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1822
T R Ai T A D O
DE L O S DELITOS

DE LAS PENAS.
TRATADO
DE LOS DELITOS
'4

D E L A S P E N A S .

POR BECCARIA.
N U E V A T R A D U C I O N .

C o n el C o m e n t a r i o de V o l t a i r e , la Respuesta de B e c c a r í a
' "H-
á las Notas y Observaciones de F a c c h i n e i , las O b s e r -
vaciones de H a u t e f o r t , las Cartas relativas á la o b r a ,
las Consideraciones de M . R c e d e r e r sobre la pena de
m u e r t e , las Notas ( e n t r e l a s cuales algunas i n é d i t a s )
de D i d e r o t , de M o r e l l e t , de Brissot de W a r v i l l e , de
M i r a b e a u , de S e r v a n , de R i z z i , de M . B e r e n g e r , c t c .

PRECEDIDA DE UNA NOTICIA S O B K E BECCARIA.

ct E n l a s c o s a s d i f í c i l e s , rio h a y q u e
e s p e r a r s e m b r a r y c o g e r loiío i i a v e z ; es
menester trabajar para liacer m a d u r a r , í
fin d e p o d e r r e c o g e r u n d í a l o s í r u t o j «¡u»
t e ban de sacar.
BICON.

M A D R I D ,

EN LA I M P R E N T A D E ALBAN.
Hállase también en casa de R O S A , en P a r í s , gran
P a t i o del Palacio R e a l .

\ 822-

14298
1080097388 AVISO DEL EDITOR.

» - ->;rt
• i",.,*
S i nos acordamos de los felices efectos que p r o -

dujo la obra -maestra deBeccarla , y que á ellos es

á quienes debemos la abolicion del tormento en la


yti'TUt mayor parte de los estados de E u r o p a , la supre-

sión de los suplicios y la mejoría de las leyes pena-

i 9 z-L .
les, deberémos siempre colocar á Beccaria entre

los bienhechores de la humanidad, y su libro

entre las producciones mas nobles del entendi-

miento humano.

E l tratado de los Delitos y de las Penas , ha te-

nido ya en Italia treinta y dos ediciones. S u aco-

gida en Francia ha sido igualmente favorable; se

ha traducido en todas las lenguas de la Europa.

P e r o nos atrevemos á decir que las traduciones que

nos han dado , carecen de la fuerza y energía del

original. L a del abale Morellet, hasta ahora la

a
mas eslimada , tiene demasiada frialdad y obscu- cesita para una obra completa: tiene a continua-
ridad en muchos casos. E s cierto que Beccaria es ción el Comentario de Voltaire, un extracto de las
algunas veces confuso y falto de claridad en los ob- respuestas de Beccaria á las Notqs y Observaciones
jetos muy delicados de tocar, en el pays y tiempos de Vicenzo Facchinei, las juiciosas Observaciones
en que vivia ( i ) . P o r esto nó se le debe vituperar, de Hautefort, el juicio de un celebre profesor, la
pues que no le era posible el poner mas claros Nata deBrissot de W a r v i l l e , y las Cartus de Bec-
algunos pasages. Pero á lo menos se ba tratado
caria y de Morellet, relativas al libro de los D e -
en esta nueva traducion, de no dejar nada que
litos y de las Penas.
pueda embarazar al lector; supliendo con las no-
Hemos agregado en el capítulo x x v m las
tas de varios autores célebres, la falta de claridad
excelentes Consideraciones de M. Rcederer, sobre
que ella de por sí no puede dar en algunas partes.
la pena de «merle. S e sabe que Mi Rccderer ha
Antes de hablar de eslas notas , debemos con- publicado en 1797, la edición mas elegante de
fesar que se ha buscado todo cuanto habia de me- la traducion de Morellet. A su beneficencia de-
jor en las traduciones precedentes, á excepción de bemos también varias notas inéditas del abale
la de M . Dufey, que no estaba aun publicada , y Morellet, que hemos unido á nuestra traducion ,
que luego ha parecido inexacta. con las de Diderot (de las que hay algunas que
S e ha añadido á esta edición todo lo que se ne- sehan publicado por la primera v e z ) , las de
Brissot de W a r v ille y diversos (rozos de Servan,

( i ) V é a s e al fin de este v o l u m e n , él p a r e c e r d e un pro- de Mirsbeau, de Rizzi, de M. Berenger, ele. etc.

fesor italiano. También hemos pueslo en cabeza una noticia

\
pfí A V I S O DFX EDITOR. » » AV.M.WVWWV*VW* ™«*»"•'

sobre B e c c a r i a H e m o s consultado todas las p u -

blicadas hasta ahora , y sobre todo la de la nueva


NOTICIA
B i o g r a f í a de los c o n t e m p o r á n e o s , y la que M . de
S O B R E B E C C A R I A -
L a l l y - T o l l e n d a l ha dado en la B i o g r a f í a univer-

sal. Igualmente hemos recogido varias notas de

diversas personas que han tenido la dicha de c o - CÉSAR BONESA.NO , Marques de BECCARIA ,
nació en M i l á n , en i ; 3 5 , de una familia no
nocer á B e c c a r i a , ó estaban en relaciones con
opulenta , pero sí célebre en el M i l a n é s , por los
su familia. guerreros y los sabios que habia producido.
D e s d e luego , y muy t e m p r a n o , manifestó te-
C r e e m o s pues, que hemos superado á aquellos n e r una alma viva y g e n e r o s a , mucha sensi-
qne han publicado antes que nosotros la misma bilidad, y un entendimiento inclinado á cosas
grandes. U n o s excelentes estudios desenvolvie-
o b r a ; y el lector se convencerá de ello cuando ron en él tres pasiones que le ocuparon muy
fuertemente toda su vida ; el a m o r de la libertad,
haya recorrido nuestra edición. la compasion por las miserias humanas y el a r -
C. Y . dor de la gloria. J a m a s estos nobles sentimientos
extraviaron el entendimiento de B e c c a r i a , como
sus enemigos pretenden, porque no hay mas que
los que siguen el fanatismo, la superstición y la
ignorancia que puedan escarriarse. A d e m a s , este
v>> ,•. .. . joven estaba dotado de una rara sabiduría y de
un juicio acertado , que le tubieron siempre lejos
de todo exceso.
Apenas salió del colegio cuando anunció lo
que debia de ser en breve ; un amigo de la razón
y de la humanidad. Habia aprendido la lengua
francesa, la que desde el último siglo se habia
hecho indispensable á la buena educación , y en-

/ \
tre sus primeros placeres , ponia el de formar su sentándole la gloria que la posteridad reservaba
entendimiento con la lectura de los filosófos. á sus esfuerzos. Principió su tratado á veinte
Las Cartas Personas de Monlesquieu son á las y cuatro a n o s , y publicó dos años después ,
que debió, como lo dice en su correspondencia , en 1 7 6 2 , un libro intitulado : Del desorden de
su « conversión á la filosofía >•, y esta alma i n - monedas en los estados de Milan, y de los medios
dependiente que le ha inspirado tan bellos pensa- de remediarlo.
mientos. E s t a obra tan útil hizo bastante ruido ; abrió
Aun manifiesta su reconocimiento por los g r a n - los ojos del gobierno Milanés , sobre la reforma
des escritores que acabaron de ilustrarle : M o n - monetaria , indispensable desde mucho tiempo.
taigne , B u f f o n , d ' A l e m b e r t , J . J . Rousseau , S e reimprimió en L u c a ; y sin duda que la t r a -
Monlesquieu, "Vollaire, Condillac, tales fueron ducion hallaria en Francia lectores que la verían
los maestros que escogió, y sobre cuyas trazas con placer; pero nunca se podria apreciar por su
marchó dignamente. justo v a l o r , porque el Ínteres que presenta es
E l conde de "Veri, el marques L o n g o , el conde absolutamente local. Así es también que leemos
Fírmiani y algunos otros filósofos, qne la Italia muy poco la historia de P o r t - R o y a l del grande
veia sin duda con asombro formarse en su seno , R a c i n e , mientras que sabemos sus tragedias de
se hicieron los amigos de Bcccaria. Muy pronto memoria.
se enlazó en los vínculos del matrimonio, y fué E n el mismo año 1762 , fué cuando Beccaria ,
tan feliz esposo, como era dichoso amigo. desolado al ver que en una poblacion de ciento
E s muy agradable el ver á un joven sabio y y veinte mil a l m a s , la ciudad de Milan ofreció
á un defensor de la humanidad , hablar con entu- apenas entonces, « veinte personas que gustasen
siasmo de su felicidad doméstica : pero esta feli- » de instruirse y que rindiesen homenage á la
cidad, tan rara en los grandes h o m b r e s , no podia » verdad y á la virtud , » se ocupó en formar una
durar siempre : Beccaria debia también ser p e r - sociedad de filósofos que emplearon todos sus
seguido. esfuerzos en esparcir las luces entre sus con-
A la edad de veinte y dos años había concebido ciudadanos.
el plan de su obra inmortal, sobre los delitos y Puesto á la cabeza de esta sociedad de amigos
las penas ; pero no se atrevia á emprender este de los hombres, Beccaria quiso hacer por su país,
t r a b a j o , con la libertad de espíritu de que se lo que Adisson habia hecho en Inglaterra, publi-
sentia animado , en un siglo y en un pais donde cando el Espectador : fundó una obra periódica ,
la inquisición florecía todavía. Sus amigos le es- intitulada el café, en la cual emprendió la crítica
timularon á arrostrar algunos obstáculos ,*reprc- de los vicios, de la ignorancia , y de las ridi-
culeces que se atribulan entonces á los I t a -
ianos. consecuencias que podia acarrearle el honor de
haber hecho un buen libro ; y Beccaria iba á que-
L o s trozos mas hermosos de esta recopila-
mar su manuscrito.
c i ó n , que pareció en 1764., y en ! 7 6 5 , son en
E l conde V e r i , y algunos de estos sabios que
general de Beccaria. L o que, sobre t o d o , se ha
habían estimulado á este jóven á componer el
admirado m a s , son sus Pesquisas sobre la natu -
tratado de los Delitos y de las Penas , le impidieron
raleza del estilo; en donde procura con energía
el sacrificar á su tranquilidad personal, un libro
estimular sus conciudadanos á entregarse á l o s
que debía tener tanta influencia sobre la felicidad
nobles trabajos del entendimiento, demostrando
del género humano. E s t e libro fué publicado en
que todo hombre ha recibido de la naturaleza
Milán en 1 7 6 4 , y atrajo la atención de toda la
bastante inteligencia para comprender, bastante
Europa ilustrada. L o s sabios, los jurisconsultos,
talento para escribir, y bastantes ideas para ser
todos los entendimientos elevados, y todas las
útil.
almas generosas, lo acogieron con entusiasmo :
E s t a pequeña obrita fue reimpresa en 1 7 7 0 , y en muy pocos meses tres ediciones fueron despa-
el Abate Morellet dió á luz , el año siguiente una chadas ; y la tercera fué la que el Abate Morellet
traducion de ella, que fué aprobada en F r a n c i a tradujo en francés por recomendación del respe-
porque lo merecia. table Lamoignon de Malesherbes.
Pero antes de establecer el Café, y mientras E l buen éxito del pequeño volúmen de los
que preparaba sus materiales, Beccaria habia Delitos y las penas , creció á medida que fué c o -
publicado ya la obra que le inmortaliza. E l libro nocido ; sucediendo lo que con las obras p r o -
de los Delitos y de las Penas fue concluido, y el fundas , pues que sirvió para que saliesen á luz
autor no tenia aun mas que veinte y seis años. una multitud de obras sobre el mismo objeto.
S i n embargo , la desconfianza que los hombres Justamente apreciado por d'Alembert, ano-
de un respetable talento han tenido siempre en tado por D i d e r o t , comentado por Voltaire ,
sus propias fuerzas , y mas aun acaso el temor de atacado por los frayles, rodeado de obras de
las persecuciones que veia ya prontas á suscitarse Servan , de Rizzi y de una infinidad de juriscon-
contra é l , le impidieron por lo pronto el publi- sultos, que marchaban sobre los pasos del sabio
car esta grande obra. E l sabia que á la aparición Milanés, el libro de los Delitos y las Penas , debia
de su libro , los frayles fanáticos agitarían todas de hacer sensación en los entendimientos juicio-
las serpientes de la calúmnia, y denunciarían al sos- S e tradujo en todas las lenguas de la Europa
escritor que se atrevía á ser filósofo. Algunos ( e l sabio Coray ha publicado una versión en
hombres tímidos le asustaron sobre las funestas griego moderno ) ; y en todas partes se ocuparon
ció á los Inquisidroes y á los P r í n c i p e s , pre-
de las reformas , cuya necesidad habia hecho sen-
sentó Beccaria como un ateo y como un sedicioso
tir el mismo Beccaria.
que era menester castigar, alteró el texto de su
Las bárbaras formas de la justicia c r i m i n a l ,
obra y le acusó de blasfémias que es imposible
se desenredaron y pusieron mas en orden ; los
hallar en las paginas del libro de los Delitos.
procesos fueron mas favorables al acusado ; el
Beccaria hubiera podido muy hien dispensarse
tormento fué abolido ; se rechazaron las antiguas
de responder á esta vil acusación; sin embargo lo
atrocidades judiciarias , consagradas por una ru-
hizo , porque vivia en un pais demasiado difícil;
tina dura y cruel; y mas tarde hemos visto los
y la mano que habia trazado la defensa animada
suplicios remplazados por la mas simple pena de
del género humano, destruyó al enemigo de la
muerte, el jury establecido , y las leyes mas hu-
humanidad y de la razón.
manas y mas justas.
N o obstante, el libro de Beccaria fué proscrito
« S i defendiendo los derechos de la humanidad
en Venecia por los Inquisidores de estado ; se
y la verdad eterna , decia Beccaria en su intro-
cabaló en Milán ; y fué menester al joven filán-
ducción , pudiese arrancar á la tiranía, ó á la
tropo , toda la protección del conde F i r m i a n i ,
ignorancia fanática, algunas de sus víctimas,
que tenia algún poder en el gobierno, para sus-
las lágrimas de gozo y las bendiciones de un solo
traerle de las persecuciones de sus compatriotas,
inocente vuelto al r e p o s o , me consolarían del
de quienes en el dia hace todo el orgullo.
desprecio del resto de los hombres. » T u b o la
E n t r e nosotros m i s m o s , los enemigos de la
dicha, anles de m o r i r , de ver cumplidos sus de-
filosofía se desalaron también contra un l i b r o ,
seos , y que su libro fuese la salva guardia de las
que debia traernos las mas dichosas reformas.
víctimas de la justicia humana.
L i n g u e t , en sus anales , lo atacó con una maldad
La grande Catalina, hizo transcribir el libro de tan refinada, que hubiera podido dañar la esti-
los Delitos y de las penas en su código ; la socie- mación que se tenia al autor, si el público hubiese
dad de B e r n a hizo acuñar una medalla en honor ignorado la fé que debia de prestar á los juicios
de B e c c a r i a , y todos los Príncipes ilustrados, de L i n g u e t , si las calumnias mas necias y des-
le hicieron la mas honrosa acogida Pero por ctra preciables no se hubiesen descubierto por sí mis-
parle , su libro , que Yoltaire llamaba el código ' mas en su crítica, y si Linguet no hubiese de-
de la humanidad, sublevó las pasiones de aquellos jado percibir demasiado los viles motivos que le
hombres que no viven sino haciéndose los escla- animaban para escribir.
vos de la tiranía, y del fanatismo , para oprimir
L o s mismos enemigos de B e c c a r i a , imputaron
la muchedumbre.
á Linguet, como una imbecilidad, el haber dicho
U n fraile de Vallombreuse le atacó , le denun-
que el libro de los delitos era « tan mal escrito dad de esta proposicion, la que se apresuró de
como débilmente pensado, » cuando por la pre- retractar en las ediciones que siguieron. Declaró,
cisión del estilo , la fuerza de los pensamientos, y en una nota preciosa que se avergonzaba de
la pureza de los principios, toda la gente de haber tenido unos pensamientos tan bárbaros.
gusto habia dado á Beccaria el nombre de el « se me ha acusado, d i j o , de impiedad y de se-
Fontenelle de los criminalistas, el Tácito de los dición , sin que fuese sedicioso ni impio: he ata-
jurisconsultos, etc. cado los derechos de la humanidad , y nadie se
E n cuanto á la anécdota en que Linguet pre- ha levantado contra mí »
tende que Beccaria instó á los jueces para poner Las críticas abominables y las persecuciones
á la cuestión de tormento al salteador Sarlorello , fanáticas que acibarraron los dias de este pací-
que habia despojado á sus amigos sobre el c a - fico amigo de la verdad, nos han privado, sin
mino real, está reconocido que es una calumnia duda , de otra obra .maestra; pues que Beccaria
que carece del mas leve fundamento, y que fué habia anunciado una grande sobre la legislación ;
imaginada en Paris para alimentar la envidia. tenia ya dispuesto el plan ; se ocupaba de ella ,
U n a s críticas de esta naturaleza no podian pero que no se atrevió á concluir ni á publicar.
perjudicar á B e c c a r i a ; que fué comentado por Con todo , si tenia motivos para temer el que
unos hombres mas dignos de él. Ademas de la los furores del fanatismo se despertasen , se les
obra de V o l t a i r e , Hautefort publicó algunas sa- vio uo obstante apagarse, cuando el nombre de
bias observaciones, que el autor Italiano honró Beccaria llegó á ser europeo , y cuando se pensó
con su aprobación; asintió también á los consejos que era menester ocuparle , para impedir que
del Abate M o r e l l e t , quien cambió la marcha de elevase de nuevo la voz en favor de los desgra-
la obra , y le dió un plan mas metódico. B e c c a r i a ciados. Sin duda que fué con este objeto que se
adoptó la forma que habia tomado su traductor, creó para é l , en Milán , en 1 7 6 8 , una cátedra de
y es la misma que despues se ha seguido. economía publica , la que desempeñó con dis-
Otra prueba dió de esta docilidad para la sabia tinción.
c r í t i c a , que no se nota mas que en los hombres S i no publicó mas que algunos opúsculos so-
de un mérito superior. Habia adelantado en las bre la administración , y sobre la e c o n o m í a , fué
rimeras ediciones de su libro que el que hiciese porque sintió, y conoció por la experiencia, que
ancarrota , aunque no fuese fraudulosa podia los hombres son ingratos y que es muy peligroso
ser detenido en rehenes de los créditos contra en ciertas circunstancias ocuparse de su felicidad:
é l , y forzado á trabajar por cuenta de sus acre- vió por todas partes los fdósofos persiguidos ; se
hedores. Alguno hubo que le hizo notar la cruel- acordó de cuantas facciones se habian sublevado

contra é l ; y contento con hacer el bien en s e -
creto , no se ocupó mas que en acabar en paz, á
P R O L O G O D E L A U T O R
la sombra de sús laureles, una vida que no e s -
taba perdida para la humanidad.
N o debemos olvidar el decir, que en 1781 tuvo
la gloria de proponer á su pais, para los p e -
sos, las medidas y las monedas, el sistema de- ALGUNOS restos de leyes de un antiguo pueblo
cimal , que la revolución ha adoptado después en conquistador, hechas recopilar por un príncipe,
Francia. que doce siglos ha reinaba en Constantinopla,
L a vida de un grande hombre eslá en sus misturadas despues* con ritos Lombardos, y en-
o b r a s , dijo Vollaire : no entretendremos pues vueltas en farraginosos volúmenes de privados y
mas tiempo al lector sobre, las ocupaciones de oscuros intérpretes , forman aquella tradición de
Beccaria : solo concluiremos diciendo que no opiniones que en una gran parte de la . Europa
buscaba mas que gozar pacíficamente de la vida tiene todavía el nombre de leyes : y es cosa tan
privada , cuando murió de apoplexía, á la edad común cuanto funesta ver en nuestros dias , que
de sesenta años , en el de 1 7 9 5 , llorado de todos una opinion de Carpzovius (1) , un uso antiguo ,
los que le conocieron , y mas digno aun de ser señalado por Clarus(2.),xm tormento sugeridocon
conocido y llorado del género humano. iracunda complacencia por Farinaccius(3),sean las
E n la antigua R o m a se hubiera llevado su lulo. leyes obedecidas con seguridad y satisfacción de
E n Esparta le habrian elevado altares» y en aquellos, que para regir las vidas y fortunas de
Londres se le habria colmado de honores. los hombres deberían obrar llenos de temor y
desconfianza. Estas leyes, heces de los siglos mas
S i el que hizo á la edad de veinte y seis años,
bárbaros , se han examinado en este libro por la
el libro de los Delitos y de las Penas, hubiese vi-
vido en un pais l i b r e , tendríamos otras obras
maestras, y la posteridad no se estrañaria del si-
lencio que Beccaria ha guardado el resto de su (O O C a r p z o w , jurisconsulo A l e m á n , al principio
vida. del siglo x v u .

» O C l a r o , j u r i s c o n s u l t o P i a m o n t e s , m u e r t o en 1575.
; 3 ) O F a r i n a c c i o , jurisconsulto cruel, m u e r t o en
R o m a su p a t r i a , e n 1618. D e j ó escritos t r e c e volúmenes
in-folio.
PROLOGO
DEI, AUTOR. 0CXÌ
parle que corresponden al sistema criminal, y
cuyos desórdenes se intenta exponer á los direc- namientos á los sabios lectores , á fin de cerrar
tores de la felicidad pública con un estilo que es- de una vez para siempre toda entrada á los e r r o -
panta al vulgo no iluminado é impaciente. L a res de un tímido zelo, ó á las calúmnias de la
ingenua averiguación de la verdad, la indepen- maligna envidia.
dencia de las opiniones vulgares con que se lia T r e s son los manantiales de donde se derivan
escrito esta o b r a , es un efecto del suave é ilumi- los principios morales y políticos, reguladores
nado G o b i e r n o , bajo el cual vive el autor. L o s de los hombres. L a Revelación, la ley natural, y
grandes Monarcas y bienhechores déla humani- los pactos establecidos de la sociedad. No hay
dad , que rigen, aman las verdades expuestas por comparación enlre la primera y las otras con r e -
los filósofos retirados con una sencillez vigorosa, lación á su fin principal; pero son semejantes en
opuesta al impulso fanático de aquellos que se que conducen todas tres para la felicidad de esta
prevalen de la fuerza ó de la industria, rechaza- vida mortal. Considerar las relaciones de la ú l -
dos por la razón: y los desórdenes presentes son, tima no es excluir las relaciones de las dos pri-
para quien bien examina todas las circunstancias', meras ; antes bien al modo que estas, sin e m -
la sátira y zaherimiento de las edades pasadas; bargo de ser divinas é inmutables, fueron depra-
no de este siglo ni sus legisladores. vadas por mil modos en los entendimientos de
los h o m b r e s , admitiendo estos malamente reli-
Cualquiera que quisiere honrarme con su c r í - giones falsas , y arbitrarías nociones de virtud y
tica , empiece pues por conocer bien el fin á que de vicio ; asi parece necesario examinar separa-
se dirige esta obra : fin que conseguido, bien l e - damente de toda otra consideración lo que nazca
jos de disminuir la legítima autoridad, serviría de las puras convenciones humanas ó expresas,
de aumentarla , si puede en los hombres mas la ó supuestas por la necesidad y utilidad común :
razón que la fuerza , y si la dulzura y la huma- idea en que toda secta y todo sistema de moral
nidad la justifican á los ojos de lodos. Las críticas debe necesariamente convenir; y será siempre
nial entendidas que se han publicado contra esle laudable empresa la que contribuyese á reducir
libro se fundan sobre confusas nociones ( i ) , y me aun los hombres mas incrédulos y porfiados,
obligan á interrumpir por un instante mis razo- para que se conformen con los principios que los
impelen á vivir en sociedad. H a y , pues, tres
distintas clases de vicio y de virtud: Religiosa , na-
(i) Veasé, despues del Comentario de Voltaire, la tural y política. Estas tres clases no deben ' amas
respuesta á las Notas y Observaciones. tener contradicción entre s í , pero no del mismo
a*
modo en todas las consecuencias y obligaciones su esencia ininulablcs y constantes; porque la
que resultan de las otras. N o todo lo que pide la relación entre dos mismos objetos es siempre la
Revelación lo pide la ley natural, ni todo lo que m i s m a : pero la Justicia humana, ó bien política,
esta pide lo pida la pura ley social, siendo impor- no siendo mas que una relación enlre la acción
tantísimo separar lo que resulla de los pactos y el vario estado de la sociedad, puede variar á
tácilos ó expresos de los h o m b r e s ; porque los proporcion que se haga necesaria ó útil á la mis-
límites de aquella fuerza son tales, que pueden ma sociedad aquella acción ; ni se discierne bien
ejercitarse legítimamente enlre hombre y h o m - sino resolviendo las complicadas y mudables re-
bre , sin una especial misión del S e r Supremo. laciones de las combinaciones civiles. Pero si
A s í , pues, la idea de la virtud política puede sin estos principios, esencialmente distintos , se con-
defecto llamarse variable. L a que resulta de la fundieren , no hay esperanza de raciocinar con
virtud natural seria siempre limpia y manifiesta si fundamento en las materias públicas. A los teólo-
las pasiones ó la flaqueza de los hombres no la gos pertenece establecer los confines de lo justo y
oscureciesen ; pero la que dimana de la virtud de lo injusto en la parle que mira la intrínseca
Religiosa es siempre una y constante ; porque re- malicia ó bondad del pacto; y al publicista deter-
velada de Dios inmediatamente está conservada minar las relaciones de lo, justo ó injusto político;
por él mismo. esto e s , del daño ó provecho de la sociedad. Ni
un objeto puede perjudicar al o l r o ; porque es
Seria, pues, un error atribuir á quien habla de manifiesto cuanlo la verdad, puramente política,
convenciones sociales y de sus consecuencias, prin- debe ceder á la inmutable virtud dimanada de
cipios contrarios á la ley natural ó á la revelación , Dios.
porque no trata de estas. Seria un error en quien,
hablando del estado de guerra antes del estado de
Cualquiera , repilo , que quisiere honrarme
sociedad, lo tomase en el sentido Iiolesiano , esto
con su crítica , no empiece suponiendo en mí
e s , de ninguna razón ni obligación anterior ; en
principios destruidores de la virtud ó de la reli-
vez de lomarlo por un hecho nacido de la c o r -
gión ; pues tengo demostrado no son tales los
rupción de la naturaleza h u m a n a , y de la falla
mios, y a s i , en lugar de concluirme incrédulo ó
de un establecimiento expreso. Seria un error
sedicioso , convénzame de mal lógico ó de iinpru-
impular á delito en un escritor que considera, las
denlepoli/ico: no se amotine por las proposiciones
emanaciones del pacto social, el no admitirlas an-
que sostengan el interés de la humanidad : há-
tes del pacto mismo.
game ver la inutilidad ó daño político que pueda
nacer de mis principios, y la ventaja de las prác-
L a Justicia Divina y la Justicia natural son por
ticas recibidas. He dado un público testimonio
de mi religión y de mi sumisión á mi Soberano T R A T A D O
con la respuesta á las Notas y Observaciones: seria
superfluo responder á otros escritos semejantes ;
pero quien escribiere con aquella decencia, que
tanto conviene á hombres honestos, y con aquel-
DE L O S DELITOS
los conocimientos que me dispensen de probar
Y
los primeros principios , de cualquiera clase que
fueren, encontrará en m í , no tanto un hombre
DE LAS PENAS.
que procura responder, cuanto un pacífico amante
de la verdad.

INTRODUCCION.

ABANDONAN los hombres casi siempre las reglas


mas importantes á la prudencia de un momento
ó á la discreción de aquellos , cuyo Interes con-
siste en oponerse á las leyes mas próvidas - y
asi como del establecimiento de éstas resultarían
universales ventajas , resistiendo al esfuerzo por
donde pudieran convertirse en beneficio de pocos;
asi de lo contrarío resulta en unos lodo el poder
y la felicidad, y en otros toda la flaqueza y la
miseria. L a s verdades mas palpables desaparecen
fácilmente por su simplicidad , sin llegar á ser
comprendidas de los entendimientos comunes.
N o acostumbran estos á discurrir sobre los o b -
ticas recibidas. He dado un público testimonio
de mi religión y de mi sumisión á mi Soberano T R A T A D O
con la respuesta á las Notas y Observaciones: seria
superfluo responder á otros escritos semejantes ;
pero quien escribiere con aquella decencia, que
tanto conviene á hombres honestos, y con aquel-
DE L O S DELITOS
los conocimientos que me dispensen de probar
Y
los primeros principios , de cualquiera clase que
fueren, encontrará en m í , no tanto un hombre
DE LAS PENAS.
que procura responder, cuanto un pacífico amante
de la verdad.

INTRODUCCION.

ABANDONAN los hombres casi siempre las reglas


mas importantes á la prudencia de un momento
ó á la discreción de aquellos , cuyo Interes con-
siste en oponerse á las leyes mas próvidas - y
asi como del establecimiento de éstas resultarían
universales ventajas , resistiendo al esfuerzo por
donde pudieran convertirse en beneficio de pocos;
asi de lo contrarío resulta en unos lodo el poder
y la felicidad, y en otros toda la flaqueza y la
miseria. L a s verdades mas palpables desaparecen
fácilmente por su simplicidad , sin llegar á ser
comprendidas de los entendimientos comunes.
N o acostumbran estos á discurrir sobre los o b -
jetos: por tradición , no por exámen , reciben de
las primeras simientes délas verdades útiles , por-
una vez todas las impresiones : de modo que solo
se mueven á reconocer y remediar el cúmulo de tanto tiempo infructuosas ( i ) .

desórdenes que los o p r i m e , cuando han pasado Conocemos ya las verdaderas relaciones entre
el Soberano y los súbditos , y las que tienen
por medio de mil errores en las cosas mas esen-
entre sí recíprocamente las naciones. E l comercio
ciales á la vida y á la liberlad, y cuando se ha»
animado á la vista de las verdades filosóficas ,
cansado de sufrir males sin número.
comunicadas por medio de la.imprenta, ha en-
L a s historias nos enseñan, que debiendo ser
cendido enlre las mismas naciones una tácita
las leyes pactos considerados de hombres libres,
guerra de industria , la mas humana y mas digna
han sido pactos casuales de una necesidad pasa-
de hombres racionales. E s l o s son los frutos que
gera : que debiendo ser dictadas por un desapa-
se cogen á la luz de este siglo ; pero muy pocos
sionado examinador de la naturaleza humana,
han examinado y combatido la crueldad de las
lian sido instrumento de las pasiones de pocos. La
penas y la irregularidad de los procedimientos
felicidad mayor colocada en el mayor número de-
criminales, parle de Legislación tan principal y
biera ser el punto á cuyo centro se dirigiesen las
tan descuidada en casi loda Europa. Poquísimos,
acciones de la muchedumbre. Dichosas , pues , subiendo á los principios generales, combatieron
aquellas pocas naciones , que sin esperar el tardo los errores acumulados de muchos siglos , suje-
y alternativo movimiento de las combinaciones tando á lo menos con aquella fuerza que tienen
humanas, aceleraron con buenas leyes los pasos las verdades conocidas el demasiado libre ejercicio
intermedios de un camino que guiase al bien , del poder mal dirigido, que tantos ejemplos de
evitando de este modo que la extremidad de los fria atrocidad nos presenta autorizados y repeti-
males les forzase á ejecutarlo : y tengamos por dos. Y aun los gemidos de los infelices sacrifi-
digno de nuestro reconocimiento al filósofo , que cados á la cruel ignorancia y á la insensible i n -
desde lo oscuro y despreciado de su aposento
luvo valor para arrojar entre la muchedumbre >i) Hace alusión á J . J . Rousseau.
g3nte. P o r consiguiente me contentaré con indicar
dolencia; los bárbaros tormentos con pródiga 6
los principios mas generales, las faltas mas c o -
inúiil severidad multiplicados por delitos, ó no
munes y errores mas funestos, evitando igual-
probados ó quiméricos; la suciedad y los horrores
mente los excesos de los q u e , por un amor mal
de una prisión, aumentados por el mas cruel
verdugo de los miserables , que es la incertidum- entendido de la libertad , tratan de introducir la

bre de su suerte, debieran mover aquella clase anarquía , como también los de aquellos que

de magistrados qua guian las opiniones de los en- quisieran someter á los hombres á la regularidad

tendimientos humanos. «le un claustro.'

E l inmortal presidente de Monlesquieu ha pa- ; Pero cual es el origen de las penas, y sobre

sado rápidamente sobre esta materia. L a verdad que está fundado el derecho de castigar ( i ) .'

indivisible me fuerza á seguir las trazas luminosas ¿ Cuales pueden ser los castigos que convengan

de este grande hombre.; pero los ingenios c o n - á los diferentes crímenes ? ¿ E s la pena de muerte,

templativos para quienes e s c r i b o , sabrán distin- verdaderamente útil, necesaria é indispensable

guir mis pasos de los suyos. Dichoso yo , si p u - para la seguridad , y el buen orden de la socie-

diese como é l , obtener las gracias secretas de dad ? ¿ Son justos los tormentos y las torturas ?

los retirados pacíficos secuaces de la r a z ó n , y si ¿ Conducen al objeto que las leyes se proponen i1

pudiese inspirar aquella dulce conmocion con • Cuales son los mejores medios de impedir ios

que las almas sensibles responden á quien sostiene delitos ? ¿ S o n las mismas penas igualmente ú ¡ ¡ -

los intereses de la humanidad. les en "todos tiempos ? ¿ Cual es.su influencia so-

Este seria tal vez el momento de examinar y bre las costumbres?

de distinguir las diferentes especies de delitos , Todos estos problemas, merecen que se trate

como también el modo de castigarlos; pero la de resolverlos, con aquella precisión geométrica

muchedumbre y la variedad de los crímenes , s e -


( i ) Estas dos lineas han si lo añadidas por_; el abale
gún las diferentes circunstancias de tiempos y lu-
Morelle!.
gares , nos echarian en un detalle inmenso y fati-
que triunfó de los artificios de los sofismas, de
las dudas tímidas y de la seducción de la e l o -
cuencia. CAPITULO PRIMERO.
M e tendré por muy dichoso , solo con tener el
mérito de haber presentado el primero á la Italia, Origen de lus Penas.
de un modo mas claro y extenso , lo que otras
s* i, ; " - .' %
naciones se han atrevido á escribir ( i ) y empie-
Las leyes son las condiciones con que los
zan á practicar.
hombres vagos é independientes se unieron en
Pero mientras sostengo los derechos del gé-
sociedad, cansados de vivir en un continuo es-
nero humano y de la invencible verdad , si pu-
tado de guerra, 5 de gozar una libertad que les
diese contribuir á salvad de una muerte horrenda ,
era inútil en la incerlidumbre de conservarla.
algunas de las desgraciadas víctimas de la tiranía,
Sacrificaron por eso una parte de ella para gozar
ó de la ignorancia que es igualmente funesta ,
la restante en segura tranquilidad. E l complexo
las bendiciones y las lágrimas de un solo i n o -
de todas estas porciones de libertad , sacrificadas
cente , vuelto á las sensaciones de alegría y de
al bien de cada uno , forma la soberanía de una
felicidad , me consolarían del desprecio del resto
n a c i ó n , y el Soberano es su administrador y le-
de los hombres.
gitimo depositario. Pero no bastaba formar este
deposito, era necesario también defenderlo d.:
las usurpaciones privadas de cada hombre en
( i ) B e c c a r i a es demasiado modesto ; no conozco nación
a l g u n a , e n la que antes que é l , nadie se haya atrevido particular. Procuran todos no solo quitar del
ú escribir en favor del h o m b r e expuesto á los falsos depósito ' a porcion propia, sino usurparse las
principios, y á la atrocidad de los tribunales. E n Ingla- agenas. Para evitar estas usurpaciones se necesi-
terra no han escrito, pero lo ponen en practica. taban motivos sensibles, que fuesen bastantes á
( Nota de Brissol de Waivüle.) contener el ánimo despótico de cada h o m b r e ,
cuando quisiere sumergir las leyes de la sociedad
que triunfó de los artificios de los sofismas, de
las dudas tímidas y de la seducción de la e l o -
cuencia. CAPITULO PRIMERO.
M e tendré por muy dichoso , solo con tener el
mérito de haber presentado el primero á la Italia, Origen de lus Penas.
de un modo mas claro y extenso , lo que otras
s* i, ; " - .' %
naciones se han atrevido á escribir ( i ) y empie-
Las leyes son las condiciones con que los
zan á practicar.
hombres vagos é independientes se unieron en
Pero mientras sostengo los derechos del gé-
sociedad, cansados de vivir en un continuo es-
nero humano y de la invencible verdad , si pu-
tado de guerra, 5 de gozar una libertad que les
diese contribuir á salvad de u:ia muerte horrenda ,
era inútil en la incerlidumbre de conservarla.
algunas de las desgraciadas víctimas de la tiranía,
Sacrificaron por eso una parte de ella para gozar
ó de la ignorancia que es igualmente funesta ,
la restante en segura tranquilidad. E l complexo
las bendiciones y las lágrimas de un solo i n o -
de todas estas porciones de libertad , sacrificadas
cente , vuelto á las sensaciones de alegría y de
al bien de cada uno , forma la soberanía de una
felicidad , me consolarían del desprecio del resto
n a c i ó n , y el Soberano es su administrador y le-
de los hombres.
gitimo depositario. Pero no bastaba formar este
deposito, era necesario también defenderlo d.:
las usurpaciones privadas de cada hombre en
( i ) B e c c a r i a es demasiado modesto ; no conozco nación
a l g u n a , e n la que antes que é l , nadie se haya atrevido particular. Procuran todos no solo quitar del
ú escribir en favor del h o m b r e expuesto á los falsos depósito ' a porcion propia, sino usurparse las
principios, y á la atrocidad de los tribunales. E n Ingla- agenas. Para evitar estas usurpaciones se necesi-
terra no han escrito, pero lo ponen en practica. taban motivos sensibles, que fuesen bastantes á
( Ñola de Brissol de Waivüle.) contener el ánimo despótico de cada h o m b r e ,
cuando quisiere sumergir las leyes de la sociedad
en su caos antiguo. E s t o s motivos sensibles son las
penas establecidas contra los infractores de aque- CAPITULO II.
llas leyes. Llámolos motivos sensibles , porque la
experiencia ha demostrado que la multitud no Derecho de castigar.
adopta principios estables de c o n d u c t a , ni se
aleja de aquella innata general disolución, que
T o d a p e n a ( d i c e el gran Montesquieu ) que no
en el universo físico y moral se observa , sino
se deriva de la absoluta necesidad , es Uránica :
con motivos que inmediatamente hieran en los
proposicion que puede hacerse mas general de
sentidos, y que de continuo se presenten al e n -
esta manera. T o d o acto de autoridad de h o m b r e
tendimiento , para contrabalancear las fuertes
á h o m b r e , que no se derive de la absoluta nece-
impresiones de los ímpetus parciales que se opo-
sidad . es tiránico. V e i s aqui la basa sobre que
nen al bien universal : no habiendo tampoco
el S o b e r a n o tiene fundado su derecho para c a s -
bastado la elocuencia, las declamaciones , y las
liaar los delitos : sobre la necesidad de defender
verdades mas sublimes á sujetar por mucho
el depósito de la salud pública de las particulares
tiempo Jas pasiones excitadas con los sensibles
usurpaciones; y tanto mas justas son las p e n a s ,
incentivos de los objetos presentes. cuanto es mas sagrada é inviolable la segundad
y m a y o r la libertad que el S o b e r a n o conserva á

» SUS subditos. Consultemos el corazon humano ,


y e n c o n t r a m o s en él los principios fundamen-
tales del verdadero derecho que tiene el S o b e r a n o
para castigar los delitos ; porque no debe espe-

r a r s e ventaja durable de la política m o r a l , cuando
no está fundada sobre máximas indelebles del

, \ hombre. Cualquiera ley que se separe de éstas ,


encontrará siempre una resistencia opuesta que
vence al fin ; del misino modo que una fuerza . los hombres para que le defiendan. E l agregado
aunque pequeña, siendo conlinuamenle aplicada, de todas estas pequeñas porciones de libertad
vence cualquier violento impulso comunicado á posibles forma el derecho de castigar : lodo lo
un cuerpo. demás es abuso , y no justicia : es hecho , no
Ningún hombre ha dado gratuitamente parte derecho. Obsérvese , que la palabra derecho no
de su libertad propia con solo la mira del bien es contradictoria de la palabra Jnerza; antes b.en
público : esta quimera no existe sino en las nove- aquella es una modificación de é s t a , cuya regla
las. Cada uno de nosotros querría , si fuese p o - es la utilidad del mayor número. Y por justic.a
sible , que no le ligasen los pactos que ligan á los entiendo yo solo el vínculo necesario para tener
otros (a). Cualquiera hombre se hace centro de unidos los intereses particulares , sin el cual se
todas las combinaciones del globo. reducirian al antiguo estado de insociabilidad.
L a multiplicación del género humano, pe- Todas las penas que pasan la necesidad de con-
queña por sí misma, pero muy superior á los servar este vínculo son injustas por su naturales*.
medios que la naturaleza estéril y abandonada También es necesario precaverse de no fijar, en
ofrecía para satisfacer á las necesidades, que se esta palabra justicia la idea de alguna cosa real,
aumentaban cada vez mas entre ellos , reunió los como de una fuerza física ó de un ser existente:
primeros salvages. Estas primeras uniones f o r - es solo una simple manera de concebir de los
maron necesariamente otras para resistirlas, y hombres: manera que influye infinitamente sobre
asi el estado de guerra se tranfirió del individuo Na felicidad de cada uno. No entiendo tampoco
á las naciones. p o r e s t a voz aquella diferente suerte de justicia,

F u e , pues, la necesidad quien obligó á Jos que dimana de Dios , y que tiene sus inmediatas
hombres para ceder parte de su libertad propia : relaciones con las penas y recompensas eternas.
y es cierto que cada uno no quiere poner en el
depósito público sino la porcion mas pequeña
que sea posible, aquella solo que basle á mover
que liga igualmente entre los hombres al mas
CAPITULO III. grande y al mas miserable , solo significa, que el
Ínteres de todos está en la observación de los
Consecuencias. pactos útiles al mayor número. La violacion de
cualquiera de ellos empieza á autorizar la anar-
L a primera consecuencia de estos principios quía. ( i ) E l Soberano , que representa la misma
e s , que solo las leyes pueden decretar las penas sociedad, puede únicamente formar leyes gene-
de los delitos ; y esla autoridad debe residir úni- rales que obliguen á todos los miembros ; pero
ramenle en el legislador , que representa toda la no juzgar cuando alguno haya violado el contrato
sociedad unida por el contrato social. Ningún social, porque entonces la Nación se divkliria
magistrado ( que es parle de ella ) puede con en dos partes : una representada por el Soberano,
justicia decretar á su voluntad penas contra otro que afirma la violacion , y otra del acusado , que
individuo de la misma sociedad. Y como una la niega (¿). E s , pues , necesario, que un tercero
pena extendida mas allá del límite señalado por juzgue de la verdad del hecho ; y veis aqui la
las leyes contiene en sí la pena justa , y otra mas necesidad de un magistrado, cuyas sentencias
en la extensión; se sigue, que ningún magistrado sean inapelables, y consistan en meras aserciones
bajo pretexto de celo ú de bien público, puede ó negativas de hechos particulares.
aumentar la pena establecida contra un ciuda-
dano delincuente. L a tercera consecuencia es , que cuando se

La segunda consecuencia es , que si todo


miembro particular se halla ligado á la sociedad , ( i ) E s t a voz obligación es una de aquellas mas f r e -
ésta también con cada uno de ellos por un c o n - cuentes e n la m o r a l que en cualquiera, otra ciencia , y
trato , que de su naturaleza obliga á las dos par- que son una expresión abreviada de un raciocinio y n o
tes. Esta obligación , que decendiendo desde el de una idea. B u s c a una a ta palabra obligación y no

trono , llega hasta las mas humildes chosas, v la encontrarás : haz un raciocinio ; y entendiéndote iü
m i s m o , serás entendido.
probase ser la atrocidad de las penas, sí no inme- romo legitimo depositario en quien se hallan las
diatamente opuesla al bien público , y al fin actuales resultas de la voluntad de todos. R e c í -
mismo de impedir los delitos, á lo menos inútil ; benlas, no como obligaciones de un antiguo jura-
aun en este caso seria ella no solo contraria á mento ; nulo, porque ligaba voluntades no exis-
aquellas virtudes benéficas , que son efecto de tentes; inicuo, porque reduela los hombres del
una razón iluminada, y que prefiere mandar á estado de sociedad al estado de barbarie ; sino
hombres felices mas que á una tropa de esclavos, como efectos de otro tácito ó expreso, que las
en la cual se haga una perpetua circulación de voluntades reunidas de los súbditos vivientes han
temerosa crueldad, pero también á la justicia y hecho al Soberano , como vínculos necesarios
á la naturaleza del mismo contrato social. para sujetar ó regir la fermentación interior de los
intereses particulares. Esta es la física y real auto-
ridad de las leves ¿Quien será, pues , su legí-
timo intérprete ? E l Soberano; esto e s , el depo-
CAPITULO IV. sitario de las actuales voluntades de todos, ó el
juez, cuyo oficio solo sea examinar si tal hombre
Interpretación de las leyes. haya hecho ó no una acción que les sea contraria.
E n lodo delito debe hacerse por el juez un silo-
Cuarta consecuencia. Tampoco la autoridad de gismo perfecto. Pondráse como mayor la ley
interpretar las leyes penales puede residir en los general; por menor la acción, conforme ó no
jueces criminales por la misma razón que no son con la ley, de que se inferirá por consecuencia la
legisladores. Los jueces no han recibido de nues- libertad ó la pena. Cuando el juez por füerza ó
tros antiguos padres las leyes como una tradición voluntad quiere hacer mas de un silogismo, se
y un testamento, que dejase á los venideros solo abre la puerta á la incertidumbre.
el cuidado de obedecerlo : recíbenlas de la socie- No hay cosa tan peligrosa como aquel axioma
dad viviente, ó del Soberano su representador, común, que propone por necesario consultar «1
T R A T A D O DE LOS DELITOS
interpretación la vaga resulta de toda aquella con-
espíritu de la ley. E s un dique roto al torrente de fusa série de nociones que le mueve la mente ?
las opiniones. Esta verdad que parece una para- ¿ Cuantas veces vemos los mismos delitos diver-
doja á los entendimientos vulgares, eu quienes samente castigados por los mismos tribunales en
tiene mas fuerza un pequeño presente desorden , diversos tiempos, por haber consultado, no la
que las funestas, aunque remotas consecuencias, constante y fija voz de la ley, sino la errante
nacidas de un falso principio, radicado en una instabilidad de las interpretaciones ?
nación, la tengo por demostrada. Nuestros cono- U n desórden que nace de la rigorosa y literal .
cimientos y todas nuestras ideas tienen una recí- observancia de una ley penal, no puede compa-
proca conexion : cuanto mas complicadas s o n , rarse con los desórdenes que nacen de la inter-
tanto mayor es el número de sendas que guian y pretación. Obliga este momentáneo inconve-
salen de ellas. Cada hombre tiene su m i r a , y niente á practicar la fácil y necesaria corrección
cada hombre la tiene diversa según los diferentes en las palabras de la ley, que son ocasión de la in-
tiempos. E l espíritu de la ley seria , pues, la cerlidumbre, impidiendo la fatal licencia de racio-
resulta de la buena ó mala lógica de un juez, de cinar, origen de las arbitrarias, y venales alter-
su buena ó mala digestión : dependeria de la vio- caciones. Pero un códice fijo de leyes, que se
lencia de sus pasiones, de la flaqueza del que deben observar á la letra, no deja mas facultad
sufre, de las relaciones que tuviese con el ofen- al juez, que la de examinar y juzgar en las accio-
dido , y de todas aquellas pequeñas fuerzas que nes de los ciudadanos si son ó no conformes á la
cambian las apariencias de los objetos en el ley escrita. Cuando la regla de lo justo y de lo
ánimo fluctuante del hombre. ¿ Cuantas veces injusto, que debe dirigirlas acciones, tanto del ciu-
vemos la suerte de un ciudadano trocarse en el dadano ignorante , como de! ciudadano filósofo,
paso que de su causa se hace á diversos tribu- es un asunto de hecho y no de controversia; en-
nales ; y ser las vidas de los miserables víctima tonces los súbditos no están sujetos á las pequeñas
de falsos raciocinios, ó de! actual fermento de tiranías de muchos, tanto mas crueles, cuanto
los humores de un juez, que torna por legítima
es menor la distancia entre el que sufre y el que
t a c e sufrir : mas fatales que las de uno solo , SUPLEMENTO AL C A P I T U L O IV.
porque el despotismo de pocos no puede corre-
girse sino por el despotismo de uno ; y la cruel- « Pretenden varios críticos que este capítulo
dad de un despótico es proporcionada con los anonada las leyes con esta máxima (que se halla
estorbos, no con la fuerza. Asi adquieren los ciu- al principio) ; la autoridad de las leyes no está
dadanos aquella seguridad de sí mismos , que es fundada en una supuesta obligación, etc. M e hallo
justa, porque es el fin que buscan los hombres en muy distante de abrazar esta opinion; y pienso ,
la sociedad que es ú t i l , porque l o s pone en el por el contrario , que no hay autoridad ninguna,
caso de calcular exactamente los inconvenientes ni l e y , que pueda descansar en otro fundamento
de un mismo hecho. E s verdad que adquirirán un que el que les asigna el autor italiano ; es decir,
espíritu de independencia ; mas no para sacudir la voluntad, expresa ó tácita de los ciudadanos
el yugo de las leyes, ni oponerse á los supe- Si no fuera esto a s i , se seguiria que una socie-
riores magistrados; s í , á aquellos que han osado dad , que, al formarse, hubiera establecido leyes
dar el sagrado nombre de virtud á la flaqueza de perjudiciales á la felicidad del mayor número,
ceder á sus interesadas y caprichosas opiniones. cuales, por ejemplo , las que dan á los deposi-
Estos principios desagradarán á los que establecen tarios del poder una autoridad muy extensa, no
como derecho transferir en los inferiores las cul- podria mudarlas nunca; y que establecidos una
pa« de la tiranía recibidas de los superiores. vez por las primeras convenciones, el despotismo

Mucho tendría que temer si el espíritu de tiranía y tiranía, serian incontrastables para siempre.

fuese compatible con el espíritu de lectura. Esta consecuencia , que á la primera vista pare-
ce algo remota , está sin embargo muy próxima
¿ la máxima de que la deducimos.

» L o s h o m b r e s , en la época de las primeras


sociedades, creyeron siempre que habian pre-
visto todos los casos, obviado á lodos los incon- leyes; tal es no solamente el estilo , sino tam-
venientes , y dado las mejores leyes posibles. bién el espíritu de todas las cancelarías de las na-
Con arreglo á esta idea, tan natural al h o m b r e , ciones civilizadas del mundo : declaramos y orde-
no dejaron de declarar que semejantes leyes
namos por el presente decreto perpetuo e irrevocable...
serian irrevocables para siempre ; aun llegaron
Y he aquí sin duda uno de los mayores obstácu-
hasta el extremo de prohibir toda especie de
los que se oponen á la perfección de las leyes en
exámen .de ellas, y de revocación , con mucha
todas las sociedades civilizadas.
mayor razón. Muchos legisladores antiguos im-
» A d e m a s , este obstáculo debe su fuerza y
pusiéron la pena de muer le á los que propusie-
existencia á la máxima contraria á aquella cuya
ran alterar sus leyes en la mas leve cosa. E s co-
defensa lomamos aquí.
nocida la acción de L i c u r g o , ó patraña á lo
>. ¿ Porqué miran y quieren que se miren como
menos que de él cuentan , y que prueba la mente
irrevocables las leyes que ellos establecen ? ¿ No
general de todos los legisladores : hizo pues j u -
es porqué creen que su actual voluntad, autori-
r a r á los Espartarcos, que en nada alierarian sus
zada eon el presente consentimiento de los ciu-
leyes, hasta la vuelta suya de un viage que iba
dadanos existentes, liga y obliga para siempre á
á hacer, decia, á D e l f o s ; y se desterró volunla-
todos los ciudadanos nacidos y por nacer? Si uuos
ria mente en seguida, con la mira de p o n e r á
convertios hechos muchos siglos ha ligan hasta
sus conciudadanos en la necesidad de no que- aquellas voluntades que no existian , el mas mo-
brantarle. derado exámen de una ley podrá ser un delito
•< E l que queria proponer la innovación de una digno del mayor castigo en una legislación ; porque
ley, habia de presentarse en la asamblea del pue- puede suponerse, y se ha realizado mas de una vez
blo , con el cordel al cuello; y le haogaban i n - la hipótesis; aunque sus ejemplos no se hallan
mediatamente , si se desechaba su propuesta. T o - presentes ahora á mi memoria ; puede suponer-
dos los fundadores de órdenes religiosas tuviéron se , repito , que al formarse las primeras leyes ,
la mismá manía de mirar como irrevocables sus se estipuló que seria castigado de muerle todo
bombre que se alreviese á llamar cualquiera lev
a exámen ; y el castigo sera justo , si las volun- CAPITULO V.
tades de los primeros ciudadanos, en el momento
de formarse la sociedad, obligáron á todos sus Oscuridad de las leyes.
descendientes hasta la consumación de los siglos.
» Con arreglo ál crítico mismo á quien aquí Si es un mal la interpretación de las leyes, e«
respondemos, revestida una vez la ley con las oiro evidentemente la oscuridad que arrastra con-
formalidades prescriptas, no obliga á lodos los sigo necesariamente la interpretación , y aun lo
ciudadanos nacidos y por nacer, mas que hasta será mayor cuando las leyes estén escritas en una

que la revoque otra acompañada de iguales re- lengua extraña para ci pueblo, que lo ponga en la
dependencia de algunos pocos , no pudiendo juz-
quisitos. Concede pues que los actuales ciudada-
gar por sí mismo cuál será el éxilo de su libertad
nos pueden desogar una antigua ley, y mandar
ó de sus miembros en una lengua que forma de
establecer otra nueva. A s i , le pregunto ¿ cómo
un libro público y solemne uno cuasi privado y
se conducirán los ciudadanos actualmente vivos,
doméstico. ¿ Que deberemos pensar de los hom-
para emprender el mandar hacer esta revoca-
bres, sabiendo que en una buena parte de la culta
ción ? Será preciso que examinen, se quejen ,
é iluminada Europa es esta costumbre invele-
representen, y se reúnan. Pero si se prohiben
rada ? Cuanto mayor fuere el número de los que
el exámen, quejas, representaciones, y reunio-
entendieren y tuvieren entre las manos el sacro
nes ?... » ( N o t a inédita del abate Murellet).
códice de las leyes, tanto menos frecuentes serán
los delitos ; porque no hay duda que la igno-
rancia y la inccrtidumbre ayudan la elocuencia

de las pasiones.
U n a consecuencia de estas últimas reflexionen
es, que sin leyes escritas no tomará jamas una
TRATADO DE LOS DELITOS

sociedad forma fija de "gobierno, en donde la


fuerza sea un efecto del todo y no de las partes : res humanos. Verá cuales fueron los efectos de
en donde las leyes inalterables, sin la general aquella, que erradamente llamaron antigua sim-
voluntad , no se corrompan pasando por el tropel plicidad y buena fe: la humanidad gimiendo bajo
de los intereses particulares. L a experiencia y Ja la implacable superstición : la avaricia y la ambi-
razón ban demostrado, que la probabilidad y ción de pocos tiñeron con sangre humana los
certeza délas tradiciones humanas se disminuyen depósitos del oro y los tronos de los reyes. Las
á medida que se apartan de su origen. ¿ P u e s traiciones ocultas, los estragos públicos, cada
como resistirán las leyes á la fuerza inevitable noble hecho un tirano de la plebe, los ministros
del tiempo délas pasiones, si n o existe un estable de la vérdad evangélica manchando con sangre
monumento del pacto social ? las manos que todos los dias tocaban el Dios de
E n esto se echa de ver, qué utilidades ha pro- mansedumbre, no son obras de este siglo ilu-"
ducido la imprenta, haciendo depositario de las minado, que algunos llaman corrompido.
santas leyes, no algunos particulares, sino el
público; y disipando aquel espíritu de astucia y
de trama que desaparece á la luz de las ciencias,
en apariencia despreciadas, y en realidad temidas CAPITULO VI.
de sus secuaces. Esta es 1a ocasion por qué vemos ' • ••'iBiij
disminuida en Europa la atrocidad de los delitos, Proporcion entre los Delitos y lus Penas.
que hacian temer á nuestros antiguos, los cuales
No solo es Ínteres común que no se coiuelau
eran á un tiempo tiranos y esclavos. Ouien conoce
delitos, pero aun lo es que sean menos frecuen-
la historia dedos ó tres siglos á esta parle, y la
tes , á proporcion del daño que causan en la
nuestra , podrá ver como del seno del lujo y de
sociedad. A s i , pues, mas fuertes deben ser los
la délicadeza nacieron las mas dulces virtudes,
motivos que retraigan los hombres de los deli-
humanidad, beneficencia y tolerancia de los erro-
tos , á medida que son contrarios al bien público,
y á medida de los estímulos que los inducen á ñas , que yo llamaré estorbos políticos , impiden
cometerlos. D e b e por esto haber una proporcion el mal efecto sin destruir la causa impelente,

entre los delitos y las penas. que es la sensibilidad misma , inseparable del.
h o m b r e ; y el legislador hace como el hábil ar-
E s imposible prevenir todos los desórdenes
quitecto , cuyo oficio es oponerse á las direccio-
en el combate universal de las pasiones humanas.
nes ruinosas déla gravedad, y mantener las que
Crecen éstas en razón compuesta de la poblacion
contribuyen á la fuerza del edificio.
y de la trabazón de los intereses particulares,
Supuesta la necesidad de la reunion de los
de tal suerte , que no pueden dirigirse geomé-
hombres, y los pactos que necesariamente resul-
t rica mente á la pública utilidad. E s necesario en
tan de la oposicion misma de los intereses pri-
la aritmética política substituir el cálculo de la
vados, encontramos con una escala de desór-
probabilidad á la exactitud matemática. V u é l -
denes, cuyo primer grado consiste en aquellos
vanse los ojos sobre la historia, y se verán crecer
que destruyen inmediatamente la sociedad y el
los desórdenes con los confines de los imperios ;
último en la mas pequeña injusticia posible c o -
y menoscabándose en la misma proporcion la
metida contra los miembros particulares de ella.
máxima n a c i o n a l , se aumenta el impulso hácia
E n t r e estos extremos están comprendidas todas
los delitos , conforme al Ínteres que cada uno
las acciones opuestas al bien público, que se
loma en los mismos desórdenes : asi la nece-
llaman delitos, y todas van aminorándose por gra-
sidad de agravar las penas se dilata cada vez mas
dos insensibles desde el mayor al mas pequeño (c).
por este motivo.
Aquella fuerza, semejante á un cuerpo grave, S i la geometria fuese adaptable á l a s infinitas y

que oprime á nuestro bien estar , no se detiene oscuras combinaciones de las acciones humanas,

sino á medida de los estorbos que le son opues - deberia haber una escala correspondiente de pe-

ios. L o s efectos de esta fuerza son la confusa nas , en que se graduasen desde la mayor hasta

serie de las acciones humanas : si éstas se e n - la menos dura ; pero bastará al sabio legislador

cuentran y recíprocamente se ofenden , las p e - señalar los puntos principales , sin turbar el
V DE LAS PENAS.
o r d e n , no decretando conlra los delitos del pri-
mer grado las penas del último (d). Y en caso de de las mutaciones que acaecen en las circuns-

haber una exacta y universal escala de las penas tancias de los paises, y por consecuencia siempre

y de los delitos, tendríamos una común y pro^ conformes al Ínteres común ; sino en razón de

bable medida de los grados de tiranía y de liber- las pasiones y de los errores de que sucesiva-

tad , y del fondo de humanidad, ó de malicia de mente fueron movidos los legisladores. "Verá

todas las naciones. muchas veces que las pasiones de un siglo son la

Cualquiera acción no comprendida entre los basa de la moral de los siglos que le siguen : que

límites señalados, no puede ser llamada delito ó las pasiones fuertes, hijas del fanatismo y del

castigada como tal, sino por aquellos que encuen- entusiasmo, debilitadas y carcomidas (por de-

tran su Ínteres en darle este nombre. L a incerti- cirlo asi) del tiempo, que reduce todos los fenó-

dumbre de estos límites ha producido en las menos físicos y morales á la igualdad, vienen

ilaciones una m o r a l , que contradice á la legis- poco á poco á ser la prudencia del siglo , y el

lación ; muchas actuales legislaciones , que se instrumento útil en manos del fuerte y del pru-

excluyen recíprocamente ; una multitud de leyes dente. D e este modo nacieron las oscurísimas

que exponen el hombre de bien á las penas nociones de honor y de virtud ; y son tales, por-

mas rigorosas, ha hecho vagos y fluctuantes los que se cambian con las revoluciones del tiempo,

nombres de vicio y de virtud; ha hecho nacer la que hace sobrevivir los nombres á las cosas : se

incertidumbre de la propia existencia, que p r o - cambian con los rios y con las montañas, que

duce el letargo y el sueño fatal en los cuerpos son casi siempre los confines, no solo de la g e o -

políticos. Cualquiera que leyere con desinterés grafía física, pero también de la moral.

fdosófico los códices de las naciones y sus anales, S i el placer y el dolor son los motores de los
encontrará casi siempre cambiarse los nombres entes sensibles : si entre las motivos que impelen
de vicio y de virtud, de buen ciudadano ó de reo , los hombres aun á las mas sublimes operaciones
con las revoluciones de los siglos, no en razón fueron destinados por el invisible Legislador el
premio y la pena ; de la no exacta distribución de
V DE X A S PENAS,

dadano, sino una nueva ley para cada delito.


éstas nacerá aquella contradicción (tanto menos
Alguna vez los hombres con la mejor mienc.on
observada, cuanto mas común ) que las penas
c a u s a n el mayor mal en la sociedad, y algunas
castiguen los delitos de que han sido causa. S i se
„tras con la mas mala hacen el mayor bien.
destina una pena igual á dos delitos , que ofenden
Otros miden los delitos mas por la dignidad
desigualmente la sociedad, los hombres no en-
de la persona ofendida, que por su importancia,
contraran un estorbo muy fuerte para cometer el
respecto del bien público. S i esta fuese la verda-
mayor, cuando hallen en el unida mayor ventaja. dera medida, una irreverencia contra el supremo
Ser debería castigarse mas atrozmente que el
asesinato de un monarca; siendo la diferencia de
la ofensa de una recompensa infinita por la supe-
CAPITULO VII.
rioridad de la naturaleza.
Finalmente, algunos pensaron que la gravedad
Errores en 1a graduación de las Penas. ^ del pecado se considerase en la graduación de los
delitos. E l engaño de esta opinion se descubría á
Las reflexiones precedentes me conceden el los ojos de un indiferente examinador de las ver-
derecho de afirmar que la verdadera medida de daderas relaciones entre hombres y hombres , y
los delitos es el daño hecho á la sociedad, y entre los hombres y Dios. Las primeras son rela-
por esto han errado los que creyeron serlo la ciones de igualdad. L a necesidad sola ha hecho
intención del que los comete. Esta depende de la nacer del choque de las pasiones y de la oposicion
impresión actual de los objetos y de la interior de los intereses la idea de la utilidad común, que es
disposición de la mente, que varían en todos los la basa de la justicia humana. Las segundas son
h o m b r e s , y en cada uno de ellos con la velo- relaciones de dependencia de un Ser perfecto y
císima sucesión de las ideas , de las pasiones y Criador, que se ha reservado á sí solo el derecho
de las circunstancias. Seria, pues, necesario for- de ser á un mismo tiempo Legislador y Juez, por-
mar , no un solo códice particular para cada ciu-
V DE X A S PENAS,

dadano, sino una nueva ley para cada delito.


