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Hegel Marx Nietzsche
Hegel Marx Nietzsche
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84. edición I
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ed¡foies
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I
Tradacción de
M¡uno An¡rnño
'ggcpt-, MARX, NIETZSCHE
(o el reino de las sombras)
1168?$
por
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HENRI¡LEFEBVRE
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INDICE
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l. [¿s triadas I
2. El udossier" Hegel 70
Hncer-.
MARX.
Z¡mrt'srRl.
L,AS TRIADAS
estoy aquello (hegeliano y nietzscheano"') sóIo 3. Estudiar a Hegel, Marx o Nietzsche aislada-
los
mente, en los textos, no sirve de mucho; todos
puedé ü;;; i"-i"a"orogius que' oscuras y lumi- textuales han sido ensayados' al
no"us, ;;;;. p.t-""¡ó y pó. .uyot de luz' pla' encadenamientos
ieual que todas las deconstrucciones y reconstruc'
néán sobre Ia piáctica ,o.í^i y política' Una afir- autenticidad
mación; ;.,;-;¿;ero obligá á captar Y I de.- ;l;;;t;sin que por ello se impongafapor lo que se
de una inteiprelación semejante' Y
tinir nueiis r"i""i?""r .ntre Iás teorías (doctrinas)' la filosofía'
de iguai;;;;;;;ntre las teorías v la práctica' r"tl"i" a su iituación en la historia de
en la historia general o en la de las ideas' el
si ptt"" un sentido, qrriere decir un contextual de ese porte
"itu-tiipli"i¿]"J
que cada uno de ellos (Hegel, Marx, Nietzsche) ha interés de estudio
captado nalgou del mundo moderno, algo a punto put""" tan agotado como el del análisis textual'
A" tot*".tll t ;;; ca¿a aoctrina, en tanto que ha Sólo quedá, por tanto, captar sus relaciones con
el mundo modérno, tomando a éste como punto
de
iogrado .rrru (el hegelianismo, el mar-
xismo, "ot"r"ncia ha declarado 1o que ."i"tttt"iu, como objeto central de análisis' como y las
;;did" .ot rútt (mediación) para las doctrinas
-á"i¿e"sta declaración ha
"i-"i.i¿t"tt"anismo),
captaúa,-v Á"áit"," cont-ri-
diversas ideologías que en é1 se insertan' Lo ncon-
buido ; rf q"" el fin del siglo xrx se ha
formado pur" U"gur. al xx y atraves-arlo' De suerte textual> cobra así una amplitud y un alcance' una
riqueza de desconocido y de conocido, de la que se
que la entré estas obras eminentes i"i.i"uU" al reducirlo a una historia particulari-
pasa por un intermediario: la modernidad que
"orrfrontulión
;,i;; leneralizada. ¿Cómo han sorprendido Hegel'
Ltr"* y;;;b" aclara. En un libro anteriorr U"t* fNi"tzsche la modernidad en su estado na-
"-"üru.,
esas doctrinu, i,r".ot cotejadas con el historicismo en sus tendencias? ¿Cómo han captado lo
v t" ttittrri.iJ"J. lq"i el ánáIisis crítico se amplía que estaba a punto de ocuajar'? ¿Cómo fijaron un
"1""t",
esforzándose por seguir siendo concreto' y
aispecto y definieron un momento entre aspectos
Si es cierto que et pensamiento hegeliano se con- momentos contradictorios?
centra en una pahbü, en un concepto:.el Estado; '.l'res astros: una constelación' Sus resplandores
ti .. oi".to.ii;;i pensamiento -marxista insistc se superponen a veces, otras se ocultan, se eclipsan
to .o"iui y-li-roc¿idad, y si es cierto' por último' too u ótto. S" interfieren' Su luminosidadentan
"t
9ue Nietzsche ha m"¿ii"ao sobre la civilización pronto crece como palidece' Suben o bajan el
y tou uui"r"., tu p"tu¿oja permite vislumbrar un Lorizonte, se alejan o se acercan' De pronto' uno
sentido q.r" h"y q"" á"ti"utir: una determinación parece dominante; luego, de p.ronto, otro'
triple aei -,.rráo'*o¿erno, que implica conflictos Las frases que antecéden sólo tienen un alcance
múltiples y quizá inacabables en el seno oe ¡a me;fórico y ün valor simbólico' Indican la marcha
crealidadr ¿.rrorrrittuá" humana' Tal es la hipo- y- tto.i"oíte. Declaran (cosa que está por de-
"i
mostrar) que la grandeza de las obras y los hom-
t.tis r*ptitua autoriza a decir que posee un bres consideradós no se asemeja a la de los
alcance".ryuestratégico.
filósofos clásicos, Platón y Aristóteles, Descartes o
Kant, que construlan una gran arquitectura de
fur de t'histobe, Edition¡
iVéase g. dc
Lefebvre: Ii Esta cgrandezaD consiste en una deter-
M¡nuit, parfs, tgll. "oo"epiog.
Henri Lefebvre Las tríadas
inicia el camino de la razón. La ley (coactiva) y el chocantes por su carácter a un tiempo cqncrefo y
derecho (normatiló),' necesarios y suficientes para actual (moderno).
que la sociedad y sus complejos engranajes fun- b) Fl.Estado racional y, por tanto, constitu-
cionen bajo el control del Estado, designari una cional posee, según Hegel, una base social: la
misma realidad potítica. clase media. En esta clase se halla la cultura que
''-Dé só üne a Ia consciencia del Estado, de la que^es
este modo, Ia racionalidad, inherente a todos
los momentos de Ia historia y de la práctica coti- portadora. No hay Estado moderno sin claJe me_
diana. se concentra en el Estado. Estado que tota- dia, su cimiento en lo que se refiere a la inteli_
Iiza legitimamente, soberanamente, la moral y el gencil y a la legalidad (cf. phitosophie du droit, _ l.
derecho (la ley),los cuerpos sociales y sus funcio- secc. 297). Ni campesinos ni obreror, clrse, trabaja_ j" _
nes particulares (la familia, las naciones y corpo- doras y productivasl IB9de.4 c-o-nstituirse 9n pii
raciones, las poblaciones y las regiones del terri- lares
.del De esa clase media, bien p'or
torio nacionat), el sistema de necesidades y la di- coacción, -Estado.i
bien por vía de concurso, salen los fun-
visión del trabajo (que corresponcle exactamente cionarios (ct. Encyclopédie, secc. 52g), Una buro_
c_racia competente, seleccionada medianté pruebas
a las necesidadbs).tDel mismo modo que la cons-
severas: tal es Ia verdadera base social y la sus_
ciencia posee un rrrigen triple (la sensación, la '
\., tancia del Estado
actividad práctica, la abstracción) que la alza hasta
Hay, por tanto, para Hegel clases sociales e in_
el nivel superior de la consciencia política; el Es- cluso luchas (contradicciones) entre esas clases:
.
politica- que lo lleva a la perfección. Estas tripli- que produce la acumulación de las riquezas, ..ryo,
cidades, asociadas e interaccionantes, producen individuos se caracterizan por su habflidad lsub¡e-,
t
una totalidad viva, orgánica y racional a un tiem- tiva); por último, la clase pensante, mediadora
po: el Estadoi Considerado genéricamente, no es entre las dos clases productivas, mediatizada por
otra cosh que la humanidad razonable, obediente su saber, que mantiene y maneja el conjunto soiial
al llamamiento de la ldea, que se autoproduce en el dentro del marco. es{atal. Estas tres consti_t
curso de la historia. En resumen, el Estado ci- "lur.,
tuyen la,sociedad civi! mediante su intermediaria
menta y corona el cuerpo social, que sin él se (mediaciéñ) hacia la política, a saber, lu b".;;;;-
1
desharía en migajas atomizaria-, suponiendo cia, que surge de la clase pensante (media; inter, .'
-sealgún sentido.
que tal hipótesis tenga mediaria, mediatriz y mediatizada).i Los óónftictos
El fetichismo hegeliano del Estado puede asus- entre esas clases, elementos (momentos) de la so-
tar al ciudadano o al lector de una obra filosófica, ciedad civil, empujan a ésta fuera de sí misma v
y el resumen que (una vez más) acaba de ser some' por encima de sí misma hacia la formación de
tido a ese lector le parecerá tal vez monstruoso, una- clase polítíca, directamente (inmediatamente,
sin relación con la realidad política. Ahora bien, tal es decir, sin mediación alguna) vinculada al Estado,
impresión se borra cuando la exposición detalla el cuyo aparato constituye. La zona superior de la
análisis y la síntesis hegelianas, asombrosas y burocracia es la que constituye (la que instituye
l0 Henri Lefebvre Las tríadas ll
inferior del personal en política) coinciden asimismo en un savoir-faire
en la constitución) la parte
el poder, en torno a príncipes, monarcas' jefes de administrativo.
De lo que resulta la siguiente secuela o, mejor,",..
Estado.
Son, pues, las contradicciones (la dialéctica in-
la siguiente implicación lógica: la historia llega a
r" su término. Productiva, ha generado todo lo que .:
sociedad civil las que engendran el Es-
'y lab clase
iterna¡de
política. Al representar ésta la podía (el todo) engendrar. ¿Cuándo? Con la Revo-'
itado
tacción lución francesa y Napoleón (cf. Philosophie de'.,
estatal y al materializarla, puede volverse
hacia sus propias condiciones; posee capacidad l'histoire, trad. Gibelin, pp. 403 ss.) *. ¿Por qué? i
paru ,e"ottóc"i las relaciones (sociales) entre los Porque la Revolución y Napoleón produjeron lo i
inomentos (elementos, miembros, fases) de la que les supera y les consagra: el Estado-nación.-.
sociedad civil, para revelar sus conflictos y resol- Marcada por luchas y emergencias aspectos
verlos, de forma que el Estado se conserve como de la consciencia individual y social,-los las fases del
totalidad coherente, que abarca momentos cotl- conocimiento-, la historicidad re-produce su con-
tradictorios. Con este fin, la capa dirigente (clase dición inicial y su contenido último: la ldea. Abar-
política) tiene derecho a descargarse de los demás ca tres momentos: el trabajo productivo, el saber
irabajos y obligaciones, y, por tanto, a recibir pre- conceptual auto-generado, la lucha creadora por la
mios y .é.o*pettus por su actividad responsable que el momento superior nace del inferior y lo
(honoies, dináro). De donde resulta que esta clase, domina sometiéndolo (y, por tanto, conservándolo).
fundamentalmente honrada, cúspide de la pirá- Origen (oculto) y fin (manifiesto) de todas las
mide, no representa sólo la sustancia social: ella es cosas, de todo acto y de todo suceso, la Idea se
esa sustancia, en otros términos, "la vida del todou, reconoce en la plenitud, la del Estado. No hay
Ia producción constante (la reproducción) de la so- azar ni contingencia, salvo en apariencia. Con el
ciáad, del Estado, de la constitución, del acto polí' Estado moderno termina el tiempo, y el fruto del
tico rnismo que consiste en gobernar (cf' Encyclo tiempo se extiende (se actualiza en presencia total)
pédie,
' secc. 542).
en el espacio. ¡Es el crepúsculo de la creación, el
¿La filosofía? Doble y sombra del sistema polí-
Sol poniente, Occidente! La Trinidad o Tríada espe-
ticó acabado, el sistema filosófico perfecto lo con-
sagra, lo legitima, lo fundamenta. La filosofía como
culativa (trabajo, acción, pensamiento) se resuelve
tal se cumple en el hegelianismo, que resume y en su triunfo y entra en la noche estrellada. En
condensa sü historia; en el Estado, cuyo sistema la sabiduría mortal 2.
aporta la teoría, la filosofía se realiza completa- * [En castellano hay dos ediciones de fácil manejo: Filo-
mente. La filosofía, servicio público, acompaña al sofía de Ía historia, trad. de José María Quintana, Ed. Zeus,
Estado. De la misma forma que el Estado totaliza tl
Barcelona, 1970, y Lecciones sobre la filosofía de Ia his'
racionalmenté sus <momentos" históricos, prác- toria universal, trad. de José Gaos, 1928 (4,' ed., <Revista
de Occidenteo,1974). Ambas siguen el texto de Ia edición
ticos, sociales, culturales y demás, el sistema filo- de Lasson, I*ipzie, 1905, no dividida en fragmentos.l
sófico-político une lo racional y lo real, lo abstracto 'z Véase Ia conclusión de la Fenomenología,
ya citada y.,
y lo cóncreto, lo ideal y lo actual, lo,posible y lo comentada en La fin de I'hístoire, y las riltimas páginas'
iealizado. El saber (teórico) y la práctica (socio' d,e la Filosofía de Ia historia, de trIegel.
t2 Ítenri Lefebvre Las tríadas 13
años hay algo más que diversidad, algo muy dife- tivas, las relaciones de producción, las estructuras
rente de un desarrollo tranquilo, semejante al de sociales, las superestructuras (ideolégicas e institu-
la planta. Hay fisuras, vacíos, contradicciones, inco- cionales).
herencias. Por ejemplo, en el caso de la dialéctica \¡, Hoy hay múltiples marxismos que en vano se
(hegeliana), primero exaltada y vuelta contra l{egel trata de reducir a un omodelo, único. El pensa-
como un arma cogida al enemigo, luego negada y miento de Marx y de Engels se injerta en ios con-
renegada, luego recogida de un modo renovado ceptos y valores ya difundidos por los países donde
que Marx jamás expuso claramente. ha penetrado. De ahí el nacimiento de un marxis-
Si de una obra monumental capitnl- se mo chino y de un márxismo soviético (ruso), de
puede sacar un cuerpo de doctrina, -El conviene al escuelas marxistas en Alemania, en Italia, en Fran_
capitalismo competitivo, cuya desaparición Marx cia, en los países anglosajones. De ahí ia cliver-
prevé y anr-rncia. Fero ¿por qué empeñarse en sidad y la desigualdad del desarrolio teóricr. El
construir un conjunto semejante si la obra está iF iiijerto ha prendid<l mejor o peor. En Francia, el
inacabada? ,'Por qué concebirio corno una tota- espí¡itu cartesiano, antidialéctico por esencia, no
iidad adecuada ¿1 modo de producción que analiza of¡ecía ni terreno ni <mentor> favorable; el inlerto
y expone, el capitalismo? Tal vez ios últimos capí- (sigiiiendo con la metáfora) sólo ha prendido tar-
tulos, no menos ricos que los primeros, contengan díarnenl.e, lo que no entraña lr.,u rnuiu calidad de
conocimientos que sólo aparecen tras una confron- i los f:ut¡s.
tación con lo que resultó en el sigio xx del capita- ¿Qtré relación tuvo el pensamiento de Marx
lismo competitivo, ciel capitalismo del xrx. El I con el de Hegel? Esta pregunta, que, como todos
pensamiento de Marx puede desempeñar hoy el I sa.bemos, ha hecho correr mares de tinta, exige
una respuesta, una única respuesta: el pensa-
papei que desempeña la física de Newton con re-
iación a la física mocierna, la fisica de la relati- miento dialectico de Marx tuvo con el pensamiento
vidad, la energía nuclear. los átomos y mcléculas: dialéctico de Hegel una relación dialéótica. Lo que
una etapa d-e la que hay que partir, una verdad equivale a decir: unidad y conflictos. Marx tomó
en determinada escai,a, una fecha, en una palabra, de Hegcl io cscnci¿l de su pensanriento nesencia-
vn momento. Hecho que prohíbe a un tiempo el lista": importancia C,:l trabajo y de ia producción,
dogmatismo, la retórica <marxista, y los discursos auto-prolucción de lz especie humana (del nhom-
presuntuosos sobre la muerte de Marx y del mar- bre"), racionalidad ir¡marente en. la práctica, en
xismo. Frecisemos ciesde ahora esta actitud, cuyas Ia consciéncia y en el saber. t¿.nto ctmo en las
razones aparecerán más tarde. No se trata, según luchas políticas, es decir, senticio de la historia.
el esqr-rema habitual del "revisionismo,, de recon- En Hegel (como en Saint-Simon) se puede en-
siderar el pensamienio de ft4arx en función de io contrar casi todo lo que dijo Marx, incluido el
que ha¡r de nuevo en el mundo desde hace un papel del trabajo, de la producción, de las cla_
siglo" ;No! For el contrario, el camino correcto y ses, etc. a. De tal modo que no se puecle negar Ia
legítimo consiste en determinar cuanto hay nuevo a Véanse en Morceaux
choisis de Heget (Gallimard, co-
en el mundo a partir de la obra de Marx. Así se lección
-"Idées") [edición de H. Lefebvre] los fragmen-
manifiestan ios carnbios en las fuerzas procluc- tos 278-224, seleccionados y agrupados con esta inteición.
16 Henrí Lefebvre Las tríadas t7
continuidad entre los dos pensamientos. Sin em- 1875) *. Hoy nadie ignora el modo en que Marx
bargo, el orden y el encadenamiento, la orientación entendía y ápróbábá"1á Cómuna ¿e pái?!:'como
y la perspectiva, el conteniclo y la forma, difieren destructora del Estado. Oponía esta práctica revo-
radicalmente, de suerte que la impresión de una lucionaria ai socialismó estatal, q,t", por clesgracia,
discontinuidad brusca no se impone ntenos que iba tomando cuerpo en Alemania en el seno del
la de una continuidad sin hiatos. movimiento obrero y debía prevalecer durante un
'" Durante toda su vida, Marx luchó cc¡ntra Hegel período bastante largo, pues todavía dura. Du-
rante esta lucha teórica, Marx no pierde de vista
' para arr:ancarle su tesoro mal adquirido v transfor- ni un minuto el objetivo práctico real que se
marlo apropiándoselo. ¿Hcgel para Marx? Fue a ventila, que no es la constitución de un sistema
la vez el padre, el dueño dei patrimonio, el patrón opuesto al hegelianismo, sino ei análisis de la
y el propietario del medio de producción, el saber práctica social y del mundo moderno, para actuar
adquirido.
1' y transformarlos a partir de tendencias inma-
En su lucha hubo conflicto generacionai y, ade- nentes.
rnás, lucha de clases. Este combate pasó por varias Continuidad y discontinuidad. Hay, por tanto,
fases y corrió suertes diversas: alzas y caídas, vic- Lln <corte)), unpunto de ruptura. ¿Dónde ubicarlo?
torias y derrotas de uno u otro de los comba- Inútil analizar desde el principio una discusión ya
tientes. Los tenras en juego cambiaron: unas veces vieja. Apoyándose tanto en los textos comc¡ en los
el conocimiento como totalidad, otras la dialéctica i contextos, se puede afirmar que el corte no es ni
como método, otras la teoría dei Estado, etc. Con- ¡l
filosófico (paso del idealismo al materialismo), ni
tra Hegel, Marx no repara en medios. Pasa el hege- r epistentológico (paso de Ia ideologia a Ia ciencia).
lianismo por la criba de la antropología (Feuer- 1 Estos dos aspectos quedan englobados en una rup-
bach), de la economía política (Smith, Ricardo), de tura más compleja, más rica en contenido y en
la historiografía (los historiadores franceses de la sentido: un corte político.lVlarx rompe con la apo-
l
logía hegeliana del Estado; tal ruptura se va preci-
Restauración, A. Thierry especialmente y la his-
toria dei tercer estado), cie la filosofía (ei mate- I sando desde sus primeras a sus últirnas obras. Para
Marx no es cierto que la filosofía (razón y verdad,
rialismo francés del siglo xvrrl) y de la naciente plenitud y felicidad concebidos por los filósofos)
sociología (Saint-Simon y Fourier). De ese filtrado, se realice en el Estado y concluya en un sistema
de esa criba, de esta negación crítica resulta otro coactivo. La clase obrera, sólo ella, realiza la filo-
pensamiento y, sobre todo, otro proyecto, el omar- sofía mediante una revolución total; pero no se
xismon, construido con los materiales tomados del trata ya de la filosofía clásica (abstracta, especu-
hegelianismo y metamorfoseados. La lucha va des- lativa, sistemática); la realización de la filosofía
de la crítica radical de las tesis hegelianas sobre se cumple en la práctica: en una forma de vivir. Al
el derecho y el Estado, sobre la filosofia (las lla- superar la filosofía tradicional, al superarse a sí
madas Obras de juventud, 1842-1845), a la refuta-
ción de Ia estrategia política hegeliana aceptada * ÍCrítica del programa de Gotha, R. Aguilera, Ma-
por F. Lassalle (Critique du programme de Gotha, drid, lÍb8.1
18 Henri Lefebvre Las tríadas
19
mismo, el proletariado abre posibilidades iiimita- Estado (parlamentario) no tendrán más que
das. El tiempo (llarnado un
"histórico") continúa. La tiempo.
superación hegeliana (Aufhebung) adquiere otro I-a historia, acabada- según Hegel, prosigue
sentido: el Estado mismo debe pasar la prueba cle según
lMarx. Inacabada, el tiempo ,r" i. i¡" (no
la superación. La revolución lo quebranta y io lleva se cosi-
fica) en el espacio de las ielaciorr"s á".iuntiles, de
a la decadencia: se absorberá o se reabsorberá en la producción industrial o de la dominación
la socieciad. Así el corte potítico presupone, como estatal.
