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Confucio presentando Siddharta (Buda Gautama) a Lao Tsé. Imagen de la dinastía Ming.

Los santos (latín sanctus; griego ἁγίος hagíos, hebreo qadoš 'elegido por Dios' o bien 'diferenciado',
'distinguido') son hombres o mujeres destacados en las diversas tradiciones religiosas por sus
atribuidas relaciones especiales con las divinidades o por una particular elevación ética; este
segundo sentido se preserva en tradiciones espirituales no necesariamente teístas.
La influencia de un santo supera el ámbito de su religión cuando la aceptación de
su moralidad adquiere componentes universales: por ejemplo, es el caso de Teresa de
Calcuta o Gandhi, y, en general, al menos hasta cierto punto, de todos los fundadores de las
grandes religiones.

Índice

 1Empleo del término


 2Cristianismo
o 2.1Iglesia primitiva
o 2.2Catolicismo
o 2.3Santos laicos de estirpe real
o 2.4Iglesia ortodoxa
o 2.5Anglicanismo
o 2.6Protestantismo
o 2.7Mormones
 3Otras religiones
o 3.1Judaísmo
o 3.2Islam
o 3.3Budismo
o 3.4Hinduismo
o 3.5Sijismo
o 3.6Diáspora africana
 4Véase también
 5Notas
 6Enlaces externos

Empleo del término[editar]


Los vocablos hebreo y griego para “santidad” transmiten la idea de puro o limpio en sentido
religioso, apartado de la corrupción. La santidad de Dios denota su absoluta perfección moral.
En español se utiliza la palabra santa delante del nombre de una mujer (por ejemplo, Santa Ana de
Nazareth). Cuando se trata de un hombre se utiliza siempre la apócope san, con las excepciones de
Santo Tomé, Santo Toribio, Santo Tomás y Santo Domingo, en las que se emplea el término
completo1 y Santiago (como Santiago Apóstol).
La palabra santo se utiliza como adjetivo para indicar una relación directa con Dios. Por ello, se
aplica a personas (los santos), lugares (como el Monte Athos), textos (como las Sagradas
Escrituras), etc.
En muchas tradiciones religiosas teístas son los intercesores o los protectores y son objeto
de culto por entenderse que, después de muertos, disfrutan de la compañía de la divinidad.
En la tradición cristiana se trata de personas destacadas por sus virtudes y son
como modelos capaces de mostrar a los demás un camino ejemplar de perfección. Como, de
acuerdo con la Biblia, Dios es amor,2 la principal virtud de los santos es, consecuentemente, su
capacidad para amar a Dios y a los demás seres humanos. La religión cristiana considera además
que toda la humanidad está llamada a ser santa y a seguir a los santos, que representan el ejemplo
de creencia y seguimiento de Dios, cuya vida puede resumirse en un solo concepto: el amor al ser
supremo.
En la Iglesia católica el reconocimiento de un «santo» se produce después de un proceso judicial
llamado canonización. Actualmente, sólo el papa, a quien se llama protocolariamente «Su
Santidad», puede determinar la santidad de fieles católicos. Este proceso tiene análogos en algunas
otras confesiones cristianas.
En el budismo, al no existir el concepto de Dios, un santo es una persona iluminada o cercana a
la iluminación y, por consiguiente, al Amor Universal. De este modo, es su karma el que determina
su grado de pureza espiritual, el cual puede ser verificado por medios metafísicos (percepción
extrasensorial de los chakras) por otros santos. Al orar y fijar el pensamiento en una figura santa o
en algo relacionado con ella, se entra en conexión metafísica respecto a determinado campo de la
conciencia con lo que representa dicha figura y con todos los que estén y hayan estado pensando u
orando sobre lo mismo. Así, estas figuras se realizan desde tiempos ancestrales con colores vivos y
detalles característicos invariables para, según la creencia, facilitar una imagen mental común. Por
lo tanto, el objetivo no es realmente venerar lo sagrado, sino entrar en conexión con la conciencia
universal, aunque, para evitar el apego, no suele recalcarse ningún objetivo. Actualmente, y para
santos aún vivos o de vida reciente, se usan también fotografías.
Por otro lado, si bien la mayor parte de las religiones de la India tienen a menudo
tendencias sincretistas, no es así en los tres grandes monoteísmos (judaísmo, cristianismo e Islam),
que conciben la santidad encuadrada en una pertenencia comunitaria o sacramental. El islam y el
cristianismo protestante rechazan incluso la noción de santo y el culto dedicado a los seres
humanos. Esto no impide, no obstante, al islam popular haber desarrollado, al margen de las
corrientes oficiales y cultas, un fervor en torno a las tumbas de los santos.

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