éstas nacerá aquella contradicción (tanto menos
Alguna vez los hombres con la mejor mienc.on
observada, cuanto mas común ) que las penas
causan el mayor mal en la sociedad y algunas
castiguen los delitos de que han sido causa. S i se
„tras con la mas mala hacen el mayor b.en.
destina una pena igual á dos delitos , que ofenden
Otros miden los delitos mas por la d.gmdad
desigualmente la sociedad, los hombres no en-
de la persona ofendida, que por su importancia,
contraran un estorbo muy fuerte para cometer el
respecto del bien público. S i esta fuese la verda-
mayor, cuando hallen en el unida mayor ventaja. dera medida, una irreverencia contra el supremo
Ser debería castigarse mas atrozmente que el
asesinato de un monarca; siendo la dilerenc.a de
la ofensa de una recompensa infinita por la supe-
CAPITULO VII.
rioridad de la naturaleza.
Finalmente, algunos pensaron que la gravedad
Errores en 1a graduación de las Penas. ^ del pecado se considerase en la graduación de los
delitos. E l engaño de esta opinion se descubría á
Las reflexiones precedentes me conceden el los ojos de un indiferente examinador de las ver-
derecho de afirmar que la verdadera medida de daderas relaciones entre hombres y hombres , y
los delitos es el daño hecho á la sociedad, y entre los hombres y Dios. Las primeras son rela-
por esto han errado los que creyeron serlo la ciones de igualdad. L a necesidad sola ha hecho
intención del que los comete. Esta depende de la nacer del choque de las pasiones y de la oposicion
impresión actual de los objetos y de la interior de los intereses la idea de la utilidad común, que es
disposición de la mente, que varían en todos los la basa de la justicia humana. Las segundas son
h o m b r e s , y en cada uno de ellos con la velo- relaciones de dependencia de un Ser perfecto y
císima sucesión de las ideas , de las pasiones y Criador, que se ha reservado á sí solo el derecho
de las circunstancias. Seria, pues, necesario for- de ser á un mismo tiempo Legislador y Juez, por-
mar , no un solo códice particular para cada ciu-
/

.32 T R A T A D O DE LOS DELITOS V DE L A S PENAS.

que él solo puede serlo sin inconveniente. S i ha


establecido penas eternas contra el que desobe- CAPITULO VIII.
dece á su Omnipotencia, ¿ quién será el necio
que osará suplir por la Divina Justicia: que querrá Division de los delitos.
vindicar un Sér, que se basta á sí mismo : que
no puede recibir de los objetos impresión alguna Hemos visto que el dailo hecho a la socudad

de placer ó de dolor; y que solo entre todos los es la verdadera medida de los delitos. Verdad
palpable como otras , y que no necesita para ser
seres obra sin relación ? L a gravedad del pecado
descubierta cuadrantes ni telescopios , pues se
depende de la impenetrable malicia del corazon.
presenta á primera vista de cualquiera mediano
E s t a no puede sin revelación saberse por unos
entendimiento ; pero que por una maravillosa
seres limitados : ¿ como, pues, se la tomará por
combinación de circunstancias no ha sido cono^
norma para castigar los delitos? Podrán los hom-
¿ d a con seguridad cierta , sino de algunos pocos
bres en este caso castigar cuando Dios perdona ,
hombres contemplativos de cadaNaciony de cada
y perdonar cuando, castiga. S i ellos son capaces
siglo. Las opiniones asiáticas, y las pas.ones ves-
de contradecir al Omnipotente con la ofensa
tidas de autoridad y de poder han disipado ( m u -
pueden también contradecirle con el castigo (e).
chas veces por insensibles impulsos, y algunas
por violentas impresiones sobre la tímida credu-
lidad de los hombres) las simples nociones, que
acaso formaban la primera filosofía de la socie-
dad en sus principios, á la cual parece que nos
revoca la luz de este siglo con aquella mayor
fuerza que puede suministrar un cxámen geomé-
trico de mil funestas experiencias y de los mismos
impedimentos. E l órden proponía examinar y
distinguir aqui todas las diferentes clases de deli- bra. Cualquier delito aunque privado ofende la
tos y el modo de castigarlos; pero la variable sociedad; pero no todo delito procura su inme-
naturaleza de ellos, por las diversas circunstan- diata destrucción. L a s acciones morales, como
cias de las físicas, tienen su esfera limitada de actividad,
siglos y lugares, nos haria formar un plan y están determinadas diversamente del tiempo y
inmenso y desagradable. Bastarános, pues, indi- del lugar como todos los movimientos de natu -
car los principios mas generales y los errores raleza" solo la interpretación sofística, que es
mas funestos y comunes para desengañar asi los ordinariamente la filosofía de la esclavitud, puede
que por un mal entendido amor de libertad quer- confundir lo que la eterna Verdad distinguió con
rían introducir la anarquía , como los que desea-
relationes inmutables.
rían reducir los hombres á una regularidad
Síguense despues de estos los delitos contra-
claustral.
rios á la seguridad de cada particular. Siendo este
Algunos delitos destruyen inmediatamente la
el fin primario de toda sociedad legítima, no
sociedad ó quien la representa : otros ofenden la
puede dejar de señalarse alguna de las penas
particular seguridad de alguno ó algunos ciuda-
mas considerables, establecidas por las leyes & la
danos en la vida, en los bienes ó en el honor ;
violadon del derecho de seguridad adquirido por
y otros so-n acciones contrarías á lo que cada uno
cada ciudadano.
está obügado de hacer ó no hacer, según las L a opinion que cualquiera de estos debe tener
leyes respecto del bien público. L o s primeros, de poder hacer todo aquello que no es contrario
que por mas dañosos son los delitos mayores, á la leves, sin temer otro inconveniente que el
se llaman de lesa Magestad. L a tiranía y la i g n o - que puede nacer de la acción misma , deberia
rancia solas que confunden los vocablos y las ser el dogma político creido de los pueblos , y
ideas mas claras pueden dar este n o m b r e , y por predicado por los magistrados con la incorrupta
consecuencia la pena mayor á delitos de diferente observancia de las leyes. D o g m a sagrado, sin
naturaleza, y hacer asi á los h o m b r e s , como en el cual no puede haber legítima sociedad; r e -
otras infinitas ocasiones, víctimas de una pala-
36 T R A T A D O DE LOS DELITOS

rompeqsa justa de la acción universal que sacri-


CAPITULO IX.
ficaron los hombres , y que siendo común sobre
todas las cosas á cualquiera ser sensible , se l i -
Del honor. *
mita solo por las fuerzas propias. D o g m a que
forma las almas libres y vigorosas , y los enten-
Hay una contradicción notable entre las leyes
dimientos despejados que hace los hombres v i r -
civiles, celosas guardas sobre toda otra cosa del
tuosos con aquel género de virtud que sabe r e -
cuerpo y bienes de cada ciudadano , y las leyes
sistir al t e m o r , no con aquella abatida pruden-
de lo que se llama honor, que prefiere la opinion.
c i a , digna solo de quien puede sufrir una exis-
Esta palabra honor es una de aquellas que ha
tencia precaria é incierta. L o s atentados , pues ,
servido de basa á dilatados y brillantes razona-
contra la seguridad y libertad de los ciudadanos
mientos sin fijarle alguna significación estable y
son uno de los mayores delitos, y bajo esta permanente. ¡ Condicion miserable de los enten-
clase se comprenden, no solo los asesinatos y dimientos humanos , tener presentes con mas
hurtos de los hombres plebeyos, sino aun los co- distinto conocimiento las separadas y menos i m -
metidos por los grandes y magistrados; cuya portantes ¡deas de las revoluciones de los cuer-
influencia se extiende á una mayor distancia , y pos celestes que las importantísimas nociones
con mayor v i g o r , destruyendo en los subditos morales, flucluantes siempre , y siempre confu-
las ideas de justicia y obligación, y-substituyendo sas , según que las impelen los vientos de las
en lugar de la primera el derecho del mas fuerte, pasiones, y que la ciega ignorancia las recibe y
en que peligran finalmente con igualdad el que las entrega! P e r o desaparecerá esta paradoja si
lo ejercita y el que lo sufre. se considera que como los objetos muy inme-
diatos á los ojos se confunden(/), asi la mucha in-
mediación de las ideas morales hace que fácil-
mente se mezclen y revuelvan las infinitas ideas
- ' - *»

38 T R A T A D O DE LOS DELITOS

simples que las c o m p o n e n , y confundan las lí- en apariencia á la cabeza de todos los códices,
neas de separación necesarias al espíritu g e o m é - aun de los que le destruyen; pero la inmediación
trico que quiere medir los fenómenos de la s e n - de los h o m b r e s y el progreso d e sus conocimien-
sibilidad humana. Y se disminuirá del todo la tos han hecho nacer una infinita série de accio-
admiración del indiferente indagador de las cosas nes y necesidades recíprocas de los unos para
humanas que juzgare n o ser por acaso necesario los o t r o s , siempre superiores á la providencia
tanto aparato de m o r a l , ni tantas ligaduras para de las leyes , é inferiores al actual poder de
hacer los hombres felices y seguros. cada uno. Desde esta época c o m e n z ó el despo-
E s t e honor p u e s , es una de aquellas ideas c o m - tismo de la opinion , que era el único medio de
plexas , que son un agregado , no solo de ideas obtener de los otros aquellos b i e n e s , y separar
simples , sino de ideas igualmente complicadas , de sí los males á que no era suficiente la misma
que en el vario modo de presentarse á la mente, providencia de las leyes. Y la opinion es la que
ya admiten y ya excluyen algunos diferentes e l e - atormenta al sabio y al ignorante , la que ha
mentos que las c o m p o n e n , sin conservar mas dado crédito á la apariencia de la virtud mas alia
que algunas pocas ideas c o m u n e s , como muchas de la virtud m i s m a ; la que h a c e parecer m i s i o -
cuantidades complexas algebráicas admiten un nero aun al mas malvado porque encuentra en
común partidor. P a r a encontrar este común par- ello su propio Ínteres. Hiciéronse por esto los
tidor en las varias ideas que los hombres se f o r - sufragios de los h o m b r e s n o solo útiles, pero
man del7/onor es necesario echar rápidamente una aun necesarios para no quedar por b a j o del n i -
mirada sobre la formacion de las sociedades (g). vel común. P o r esto , si el ambicioso los c o n -
Las primeras leyes y los primeros magistra- quista como útiles, si el vano va mendigándolos
dos nacieron de la necesidad de reparar los d e - como testimonios del propio m é r i t o , se ve al
sórdenes del despotismo físico de cada h o m b r e : hombre honesto procurarlos como necesarios.
este fue el fia principal de la sociedad, y este fin E s t e honor es una condicion que muchísimos
primario se ha conservado siempre realmente ó incluyen en la existencia propia. Nacido despues
de la formación de la sociedad no pudo ser
puesto en el depósito común, antes es una ins- CAPÍTULO X.
tantánea vuelta al estado natural, y una subs-
tracción momentánea de la propia persona para De los duelos.
con las leyes, que en aquel caso no defienden
suficientemente á un ciudadano. La necesidad de los sufragios de los otros hizo
nacer los duelos privados , que tuvieron luego
Por esto en el estado de libertad, extrema
su origen en la anarquía de las leyes. S e pretende
política, y en el de extrema dependencia desa-
que fueron desconocidos en la antigüedad,acaso
parecen las ideas del h o n o r , ó se confunden
porque los antiguos no se juntaban sospechosa-
perfectamente con otras; porque en el primero
mente armados en los templos, en los teatros y
el despotismo de las leyes hace inútil la solicitud
con los amigos-, acaso porque el duelo era un
de los sufragios de otros : en el segundo, porque
espectáculo ordinario y común que los gladiato-
el despotismo de los hombres, anulando la exis-
res esclavos y envilecidos daban al pueblo, y los
tencia civil, los reduce á una personalidad pre-
hombres libres se desdeñaban de ser creídos y
caria y momentánea. E l honor es , p u e s , uno
llamados gladiatores con los particulares desa-
de los principios fundamentales de aquella m o -
fíos. E n vano los decretos de muerte contra
narquía, que son un despotismo disminuido ; y
cualquiera que acepta el duelo han procurado
en ellas lo que las revoluciones en los estados
extirpar esta costumbre, «pie tiene su fundamento
despóticos , un momento de retrotraccion al es- en aquello que algunos hombres temen mas que
tado de naturaleza, y un recuerdo al Señor de la muerte : porque el hombre-de honor , priván-
la igualdad antigua. dolo de los sufragios délos otros, se prevee ex-
puesto á una vida meramente solitaria , estado
insufrible para un hombre sociable; ó bien á ser
el blanco de los insultos y de la infamia, que
con su repetida acción exceden al peligro de la
pena. ¿ P o r que motivo el vulgo no tiene por lo CAPITULO XI.
. j ^ J j . ,í ainjamMUiii
común desafíos como la nobleza? N o solo por-
que está desarmado, sino también porque la ne- De la traftquifidad pública.
cesidad de los sufragios es menos común en la
Finalmente entre los delitos de la tercera es-
plebe que en los nobles, que estando en lugar
pecie se cuentan particularmente los que turbau
mas elevado , se miran con mayores celos y sos-
la tranquilidad pública y la quietud de los ciuda-
pechas.
danos , como los estrépitos y huelgas en los ca-
N o es inútil repetir lo que otros han escrito ;
minos públicos destinados al comercio y paso
esto es , que el mejor método de precaver este
de los ciudadanos : los sermones fanáticos que
delito es castigar al agresor, entiéndese al que
excitan las pasiones fáciles de la curiosa muche-
dado la ocasion para el duelo ; declarando ino- dumbre , que toman fuerza con la frecuencia de
cente al que sin culpa suya se vió precisado á los oyentes, y mas del entusiasmo oscuro y mis-
defender lo que las leyes actuales no aseguran , terioso que de la razón clara y tranquila, pues
que es la opinion, mostrando á sus ciudadanos esta nunca obra sobre una gran masa de hom-
que él teme solo las leyes, no los hombres (h). bres.
L a noche iluminada á expensas públicas, las.
guardias distribuidas en diferentes cuarteles de la
ciudad, los morales y simples discursos de la
religión, reservados al silencio y á la sagrada
tranquilidad de los templos, protegidos de la au-
toridad pública, las arengas ó informes destina-
dos á sostener los intereses públicos ó privados en
las juntas de la Nación , ya sean en los tribuna^
les, ya en donde resida la magestad del S o b e -
rano ; son los medios eficaces para prevenir la CAPITULO XII.
peligrosa fermentación de las pasiones populares.
Estos forman un ramo principal , de que debe Fin de las penas.
cuidar Ja vigilancia del magistrado , que los fran-
ceses llaman de la Policía; pero si este magis- Consideradas simplemente las verdades hasta
trado obrase con leyes arbitrarias y no estable- aqui expuestas , se convence con evidencia, que
cidas de un códice que gire entre las manos de el fin de las penas no es atormentar y afligir un
todos los ciudadanos, se abre una puerta á la ente sensible, ni deshacer un delito ya cometido.
tiranía, que siempre rodea los confines de la li- ¿ S e podrá en un cuerpo político , que bien lejos
bertad política. Y o no encuentro excepción alguna de obrar con pasión, es el tranquilo moderador
en este axioma general. Cada ciudadano debe de las pasiones particulares ; se podrá , repito ,

saber cuando es r e o , y cuando es inocente. S i abrigar esta crueldad inútil, instrumciHo del fu-
ror y del fanatismo ó de los flacos tiranos :'
los censores ó magistrados arbitrarios son por lo
; L o s alaridos de un infeliz revocan acaso del
común necesarios en cualquier gobierno, nace
tiempo , que no vuelve las acciones ya consu-
esto de la flaqueza de su constitución , y no de la
madas ? E l fin , pues, no es otro que impedir al
naturaleza de uno bien organizado. L a incerti-
reo causar nuevos daños á sus ciudadanos, y
dumbre de la propia suerte ha sacrificado mas
retraer los demás de la comision de otros iguales.
víctimas á la oscura tiranía que la crueldad pú-
Luego deberán ser escogidas aquellas penas y
blica y solemne. Amotina mas que envilece los
aquel método de imponerlas , que guardada la
ánimos. E l verdadero tirano empieza siempre
proporción hagan una impresión mas eficaz y
remando sobre la opinion , porque esta se apo-
mas durable sobre los ánimos de los hombres ,
dera del esfuerzo , que solo puede resplandecer
y la menos dolorosa sobre el cuerpo del reo.
en la clara luz de la verdad , ó en el fuego de las
pasiones , ó en la ignorancia del peligro.
fe de un testigo viene á ser tanto menor sensible
CAPITULO XIII. cuanto mas crece la atrocidad de un delito ( i ) ,
ó lo inverosímil de las circunstancias : tales son,
De los testigos. por ejemplo , la magia y las acciones crueles sin
utilidad del que las hace. E s mas probable que
E s un punto considerable en toda buena le-
mientan muchos hombres en la primera acusa-
gislación determinar exactamente la creencia de
ción , porque es mas fácil que se combinen en
los testigos y pruebas del reato. Cualquiera
muchos , ó la ilusión de la ignorancia , ó el odio
hombre racional, esto e s , que tenga una cierta
perseguidor, que no lo es el que un hombre
conexion en sus propias ideas, y cuyas sensa-
ciones sean conformes á las de los otros hombres,
puede ser testigo. La verdadera graduación de
su fe es solo el interés que tiene de decir ó no ( i ) E n t r e los criminalistas la c r e e n c i a de un testigo es
t a n t o m a y o r cuanto es m a s atroz el delito. V e i s aquí el
decir la verdad. P o r esto aparece frivolo el mo-
axioma f e r r e o , dictado por la flaqueza njas c r u e l : I n
tivo de la flaqueza en las mugeres : pueril la
ntrocissimis leviores conjecturcc sufficiunt, el licet Ju-
aplicación de los efectos de la muerte real á la die! jura transgredí'. Traduzcámoslo en vulgar , y vean
civil en los proscriptos, é incoherente la nota de los europeos una de muchísimas igualmente racionales
infamia en los infames ( Í ) cuando no tienen en m á x i m a s , á que casi sin saberlo están sujetos. « E n los
mentir Ínteres alguno ( y ) . L a creencia, pues, debe » m a s atroces delitos , esto es , en los m e n o s probables,
» bastan las m a s ligeras c o n j e c t u r a s , y es licito al juez
desminuirseá proporcion del odio ó de la amistad,
» pasar por encima de lo prevenido por derecho. » Los
ó de las estrechas relaciones que median entre el
absurdos prácticos de la Legislación por lo común p r o -
testigo y el reo. Siempre es necesario mas de un
ducidos del t e m o r , manantial principal de las c o n t r a -
testigo ; porque en tanto que uno afirma y otro dicciones humanas. Atemorizados los legisladores ( t a -
niega no hay nada cierto , y prevalece el derecho le» son los jurisconsultos, autorizados por la m u e r t e
que cada cual tiene de ser creído inocente {k). L a para decidir de t o d o , llegando á s e r de escritores inte-
resados y ver.a'es , arbitros y legisladores de las fortunas
#

ejercite lal potestad, que D i o s , ó no ha dado ,


ó ha quitado á toda criatura. Igualmente en la Finalmente es casi ninguna la creencia que

segunda , porque el homhre no es cruel sino á debe darse á un testigo cuando el delito que se

proporcion del Ínteres propio del odio ó del t e - averigua consiste en palabras, porque el t o n o ,

mor que concibe. No hay en el hombre propia- el gesto , todo lo que precede y lo que sigue, las

mente algún principio superfluo : siempre es diferentes ideas que los hombres dan á las mis-

proporcionado á la resulla de las impresiones mas palabras, las alteran y modifican de tal ma-

hechas sobre los sentidos. Igualmente la fe de nera que casi es imposible repetirlas tales p r e -

un testigo puede disminuirse tal vez , cuando cisamente cuales fueron dichas. D e m á s de e s t o ,

este fuere miembro de alguna sociedad , cuyos las acciones violentas y fuera del uso ordinario ,

usos y máximas sean ó no bien conocidas , ó di- como son los delitos verdaderos , dejan señales

versas de las públicas. Semejante hombre no solo de sí en la muchedumbre de las circunstancias y

tiene sus pasiones propias , tiene también las de en los efectos que de ellas resultan ; pero las

los otros. palabras no permanecen mas que en la memoria,


por lo común infiel, y muchas veces seducida de
_!_ los oyentes. E s pues , sin comparación mas fácil
una calumnia sobre las palabras que sobre las
ile los h o m b r e s ) por la coiirlehacion de cualquier inó-
acciones de un h o m b r e , porque en estas , cuanto
r e n t e , cargan la jurisprudencia de inútiles formalidades
mayor número de circunstancias se traen para
y excepciones , cuya exacta observancia haria sentar la
anárquica impunidad sobre el t r o n o de la justicia. A t e - prueba , tanto mayores medios se suministran al
morizados por algunos delitos a t r o c e s y difíciles de p r o - reo para justificarse (/).
bar , se c r e y e r o n en necesidad de pasar p o r e n c i m a de
las mismas formalidades que liabian establecido ; y asi ya
ron despótica i m p a c i e n c i a , y ya con un miedo mugeril
ti ansfprmaron los juicios graves en una especie de juego,
en que rl acaso y los rodeos h a c e n la principal figura.

3
5o T R A T A D O DE LOS DELITOS
Y DE I.AS PENAS. 5L

delitos que para merecer pena deben ser ciertos.


CAPITULO XIV. E s t a , que parece paradoja desaparecerá al que
considere que rigorosamente la certeza moral no
Indicios y formas de juicios. es mas que uiia probabilidad; pero probabilidad
tal, que se llama certeza, porque todo hombre de
Hay un teorema general muy útil para calcu- buen sentido consiente en ello necesariamente
lar la certidumbre de un becho , por ejemplo, por una costumbre nacida de la precisión de
la fuerza de los indicios de un reato. Cuando las o b r a r , y anterior á toda especulación. L a cer-
pruebas del becho son dependientes la una de teza que se requiere para asegurar á un hombre
la otra , esto es , cuando los indicios no se prue- reo e s , pues, aquella que determina á cuales-
ban sino entre sí mismos ; cuanto mayores prue- quiera en las operaciones mas importantes de la
bas se traen, tanto menor es la probabilidad de vida. Pueden dislinguirse las pruebas de un reato
é l ; porque los accidentes que liarían faltar las en perfectas é imperfectas. Llámanse perfectas
pruebas antecedentes hacen faltar las consiguien- las que excluyen la posibilidad de que un tal
tes. Cuando las pruebas del hecho dependen t o - hombre no sea r e o ; é imperfectas las que no la ex-
das igualmente de una s o l a , el número de ellas cluven. D e las primeras una sola aun es suficiente
110 aumenta ni disminuye la probabilidad de él, para la condenación : de las segundas son nece-
porque todo su valor se resuelve en el valor de sarias tantas, cuantas bas'en á formar una per-

aquella sola de quien dependen. Cuando las prue- fecta; vale tanto como-decir , si por cada una de

bas son independientes la una de la o t r a , esto estas en parlicular es posible que no sea r e o ,
por la reunión de to las en un mismo sujeto es
es, cuando los indicios se prueban de otra p a r t e ,
imposible que no lo sea. Nótese qne las pruebas
no de sí mismos; cuanto mayores pruebas se
imperfectas de que el reo puede justificarse, y no
traen, tanto mas crece la probabilidad del hecho,
lo h a c e , según esiá obligado , se hacerí^erfectas.
porque la falacia de una prueba no influye sobre
Pero esta certeza moral de pruebas es masfáci!
la otra. Hablo de probabilidad en materia de
«

de un tercero , entonces los jueces deberian ser


conocerla que exactamente definirla. D e aqui es
mitad iguales del reo y mitad del ofendido, asi
que tengo por mejor aquella ley que establece
balanceándose todo Ínteres, que modifica aun
asesores al juez principal, sacados por suerte ,
involuntariamente las apariencias de los o b j e t o s ,
no por escogimiento, porque en esle caso es mas
hablan solo las leyes y la verdad. E s también
segura la ignorancia que juzga por dictámen que
conforme á la justicia que el reo pueda excluir
la ciencia que juzga por opinion. Donde las leyes
hasta un cierto número aquellos que le son sospe-
son claras y precisas, el oficio del juez no consiste
chosos, y que esto le sea concedido sin contra-
mas que en asegurar un hecho. S i en buscar las
dicción ; parecerá entonces que el reo se condena
pruebas de un delito se requiere habilidad y des-
á sí mismo. Sean públicos los juicios, y públicas
treza ; si en el presentar lo que de él resulta es
las pruebas del reato , para que la opinion , que
necesario claridad y precisión ; para juzgar de
acaso es el solo cimiento de la sociedad, im-
lo mismo que resulta no se requiere mas que un
ponga un freno á la fuerza y á las pasiones, para
simple y ordinario buen sentido , -ínenos falaz que
que el pueblo diga : nosotros no somos escla-
el saber de un juez acostumbrado á querer encon-
vos , sino defendidos ; dictámen que inspira es-
trar r e o s , y que todo lo reduce á un sistema de
fuerzo , y que equivale á un tributo para el S o b e -
antojo recibido de sus estudios. ¡ Dichosa aquella
rano , que entiende sus verdaderos intereses. N o
nación donde las leyes no se tratasen como c i e n -
añadiré otros requisitos y cautelas que piden
cia 1 Utilísima es la que ordena que cada hombre
semejantes instituciones. Nada habia dicho si
sea juzgado por sus iguales ; porque donde se
fuese necesario decirlo todo.
trata de la libertad y de la fortuna de un ciuda-
dano deben callar aquellas máximas que inspira
la desigualdad , sin que tenga lugar en el juicio
la superioridad con que el hombre afortunado
' mira al infeliz, y el desagrado con que el infeliz
,nira al superior. P e r o cuando el delito sea ofensa

\
N o se espere de estos tribunales piedad , hu-
S U P L E M E N T O AL -CAPITULO XIV.
manidad , ni ¡dea de justicia ; y ni aun se tenga
confianza en la conducta que han podido obser-
De 1as Comisiones.
var hasta alli los sujetos que le componen ; todo
hombre que tiene la bajeza de aceptar una c o -
Hallándose Francisco I en Marcoussi delante
misión , que le pondrá en el caso de castigar
del sepulcro de Montagu, decapitado en el reina-
unas acciones que no son delitos sino porque de-
do de Carlos V I , se le escapó decir que era
sagradan á un déspota ó facción , hace el srcri-
lástima que semejante hombre hubiese muerto
ficio de su honor , y es ministro de la injusticia
por justicia. U n fraile que estaba presente, le res-
desde aquel dia.
pondió : señor, no fué condenado por la justicia ,
N o es sino mucha verdad , que los príncipes'y
sino por los comisionados.
facciones hallan asesinos, luego que los quieren ..
« E l principe que substituye jueces forzosos á
C o m o hallan j u e c e s , cuando hay necesidad de
los organos ordinarios de la l e y , anuncia desi-
revestir con ciertas formalidades las venganza»
gnios de satisfacer venganzas ; y la única dife-
cuya ejecución está acordada.
rencia que puede concebirse entre los comisiona-
E s una regla también , que cuando los prín-
dos reales y los asesinos, es que Iros primeros se
cipes ó facciones quieren suplicios, crean c o m i -
encargan de imponer la pena de muerte, hacién-
siones especiales, nombran á verdugos por jue-
dola preceder de la ceremonia de una senlenc ; a,
ces ; y tienen la certeza de que todo sugeto, ó
y que los últimos la dan por sí mismos é inme-
magistrado que acepte tan infame mandato, se
diatamente.
hará digno de é l , y merecerá un honorario.
» B a j o cualquier aspecto que se presenten los « P e r o un tirano se sirve de los jueces extraor-
tribunales de exención, déseles el nombre que dinarios come de viles instrumentos, á los que
quieran, y es'.ablezcanse con cualquiera pretexto, retira luego que no los necesita. Sus inicuas sen-
debemos mirarlos como tribunales de sangre. » tencias han irritado los ánimos ; y si conserva
el príncipe algunas reliquias de pudor, no puede
excusarse en lo sucesivo mas que achacando sns
CAPITULO XV
propios excesos á los comisionados.
« S i alguno de estos jueces de iniquidad, se
Acusaciones secretas.
ha escapado de la justa venganza que los persi-
gue , contémplese ún ignominiosa existencia ; Evidentes, pero consagrados desórdenes son
veáselos desechados, y vilipendiados ; pregún- » las acusaciones secretas, y en muchas naciones
tese uno en su interior si no le espanta el supli- admitidos como necesarios por la flaqueza de
cio de tales jueces. la Constitución. Semejante costumbre hace los
« Dirannos ellos que han cumplido con sus hombres falsos y dobles. Cualquiera que puede
obligaciones ; que la ley se las imponia con todo sospechar ver en el otro un delator, ve en el un
vigor; que las circunstancias enemigo. Entonces los hombres se acostumbran
« Pero óigase la voz mucho mas poderosa de á enmascarar sus propios dictámenes, y con el
la patria y humanidad, que les responde : O s uso de esconderlos á los otros llegan finalmente
hicisteis reos desde el momento en que consen- á esconderlos de sí mismos. Infelices, pues,
tisteis en ser ministros de un poder destructivo, cuando han arribado á este punto; sin princi-
agentes de un partido que quena exterminar pios claros que los guien, vagan desmayados y
cuanto le era contrario, y órganos de una ley fluctuantes por el vasto mar de las opiniones,
de sangre, que no os daba mas tarea que la de pensando siempre en salvarse de los monstruos
sacrificar á unas inocentes víctimas, ó castigar que les amenazan. Pasan el momento presente
unas opiniones que no eran las vuestras. « en la amargura que les ocasiona la incertidumbre

( Berenger, de la justicia criminal en Francia , del futuro : privados de los durables placeres de
la tranquilidad y seguridad, apenas algunos pocos
tit. I , cap. II. )
de ellos repartidos en varias temporadas de su
triste vida, y devorados con priesa y con desór-
el príncipe algunas reliquias de pudor, no puede
excusarse en lo sucesivo mas que achacando sus
CAPITULO XV
propios excesos á los comisionados.
« S i alguno de estos jueces de iniquidad, se
Acusaciones secretas.
ha escapado de la justa venganza que los persi-
gue , contémplese ún ignominiosa existencia ; Evidentes, pero consagrados desórdenes son
veáselos desechados, y vilipendiados ; pregún- » las acusaciones secretas, y en muchas naciones
tese uno en su interior si no le espanta el supli- admitidos como necesarios por la flaqueza de
cio de tales jueces. la Constitución. Semejante costumbre hace los
« Dirannos ellos que han cumplido con sus hombres falsos y dobles. Cualquiera que puede
obligaciones ; que la ley se las imponia con todo sospechar ver en el otro un delator, ve en el un
vigor; que las circunstancias enemigo. Entonces los hombres se acostumbran
« Pero óigase la voz mucho mas poderosa de á enmascarar sus propios diclámenes, y con el
la patria y humanidad, que les responde : O s uso de esconderlos á los otros llegan finalmente
hicisteis reos desde el momento en que consen- á esconderlos de sí mismos. Infelices, pues,
tisteis en ser ministros de un poder destructivo, cuando han arribado á este punto; sin princi-
agentes de un partido que queria exterminar pios claros que los guien, vagan desmayados y
cuanto le era contrario, y órganos de una ley fluctuantes por el vasto mar de las opiniones,
de sangre, que no os daba mas tarea que la de pensando siempre en salvarse de los monstruos
sacrificar á unas inocentes víctimas, ó castigar que les amenazan. Pasan el momento presente
unas opiniones que no eran las vuestras. « en la amargura que les ocasiona la incertidumbre

( Berenger, de la justicia criminal en Francia , del futuro : privados de los durables placeres de
la tranquilidad y seguridad, apenas algunos pocos
tit. I , cap. II. )
de ellos repartidos en varias temporadas de su
triste vida, y devorados con priesa y con desór-
58 TRATADO DE EOS DELITOS

den los consuelan de haber vivido. ¿ Y de estos dadano ? ¿ Pretende , pues, la indemnidad del
hombres haremos nosostros los soldados intré- acusador ? Luego las leyes no le defienden bas-
pidos defensores de la patria y del trono? ¿ Y tantemente ; y serán de esía suerte los subditos
entre estos encontraremos los magistrados incor- mas fuertes que el Soberano. ¿ L a infamia del
ruptos, que con libre y patriótica elocuencia sos- delator? Luego se autoriza la calumnia secreta,
tengan y desenvuelvan los verdaderos intereses y se castiga la pública. ¿ L a naturaleza del delito
del Soberano ? ¿ Que lleven al trono con los Si las acciones indiferentes, si aun las útiles al
tributos el amor y las bendiciones de todas las público se llaman delitos, las acusaciones y jui-
congregaciones de los h o m b r e s , y de este vuel- cios nunca son bastante secretos. ¿ Qué ? ¿Puede
van á las casas y campañas la p a z , la seguridad haber delitos, esto e s , ofensas públicas, y que
y la esperanza industriosa de mejor suerte, útil al mismo tiempo no sea interés de todos la publi-
fermento y vida de los estados ? cidad del ejemplo, fm único del juicio ? Y o res-
¿ Quien puede defenderse de la calumnia peto todo gobierno y no hablo de alguno en par-
cuando ella está armada del secreto, escudo el ticular. T a l es alguna vez la naturaleza de las
mas fuerte de la tiranía? ¿ Q u e genero de g o - circunstancias, que puede creerse como extrema
bierno es aquel, donde el que manda sospecha ruina quitar un mál cuando es inherente al sistema
en cada subdito un enemigo , y se ve obligado de una nación ; pero si hubiese de dictar nuevas
por el reposo público á dejar sin reposo los leyes en algún ángulo del universo que estuviese
particulares ? abandonado , antes de autorizar esta costumbre
¿ Cuales son los motivos con que se justifican níe temblaría la mano , y se me pondria delante
las acusacioues y penas secretas ? ¿ L a salud de los ojos la posteridad toda ( r a ) .
pública , la seguridad y conservación de la forma E s opinion del S r . Montesquieu que las acusa-
de gobierno ? ¿Pero que extraña Constitución es ciones públicas son mas conformes al gobierno
aquella, donde el que tiene consigo la fuerza republicano, donde el bien público debe formar
y la opinion mas eficaz que ella teme á cada ciu el primer cuidado de los ciudadanos que al m o -
T R A T A D O DE LOS DELITOS Y DE T A S PENAS. 61

nárquico, donde esta máxima es débilísima por su decidido que ha violado los pactos bajo que le
misma naturaleza, y donde es un excelente esta- fue concedida. ¿ Que derecho sino el de la
blecimiento destinar comisarios que en nombre fuerza, será el que dé potestad al juez para impo-
público acusen los infractores de las leyes. Pero ner pena á un ciudadano mientras se duda si

asi en el republicano' como en el monárquico es reo ó inocente ? No es.nuevo este dilema; ó


el delito es cierlo ó incierto ; si cierto , no le
debe darse al calumniador la pena que tocaria
conviene otra pena que la establecida por las
al acusado.
leyes, y son inútiles los tormentos porque es
inútil la confesion del reo : si es incierto , no se
debe atormentar un inocente, porque tal es ,
según las leyes , un hombre cuyos delitos no
CAPITULO XVI.
eslan probados. Pero yo añado que es querer
Del tormento. confundir todas las relaciones pretender que un
hombre sea al mismo tiempo acusador y acu-
U n a crueldad consagrada por el uso entre la
sado (n) , que el dolor sea el crisol de la verdad,
mayor parte de las naciones es la tortura del reo
como si el juicio de ella residiese en los mús-
mientras se forma el proceso , ó para obligarlo
culos y fibras de un miserable. Este es el medio
á confesar un delito , ó por las contradicciones
seguro de absolver los robustos malvados, y
en que incurre, ó por el descubrimiento de los
condenar los flacos inocentes.Yeis aqui los fatales
cómplices, ó por no sé cuál metafísica é incom- inconvenientes de este pretendido juicio de ver-
prensible purgación de la infamia , ó finalmente dad ; pero juicio digno de un Canibal , que aun
por otros delitos de que podria ser reo , pero de los bárbaros romanos por mas de un título reser-
los cuales no es acusado. vaban á solo los esclavos, víctimas de una feroz
U n hombre no puede ser llamado reo antes demasiado loada virtud.
de la sentencia del juez, ni la sociedad puede
¿ Cual es el fin político de las penas? E l terror
quitarle la pública pro lección sino cuando esté
«le los oíros hombres. ¿ P e r o que juicio debe- la infamia, que es una mera relación moral. S-
remos nosotros hacer de las privadas y secretas dirá que acaso el dolor es un crisol ; ¿ P e r o la
carnicerías que la tiranía del uso ejercita sobre infamia es acaso un cuerpo mixto impuro? IN'i
los reos y sobre los ¡nocentes? E s importante es difícil subir al origen de esta ley ridicula.
que todo delito público no quede sin castigo; porque los mismos absurdos, adoptados por una
pero es inútil que se acierte quien haya cometido nación entera, tienen siempre alguna relación
un delito sepultado en las tinieblas. U n daño cou otras ¡deas comunes y respetadas de la nación
hecho, y" que no tiene remedio, no puede ser misma. Parece este uso tomado «le las ¡deas reli-
castigado por la sociedad política sino cuando giosas y espirituales, «pie tienen tanta influencia
influye sobre los otros ciudadanos con la lisonja sobre los pensamientos de los hombres, sobre
de la impunitad (o). Si es verdad que el número de las naciones y sobre los siglos. U n dogma infa-
los hombres respetadores de las leyes , ó por lible asegura que las manchas contraídas por la
temor ó por virtud, es mayor que el de los in- fragilidad humana , y que no han merecido la
fractores , el riesgo de atormentar un solo ino- ira eterna del Supremo S e r , deben purgarse por
cente debe valuarse en tanto mas cuanta es mayor un fuego incomprensible; pues siendo la infa-
la probabilidad en circunstancias iguales de que mia una mancha civil, asi como el dolor y el
un hombre las haya mas bien respetado que des- fuego quitan las manchas espirituales; ¿ P o r «pie-
preciado. los dolores del tormento no quitarán la mancha
civil, que es la infamia? Y o creo que la confe-
Otro ridículo motivo «le la tortura es la purga-
sión del reo , «jue en algunos tribunales se requiere
ción de la infamia. E s t o es un hombre juzgado
como esencial para la condenación, tenga un
infame por las leves debe para libertarse de esta
origen no desemejante; porque en el misterioso
infamia confirmar la verdad de su deposición
tribunal de la penitencia la confesion de los peca-
con la dislocación de sus huesos. Este abuso no
dos es parte esencial del Sacramento. V e i s aquí
se deberia tolerar en el siglo decimoctavo. S e
como los hombres abusan de las luces mas segu-
cree que el dolor, siendo una sensación , purgue
Y DE L A S P E N A S . 65

64 T R A T A D O DE LOS DELITOS
del fuego y del agua hirviendo , y la incierta
ras de la revelación; y asi como estas son las suerte de las armas. Como si los eslabones de la
que solo subsisten en los tiempos de la ignoran- eterna cadena , que tiene su origen en el seno
cia , asi á ellas recurre la humanidad dócil en de la primera causa, debiesen á cada momento
todas las ocasiones, haciendo las aplicaciones desordenarse y desenlazarse por frivolos esta-
mas absurdas y disparatadas. M a s , la infamia es blecimientos humanos (p). La diferencia que hay
UB dictámen no sujeto á las leyes ni á la razón, entre la tortura y el fuego y agua hirviendo, es
sino á la opinion común. L a tortura misma oca- solo que el éxito de la p r i m e r a , parece que de-
siona una infamia real á quien la padece ; luego pende de la voluntad del r e o , y el de la segunda
con este método se quitará la infam¡§ causando de lo extrínseco de un hecho puramente físico ;
la infamia. pero esla diferencia es solo aparente y no real-
E l tercer motivo es el tormento que se da á los T a n poca libertad hay ahora entre los cordeles y
que se suponen reos cuando en su exámen caen dolores para decir la verdad, como habia e n -
en contradicciones; como si el temor de la pena, tonces para impedir sin fraude los efectos del
la incertidumbre del juicio, el aparato.y la m a - fuego y del hagua hirviendo. T o d o acto de nues-
gestad del juez, la ignorancia común á casi todos tra voluntad es siempre proporcionado á la fuerza
los malvados y á l o s inocentes, no deban p r o b a - de la impresión sensible , que es su manantial, y
blemente hacer caer en contradicción al inocente la sensibilidad de todo hombre ts limitada (<7); y asi
que teme, y al reo que procura cubrirse; corno la impresión del dolor puede crecer á tal extremo,
si las contradicciones comunes en los hombres que ocupándola toda, no deje otra libertad a'
cuando están tranquilos non deban multiplicarse atormentado, que para escoger el camino mas
en la turbación del ánimo lodo embebido con el corto en el momento presente, y sustraerse de la
pensamiento de salvarse del inminente peligro. pena. Entonces la respuesta del reo es tan nece-
Este infame crisol de la verdad es un monu- saria como las impresiones del fuego y del agua.
mento aun de la antigua y bárbara legislación Entonces el inocente sensible se llamará reo si
3*
cuando se llamaban juicios de D i o s las pruebas
cree con esto hacer cesar el tormento. T o d a dife- h o m b r e tranquilo , mucho menos se descubrirá
rencia entre ellos desaparece por aquel medio en aquel á quien las convulsiones del dolor alte-
mismo que se pretende empleado p a r a encon- ran , y hacen faltar todas las señales por d o n d e ,
trarla. E s superfluo duplicar la luz de esta verdad aunque á su p e s a r , sale al rostro de la mayor
citando los innumerables ejemplos de inocentes parte de los hombres la verdad misma. T o d a
que se confesaron reos por los dolores de lá tor- acción violenta hace desaparecer las mas peque-
tura : no hay nación , no hay edad que no pre- ñas diferencias de los o b j e t o s , por las cuales
sente los suyos ; pero ni los h o m b r e s se mudan algunas veces se distingue lo verdadero de lo
ni sacan las consecuencias. N o hay h o m b r e , si falso.
ha girado mas alia de las necesitades de la vida, Conocieron estas verdades los legisladores ro-
que alguna vez no c o r r a hácia la naturaleza, que mauos , entre los que no se encuentra usada
con voces secretas y confusas lo llama á s í ; pero tortura alguna , sino en solo los esclavos , á
el uso tirano de los entendimientos lo separa y quienes estaba quitado todo derecho persona).
espanta. E l éxito, pues, de la tortura es un asunto L a s ha conocido la I n g l a t e r r a , nación y reino
de temperamento y de cálculo, que v a r í a en cada donde la gloria de las l e t r a s , la superioridad del
h o m b r e á proporción de su robustez y de su sen- comercio y de las riquezas, y lo que á esto es
sibilidad ; tanto que con este método un mate- consiguiente, el poder, los ejemplos de virtud y
mático desatará m e j o r que un juez este problema. de valor no dejan dudar de la bondad de las
Determinada la fuerza de los músculos y la sensi- leyes. L a tortura ha sido abolida en Suecia : ha
bilidad de las fibras de un i n o c e n t e , encontrar el sido abolida de uno de los mayores y m a s sabios
orado de dolor que lo hará confesar r e o de un M o n a r c a s de la E u r o p a , que colocando sobre

delito supuesto. el trono la filosofía, legislador a m i g o de sus v a -

E l exámen de un reo se hace para conocer la sallos , los ha hecho iguales y libres en la depen-

verdad ; pero si .esta se descubre difícilmente dencia de las l e y e s , que es la sola igualdad v
libertad que pueden los hombres racionales pre-
en el a i r e , en el gesto y en la fisonomía de un
tender en las presentes combinaciones de las » por esto te absuelvo : t ú , d é b i l , has cedido,
cosas. No han creido necesaria la tortura las >• y por esto te condeno. Conozco que la c o n -
leyes de los ejércitos , compuestos por la mayor » fesion que te he arrancado entre la violencia
parle de la hez de las naciones , y que por esta » de los tormentos no tendría fuerza alguna;
razón parece debería servir en ellos mas que en » pero yo te atormentaré de nuevo si no confir-
cualquiera otra sociedad. Cosa extraña para » mas lo que has confesado. » (/•)
quien no considera cuan grande es la tiranía del Una consecuencia extraña , que necesaria-
uso que las leyes pacíficas deban aprender el mas mente se deriva del uso de la tortura , es , que el
humano método de juzgar de los ánimos endu- inocente se hace de peor condicion que el reo ;
recidos á los estragos y á la sangre. puesto que aplicados ambos al tormento , el pri-
E s t a verdad, finalmente, ha sido conocida de mero tiene todas las combinaciones contrarias ;
aquellos mismos que mas se alejan de ella. No porque, ó confiesa el delito, y es condenado, ó
vale la confesion dictada durante la tortura si no lo n i e g a , y declarado inocente ha sufrido una
se confirma con juramento despues de haber pena que no debia; pero el reo tiene un caso
cesado é s t a ; pero si el reo no confirma lo que favorable para s í ; este es , cuando resistiendo á
allí dijo es atormentado de nuevo. Algunas n a - la tortura con firmeza, debe ser absuello como
ciones y algunos doctores no permiten esta i n - ¡nocente ; pues asi ha cambiado una pena mayor
fame repetición mas que tres veces : otras nacio- por una menor. Luego el ¡nocente siempre debe
nes y otros doctores la dejan al arbitrio del juez; perder, y el culpado puede ganar.
de manera, que puestos dos hombres igual- L a ley que manda la tortura es una ley que
mente inocentes, ó igualmente reos , el robusto dice : « H o m b r e s , resistid al dolor ; y si la natu-
y esforzado será absuelto, y el flaco y tímido » raleza ha criado en vosotros un inextinguible
condenado en fuerza de este exacto raciocinio : » amor propio ; y si os ha dado un derecho
« Y o , juez, debia encontraros reos de tal delito: » enagenable para vuestra defensa; yo creo en
v t ú , vigoroso , has sabido resistir al dolor, y » vosotros afecto lodo contrario ; esto e s , un
JO T R A T A D O DE LOS DELITOS Y DE LAS P E N A S . " 7«

» odio heróico de vosolros m i s m o s , y os mando todos aquellos mismos medios que deben servir
» que os acuséis, diciendo la verdad aun enlre para certificar el delito en el acusado? L o s cóm-
» el desenlazamiento de los músculos y disloca- plices por lo común huyen inmediatamente des-
» ciones de los huesos. » pués de la prisión del compañero : la incertidum-
S e da la tortura para descubrir si el reo lo es hre de su suerte los condena por sí sola al des-
de otros delilos fuera de aquellos sobre que se tierro ; y libra á la nación del peligro de nuevas
le acusa , cuyo hecho equivale á este raciocinio : ofensas , mientras tanto la pena del r e o , que está
« T ú eres reo de un delito : luego es posible en su fuerza, obtiene el fin que procura; esto
>» que lo seas de otros ciento. E s t a duda me es , separar con el terror los otros hombres de
» o p r i m e , y quiero salir de ella con mi criterio semejante delito (t).
» de la verdad : las leyes te atormentan porque
» eres r e o , porque puedes ser r e o , porque yo
»> quiero que tu seas reo. »
Finalmente, la tortura se da á un acusado SUPLEMENTO AL C A P I T U L O XVI.
para descubrir los cómplices de su delito (s); pero
si está demostrado que ésta no es un medio opor- Bel secreto , etc.
tuno para descubrir la verdad, ¿ como podra
servir para avriguar los cómplices, que es una « Este título nos transporta á otro siglo, y
de las verdades de cuyo descubrimiento se trata ? escribo en el décimo nono.
Gomo si el hombre que se acusa á sí mismo no « La jurisprudencia criminal distinguía en
acusase mas fácilmente á los otros. ¿ E s acaso otro tiempo dos especies de tormento : E l uno
justo atormentar los hombres por el delito de llamado preparatorio , [cuando no exístian sufi-
otros ? ¿ N o se descubrirán los cómplices del cientes pruebas contra un reo acusado de un
esámen del reo de las pruebas y cuerpo del de- delito digno de muerte ; que fué suprimido por
lito , del exámen de los testigos , y en suma , de

t
épocas se han empleado en las cárceles ó casas
la declaration del 24 de agosto de 1780 : Y el
de reclusión para forzar á los presos á hacer
segundo, llamado previo, se aplicaba después de
revelaciones, son estos:
la sentencia de muerte y antes de su ejecución, á
« E l hombre sujeto á e s t a especie de tpYtura,
fin de obtener la revelación de los cómplices;
.está encerrado por lo común en un estrecho cala-
conservóse este, y se derogó por la ley de 9 de
bozo, que con la mayor frequencia es húmedo,
octubre de 17^9 ; porque una nación que reno-
con el piso de piedra, y ventilándose rara vez.
vaba su legislación, no podia dejar subsistir una
No recibe esta mazmorra un escaso rayo de luz,
tan bárbara institución.
mas que por medio de un fuelle de madera a c o -
« Podria extenderme sobre la explicación de
modado á una ventana barreada.
los tormentos que s e daban P e r o con
« T o d o su ajuar se reduce á un mal j e r g ó n :
Monlesquieu, oigo el grito de la naturaleza que
sin mesa ni sillas; de manera que el preso se ve
clama contra mí.
obligado á estar siempre tendido ó de pie.
« N o hablemos pues de lo que ya no existe;
« L e está vedada toda lectura ; y aun sfe le
y harto es el tener que ocuparnos en lo que existe.
niega el leve consuelo de escribir sus pensamien-
— E s t á suprimido el tormento : esto es lo que tos : y hallándose solo con sus tétricas reflexiones,
nuestra legislación proclama. — Sin e m b a r g o , y m u y á menudo en medio de una profunda
la necesidad de obtener algunas declaraciones en obscuridad, no tiene nada que pueda desvane-
ciertas causas ha imaginado un nuevo genero cerle sys congojas.
de tortura , al que no puede resistir por mucho
« U n a cubeta, Colocada al lado suyo , sirve
tiempo el mas entero valor. Quiero decir del para el desahogo de las necesidades naturales;
secreto ; y no temo cargarme con la responsabi- y contribuye, con el infecto olor que ella despide,
lidad de los hechos que paso á referir. M e ciño para hacer insoportable aquella mansión.
á consignar aqui los actos que han adquirido la « A todas las horas del dia y n o c h e , le des-
mayor publicidad. L o s medios que en algunas pierta á uno la estrepitosa vigilancia de uil carce-
4;
V DE LAS PENAS.
lero , el que privado de toda sensibilidad, no
luz de un reverbero viene á ocupar el lugar dé-
respeta descanso ninguno , ni dolor; menea con
las tinieblas ; dirigen el resplendor hácia la ta-
estruendo sus llaves y c e r r o j o s , y se complace rima del incarcelado, el que para evitar tan
al parecer en contemplar el martirio de aquellos incómodo brillo, se ve precisado á tener cerrados
infelices. por mucho tiempo sus cansados ojos. Durante
« P a n , en corta cantidad con frecuencia, es todo este tiempo, un dependiente de policía, colo-

el sustento de aquel desdichado ; y á veces en cado al opuesto extremo del calabozo , y sen-

ciertas ocasiones olvidan ex profeso dársele, con tado delante de una mesa, le observa en silencio;
repara en sus movimientos, y no deja por apun-
la mira de. disminuir sus fuerzas. N o le dejan
tar ninguno de sus suspiros ; recoge las palabras
cuchillo, ni instrumento alguno estando á cargo
y quejas arrancadas por el dolor; y le quita el
del carcelero el partir sus alimentos.
último consuelo que no puede robársele al desva-
«Sacanle de cuando en cuando de aquella h o r -
lido , que es el de gemir solo.
rible morada para Uevarle ante un juez interrogan-
te; pero sus recuerdos son confusos, apénas puede « Dichoso el incarcelado, si estos mercena-
sosteuerse; y es un prodigio, sí despues de rios agentes, que se suceden en su vigilancia, no
muchos interrogatorios no forma la incoherencia mienten jamas á su conciencia y á la verdad!
de sus respuestas muchas contradicciones, de que » E l tiempo durante el cual está el reo sujeto
hacen en seguida otros tantos nuevos artículos á este régimen , no tiene medida ninguna; y
de acusación contra él. queda al arWtrjo del magistrado. Hay quien lo
« Vuelto á la prisión , y si no ha llenado las ha estado por quinientos cincuenta y dos dias ,
esperanzas del juez, recibe órden el conserge de otros por trescientos setenta y dos , y algunos
duplicar los rigoi-cs. Así á véces cuando el horror por ciento y uno. Despues de este trato, no se
de la soledad ha sido ineficaz sobre un alma restituye ya un hombre á la luz, sino un espectro
fuertemente constituida, substituyen á estos trata- y cadaver, que con frecuencia ha perdido hasta
mientos otro género de suplicios. J . a relumbrante las impresiones del dolor.
-5 T R A . T A D O DE LOS DELITOS

» E s l a s son las torturas con que hemos subs-


tituido el tormento preparatorio de los tiempos H u b o un tiempo en que casi todas las penas
antiguos. eran pecuniarias, y los delitos de los hombres el
- F i n a l m e n t e , cuando un acusado es conde- patrimonio del P r í n c i p e : los alentados contra la

nado á la pena capital, si esperan lograr alguna seguridad pública eran un objeto de lujo : el que

revelación de é l , le sugetan á nuevos tormentos estaba destinado á defenderla tenia Ínteres en

que han de producir siempre su e f e c t o , supuesto verla ofendida: e r a , pues , el objeto de la? penas
un pleito entre el fisco (exactor de estas multas)
que se ejercen sobre un cuerpo que casi n o tiene
y el reo ; un negocio civil, contencioso , privado
vida ya ; y también asi hemos substituido el
mas bien que p ú b l i c o , que daba al fisco otros
antiguo tormento previo ( BERENGER , de la
derechos fuera de los suministrados por la d e -
justicia criminal en Francia, etc., titulo I I , cap. i ,
fensa pública , y al reo otras vejaciones fuera de
§IX.)
aquellas en que había incurrido por la necesidad
del ejemplo. E l juez era mas un abogado del
fisco, que un indiferente indagador de la verdad,
CAPITULO XVII. un agente del erario , fiscal mas que protector y
• • / »
ministro de las leyes. P e r o asi como en este sis- .
Del espíritu de fisco. tema el confesarse delincuente era confesarse
deudor del fisco, blanco único entonces de los
* i • •
procedimientos criminales ; asi la confesión del
E l espíritu de fisco que se ha finido á la juris-
delito combinada de modo qhe favorezca , no
prudencia criminal desde su o r i g e n , es también
perjudique las razones fiscales, viene á ser, y es
un manantial funesto de injusticias y errores ( 0 -
actualmente (continuando siempre los e f e c t o s ,
despues de haber faltado sus c a u s a s ) el centro ,
( 0 Esta frase no se encuentra en el original- Al- á cuya inmediación circulan todas las máquinas
gunos traductores U hau aüadido como necesana. criminales. S i n ella un reo convencido por prue-
»

78 TRATADO DE LOS DELITOS

bas indubitables tendrá una pena menor que la perjuicio de aquella infalibilidad que el hombre
establecida: sin ella no sufrirá la tortura sobre se atribuye en todos sus pensamientos. L o s indi-
olrOs delitos de la misma especie que pueda cios para la- captura están al arbitrio del juez,
haber cometido. Con ella el juez toma posesion etc. Para que un hombre se halle en la precisión
del cuerpo de un r e o , y lo destruye con metódica de probar sü inocencia debe antes ser declarado
formalidad para sacar como de un fondo de g a - reo. E s t e se llama hacer un proceso ofensivo; y
nancia todo el provecho que puede. Probada la tales son los procedimientos en casi todos los
existencia del delito la confesion sirve de prueba lugares de la iluminada-Europa en el siglo deci-
convincente; y para hacer esta prueba menos moctavo. E l verdadero proceso informativo, esto
sospechosa se la procura por medio del tormento es , la indagación indiferente del h e c h o , segan
y los dolores, conviniendo al mismo tiempo en manda la razón, segundo acostumbran las Leyes
que una deposición extrajudicial, tranquila é i n - militares , usado aun del mismo despotismo asiá-
diferente , sin los temores de un espantoso juicio, tico eri los casos tranquilos é indiferentes , tiene
no basta para la condenación. S e excluyen las muy poco uso en los tribunales'Europeos. ¡ Que
indagaciones y pruebas que aclaran el hecho-, complicado laberinto de extraños absurdos , i n -
pero que debilitan las razones del fisco. N o se creibles, sin duda, á una posteridad mas feliz !
omiten alguna vez los tormentos en favor de la Solo los filósofos de aquel tiempo leerán en la
flaqueza y de la miseria, sino en favor de las ra- naturaleza del hombre la posible existencia de
zones que podria perder este ente imaginario é semejante sistema.
incomprensible. E l juez se hace enemigo del
r e o , de un hombre encadenado, presa de la su-
ciedad , de los tormentos y de la espectativa mas
espantosa : no busca la verdad del hecho , busca
solo el delito en el encarcelado. L e pone lazos ,
Y se cree desairado si rio sale con su intento en
Y DE L A S P E N A S .
otros ? ¿ Por que poner al hombre en la terrible
precisión de faltar á Dios , ó concurir á su propia
CAPITULO XVIII.
ruina? L a ley que ordena el juramento no deja
en tal caso al reo mas que la elección de ser már-
De los juramentos.
tir ó mal cristiano. Viene poco á poco el juramen-
Una contradicción entre las leyes y las máximas to á ser una simple formalidad, destruyéndose por
naturales del hombre nace de los juramentos que este medio la fuerza de los principios de la R e l i -
se piden al reo sobre que diga sencillamente Ja gión , única prenda en la mayor parle de los hom-
verdad cuando tiene el mayor Ínteres en encu- bres (u).Que los juramentos son inútiles lo ha he-
brirla : como si el hombre pudiese jurar de con- cho ver ía experiencia; pues cada juez puede serme
tribuir seguramente á su destrucción : como si la testigo de no haber logrado jamas por este medio
Religión no callase en la mayor parte de los que los reos digan la verdad. L o hace ver la ra-
hombres cuando habla el Ínteres. L a experienca zón que declara inútiles, y por consiguiente daño-
de lodos los siglos ha hecho ver que excede á los sas todas las leyes cuando se oponen á los dictá-
demás abusos el que ellos han hecho de este menes naturales del hombre. Acaece á estas lo que
precioso don del cielo. ¿ Pues por que se ha de á las compuertas ó diques opuestos directamente
creer que los malhechores la respetarán si los á la corriente de un rio; ó-son inmediatamente
hombres tenidos por sabios y virtuosos la han- derribados y sobrepujados , ó el esfuerzo lento y
violado frecuentemente? los motivos que la R e - repetido del agua los roe y mina insensiblemente."
ligión contrapone al tumulto del temor y deseo
de la vida son por la mayor parte muy flacos,
porque están muy remotos de los sentidos. L o s
negocios del cielo se rigen con leyes bien dife-
rentes de las que gobiernan los negocios humanos.
¿Pues por que comprometer los unos con los
acabarse en el mas breve tiempo posible. ¿ Cual

CAPITULO XIX. contraste mas cruel que la indolencia de un juez


y las angustias de un reo? ¿ L a s comodidades y
placeres de un magistrado insensible de una
Prontitud de la pena.
parte, y de otra las lágrimas y la suciedad de un
Tanto mas justa y útil será la pena cuanto mas encarcelado (o) ? E n general el peso de la pena
pronta fuere y mas vecina al delito cometido. y la consecuencia de un delito debe ser la mas
Digo mas justa porque evita en el reo los inútiles eficaz para los otros, y la menos dura que fuere
y fieros tormentos de la incertidumbre que cre- posible para quien la sufre ; porque no puede
cen con el vigor de la imaginación y con el prin- llamarse sociedad legítima aquella en donde no
cipio de la propia flaqueza : mas justa porque sea principio infalible que los hombres han que-
.siendo una especie de pena la privación de la rido sujetarse á los menor.es males posibles.
libertad no puede preceder á la sentencia sino H e dicho que la prontitud de la penas es mas
en cuanto la necesidad obliga. La cárcel es solo útil porque cuanto es menor la distancia del
la simple custodia de un ciudadano hasta tanto tiempo que pasa entre la pena y el delito, tanto
que sea declarado reo ; y esta custodia, siendo es mas fuerte y durable en el ánimo la asocia-
por su naturaleza penosa , debe durar el menos ción de estas dos ideas delito y pena; de tal modo,
tiempo posible, y debe serla menos dura que se que se consideran el uno como causa, y la otra
pueda. E l menos tiempo debe medirse por la como efecto consiguiente y necesario (?)• Está
necesaria duración del proceso y por la antigüe- demostrado que la unión de las ideas es el ci-
dad de las causas que concede por orden el de- miento sobre que se forma toda la fábrica del
recho de ser juzgado. L a estrechez de la cár- entendimiento humano, sin la cual el placer y
cel no puede ser mas que la necesaria, ó para el dolor serian impulsos limitados y de ningún
impedirla fuga, ó para que no se oculten las efecto. Cuanto mas los hoínbres se separan de
pruebas de los delitos. E l mismo procese debe
Y DE LAS P E N A S . 85

84 T R A T A D O DE LOS DELITOS ánimos <^e los espectadores el horror del tal de-
las ideas generales y de los principios universales; lito particular que servirla para reforzar el temor
esto es, cuanto mas vulgares son tanto mas obran de la pena (y).
por las inmediatas y mas cercanas asociaciones, .Otro principio sirve admirablemente para
descuidando las mas remotas y complicadas, que esircchar mas y mas la importante conexion en-
sirven únicamente á los hombres fuertemente tre el delito y la pena; este es que sea ella con-
apasionados por el objeto á que se dirigen, como forme cuanto se pueda á la naturaleza del mismo
que la luz de la atención ilumina solo este, de- delito. E s t a analogía facilita maravillosamente
jando los otros en la oscuridad. Sirven igualmente el choque que debe haber entre los estímulos
á los entendimientos mas elevados, porque tienen que impelan al delito y la repercusión de la
adquirido el habito de pasar rápidamente sobre pena : quiero decir, que ésta se, are y conduzca
muchos objetos de una vez , y la facilidad de el ánimo á un fin opuesto de aquel por donde
hacer chocar muchos dictámenes parciales unos procura encaminarlo la idea que seduce para la
con otros ; de modo qne las resultas ó acción infracción de las leyes.
son menos peligrosas é inciertas.