La producción de cosas (productos) incluye la
momentos suyos, el corte filosófico (ruptur.,, con p.coducción de relaciones soiiales; esia doblé
la filosofía clásica) y el corte epistemológico (rrp- pro-
¡lucción no puede fijarse (cosificarse) a sí misma
tura con las ideologías de ia clase dominante). por en_una simple re-producción de las mismas cosas
lo que respecta a la razón, no participa de ninguna y ias rnismas relaciones. por tanto, no hay re-
for¡na o fórmula definitiva. Se desarrolla al supe- producción del pasado o del presente sin p.ódrrc-
rarse: ai resoive¡ sus propias contradicciones ción de aigo nuevo. De este módo aclquiere órigina-
(entre io racior'al y lo irracional, entre io conce- iidad en l\llarx la dialéctica hegelianá. La creación
bido y lo vivido, entre la teoría y la práctica, etc.). revolucionaria de nuevas relaciones es inevitable,
El Estado, por tanto, no posee ninguna raciona- incluso sirviéndose de instrumentos políticos,
lidad superior, y menos definitiva. Heget io toma como la oprgsió,n y la persuasión (ideológiCa).
por la estriLctura de le sociedad; para Marx no racionalidad? Se revela inherente a ia practica ¿y ia
es rnás que una superestructura. El Estado se social y culmina, sin por ello realizarse piena_
constiuye o, mejor dichc, Io construyen. ¿Quiénes? mente, en la práctica industrial. ¿Lo cotid-iano?
I-os polític3s, los hombres del Estado, sobre una Transfoi'mado junto con las relac-iones sociales,
base, las relaciones sociales de producción y de concederá la felicidad a los hombres, afirma osa-
propiedad, las fuerzas productivas. Ahora bien, la damente el optimisrno marxista.
base carnbia. El Estado no tiene, por tantc, más En cuanto al Estado, lo cruza un movimiento
realidad que la del momento histórico. Cambia con doble. Por un lado, administra la sociedad de acuer_
la base; se modifica, se desincrona, se xeconstruye do con la hegemonía de la clase dominante y diri-
de otro modo; luego perece y desaparece. Al pasar gente: según sus intereses actuales y sus proyectos
las fuerzas productivas dei uso de ias riquezas estratégicos. Engendra, por tanto, una educación,
naturales al sorrretimiento técnico de ia naturaleza r-r¡l conocimiento y unas ideoiogías, unos <(servi_
(automatisnio) y de la división del trabaio (alie- cios, sociales, como, por ejemplo, la medicina y
nado-alienante) al no-trabajo, el Estado no puede la enseñanza, según los intereses de la clase heee_
dejar de transformarse. I{a cambiado profunda- mónica (dominante). Al mismo tiempo ," u,ru o1.
encima de ia sociedad entera, de modo que las
mente del período feudal-militar al período monár- personas que controlan el Estado (fracción de la
quico, y de éste al período democrático exigido por
c-lase hegemónica o desclasados) puedan llegar a
la industrialización. El capitalismo y la hegemonía dominar e incluso a explotar duraite algún tiérnpo
de la clase burguesa convienen a una democracia a la clase económicamente domrnante,
a la vez liberal y autoritaria. Tal democracia y su lrivárrdole
de su hegemonía. Lo cual ocurre en el bonapartis_
20 Henri Lefebvre Ias tríadas Zl
mo, en el fascismo, en ei Estado surgido d.e una
operación militar, etc. Esta contradicción interna tiene otro sentido ni otro alcance. En el caso de Ia
del Estado se añade a las contradicciones externas clase obrera, la violencia acaba con el Estado v
que proceden de sus relaciones conflictivas con con los políticos que se alzan por encima de lá
su base, impregnada a su vez de contradicciones, social. La violencia proletaria (revolucionaria) se
De ahí la imposibilidad de una estabiiización del destruye a sí misma en lugar de destruir el mundo.
Estado. Forma provisional de la sociedad, con mo- Por si misma no produce nada, nada tiene de
mentos más o menos integrados (es decir, domi_ creador. De la violencia puede decirse que es una
nados y apropiados: el saber y la lógica, la téc_ cualidad o una <propiedad, p..munerrie del ser
nica y la estrategia, el derecho y la ideoloeía social que se afirma. Esta clase, según Marx, nq
ética, etc.), el Estado no se apoya en la clase med"ia. puede realizarse sin superarse. De añí que realice
Su base no coincide con esta clase, sino que in- la filosofía superándola. para Marx,Io siciat puede
cluye todas las rel.'ciones sociaies. Hoy, por tanto, y debe reabsorber los otros dos niveles de lá rea_
es el Estado de la burguesía. Necesita de una buro_ lidad llamada o|¡¿¡¡¡¿¡a): por un lado, la política
cracia, es decir, de una clase media que tiende a y el Estado (que pierden su carácter dominante
voiverse parasitaria, al mismo tiempo qr" o"o*p"- y perecen como tales), y, por otro, la economía,
tente) al alzarse con el Estado por encima de las fuerzas productivas (que se organizan en el
toda la sociedad (no sin conflictós con los que seno de la sociedad mediante una geltión racional
poseen los medios de producción, es decir, con ias concorde con los intereses de los productores mis_
restantes fracciones de la clase dominante). mos, los trabajadores). Lo social y, por tanto, las
Marx sitúa en el centro de su análisis de lo real necesidades sociales, las de la sociedád en su con-
y en el de su proyecto a la fuerza social que puede junto, definen la sociedad nueva que nace revolu-
descomponer el Estado y las relacionei sociales cionariamente de la vieja: el sociaiismo y el comu_
sobre las que se funda, que puede transformarlo, nismo se caracterizan, de un lado, por el ii., ¿"1 Er-
es decir, en primer lugar destruirlo para acabar tado y de su primacía,y, de otro, por el fin de lo
con é1. Si la clase obrera se afirma como (suieto económico y de su prioridad. En lá tríada oeconó
colectivo", el Estado como osujeto> de la história mico-social-político", Marx hace hincapié en lo so_
ha de morir. Si el Estado escapa a este destino, si cial y la sociedad, cuyo concepto ha áesarrollado.
no se desmorona, si no perece después de la quie- Algunos dirán que hace hincapié en lo social contra
bra, será porque la clase obrera no ha podido óon- lo económico y lo político, prioritarios antes del
vertirse en sujeto colectivo autónomo. Ál conseeuir vuelco de ese mundo del qué poseen la primacía.
la autonomía, la clase obrera sustituye Ot¡os dirán que Marx'establ,ece una Éstrategia
,r, sobre el análisis de las tendencias en Io real
hegemonía (su dictadura) la de la burguesía. "ori llo
existente), dando lugar a que lo social se afirme
¿Quién impide la autodeterminación y la afirma- como tal.
ción del proletariado como (sujeto>, como capa-
cidad de regir los medios de producción y la Un. inmenso optimismo anima el pensamiento
marxista (optimismo que hoy personas
califican con una palabra que ha-rr.ha,
sociedad toda? La violencia. Inherente al usuíeto,
cuando éste destroza los obstáculos, la violencia no perdido sus con_
notaciones favorables y pasa a deSignar cierta
22 Henri Lefebvre Las tría.das
23
candidez: el humanismo). Del juego
conflictivo de rnostrando la complejidad
fuerzas y, sobre todo, del .o"iti.io- de la
raleza (la creación espontánea ae
e-ritre la natu- sos del pensamienro.-marxistJ situación. ¿Fraca-
ril,reras,
servas y de recursos) y la antinatuáleza. de re_
ii.-lir,f,r"rt"l No.
Sobre esta siruació" .ori";;;";;"L
{el tra_ habremos de volver también. paradójica
b.uj",. l3 técnica, Ias máquinur) ,ru
.-rrucer la feli_
cidad. La tríada, es decii, U ,át".L"i
y el saber, lleva en sí misma ," ,".rt*' et rrabajo
¿Cómo no extrañarse ante una paradoja siempre 6. pasemos a Nietzsche y al pensamiento
scheano (porque una vez nietz_
nueya, aunque muy conocida, la má, ,.
áuradera influen_
de ese optimismo pese a sus repetidos samiento>). Lo que.no supone trata ¿e un (pen_
c^onsideraciones igoten ta'.itua"iár, Iu, siguientes
3i-a fracasos? q|.r"
El marxismo ha fracásudo, y sobre il que s. in-
todo en un gran número a" ""p."iui_""r" serta ese pensamiento. No l, ,¡".¿"áos sin cir_
puir", qrr. io reivindi cunspección.
ca,n.
.En esos países denominado, io.iufi"t.r, tu, "El terro, ," upoaáa- áel espíritu
relaciones
específicarnente sociales (asociación, cartesiano cuando entra eñ el universo de
operacif¡, autogestión, etc.) q.r"a*- a"rtruidas co Nietzsche> 6.
entre la economía y la políiicu frurtá ¿La historia? Tanto para Nietzsche como
existencia reconocida; carecer de Marx, al contrario que para Hegel, para
lor-p"i.", tinúa. Bajo una forma- doble: "d;;;la historia con_
"á*o "" ;;ri;;asD,capita_
listas, se reducen a tas retacio";,
comunicaciones personales del ¿ir."rro a las violencias sin fin. barbaries, g"-rio-"ii"or,absurdas,
la familia, las reiaciones mundanas y de .otidiano,
otrg,
por un
y, en el meior de los casos, de negocios, 111:,-I,_!"T :rr .saber
cao.avez más aplastante, i"E,ñ';;umurativo,
amistaá a. ó*Oi_ fabricado Á'nirrude eru-
cidad. Esta desrrucción de l" .;;;;iul"-so " c"pa oe dición, de citai, a" rr."íros
amalgamadas, de recuerdo, f
d";;pr*.nraciones
socialismo añade una mistificu.i¿" ,!.iii"r, de espe-
*a,
yalarga (el racionatismo contra t;;;;¿;,u una lista culaciones poco interesantes, ! J"
pero vitalmente <inte_
nalismo contra la nación, el in¿ivi¿u¿ir_oet nacie I"r3d3:": Lo que conrinúa p;;;;r,ro, ,u r,ir_
el individuo, etc.). En esra extraña
.o.rr." toria ',o.;;,
(la hisroricidad) concebida
lista, ciertas rú_
caen poco a poco en desuso (et rácionatismo,
iri. H.!"1, génesis
fricas.
por. ejemplo, y su relación con lo irrácionat
racional), pero otras y lo i}l ;lffi,T"i',T;:il:lJe ra- rucha de crases hov en un
_vienen u
<el socialismo contra lo social> "."pu.-i.,
puesto: '.,"..i"1¡-;yr.c.;ilfr ;:'::';"l"Tli"iil:l.i:"J:lr:ili:?
,""-plu"u ventajo_ leJana. La lucha se libra en-
tugar re.reno-lL -la-autogestión,
y enclave de la acción..el.Anora
samente a otra oposición en vÍas de Uiei] ü iutogestión,
.cualquier
anquilosamiento. noy,.define ro sociar
pir,tl:?, según el pensamienro
:if_1..:r;i)"i;';;";_ico y lo
Y: tir embargo, aquí y allÍ se abre paso de Marx.
Dtgna cle notarse es Ia confusiór,,
- lo social. t.nár'"nt.e los marxis_
E,merge de lo económico frente a Io político s, las retaciones,
de_ l.?ll.lnll le nr2d.ucciór-f Ia di-
p'o'"' o' "nr..""il"r,
,5 Ejemplo: el asunto Lip gl_f.u.r"ia en el verano de 1973. :;i Ei":i?:::, i:l';:Y'."" :'' "r ü." i" i'i r v
"'
t",a"","-"i"'""íi.iZ,,,iíi"ííi,'"::::'ll::,?,il];lX¿.."r.i?::"i
r
^,
f-ós. acontecimientos dd 1%8 ;;;";' i.,i"'ffir".r* .n
igual. sentido: el paso ae. l" ..áJiJ,i"p#'"niilu
económico a" r.
y contra lo político. nstas ciic,rn""üncias ii:ó ;:'f,|'iffi')' Lo cual permite .o-"t".-lur'"regunda a
mues- P. Boudot: Nietzsche et t,au_deld
de Ia libert¿, p. l5l.
24 Henri Lefehvrc Las tríadas Zs
de realidades cada vez más complejas, capaci-
dadcs productivas que culminan por fin en el edi- turas favorables (el kairós de los griegos).
<Los
ficio estatal. Y no es sólo la historia según Marx, azares te¡minan por organizu.r. ,""gúr, nuestras
-
que no camina ni hacia la divinidad ni hacia el necesidades más personaleso, escrite
Nietzsche.
Estado, sino hacia nla humanidad>, plenitud de la ¿Por qué? Porque emerge ante el análisis como la
especie humana, cumplimiento de su esencia. do- voluntad en la vida: no la insuls" ofuc,rltad,
psicología clásica, el_querer d.l de lu
minación de la materia y apropiación de la natu- ;j.;
<quiero", sino /a voluntad. a" poi""i,-'ta que dice
raleza. La hipótesis hegeliana (que Nietzsche co_ energía
noce y ataca violentamente en las Intempestivas, agente que no busca la ventaja del poder,
poder por sí mismo: para dáminar. sino'el
en 1873), la hipótesis marxista (que Nietzsche re- Como había
chaza sin conocerla a través de Hégel) no son para visto Hegel después de Heráclito, l* cimientos
él otra _cosa que hipótesis teológióas. presuponen de la existencia, en el curso ¿. "" fu frlrtoria, hay
un sentido del pensamiento o de la acción práctica ll"lul combate,
tuntades
guerra; pero la lucha de las vo-
de poder ,""mpiaru, según ñietzscf.e,
sin demostrarlo. Postulan este sentido: una racio- la
nalidad inmanente, una divinidad en la humanidad hisroricidad racional, y ¿l vu;l;;"d;tj.ti.o,
Hegel (que l\darx sigue modlficanáo iJ, ,"g,in
'lili o en el mundo. Ahora bien, ¡Dios ha muerto! El t¿.rrrl.ro.
1l
ateísmo de Feuerbach, de Stirner, de Marx desco_ hegelianos), vuelco por el que el
al vencedor (el amo), avanzándo uri derrota
noce el alcance de esta afirmación. Los filósofos v "r.iulro sentido
ii
sus cómplices continúan razonando _filosofan- de la historia. Tercer término de Ia ""'.ftríada: el
do-, como si Dios no hubiera muerto. Con él determinismo, la necesidad. Según
ñ]etzsctre, no
mueren la historia, el hombre y la humanidad. la hay, no puede haber, una Neóesidad
determini smo exclusivo (f íri.;,
única, un
razón y la racionhlidad, la tináli¿a¿ y el sentido. ti;l;;;Jo, his tórico,
Proclamado como entidad superior por los teó- politico, etc.). Hay múlr:pt;; determi_
i;^on<1mico,
nrsmos que_ nacen y s.e, agotan, .."""r,
logos .o laicizado, incluido en lá naturáleza o en la y desapare_
historia, Dios era el soporte de las arquitecturas cen tras haber recorrido cierto trayectó,
desempe_
filosóficas, sistemas, dogmas, doctrinas. ñado cierto papel en la naturalezí
o l*a ,o.l.au¿.
es, pues, la historia? Un caos de azares, Papel más désaitroso que benéfico
de- iQué
voluntades, de determinismos. En esta tríada Propiamente hablanáo, la historil'.ro
con frecuencia.
caos:
.r, po,
nietzscheana, tomada de los griegos, el primer lTl"; puede analizar, se puede com-
lugar lo ocupa el azar. El descubrimientó y la prender; "" pero la comprensión
.se
de la historia la
aceptación, e incluso la apología del azar, prestan muestra irreductible a una racionalidad
inmanen_
¡.lna nueva dimensión a la libertad, al romper con te,.a un progreso determinable de antemano.
la servidumbre de la finalidad, declara Zaratustra. toda consecución histórica pueden ¿is.e..r¡.s. En
No hay acontecimiento sin una conjunción o coyun- mentos y síntomas de decadencia en "le_
el seno mismo
tura de fuerzas, en principio exteriores unas a de lo que se refuerza. Las sacudid",
quebrantan y hacen resquebrajarse
J. l",irlencia
gtras, que se encuentran en un punto del espacio lo fue tiende
y del tiempo clonde ocurre algo a consecuencia de a establecerse petrificándose. Los deteiminismos
ese encuentro. El azar ofrece ocasiones, coyun- parciales (biológicos, físicos, sociales,
inteiectuales)
permiten genealogías _la de tal fa;ilia,
ial descu-
26
Henri Lefebvre [,as tríadas 27
brimiento, tal idea o tal concepto_ en vez
génes-is, es decir, explicaciones
d.e hacia lo,original, al una génesis
rnediante una acti- .ofrecer
y de su relación del <su_
vidad productora. Jeto> con el senlido. De
jncertidumbres (significativas ahí las
Hegel y tras él Marx se negaban a disociar
lo Nietzsche.
ptr JLisrnas¡ Ae
racional de lo real.. Se situaba-n en la perspectiva Unas veces responde: los pueblos
inventado los sentidos, frur, ...u¿o-üJ han
de su identidad logicodialéctica
f""iááá en Ia con_ filósofo, el poeta se mantien.., upuriuOos ruto."r. el
rraotcclon y en Ia hrcha entre los dos términos, de las
vic_ multitudes, y, sin embargo, salen'J;
toria del tercer término surgido ¿," fu iu.¡ra).
Ahora incluso, y sobre to¿o, cuáár-;;;p.;" l;, pueblos,
bien, para Nietzsche ahí se ñalla la raiz a su pue_
porque asocia racionalmente un error blo (cf. Z-aratustra, uDe los
d,e
-fiV-t|" f*es>: (Aun-
,Tltjrl.l-.
valor, es decir, sentido; pero los hechos
hecho y que muchas veces pasan por bu"enas
puru ,rn pro
no tienen blo, para otro no són más'qu"
más sentido que una piedra lu *áriuña o que y burla...
"r,
un ruido aislado. ¿y la naturaleza? Por encima de cada pueblá fr"V ";-rgü;;;
fi""^ t"bla de va_
No tiene sen_ Iores: es la tabla de sus
uclo porque ofrece la posibilidad de sí mis-
sentidos innu- mo..."). Son los pueblos los"i"tári".-,Jre
merables en una mezcla cle crueldad y que irru.rrtu, y no los
de gene- Estados, ni las naciones,
rosidad, de abundancia y de avaricia. a! f". que,
r{e suf,rimiento, de voluptuosid"J j
á"
ategiia y "i
igual que el saber o ta páhtic^,- "i.*s,sentido aIy
cla sin nombre.
l"ror, mez_ valor a las cosas. Esta iesis pl;;;; ".-¿." principio
"El hómbre" .o,rfi"." mediante
una elección un sentido un relativismo rotal, .rr,
que, sin
a la naturaleza, a su vida
natural, a las cosas de la naturaleza. oLl embargo, se acerca a tas- "p"rrp""ii;i;;"
tesis ;;;l;;r,
hom.bre> que atribuye a los pueblos y, po; puesro
ser> que pregunta y se pregunta inter_ Jurrto, u tu,
l-: ": "."1
mrnabtemente, sino.aquel que crea ientido
<masas).la capacidad creadorá'
de engenArar
y vaior. perspectiva a partir d.e una valoracióri pero una
Y esto ocurre desde que nombra las cosas: las otras
valora al hablar de ellas. Sin duda, veces Nietzsche responde lo contrario,
t hechos y el,individuo (geniai) tiene esa cap".ih"o, sóloque
"o "y
más que por y para una evaluacién. <elitista>: <<Nosotros, que indisolubiemente tesis
:lt^T
er saoer aporta un valor, da un sentido a los ¿.Aeasó
perci
jetos y a las cosas? No, dice Nietzsctre-, nb- bimos y pensamos, nosotros engendramos
contradi- sin tre_
gtalo que todavía no es>, declia
Ia Freundtiche Wissenschaft. L; org;lioru*".rt.
ciendo a }Iegel; es más: en ranto q;" ;;ú". (puro)
y. abstracto priva al mundq de
sentido. En decir que el pensamie"to d;-a"ivale a
al trabajo, Nietzsche concederá a Marx quecuanto la me-
di tiene dida en que se rrata de "i"trr"rr.=ulio,1r,
p;;;;;i;"ro, ,ro ,.
senrido y vaior, pero no el tr.aüajo que
I^.q::
ra)nca productos; sólo el que crea obras. salva de las contradicciones, "" d" i;; l;;;erencias.
valora? ¿Quién nombra? ie,ri¿., vive -segun "¿euién Pero ¿hay que escoger entre estas proposiciones?
valor? ¿Quién eiige un valor,?o De este un ¿Se trara de un sisiema, de un ,;bA; bien del
modo se paso de un saber a otro, d.el
prantea Ia cuestión del triste ,uUár-u la Gaya
responder para que conserve"sujs¡q¡, a la que hay que Ciencia?
un sentido la bús_ ¿Qué pues, esta Gaya Ciencia que se opone
queda de un sentido nue\¡o, a la que es ^ al
ponder, porque la respuesta supon* difícil res-
-es,
Saber absoluto de Hegei tanto conri ,i Sauer cri
un retorno tico de Marx? Sin esperar a una reconsideración
28 Henri Lefebvre
Ins tríadas
en profundidad de py"r.. 29
ahora esbozemos la "_r]:
geneárogí loqt, conviene
a a, lrLunatiche
que ttn objeto (como la mayor
parte de los presocráti-
senschaft. Tiene su p^unlo wis- t.'s: el agua, el fuego,.ios árr"r.i
dé partida-en lo que hay ya sea un
de más protundo sttjeto (como et nr¡is d.
