los manifestación artística y cinematográfica
modos en que los filósofos se apropian y en particular, hay una cosmovisión explíci-
elaboran sus consideraciones sobre la pra- ta o implícita, esto es, que detrás de cada
xis científica y artística, y otros son los obra hay una teoría filosófica que la expli-
modos ciertos y concretos en que los cien- ca, no deja de ser, de cierta manera, una
tíficos y artistas –a través de distintos len- pesadilla. Más grave es aún la considera-
guajes– inquieren sobre diversos proble- ción de que la obra de arte en general y la
mas, que por supuesto pueden ser afines a cinematográfica en particular son un testi-
los filosóficos pero no reductibles a ellos. monio o reflejo de una doctrina filosófica.
Sin embargo, la vanidad que ciertas Por eso, consideramos que el vínculo
veces adormece las formas de llevar adelan- entre los saberes en general y entre “filoso-
te la labor filosófica hace creer, como en fía” y “cine” en particular puede ser conce-
sueños, que el científico y el artista siempre bido desde otra perspectiva: no como una
están queriendo expresar una mirada filo- relación testimonial, sino como una relación
sófica del mundo, un modo de representar de equivalencias en la que se ponen en
63 Este término de origen griego está compuesto por el prefijo syn, que traducimos aquí por “junto a”, “con”,
y el sustantivo “páthos”, “afección” o “pasión”.
64 Esta obra se encuentra conformada por dos volúmenes: El anti-Edipo (L’Anti-Œedipe), de 1972, y Mil mese-
tas (Mille Plateaux), de 1980.
65 Gilles Deleuze y Felix Guattari, Rizoma, Pre-Textos, Barcelona, 1977, pp. 15-16.
culo entre el espectador y la representación de sus tres grandes autores –Esquilo (525-
dramática o cinematográfica. Queriéndolo 426 a. C), Sófocles (491-406) y Eurípides
o no, sabiéndolo o no, el espectador abre (480-406)–, a través de distintos caminos
allí su intimidad, y de esta forma las pasio- ha buscado representar el vínculo entre las
nes que se encierran en él se liberan de acciones humanas y la fatalidad (gr. até), el
diversas maneras. destino (gr. anágke) y la fortuna (gr.
Por otro lado, bien podemos afirmar moira), que imponen las decisiones de los
que éste era el sentido propio de la tragedia dioses a los hombres. Y podemos hallar sin
griega o ática del siglo V a. C.: produce la duda una continuidad entre aquellas trage-
conmoción y transformación de los espec- dias y las películas que trataremos aquí
tadores por medio de la representación desde el punto de vista filosófico: Matrix I
dramática. Pero, ¿no podríamos transpor- (1999), Corre, Lola corre (2000), Dos vidas
tar esta intención a la experiencia cinema- en un instante (1998) y El día de la marmo-
tográfica en nuestros días? Ésta, a través de ta (1993). En ellas de modos diversos se
los sueños, espectros o fantasmas de la pone en juego el vínculo problemático que
representación, nos mueve de modo cierto se establece entre la libertad de las acciones
y real a la compasión, al temor y, no en humanas y el destino, la fortuna y el azar.
último término, a la reflexión.67 Así, con estas primeras reflexiones
Un poco más allá, tragedia, cine y filo- hemos querido tan sólo hacer llegar al lec-
sofía se reúnen en la propuesta temática de tor la manera en que vincularemos aquí
este cuadernillo. Su título, “Destino, azar y cine y filosofía, no a la manera de una rela-
necesidad”, gira en torno de ciertas expre- ción de testimonio, como implicaría la ima-
siones del orden trágico, cinematográfico y gen del árbol, sino más bien de equivalen-
filosófico en las que se pone en juego el cias, como se desprende de la metáfora del
vínculo entre las acciones humanas en rizoma. A su vez, hemos buscado señalar la
cuanto a su libertad y autodeterminación forma en que el drama primero y luego el
frente al juego que imponen el azar, el des- cine irrumpen en la filosofía. Todo lo cual
tino y la necesidad. Ya la tragedia griega, en auspicia de manera cierta el camino que
las poquísimas obras que nos han quedado emprenderemos en los capítulos siguientes.
67 De hecho, son las palabras mismas las que en su raíz relacionan el drama con la filosofía, y del mismo
modo, entonces, el cine con la filosofía. El verbo griego theoréo significa “mirar”, “observar”, “contemplar”,
“considerar”, “mirar con agudeza”. De allí que una teoría (gr. theoría) sea una “visión”, una “contemplación”,
un “espectáculo” y una “especulación”. El teatro (gr. théatron) era así el lugar de la espectacularidad, de la
especulación, de la contemplación. Del mismo modo lo es el cine.
historia de la filosofía ni a nuestro cuader- irresoluble. Sólo tenemos acceso a las mira-
nillo. Le pedimos al lector que mientras das o perspectivas que Platón, Aristóteles,
avanza en su lectura imagine o bien dibuje Agustín, Tomás, Descartes, Hume, Kant,
un círculo. Verá así que los radios que pue- Hegel, Derrida, entre muchos otros, han
den desprenderse del centro son ilimitados. presentado en sus obras.
Cada uno de ellos expresa una perspectiva, Ahora bien, de esta imagen del círculo,
un punto de vista, que, por otra parte, es cuyo centro es el problema y sus radios, las
irreductible a los otros. Queremos decir, el expresiones del problema encarnadas en las
lugar que ocupa un radio no puede ser ocu- obras de los pensadores, debemos despren-
pado por otro. De ahí que la perspectiva de der una cierta consecuencia. Cada uno de
un radio sea única e irrepetible. Sin embar- los radios está a la misma distancia del cen-
go, desde el punto de vista del centro y no tro, y cada una de esas distancias es indiso-
de la periferia, nos veremos forzados a afir- luble por la otra. Esto nos hace pensar en
mar que todos los radios son uno e indife- lo siguiente: si Platón y Kant están a igual
renciados en aquel punto central. distancia del problema de lo real conside-
Si trasladamos esta imagen al vínculo rado en sí mismo, eso quiere decir que no
que mantiene el problema con los distintos ha habido progreso o evolución en la histo-
pensadores, podemos afirmar que cada uno ria de la filosofía. ¿Cómo puede ser esto
de los radios-filósofos expresa de modo par- posible? ¿No podríamos admitir que des-
ticular e irrepetible una perspectiva sobre el pués de veinte siglos, que es el tiempo que
problema. Pero como desde el punto de separa a Platón de Kant, se ha evoluciona-
vista del centro, como señalamos, prevalece do en las visiones filosóficas de lo real?
la indiferenciación de todos los radios, no Desde nuestro punto de vista deberemos
tenemos acceso al problema considerado en decepcionar al lector –o no– y responder
sí mismo sino tan sólo a sus distintas mani- de modo negativo. Es más, podríamos afir-
festaciones en los diversos pensadores. mar que en muchos casos la última palabra
Por ejemplo, durante toda la historia de sobre un problema la tiene alguien que está
la filosofía, desde los primeros griegos hasta por detrás y no necesariamente el que está
nosotros, se ha reflexionado en torno de la por delante. Hegel, en una carta enviada a
pregunta acerca de qué cosa es aquello que un amigo, decía: “Cuando quiero enterar-
denominamos real o realidad.69 Apoyados me de las últimas novedades en filosofía,
en la imagen anterior afirmaríamos que este leo a Platón”. En el mismo sentido, el his-
problema es en sí mismo inaprensible e toriador inglés de la filosofía Alfred North
LA CAJA DE PANDORA
Bibliografía sugerida
Bibliografía