E s , pues, de suma importancia la proximidad


de la pena al delito si se quiere que en los rudos CAPITULO XX.
entendimientos vulgares á la pintura seduciente
Violencias.
de un delito ventajoso asombre inmediafamente
la idea asociada de la pena. L a retardación no
produce mas efecto que desunir cada vez mas ü u o s atentados son contra la persona, otros
estas dos ideas; y aunque siempre hace impresión contra la sustancia. Los primeros deben ser cas-
el castigo de un delito cuando se ha dilatado, la tigados infaliblemente con penas corporales. N i
hace menos como castigo que como especláculo; el grande ni el rico deben satisfacer por precio
y no la hace sino después de desvanecido en los los atentados contra el flaco y el pobre; de otra
V
Y DE LAS P E N A S . » 87
86 T R A T A D O DE LOS DELITOS

manera las riquezas que bajo la lutela de las


leyes son el premio de la industria , se vuelven CAPITULO XXI.
alimento de la tiranía. N o bay libertad cuando
algunas veces permiten las leyes que en ciertos Penas de /os nobles.
acontecimientos el hombre deje de ser persona,
y se repute como cosa. Veréis entonces la indus-
1 Cuales serán , pues , las penas de los nobles ,
tria del poderoso cavilosamente entregada en
cuyos privilegios forman gran parte de las leyes
hacer salir del tropel de combinaciones civiles
de las naciones ? Y o no examinaré aqui si esta
aquellas que las leyes determinan en su favor.
distinción hereditaria entre los nobles y plebeyos
Este descubrimiento es el secreto mágico que
sea útil en el gobierno ó necesaria en la Monar-
cambia los ciudadanos en animales de servicio ;
quía. Tampoco examinaré si es.verdad que forma
que en mano del fuerte -es la cadena que liga las
un poder intermedio que limita los excesos de
acciones de los incautos y de los desvalidos. E s t a
ambos extremos', ó mas bien una congregación,
es la razón porque en algunos gobiernos que
que esclava de sí misma y de otros , cierra todo
tienen toda la apariencia de libertad está la tira-
giro de crédito y de ¿speranza en un círculo es-
nía escondida, ó se introduce en cualquier á n -
trechísimo , semejante á las islillas amenas y
gulo descuidado del legislador, donde insensible-
fecundas que sobresalen en los vastos y arenosos
mente toma fuerza y se engrandece. L o s hombres
desiertos de la Arabia; y que cuando sea verdad
por le común oponen las mas fuertes compuertas
ser la desigualdad inevitable ó útil en la sociedad
á la tiranía descubierta; pero no ven el insecto
lo sea también que deba consistir mas bien en las
imperceptible que las c a r c o m e , y abre al rio
compañías que en los individuos.; afirmarse en
inundador un camino tanto mas seguro cuanto
una parte mas bien que circular por todo el
mas oculto.
cuerpo político ; perpetuarse mas bien que nacer
y destruirse incesantemente. Limitaréme solo á
las penas con que se debe casligar esta c l a s e ,
el daño público, tanto mayor cuanto es causado
afirmando ser las mismas para el primero que
por quien está mas favorecido ; que la igualdad
para el último ciudadano. Toda distinción, sea
de las penas no puede ser sino extrínseca, siendo
en los honores , sea en las riquezas, para que se
realmente diversa en cada individuo ; que la in-
tenga por legítima, supone una anterior igualdad
famia-desuna familia puede desvanecerse por el
fundada sobre las leyes que consideran todos los
Soberano con demostraciones públicas de bene-
súbditos como igualmente dependientes de ellas.
volencia en la inocenie parentela del reo. ¿Y
Se debe suponer que los hombres renunciando
quien ignora que las formalidades sensibles tie-
su propio y natural despotismo, dijeron : quien
nen lugar de razones en el pueblo crédulo y ad-
j'uere mas industrioso, tenga mayores honores, y su
mirador ?
fama resplandezca en sus sucesores, pero por mas
feliz y mas honorado que sea espere mas, y no tema
menos que los otros violar aquellos pactos con que CAPITULO XXII.
fue elevado sobre ellas. E s verdad que tales de-
cretos no se hicieron en yna dieta del género Hurtes.
humano ; pero existen en las relaciones inmu-
tables de las cosas : no detruyen las ventajas que Los hurtos , que no tienen unida violencia ,
se suponen producidas de la nobleza, é impiden deberian ser castigados con pena pecuniaria.
sus inconvenientes: hacen formidables las leyes, Ouien procura enriquecerse de lo ageno debiera
cerrando todo camino á la impunidad. Al que ser empobrecido de lo propio. Pero como ordi-
dijese que la misma pena dada al noble y al ple- nariamente este delito proviene de la miseria v
beyo no es realmente la misma por la diversidad desesperación , cometido por aquella parle infeliz
de la educación y por la infamia qué se extiende de hombres, á quien el derecho de propiedad
á una familia ilustre ; responderé que la sensibi- (terrible , y acaso 110 necesario ) ha dejado solo
lidad del reo no es la medida de las penas sino la desnuda existencia ; y tal vez las penas pecu-
niarias aumentarían el número de los reos con-
4*
torme creciese el de los necesitados, quitanda el
pan á una familia inocente para darlo á los mal-
S U P L E M E N T O AL C A P I T U L O XXII.
vados ; la pena mas oportuna será aquella única
suerte de esclavitud que se pueda llamar justa ,
esto es , la esclavitud por cierto tiempo , que Reflexiones sobre unas memorias Inglesas , intitu-
hace á la sociedad señora absoluta de la persona ladas : Pensamientos sobre la Justicia Cri-
y trabajo del reo para resarcirla con la propia y minal ; y sobre otras publicadas en Francia,
perfecta dependencia del injusto despotismo usur- con el titulo de Observaciones sobre él robo.
pado contra el pacto social. Pero cuando el hurto
está mixto con violencia la pena debe ser igual- Por Benjamín Frankhk.

mente un mixto de corporal y servil. O t r o s es-


critores antes que yo han demostrado el evidente Estas dos obritas son para los magistrados , A
desorden que nace cuando no se distiguen las quienes se dedican; pero están escritas en un e s -
penas que se imponen por hurtos violentos, de píritu muy diferente. E l inglés quiere que todos
las que se imponen por hurtos dolosos, igua- los ladrones sean indistintamente ahorcados ; y
lando con absurdo una gruesa cantidad de dinero el francés pide que las penas sean proporcionadas
á la Vida de un hombre ; pero nunca es superfluo .i los delitos.
repetir lo que casi nunca se ha puesto en prác- S i , como hacemos profesión de creerlo , pen-
tica. Las máquinas políticas conservan mas que samos realmente que la ley de Moisés es la de
calquiera otras- el movimiento que r e c i b e n , y D i o s , y la miramos como la sabiduría divina ,
son las mas difíciles en adquirir otro nuevo. infinitamente superior á la humana , ¿ sobre que
Estos son delitos de diferente naturaleza ; y es principios infligiremos la pena de muerte por un
ciertísimo , aun en la política , aquel axioma de delito q u e , en conformidad á esta l e y , no debe
matemática, que entre las cantidades heterogé- ser castigado mas que por la restitución del cua-
neas hay una distancia infinita que las separa. druplo ? E l condenar alguno á muerte por un
crimen que no la merece, ¿ 110 es cometer un y el derecho común de matar los gamos , á todas
verdadero asesinato ? y , como lo dice el escritor las ventajas que la sociedad hubiera podido ofre-
francés, ¿ se debe castigar un delito contra la cerle.
sociedad , con un crimen contra la naturaleza ? Leo en los últimos papeles de Londres que una
L a sociedad es la que ha creado lo superfluo, muger está condena á muerte en Y Oíd Émley, por
y asi es que unas leyes simples y suaves bastarían haber robado en una tienda , catorce schelines y
para garantizar lo absoluto necesario. Sin nin- tres penees de gasa : Entonces ¿ que proporcion
guna clase de ley, y por.el solo temor de repre- ' guarda el daño hecho por robar catorce sche-
salia, el salvage disfruta en paz de su arco , .de lines , con el suplicio de una desgraciada criatura
su hacha y de-su vestido de pieles. que expira en la horca ? ¿ N o hubiera podido ,
Cuando en virtud de las primeras leves, la con su trabajo, pagar el cuadruplo de esta can-
sociedad llegó á ser rica y poderosa , esla desi- tidad ,.y por este medio , satisfacer á la expiación
gualdad necesitó unas leyes mas severas, y las exigida por la ley de Dios ? Ademas , el intligir
propiedades fueron protegidas á expensas de la una pena desproporcionada al delito ¿ no es lo
humanidad; Estos son los principios del abuso mismo que castigar á un inocente ? Y conside-
de los poderes y de la tiranía. Si le hubiesen dicho rando bien las cosas bajo este punlo de vista f

al salvage, antes de que entrase en la' sociedad : ¿ cuantas v¿ces, todos los años, la inocencia, no
« Acaso vuestro vecino llegará á ser posehedor solo es castigarla , pero también atormentada en
» de un centenar de gamos; pero si vuestro casi todos los Estados civilizados de la Europa ?
» hermano, vuestro hijo , ó vos mismo , no Pero parece que se ha convenido de que esta
» siéndolo de nada, y estimulados por la hambre, especie de inocencia debe de ser castigada, á fin
» os atrevieseis á matar uno solo de estos ani- de precaver el crimen. E n efecto , lie teido que
» males, una muerte infame será la consecuen- un cruel liarbarisco , tenia por costumbre , siem-
» cia de semejante acción; » es probable de que pre que compraba un nuevo esclavo cristiano ,
el salvage hubiese preferido' la libertad natural , de hacerle aplicar inmediatamente cien palos en
las plantas de los pies, á fin de que el recuerdo
Y DE L A S P E N A S .
de este tratamiento , y el temor de incurrir en él
conducta opresiva para con nuestros vasallos, y
en lo sucesivo , le impidiesen de cometer las ful-
en nuestras guerras injustas contra nuestros ve-
tas que podrían hacer que lo mereciese.
cinos ?
E l autor de los pensamientos tendría pena sin
Véanse las grandes injusticias «e la Inglaterra
duda, erf aprobar enteramente la conducta de
en el interior ',1 los monopolios que tanto tiempo
este Turco en un gobierno de esclavos; sin e m -
ha ejercido sobre la Irlanda , el gobierno opre-
bargo , ¿ no parece que recomienda la observan -
sivo y cohechador de sus mercaderes en las
cia de semejante régimen para los vasallos B r i -
Indias, sus guerras despojadoras para con sus
tánicos, aplaudiendo la respuesta del juez Burnet?
colonias Americanas ; y para no mentar las que
— Preguntando este á un preso convicto de robo
ha suscitado á la Francia y á la E s p a ñ a , examí-
de caballos, si no tenía alguna cosa que decir
nese bien la última con la Holanda , mirada por
que pudiese salvarle de la muerte ., el reo le .res-
toda la Europa imparcial como una guerra de
pondió , que parecia muy duro el que se ahor-
rapiña y de.pillage, en la c u a l , como los Ingleses
case á un hombre por haber robado . solamente
acaso lo eran en electo , no parccian sostenidos
un caballo : « Tampoco , le dijo el juez , es por
ni animados mas que por la esperanza de un i n -
» haber robado solamente un caballo que te se
menso botín. L a justicia se debe tan estricta-
x ahorca; pero sí , á fin de que los caballos no
mente entre naciones, como entre ciudades vea-,
K sean robados. »
ñas. U n ladrón de caminos , que comete robos
L o s que conocen la Europa en general, dicen con gent« armada, es tan ladrón como cuando
que se cometen y castigan anualmente mas robos roba solo , y una nación que declara una guerra
en Inglaterra, que en todas las otras naciones injusta, no es otra cosa mas que una gran banda
Europeas tomadas colectivamente. S i esto es de ellos. C: ando hayais empleado vuestro pueblo
verdad, debe baber una ó muchas causas de esta en pillar á los Holandeses, y que la paz haya
depravación en nuestro pueblo. ¿ Serían acaso puesto un termino áestos desórdencsjserá extraño
esta injusticia y esta inmoralidad de nuestro g o - acaso que continué en el mismo oficio en su pais ,
bierno nacional, que ge manifiestan en nuestra
robándose los unos á los oíros ? P o r todas parles Esto recuerda una anedocta de Newgate. Un
en donde los Ingleses se establecen, sea en sus preso se quejaba de que por la n o c h e , alguien
territorios, ó bien lejos de ellos, la piratería,
se habia amparado de las hevillas de sus rapalos:
como dicen los franceses, ó si se quiere el oficio
« Que diablos ! dijo o l r o , ¿pues que habría
de armador, es su tínico objeto. S é pretende que
». acaso algún ladrón entre nos.olros ? ISo es
en la úllima guerra no bajaron los armamentos
>. menester sufrirlo : pongámonos á hacer las
á menos de setecientos. E'stos fueron hechos por
» pesquisas como las de los ladrones, y si lo
negociantes ingleses, solo para robar á-oíros
». encontramos , es preciso malario. »
negocianles que nunca les habiañ hecho el menor
Con lodo, se ha visto últimamente en I n g l a -
mal. ¿ Y es probable de que hubiese uno solo de
terra el ejemplo de no querer un negociante ,
eslos armadores, tan listos para desvalijar los
aprovecharse de sus bienes mal adquiridos. E s -
mercaderes de Amslerdam, que no habría hecho
taba interesado en un buque que los oíros p r o -
la misma operacion con su vecino de L o n d r e s ,
pietarios creyeron propio para Ja piratería, y
st hubiese podido iisongesrse de hacerlo con la
que hizo parte de las presas sobre los franceses.
misma impunidad ?
Así que la repartición del bolin fue hecha , el
L a codicia es la m i s m a , siempre es el atieni
negociante de quien hablo , mandó poner cu la
appetens; y no hay mas que el temor y el riesgo
gazela uu^aviso para iodos los que liabian expe-
de ir á la horca que los diferencia. ¿ C o m o pues ,
rimentado alguna pérdida, con el fin de devol-
una nación que cuenta tantos ladrones-por incli-
verles la parte que le tocaba. E s l e hombre h o n -
nación entre sus ciudadanos los mas honrados ,
rado era un Cuákaro. L o s -Sectarios Escoceses
y á quienes el gobierno protege y dá comisiones
tuvieron otras veces la misma delicadeza; pues
á setecientas bandas para que roben , como una
exisle aun una ordenanza del consejo de la ciu-
¡alnación tiene la desvergüenza de condenar este
dad de Edimburgo , hecha poco tiempo después
crimen en los individuos, haciendo que en una
déla reforma,que prohibe « el comprar géneros
mañana se ahorquen á una veintena de ellos?
» de presa, só-pena de perder los derechos de
• 5
» vecindad, y bajo tai otra que el magistrado
vecina que no le habrá hecho ningún m a l , p e -
» tubiese á bien de ordenar, pues que el uso de
ro aun á sus propios vasallos , el que sea preciso
» las presas era conlrario á las leyes de la c o n -
que obedezca ? U n esclavo , n e g r o , en nuestras
» ciencia, que nos manda de tratar á nuestros
colonias, á quien su amo manda que mate ó robe
» hermanos cristianos, como desearíamos ser
á su vecino, ú otra mala acción cualquiera, puede
» tratados nosotros mismos; por consiguiente
rehusarle la obediencia , y el magistrado le p r o -
» esta clase de géneros no puede ser vendida en
tege. L u e g o , la esclavitud del soldado es peor
» esta ciudad por ningún hombre piadoso. » L a
que la del negro. E l oficial honrado, que no teme
raza de estos hombres se ha extinguido p r o b a -
qne su demisión se atribuya á o ra causa, puede
blemente en E s c o c i a , ó sin duda despues, hau
darla antes que servir en una guerra injusta : pero
abandonado sus principios; bien que se presume,
los siemples soldados, esclavos por teda la vida,
y es muy dable , que la esperanza en las presas y
están, puede s e r , en la imposibilidad de juzgar
confiscaciones ha sido el móvil principal para que
por ellos mismos si la causa que defienden es
esta uacion lomase parle en la guerra contra las
justa ó ilegítima : no podemos menos de c o m -
colonias.
padecernos de su suerte , y aun mas de la del
Generalmente se ha creído durante algún
marinero , á quien muchas veces se obliga á de-
tiempo , de que un militar debia ejecutar las ór-
jar una ocupacion honrosa, para ir á manchar
denes que se le daban, sin informarse de si la
sus manos en la s a n g r e , tal v e z , de un i n o -
guerra era justa ó injusta. T o d o s los Principes
cente : pero me parece que unos negociantes
«ue se sienten algo-inclinados hacia la tírania ,
libres de esta violencia , de esta obligación f o r -
deben de apoyar sin duda esta opinion, y hacer
zada, y á quienes la educación ha dotado de
cuanto puedan .para establecerla; pero ¿ n o es de
m a j ores luces, me parece, digo , que sería ne-
una consecuencia muy peligrosa , pues que sen-
cesario que semejantes hombres examinacen á
tado este principio , si el tirano manda á su ejér-
fondo si la guerra es justa, antes de reclütar un
cito de atacar y destruir, no digo yo á una nación
gran número de picaros, con el objeto de e n -
viarlos á atacar á sus compañeros los negociantes
navios mercantes pertenecientes á a m b a s , que
de una nación vecina , despojarles de sus bienes,
no eslen armados , podran continuar su viage
arruinarles, acaso , hasta con sus familias si
sin el mas leve temor de ser mutuamente moles-
los abandonan, ó herirles , estropearles y destro-
narles si procuran defenderlos. E s t o es sin- e m - tados. E s t a mejora tan feliz y ventajosa parael

bargo loque practican los negociantes cristianos, derecho de gentes, no puede sino estimular el

que la guerra sea justa ó que no lo s e a ; aunque vivo deseo de que se extienda por todas las

es muy difícil el que la justicia asista á un mismo naciones.


liempo á ambos lados. E s t a es la costumbre de * ———
los negociantes Ingleses y Americanos, quienes CAPITULO XXIII.
no obstante se quejan de un robo particular, y
hacen ahorcar por docenas á los que no han
Infamia, (z)
hecho mas que seguir su ejemplo. Y a es mas que
tiempo,de que en consideración á la humanidad,
se ponga un termino á esta infamia. L o s Estados- Las injurias personales y contrarias al honor,

Unidos de la A m é r i c a , aunque mejor situados esto e s , á la justa porcion de sufragios que un

que ninguna nación Europea para sacar partido ciudadano puede exigir con derecho de los o t r o s ,

de la pírateria , pues que la mayor parte de los deben ser castigadas con la infamia. E s l a infa-

navios mercantes destinados para las Indias pa- mia es una señal de la desaprobación pública,

san por delante de sus puertas, hacen todo lo que priva al reo de los votos públicos, de la con-

posible , y ponen cuanto está en su poder para fianza de la patria, y de aquella como frater-

abolir esta perniciosa c o s t u m b r e , insertando nidad que la sociedad inspira. N o pende esta sola '.

hasta de la ley. E s , pues, necesario que la infamia de la

en sus tratados con las otras potencias , que ley sea la misma que aque'iaque nace de las rela-

en caso de guerra , ninguna de los parles hostiles ciones de las cosas : la misma que resalta de la

podrá dar privilegios de armamentos, y que los moral universal ó de la particufar, que depende
de los sistemas particulares, legisladores de las
niones , romperá el sabio legislador la admira-^
opiniones vulgares, y de aquella tal nación que
cion y sorpresa, ocasionada en el pueblo por
inspiran. Si la una es diferente de la o t r a , ó la
un falso principio, cuyas consecuencias bien
ley pierde la veneración pública, ó las ideas de.
deducidas suelen ayudar en el vulgo sus absurdos
la moral et de la probidad se desvanecen con
originarios-
menosprecio de las declamaciones , que jamas
He aqui un modo de no confundir las rela-
resisten á los ejemplos. Quien declara por in-
ciones y la naturaleza invariable de las cosas,
fames actiones de suyo indiferentes, disminuye la
que no siendo limitada del tiempo y obrando
infamia de las que son verdaderamente tales. L a s
incesantemente , confunde y desenvuelve todas
penas de infamia ni deben ser muy frecuentes ni
las reglas limitadas que de ella se separan. N o
recaer sobre uu gran número de personas á un
son solo las artes de gusto y de placer quien
tiempo. No lo primero, porque los efectos reales
tiene por principio universal la imitación de la
de las cosas de Opinión siendo demasiado conti- naturaleza, la misma política, ó á lo menos la
nuos debilitan la fuerza de la opiñion misma.
verdadera y durable, está sujeta á esta máxima
N o lo segundo, porque la infamia de muchos
general; pues no es ella otra casa que el arte de
se resuelve en no ser infame ninguno.
mas bien dirigir á un mismo centro las 'máximas
Las penas corporales y dolorosas no deben
inmutables de los hombres.
imponerse sobre delitos que , fundados en el or-
gullo , consiguen en el dolor mismo gloria y ali-
mento. Conviene á estos la ridiculez y la infamia ,
penas que enfrenan el orgullo de los fanáticos
con el orgullo de los espectadores, y de cuya
tenacidad apenas con lentos y obstinados esfuer-
zos se libra la verdad misma. D e este modo,
oponiendo fuerzas á fuerzas, y opiniones á opi-
vida, deja á las pasiones de opinion (que no son
CAPITULO XXIV. las menos fuertes) toda su energía. No es ocioso
políticamente quien goza el fruto de 1 os vicios ó
Ociosos. de las virtudes de sus mayores, y vende por pla-

ceres actuales cl'pan y la existencia á la indus-
El que turba la tranquilidad pública, el que triosa pobreza , que ejercita en paz la tácita
no obedece á las leyes, esto es, á las condiciones guerra de industria con la opulencia en lugar de
con que los hombres se sufren y se defienden la incierta y sanguinaria con la fuerza P Por esto
recíprocamente, debe ser excluido de la sociedad, deben las leyes definir cual ocio es digno de cas-
quiero decir, desterrado de ella. Esta es la razón tigo , no la austera y limitada virtud de algunos
por que los gobiernos sabios no consienten en el censores.
seno del trabajo y de la industria aquel genero Cuando en un ciudadano acusado de un atroz
de ocio político que los austeros declamadores delito no concurre la certidumbre, pero sí gran
confunden con el ocio que proviene de las rique- probabilidad de haberlo cometido, parece debería
zas bien adquiridas. Ocio que es útil y necesario decretarse contra él la pena de destierro; mas
Á medida que la sociedad se dilata y la adminis- para determinarlo asi es necesario un estatuto el
tración se estrecha. Llamo oció político aquel menos arbitrario y el maspreciso que sea posible,
que no contribuye á la sociedad ni con el trabajo el cual condené á esta pena la persona del que
ni con las riquezas : que adquiere, sin perder ha puesto á la nación en la fatal alternativa de
nunca, que venerado del vulgo con estúpida temerlo ó de ofenderlo; pero siempre reserván-
admiración , mirado por el sabio con compasion dole el sagrado derecho de probar su inocencia.
desdeñosa, en fuerza de las víctimas que le sirven Mayores deben ser los motivos contra un nacio-
de alimento : que estando privado del estímulo nal que contra un forastero , contra un indiciado
de la vida activa, cuya alma es la necesidad de por la primera v e z , que contra el que ya lo ha

guardar ó aumentar las comodidades de la misma sido otras (««)•


Y DE LAS PENAS. 107

caciones de los bienes. S i algunos han sostenido

CAPITULO XXV. que estas sirven de freno á las venganzas, y prepo-


tencias privadas, no reflexionan que aun cuando
Destierros y confiscaciones. las penas produzcan un bien no por esto son
siempre justas , porque para ser tales deben ser
¿Pero el que es desterrado y excluido para siem- necesarias; y una injusticia útil no puede ser tole-
pre de la sociedad de que era miembro deberá rada de un legislador, que quiere cerrar todas las
ser privado de sus bienes ¿ E s t a cuestión puede puertas á la tiranía vigilante, que lisongea con
considerarse con diversos aspectos. Perder los el bien de un momento y con la felicidad de
bienes es una pena mayor que la del destierro : algunos personages esclarecidos, despreciando el
luego con proporcion á los delitos debe haber exterminio futuro y las lágrimas de infinitos oscu-
casos por donde se incurra en perdimiento de ros. L a s confiscaciones ponen precio á las cabezas
todos ó parte de los bienes y casos en que no. E l de los flacos : hacen sufrir al inocente la pena del
perdimiento de todos debiera verificarse cuando r e o , y conducen los inocentes mismos á la deses-
el destierro decretado por la ley fuere tal, que perada necesitad de cometer los delitos. ¡ Q u e
anonade todas las relaciones que existen entre la espectáculo mas triste que una familia despenada
sociedad y un ciudadano reo. Muere entonces el en el abismo de la miseria y de la infamia por
ciudadano y queda el hombre ; y en el cuerpo polí- los delitos de una cabeza, á quien la sumisión
tico debe producir el mismo efecto que la muerte ordenada por las leyes seria impedimento que
natural. Parecía, pues, que los bienes quitados al prohibiese el estorbarlos, aun cuando hubiese
reo debieran tocar á sus legítimos sucesores mas medios de ejeclutarlo !
bien que al principe; puesto que la muerte y
semejante destierro son lo mismo respecto del
propio cuerpo político. Pero no me fundo en esta
sutileza para atreverme á desaprobar las confis-
blica ó de sus cabezas de familia, el espíritu m o -
nárquico se introducirá poco á poco en la repú-
CAPITULO XXVI. blica misma, y sus efectos en tanto se manten-
drán sujetos, en cuanto medien los intereses
Bel espíritu de familia.
opuestos de cada uno ; pero no por un dictámen
Estas injusticias autorizadas y repetidas fue- que respire igualdad y libertad. E l espíritu de
ron approbadas de los hombres aun mas ilu- familia es un espíritu de pormenor y limitado á
minados , y ejercitadas en las repúblicas mas cortos hechos : el regalador de las repúblicas ,
libres por haber considerado la sociedad no como dueño de los principios generales , ve los h e -
unión de hombres sino como nnion de familias. chos y los distribuye en las principales clases , é
Supongamos cien mil hombres ó veinte mil importantes al bien de la mayor parte. E n la
familias, que cada una se componga de cinco república de familias los hijos permanecen en la
personas, comprendida, su cabeza que la repre- potestad del padre en cuanto vive, y están obli-
senta. S i la sociedad está constituida por fami- gados á esperar por solo el medio de su muerte la
lias, habrá veinte mil hombres y ochenta mil
existencia qué dependa únicamente de las leyes.
esclavos : si lo está por hombres no habra
Acostumbrados á temer y rogar en la edad mas
esclavo alguno, y s í , cien mil ciudadanos. E n el
sazonada y vigorosa , cuando los dictámenes
primer caso habrá una república y veinte mil
están menos modificados por aquel temor de
pequeñas monarquías, que la componen : en el
experiencia, que se llama moderación, ¿como
segundo , el espíritu republicano no solo respi-
resistirán á los estorbos que el vicio opone siem-
rará en las plazas y juntas públicas de la nación,
pre á la virtud en la edad cansada y descaecida,
sino también entre las paredes domésticas, donde
en que la ninguna esperanza de ver los frutos,
se encierra gran parte de la felicidad ó de la mise-
se opone á vigorosas mutaciones?
ria de los hombres. E n el primer caso, como las
Cuando la república es de hombres , la fami-
leyes y las costumbres son el efecto de los prin-
lia no es una subordinación de mando, sino de
cipios habituales de los miembros de la repú-
contrato ; y los hijos al tiempo que la edad los toda clase de hombres : aquella manda un conti-
saca de la dependencia de naturaleza por su fla- nuo sacrificio de sí mismo á un ídolo vano , que
queza, necesidad de educación y defensa, vienen se llama bien de familia, que muchas veces no
á ser miembros libres de la ciudad y se sujetan es el bien de alguno que la compone; ésta e n -
al cabeza de familia por participar sus ventajas seña el modo de servir á los propios adelanta-
como los hombres libres en las grandes socie- mientos sin ofender las leyes; ó excita pára
dades. E n el primer caso, los hijos , esto e s , la sacrificarse á la patria con el premio del fana-
mas grande parte y la mas útil de la nación, tismo que prepara la acción Tales contrastes
esian á la discreción de los padres. E n el s e - hacen que los hombres se desdeñeu de seguir la
gundo , no subsiste otro vínculo de mando que el virtud , que encuentran oscurecida y confusa en
sacro é inviolable de suministrarse recíproca- aquella distancia que nace de las tinieblas de los
mente los socorros necesarios, y el de la g r a - objetos , tanto físicos como morales. Cuantas
tilud por los beneficios recibidos , que no es tan veces un hombre, recordando sus acciones pasa-
destruido de la malicia del corazon humano , das , queda atonito considerando que han sido
cuanto de una mal entendida sujeción decretada poco honestas ! Al paso que la sociedad se
por las leyes. multiplica, cada miembro viene á ser mas p e -
Semejantes contradicciones entre las leyes de queña parle del todo; y la máxima republicana
familia y las fundamentales de la república son se disminuye á proporcion si las leyes no cuidan
un manantial fecundo de otras entre la moral de reforzarla. Las sociedades, como los cuerpos
doméstica y la.pública, de donde se origina un humanos, tienen sus límites señalados; y c r e -
conflicto perpetuo en el ánimo de los hombres. ciendo mas alia de ellos, la economía se desen-
L a primera inspira sujeción y temor ; la segunda tona necesariamente. Parece que la masa de un
valor y libertad : aquella enseña á limitar la b e n e - Estado debe ser en razón inversa de la sensibi-
ticencia sobre un corto número de personas sin lidad de quien la compone; porque de otra m a -
espontáneo escogimiento ; ésta á dilataría sobre nera , aumentándose la una y la otra , las buenas
leyes encontrarán al estorbar los delitos un impe- familia (siempre medianas) son las mas comunes
dimento en el bien mismo que han producido; ó mas bien las únicas. D e aqui puede cualquiera
« porque hombres demasiado sensibles , ilus- inferir cuan limitadas han sido las miras de la
» trados y numerosos , serian también muy
mayor parte de los legisladores.
« difíciles á gobernar y contener, ( i ) » Una
república muy vasta no se liberta del des-
potismo sino subdividiéndose y uniéndose en
CAPITULO XXVII.
muchas repúblicas de alianza. ¿ Pero como se
conseguirá esto ? Con un di'ctador despótico que
Dulzura de las penas.
tenga el valor de Sila , y tanto genio de edi-
ficar como él tuvo de destruir. Un hombre asi,
Pero el curso de mis ideas me ha sacado fuera
si fuere ambicioso, le espera la gloria de lodos
de mi asunto; á cuya declaración debo sujetarme.
los siglos : si fuere filósofo, las bendiciones de
No es la crueldad de las penas uno de los mas
sus ciudananos le consolarán en la perdida de su
grandes frenos de los delitos , sino la infalibili-
autoridad, aun cuando no fuese indiferenie á su
dad de ellas, y por consiguiente la vigilancia de
ingratitud. A proporcion que las máximas de
de los magistrados , y aquella severidad inexora-
reunión se debilitan en la nación, se refuerzan
ble del juez , que para ser virtud útil , debe estar
las que hay por los objetos que nos rodean ; y
acompañada de una legislación suave. L a certi-
por esta razón bajo el despotismo mas fueste,
dumbre del castigo, aunque moderado, hará
son las ¡mitades mas durables , y las virtudes de
siempre mayor impresión que el temor de otro
mas terrible, unido con la esperanza de la im-
punidad ; porque los males, aunque pequeños ,
cuando son ciertos amedrentan siempre los áni-
(i) El abale Morellet lia añadido esta conclusion de
mos de los hombres; y la esperanza , don celes-
frase, que aclara la idea de Beccaria , tal vei demasiado
profunda, Pero ¿ es exacto ? »»al , que por lo común tiene lugar en todo.,

5*
siempre separa la idea de los mayores , principal- calculada la infalibilidad de la pena , y la perdida
mente cuando la impunidad, tan conforme con del bien que el delito produciría. T o d o lo demás
la avaricia y la flaqueza , aumenlan su fuerza. es superfluo y por tanto tiránico. L o s hombres
L a misma alrocidad de la pena liace se ponga se arreglan por la repetida acción de los males
tanto mas esfuerzo en eludirla y evitarla , cuanto que conocen y no por la de aquellos que ignoran.
es mayor el mal contra quien se combate : hace Supongamos dos naciones , y que la una es la
que se cometan muchos delitos , para huir la escala de penas proporcionadas á la escala de
pena de uno solo. L o s países y tiempos de los delitos , tenga determinada por la pena mayor la
mas atroces castigos fueron siempre los de más esclavitud perpetua, y la otra la rueda : yo afirmo
sanguinarias é inhumanas acciones ; porque el que la primera tendrá tanto temor de su mayor
mismo espíritu de ferocidad que guiaba la mano pena con la segunda ; y si hay razón para transfe-
del legislador regia la del parricida y del mata- rir á la primera las penas de la segunda, la
dor : sentado en el trono dictaba leyes de hierro misma razón servirá para acrecentar las penas
para almas atroces de esclavos , que obedecían : de esta última , pasando insensiblemente desde
en la oscuridad privada estimulaba á sacrificar la rueda á los tormentos mas lentos y estudiados,
tiranos para crear otros de nuevo. y hasta los mas exquisitos que inventó la ciencia
Al paso que los castigos son mas crueles, los demasiado conocida de los tiranos.
ánimos de los hombres que , como los Huidos , Otras dos consecuencias funestas y contrarias
se ponen á nivel con los objetos que los rodean , " al fin inismo.de estorbar los delitos se derivan de
se endurecen ; y la fuerza siempre viva de las la crueldad de las penas. I 4 primera, que no es
pasiones es causa de que al fin de cien años de tan fácil guardar la proporcion esencial entre el
castigos crueles la rueda se tema tanto como delito y la pena; porque 3¡n embargo de que una
antes la prisión fec). Paraque una pena obtenga su crueldad industriosa haya variado mucho sus e s -
efecto basta que el mal de ella exceda al bien que pecies , 110 pueden estas nunca pasar mas allá de
nace del delito; y en este exceso de mal debe ser aquella última fuerza á que está limitada la o r -
gañiz ación y sensibilidad humana. Y en ha- cia ; ó reos solo de ser fieles á los propios prin-
biendo llegado á este extremo, no se encontra- cipios, despedazados con supuestas formalidades
ría pena mayor correspondiente á los delitos mas y pausados tormentos por hombres dotados de
dañosos y atroces , como era necesaria para los mismos sentidos , y por consiguiente de las
estorbarlos. L a otra consecuencia es , que la mismas pasiones, agradable espectáculo de una
impunidad misma nace de la atrocidad de los muchedumbre fanática P
castigos. L o s hombres están reclusos entre cier-
tos límites, tanto en el bien como en el mal; y
un espectáculo muy atroz para la humanidad po- CAPITULO XXV UI.
*
drá ser un furor pasagero, pero nunca un sis-
tema constante, cual deben ser las leyes, que De la pena de muerte.
si verdaderamente son crueles, ó se mudan , ó la
impunidad fatal nace de ellas mismas, (dd) E s t a inútil prodigalidad de suplicios, que nun-
¿Quien al leer las historias no se llena de ca ha conseguido hacer mejores los hombres,
horror, contemplando los barbaros é inútiles me ha obligado á examinar si es la mueble ver-
tormentos, que con ánimo frió fueron inventa- daderamente útil y justa en un gobierno bien
dos y ejecutados por hombres que se llamaban organizado. ¿ Que derecho pueden atribuirse es-
sabios?,; Quien podrá no sentir un estremeci- tos para despedazar á sus semejantes i" Por cierto
miento interior y doloroso al ver millares de in no el que resulta de la soberanía y de las leyes.
felices, á quienes la miseria ( ó querida, ó tole- ¿ Son estas mas que una suma de cortas por-

rada de las leyes, que siempre han favorecido á ciones de libertad de cada uno, que representan
la voluntad general como agregado de las parti-
los pocos y abatido á los muchos) obligó y con-
culares ? ¿ Quien es aquel que ha querido dejar ¡4
dujo á un retroceso desesperado sobre el primer
los otros hombres el,arbitrio de hacerlo morir?
estado de naturaleza ; ó acusados de delitos im-
posibles , y fabricados por la temerosa ignoran- C o m o puede decirse que en el mas corto sa-
crificio de la libertad de cada particular se halla gobierno , por la cual los votos de la nación
aquel de la vida , grandísimo entre todos los b i e - estén reunidos, bien prevenida dentro y fuera
nes? (ce) Y si fue asi hecho este sacrificio, ¿como con la fuerza y
se concuerda tal principio con el o t r o , en que con la opinion, acaso mas eficaz
se afirma que el hombre no es dueño de matarse ? que la misma fuerza , donde el mando reside solct
Debia de serlo, si es que pudo dar á otro , ó á en el verdadero Soberano , donde las riquezas
la sociedad entera, este dominio. compran placeres y no autoridad ; no veo yo
No e s , pues , la pena de muerte derecho , necesidad alguna de destruir á un ciudadano , á
cuando tengo demostrado que no puede serlo : menos que su muerte fuese el verdadero y único
es solo una guerra de la Nación contra un ciu- freno que contuviese á otros, y los separase de
dadano , porque juzga útil ó necesaria la des- cometer delitos : segundo, motivo por que se
trucción de su ser. P e r o si demostrare que la puede creer justa y necesaria la muerte de un ciu-
pena de muerte no es útil ni es necesaria , habré dadano.
vencido la causa en favor de la humanidad. Cuando la experiencia de todos los siglos, en
P o r solos dos motivos puede creerse necesaria que el último suplicio uo ha contenido los h o m -
la muerte de un ciudadano. E l p r i m e r o , cuando bres determinados á ofender la sociedad: cuando
aun privado de libertad , tenga tales relaciones el ejemplo de los ciudadanos Romanos y veinte
y tal poder, que interese á la seguridad de la Na- años de reinado que logró la emperatriz Isabel
ción : cuando su existencia pueda producir , una de Moscovia , en que dio á los padres de los pue-

revolución peligrosa en la forma de gobierno blos este ¡lustre dechado, que equivale cuando

establecida. E n t o n c e s será su muerte necesaria, menos á muchas conquistas , compradas con la


sangre de los hijos de la P a t r i a , no persuadiesen
cuando la Nación recupera ó pierde la libertad ;
á los hombres, que siempre tienen por sospe-
ó en el tiempo de la anarquía, cuando los mis-
choso el lenguage de la razón y por eficaz el de
mos desórdenes tienen lugar de leyes ; pero du-
la autoridad; basta consultar su naturaleza mis-
rante el reino tranquilo de estas en una forma de
ma para conocer la verdad de mi aserción.
ft
m
N o es lo intenso de la pena quien hace el
mayor efecto sobre el ánimo de los h o m b r e s , L a pena de muerte hace una impresión, que
sino su extensión ; porque á nuestra sensibilidad con su fuerza no suple al olvido pronto, natural
.mueven con mas facilidad y permanencia las en el h o m b r e , aun en las cosas mas esenciales,
continuas, aunque pequeñas impresiones , que y acelerado con la fuerza de las pasiones. Regla
una ú otra pasagera, y poco durable, aunque general : las pasiones violentas sorprenden los
fuerte. E l imperio de la costumbre es universal ánimos , pero no por largo tiempo; y por esto
sobre todo ente sensible ; y como por su ense- son aproposito para causar aquellas revoluciones,
ñanza el hombre habla y camina , y provee á sus que de hombres comunes hacen Persianos ó L a -
necesidades; asi las ideas morales no se impri- ccdemonios; pero en un Gobierno Jjbre y tran-
men en la imaginación sin durables y repetidas quilo las impresiones deben ser mas frecuentes
percusiones. N o es el freno mas fuerte contra los que fuertes.
delitos el espectáculo momen¡áneo, aunque ter- L a pena de muerte es un espectáculo para la
rible , de la muerte de un malhechor, sino el la mayor parte , y un objeto de compasion mez-
largo y dilatado ejemplo de un h o m b r e , que clado con desagrado para algunos : las resultas
convertido en bestia de servicio y privado de li- de estos diferemes dictámenes ocupan mas el áni-
bertad, recompensa con sus fatigas aquella so- mo de los concurrentes, que el terror saludable
ciedad que ha ofendido. E s eficaz, porque con que la ley pretende inspirar. Pero en las penas
la vista continua de este ejemplo resuena ince- moderadas y continuas el dictámen dominante
santemente al rededor de nosostros mismos el es el último, porque es el solo. E l límite que de-
eco de esta sentencia : l o también seré reducido ú bería fijar el legislador al rigor de la pena parece
tan dilatada y miserable condicüm si cometiere se- que consiste en el principio de compasion ,
mejantes delitos. E s mucho mas poderosa que la cuando empieza este á prevalecer sobre toda
idea de la muerte, á quien los hombres miran otra cosa en el ánimo de los que ven ejecutar
siempre en una distancia muy confusa. nn suplicio , mas dispuesto para ellos, que para
el reo.

6
Para que una pena sea justa no debe tener lo acción de los segundos. Cualquier ejemplo que
intenso de ella mas que aquellos grados solos se da á la nación con la pena de muerte supone
que basten á separar los hombres de los delitos : un delito : en la pena de esclavitud perpetua , un
ahora no hay alguno que con reflexión pueda solo delito da muchísimos y durables ejemplos ;
escoger la total y perpetua pérdida de la libertad y si es importante que los hombres vean de con-
propia por un delito , sea ventajoso cuanto se tinuo el poder de las leyes, no deben las penas
quiera : luego lo intenso de la p e n a , que existe de muerte ser muy distantes entre ellos, sino
en la esclavitud perpetua, sostituido á la pena continuas : luego suponen la frecuencia de los de-
de muerte , tiene lo que basta para separar cual- litos : luego para que este suplicio sea útil es nece-
quier ánimo determinado (_//"). Añado que tiene sario que no haga sobre los hombres toda la i m -
m a s : muchísimos miran la muerte con una vista presión que debería h a c e r , esto e s , quesea útil
tranquila y entera ;quien por fanatismo, quien por é inútil al mismo tiempo . Si se me dijese que la
vanidad , que casi siempre acompaña al hombre esclavitud perpetua es tan dolorosa, y por tanto
mas allá del sepulcro ; quien por un esfuerzo igualmente cruel que la .muerte; responderé que
último y desesperado , ó de no vivir , ó salir de sumando lodos los movimientos infelices de la
miseria ; pero ni el fanatismo ni la vanidad están esclavitud lo será aun mas ; pero'estos se repar-
entre los cepos y las cadenas , b a j o el azote, bajo ten sobre loda la vida, y aquella ejercita toda su
del vugo , en una jaula de hierro ; y el desespe- fuerza en un momento ; y en esto se halla la ven-
rado no acaba sus males si no los principia. taja de la pena de esclavitud , que aleinoriza mas
Nuestro ánimo resiste mas bien á la violencia y á quien la ve que á quien la sufre; porque el pri-
dolores extremos , si son breves , que al tiempo y mero considera todo el complexo de momentos
enojo incesante; porque él puede ( p o r decirlo infelices ; y el segundo esiíftlistraido de la infeli-
a s i ) reunirse todo en sí mismo por un momento cidad del momento futuro con la del presente.
para sufrir los primeros; pero su vigoroza elas- Todos los males se acrecientan en la imagina-
ticidad no es bastante á contrarestar la repetida ción ; y quien los sufre encuentra recursos y con-
124- T R A T A D O DE LOS DELITOS
suelos no conocidos , ni creídos de los que los industria : vendrá acaso el día del dolor y del arre-
observan ; porque substituyen la sensibilidad pentimiento ; pero será breve este tiempo , y tendre
propia al ánimo endurecido del infeliz. uno de calamidad, por muchos años de libertad y
H e a q u i , al poco mas ó menos , el razona^ de placeres. Rey de un corto número , corrigiré los
miento que hace un ladrón ó un asesino cuando errores de la fortuna , y veré estos tiranos palpitar y
solo tienen por contrapeso para no violar las le- cubrirse de palidez á la presencia de aquel, que
yes , la horca ó la rueda. B i e n sé que desenre- con un insultante orgullo , posponían á sus caballo»
dar y aclarar los dictámenes interiores del propio y ú sus perros. Acude entonces la religión al en-
ánimo es un arte que se aprende con la educa- tendimiento del malvado, que abusa de todo ; y
ción ; pero estos principios no obran menos en presentándole un fáeil arrepentimiento, y una
Hn malhechor porque no sepa explicarlos. ¿ Cua- cuasi certidumbre de felicidad eterna , le dismi-
tes son ( dice ) estos leyes, que yo debo respetar, nuye en. gran parte el horror de aquella última
que dejan tan grande diferencia enire mí y el rico ? tragedia.
El me niega un dinero que le pido , y se escusa con
P e r o aquel que ve delante de sus ojos un gran
mandarme un trabajo que no conoce. ¿ Quien ha
número de a ñ o s , ó todo el curso de su vida,
hecho estas leyes ? Hombres ríeos y poderosos, que
que pasaria en la esclavitud y en el dolor á la
tu, se han dignado ni aun visitar las miserables cho-
vista de sus conciudadanos, con quienes vive li-
sas de los pobres, que nunca han dividido un pan
bre y sociable, esclavo de aquellas leyes, de
duro y amohecido entre los inocentes gritos de los ham-
quien era protegido, haee una comparaciouútil
brientos hijuelos y las lágrimas de la muger. Rom-
de todo esto con la incertidumbre del éxito de
pamos estos viñados, fatales á la mayor parte ! y
sus delitos, y con la brevedad del tiempo que
útiles á algunos pocu^é indolentes tiranos : acome-
podria gozar sus frutos. E l ejemplo continuo de
tamos la injusticia en su origen : volveré á mi primer
aquellos que actualmente ve víctimas de su p r o -
estado de independencia natural: viviré libre y feliz
pia imprudencia le hace una impresión mucho
D or algún tiemeo con los frutos de mi valor y de mi
Y DE L A S PENAS.

mas fuerte que el espectáculo de un suplicio; un buen ciudadano, que contribuye al bien de
porque este lo endurece mas que lo corrige. todos, instrumento necesario á la seguridad p ú -
No es útil la pena de muerte por el ejemplo blica interior, como para la exterior son los vale-
que da á los hombres de atrocidad (¿g). S i las p a - rosos soldados ( M ) . ¿ Cual, pues, es el origen de
siones ó la necesidad de la guerra han enseñado á esta contradicción? ¿ Y por que es indeleble en
derramar la sangre humana, las leyes , m o d e r a - los hombres esta máxima, en desprecio de la ra-
doras déla conducta de los mismos h o m b r e s , no zón f Porque en lo mas secreto de sus ánimos
debieran aumentar este fiero documento, tanto parle que, sobre toda o t r a , conserva aun la
mas funesto, cuanto la muerte legal se da con forma original de la antigua naturaleza, han
estudio y pausada formalidad. Parece un absurdo creido siempre que nadie tiene potestad sobre la
que las leyes , esto e s , la expresión de la volun- vida propia, á excepción de la necesidad que
tad pública. que detestan y castigan el h o m i c i - con su cetro de hierro rige el universo.
dio , lo cometan ellas mismas; y para separar
¿ Oue deben pensar los hombres al ver los
los ciudadanos del intento de asesinar , ordenen
sabios magistrados y graves sacerdotes de la
un público asesinato. ¿ Cuales son las verdaderas
justicia , que con indiferente tranquilidad hacen
y mas útiles leyes? Aquellos pactos y aquellas
arrastrar un reo á la muerte con lento apa-
condiciones , que todos querrían observar y p r o -
rato ; y mientras este miserable se estremece
poner, mientras calla la voz ( s i e m p r e escu-
en las últimas angustias, esperando el golpe
chada ) del Ínteres privado, ó se combina con la
f a t a l , pasa el juez con insensible frialdad ( y
del público. ¿ Cuales son los dictámenes de cada
acaso con secreta complacencia de la autoridad
particular sobre la pena de muerte? Leámoslos
propia) á gustar las comodidades y placeres de
en loe actos de indignación y desprecio con que
la vida? ¡ Ah (dirán ellos) estas leyes no son mas
miran al verdugo, que en realidad no es mas
que un inocente ejecutor de la voluntad pública , <¡ne pretextos de la fuerza; y las premeditadas y
eme!es formalidades de la justicia son solo un ¡en-
guage de convención para sacrificarnos con mayor
distantes entre s í , no se han sumergido. L o s
seguridad, como víctimas destinadas en holocausto
* sacrificios humanos fueron comunes á casi todas
al ídolo insaciable del despotismo.
las naciones. ¿ Y quien se atreverá á excusarlos?
El asesinato, que ¡ios predican y pintan como una
Que algunas pocas sociedades se hayan abstenido
maldad terrible, lo vemos prevenido y ejecutado aun
solamente , y por poco tiempo , de imponer la
sin repugnancia y sin furor. Prevalgámonos del
pena de muerte, me es mas bien favorable que
ejemplo. JS'os parecía la muerte violenta una Aceña
contrario ; porque es conforme á la fortuna de
terrible en las descripciones que de ella nos habían
las grandes verdades, cuya duración no es mas
hecho ; pero ya vemos ser negocio de un instante.
que un relámpago en comparación de la larga y
¡Cuanto menos terrible será en quien no esperán-
tenebrosa noche que rodea los hombres. No ha
dola se ahorra casi todo aquello que tiene de dolo-
llegado aun la época dichosa en que la verdad,
roso! Tales son los funestos paralogismos q u e ,
como hasta ahora el error, tenga de su parte el
si no con claridad, á lo menos confusamente,
mayor número; y de esta ley universal no vemos
hacen los hombres dispuetos á cometer los deli-
se hayan exceptuado sino solo aquellas que la
tos , en quienes , como hemos visto, el abuso
sabiduría infinita ha querido separar de las otras,
de la religión puede mas que la religión misma.
revelándolas. («Y )
S i nó me opusiese como ejemplo el que han
L a voz de un filósofo es muy flaca contra
dado casi todas las naciones y casi todos los
los tumultos y grita de tantos á quienes guia la
siglos, decretando pena de muerte sobre algunos
ciega costumbre; pero los pocos sabios que hay
delitos, responderé, que este se desvanece á vista
esparcidos en los ángulos de la tierra me la reci-
de la verdad, contra la cual no valen prescrip-
birán y oirán en lo íntimo de su corazon; y si
ciones ; que la historia de los hombres- nos da
la verdad , apesar de los infinitos estorbos que la
idea de un inmenso piélago de errores, entre los
desvían un monarca , pudiese llegar basta su
cuales algunas pocas verdades , aunque muy
trono , sepa , que la que propongo va acom-
pañada con la aprobación secreta de todos los
hombres : sepa, que callará á su vista la fama
sanguinaria de los conquistadores; y que la pos- S U P L E M E N T O AL C A P I T U L O X X V I I I .
teridad justa le señala el primer lugar entre los
pacíficos trofeos de los T i l o s , de los Antoninos Consideraciones sobre la pena de muerte, (x)
y de los Trajanos.
Feliz la humanidad, si por la primera vez se Por el señor conde R CEDERE R^

la dictasen leyes ahora que vemos colocados


sobre los tronos de Europea benéficos m o n a r - T o d o cuanto se ha escrito hasta ahora sobre

cas , padres de sus pueblos, animadores de las la pena de muerte se puede reducir á las dos

virtudes pacíficas, de las ciencias y de las artes. cuestiones siguientes : , ¿ Puede esta atacar los

Ciudadanos coronados, cuyo aumento de auto- derechos inagenables de la naturaleza humana ?

ridad forma la felicidad de los súbditos, porque — ¿ E s solamente útil, ó es necesaria á la socie-

deshace aquel despotismo intermedio , mas cruel dad ? — Examinemos separadamente estas cues-

por menos seguro , con que se sofocaban los tiones.

votos siempre sinceros del pueblo, y siempre § i°. L a primera, de si la pena de muerte es ó

dichosos, cuando pueden llegar al trono. Si no contraria á los derechos inagenables del hom-

ellos, d i g o , dejan subsistir las antiguas leyes, bre , puede ser presentada en estos términos :

nace esto de la infinita-dificultad que h a y , en ¿ T i e n e la sociedad , ó mas bien la mayoria de

quitar de los errores la herrumbre venerable de miembros de un Estado , el derecho de instituir

muchos siglos, siendo un motivo para que los la pena de muerte ? Asi e s , poco mas ó m e n o s ,

ciudadanos ¡Iluminados deseen con mayor ansia como B e c c a r i a , Diderot y Rousseau se la han

el continuo acrecentamiento de su autoridad, (jj) propuesto.

( i ) Extractadas del n°. 28 del Diario de E c o n o m í a


pública, e t c . , y n u e v a m e n t e corregidas por el autor.
hombres : sepa, que callará á su vista la fama
sanguinaria de los conquistadores; y que la pos- S U P L E M E N T O AL C A P I T U L O X X V I I I .
teridad justa le señala el primer lugar entre los
pacíficos trofeos de los T i l o s , de los Antoninos Consideraciones sobre la pena de muerte, ( x )
y de los Trajanos.
P o r el señor conde R CEDERE R^
Feliz la humanidad, si por la primera vez se
la dictasen leyes ahora que vemos colocados
sobre los tronos de Europea benéficos m o n a r - T o d o cuanto se ha escrito hasta ahora sobre

cas , padres de sus pueblos, animadores de las la pena de muerte se puede reducir á las dos

virtudes pacíficas, de las ciencias y de las artes. cuestiones siguientes : , ¿ Puede esta atacar los

Ciudadanos coronados, cuyo aumento de auto- derechos inagenables de la naturaleza humana ?

ridad forma la felicidad de los súbditos, porque — ¿ E s solamente útil, ó es necesaria á la socie-

deshace aquel despotismo intermedio , mas cruel dad ? — Examinemos separadamente estas cues-

por menos seguro , con que se sofocaban los tiones.

votos siempre sinceros del pueblo, y siempre § i°. L a primera, de si la pena de muerte es ó

dichosos, cuando pueden llegar al trono. Si no contraria á los derechos inagenables del hom-

ellos, d i g o , dejan subsistir las antiguas leyes, bre , puede ser presentada en estos términos :

nace esto de la infinita-dificultad que h a y , en ¿ T i e n e la sociedad , ó mas bien la mayoria de

quitar de los errores la herrumbre venerable de miembros de un Estado , el derecho de instituir

muchos siglos, siendo un motivo para que los la pena de muerte ? Asi e s , poco mas ó m e n o s ,

ciudadanos ¡Iluminados deseen con mayor ansia como B e c c a r i a , Diderot y Rousseau se la han

el continuo acrecentamiento de su autoridad, (jj) propuesto.

( i ) Extractadas del n°. 28 del Diario de E c o n o m í a


pública, e t c . , y n u e v a m e n t e corregidas por el autor.
L o s dos sistemas recibidos sobre esto están jeto de las leyes. Estas no tienen en consideración
conocidos. mas que las ventajas ó perjuicios que estas a c -
E l vulgo por toda razón no tiene mas que una ciones procuran á la sociedad, y la necesidad
palabra : y es el que muta merece la muerte, y que hay de su auxilio para favorecer las unas é
su máxima la de que la ley del talion es la mas impedir las otras ; de manera que nada tienen
justa de todas. Beccaria y algunos otros que que hacer contra las mas odiosas, sino dañan á
piensan como é l , sostienen al contrario que la la sociedad ni aun contra las acciones mas noci-
pena de muerte no puede "ser impuesta por la
vas , como haya medios suficientes para impe-
sociedad, cu atención? que cada individuo no lia
dirlas.
querido sacrificar mas queda porcion mas pequeña
La explicación de este sistema es muy simple.
que le ha sido posible de su libertad , para garan-
E n primer lugar ia ley del talion, 110 es otra
tía de los demás, y que en los sacrificios mas pe-
cosa mas que el derecho de venganza , y este un
queños de la libertad de cada uno, no puede hallarse
derecho de guerra : es asi que es para salir del
el de la vida, que es el mayor de todos los bienes.
estado de guerra, que es el natural de los h o m -
Examinemos bien estas dos opiniones.
bres salvages , y salvarse de las penas y peligros
E s una máxima que aquel que mata es digno de á los cuales ella expone, que se han formado
de muerte : pero se puede también decir con una sociedad, la q u e , como dice Rousseau ,
tanta verdad : aquel que hace bien á los hombres, ( Contracto Social, cap. 6 . ) , es un cuerpo moral
es digno de que los hombres le hagan bien. Sin e m - y colectivo, una persona pública formada de la
bargo , como la sociedad no ordena , por sus unión dé todas las demás, que tiene su y o , su
leyes, la justa recompensa y gratitud que se de- vida , y su voluntad: luego, en el estado social,
ben á los beneficios , por la misma razón no debe «I individuo renuncia al derecho de venganza
tampoco mandar, y debe aun menos ejercer, personal, y á la ley del talion.
las justas represalias en las ofensas. La bondad ó P e r o , cuando se despoja de ello, ¿ es á la
la maldad intrínseca de las acciones no es el o b - sociedad á quien lo confiá ? No. ¿ Y por-
que ? P o r la razón de que cuando contrae la
Y si la sociedad establece la pena de muerte
unión social, corre también p e l i g r o ; y que
contra el crimen de muerte, ¿ se pretenderá aca-
puede s e r , asi como todo el mundo n o ha visto
so , que es para ejercer su propia venganza m a s
casi otra c o s a , de que esta unión social no sirva
bien que para saciar la del particular ? ¿ S e podrá
mas que para dar á mayor número de hombres,
decir por esto que castiga de muerte al asesino ,
un medio mas seguro y mas constante para opri-
porque este la ha dado al cuerpo social ? — N e -
mir. E s claro que si cada uno hubiese dado á
garé , como falsa suposición , que el asesino que
esta sociedad el derecho y el poder de hacer ,
quita la vida á un hombre mata la sociedad;
con la policía y la fuerza pública , todo lo n e c e -
y diré que la muerte de un hombre la alarma sin
sario para contentar á lo menos todas las p a s i o -
duda enteramente, pero que no la destruye.
nes legítimas de los individuos, h a b r í a dado en
V e a m o s pues la opinion opuesta. E n esto, no
esto el medio de destruir todos sus derechos y
haremos mas que copiar los ¡lustres escritores que
descuidar todas sus necesidades- D e m o d o que ,
hemos ya citado.
para que el estado social 110 llegue á ser mas
« ¿ Cual puede s e r , dice Cecearía (cap. 16.),
dañoso al individuo que el estado de la naturaleza,
» este derecho que los hombres se arrogan dé
este le ha limitado los derechos y los poderes con
» degollar á sus semejantes ? N o será por cierto
el arreglo necesario para la defensa de la asocia-
» aquel sobre el cual están fundadas la sobera-
ción. L u e g o , el Ínteres de la conservación gene-
» nía y las leyes. Estas no son mas que la suma
ral , y no el derecho de la venganza particular ni » de las mas pequeñas porciones de libertad
el de la malicia intrínseca de las a c c i o n e s , es el » que cada particular ha podi !o ceder; pero r e -
título que tiene la sociedad para castigar, y la me- >» presentan la voluntad general, que es el c o n -
dida de las penas que puede imponer. E n t o n c e s , » junto de todas las voluntades particulares. ¿ Y
la ley del tallón no es una ley social; y la máxima , » quien entonces lia querido dar nunca á los de-
que quien mata es digno de muerte, no es mas que » mas hombres el derecho de quitarle la vida ?
una apreciación moral del crimen de homicidio, » ¿ C o m o , en los mas pequeños sacrificios de
cuya opinion sola, y no la autoridad pública,
puede ser el órgano , y hacer la aplicaciou.
muerte. S e le niega esta suposición y su argu-
» la libertad individual, se puede hallar c o m -
mento pierde toda su fuerza.
» prometido el de la vida, siendo el mayor de
Podia muy bien haber propuesto una obser-
» todos los bienes ? Y si esto fuese ¿ como se
vación mas especiosa , solo habiendo dicho : la
» podria conciliar este principio con esta otra
prueba legal de todo delito puede ser falsa y apa-
» máxima, que el hombre no tiene el derecho de ma-
r e n t e , y los jueces aplicarla sobre unos débiles
« tarse él mismo ; derecho que ha debido tener ,
indicios ; ó bien , á pesar de las pruebas de i n o -
» si ha podido darlo á oíros ó á la sociedad ?
cencia , la institución de la pena de muerte es
» Luego resulta el que la pena de muerte no
para todos los ciudadanos un peligro tal, que el
» está autorizada por ningún derecho. » ínteres de .su conservación no les permite el
Y a se ha visto la nota que Diderot ha hecho exponerse á ella.
sobre este pasa ge.
P e r o esta proposicion no estaría libre de toda
L a opinion de Rousseau se conforma á la de
respuesta. S i el riesgo de ser condenado inocen-
Diderot. temente pareciese menor que el de ser atacado y
•< E s , dice ( Contracto Social, lib. I I , cap. 5 . ) , destruido en la vida salvage, y que fue.se necesa-
>• por no ser víctima de un asesino , que si se rio para preservarse de este , sería muy conforme
» llega á serlo se consiente en morir. E n vista al ínteres de la conservación el preferir el primero.
» de este pacto lejos de disponer de su propia E l mismo Beccaria , por una contradicción , que
» vida, no se piensa mas que en salvarla; y no la rectitud de su lógica habitual hace parecer muy
» es de presumir que ninguno de los contratan- extraña , reconoce que la muerte de un ciudadano
» tes premedite entonces en hacerse ahorcar. » puede ser necesaria , cuando privado de su libertad,
Nada hay que añadir á estas refutaciones, tiene todavía relaciones y un poder que pueden tur-
porque son victoriosas. Beccaria , como se vé , bar la lranquí!¡dad de una nación.
está fundado en estos principios; pero supone V o l m a m o s , pues, á la proposicion d e , que ia
falsamente, que es consentir al sacrificio de su pena de muerte no tiene nada de contrario ai
vida el suscribir al establecimiento de la pena de

/" X
L38 TRATADO DE LOS DELITOS
Y
»
DE L A S P E N A S .

derecho que cada hombre tiene en conservar su á esta parte, los jueces no las aplicaban mas que
vida. para el robo con fractura exterior y nocturno. A
P e r o el decir que la institución de muerte no la fin del siglo pasado, y principios de este los
es absolutamente ilegítima, no es decir por esto robos con fractura interior, como también los de-
de que sea siempre legítima, aun contra los c r í - m a s , han sido infinitamente mas comunes que
menes capitales ; para que lo sea , es menester después.
que sea también ó muy necesaria ó inminente- E n 1 7 2 4 , se aplicó la pena de muerte al robo
mente útil. Veamos pues la segunda cuestión. doméstico, el qual fué mas frecuente mientras

§ I I . — S i , la pena de muerte es necesaria ú á que la ley se ejecutó. Hace treinta años que ha

lo menos útil. N o lo creo de ningún modo ; y me llegado á ser mas r a r o , desde cuyo tiempo 110 se

fundaré sobre unos hechos que cada cual puede castigaba á penas mas que como robo simple.

verificar. E n fin, se ha visto en tiempos de facción ,


conspirar bajo el cadahalso al tiempo de caer de
Un sin número de robos , y muchos mas que
él las cabezas de los conspiradores ó sediciosos ;
delante del P i l o r i , donde habia menos gente
asi como en tiempos de amnistía ó de olvido , se
reunida, se han cometido en la plaza de Grève ,
ha visto también que todo volvía á entrar en el
bajo el cadahalso , al tiempo mismo en que ata-
orden y en el deber.
ban en él á l o s ladrones.
E s t o s ejemplos, á los cuales se podrían añadir
D e un siglo á esta parte, la pena de muerte
otros muchos , prueban tres cosas. L a primera ,
contra la deserción ha sido abolida y restable-
que la pena de muerte no impide el crimen ,
cida muchas veces ; y el número de desertores ha
cuando las costumbres ó las circunstancias incli-
sido siempre el mismo tanto en los periodos de
nan á é l ; la segunda, que la dulzura de las
su abolicion como en los de su restablecimiento.
penas es mas propia para disminuirle que para
Francisco I o hizo leyes de sangre contra el
multiplicarle , cuando ademas nada hay que
- r o b o con fractura. Estas no han sido revocadas
obligue á cometerlos ; la tercera, que las leyes
hasta la revolución ; pero desde unos veinte años
demasiado rigorosas, favorecen el crimen mas diario, que cuenta ante todas cosas el no ser
que no lo reprimen , cuando hacen temer el c o - nunca cogido ? Pero si el temor de ser arrestado
m e t e r , por la acusación , otro mas grande que y convicto se le presenta con fuerza, él solo
aquel que se quisiera acusar , y comprometer su basta para desviarle del crimen , aunque no tu-
reputación en persequir la satisfaciion de un per- viese por consecuencias mas pena que la priva-
juicio inferiorá la perdida del honor. ción de los beneücios que de él se esperaban.
Luego la seguridad y tranquilidad de los ciu- E s de toda experiencia que nadie se determina
dadanos descansan mas sobre las costumbres y á hacer una acción p e n o s a , sino es por la espe-
circunstancias de un Estado , que sobre las leyes ranza de sacar de ella un partido ventajoso : luego
penales : adonde hay buenas costumbres , no hay si esta falta, aquella no tendrá efecto ; y por poco
necesidad de leyes crueles; donde aquellas sean que la razón de temer el mas leve daño se agre-
malas estas no tendrán fuerza contra el crimen ; gue á esta circunstancia , hay ya en el alma mas
v , en todos los casos siempre son peligrosas. motivos que se necesitan para desv iarla de la ac-
E l grande arte de la policía de seguridad , que ción. E n t o n c e s , una acción criminal es por lo
debe ser el suplementodelas costumbres, no con- regular penosa y á veces peligrosa. Luego , para
siste , aunque lo digan , en la justa medida de las cometer un crimen , ha de haber la esperanza de
penas, pero sí en la perfección de los medios un beneficio y la no-aprehension de un daño :
de impedir la impunidad de los culpables. E l l a m b i e r e s claro que cuando un malvado comete
temor de tal ó tal pena, no puede entrar en el una acción criminal, parte ya de la suposición
alma sino con el de ser cogido y convencido del de que no será descubierto , y que si lo es , la
crimen ; y el rigor de la pena es evidentemente pena que teníjria que sufrir no entra en nada en
indiferente, si su aplicación no es á lo menos sus cálculos , que es inútil el que esta sea
probable. ¿ Que le importa este rigor á quien excesiva | y en fin , si hay una policía tan
espera sustraerse la justicia ? ¿ Oue caso hace exacta , que la esperanza del beneficio, en
del tormento ni del fuego el asesino ó el incen- «uenlre acceso en el alma del malhechor, y que
el temor de una pena cualquiera, entre siempre hombres á ver la muerte con sangre fria, y por
en ella con la idea de un crimen ; por débil que
consiguiente no colocarla entre los suplicios.
esta pena sea , bastará para evitar que le
E s t a es una mala objecion : se podría hacer
cometa.
muy bien contra toda clase de castigos. S e pu-
L o que al parecer ha contribuido para que se
diera decir ; la naturaleza nos ha hecho para tra-
atribuya á las penas capitales un efecto que
||
no producen e s , que al momento de su promul-
b a j a r , ¿ pues porque hemos de hacer del trabajo
gación , la autoridad pública pone una poca mas el castigo de un criminal ? L a naturaleza nos ha
de actividad en las pesquisas de los crímenes , su destinado para m o r i r , pero no de una muerte
principal o b j e t o , y en el descubrimiento de los violenta. L a que ella nos dá es dulce: la que la ley-
culpables y malvados, á quienes esta actividad impone, cruel. L a naturaleza nos separa poco
desconcierta y embaraza. á poco de la vida por la vejez ; y por la enfer-
Como las objeciones hechas contra la aboli- medad nos desune de lodos los objetos de nues-
ción de la pena de muerte han sido refutadas, tra afección. L a cuchilla de la ley penal arranca
no respondo á ninguna. Quiero mas b i e n , y no la existencia aun en medio de las delicias y del
es menos útil, refular las malas razones con las goce de posesiones. La naturaleza nos adormece,
cuales se ha sostenido la utilidad de esta aboli- y la cuchilla de la ley mata desgarrando.
ción. Hay muy pocas cuestiones en que refutando Lepelletier ha llegado hasta decir, según creo,
mas á sus amigos que á sus adversarios, no se que la ley no debía poner en horror la muerte á
sirva mejor su propia causa. ningún ciudadano , porque la patria necesitaba
En la asamblea constituyente se ha dicho, y que la viese con d e s p r e c i o . . . . Cuanta desgracia
es , según c r e o , Lepelletier-Saint-Fargeau , que sería para un Estado , si los ciudadanos menos-
la sociedad no debe hacer una pena de un evento preciasen la vida ! . . . E l que desprecia la vida
cuya naturaleza ha hecho una condicion déla natu- no tiene ni patria ni familia. Una República

raleza humana; que era menester habituar los compuesta solo de beatos, que han fijado toda
su felicidad en la contemplación de olra vida, y
T R A T A D O DE LOS DELITOS
Y DE LAS PENAS.
que se entretienen en el odio de esta , es una
república muy triste. ¿ Que sacrificio harían pues, toda clase de crimen ó de prevenirlo, están mas

ó serían capaces de hacer, por una existencia perfeccionados. Rousseau y Diderot concuerdau

que fuese inapreciable ? ¿ A donde se hallaría con B e e c a r i a , en pensar que la frecuencia de

una palanca bastante capsaz de mover á estos los suplicios y sus rigores, son siempre unas

hombres , ó mas bien á éstas máquinas ? . . . señales de debilidad ó de desidia en el gobierno,


de modo q u e , á pesar del derecho que cada i n -
L a sociedad necesita , es muy cierto , que el
dividuo tiene de suscribir á la pena de muerte,
ciudadano esté.pronto á sacrificar su vida cuando
una sociedad bien organizada no debe estable-
el ínteres del Estado lo exige : esto quiere decir,
cerla.
que debe amar de tal manera al Estado , que la
vida debe serle insoportable, si no ha h§cho lodo Y o no conozco mas que un caso , por el cual

lo que podía por él. Todo esto significa que sepa la pena de muerte sea necesaria, que Beccaria

sacrificar su vida por su propia felicidad ; morir ha exceptuado él" mismo de la clemencia de las

antes que saber padecer en el envilecimiento ó leyes, y es el siguiente : S i un conspirador, 6

en la adversidad; amar totalmente la vida dichosa un gefe de facción acusado, tuv iese unas rela-

y n o b l e , que sepa quitarla cuando ella deje de ciones y un poder capaces de turbar la tranquili-

serlo. dad pública, y de producir una revolución en la

Dejaré pues , sin colocar las observaciones de forma del gobierno establecido. P e r o este caso

S a i u t - F a r g e a u , entre los motivos que deben de- es demasiado accidental, y no tiene nada de
terminar á anular la pena de muerte. Bastante común con los crímenes ordinarios, ni aun con
hay con lo que he dicho, y sobre todo con lo las tentativas de los facciosos de segundo orden,
que han dicho antes que yo , para determinar su ni con las de los cómplices subalternos de una
abolicion. Podría aun concluir de lo que llevo conspiración. Quitad á estos su gefe, y tened una
expresado, que toda pena aflictiva es lanío m e - buena policía, nada tendreis que temer.
nos necesaria, cuanto los medios de descubrir

7
celar un ciudadano; pero estas penas deben esta-
CAPITULO XXIX. blecerse por la ley no por los jueces, cuyos
decretos siempre se oponen á la libertad polí-