""b..iá..rt;;;
terránea, combatida, Jorriente sub_ ;rgente de Aristótele¡), ya
A;;ü;;;r, "i".),., inrelecro
judeo-cristiana v el
sepultada po, iu moralidad
rctca ptaróni.u, p.of"ilJ"
,.u "
,Jár'absoluto (la
Logoi;;;.;mu,io, "o't.. to,
que Nierzsche éntabla"";-;;;b;;1T.,ro i; "i
il;#;eliana). para
Agusrín, et Ser se ¿efine-(si;r';;: ;;"0'",n.,
rrible cuanto que provenía y más te_ asÍ) por Ia volunl habtar
salía ae ¿1. ¿sí, esta
Iucha posee un ca E r s Ér t ai j
l,'il.l."l
i""rlii; "0 f,"á i" ??1,".i
.
En,rs,;;"ü;lT:;Tfffj;:I $ffijffi,;;;
obra a ta vez itustré y mal
"m.tanto, inagotable,-;-il;;
en si y, por
niro, de orro ser ig"urñ""l"
"1
de to infi
retegada a ra sombr""p-;;-1"
;;;;id;.prrque fue mite presentir _como a lravés iil"jrr. r" que per_
agustinismo. Asustín *éait¿ ;;;;" oficial: et de una
sol- el misrerio o" lu t.iJu ilñ;,'ta nube el
de ta filosofía
*" ;;;;i.. recursos El hombre, a imagen de Dios, Trinidad.
rriega prutJ"i.u"f
;iáJr_lr":."drina,
además Ae con todios los
recursos aún frescos de la
analotgon
vino, es inicialmenle a"ur"-#iJi;;'."i; de lo di
tradición romana, sobre eI pecado acabaron con caída y el
cristianismo, la docrrina ¿"-1.."rc;;;"cífico del esle infinito su{"tluo ."pa_
de su <objeto" i"f;;;;:';;
de Ia redención. En.fu".i¿"-á"."?á", Ht p".uao y
ju*;rri;r" y de ta otra cosa que un montón de ;i:;""do> no
:i"9:!
es
purificación por el dolor razón se descübre inmundicias, su
i"i..pr"i¿"iJ'ir.rug".,
"r, ,.rpirr" y'Iá-ri"itud del
a"t lu-
Mundus, d,e iaiz iraliota:.el deseo. caído en el auanáo-rüJ"'lorririro,
abismo hundiéndose en las
oriiici;ylu U.".f,u, se apodera de objeros finiros, el deseo
p."?""jlj^oes terres_ "t p;;;; encuentra
llT' 9,fi:"li'li,""g-'o uuii¿lü.lT'r. r,,, v r't'tá.iá.,
pL. ;: r'i'n&T,Í;;;ft""i" r,,gu.
",,
armas ;;" .;;;;;"0"", "J.;J';T;"fft*" *;t:j uenao.Á?rasü#',;3"iT.ff
para más tarde renacer.. El
u"náii, ]oru oon¿e ese deseo quebrado, separadoi:,i,"?f.\Zi.ro,;;:;,
¿e si Lismo y, por
se arroja a los recién nacidos tanto, reducido a no o..""r,J. ;;-':.:'l':
a criar, los condenaa", u
qr" .ip"a.e se niega
j;íil;"ndicias,
_""];;
los ca,dáveres que no se envían
quemándolos. Nada más al fuego celeste
::i;ffi;;i:
,,:1, :""':::
,5:
ro nnrto no es más que tibido, 31"?,T
p";;;;;
¿'j.fr'jT;
libido no
es dlcir, más iy:i, según i,,
maldi¿o, más puro y más
prueba de la osóurid
.sagrado,
t,";;;":'ü uunao, :.,q'e.
atnes en eI ser caído,."
4 "t";;;i;;;;;
d.;dil;arables
craramente disrintas: ta tibido
ftes tibi-
y
i".i.,rul,,l":;;;;;:,'::if:ilT"k:::"#:':,:,J; ;;1";-;;6" curiosi_
saber y la necesida; H;;;,,'.,e.".idrd
Agustín, en ta linde ael m-unáo'";;;rü:;;,,es 3.11_:l frustrada
srempre
en el momento en q"" ,..¿"r;;;;;;;""do decir, v siempre renacieíte, que va
hacia las cosas en ve.z
gano. Ha encontrado ra
di;ü;;iiiiJ,iáii,._o, pa- y su propio fracaso);a3,;;¿* ,,i;ioiio uuir_o
Ia.tibido ii"ill'¿'¡ (ta
consigna. ru cupiscencia de Ia carne, con_
Agustín es el primero rl-e Ios persecución sin fin v.
tu ,r"""riálá"'áZ'gorur, lu
no parte de occidentales que siempre á.."p.i"^da de la
voluptuosidad, paroáia
"¿lge¡ como base d.i-;;ü;;, ya sea aj.lr."iín;:;ó, r, o",.
ultrmo, Ia tibido dominandi
fl;;il;; ta nece_
30
sidad de mandar y de dominar: la voluntad
Henri Lefebtre Las tríadas +
1f $s?# 3r
;;;ó._h mujer
betta* no consisre sólo en ,;g;;;;;.onsicterarta ..pr"roiu.
cotidiano, contra lo oreal,, i"u.éptuUi. C<¡ntra lo
l
plirá por largo tiempo la burguesía su misión histó fin del capitalismo por la revolución; fin de la
i
rica, a saber, el crecimiento de las fuerzas produc- historia por el dominio de las fuerzas ciegas; fin
tivas hasta el inevitable salto cualitativo? ¿OOnae del trabajo por la automatización; fin del derecho
situar los límites internos del capitalismo? Si por por la costumbre; fin del Estado, de la nación, de
doquier hay racionalidad, también debe hallarse en la patria, de la clase obrera, de la burguesía, de la
esta sociedad a la que se califica fácilmente de ab- economía separada y de la política dominante, etc.
surda por ser injusta e inhumana. Nietzsche añadirá a esta lista: la muerte de Dios
Marx plantea, sin demostrarlo, el sentido del de- y del hombre.
venir, el de la histor.ia; acepta el logos hegeliano Cuando el pensamiento considera que ese cami-
(occidental) sin someterlo a una crítica funda-
no está balizado por fines, por muertes, como una
mental. La hipótesis toclavía teológica de Hegel sucesión de escollos lo está por cruces y naufra-
pasa a través de la criba <corte>- en el r¡en_ gios, se plantea una pregunta: ¿no terminará tam-
samiento marxista. Marx,-el como tampoco hiciera bién, agotado, superado por las escrituras, loS es-
Hegel, no se pregunta por el origen dé h raciona-
lidad occidental, por su génesis o su genealogía: el critos, la Escritura misma, el Logos, que nació de
judeocristianismo, el pensamiento gieco-latino, la la Palabra y del Verbo vivos?
industria y la tecnología. Nfarx sJ contenta con Pues si Hegel afirma con incomparable vigor y
poner en sordina la teología (teodicea) hegeliana y con un rigor intolerable la primacía del Saber
la epopeya de la Idea. A veces, Marx v Ensels tro- como código de lo (real>, es decir, la primacia de
piezan con algunas concepciones irredlctidles a su la teoría, del sistema, del concepto (abandonando,
esquematización: la lógica y el derecho, por ejem- para no perderlo todo, los desgarramientos, sepa-
plo. ¿Por qué la lógica (nacida en Grécia) istá raciones, escisiones y conflictos), Marx se debate
presente en las sociedades, en los medios de pro_ ya entre el conocer, parcialmente transferido al
ducción occidentales? ¿Qu¿ relaciones mantiene producir, y la acción creadora, el vivir y Io vivido
con las ideologías, por un lado; con la dialéctica, prácticos: su preocupación por este problema se
por otro? En cuanto al derecho, elaborad.o en refleja en los famosos Manuscritos de 1844. En é1,
Roma, pervive hasta el punto de renacer en la la actividad productora que debía asegurar ia uni-
revolución democrático-burguesa con el Código Ci- dad doctrinal se escinde, se desdobla en: a) pro-
vil. De tal modo que la transición socialista hacia ducción (fabricación) de cosas materiales, de bie-
el comunismo no podrá prescindir ni del derecho nes intercambiables, de mercancías, de máquinas,
ni de los derechos; de tal modo que el esquema es decir, de medios de producción; b) producción
triádico: costumbres inconscientes en el comunis- de relaciones sociales, creación de obras, de ideas,
mo primitivo-derecho en el curso de la historia- de instituciones, de conocimientos, de lenguaje, de
costumbre consciente en el seno de un (comu-
nismo desarrollado>, sigue siendo abstracto. De tal
objetos estéticos, de actos innovadores. Mientras
modo,- por último, que Marx no puede decir gran
Hegel intenta y consigue crear un concepto unita-
cosa de la sociedad futura (el comunismo¡, sálvo rio en el estrecho marco del saber, Marx fracasa
que la larga transición estará jalonada por en el marco, más amplio, de la acción. Producción
fines: y creación se separan, pese a los esfuerzos para
50
I I Henri Lefebvre
Ias trfadas
fi"iii::t,amenazando con caminar cada uno por 1trss?#
del deseo con Schopenhauer. Vana fascinación,
s,
I0.. Para_pr_oseguir la confrontación entre los margen a sus (momentosD y una flexibilidad a sus
mtembros cle la tríada Hegel_Marx_Nietzsche, miembros. Sólo él se re-genera, se re-produce con
asl
como entre esos tr un autodinamismo, mediante una vitalidad inma-
rarnodernidqon"""l,l,:i:',.XTt:ü::f f, :f nente y racional. El recurso tradicional a lo reali-
Tlr".:g:
bar con las hipotecas e hipótesis políticas. Este zado, la violencia sin freno, muestran, según el
punto, este apartado merece que insiitamos
i
ii
en él ¡ó. hegelianismo, que el equilibrio definitivo falta, que
está incompleto o ha fracasado. Si después de siglo
ii
-
a) Se puede acusar a Hegel y al hegelianismo y medio el Estado sobre el que Hegel teorizó ha
de reacción pura y simple. Uáa
iofiiica d.erechista
otrecrcta no sólo como Réalpolitik, sino como
revelado su <lado maloo, no se puede hacer respon-
cierta sable de ello al hegelianismo. Síntoma más que
teóricamente, se justifica in Hegel por el
qe ro (real>, de la nación y. del análisis causa y razón, la doctrina hegeliana no puede arrin-
país real, de las conarse tan fácilmente como el historicismo jurí-
instituciones_necesarias. Lo-Lual f"giii*u
tanto al dico de un Savigny, por ejemplo. Se puede utilizar
Esracto y a aparatos del Estado-como a los
fos
aparatos políticos y al predominio del hombre el hegelianismo (y se ha utilizado) para justificbr
de el amor al pasado mediante el historicismo, el na-
.Esrado sobre todos los demás <momentos>
del cionalismo e incluso el chauvinismo. Estas inter-
saber, de la cultura, erq"
Y todo esto está pretaciones y alteraciones deben figurar en el
}Iegel: la teorización y la
*político.
-en
racionalización del hecho dossier completo, pero no impiden la constitución
justificación, con el Estaáo, d. un Sn-,,estado
ef está la del dossier.
de b) Lo mismo ocurre con el estalinismo respecto
cosas)) donde la totalidad de lo real
se detiene, se
estanca y se bloquea. a Marx. Si hay una ideología
"revisionista> con res-
P".q si en Hegel sólo hubiera esto, pecto al pensamiento de Marx, es, desde luego, ese
, controntación?
Ia ¿merecerÍa
sombrÍo nubarrón. Por supuesto que los mistifica-
¿Sería merecedor y digno de un
proc.eso? dores estalinianos lanzaron el epíteto <revisionistar
\o. En primer lugar, el heglHanismo,
con la teorización, para tapar sus operaciones ideológicas (basadas, y
contiene lá confesióri y una de-
nuncia de este (estado de cosasrr. permite esto es obvio y no hay necesidad de declararlo, en
su aná-
lisis. En segundo lugar,. Hegel, que prltenaia la "realidad, económica, social y política de la
y
creía ser el defensor de la üÍertai, rJchazo URSS después de Lenin). Los estalinianos borra-
futó también ese caso límite, .f ,"tu""utiento,y re-
la ron las huellas con habilidad, tachando, por ejem-
ostentación de lo realizado. Concibió plo, a Hegel de "filósofo de la reacción feudal,,
un compro-
miso que pretendía ser armonioso entre Ia mientras que ellos eran hegelianos e incluso super-
dad y la libertad. Sólo el Estado fiü"Áf autori- hegelianos. Que la lucha de clases después de una
deja un
ró Véase Ia fin d.e t'histoire,,y también
revolución proletaria entraña un refuerzo y una
H. i¡febvre (,Editions socialis'riteriaiíáiiJJ,Nietlsche, de mayor centralización del Estado, es quizá una (ne-
is3e), libro
qu-e. desde antes de la gue_rra
rechazaba iii'"t,rru"ion"s cesidad histórica> o una fatalidad de la práctica
políticas lanzadas cont.i Ntetzsctii
Lukács.
*il"rJi*áirte las de sociopolítica en un país escasamente industriali-
zado: esto nada tiene en común con el pensa-
54 Henri Lefebvre Las trladas 55
miento de Marx. Es más: si tál tesis
es verdad.era cita a la Comuna de París, pese a aprobarla entera-
en el sentido teórico d.e este ttr*i"-",
miento marxista se desmoro"u.- S"-i.rhace el pensa_ mente? La contradicción se manifiesta incluso en
migajas incluso si gentes Ui""-i"ü"ionadas en el pensamiento y en la obra de Marx.
cogen sus trozos v tratan de re- De ahí la terrible amargura de Ia última línea
reconstrui. atgo con de ese texto: <<Díxi et salvavi animam meam>.
los restos.
Contra esta seudo_teo,ría pueden Si el socialismo de Estado triunfa en el movi_
de Marx, de Eneels, de Lenin, citarse textos miento obrero de Europa y del mundo, quiere
;;;;;;.rsos
ltenan volúrnene-s. po, otro-i"árJ". que decir que ese movimiento abandona el marxismo
troversias suscitadas- por eI estalinismtiiil""tas con_ y el leninismo; que vence el lassallismo; que el
y
sición antiestalinista han p".rt;;;;;;ifiesto la opo- marxismo deviene una ideología, una filosofía
contradicción interna en el movimiento una esclavizada por el Estado, wn servicio público en
nario y en el movimiento obrer. revolucio- el sentido hegeliano. Marx no es respónsable de
*irr.. Esa con-
tradicción está presente d.rd" --a;i;r-Simon esta situación; sólo de haber dejado en penumbra
Fourier. Este üúmo prescinde alegremente y un conflicto de una importancia decisiva.
Estado, mientras .Sain;_Sim;;-r" -l"r""r."oice del c) Y lo mismo ocurre con Nietzsche y el fas-
mgnos_.alegremente, anunciando no cismo hitleriano. Una falsificación furiosa ha defor-
unas veces un Es_
tado eticaz por estar dirigido p". mado y retorcido los textos de Nietzsche hacia la
(los producrores y tos saUios¡
i"r-"i"austrialesr ideología fascista. Por supuesto que no faltan los
y;rr* i;;"rtitución
de la opresión estatat po. iá fragmentos ambiguos; analizando la voluntad de
las cosas. La contradi".i¿" s"rri¿; áirecta de poder, Nietzsche llega a admitir a héroes discu-
cia 1870. Los historiadores y "rtu-fiu-""r,'europu t"- tibles: aventureros, condotieros, conquistadores.
b, ;;;ó;; pohticos
se inclinán con térnura sobre
el ,rrorriÁi"rrto oUr._ ¡También se podría colocar a Marx entre los anti-
exrirparo al menos mitigar las conrradic- semitas por su Question judía! Al proceder a la
ll^li*
ctones: por eso han dejado de crítica radical, a la refutación fundamental, al re-
údo el doble pro
ceso que aboca en Francia a la chazo y desprecio de la libido dominandi, Nietzsche
Comuna y en
Alemania aI partido socialdemócrata consideró todos sus aspectos, todas sus máscaras,
miento francés ataca- resueltamente El movi_ tanto políticas como no políticas: la acción im-
al Estado y lo
abate en 1871, cuando los o¡rero, perial e imperialista, el maquiavelismo, la ambi-
fr.ii.ro,
chan *aI asalro del cielo,. n".u*¡iolli"ro"i.lir*o _u.- ción y la actividad guerrera, pero también la bon-
alemán, influenciado por eI dad, la acción caritativa, las "buenas obrasr, o sea,
hegelianá iassaile, ad_
mite el Estado y se integra en é1. la renunciación y la humildad.
Integración que,
como es sabido, Bismarck, genial
esáatega Por lo que al éxito de Nietzsche se refiere, es
tico, había previsto. ¿Hay'qire;;;;;;una polí- decir, a la acogida de su análisis teórico en cuanto
más et,contenido d.e La Lrii¡ca-iil-plogro*o vez ideología, ha cambiado de naturaleza: anarquizan-
Gotha.f' las precauciones de Marx, a" tes e inmoralistas a principios del siglo xx, fas-
{,.ri"i
texto importante (su restamento político) "r, "rt. cistas y políticos después, filósofos hoy, los
apenas
nnietzscheanoso o sedicentes lo han relegado al des-
5ó
Henri Lefebvre Las tríadas 37
conocimiento. Tales errores de interpretación
ben figurar en el dossier. No son directamente de- (tentativas, fracasos), la deja en buen lugar para
imputabies al autor. replicar a los <practicistas>. Sólo el pensamiento
Este rechazo de la. apreciación política nietzscheano sale perjudicado de h ómparación,
una desvalorización de lo político
implica porque sólo está vinculado a una práctica de la
la que hay que insistir. El'criierio "o*o
tal, sobre palabra. A menos que se le ponga en relación con
p"iiii"r, que se la mediocre práctica de la áscritura. El psicoaná_
presentó (durante el período estalinlano
y fascista) lisis ha creado un oficio, una profesión que ocupa
como criterio absoluto, nada tiene de definitivo.
Cambia, cae. Durante un corto lapso de
un lugar en la división social del trabajo, y que
tiempo tiende a la institución desde eI principio. En tal
adopta aspecto <total> porqtré es impuesto
-un situación, la práctica parcial lciinica) da luear
por el doble medio de la p"ir,ruiiOn ideológica
y a una ideología que trata de justificarla desbordán-
de la violencia. Induce ,rriorrc.s u irriso- dola: al abordar todos los problemas, al pretender
rios que aparecerán más tarde. "..or., ser total.
De ahí la debilidad del psicoanálisis; mezcla in-
forme de una técnica del lenguaje con conocimien-
será por esa manía triádica, o por
,*11: .:¿\o
rmrtación burlesca del modelo así caracteriziao,
tos fragmentarios, con representaciones afirmadas
por lo que usted sólo se fija en tres obras, más allá de su esfera de validez (por reducción_
en tres extrapolación). Esta ideología sirve de vehículo a
pensadores? ¿por lo que sólo coloca a
Hegel, Marx su mito, el inconsciente, esa caja de pandora que
y Nietzsche a la entrada y por encima de la
moder- contiene todo lo que metamos en ella: el cuerpo,
nidad? ¿Por qué no a otros?...D
Dejo, a quien lo desee, la pretensión de que las la memoria, la historia individual y social, el lén-
'sombras y el reino de las sombras cesan con guaje, la cultura y sus resultad.os o residuos, etc.
Freud, con Heidegger, o bien con Lenin o Mao Y, por último, y sobre todo, Freud no ha captado,
Tsé-tung, o con Reich, con G. Bataille, etc. descrito y analizado más que la libido sentiendi.
He ahí a Freud y su obra. ¿por qué no fijarse en El psicoanálisis posterior a Freud sólo indirecta-
-- mente aborda la libido dominandi, tan profunda_
él y situarle en la constelación dominante?