De la prisión. tica , cuando no son proposiciones particulares


de una máxima general, existente en el Códice:
A proporcion que se moderen las penas, que se
U n error no menos común que contrario al
quiten de las cárceles la suciedad y la hambre,
fin social, que es la opinion de la propia segu-
que la compás!on y la humanidad penetren las
ridad, nace de dejar al arbitrio del magistrado ,
puertas de hierro , y manden á los inexorables y
ejecutor de las leyes, el encarcelar á un ciuda-
endurecidos ministros de la justicia; podrán las
dano, quitar la libertad á un enemigo con p r e -
leyes para incarcelar contentarse con indicios
textos frivolos, y dejar sin castigo á un a m i g o ,
menores. U n hombre acusado de un delito, preso
con desprecio de los indicios mas fuertes que le
y absuelto, no debiera retener ñola alguna de
descubren reo. L a prisión es una pena que por
infamia. ¡ Cuantos romanos , acusados de graví-
necesidad debe , á diferencia de las demás , pre-
simos delitos, habiendo justificado su inocencia
ceder á la declaración del delito; pero este carác-
fueron reverenciados del pueblo y honrados con
ter distintivo suyo no le quila el otro esencial, las magistraturas ! ¿ Pues por que razón es tan
esto e s , que solo la ley determine los casos en diverso en nuestros tiempos el éxito de un ino-
que el hombre es digno de esta pena. L a ley, cente ? Porque parece que en el presente sis-
pues , señalará los indicios de un delito que me- tema criminal, según la opinion de los hombres,
rezcan la prisión de un r e o , que lo sujeten al prevalece la idea de la fuerza y de la prepotencia
exámen y á la pena. L a fama pública, la fuga , á la de la justicia; porque se arrojan confundidos
la confesión extrajudicial, la de un compañero en en una misma caverna los acusados y los c o n -
el delito, las amenazas y constante enemistad vencidos ; porque la prisión es mas bien un cas-
con el ofendido , el cuerpo del delito y oíros tigo que una seguridad del reo; y porque la fuerza,
semejantes, son pruebas suficientes para encar-
T R A T A D O DE LOS DELITOS

inferior defensora de las leyes , está separada de


sin contradicción, estar subordinadas á dos S o b e -
la exterior defensora del trono y de la nación ;
ranos y á dos Códices, por lo común contradic-
siendo asi que deberian obrar unidas. Asi la pri-
torios. Igualmente creen algunos que una acción
mera , por medio del apoyo común de las leyes ,
cruel hecha , por ejemplo, en Constantinopla ,
estaría combinada con la facultad judicativa mas
pueda ser castigada en P a r í s , fundados en la
110 dependiente de ella, con inmediata potestad;
razón abstracta de que quien ofende la h u m a -
y la gloria que acompaña la pompa y el fausto
nidad merece tener toda la humanidad por ene-
de un cuerpo militar quitarían la infamia, fija
miga , y el aborrecimiento universal : como si
( c o m o todos los dictámenes vulgares) mas en los jueces fuesen vengadores de la sensibilidad de
el m o d o , que en la c o s a ; pues está probado los h o m b r e s , y no mas bien de los pactos que
que las prisiones militares no son tan infama- los ligan entre sí. E l lugar de la pena es el lugar
tivas, en la opinion c o m ú n , como las judiciales del delito ; porque alli solo se ven precisados los
ordinarias. ( M ) Duran aun en el pueblo, en las hombres á ofender un particular para evitar la
costumbres y en las leyes, inferiores siempre mas ofensa pública. U n malvado, pero que no ha roto
de un siglo en bondad á las luces actuales de una los pactos de una sociedad, de que no era miem-
nación : duran aun las impresiones bárbaras y bro , puede ser temido, y por tanto desterrado y
las ideas feroces de nuestros padres los conquis- excluido, en virtud de la fuerza superior, de la
tadores septentrionales. sociedad ; pero no castigado con la formalidad de
Algunos lian sostenido que un delito, esto es , las leyes, que son vengadoras de los pactos, no
una acción contraria á las leyes, cométase donde de la malicia intrínseca de las acciones.
quiera, puede ser castigado en cualquier parte : L o s que son reos de delitos no muy graves
como si el carácter de subdito fuese indeleble, es suelen ser castigados ó en la oscuridad de una
decir, sinónomo, aun peor que el de esclavo: prisión , ó remitidos á dar ejemplo con una dis-
como si uno pudiese ser subdito de un dominio, tante, y por tanto inútil esclavitud, á naciones
y habitar en otro; y que sus acciones pudiesen , que no han ofendido. S i los hombres no se mué-
ven en un momento á cometer los delitos mas
CAPITULO XXX.
graves, la pena pública de una gran maldad
será considerada de la mayor parte como extraña
Procesos y prescripciones.
e imposible de acontecerle ; pero la pena pública
de delitos mas ligeros y á que el ánimo está mas
vecino, hará una impresión , que desviándolo Conocidas las pruebas y calculada la certi-
de estos, lo separe mucho mas de aquellos. Las dumbre del delito, es necesario conceder al reo
penas no deben solamente ser proporcionadas á el tiempo y medios oportunos para justificarse ;
los delitos entre sí en la fuerza sino también en pero tiempo tan b r e v e , que no perjudique á la
el modo de ejecutarlas. Algunos libertan de la prontitud de la pena, q u e , como dejamos sen-
pena de un leve delito cuando la parte ofendida tado , es uno de los principales frenos de los de-
lo perdona , acto conforme á la beneficencia y á litos U n mal entendido amor de humanidad pa-
la humanidad pero contrario al bien público : rece contrario á esta brevedad de tiempo ; pero
como si un ciudadano particular pudiese igual- se desvanecerá toda duda si se reflexiona que lo',
mente quitar con su remisión la necesidad del peligros de la inocencia crecen con los defectos
ejemplo , como puede perdonar el resarcimiento
de la legislación.
de la ofensa. E l derecho de hacer castigar no es
Mas : las leyes deben fijar un cierto espacio
de uno solo sino de todos los ciudadanos , ó del
de tiempo tanto para la'defensa del reo , cuanto
Soberano-, y asi el ofendido podrá renunciar su
para las pruebas de los delitos-, y el juez vendría
porción de derecho, pero no anular la de los
á ser legislador si estuviese á su arbitrio deter -
otros.
minar el necesario para probar un delito. Igual-
mente aquellos delitos atroces que dejan en los
hombres una larga memoria , si están probados,
no merecen prescripción alguna en favor del reo
que se ha substraído con la fuga; pero los deli-
L52 T R A T A D O DE LOS DEUTOS

los leves , y no bien probados, deben librar con


consideración al tiempo de la cárcel ó al de la
la prescripción la incertidumbre de la suerte de
prescripción , que antecede á la sentencia como
un ciudadano; porque la oscuridad en que se
una pena. Para explicar al lector mi idea dis-
hallan confundidos por largo tiempo quila el
tingo dos clases de delitos. E s la primera aquella
ejemplo de impunidad, quedando al reo en tanto
de los mas atroces, que empezando desde el h o -
disposición para enmendarse. E s suficiente apun-
micidio , comprende todas las maldades ulterio-
tar estos principios; porque él límite preciso
res : la segunda es de aquellos delitos menores.
puede solo fijarse en virtud de una legislación
E s t a distinción tiene su fundamento en la natu-
según las actuales circunstancias de la sociedad ;
raleza humana. L a seguridad de la propia vida
añadiré únicamente que, probada la utilidad de
es un derecho de naturaleza, la seguridad de los
las penas moderadas en una nación las leyes,
bienes lo es de sociedad. E l número de motivos
que á proporcion de los delitos aumentan ó dis-
que impelen á los hombres para atropellar las
minuyen el tiempo de la prescripción ó el de las
máximas naturales de piedad es con muchos
pruebas , formando asi de la misma cárcel ó del
grados menor de aquellos que por el ansia natu-
destierro voluntario una parte de pena , suminis-
ral de ser felices los mueven á violar un derecho,
trarán una fácil división de penas suaves para un
que no encuentran en sus corazones, sino en las
gran número de delitos.
convenciones de la sociedad. L a grandísima di-
P e r o estos liempos no se aumentarán en la ferencia de probabilidad en estas dos clases pide
proporcion exacta de la gravedad de los delitos, que se regulen con diversos principios. E n los
puesto que la probabilidad de ellos es en razón delitos mas atroces, como mas r a r o s , debe dis-
inversa de su atrocidad. D e b e r á , pues, dismi- minuirse el tiempo del exámen por lo que se au-
nuirse el tiempo del cxámen y aumentarse el de menta la probabilidad de la inocencia del r e o , y
la prescripción , lo cual parecerá una contradic- debe crecer el de la prescripción; (// porque de la
ción de cuanto he dicho, esto es,.que pueden sentencia difinitiva , en que se declara á un hom-
darse penas iguales ádelitos desiguales, teniendo bre inocente ó culpado , depende extirpar las es-
T R A T A D O D E LOS DELITOS

peranzas de impunidad, cuyo daño crece con la


atrocidad del delilo. Pero en los delitos menores,
CAPITULO XXXI.
disminuyéndose la probabilidad de inocencia en
el reo , debe aumentarse el tiempo del exámen ;
Delitos de prueba difícil.
y disminuyéndose el daño de la impunidad, debe
disminuirse el tiempo de la prescripción. E s t a
E n vista de estos principios parecerá extraño
división de delitos en dos clases no deberia ad-
al que no reflexione que la razón casi nunca haya
mitirse si el daño de la impunidad menguase tanto
sido legisladora de las naciones: que los delitos,
cuanto crece la probabilidad del delito. Adviértase
ó mas atroces ó mas oscuros y quiméricos ., esto
que un acusado, de quien no conste ni la inocen-
es, aquellos de que hay probabilidad menor, sean
cia ni la culpa, aunque se haya librado por falta de
probados por conjeturas , y otros medios flacos
pruebas, se le debe volver de nuevo á la prisión y
y equívocos; como si las leyes y el juez tuviesen
sujetar á nuevos exámenes si aparecieren nuevos
Ínteres, no en averiguar la verdad, sino en pro-
indicios señalados por la ley, hasta tanto'que bar el delito, como si el condenar un inocente
haya pasado el tiempo determinado á la prescrip- no fuera un peligro tanto mayor cuanto la pro-
ción de su delito (mm). T a l es á lo menos el medio babilidad de la inocencia supera la probabilidad
que me parece oportuno para defender la seguridad del reato. Falta en la mayor parte de los hom-
y la libertad de los subditos, siendo muy fácil que bres aquel vigor necesario , igualmente para los
la una no sea favorecida á expensas de la otra; de grandes delitos , que para las grandes virtudes ,
manera, que estos dos bienes de que se c o m - porque parece que los unos van siempre á la par
pone el patrimonio igual é inseparable de todo con los otros en aquellas naciones que se sostie-
ciudadano, no sean protegidos y guardados el nen mas por la actividad del gobierno y de las
uno por el despotismo manifiesto ó disfrazado , pasiones , que conspiran al bien público , que
y el otro por la turbulenta y popular anarquía. por su calidad ó la constante bondad de las leyes.
E n estas las pasiones debilitadas parecen mas á
propósito para mantener la forma de gobierno líticamente trae su fuerza y su dirección de dos
que para mejorarla. D e aqui se saca una conse- causas, las leyes variables de los hombres y
cuencia importante; y es , que en una nación no aquella fortísima atracción, que mueve el un
siempre los grandes delitos prueban su decadencia. sexo hácia el otro. Semejante en muchos casos
Hay algunos delitos que son á un mismo á la gravedad, motora del universo, porque,
tiempo frecuentes en la sociedad y de prueba como esta se disminuye con las distancias, y si
difícil; y en estos la dificultad de Ja prueba tiene la una modifica todos los movimientos de los
lugar de la probabilidad de la inocencia; y siendo cuerpos , la otra casi todos los del á n i m o , en
el daño de la impunidad de tanta menos consi- tanto que dura su período ; desemejante en que
deración cuanto la frecuencia de ellos depende la gravedad se pone en equilibrio con los impe-
de otros principios; el tiempo del exámen y el de dimentos ; pero la atracción con ellos por lo co-
la prescripción deben disminuirse igualmente. mún cobra fuerza y vigor nuevo.
Vemos sin embargo que los adulterios, el de- S i yo hubiese de hablar á las naciones que se
leite griego, delitos de prueba tan difícil, son hallan privadas d Jfet luz de la Religión diría que
los que , conforme á los principios recebidos en aun hay otra diferencia considerable entre este y
práctica, admiten las presunciones tiránicas, las los demás delitos. Vérnosle nacer en el abuso de
cuasi-pruelas, las semi-pruebas (como si un hom- una necesidad constante y universal á toda la hu-
bre pudiese ser semi-digm de castigo y semi-digno manidad, necesidad anterior, y aun fundadora de.
de absolución); donde la tortura ejercita su cruel la misma sociedad; pero los otros delitos, destrui-
imperio en la persona del acusado, en los testi- dores de ella , tienen su origen mas bien deter-
g o s , y aun en toda la familia de un infeliz; como minado de pasiones momentáneas , que de una
con frialdad inicua enseñan algunos doctores, necesidad natural. Semejante necesidad parece
que por norma y ley se ponen en manos de los á quien conoce la historia, y el hombre siempre
jueces. igual en el mismo clima , á una cuantidad per-
manente. S i esto fuese verdad , inútiles y aun
E l adulterio es un delito que considerado po-
perniciosas serian aquellas leyes y aquellas cos- fáciles , las consecuencias tan equívocas , que el
tumbres que procurasen disminuir la suma total; legislador podrá mas bien evitarlo que corre-
porque su efecto seria oprimir una parte de las girlo. Regla general : en todo delito, que por su

necesidades propias y agenas ; pero por el con- naturaleza debe las mas veces quedar sin castigo,

trario serian sabias aquellas, que ( por decirlo la pena es un incentivo. E s propiedad de nuestra
imaginación que las dificultades cuando no son
a s i ) siguiendo la fácil inclinación del plano , di-
insuperables ó muy difíciles , respecto de la flo-
vidiesen y distribuyesen la suma en tantas igua-
jedad del ánimo de los hombres , la exciten mas
les y pequeñas porciones , que impidiesen uni-
vivamente y engrandezcan el objeto; porque sir-
formemente en todas parles la sequedad y la
viéndola de estorbos que impiden su curso va-
inundación. L a fidelidad conyugal es siempre
gabundo y voluble , sin dejarla salir de é l , y
proporcionada al número y á la libertad de los
obligándola á recorrer todas las combinaciones ,
matrimonios. Donde estos se rigen por las preo-
se fija mas estrechamente en la parte agradable,
cupaciones hereditarias , donde la potestad do-
á quien mas naturalmente se arroja nuestro áni-
méstica los combina y los flHge ; allí la galan-
mo , que en la dolorosa y funesta, de quien huye
tería rompe los vínculos , con desprecio de la
y se separa.
moral práctica , cuyo oficio es declamar contra
L a Venus ática , tan severamente castigada de
los efectos, manteniendo las causas. P e r o no
las leyes, y tan fácilmente entregada á los t o r -
hay necesidad de estas reflexiones para el que
mentos , vencedores de la inocencia, tiene su fun-
viviendo en la verdadera Religión tiene mas su-
damento menos sobre las necesidades del hom-
blimes motivos, que corrigen la fuerza de los
bre aislado y l i b r e , que sobre las pasiones del
afectos naturales. L a acción de este delito es tan
hombre sociable y esclavo. T o m a su fuerza, no
instantánea y misteriosa, tan cubierta de aquel
tanto del desmedido uso de los placeres, cuanto
velo mismo que las leyes lian puesto : velo nece-
de aquella educación que empieza por hacer inú-
sario, pero frágil, y que aumenta el precio de
tiles los hombres á sí mismos para hacerlos ú t i -
la cosa en vez de disminuirlo, las ocasiones tan
les á otros; en aquellas casas donde se oscurece y
encierra la juventud ardiente, donde habiendo
CAPITULO XXXII.
una valla insuperable á cualquiera otro comer-
cio , todo el vigor de la naturaleza, que se de- Suicidio.
senlaza , se consume inútilmente para la huma-
nidad , y aun anticipa la vejez. E l suicidio es un delito que parece no admite
E l infanticidio es igualmente efecto de una pena que propiamente se llame tal ; porque de-
contradicción inevitable , en que se encuentra terminada alguna, ó caerá sobre los ¡nocentes
una persona que haya cedido ó por violencia ó ó sobre un cuerpo frió é insensible. S i esta no
por flaqueza. Quien se ve entre la infamia y la hará impresión en los vivos, como no la haría

muerte de un ser incapaz de sentir los males, azotar una estatua, sí aquella es tiránica é injusta,
porque la libertad política de los hombres su-
¿ como no preferirá esta á la miseria infalible en
pone necesariamente que las penas sean mera-
que serian puestos ella y su infeliz parto ? E l
mente personales. Aman estos mucho la vida , y
mejor modo de evitar este delito fuera proteger
cuanto los rodea los confirma en este amor. L a
con leyes eficaces la flaqueza contra la tiranía,
imágen del placer seducidora es la esperanza,
la cual exagera los vicios, que no pueden cu-
dulcísimo engaño de los mortales , por la cual
brirse con el manto de la virtud.
tragan desmedidamente el mal : mezclado con
Y o no pretendo minorar el horror justo que me-
algunas pocas gotas de contento , los atrae mu-
recen estas acciones; pero señalando sus orígenes,
cho para poder temer que la impunidad necesa-
me juzgo con derecho de sacar una consecuencia
ria de este delito tenga alguna influencia sobre
general, esta e s , que no se puede llamar preci-
ellos. ¿ Cual será , pues, el estorbo que detendrá
samente justa (vale tanto como decir necesaria) la
la mano desesperada del suicida ?
pena de un delito cuando la ley no ha procurado
Cualquiera que se mata hace menos mal á la
con diligencia el mejor medio posible de evitar-
sociedad que aquel que para siempre se sale de
lo en las circunstancias existentes de una nación.
7*
sus confines ; porque el primero deja toda su sus- consecuencias útiles; pues sime detuviese á ex-
tancia y el segundo se lleva consigo parle de sus ponerlas me separarían mucho de mi asunto ,
haberes. Y si la fuerza de la sociedad consiste en que se reduce á probar lo inútil de hacer del E s -
el número de los ciudadanos, por el hecho de tado una prisión. Semejante ley lo es ; porque no
salirse y entregarse á una nación vecina, origina estando un pais dividido de los otros por escollos
doble daño que aquel que simplemente con la inaccesibles ó mares inmensos, ¿ c o m o se po-
muerte se quila de la sociedad misma. L a cues- drán cerrar todos los puntos de su circunferencia?
tión, pues, se reduce á saber si es útil ó dañoso • como se podrá guardar á los mismos guardas
á la nación dejar una perpetua libertad á todos E l que se lleva consigo cuanto tiene no puede
sus miembros para salirse de ella. ser castigado despues que lo ha hecho. A este
Cualquiera ley que no esté armada, ó que la na- delito , una vez cometido, es imposible aplicarle

turaleza de las circunstancias haga insubsistente, pena ; y el hacerlo anles es castigar la voluntad

no debe promulgarse; y como sobre los ánimos de los hombres , no sus acciones ; es mandar en
la intención,parte tan libre del h o m b r e , que á
reina la opinion , que obedece á las impresiones
ella no alcanza el imperio de las leyes humanas.
lentas é indirectas del legislador, y que resiste á
Castigar al que se ausenta en la sustancia que
las directas y violentas ; asi las leyes inútiles,
deja, á mas de la fácil é inevitable colusion ,
despreciadas de los h o m b r e s , comunican su e n -
(¡ue no puede impedirse sin tiranizar los contra-
vilecimiento aun á las mas saludables, porque se
tos , estancaría todo comercio de nación á na-
miran mas como una dificultad para vencerla,
ción. Castigarlo cuando volviese el r e o , sena
que como depósito del bien público. Asi q u e , s i ,
estorbar que se reparase el mal causado en b s o -
como se ha dicho, nuestros dictámenes son limi-
ciedad , haciendo todas las ausencias perpetuas.
tados , tanta menos veneración quedará á las leyes
L a misma prohibición de salir del pais aumenta
cuanta tuvieren los hombres á objetos extraños
en los nacionales el deseo de cor seguirlo. v
de ellas. D e este principio puede el sabio dis-
pensador de la felicidad pública sacar algunas
Y DE LAS P E N A S . L65

«na advertencia á los extraños para no estable- dencia que la probeza tiene del fasto , y tanto
mas difícil y menos temi la la reunión de los
cerse en él.
oprimidos contra los opresores: como porque las
¿ Que deberemos pensar de un G o b i e r n o , que
adoraciones, los oficios, las distinciones, y la su-
no tiene otro medio para mantener los hombres,
misión, que hacen mas sensible la distancia entre
naturalmente inclinados á la patria por las pri-
el fuerte y el débil, se obtienen mas fácilmente ^
meras impresiones de su infancia , fuera del te-
de pocos que de m u c h o s , siendo los hombres
mor ? E l mas seguro modo de fijar los ciudada-
tanto mas independientes cuanto menos notados ,
nos en su pais es aumentar el bien estar relativo
y tanto menos notados cuanto es mayor el m i -
de cada uno. Asi como se debe hacer todo es-
mero. P e r o donde la población crece en propor-
fuerzo para que la balanza del comercio decline
cíon mayor que los confines, el lujo se opone al
á nuestro favor ; asi el mayor Ínteres del S o b e -
despotismo, porque anima la industria y la acti-
rano y de la nación es , que la suma de la felici-
vidad de los h o m b r e s , y la necesidad ofrece de-
dad, comparada con la de las naciones circun- masiados p'aceres y comodidades al rico para
vecinas, sea mayor que la de estas. L o s placeres que los dé ostentación , que aumentan la opi-
del lujo no son los principales elementos de esta nion de dependencia, tengan mayor lugar. D e
felicidad, sin embargo de que sean un remedio aqui puede observarse que en los estados vastos,
necesario á la desigualdad, que crece con los flacos y despoblados sí otras causas no lo estor-
progresos de una.nación ; y sin los cuales las ri- ban , el lujo de ostentación prevalece al de c o -
quezas se estancarían en una sola mano. Donde modidad; pero en los estados mas poblados que
los confines de un pais se aumentan en grado extensos, el lujo de comodidad hace siempre dis-
mayor que su poblacion, allí el lujo favorece el minuir el de ostentación. Sin embargo , el co-
despotismo : asi porque cuanto los hombres son mercio y paso de los placeres del lujo tiene este
mas raros tanto menor es la industria ; y cuanto inconveniente, que aunque se haga por el medio
es menor la industria , es tanto mayor la depen- de muchos , comienza en pocos y acaba en pocos,
y solo poquísima parte gusta el mayor número ;
de lal manera, que no impide el sentimiento de
consideración menos eficaz y mas distante de los
la miseria, causado mas por la comparación ,
hijos ó parientes.
que por la realidad. Son pues la seguridad y li-
bertad, limitadas por solo las leyes, quienes for-
man la basa principal de esta felicidad, con las
.cuales los placeres del lujo favorecen la poblacion,
CAPITULO XXXIII.
y sin las cuales se hacen el instrumento déla tira-
nía. Al modo que las fieras mas generosas y las
Contrabandos.
mas voladoras aves se retiran á las soledades y á
los bosques .inaccesibles, y abandonan las c a m -
E l contrabando es un verdadero delito que
pañas fértiles y agradables al hombre, que las
ofende al Soberano y á la nación ; pero su pena
pone lazos; asi los hombres huyen los mismos
110 debe ser infamativa , porque cometido no
placeres cuando la tiranía los distribuye. produce infamia en la opinion publica. Cual-
E s t á , pues, demostrado que la ley que apri- quiera que decreta penas infamativas contra de-
siona los subditos en su pais es inútil é injusta : litos que no son reputados tales de los hombres ,
luego lo será igualmente la pena del suicidio ; y disminuye el dictámen de infamia para los que
asi, aunque sea una culpa que Dios castiga, verdaderamente lo son. Cualquiera (por ejemplo)
porque solo él puede castigar despues de la muer- que viere determinada la misma pena de muerte
t e , no es un delito para con los hombres, contra el que mata un faisan, y contra el que
puesto que la pena en lugar de caer sobre el reo asesina un hombre , ó falsifica un escrito impor-
mismo cae sobre su familia. S i alguno opusiese tante, no hará diferencia entre estos delitos , des-
que la pena puede con todo eso retraer á un hom- truyéndose asi las máximas nforales, obra de
dre determinado á matarse , respondo : que quien de muchos siglos y de mucha sangre , lentísimas
tranquilamente renuncia al bien de la vida , y de y difíciles de insinuarse en los ánimos de los
tal manera aborrece.su existencia, que prefiere hombres , para cuya producción se creyeron ne-
á ella una eternidad infeliz, no se moverá por la
cesarlos la ayuda de los mas sublimes motivos y
lanto aparato de graves formalidades. pues, mas que el daño hecho al Príncipe, y asi
E s t e delito nace de la ley m i s m a , porque cre- no se interesan en privar de sus sufragios á quien
ciendo la gabela crece siempre la utilidad y con lo comete, como lo son á quien hace un hurto
esta la tentación de hacer el contrabando; y la privado, á quien falsifica un escrito, y otros
facilidad de cometerlo con la circunferencia , que
males que pueden sucederles. Principio evidente,
es necesario custodiar, y con la diminución del
de que todo ente sensible no se mueve sino por
tamaño de la mercadería misma. L a pena de
los males que conoce.
perder el género prohibido y la hacienda que la
¿ P e r o se deberá dejar sin castigo este delito
acompaña es justísima ; pero sera tanto mas efi-
en aquel que no tiene hacienda que perder? N o
caz cuanto mas corta fuere la gabela ; porque
por cierto. Hay contrabandos que interesan de
los hombres no se arriesgan sino á proporcion
tal manera la naturaleza del tributo, parle tan
de la utilidad que el éxito feliz de la empresa les
esencial y tan difícil en una buena legislación,
puede producir.
que su comision merece una pena considerable,
P e r o ¿por que este delito no ocasiona infamia
hasta la prisión , hasta la servidumbre; pero pri-
ásu autor, siendo un hurto hecho al Principe , y
sión y servidumbre conforme á la naturaleza del
por consecuencia á la nación misma ? Respondo
mismo delito. P o r ejemplo , la prisión por hacer
que las ofensas que los hombres creen no les
contrabando de tabaco no debe ser común con
pueden ser hechas no los interesan tanto, que
la del asesino ú el ladrón ; y las ocupaciones del
baste á producir la indignación pública contra
p r i m e r o , limitada! al trabajo y servicio de la
quien las comete. Como las consecuencias remo-
regalía misma que ha querido defraudar, serán
tas hacen cortísimas impresiones sobre los hom-
las mas conformes á la naturaleza de las penas.
bres no ven el daño que puede acaecerles por ellas;
antes bien gozan , si es ¡ osible, de sus utilidades
presentes. T a l es el contrabando. N o ven e l l o s ,

8
de aquella inocencia con quo vivía tranquilo bajo
CAPITULO XXXIV. la tutela de las leyes, cuya ofensa no estuvo en
su mano ; leyes dictadas de los poderosos por
De tos deudores. codicia, y sufridas de los flacos por aquella es-
peranza que comunmente centellea en los ánimos
L a buena fe de los contratos y la seguridad,
de los hombres , haciendo creer que los aconte-
del comercio estrechan al legislador para que
cimientos adversos son para los demás , y j t a r a
asegure á los acreedores las personas de los deu-
nosotros los favorables? Los hombres, abando-
dores fallidos ; pero yo juzgo importante distin-
nados á sus dictámenes mas triviales, aman las
guir el fallido fraudulento del fallido inocente.
leyes crueles aunque esten sujetos á ellas mismas.
E l primero debería ser castigado con la misma
S e n a ínteres de todos que se moderasen , porque
pena que el monedero falso; porque falsificar un
es mayor el temor de ser ofendido que el deseó
pedazo dé metal acuñado , que es una prenda de
de ofender. Volviendo al inocenle fallido , digo,
las obligaciones de los ciudadanos, n o es mayor
que podrán sus deudas mirarse como inextingui-
delito que falsificar las obligaciones mismas. Mas
bles hasta la paga total: podrásele prohibir li-
el fallido inocente , aquel que despues de un
bertarse de la obligación contraida sin consenti-
examen rigoroso ha probado ante sus jueces ,
miento de los interesados , y el derecho de reti-
que ó la malicia de o t r o s , ó su desgracia , ó con-
rarse á otro pais para ejercitar su industria : po-
tratiempos inevitables por la prudencia humana
drásele apremiar, para que empleando su trabajo
le han despojado de sus bienes,¿por que motivo
y sus talentos , adquiera de nuevo con que sa-
bárbaro deberá ser encerrado en una prisión , y
tisfacer sus acreedores; pero ni la seguridad del
privado de la libertad, único y triste bien que
comercio ni la sagrada propiedad de los bienes
solo le queda , experimentando las angustias de
podrán justificar una privación de libertad, que
los culpados, y arrepintiéndose acaso ( con la
les es inútil, fuera del caso en que con los males
desesperación que causa la probidad ofendida )
de la esclavitud se consiguiese revelar los secre-

J
tos de un supuesto inocente fallido , caso rarí- ¡ Con que facilidad un legislador próvido po-
simo , en suposición de un rigoroso examen. dría impedir gran parle de las quiebras culpa-
Creo máxima legislatoria , que el valor de los bles , y remediar las desgracias del inocente in-
inconvenientes políticos se considere en razón dustrioso ! U n público y manifiesto registro de
compuesta de la directa del daño público , y de todos los contratos, y libertad á los ciudadanos
la inversa de la improbabilidad de verificarse. - de consultar sus documentos bien ordenados : un
Pudiera distinguirse el dolo de la culpa grave, banco público, formado de tributos sabiamente
la grave de la leve, y esta de la inocencia, y asig- repartidos sobre el comercio feliz, y destinado
nando al primero las penas establecidas contra á socorrer con las cantidades oportunas al mise-
los delitos de falsificación : á la segunda otras rable é infeliz miembro de é l ; no tendrían nin-
menores , pero con privación de libertad; reser- gún inconveniente real, y pudieran producir in-
vando á la última el escogimiento libre de medios numerables ventajas. Pero las fáciles, las simples
para restablecerse; quitar á la tercera la facultad las grandes leyes, que no esperan para esparcir
de hacerlo, dejándola á los Acreedores. P e r o las
distinciones de grave y de leve se deben fijar por obtenerlo. Habiendo tantas combinaciones que pueden
la ley ciega é imparcial, no por la prudencia originar los daños en la sociedad, exponer todos sus
arbitraria y peligrosa de los jueces. E l señala- m i e m b r o s á p a d e c e r l o s , seria subordinar los fines á ios
m e d i o s , paralogismo de todas las ciencias, y principal-
miento de los límites es asi necesario en la polí-
m e n t e de la política, y e n el que caí en las ediciones
tica como en la matemática , tanto en la medida
p r e c e d e n t e s , donde dije que el fallido inocente debe s e r
del bien público, cuanto en la medida de las guardado como una prenda de sus deudas, ^ó servir en
magnitudes (1). las labores de sus acreedores como esclavo. M e a v e r -
güenzo de haber escrito asi. H e sido acusado de irreli-
gión , y no lo merecía : he sido acusado de sedición , y
110 lo m e r e c í a : he ofendido los derechos de la humani-
dad , y nadie m e lo ha reprendido.
( 1 ) E l comercio y la propiedad de los bienes no son
el fin del pacto social, pero pueden s e r un medio para
eq el seno de la nación la aLundaricia y la robus-
* tanto de los delitos cuanto á ellos convidan los
tez mas que la volunlad del legislador, leyes que asilos. Multiplicar estos es formar otras tantas
le colmarían de himnos inmortales ; son , ó las pequeñas soberanías; porque donde no hay leyes
menos conocidas, ó las menos queridas. U n es- que manden alli pueden formarse nuevas, opues-
píritu inquieto y empleado en pequeneces, la tas á las comunes , y asi un espíritu contrario al
medrosa prudencia del momento presente , la * del cuerpo entero dé la sociedad. Todas las his-
desconfianza y la aversión á toda novedad aun- torias muestran que de los asilos salieron grandes
que útil, ocupan el alma de aquellos que podrían revoluciones en los estados y en las opiniones de
arreglar y combinar las acciones de los hombres. losliombres. Pero si entre las naciones es útil
entregarse los reos recíprocamente , no me atre-
veré á decidirlo hasta tanto que las leyes mas
conformes á las necesidades de la humanidad ,
CAPITULO XXXV.
las penas mas suaves, y extinguida la dependen-
Asilos. cia del arbitrio y de la opinion, no pongan en
salvo la inocencia oprimida y la virtud detestad»,
Me restan aun dos cuestiones que examinar : hasta tanto (pie la tiranía sea desterrada en las
una si los asilos son justos, y si el pacto entre vastas llanuras del Asia, por el todo de la razón
las naciones de entregarse recíprocamente los universal, que siempre une los intereses del tro-
reos es ó. no útil. Dentro de los confines de un no y de los súbditos; aunque la persuasión de

pais no debería haber algún lugar independiente no encontrar un palmo de tierra que perdonase
á los verdaderos delitos seria un medio eficací-
de las leytjp. Su poder debería seguir á todo ciu-
simo de evitarlos.
dadano como la sombra al cuerpo. La impunidad
y el asilo se diferencian en poco ; y como la i m -
presión de la pena consiste mas en lo indudable
de encontrarla que en su fuerza, no separan estas
chosos de los hombres á la confianza , ya esparce
CAPITULO XXXVI.
la desconfianza en todos los corazones. E n vez
De la talla. de evitar un delito hace nacer ciento. Estos son
I ' los recursos de las naciones flacas, cuyas leyes no
L a otra cuestión es si será útil señalar un pre- son mas que reparos instantáneos de un edificio
cio al que enlregáre la cabeza de un hombre ruinoso que amenaza por todas partes. A propor-
declarado reo , y armando el brazo de cualquier cion que las luces crecen en una nación , se h a -
ciudadano, hacer de él un verdugo. O el reo cen mas necesarias la buena fe y la confianza
está fuera de los confines , ó dentro. E n el pri- recíproca ; y cada vez mas caminan á confun-
mer caso el Soberano estimula los ciudadanos á dirse con la verdadera política. L o s artificios ,
cometer un delito, y los expone á un suplicio, las astucias, las estradas oscuras é indirectas son
haciendo asi una injuria y una usurpación de au- por lo común previstas , y la sensibilidad de to-
toridad en los dominios de otro ; y autoriza de dos se defiende mejor contra el Ínteres de cada
esta manera las otras naciones para que hagan lo particular. L o s mismos siglos de la ignorancia
mismo con él. E n el segundo muestra la flaqueza en que la moral pública fuerza los hombres á
propia. Ouien tiene fuerza para defenderse no la obedecer á la privada, sirven de instrucción y de
busca.(nn) Ademas, este edicto desconcierta todas experiencia álos siglos iluminados. Pero las leyes
las ideas de moral y de virtud , que se disipan en que premian la traición y excitan una guerra
el ánimo de los hombres con cualquiera pequeño clandestina , esparciendo la sospecha recíproca
viento. Ahora las leyes convidan á la traición, entre los ciudadanos, se oponen á esta tan nece-
ahora la castigan. Con una mano el legislador saria reunión de la moral y de la política, á
estrecha los vínculos de familia , de parentela y quien los hombres deberian su felicidad , las n a -
de amistad; y con otra premia á quien los rompe ciones la paz, y el universo algún mas largo
y á quien los desprecia. Siempre contradicién- espacio de tranquilidad y reposo en los males
dose á sí mismo, ya convida los ánimos sospe- ue l o rodean.
deberia ser proporcionada. Estos discursos pare-
CAPITULO XXXVII. cerán muy mctafísicos á quien no reflexione
cuánta utilidad hay en que las leyes dejen los
Atentados , cómplices , impunidad. menos motivos de convención que fuere posible
entre los que se intenten asociar para cometer un
Aunque las leyes no castiguen la intención, delito.
no por eso decimos que un delito cuando em- Algunos tribuna'es ofrecen impunidad al cóm-
pieza por alguna acción, que manifiesla la volun- plice de un grave delito que descubriere los otros.'
tad de cometerlo, no merezca algún castigo, Este recurso tiene sus inconvenientes y sus ven-
pero siempre menor á la misma comision de él. tajas. Los inconvenientes son que la nación auto-
L a importancia de estorbar un atentado autoriza riza la traición detestable, aun entre los malva-
la pena; pero asi como entre este y la ejecución dos ; porque siempre son menos fatales á una
puede haber algún intervalo , asi la pena mayor sociedad los delitos de valor que los de vileza,
reservada al delito consumado, puede dar lugar por cuanto el primero no es frecuente , y con
al arrepentimiento. L o mismo es cuantío haya solo una fuerza benéfica que lo dirija conspirará
cómplices , y 110 todos- ejecutores inmediatos , al bien público ; pero la segunda es mas común
sino por alguna razón diversa. Cuando muchos y contagiosa, y siem, re se reconcentra en sí mis-
hombres se unen para una acción arriesgada , á ma. Demás de esto , el tribunal hace ver la propia
proporcion de su tamaño procuran que sea igual incertidumbre y la flaqueza de la ley, que im-
para todos : luego será mas dificultoso encontrar plora el socorro de quien la ofende. (00) Las ven-
quien se conforme con ser el ejecutor, corrien- tajas son evitar delitos importantes , y que siendo-
do mayor riesgo que los demás cómplices. L a manifiestos los efectos y ocultos los autores ate-
única excepción seria en el caso que al ejecutor moricen el pueblo (pp)Contribuy e también á mos-
se le señalase un premio. Teniendo entonces una trar que quien es fallo de fe con las leyes, esto
recompensa mayor por el mayor riesgo , la pena es, con el'público, es'probable que lo sea con
Y DE L A S PENAS. ISL
UN PÍCALA, PARECIÉRAME q u e una ley GENERAL ma la delicia de las almas tiernas y sublimes ,
excitan con sagacidad inalterable los dictámenes
festador de cualquier delito, fuese preferible á
mas afectuosos y las pasiones mas violentas en
- especial declaración en un c a s o p a r U c l r
el punto que las ven útiles á sus fines, acor-
porque asi evitaría las uniones con el temor re-
dando los ánimos como los músicos los instru-
« p r o c o que cada cómplice tendria de reverlarse
mentos .
a otro, y el tribunal no hará atrevidos los mal-
hecores, do ^ par(¡ ^

su socorro. Semejante ley debería acompañar la


CAPITULO XXXVIII.
impunidad con el destierro del delator... Pero
en vano me atormento para destruir el remordi-
Interrogaciones sugestivas y deposiciones.
miento que siento , autorizando con las leyes
sacrosantas, con el monumento , de la pública
confianza, y con la basa de la moral humana , Nuestras leyes reprueban en el proceso las
la traición y el disimulo. ¡ Q u e ejemplo séria interrogaciones que se llaman sugestivas; esto es,
para una nación si se faltase á la impunidad aquellas según los doctores, que en las circuns-
tancias de un delito | reguntan de la especie, de-
prometida, arrastrando al suplicio, por medio
biendo preguntar del género : quiere decir aquellas
«le doctas cavilaciones, en vergüenza de la fe
interrogaciones que , teniendo una inmediata
publica, quien ha correspondido al convite de
conexion con é l , sugieren al reo una respuesta
las leyes! No son raros en las naciones tales
inmediata. Las interrogaciones , según los crimi-
ejemplos, y p o r esta no son tampoco raros los
nalistas , rleben , por decirlo a s i , abrazar y ro-
que no tienen de una nación otra idea que la de
dear el hecho espiralmente ; pero nunea dirigirse
una máquina complicada, cuyos muelles mue-
á él por linea recta. Los motivos de este método
ven , según su antojo, el mas diestro v el mas
s o n , ó por no sugerir al reo una respuesta que
poderoso. Fríos é insensibles á todo lo que f o r -
lo libre de a acusación, ó acaso porque parece
•Y DE L A S PENAS.
bien de continuo se ha disputado con seria re-
contra la misma naturaleza que un reo se acuse
flexión si la verdad debe ceder á las fórmulas
por sí inmediatamente. Cualquiera que sea de
judiciales. S i las deposiciones de un reo conde-
estos dos motivos, es notable la contradicción de
nado no llegan á un cierto punto , que retarden
las leyes , que juntamente con esta costumbre au-
el curso de la justicia , ¿ por que no se deberá
torizan la tortura. Porque ¿ cual interrogación
conceder, aun después de la sentencia , á su ex-
mas sugestiva que el dolor? E l primer motivo
trema miseria y á los intereses de la verdad , un
se verifica en el tormento , puesto que el mismo
espacio conveniente, t g i , que produciendo nue-
dolor sugerirá al robusto una obstinada taciturni-
vas especies , capaces de alterar la naturaleza del
dad para cambiar la mayor pena por la menor
hecho , pueda justificarse á sí ó á otro con un
y al flaco sugerirá la confesion para librarse del juicio nuevo ? Las formalidades y las ceremonias
tormento presente , mas eficaz por entonces que son necesarias en la administración de la justicia,
el dolor venidero. E l segundo motivo es con evi- ya porque nada dejan al arbitrio del que la admi-
dencia lo mismo. Porque si una interrogación nistra, ya porque dan idea al gfceblo de un juicio,
especial hace confesar á un reo, contra el derecho no tumultuario é interesado , sino estable y regu-
de la naturaleza , mucho mas fácilmente conse- lar ; ya porque sobre los h o m b r e s , esclavos é
guirán esto los dolores; pero los hombres se imitadores de la costumbre , hacen impresiones
gobiernan mas por la diferencia de los hombres mas eficaces las sensaciones que los raciocinios.
que por la que resulta de las cosas. E n t r e otros Pero estas sin un fatal peligro jamas pueden fi-
abusos de la gramática que no han influido poco jarse por las leyes de modo que dañen á la ver-
sobre los negocios humanos , es notable el que dad , que ó por ser muy simple ó muy compuesta,
hace nula é ineficaz la deposición de un reo ya tiene necesidad de alguna pompa externa que le
condenado; ya está muerto civilmente, dicen los concibe el pueblo ignorante. Finalmente , aquel
jurisconsultos peripatéticos, y un muerto no es que en el exámen se obstinase, no respondiendo
capaz de acción alguna. Para sostener esta vana á las preguntas que se le hicieren, merece una
metáfora se han sacrificado muchas víctimas y
pena determinada por las leyes ; y pena de las fijar su ojo incierto sobre los árbitros de su

mas graves que entre ellas se hallaren para que suerte, y las severas miradas que encuentra le

los hombres no burlen asi la necesidad del ejem- asustan y aterran. Cree poder leer de antemano

plo que deben al público. N o es necesaria esta su sentencia sobre la» arrugas siniestras de sus

pena cuando se sepa de cierto que tal reo haya frentes ; sus sentidos turbados ya', se atemorizan

cometido tal delito ; de tal modo, que las pre- al oir unas voces roncas y amenazadoras : la

guntas sean inútiles, como lo es la confesión del poca razón que le queda , acaba de confundirle,

delito , cuando otras pruebas justifican la crimi- sus ideas se desvanecen , y su trémula voz puede

nalidad. Este último caso es el mas ordinario ; apenas proferir una palabra incierta : y para

porque la experiencia demuestra que en la mayor consuelo de males , sus jueces imputan tal vez al

parle de los procesos loá reos están negativos. crimen un desorden producido únicamenle por el
terror que inspira su aspecto. ¡ C o m o ! ¡ no co-
nocéis la causa de la consternación del acusado ,
vosotros que no os atreveríais tal vez á hablar
SUPLEMENTO AL CAP0. XXXVIII.
con confianza delante de una asamblea de unos
El acusado delante de sus Jueces. cuantos hombres ! Dulficicad esa fíenle severa ;
haced que vuestras miradas denoten aquella tier-
E l momento crítico ha llegado en que el acu- na inquietud que inspira un hombre que desea-
sado va á comparecer ante sus jueces. Pregunto mos sea inocente: que vuestra v o z , dulce aunque
yo : ¿ D e que modo le vais á acoger ? L e reci- grave parezca abrir con vuestra boca el camino
biréis como magistrados ó como enemigos ? de vuestro corazon; ocultad el horror secreto
Quereis asustarle ó instruiros P ¿ Oue se hará que os inspira la vista de esos grillos y la de los
este hombre, sacado súbitamente de su calabozo, andrajos de la miseria ; cuidad de no confundir
cegado con la luz á que sale , y transportado de estas señales equívocas del crimen , con el c r i -
un golpe entre los hombres que van á tratar de 8*
su muerte ? T e m b l a n d o , se atreve apenas í
l86 # T R A T A D O DE LOS DELITOS
Y DE LAS P E N A S .
men mismo : y pensad que tal vez estas tristes
». niendo una confesion que n o l i a hecho, y en
apariencias encubren un hombre virtuoso. ¡ Que
» decirle : mira lo que acabas de confesar, te
objeto ! Levantad vuestras miradas , y ved sobre-
vuestras cabezas, la imagen de vuestro D i o s , ». contradices, mientes y te has perdido.

inocente y acusado : sois hombres , sed pues hu- ¡ Oue miserable artificio ! ¿ y cual es el
manos ; sois jueces, sed moderados; sois cris- » efecto que tiene ? E l acusado qucdf turbado ;
tianos , sed caritativos. Hombres , jueces, cris- », las palabras de su juez caen sobre su cabeza
tianos , cualquiera que seáis, respectad la des- » comu un rayo imprevisto ; queda asombrado
gracia, sed dulces y compasivos , para con un .. al ver que él mismo se ha declarado; pierde
hombre que se arrepiente, y que tal vez no tiene » la memoria y la r a z ó n ; los hechos se confun-
de que arrepentirse. » den unos con otros; y muchas veces una c o n -
» Iradiccion supuesta , le hace incurrir en una
« Pero dejemos el semblante de los j u e c e s ,
» contradicción verdadera.
» para ocuparnos de un arle peligroso , del que
» E s t e a r l e , es tan odioso como injusto; no le
" be oido amenudo ensalzar la ulilidad : este
» mezclemos con nuestras funciones honrosas ;
» es , el de alucinar al acusado, con interro-
» no tengamos mas arte que el de l a s i m p l i -
gaciones capciosas, suposiciones falsas, y aun
» cidad ; dirijámonos á lo verdadero, por lo
» el de emplear los artificios y las mentiras para
» verdadero; sigamos un acusado en todos los
» descubrir la verdad. Este a r t e , no es muy difi-
1. casos , pero paso á paso y sin apretarle ; o b -
» c i l ; solo consiste, en turbar la cabeza del
» servemos su marcha, pero sin descarriarle;
» acusado, con cien cuestiones disparatadas:
)> y si cae , que sea bajo el esfuerzo de la verdad,
» en afectar de no seguir el orden de las cosas; » y no del de nuestros lazos. .
» en alucinarle, haciéndole volver con rapidez
» U n espectáculo horrible se presenta en este
>< al rededor de una infinidad de objetos dife-
» momento á mis ojos : el juez cansado de inter-
» rentes; y en de"tenerle de un golpe, supo-
» rogar con la palabra, quiere hacerlo por los
» suplicios; impaciente en sus pesquisas, y tal
T R A T A D O DE LOS DELITOS
» vez irritado de su inutilidad , manda traer ha- h u m o , humo de miembros humanos; entre el
» chones , cadenas, palancas, y todos los instru- rechinar de los huesos abrasados , y el tostarse
>• mentos inventados para el dolor. Un verdugo de las entrañas aun palpitantes. Pero los hombres
» se mezcla á las funciones de la magistratura, racionales verán que el lugar, el siglo y la mate-
» y termina con la violencia, un interrogatorio ria no me permiten examinar la naturaleza de
>• empezado bajo los auspicios de la l i b e r t a d . . . este delito. Muy largo , y fuera de mi asunto ,
>» ¡ Y luego hedíamos en cara á los antiguos 'jeria probar como debe s<;r necesaria una per-
» sus circos y sus gladiatores ! . . . » (SERVAN, fecta uniformidad de pensamientos en un estado
Discurso sobre la administración de la justicia cri- contra el ejemplo de muchas naciones ; como
minal. ) opiniones , que distan entre sí solamente por
algunas sutilísimas y oscuras diferencias, muy
apartadas de la capacidad' hiirftana , puedan des-
concertar el bien público cuando una no fuere
CAPITULO XXXIX.
autorizada con preferencia á las otras ; y como
la naturaleza de las opiniones esté compuesta de
De un genero particular de delitos.
modo , que mientras algunas con el choque, fer-
mentando y combatiendo juntamente se aclaran ,
Cualquiera que leyere este escrito advertirá
y nadando las verdaderas, las falsas se sumergen
haber omitido yo en él un género de delitos que
en el olvido ; otras, poco seguras por su cons-
ha cubierto la Europa de sangre humana, y que
tancia desnuda , deban vestirse de autoridad y de
ha juntado aquellas funestas hogueras , donde
fuerza. Muy largo seria probar c o m o , aunque
servían de alimento á las llamas los cuerpos vivos
mas odioso parezca sobre los entendimientos
de los hombres , cuando era placentero espectá-
humanos él imperio de la fuerza , cuyas solas
culo y armonía grata para la ciega muchedumbre
conquistas son el disimulo , y por consiguiente el
oir los sordos y confusos gemidos de los misera-
envilecimiento , aunque parezca contrarío al es-
bles que salian envueltos en remolinos de negro
píritu de mansedumbre y fraternidad , ordenado Falsa ¡dea de utilidad es aquella que sacrifica mil
de la razón y de la autoridad , que mas vene- ventajas reales por un inconveniente imaginario
ramos ; sea sin embargo necesario é indispensa- ó de poca consecuencia que quitaría á los hombres
ble. Todo esto debe creerse probado evidente- el fuego porque quema, y el agua porque anega ,
mente , y conforme á los verdaderos intereses que solo destruyendo repara los males. D e esta
de los hombres , si hay quien con reconocida au- naturaleza son las leyes que prohiben llevar a r -
toridad lo ejercite. Hablo solo de los delitos que mas : no contienen mas que á los no inclinados
provienen de la naturaleza humana y del pacto ni determinados á cometer delitos ; pero los que
social, no de los pecados, cuyas penas, aun tienen atrevimiento para violar las mas sagradas
las temporales , deben arreglarse con otros prin- déla humanidad y las mas importantes del Códice,
cipios que los de una filosofía limitada. ¿ como respetarán las menores y las puramente ar-
* * bitrarias , c u y a s contravenciones deben ser tanto
mas fáciles é impunes cuanto su ejecución exacta
quita la libertad personal, tan amada del hombre
CAPITULO XL.
y tan amada del legislador, sometiendo los inocen-
tes á todas las vejaciones que debieran sufrir los
Falsas ideas de utilidad.
reos? Empeoran estas la condicion de los asal-
tados, mejorando la de los asaltadores: no mino-
Un manantial de errores y de injusticias son ran los homicidios sino los aumentan; porque es
las falsas ideas de utilidad que se forman los l e - inavor la confianza en asaltar los desarmados que
gisladores. Falsa idea de utilidad es aquella que los prevenidos. Llámanse, no leyes preventivas
antepone los inconvenientes particulares al in- sino medrosas de los delitos : nacen de la tumul-
conveniente general : aquella que manda á los tuarla impresión de algunos hechos particulares
dictámenes en vez de exilarlos : que hace servir 110 déla meditación considerada de inconvenien-
los sofismas de la lógica en lugar de la razón. tes y provechos de un decreto universal Falsa idea

>>
de utilidad es aquella que querria dar á una mu-
chedumbre de seres sensibles la simetría y orden el cuerdo atrevido , que haga servir los hombres
que sufre la materia brutal é inanimada , que des- a su fin, despertando en ellos ¡deas mas gratas,
cuida motivos presentes los únicos que con efica- y tanto mas seducidoras cuanto el riesgo de
cia obran sobre el mayor número para dar fuerza la empresa cae sobre un número mayor, y el
á los distantes; cuya impresión es flaca y breví- valor que los infelices dan á la existencia propia
sima, si una viveza extraordinaria de imagina- se disminuye á proporcion de la miseria que su-
ción en la humanidad no suple con el aumento á fren. Esta es la causa porque las ofensas originan
la distancia del objeto. Finalmente, es falsa idea
otras; pues el odio es un movimiento tanto
de utilidad aquella que sacrificando la cosa al
mas durable que «el a m o r , cuanto el primero
hombre < ivide el bien del público del Lien de
toma su fuerza de la continuación de los actos
todos los particulares. Hay esta diferencia del
que debilitan al segundo.
estado de sociedad al estado de naturaleza, que
el hombre salvage no hace daño á otro sino en
cuanto basta para hacerse bien á sí mismo ; pero
el hombre sociable es alguna vez movido por las CAPITULO XLI.
malas leyes á ofender á otro sin hacerse bien á
sí. Despótico arroja en el ánimo de sus esclavos Como se evitan los delitos.
el temor y el abatimiento; pero rechazado vuelve
atormentar con mayor fuerza su á limo. Cuant o E s mejor evitar los delitos que castigarlos. He
el temor es mas solitario y doméstico tanto es aqui el fin principal de toda buena legislación, que
menos peligroso al que lo hace instrumento de su es el arle de conducir los hombres al punto mayor
felicidad; pero cuanto es mas público y agita de felicidad ó al menor de infelicidad posible,
mayor número de hombres, es tanto mas fácil para hablar según todos los cálculos de bienes y
que haya, ó el imjrudcn'.e, ó el desesperado ó males de la vida. Pero los medios empleados
hasta ahora son p->r lo común faisos v contra-
rios al fin pru .>. No es posible reducir la

9
de utilidad es aquella que querria dar á una mu-
chedumbre de seres sensibles la simetría y orden el cuerdo atrevido , que haga servir los hombres
que sufre la materia brutal é inanimada , que des- a su fin, despertando en ellos ¡deas mas gratas,
cuida motivos presentes los únicos que con efica- y tanto mas seducidoras cuanto el riesgo de
cia obran sobre el mayor número para dar fuerza la empresa cae sobre un número mayor, y el
á los distantes; cuya impresión es flaca y breví- valor que los infelices dan á la existencia propia
sima, si una viveza extraordinaria de imagina- se disminuye á proporclon de la miseria que su-
ción en la humanidad no suple con el aumento á fren. Esta es la causa porque las ofensas originan
la distancia del objeto. Finalmente, es falsa idea
otras; pues el odio es un movimiento tanto
de utilidad aquella que sacrificando la cosa al
mas durable que «el a m o r , cuanto el primero
hombre < ivide el bien del público del Lien de
toma su fuerza de la continuación de los actos
todos los particulares. Hay esta diferencia del
que debilitan al segundo.
estado de sociedad al estado de naturaleza, que
el hombre salvage no hace daño á otro sino en
cuanto basta para hacerse bien á sí mismo ; pero
el hombre sociable es alguna vez movido por las CAPITULO XLI.
malas leyes á ofender á otro sin hacerse bien á
sí. Despótico arroja en el ánimo de sus esclavos Como se evitan los delitos.
el temor y el abatimiento; pero rechazado vuelve
atormentar con mayor fuerza su á limo. Cuant o E s mejor evitar los delitos que castigarlos. He
el temor es mas solitario y doméstico tanto es aqui el fin principal de toda buena legislación, que
menos peligroso al que lo hace instrumento de su es el arle de conducir los hombres al punto mayor
felicidad; pero cuanto es mas público y agita de felicidad ó al menor de infelicidad posible,
mayor número de hombres, es tanto mas fácil para hablar según todos los cálculos de bienes y
que haya, ó el imjrudcn'.e, ó el desesperado ó males de la vida. Pero los medios empleados
hasta ahora son por lo común faisos v contra-
rios al fin pro .>. No es posible reducir la

9
turbulenta actividad de los hombres á un orden un tributo que pagan todos á la comodidad de
geométrico sin irregularidad y confusion. Al
algunos.
modo que las leyes simplísimas y constantes de
¿ Quereis evitar los delitos ? Haced que las leyes
la naturaleza no pueden impedir que los planetas
sean claras y simples , y que toda la fuerza de la
se turben en sus movimientos; asi en las infi-
nación esté empleada en defenderlas , ninguna
nitas y opuestísimas atracciones del placer y del
parte en destruirlas. Haced que las leyes favorez-
dolor no pueden impedirse por las leyes h u m a - can menos las clases de los hombres que los hom-
nas las turbaciones y el desorden. E s t a es la bres mismos Haced que los hombrea las teman ,
quimera de los hombres limitados siempre que y no teman mas que á ellas. E l temor de las
son dueños del mando. Prohibir una muche- leyes es saludable ; pero el de hombre á hombre
dumbre de acciones indiferentes no es evitar los es fatal y fecundo de delitos. L o s hombres escla-
delitos sino crear otros nuevos; es definir á su vos son mas sensuales, mas desenvueltos, y mas
voluntad la virtud y el vicio, que se nos p r e - crueles que los hombres libres. Estos meditan
dican eternos é inmutables. ¿ A que nos viéramos sobre las ciencias, meditan sobre los intereses
reducidos si se hubiera de prohibir todo aquello de la nación : ven objetos grandes y los imitan;
que puede inducir á delito? Seria necesario privar pero aquellos, contentos del dia presente, bus-
al hombre del uso de sus sentidos. P a r a un m o - can entre el estrépito y desenvoltura una distrac-
tivo que impela los hombres á cometer un verda- ción del apocamiento que los rodea : acostum-
dero delito hay mil que los impelen á practicar brados al éxito incierto de cualquier c o s a , se
aquellas acciones indiferentes que llaman delitos hace para ellos problemático el éxito de sus de-
las malas leyes; y si la probilidad de los delitos litos, en ventaja de la pasión que los domina. S i
es proporcionada al número de los motivos , la incertidumbre de las leyes cae sobre una na-
ampliar la esfera de aquellos es] acrecentar la ción indolente por c l i m a , aumenta y mantiene

probabilidad de cometerlos. L a mayor parte de su indolencia y estupidez : si cae sobre una na-

las leyes no son mas que privilegios, esto e s , ción sensual, pero activa, desperdicia su aeli-
vidad en un infinito número de astucias y tramas, mismas ideas y las mismas resistencias. A vista

que aunque pequeñas, esparcen en todos los c o - de las luces esparcidas con profusion en una na-
ción calla la ignorancia calumniosa,y tiembla la
razones la desconfianza , haciendo de la traición
autoridad, desarmada de razones, en tanto que
y el disimulo la basa de la prudencia : si cae
la vigorosa fuerza de las leyes permanece inalte-
sobre una nación valerosa y fuerte, la incerti-
rable ; porque no hay hombre iluminado que no
dumbre se sacude al fin , causando antes muchos
ame los pactos públicos , claros y útilesá la segu-
embates de la libertad á la esclavitud, y de la
ridad común , comparando el poco de libertad
esclavitud á la libertad.
inútil sacrificada por é l , á la suma de todas las
libertades sacrifica 'a por los otros hombres , que
sin.leyes podían conspirar en contra suya. Cual-
CAPITULO XLIL.
quiera que tenga un alma sensible , echando una

De las ciencias. mirada sobre un Códice de leyes bien hechas, y


encontrando no haber perdido mas que la funesta
¿ Quereis evitar los delitos ? Haced que acom- libertad de hacer mal á otro, será obligado á
pañen las luces á la libertad. L o s males que nacen bendecir el trono y quien le ocupa.
de los conocimientos son en razón inversa de su N o es verdad que las ciencias sean siempre
extensión (rr), y los bienes lo son en la directa. dañosas á la humanidad ; y cuando lo fueran , era
U n impostor atrevido, que siempre es un hom- un mal inevitable para los hombres. L a multi-
bre no vulgar, tiene las adoraciones de un pue- plicación del género humano sobre la faz de la
blo ignorante y la grita de uno iluminado. Los tierra introdujo la guerra , las artes mas rudas :
progresos en las ciencias , facilitando las compa- las primeras leyes, que eran pactos momentá-
raciones de los objetos y multiplicando las miras, neos , nacian con la necesidad y perecían con
contraponen muchos dictámenes los unos á los ella. Esta fue la primera filosofía de los hom-
otros ,que se modifican recíprocamente con tanta bres, cuyos pocos elementos eran justos, porque
mas facilidad cuanto se preveen en los otros las
su indolencia y poca sagacidad los preservaba quien los milagros mas extraordinarios y las
del error. P e r o las necesidades se multiplicaban gracias mas señaladas tuvieron lugar de política
cada vez mas con la multiplicación de los h o m - humana. P e r o como es propiedad del error sub-

bres. E r a n , p u e s , necesarias impresiones mas dividirse hasta lo infinito, asi las ciencias que

fuertes y mas durables que los separasen de los nacieron , hicieron de los hombres una muche-
dumbre fanática de ciegos , que en un laberinto
continuados regresos que hacian al primer estado
cerrado se tropezaban y atropellaban de modo ,
de desunión, siempre mas y mas funesto. Asi
que alguna*almas sensibles y filosóficas desearon
hicieron un gran bien á la humanidad aquellos
á su pesar el antiguo estado salvage. He aqui la
primeros errores que poblaron la tierra de falsas
primera época en que las luces, ó por mejor
divinidades ( d i g o gran bien p o l í t i c o ) , y que
decir las opiniones son dañosas. •
crearon un universo invisible, regulador del
nuestro. Fueron bienhechores de los hombres La segunda es en el difícil y terrible paso de
los errores á la verdad, de la oscuridad no cono-
aquellos que se atrevieron á sorprenderlos , y
cida á la luz. E l choque inmenso de los errores
arrastraron á los altares la ignorancia dócil. P r e -
útiles á pocos poderosos contra las verdades úti-
sentándoles objetos colocados mas allá de lo que
les á muchos desvalidos , la reunión y el fermento
alcanzaban los sentidos que se les huian delante ,
de las pasiones, que se despiertan en aquella
á proporcion que creian alcanzarlos : nunca des-
ocasion , causan infinitos males á la miserable
preciados , porque nunca bien conocidos; reu-
humanidad. Cualquiera que reflexione sobre las
nieron y fijaron las pasiones, divididas en uno
historias, en quienes después de algunos inter-
solo, que los ocupaba fuertemente. Estas fueron
valos de tiempo se halla cierta semejanza cuanto
las primeras mudanzas de todas las naciones que
á las épocas principales, encontrará muchas
se formaron de pueblos salvages : esta fue la
veces una generación entera sacrificada á la f e -
época de la formacion de las grandes sociedades;
licidad de aquellas que le suceden en el trabajoso
y tal fue el vínculo necesario , y acaso el único.
pero necesario paso de las tinieblas de la igno-
No hablo de aquel pueblo elegido de Dios , en

jfe
rancia á la luz de la filosofía, y de la tiranía á
la mayor parte de los h o m b r e s , acostumbrado á
la libertad, que son las consecuencias. Pero
contemplar la humanidad desde las mas elevadas
cuando calmados los ánimos y extinguido el
atalayas ; es en su inteligencia la nación una fa-
fuego, que ha purificado la nación de los males
milia de hombres hermanos, pareciéndole tanto
que la oprimen ; la verdad, cuyos progresos son
menor la distancia de los grandes al pueblo ,
lentos al principio y despues acelerados , se sienta
cuanto es mayor la masa de la humanidad misma
como compañera sobre el trono de ¿os M o n a r -
que tiene delante de los ojos. Los filósofos tienen
cas , y tiene culto y aras en los parlamentos de
cuanto necesitan ; y de los intereses no conocidos
las repúblicas : j Quien podrá entonces afirmar
por los hombres comunes aquel principalmente
que el resplandor que ilumina la muchedumbre
de 110 desmentir en la luz pública los principios
sea mas dañoso que las tinieblas, y que las v e r -
predicados en la oscuridad, adquiriendo el há-
daderas y siemples relaciones de las cosas bien
bito de amar la verdad por sí misma. Un escogi-
conocidas por los hombres les sean funestas?
miento de tales hombres forma la felicidad de
Si la ciega ignorancia es menos fatal que el una nación ; pero felicidad momentánea si las
mediano y confuso s a b e r , porque este añade á buenas leyes no aumentan de tal manera el nú-
los males de la primera los del error inevitable , mero que disminuyan la probabi ¡dad , siempre
en quien tiene una vista limitada á espacios mas considerable, de una mala elección.
cortos que aquel donde llegan los confines de la
verdad; el hombre iluminado es "el don mas
precioso que puede hacer á la nación y á sí mismo
el S o b e r a n o , creándolo depositario y guardador
de las leyes santas. Enseñado á ver la verdad y á
no temerla; privado de la mayor parle de las
necesidades de la opinión, nunca bastantemente
satisfechas , que hacen experiencia de la virtud en
CAPITULO XLIII.
CAPITULO XLIY.

Magistrados. Recompensas.