Su pensamiento y su análisis ganan mucha fuer_ mente explorada por Nietzsche. y olvida por com_
za por el hecho de que está[r vinculados a observa_ pleto la libido scientli, el campo del conocirniento,
ciones clínicas, a una práctica terapéutica. Eficaz e7 status social del saber. ¿Por qué? porque Freud,
con frect¡encia, otras veces vana o plrjudicial, esta aunque marcado por la búsqueda abisal (Schopen-
práctica médica tiene una existenciá niealr. hauer), no abandonó jamás el esquema hegeliano
eue ha del saber. Ignoró, pues, la gran tradición subte-
incluido en el lenguaje y lievado hasta el con-
cepto la sexualidad, zona durante tanto tiempo rránea, la herencia clandestina que dio grandeza
oculta, es un hecho cierto. En cuanto a la prác_ al pensamiento europeo, gracias a la cual rever-
tica, la vinculación del pensamiento marxista decen las ramas muertas o podridas del Logos. El
con la práctica social y la práctica revolucionaria psicoanálisis no va tan lejos en el análisis como
Agustín, Jansenio, La Rochefoucauld, Pascal v
58 Henri Lefebvre Las tríadas 59
Nietzsche. Cuando Freud descubre, temblando ante
zu hallazgo, que el sexo y la sexualidad no con_ tituir el cuerpo total ni impedir que lo fálico ad-
quiera una existencia r{ por otro lado,
{uc.en más que a fracasos, al drama, al pathos, es la brecha ideológica "objetualu
del psicoanálisis continúa
decir, a_lo patológico, recoge el ya viejo tema de
la ocultando eI pensamiento nietzscheano, relegán-
concordia discors o discordis-"or"órr. y a eso
poco es lo que añade, salvo el esfuerzo una zona cegada que sustituye a ta antilua,
clínico por
curar las neurosis. ¿Lo consiguen los psicoána- ra oetI sexo, y que no es sino la zona de la tibid.o
3"t:
listas? ¿Dominan el terrible pod"er ,"gáliuo dominandi. De forma que el psicoanálisis como
del len_ ideología sirve doble o lriplemente al orden esta_
guaje, mediante el lenguaje-/ Eso es
Jtro asunto. blecido: dificultanclo la ciítica del Estado y del
Si el conocimiento peróibe el deseo en el fondo
del oser, abisal, él mismo cuestiona el cánocer. poder, desplazando el pensamiento, sustituyéncloio
En por otro centro, etc.
Nietzsche, que siguió hasta el final esta problemá_
tica, el gran deseo, cuya energía se oculta en
el _ u¿Y por qué no Heidegger?...>, pregunta una voz
cuerpo total (y no sólo en el sexo), ese gran deseo interrogativa bastante malévola. po-r varios mo-
que deviene ograndeza suprema>, que* nace del tivos ese filósofo no figura en la constelación. Si-
cuerpo y en el cuerpo, se revela como danza, canto, gue el modelo triádico de la forma más insenua:
luego deseo de eternidad, eternidacl mjsma. Nada el Ser ocultación- su resurrección o résurei_
miento. -su
Esta historia del Ser (el poder creadJr,
tiene que ver con la pobre libido sexual, ni siquiera
con el Eros platónico: <,Meine Weise Sehnsucht,, el Verbo, el Espíritu) pasa por original entre las
dice Zaratustra: la sabiduría abrasada, deseo sobre personas que desconocen el Evangelio eterno.
las montañas, deseo de alas temblorosas, esa razón Oscurece la historia más concreta en Hegel y Marx,
ardiente grita y ríe. sin alcanzar la fuerza de la crítica nietzicheana de
la historia. La filosofía de Heidegger, teodicea disi_
- Para la investigación que aquÍ realizamos sería
interesante estudiar los movimientos que agitan las mulada, apenas laicizada, tiende a salvar la trad.i_
religiones y las instituciones religiosai, en particu- ción filosófica sin pasarla por la criba de la crí-
lar la Iglesia católica, mejor qué el psicoanálisis, tica radical. Aunque la toca, Heidegger elude la
ideología <modernista> un ¡anto arrogante. noción de metafiloso-t'ía. La sustituye por la onto-
logia llamada fundamental, variante,, se quiera o
¿No vería el propio Nierzsche .r, 1l é*ito d"l
psicoanálisis un nuevo síntoma de decadencia? no, de la metafísica. Ciertamente apolta una con-
¿Una enfermedad que se a"g¡ava? ¿Una forma de
tribución al análisis crítico de la modernidad:
nihilismo europeo? por supuesto. Hay algo de Heidegger ha sido uno de los primeros en percibir
mórbido en este nuevo avatar del judeácrisiianis_ y prever los destrozos de la tecnicidad y en com-
mo, que trata de renovarse necuperando la maldi prender que la dominación de la naturaleza 1me-
ción lanzada contra ei sexo, p"ro qlr. conserva en diante el saber y la técnica) se convierte en domi-
el concepto y en el lenguaje todos los .signos del nación de Íos hombres y que no coincide con la
no-cuerpo>. El psicoanálisis, teoría e ideología,
práctica y técnica (del tjiscurssr), no ha ios¡ado ¡7 Véanse
las observaciones de G. R. Hocke en Labyrinte
res_ de l'art fantastique, p. 11.89.
ó0 Henri Lefebvre Las tñadas ól
apropiación de esa naturaleza porque tiende a 12. Nuevamente se oye la misma voz: (Usted
destruirla. Heidegger habla (escribe) un lenguaje sólo se fija en pensadores alemanes. ¿No teme
admirable, casi demasiado bello, porque para él el favorecer de modo dcsconsiderado una determi-
Ser tiene por morada le salva del vagabun- nada cultura, una lengua? ¿Con qué derecho re-
-que
daje sin fin- el lenguaje (el Verbo) y las construc- chaza usted a Heidegger, clue precisamente ha
ciones (la arquitdctura: templos, palacios, monu- osado reclamar ese privilegio?u.
mentos y edificaciones). De esta idea admirable A esta argumentación, Marx respondió de forma
(palabra a tomar irónicamente), el filósofo extrae perentoria describiendo el movimiento de su pro-
pia reflexión y el del pensamiento hegeliano. Del
una inquietante apología de la lengua alemana. Es
atraso económico y político del país, durante la
lo que le impide realizar una crítica radical del primera mitad del siglo xrx, el pensamiento ale-
Logos occidental (europeo), aunque la roce. Lo mán obtuvo la,distancia y el alejamiento, que per-
que dice de Nietzsche y contra Nietzsche
-aunque mitieron a los filósofos comprender lo que pasaba
vaya más lejos y más profundo, o aunque siga las en Inglaterra (el crecimiento económico, el capita-
superficies espejeantes, verídicas y engañosas, de lismo, la burguesía) y en Francia (la revolución
la consciencia- no convence más que su prede- política, la formación del Estado-nación con Robes-
cesor. pierre y Napoleón). Los grandes alemanes pudieron
Y por lo que se refiere a los restantes
(pensa- y supieron llevar al lenguaje y al concepto lo que
dores,, contemporáneos, ¿qué han hecho más que pasaba y lo que se hacía en otra parte. De ese
poner en circulación la calderilla de Hegel, de modo, el desigual desarrollo, el "lado malo', tiene
Marx, de Nietzsche, junto con algunas monedas (a veces) su contrapartida fecunda.
18. Esta apreciación podrá parecer severa.
falsas?... Tal privilegio y distanciación cesan con el
En verdad, nada tiene de peyorativo: quiere decir auge político y económico de Alemania. Cosa que
que las luchas teóricas y las pruebas ideológicas Nietzsche vio claramente ya en las Intempestivas
no se pasan sin daf,o. (1873). Ya Marx, que no había cesado de prolon-
gar, mediante una relación conflictiva, el gran
rE A la constelación le falta un astro de primera mag- pensamiento alemán, había abandonado Alemania,
nitud: Clausewitz. Como estratega político merece un estu- su patria, que sólo debía llegar a su pensamiento a
dio distinto y una crítica radical de lo político en cuanto través de un malentendido crucial (el lassallismo,
tal. Lo mismo para Lenin y para Mao. ¿Qué es hoy el
leninismo si lo sometemos al análisis crítico? Un giro del el socialismo de Estado, el fetichismo del Estado).
marxismo hacia los países no desarrollados (con predo- ¿Dónde se halla la crítica más severa de Alemania?
minio agrario), lo cual entraña una razón profunda y En las obras de Marx y de Nietzsche. Hablan como
consecuencias graves. En cuanto a Mao, su prodigiosa buenos :onocedores. Nietzsche se inspira más que
acción política no implica un avance teórico del mismo
orden. Pese a los textos sobre la contradicción, la pra- Marx en el pensamiento francés, pero no en la tra-
xis, etc. Nada más molesto y esterilizante que el fetichismo dición cartesiana oficial, sino en corrientes subte-
(de la obra, de la persona). rráneas. Recuérdese también que Marx recibe de
N. B.--Quien escribe estas líneas, en otoño de lffl3, se de- los grandes ingleses, Smith y Ricardo, el impulso
clara prochino, es decir, (maoístaD estratégicamente. (Con-
tinuará.) principal.
{
ó3
62 Henri Lefebvre Las tríadas
En cuanto a Francia, ¿por qué no reconocer va- llevan a vías muertas. Marx había notado ya el
que
lientemente el repliegue del pensarniento francés retraso, debido a causas y razones <proft¡ndas>
después de Saint-Simon y de Fourier? ¿eué lo no le parecían reservadas a Francia' A veces ese
debilita? ¡El racionalismo cartesiano! Se dlfiende, pensamiento se Precipita en las profundidades
contraataca débilmente. Sabemos demasiado bien i".U^f"t de la fiiosofía separada de la práctica'
que este universalismo caído en un nacionalismo Reencuentra entonces el Logos cartesiano' vincu-
chauvinista rechaza los injertos: la dialéctica, la iado al oCogitoo, al osujeto" pensante,-es decir' a
crítica y Ia autocrítica radicales, etc. Oscila entre un saber ai-stado, a una intelectualidad subjetiva-
la afirmación apologética del Logos occidental la tesis
*"rrt" abstracta' En tiempos de Descartes' alcance
por necesidades de la causa con la filosófica del Sujeto pensante poseía un
-confundido
razón cartesiana- y la negación indeterminada, subversivo; estaba vinculada a un individualismo
(social
con apelaciones a los salvajes, buenos o malos, y ofensivo y a una comprensión de,la prá-ctica
a la barbarie. En esa acuñación de lo que se dice v polític;). Tres sigtos más tarde se limita a ser
en otra parte, la afirmación reiterada del Logos áimptemente una cómoda escapatoria'
permite la recuperación por el economismo y por Otras veces este pensamiento cae en el perio-
el Estado nacional de las tentativas de liberación. dismo, admitiendo o suponiendo la confusión entre
En cuanto a la negación subversiva indetermi- información y conocimiento' Se interesa (apasio-
nada, anarquizante y destructora del saber (sin re- nada y pasivámente) por lo qu9 ocurre lejos: en
emplazarlo) aboca a su recuperación por la lite- Rusia, en España, e.t Óhi.ta, en ltalia, en Checoslo-
ratura, por la filosofía y por la ideología, incluido vaquia, e.t ef T"rcer Mundo, en Chile, etc' Espera
el psicoanálisis institucionalizado re. de iales experiencias, generalmente enojosas'
una
Desde hace siglo y medio aproximadamente, el ."""tu aplicable a Franóia. Se ocupa mal y poco de
pensamiento teórico en Francia perrrrarrece por lo que pas" " la vuelta de la esquina, ante sus
debajo de sus posibilidades teóricas, por debajo de ptopiot'ojos. Se olvida que para Marx.y Engels'
la práctica política y de los acontecimientos: las hranciu ei el país uclásicoo de las revoluciones y
revoluciones de 1848, de 1871, de 19ó8 (sin omitir que la prticticá política va por delante del pensa-
las "liberaciones' de 1919 y 1944). Estos aconteci- miento.
---b"u"¿o
mientos políticos desbordan (superan) la realidad los filósofos alemanes, a comienzos del
y la reflexión políticas. El pensamiento en Francia siglo xrx, consideraban, para reflexionar sobre ello
se demora en brillos ilusorios, en desvíos que la teáricamente, 1o que ocurría fuera de su país' en
t' Sólo G. Bataille escapa hasta cierto punto a esta el resto de Europa enjugaban un retraso en vez
de acentuarlo. Gánaban una función teórica: la
e¡".cían, hasta Marx incluido y Nietzsche' Por lo
apreciación. Las obras relativas a las dificultades del pen-
samiento moderno (hegeliano, marxista, nietzscheano) en
Francia figuran en su expediente, pero de modo incom- dlmás, en su patria no ocurría nada que tuviese un
pleto, porque los hincharían hasta la hipertrofia. grut ál"utt"e teórico, y el propio Bismarck no
La afirmación de que en Francia la práctica (social y
política) va por delante de la reflexión se ha visto confir- áesempeñó otro papel que el de adaptar -a una si-
mada en 1973 por el <asunto Lip", si tenemos en cuenta no tuación nueva el modelo napoleónico del Estado'
tanto eI (asuntor cuanto su extraordinaria resonancia. elaborado Por Hegel.
64 Henri Lefebt're Las tríadas 65
Piénsese en la debilidad del pensamjentr: flancés filosofía? Pinta <gris sobre gris>. Esta grisalla
después de Ia Comuna de 1871, a finales de1 siglo tiene un símbolo y un síntoma privilegiados, po-
pasado (hasta el asunto Dreyfus). Salvo la pr-imera, dríamos decir: la muerte del Arte, esta ilusión de
victoriosa, y quizá ia última (1968), abortada, las la juventud y de la enajenación humana 20. La ter-
revoluciones en Francia no han suscitado la re, cera edad, tras la juventud y la madurez, concluye
flexión y la crítica poiíticas (que implican la crí, el asunto: el equilibrio final.
tica de la política). Nunca ha cesado el cr:mbate Marx no tomó como principio y como hipótesis
solapado entre la Francia abiertamenic reac.:iona- de partida, como Hegel, lo "real", lo cumplido, sino
ria el pensamiento como en la vi<la coti-
-tantolaen
diana-, Francia bizantina y la de la audacia
lo posible. Desarrolló las razones de lo posible
revolucionario y de su entrada en lo reai trastor-
(a veces de la fuga hacia adelante).
nándolo. Quiso, pues, establecer racionalmente
la fe en lo posible. Como el gallo galo que ensalza
en un escrito de juventud, pregonó el ¿rlba eterna,
13. Y ahora, ¿qué significa este títulc: uEl la juventud inmortal de la Revolución. ¿Y qué es
Reino de las Sombras"? No anunciaba una apo-
logía incondicional de las obras consideradas. lo que se ha "realizado"? La sombra. Es más: el
Hegel vio y previó Ia omnipresencia, la omni- envés de lo posible anunciado por Marx, y, además,
potencia del Estado. Describió su racionalidad, os- con su léxico, con su propio vocabulario. De aque-
tentada por clases y capas sociales definidas: clase llo cuyo fin anunciaba nada ha terminado. ¡Ni si
media, burocracia, tecnocracia, ejército, aparatos quiera la vieja filosofía! En ninguna parte la clase
políticos, etc. Describió incluso el aburrimiento obrera ha conquistado el estatuto de usujeto" (co-
moral que de ello resulta: la sombra sobre la lectivo y revolucionario) político para llevar a
tierra del Sol de la Idea y el sombrío edificio del la sociedad mtis alld de la política. ¿Tiene Hegel
Estado. La satisfacción del espíritu que ha con- razón? Sí, pero por doquier se observan fenómenos
cluido su tarea, la satisfacción de todas las necesi- de dislocación, de corrupción, de podredumbre del
dades por los trabajos y objetos adecuados, la Estado centralizado, por doquier oposiciones, ape-
satisfac:ión, en fin, del usujeto, consciente, la auto- laciones, diferencias y descentralizaciones. Por
satisfacción de todo lo que ha alcanzado la ple- doquier las superestructuras cstatales se desmoro-
nitud, no pueden engendrar más que una pesada e nan, después se reconstruyen. Sin embargo, aunque
insulsa felicidad burguesa: la posesión extendida puede notarse en todas partes del mundo una
a lo absoluto. Hegel declaró, pues, crepusculares tendencia hacia Io que Marx anuncia, en ninguna
su ciencia y su propia sabiduría, junto con toda parte esa tendencia indica otra cosa que una vía
la filosofía. EI saber, como el ave de Minerva, la
lechuza, no sale más que a Ia caida de la noche.
' ,Sobre el envejecimiento de la conciencia y de la ciencia,
¿El Estado? Es el envejecimiento del mundo, el llegaclas a su término y, por tanto, al agolamiento, véanse
fin de la historia y de la conciencia creadora, ago- tañto las conclusiones de La Fenomenología como las de
tamiento anunciado y provocado por la filosofía, I¿ Fitosofía de Ia Historia, l^ Estética, etc' EI arte
muere después del romanticismo, exaltación misma de la
por el sistema, por el saber y por la sabiduría. ¿La muerte.
ffi Henri Lelebvre Las triadas 6l
rrral frazada un horizonte incierto. De ahí la in- La locura de Nietzsche pasa, con motivo, por
mensa decepción, presentida por el propio Marx: prueba de autenticidad. Pero ¿qué quiere decir
<autenticidad" si se destruye el sentido y la ver-
"Dixi et salvaviSuanimam
vida y
mea.m>>.
su obra tuvieron un sen- dad? ¿Quizá se volvió loco adrede para reunirse
¿Nietzsche?
tido, un fin: decir lo indecible, aprehender lo con Dioniso, dios de las metamorfosis? A la gri-
inaprehensible, pensar lo impensable, sondear lo salla hegeliana, a la decepción marxista, responde
insondable, realizar lo imposible: metamorfosear (mal) la locura nietzscheana. ¡La noche es más
lo .real, moribundo .o ya fenecido en una vida profunda que el día! ¿Cuál es la conclusión?
nueva. El poeta quiso alcanzar la redención me-
diante lo más cercano, tan cercano que es indeci-
ble, impensable, insondable: el cuerpo. "Hay más 14. Y ahora he aquí los dossiers ampliamente
raz6n en tu cuerpo que en tu sabiduría", dice abiertos, expuestos, accesibles al gran público que
Zaratustra. Pero ¡qué hizo Nietzsche sino soñar su quiera tomarse la molestia de consultarlos.
cuerpo y decir en voz alta el sueño del cuerpo? Su Estos presupuestos determinan el camino, la
esfuerzo prometeico (titánico) por vivir la agonía concepción, la composición de la obra. EI camino:
y la muerte del mundo moderno transmutando tal término sustituye a la palabra (rnétodo>, del
(metamorfoseando) sus valores agotados y su rea- que se abusa en todas partes, que sirve de coartada
Iidad en plena autodestrucción, ¿hacia dónde le y de salida, y cuya resonancia cartesiana da lugar
condujo? Hacia lo Sobrehumano. ¿No será una vez a abusos. La composición, ¿es la mejor, la única
más una figura de la consciencia su insatis- posible? No; la que, salvo error, aquí conviene.
facción, de su malestar- y, por -de
tanto, una meta- Cada obra, cada libro tiene sus diferencias: su ca-
morfosis de lo divino, una metáfora de la ldea? mino propio, sus exigencias de construcción.
¿O incluso una adjuración, una conjuración, una Aquí la marcha avanza nen abanicor. En el punto
invocación? O peor, ¿una imagen de ópera para de partida, en el centro, 1o que sostiene todo es la
uso de ]a élite culta? Una vez más Dios, una vez unión "Hegel-Marx-Nietzsche". Ya en esta primera
más la Idea, una vez más la desgracia de la con- articulación aparecen diferencias y usos. La obra
ciencia y de la .cultura,... Nietzsche avanzaba sin va a desplegar, a abrir el abanico. Desplegar quiere
reparar en obstáculos. En su huida hacia adelante decir más que desdoblar, más que explicitar, mejor
su sombra le acompañaba (véase El viaiero y su que explicitar. La implicación-explicación se des-
sornbra, continuación y conclusión de Humano, arrolla. El despliegue llega hasta el fin de las
demasiado humano). ¿Qué es Zarafustta? ¿El en- diferencias implicadas; comprende un desarrollo
fermo y el médico? ¿El puente o la otra orilla? Si regulado, una complejificación captada, un acerca-
es cierto que el Estado devora por arriba la so- miento entre 1o actual y lo conceptual, sin que uno
ciedad integrándola, si se sirve del saber y del tenga prioridad sobre otro. Evita separar los tres
conocimiento institucionalizados, la cittilización te' momentos del .pensamiento: lo categórico (los
siste. Pero esta resistencia sólo es mantenida por conceptos), lo problemático (las cuestiones plan-
una élite cada vez más reducida, cada vez más teadas), lo temático (los enunciados tratados, las
amenazada. proposiciones elaboradas).