Otro medio de evitar los delitos es interesar


Otro medio de evitar los delitos es recom-
el magistrado, ejecutor de las leyes, mas á su
pensar la virtud. S o b r e este asunto observo al
observancia que á su corrupción. Cuanto mayor
presente en las leyés de todas las naciones un
fuere el número que lo c o m p o n g a , tanto es
silencio universal. S i los premios propuestos .
menos peligrosa la usurpación sobre las leyes ,
por las Academias á los descubridores de las
porque la venalidad es mas difícil en miembros
verdades provechosas han multiplicado las n o -
que se observen entre s í , y son menos interesa-
ticias y los buenos libros, ¿ por que los pre-
dos en acrecentar la autoridad propia cuanto es
mios distribuidos por la benéfica mano del
menor la porcion que tocaría á cada uno , princi-
Soberano no multiplicarían asimismo las accio-
palmente comparada con el peligro del atentado.
nes virtuosas ? L a moneda del honor es siempre
S i el Soberano con el aparato y con la p o m p a ,
inagotable y fructífera en las manos del sabio
con la austeridad de los edictos, y con no permi-
distribuidor.
tir las quejas justas é injustas de los que se juzgan
ofendidos, acostumbra los súbditos á temer mas
los magistrados que las leyes ; estos se aprove-
charán de su temor mas de lo que convenga á la
seguridad privada y pública.
tiernos ánimos de los jóvenes : en guiar á la vir-
CAPITULO XLY. tud por el camino fácil del dictámen , y en sepa-
rar del mal por el infalible de la necesidad y
Educación. del inconveniente, en vez de hacerlo por el in-
cierto del mando y de la fuerza, por cuyo medio
Finalmente, el mas seguro, pero mas difícil se obtiene solo una disimulada y momentánea
medio de evitar los delitos es perfeccionar la obediencia.
educación, objeto muy vasto, y que excede los
límites que me be señalado : objeto ( m e atrevo
á decirlo) que tiene vínculos demasiadamente
C A P I T U L O X L Y I.
estrechos con la naturaleza del gobierno ([ss) para
permitir que sea un campo estéril, y solamente
cultivado por un corlo número de sabios. Un Del perdón.
grande hombre, que ilumina la misma huma-
nidad , que lo persigue, ha hecho ver por menor A medida que las penas son mas dulces la
cuáles son las principales máximas de educa- clemencia y el perdón son menos necesarios.
ción, ( i ) verdaderamente ú.'iles á los hombres , ¡ Dichosa aquella nación en que fuesen funestos!
esto es , que consisten menos en una estéril mu- Esla clemencia , esta virtud , que ha sido alguna
chedumbre de objetos , que en la elección y bre- vez en un Soberano el suplemento de todas las
vedad de ellos : en substituir los originales á las obligaciones del trono, debería ser excluida en
copias en los fenómenos asi morales como físi- una perfecta legislación, donde las penas fuesen
c o s , que el accidente ó la industria ofrece á los suaves y el método de juzgar arreglado y cor-
riente. Parecerá esla verdad dura á los que viven
en el desorden del sistema criminal, en que los
( i ) J . J . Rousseau, Emilio.
perdones y las gracias son necesarias á propor-
206 T R A T A D O DE LOS DELITOS

eion de lo absurdo de las leyes, y de la atrocidad


inexorables las leyes é inexorables sus ejecutores
de las sentencias. E s t a es la mas bella preroga-
en los casos particulares"; pero sea suave, indul-
tiva del trono, este el atributo mas apetecible de
gente y humano el legislador. Sabio arquitecto ,
la soberanía, y esta es la tácita desaprobación
haga que su edificio se levante sobre las basas
que los benéficos dispensadores de la felicidad
del propio a m o r , y que el Ínteres general sea lo
pública dan á un Códice , que , con todas las im-
que resulte de los intereses particulares , para no
perfecciones , tiene en su favor la preocupación
verse obligado cada instante á separar con leyes
de los siglos, el voluminoso y arbilrario atavío
parciales y con remedios tumultuarios el bien
de infinitos comentadores, el grave aparato de
público del bien de cada u n o , y á elevar el
las formalidades eternas , y el apego de los mas
simulacro de la salud pública sobre el terror y
astutos habladores y menos temidos semidoctos.
sobre la desconfianza. Profundo y sensible filó-
Pero considérese que la clemencia es virtud del
sofo , deje que los h o m b r e s , hermanos suyos,
legislador, no del ejecutor de las leyes: que debe
gocen en paz aquella corta porcion de felicidad,
resplandecer en el Códice, no en los juicios par-
que el inmenso sistema establecido por aquel que
ticulares : que hacer ver á los hombres la posibi-
conocemos como primera causa, les permite
lidad de perdonar los delitos, y que la pena, no
gozar en este ángulo del universo.
es necesaria consecuencia suya; es fomentar el
alhago de la impunidad , y manifestar, que pu-
diéndose perdonar, las sentencias no perdonadas
CAPITULO XLVII.
son mas bien violencias de la fuerza que provi-
dencias de la justicia. ¿ Que deberemos pensar
Conclusión.
cnando el príncipe concede perdón, esto, es la
seguridad pública á un particular, y que con un
Con esta reflexión concluyo. L a gravedad de
acto privado de mal entendida beneficencia forma
las penas debe ser relativa al estado de la nación
un decreto público de impunidad ? Sean , pues,
misma. Mas fuertes y sensibles deben ser las im-
• w % s.Vw w w w w ÎA/VWI/W* I t v \ m \ m \ t m v \ w v v w t w v i w v m m » v w » w v

presiones sobre los ánimos endurecidos de un


N O T A S .
pueblo reden salido del eslado de barbarie. Al
feroz l e ó n , que se revuelve al golpe de un arma
limitada, lo abale el rayo. P e r o á medida que
los ánimos se suavizan en el eslado de sociedad
CAPITULO II. Derecho de castigar.
crece la sensibilidad, y creciendo esta debe dis-
minuirse la fuerza de la p e n a , siempre que -flHf -
quiera mantenerse una relación constante entre (a) H A sido criticada c o m o « n a aserción positiva , la
el objeto y la sensación. opinion de B e c c a r i a , que lodo h o m b r e q u i s i e r a , si fuese
posible , hallarse libre de las obligaciones q u e ligan á ios
D e cuanto hasta aqni se ha dicho puede sacarse
demás h o m b r e s , y h a c e r de si mismo e l c e n t r o de todas
uu teorema general muy útil, pero poco c o n -
las combinaciones del u n i v e r s o .
forme al uso , legislador ordinario de las nacio- E s t a critica es injusta. E l autor del libro de Los Delitos
nes , esto es : para que toda pena no sea violencia no ignora que s e m e j a n t e pretensión seria una ch m e r a ;

de uno ú de muchos , contra un particular ciuda- pues e l si fuese posible es una condicion q u e lo indica
m u y c l a r a m e n t e ; siendo indudable q u e d e b e c o n s i d e -
dano ; debe esencialmente ser pública , pronta , ne-
rarse como chimera querer un imposible. No se trata
cesaria , la mas pequeña de las posibles en Iris cir- aquí de un hombre sensato , ni de aquel m o m e n t o de
cunstancias actuales , proporcionada ú los delitos , reflexión en que el h o m b r e duda con precisión de las
dictada por las leyes. ventajas y de los inconvenientes que le r e s u l t a n dpi e s -
tado social contrapuesto al estado de libertad ilimitada dé-
cada individuo antes de su reunión ; se trata de aquellos
m o m e n t o s de pasiones y de'ignorancia, en q u e el h o m b r e
FIN. que ha consentido en p e r d e r una parte de su libertad ,
quisiera n o obstante e j e r c e r l a sin restricción ; se trata
de aquellos deseos oculíos y s i e m p r e existentes en el c o -
razon , por los i.ue sufrimos ¡ por la parte de libertad que

9*
iio NOTAS.
NOTAS. 21 I
h e m o s sacrificado, a pesar d e la v e n t a j a s que este sacri- informe. E l acusador es aquel que afirma que un tal ha
ficio nos ha procurado. cometido tal acción. E l autor ha conocido él m i s m o , q u e
« E l autor italiano sabe m u y b i e n , y l o dice en varias la regla del justo y del injusto es para el juez u n a s i m -
p a r t e s , que si la ley no obliga al individuo , ningún ple cuestión de hecho. T a m b i é n h a dicho que los decretos
miembro de la sociedad estará obligado para con él, y están s i e m p r e en oposidon con la libertad política, quando
que el individuo perdería en ello mas que ganaría. Pero no «on u n a aplicación particular de una máxima g e n e r a l .
t a m p o c o es m e n o s c i e r t o , q u e cada individuo e n el i n s - T r e s cosas son pues las que h a y que distinguir aqui : la
t a n t e de su pasión, y aun h a b i t u a l m e n t e , q u e r r í a , ó á lo máxima que el soberano e s t a b l e c e , el h e c h o particular
m e n o s d e s e a r í a , con u n deseo d é b i l , si s e q u i e r e , y que el acusador a f i r m a , y la aplicación que h a c e el j u e i
s i e m p r e r e p r i m i d o , p e r o q u e n o seria m e n o s - r e a l , de- de esta máxima á este h e c h o despues de haberlo hecho
searía, digo, q u e si fuese posible , las convenciones que constar. L u e g o el s o b e r a n o n o es la parte del acusado. ni
ligan á los demás no l e ligasen á é l . » ( N o t a inédita del tampoco es esta una razón para que no pueda s e r él
Abate Morellet.) juez. » ( N o t e de D i d e r o t . )

jfc.. t
CAP. I I I . Consecuencias.
Cap. V I . Proporcion entre los Delitos y las Penas.
(,b) E l P r í n c i p e e n los estados monárquicos es la parle
que persigue á'los a c u s a d o s , y h a c e q u e los castiguen ó ( c ) « Nuestras leyes no han distinguido ni los delitos,
absuelvan ; y si él m i s m o los juzgase , seria j u e z y parte. ni las p e n a s ; no h a n h e c h o mas que una división de lo*
F r e c u e n t e m e n t e t i e n e el P r i n c i p e e n estos mismos c r í m e n e s por su m o d o , por su especie , por su o b j e t o , y
estados las confiscaciones ; y si juzgase los d e l i t o s , seria por sus grados ¡ Q u e diferencia h a y sin embargo entre
de n u e v o juez y parte- ( M o n t e s q u i e u , Espíritu de la.'; los c r í m e n e s , por su objeto ! Los unos atacan mas d i r e c -
Leyes, lib. v i . cap. 5 . ) t a m e n t e los p a r t i c u l a r e s , y oíros el público; los unos al
— « E l soberano asegura e n g e n e r a l que , por tal s o b e r a n o , y otros al mismo D i o s . ! ¡ Q u e diferencias de
h e c h o ó en tal caso , e l contrato social queda violado ; los c r í m e n e s por sus grados! ¡ Cuantas variedades hay
pero n o por esto acusa de este h e c h o al h o m b r e que se que d e s i g n a r , y cuantos delitos que distinguir ! desde la
trata de juzgar : y e n el acto m i s m o e n q u e la parte p ú - i r r e v e r e n c i a hasta el sacrilegio , desde la m u r m u r a c i ó n
blica se queja contra él n o haee mas q u e pedir el que se hasta la sedición, desde la amenaza hasta el h o m i c i d i o ,
SI 2 NOTAS. NOTAS. ai3

desde la maledicencia hasta la difamación , y desde la para a r r a s t r a r aun unos dias enfermizos y dolorosos.
mas tosca ratería hasta la invasión! » ( S e r v a n , Discurso T a m p o c o la pena es mas severa c o n t r a el incendiario
sobre la Administración de la Justicia Criminal.) siempre que haya pasado e s c r ñ u r a de la casa que q u e m a ,
( d ) L a p r i m e r cosa que l l a m a mi atención en el aun cuando esta este situada en el c e n t r o de la ciudad , y
e x a m e n de las leyes penales inglesas en que e n t r e las por consiguiente la vida de algunos c e n t e n a r e s de ciuda-
diferentes acciones que los h o m b r e s están obligados de danos, expuesta á p e r e c e r en las llamas. » {¡Nlirabeau,
hacer diariamente, hay"ciento y sesenta , que un acto Observaciones sobre Bicétrr. )
del P a r l a m e n t o ha declarado c r í m e n e s capitales é i r r e - —LTn impostor, que se deci.i Constantino Ducas,movió
misibles , es d e c i r , q u e deben ser castigados de m u e r t e . una gran sublevation en Constantinop!a, fue cogido y con-
Y c u a n d o se busca la naturaleza de los c r í m e n e s que denado á la pena de azotes ; pero habiendo acusado este
componen este formidable catálogo , se e n c u e n t r a que rebelde á diversas personas de c o n s i d e r a c i ó n , le conde -*
son solo unas faltas q u e riierecerian apenas unos castigos náron como c a l u m n i a d o r a s e r quemado vivo. E s singular
c o r p o r a l e s , m i e n t r a s que omite las maldades de una cosa que hubiesen proporcionado asi sus penas e n t r e el
naturaleza la mas atroz. E l robo mas simple , cometido delito de l i s a magestad y el de calumnia. — S e t e n t a per-

sin ninguna especie de violencia;, es tratado algunas veces sonas se c o n j u r a r o n c o n t r a el e m p e r a d o r Basilio, el que-

como el c r i m e n mas e n o r m e . D e s c a r r i a r una oveja ó un m a n d o azotarlas , y q u e m a r l e s barba y pelo. Habiéndose


trabado la c o r n a m e n t a de un ciervo e n la cintura del
caballo, a r r a n c a r alguna cosa de las manos de un indi-
E m p e r a d o r , sacó la espada uno de su c o m i t i v a , cortó el
viduo , y h e c h a r á h u i r , robar c u a r e n t a s c h e l i n e s en una
c i n t o , y libertó á Basilio. E s l e m a n d ó que corlasen la
casa q u e se habita ( ó cinco en una tienda ; t o m a r en la
cabeza á su libertador, porque habia desenvaynado , decia
f a l t r i q u e r a de alguno el valor de doce p e n c e s ( c e r c a de
la espada c o n t r a él. Q u i e n podría discurrir que se h u b i e -
cinco r e a l e s de vellón , ó veinte y cuatro sueldos de fran-
sen dado ambos juicios en tiempo de un m i s m o empe-
e l a ) , son otros tantos c r í m e n e s que m e r e c e n la m u e r t e ,
rador ? — I.os ladrones crueles en la C h i n a son descuar-
al paso que no se juzga digno de una pena capital un
tizados , pero no los o t r o s ; esta diferencia es causa de
falso testimonio que amenaza la cabeza de un acusado, ni
que se roba , pero n o se asesina a l l í . — E n Ilussia , en q v c
un atentado sobre la vida, a u n q u e fuese la de un padre.
la pena de los ladrones y la de los asesinos es la misma ,
L a multa y la c á r c e l , son la sola espiacion que se exige
matan s i e m p r e : los muertos, dicen, no vienen á contarlo.
de aquel que habrá dado de puñaladas á un h o m b r e , de
(Montesq. Del Espíritu d las leyes, lib. v i . cap. 16.)
la m a n e r a la mas c r u e l , siempre que despues de un
largo p a d e c e r , le quede á este desgraciado bastante vida
314 NOTAS. NOTAS. 215
sicion que no es necesaria s o b r e esta clase de a c c i o n e s ; y

CAP. V I I . Errores en la graduación de las Penas. destruiría la libertad de los ciudadanos, a r m a n d o contra
ellos el zelo de las conciencias tímidas y él de las a t r e -
vidas.
(e) No pongo e n la clase de delitos que i n t e r e s a n á la
E l mal ha nacido de la i d e a , que es n e c e s a r i o v e n g a r
r e l i g i ó n , sino los q u e la atacan' d i r e c t a m e n t e , c o m o son
á la divinidad. P e r o es n e c e s a r i o h a c e r h o n r a r á la divi-
todos los simples sacrilegios. P o r q u e los delitos que t u r -
nidad , p e r o n u n c a vengarla. E n efecto , si esta última
ban el exercicio de ella , son de la naturaleza de aquellos
idea h u b i e r a de s e r el n o r t e de nuestra c o n d u c t a , c u a n d o
que ofenden el sosiego y seguridad de los ciudadanos, y
darían fin los suplicios ? y si las leyes h u m a n a s tienen ,
han de r e f e r i r s e á estas clases.
q u e v e n g a r á un s e r i n f i n i t o , se a r r e g l a r á n á su infinidad,
P a r a q u e la pena de los sacrilegios simple , se t o m e de
y n o á las flaquezas , ignorancias, y caprichos de los m o r -
la naturaleza ( i ) de las cosas , h a de consistir en la p r i - tales.
vación de cuantas v e n t a j a s proporciona la r e l i g i ó n ; la
Un historiador de P r o v e n z a ( i ) r e f i e r e un hecho,
expulsión del t e m p l o , privación t e m p o r a l ó pgrpetua de
que nos pinta m u y bien la impresión q u e puede producir
la sociedad de los f i e l e s , fuga de su p r e s e n c i a , execra-
en los espíritus débiles esta idea de v e n g a r la divinidad.
ciones , detestaciones y conjuros.
Acusado u n judío de h a b e r blasfemado c o n t r a la S a n t a
E n las cosas que t u r b a n el sosiego ó seguridad del e s - V i r g e n ' , l e condenáron á s e r desollado. V a r i o s caballeros,
tado , p e r t e n e c e n Jas acciones ocultas á la jurisdicción de e n m a s c a r a d o s , con u n cuchillo e n la m a n o , subieron al
la justicia h u m a n a ; pero en c u a n t o á las q u e ofenden á cadalso , del que e c h á r o n al v e r d u g o , para v e n g a r p o r si
la divinidad, n o h a y alli acción p ú b l i c a ; ni m a t e r i a de mismos el h o n o r u l t r a j a d o d é l a V i r g e n §antísima. . . •
d e l i t o ; pasa todo e n t r e el h o m b r e y D i o s , e l q u e por sí No quiero a d e l a n t a r m e á las reflexiones del lector.
solo a r r e g l a la me'dida y e l t i e m p o de sus venganzas. Y ( M o n t e s q . Del Espíritu de tas Leyes, lib. xiii. Cap. 4-)
si confundiendo las cosas el m a g i s t r a d o , hiciera también
pesquisas s o b r e el oculto s a c r i l e g i o , e j e r c e r i a una i n q u i -

(t) F.1 p a d r e Bongerel.

(1) P u b l i c ó tan extremadas l e y e s san L u i s c o n t r a los que juraban,

q u e el p a p a s e c r e y ó o b l i g a d o í advertirselo. Este principe moderó »

«lo, y templósut le yes. (Véame su¡ reglamentos.)


" CAP. I X . Bel honor.
»

( f ) E s t a razón es falsa. L a falta de claridad de los


CAP. X . De los duelos.
principios m o r a l e s , proviene del a g l o m é r a m i e n l o de las
pasiones h u m a n a s q u e los obscurecen , de la multiplici-
dad de sistemas fi'osóíicos, de la inatención , y de la i m - ( h ) « ¿ E n que consiste esta preocupación del duelo
becilidad de la m a y o r parte de los lectores. {Nota de que deberia tratarse de destruir ? E n la opinion la m a s
Brissot de Warcille.) extravagante y bárbara que j a m a s entró en el e n t e n d i -
(§•) H e m o s s e g u i d o , en esta f r a s e , un traductor i n - m i e n t o h u m a n o : s a b e r , que el valor suple á todos los
glés , que lia abreviado un poco el o r i g i n a l , para h a c e r l e deberes de la sociedad; que un h o m b r e no os ya falaz ,
mas claro. H é aquí el?textoT.< S e g ú n los diferentes as - p i c a r o , c a l u m n i a d o r ; que es civil, h u m a n o , y político,
pectos bajo los cuales la idea del h o n o r se presenta al cuando sabe batirse ; que la m e n t i r a se cambia e n v e r -
entendimiento , asi ella también e n c i e r r a algunas veces , dad ; que el robo llega á s e r l e g í t i m o , la perfidia h o n -
y otras e x c l u y e , algunos.de estos e l e m e n t o s que la c o m - rada , la infidelidad laudable, tan luego como t o d o esto
ponen , no c o n s e r v a n d o en estas diversas situaciones , se sostiene con el a c e r o en la m a n o : que una afrenta
mas que un p e q u e ñ o n ú m e r o de elementos c o m u n e s , queda s i e m p r e bien reparada con una estocada, y que
como varias cantidades algébricas admiten u n común n u n c a se tiene culga con u n h o m b r e , con tal q u e se l e
divisor. P a r a hallar este divisor común de las diferentes mate.
ideas que los J i o m b r e s se f o r m a n del h o n o r , hechemos
H a y , yo lo c o n f i e s o , o t r o caso diferente e n que la
una mirada rápida sobre la formación de las sociedades.»
gentileza se mezcla con la c r u e l d a d , y en el q u e n o se
(Traducción de Mor el!el.)
m a t a á la g e n t e m a s que p o r casualidad ; es el e n que se
E s lástima de que haya dos ó tres pasages como e s t e , baten á. p r i m e r a sangre. A p r i m e r a s a n g r e , ¡ o h Dios !
e n la admirable obra de tos Delitos y de las Penas; pero ¿ Y que quieres t u h a c e r de. esta s a n g r e , bestia feroz ?
nuestra simple d e b e r de t r a d u c t o r nos obliga á p r e s e n - ¿ T e la quieres b e b e r ? . . . ( J . J . R o u s s e a u , Carta á
tarlo todo con fidelidad. Dalembert sobre los espectáculos.)
pública y gozarían de la de la ley ! . . . - y la vida y el

C A P . X I I I . De los testigos. h o n o r de los ciudadanos d e p e n d e r í a n de su t e s t i m o -


nio ! . . . ( Nota de D i d e r o t . )

( i ) « Q u e se m e p e r m i t a el r e c o r d a r u n a c o s t u m b r e (&) L a r a z ó n exige dos t e s t i g o s ; p o r q u e la deposición


m u y a n t i g u a y b a s t a n t e r e c i b i d a e n g e n e r a l e n los t r i - de u n t e s t i g o q u e a f i r m a , y un r e o q u e n i e g a , f o r m a n
b u n a l e s , q u i e r o d e c i r el uso de p u r g a r la i n f a m i a de los u n e m p a t e , y u n t e r c e r o es n e c e s a r i o para d e s v a n e c e r l e .
testigos p o r m e d i o del t o r m e n t o , c o m o si l a f u e r z a ó la ( M o n t e s q . Del Espíritu de las leyes. L i b . x n . cap. 3 . )
debilidad de los m ú s c u l o s pudiese d e c i d i r de l a b u e n a o « A u n q u e p o r este m e d i o se escapan a l g u n o s c r í m e -
m a l a r e p u t a c i ó n , y c o m o si u n o s testigos f u e r t e s y n e r - n e s de la v e n g a n z a de los t r i b u n a l e s h u m a n o s , p o r q u e
viosos e r a n p r e c i s a m e n t e los m a s hábiles p a r a el tesU- 110 h a y m a s q u e u n t e s t i g o , este i n c o n v e n i e n t e es me-
m o n i o ! ¿ N o s e r i a esto d e c i r q u e d e p o n e n su i n f a r m a en n o s q u e a q u e l en q u e se e s t a r i a expuesto , si los b i e n e s
los t o r m e n t o s de la m i s m a m a n e r a q u e las serpientes y la vida de cada u n o d e p e n d i e s e n de la habilidad para
d e j a n su h o r r o r o s o d e s p o j o e n t r e los a b r o j o s y las m a l e - m e n t i r y d e la d e s v e r g ü e n z a de u n m a l v a d o . » ( P u l f e n -
zas ? . . . (Paul R i u i , Observaciones sobre el proceso d o r f , Derecho de la naturaleza y de gentes. L i b , v.

criminal.) ( l ) E s t e e x c e l e n t e capítulo v a l e m a s , sin tfue se diga


( j ) E l autor h a dicho ( c a p . x v m . ) : « La pena de c o n t r a , q u e t o d o e s e c o n j u n t o de cosas p r e c o n i z a d o p o r
i n f a m i a p r i v a al c i u d a d a n o de la c o n s i d e r a c i ó n , y de la m u c h o s c r i m i n a l i s t a s s o b r e los testigos. P e r o n o es m a s
confianza q u e la sociedad l e a c o r d a b a . » L u e g o el c o n d e - q u e u n texto muy corto, p r o p i o para d a r á luz unas

n a d o está e n el m i s m o caso q u e el h o m b r e n o t a d o de glosas b i e n filosóficas y b i e n útiles. ( Nota de B r i s s o t de

infamia , pues q u e a m b o s lian p e r d i d o la c o n f i a n z a pu- Warville.

blica ; y en tal caso sus t e s t i m o n i o s n o d e b e n ser reci-


bidos m a s q u e c o m o u n o s indicios y n o c o m o pruebas.
« L o s testigos d e b e n s e r c r e í d o s c u a n d o n o t i e n e n n i n -
CAP. X V . Acusaciones secretas.
g ú n i n t e r é s en m e n t i r . » P e r o , ¿ q u i e n p u e d e asegurarse,
n u n c a de q u e los m a l o s é i n f a m e s n o t e n g a n a l g u n a ani-
[ m ) « S i es del i n t e r é s de las sociedades eljque los delitos
mosidad , algún r e n c o r p e r s o n a l , ó algún m o t i v o oculto
110 q u e d e n i m p u n e s , d e b e s e r l o a u n m u c h o m a s el q u e
p a r a s o r p r e n d e r la r e c t i t u d de los J u e c e s ? S i se debe
los i n o c e n t e s n o s e a n e n t r e g a d o s á unossuplicios c r u e l e s ,
dar c r é d i t o á testigos s e m e j a n t e s , ¿ q u i e n o s a r á r e p o s a r
y el que n o se h a g a n e j e m p l o s en la p e r s o n a de aquellos
s o b r e su i n o c e n c i a ? P u e s q u é , h a n p e r d i d o la c o n f i a n z a
que n o están expuestos á la corrección pública mas que
m o n u m e n t o de la bárbara legislación de nuestros p a -
porque s e admiten c o n t r a ellos los h o r r o r e s de la calum-
dres , quienes honraban las pruebas del f u e g o , del agua
nia. » ( H e i n e c c i u s , citado en las observaciones de Pablo
h i r v i e n d o , y de la s u e r t e dudosa de los c o m b a t e s , que
Rizzi , sobre el proceso criminal.)
llamaban juicios de Dios : como si los eslabones de esta
cadena e t e r n a , cuyo principio s e halla en el seno de la
divinidad, pudiesen desunirse y r o m p e r s e á cada m o -
m e n t o , á voluntad de los c a p r i c h o s , y d é l a s frivolas
CAP. X V I . Del tormento.
instituciones de los h o m b r e s . »
(<7) S e r í a m e j o r dicho : « La c o n s t a n c i a , la paciencia,
(ra) « S e debe t e n e r por d e m e n t e al h o m b r e que á sí la fuerza del s u f r i m i e n t o , la resistencia al dolor , « y no
m i s m o se acusa de u n c r i m e n , porque solamente puede la sensibilidad. « L a sensibilidad de todo h o m b r e es limi-
h a c e r l o p o r un exceso de f u r o r , e n un estado de em- tada , » s i g n i f i c a que existe un grado de s u f r i m i e n t o ,
briaguez , por inadvertencia , por la fuerza del d o l o r , ó pasado el c u a l , el h o m b r e es i n s e n s i b l e ; y precisamente
p o r t e m o r de los tormentos. Nadie puede hablar contra no es e s t o 'lo que aquí h a querido dar á e n t e n d e r el
s í , para p e r d e r s e , á m e n o s de n o s e r violentado. » a u t o r . ( N o t a de D i d e r o t . )
(Ouintiliano en sus declam.) ( r ) « U n a m u g e r viuda del lugar d e Y c c i desapareció
( o ) S i el autor hubiese d i c h o : « U n c r i m e n n o puede r e p e n t i n a m e n t e , sin q u e ' d e s d e entonces volviese á s e r
s e r castigado sino para evitar que otros h o m b r e s c o m e - vista en n i n g u n o d e los lugares circunvecinos ; la noticia
t a n o t r o s s e m e j a n t e s , ó que el mismo h o m b r e no c o - corrió que algún malvado la habia asesinado y e n t e r r a d o
m e t a otros , « habria conocido e l m i s m o el vicio de su su cadaver e n algún parage oculto , para que su crimen
razonamiento. M i e n t r a s que el autor de u n vicio es fuese mas ignorado. E l juea criminal de la provincia
ignorado , no es castigado ; está libre y puede h a c e r de mandó h a c e r las pesquisas. Sus agentes descubrieron ,
su libertad el mismo uso que antes ha h e c h o . Asi p u e s , p o r casualidad , á un h o m b r e escondido e n t r e unas m a -
para impedir que vuelva á h a c e r mal es de toda utilidad lezas , que les pareció estaba c o m o asustado y t e m e r o s o ;
«1 que sea descubierto. ( Nota de D i d e r o t . ) p r e n d i é r o n l e , y con la sola sospecha de que era el autor
del c r i m e n , fué denunciado á la presidencia provincial.
( p ) H e aqui la traducción literal de este pasage que
Este desgraciado manifestó sufrir el t o r m e n t o con
Voltaire hallaba demasiado metafi'sico :
v a l o r ; p e r o , p r o b a b l e m e n t e por un efecto de desespe-
« E s t e infame medio de descubrir la verdad , es un
ración , ó tal vez cansado de vivir, concluyó por decía-
rarse reo. P o r sola su d e c l a r a c i ó n , sin mas pruebas , fué otra cualquiera pena y p o r la m i s m a razón. ( Nota

sentenciado á m u e r t e y ejecutado. D o s años despues d e de Diderot.)


esta ejecución , l a m u g e r q u e c r e i a n m u e r t a , y q u e no ( / ) Cuan débil es esta razón ! H u y e n de un bosque
estaba sino a u s e n t e , volvió al L u g a r . L a voz pública se á otro. P a s a n de una ciudad á otra ; ¿ p e r o se destierran
elevó contra los J u e c e s . I l a b i a n c o n d e n a d o al acusado del E s t a d o ? Y aun quando se desterrasen ¿ la hu-
( c o m o sucede con f r e q u e n c i a ) , sin h a b e r antes h e c h o manidad para con un c u l p a b l e debe s e r antepuesta
constatar el h o m i c i d i o . » ( A n n c e u s R o b e r t , Itecopilacion al cuidado de limpiar los pueblos de los salteadores
de sentencias, citado en las observaciones de Pablo de c a m i n o s , y de los asesinos que se envian á ellos
R i z z i , sobre el proceso criminal.) por u n a falsa compasion ? C o n s i d é r e s e q u e unos c u a n -
« E n los c r í m e n e s capitales, sino h a y otras p r u e b a s , tos m i n u t o s de t o r m e n t o qne se haga p a d e c e r á un
lasóla confesion de un acusado n o basta para c o n d e n a r l e , malvado (convicto), pueden salvar la vida a cien i n o -
p o r q u e pudiera m u y b i e n a c o n t e c e r que la confesion ' centes q u e van á p e r e c e r e n t r e las m a n o s de sus c ó m -
procediese de turbación ó desesperación. » (Domat. plices, y el t o r m e n t o p a r e c e r a ( entonces) un a c t o d e
Leyes civiles, etc. Lib. i n , séc. 5 . ) h u m a n i d a d . ( N o t a de D i d e r o t . ) P e r o D i d e r o t se ha

(s) E l autor no debe disimularse de q u e está aquí lo e n g a ñ a d o . L a supresión del t o r m e n t o ha convencido d e

más f u e r t e de la dificultad , y la parte débil de su res- su inutilidad; y B e c c a r i a , s u p r i m i e n d o los suplicios crue-

puesta. Se dá tormento á un acusado , para descubrir les , ha h e c h o d e s a p a r e c e r , en c i e r t o m o d o , los g r a n d e s

sus cómplices, y es c i e r t o de que todos los (lias s e d e s - • malvados.

c u b r e n por este medio c r u e l . T o d o el m u n d o a b o r r e c e


el t o r m e n t o antes de la convicción del Crimen ; p e r o e n CAP. X V I I I . Be los juramentos.
un c r i m i n a l se necesita a m a s este t o r m e n t o para a r r a n -
( « ) E s t a proposición n o es ni verdadera ni filosófica :
c a r l e , ademas de la confesion de sus cómplices y el m e -
E l a u t o r . adoptándola , pone en las m a n o s de los devo-
dio d e c o g e r l o s , la indicación de las pruebas para con-t
tos f a n á t i c o s una a r m a peligrosa de la que se sirven con-
vencerlos. L a pena del c r i m e n está justificada por la
t r a r i m i s m o . E s t a m á x i m a sirve de pretexto para paliar
necesidad de evitar otros : luego si el c r i m e n es de n a t u -
' a s persecuciones que las letras y la filosofía e x p e r i m e n -
raleza á q u e se l e pueda s u p o n e r cómplices , c o m o los
tan. A d e m a s , esta opinion no se concilia con las otras
robos y asesinatos cometidos por a t r o p a m i e n t o , y que ,
ideas esparcidas e n esta e x c e l e n t e o b r a , (Nota inédita
ni los testigos ni las pruebas bastan p a r a d e s e n r e d a r el
del A b a t e M o r e l l e t . )
hilo de la complicidad , el t o r m e n t o s e r á j u s t o como
CAP. X I X . Prontitud de la pena. ( * ) « T a n luego como el e j e m p l o del c r i m e n se h a
dado, no hay ya que p e r d e r u n m o m e n t o , es m e n e s t e r
que el del castigo le siga. S i se difiere , todo es p e r d i d o ;
v» « Echad una mirada sobre estos tristes m u r o s ,
y puede s e r que una multitud de malos ciudadanos, n o
en donde la libertad h u m a n a está e n c e r r a d a y cargada
esperasen mas que una vislumbre del e j e m p l o , para
de h i e r r o s , en donde á veces la i n o c e n c i a está c o n f u n -
inflamar los vicios ya preparados.... H e aquí e l grande
dida con el crimen.... A c e r c a o s ; y si el ruido h o r r e n d o
objeto de la justicia c r i m i n a l , un e j e m p l o para lo v e n i -
de los hierros , si las tinieblas espantosas , y unos g e m i -
dero , m a s bien que la venganza de lo pasado. Esta es
dos sordos y lejanos , hiriendo vuestro c o r a z o n , n o os
una pasión de que las leyes están exentas. » ( S e r v a n ,
h a c e n r e t r o c e d e r a m e d r e n t a d o , e n t r a d en esta estancia
Discurso sobre la administración de la justicia cri-
de*dolor...., y bajo de estas facciones ó rasgos d e s f i g u -
minal. )
r a d o s , contemplad á vuestros s e m e j a n t e s lacerados p o r
(j) « E l marques de B e c c a r i a h a observado muy
el peso de sus h i e r r o s , medio cubiertos de a n d r a j o s ,
b i e n , que las dilaciones prolongadas e n t r e el c r i m e n y
infestados por un a y r e que j a m a s f e renueva y p a r e c e
la pena , destruyen casi todo el fruto q u e se podia espe-
que se i m p r e g n a e n el v e n e n o del c r i m e n , roídos vivos
r a r del e j e m p l o , E l delito está y a o l v i d a d o , tan luego
p o r los mismos insectos que devoran los cadáveres e n
c o m o la sentencia se h a puesto en e j e c u c i ó n . E l espec-
los sepulcros, nutridos apenas c o n algunas substancias
tador no ve mas que el castigo del c r i m i n a l , e n la m u e r t e
groseras distribuidas con m e s q u i n d a d , continuamente
del individuo. P o r una consecuencia necesaria , ningún
consternados por los gemidos de sus desgraciados c o m -
sentimiento lleva consigo de la equidad de la l e y , ni del
pañeros , y las amenazas de u n guardian inhumano,
riesgo-de violarla; todas sus afecciones se r e d u c e n á una
y menos atemorizados p o r el suplicio que atormentados
'compasion e s t e r i l , por los dolores del desgraciado que
por esperarle ; en este largo m a r t i r i o de todos sus s e n -
ha visto p e r e c e r .
tidos, estos desventurados piden una m u e r t e , mas dulce
« P e r o hay una razón m u c h o m a s importante aun
que su vida desdichada. Si estos h o m b r e s son culpables,
para que una vez que el delito se h a y a c o m e t i d o , se.
aun son dignos de compasion ; y el magistrado que di-
forme al preso el p r o c e s o , lo mas p r o n t o posible, y es
fiere su s e n t e n c i a , es manifiestamente i n j u s t o para con
la de que este puede m u y bien manifestar su inocencia.
ellos.... P e r o si estos h o m b r e s son i n o c e n t e s . . . . » ( S e r v a n ,
E l e n t e n d i m i e n t o h u m a n o n o puede , sin penetrarse d e
Discurso sobre, la administración de la justicia cri-
h o r r o r , c o n c e b i r l a cuestión preparatoria que en F r a n c i a
minal. )
se empleaba otras veces. Y b i e n ! el encarcelamiento
largo t i e m p o antes del p r o c e s o , d i m a n a del m i s m o o r i -
gen , aunque no está a c o m p a ñ a d o de la misma crueldad; CAP. X X I V . Ociosos.
p u e s , en los dos casos, se empieza p o r infligir una p e n a ,
y despues se examina con despacio si el desgraciado que {aa) « S e ve con frecuencia un ciudadano que rehusa
la sufre es i n o c e n t e ó culpable. Al cabo de siete ú o c h o á la sociedad el tributo de sus fuerzas ó de su i n d u s t r i a ;
meses q u e está privado de su libertad , despues de h a b e r un h o m b r e ocioso empieza á s e r u n malvado. S e ase-
sufrido en este intervalo todos los h o r r o r e s de la prisión, ifceja á los licores que se c o r r o m p e n r e p o s a n d o , des-
el infortunado es conducido enfin d e l a n t e del J u e z que, t r u y e n pronto el vaso que los contiene , y es m e n e s t e r ó
sobre sus i n t e r r o g a t o r i o s , l e d e c l a r a p e r f e c t a m e n t e ino- a r r o j a r l o s al m o m e n t o , ó hacerlos f e r m e n t a r de n u e v o .
cente. ¿ Q u e resulta de esto ? A la v e r d a d , su r e p u t a - — E l h o m b r e público , si es vigilante , no dará tiempo á
ción queda r e s t a b l e c i d a , p e r o su salud n u n c a lo estará ; que la ociosidad pueda cambiarse en vicio. P i d i é n d o l e
puede ser t a m b i é n que h a y a perdido para s i e m p r e los c u e n t a de su inacción , le c o r t a r á de una vez el c a m i n o
medios de g a n a r su vida , y q u e e n c u e n t r e á 'su d e s g r a - del c r i m e n ; hará s e n t i r al ciudadano ocioso q u e h a -
ciada familia en algufta casa de misericordia", en donde biendo llegado á s e r sospechoso, es medió c r i m i n a l , y
la vergüenza y la m i s e r i a la h a n obligado á refugiarse. » que e n lo v e n i d e r o , v i c t i m a e n t r e g a d a á la j u s t i c i a ,
( Mirabeau , Observaciones sobre Bieétre.) todas .sus a c c i o n e s serán c o n t i n u a m e n t e espiadas. ¿ Q u e

• y- ' " - s e r á la ociosidad para aquel á quien se quita toda e s p e -


ranza de h a c e r mal ? O se c o r r e g i r á , ó estará obligado á
abandonar una t i e r r a q u e d a m e n t e n u t r e á aquellos
CAP. X X I I I . Infamia.
que la fructifican. » ( S e r v a n , Discurso sobre la Admi-
nistración de la justicia criminal.)
(0 D e s e a r í a q u e el a u t o r h u b i e r a h e c h o c o n o c e r la
i m p r u d e n c i a que se c o m e t e de i n f a m a r al h o m b r e , y al
mismo t i e m p o d e j a r l e libre. F.ste m é t o d o a b s u r d o , llena
nuestros bosques d e asesinos. ( Nota de Diderot.) Es
CAP. X X V . Destierros y Confiscaciones.
inútil el añadir de que estas cosas h a n cambiado un poco.

(Ib) Confiscaciones por c r í m e n e s : a t r o c i d a d , estí-


m u l o en los jueces para que hallen c u l p a b l e s , s o b r e todo
en la multitud codiciosa y pobre , de los J u e c e s s u b a l -
ternos.
vergüenza y t e m o r de la infamia , son motivos represivos
O t r a atrocidad : y es q u e si sucede de que el h o m b r e que p u e d e n c o n t e n e r muchos delitos. L a m a y o r pena de
sea i n o c e n t e , pero que haya estado detenido en las c á r - una acción será su convicción. L u e g o las leyes civiles c o r -
c e l e s , su crédito y su fortuna se han p e r d i d o , y su c o - r e g i r á n allí mas f á c i l m e n t e , y no n e c e s i t a r á n de tanta
m e r c i o trastornado. Algunas veces ha salido estropeado fuerza. U n b u e n legislador e n estos estados, se dedicará
por resultas de la cuestión , ó t o r m e n t o ; su salud esta m é n o s á casligar los delitos q u e á impedirlos , y mas se
alterada, y él enviado sin indemnisazion d e s ú s pérdidas. aplicará á introducir las buenas costumbres que á i m p o -
La l e y coge todo al culpable , p e r o nada restituye al ino- n e r suplicios.
c e n t e . D i c h o s o aquel que puede escaparla. (Ñola inédita La experiencia h a h e c h o r e p a r a r q u e , en los países en
de D i d e r o t . ) que son suaves las penas , h a c e n igual impresión en el
á n i m o del c i u d a d a n o , que e n las demás partes las duras.
E x a m í n e s e la causa de todas las r e l a x a c i o n e s ; y se
verá que d i m a n a de la impunidad de los delitos, y no de
CAP. X X V I I . Bu/zura de las penas. las penas moderadas. — S i g a m o s á la naturaleza , que
dió la v e r g ü e n z a á los h o m b r e s c o m o un azote ; y c o n -

{ce) Y o n o c r e o esto. S i n duda que la c o s t u m b r e de sista la m a y o r parte de la pena e n la infamia de sufrir. —

sufrir hace el q u e las a l m a s sean insensibles, y la dureza S i se hallan unos paises en que la v e r g ü e n z a no es una

del g o b i e r n o produce este efecto ; p e r o cuando el estado consecuencia del suplicio, p r o c e d e esto de la tiranía , que
de i n o c e n c i a llegue á s e r suave y tranquilo , las penas ha impuesto iguales penas á los malvados q u e á los h o m -
reservadas p a r a el c r i m e n , a t e m o r i z a r á n sin e n d u r e c e r , bres honrados. (Montesq. del Espíritu de las leyes ,
sin familiarizarse con la idea d e l l e g a r á t e n e r los huesos Lib. vi. cap. 9 y 1 a . )
rotos , y de m o r i r en el suplicio. - E n esta parte soy
del m i s m o p a r e c e r del a u t o r , s o b r e la inútil atrocidad
de las penas. Asi es q u e combato sus r a z o n e s , pero no CAP. X X V I I I . De la pena de muerte.
sus principios. ( N o t a de D i d e r o t .
ee) « E l demasiado rigor contra un culpable repugna
(dd) La severidad de las penas c o n v i e n e mas á los
á la h u m a n i d a d , porque no está a u n bien decidido por
G o b i e r n o s despóticos , cuyo principio es el t e r r o r , que á
los principios del d e r e c h o n a t u r a l , hasta que punto la
los monárquicos ó republicanos que tienen , por móvil el
h o n o r y la virtud. vida de un h o m b r e llega á estar en el poder de los d e -

E n los estados moderados , el a m o r de la patria , la


mas. » ( E l barón de Biclfeld, Institución política,
desesperación no termina sus males, pero si los em-
cap. 4. )
pieza. E s t e cuadro es aun mas h o r r o r o s o , que el de el
Como la vida es el mayor de todos los b i e n e s , por
t o r m e n t o y el suplicio que presenta , es en efecto mas
esto cada uno ha consentido, en que la sociedad tuviese
cruel que la misma m u e r t e . P e r o porque da unos ejem-
el derecho de quitarla á aquel que lo hiciese á otro.
plos frecuentes y duraderos , su eficacia le hace p r e f e -
Nadie sin duda ha querido dar el d e r e c h o á la sociedad
rible al último suplicio , que n o dura mas que un ins-
de quitársela cuando esta quisiese, p e r o comó tam-
tante , y sobre el cual los criminales mas decididos, t o -
bién cada cual está ocupado e n conservar la s u y a , y que
man ' c o n frecuencia su resolución. Lie a q u i , según m i
ninguno preve'e por e'l mismo la n i n g u n a voluntad que
m o d o de p e n s a r , la m e j o r razón para p r e f e r i r al h o m i -
tenia entonces para atentar á la de su próximo , ninguno
cidio , una larga y doloiósa esclavitud. ( N o t a de D i d e r o t . )
ha visto tampoco sino la v e n t a j a d e infligir la pena d e
' gg) E l revestir al h o m b r e del empleo de v e r d u g o ,
m u e r t e , para la seguridad, la defensa y la venganza
es degradar la humanidad , y es inconcebible el hallar
pública. E s m u y fácil de concebir que el h o m b r e que
quien consienta á esta degradación en su persona. D u d o
dice : « Y o consiento á que se m e quite la vida,si atento
milcho que ninguna educación h u m a n a pueda inclinar á
á la de los d e m á s , » se dice á sí mismo : «Yo no atentare
estas funciones á alguna bestia p o r feroz que sea. L u e g o ,
á ningi n a ; y asi la ley será en m i favor , y no en mi
este es un i n c o n v e n i e n t e de los de la pena de m u e r t e ;
contra. » E s t e pacto sienta tan bien á el orden de la
á menos que. los culpables n o se c o n d e n e n ad bestias,
naturaleza , que con frecuencia se hace>11 las sociedades
como hacian los R o m a n o s ; lo que m e parece menos
particulares, como en las c o n s p i r a c i o n e s , en donde se
contrario á la h u m a n i d a d , aunque es en sí m u y i n h u -
j u r a de bañarse .en la sangre de aquel q u e revele el s e -
mano. ( Nota inédita del sítate jNlorellet.)
creto. E n cuanto á la justicia de esta p e n a , está fundada
E l desprecio legítimamente fundado hácia los e j e c u -
sobre la convención y sobre la utilidad c o m ú n . Si ella es
tores de la justicia , del cual es casi imposible se pongan
necesaria , sin duda es justa ; p e r o queda á s a b e r si en
á c u b i e r t o , ha sido g e n e r a l en todas las naciones y en
efecto es necesaria. (No.'a de D i d c r o t . )
todos los tiempos. L a aversión que se tiene á las f u n -
{//) Y o pienso lo m i s m o , y es imposible de dejar de
ciones de juez c r i m i n a l , y que toda la razón n o puede
penetrarse de las razones que dá el autor. P e r o yo o b -
v e n c e r ; funciones necesarias , que para llenarlas, una
servo que r e n u n c i a , y con r á z o n , á su principio de dul-
alma un poco sensible no comprende como hay quien lo
zura y de humanidad en favor del criminal. En 1as ca-
haga , he aqui unas contradicciones inexplicables. E n a l -
denas bajo los golpes , y entre las barras de hierro, la
guuas jurisprudencias, se concede la vida al criminal
ni otros d e s g r a c i a d o s , dignos de tanta c o m p a s i o n , se
que por su orden se la quita á sus comañeros.... E s t e es
atemorizarían t a m p o c o .
un m e d i o m u y seguro de h a c e r que los m e n o s culpables
(ii) E n t r e las consideraciones que el autor acumula
perezcan , salvando al mismo tiempo á los mas male'vo-
contra la pena de m u e r t e , se l e h a escapado una muy
los. (Nota inédita de D i d e r o t . )
poderosa para un corazon justo. Los jueces mas í n t e -
(hh) E s t o no prueba que la pena de m u e r t e sea i n -
gros , que p r o n u n c i a n la ley mas clara , y despues de
justa. H e explicado el como la voluntad pública habia
las pruebas que les p a r e c e r á e x c l u i r , c o m o se dice,
suscrito á ella, y también como es natural de que las
la posibilidad de la inocencia , n o serán s i e m p r e infali-
leyes h a y a n impuesto la m u e r t e al matador. E l h o r r o r
bles. P o d r a n s i , confundir alguna vez al i n o c e n t e con e l
que se tiene al verdugo dimana de la compasion que «1
culpable, y c o n d e n a r l e c o m o tal. ¿ Y si d e s p u e s , su
h o m b r e t i e n e á su s e m e j a n t e , la que seria igual si le
inocencia sale p r o v a d a , que dolor no t e n d r á n por-haber
viese e n este estado donde la desesperación no termina
cometido una injusticia irreparable ? ¿ P o d r á n nunca
sus males , pero si los empieza. A r m a d al verdugo con
consolarse de "un e r r o r tan funesto ¿ ( Acordarse de la
cadenas y látigos; reducid su e m p l e o , y dadle la f a c u l -
sentencia de Calas.)
tad de h a c e r que la vida sea odiosa al criminal , y este
E n t o n c e s e l medio mas seguro de r e p a r a r esta f a l t a ,
espectáculo de d o l o r , del cual e'l será el m i n i s t r o , le
es el de n o p r o n u n c i a r j a m a s la pena d e m u e r t e . L o s
hará a b o r r e c e r lo m i s m o ; y n o por esto será menos
j u e c e s que h u b i e s e n condenado á un i n o c e n t e , serian
justa la pena que hará sufrir al culpable. L u e g o el h o r -
demasiado dichosos de p o d e r , n o s o l a m e n t e justificar
r o r que se le t i e n e , n o es solamente una reclamación de
su r e p u t a c i ó n , p e r o si h a c e r cesar sus desgracias, y
la n a t u r a l e z a , p e r o sí u n m o v i m i e n t o m a q u i n a l , una
dar la l i b e r t a d , que es m a s que la vida , á un desventu-
repugnancia física que el h o m b r e e x p e r i m e n t a al v e r
rado, á quien h a b r á n privado de ella sin razón. Se
sufrir á o t r o , de todo lo cual nada concluyo contra la
podrán consolar d e h a b e r podido i n f a m a r la i n o c e n c i a ,
bondad de la ley. S e n t a d o esto una dura y c r u e l escla-
apresurándose de romper sus cadenas , besar las
vitud , es p u e s , una pena preferible á la de m u e r t e ,
señales, y horaria» con sus lágrimas. — D e q u e se sigue
ú n i c a m e n t e porque es m a s eficaz; y ademas es m e n e s t e r
que la pena d e m u e r t e es i n i c u a , e n c u a n t o quita á la
observar d e cjue esta esclavitud no será un suplicio h o r -
inocencia , i n j u s t a m e n t e c o n d e n a d a , toda esperanza de
roroso m a s cjue e n un pais en que el estado del pueblo
gozar de toda rehabilitación , y. á los j u e c e s que han
será b e n i g n o y cómodo. Ademas si la condicion de los
tenido la desgracia de condenarla , todo m e d i o de re-
¡nocentes fuese casi tan penosa como la de los culpables,
los sufrimientos de estos n o parecerían ya u n suplicio ,
NOTAS.
NOTAS. 2 35
parar esta h o r r o r o s a falta. ( N o t a inédita del abate
vivido e n t r e veinte hombres. El legislador criminal
Morellet.)
ignora el p r e c i o de la vida de un h o m b r e de t r e i n t a
( j j ) L a d e s e r c i ó n , es a u n u n a r e f l e x i ó n s o b r e la pena
años. ( N o t a inedita de D i d e r o t . )
de m u e r t e que se h a aplicado á este d e l i t o , q u e 110 ha
sido examinado por el autor. H a y m u y pocos á quienes
la pena de m u e r t e m e p a r e c e h a b e r sido aplicada con mas
i n c o n s e c u e n c i a , s i s e t i e n e p r e s e n t e q u e el desprecio déla
GAP. X X I X . Be la prisión.
m u e r t e es p r e c i s a m e n t e l o q u e se q u i e r e inspirar á los
soldados. S e podra d e c i r q u e el ge'nero d e muerte, es dife-
r e n t e ; que c u a n d o es ignominioso puede a t e m o r i z a r álos (kk) « E l aparato y la forma en la arrestacion influyen

valientes q u e c o r r e n h á c i a u n a m u e r t e g l o r i o s a . P e r o aqui m u c h o sin duda , pero e n el fondo h a y u n a diferencia

esta diferencia es casi nula , pues q u e la p e n a de m u e r t e real. L a prisión .militar , en la opinion pxiblica , no s u -

c o n t r a un desertor á los m e n o s e n la m a y o r p a r t e de los pone mas q u e una falta de disciplina ; la civil supone un

casos , n o t i e n e nada de i n f a m a n t e . Asi es q u e esta c o n - delito c o n t r a la policía, y esta interesa mas d i r e c t a m e n t e

tradicción e n t r e el espíritu militar y la ley a r r a s t r a un al orden y á la tranquili dad pública. H e aqui p o r q u e esta

sin n ú m e r o de infracciones. U11 soldado , á q u i e n a l g u - última causa mas vergüenza. E l autor h a d i c h o , en

nos de sus compañeros p r o p o n e n el d e s e r t a r , si accepta cuanto al contrabando , que no trae consigo ninguna

la proposicion no es m a s que por el t e m o r de s e r des- infamia ; q u e los delitos que los h o m b r e s c r e e n no po-

honrado e n el espíritu de e s t o s , y no pasar por uu derles ser nocivos , no les interesa bastante para excitar

cobarde que t e m e á la m u e r t e . ( N o t a inédita del la indignación pública. » {Nota JcDiderot.)


abate Morellet. )

E l castigo de m u e r t e no se gradúa. No es m a s que la


cesación de la vida t a n t o p a r a el J o v e n de 18 a ñ o s , como
para el h o m b r e de sesenta. D e ningún modo m e parece
GAP. X X X . Procesos y prescripciones.
que esto sea indiferente.
Cuando se s e n t e n c i a á muerte á un hombre de (II) Brissot de W a r v i l l e ha r e f u t a d o , en su Teoría

treinta años n o se sabe lo que se h a c e n . No se há de tas leyes criminales , la opinion d e B e c c a r i a sobre la

calculado, sin d u d a , d e q u e es el solo que ha s o b r e - duración de la instrucción. E l pensador Brissot p r e t e n d e ,


y puede s e r con razón , que la i n s t r u c c i ó n de un cri-
m e n n o debe h a c e r s e con demasiada precipitación. »
( Nota de M . C h a i l l o n , uno de los primeros traduc- CAP. X X X V I I . Atentados , cómplices, impunidad.
tores de B e c c a r i a . )
( m i n ) E s t o no es c i e r t o , á lo m e n o s e n F r a n c i a ,
(00) L a i n c e r t i d u m b r e d e los t r i b u n a l e s , y la d e b i -
donde ha pasado e n axioma q u e no s e a d m i t e un se-
lidad de la l e y por lo que r e s p e t a á un c r i m e n no c o n o -
gundo p r o c e d i m i e n t o por u n h e c h o y a juzgado. ( Nota
cido , son de pública notoriedad. E n vano s e procurarla
de Brissot de W a r v i f i e , Biblioteca del legislador.
disimularlo. Nada pude b a l a n c e a r la v e n t a j a d e s e m b r a r
178*)
la desconfianza e n t r e los m a l v a d o s , haciéndolos , e n t r e
s í , sospechosos y formidables , con e l fin de que teman
c o n t i n u a m e n t e , e n sus mismos cómplices , otros tantos
G A P . X X X V I . De la talla.
acusadores. E s t o no puede acobardar sino al p e r v e r s o , y
todo lo que puede desanimarle es útil. — La delicadeza
(nn) N i n g u n a f u e r z a h a y de la cual u n h o m b r e no del autor es propia de una alma g r a n d e y g e n e r o s a ;
pueda e s c a p a r , y entonces esta , ya d e j a d e s e r l o . Y o p e r o la moral h u m a n a , cuyas bases son las l e y e s , t i e n e
quisiera que el uso de p o n e r la cabeza á precio , fuese por o b j e t o el o r d e n público , y no p u e d e a d m i t i r en la
reservado para los c r í m e n e s mas a t r o c e s , y s o b r e todo clase de sus virtudes la fidelidad de los malvados e n t r e
para e l que a t e n t a á la disolución y destrucción de la ellos mismos , para con m a s seguridad a l t e r a r el o r d e n
sociedad....» y violar las leyes. E n una g u e r r a abierta se r e c i b e n los
A q u í c o n c l u y e n las notas de D i d e r o t . tránsfugos; con m u c h a mas razón d e b e n s e r acogidos en
« H e a q i ú , dice al a c a b a r , todo lo q u e encuentro una g u e r r a sórdida y t e n e b r o s a , q u e no consiste mas
que decir en esta h e r m o s a o b r a , l l e n a de lalento y de que en engaños y traiciones, f Nota de D i d e r o t . )
virtud. E s m u y esencial para la h u m a n i d a d , que se (ppI « Considérese aquel p r i m e r m o m e n t o e n q u e
lleve á su perfección ; porque c o n v e n c e desde el p r i n - la noticia de u n a acción atroz se divulga e n las ciudades
cipio hasta e l fin , al vulgo m i s m o , y que es por medio y campos. Los ciudadanos p a r e c e n á unjjp h o m b r e s que
de este , que las verdades útiles d e b e n pasar, para ven c a e r un r a y o c e r c a d e s í ; la i n d i g n S í o n y el horror -
llegar como un grito público , á los oidos del gobierno. » ha penetrado en todas las almas ; la imaginación atemo-
rizada pinta con ardor el p e l i g r o , y los corazones e n -
ternecidos de p i e d a d , c o m p a d e c e n e n el próximo los
males que t e m e n para st. E s t e es el m o m e n t o crítico
para,castigar el crimen ; no l e p e r d á i s , apresuraos en
c o n v e n c e r l e y condenarle.:.. C o n d u c i d los culpables á CAP. X L V . Educación.
las plazas piíblicas , llamad al pueblo á altas v o c e s , y
e n t o n c e s l e vereis aplaudir la proclamación de vuestra (ss) Las leyes de la educación son las primeras que
s e n t e n c i a . como si fuese la de la paz ó de la libertad... » r e c i b i m o s ; y como nos preparan para s e r ciudadanos,
( Servan , Discurso sobre la Administración de la jus- cada familia particular h a de g o b e r n a r s e p o r el plan de
ticia criminal.) la g r a n d e familia que. las e n c i e r r a todas.
[qq)'« Un cómplice de C a r t o u c b e pasó los últimos S i el pueblo en g e n e r a l t i e n e un p r i n c i p i o , las partes
diez y n u e v e años de su vida , e n uno de los horrorosos que le componen , esto es las familias , l e tendrán t a m -
calabozos de B i c é t r e . H a b í a n l e prometido conservársela b i é n . L u e g o las leyes de la educación s e r á n diferentes
por u n a revelación <¡ue ofreció hacer. I l í z o l a y le tuvie- en cada especie de g o b i e r n o .
ron palabra , pero de una m a n e r a p é r f i d a m e n t e literal.. T e n d r á n por o b j e t o en los monárquicos el honor , la
C o n s e r v á r o n l e la v i d a , mas su existencia llegó á s e r su virtud en las repúblicas , y el t e m o r en e l despotismo.
s u p l i c i o , y en el curso d e diez y n u e v e años , 110 se (Montesq. Del Espíritu de las leyes. Lib. iv. cap. i.)
pasó un solo dia sin q u e experimentase que hay majes
mas horrendos que la m u e r t e . , q u e él habia mirado
como el peor de todos. » (Mirabeau, Observaciones
sobre Bicétre:)

. . -j - • • r\v
CAP. X L 1 I . De las ciencias.
FIN DE LAS NOTAS.
( r r ) E s t a aserción no és mas v e r d a d e r a q u e la de
J . - J . R o u s s e a u ^ i ' o r q u e las ciencias sean mas ó m e n o s
esparcidas , r . « f f esto p r o d u c e n mas m a l e s . E n todo
c i s o solo sería el abuso de e l l a s , porque p e r v i e r t e su
v e r d a d e r o fin. ( B r i s s o t de W a r v i l l e .
COMENTARIO
S O B R E E L L I B R O

de l o s delitos
Y

D E L A S P E N A S ,

POR VOLTAIRE.

1766.' '•

II

«
C O M E N T A R I O

S O B R E EL LIBRO

DE LOS D E L I T O S Y D E LAS PENAS,

POR VOLTAIRE.

N. B. E s t a o b r a , cuya data 110 se halla indicada en


las ediciones anteriores á la de M . B e u c h o t , es c i e r -
1 7 6 6 .
t a m e n t e del año 1 7 6 6 , y p r o b a b l e m e n t e del m e s de
j u l i o , pues el autor bahía e n ella de la ejecución del «•vx* vwv v m i w v i v .
caballero L a Barre, que tubo efecto el 5 de junio.
U n a carta escrita el 28 de julio á Damilavile dice ,
que este C o m e n t a r i o iba á darse á luz; y otra del CAPITULO PRIMERO.
i3 setiembre, á M. d'Argental, le anuncia ya el
envió. R. Motivo de este Comentario.

IÍSTABA yo lleno de la ¡dea de la lectura del


librito de ios Delitos y de las Penas, que en punto
á moral , es lo mismo que los pocos remedios
quC podrían aliviar nuestras dolencias, en punto
á la medicina. M e lisonjeaba que esta- o b r a , dul-
cificaría la barbàrie que subsiste aun en la legis-
lación de tantas naciones ; esperaba que el g é -
nero humano liegaria á reformarse, cuando llegó
244 C O M E N T A R I O SOBRE EL LIBRO

á mi noticia, el que se acababa de ahorcar en DE LOS DELITOS V DE L A S P E N A S . 245

una provincia , una joven de diez y ocho años, ble sobre su reputación , y que la dificultad de
hermosa y graciosa , que tenia mucho talento , y criar su criatura , es uua desgracia de mas.
que era de una familia muy honrada. La segunda falta es mucho mas criminal;
abandona el fruto de su debilidad y le expone á
Su delito fué, el de dejarse hacer una criatura.
perecer.
Cuanto mayor era el de haber abandonado el
¿ Pero por que una criatura haya muerto, es
fruto de su amor. E s t a joven desgraciada, huyendo
esta una razón para que muera la madre ? E l l a
del techo paterno, fué asaltada por los dolores
no le habia matado; y se habia lisongeado de
del parlo : parió sola y sin socorro al lado de
que algún pasagero , lendria piedad de esta cria-
una fuente. La vergüenza, que en el bello sexo
tura inocente : también podia tener el designio de
es una pasión violenta, la dió la fuerza de volver
volver á buscarla, y procurarla los socorros n e -
á la casa de su padre, y de ocultar su estado.
cesarios. E s l e es un sentimiento tan natural, que
Habiendo dejado expuesta á su criatura, se la
debemos atribuirle al corazon de una madre. La
encontró muerta al dia siguiente ; la madre siendo
ley contra la hija es positiva en la provincia de
descubierta , fué condenada á horca , y se ejecutó
que hablo : ¿ pero no es esta ley injusta inhu-
la sentencia.
mana y perniciosa? Injusta, porque no sabe dis-
L a primera falta de esta j o v e n , hubiera de-
tinguir enlre aquella que mata á su criatura , y la
bido , ó ser ocultada en el secreto de una familia, que la abandona : inhumana, pues que hace pe^-
ó ser protegida por las leyes; porque solo al se- recer cruelmente una desgraciada, que no tiene
ductor toca el reparar el mal que él mismo ha mas culpa que la de su anhelo por ocultar su
h e c h o ; porque la debilidad tiene un derecho á desgracia: perniciosa, por que arrebata á la socie-
esta indulgencia ; porque todo habla en favor de dad una ciudadana, que debia de dar otros ciu-
una joven , cuyo embarazo oculto, la pone á dadanos al Estado , en una provincia que se queja
cada momento en peligro de muerte : que este de su poca poblacion.
embarazo, conocido, hecha una mancha indele-
L a caridad no ha establecido aun en este pais
246 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO
OE LOS. DELITOS Y DE L A S P E N A S . 2'+-]
ninguna casa de socorros, en la que los desam-
rara vez pernicioso para el E s t a d o , cuyo bien
parados sean alimentados. E n donde falta la ca-
debe de ser su único objeto.
ridad , la ley es siempre cruel. Mucho mas val-
Los suplicios refinados, que el entendimiento
dría el impedir estas desgracias , que son bastante
humano ha inventado para hacer la muerte h o r -
comunes, que el castigarlas. L a verdadera juris-
rible , parecen haber sido inventados mas bien
prudencia es la de impedir los delitos, y no la de
por la tiranía, que por la justicia.
dar la muerte á un sexo débil, cuando es evi-
E l suplicio de la rueda fué introducido en Ale-
dente el que su culpa no ha sido acompañada de
mania en los tiempos de anarquía, en que ios
ninguna malicia, y que al contrario, la ha c o s -
que se apoderaban de los derechos de regalía,
tado bastante caro.
querían asustar, con la apariencia de un tormento
Asegurad , lo mejor que podáis , un recurso horrible, cualquiera que quisiese alentar contra
para los que se conduzcan mal ,y tendreis menos ellos. E n Inglaterra se abria el vientre del que
que castigar. era acusado de traición de lesa-magestad , se le
arrancaba el corazon, se azotaban los carrillos
con é l , y después se le echaba al fuego. ¿ Pero

C A P I T U L O II.
cual era muchas veces este crimen de lesa-ma-
geslad ? E r a el de haberse mantenido fiel á su
De los suplicios. soberai^o durante las guerras civiles , y algunas
veces, el de haberse explicado con demasiada

E s t a desgracia, y esta ley tan cruel, que han claridad , sobre el derecho dudoso del vencedor.

conmovido mi sensibilidad, me han hecho echar Enfin , las costumbres se dulcificaron; á la ver-
dad , se ha seguido arrancando el corazon del
la vista sobre el código criminal de las naciones.
criminal, pero, esto se hace después de su muerle.
E l humano autor de los Delitos y de tas Penas,
E l aparato es horrible , pero la muerle es dulce,
tiene demasiada razón en quejarse de que el cas-
si puede serla.
tigo es muy amenudo superior al crimen , y no
DE LOS D E L I T O S Y DE L A S P E N A S . 249

para este fin adulaba igualmente la religión anti-

C A P I T U L O III.
gua y moderna. Como todos los que en aquel
tiempo pretendían y obtubieron el imperio , era
De las penas contra los IJeregcs. un hombre tan falaz como inhumano. E s t a vasta
porcion del mundo, estaba entonces gobernada
como en el dia lo está Argel. L a milicia ponia y
L a tiranía fué sobre todo, la primera que pro-
quitaba los emperadores y muy amenudo los s a -
mulgó la pena de muerte, contra aquellos que
caba del seno de las naciones reputadas bárbaras.
diferian de la Iglesia dominante , en punto á al-
Teodósio , entonces, le oponia otros bárbaros
gunos dogmas. Antes del tirano M a x i m o , n i n -
de la Escilia. É l fué, el que llenó de Godos á los
gún emperador cristiano babia imaginado el con-
ejercitos , y el que elevó á Alarico, vencedor de
denar un hombre al suplicio , solo por unos
R o m a . E n esta horrible confusion, todos iban á
puntos de controversia. E s verdad que fueron dos
cual mas podia fortificar su partido, por todos
Obispos Españoles , los que persiguieron hasta
los medios posibles.
la muerte á algunos priscilanistas : pero no es
menos verdad , que el tirano Maximo', quería M á x i m o , acababa de hacer asesinar en L e ó n ,
agradar al partido dominante , derramando la al emperador Graciano , colega de Teodósio ;
sangre de los hereges. L a barbàrie y la justicia meditaba la ruina de Yalentiniano 11, nombrado
le eran igualmente indiferentes. Zeloso de T e o - en R o m a , aunque en su infancia, sucesor de
dosio , español como é l , se lisongeaba de p o - G r a c i a n o ; y formaba en T r e v e s un poderoso
derle arrebatar el imperio de Oriente , como lo ejercito, compuesto de Gaulos y de Alemanes.

había hecho con el del Occidente. Teodosio se Hacía también levantar tropas en España,

babia hecho aborrecer por sus crueldades : pero cuando dos Obispos Españoles, Idacio é Itacus,
ó Itacius, que gozaban entonces del mayor
habia sabido ganar los gefes de la religión.
crédito, le vinieron á pedir la cabeza dePriscilano
Maximo queria tener el mismo zelo en aparien-
y de todos sus discípulos que decian que las almas
cia y ganar á su partido los Obispos Españoles ;
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 25l
son unas emanaciones de Dios , que la Trinidad
no contiene tres hipostásis ó personas , y que no bable que se celebrariá hasta el dia de h o y , si la
contentos con esto, llevaban su sacrilegio al secta del Priscilanismo subsistiese aun.
punto de ayunar los Domingos. Máximo , medio E s l e ejemplo hizo estremecer toda la Iglesia ;
pagano y medio cristiano, no tardó mucho en pero poco despues fué imitado, y aun sobrepu-
conocer la enormidad de estos crímenes. Los jado : varios prlscilanislas perecieron por la es-
Santos Obispos I d a c i o , é Itacius, obtuvieron pada, la cuerda, y la lapidación. E n Burdeos se
el que se diese el tormento á Priseilano y á sus contentaron solo con lapidar una joven señora
cómplices , antes de hacerles morir : esíubierón de distinción ( i ) . Estos suplicios parecieron de-
presentes , para que lodo se pasase con el mayor masiado ligeros : se p r o b ó , el que Dios exigia
orden, y se volvieron bendiciendo á D i o s , y que los hereges "fuesen quemados á fuego lento.
colocando M á x i m o , el defensor de la f é , en el La razón perentoria que se daba para eslo, era
rango de los sanios. Pero habiendo Máximo sido que Dios les castigaba de esle modo en el otro
derrotado por T e o d ó s i o , y despues asesinado á mundo , Y que todo príncipe, todo vice-príncipe,
los pies de su vencedor, eslo impidió el que y en fin que todo magistrado, era la imagen de
fuese canonizado. Dios sobre la tierra.
E s t e principio fué el que hizo , que se que-
E s preciso n o t a r , que San M a r t i n , Obispo
masen en varias panes los hechiceros, que visi-
de T o u r s , verdadero hombre de bien, solicitó
blemente estaban bajo el imperio del diablo , y
el perdón de Priseilano; pero los Obispos le
los héterodoxos, que eran considerados como
acusaron , á él mismo , de heregía, y se volvió
peores que los hechiceros.
á Tours , de miedo que le hiciesen dar el tor-
TSo se sabe precisamente que especie de here-
mento en Treves.
gía era la de los canónigos que el rey R o b e r t o ,
E n cuanto á Priseilano, tuvo la consolacion
de ser honrado por su secta , despues de haber
sido ahorcado. S e celebró su fiesta, y es p r o - ( i ) V é a s e . Hist. Eclcsiástira.
hijo de H u g o , y Constancia su m u g e r , fueron C A P I T U L O I Y .

á hacer quemar á Orleans en 1022. ¿ Y como lo De 1a extirpación de las Iieregias.


podríamos saber ? E n aquel tiempo 110 había
Paréceme que es necesario el distinguir en una
mas que un número muy corto de pasantes y de
heregía la opinion y la facción. Desde los pri-
frailes, que supiesen escribir. T o d o lo que es
meros tiempos del cristianismo las opiniones
constante, es que R o b e r t o y su m u g e r , saciaron
fueron divididas : los cristianos de Alejandría,
sus ojos con este espectáculo abominable. U n o
no pensaban, sobre muchos puntos, del mismo
de los sectarios habia sido el confesor de C o n s -
modo que los de Antioquía. L o s Achayenos e s -
tancia. E s t a reyna no encontró mejor medio de
taban en oposicion á los Asiáticos. E s t a diversi-
reparar la desgracia de haberse confesado con
dad ha existido en todos los tiempos, y durará
un h e r e g e , mas que el de verle devorar por
probablemente siempre. J e s u - C r i s t o , que podia
las llamas.
reunir todos los fieles en el mismo modo de pen-
L a costumbre se hace ley ; y desde aquel sar , no lo ha hecho : es pues de presumir , que
tiempo, hasta nuestros dias , es decir , durante no ha querido hacerlo, y que su o b j e t o , era el
un espacio de setecientos años , se han quemado de ejercitar todas sus Iglesias en la indulgencia y
todos los que han sido, ó que han parecido cul- la caridad , permitiéndolas diferentes sistemas ,
pables del crimen de una opinion errónea. que todos convenían en reconocerle por su gefe,
y su maestro. T o d a s estas sectas, toleradas m u -
cho tiempo , por los emperadores, ú ocultadas,
no podían perseguirse, ni proscribirse unas á
otras, pues que todas estaban sometidas á los
magistrados romanos :1o único que podfhn hacer
era disputarse.

Cuando los magistrados las persiguieron, t o -

/
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 255
das reclamaron el derecho de la naturaleza ¡ dije- tria para fortificar su partido , que la secta do-
ron : dejadnos adorar á Dios en paz, no nos minante no tiene para exterminarla. E s preciso
arrebatéis la libertad que dais á los judíos. Todas que, ó despedázeri, ó que sean despedazados.
las sectas del dia , pueden hablar del mismo mo- Esto fué lo que sucedió, despues de la persecu-
do á los que las oprimen. Pueden decir á los ción excitada en 5 o 3 por el Cesar Galerio, en
pueblos que han concedido privilegios á los J u - los dos últimos años del imperio de Dioclesianp.
díos, tratadnos como tratais á esos hijos de Habiendo los cristianos sido favorecidos por
Jacob; dejadnos rogar á D i o s , como ellos, Dioclcsiáno , durante diez y ocho años enteros
según nuestras conciencias. Nuestra opinion no se liabián hecho demasiado numerosos y ricos
hace mas daño á vuestro estado, de lo que hace el para poder ser exterminados : dicronse á Cons-
judaismo. Pues que toleráis los enemigos de J e s u - tancio Chlore ; combatieron por Constantino su
c r i s t o , toleradnos también , pues que adoramos hijo , y hubo Una revolución total en el imperio.
á J e s u - C r i s t o y que no diferimos de vosotros
Las pequeñcccs pueden ser comparadas á las
m a s q u e sobre unas subtilidades teológicas; no
cosas mas grandes , cuando unas y otras sen
os privéis vosotros mismos unos ciudadanos úti-
dirigidas por el mismo espíritu. LTna revolución
les. E s importante para vosotros el que trabajen
semejante se ha efectuado en H o l a n d a , suiza y
en vuestras fábricas, vuestra marina, y la cul-
Escocia. Cúando Fernando é Isabela expulsaron
tura de vuestras tierras ; y poco os importa , el
de España á los Judíos que se habían establecido
que tengan otros artículos de fé , de los que v o -
en ella, no tan solo antes de la familia que en-
sotros teneis. Sus brazos son los que necesitáis,
tonces estaba sobre el trono, sino también antes
y no su catecismo.
de los ¡Moros y de los G o d o s , y aun antes de
L a facción es una cosa enteramente diferente. los Cartaginenses, los Judíos hubieran efectuado
Sucede siempre, y necesariamente, el que una una revolución en E s p a ñ a , si hubieran sido tan
secta perseguida degenera en facción. L o s opri- guerreros como ricos , y si hubiesen podido en-
midos se reúnen y se animan. Tienen mas indus- tenderse con los Arabes.
E n una palabra, ninguna s e d a ha cambiado
el gobierno, hasta tanto que la desesperación la C A P I T U L O V .

daba armas. E l mismo Mahoma no hubiera


nunca salido bien de su e m p r e s a , á n o haber De las Profanaciones.
sido proscripto de la M e c a , y si no se hubiese
puesto un precio á su cabeza. Luis i x , rey de Francia , que por sus virtudes

S i quereis, pues, impedir el que una secta mereció el ser colocado en el rango de los santos,

trastorne un estado, usad de tolerancia; imitad dió , al principio , una ley* contra los blasfema-
dores. E s t a , les condenaba á un nuevo suplicio:
la sabia conducta que tienen la Alemania, la
se les atravesaba la lengua con un hierro ardien-
Inglaterra , y la Holanda. N o hay otro partido
do. E s t o era una especie de talion ; el miembro
que tomar en política, con una nueva s e c t a , mas
que habia pecado, sufria el castigo. P e r o era
que el de hacer perecer sin piedad los gefes y los
muy difícil el definir lo que era una blasfemia. S e
partidarios, h o m b r e s , mugeres y n i ñ o s , sin
escapan en un momento de cólera , de alegría,
exceptuar uno solo, ó tolerarlos cuando la secta
ó en la simple conversación, unas expresiones
es numerosa: el primer partido es el de un mons-
que no son , hablando con propiedad, mas que
iruo, el segundo es el de un sabio.
unos expletivos, como los de cela, y oah de los
Haced que el ínteres forme un vínculo , para
h e b r e o s , el pol, y el cedepol de los latinos, y
todos los subditos del Estado : que el Cuacaro y
como el per Déos inmortales de que se servían á
el T u r c o , vean su ventaja, en vivir b a j o vuestras
cada momento, sin que por eso jurasen por sus
leyes. L a religión es de D i o s al hombre : la ley Dioses inmortales.
civil es de vosotros á vuestros pueblos.
Las palabras que se denominan juramentos y
blasfemias, son por lo general, unos términos
vagos, que se interpretan arbitrariamente: la
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 2Óg

ley que las castiga, parece emanada de la de los sobre lodo , cuando el rey fué descomulgado, y
Judíos que dice, « n o tomarás el nombre de Dios su reyno puesto bajo la censura eclesiástica, por
en vano. » L o s mas hábiles intérpretes creen , el papa Celestino u i .
que esta ley prohibe el perjuro, y tienen tanta San Luis , transportado por su zelo , mandó
mas razón , cuanto la palabra, shavé; que han que se atravesase la lengua , ó se corlase el labio
traducido p o r , en vano, significa propiamente el superior, indiferentemente, á cualquiera que pro-
perjurio. Ahora b i e n , que relación puede tener nunciase estos términos indecentes. E s t o cosió la
el perjurio con estas palabras que se dulcifican lengua á un ciudadano rico de P a r i s , que se quejó
por cadcdis, cabo de Dios, sangbleu , venlreblen , de ello al papa Inocente iv. E s t e Pontífice, hizo
có'rbléú, capo di dio. vivamente presente al R e y , que la pena era de-
L o s Judíos juraban por la vida de D i o s : vivit masiado fuerte para el delito. E l R e y se abstubo

üonuhus. Esta era una fórmula ordinaria. Luego desde entonces de esta severidad. Cuan dichoso

no era prohibido mas que el mentir en nombre hubiera sido para la sociedad , el que los Papas
no hubiesen nunca afectado otra superioridad
de Dios , que atestaban.
sobre los Reyes.
Felipe Augusto, condenó en 1181 á todos los
nobles de su dominio que pronunciarian las pa- E l mándalo de Luis x t v , del año de 1 6 6 6 ,
labras de tctebleu, ventrebleu, corbleu, sangbleu, dice : « (¿ue aquellos que serán convictos de ha-
á que pagasen una mulla, y los plebeyos á ser >• ber jurado y blasfemado del santo nombre de
ahogados. L a primera parle de este mandamiento » Dios , de su santísima M a d r e , ó de sus Santos,

pareció pueril; la segunda era abominable. E l » serán condenados por la primera v e z , á una

ahogar los plebeyos por la misma culpa, que los » multa ; por la segunda, tercera y quarta, á
» una mulLa duplicada , triplicada y cuatriplicada;
nobles expiaban con dos ó tres sous de aquel
» por la quinla , á la argolla;.. por la sexta , al
tiempo , era ultrajar la naturaleza. Asi fué , que
» pilori y lener el labio superior corlado ; y á la
esta ley no tuvo ejecución como muchas otras,
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 261
260 COMENTARIO S O B R E EL LIBRO
que rei conditione et temporis et uetaíis et sexús, vel
» séptima vez, á tener la lengua cortada, ni mas
severiús, vel elementiús statuendum (1). S i la ley
» ni menos. »
no decreta expresamente la muerte por este de-
E s t a ley parece sabia y humana : no impone
lito , ¿ cual es el J u e z que se creerá obligado á
una pena cruel mas que despues de seis recaidas,
sentenciarla ? Si se necesita un castigo, si la
que no es de presumir puedan acontecer.
ley. no lo denota , el J u e z debe sin dificultad,
Pero en punto á mayores profanaciones, lla-
pronunciar la pena mas dulce, por que es un
madas sacrilegios, nuestras colecciones de juris-
hombre.
prudencia criminal, cuyas decisiones no deben de
Las profanaciones sacrilegas , u 0 son nunca
ser consideradas como leyes , no hablan mas que
cometidas mas que por jóvenes corrompidos ;
de los robos hechos en las iglesias; y ninguna
ley positiva, no pronuncia ni aun la pena del ¿ les castigareis tan severamente como'si hubie-

fuego : no se explican tanpoco , sobre las impie- sen matado á sus hermanos r Su edad habla en

dades públicas, ya sea por que no han preveido su favor. N o pueden disponer de sus bienes ,
semejantes demencias , ó ya porque fuese dema- porque se supone que 110 tienen bastante madurez
siado difícil el especificarlas. Queda pues r e s e r - en su entendimiento, para conocer las conse-
vado para la prudencia de los J u e c e s el castigar cuencias de una mala acción : por consiguiente,
este delito. N o obstante, no debe de tener nada 110 han tenido bastante, para ver las consecuen-
de arbitrario. cias de su impío arrebato.
¿ Tratareis á un joven disoluto ( 2 ) , que en su
¿ E n un caso tan r a r o , que pueden hacer los
ceguedad habrá profanado una imagen sagrada,
Jueces ? Consultar la edad de los delincuentes,
la naturaleza de su delito, el grado de su m a l - sin robarla, como habéis tratado á la Brinvilliers ,

dad , de su escándalo, y de su obstinación : tam-


bién la necesidad"que el publico puede ó no tener
(1) Titulo x m , Ad legern Juliam.
de un terrible castigo. Pro qualilate persones, pro-
(a) L e chevalier de la B a r r e .
262 COMENTARIO S O B R E EL LIBRO

que había envenenado á su padre y á su familia ?


¡ N o hay ninguna ley expresa contra este des- C A P I T U L O V I .
graciado , y vosotros haríais una para entregarlo
al mas cruel suplicio ! Merece un castigo e j e m - Indulgencia de los Romanos sol/re este particular.

plar; ¿ pero merece a c a s o , unos tormentos que


E l asunto de la conversación de los hombres
horrorizan la naturaleza, y una muerte espan-
de bien e instruidos de toda la Europa , consiste
tosa ? muy amenudo, en esta diferencia prodigiosa que
¡ H a ofendido á Dios ! S i , sin duda ; y muy hay entre las leyes R o m a n a s , y. tantos usos bár-
gravemente. Usad de él como Dios lo haria. S i baros como las han succedido , semejantes á las
hace penitencia, Dios le perdona : imponedle inmundicias de una gran ciudad, cubiertas por
una fuerte penitencia , y perdonadle. ruinas.
Vueslro ilustre Monlesquieu ha dicho : « E s . A buen seguro que el senado R o m a n o , tenia
» preciso hacer honrar la divinidad , y no ven- un respeto, tan profundo como nosotros por el
» garla nunca ( x ) . » Pesemos estas palabras. N o Dios S u p r e m o , y otro tanto por los Dioses
significan que se deba abandonar el manteni- inmortales y secundarios, dependientes de su
miento del órden público : solo significan, como dueño eterno , como nosotros tenemos por los
dice el juicioso autor de hs Delitos y de las Penas, Santos.
que es absurdo el que un insecto crea vengar el
Al) J o v e p r i n c i p i u m . . . . "
ser supremo : Ni el J u e z de un lugarcillo, ni vIRG. E c l . iii.
el de una ciudad puede ser considerado como
Moisés ó J o s u é . Esta era la fórmula ordinaria (1). Plinio en su

(1) B e n e a c s a p i e n t e r p a t r e s conscripti m a j o r e s insti-


( i ) E s p í r i t u de las"Leyes. L i b . x n , cap. 4.
l u e r u n t ut r e r u m a g e n d a r u m ita dicendi i n i t i u m a p r x -
cationibus c a p e r e , e i e . ( P l i n i o el ' o v e r i , Panegirico de
T r a j a n o , cap. i°.
262 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO

que habia envenenado á su padre y á su familia ?


¡ N o hay ninguna ley expresa contra este des- C A P I T U L O V I .
graciado , y vosotros haríais una para entregarlo
al mas cruel suplicio ! Merece un castigo e j e m - Indulgencia de los Romanos sobre este particular.

plar; ¿ pero merece a c a s o , unos tormentos que


E l asunto de la conversación de los hombres
horrorizan la naturaleza, y una muerte espan-
de bien é instruidos de toda la Europa , consiste
tosa ? muy amenudo, en esta diferencia prodigiosa que
¡ H a ofendido á Dios ! S i , sin duda ; y muy hay entre las leyes R o m a n a s , y. tantos usos bár-
gravemente. Usad de él como Dios lo haria. S i baros como las han succedido , semejantes á las
hace penitencia, Dios le perdona : imponedle inmundicias de una gran ciudad, cubiertas por
una fuerte penitencia , y perdonadle. ruinas.
Vueslro ilustre Monlesquieu ha dicho : « E s . A buen seguro que el senado R o m a n o , tenia
» preciso hacer honrar la divinidad , y no ven- un respeto, tan profundo como nosotros por el
» garla nunca ( i ) . » Pesemos estas palabras. N o Dios S u p r e m o , y otro tanto por los Dioses
significan que se deba abandonar el manteni- inmortales y secundarios, dependientes de su
miento del órden público : solo significan, como dueño eterno , como nosotros tenemos por los
dice el juicioso autor de hs Delitos y de las Penas, Santos.
que es absurdo el que un insecto crea vengar el
Ab Jove principium. . . . "
ser supremo : Ni el J u e z de un lugarcillo, ni vIRG. E c l . iii.
el de una ciudad puede ser considerado como
Moisés ó J o s u é . Esta era la fórmula ordinaria (1). Plinio en su

(1) B e n e a c s a p l e n t e r p a t r e s conscripti m a j o r e s insti-


( i ) E s p í r i t u de las"Leyes. L i b . x n , cap. 4.
l u e r u n t ut r e r u m a g e n d a r u m ita d i r e n d i i n i t i u m a p r x -
cationibus c a p e r e , e i e . ( P l i n i o el ' o v e 11, Panegirico de
T r a j a n o , cap. i°.
264. COMENTARIO S O B R E EL LIBRO
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 265
panegírico del buen T r a j a n o , empieza por decir,
S i es verdad que ha habido profanaciones, no
que los Romanos no dejaron nunca de invocar
hay duda que estas lo son : y desde Ennius hasta
á D i o s , al empezar sus negocios y sus discursos.
Ausonne;todo es una j ura profanación, á pesar
Cicerón y Tito -Livio atestan lo mismo. Ningún
del respeto por el culto. ¿„Porque pues no la re-
pueblo ha habido tan religioso: pero también
primía el senado R o m a n o ? Porque no tenían
era demasiado sabio y grande, para condescen-
influencia alguna sobre el gobierno del Estado :
der á castigar unos discursos vanos , ú opiniones
porque no trataban de ninguna institución, ni
filosóficas. E r a incapaz de imponer unos suplicios
ceremonia religiosa. P o r esto, los R o m a n o s , no
bárbaros á los que dudaban de sus agüeros,
dejaron de tener una excelente policía ,ni deja-
como Cicerón que era el mismo agurero , du- .
jaron de ser los dueños absolutos de la mas her-
d a b a , ni a aquellos que como Cesar , decian
mosa porciou del mundo, hasta Teodósio II.
en medio del senado, que los Dioses no casti-
L a máxima del Senado, como ya hemos dicho,
gaban á los hombres despues de su muerte.
era la de Beorum offenscc Bus curto : Las ofensas
Mil veces se ha notado , que el Senado p e r -
echas á los Bioses, no tienen que ver mas que con
mitió , el que en el teatro de R o m a , el coro
ellos. Hallándose los senadores, por la institución
cantase en la Troada:
irías sabia, á la cabeza de la religión, no tenian
« Nada hay despues de la muerte, y la muerte
que temer, el que un colegio de curas, les obli-
» misma no es nada. ¿ Preguntas en donde se
gase á servir á su venganza, bajo pretexto de
» hallan los muertos ? E n el mismo l u g a r , en
servir al cielo.
» donde estaban antes de nacer ( 1 ) ».
E l l o s no decían : destruyamos á los impíos,

(1) Post m o r t e m nihil e s t , ipsaque mors nihii.


por miedo de pasar por tales nosotros mismos:
probemos á los curas , por nuestra crueldad ,
Quanis quo jaceas post obilum loco ? que somos tan religiosos como ellos.
Q u ó non nata j a c e n t . Nuestra religión es mas santa, que la de los
[Seneca. Trag. de las Troadas, c o r o , fin del i" a c t o . )
antiguos Romanos. La impiedad, entre nosotros,
esun crimen mayor que entre ellos. D i o s la cas-
C A P I T U L O VIL.
tigará ; á los hombres solo toca el castigar lo que
tiene de criminal el desorden público que esta
impiedadha causado. Del crimen de la predicación y de Antonio.

Ahora bien , ¿ si en una impiedad, no se ha


robado un pañuelo , si nadie ha recibido la mas U n predicante calvinista, que viene á predicar
leve injuria, s i l o s ritos religiosos no han sido en secreto á su congregación en una provincia ,
turbados, debemos castigar ( e s preciso repe- tiene la pena de muerte si llega á ser descubier-
tirlo ) esta impiedad como un parricidio ? L a to ( 1 ) , y los que le han dado de c e n a r , y una

Maríscala del'Ancre había hecho matar un gallo, cama , son condenados á galeras perpetuas.

en luna l l e n a , ¿ era preciso por eso , hacerla E n otros paises , el Jesuíta que viene á predi-
quemar ? car lo ahorcan. ¿ E s á D i o s á quien se ha querido
vengar, haciendo ahorcar al predicante y al
E s t modus in r e b u s , sunt certí denique fines. Jesuita ? ¿ S e han apóyado ambos partidos sobre
H o r a c i o . L i b . 5 , sat. i . esta ley del Evangelio : Cualquiera que no escucha
á la asamblea, sea tratado como un pagano y como
N e scutitá dignum horribili sectere flaquelo.
un recibidor del dinero público ? Pero el Evangelio
H o r . L i b . 5 , sat. n i .
no dice que se mate á éste p a g a n o , ni á este
recibidor.
Se han fundado a c a s o , sobre estas palabras
del Deuteronomo ( 2 ) : «< S i saliese un p r o f e t a . . .

( 1 ) E d i c t o de 1 7 2 4 , y los a n t e r i o r e s .
(2) Cap. i3.
268 COMENTARIO S O B R E E L LIBRO

» y que llegue á suceder lo que ha predicho... DE LOS DELITOS V DE LAS PENAS. 269

» y que os diga : adoremos los Dioses extran- les de la demencia. He aquí lo que he leido en
» geros; . .. y si vuestro hermano , vuestro un manuscrito muy curioso, y que lo trae en
» hijo , ó vuestra querida esposa , ó el amigo de parle J a c o b Spon. Antonio era natural de Brieu,
» vuestra afección os dice: "V-amos, sirvamos los en la L o r r e n a ; sus padres eran católicos, y él
» Dioscscxtrangeros.. . . matadlos inmediata- y habia hecho sus estudios con los jesuitas dePont-
» mente, pegad el p r i m e r o , y que todo el pue- á-Mousson. E l predicante F e r r i ( i ) le hizo e n -
« hlo pegue despues. » Pero ni el J e s u i t a , ni el trar en M e t z , en la religión protestante. A su
Calvinista os han dicho « adoremos los dioses vuelta á N a n c y , le formaron su causa , como he-
» extrangeros. » r e g e , y si un amigo no le hubiese ayudado á
escaparse , hubiera muerto ahorcado. H a b i é n -
E l consejero Dubourg , el canonigo J c h a n
dose refugiado en Sedan , tuvieron sospechas de
Chauvin, llamado Calvino , el médico Servet,
que era Papista , y le quisieron asesinar.
español, y el calabres Gentilis, adoraban todos
al mismo D i o s ; á pesar de e l l o , el presidente Viendo que por una rara fatalidad, su vida no
Minard hizo ahorcar al consejero Dubourg , y estaba segura, ni entre los católicos , ni entre los
les amigos de este hicieron asesinar á Minard: protestantes, se fué á hacerse judío en Venecia.
J e h a n Calvin , hizo quemar al médico S e r v e t , Allí se persuadió sinceramente , y sostuvo hasta
á fuego lento , y tuvo laconsolacion de contri- el último instante de su vida, de que la religión
buir en mucho, á que fuese decapitado el Cala- judaica era la sola verdadera , y que pues que lo
brés Gentilis; y los sucesores -de Calvino , habia sido en otros tiempos ,debia de serlo siem-
hicieron quemar á Antonio. ¿ S o n acaso la pie-
dad , la razón y la justicia , las que han hecho
(1) Ferri (Pablo) ministro protestante de Metz , nació
cometer todos estos asesinatos ?
en 1591 , y murió.en 1669, y, no en 1699 como dice
La historia de Antonio , es una de las mas M r . Renouard. — En algunas ediciones de Voltaire -se
singulares, que luya sido conservada en los ana- lee , que por el presidente Ferri, se lia de leer el pre-
dicante Ferri. (18a).
pre. L o s judíos no le circuncidaron, de miedo dad convocó á los predicantes, para decidir
de meterse en asuntos con el Magistrado ; pero lo que se habia de hacer con este desgraciado. E l
no por eso fué menos judío interiormente. E s menor número de estos curas opinó , que se de-
verdad que no hizo profesion de ello abiertamen- bía de tener piedad de é l ; que se debia tratar
te ; y que habiendo ido á Ginebra en calidad de mas bien de curar la enfermedad de su c é r e b r o ,
predicante, le hicieron primer regente del c o - que de castigarla : pero la mayoría decidió , que
legio , y en fin llegó á ser lo que llaman Mi- debia de ser quemado , y así lo fué. . _
nistro. E s t a aventura acaeció en I 6 3 2 ( i > Cien anos
La guerra interior que h a r í a n , en é l , " la de razón y de virtud, son necesarios para expiar
secta de C a l v i n o , que se veia en la forzosa n e - semejante sentencia.
cesidad de predicar, y el judaismo , que él tenia
por la sola verdadera, le tubieron malo mucho
tiempo. Gayó en una melancolía y una e n f e r - C A P I T U L O V I I I .
medad cruel. Turbado con sus dolores , esclamó
que era judío. Algunos ministros le vinieron á Historia de Simón Morin.
visitar, y trataron de hacerle volver en sí mismo.
E l les respondió, que no adoraba mas que al L a fin trágica que tuvo S i m ó n M o r i n , no es
D i o s de I s r a e l , y que era imposible el que D i o s ménos espantosa que la de Antonio. F u é en me-
cambiase. Q u e D i o s no había podido dar y gra- dio de las fiestas de una corte brillante, en medio
var con su misma mano una l e y , para supri- del amor y los placeres, y aun en tiempo que
mirla despues. H a b l ó contra el cristianismo, y des- reinaba la mayor licencia , cuando este desgra-
pues se desdijo. E s c r i b i ó una profesion de fé para ciado fué quemado en P a r i s en , 6 6 3 . E s t e tal
escapar del suplicio ; pero despues de haberla
escrito, la desgraciada persuacion en que estaba,
no le permitió el firmarla. E l consejo de la ciu- ( , ) Jaeob. Spon , Pag. 5 o o ; y Gui Vanees.
272 COMENTARIO S O B R E EL LIBRO

era un insensato , que creía haber tenido visio-


los Salmos : esto era como la novela de Jríane y
n e s , y cuya locura llegó al punto de creerse
el poema de Clovís, al lado del Oficio de la V i r -
enviado de D i o s , y de decirse incorporado con
gen , puesto en verso. E r a n unas poesías diti-
J e s u - Cristo.
rámbicas, llenas de invectivas contra Homero y
E l Parlamento le condenó muy sabiamente , Virgilio. D e esta especie de locura paso á otra
á ser encerrado en el Hospital de los locos. L o mucho mas seria; se le vió ponerse como un
que hay de mas extraordinario e s , que se hallaba tigre contra Port R o y a l : y despues de haber con-
entonces en el Hospital otro l o c o , que decia ser fesado que habia convertido mugeres al ateísmo,
el Padre E t e r n o , y cuya demencia ha pasado á se erigió profeta. Afirmó que D i o s le habia d^ilo,
proverbio. F u é tal el asombro de S i m ó n M o r i n con su misma mano , la llave del tesoro del Apo-
al ver la locura de su compañero , que reconoció calipsis ; que con esta llave haria la reforma del
la suya. Durante algún tieinpq pareció haber r e - género humano; y que iba á tomar el mando
cobrado su razón : expuso su arrepentimiento á de un ejército de ciento cuarenta mil hombres ,
los Magistrados, y por su desgracia obtuvo su contra los Jansenistas.
libertad.
Nada hubiera podido ser mas justo, ni mas
Poco tiempo después volvió á recaer en sus lleno de r a z ó n , que el ponerle en la misma
arrebatos , y le dió p o r dogmatizar. S u mala for- jaula , en que habia estado S i m ó n Morin : ¿ Pero
tuna quiso, que hiciese conocimiento con Saint se podrá nadie imaginar, que obtuvo mucho
Sorlin des M a r é t s , que fué su amigo durante crédito con el jesuita A n n a t , confesor del R e y ?
muchos meses, pero que poco después, por L e persuadió el que este pobre Simón Morin ,
envidia de oficio, se hizo su mayor perseguidor. habia establecido una secta, cuasi tan dañosa
Este des Marets, no era menos visionario que como el mismo jansenismo. E n fin habiendo
Morin. Sus primeras locuras fueron á la verdad , llevado la infamia hasta el hacerse delator , oh -
inocentes : eran las tragi-comedias de Erígone tuvo del T e n i e n t e - C r i m i n a l , un decreto de a r -
y de Mírame, impresas con una traducción de resto contra su desgraciado rival. ¡ Quien puede
atreverse á decirlo! Simón Morin fué condenado
á ser quemado vivo. C A P I T U L O I X .

Cuando le iban á conducir al cadalso, h a - üWg'j'


llaron en una de sus medias un papel, en el que De los Hechiceros.
pedia á D i o s el perdón de todas sus culpas. E s t o '

hubiera debido salvarle ; pero la sentencia habia


En 1749 ( 1 ) , se quemó una muger en el
sido confirmada : fué pues ejecutado sin miseri-
Obispado de V u r t z b u r g o , convicta de hechicera.
cordia.
Este es un gran fenómeno en el siglo en que
Semejantes aventuras hacen erizar los pelos. vivimos. ¿ P e r o como es posible que unos pue-
¿ Y cual es el pais donde no se hayan cono- blos que se lisongeaban de ser reformados , y de
cido unos acontecimientos tan deplorables ? L o s hollar la superstición á sus p i e s , que creian en
hombres se olvidan en todas partes de que son fin , haber perfeccionado su r a z ó n , hayan creido
hermanos, y se persiguen hasta la muerte. Para en los maleficios ? ¿ Q u e hayan hecho quemar
la consolacion del género humano debemos de unas pobres mugeres acusadas de ser hechiceras,
lisongearnos, de que unos tiempos tan horribles y todo esto mas de cien años despues de la r e -
no volverán jamas. forma imaginaria de su razón ?
E n el año i 6 5 a ( 2 ) , una aldeana del pequeño
territorio de G i n e b r a , llamada Micaela Chau-
dron , se encontró con el diablo, al salir de la
ciudad. E l diablo la dió un beso , recibió su su-
misión, é imprimió sobre su labio superior y su

(1) E n 1 7 5 0 , s e g ú n el D i c . fdos. a r t . B e t k e r .

(a) V e a s é en el D i c . fil. á la palabra B e k k e r .


2 7 6 COMENTARIO SOBRE" EL, LIBRO

seno derecho , la señal que tiene por costumbre duce pruebas infaliblemente. E n efecto , esta des-
de aplicar á todas las personas que reconoce por graciada cediendo á la violencia de los tormentos,
sus favoritas.Esle sello del diablo, es un pequeño confesó todo cuanto quisieron. L o s médicos bus-

signo , que hace el cutis insensible , á lo menos caron aun la señal satánica : la encontraron en un

así lo afirman todos los jurisconsultos demono- pequeño lunar negro que tenia en un muslo, y
metieron en él la aguja. L o s tormentos habian
grafos de aquel tiempo.
sido tan terribl.es, que esta pobre infeliz, á me-
E l diablo mandó á Micaela Chaudron, que
dio expirar, se percibió apenas de la iutroduc-
hechizase á dos mozas ; y ella obedeció puntual-
cion de la aguja, y 110 gritó. D e este modo el
mente á su señor. L o s parientes de las dos jóve-
crimen fué averado : pero como las costumbres
nes , la acusaron jurídicamente de tener p a c t o ,
empezaban á humanizarse, 110 fué quemada sino
con el diablo. Las jóvenes fueron interrogadas,
despaes de haber sido ahorcada.
confrontadas con la culpable , y atestaron que
Todos los tribunales de la Europa cristiana,
sentían continuamente un hormigueo en ciertas
resonaban entonces con semejantes sentencias.
partes de sus cuerpos , y que estaban poseidas. S e
Las hogueras estaban encendidas en todas partes
llamó d los médicos, ó á lo menos á aquellos
para los hechiceros, y los hereges. L o que mas
que entonces pasaban por tales , y visitaron las
se hechaba en cara á los T u r c o s , era el que no
jóvenes. Buscaron sobre el cuerpo de Micaela el
tenian ni hechiceros ni energúmenos; lo que
sello del diablo , que el proceso verbal denomina
parecia una prueba infalible de la falsedad de una
señales satánicas. Metieron en ellas un aguja muy
religión.
l a r g a , lo que ya era un tormento doloroso. Al
U n hombre zeloso del bien público , de la
sacar la aguja salió sangre , y Micaela dió á en-
humanidad, y de la verdadera religión, ha pu-
tender con sus gritos , que las señales satánicas
blicado en uno de sus escritos en favor de la
no hacen insensible. L o s jueces viendo que no
inocencia , el que los tribunales cristianos han
habia pruebas completas de que Micaela fuese
condenado á muerte mas de cien mil hechiceros
una hechicera , la dieron el tormento , que pro
t

278 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO

imaginarios. S i á estas matanzas j u r í d i c a s , se se hace en los vastos estados de la Rusia. Ningún


añade el número infinitamente superior de here- criminal ( 1 ) , ha sido ejecutado b a j o el imperio
ges inmolados, toda esta considerable porcion de I s a b e l , soberana absoluta; y Catalina 11, que
del mundo no parecerá mas, que un vasto cadalso la ha sucedido con un talento muy superior ,
cubierto de verdugos , y de víctimas , y rodeado sigue la misma máxima. E s t a humanidad no hace

de j u e c e s , esbirros y espectadores. que se multipliquen los c r í m e n e s : se ha visto cuasi


s i e m p r e , que los delincuentes desterrados á la
S i b e r i a , se han vuelto hombres de bien. L o mis-
m o se ha notado en las colónias Inglesas. E s t a
C A P I T U L O X . dichosa mudanza nos a s o m b r a , pero no hay
nada que sea mas natural. E s t o s culpables, t i e -
De la Pena de muerte. nen que trabajar continuamente para vivir : no
tienen ninguna ocasión para obrar m a l ; se casan,
y aumentan la poblacion. O b l i g a d los hombres
H a c e ya mucho tiempo que se ha d i c h o , que
á t r a b a j a r , y liareis que sean honrados. T o d o el
un h o m b r e ahorcado no es bueno para n a d a , y
mundo s a b e , que no es en el campo donde se
que los suplicios inventados para el bien de la
cometen los grandes c r í m e n e s , á menos tal vez,
sociedad, deben ser útiles para ésta. E s evidente
de que haiga grandes fiestas, que obliguen al
que veinte ladrones v i g o r o s o s , condenados á
hombre á estar o c i o s o , y le conduzcan á toda
trabajar en las obras públicas todo el curso de
especie de excesos.
sus vidas, son útiles al estado por sus suplicios,
en igual que su muerte es únicamente útil para
el v e r d u g o , que se paga para que mate á los
hombres en público. L o s ladrones en Inglaterra, ( i ) U n n ú m e r o m u y c o r t o de ellos, s e g ú n u n a n o t a

son rara vez castigados de muerte : lo que se de V o l t a i r e , en la o b r a intitulada , P r e c i o d é l a J u s t i c i a


y de la H u m a n i d a d . A r t 1 1 1 , del asesinato. B r .
hace es transportarlos á las Colónias. L o mismo

\
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 281

y decidió, que ningún juez podia tener este


Solo se condenaba á muerte un ciudadano
R o m a n o , quando habia cometido algún c r i m e n ,
que tuviese relación con el bien estar del estado.
el año de i i 2 5 . Azon no habia nacido a u n , á pesar de
Nuestros maestros, nuestros primeros legisla- que fué condenado á m u e r t e en el año de 1200 , siendo
dores , han respetado la sangre de sus conciuda- aun bastante joven. Enrique v n no nació hasta el
danos ; nosotros prodigamos la de los nuestros. • a ñ o 1 2 6 a , á cuyo tiempo hacia y a mas de medio siglo
que Azon habia m u e r t o . E s inútil el combatir los q u e
S e ha agitado, durante mucho tiempo , esta
citan á E n r i q u e y i n , pues que la Alemania n o ha t e -
cuestión delicada y funesta : á saber, si es per-
nido mas que siete emperadores del n o m b r e de E n r i q u e .
mitido á los jueces, el sentenciar á m u e r t e , Ninguna duda puede h a b e r , de que el E m p e r a d o r que
cuando la ley no condena expresamente al último cita Bodin , sea E n r i q u e v i , h i j o d e F e d e r i c o B a r b a r o j a ,
suplicio. E s t a dificultad fué solemnemente discu- que en el año de 1 1 9 0 , despues de la m u e r t e G u i l -

tida ante el emperador Enrique v i ( i ) , que juzgó lelmo 1 1 , r e y de Sicilia, se puso á la cabeza de un pode-
roso e j e r c i t o , pasó á Italia , y se q u e d ó algún tiempo en
Bolonia , en donde siguiendo el e j e m p l o de su padre ,
manifestó el mayor zelo e n favor d e la administración de
( i ) E n la edición de Y o l t a i r e , publicada por B e r n a r d ,
la justicia.
se lee el emperador E n r i q u e v . E n la edición de K e l i l ,
La obra de Bodin , nos hubiera d e j a d o en la misma
y en la de m a d a m a P e r r o n n e a u , se halla E n r i q u e Y i n .
i n c e r t i d u m b r e en que estabamos a n t e s de t e n e r recurso
La edición original del C o m e n t a r i o de Voltaire , j
á e l l a , sino hubiésemos discutido las f e c h a s , pues que de
M . D u fay en su traducion del libro de los Delitos y de
. seis ediciones que h e m o s c o n s u l t a d o , la latina en 8°
las P e n a s ; ponen E n r i q u e v n . Ninguna de estas c i t a -
( F r a n c f o r t , i 5 8 a , pag. 4&8 ) dice E n r i q u e v : y las cinco
ciones es exacta; pues que si consultamos la obra de
ediciones francesas en folio, qüe se hallan en la biblioteca
M . J . Bodin , v e m o s , que esta cuestión, que fué agitada
del B e y , dicen E n r i q u e vi 1 . — D e lodos los E m p e r a d o r e s
a n t e un emperador A l e m á n , l o fué por Azon ( Azo P a r -
de A l e m a n i a . E n r i q u e vi es el solo contemporáneo de
tius) jurisconsulto famoso de B o l o n i a , que floreció á fines
Azon , luego es preciso que sea E n r i q u e vi.
del siglo l a . Q u e la opinión de A'zon, fué combatida por
H e aquí como dice el pasage de B o d i n :
Lotario , otro jurisconsulto , á quien el E m p e r a d o r dio el
« Quíesitum est ab jurisconsultis et a d h ú c sub judice
premio. Ahora bien , el emperador E n r i q u e v murió e n
12*
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 2 8 3

derecho ( i ) . Hay algunas acciones criminales, 6 hay algún caso , en que la ley permita el senten-
tan imprevistas, tan complicadas, ó acompañadas ciar á muerte á un acusado , que no ha conde-
de circunstancias tan r a r a s , que la misma ley nado ella m i s m a , se hallarán m i l , en que la
se ha visto en la necesidad, en muchos paises , humanidad , mas fuerte que la l e y , debe de con-
de dejar estos casos extraordinarios, á la pru- servar la vida de aquellos m i s m o s , que la ley
dencia de los jueces ( i ) . Pero si efectivamente misma ha condenado á muerte.
L a espada de la justicia está en nuestras m a -
nos , pero debemos mas á menudo quitarla el
lis est ; an gladii potestas quam ipsi merum imperium
filo , que afilarla. S e lleva envaynada delante de
apellant, principi propria sit, executio i eró magis-
los R e y e s , para darnos á entender , que debemos
tratuxim quoque , sii il/a potestas cotrímunis? Qua; qui-
d e m queestio disputata est ab A z o n e et L o t a r i o juvis p e r i - de sacarla rara vez.
tissimis; t j u s q u e , arbitium d e l a t u m est ad i m p e r a t o r e « ! S e han visto jueces, que no gustaban mas que
H e n r i v i v i ) qui t u n e B o n o n i a m v e n e r a i , equi s p o n s i o n e de hacer derramar sangre; tales han sido J e f -
facta.Lotariussponsione vicit, arbitrii recepii s e n t e n t i a ; s e d freys , en Inglaterra ; tal era en F r a n c i a un hom-
j u r i s c o n s u l t o r u m p e n è o m n i u m suffragiisLotarius q u i d e m
bre , á quien dieron el sobrenombre de corta
equum A i o v e r ò eequum tulisse dicitur , p l e r i q u e t a m e n
cabezas ( i ) . Semejantes hombres, no habían 11a-
L o t a r i i s e n t e n t i a m secuti sunt.» ( J . B o d i n i , de r e p ú b l i c a ,
L i b . i n , cap. 5 , p. 4 6 8 , édit. F r a n c f . i 5 8 a . ) BHIÈRE.
( I ) B o d i n de rcpublicá , Lib. m , cap. 5.
( a ) S i e m p r e será m e j o r el d e j a r un c r i m e n sin castigo, ¿ c o m o nos h e m o s de poder i m a g i n a r , el q u e un c r i m e n

q u e el c o n d e n a r á la p e n a capital, sin s e r autorizado para grave , sea de tal m o d o dañoso para la sociedad , que la

e l l o , por una ley expresa. S e ha quitado al castigo e l solo existencia del culpable sea peligrosa , y que n o obstante

distintivo que pueda h a c e r l e l e g í t i m o , que es el de ser este c r i m e n puede escapar á un legislador a t e n t o , y que

dado al c r i m e n , y n o al culpable en p a r t i c u l a r . U n a ley sea imposible el p r e v e e r l e , ó el d e t e r m i n a r l e bien ?

q u e p e r m i t e á un j u e z el castigar de m u e r t e , l e asegura ( i ) AI. de M a c h a u l t , habia sido s o b r e l l a m a d o Corta


l a impunidad , en caso que se valga de e s t e p e r m i s o ; cabezas , á eausa de la severidad que habia e j e r c i d o en
p e r o no le disculpa del c r i m e n de asesinato. A d e m a s q u e sus comisiones de m a g i s t r a t u r a . E r a p a d r e de M . Ma-

%
DE LOS DELITOS
ijy • Mj .X DE LAS
• PENAS. 285
cido para ser magistrados ; la naturaleza les había
que no han visto; sobre todo cuando los enten-
eslinado á ser verdugos.
dimientos están recalentados , cuando el entu-
siasmo de una facción, ó de la religión fascina los
ojos
C A P I T U L O X I .

Para no citar mas que ejemplos conocidos , y


De los Testigos {i).
superiores á toda réplica , contemos la increíble,
pero pública aventura de la Pivardiére. Madama
¡ L s posible, que en todo caso , dos testigos
de Chauvelin , casada con é l , en segundas nup-
constantes, invariables en sus deposiciones uni-
cias , fué acusada de haberle hecho asesinar, en
formes, basten para hacer condenar á un acu-
su casa de campo. Dos criadas , habian sido tes-
sado ! Dos hombres igualmente alucinados , se
tigos del asesinato. S u misma hija , habia oido
engañan muy amenudo, y creen haber visto lo
los gritos, y las últimas palabras de su padre;
; gran Dios tened piedad de mi ¡ Una de las cria-
das, enferma en peligro de muerte, atesta, en
c h a u l t d e Arrnonvillc , i n t e n d e n t e del H a i n a u t , que f u é
nombre de D i o s , al momento de recibir los
C o n t r a l o r g e n e r a l de H a c i e n d a , y después m i n i s t r o d e
la m a r i n a , d e s t e r r a d o e n 1757. B .
sacramentos de su Iglesia, que su ama habia
( 1 ) E s t e p a r á g r a f o n o se h a l l a m a s q u e e n dos ó t r e s visto matar á su amo. Varios otros testigos , han
e d i c i o n e s , s e p a r a d a s de e s t e c o m e n t a r i o . E n las e d i c i o n e s visto ropas teñidas de sangre : muchos habian
de las obras c o m p l e t a s de V o l t a i r e , f o r m a r e g u l a r m e n t e oido el escopetazo , por el que habia empezado
p a r t e del a r t i c u l o x x n , de la O b r a intitulada : Precio de el asesinato. Su muerte era cierta: y no obstante,
la Justicia j di la Humanidad. H e m o s c r e i d o q u e el
no habia habido , ni escopetazo , ni sangre der-
l e c t o r , no s e n t i r á el h a l l a r este p a r á g r a f o , e n el c o m e n -
ramada , ni muerto alguno. L o restante es aun
t a r i o q u e a ñ a d i m o s á u n a edición de la o b r a m a e s t r a de
Beccaria, que queremos dar tan c o m p l e t o c o m o sea
mucho mas extraordinario. La Pivardiére volvió
posible. á su casa y se presentó á los jueces de la provin-
286 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO
D E LOS D E U T O S Y DE L A S P E N A S . 287
c i a , que perseguían la venganza de su muerte.
solo aldeano de sus provincias mas lejanas, sin
L o s jueces , no queriendo perder su trabajo., le
que su causa hayasid o enviada antes al E m p e -
sostienen que ha muerto , que es un impostor en
rador ; que la hace examinar tres veces por uno
decir que vive aun, que debe de ser castigado ,
de sus tribunales ; despues de lo cual, firma
por mentir de este modo á la justicia , y que los
la sentencia de muerte , la p e n a , ó la gracia
procedimientos de esta , son mas creibles que él.
total (1).
Este proceso criminal duró diez y ocho meses,
antes que este desgraciado caballero, pudiese Pero 110 vayamos á buscar ejemplos tan leja-
n o s ; la Europa entera está llena de ellos. E n
obtener la sentencia de que no habia muerto
Inglaterra , ningún criminal es ejecutado sin que
aun. ( i ) .

( 1 ) E l A u t o r del Espíritu de tas Leyes, que nos ha


C A P I T U L O X I I .
p r e s e n t a d o en su o b r a t a n t a s v e r d a d e s , p a r e c e h a b e r s e
e n g a ñ a d o c r u e l m e n t e , c u a n d o , p a r a apoyar su p r i n c i -
De la ejecución de las Sentencias. pio , de q u e el s e n t i m i e n t o vago de h o n o r es el f u n d a -
. . . . . . . . m e n t o de toda m o n a r q u í a , y que el de la v i r t u d , lo es
de todas las r e p ú b l i c a s , dice de los C h i n o s ; « i g n o r o , lo
¿ E s necesario ir á las extremidades de la
q u e es el h o n o r , e n t r e los pueblos q u e n o h a c e n n a d a
tierra, y recurrir á las leyes de la C h i n a , para mas que a" fuerza de p a l o ( * J . >. S e g i i e a m e n t e p o r q u e se
ver cuanto el hombre debe ser avaro de la san- a p a r t e el populacho con el p a l o , ó q u e se d e . d e palos á
gre de sus semejantes? Hace mas de cuatro mil los i n d i g e n t e s insolentes , y á los b r i b o n e s , n o se d e b e

años que los tribunales existen en este Imperio, de c r e e r , q u e la C h i n a n o t i e n e t r i b u n a l e s , q u e velan


unos s o b r e o t r o s , y q u e estos n o sean u n a f o r m a e x c e -
y otros tantos, que no se ha dado la muerte á un
l e n t e de g o b i e r n o .

(*) Monleiqoieu (Dcjpucs .leí P. du Haldr), dt) Espirito tic la.


( i ) V é a s e t a m b i é n el parágrafo x x m . Ltyes, Jil, TI». c«p. 21.
286 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO
D E LOS D E U T O S Y DE L A S P E N A S . 287
c i a , que perseguían la venganza de su muerte.
solo aldeano de sus provincias mas lejanas, sin
L o s jueces , no queriendo perder su trabajo., le
que su causa hayasid o enviada antes al E m p e -
sostienen que ha muerto , que es un impostor en
rador ; que la hace examinar tres veces por uno
decir que vive aun, que debe de ser castigado ,
de sus tribunales ; despues de lo cual, firma
por mentir de este modo á la justicia , y que los
la sentencia de muerte , la p e n a , ó la gracia
procedimientos de esta , son mas creibles que él.
total (1).
Este proceso criminal duró diez y ocho meses,
antes que este desgraciado caballero, pudiese Pero 110 vayamos á buscar ejemplos tan leja-
n o s ; la Europa entera está llena de ellos. E n
obtener la sentencia de que no habia muerto
Inglaterra , ningún criminal es ejecutado sin que
aun. ( i ) .

( 1 ) E l A u t o r del Espíritu de tas Leyes, que nos ha


C A P I T U L O X I I .
p r e s e n t a d o en su o b r a t a n t a s v e r d a d e s , p a r e c e h a b e r s e
e n g a ñ a d o c r u e l m e n t e , c u a n d o , p a r a apoyar su p r i n c i -
De la ejecución de las Sentencias. pio , de q u e el s e n t i m i e n t o vago de h o n o r es el f u n d a -
. . ¡ , ' y: m e n t o de toda m o n a r q u í a , y que el de la v i r t u d , lo es
de todas las r e p ú b l i c a s , dice de los C h i n o s ; « i g n o r o , lo
jj E s necesario ir á las extremidades de la
q u e es el h o n o r , e n t r e los pueblos q u e n o h a c e n n a d a
tierra, y recurrir á las leyes de la C h i n a , para mas que a" fuerza de p a l o ( * J . >. S e g n e a m e n t e p o r q u e se
ver cuanto el hombre debe ser avaro de la san- a p a r t e el populacho con el p a l o , ó q u e se d e . d e palos á
gre de sus semejantes? Hace mas de cuatro mil los i n d i g e n t e s insolentes , y á los b r i b o n e s , n o se d e b e

años que los tribunales existen en este Imperio, de c r e e r , q u e la C h i n a n o t i e n e t r i b u n a l e s , q u e velan


unos s o b r e o t r o s , y q u e estos n o sean u n a f o r m a e x c e -
y otros tantos, que no se ha dado la muerte á un
l e n t e de g o b i e r n o .

(*) Monleiqoieu (Dcjpucs .leí P. du Haldr), dt) Espirito tic la,


( i ) V é a s e t a m b i é n el parágrafo x x m . L'TFS, Jil, TI». c«p. 21.
288 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO

antes el R e y haya firmado la sentencia: lo mismo


sucede en A l e m a n i a , y en cuasi todo el Norte.
C A P I T U L O XIIF.
T a l era antiguamente el uso en F r a n c i a , y tal
debiera de ser en todas las naciones cultas. L a
De los Tormentos.
c a b a l a , las preocupaciones , y la ignorancia ,
pueden influir sobre las sentencias dadas lejos Estando todos los hombres expuestos á la vio-
del trono. Estas pequeñas intrigas , ignoradas en lencia ó á la perfidia , detestan los crímenes , de
la corte, no pueden hacer impresión alguna so- «¡ue pueden ser las víctimas. Todos unánima-
bre ella : otros asuntos de mayor entidad la mente, piden el castigo de los principales culpa-
ocupan. E l consejo supremo está mas acostum- bles y de sus cómplices : y todos no obstante ,
brado á los n e g o c i o s , y es mas superior á las por una compacion, que D i o s ha impreso en
preocupaciones , la costumbre de verlo todo en nuestros corazones, se declaran contra los tor
grande , le hace menos ignorante , y mas p r e - mentos que se bandado á los acusados , de quie-
preveido : ve m e j o r que la justicia subalterna de nes se quiere arrancar alguna confesion. L a l e y ,
una provincia, si el cuerpo del estado , tiene ó no los ha .condenado aun , y se da en la incerti-
n o , necesidad de algún ejemplo severo. E n fin, duinbre en que se está de su crimen , un suplicio
cuando la justicia inferior ha juzgado sobre la mucho inas terrible que el de la muerte, á la qaé
letra de la l e y , que puede ser rigorosa, el c o n - 110 se les-condena , sino cuando 'se está seguro de
sejo mitiga la sentencia , según el sentido de toda que la merecen. ¡ C o m o ! ¡ignoro aun si eres
ley que e s , el de no inmolar los h o m b r e s , á m e - culpable, y te atormentaré para saberlo : y si
nos de una necesidad evidente. eres inocente, no expiaré las mil muertes que
te he hecho sufrir, en igual de una sola que te
preparaba ! Cada cual se estremece con esta idea.
No diré a q u í , que San Agustín se declara c o n -
tra los torm Hos , en su Ciudad de DÍJS. Tam -

I3
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 291
3 GO COMENTARIO SOBRE EL LIBRO

poco diré, que en R o m a no se daba mas que á todo lo que ha dicho sobre é l , el autor de los
Delitos y de las Penas. T o d o lo que debo de h a -
los esclavos , y que no obstante , Quinliliano ,
cer es , encargar que se lea á menudo la obra de
acordándose de que eran hombres , reprueba esta
este defensor de la humanidad.
barbàrie.
Aun cuando no hubiese mas que una nación
sobre la tierra , que haya suprimido el uso de los
tormentos, con tal que no se vean mas críme-
C A P I T U L O X I V .
nes en ella , que en las demás ; si es mas sabia y
floreciente desde que ha hecho esta supresión, su De algunos Tribunales de sangre.
ejemplo basta para el mundo entero. Oue la sola
Inglaterra instruya á todas las demás naciones ;
¿ Ouien creerá que ha habido en otros tiem-
pero no es la sola ; los tormentos han sido pros-
pos un tribunal supremo mas horrible que el de
critos de otras muchas con buen éxito. Luego
la Inquisición? y que este tribunal haya sido esta-
todo está decidido. U n o s pueblos que se precian
blecido por Cario magno ? Este era el tribunal
de ser ilustrados, ¿no se preciarán también de ser
de la W e s f a l i a , de otro modo llamado Corte
humanos? ¿ s e obstinarán en una práctica inhu-
Vétnica. La severidad, ó por mejor decir la
mana , bajo el solo pretexto de que está en uso ? crueldad de este tribunal, llegaba hasta castigar
Reservad á lo menos esta crueldad para ios mal- con la muerte todo S a j ó n que quebrantase el
vados empedernidos que hayan asesinado á un ayuno durante la cuaresma. L a misma ley fué
i ) 3 dre de familia , ó de la patria : buscad sus cóm- establecida en Flandes y en la Franche-Comté, á
plices: pero no es de una barbàrie inútil, el que principios del siglo décimo séptimo.
una joven que haya cometido algunas faltas , que L o s archivos de un pequeño territorio llamado
no dejan n i n g u n a traza tras de e l l a s , sea casti- Saint Ciaude , situado en medio de los mas hor-
gada como un parricida? Vergüenza tengo de rorosos peñascos del condado de B o r g o ñ a , c o n -
haber hablado sobre este particular, después de
•2$2 COMENTARIO S O B R E E!. L I B R O

servan la sentencia, y «1 proceso verbal de la eje-


DE LOS DELITOS Y D E LAS PENAS. ;í()3
cución de un pobre caballero , liamado Claudio
mira era aun mucho mas horrible. E s t a delegaba
Guillon^ que fué decapitado el 2 8 de julio 1629.
secretamente comisarios que iban incógnitos, á
Estaba reducido á la mas terrible miseria, y ator-
todas tas ciudades de Alemania , tomaban i n -
mentado por una hambre voraz. T o d o su delito formes sin hacérselos saber á los acusados, y
habia sido el de comer un dia de viernes, un pe- los juzgaban sin oirlos : muy amenudo cuando
dazo de caballo quehabian matado en una pradera no tenian un verdugo , el mas joven de entre
cercana. F u é pues, condenado como sacrilego. los jueces hacía su oficio, y ahorcaba él mismo
S i hubiera sido r i c o , y se hubiese hecho dar una al culpable (1). Para escapar á los asesinatos de
cena compuesta de pescados que hubiesen c o s - este tribunal, era preciso obtener cartas de e x -
tado cien pesos dejando morir de hambre á los cepción , salva-guardias de los Emperadores,
pobres , hubiera sido considerado como un hom- y aun estas fueron muchas veces inútiles. E s t e
bre que habia llenado todos sus deberes. H e aqui, tribunal de asesinos, no fué plenamente disuello
el tenor de la sentencia del juez. hasta el tiempo de Maximiliano pero esta di-

« N o s , habiendo visto todas las piezas del solución se hubiera debido hacer en la sangre de

» proceso , y oído el parecer de los legistas, de los jueces E l tribunal de los diez, en Venecia ,
comparado con éste, era un tribunal de miseri-
» claramos el llamado Claudio G u i l l o n , debi -
cordia.
» damente acusado y convencido , de haberse
» llevado un pedazo de la carne de un caballo
¿ Q p é podemos pensar de estos errores , y de
>• matado en una pradera de esta ciudad\ de haber otros muchos ? ¿ Nos contentarémos solamente
» hecho cocer la dicha carne el 3 i de m a r z o , que con gemir sobre la naturaleza humana ? Casos
» era sabado, y de haberla comido , etc. » hubo en que fué preciso vengarla.
¡ Que legistas eran estos que dieron este c o n -
sejo ! ¿ E s entre los Topinanbus ó los H o t e n t o -
(1) V é a s e el e x c e l e n t e Compendio de Cronología, de
íes dunde se pasan estas aventuras P La Corle Vc-
la Historia de Alemania y del Derecho público (por
PfefTel) año. 6o3.
Cuando se teme á una nueva s e c t a , que cu-
briéndose en público bajo el velo de su obe-
C A P I T U L O X V . diencia al S o b e r a n o , conspira en secreto para
eximirse de ella ; que publica que todos los hom -
í)e la diferencia que hay entre las Leyes políticas bres son iguales , con el fin de someterlos igual-
y las Natura/es. mente á sus nuevos r i t o s : en fin que b a j o pretexto
que vale m a s obedecer á D i o s que á los h o m b r e s ,
Yo entiendo por leyes -naturales, las que la y que la secla dominante está llena de supersti-
naturaleza indica en todos los tiempos , y á todos ciones y de ceremonias ridiculas, quiere destruir
los h o m b r e s ; para el sustento de esta justicia que lo que el estado ha c o n s a g r a d o ; entonces digo ,
la naturaleza á pesar de todo cuanto d i g a n , h a se pronuncia la pena de muerte contra aquellos ,
gravado en nuestros corazones. E n todas parles que dogmatizando públicamente en favor de esta
t i robo , la violencia, el homicidio , la ingratitud secta , pueden inducir el pueblo á la sedición.
contra nuestros parientes b i e n h e c h o r e s , el p e r -
S i dos ambiciosos se disputan un t r o n o , el
jurio cometido para dañar y no para socorrer un
mas poderoso obtiene la v i c t o r i a , y sentencia á
i n o c e n t e , y la conspiración contra su patria , son
muerte á todos los partidarios del mas débil. L o s
tocios delitos evidentes, reprimidos con m a y o r
jueces se hacen los instrumentos de la venganza
ó m e n o r severidad, pero siempre con justicia.
del nuevo s o b e r a n o , y los apoyos de su auto-
L l a m o leyes políticas, las que han sido hechas ridad. E n tiempo de Hugo C a p e l o , cualquiera
según las necesidades presentes, ya sea para dar que tenia alguna relación con Carlos de Lorena ,
m a y e r firmeza al p o d e r , ó ya para precaver é estaba expuesto á ser condenado á muerte , a me-
m p e d i r las desgracias. nos de que fuese muy poderoso.
Cuando se recela que el enemigo puede r e c i - Cuando Ricardo I I I , asesino de sus dos s o -
bir noticias de una ciudad , se cierran las piler- brinos , fué reconocido por R e y de Inglaterra ,
a s ; y se manda b a j o pena de m u e r t e , que nadie
alte por las murallas.
296 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO

el grande Jury hizo descuartizar al Caballero


DE LOS D E L I T O S Y DE LAS P E N A S . 297
Guillelmo Colingbura (1) cuyo delilo era ei ha-
ber escrito á un amigo del conde de Richemond, un delito a t r o z , es preciso que vosotros come -
que estaba entonces levantando tropas, y (<ue táis otro semejante!

veynó despues, bajo el nombre de Iler.rique V I I : Todas estas leyes de una política sanguinaria
habiendo hallado dos líneas escritas de su mano , no tienen mas que una época ; y es claro que no
aunque con la mas grosera ridiculez , fueron son verdaderas, pues que son pasageras. Estoy

suficientes para hacer que esle caballero fuese en que son muy parecidas á la necesidad en que

condenado al mas horrible suplicio. Todas las algunas veces se han hallado , en medio de gran-
des h a m b r e s , de comerse á los hombres. Pero
historias rebozan con semejantes ejemplos de
cesan de comerse en el momento en que se
justicia.
tiene pan.
E l derecho de represalia es otra iey recibida
per las naciones. Vuestro enemigo ha hecho
ahorcar uno de vuestros valientes capitanes, que
se ha defendido algún tiempo, en un castillo C A P I T U L O X V I .

medio arruinado , contra un ejercito entero : uno


de los capitanes de vuestro enemigo llega á caer Del crimen de alta traición. De Tito Oates, y de la

en vuestras manos; éste es un hombre virtuoso muerte de Augusto de Tliou.

que estimáis y aun amais; pero esto 110 quita


el que le ahorquéis por represalia. E s la ley, decis, Llámase crimen de alta traición, un alentado
¡conque porque vuestro enemigo ha cometido contra la patria c» contra el soberano que la r e -
presenta. E l que lo comete, es considerado como
parricida ; luego no se debe de extender hasta los
delitos que no llegan al del parricida. Porque sí
(1) El año 1483.
tratais de delilo de alta traición , un r o b o come-
tido en una casa del estado, una concusion, y
aun unas palabras sediciosas, disminuiréis el
MflBÜMI

398 COMENTARIO SOBRE EL LIBRO J)E LOS DELITOS V DE LAS P E N A S . 2Qg

horror que el crimen de alta traición ó de lesa para asesinar al rey Carlos I I , y que habian
magestad dehe de inspirar. visto los nombramientos del P . Oliva, 'ge-
No dehe de haber nada de arbitrario en la idea neral de los J e s u i t a s , para los oficiales que de-
que se forme de los grandes crímenes. Si colo- bían mandar un ejército de rebeldes. Estos dos
cáis el robo hecho á un padre por su hijo , una testigos , fueron suficientes para hacer arrancar el
imprecación de un hijo contra su padre, en el corazon de varios acusados, y para que se les
rango de los parricidios , romperéis los lazos del azotasen los carrillos con él. P e r o hablemos con
amor filial. E l hijo no considerará á su padre verdad, ¿ s o n dos testigos suficientes para hacer
mas que como un amo terrible. T o d o lo que es perecer los que tratan de perder:' A lo menos
violento en las leyes las destruye. sería preciso , el que estos dos delatores, no fue-
sen unos picaros averados ; como también el que
E n los crímenes ordinarios, la ley de Ingla-
no depusiesen cosas improbables.
terra , es favorable al acusado ; pero en el de
alta traición le es contraria. Habiendo el ex-jesuita E s muy evidente, que si los dos mas íntegros
T i tus O a t e s , sido jurídicamente interrogado en magistrados del r e y n o , acusaban un hombre de
la cámara de comunes, y habiendo jurado que no haber conspirado con el M u f l i , para circuncidar
le quedaba mas que decir , acusó no obstante todo el consejo de estado , el parlamento , el tri-
despues al secretario del duque de Y o r c ( q u e bunal de cuentas , el arzobispo y la sorbona, en
fué luego Santiago I I ) y varias otras personas, v a n o , ambos magistrados jurarian haber visto las
de alta traición ^ y su delación fué admitida : al cartas del M u f l i , todos creerian mas bien que se
principio juró delante del consejo, que no habia habian vuelto locos , que el que fuese verdad lo
visto á este secretario, y en seguida que sí lo ha- que decian. T a n extravagante era el que el ge-
bia visto. A pesar de estas ilegalidades y contra- neral de Jesuítas levantase un ejércilo en Ingla-
dicciones, el secretario fué ejecutado. terra. , como el que el Mufli hiciese circuncidar la

Este mismo Oates y otro testigo , declararon corle de Francia. No obstante para que no se

que cincuenta jesuitas habian urdido una trama, p udiese decir que habia habido un sol<* género de
DE LOS DELITOS V DE LAS P E S A S . 3OI
3oo COMENTARIO SOBRE E L LIBRO
• La conspiración babia sido tramada mas con-
locura atroz que no tubiese entrada en la cabeza tra el cardenal de Richelieu que contra Luis x m .
de los hombres, se creyó á Titus Oates. D e ningún modo se trataba de entregar la F r a n -
Las leyes de Inglaterra no consideran como cia á sus enemigos; pues que el hermano del
culpables de traición , aquellas personas que s a - ' R e y , principal autor de esta intriga, no podia
biéndola no la revelan. P o r que han considerado tener por objeto el vender un reyno del que se
que un delator es tan infame como un conspira- creia aun el heredero , no viendo enfre el trono
dor es culpable. E n F r a n c i a todo aquel que sabe y él mas que un hermano mayor á l a s puertas de
una conspiración y que no da parte de ella, tiene la muerte , y dos niííos en la cuna.
la pena de muerte. Luis xi , contra quien se diri-
D e T b o u no era culpable ni ante Dios ni ante
gieron varias conspiraciones , dió esta ley ter-
los hombres. U n o de los agentes de Monsieur ,
rible. N i Luis X i l , ni Enrique I V , la hubieran
único hermano del r e y , del duque deBouillon,
jamas podido imaginar.
príncipe soberano de S é d a n , y del grande e s -
Esta ley no solo obliga á un hombre de bien cudero Effiat Cinq-IVI ars, había comunicado ver •
á ser delator de un crimen que podría tal vez balmente el plan de la conjuración al consejero
impedir con sus sabios consejos y su firmeza , de estado. Este fué á buscar a'l escudero Ginq -
sino que le expone también á ser castigado como Mars , é hizo todo cuanto pudo para disuadirle
calumniador, porque es muy fácil el que los de esta empresa ; y le hizo ver todas las dificul-
conjurados tomen de tal modo sus medidas, que tades que presentaba. S i entonces hubiese dela-
no pueda de modo alguno convencerles. tado á los conspiradores, ¿ que prueba hubiera
E s t e fué precisamente el caso del respetable podido alegar contra ellos? hubiera sido contra-
Francisco Augusto de T b o u , consejero de es- dicho p o r la denegación del heredero presuntivo
tado , é hijo del único buen historiador que la de la c o r o n a , por la de un príncipe soberano ,
Francia tenia entonces, igual á Guichardjn por por la del favorito del Rey y.y en fin por la ex-
sus luces, y superior tal vez á este por su impar cracion pública. Todo lo que hubiera becho
cialidad. •
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3O3
habría sido'eí exponerse á ser castigado como jante sentencia , es que no fué dada por la jus-
un vil calumniador.
ticia, sino por los comisarios (1). La ley sangui-
E l mismo cancillerSeguin confesó esto, cuando naria era precisa y formal. N o solo a l'os juris-
hubo confrontado á D e T h o u con el grande es- consultos, sino también á todos los hombres ,
cudero E n esta confrontacion fué donde D e T h o u toca el decir si esta fué ó no pervertida. E s una
dijo á Cinq-Mars las palabras siguientes que se contradicción uiuy triste , el que un corto número
hallan en el proceso-verbal: « Acordaos, señor, de hombres haga perecer, como criminal 1 , aquel
» que no se ha pasado un solo dia en que no os que toda una nación ha juzgado inocente y digno
» haya hablado de este tratado , haciendo todos de aprecio.
» mis esfuerzos para disuadiros de él. » C i n q -
Mars reconoció esta verdad. D e T h o u merecia
pues, del tribunal humano , una recompensa y
no la muerte. A lo menos merecia el que el c a r - C A P I T U L O X \ I I
denal de Richelieu le tratase con miramiento ;
pero es bien sabido que este ministro 110 se p i - - De la Revelación hechu en la confesion.
caba de ser humano. Seguramente se podria de-
cir aquí mas que summum jus, summa injuria. La
Jaurigni y lialíazar G é r a r d , asesinos del prín-
sentencia de muerte de este hombre de bien
cipe de Orange j Guillelmo 1 : el frayle domi-
dice : « P o r haber sabido y participado en las
n i c o , Santiago Clémente , Chátel, Rávaillac,
» dichas conspiraciones. » Y 110 dice por 110
y todos los'demas parricidas de aquellos tiempos,
haberlas revelado. Según esto parecí; q>:e el
se confesaron antes de ejecutar sus crímenes. E n
crimen consiste en saber que existe, y que es
estos siglos deplorables , el fanatismo habia lie—
uno digno de muerte por que tiene ojos y
orejas.
( 1 ; Vt'áse sobre el particular el s u p l e m e n t o del capi-
Todo cuanto se puede decir acaso , de s e m e - tulo x i v , pag. 54. .BR.
3 o 4 COMENTARIO SOBRE EL U t R O DE LOS DELITOS V DE LAS PENAS. 3o5
gado á tal punto, que la confesion 110 era mas la descripción del hombre que le habia descu-
que un motivo de mas para consumar su ini-
bierto estas intenciones, el mejor de todos los
quidad : y por que la confesion es un sacramento,
R e y e s 110 hubiera sido asesinado.
el crimen también se hacia sagrado.
E l 20 de agosto del año de 1 6 1 0 , tres meses
E l mismo Estrada d i c e , que .Jaurigni non- despues de la muerte de Enrique iv , cuyas heri-
ante facinus aggredi sustinuk, quúm exptatam necis das estaban gravadas en los corazones de todos
animam apud dominicunum sacerdotem ccclesti pane, sus vasallos, el abogado general Servin , cuva
fmnaverit. « Jaurigni no se atrevió á emprender memoria es aun ilustre, pidió que se hiciese
» esta acción , antes de haber fortificado su alma firmar á los Jesuítas los cuatro artículos si-
» purgada en la confesion que habia hecho de guientes :
» ella, á los pies de un D o m i n i c o , ' c o n el pan Que el Concilio es superior al Papa.
» celeste. >> 20 O u e el Papa no tiene poder alguno para'
E n el interrogatorio de Ravaillac se ve , que privar al R e y de ninguno de sus derechos por
este miserable , al salir de los Fu'.enses , y que- medio d é l a excomunión.
riendo entrar en el convento de Jesuítas , se 3 o Oue los eclesiásticos están , como todos ios
había dirigido al jesuíta de Aubigíii; que despues demás , sometidos al Rey.
de haberle hablado de muchas, apariciones que • 4-° Que un sacerdote que llega á saber , por la
decía haber tenido, le enseño un cuchillo, que confesion, una conspiración contra el R e y ó el
tenia gravados sobre la oía un coraron y una estado, debe revelarla inmediatamente á los
cruz dicíendole : « E s t e corazon indica oüe el magistrados."

» de! .Rey ha de tener que hacer la guerra á los E l 2 2 , el Parlamento dió un decreto p o r el
» calvinistas. » cual mandaba , que los Jtsuitas no'pudiesen en-
T a l vez si De Aubigni hubiese tenido b a s - señar, á la juventud, antes de que hubiesen fir-
tante zelo y prudencia para hacer saber- al sobe- mado estos cuatro artículos : pero en aquellos
rano estas palabras, acaso si le hubiera hecko tiempos la Corte de R o m a era tan poderosa, y
i3* „
3o6 COMENTARIO SOBRE EL LIBliO
DE LOS DELITOS V DE LAS PENAS. 3o;
ia de Francia tan débil; que esta ordenanza no carmelita, de haber sido seducida por un fran-
uvo efeclo. ciscano ; el carmelita debe de acusar al francis-
U n hecho digno de notarse, e s , que aunque cano. U n asesino fanático, creyendo servir á
la Corte de R o m a , no quería que se revelase la D i o s matando á su P r í n c i p e , se presenta á un
confesion cuando se trataba de un alentado c o n - confesor para consultar con él este caso de con-
tra la vida de los soberanos, obligaba no obs- ciencia : el confesor se hace sacrilego si salva la
tante á los confesores á que declarasen á los in- vida d su soberano.
quisidores aquellos que sus penitentas acusaban E s t a contradicción absurda, es una conse-
de haberlas seducido, y de haberlas abusado. cuencia desgraciada de la oposicion continua que
Pablo iv , Pió IV , Clemente v n i , y Gregorio x v , reyna , hace ya tantos siglos, entre las leyes ecle-
mandaron que se hiciesen estas revelaciones. Esta síásticas y las civiles. E l ciudadano se halla com-
era una trampa bastante difícil de evitar por los prometido en cien ocasiones entre el sacrilegio y
confesores y las penitentas. E r a el hacer de un el crimen de lesa-magestad ; y las reglas del bien
sacramento una escribanía de delaciones y aun y del mal han sido de esle modo confundidas en
de sacrilegios. Pues , por los antiguos cánones, un cahos de donde hasta ahora no han sido aun
y sobre todo por el concilio de Latran , convo- sacadas.
cado bajo Inocente m , todo sacerdote que reve-
L a confesion de nuestras faltas ha sido autori-
lase una confesion de cualquiera especie que
zada en todos tiempos , y en cuasi todas las na-
fuese, incurriría la censura eclesiástica y seria
ciones. Muchos se confesaban en los misterios
condenado á una prisión perpetua.
de O r f é o , de I s i s , de C e r e s , y de Samoslracia.
H e aquí cuatro Papas del siglo décimo sexto,
L o s Indios confesaban sus pecados el dia déla
y décimo séptimo , que mandan l a revelación de
expiación s o l e m n e , y conservan fodavia esta
un pecado de impureza, y no permiten la de un
costumbre. U n penitente escoge un confesor,
parricida : pero no es eso lo peor : una muger se
que se vuelve luego su penitente, y cada c u a l , á
acusa , - ó supone en la confesion que hace á un
su vez, recibe de su compañero treinta y nueve
3O8 COMENTARLO SOBRE EL LIBRO

latigazos mientras que está compungidamente re


citando la fórmula de la confesion , que 110 con- 4 CAPITULO XVMí.
siste mas que en trece palabras,y q u e , por con-
siguiente , no articula nada de particular.
l)e ¡a falsa muneila.
Ninguna de estas confesiones entró j a m a s en
los detalles, ninguna sirvió de pretexto á estas E l crimen de fabricar moneda falsa, ha sido
consultaciones secretas que unos penitentes faná- considerado como crimerf dejesa-mageslad del
ticos han hecho algunas veces" para tener el de- segundo orden , y con justo motivo ; el robar á
recho de pecarcon impunidad, método pernicioso todos los ciudadanos, es ser iraidor al estado. S e
que corrompe una institución ventajosa. L a c o n - pregunta ¿ un comerciante que hace venir oro y
fesion, que en otros tiempos , era el m a y o r freno plata en barras de A m é r i c a , y las convierte en
para los crímenes, se ha hecho después, e n ¡iem- moneda en su misma casa; es culpable del crimen
pos de seducción y de alborotos, un apoyo para de lesa-magestad, y merece la muerte ? E n la
el crimen ; no hay duda alguna que estas consi- mayor parte de los^ paises estas personas son
deraciones han sido la causa de que muchas condenadas al mas cruel suplicio; no obstante
sociedades cristianas, hayan abolido una práctica no ha robado á nadie : al contrario, ha hecho
tan santa , pero que les ha parecido tan dañosa mucho bien al estado , pues que le ha procu-

como inútil. rado el medio de hacer circular un número mayor


de monedas. P e r o se ha arrogado los derechos
del soberano; y le r o b a , atribuyéndose el p e -
queño beneficio que el R e y tiene sobre la m o -
neda. E s verdad que la moneda que ha fabricado
ha sido b u e n a , pero ha expuesto sus imitadores á
la tentación de hacerla falsa. Pero es preciso
considerar que la muerte es muy dura. Y o he
3LO C O M E N T A R I O S O B R E EL LIBRO D E LOS D E L I T O S Y . DE LAS PENAS. 3L I

conocido un jurisconsulto que queria que se con- dronicio. Siendo la misma pena para un pequeño
denase á semejante culpable , como "un hombre robo como para uno considerable, es evidente

hábil y útil, á trabajar en la fábrica de moneda que un hombre que quiera robar tratará de
robar mucho. También podrán hacerse asesinos,
del R e y , con grillos en los pies.
con tal que crean que esto puede evitar el que
sean descubiertos.