óB Henri Lefebvre Las tríadas 69
En la superficie desplegada aparecerá (quizá) la luz, harán reír en el momento en que abran la
un cuadro de la modernidad, vías y horizontes, boca.
o dicho de otro modo, el mundo moderno en
su terrible complejidad. Con todas sus contracü- jQyé entender aquí por esa palabra <nosotros>?
ciones. ¿Lt hombre occidental,que se interroga y pre_
gunta a su única propiedad, el Logos?
Este camino supone reco.gidas. Recoger implica ¿El hombre
moderno con su amor por las téJnicasi
captar una diferencia. No siempre evita la repe_ ¿Los filó
sofos de la modernidad que la atrapan por
tición. La obra misma recoge temas y problemas un ex_
tratados en otra parte, pero los re-considera de tlemo o por eI otro? La lista no se fra cerrado.
otro modo, con 1o que les da otro alcance v otro ¡Todos nosotros!... Nosotros, aquellos que avan_
zan a tientas en un mundo paradójico: en una
horizonte. penumbra. ¡Si al menos este mundo ie presentara
.Al término del despliegue, ¿no habrá más que como_una arquitectura de contornos podérosos,
un cuadro, más que un mapa de la modernidad con
sus filos. y su_s ángulos! Se le halaga
que muestre a las miradas las vías, los obstáculos, (complejo>, altamente contradictorió. llamándolo
los horizontes, los callejones sin salida? euizá haya Ahora bien,
las contradicciones se mitigan o pu."."., *itigarse
que tomar alguna decisión. en-beneficio de lógicas diversas, pero las lógicás
se
enrrentan en un juego en el que las contrádiccio-
nes reaparecen como sorpresas, como paradojas.
15. ¿A quién se dirige esta obra? ¿A qué Y las sombras caminan entre las sombrás.
blico" invita a consultar los dossiers y, si es"pú-
po- Los tres astros, al eliminar los planetas infe-
.
sible, a constituirse en juez? riores o ,invisibles, gravitan por encima de este
Este libro se dirige a <nosotrosu. Nada más fácil mundo donde se agitan las sombras: nosotros.
que abusar de ese <nosotros>. Y, sin embargo, Astros en un cielo donde el Sol de lo inteligible
Nietzsche, que lo desaconseja, lo usa con fre- no es más que un símbolo y que nada tiené ya
cuencia: <Nosotros, 1os nuevos europeos, los filó- de firmamento. euizá esos ástios se aie¡en trás
sofos nuevos que vamos más allá de la filosofía, nubarrones menos oscuros que la noche...
los "sintientes y pensantes", los buscadores-tenta- .Míticamente, desde la poésía nomerica a la Di-
dores, los sin patria... Qué triste que tengamos, vina- Comedla, el reino Aé las ,o*U.u, poseía
en-
respecto a las hermosas paiabras que prodigan trada y salida, rrayecto dirigido y podeils media-
puertas, las.de una villa
"los otros", reservas mentales muy feas. ." (La
Gaya Ciencia).
i?IT lenÍa
oomlnada
subrerránea,
por la Ciudad temestre y la Ciudad de
Esto se decía y pasaba antes de la invasión del Dios. Hoy, ¿dónde están las puertás dei reino
de
pragmatismo (funcionalismo). ¿Rechazan el (nos- las sombras? ¿Dónde la salida?
otros> los partidarios declarados o no declarados
de ese pragmatismo? Muy bien. También <nos,
hacen falta enemigos. Si los pragmáticos y los
empiristas creen salir de la sombra y entrar en
El "dossier" HegeÍ.
7l
j
2. EL "DOSSIER" HEGEL tico fundamental: Abelardo primero, Rabelais y
Montaigne, Kepler y Galileo, Descartes y Newton.
La historia al uso de las ideas explica muy bien
el crecimiento del saber, pero muy mal la relación
conflictiva entre esa marginalidad, que va hasta
la herejía y la apostasía, hasta la rebelión contra
todos los poderes, y los status (estamentos). Esa
historia reduce a una "crítica de la autoridadu la
relación considerada, mientras que ei conflicto va
rnás lejos. El status incierto del conocimiento so-
cava los status ciertos en el marco social y polí
I
tico. ¿A quién imputar el saber? ¿Quién lo ma-
t neja? La Iglesia y sus instituciones, el clero y los
clérigos no pueden poseer el saber crítico en
l. ¿Cuál fue, antes del inicio del siglo xrx, el cuanto tal, ni transmitirio, ni acrecentarlo. Lo
status social del saber en Francia, en Europa? transmutan en ideología. Ahora bien, el conoci-
A .esta pregunta la historia habitual de la filo- miento posee un carácter acurnulativo que reciarna
sofia, la de las ideas y las ideologías, que examina una administración (una autogestión por los res-
udesde dentrou las construcciones abstractas, res- ponsables: los sabios). A través de las contradiccio-
ponde mal. En cuanto a la pregunta episternoló' nes, el conocimiento pronuncia su juicio lógico:
gica, la det status teórico, es otro asunto, secun- oTodo o nadau. De suerte que el status social del
dario y derivado si se admite el interrogante pro- conocimiento socava violentamente la sociedad
puesto; el status teórico deriva del status social, existente, tanto como el contenido misrno del cono-
fluye de é1. cimiento, al mismo tiempo que el crecimiento de
En una tríada antigua, la de los órdenes o <esta- las fuerzas productivas y el auge de la burguesía,
rnentos> (en alemán: Stünde) nobleza, el clero causas que precisamente ejercen su acción a través
y el estado llano-, el saber -lapertenecía a los clé- del saber y de su gestión.
rigos. A la nobleza ie correspondía la acción: la Cada cual conoce los hechos, pero su interpreta-
guerra, los festejos, los torneos y los placeres. Al ción, su apreciación, su encadenamiento falta. Du-
estado llano, el trabajo productivo: agricultura, rante el siglo xvrr, el pretendido "gran siglo,,
artesanado y comercio. A los clérigos, la contem- aquel en que se consolida e1 Estadcl centralizado en
plación, el saber y el reposc. ¿Oué saber? Una mez- Francia, el abismo entre el Saber y el Poder se
colanza bastarda de metáforas teológicas, de con- ahonda. El conocimiento apenas es menos heré-
ceptos filoséficos; Ia ideología se oficializaba, se tico, políticamente hablando, que la herejía reli-
institucronalizaba en la Iglesia. Con relación a ese giosa. Las matemáticas mismas, y la física aún
corpus (cuerpo doctrinal) sóiiCamente mantenido más, tienen un asirecto subversivo. El encadena-
por los medios más diversos, el conocimiento nace miento de los signcls algebraicos no tiene nada en
marginalmente. Por Io tanto, posee un alcance crí' común con las absiracciones escolásticas y ias
72 Henri Lefebvrc El ¡¡"t"7
"d.o55i¿y" 73
propiedades de las nformas sustanciales>, como El corte es de nuevo más político que filosófico
de la refracción arrui-
-rrárt.u Descartes. Su teoría
del arco iris' Pese a la
o epistemológico (el segundo 1érmino abarca al pri-
na el viejo simbolismo mero). Determinada ciencia nueva _la economia
desviacióñ de la razón cartesiana hacia Ia razón de política, por ejemplo* suplanta en el corpus
Estado, Descartes se' exilia a Amsterdam' La he- scientiarum a otra determinada r. Consi¿erááo
reiía científica se une a la herejía religiosa en el desde dentro el conocimiento, desde luego se
trans_
jansenismo, con Pascal. "Sociedades> científicas forma, pero también y sobre todo se íransforma
que funcionan parcialmente por corresporrdencia su.status social (el segundo término determina
al
la
Gartas), sociedádes casi clandestinas, practjcan primero). Por lo que respecta al saber, la demanda
autogestión del saber; el Estado combate esta y el_dominio sociopolíticos cambian piofundamen_
práciica institucionalizando el conocimiento me- te durante este período. La RevotuciOn francesa
diante las Academias y el academicismo' No es consagra el cambio y prosigue, acentuándolo,
el
necesario recordar que durante el siglo xvrtr, el proceso iniciado: la conexión del saber, de
la bur_
auge del saber acompaña a la ascensión de la guesía, del Estado-nación. No sin introducir
contra_
buiguesía. El conocimiento encuentra apoyos im- dicciones nuevas, como, por ejemplo, los derechos
pr"iittot e invade la práctica social y política' Por del individuo (designado como uiroÁb."" y ociu-
oadanoo), en conflicto, poco evitable, con ios
un lado, se une al arte, a la música, que alcanza del
F.stado-nación. Esto clarifica los caracteres contra-
un progreso extraordinario a consecuencia de los dictorios de la gran revolución, po. t'r., lado bur-
descubiimientos físicos, matemáticos, técnicos' Por guesa; por otro democrática, al verse inmediata_
otro, se une a la producción, al principio no tanto a mente sometido el compromiso entre estos tér_
la industria, aún débil en Francia, cuanto a la agri- minos conflictivos a durás pruebas.
cultura, que reclama fomento y perfeccionamiento' Es un hecho histórico que la revolución bur_
La conexión de la ciencia con la industria por me- guesa-democrática ha reconsiderado el status
dio de las técnicas fortificará luego el lazo del cial saber para nacionalizarlo. No sólo laiciza y
so-
saber y de la actividad productiva presentido por ^del
profana el edificio entero del conocimiento,
sino
b Ená;ctopedia y real en Inglaterra desde finales que lo racionaliza (y, por tanto, lo estataliza).
Lo
de siglo. arranca también a la autogestión, pese a que los
La-Encictopedia (con la obra de Diderot) marca interesados tratan de conservar algunas responsa_
una época, no sólo porque de ella sur-ge- una filo- bilidades (ese fue el drama de los
sofía, el materialismo, ni porque la Iglesia y la Napoleón). La Revolución francesu "IdeJlogos, Oajo
.r.u Lntipt"*
ante una audaz iniciativa instituciones científicas separadas unas de otras,
-orrárqrriu retroceden el status social de la cien- aunque oficiosamente mantiene al conocimiento
intelectual, sino porque
cia ha cambiado. Airancada al clero y a los clé- bajo el signo del enciclopedismo. y, al mismo tlem_
rigos, confiada a una (capa)) nueva, los intelectua- t Vé"* M. Foucault: Archéologie
lei, lievada en gran -"áidu por ellos fuera del du savoir, pp. I95 ss.
IoIn^y?!:"f:: det saber, Sielo XXI Eaitorés,-Mtxico, 19?0.1
control estatal, la ciencia se instaura como una . ¡-s[e autor clesprecia el status social para ocuparse sólo
potencia al lado del poder político' d,elstatus epistemológico en estado
"p"ió.---'
.$.¿btr i {.,
Henri Lefebvre El Hegel
74 "dassier> 75
las contradicciones que seguirán su cur- es decir, su autogeneración,
po,irt "¡ea el futuro: entre universalisño y naciona- al petigro m3yor,
sus momenlos. En
so 7o,por ejemplo. :l"ilg
ras diferencias en_11á
a saber,la desaparición
de
lisfi culto y la fiesta de Ia Razón, tan frecuenre- actuatizada
.r;".ia;uj;;iii¿u,,, es decir,
9',g ridiculizados, poseen este sentido eminente: --eI Estado "u"i";;i:,'fregel está se.
guro de obviarlo.
¡pt'ger y el poder tienden hacia una unidad, extr:a- Hegel se presenta, pues, ante
.l 9io el saber una energía prodigiosa de su lucha rnayor motivo que loJ la historia, con
yef"1tetíéndose (aparentemente) el poder (revolu- (Kant, Fichre), como demás fil,i*fo, alemanes
t s" urio) a la Razón. Hegel no se equivocó al res_ ef
ción francesa. La percibe'v
p.;;";;;"á; ra Revolu_
,iot|-ot.Para é1, la Revolución francesa represenra, y sobre su continúación, lá ..ir.rlü" sobre era
pec^'l¡oximarse el fin de Ia historia, el poáer nega- desde el fondo de su ,;ü;;,;"poreónica,
¡ or¡el concepto, el saber absoluto q.,L .. afirma Aiem."i;;;;;r;da. EI filó
ti{ungjando el lugar. E,n el pensamiento y la Revo- :,:l? "I"-.".". no se contenta .orr--t.L.".ibir
nechos políticos en su, t.rrguu;.."io, los
aeSl6tr franceses, Hegel distingue tres aspectos: perspecriva y par-a, lir,i. en una
:
biai sayeron las entidades que gobernaban falaz- lentos progresos de las
gllo^p la conciencia y la ciencia: el bien y el mal, Logos insiituciones. el
rei , concentra et Logos occi_
rfte 'r'o en Dios y en su providencia, el poder de la A.ná;;._;;;"d""lr*"
la',-,rta y el poder de derecho divino o natural, los tero iba ir.,ir"r,"'"i T:r*'"1"1H":tfiT#;:
¡ía"r¡es y la sumisión a imperativos exteriores al no"se presenra^.como un
ffiu)r. Con la filosofía y la Revolución francesa, "i*To grado
gundo ;l;;;"
sobre lu tilororl.,-loü.""i.''"r"nciade se_
saL-65 aun con Napoleón, el Espíritu absoluto se sobre su historia, sino.como y .
y l'i¡fiesta acogiendo y recogiendo en sí su movi, grado sobre una acción un discurso de primer
flIdo, negativo y positivo, destructivo y creador, su expresión directa. úrricJ;;r.u.rro ,o"".
fll'- Con la misma amplitud que
La philosophie de l'histoire, pp. ss., y otro lenguaje, el filósoio p."riJ." Clausewitz, con
.yiase 403
de Ia phitosophie el fragmento 295, publicado en
en
tégico y define una .rr" árl.ir."o .rrr"_
' ,'.i¡oire
L'fi¡sa"r choisis de Hegel, Gallimard, París. absoluta y la del absoruto
^esrrategjl,.
la de la política
MU'
político.
76 Henri Lefebvre EI <dossier> Hegel n
l
2. En el centro, por tanto, el pivote vertical, el ¿Logología o/y encantamiento? Las dos cosas. Lol
eje: el Saber. Es decir, el concepto, o más riguro concreto y lo abstracto coinciden, el hecho y la i
idea, es decir, el fin y el rnedio del saber. Lo ieal,
sámente: el concepto del concepto, su esencia re' l
flejada objetivamente (y no la reflexión subjetiva, lo que se sabe, define el saber y el saber define lo i
el upienso-que pienso que pienso...D gue se pierde real, rechazando lo irreal: lo aparenter p€ro tam_ j
en el mal intiniio de la subjetividad ilusoria, mien- bién lo vivido, identificado por decreio con h j
tras que en el concepto, según Hegel, la libertad apariencia, con el fenómeno, con las representa- i
subjeiiva se constituye en sustancia). ciones accidentales y con las ilusiones de la subie- i
Ei concepto, poder de la verdad a un tiempo tividad. Ningún hegéliano, incluso en nuest;; áiár,
negativo y positivo, despeja el camino al. eliminar sabe, ninguno sospecha, que se ahonda el abismo
lo que nó ie conviene: los errores, Ias ilusiones, entre lo vivido y lo concebido y que este conflicto
las mentiras, las apariencias, las representaciones entraña graves consecuencias. Ninguno de ellos
accidentales. A este concepto, que por regla gene-
podría admitir que lo necesario no e-s, por ello, su-
ral pasa por ser una abstracción impotente, Hegel ficiente, y que la suficiencia del saber como tal
te atriUuye todas las capacidades: vive, trabaja, no significa más que un postulado (una represen-
produce, lucha. Ya en 1844, Marx se burlaba de tación accidental proclamada como esencial). El
estas actividades del concepto hegeliano. A un mis- saber se acumula; para Hegel, sólo él posee este
mo tiempo, este concepto animado aleja la locura, carácter acumulativo. El controla la memoria, el
lo anormal, lo patógeno y lo patológico' La debi recuerdo, el reconocimiento, lo imaginario, lo sim-
lidad de la consciencia en devenir, la desesperación bólico, que carecen de autonomía y, por tanto, de
de la conciencia desgraciada y la esperanza del fantasía. El aumento de Ia consciencia-de-sí, la
alma hermosa, desaparecen lógicamente, mientras reflexividad (capacidad de reflexioncr sobre las
que la menor huella de saber, desde la sensación a cosas y sobre sí) anuncian el podór acumulativo
la raz6n, pervive. del conocer. En torno al eje, columna cristalina,
En un lénguaje que no es exactamente hegeliano, Ios momentos del saber se sostlenen unos a otros:
el saber conóepl,tai elimina la ideología y, con ella, se contienen, se amontonan en dos dimensiones:
el delirio poéiico, el de la palabra' Las pruebas horizontal y verticalmente. El saber se extiende a
dramáticas del concepto implican esta lucha y este l,r ancho en torno a su centro y progresa hacia lo
sentido. Poseen una función catártica, en última alto, hacia las alturas de lá Idea y del Espíritu. Las
instancia, epistemológica, de suerte que Hegel no discontinuidades, las disyunciones en el proceso no
tiene que discernir en la filosofía un núcleo y una comprorneten la cohesión ni la disposición. Aun-
perifefia. El círculo trazado en torno al centro que tenga momentos, ninguno de esos momentos
iormu parte del saber; éste, animado de pies a desaparece en la nada con las ilusiones y las apa-
cabeza y de principio a fin, contiene el absoluto' riencias. El edificio asciende regularmente. ias
Por supuesto que ni Hegel ni un hegeliano cual- piezas se ajustan y se cimentan. Lá discontinuidad
,lquiera
sóspechan que éste es un círculo infernal y hace estragos en el arte, por ejemplo, o en la feno.
, ni.ioso, una prodigiosa tautología: el saber conoce menología de la conciencia, que hace hincapié en
ilo real, lo réal es el saber. ¿Tautología o magia? la subjetividad. El saber propiamente dicño es-
78 Henri Lefebvre El Hegel
"dossíer" 79
capa a estos inconvenientes. Lo que explica, sin amontonan)? En primer lugar, en esto: el saber,
acabar con ella, una paradoja: É"g"t irru""u-iá según Hegel, es decir, el concepto, progresa y pro-
Revolución (francesa: burguésa_dem"ocrática). La duce de forma inmanente sus determinácionés. Bn
teoriza. Sin embargo, la-Revolución, según Hegel, segundo lugar, en esto: el análisis, meior llamado
no ha abolido nada, salvo algunas iluiiones. 1o entendimienlo, descubre determinaciones en las
esencial .momentos)F pérsiste y subsiste: la cosas- analizadas, pero las discierne y, por tanto,
-loscorporaciones y ófi.ior,
famili-a, las lá moral e in_ las plantea por separado, las unas fuera de las
cluso la religión, en resumen, lo que está vinculado otras (partes ex,tra partes, había dicho Spinoza al
o parece estarlo al saber. Ni Hegel ni los hegelia- caracterizar el primero de los tres géneros de cono_
nos comprenden el paralogismo interno de su-logi_ cimiento, el inferior). La razón diáIéatica disuelve
cismo. Unas veces la lógici, teoría de la coherencia estas deterrninaciones del entendirniento al captar
y de la cohesión, se disuelve en la dialéctica, su unidad, de suerte que de este modo proár""
teoría
de las contradicciones. Otras, la lógica absorbe positivamente lo universal. por encima de los sen-
Ia
dialéctica y la cohesión prevalece óUie fa contra_ iidos y del entendimiento se yergue el nivel más
dicción. Hegel afirma repetidas veces Ia prioridad, elevado: razón inteligente y entendimiento racio-
la ante,rioridad, la.esenciatidad del proceso dialéc_ nal. En ese nivei, el saber que primcro ha plan-
tico. El devenir, primer pensamientó concreto, pri_ teado la distinción <esto es aquello,, .A es Bo, la
mera noción, domina el ser y la nada, abstracóio_ niega. Entonces, v sólo entonces, es .diaiéctico,. al
vacÍas. El ser puro y la pura nada coinciden,
,nes la siti-iar A v B en sus relaciones y en su devenir, en
verdad no reside ni en el.ser ni en la nada, *sino
sus conflictos. For ejemplo: ola hoja es verde...
,en eI hecho- de que el ser no ," pil;;, sino que Ei lápiz es rojo...> (concepto de hoja o de lápiz)
es, producido g& l? nada y la na^da
en el ser,, áe- se transforma: nla hoja ya no. es verde, éstá
::11ra.9esde
eI principio de la Gran Lógica. Las seca>, etc. I-a razón restablece su punto de partida.
tlr?:orl1s
o Ia Nada ,q"e erigen en principio al Ser como ser, la determinación separada, .A,, como párticula_
como nada, merecen el nombre de ridad capi.ad¿i concretamente en las relaciones v en
' Sistema de fdentidad. abstracta.
lmiento. El poder del concepto Ignoran eI movi_ el movimiento por la universalidad del .o.r"éoto
y es {Gran Lógica, prefacio). Fn tercer lugar, la ¿iaiéc-
decir, el movimiento ¿iai¿ctióo, "f-Áo"i-iento,*AI tica consiste en que ta posición de lo verdadero y
principio motor del concepto... yo lo "ái""ia"",
llamo d.ialéc- de io falso no es fija el sentido común, es decii.
tica>. <,Esta dialéctica no es, pués, la actividad
el
.entendimiento, apr,reba o rechaza en bloque tal
ex_
l.j"i^9,"1pensar subjetivo, sino el alma propia afirmación, tal sisterna; r,o concibe la ciiferencia
oel contenido, que hace brotar orgánicarnente
sus ramas y sus frutos" (Filosofía del Derecho, de los sistemas (filosóficos) como desarrollo de lo
secc. 31). verdadero; para é1, diversiclad significa absurdo,
contradicción inaceptable. pero oel capullo desaoa-
9E1 qt:,consisre, pues, el método, el famoso
método dialéctico hegeliano (sobre el'que tantos rece al abrirse la flor, y poclría decirse que aquél es
hablan pretendiendo-utilizario, y-ql"=r" define refutado por ésta... Estas formas no sóio se clistin-
tan poco y tan mal porque lai ¿lficuttades se guen entre sí, sino que se eliminan las unas a las
otras como incompatibles. pero en su fluir consti
80 Henri Lefebt.,re El "dossier" Hegel 8l
tuyen ar mismo tiempo otros tantos
una^unidad orgánica, en la que, momentos de del entendimiento. De donde se deriva que la razón
telás áe contrade- dialéctica pone fin a las contradicciones del aná-
clrse, son todos igualmente necesarios,
igual necesidad es .ábut,r,"r,t" t;;;;;;"rrtuye y esta lisis, que desde ese momento parecen provenir de
vida todoo. (Véase p rrorr r rotJii",- \Al r. la aquello que el entendirniento analítico separa al
_del discenir los aspectos y momentos de las cosas. Tal
¿No radicaría ahr^el lu_sar y el instante _€l .¡¡9-
rrento>)_ de la confesión? Éegel es lo que afirma la continuación del texto: <pero
cién, invierte
;nvi".te la situa- sucede que el pensamiento, desesperando de poder
el rr
i
mi e n z
"
p;. ; ;
"p. "'.",l'i,il il ; #,'^"i fi 3-
sacar de sí la solución de las contradicciones en
que se ha puesto, torna a las soluciones y calman-
gando a esta paradoja "i#Xll,
finul, .l,ectaro*O"l método tes que el Espíritu encuentra en otras de sus
matemático por abstracto y vacío,
tivo
iOliio_.,runtitu- modas y formas". Según Hegel, en el nível supe-
.(Fenontenología, secc. 3g-39). Sóio el método rior, en el del Espíritu, ia lógica queda restable-
dialéctico accede'u. lo .o.,.i"r;
describe el movimiento eterná i;"1;'"..u1). Hegel cida, se impone al conseguir la victoria. El Espíritu
dionisíacos:. orgía báquica, .."t
L"'i¿.*,r.s casi ha-cc desaparecer las determinaciones separadas y
;; ,Jiá _¡"_uro las"'btinfradicciones entre sí. Resuelve lós cnnflic-
,y
'
;'ü::'nffi,',l ;ill::':ffi ll ;¡
frT:-:ff de perspectivi, ¿e
decorado,
tos,
-S_.g!uf-ión
qúiere decir resolución en el interior
mismo del proceso. Ninguna contradicción llega al
rmponc'; asegura la. cohesión
.r"".iu,-lu
lógica se espíritu. En el hegelianismo sistematizado purece
suclvc las contradic
del edificio; re_ como si la contradicción naciese con la alienación
gT,*i;;;l;;;;;:j::,T,""f :i:1X,?,::.LlI"i:
aparente y lo real (lo concreto). nl_a
y de 14 alienación. La Idea absoluta sale de sí, se
aiiena en la naturaleza, luego se encuentra, se
. toncepción
de la díaléctica como constituyendo reconoce o se re-produce en plena conciencia y
'
misma del pensamiento, y de
la naturaleza conocimiento a través de la historia y del saber
é". ¿rt", como inte_
,lecto, debe emplearse en Ia negación á. ,i ,rlirrno, conceptual. La desalienación hace que se desva-
constituyci uno Aá-los princi_ nezca la contradicción y, por tanto, la dialéctica.
i::,]i puntos
:pales .^."..:].adicción,
de la lógica." Atención a cada palabra, En este nivel, ¿en qué consiste el papel de lo
a cada paso der .o,ñi.,o. Negativo? Ha desaparecido. No ha servido más
Introducción a la pt G¿;^;;.-ü;fo de ra que de intermediario en el Espíritu absoluto entre
a,"i,:tápiii;,;;;";::Kr::r:0,:.t::i,i,:&::::rf r,,J lo finito y lo infinito, que contiene y supera simul-
táneamente a ese Espíritu, uno en otro, uno por
otro y, sin embargo, uno tras otro. (Véase Gran
Lenín Lógica, cap. II.)
y sóto esos rexroscomentó
..-'_Observación:
gtca, Ios textos de Ia (]ran Ló_
en tos criáalli'ii iiaií h dialéc_
Heger expone La remisión metafór.ica a la naturaleza, que
ÍiÍ^ 9r?lo.
mtte a la naturaleza or -oui*ünil a"táíi.'ti.o, ," ..-
"r Hegel emplea constantemente, igual que en la
:l::i.1.li,.",r,ll.iil"l'Tli?lln"r'.',j;^;,..,-:l:,t"ñit:¿,'; Fenomenología (la flor reemplaza al capullo
c/?o¿srs rntencionalmente, fragmenios
?;; N" ocurre Io fruto reemplaza a la flor-; el conjunto orgánico -el
con et
:i:T. -pensamiento lóniniano, ;-;;"'i;
polrtrca reemplaza referencia produce rama, flor y fruto), confirma este análisis
a Ia referenci^
"átrráll1^.- crítico. Resulta que los procesos a los que se re-
82 Henri Lefebvre El "dossier" Hegel g3
mite Hegel poseen una deterrninación (un carácter)
mucho más cíclica que dialéctica. Ei capullo Lógica. A duras penas consigue encontrar una res_
en_ puesta. La identidad se repite: A es A. pero el
p::lT li, flor, que engendra el fruro, que engendra segundo A difiere clel primero. Lo re_produce, pero
ras semrllas y los capullos, y así sin interuupción.
se .e-pródu... io c,rul .arrsurá pro_ no es el mismo, puesto que es el segundo. A difie_
,tl_fi:."-*
oremas. por otro lado, los seres orgánicos (plaitas, re, por tanto, de sí mismo y la diferencia entra
animales) son totalidades estables"lr"iuiiuam.nt"¡. en la identidad. Sin embargo, esta diferencia esti-
Al ver en la naturaleza el priraer proJucto de la pula la no-identidad de lo idéntico mismo. En la
Idea {que se proyecta en la materia al salir diferencia, el Uno se separa del Mismo y el Mismo
rle sí), del Otro. Pero entonces la diferencia ocurre en
Hegel no percibe tantas contradicciones comc.
des- la oposición, en uel en tanto eü€...)r, es decir, en
arrollos equilibrados. Al contrario de la histoi.ia.
El Espíritu restablece por fín lo orgánico, en el las determinaciones diversas y ieparadas que plan-
nivel más eievado. Hegél y el hegeliñismo tea el entendimiento y que Ia razón supera. paiece,
legan pues, que para Hegel, la diferencia no reDresenta
así a la autodestmcción de la diiléctica que
ellos más que un caso atenuado de la contrádicción
mismo-s engendraron. y se que
-comp.e.rde Marx y dialéctica, sin poder negativo. De tal suerre que se
luego Engels hayan restablecidb los derechos del
pensamiento y del método dialécticos pregunta si la proposición: *Todas las cosas son
contra los diferentesr, tiene algún interés. Sin diversidad no
hegelianos, contra Hegel mismo, como caso par_
ticrr]ar.y especialísimo de ola habría cosas. La proposición se reduce a una tauto_
muncjo aI logía. Es más, la diferencia representada de esa
""áitu,á"ldespués
revés"a. ¿Qué queda del hegelianismo
de forma es general, abstracta y uagu y, por tanto, in_
operaciones tan cluras? Deféndiendo .r" áinl¿ñ
ca>, ¿no se corre peligro de desmontarla? determinada. Cuando Leibniz invitáUá a las damas
desmantelar e^l propio pénsamient" aiui!.tl.o, ¿De a buscar entre las hojas de un árbol dos hojas que
no puede definirse como méto d,o ind.if erenteq.,. al
fuesen idénticas, estaba en la edad feliz de la filo-
contenido, como forma indiferente al ,ísistemao? sofía, cuando no se tenía necesiclad de más pruebas
que las hojas de un árbol s. '
i!9Lvie1e, pues, mantener, modificar el sistema
triádico llevaclo a sLl auge por Hegel? La ironía no consigue sacar a Hegel del apuro.
¿y cuál es
la relación exacta entre-iógica y ?iute!ti.u? De él salc rnediante form¡_llaciones Jemasia¿b na-
ia lógica en ra cüaréótica? ¿ó se pro_¿Se biles: ¿no será la diferencia tan indiferente con
f::lfi:sra
ronga o se articula? respecto a la identidad como con respecto a la
no-identidad lcontradicción)? Lo cual dárá lusar a
, Nada desaparece en el rnundo sino por auto-
destrucción, dirá Nietzsche. Lu r;;;l;rrucción varios problemas más tarcle. La diferencia,
¿Je re_
su propia suelve, se disuelve, por un lado, en lo idénticó; por
1¡:^H:g.1de produce diatéctica te inquieta prodi-
grosamente. urra paradoja, una aporÍa: 5 Véase Ia interpretación
ta diferencia. ¿eué es la difere";i;i, ;;;.esunra contraria de la diferencia,
repetidas veces Hegei en el libro Ii d,e propósito det árbol y de la hoja, primero en el célebrea
la Gran tragmento
-de
La Sagrada Familia sobre (contra) la Iciea
hegelrana del árboi y del fruto, y luego en eI pltilosóphen
. Esto figura como pieza ,6-u9h: de Nletzsche, trad. de Marietti, pp. 191 ss.
importante en el dossjer Marx. LEI iibro
del filésofo, trad. de Ambrcsio Beraiáin, iaurus. 1974.1
84 Henri Lefebure El <dossier" Hegel 85
otro lado, en Io conflictivo? ¿Es algo más que un
inte¡mediario que desaparecé? ¿Nó ocupaiá una mada aisladamente sigue siendo subjetiva; le es
posición central, no tendrá una actividjd especí_ preciso producir en determinadas condiciones. La
fica (diferenciante)? ¿No habrá una diferencia cosa tomada aisladamente no posee ningún interés,
crucial entre las diferencias que se dejan reducir, ningún sentido; es inexplicable; y, además, si
porque son internas a tal sistema, y lás irreducti- nadie la engendra, no llega a la existencia. Sólo el
bles, residuos resistentes a cualqúier operación conjunto orgánico de los tres momentos tiene un
reductora, que caracterizan, bien -rirt"*u, distin_ sentido y una necesidad inteligible (espiritual). La
tos, bien no-sistcmas? misma necesidad que actúa a través de sus tres
momentos se reconoce en el saber, en la actividad
productora, materialmente en la acción política.
3. ¿Qué forma conserva el espíritu absoluto Dicho de otro modo, el ritmo triádico del conjunto
para establecer definitivamente lá cohesión del se vuelve a encontrar en cada término y asegura
edificio? La forma política. Este edificio se cons_ así el conjunto orgánico. En cada terreno, la acti-
truye bloque-a,bloque, momento a momento; pa- vidad exigida por el conjunto descubre sus pro-
rece ser el del Saber (puro y absoluto); no es pias condiciones: desde ese momento puede simul-
otro que el del Estado. porque Saber y Estado táneamente afirmarse a sí misma (subletivamente)
coinciden. O, dicho con mayor rigor, se trata de y engendrar cosas (objetivamente). Lo tual reaccio-
dos aspectos, de dos (momentos> na recíproca- sobre las condiciones para
indisolu_ -acción primero; luego para superarlas.
-tan
bles como Io ideal y Io real, como la filosofía teó_
fortalecerlas
rrca la En el hegelianismo, racionalización del proceso
{. _ac_ción práctica_ de una sola y misma
actualidad. La Necesidad que gobierna ei procero histórico y revolucionario que constituye-instituye
entero tiene tres momentos: Ia condición (mo_ el Estado-nación, como en la ideología robespie-
mento presupuesto, que se realiza durante el rrista, el saber fundamenta el poder; Io legitima
proceso); la cosa (producida como contenido v subordinándose a é1 (discretamente): <Las revo-
como existencia exterior); la actividad qmoví_ luciones que hasta ahora han cambiado la faz de
miento que va de las condiciones a la cosa, que Ios imperios no han tenido otro obieto sue un
produce la cosa haciéndola surgü de las condi_ cambio de dinastía... La Revolución fiancesá es la
ciones). primera que ha sido basada en la teoría...o (úl-
Racional en su fondo, desde la naturaleza orgá_ timo discurso de Robespierre a la Convención).
nica que se rehabilita en el nivel det espíritu (áe'la <Si queréis que las faccioneé se extingan y que
Idea, es decir, del Estado, nadie trate de alzarse sobre los despojos de la
de la libertad pública mediante los lugares comunes
Idea), la Necesidad hace bien "rulas
"n.urrr'ución
cosas; sucesiva_
de
mente plantea la condición, y luego lo que la con- Maquiavelo, haced impotente a la política..." (Saint-
dición vuelve posible; cosa irealidadj y activictad Just, el rnismo día). Hegel parece recusar y despre-
(productora: trabajo, acción políticai. Triple ciar al principio la experiencia napoleónica, que
efi_ restableció la dura realidad erigiendo al Estado por
cacra que va más allá de la causaliclaa y
ae ta encima de la sociedad y de sus <momentos>. Ve en
finalidad tomadas por separado. La actividad to-
Napoleón el inmenso vigor de un carácter que en-
86 flenri Lefebvre El "dossier> Hegel 87
cambio, el reconocimiento mutuo de las necesida_ de Ia culturo teórica, que proviene de los objetos
des. Si el sujeto A quiere imponer su necesidad ya en uso. Aquí el lenguaje asegura.la concor-
al
sujeto B, éste no hace nada por él; las conciencias áancia. Como ias necesidades, el trabajo social s¿
divide aI muttipticarse, la división del trabajo
se enfrentan en la lucha á muerte. para poner (que
fin a este enfrentamiento sin fin, Á reconoce Ia Hegel apenas iritica) posee es.te aspecto dialéctico'
necesidad de B y B reconoce la necesidad
de A. ia ñultipficación de los trabajos y las necesidades'
(pro-
No sólo intercambian cosas (objetosj, sino sus Oe Ao.rá" resulta el sistema de los trabajos
necesidades (subjetivas). A través d.
recono_ ductivos), complementario del sistema de las nece-
"ir.
cimiento mutuo, la necesidad de B se cánvierte
en sidades. De la ármonía entre los sistemas deriva el
necesidacl de A, y a la recíproca. Las necesidades
en que las necesidades sociales se produzcan y repro-
el acto recíproco (la comunicación y .l i.rr"..u-_ árrr"un con una espontaneidad (un automatismo)
bio) se dividen y se multiptican sicialmenle, así uput"ttt", que hace olvidar su génesis -y sus rela-
como los modos de satisfacc!ón. Las necesidades Lo mismo ocurre con los trabajos' La abs-
individuales entran en Ia necesiauJ g."".ulmente tracción, <elemento universal y objetivo del tra-
"iorr...
rli
reconocida, abstracta y definida á un-tiempo (par_ üa;o", sé extiende a los medios: los útiles' Los úti-
iil ticularizada) en el s.nó d. la universaliáua t"r, co*o la habitidad o las manos, intervienen
,) junto). De este modo, el individuo Á pueae1"t .on- u., más en el saber y exigen conocimientos'
tener
gustos propios, tendencias secretas; puede "uáu
A su manera término junto con la necesl-
am,tr -tercer
esto o aquello. Al volverse social, su necesidad
no dad y el trabajo- también se hacen abstractos'
podrá encontrar satisfacción más que en los pro_ El cónjunto abandona así lo natural y lo inme-
ductos del trabajo social: olim".ri<r, vestido,
vi- diato para entrar en Ia abstracción concreta' <La
vrenda, etc. De este modo, el momento social
li_
abstracción del producir transforma el trabajo en
bera al individuo de io que hay en él d"e singular, cad.avez más mécánico y, por lo tanto, finalmente'
de único, de incomunicable. La comunicación (por upio pu.u que el hombre- sea eliminado y pueda
el lenguaje) y el intercambio (los objetos) con_ ser introduói¿. la máquina en su lugar', declara
curren hacia ese resultado: el saber (a este nivel: H;g;i (Fitosofía del lerecho' secc' 198)' Verdad
el entendim-iento y la representación) que domina eminente sobre la que insiste \a Enciclopedia' El
ra necesldad natural. trabajo abstracto se hace uniforme y fácil a un
En el curso de Ia interacción (entre los objetos tiempo; permite el aumento de Ia producción
y los sujetos) interviene, pues, una mediación
im- suboidinando la actividad técnica parcelaria al
el trabajo. Sigue el mismo proceso que conjunto social' .La habilidad misma se hace de
,p::,^11::l
ta necesldad: se hace abstracto, de una abstracción estJ modo mecánica, y de aquí procede la posibi
social. Los esfuerzos individuales, los gestos
natu_ lidad de subrogar al trabajo humano la máquinau
rales, aquellos que no disgustan al indiviouo _los (secc. 525 Y 526).
oer Juego, Ios de Ia infancia_, pierden su
sentido. En última instancia, la <fortuna universal' per-
Los
.gestos disciplinados de ü pr"J"".ión, im- mite simultáneamente la satisfacción general (de
puestos por la actividad colectiva, componen,
se_
las necesidades), la mecanización del trabajo (de la
gún Hegel, una cultura prdctica, compiimentaria producción) y la autorregulación del conjunto so'
94
Henri Lefebvre El <dossier" Hegel 95
concierne a la voluptuosidad y a la fecllndidad, ése decidir, estas personas (la clase política) se sitrlan
qlle se transmitían antaño clandestinamente las por encima de la división del trabaio. ;Tienen
mujeres y jóvenes, el saber oral (no escrito ni sus- necesidad de saber todo los grandes jefesi Capa_
ceptible de serlo), esos cauclaies de la práctica ces de decidir, incapaces de saber tod-o, tteben ro-
social. ¡;El cuerpo? Oueda remiticlo a la inmediatez dearse de consejeros competentes, científicos, di-
natural: fuera de la racionalidad, en la alienación plomáticos, etc., candidatos a su vez a los papeles
y la contradicción, en la singularidad de lo inco- de jefes y futuros jefes. Se puede examinar el edi
municable. ficio estatal, bien de fuera adentro, de lo interno
De modo indiscutiblemente genial, Hegel capta y a lo externo (del eje central a la periferia), bien de
prevé las posibilidades amenazadoras cle una libe- dentro afuera: filosóficamente, áet entendimi.ento
ración de lo vivido, es decir, del cuerpo. Los niños discursivo y analítico, que se ¡nantiene entre las
tienen derecho a la educación. ¿Por qué? A causa cosas separadas, con actividades separadas, a la
de su osentimiento están, según ellos, insatisfechos racionalidad necesaria y suficiente que se man-
de sí", porque tienen deseos de crecer. Fero si una tiene en el centro. Fuera, en la periferia, el aná_
pedagogía considera el elernento infantil como por- lisis vuelve a encontrar rt""aridades externas:
tador de aigtin valor ejemplo, el juego** la policía, por ejernplo, "rua
o las corporaciones. Al pe-
-pora los
deia de ser seria. Muestra niños como seres netrar hacia el interior encuentra la justicia, la
maduros en ia inmadurez, con lo que cae en la administración. En lo más hondo se halla el Eo_
contradicción. Tiende a satisfacerles por sí mismos, bierno, cercano a la Idea y al Espíritu, declara íin
empujándoies hacia la alienación. Los niños no Ia la menor ironía Hegel (véase especialm ente Filo_
respetarán, porque les comunica el desprecio ha- sofía del derecho, secc. 182 ss.). En lo más alto se
cia los adultos (véase Filosofía del derechu, halla la satisfacción, la de las personas que cum-
sección 173 ss.). plen bien (honradamente) su tarea. <La beatitud es
El orden define el desorden. La jerarquía se pre- una satisfaccióno, declara la Estética, de Hegel, que
cisa y se consolida, según Hegel, en su Estado, sitúa esta satisfacción de la virtud política por en-
a todos los niveles del edificio político, el del sa- cima del goce estético, de la felicidad indivich¡al
ber y el de ia vida. Con el Logos triunfa la lógica, y de la serenidad del saber, corno síntesis de
teoria y práctica de la coherencia, que se arroga el todo ello.
derecho de exch-rir la incoherencia y, por tanto,
lo que perturba la cohesión. La lógica estatal com-
porta una vasta estrategia y coincide con ella. 5. Para ubicar correctamente Ia concepción he*
La lógica se encarna en diverso grado en los geliana hay que decir que en cierto ,"itido ma
dirigentes, más o menos eminentes: jefes grandes terializa una gran idea que anima el pensamien_
y pequeños, notables varios. I)e la clase política, to del siglo xvrrr: la idea de la Armonía o la Ar-
de su saLrer, se satle ya mucho. Segúrr Hegel, toda- monía como idea.
vía está por decir lo más importante: estas per- Tal concepto nace de la música o, mejor dicho,
sonas, que no tienen otra tarea que pensar, admi- _
del estrecho contacto entre la filosofía (materia_
nistrar el conjunto pensado y, al nivel rnás elevado, lista) y la rnúsica durante el siglo xvrrr. La his-
100 Henri Lefebvre
El <dossier> Hegel l0l
toria de las ideas insiste poco en esta paradoja. La
armonía aparece a la vez como una iealidaá sen, idea de una armonía cósmica o humana (social).
sible (al oído), racional (basada en los números v ¡Por el mismo motivo que la Novena sinfonia de
en las relaciones), tecnológica (con los nuevos inJ- Beethoven! Esta afirmición no debe áplicarse
trumentos: el clavecín, luego el pianoforte). Añad.e todos por igual: es más, cierta para Fourier quea
una dimensión nueva a la músicj; o, dicho con ma- para.Saint-Simon, para las teorías de la
armonía
yor exactitud, reconoce una dimensión va existente economtca que para los naturalistas, más
e-n Ia práctica musical, sobre todo en Occidente; para Hegel que para Kant. y sería iambiéncierta
más
de ahí nace una tridimensionalidad: la melodía, el cierta para la Fenomenología, verdadera sinfonía
ritrno, la armonía. Lo cual se presta a grandes espiritual, qlre para la severá Fitosofía del derecho.
construcciones verticales, que utilizan los acorcies Lo universal incondicionado que p."t"rraa alcanzar
y los timbres (armónicos), mientras que la melodía (o_ descubrir) la Fenomenológía'
soporta todavía
y el ritmo seguían las líneas horizoniales 0as .vo_ diferencias en un movimiento"a. .o"¡""to que
no
ces"). La elaboración y el desarrollo de la armonÍa se reduce aún al conjunto de un movimiento.