Pero si la pena fuese proporcionada al delito ,


C A P I T U L O X I X . si el ladrón fuese condenado á los trabajos forza-
dos, entonces los amos entregarían sin escrúpulo
Del Rolo doméstico. los ladrones á la justicia : entonces 110 habria
vergüenza alguna en hacer esto, y el robo sería
menos frecuente. T o d o prueba la grande verdad,
E n los paises en que un pequeño robo domés-
de que una ley rigorosa produce múchSs veces
tico es castigado con pena de muerte, ¿ este
los mayores crímenes.
castigo desproporcionado no es muy dañoso á
la sociedad ? ¿ no es un estímulo para el robo
Pues si sucede el que un amo entrega su criado á
la justicia por un robo leve, y que se le quite !a
CAPITULO XX.
vida á este infeliz, todo el vecindado tiene á este
amo en h o r r o r ; todos entonces conocen que la
Del Suicidio..
naturaleza está en contradicción con la l e y , y por
consiguiente que esta no vale nada.
El famoso Duverger de Hauranne , abate de
; Que es lo que esto hace ? que los amos , no
Saint-Cyran , considerado como el fundador de
queriendo cubrirse de oprobio , se contentan con
P o r l - R o y á l , escribió en el año 1 6 0 ^ , un Tratado
despedir á sus criados, que van á robar á otra
parte , y que de este modo se acostumbran al la-
3LO C O M E N T A R I O S O B R E EL LIBRO D E LOS D E L I T O S Y . DE LAS PESAS. 3L I

conocido un jurisconsulto que queria que se con- dronicio. Siendo la misma pena para un pequeño
denase á semejante culpable , como "un hombre robo como para uno considerable, es evidente

hábil y útil, á trabajar en la fábrica de moneda que un hombre que quiera robar tratará de
robar mucho. También podrán hacerse asesinos,
del R e y , con grillos en los pies.
con tal que crean que esto puede evitar el que
sean descubiertos.

Pero si la pena fuese proporcionada al delito ,


C A P I T U L O X I X . si el ladrón fuese condenado á los trabajos forza-
dos, entonces los amos entregarían sin escrúpulo
Del Rolo doméstico. los ladrones á la justicia : entonces 110 habria
vergüenza alguna en hacer esto, y el robo sería
menos frecuente. T o d o prueba la grande verdad,
E n los paises en que un pequeño robo domés-
de que una ley rigorosa produce múchSs veces
tico es castigado con pena de muerte, ¿ este
los mayores crímenes.
castigo desproporcionado no es muy dañoso á
la sociedad ? ¿ no es un estímulo para el robo ?
Pues si sucede el que un amo entrega su criado á
la justicia por un robo leve, y que se le quite la
CAPITULO XX.
vida á este infeliz, todo el vecindado tiene á este
amo en h o r r o r ; todos entonces conocen que la
Del Suicidio..
naturaleza está en contradicción con la l e y , y por
consiguiente que esta no vale nada.
El famoso Duverger de Hauranne , abate de
; Que es lo que esto hace ? que los amos , no
Saint-Cyran , considerado como el fundador de
queriendo cubrirse de oprobio , se contentan con
Porl-Royál., escribió en el año 1 6 0 ^ , un Tratado
despedir á sus criados, que van á robar á otra
parte i y que de este modo se acostumbrar, al la-
DF. LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3I3
sobre el suicidio ( i ) , que se ha hecho uno de los Sain-C> ran estiende mucho este argumento
libros mas raros de Europa. que puede ser considerado como un puro s o -
E l decálogo., dice é l , manda el no malar. E l - fisma ; pero cuando llega á la explicación y á los
homicidio de sí mismo no parece menos compre - detalles, se hace mucho mas difícil el respon-
hendido en este mandamiento que el asesinato
de uno de nuestros semejantes. L u e g o , si hav ca-
sos en que sea permetido el malar al próximo ,
los hay también en que es permetido el matarse pueda c o m p r e b e n d c r en s i , t o l a especie de homicidio-
á sí mismo ; pero no debemos atentar á nuestra P e r o suele a c o n t e c e r q u e á pesar de esta prohibición y

vida sin haber precisamente bien consultado sin contravenir á ella , hay circimstánrias q u e dan al
h o m b r e el d e r e c h o y el poder de m a t a r á su próximo.
nuestra razón.
1 .liego podrán también o c u r r i r c i r c u n s t a n c i a s en que ,
La autoridad pública, que ocupa el lagar de sin "contravenir á este m a n d a m i e n t o ' , el h o m b r e pueda
D i o s , puede disponer de nuestra vida. L a razón matarse á si m i s m o L u e g o no es ni de nuestro ¿noto
del hombre puede también ocupar la de Dios , p r o p i o , ni por nuestra propia autoridad q u e obramos
pues que es una emanación de la luz divina (a). c o n t r a nosotros mismos; y pues que esto d e b e de h a c e r s e
con uua acción de v i r t u d , cuando lo hagamos será con
el pleno conocimiento de nuestra razón. Y del mismo
modo q u e la autoridad pública ocupa el lugar de Dios
( 1 ) E s t e tratado , fué i m p r e s o en i a ° en P a r i s , en casa cuando dispone de nuestra v i d a , lo m i s m o la r a z o a del
de Tüussaint D u b r a y , e n 1 6 0 9 , con'privilegio del Ki-y ; h o m b r e ocupará en este caso el lugar de Dios : y c o m o
debe de hallarse en la Biblioteca de. S . M . el s e r del h o m b r e no e m a n a mas q u e del de Dios , ten-
( 2 ) H e aquí el texto del abate de S a i n t - C y r a r i : drá el d e r e c h o de o b r a r p o r el q u e D i o s le h a dado : y
« E n el m a n d a m i e n t o q u é Dios ha dado de no matar D i o s se lo ha dado por el mismo motivo por que le dio
á n a d i e , e n t r a también e! de no m a t a r s e á sí m i s m o . .Lisie una emanación de la luz divina, para que juzgase del
es el motivo por que nos lia" sido dado e n estos t é r m i n o s estado de sus acciones. » Pag». 8 , 9 , 16 y 1 7 , del lomo
generales , sin ninguna otra modificación , á fin de q u e intitulado : Cuestión real y su decisión, Paris, Tous-
saint D u b r a y , 1 6 0 9 , en í a (gn privilegio del R e y .

«4
3l4. COMENTARIO SOBRE EL LIBRO
DE LOS DELITOS y DE LAS P E N A S . 3,5
derle. Cada cual dice, puede matarse por el bien
nos es permitido el hacerpor nosotros mismos, lo
de su Príncipe , por el de su patria , y el de sus
que con tanta gloria hacemos por los otros. T o d o
parientes ( i , .
el mundo sabe lo que Plutarco, Séneca , M o n -
Efectivamente sería muy difícil el poder con- taigne, y otros muchos filósofos han alegado en
d e n a r á los Codros y á los Curcios ; no hay un favor del suicidio. Todos han tratado esta materia
soberano que se atreva á castigar la familia de un basta el ultimo punto. E s t o no es decir que yo
hombre que se haya inmolado por é l ; ¿ que digo ? quiera hacer aquí una apología de una acción que
no hay uno que se atreviese á no recompensarla. •as leyes condenan : pero lo cierto es que ni el
Santo T h o m a s habia dicho lo mismo antes que antiguo ni el nuevo Teslamento prohiben al
Saint-Cyran. Pero no necesitamos de Santo hombre el salir de esta vida cuando no puede ya
T h o m a s , de Bonavenlura, ni de Hauranne para soportarla mas largo tiempo. Ninguna ley R o -
saber que un hombre que muere por su patria mana ha condenado el suicidio. T o d o al contra-
merece nuestros elogios. r i o , he aquí la ley dada por M a r c o - A n t o n i o ,
E l abate Saint-Cyran concluye diciendo que que no fué nunca revocada.

« S í vuestro padre, ó vuestro h e r m a n o , sin

( i ) H e aquí otra p a r t e del t e x t o de S a i n t - C y r a n : » ser culpables de ningún crimen , se matan ya

« D i g o q u e el h o m b r e se verá obligado á ello por el >' sea por huir de dolores, por estar cansado^ de
b i e n de su p r i n c i p e y la felicidad p ú b l i c a , para i m p e d i r " l a V l d a ' P ° r desesperación , ó por demencia
c o n su m u e r t e los m a l e s q u e p r e v é e sin n i n g ú n g é n e r o - que su testamento sea válido, ó bien en caso de
d e duda, d e b e r a c a h e c e r si c o n t i n u a v i v i e n d o . . . . Pero
p a r a o b r a r a u n a d e m a s de todo lo q u e h e d i c h o , la o b l i - " ™ h a b e r l e h e c h ° > que sus herederos sean due-
- nos por inlestut ( i ) . «
gación q u e los p a d r e s c o n t r a c l a n con sus h i j o s , como
t a m b i é n la de estos con sus p a d r e s , m e p a r e c e q u e b a j o
los e m p e r a d o r e s N e r ó n y T i b e r i o , estaban obligados de
m a t a r s e , p a r a el bien de sus familias y de sus h i j o s , etc. »
(1) Leg. Cod. lib. i.x, til. 5o. De bonis eorum quis/bt
I d . pag s . 18 , 1 9 , 2 9 et 3 o ^ B. mortem, etc.
5i6 comentario SOBRE EE LIBRO

A pesar de esta ley tan humana de nuestros


maestros, arrastramos aun en un canasto , y
C A P I T U L O X X L
atravesamos con un palo el cadaver del hombre
muerto voluntariamente ; su memoria se hace De cierta especie de muliÑtcioni
infame. Deshonramos su familia lo mas que nos
es posible. Castigamos al hijo por haber perdido En el digeslo de las leyes se halla una de
á su padre, y á la viuda por no tener ya marido. Adriano, que condena á muerte á todos los mé-
S e confiscan también los bienes' del muerto , Ib dicos que hacen eunucos, ya sea arrancando los
que no es mas que arrebatarle de las manos de testículos , ó ya quebrantándolos.
los vivos á quienes por derecho pertenecen. E s t e P o r la misma ley se confiscaban también los
uso , como varios otros , deriva de nuestro de- bienes de aquellos que se hacían mutilar de eSte
recho de cánones, que priva de la sepultura al modo. También hubieran podido castigar á Orí-
hombre que muere voluntariamente. P o r ella se genes, que se sometió á esta operacion, por haber
saca en consecuencia, que no se puede heredar interpretado rigorosamente el pasage de san Ma-
de un hombre que no tiene él mismo nada que teo , que dice : Hay algunos que- se han castrado
heredar en el cielo. E l derecho de cánones en el ellos mismos para el reyno de los cielos.
título de pcenitentia, asegura que J u d a s cometió Las cosas mudaron de aspecto bajo los empe-
un pecado mayor en ahorcarse , que en vender á radores siguientes , que adoptaron el lujo asiá •
Jesu-Cristo Nuestro-Señor. tico, sobre todo en el imperio de Constantinopla,
donde se vió algunos eunucos que llegaron á ser
Patriarcas y mandar los ejércitos.
E n R o m a se estila en el dia el castrar á los
niños para que algún dia sean dignos de ser m ú -
sicos del P a p a , de modo que castrato , y músico
del Papa son sinónimos. N o hace aun mucho
DE LOS D E L I T O S Y D E LAS P E N A S . 3x9
tiempo que seveian en Ñapóles, unos rótulos liaría ( i ) , ya sea por haber recogido en su casa
sobre la puerta de algunos barberos que decian : al predicante de alguna s e c t a , ó ya por haber
Qui si castrcino maravillosamente i putti. oido su sermón en alguna caverna ó algún d e -
sierto, la muger y los hijos se verán reducidos á¿
mendigar el suslento.

E s t a jurisprudencia, que coasiste en privar


C A P I T U L O X X I I . á los huérfanos, y en dar á un hombre el bien
de su próximo , fué desconocí la en todos tiempos
en la república R o m a n a . Syla la introdujo en
De la confiscación que llevan consigo los delitos de
tiempo de sus proscripciones. P e r o es preciso
que acabamos de hablar.
confesar qne una rapiña inventada por Syla , no
era un ejemplo digno de ser imitado. Así fué que
Hay una máxima recibida en todos los tribu- esta l e y , que no parecia haber sido dictada mas
nales de justicia , que el que confisca el cuerpo con- que por la inhumanidad y por la avaricia, 110
fisca también ¡os-bienes. Máxima muy en voga en fué seguida ni por Cesar , ni por el buen empe-
todos aquellos paises en que se sigue la costum- rador T r a j a n o , ni por los Anioriinos , cuyo nom-
bre en vez de la ley. D e modo , que como aca- bre es aun en el día pronunciado con respeto y
bamos de decir, en estos paises se mata de ham- amor por todas las naciones. E n fin , bajo J u s -
bre á los hijos aquellos que se han quitado la tiniano ,1a confiscación no fué empleada mas que
vida voluntariamente, como á los hijos de los
en casos de delito de lesa-magestad.
asesinos. D e este modo y en lodos los casos, toda — •• •
una familia es castigada por la falta de un solo
hóinbre.
(1) Véase el edicto de 1724. del de mayo, publi-
Así p u e s , cuando un padre de familia sea cado Á la solicitación del cardenal de Fleury y revisto
condenado á galeras por una sentencia arbi- por él mismo.
DE LOS DELITOS \ DE LAS PENAS. 321
Parece que en tiempos de anarquía feodal, los que las de las provincias: lo que prueba que mu-
príncipes y los señores de tierras siendo bastante chas veces la jurisprudencia ha sido establecida
p o b r e s , trataban de aumentar sus tesoros c o n - por la casualidad,sin regularidad, sin uniformi-
d e n a n d o á su vasallos, y de hacerse una renta del dad, y en fin como se edifican las chozas en los
mismo crimen. C o m o entre ellos las leyes eran lugares.
arbitrarias y la jurisprudencia romana ignorada,
¡ Quien podrá creer que en el año de 1670
las costumbres, ó bizarras ó crueles prevalecie-
en el siglo de la gloria de la F r a n c i a , el abogado
ron. P e r o en el dia, que el poder de los soberanos
general O m e r Talón haya hablado en el parla-
está fundado sobre riquezas inmensas y seguras,
mento , y con relación á la señorita de Canillac,
sus tesoros no tienen necesidad alguna de aumen-
del modo siguiente ! ( 1 )
tarse con los miserables despojos de una familia
« D i o s dice en el capitulo x m del Deutero-
desgraciada. E n general se abandonan á lospri-
» nomo : si entras en una ciudad ó en cualquiera
mcros que las p i d e n . ¿ P e r o pertenece acaso á un
» lugar donde reyne la idolatría, pásalo todo al
ciudadano el enriquecerse á costa de otro ?
». filo de la espada, sin excepción d e i d a d , de
La confiscación no existe en los paises en que" » sexo ni de condicion. Luego reúne en la plaza
el derecho romano ha sido establecido, excepto » pública todos los despojos de la ciudad, qué-
en el distrito del parlamento de Tolosa. T a m p o c o « mala toda entera con sus despojos, y que de
existe en algunos paises que se rigen por la cos- » este lugar de abominación, no quede mas que
tumbre , como el B o m b o n e s , el B e r r í , L a M e n a , » un monton de cenizas. E n una palabra, haz
el Poilú , la B r e t a ñ a , á lo-menos en todas estas » del lodo un sacrificio al señor, y que no quede
parles se respetan los bienes raices. Antigua- » entre tus manos la mas mínima parte de los
mente se observaba en C a l a i s , pero los Ingleses » bienes de esta anatema. »
la abolieron cuando se apoderaron de la plaza.
E s cosa muy rara el que los habitantes de la ca-
pital vivan bajo unas leyes mucho mas rigorosas £1) D i a r i o del Palacio de J u s t i c i a , tom. 1. pag. 444-
DE I.OS DELITOS Y DE LAS PENAS. 323
« D e este .modo en los crímenes de lesa-
señorita de Canillae. T a m p o c o tienen mas rela-
» magestad, el R e y era el dueño de los bienes
ción con ella, el asesinato y confiscación de los
" con1ra ios derechos de los hijos del culpable.
bienes de Miphiboseth, nieto del rey S a ú l , é
» Habiendo sido hecho el proceso á Naboth
hijo de J o n a t a s , amigo y protector de David.
» quid malcdixerat regí, el rey Achab entró en
Con esta pedantería, con esta demencia de
» posesion de los bienes del culpable. Habiendo
citaciones extrangeras el asunto de que se trata,
» llegado á oidos de David el que Miphiboseth
con eáta ignorancia de los principios de la natu-
» habia tomado parte en la rebelión, dió todos
raleza humana, con estas preocupaciones mal
* sus t ^ n e s á S i b a , que fué el que le dió esta
concebidas y peor aplicadas , es con lo que la
" noticia, diciéndole : Tua sint omnia quce. fue-
jurisprudencia ha sido tratada por unos hombres
» runi Miphiboseth. «
que se han adquirido en su esfera mucha repu-
Ahora se trata de saber quien heredará los bie- tación. E l lector se podrá imaginar lo que sería
nes de la señorita de Canillae, bienes que habian superlluo que se le dijese.
ya sido confiscados á su padre, y abandonados
per el R e y á un guarda del real tesoro , y en fin
dados por este á la testadora. Y es'para aclarar
el proceso de una señorita de Auvernia , que el
CAPITULO xxrn.
abogado general va á buscar á Acliab, rey de una
De /os procedimientos criminales, y de algunas otras
parte de la Palestina, que confiscó la vina de formas.
IS'aboth despues de haber hecho asesinar al p r o -
pietario con la espada de la justicia ; acción abo- Si algún dia unas leyes humanas llegan á dul-
minable , que se ha hecho un proverbio para ins- cificar en Francia algunos usos demasiado rigo-
pirar á los hombres el horror que merece la rosos , sin que por eso se dé mayores facilidades
usurpación. Bien seguro es que la viña deNaboth al c r i m e n , es de creer que se confinarán también
110 tenia nada que hacer con la herencia de la los procedimientos en los artículos en que los
COMENTARIO S O B R E E l . LIBRO,

redactores han sido demasiado severos. Las or- E n t r e los Romanos se oian los testigos en
denanzas criminales parecen, en muchos puntos, público, y en presencia del acusarlo , que podia
no haber sido dirijidas mas que ácia la pérdida responderles , interrogarles él mismo , ú oponer-
de los acusados. Esta es la sola ley que sea uni- les un abogado. Este procedimiento era n o b l e ,
forme en todo el R e y n o ; ¿ pero no debería ser f r a n c o , y respiraba la magnanimidad Romana.
esta tan favorable para los inocentes como terri- E n t r e nosotros tcjdo se hace en secreto. U n
ble para los culpables ? E n Inglaterra un'simple solo juez, con el escribano , oye los testigos uno
encierro hecho sin m o t i v o , tiene que ser repa- después de otro. Este u s o , establecido por Fran-
rado por el ministro que lo ha decretado ; pero cisco I , fué autorizado por los comisarios que
en Francia el inocente que ha sido sumergido en recopiláronla ordenanza que Luis xiv dio en 1670.
un calabozo , que ha sufrido el tormento, no U n a equivocación fué la única causa de ello.
tiene que esperar ningún consuelo, ni puede re- S e imaginaron al leer el código de Testibus,
petir contra nadie, y queda deshonrado para que estas palabras ( 1 ) , testes mtrqre judidi secre-
siempre en la sociedad. ¡ E l inocente deshonrado! tan/ , significaban que los testigos eran interro-
¿ Y porque P ¡ porque ha sido dislocado ! esto gados en secreto. .Pero aquí secretum íignifica el
debería inspirar la compasion y el respeto. Las gabinete del juez. E s decir intrare secretum , por
indagaciones de los crímenes requieren algunos expresar hablar secretamente, eso no sería latin.
rigores: esta es una guerra que la justicia humana D e modo que fué un solecismo el que hizo esta

hace á la maldad; pero hasta en la guerra puede parte de nuestra jurisprudencia.

haber generosidad y compasion. E l valiente es L o s testigos son por lo regular gentes de la


compadeciente ; ¿ como el legista puede ser bár- hez del pueblo, y á quienes el juez puede hacer
baro ?

Comparemos aquí, solo en algunos puntos, el


procedimiento criminal de los R o m a n o s con el (1) V é a s e B o r n i e r , título v i , art. a , de las I n f o r m a -
ciones.
nuestro.
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 327
decir todo cuanto quiera. Estos testigos vuelven men ; y que el menosprecio que hacia ver por la
á ser oidos por segunda v e z , pero siempre en justicia, rehusando el comparecer ante ella , me-
secreto, lo que se llama recuerdo. Y si después recia el mismo castigo que si hubiese sido c o n -
de este recuerdo se retractan de sus deposicio- vencido. I ) e modo , que según la máxima de los
n e s , ó las mudan esencialmente, son castiga- jurisconsultos que el juez haya adoptado , el ino-
dos como falsos testigos. Dcj modo que cuando cente será absuelto ó condenado.
un hombre de una concepción simple, y que
E s un grande abuso en la jurisprudencia fran-
no sabe explicarse, á pesar de tener el corazon
cesa , el que con frecuencia se tome por una ley
recto acordándose de que ha dicho ó dema-
lo que no es mas que un desvarío ó un e r r o r ,
siado ó poco sobre el particular, que no ha en-
muchas veces cruel, de vagabundos que han dado
tendido bien al juez, ó que el juez le ha entendido
su parecer por ley.
mal á é l , revoca, por un principio' de justicia,
B a j o el reynado de Luis x i v se han hecho dos
lo que antes habia dicho , es castigado como un
picaro , y muchas veces se ve en la necesidad de ordenanzas que son uniformes en todo el reyno.

sostener un falso testimonio , solo por miedo de E n la primera , que tiene por objeto los proce-

ser tratado como testigo falso. dimientos civiles, es prohibido á los jueces el
condenar por contumacia, en materias civiles,
Huyendo, se expone á ser condenado, que el cuando la demanda no ha sido aprobada : pero
crimen haya sido averado ó no. A la verdad ,
110 se dice en la segunda , que es sobre las causas
algunos jurisconsultos han asegurado, que ios
criminales , el que el acusado sea puesto en liber-
contumaces no debian de ser condenados , á me-
tad por falta de pruebas. ¡ Cosa extraña ! 1.a ley
nos que el crimen hubiese sido probado con la
dice que á un hombre á quien se le pide algún
mayor claridad : pero otros legislas, menos ilus*?
dinero, no debe ser condenado por contumacia,
trados y tal vez mas imitados, han tenido una
hasta que la deuda sea averada; pero si se trata
opinion contraria : se han atrevido á decir, que
de la vida , es una controversia en los tribunales
la huida de un acusado era una prueba de su c r i -
de justicia / el saber si se debe de condenar el con
D E LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 32g
328 COMENTARIO S O B R E EL LIBRO
• ,S> Sjjr* . -. tura de las deposiciones. S i llega [á hacer ver á
tuina/., cuando el crimen no ha sido prohado ; y los testigos, ó que han exagerado los hechos, 6
la ley no resuelve la dificultad.
que han omitido o t r o s , ó que se han engañado
Cuando el acusado se ha escapado , empezáis
en los detalles, el temor del suplicio les hará
por apoderaros y anotar todos sus bienes; y para
perseverar en su perjurio. S i las circunstancias
esto no esperáis tan solamente á que el procedi-
que el acusado ha explicado en el interrogatorio
miento esté acabado. p>Aun no tenéis ninguna
lo son de un modo distinto por los testigos , esto
prueba, aun no sabéis si es inocente ó culpable,
bastará para que unos jueces ignorantes, ó llenos
y ya empezáis haciéndote gastos inmensos !
de preocupaciones , condenen á un inocente.
E s t a es una p e n a , decis , con que castigais su
desobediencia al decreto de arresto. ¿ P e r o no ¿ Cual es el hombre á quien este procedi-
puede ser el rigor extremo de vuestro procedi- miento no asuste ?¿ Donde hallar un hombre tan
miento criminal quien le obligue á esta d e s o b e - justo que pueda estar seguro de no abatirse ?! O h
diencia ? Jueces ! ¿ Ouereis que el inocente acusado no se
S i un hombre está acusado de un crimen, em- escape ? pues facilitadle los medios de defenderse.
pezáis por encerrarle en un calabozo horrible"; ni L a ley parece obligar al magistrado á condu-
permitís el que tenga comunicación con nadie : cirse con el acusado mas como enemigo que como
le cargais de h i e r r o s , como si ya le hubieseis juz- amigo. Este juez es dueño de mandar la c o n -
gado culpable. L o s testigos que deponen, contra frontacion del acusado con el testigo, ó de
él son oidos secretamente. Solo los ve un m o - omitirla ( i ) . ¿ Como es posible que una cosa
mento en la confrontacion : antes de oir sus d e - tan interesante como la confrontacion sea arbi-
posiciones , debe de alegar las razones que tiene traria ?
para reprobarlos : tiene que circunstanciarlas :
tiene que nombraren el mismo instante todas las
personas que puedan apoyar estas razones : sus ( i ) Y si preciso fuese, confrontad, dice la ordenanza

reproduciones no son admitidas despues de la lec- de 1670, titulo i5, articulo primero.
S o b r e este particular Ja costumbre parece con-
macia aunque el crimen no haya sido aun p r o -
traria á la ley que es equívoca ; siempre hay con-
bado. ¡ C o m o ! ¡ la ley habria hecho mas caso
frontación, pero el juez no siempre confronta
del dinero que de la vida ! ¡ O h jueces! consul-
todos los testigos; muchas veces omite los que
tad el piadoso Anlonino y el buen Trajano ;
le parece no ser de bastante importancia : no
ambos prohiben el que un ausente pueda ser
obstante aquel testigo que nada ha dicho contra
condenado ( i ) .
el acusado en la información , puede deponer en
; C o m o ! vuestra ley permite el que un cohe-
su favor en la confrontacion. E l testigo puede
chador, un bancarrotero fraudulento, tenga el
haber olvidado algunas circunstancias favorables
recurso de un abogado ; y muchas veces un hom-
al acusado, el mismo juez puede no haber bien
bre de honor se ve privado de este socorro! S i
conocido al principio el precio de las circuns-
puede hallarse una sola ocasion en que un inocente
tancias , y no haberlas anotado, ü s pues muy
sea justificado por el ministerio de un abogado ,
importante el confrontar todos los testigos con
no es evidente que la ley que le priva de este
el acusado , y que en este caso la confrontacion
auxilio es injusta i'
no debe de ser arbitraria.
E l primer presidente de Lamoignon decia con-
S i se trata de un crimen, el acusado no puede tra esta ley , que « el abogado ó consejo que era
tener un abogado , por consiguiente no tiene mas » la costumbre el dar á los acusados, no es un
recurso que el de la huida : esto es lo que todas » privilegio dado por las ordenanzas, ni por las
las máximas de la justicia le aconsejan ; pero si » leyes , es una libertad adquirida por el derecho.
se escapa, se expone á ser condenado, sea que >. natural, que es mas antiguo que todas las leyes
el crimen haya sido p r o b a d o , ó no. D e modo » humanas. L a naturaleza enseña al hombre á te-
que un hombre á quien se le pide algún dinero,
no puede ser condenado por contumacia, á me-
nos que la deuda sea averada : pero cuando se
(i) Digest. L. i , lib. 49, tit. i- de requirendis vel
trata de la vida, se puede condenar por contu-
absenlibus damnandis; y L . V , lib. 4 8 , tit. 19 de Pañis.
33?. COMENTARIO S O B R E E l , LIBRO

» ner recurso á las luces de los demás, siempre


» que él mismo no posee bastantes para condu- no existen medias verdades : pero en Tolosa se
admiten las cuartas y octavas partes de prue-
« cirse, y á que busque socorros cuando se r e -
bas. P o r ejemplo, un he oido decir, puede ser
» conoce demasiado débil para defenderse á sí
considerado como un cuarto de prueba, y otro
.» mismo. S o n tantas las ventajas de que nuestras
he oido decir un poco mas vago , como una o c -
» ordenanzas han privado á los acusados, que
tava parte ; de modo que ocho rumores , que no
» es bastante justo el conservarles lo que queda ,
son en realidad mas que el eco de un rumor mal
» y sobre todo el abogado que "forma la parte
fundado, pueden componer una prueba c o m -
» mas esencial de ello. Y si se quiere comparar
•pleta; y fué poco mas ó m e n o s , sobre este prin-
» nuestros procedimientos con los que los Pvo-
cipio , que J u a n Calas fué condenado á la rueda.
» manos usaban, y los que se usan en otras
Las leyes Romanas exigian que las pruebas
" "aciones, se verá que no los hay mas crueles
fuesen luce meridiana clariores.
» que los franceses, sobre todo desde la orde-
» nanza de i 5 3 g ( i ) . »
L a ordenanza de 1670 la- ha hecho aun mas
C A P I T U L O X X I V .
rigorosa. Hubiera sido mas dulce si el mayor
número de los comisarios hubiesen pensado Idea para alguna reforma.
como M . de Lamoignon.
La magistratura es tan respetable , que solo en
E l parlamento de Tolosa tiene una costumbre
los paises en que es enteramente venal, es donde
muy singular en las pruebas por tesligos.En,otras
se desea que se quite esta costumbre. S e desea
'»artes admiten unas medias pruebas que no son
que el jurisconsulto pueda llegar, por su mérito á
OÍ realidad mas que dudas ; pues es sabido que
hacer la justicia que sus veladas, su voz y sus e s -
critos han defendido. T a l vez entonces, á fuerza
de trabajo, se verá renacer una jurisprudencia
i P r o c e s o v e r b a l de la o r d e n a n z a , pag. i 6 3 .
regular y uniforme.

*
¿ S e juzgará siempre de un modo diferente la
la autoridad civil y los usos eclesiásticos , ¡ que
misma causa en Ja provincia que en l a c a p i i a l ?
disputas interminables se elevan ! ¿ y donde están
¿ E s posible que un mismo hombre tenga razón
estos límites ? ¿ Ouien conciliará las contradicio-
en Bretaña y sea condenado en el Languedoc?
nes eternas del fisco y de la jurisprudencia ? E n
i Pero que digo ! hay tantas j u r i s p r u d e n c i a s
fin, ¿ porqué en algunos países los arrestos no
como ciudades ; y aun en el mismo parlamento
son nunca motivados ? ¿ Hay acaso vergüenza
las máximas de una sala no son las mismas que
en la oirá ( i ) . en dar el motivo de un juicio ? ¿ porque los que
juzgan en nombre del S o b e r a n o , no le presentan
¡ Que contrariedad tan prodigiosa entre las - sus sentencias de muerte antes de que sean eje-
leyes del mismo r e y n o ! E n París , un hombre
cutadas ?
que ha estado domiciliado por el espacio de un
P o r cualquiera parte que extendamos nues-
ano y un d i a , es considerado como vecino de
la villa. E n la Franche-Comlé, un hombre libre tra vista , vemos la contrariedad, la dureza , la

que ha vivido un año y un dia en una casa de incertidunibre , y la arbitrariedad. E n este siglo
servidumbre , se hace esclavo ; sus colaterales no queremos perfeccionarlo lodo ; tratemos pues,
heredarán de lo que haya adquirido en otras par- de perfeccionar las leyes , de que dependen nues-
íes ; y sus mismos hijos se ven reducidos á la tras vidas y fortunas.
mendicidad, solo con que hayan vivido un año
entero fuera de la casa donde su padre ha muerto.
E s t a provincia se llama franca , ¡ pero que fran-
queza!
FIN DEL COMENTARIO.

Cuando se quieren establecer los límites entre


.— -

(0 V e d s o b r e esto al presidente Bouhier.


respuesta
A L A S N O T A S Y O B S E R V A C I O N E S

D E U N F R A Y L E . D O M I N I C O , (I)

S O B R E EL L I B R O

D E L O S D E L I T O S Y D E L A S P E N A S .

NOTA. E s t a crítica absurda y l a respuesta de B e e c a r i a ,


que se tomó el trabajo de espachurrar esta oruga, for-
Í • { "
marían u n t o m o voluminoso. P e r o nos contentaremos
con d a r solo lo q u e pueda inspirar algún Ínteres. E s t a s Notas y Observaciones n o son mas q u e u n a
c o l e c c i o n de i n j u r i a s c o n t r a el a u t o r del libro de los De-
litos y de las Penas. E n ellas le t r a t a n de f a n á t i c o , im-
p o s t o r , de escritor falso y dañoso , de satírico d e s e n f r e -
n a d o , de s e d u c t o r del público. L e e c h a n e n c a r a el h a b e r
destilado la hiél mas a m a r g a , de añadir á las m a s v e r -
gonzosas c o n t r a d i c i o n e s los rasgos pérfidos y ocultos de la
disimulación . y de escribir con obscuridad por m a l d a d .
E l q u e m e c r i t í e a p u e d e estar s e g u r o j f l e q u e n o r e s p o n -
d e r é ¿ las personalidades.

(I) E-le f i a v l e del c o n v e n i o de V a l l o m h r e u s e it llamaba Vincenzo

F a e c h i n c ) de C o r f r i .
R e p r e s e n t a m i libro c o m o una o b r a h o r r i b l e , e n v e n e -
nada , de u n a licencia d a ñ o s a , i n f a m e , é impía. H a l l a en a1 « S e g ú n el autor del l i b r o de los Delitos y de las
ella blasfemias desvergonzadas, ironías i n s o l e n t e s , b u f o -
Penas , la escritura sagrada rio coDtiene mas que i m -
nadas i n d e c e n t e s , sutilidades peligrosas , burlas e s c a n -
posturas. »
dalosas y calumnias g r o s e r a s .
E n todo el curso de la o b r a de los Delitosy de las Pe-
L a religión, y el respeto debido á los s o b e r a n o s , sir-
nas , n o se habla de la sagrada E s c r i t u r a mas que una
v e n de pretexto á dos de las m a s g r a v e s acusaciones q u e
sola v e z , y esta es cuando hablando de los e r r o r e s r e l i -
se e n c u e n t r a n en estas Notas y Observaciones. Estas
giosos en e l capítulo x n i , he dicho que no hablada ue
s e r á n las solas á que m e c r e o obligado á r e s p o n d e r . E m -
este P u e b l o elegido de D i o s , q u e se sirvió de milagros
p e l e m o s por la p r i m e r a .
e x t r a o r d i n a r i o s y gracias s e í a l a d a s en vez de política hu-
m a n a . ( V é a s e pag. 198).
31» « T o d a s las gentes sensatas h a n hallado en el autor
del libro de los Delitos y de las Penas , un e n e m i g o del
C A P I T U L O P R I M E R O . c r i s t i a n i s m o , un mal h o m b r e y un m a l filósofo. »
' •»
M e i m p o r t a poquísimo el que m i censor m e t e n g a por
Acusación de impiedad. buen ó mal filósofo; los q u e m e conocen dicen que no
soy m a l h o m b r e .
P « E l A u t o r d e l l i b r o de los Delitos y de las Penas ¿ S o y a c a s o el e n e m i g o del c r i s t i a n i s m o , p o r que insisto
no c o n o c e aquella justicia c u y o o r i g e n d i m a n a del legisla- en que la tranquilidad de los templos sea asegurada b a j o
d o r e t e r n o q u e lo v é e y p r e v e todo. » la protección del g o b i e r n o ; y cuando h a b l a n d o de las
H e aquí s o b r e poco m a s <5 m e n o s el silogismo del a u t o r g r a n d e s verdades digo , que la r e v e l a c i ó n es la sola q u e
de las notas. h a y a conservado toda su p u r e z a , aun en medio de la
« E l autor del libro de los Delitos, no a p r u e b a el q u e obscuridad t e n e b r o s a que durante tantos siglos ha <-n-
la i n t e r p r e t a c i ó n deft) l e y d e p e n d a de la v o l u n t a d y del vuelto el i n u n d o ? A
capricho de un j u e z . - P e r o , el q u e no quiere confiar 4 " « E l autor de los Delitos y de las Penas habla de
la interpretación de la l e y á la voluntad y á los c a p r i c h o s la religión, como si fuese una simple m á x i m a de política.»
d e un juez , no c r e e en una justicia e m a n a d a d e D i o s « E l autor de los Delitos y de las Penas llama á la
— L u e g o el autor no admite una justicia puramente • religión un don sagrado del C i e l o . » ¿ E s posible que t r a t e
divina
de simple m á x i m a de p o l í t i c a , lo q u e le parece un don
sagrado del cielo ?
R e p r e s e n t a m i libro c o m o una o b r a h o r r i b l e , e n v e n e -
nada , de u n a licencia d a ñ o s a , i n f a m e , é impía. H a l l a en 21 « S e g ú n el autor del l i b r o de los Delitos y de las
ella blasfemias desvergonzadas, ironías i n s o l e n t e s , b u f o -
Penas , la escritura sagrada rio contiene mas que i m -
nadas i n d e c e n t e s , sutilidades peligrosas , burlas e s c a n -
posturas. »
dalosas y calumnias g r o s e r a s .
E n todo el curso de la o b r a de los Delitosy de las Pe-
L a religión, y el respeto debido á los s o b e r a n o s , sir-
nas , n o se habla de la sagrada E s c r i t u r a mas que una
v e n de pretexto á dos de las m a s g r a v e s acusaciones q u e
sola v e z , y esta es cuando hablando de los e r r o r e s r e l i -
se e n c u e n t r a n en estas Notas y Observaciones. Estas
giosos en e l capítulo x n i , he dicho que no hablada ue
s e r á n las solas á que m e c r e o obligado á r e s p o n d e r . E r a -
este P u e b l o elegido de D i o s , q u e se sirvió de milagros
pezemos por la p r i m e r a .
e x t r a o r d i n a r i o s y gracias s c í a l a d a s en vez de política hu-
m a n a . ( V é a s e pag. 198).
31» « T o d a s las gentes sensatas h a n hallado en el autor
del libro de los Delitos y de las Penas , un e n e m i g o del
C A P I T U L O P R I M E R O . c r i s t i a n i s m o , un mal h o m b r e y un m a l filósofo. »
' •»
M e i m p o r t a poquísimo el que m i censor m e t e n g a por
Acusación de impiedad. b u e n ó m a l filósofo; los q u e m e conocen dicen que no
soy m a l h o m b r e .
P « E l A u t o r d e l l i b r o de los Delitos y de las Penas ¿ S o y a c a s o el e n e m i g o del c r i s t i a n i s m o , p o r que insisto
no c o n o c e aquella justicia c u y o o r i g e n d i m a n a del legisla- en que la tranquilidad de los templos sea asegurada b a j o
d o r e t e r n o q u e lo ve'e y p r e v e todo. » la protección del g o b i e r n o ; y cuando h a b l a n d o de las
H e aquí s o b r e poco m a s ó m e n o s el silogismo del a u t o r g r a n d e s verdades digo , que la r e v e l a c i ó n es la sola q u e
de las notas. h a v a conservado toda su p u r e z a , aun en medio de la
« E l autor del libro de los Delitos, no a p r u e b a el q u e obscuridad t e n e b r o s a que durante tantos siglos ha e n -
la i n t e r p r e t a c i ó n deft) l e y d e p e n d a de la v o l u n t a d y del vuelto el m u n d o ? A
capricho de un j u e z . - P e r o , el q u e no quiere confiar 4 " « E l autor de los Delitos y de las Penas habla de
la interpretación de la l e y á la voluntad y á los c a p r i c h o s la religión, como si fuese una simple m á x i m a de política.»
d e un juez , no c r e e en una justicia e m a n a d a d e D i o s « E l autor de los Delitos y de las Penas llama á la
— L u e g o el autor no admite una justicia puramente • religión un don sagrado del C i e l o . » ¿ E s posible que t r a t e
divina
de simple m á x i m a de p o l í t i c a , lo q u e le parece un don
sagrado del cielo ?
DE LOS DELITOS V DE LAS PENAS. 343

citar una sola frase en toda m i obra que diga , que los
aUÍ0 '' " Un enen,¡8 ° « Ser-
prelados han inventado suplicios-
Yo. ruego de todo mi corazon á e s t e S e r - s u p r e m o , q u e qo L a heregia n o puede llamarse c r i m e n de lesa-
- digne p e r d o n a r á todos los que me ofenden ' magestad divina, según el autor del libro de los De,„os

I " , ' cr,s * ' a n ' s m o l ' a causado algunas desgracias y de las Penas. »
V
No hay una sola palabra en toda mi o b r a , que de lugar
J algunos homicidios, las exagera , mientras que P asa en
« ene,o los Licites y las ventajas qu e .a luz del E v a n g e a s e m e j a n t e imputación. E n ella no m e he propuesto el

ha d e r r a m a d o sobre todo el g e n e r o humano. ,, • t r a t a r mas que de Delitos y d* las Penas, y no de p e -


J o se hallará en todo mi libro un solo p a s a g e , que cados. i i - i
hable e los males ocasionados por el E v a n g e l i o n u n Hablando del c r i m e n de lesa-magestad he d i c h o , que
adelanto un solo hecho que tenga relación con-éi s o l o la ignorancia y la tiranía , que confunden las pala-
b r a s é ideas mas claras , pueden solas dar este n o m b r e y
t r o J l" . " v ° r P , ' 0 f , e r e U n a b , a s f e m i a C O n t r a '<>s minis-
os d e , a r e h g i o n , cuando d i c e , que sus manos están castigar como t a l e s , con el último suplicio, delitos o e
»enidas de sangre Jiumana. >, otra naturaleza. E l critico ignora tal v e z , que en os.
Todos cuantos han escrito sobre la historia, desde tiempos de tiranía y de i g n o r a n c i a , abusaron de la pala-
C ^ ^ ^ . a O t h o n - e l - g r a n d e , y aun despue; , b r a de lesa-Magestad , aplicándola á unos «ei.tos a e una
h a * proferido amenudo la misma blasfemia. ¿ No es cosa naturaleza m u y distinta , pues que no tenian p o r ob,eto
sabida e l que durante t r e s siglos , el C l e r o , los Abades la destrucción de la sociedad. Q u e consulte la ley de los
y aun los obispos, n o se hicieron ningún escrúpulo de ir e m p e r a d o r e s G r a c i a n o , V a l e n c i a n o , y Teodo.v.o: osla
a K, g u e r r a ? ¿ Y n o se puede d e c i r , sin blasfemar, considera como culpables del delito de lesa-mages.ad
que unos eclesiás.icos que se hallaban en medio de las
aquellos que solo se h a n atrevido á dudar de la bondad
fc^ajlas, y que lomaban una parte activa en el destrozo,
del conocimiento de un emperador , cuando ha con crido
toman sus manos g y sangre h u m a n a ?
algún empico. O t r a ley de V a l e n c i a n o , de 1 eoáos.c y

8 ' •< Los prelados de la Iglesia católica, tan r e c o m e n - d e \ r c a d i o , le hará v e r que los A n e d e r o s falsos eran
d a b a s por su dulzura y humanidad , pasan en el libro también considerados como criminales de lesa-magestad.
de Delitos y de las Penas, por autores de unos suplicios S e necesitaba también un decreto del senado para d e s -
tan barbaros como inútiles. » "cargar del delito de l c s a - m a g e s t a d , á aquellos que h a b , , n
refundido las estatuas de los e m p e r a d o r e s , aunque e s t u -
L a culpa no es mía si m e veo en la necesidad de repe-
biesen viejas v mutiladas. Solo se dejó de acusar de delito
t í , mas de una vez , la misma cosa. I ' e r o nadie m e puede
344 RESPUESTA A LA CRITICA DEL L I B R O
de l e s a estad > - aquel|os q u e v e n d ¡ a n ígs
que el crimen de lesa-magestad era el delito de los que
' o s e m p e r a d o r e s , despues de un edicto de S e v e r o y de
no habian cometido-ninguno. S i he d i c h o q u e la igno-
A n . o n m o y estos pwncipes hicieron un decreto , " ue
r a n c i a y la tiranía han dado este n o m b r e á delitos de una
naturaleza m u y distinta, y hecho los h o m b r e s victimas de
oor I r : í PerSÍgU¡eSe P 0 r e s l e ™ á los que
s ,::t ;dad • ,,ub:esen arroiad°una — ¿ una palabra, lo h e dicho segun.la historia lo demuestra.

i i " « ¿ P u e d e h a b e r mayor blasfemia, que la de sos-


una D a m a R C i n ' J e r r* 110 ^ n d e n ó á muerte
una D a m a R o m a n a , p o r haberse desnudado delan.e de t e n e r , con el autor del libro de los Delitos y de las Pe-
s « estatua. T i b é r i o c o n d e n ó , m u e r t e , como p e r d e r
nas , que la elocuencia , la declamación y las verdades

cajirr,; u ? ciudadanü ^habia


rasa donde se hallaba la estatua del e m p e r a d o r
« mas sublimes , son un freno demasiado débil para r e t e -
n e r por m u c h o tiempo las pasiones humanas ?.
H a s t a en los siglos m e n o s l e j a n o s del nuestro verá á No puedo e n t e n d e r como la acusación de blasfemia
E n n q u e v u x , abusar de tal m o d o de la ley , que n 1 0
puede c o m p r e h e n d e r lo que he dicho á c e r c a dc la e l o -
w p e r e c e r en u n suplicio ¡nfame a , du * J E
cuencia y dc la declamación. L u e g o el censor la ha dado
°lk' b Pretext" c r i m e n de lesa-magestad sol0 á la insuficencía que atribuye á las verdades mas subli-
Porque ha ,a a n d i d o 1 , armas de I n g l a t e r r a á las d Í
mes. I-e pregunto yo , si c r e e que estas sublimes v e r d a -
i 1 LS,C m 0 " a r M " C S ° hasta d e c l a r a r culpable del des , es decir l a s dc la fé , son conocidas en Italia ? S i n
m i s m o crimen , á cualquiera que se atreviese ápr evée duda m e responderá que sí. ¿ P e r o estas verdades han
Ja m u e r t e de. R e y ; lo q u e fué causa, que en su ú l t i m " servido acaso , e n . I t a l i a , de f r e n o á las pasiones huma-
en^rmedad, los médicos no quisieran advertirá
nas ? T o d o s los oradores sagrados todos los jueces , y en
peligro e m i n e n t e en que se hallaba.
f i n , todos los h o m b r e s , m e asegurarán d é l o contrario.
- o» « Según el autor de los Delitos y de las penas
L u e g o es un h e c h o , el que las sublimes verdades son
los hereges anatematizados por la Iglesia v nm
, „ t „„•„„•
r n r . 1 ' g i e s i a , y proscritos para las pasiones h u m a n a s , un freno incapaz de r e t e -
por sus principes , son victimas de una m e r a palabra. ,
n e r l a s , ó que n o tardan m u c h o en r o m p e r ; y m i e n t r a s
T o d a s estas m t ^ r e t a d o n e s son falsas. Y o n o he ha- lanto que haiga en u n pueblo c a t ó l i ^ , jueces criminales,

1 7 ~ 'esa-magestad h u m a n a : y
prisiones y castigos, será una p r u e b a dc la poca eficacia
csta pa al r d e lesa-magestad^ ú i o m u c h a s veces u, dc las verdades mas sublimes.
P - t o a Ja t i r a n , a , s o b r e todo e n tiempo de los e n " 12" .< E l autor del libro de los Delitos y de las Penas,
pecadores Romanos. T o d a acción que les desagradad escribe imposturas sacrilegas c o n t r a la inquisición. »
era reputada c r i m e n de lesa-magestad. S u e t ó n T d t [
D E I.GS DELITOS Y D E LAS PENAS. 3^7

q u e ni a u n r e s p e t a n la magostad de su c r i a d o r , c o n t r a el

q u e v o m i t a n las b l a s f e m as m a s a t r o c e s . »
le p a r e c e W n T e r o P r e g u n t o á mi a c u s a d o r , s ¡

zzz:r?á las ^ d e ,a P a s e m o s á las a c u s a c i o n e s de s e d i c i ó n .

v e m o s en e e 'eS * P C r e C e r ^ laS « « " » ? No

^ ¿ S Z " ^ * " » ae,


l i c a , H e n a r en el j i a ' c o n ^ * * C A P I T U L O II.
^ c u a l q u i e r a nación ' r r S P e '° ¿ '°S Pastantes,

Acusaciones de sedición.
sobre todo l\,t °SPlta',dad " L °S Papase-
mayor bond d ' T T T T dÍ0 ' h » í
!. « E l a u t o r del libro de los Delitos y de las Penas,
Husos q u e se le 1 ^ ' >
c o n s i d e r a todos los s o b e r a n o s del s i g l o , c o m o unos c r u e l e s
t« y Z i l i r PrCsentad°: estos Pueb,os sec-
tiranos. » .
l ^ r j ; T e S ' t Í e n C D CU * * la
U n a sola vez , h e h a b l a d o e n el discurso de m . o b r a ,
seg.u-o de ! ' 7 " m C , ° r '<" C e,los P ^ e estar
de los s o b e r a n o s y de los p r í n c i p e s q u e r e y n a n en el d.a
en E u r o p a ; y h e aquí lo q u e h e dicho : - ¡ Dichosa
s e r í a i a h u m a n i d a d si r e c i b i e s e l e y e s , p o r la p r i m e r a

todo Jos írayles. » d '°S°S ' IaS ° r d e n e s " l . g i o s a s y sobre vez • si estas l e y e s f u e s e n dictadas, p o r los s o b e r a n o s q u e
gobiernan hoy dia en E u r o p a . . . . etc. ( Véase fin del

p o d e r citar u . cap. x x v n i . )

2o « N o p u e d e u n o m e n o s de asustarse , al v e r la con-
prete arbitrariamente L , T ^ " fianza y la l i b e r t a d , c o n q u e el a l t o r del libro de los
oaosidad. ¿ ' Cap "U,°' Cn flue H«Wo de la Delitos y de las Penas, se desata furioso, c o n t r a les s o -
b e r a n o s y los eclesiásticos. » i-
L a confianza y la libertad , n o son un mal. Qui ang-
-ticos n : " r C r l t T ;mpí0s' P a r a 1 u ' e n ' o s e<"lc- bulat sinipliciter, ambulalcon,Hdentcr ; qw a,den, dr-
praval cias suas , manifestus erit (x\
n a t i c o s , ia r e l i g i ó n u n a i m p o s t u r a , y

( í j proverbios. C»p. 10-


348 R E S P U E S T A A LA CRITICA DEL LIBRO
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 34-9
Si he aprobado en los vasallos, un cierto e ^ dp
No se d e b e d e dar la pena de m u e r t e , á menos que
independencia , ha sido con tal q „ e este espíritu es
sometido á las l e y e s , y s e a r e s p e c t u o s o , f 0 n no sea útil ó n e c e s a r i a ;
P e r o la p e n a de m u e r t e n o es , ni necesaria ni verda-
d e r a m e n t e útil.
ad 1 1 T tCmCr .,a eSC,aVÍlud ' « « » * > de su . i h e , L u e g o n o s e debe d e dar la p e n a de m u e r t e .
^ I a ¡ T e C a ° n ^ l a S Í e Y C Í ¡ se hagan soldados Aquí no se trata de ningún m o d o , de discutir los dere-r

danos v i' ' ^ ^ * ** = ciuda- chos del s o b e r a n o . E l c r í t i c o , no q u e r r á m e p a r e c e sos-


danos virtuosos, y magistrados, incorruptibles, q u e
t e n e r , que s e deba dar la pena de m u e r t e , aun cuando
P ngan J P-e del t r o n o , los tributos y ai„or.. de'toLs
no sea ni útil n i necesaria. U n propósito t a n c r u e l y tan
as « - d e n e . d e la n a c i ó n , y q u e d e r r a m e n en las c a -
escandaloso , no puede s e r proferido p o r la boca de un
b a n a s , la s e g u n d a d y la esperanza, de una suerte cada cristiano. S i la segunda parte del silogismo, n o es exacta,
du,C?- ,Ya ^ los siglos de Calígula, esto será u n c r i m e n de lesa lógica, y n o de lesa m a g e s -
d e N e r ó n , n i d e Heliogabalo ; y el censor", hace m u y tad. A d e m a s q u e s e m e p u e d e n excusar m i s imaginarios
poca justicia á los príncipes r e y n a n t e s , con c r e e r que e r r o r e s ; p o r q u e se p a r e c e n muchos á aquellos e n que
mis maximas puedan ofenderlos.
cayeron tantos zelosos cristianos , de la primitiva I g l e -
> « El autor del libro de los Delitos y de las Penas, sia ( i ) ; se p a r e c e n t a m b i é n á aquellos que seguian los
"tiene ? ^C<UC « P a r t i c u l a r , vale mas que ci Ù frayles del t i e m p o de T e o d o s i o - e l - g r a n d e , acia fines del
todavía sociedad en g e n e r a l , ó el de los q u e Siglo iv. M u r a t o r i , habla d e ellos, e n sus anales de la
I t a l i a , a ñ o d e 38g ; d i c e , que « Teodosio dió una ley ,
S i s e m e j a n t e absurdidad , existiese en el libro de los mandando q u e todos los frayles s e q u e d a s e n en sus con-
Deltas y de las Penas, no c r e o y o , q u e mi adversario, ventos , p o r q u e su caridad p o r e l próximo llegó á punto
hub,sC compuesto un tomo de i 9 , pagiüas , s¡n o t r o

objeto mas qu e el de refutarla.


4 ° « E l autor d e ] libro de los Delitos y de las Penas,
contesta al s o b e r a n o , el d e r e c h o de castigar de m u e r t e . . , (1) Se puede consultar á,los santos p a d r e s , y e n t r e otros & Tertu-
liano , eu su a p o l o g . c a p . 3 7 . Donde d i c e , que los cristianos tenian
C o m o n o se t r a t a a q u í , ni de religión ni de gobierno
la m á x i m a d e dejarte matar ellos mismos , antes que matar a otros :
sino ú n i c a m e n t e d e la verdad de un r a z o n a m i e n t o , ra'¡ y e n su t r a t a d o de la i d o l a t r í a , cap. 18 y 1 9 c o n d e n a loda espeeie

acusador es m u y dueño, de t o m a r l o como m e j o r le p a - de e m p l e o , d e m a g i s t r a t u r a c o m o p r o h i b i d o a j o s c r i s t i a n o s , p o r q u e


no p o d i a s e r e j e r c i d o , sin verse alguna vez, en la necesidad, de
rezca. Y o reduzco mi silogismo , á Ja forma siguiente ;
. i m d e n a r l o s c r i m i n a l e s 1 m u e r t e . (2Veía de! autor.)
de a r r e b a t a r los criminales de las m a n o s de la J u s t i c i a , pable m o r i r l a b a j o su reynado. E s t a augusta princesa ,

no queriendo que se diese la m u e r t e á nadie. « M i c a r i - h a cumplido c o n s t a n t e m e n t e , con la obligación, que


dad no es tan extensa , y confesaré v o l u n t a r i a m e n t e , ella misma se habia impuesto , sin i n t e r r u m p i r el curso
que la de aquellos tiempos, estaba fundada sobre fa'sas de la Justicia c r i m i n a l , y sin exponer en nada la t r a n -
principios. U n a acción violenta contra la autoridad p ú - quilidad pública. S i estos hechos son incontestables ,
blica es siempre criminal. se podrá pues decir con verdad , q u e un estado puede
No m e quedan mas que dos palabras que decir. ¿ H a y subsistir y ser dichoso , sin castigar de m u e r t e á ningún
una l e y en el mundo que prohiba el decir ó e s c r i b i r , criminal.
que un estado puede existir y conservar la paz en su
interior , sin emplear la pena de m u e r t e contra ningún
culpable ? D í o d o r o ¿ L i b . i , cap. 65. ) dice que S a b a c o n
rey de E g i p t o , se hizo a d m i r a r , c o m o un modelo d e
clemencia , p o r haber camb.ado las penas capitales en
las de la esclavitud, y que hizo un dichoso empleo de su
autoridad, cuando condenó los culpables á los trabajos
F I N D E LA R E S P U E S T A A I A S NOTAS
públicos, S t r a b o n ( L i b . x i . ) nos d i c e , que habia c e r c a de
y OBSERVACIONES.
Caucaso, algunas naciones que no conocían la pena de
m u e r t e , aun cuando los delitos m e r e c í a n t o s mayores
suplicios, nemini morían irrogare ,/uamvis pessima
mérito. E s t a verdad , se halla consignada en la historia
R o m a n a , a l a época de la ley Porcia, que prohibe el
quitar la v,da á un ciudadano R o m a n o , á m e n o s que la
sentencia de m u e r t e , n o haya obtenido el c o n s e n l i -
m.ento general de todo el p u e b l o - T i t o L i v i o , habla .de
« t a ley. ( Lib. x , cap. 9 . ) E n f i n , el e j e m p l o p r e s e n t e ,
de un reynado de 2 0 a ñ o s , sobre el imperio m a s vasto
de la E u r o p a ; ( l a R u s i a ) atesta aun esta verdad. La
emperatriz E l i s a b e t a , m u e r t a ya hace algunos años,
j u r o al subir al trono de los Czares , que ningún cul-
EXTRACTO
D E L A S O B S E R V A C I O N E S

PUBLICADAS EN 1767 ,

S O B R E E L L I B R O

de l o s delitos
Y

é
D E L A S P E N A S .

»5*

' S'lllli
- \

e x t r a c t o

DE LAS OBSERVACIONES

P U B L I C A D A*S EN" 1667 ,

S O B R E E L L I B R O

N o t a , l i s p r e c i s o distinguir , estas o b s e r v a c i o n e s j u i -
D E L O S D E L I T O S Y D E L A S P E N A S (I:.
ciosas de las Notas j Observaciones del f r a y l e , de
q u i e n a c a b a m o s de r e c o r r e r algunas paginas. L a s q u e s i -
g u e n , m e r e c e n el s e r colocadas al lado del l i b r o de B e c -
caria. Las cosas de poca i m p o r t a n c i a se han s u p r i m i d o . Si el o b j e t o de esta o b r a , fuese el de e x a m i n a r las
leyes políticas y el o r i g e n de los tratados q u e se h a c e n
dé nación á n a c i ó n , s e n a n o h a y duda m c e s a n o el sacar
sus principios , del m o m e n t o de la r e d a c c i ó n de estas
m i s m a s l e y e s ,-en el m o m e n t o e n q u e los h o m b r e s , ca-
sados de u n estado de g u e r r a q u e les p r i v a b a de la liber-
t a d q u e q u e r i a n d e f e n d e r , d i c t a r o n las c o n d i c i o n o , que
unieron diversas sociedades. P e r o la n e c e s i d a d había
u n i d o los h o m b r e s , a n t e s de u n i r las n a c i o n e s .

(1) F.sl.s observaciones publicadas fu Amslerdam, en cas» de

Marco Michel rey, en 17g7, anónimas, son de Carlos Augusi»

llauleforl.
P a r a hallar el origen del d e r e c h o de c a s t i g a r , es-
asesinato público, precedió la sentencia. Estos , sin duda
preciso considerar p r i m e r o la formación de las p r i m e r a s
a l g u n a , son los primeros sentimientos del corazon del
sociedades; entonces subiremos hasta el p r i m e r c r i m e n ,
h o m b r e , cuando ha sido ofendido f u e r t e m e n t e .
ocasion infalible de la p r i m e r a ley c r i m i n a l ; y veremos,
V e a m o s a h o r a , si el castigo del culpable, fué l e g i -
que estas p r i m e r a s l e y e s , no debieron s e r , mas <|ue el
grito de la naturaleza y del deseo de la c o n s e r v a c i ó n , y timo , aunque ne hubiese dado á nadie el derecho de

no el resultado de las convenciones hechas e n t r e los s e r castigado.

h o m b r e s libres. P a r a que un castigo sea j u s t o , es preciso que sea


proporcionado al delito , y que sea tal , que el mismo
Las necesidades de los h o m b r e s , mas f á c i l m e n t e satis-
criminal c o n o z c a , que ha m e r e c i d o la pena que le
fechas en común que en particular , fueron el origen de
imponen.
las primeras sociedades : y estas forman aun la cadena
P a r a que la pena sea proporcionada al c r i m e n , es
<|ue une las familias , las provincias , y las naciones. L a s
preciso también que el que d e s t r u y e , sea destruido, p i r -
leyes no han sido las condiciones de estas p r i m e r a s r e u -
que sino lo f u e s e , podria destruir a u n ; que el que turba
niones , porque los h o m b r e s aislados tratando de r e u -
sea turbado , á fin de que no vuelva á t u r b a r . Esta es la
n i r s e , conocían que podian serse útiles r e c i p r o c a m e n t e ;
' e y que condena el asesino á m u e r t e . E l mismo hubiera
p e r o e n el p r i m e r instante , no preveyeron que podian
pronunciado esta ley contra todo o t r o culpable, porque
dañarse.
su propia seguridad se lo hubiera dictado. H e aquí su
N o obstante el Ínteres p e r s o n a l , n o tardó en dar n a -
confesión, y las pruebas de la legitimidad de su suplicio.
cimiento al espíritu d e propiedad, que animando con
El p r i m e r gobierno que se estableció, no ha podido
mayor fuerza u u o . d e estos individuos, le hicieron
ser otro que el democrático. P e r o la voluntad de t o d o s ,
c o m e t e r el p r i m e r c r i m e n , el asesinato de su v e c i n o ,
en oposicion á la particular , podia tanto menos c o n t e -
con el objeto de apoderarse de su m u g e r ó de su trabajo.
n e r los h o m b r e s , cuanto su n ú m e r o iba aumentando.
S i n duda, s e m e j a n t e a t e n t a d o , no habia sido previsto:
E n t o c é s fué cuando la ambición y la astucia vinieron al
c o m o los primeros h o m b r e s , no tenian crímenes- t a m -
socorro de la anarquía , inevitable en un pueblo de s o b e -
poco tenían leyes. N o obstante el culpable fué castigado
ranos ; y el c r i m e n ó la persuasión dieron en breve n a -
de m u e r t e . Las fieras qué trataban de destruir , eran
cimiento á la aristocracia , en la cual algunos individuos
m e n o s dañosas que este m o n s t r u o : el Ínteres p a r t i c u l a r ,
representando la voluntad de todos , lograron el forzar
t e m i e n d o p o r sí m i s m o , hizo masa común ,. contra el
las voluntades particulares, y el contenerlas.
i iteres del culpable : y el castigo, que el autor llama un
E s t a es lasóla época en que se pueda fijar la redacción
de las leyes criminales; los arbitros que la fuerza ó la
civil, se hiciese, con el s o c o r r o de la i m p r e n t a , bastante
persuasión acababan de establecer , necesitaban , que
público, para que su estudio sirviese para h a c e r m e j o r e s
unas convenciones recopiladas de modo que les forzasen
á los h o m b r e s . ¿ P e r o n o se debería t e m e r al contrarío ,
á s e r justos, y obligasen al mismo tiempo á los h o m b r e s á
el que este estudio , p r o d u j e s e en los malvados , el
someterse. D e modo que las leyes han sido dictadas p o r
m i s m o efecto que el código civil h a producido en los
la voz del m e n o r n ú m e r o , y el Ínteres general las ha
h o m b r e s pleytistas; y que combinarian de tal m o d o , las
sostenido.
circunstancias de sus c r í m e n e s , que la ley viéndose sin
N o obstante estas l e y e s , promulgadas e n diferentes
recurso , tendria que dejarlos sin castigo ( i ) ?
c l i m a s , uniformes en sus motivos, debian necesaria-
« La creencia que se debe de dar á u n testigo, debe
m e n t e diferir e n sus medios : ¿ se podia acaso esperar el
de s e r calculada por el Í n t e r e s que pueda t e n e r , en d e -
que el espú'itu de justicia que castigaba en todas p a r t e s ,
cir ó no la v e r d a d ; » y ta ley que tiene ínteres en sa-
castigarla en todas del mismo modo ?
b e r l a , debe excluir del testimonio los que podrian t e n e r
E s t a s diferencias han debido d e p e n d e r de la f o r m a de
un Ínteres en ocultarla. E s t e iuteres puede s e r naturál ,
los g o b i r n o s , q u e asegurando mas ó menos libertad á los
ó exitado ; de modo que es m u y prudente el no admíta-
individuos , e r a n mas ó m e n o s rígidos en stft castigos.
las deposiciones de personas notadas de infamia , porque
P a r a que las leyes sean respetadas, basta con que sean
pueden s e r mas fácilmente c o r r o m p i d a s ; tampoco de-
justas ; si esto n o es lo que los h o m b r e s q u i e r e n , es á lo
ben s e r admitidos los parientes del a c u s a d o , porque
m e n o s lo que deben querer.
t i e n e n demasiado i n f e r e s en que sea absuelto.
S i se consultasen a c t u a l m e n t e lodos los m i e m b r o s de
P o r este gran principio , el Ínteres particular es el
la sociedad para la formacion de las leyes, la voluntad de
m o t o r de la m a y o r parte de las acciones de los h o m -
todos n o sería á buen seguro uniforme : es pues m u y
bres , y las acusaciones secretas son un abuso manifiesto
útil el r e c o g e r con cuidado el c o n s e n t i m i e n t o de los s i -
en una sociedad , cuya libertad está fundada sobre la
glos pasados, y sobre todo el efecto que tal ó tal ley ha
justicia ; solo pueden s e r admitidas b a j o el gobierno t ¡ -
producido b a j o tal ó tal administración , en tal ó tal
c l i m a , afín de adoptar los medios mas eficaces de o r d e n .
I.a experiencia de lo pasado es tal vez el mas precioso
bien del tiempo presente. ( I ) Kilo-, l e m o r e s lian s i d o d e s v i n c e i d i i , en la Teoría de ta* ¡eje<
criminales, do B r i s s o l de W a r v i l l c , y en algunas oirás "lúa. chi-
E l autor desearía que el código c r i m i n a l , decidiendo
m a d a s . B a t a s lian ' d e m o s t r a d o , q u e la p u b l i c i d a d de u n c M i g o p e n a l ,
de todos los casos posibles, y compilado como el código
a d e n u s de su v e r d a d e r a u t i l i d a d , es d e d e r e c h o uítOral.
ránico de uno solo y s o b r e todo de m u c h o s , porque en P e r o si las pruebas son i m p e r f e c t a s , el te'rmino de la
estas diferentes administraciones, el descontento de duración de la instrucción no pudiendo bastar á la prueba
los subditos produce la inquietud de los tiranos , y que posible de la inocencia del a c u s a d o , y n o disminuyendo
la destrucción de los i n o c e n t e s les toca menos que la de n a d a el m o m e n t o de la prescripción de la imperfección
los sediciosos les es útil. de las pruebas , el acusado que no fué hallado bastante
E l autor p a r e c e h a b e r sentido con m u c h a f u e r z a , el culpable , para s e r castigado inmediatamente , n o s i é n -
i n c o n v e n i e n t e de los t o r m e n t o s que se dan , á los que dolo m a s , p o r n o haberse justificado, r.o será m e n o s
n o son mas que acusados. Estos sin duda alguna son tan i n o c e n t e , si v e r d a d e r a m e n t e lo fuese : de s u e r t e , que
contrarios á la humanidad c o m o á la justicia ; y n o se en el principio conocido , de que la sociedad tiene m a s
puede , sin Contravenir á una y otra , h a c e r sufrir t o r - i n t e r é s e n hallar inocentes que culpables, la ley no debe
m e n t o s á un h o m b r e , para obligarle á confesar el c r i m e n c o n d e n a r al último suplicio , sino á aquellos contra quien
de que le acusan , porque este medio n o puede l l e n a r el las pruebas son perfectas , es d e c i r , las que excluyen la
objeto de la ley. É s t a debe e s e n c i a l m e n t e p r o t e g e r al posibilidad de la inocencia del acusado.
inocente , y n o obligarle á confesarse culpable. D e m o d o
E l que se prepara , para c o m e t e r un crimen es menos
que no deben de s e r empleados m a s q u e sobre un c r i m i -
culpable que el que lo c o m e t e : p e r o lo e s , infinitamente
nal, convencido l e g a l m e n t e , para que declare sus c ó m -
m a s , que el que se asocia á s í , por la seducción. E l p r i -
plces: ¿ pero n o seria esencial el e x a m i n a r , si la pesquiza
m e r o calcula, y reflexiona ; el segundo se d e j a a r r a s t r a r ;
de los cómplices no es demasiado rigorosa ?
luego la pena , n o puede s e r la misma.