.Uno
dan lugar durante el siglo xvrrl a géneros musi- de Ios momentos se presenta, pues, como la
esen_
cales nuevos: \a sinfonía, entre otros, que super_ cia dejada a un lado, .o-o áédiúm universal
o
pone la verticalidad ascendente y descendente de como Ia subsistencia de materias independienteso
los acordes y los timbres a la horizontalidad de las (véase p. 111 de la traducción francesa).
Esta
voces (en la fuga). La armonía mantiene y re_ frase analiza en términos hegelianos ei mov¡mien_
tiene en una totalidad sus elementos y momenros: to de una sinfonía. Describe una conmovida y
sentidos, inter.valos, voces, elemenios rítmicos. movida animación dialéctica.
acordes, instrumentos diversos y sus timbres. etc. . Para motivar y reforzar la crítica fundamental
nay que hacer justicia.a Hegel: no concibe su
A cada momento considerado aisladamente Ie aña- cons_
trucción vertical como un vasto pensamiento polí_
de una "reflexividad>: todos los elementos están
tico, sino como una armonía ,o6"aurru, como una
en,relación consigo mismos dentro del conjunto, sinfonía intelectual que tendría al filósofo por
todos se corresponden en la construcción armó autor y al,jefe político (monarca) por director
nica, todos se reflejan unos a otros y reflejan orquestá. Se ve cómo él mismo se áefine: un
de
la unidad del todo. Es lo que constituye la .be- ral, partidario de una monarquía constitucional.
libe_
llezao de una sinfonía de Mozart o de Beóthoven. Si
imaginamos Hegel ante los acontecimientos polí-
La idea de la arrnonÍa se vuelve empalagosa con _a
ticos del siglo xx, su discurso sería, sin duda al_
Ia sentimentalidad (la del (alma bellau, que ranto guna, más o menos éste: <El Estado moderno
odiaba Hegel), pero queda exaltada en lai grandes oscila entre dos extremos: la corrrrpción, la
disgre_
construcciongs. El propio Hegel, en su Estética, gación, los conflictos entre los poderes salidos
de
caracteriza su época, la época romántica, por el do_ la descomposición del poder, y la rigidez ar"rtori-
minio de la música. En cierto sentido,los grandes taria, el fetichismo militar, fascista, "reaccionario
sistemas filosóficos de finales del siglo xvrrr y del jefe. Yo, teórico del Estado, tiOsoiá y pen_
principios del xrx se esfuerzan por éncarnar la s.ador político, he definido una posición
aé equi_
librio relativo, de funcionamiento'reg"i;r. En
tor-
r02 Henri I-efebvre El <dossier> Hegel 103
no a esta posición, hacia uno u otro lado, se de la Gran Máquina. La vida orgánica, al nivel de
inclina la balanza política. A ella vuelve inevita- lo Absoluto, no podría reducirse para Hegel a un
blernente: el Estado, conciencia superior de la so autómata mecánico. Y, sin embargo, ¿debemos
ciedad, más y mejor que árbitro y arbitrario, creer al filósofo bajo palabra? También él recla-
síntesis de los momentos, lugar de la armonía ma confianza (la fe). ¿Por qué concedérsela? ¿No
civilizada...". Sin esperar a más podría replicár- abusa de la metáfora la supuesta identificación
sele: "Querido filósofo, usted demuestra entre la vida ardiente de una sinfonía, la vida
usted siempre quiere y cree demostrar--porque
que su animal de un organismo y la vida interna del Es-
Estado sale inevitablemente del equilibrio y que tado? Tarnbién el dragón posee una vida interna
sólo a duras penas vuelve a é1. Usted descubre un y los monstruos no carecen de grandeza ni de
cuerpo social que se aleja de la naturaleza y del belleza. Oigamos lo que }Iegel declara de la Idea
cuerpo natural, que se eleva hacia la abstrac- y del Estado: "Todo depen.de de que lo verda-
ción. Ese Estado que usted erige como abso- dero no se aprehenda y exprese como substancia,
luto domina de tal forma la jerarquía por él sino también y en la misma medida como sujeto...
i' presidida que llega un día en que explota y La substancialidad implica tanto Io universal o la
ii
utiliza en su propio beneficio a la sociedad. en- inmediatez del saber mismo como aquello que es
l tera: a eso nosotros lo llamamos "bonapartismo" para el saber ser o inmediatez... La substancia viva
o "fascisrno". A menos que se haga pedazos, y en- es, además, el ser que es en verdad suje.to, c>, Io
tonces sobreviene la crisis política...". que tanto vale, que es en verdad real, pero sólo en
Para el filósofo, la vida biológica de cuanto es el movimiento del ponerse a sí misma...
una alienación de la ldea, pero momento -nacida
de la La vida de Dios y el conocimiento divino pueden,
desalienación- interviene en la Lógica como ele- pues, expresarse tal vez como un juego del amor
mento. En la teoría del Logos hegeliano, el auto- consigo mismo; y esta idea desciende al plano de
dinamismo, que supone la vida, y la estructura lo edificante e incluso de lo insulso si faltan en ella
racional, que implica la coherencia, se encuentran; la seriedad, el dolor, la paciencia y el trabajo rle
se refuerzan (véase Enciclopedia, 285). El ser lo negativo... Lo verdadero es el todo. Pero el todo
vivo se mantiene, contiene su energía, sostiene sus es solamente la esencia que se completa mediante
condiciones. En él hay tres momentos: actividad, su desarrollo. De lo absoluto hay que decir que es
objetos, condiciones. La vida se produce y se esencialmente resultado... >.
re-produce. En la reproducción biológica no hay ¿No hay algo amenazador, inquietante, en este
más que una extensión del acto de producción y texto de la Fenontenología? (p. 17 de ia traducción
cle re-producción perpetr.ra de sí, que sólo cesa con francesa). ¿En qué consiste lo serio, el trabajo
la muerte. de lo negativo? En oposición a la segunda negación
El Estado, divinidad terrestre, es, por tanto, en Engels y Marx, que refuerza la pr:imera y re-
además, lo Vivo supremo. Del vocabulario mo- mata su obra, lo negativo hegeliano parece des-
derno, Hegel retendría ios conceptos de auto- mentir Ia negación, rechazarla hacia ia apariencia
regulación, de re-prodFcción. Rechazaria el con- (con la contradicción y la dialéctica). Con miras de
cepto de automatismo y, especialmente, la imagen un resultado cierto, trabaja en lo positivo. Pero
104 Henri Lefebvre EI tdossier, Hegel 105
por Hegel, elaborada por Marx. Hege- saber que lo legitima, según el modelo hegeliano.
:,i:1.]tp
uanos. srn saberlo,
a veces sabiéndolo,
prendido en gran parte las condiciones han coil- Entra en nuevas categorías: ¡las del marxismo!
del creci- Ya lo veremos más adelante.
y, en especial, los objetos indispensables El haber expuesto la subida, si es que puede d+
T1T:9,
(caprmles, técnicas, inversiones) y
las actividad.es cirse así, del mundo moderno hacia la abstracción,
necesarias (estudios de opinión, de mercados
inversiones, de motivacio".r;
y de ¿no será la gran fuerza del hegelianismo, la ven-
y planifi taja que lleva a otras filosofías y a las teorías que
"íi..rt;i¿"
cación). En este sentido tran ttegaáo incluso a se dicen científicamente (epistemológicamente)
adoptar sin más examen la teoría áel crecimiento
fundadas? Subida que todavía está por comprender
t. tg:-ográf ico, económico, recnológico, cien- en toda su amplitud. Para Hegel, el Logos (lengua-
l?"{1"^i
unco, cultural) para cada Estado_nación, incluso je, imágenes y metáforas, al nivel del sentido
cuando las objeciones y los obstáculos
l
se
tonan a escala mundial. y los vencimientos. amon- común y del entendimiento, y luego conceptos y
teorías elaboradas) determina esta transformación.
En consecuencia, el Estado a"rpii)ilá
, a saber
absorberlo y aI convertirse en poá"i il"otógico. al
La ordena. Ese <mundor se aleja de la naturaleza y
religión con f,recuencia, y la La de lo natural, de la inmediatez, de la esponta-
-f.A ,i.*p..,
para encubrir las empresas perseguidás sirven neidad. Irremediablemente. Y ese movimiento de-
hombres de Estado. Tát emptéo A" j"^iJ""r.gía los
por fine un grado de libertad o, mejor aún: la libertad
podría disimular los no razonable del animal político.
ir
I
-demás urp".ár-a.l
estatal: la práctica del.embargo'del
poder Marx irá más lejos en este sentido al analizar,
espacio y del prosiguiendo los trabajos de los economistas in-
rl
saber (institucionatización delirno
(aparatos ideológicos" del f J"iot.o¡. t o, gleses, cómo y por qué los objetos mismos, pro-
Estado nó explican nada ductos del trabajo, adquieren una existencia abs-
por sÍ mismos. El uso de la ideologia
ináica tracta en cuanto objetos intercambiables. El bien
li dicciones, en estado naciente o a""ru..oiiudo,conrra-
tanto destinado al cambio, la mercan'cia, pierde mornen-
en el interior del saber como entre--ef táneamente su existencia material: suspendida,
conoci-
miento y la ideologÍa; de afrl resUia
lle-,a
0".*1rr!. hegeliaña no corresponde a la realidad imagen deja lugar a una abstracción: la evaluación en di-
estatal. Sin llegar, no obstante,^u ¿.r..r"rriirla, nero.
dado Marx lleva más lejos que Hegel el análisis crí-
9.!e I,a moral (la ética) participaba lu- tico de estas abstracciones concretas. Sólo él com-
ción hegeliana con iguails títuios q"""r, "orr.r*"_
rr pooer rdeológico del Estado le permite a..".to. prendió la importancia de esta concepción hege-
"i captar liana que atribuye un modo de existencia al con-
y corromper ciertos aspectos impoitantes del co_
nocer (la información, que no coincide cepto, al saber, a lo que se cambia: productos y
con el cono_
cimiento; su identificáción, q"; ;;;;i,uye bienes, lenguaje y signos. Los demás hegelianos
una
ideología). Y todo esto de io.rr,u p*pugurr¿irti"u busca.l-ran por el lado del sujeto y de la (concien-
y publicitaria. cia-de-sí". Al unir la crítica de la filosofía abstracta
Una nueva Santa irini-A?d se es_ a la de la economía política que acepta las consta-
boza: saber, coacción, iaeotogi;.
distribuir la información,
.
eT'"Jrrtroru. y taciones y enumera los hechos, Marx incluye entre
el Estado traiciona el las abstracciones concretas al trabajo mismo, con-
108
Henri Lefebvre EI "dossier" Hegel 109
sid.erado globalmente como tabajo social medio.
Tales abstracciones, como el dinero, se sostiene sin un apoyo, sin una base. Cuando
poseen una Hegel supone que el saber-poder mantiene al con_
existencia concreta, porque rigen _no
sin disimu_
Iarse bajo las aparieircias de-í;-maüiialidad junto. social de igual modo que el puño cerrado
la-inmediater- y de mantiene un hilillo, divaga. No hay ielaciones sin
las relaciones r."i.f"r.'elas deter-
minan su modo deexistenci", porq* soportes; pero después de Hegel e incluso después
ius relaciones cle Marx, el asunto del soporte permanece abierto.
no-pueden poseer Ia misma réati¿ad
que Ias cosas
o las sustancias. Como rr.g"i Difícilmente puede admitirse, cómo hacen los posi_
abstracciones son forunas aáta¿as, estas tivistas y los emplristas lógicos, la existencia de
"á*pr-Jnaió,
iomo tas for-
mas lógicas, las del cálculo, U, á"ii"rrguaje, relaciones sin,soportes, como si bastara que una
de relación tome la forma matemática y
un_a eficacia en las relaciones.
= f (i), para
que se haga inteligible sin más. Esta alineación
Los datos inmediatos (necesidades, de
I'ri
actividad.es)
se convierten en abstraccion"s ul -ürru"rtirse la exlstencia social con la existencia física y la de
en_tidades y en medios sociales. en ésta con la existencia matemática _la abstracción
general, <de abajo arribaD, em_ en estado puro- liquida las diferencias entre los
-.3^" i:_rj-iento-
PuJa, pues, a todo el conjunto
hacia la abstrac-
sectores de lo real y del conocer, sin establecer una
ción. Lo testimonian o, *-.¡o, di;h;; verdadera unidad, salvo por reducción. Cuando
lo demues_ Hegel atribuye la existenóia y la acción al con_
l.uT ju."rg el papel realmenie
social (y de modo especial d"t ".""i""i" del Saber cepto (al saber), quiere hablar de la abstracción
mate- concretai pero la deja en el aire; la vincula a Ia
mático) como et naplt crecie",. ";;;;i;ento
;;-i;;'"onrratos,
forma jurídica elábórada, ¿"r."fr*"iito trascendencia celeste de la Idea. En cuanto a Marx,
pulalos compromisos recíprocos que esti- le atribuye la práctica como soporte, cosa que no
á" iur^pu.t.s inte_ es indiscutible, pero que no baita.
resldas, Es más, con el ."piLi-ri"ul"i"ro ¿bO*o se con_
predominante, el dinero t oy vierte en mediación la práctica inmJdiata?
abstracción de segundo g."áo.
"orr.ig.r"
,rrJ'"rp""i. a" ¿Cómo
conlleva la abstracción sin separarla de la eficacia?
un poco más del obieto material
T""l'Ju' r"pu.urr" iQué relación existe entré práctica y
de la producción, lógica
de la mercancía, de Ia compra y (forma)?
de la u.rrtu, pu."
convertirse en dinero Sin esperar a más recojamos una hipótesis antes
e{e qe produce y reproduce
a sí mismo en la especut."ió; (il;;:"ul^r,r.ro, emitida para anunciar desde ahora la siguiente
presan diciendo qué el ,¿g" p;"aái-iril opinión: ¿no será el espacio el soporte de las rela-
creal> sou.e"*-
lo ciones sociales? Entendamo, po,
)- no el espacie
epistemológico, logico-matemático, "lloni el espacio
, Cierio, pero cuando Marx prolonga y profundiza
de este modo la conc.epción fregeliana, mental, el del sentido común y del discurso coti_
conclusión incompatible lírgu u t'rrru diano, sino el espacio.social, el que eláboran y
"o" ""t- n"l.ii"iir*o, No
propio Estado es una abstracciii'iiliireta. "l construyen en la,práctica, durante su génesis, las
posee Ia existencia de un Sujeto dlrerencias sociales ó. EI capital financiero, el de
iu;;";na Subs-
tancia. No se basta a ."í ,,i;"-^"i-.: :;:
necesario. e*i g"-,-tuáú;i #'"T&J
ff :'á, J:" T; Espace et polit,ique- y_La_product:ion *"
-ó..Véase Anthropos, parír-
Editions
d." f,"rp*.,
ta"' U.-f.!t.U"."i]''
110 Henri Lefebvre El "dossier>
Hegel 111
La racionalidad adquiere otro aspecto y otro ca- Capitalismo de Estado y socialismo de Estado
rácter cuando se la sitúa en el marco mundial, en tienen un objetivo y un interés común: el creci-
el de las estrategias: violencias virtuales a todas miento. En ambos casos, los políticos han mante-
lás escalas, peligros múltiples, vencimientos más nido, despreciando las objeciones, la hipótesis del
o menos próximos. crecimiento infinito. Hecho notable. Para ellos,
¿Tiene razón Hegel? Sí, cuando muestra ¿'l Es- la hipótesis se convierte en certeza y saber. En
tado-nación como ser, gigante o enano, que. ucha cuanto al crecimiento inmediatamente posible lo
por la vida. No, cuando coloca esta existencia bajo obtienen por procedimientos distintos, ligados a
el signo de la razón absoluta. las diferencias, particularidades, especificidades se-
De esto podría deducirse que la re-producción de ñaladas más arriba. El capitalismo de Estado deja
los momentos, es decir, de las relaciones constitu- actuar a las grandes empresas; a lo sumo, el Es-
tivas, no alcanza ni aicanzará jamás en el seno del tado se convierte en su oficina de estudios, en su
Estado el automatismo soñado por Hegel en su banco de datos. Pone el saber y la información a
delirio racional. ¿O quizá es todavía demasiado su servicio. Pero los hombres del Estado (capita-
pronto para sacar esa conclusión? lista) no ganan para disgustos, cogidos como están
entre las empresas nacionales y las empresas multi-
nacionales, la pequeña y la gran industria, el co
8. En una reflexión política considerar superior mercio a todos los niveles y de todas las tallas, la
al capitalismo de Estado o al socialismo de Es- moneda y el crédito, etc.
tado pone de manifiesto la gran pobreza de esta El socialismo de Estado no duda en centralizar,
reflexión: método molesto que pone por delante en planificar autoritariamente. Podría estar cerca
homologías y analogías, en lugar de buscar, para de la Gran Máquina hegeliana si r¡o fuera por que
acentuarlas, las diferencias. Capitalismo de Estado no funciona ni automáticamente ni de forma satis-
y socialismo de Estado difieren, como todas las factoria. Ni el saber de sus dirigentes ni el de sus
sociedades (y los Estados-naciones) particulares, consejeros abarca la totalidad. Ni siquiera con la
en el marco de su modo de producción. Aquí ad- ayuda de pequeñas máquinas (de información),
quiere sentido una clasificación de origen hegelia- cuyo apoyo a la Gran Máquina no es, a todas luces,
no: las singularidades momentáneas, las particula- despreciable.
ridades duraderas se produben aquí de igual modo He aquí el lado caricaturesco de la situación, que
que las categorías generales y, por último, si es todos conocen, pero cuyo aspecto cómico pocos
válido recurrir a ellos, los universales. Precisemos: aprecian. Por el lado capitalista, la economía fun-
los rasgos singulares de los pueblos y de las etnias, ciona, aunque con la perpetua arr.ertaza, conjurada
la historia de cada nación, sus caracteres de origen hasta este día (1973), de una crisis mundial. Por el
espacial (geográfico, geopolítico) y social, los mo' lado llamado "socialista" sólo la política funciona.
mentos específicos de su Estado, y luego el modb Paradoja sorprendente si las hay: Marx, de cuyas
de producción, determinación general, y, por ú1- ideas se declara partidario este lado, había anun-
timo, las relaciones jurídicas y formales, aspecto ciado lo contrario. ¿Qué es lo que funciona bien?
universal de toda sociedad.