« U n a vez obtenidas las pruebas del delito , y d e t e r - L o s malvados son los enemigos de la sociedad , p e r o
minada la c e r t i d u m b r e , es necesario el otorgar al c u l - t a m b i é n son sus m i e m b r o s ; b a j o el p r i m e r titulo , se les
pable el tiempo y los medios de justificarse , si lo puede debe de d e s t r u i r , y b a j o el segundo, conservar. E l legis-
hacer. » lador debe pues , e m p l e a r todos los medios , que puedan

S i e m p r e que las pruebas sean p e r f e c t a s , es d e c i r , e f e c t u a r ambos objetos. S e m b r a r la división e n t r e ellos ,

« que excluyan la posibilidad de la inocencia del a c u - y hacerlos que se sospechen m u t u a m e n t e , he aquí de lo


que se deben de ocupar.
s a d o , ». es sin duda alguna inútil el c o n c e d e r l e mas
t i e m p o , y el r e t a r d a r , i n f r u c t u o s a m e n t e para el y con H a b l a n d o de la impunidad que algunos tribunales ,
peligro para la sociedad, el m o m e n t o de la ejecución , otorgan al cómplice de u n gran c r i m e n , el autor expone
cuya p r o n t i t u d , como el autor lo observa , es uno de los las v e n t a j a s y los inconvenientes de esta ley. E n cuanto
frenos mas poderosos del c r i m e n . á mi no perdiendo nunca de vista, los dos grandes o b j e -

16
t o s , que oso llamar el alma de la sociedad , h e conocido la e s p e r a n z a , de que algunos e j e m p l o s de una severidad
las ventajas que resultarían de la ley que concede la i m - (injusta en el d e r e c h o ) , r e p r i m i e n d o con fuerza á los
punidad al d e l a t o r , veo , que serian las de disminuir e! h o m b r e s , s e r i a n útiles ( e n el h e c h o ) pues que p r o d u c i -
c r i m e n y conservar los h o m b r e s . N u n c a podré c o n c e b i r , rían con mas b r e v e d a d , el m a y o r bien. E s t e motivo es
el que haya mas bajeza e n declarar a' unos m o n s t r u o s , el s o l o , que haya podido h a c e r , que el legislador se
que e n unirse con ellos ; ni t a m p o c o puedo concebir aparte de la p r o p o r c i o n necesaria que debe de subsistir,
cuales podrían s e r los peligros de s e m e j a n t e traición. e n t r e la pena y el delito ; lüego h a y una ley , superior
A d e m a s , que sería de desear que hubiese tantos t r a i - al legislador m i s m o . E s t a l e y , la p r i m e r a de todas , le
d o r e s , como conjuraciones se formaran de esta especie: obliga á c a m b i a r , ó á anular la ley que no produce el
el peligro de estas asociaciones, no tardaria e n e x t i n - bien que s e habia propuesto.
guirlas. 'i al vez hay monstruos que u o necesitan ningún s o -
E s t a l e y es sin duda alguna , el m e d i o mas eficaz de corro , para c o m e t e r los m a y o r e s c r í m e n e s ; pero en
i m p e d i r el que se c o m e t a n g r a n d e s delitos : estos son g e n e r a l , los h o m b r e s , no se c o r r o m p e n sino g r a d u a l -
siempre la obra de m u c h o s ; y c o m o los m a l v a d o s , no m e n t e . H i j o s de la s o c i e d a d , la m e m o r i a del estado en
son los solos autores de un c r i m e n , por que los débiles que han temido por ellos mismos se b o r r a l e n t a m e n t e de
que componen s i e m p r e el m a y o r n ú m e r o , son también su i m a g i n a c i ó n ; aquel que t e m e á los ladrones , no está
los instrumentos de é l , los remordimientos de que los dispuesto á serlo , y aquel cuyo t e m p e r a m e n t o sea débil,
primeros son susceptibles podrán servir d e provecho i los t e m e r á siempre.
la sociedad, s i e m p r e que valgan para impedir el c r i m e n . L u e g o solo en la fuga de las pasiones que se d e s e n -

P e r o el t e m o r de estos r e m o r d i m i e n t o s , hará que los vuelven según la buena constitución fisica , es donde en-

malvados sean bastante p r u d e n t e s , para no a s o c i a r s e , c o n t r a r e m o s el m o t o r del c r i m e n : en este estado, e l

mas que á otros malvados como ellos : desde entonces h o m b r e e n t r e g a d o á unas necesidades que la desolucion

las asociaciones serán menos numerosas y mas r a r a s , multiplica, solo halla e n el c r i m e n el m e d i o de satisfa-

dejando n o obstante á la sociedad la esperanza de que la cerlas , y no titubea m a s que por miedo de los suplicios:

traición hará entonces por ella , l o que no podrá h a c e r pero de este t e m o r f s del que tiene v e r g ü e n z a , y no de

el r e m o r d i m i e n t o . la infamia que las preocupaciones han dado á la rueda ;


y contra este t e m o r , quiere en un principio e j e r c i t a r su
C o m o la naturaleza no puede dictarla pena de m u e r t e ,
valor. Los suplicios que son el espectáculo del pueblo, le
xnas que en el caso del h o m i c i d i o , los legisladores, no
ayudarán á v e n c e r l e ; viéndolos concebirá que se puede
has podido extenderla á m e n o r e s c r í m e n e s , mas que con
sufrir cuando se está atado á la rueda : p e r o saldrá de
a l l í , convencido de q u e el q u e acaba de v e r e x p i r a r , ha
cesado de s u f r i r ; el h o r r o r de los t o r m e n t o s se d i s m i - L o s m a y o r e s culpables , c o m o los cómplices del a s e -

n u i r á , y el h o m b r e que sea m e j o r constituido sera el sinato , los ladrones con f r a c t u r a , etc. S e r i a n puestos á

q u e llegará á a g u e r r i r s e mas p r o n t o . las tareas mas arduas d e estos t r a b a j o s , y deberian por

O b s e r v a r é , antes de pasar a d e l a n t e , q u e las n a c i o n e s este motivo , s e r distinguidos de los demás por la d i f e -

m a s aguerridas , han tenido s i e m p r e gladiadores , cuyo r e n c i a de la m a r c a , q u e d e b e d e t e r m i n a r el c a s t i g o , q u e

o b j e t o e r a el de a c o s t u m b r a r , n u e s t r a naturaleza á m i r a r la l e y les ha impuesto.

su destrucción sin h o r r o r ; y si se considera el e f e c t o q u e E s t a s son las i d e a s , q u e he c r e i d o d e b e r añadir á las

el espectáculo d e los suplicios causa al p u e b l o , se v e r á del a u t o r , q u e p a r e c e h a b e r s e alejado de sus princi-

q u e sirven mas h i e n a fortificar el desprecio e n q u e u n pios de humanidad , cuando en el capítulo x x v m donde

malvado debe de t e n e r á la m u e r t e , q u e á h a c e r que la n i e g a á la sociedad , el d e r e c h o de castigar de m u e r t e ,

t e m a : l u e g o el o b j e t o de la l e y , no está satisfecho pone á los c r i m i n a l e s « bajo los golpes , entre barras de

con esto. hierro, en las qtte la desesperación, 720 termina sus


males, sino que los empieza: t o r m e n t o s inventados
L a pena de m u e r t e , c u y a vista e n d u r e z e c o n t r a sf
p o r la ti r a m a , y á los c u a l e s , la h u m a n i d a d , y no la bar-
m i s m o el corazón de un c r i m i n a l , debe s e r dada lo
b á r i e , h a susbituido la p e n a de m u e r t e , q u e se debe 110
m e n o s que se p u e d a , para q u e los suplicios conserven
o b s t a n t e , c o m o ya lo h e h e c h o observar , r e s e r v a r para,
el poder de causar h o r r o r , pues si p r o d u c e un efecto
el c r i m i n a l q u e d e s t r u y e , afín de q u e , si posible fuese ,
c o n t r a r i o , es un mal d e mas.
el t e m o r de este suplicio, hiciese p e r d e r para s i e m p r e la
C o m o la pena q u e h a y para un d e l i t o , n o ha sido efec-
idea del homicido-
tuada sobre un culpable , m a s q u e con relación á toda la
E n algunos casos , el destierro podria m u y bien , s e r
sociedad, y n o , p a r a v e n g a r los i n t e r e s e s p a r t i c u l a r e s
considerado c o m o el justo castigo de un delito ; p e r o es
q u e han sido violados , la utilidad de los t r a b a j o s á q u e
c i e r t a m e n t e c o n t r a r i o á los verdaderos i n t e r e s e s de la
estos culpables deben de s e r c o n d e n a d o s , d e b e de s e r
sociedad.
g e n e r a l : de m o d o que todas las partes de la sociedad
D e s p u e s de h a b e r d e t e r m i n a d o las pruebas y los indi-
q u e han sido comprendidas en la o f e n s a , deben de p a r -
cios q u e sean suficientes, p a r a que la l e y p r o n u n c i e , d e s -
ticipar en el fruto de la r e p a r a c i ó n .
pues de que hayan sido h e c h a s todas las pesquisas posi-
E l t r a b a j o á q u e s e l e s d e b e r i a c o n d e n a r , debiera s e r , la
b l e s , el acusado d e b e d e s e r absuelto ó condenado. No
construcción y el cuidado de los caminos de todo el r e y n o .
o b s t a n t e h a y casos tan c o m p l i c a d o s , que la nación podria
b a i l a r s e , en la cruel alternativa, ó de temerle ó de
hacerle una injusticia; uno de ellos es, en el que el P e r o hay una especie de c r í m e n e s , cuya pena debe

autor propone una l e y , lo m e n o s a r b i t r a r i a , y mas e s e n c i a l m e n t e r e c a e r sobre la f o r t u n a del culpable , y

p r e d s a , que fuese posible, y que sentenciase el destierro. c o n t r a e l c u a l , el legislador n o podrá n u n c a s e r d e m a -


siado rígido : las vejaciones lucrativas, las m a l v e r s a d o n e s
S i el acusado es v e r d a d e r a m e n t e culpable, y si su
h e d í a s en la manutención del tesoro del soberano y del
corazon esta aun dispuesto al c r i m e n ; ¿.no es una cosa
estado. E s t o s delitos deberían d e s e r castigados con la
i n h u m a n a , el transportarle á unas naciones que le a c o -
confiscación de todos los bienes del culpable e n favor d d
gerán con la porción de amistad que resentirán p o r la
fisco , y e n este c a s o , los h e r e d e r o s podrían s e r l e g í -
nación que le lia p r o s c r i t o , m i e n t r a s que é l , llevara á
t i m a m e n t e privados de bienes q u e les p e r t e n e c í a n , p o r -
un asilo , del que violará las leyes , el g e r m e n de animo-
que e n el caso de i m p u n i d a d , hubieran gozado de lo»
sidades nacionales ? Seria pues preciso que el d e s t i e r r o ,
que no Ies p e r t e n e c í a n .
n o tubiese efecto mas que con estrangeros , y aun esto ,
no sin dar aviso á sus tribunales naturales , y que esta P e r o el suplido mas c r u e l , y el que solo r e c a e sobre
p e n a , en el caso propuesto por el a u t o r , fuese al c o n - los i n o c e n t e s , es el d e la extensión horrorosa que las
t r a r i o una orden expresa á el acusado puesto e n liber- leyes han querido dar al o p r o b i o , h a d e n d o participar en
tad , á causa de la imperfección d e las p r u e b a s , p a r a él á los parientes del criminal.
que fijase su residencia por un espacio d e t i e m p o p r e s - Esta pena injusta p o r sí m i s m a , y cuya ejecución
crito , b a j o los ojos del t r i b u n a l , a n t e el cual ha sido tiene la ley que buscarla e n la absurdidad de las
acusado , afín que su conducta pueda servirle de j u s t i - preocupadones, á que están por desgracia entregadas
ficación , y p r o c u r e nuevas pruebas á la sociedad. un gran n ú m e r o de g e n t e s , n o ha podido s e r e s t a b l e -
a d a m a s que afín de e x c i t a r , en el i n t e r i o r de las f a m i -
M e p a r e c e que esta l e y , seria tanto mas ú t i l , cuanto
lias un g r a n d e Ínteres para i m p e d i r el c r i m e n . P e r o si
conservando sus m i e m b r o s al estado , les quitaría los
s e considera que la afttoridad que pueden e j e r c e r no
medios de d a ñ a r l e , y por q u e , en esta p o s i d o n , el
está fundada mas que sobre unos sentimientos cuyo ger-
acusado creería siempre q u e los o j o s del tribunal esta-
m e n ha sido ahogado e n el pecho d e los malvados , una
ban fijados sobre sus m e n o r e s acciones , aun cuando asi
vez probada la inutilidad de la l e y , solo se sentirá la
n o fuese.
injusticia.
L a promulgación de esta ley destruida n a t u r a l m e n t e
aquella , que somete los bienes del proscrito , á la c o n - « Afín que cada especie de c r i m e n sea mas r a r o á
fiscación , y que como lo observa el a u t o r , hace que el proporción del mal que hace á la sociedad. » E s preciso
i n o c e n t e sufra por ei culpable. n e c e s a r i a m e n t e , que del m a y o r c r i m e n , hasta el m e n o r
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 369
d e l i t o , haya una graduación de pena , y que s o b r e t o d o
mia al delito que c o m e t e . Las cordelerias de los arse-
la intención del culpable no sea j a n a s castigada , p o r q u e
n a l e s , ó cualquiera o t r o objeto de esta naturaleza, d a ñ a n
la sola intención de h a c e r m a l , n o h a c e n i n g u n o , y
un m e d i o de aplicar el trabajo del culpable al provecho
que las leyes que deben de i m p e d i r e l c r i m e n , n o d e -
del fisco que quiso defraudar.
b e n de h a c e r que la i n t e n c i ó n y la a c c i ó n de haberlo
E n cuanto á las bancarrotas fraudulentas , delito tanto
cometido sean las mismas. E l d e s e o . d e h a c e r el bien,
m a s i n f a m e , cuanto es cometido bajo el velo de la b u e n a
n o basta para m e r e c e r una r e c o m p e n s a .
f é , todos aquellos que le cometiesen , deberían ser c o n -
Cuasi todas las leyes , n o h a c e n m a s q u e castigar. Si á
denados á t r a b a j o s forzados , e n la misma clase que los
estas se añadiesen otras que r e c o m p e n s a s e n ! y q u e f u e -
ladrones con fractura.
s e n igualmente la medida justa d e las acciones útiles á
S i ha sido p r o b a d o , que l a demasiada severidad en las
la sociedad; este segundo m e d i o d e m a n t e n e r el o r d e n ,
leyes , es un vicio que excita la indignación de los h o m -
sería sin duda alguna tan eficaz como el p r i m e r o .
bres que están sometidos á ellos, se puede también
S i la l e y , inflige la pena de infamia , y que las p r e o c u -
p r o b a r , que el abusó de la autoridad paternal produce
p a c i o n e s , las costumbres »5 el sentido í n t i m o , n o se c o n -
e l mismo efecto sobre los hijos , que n o pueden o b e d e -
vengan con e l l a ; si el h o m b r e n o tiene p o r i n f a m e a q u e l
c e r con sumisión m a s que cuando se dicen á si m i s m o s :
que el J u e z h a declarado tal , el o b j e t o que se deseaba
la voluntad de m i padre es justa.
se pierde , y la l e y , s e ve c o m p r o m e t i d a .
E s pues preciso que el p a d r e conozca a f o n d o los limi-
D e m o d o , que r e l a t i v a m e n t e á las i n j u r i a s y á los
t e s d e su autoridad , p o r medio de las leyes públicas ,
duelos que o r d i n a r i a m e n t e s e s i g u e n , el legislador n o
que deben s e r v i r l e de e j e m p l o de moderación y de
puede obrar con a c i e r t o , m a s que fundándose s o b r e la
justicia.
opinion.
E s t e m e d i o , el solo que pueda inspirar á los hijos aquel
Cuando hayamos llegado á c o n v e n c e r n o s d e q u e se
espíritu de sumisión tan necesario para la sociedad, será
adquiere m a s h o n o r en convenir de nuestras faltas , y e n
mas conducente á la reformación de las c o s t u m b r e s , que
repararlas i n m e d i a t a m e n t e , que en a u m e n t a r l a s y sos-
las leyes m a s severas.
tenerlas , entonces las costumbres s e r á n m á s suaves , y
las injurias m e n o s frecuentes.
FIN DE LAS OBSERVACIONES.
U n contrabandista deberia de s e r castigado de otro
modo que u n l a d r ó n , por la razón d e que la opinion
pública , como el autor n o t a , no a t r i b u y e n i n g u n a i n f a -
s,
f

.-y
EXTRACTO
D E L ' J U I C I O

D E UN P R O F E S O R ITALIANO,

»(
S O B R E E L L I R R O
-imil'abl

C'íf'te v- . t¡
»<»«• • j uJ..S N ' J» J u n a * aud.-jJ,
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de l o s delitos
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' >'I s(.¿; ' ! ítóJOs jxia
D E L A S P E N A S .
t-.,-. & ;

»•' K/J

*
E X T R A C T O

D E L J U I C I O

D E U N P R O F E S O R I T A L I A N O ,

S O B R E E L L I B R O

D E L O S D E L I T O S Y D E L A S P E N A S .

L o s fines y los medios d i f e r e n t e s q u e los legisladores


h a n e m p l e a d o e n las c o n s t i t u c i o n e s de los c u e r p o s p o l i -
ticos , t i e n e n e n t r e si unas r e l a c i o n e s ocultas de c o n v e -
n i e n c i a y d e s c o n v e n i e n c i a , de conexion y de oposicion ,
q u e B e c c a r i a ha explicado c o n la ayuda de la analisis ,
c u y a ciencia posee e m i n e n t e m e n t e . S u m a r c h a mas r á -
pida de lo que p a r e c e , y su estilo lacónico , desenvol-
v i e n d o a m e n u d o m a s ideas de las q u e e x p l i c a , ofrece
algunas veces u n sentido distinto del q u e p a r e c e p r e s e n -
tar. E s t e l i b r o , n o h a sido h e c h o p a r a t o d a clase de l e c -
t o r e s ; pues aquellos q u e n o t u b i e s e n la p r e c a u c i ó n de
c o m p a r a r u n a p a r t e con o t r a , y de b u s c a r en las frases
claras y e x a c t a s , la inteligencia de las que son obscuras la ley suprema del bien público es el objeto y el t é r m i n o
y equívocas, (según las reglas de la crítica establecidas del poder soberano.
"para esta especie de delito ) no podrían e n t e n d e r ni el S e g ú n B e c c a r i a , las penas establecidas por las c o n -
pensamiento n i los sentimientos del autor. venciones sociales,, y sostenidas por la autoridad p ú -

Aunque los principios de B o c e a r í a s o b r e la moral y la blica, no serán menos i n j u s t a s , ilícitas y dignas de


reprueba , á menos que sean pOrporcionadas á los d e -
política, son m u y opuestos á los de H o b b e s , h a sido
litos.
considerado p o r algunos c e n s o r e s , como uno de sus mas
lelosos partidarios. La virtud y el vicio , son para é l , unos s e r e s r e a l e s , é
P e r o hay una diferencia e n o r m e , sobre todos los independientes de las acciones y leyes de los soberanos.
puntos , e n t r e estos dos autortes. E l c a r á c e r de H o b b e s No se contenta con c o n o c e r la esencia de las virtudes y
es el de un misántropo a c é r r i m o ; m i e n t r a s que el de d é l o s vicios; sino que d e m u e s t r a tanta admiración por
nuestro autor es el de un filántropo amable , que no res- las unas , como h o r r o r por los otros.
pira mas que la humanidad. U n m o n s t r u o que tendría Cuando dice que el n o m b r e y el aspecto de los vicio»
placer en despedazar los m i e m b r o s apenas formados de T de las virtudes , están sujetos á revoluciones y <arian
una tierna criatura de t e t a , y s e mostrase insensible según la diferencia de los t i e m p o s , y de ios climas; ¿ n o
á sus gritos ; un cruel asesino que quitase la vida á un s e n a h a c e r l e demasiada injusticia , el c r e e r que no r e c o -
generoso l i b e r t a d o r , que en otros tiempos la hubiese noce ni vicio ni virtud , cuyas nociones sean invariables
expuesto, p o r salvar la suya de entre las uñas de una para todos los h o m b r e s , de todos los tiempos y de todos
fiera , pronta á devorarle , no será por eso m e n o s h o m - los lugares ? B e c c a r i a admite estas virtudes , y habla de

b r e de bien en e l estado de naturaleza de H o b b e s , p o r - ellas con tanto respeto y elogio , como detesta todos bs

que no había prometido nada , ni á la desgraciada c r i a - vicios , que las son contrarios.

tura, ni al generoso b i e n h e c h o r . P e r o hay e n el mundo virtudes de opinion , vicios


E n el estado de naturaleza de B o c e a r í a , la g u e r r a no imaginarios, mal definidos, y peor entendidos, y de los
es justa , mas que cuando es necesaria : y no permite el que no se t i e n e n mas que ideas falsas y confusas : estas
h a c e r otro m a l con las armas en la m a n o , que el que es virtudes y vicios son los que t i e n e n tantas vicisitudes :
absolutamente necesario. hoy , son el ídolo de la credulidad pública , y m a ñ a n a el
E n el Léviatan de H o b b e s , se halla el despotismo objeto del r i d i c u l o , y el desprecio , s e g ú n las luces que
« i su último periodo; y en el sistema de nuestro autor , los hombres t e n g a n .

La» leñoras G r i e g a s uo podían con decencia recibir


m e n t e se t i e n e n de la virtud , del vicio y del h o n o r ,
e n su c u a r t o , mas que sus parientes mas cercanos , y no
son obscuras y confusas ; lo que no ataca del modo
obstante no se las t a c h a b a , el que compareciesen e n los
mas de'bil á la esencia i n m u t a b l e de la virtud y del
teatros y declamasen por dinero.
vicio, ni á su diferencia característica é invariable.
Los casamientos e n t r e h e r m a n o s e r a n permitidos e n
No soy y o quien disculpa á B c c c a r i a de las i m p u t a -
A t e n a s , y prohibidos e n otras partes.
ciones m a l i g n a s , que le transforman en discípulo del
L a urbanidad y cortesia que tanto se estimaba en
antiguo A n a x a r c o , y lo que es p e o r , en el del Hobbes
R o m a , hicieron que los P a r t o s despresiasen á su c o n -
moderno. E l mismo se j u s t i f i c a , y todo mi m e ' r i t o , c o n -
ciudadano V e n o n , que se babia f o r m a d o en esta ciudad ,
siste , en q u e r e r le s e r ú t i l , h a c i e n d o ver , que el texto
sobre los m e j o r e s modelos de elegancia y amenidad
de su libro es el verdadero i n t e r p r e t e de ello y que sus
Romana.
pasages claros y precisos, son los m e j o r e s comentarios ,
Algunas naciones consideran los zelos como una v i r -
de los que están un poco obscuros y equívocos.
tud , y los tienen c o m o u n pundonor : m i e n t r a s que en
otras se acarrea el desprecio y la compasion.
E n algunas ciudades c o m e r c i a n t e s , la avaricia pasa
por una economía laudable ; y la l l a m a n temperancia
y sobriedad ; y hay ricas capitales en que denominan
magnificencia y generosidad , los -gastos e x t r e m o s , y
profusiones ruinosas.
F I N DEL J U I C I O SOBRE E L L I B R O D E LOS DELITOS
E n los p r i m e r o s siglos del imperio r o m a n o , era_ u n a
Y DE LAS PENAS.
virtud , el h a c e r expirar en los mas dolorosos y c r u e l e s
tormentos, los i n o c e n t e s cristianos, á pesar de que
eran buenos ciudadanos y Celes vasallos : y durante
algún t i e m p o , los cristianos se hicieron un punto de r e -
ligión en degollar á todos los Judíos. I l a y una infinidad
de ejemplos de esta especie ; y estos e j e m p l o s , m u d a n
de n o m b r e y de p a i s , con el t i e m p o , y siguen la c a r r e r a
ordinaria de las vicisitudes humanas.
Tales son las v i r t u d e s y los vicios que el autor t e n i a \

envista, cuando dice que las n o c i o n e s , que comun-


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B R I S S O T D E W A R V I L L E ,

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S O B R E E L L I B R O

de los delitos
Y
. 1

D E L A S P E N A S .

' • . • .

J.
n o t a
DE

TOZ^lm B R I S S O T D E W A R V I L L E ,

S O B R E EL L I B R O
ti . ííírr'iinvr: . : , .-.'*. 3, . i : r*}.:jr. "í
luao. ¿ M D E L O S D E L I T O S Y D E L A S P E N A S .

4 & ÍÍ .

. .«.-id E l suceso del l i b r o de los Delitos y de las Penas , ha


piifr sido igual á su m é r i t o : se ha t r a d u c i d o en cuasi todas las
l e n g u a s , y es el libro de c a b e c e r a de todos aquellos s o b e -
r a n o s q u e t r a t a n de r e f o r m a r los abusos de l a legislación.
B e c c a r i a le publicó á los v e i n t e y siete años de edad.
P a r e c i ó p o r la p r i m e r o vez en i t a l i a n o en 1 7 6 4 ; y m u c h a s
ediciones se s u c c e d i e r o n unas á o t r a s . U n literato F r a n -
cés ( 1 ) famoso p o r m u c h a s o b r a s , sobre asuntos políticos,
n o p e r d i ó u n m o m e n t o , en d a r l e á c o n o c e r en f r a n c i a ,
p o r m e d i o de una t r a d u c i o n , en la q u e a c l a r ó m u c h o s
p a s a g e s , demasiado o b s c u r o s . O t r a s t r a d u c i o n e s , m e j o r e s
a u n q u e l a s u y a , h a n sido h e c h a s d e s p u e s ; y el t r a t a d o de
tos Delitos y de las Penas, se h a h e c h o u r i B o b r a clásica.

¡ .
( 1 ) El abate Morellet.

/
N o obstante , no ha dejado de t e n e r , muchas crítica»
m o c h o t i e m p o de materias criminales , tomó también la
amargas. T a l es el destino de toda b u e n a obra ; p e r o ,
pluma para r e f u t a r á este filósofo italiano. E l combate
la crítica se olvida en breve, y las armas de la
debia de s e r m u y desigual. E l criminalista no se presea-
envidia quedan sin ninguna fuerza , cuando se oponen
taba , m a s que acompañado del séquito mas fastidioso
á los sufragios universales. E s t o fué lo que le sucedió á
que n o b l e , d e F a r i n a c i u s , d e C l a r u s , y de las ¡numerables
Beccaria. U n frayle publicó contra é l un volumen de
ordenanzas q n e se l e e n pero que nadie sigue. S u adver-
injurias ", de locuras, de máximas perniciosas para los
s a r i o , d e j a n d o aparte toda citación , n o se valia mas que
estados, y ultrajantes para la divinidad , si un miserable
de la razón y de la humanidad ; pero estos eran dos
i n s e c t o , puede efectivamente ofender al S e r s u p r e m o .
anxiliarios bien poderosos , e n un siglo filosófico. Ya
E s t e frayle s e decia r e g u l a r m e n t e , el campeón de la
hacia algún t i e m p o , que el publico habia empezado á
religión y de los r e y e s ; y á la sombra de este, abriga
escucharlas , y a no q u e r e r escuchar mas que ellas. B e c -
respetable , tenia el atrevimiento de i m p r i m i r « que un
caria les d e j ó el cuidado de su venganza : vió p a r e c e r y
código de leyespublirado, y conocido de todo el m u n d o ,
extinguirse , sin que causase m u c h o r u i d o , la critica del
autorizaba á mal obrar , y hacia los delitos mas f r e c u e n -
jurisconsulto francés. H e t e n i d o la paciencia de l e e r l a ,
tes ; que e í t e m o r era el que sostenia las monarquía? :
habiendo el autor tenido la de r e i m p r i m i r l a . E n ella he
que el h o m b r e , perverso p o r su n a t u r a l e z a , s e h a c e
visto á B e c c a r i a , tratado de iluminado de escritor peli-
m u c h o peor cuando es l i b r e , y p o r consiguiente se l e
groso, y sin principios-, en ella h e visto nuestras leyes
debe de encadenar. D e c i a que las delaciones eran m u y
p e n a l e s , tratadas de obras maestras de legislación; El
útiles para la legislación , y que un tribunal encargado
buen criminalista f r a n c é s , arrastrado por su entusiasmo
de r e c i b i r l a s , y que condena un i n o c e n t e m e r a m e n t e
por su ídolo, h a c e la apología de los t o r m e n t o s , de los
por una simple d e l a c i ó n , e r a un golpe maestro de la
indicios , y de los suplicios mas horribles ; y p a r e c e aun
política. » No puede uno m e n o s de horrorizarse al leer
dispuesto, á quejarse de que la justicia , n o es aun b a s -
y copiar s e m e j a n t e s atrocidades. E l lector las podrá h a -
tante c r u e l ; f o r m a los ruegos m a s sinceros para que se
llar en la disertación satírica de este f r a y l e , que t i e n e
destruya la filosofía , y se apague la llama de la h u m a -
po» titulo : Ñolas y Observaciones sobre el Tratado de
nidad ; anunciando á lodo el universo , que será c o r r o m -
los Delitos y délas Penas. B e c c a r i a quiso temarse el
pido y desgraciado, m i e n t r a s que escuche su voz e n c a n -
trabajo de p a c h u r r a r éste reptil : y lo hizo. Y a hact
tadora ; que la legislación, n o puede peí A c c i o n a r s e , ni
m u c h o tiempo , que se h a olvidado esta critica.
s i m p l i f i c a r s e , sino r e c o p i l a n d o , leyendo y meditando
Un jurisconsulto f r a n c é s , que se ocupaba ya hacia
los millares de t o m o s , publicados por los R o m a n o s , los
G r i e g o s , y s o b r e t o d o , p o r los J u r i s c o n s u l t o s f r a n c e s e s ,
s i e n d o él m i s m o u n o d e ellos.
« V u e s t r o r e y n o , ha c e s a d o de s e r de este mundo,
p o d r i a y o decir al i n t r é p i d o d e f e n s o r de la c u e s t i ó n ; y a
veis q u e el i m p e r i o del e r r o r , de a q u e l e r r o r útil solo
p a r a algunos p a r t i c u l a r e s , y tan f u n e s t o p a r a el p ú b l i c o ,
h a sido d e s t r u i d o ; la ilusión se d e s v a n e c e , p a r a d a r e n - EXTRACTO
t r a d a á la v e r d a d ; e s t o os e c h a e n el m a y o r f u r o r , y el
d o l o r q u e os c a u s a , os h a c e b l a s f e m a r 8 e los apóstoles del
D E L A C O R R E S P O N D E N C I A
b i e n p ú b l i c o ; esta es la ú n i c a a r m a q u e os q u e d a , y esta
a r m a demasiado débil n o retardará yo os lo p r e d i g o ,
DE
e l p r o g r e s o de las l u c e s .

E f e c t i v a m e n t e , el Tratado de los Delitos y de las


B E C C A R I A Y D E M O R E L L E T ,
Penas, ha h e c h o tal i m p r e s i ó n en los e n t e n d i m i e n t o s ,
q u e se h a n visto p r o d u c i r en m u y p o c o t i e m p o , u n g r a n
S O B R E E L LIBRO
n ú m e r o de discursos , de m e m o r i a s , y de d i s e r t a c i o n e s
s o b r e esta m a t e r i a t a n i n t e r e s a n t e . En m e d i o de este
c o n c u r s o de filósofos , u n solo h o m b r e se ha a t r e v i d o á de l o s delitos
e s c r i b i r c o n t r a B e c c a r i a , a a r r e b a t a r l e l a gloria q u e m e -
recia , y atacar el s u c e s o q u e l a o b r a habia t e n i d o . E l Y
l e c t o r c o n o c e r á q u e hablo del a u t o r d é l o s anales (i).
P e r o este es u n n u e v o triunfo p a r a el e s c r i t o r italiano. D E L A S P E N A S .

(1) 6¡n¿nel, véase la n o t i c i a de B e c c a r i a .

FXH D E LA K O T A .

»7
G r i e g o s , y s o b r e t o d o , p o r los J u r i s c o n s u l t o s f r a n c e s e s ,
s i e n d o él m i s m o u n o d e ellos.
« V u e s t r o r e y n o , ha c e s a d o de s e r de este mundo,
p o d r i a y o decir al i n t r é p i d o d e f e n s o r de la c u e s t i ó n ; y a
veis q u e el i m p e r i o del e r r o r , de a q u e l e r r o r útil solo
p a r a algunos p a r t i c u l a r e s , y tan f u n e s t o p a r a el p ú b l i c o ,
h a sido d e s t r u i d o ; la ilusión se d e s v a n e c e , p a r a d a r e n - EXTRACTO
t r a d a á la v e r d a d ; e s t o os e c h a e n el m a y o r f u r o r , y el
d o l o r q u e os c a u s a , os h a c e b l a s f e m a r 8 e los apóstoles del
D E L A C O R R E S P O N D E N C I A
b i e n p ú b l i c o ; esta es la ú n i c a a r m a q u e os q u e d a , y esta
a r m a demasiado débil n o retardará yo os lo p r e d i g o ,
DE
e l p r o g r e s o de las l u c e s .

E f e c t i v a m e n t e , el Tratado de los Delitos y de las


B E C C A R I A Y D E M O R E L L E T ,
Penas, ha h e c h o tal i m p r e s i ó n en los e n t e n d i m i e n t o s ,
q u e se h a n visto p r o d u c i r en m u y p o c o t i e m p o , u n g r a n
S O B R E E L LIBRO
n ú m e r o de discursos , de m e m o r i a s , y de d i s e r t a c i o n e s
s o b r e esta m a t e r i a t a n i n t e r e s a n t e . En m e d i o de este
c o n c u r s o de filósofos , u n solo h o m b r e se ha a t r e v i d o á de l o s delitos
e s c r i b i r c o n t r a B e c c a r i a , a a r r e b a t a r l e l a gloria q u e m e -
recia , y atacar el s u c e s o q u e l a o b r a habia t e n i d o . E l Y
l e c t o r c o n o c e r á q u e hablo del a u t o r d é l o s anales (i).
P e r o este es u n n u e v o triunfo p a r a el e s c r i t o r italiano. D E L A S P E N A S .

(1) 6in¿nel, véase la n o t i c i a de B e c c a r i a .

FXH D E LA K O T A .

»7
e x t r a c t o
D E L A C O R R E S P O N D E N C I A

B E C C A R I A Y D E M O R E L L E T ,

S O B R E EL L I B R O

D E L O S D E L I T O S Y D E L A S P E N A S

A M. B E C C A R I A

P u r i » y l'ebrei o 1 7 6 6 ,

Mot señor mio

S i n t e n e r el h o n o r de s e r o s c o n o c i d o , creo tener el
d e r e c h o de e n v i a r o s u n e j e m p l a r de la t r a d u c i o n < J U C h e
h e c h o de v u e s t r a o b r a dei DelÜti e dclle Pene. Los e r u -
ditos son c o s m o p o l i t a s , y de todas las n a c i o n e s : los lazos
q u e los u n e n , s o n m a s f u e r t e s , q u e aquellos q u e u n e n
los ciudadanos de un m i s m o p a í s , los h a b i t a n t e s de la
388 CARTA SOBRE EL LIBRO plimientos de M . Diderot, de H e l v c t i u s y de M . de
m i s m a c i u d a d , y los m i e m b r o s de Ja m i s m a f a m i l i a . C r e o Buffon. Hemos h a b l a d o m u c h o de v u e s t r a o b r a , con
pues p o d e r e n t a b l a r c o n v o s , u n c o m e r c i o de i d e a s , y M . D i d e r o t , cuya i m a g i n a c i ó n f o g o s a , es m u y apta á
de s e n t i m i e n t o s q u e m e s e r á m u y a g r a d a b l e , c o n tal t o m a r f u e g o , c o n s e m e j a n t e o b r a . T e n g o algunas o b s e r -
q u e n o os r e h u s é i s al d e s e o de u n h o m b r e q u e os ama v a c i o n e s q u e c o m u n i c a r o s , que s o n el resultado de nues-
sin i o q o c e r o s p e r s o n a l m e n t e , p e r o al q u e la l e c t u r a de t r a s c o n v e r s a c i o n e s . M . de B u f f o n , se ha servido de las
vuestra e x c e l e n t e o b r a , lia inspirado e s t o s s e n t i m i e n t o s . e x p r e s i o n e s m a s f u e r t e s , para m a n i f e s t a r el p l a c e r que
M . de M a l e s h e r b e s , c u y a a m i s t a d t e n g o el h o n o r de v u e s t r a o b r a le ha causado , y os r u e g a , q u e r e c i b á i s sus
p o s e e r es el que m e ha a c o n s e j a d o q u e os h a g a el e n v i ó complimientos. También he-llevado vuestro libro á
de v u e s t r a o b r a en n u e s t r a l e n g u a . P a r a h a c e r esto n o M . R o u s s e a u , q u e ha pasado p o r P a r i s , retirándose á
tenia y o n e c e s i d a d de s e r e s t i m u l a d o , l í a sido p a r a m i , I n g l a t e r r a d o n d e v a á e s t a b l e c e r s e . , y p a r a la q u e saldrá
la o c u p a c i o n m a s dulce , la de h a c e r m e , t a n t o p a r a . m i u n o de estos dias. N o puedo aun d e c i r o s su p a r e c e r , p o r
n a c i ó n , c o m o p a r a aquellas á q u e n u e s t r a l e n g u a s e ha q u e n o h e le v u e l t o á v e r . E s p r o b a b l e , q u e lo sepa b o y ,
e x t e n d i d o , el i n t é r p r e t e y el ó r g a n o de las i d e a s f u e r t e s p o r M . H u m e , c o n q u i e n voy á c o m e r ; p e r o p u e d o de
y g r a n d e s , y de los s e n t i m i e n t o s de b e n e f i c e n c i a de q u e a n t e m a n o e s t a r s e g u r o , d é l a i m p r e s i ó n q u e le c a u s a r á .
v u e s t r a o b r a esta llena. M e parecía que da este modo, R I . H u m e q u e vive t a m b i é n con n o s o t r o s de algún t i e m p o
m e asociarla al b i e n q u e h a c é i s á los h o m b r e s , y que á esta p a r l e , m e e n c a r g a t a m b i é n q u e os diga mil cosas
esto m e d a r i a t a m b i é n a l g ú n d e r e c h o al agradecimiento de su p a r t e .
de los c o r a z o n e s s e n s i b l e s , q u e d e s e a n el b u e n resul- A estos n o m b r e s q u e c o n o c é i s de r e p u t a c i ó n , a ñ a d i r é ,
tado d e los i n t e r e s e s de la h u m a n i d a d . el del b a r ó n de H o l b a c h q u e los j u n t a a m e n u d o en su
H a c e h o y o c h o dias q u e se ha p u b l i c a d o m i t r a d u c i o n ; c a s a , a u t o r de v a r i a s e x c e l e n t e s o b r a s y a i m p r e s a s , s o -
lio h e q u e r i d o e s c r i b i r o s a n t e s , por que pensé deber b r e la q u í m i c a , la historia n a t u r a l , y v a r i a s otras q u e n o
e s p e r a r hasta q u e pudiese d a r o s n o t i c i a , de la i m p r e s i ó n son públicas : p r o f u n d o filósofo, excelente juez de todo
q u e v u e s t r a o b r a ha h e c h o . P u e d o a h o r a a s e g u r a r o s , que c o n o c i m i e n t o c i e n t í f i c o , su a l m a n o es m e n o r s e n s i b l e ,
su b u e n s u c e s o h a sido u n i v e r s a l , y q u e a d e m a s de la y p r o n t a á r e c i b i r la amistad. No p u e d o d a r o s u n a idea ,
e s t i m a c i ó n e n q u e se t i e n e la o b r a , t o d o el m u n d o ha de la i m p r e s i ó n , q u e v u e s t r a o b r a b a p r o d u c i d o s o b r e
c o n c e b i d o p o r su a u t o r , unos s e n t i m i e n t o s q u e deben é l , y c u a n t o a m a y estima ya á su a u t o r . ( l o m o n u e s t r a
de l i s o n g e a r o s a u n m a s , es d e c i r de e s t i m a , de a g r a - v i d a , se pasa r e g u l a r m e n t e en su c a s a , es m u y justo q u e
d e c i m i e n t o , de i n t e r é s y de a f e c c i ó n . H e sido particu- e m p e z á i s desde a h o r a á c o n o c e r l e , pues si l l e g a m o s á
l a r m e n t e e n c a r g a d o , de p r e s e n t á r o s l a s g r a c i a s y com-
poder atraeros á P a r í s , p o r algún t i e m p o , su casa será
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3GI
la vuestra. T o m o pues esta ocasion , de testificaros sus
seriáis la última persona á quien se pudiese adelantar tan
sinceras gracias. No os hablaré de M . d ' A l e m b e r t eme
extravagante paradoxa. P e r o si no se debe de sacrificar
ha debido e s c r i b i r o s , y que m e ha dicho que q u e r i a a ñ a -
el fuego al orden , tampoco m e p a r e c e que se deba de sa-
d ° S P a 3 b r a S < I e s u m a n ° > á m ' carta. Y a debeis s a b e r
J
crificar el o r d e n al fuego ; y todo irá m e j o r si se pueden
su modo de sentir sobre vuestra obra. A él queda el d e -
aliar ambas cosas. A h o r a queda que e x a m i n a r si he salido
c i r o s , si está contento con mi traducion
bien con esta empresa.
N o os quiero ocultar la razón mas p o d e r o s a , que m e
S i mi traducion tiene m e n o s fuego que el original,
ha determinado á t r a t a r de daros u n a b u e n a opinion de
debe d e atribuirse este defecto á muchas otras causas ,
m i ; y es la e s p e r a n z a , de que m e perdonareis con m a y o r
y no á la diferencia del o r d e n . E s t o podria consistir ó en
facilidad, la libertad, que he tomado de e f e c t u a r algunas
!a debilidad del estilo del t r a d u c t o r , ó e n la naturaleza
mudanzas en la disposición de algunas partes de vuestra
misma de toda traducion que debe s i e m p r e s e r inferior
obra. E n mi prefacio he d a d o , las razones g e n e r a l e s , que
al o r i g i n a l , sobre todo en los tratados de sentimientos.
m e justifican; p e r o , debo de d e t e n e r m e algo mas , sobre
e s t e particular con vos. E n c u a n t o , al espíritu filosófico T a m p o c o debo de ocultaros o t r a o b j e c i ó n que se m e

<|»e se hace d u e ñ o de la materia , no hay cosa m a s fácil, ha hecho. M e han dicho que un autor podria resentirse

que la de c o m p r e n d e r el todo de vuestro tratado , cuyas de que se hubiesen h e c h o mudanzas en sus o b r a s , por

partes, se siguen todas unas á otras, y dimanan del m i s m o útiles que fuesen. E s t o puede s e r asi en g e n e r a l , pero no

principio. P e r o para los lectores ordinarios m e n o s i n s - puede s e r el caso con vos. A lo m e n o s asi lo creo. U n

truidos , y sobre todo , para los l e c t o r e s franceses, c r e o , h o m b r e de talento que ha compuesto una obra a d m i -

h a b e r seguido u n c a m i n o mas r e g u l a r , y en un todo rada , llena de ideas nuevas y f u e r t e s , y excelente en el

mas c o n f o r m e al genio de m i nación , y al estilo de núes- fondo , debe poder escuchar con frialdad , que su libro

tros libros. n o tiene todo el orden de que es capaz. No solo esto ,


sino que debe de adoptar las mudanzas que se h a y a n
La sola ohjeciou que puedo t e m e r , es el h a b e r d e b i l i -
hecho en é l , con tal que sean útiles y apoyadas con bue-
tado la fuerza , y disminuido el calor del original , con
nas razones, l i e aquí lo que espero de vos. D e s e c h a d de
e establecimiento de este o r d e n . P e r o á esto , respondo
las mudanzas que he h e c h o , las que os parezcan mal
-leí m o d o siguiente : S é m u y bien qt,e la verdad tiene
entendidas ; conservad las que os parezcan bien , y c r e e d
la mayor necesidad de elocuencia y de sensibilidad. E l
que esto no hará mas que a u m e n t a r vuestra reputación.
p e n s a r d e otro modo seria a b s u r d o , y sobre todo vo s
S o y s digno de que tenga esta confianza con v o s , y espero
que n o os desagradará.
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3ÍJ">
• *
A c a b a r é m ¡ justificación citándoos las mayores autori-
dades, que han aprobado la libertad que m e h e lomado-
d' Alemlj e r t m e h a permitido el que os diga que esta R E S P U E S T A .
es también su opinion. M . H u m e x que ha leido con el
m a y o r cuidado el original y la traducion , pienza i g u a l - TRADUCIDA DEL ITALIANO.
m e n t e lo mismo. Podria t a m b i é n citaros varias otras
personas instruidas que han juzgado lo mismo.
Milán y niayo de 17G6.
E l ansia con que el público h a recibido aquí vuestra
obra , m e h a c e c r e e r que la p r i m e r a edición n o tardará
PERMITIDME , Caballero, que rae valga de las fórmulas
en a c a b a r s e , y que antes de u n m e s , será preciso pensar
usadas en vuestra lengua, como mas c ó m o d a s , m a s sim-
en dar otra. Si en las mudanzas que he h e c h o , hubiese
ples , mas v e r d a d e r a s , y por consiguiente mas dignas de
ó desunido las ideas que debian d e estar u n i d a s , ó h a b e r
un filósofo como vos. P e r m i t i d m e también el servirme
aproximado y reunido cosas q n e os parezcan dañar al
de un copista pues la carta que os he escrito es inte-
sentido , os r u e g o , que m e hagais s a b e r vuestras obser-
ligible. Los sentimientos que m e ha inspirado la carta
vaciones s o b r e este p a r t i c u l a r , y en la nueva edición ,
que m e habéis escrito , son los de la eslima mas p r o -
m e c o n f o r m a r é con vuestras m i r a s . . . .
funda , el m a y o r r e c o n o c i m i e n t o , v í a mas tierna amis-
A c a b a r é , caballero, mi larga c a r t a , rogándoos que m e
tad. M e sería imposible el deciros cuan honrado me
consideréis c o m o uno de vuestros m a y o r e s admiradores,
siento , en que mi obra haya sido traducida e n la lengua
y como uno de los h o m b r e s q u e mas desean el t e n e r
de una nación que ilustra é instruye toda la E u r o p a . V o
p a r l e en vuestra estima y en vuestra amistad. T e n d r i a el
m i s m o debo todo cuanto sé , á los libros franceses. Ellos
m a y o r s e n t i m i e n t o , si pensase que n o llegará el d i a , en
son los que han despertado e n mi alma los sentimientos
que pueda deciroslo de boca á boca. E s p e r o con la m a y o r
de humanidad , que ocho años de una educación f a n á -
impaciencia el recibir noticias v u e s t r a s , y saber lo que
tica habian ahogado. Los excelentes artículos, que habéis
os ha parecido mi traducion ; y si continuáis e n la b r i -
insertado en la obra inmortal de la Enciclopedia , m e
l l a n t e c a r r e r a que os habéis a b i e r t o , ocupándoos del
habian ya hecho respetar vuestro n o m b r e ; y ha sido
bien de la humanidad.
para mi la sorpresa mas agradable , el saber que un e r u -
L l e n o de estos sentimientos de estima , de respeto y dito de tanta reputación c o m o vos , se haya dignado el
de amistad , t e n g o el honor de s e r , etc.
traducir mi T r a t a d o de los Delitos. No puedo daros bas-

jvio£kllet. tantes g r a c i a s , por el regalo que m e habéis hecho de


DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3G5

hecho m u y pocos progresos en la filosofía del corazon ,


vuestra t r a d u c i o n , y p o r !a*celeridad con que h a b a s s a - q u e ' c o n t e m p l o m u y superior á la del e n t e n d i m i e n t o , si
tisfecho al deseo que tenia de leerla. L a h e leido con u n no hubiese adquirido la fuerza de ver y de amar la v e r -
placer que no podré explicaros, y he visto que habéis dad. E s p e r o que la última edición que no tardará e n
hermoseado el original. O s protesto con la m a y o r s i n c e - p a r e « e r , s e despachará en muy poco tiempo : y os
ridad , que el o r d e n que habéis adoptado m e parece á a s e g u r o q u e e n la sexta observaré e n t e r a m e n t e , ó con
un m i s m o , mas n a t u r a l , y m u y preferible al m i ó , y que m u y c o r t a d i f e r e n c i a , el o r d e n de vuestra t r a d u c i o n ,
s.ento infinito el que la nueva edición italiana esté cuasi que aclara m u c h o mas , las verdades que h e tratado de
acabada, p o r q u e de lo c o n t r a r i o , m e h u b i e r a ente- recompilar. D i g o que será con m u y corta diferencia,
r a m e n t e ó cuasi del todo c o n f o r m a d o á vuestro plan. porque por una lectura única y rápida , que h e hecho
M i obra no ha perdido nada de su fuerza natural en hasta a h o r a , no puede d e c i d i r m e con un e n t e r o cono-
vuestra t r a d u c i o n , excepto en los pasages e n que el c a - cimiento de causa sobre ios detalles, como lo he hecho ya
r á c t e r esencial de una y o t r a l e n g u a , ha h e c h o alguna del c o n j u n t o .
diferencia e n t r e vuestras expresiones v las mias. La l e n - L a impaciencia que mis amigos t i e n e n de leer vuestra
gua italiana tiene mas flexibilidad y docilidad , y tal v e z , traducion , m e h a obligado á dejarla salir de e n t r e mis
habiendo sido m e n o s cultivada en el g é n e r o filosófico] manos así que la h u b e l e í d o , y m e veo en la necesidad
puede por esta m i s m a razón adoptar Jos r a s g o s , que la de dejar para o t r a carta , la explicación de algunos p a -
vuestra no podria emplear. M e parece que la o b j e c i o n sages que os han parecido obscuros. P e r o debo deciros
que se os ha h e c h o , de que la mudanza del orden podia que cuando escribí esta o b r a , tenia á la v i s t a , los e j e m -
haber h e c h o p e r d e r m u c h o de la fuerza del original, no plos de Machiavcl , de Galileo y de G i a n n o n e . H e oido
tiene ninguna solidez. La fuerza consiste en la elección el ruido de las cadenas que sacude la superstición , y los
de las e x p r e s i o n e s , y en la coalicion de las ideas ; la gritos del faualismo que ocultan los gemidos de la v e r -
confusión n o puede menos de s e r dañosa para estos dos dad. L a vista de estos espectáculos horrorosos , m e ha
efectos. d e t e r m i n a d o á envolver la luz algunas veces en nubes
T a m p o c o h a debido deteneros el t e m e r de h e r i r m i algo obscuras. H e querido defender la humanidad sin s e r
a m o r propio. E n p r i m e r l u g a r , porque , c o m o lo habéis su m á r t i r . E s t a idea de que teuia que s e r o b s c u r o , m e ha
C0Q la m a y ° r ^ r d a d en vuestro excelente prefacio, h e c h o serlo algunas veces sin necesidad. Añadid á esto ,
"" ',br0 en 1ue se ^ende 'a causa de la humanidad , la inexperiencia y la falta de costumbre de e s c r i b i r , p e r -
« » a vez publicado, p e r t e n e c e al mundo y á todas las na- donables en un a u t o r , q « e 110 tiene m a s q u e veinte y
c i o n e s ; y relativamente á m í en p a r t i c u l a r , hubiera
siete a ñ o s , y t j u e hace apenas cinco años que ha entrado
en la c a r r e r a literaria. parte de mis ideas, son debidas a l a l e c t u r a del Esprit
M e seria imposible el describiros la satisfacion que m e
(entendimiento). . • •
causa el Ínteres que tomáis en m i , y cuan sensibles s o n ,
E l Conde de F i r m i a n i está de vuelta en M i l á n , ya hace
las pruebas de estima que m e dais, y que n o puedo a c -
algunos d i a s , pero está m u y ocupado, y n o he podido
ceptar sin volverme un poco vano n ¡ desdeñar sin injuria-
verle aun. E l es el que h a protegido mi l i b r o , y á é l
ros. H e recibido con el m i s m o a g r a d e c i m i e n t o é igual
debo mi tranquilidad.
confusion , los complimientos que m e hacéis de la p a r t e
I n c e s a n t e m e n t e , os r e m i t i r é algunas explicaciones
de los hombres célebres que h a c e n honor á la h u m a n i d a d ,
sobre los pasages que hallais un poco o b s c u r o s , y que no
á la Europa y á su nación. D ' A I e m b e r t , D i d e r o l , H c l -
trataré de excusar , por que no he escrito , para no s e r
v é t i u s , B u (Ton, H u m e , n o m b r e s ilustres y que n o s e
entendido. O s ruego e n c a r e c i d a m e n t e que m e enviéis l o
pueden oir pronunciar sin c m o c i o n : vuestras obras i n -
mas pronto posible, vuestras observaciones, y las de vues-
mortales son m i lectura continua , y f o r m a n mis ocupa-
tros a m i g o s , para que pueda a p r o v e c h a r m e de ellas
ciones por el d i a , y mis meditaciones por la n o c h e . L l e n o
en la sexta edición. Comunicadme , sobre todo , el r e -
de las verdades que enseñáis , ¡ como hubiera yo podido
sultado de vuestras conversaciones con M . D i d e r o t sobre
inciensar el error'bdorado, y e n v i l e c e r m e , hasta m e n t i r
m i obra. D e s e o con i m p a c i e n c i a , el saber la impresión
á la posteridad.
que he h e c h o sobre su alma súblime. . . .
M i única ocupacion, es la de cultivar en paz la filosofía, T e n g o el h o n o r de o f r e c e r m e , e t c .
y de contentar de este m o d o , tres s e n t i m i e n t o s , m u y
vivos en m í , el a m o r de una reputación literaria , el de Beccaria.

la libertad, y la compasion que m e inspiran las desgracias


de los h o m b r e s , esclavos de tantos e r r o r e s . Y o dalo de
c i n c o años la época de m i conversión á la filosofía , y la
debo á la lectura de las Cartas Persas.
L a segunda obra , que dio la última m a n o a l a revo.
lucion operada en mi entendimiento , es la de M . H e l -
velius. El e s , el que m e ha indicado el camino de la v e r -
dad , y que ha dispertado el primero mi a t e n c i ó n , sobre
la seguedad, y las desgracias de la humanidad. L a m a y o r
DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. 3<jg
utilidad , os e n v i a r é un e j e m p l a r italiano de vuestra
última edición , dispuesto con a r r e g l o al o r d e n de mi
última traducion. O s serviréis de ella c o m o m e j o r os
C A R T A S E G U N D A . .
p a r e z c a , pero debo deciros , q u e la disposición de n u e s -
t r a t r a d u c i o n , ha sido g e n e r a l m e n t e aprobada en é s t a ,
A M.ONSIEUR BÉ-C CARIA. c o m o t a m b i é n vuestra i n d u l g e n c i a p o r esta ligera mu-
danza.

D e Lion recibiréis algunos libros , que y o habia e n -


Paria, y setiembre 1766.
viado allí h a c e y a mas de dos m e s e s y m e d i o , y á los qite
por negligencia no h a n dado curso.
M u y s e s o r mío y mi querido h e r m a n o e n filosofía, ya
Consisten en un e j e m p l a r de la edición en cuarto , sin
hace m u c h o tiempo que os debo una r e s p u e s t a ; habia
c a r t o n e s , del libro del Esprit (Entendimiento;, que
retardado el dárosla hasta a h o r a , con Ja esperanza de
M . Helvetius os r u e g a que accepteis de su parte , y una
q u e al enviárosla , os podria t a m b i é n r e m i t i r las o b s e r -
obra de un tal B o u l a n g e r , m u e r t o hace ya algunos años,
vaciones de que os he hablado sobre vuestra o b r a ; p e r o
q u e h a vivido e n nuestra sociedad , y que tenia una c a -
hace ya mas de tres meses , q u e mis ocupaciones n o me
beza de las m a s s i s t e m á t i c a s , p e r o bien constituida y
han permitido el e n t r e g a r m e ai trabajo q u e es preciso
l l e n a de ideas m u y nuevas. Y a debeis h a b e r visto el
que t o m e para recogerlas y ponerlas en o r d e n . A c a b o de
Despotismo Orienta!, o t r a o b r a suya. Podéis estar s e -
h a c e r para el m i n i s t r o de hacienda un gran t r a b a j o , q u e
guro de q u e n o p e r d e r é u n a ocasion en lo sucesivo , de
compone un t o m o m u y grueso. D e s d e que lo acabé h e ido
enviaros las obras un p o c o p i c a n t e s q u e podamos t e n e r .
á L i o n , y desde allíá G i n e b r a ácasa d e M . d e V o l t a i r e , con
Iin P a r i s estamos b a j o la f é r u l a de una inquisición muy
quien he hablado m u c h o del libro de los Delitos y Je las
severa en p u n t o á los libros ; p e r o todo p e n e t r a y pasa al
Penas , y quien os t i e n e e n la m a y o r estimación. M a s al
f i n , de m o d o que se hallan en casa de todos los libreros,
fin h e vuelto á P a r í s ; y m e aprovecharé del p r i m e r m o -
y puestos p ú b l i c a m e n t e e n v e n t a á un precio m u y mode-
m e n t o que t e n g a , para compilar mis observaciones y las
rado los mismos libros q u e h a n sido perseguidos antes
de mis amigos y enviároslas. C o m o m e parecéis i n c l i n a d o
¿olí la m a y o r violencia ¡ p e r o es n e c e s a r i o esperar m u -
a s e g u i r , en vuestra p r i m e r a e d i c i ó n , el o r d e n q u e yo
c h o tiempo , ó bien pagar estas obras á un precio exorbi-
he seguido en la t r a d u c i o n . y q u e esta nueva c o m b i n a c i ó n
tante. E n t r e paréntesis, ¿ q u e pensáis de esta súblime
de todas las partes de v u e s H a o b r a sería p e n o s a , y os
h a n a p e r d e r un tiempo que podéis e m p l e a r con m a y o r
D E LOS DELITOS Y DE LAS PENAS. FAL

p o l í t i c a , que pone todo su a n h e l o e n q u e u n libro se públicas para aprovecharlas. B i e n seguro que traduciré
venda un poco m a s tarde de lo r e g u l a r ?..... vuestra nueva edición , y que esta ocupacion será para
¿ P o d r é i s c r e e r q u e en e l m o m e n t o e n q u e os es- mí, dulce y agradable. T e n e i s demasiada bondad en
c r i b o , se han h e c h o ya siete ediciones de m i t r a d u c i o n ? tenerme ningún r e c o n o c i m i e n t o por ello. E l placer
E s t o m e autoriza á e s p e r a r mas h u m a n i d a d ; pues he que he tenido en traduciros, es una recompensa
aquí mi r a z o n a m i e n t o : puesque hay s i e t e ediciones , mas que suficiente : y puedo a s e g u r a r o s , que me
debe de h a b e r á l ó m e n o s siete m i l personas q u e lean este habéis pagado con u s u r a , la pena que m e he to-
l i b r o , y podéis estar seguro , de que á la m a y o r parte de mado
los que le leen les a g r a d a , y adoptan sus p r i n c i p i o s , Quedo, etc.
porque c o m o lo habéis dicho vos m i s m o , h a b l a n d o en morelj.et.

g e n e r a l , los tiranos n o l e e n . ¿ l i e aquí m u c h o s discípulos


de la razón , que h a r á n otros tantos mas , muchas es-
cuelas a b i e r t a s , y m u c h a i n s t r u c c i ó n esparcida ; ¿ y que
obstáculo podrá s o s t e n e r s e c o n t r a la acción universal ( y
obrando á la vez c o m o lo h a r á algún d i a ) de las luces,
la razón, y la opinion pública ? S é , mi q u e r i d o a m i g o , la
opinion pública es sobre la que d e b e m o s c o n t a r . Ni los
F I N.
señores V o l t a i r e , D ' A l e m b c r t , ni R u s s e a u , ni vos , ni
ningún o t r o filósofo, podrán j a m a s p r o d u c i r un e f e c t o
inmediato sobre el e n t e n d i m i e n t o de los q u e g o b i e r n a n ,
p e r o o b r a r e m o s sobre la opinion pública ; y esta llegará
e n fin á subyugar á los f a n á t i c o s , y a u n á los tiranos unos
t r a s otros.

P e r o volvamos á v u e s t r a o b r a : teneis razón e n e s p e r a r


mis observaciones , y las de mis amigos , a n t e s de c o m -
municarme las vuestras. Solo os pido un poco de
tiempo y quedareis satisfecho. Ademas, que pienso
que n o os faltarán c r í t i c a s ; p e r o es p r e c i s o q u e sean

,7*
# V

I N D E X

Pag.
Aviso del Editor . . . ' . . j
Noticia sobre Bcccária y
Prologo del Autor xv
Introducción i
CAPITULO PRIMERO. Origen de l s Penas. . 7

CAP. II. Derecho de castigar 9


CAP. III. Consecuencias 12
GAP. IV. Interpretación de las leyes. . . .
SUPLEMENTO AL CAP. IV 19

CAP. V. Oscuridad de las leyes 23


CAP. VI. Proporcion entre los Delitos y las
Penas 5
CAP. VIL. Errores en la graduación de las
Penas 50
CAP. TIII. División de los delitos 33
CAP. IX. Del honor 3j
CAP. X. De los duelos «. . . . 4-I
CAP. XI. De la tranquilidad pública. . . . 4-3
CAP. XII. Fin de las penas . Ifi

. )
CAP. XIII. De los testigos . . . . . . . 46
CAP. XXX. Procesos y prescripciones. . . I5I
CAP. XIY. Indicios y formas de juicios. . . 5o
CAP. XXXI. Delitos de prueba difícil . • • j
SÜP. AL CAP. XIV. De las Comisiones. . . 55
CAP. XXXII. Suicidio 161
CAP. XV. Acusaciones secretas 5Y
CAP. XXXIIL Contrabandos ,B7
CAP. XVI. Del tormento 6o
CAP. XXXIV. De los deudores »7°
SÜP. AL CAP. XVI. Del secreto, etc. . . . 71
CAP. XXXV. Asilos »7*
CAP. XVII. Del espíritu de fsco 76
CAP. XXXVI. De la talla *7B
CAP. XVIII. De los j u r a m e n t o s . . . . . . 80
CAP. XXXVII. Atentados, cómplices, impu- ^
CAP. XIX. Prontitud de la pena 82
nidad ''
CAP. XX. Violencias 85
CAP. X X X V I I I . Interrogaciones sugestwas
CAP. XXI. Penas de los nobles 87 181
y deposiciones
CAP. XXII. Hurtos . 89
SUP. AL C A P . X X X V I I I . El acusado de-
S ü P . AL CAP. X X I I g t T . . . *8|
¡unte de sus Jueces
CAP. XXIII. Infamia
CAP. X X X I X . De un género particular de
CAP. X X I V . Ociosos . . . io4 . . 1 0 0
delitos
CAP. XXV. Destierros y Confiscaciones . .106
CAP. XL. Falsas ¡deas de utilidad *9°
CAP XXVI. Del espíritu de familia 108
CAP. XLI. Como se evitan los delitos. • • »9^
CAP. XXVII. Dulzura délas penas . . . 115
CAP. XLII. De las ciencias *9
CAP. XXVIII. De la pena de muerte. . . 117
CAP. XLI1I. Magistrados ^
Sup. AL CAP XXVIII. Consideraciones sobre
CAP. XLIV. Recompensas 20
la pena de muerte por el señor conde Rtz-
CAP. XLV. Educación
&rer. >3i
CAP. XLVI. Del Perdón. 20
CAP. XXIX. De la prisión 1^.6
INDEX. 407

Pag.
Pag.
CAP. XLVII. Conclusión 2Q CAP. X V I . Del crimen de alta traición. De
NOTAS ' °7 Tito Oates, y de la muerte de Augusto de
F OQ
COMENTARIO sobre el libro de los Delitos y de Thou
las Penas, por Voliaire.. . . „/ CAP. X V I I . De la Revelación hecha en la
p n i
_ Motivo de este Comentario 0^3 confesion 3o3

CAP. JI. De los suplicios ¡¡6 CAP. X V I I I . De la falsa moneda . . . . 3og

CAP. III. De las penas contra los IJereges. . 2^8 CAP. XIX. Del Robo doméstico 3io
_AP. IV. De la extirpación de las Heregias. :53 CAP. XX. Del Suicidio 3II
CAP. v. De las Profanaciones. . . . . . 257
CAP. X X I . De cierta especie de mutilación . 317
CAP. \ I. Indulgencia de los romanos sobre CAP. XJFTL. De la confiscación que llevan con-
este ptirticular. . . a63
sigo los delitos de que acabamos de hablar.. 318
C AP. X X I I I . De los procedimientos criminales,
VI,< Dcl crimen de la predicación y de
Antonio. y de algunas otras formas.. • .«• • • .32 3
CAP. X X I V . C AIdea
P. para alguna reforma.. • 333

CAP. I X . De los Hechiceros . . . . 2Í¿ RESPUESTA á las Notas y Observaciones de

CU>" X-
un fray/e Dominico, sobre el libro de los
1« Pena de muerte
Dc

CAP. X I . De los Testigos Delitos y de las Penas 307

CAP. X I I . Be la ejecución de las Sentencias. 286 C AP. I. Acusación de impiedad 34°


CAP. XIII. Délos Tornéenlos, ^ CAP. II. Acusaoiones de sedición.. . • . • 347
EXTRACTO de las Observaciones publicadas
CAP. XIV. De algunos Tribunales de sangre. 291
en 1-67 , sobre el libro de los Delitos y de
CAP. XV. De la diferencia que hay entre las
leyes políticas y las naturales 294. las Penas 353

EXTRACTO del Juicio de un Profesor italiano,


INDEX.
• " - '.. »

Pag.

sobre el libro de los Delitos y de las Penas. . òji


N O T A DE B R I S S O T D E W A R V J L L E , sobre el
libro de los Delitos y de las Penas 3y6
EXTRACTO de la correspondencia de Beccaria
et de Murellet, sobre el libw de los Delitos
y de las Penas 385

FIN DEL INDEX.

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