¿La vida polltica? No. Falta vida. Todo funciona
illr tló Henri Lefebvre El <dossier> Hegel tt?
por la vía polltica, sin vida. ¿Hay alguna vez yida la referencia hegeliana, un libro reciente ?, ambi-
'
política, a no ser caricaturesca o en la oposición? cioso y ya superado, no carecería de encantos para
En ambos lados, capitalista y socialista, la vida un irónico. Por supuesto que la crítica denominada
social desaparece, aplastada entre lo económico y marxista, que en Ma¡x se encuentra en estado ern
lo político, predominando allí lo primero, lo se brionario, ha cometido errores graves. Ha desco,
gundo aquí: vaclo enonne en el que se instalan lo nocido incluso el modelo hegeliano, su alcance, su
cotidiano, la familia, las relaciones *privadas', es racionalidad limitada, pero poderosa. Crítica de
decir, privadas de amplitud, privadas de capa- izquierda o, si se quiere,
cidad creadora. Situación conforme con el modelo "izquierdistao, ha me?
clado y confundido todo: reacción, fascismo, autG
hegeliano que desconocía el momento de las rela- ritarismo, liberalismo, intervención militar, en vG
ciones específicamente sociales para someterlas a cablos simplificados, a saber: dictadura de clase,
la racionalidad política y a la gestión económica. violencia, poder. Al esquema polltico difundido por
De tal suerte que estas relaciones, empobrecidas,. la ideología burguesa, que pr€senta al Estado como
se reducen a Ia familia y a lo cotidiano, a la moral (neutrol (cosa que no corresponde al modelo teó
y al derecho. Lo rico hegeliano, sino de lejos y bastante mal), la
"vividoD, puesto entre paréntesis,
encogido, vegeta a la sombra del Estado. ideología opuesta replicaba rnediante polémicas:
Los hegelianos, conscientes o no, para quienes justicia de clase, enseñanza de clase, ciencia de
su modelo estatal representa la posición de equili- clase, etc.; en una palabra, dictadura. El concepto
brio entre los excesós y los deiectos de la auto de hegemonía atenúa y completa el carácter dema-
ridad pública, esos mismos hegelianos podrían siado sumario del concepto de dictadura (de la bur-
pretender que su modelo representa también la guesía). Hay hegemonía de la clase económica-
medida común (el mríximo común denominador) mente dominante. Lo cual quiere decir que actúa y
entre el Estado del capitalismo avanzado y el del lucha por captar a la sociedad entera, por modé-
socialismo en vías de crecimiento económico. larla de acuerdo con sus necesidades. La burguesla
¿Les agradará también que señalemos otros mG tiene las bases de su dominación en las empresas
mentos comunes: la importancia de la polÍtica y de (la producción) y el mercado (que conoce cad.a vez
la burocracia, la ucultura" oficializada como ideo mejor porque depende de ella y de su estrategia).
Iogía, el cuantitativismo grosero, el crecimiento Ahora bien, una sociedad, con las relaciones so
sin desarrollo de las relaciones sociales, la des- ciales que implica, r¡o se reduce a lo económico ni
trucción de las diferencias? a lo político. En una $ociedad hav tarnbién ser-
vicios públicos: la educación y la instrucción. la
justicia, la medicina. Hay uni organización del
9. El modelo hegeliano no peca por ignorancia, saber, de su transmisión, de su empleo. Estos as-
sino por desconocimiento de las clases sociales. El pectos y momentos diversificados de la vida social
hecho de que perdure a pesar de esta deficiencia, datan de épocas pre-capitalistas: ningún corte las
de que mantenga su prestigio e influencia a pesar intermmpió bruscamente. tsn la sociedad moderna
de (¿no será: a causa de...?) la crítica marxista, es
una paradoja más. Releer a la claridad dudosa de 7 Pour nationaliser I'Etat, Editions du Seuil, parls, l9óE.
118 Henri Lefebvre El "dossier, Hegel 119
hay también una vida urbana y una relación com- exclusivamente por la violencia. Este análisis crl-
pleja de la ciudad con el campo, con la natu- tico, correctamente realizado, parte de un examen
raleza. de la gestión sociql. La clase hegemónica no hace
La burguesía lucha por la hegemonía, es decir, todo lo que quiere, ni mucho menos, porque lo
por ürarcar con su sello y plegar a su uso esos mG cotidiano y lo <vividor, por muy dominados y em-
rnentos de las relaciones sociales, de la práctica pobrecidos que estén, se le escapan parcialmente.
y de la vida social" Y lo consigue a duras penas. Su También se encuentra limitada políticamente por
lucha de clase se extiende a la totalidad, desbor- lo que en otro tiempo ella ¡nisma ha instituido: la
dando con mucho lo económico, la empresa, las democracia. ¿Córno reparte el sobreproducto de
cuestiones de salarios. El conjunto social no está que el Estado dispone? ¿Por qué canales se lleva
"aburguesador de antemano, prefabricado por el a cabo tal repartición? ¿A quién favorece? ¿Y con
capitalismo. ¿El Estado? Medio en mucha mayor qué fin? ¿Siguiendo qué tácticas? ¿Qué es 1o que
medida que fin, instrumentr: más que objetivo, el se le escapa? Con lo "vivido" y lo cotidiano es-
Estado permite tra gestión del sobreproducto social, capan a estas empresas políticas el se xo, el placer,
esa parte importante de la plusvalía (en lenguaje no el amor. Y, adernás, toclo lo que se define como
rnarxista: de la renta nacional) que va a parar a los delito, o locura, o crimen (el uso de drogas, los
diversos ,,seryiciosr, a la sociedad en cuanto tal. juegos prohibidos)" Y, además, la poesía, la música
Para Hegel, esta gestión, esta extensión del Es- el teatro, es decir, el arte (en la medida en que se
tado a la sociedad toda, son lógicas: son partes renueva, el artista salta fuera de las garras del
integradas e integrantes del concepto de Estado. Estado, fuera de las redes institucionales). En re-
¿Error grave? Sí, pero no tanto. En efecto, una sumen, lo erante y lo aberrante, lo anómico, con
gran parte de los hombres del Estado, incluidos la paradoja subyacente, verdadera autonomía en
aquelios que provienen de la clase económicamente el interior de la hegemonía: sólo lo anómico, lo
dominante y que la representan políticamente, co- aberrante, posee capacidad creadora. Repr:imido,
meten este error. El poder les basta. Tienden a des- lo "vivido" cae en la inconsciencia, de la que parte
cuidar su papel hegemónico, que les asigna, sin su rebelión. Se abre camino en la sornbra y si
embargo, si¡ clase. Esa fue la estupidez de la bur- puede la horada al <inventar>, al <crear>, en el
guesía francesa durante un largo período: despre- curso de su penetración. L,a desesperanza podría
ciar el saber, regatear casi sisternáticamente los apoderarse del analista, al cornparar, en este cua-
"créditos" destinados a la gestión general de la so dro, el poder del Estado, Ias capacidades hegemó
ciedad (salvo en lo que concerrúa a los sectores n:cas y las de quienes las poseen, con la debilidad
preferenciales: las carreteras, las escuelas pri- de quien se les escapa. Sin embargo, la rnenor
marias durante la III República francesa, por fatla y la más pequeña fisura comprometen la so-
ejemplo). lidez del edificic¡, fragilidad conocida por los hom-
El anáIisis de la modernidad a partir de la refe- bres del Estado con olfato político, y por sus es-
rencia hegeliana descarta a un tiempo la raciona- birros con olfato policíaco que persiguen ciertos
lidad plena y entera de este modelo, y la tesis
opuesta, la de un absurdo dictatorial mantenido "delitos" por significativos ( ¡el pelo largo en los
hombres! ). El Estado extirpa aquello de lo que
120 Henri Lefeb'vre El "dossier" Hegel 121
puede prescindir, que es aquello de lo que la so Hegel analiza la insatisfacción, sin descubrir, no
ciedad prescinde a duras penas, y aquello de lo que obstante, su aspecto burgués. Ha "demostrado" la
la civilización no puede prescindir. importancia del sistema de necesidades. Hasta tal
punto que uno se puede preguntar si la filosofía no
¿Suerte prodigiosa o revelación de una raciona-
lidad superior? uAlgoo de una importancia cre' ocuita una libido dominandi demoníaca. o si la
ciente y, sin duda, decisiva escapa cada vez más Iibído sciendi no procura una satisfacción superior
a la omnisciencia hegemónica, a la omnipresencia a todos los demás placeres. ¡Oh, ironía! El teórico
del Estado. ¿Qué es? ¿Una irracionalidad como del Estado anunció y denunció de antemano el
algunos piensan? No. El espacio. Demasiado com' aburrimient<¡ mortal: gris sobre gris, crepúsculo,
plejo; demasiadas gentes, lugares y cosas. Demasia- apagado y glacial. Lo encarnó en la pedantería del
das relaciones difíciles de dominar entre los cen- filósofo-funcionario que pronuncia el discurso filo-
tros y las periferias. Pero nada más .normalu, nada sófico parecido al sermón de la cuaresma durante
más uesencial"; en suma, nada más uracionalt. la Edad Media: servicio público. Hegel atrrbuía
Pongamos las cartas sobre la mesa aquí mismo, al Estado la majestad, la altura. En el siglo xx se
sin esperar a más tarde, sin aprovechar el suspen- descubre la bajeza.
se: el espacio introduce una contradicción en el He aquí lo que Hegel no dijo; el Estado ensucia,
interior del edificio, es decir, algo más que una rnata, destruye todo lo que toca: lo que no con-
fisura, y algo muy distinto a un desafío de lo irra- siguc huir. Nada se le resiste: ni talento, ni espon-
cional al racionalismo estatal-político. El saber taneidad, ni estilo. Su higiene oculta muy bien la
corre el riesgo de escapar rápidamente, pese a los polucióu, pcro prohíbe la fecundidad (que el Es-
esfuerzos de los técnicos y los tecnócratas, a los tado reserva a sus súbditas: las mujeres). El
aparatos administrativos y políticos del Estado, mercado del conocimiento o del arte tiene más de
por lo que concierne al espacio. un lado desagradable: no esteriliza tanto como la
intervención subvenciones, por otro lado,
mezquinamente -lasconcedidas- del Estado. Para
10. Hegel describió el aburrimiento en la satis- Hegel, el Estado remata la capacidad creadora del
facción de las necesidades que han encontrado sin saber: infinito en 1o finito, concluye el tiempo
demasiados esfuerzos el objeto que les conviene, estableciéndose en el espacio. El Estado, por el con-
de las funciones que van correctamente hacia su trario, mata t<¡do lo ciue intenta ir más allá, y el es-
finalidad, del deber cumplido... Desmontó el meca- pacio desborda su competencia, limitada por esen-
nismo por el que cada satisfacción se duplica en cia; encuentra así su término y el principio de su
insatisfacción. Al alejarse de la inmediatez del autodestrucción. Por lo demás, hay que abstenerse
deseo natural, las necesidades se hacen cada vez de atribuir a la situación actual una originalidad
más artificiales (abstractas). A cada necesidad le absoluta. Antes del Estado filosófico-político, ¿no
corresponde su objeto. Al consumir el objeto, al existió un Estado teológico-político que ha dejado
destruirlo, la necesidad se destruye. De ahí ese huellas? En Roma, el Estado po: tificio mantuvo
vacío que otra necesidad colma, lo que provoca durante siglos un aburrimiento mortal, una barba-
otro vacío. Sólo emerse el sistema de necesidades. rie legitimada a la que ya replicaba el arte del
122 Ítrenri Lefebvre El "dossier> IIegeI 123
"marxismoo ha sido inventado por los umarxis- ¡De acuerdo! Pero se refieren a lo económico,
tas>, que buscaban en el pensamiento y la obra ciencia particular; y es más, nadie está dispuesto a
Marx un sistema y que lo jnventaban (materialis- morir defendiendo o atacando el concepto de plus-
mo, economismo, teoría de la historia, teoría del valía, mientras que innumerables seres humanos
determinismo y de la libertad, etc.). El pensamien_ han combatido y combaten aún contra la humi-
to de Marx, sin ser incoherente ni clispir, n¡r_.tiene llación y la opresión, a través de las cuales viven la
ta^-for¡na, de un sistema. Rompe con ló que le pre_ explotación.
cede, sin-oponer-un.cuerpo doctrinal u ót.o, .,r"r_ En segundo lugar, las tentativas teóricas de Marx
pos. Las obras filosóficas llamacias nde iuventudo quedaron incompletas e inacabadas. Las obras cali-
no tienen menos importancia que las obias econó- ficadas de filosóficas no contienen una filosofía ni
micas de la madurez y las obras pcilíticas clc sus otro omodelo" de elaboración teórico, sino un pro-
últimos años. Se ha podido decir que r:l concepto yecto, el de la superación de la filosofía. Las inves-
de alienación, tomado por Marx dél hegelianismo tigaciones económicas sobre la acumulación, limi-
y que anima las obras de juventud, .u*.. de un tadas a Inglaterra, no proporcionan Llna compren-
<status teórico>. Nada más exacto: una vez sepa_ sión completa del proceso acumulativo (aunque
rado de la arquitectura hegeliana, este concepto extraen el concepto, discerniendo claramente entre
filosófico se queda en el aire. y, sin emba.gcl, .*.rr_ la acumulación del capital y la acumulación hege-
sarle bajo ese aspecto ¡r negarle el .status de con_ liana del saber). El capital, con los estudios prepa-
cepto es dar muestras de suprema pedanterÍa. ratorios y anejos, se detiene, inconcluso, en el mo-
Tiene uñ status social y no un statlLs ipistemotó- mento en que Marx esboza el cuadro de la socie-
gico. Ha desempeñado el papel de fermento prodi- dad capitalista con sus múltiples clases, fracciones
gioso, de una fecundidad inagotable, en cl cono- de clases y capas sociales agrupadas entre los dos
cimiento (en la .toma de conciencia,, como se polos y en torno a ellos: el proletariado y la bur-
dice corriente y repetidamente) de las condiciones guesía, es decir, los campesinos, artesanos, comer-
prácticas, las de los obreros, las de las muieres, las ciantes, propietarios del suelo, etc. En el momento
de la juventud, Ias de los colonizarlos 1y Oe tos del paso a Io concreto --a la práctica social-, la
colonizadores). ¿Hay que seguir recordándolo? y si exposición queda interrumpida. En cuanto al Es-
esta fecundidad se agota, no es razón suficiente tado, Marx dice y repite antes de Lenin que es el
para dcspreciarla. A su manera, Marx ha revelado, problema central, la cuestión esencial. El conjunto
en ias condiciones prácticas, en lo ovivido>, una de sus obras no contiene más que el esbozo de una
trÍada desconocida: explotación, opresión, humi- teoría del Estado. Durante esos sucesivos bosque-
llación. Estos tres términos van juntos, sin confun- jos, ligada a las polémicas y a las obras panfleta-
dirse. Participan de la denotación y de la connota- rias (como El 18 Brumario de Luis Bonaparte'
ción de un término único: la alienación. 1852). una sola afirmación tajante, repetida: hay
.Los conceptos de plusvalía y de sobreproducto
que destruir el Estado (y no exaltarlo y consoli-
poseen un status científico y, por tanto, epistemoló_
gico; entran en el dominio del saber adquirido. áarlo siguiendo a Hegel)' ¿Cómo realizar este obje-
tivo estiatégico, es áecir' cómo introducir en lo
130 Hettri LeÍebrtre El "dossier> Marx 131
real la visión anticipadora (utopía concreta) de cismo, economismo, teoría d.e la productividad y de
una sociectrad liberada de su agobiante cobertura la planificación, teorías del detérminismo (econó
estatal? Durante toda su vida lo veremos des- mico, histórico, sociológico) utilizaron de esta for_
pués-, Marx busca los -ya
medios, las etapas, los mo- rna ios textos, haciéndoles cobrar otro sentido, el
mentos de esta acción que define la revolución' de una época, de un país, de una escuela o de un
Ni el saqueo anarquizante de ia realidad existente, upenSador>.
ni la superación que se realizara en el seno del Es- Por estos motivos, ¿podría concederse a Marx
tado liberal burgués, ni lo nvivido) que trascen- el calificativo de ensayista genial? No. Los textos
diera tanto a la racionalidad como al humanismo contienen algo más que sugerencias excitantes, y
y al liberalismo alcanzan ese resultado. No puede más tamtrién que un sisterna. Contienen algo mó_
proyectarse rnás que por otro camino, por el ca- jor: un vocabulario, una terminología, un lem_
mino de una lucha multiforme, más polivaiente guaje (dirían muchas pprsonas eminentes) clistinto
que exclusivamente política, o económica, o ideoló- r dei lenguaje corriente'y del discurso cotidiano,
gica y teórica sólo. diferente a los discursos elaborados pol. los espe_
En tercer lugar, ese carácter incompleto' que- I cialistas (economistas, historiadores, sociólogts,
brado, imperfecto del pensamiento marxista ex- t, etcétera) o por ios filósofos. Es muy distinto hablar
plica paraclójicarnente el (marxismo" y su éxito' de "beneficios, o de oplusvalíar. 114¿¡* describe.
Montañas cle textos, más o menos hábilrnente dedu- { analiza, expone la sociedad existente de una forma
ci<los y arreglaclos, cobraron el aspecto de tln pen- distinta a la que se percibe y se concibe; la expone
samiento original, doctrina atribuida a Marx' Tales corno se vive, aunque ella misma lo desconozca,
<sistemas> se sucedieron, sirviendo de coartadas y
r I-os términos y la terminología que emplea pusie-
cle rnáscaras. Siguiencio las huellas de Lassalle' I ron fin a las representaciones habituales, a los este-
como muchos otros, Stalin se dijo marxista y aco- I
I
reotipos, a la verborrea, ruidos de fondo y acom-
modó efectivamente a su uso las paiabras y los I
pañamientos de esta realidad económico-politica.
conceptos de Marx; sustituía por Lrn sr'lper-hegelia- Marx no se contenta con las palabras; las ileva
nismc¡, por una apología sin condiciones del Es- hasta el nivel de los conceptos; y esos conceptos
tado, por una teoria de su reforzamiento, la crítica Ios reúne en teorías. ¿Por qué no acaba ninguna
marxista dei Estado, recogida por Lenin y acen- de las construcciones teéricas emprendidas? ¿For
tuada en EI EsttLdo ,t la Revoltrción'La 1ógica hege- falta de tiernpo? ¿Por falta de materiales? ¿For
liana funcionaba a pleno pulmón en la ideología faita de método? No. El conocer quiere alcanzar
estalinista y en ia constnrccién práctica de un nun todo, o, mejor,
"el Todo". Pero el Todo se
sistema que aprisionaba a los qr-re qtrisieron
y que- oculta. El momento crítico al intervenir ranto en
rrían salir de é1. En el polo opuesto de esta con- (contra) las construcciones en curso como contra
cepción, G. I-ukács construía su
(lllontaje> per- (en) el objeto por conocer, resquebraja el edificio
sonal de los textos rnarxistas, para extraer de ellos antes de su acabamiento. Lo R.eal camb,ia durante
inútilrnente at-rierto a
un historicismo especulativo, ¡ el análisis. A la hora de la síntesis, ya ha cambiaclo.
io posible (Historia y conciencia de clase)' Histori- [,a exposicién, aunque escrupulosa, sólo puede
7
L32 Henri Lefebvre
El <dossier" Marc 133
avarrzar prudentemente jalonando el camino, mos-
cierta <coquetería> al emplear la dialéctica
trando el horizonte. De este modo, a través de las como
vueltas y revueltas del pensamiento y de la monta-
método de búsqueda, d_e análisis y de exposición.
ña de textos, muchos <marxistas> han empleado al
Y, al contrario, en 1875, a propóiito de Lassalle,
menos el lenguaje de Marx; un lenguaje distinto a como después de 1871, a propósito de Ia Comuna,
los discursos cotidianos del sabio de la burguesía repite el ataque, ahora redoblado, contra la
teoría
y de sus upensadores". hegeliana del Estado.
Joven aún, casi adolescente, Karl Marx reprocha Se podría edirar alguna.?9T d" Marx (por
ejem_
al hegelianismo su (grotesca melodía pedregosa" plo, los Manuscritos de 1g44) poniendo frente
al
(carta a su padre, 1837) y, sin embargo, se hunde texto de Hegel anotado por Marx el párrafo es_
en ella <como en el marr. Presintiendo que Ia doc- crito por Hegel, cosa que el mismo l\darx hizo
trina hegeliana no descansaba más que en postu- propósito de Ia filosofía del Estado. eueclaría a
así
lados y suposiciones, escribe entonces un largo ilustrada, textualmente, la imagen drar¡¿1is¿
¿s 1¿
diálogó, procediendo a un odesarrollo dialéctico- lucha perpetua. Esta iiustracién ."rouu.¡u en
al-
filosófico de la divinidad, tal como se manifiesta, gunas ocasiones el humor marxista. En
un célebre
en cuanto noción en sí, en cuanto naturaleza, en fragmento que apunta públicamente hacia
Adam
cuanto historia. Mi última frase era el comienzo Smith y el productivismo económico, Marx escribe
del sistema de Hegelu. Poco después, Marx inicia que <el criminal produce crímenes,, es decir,
de-
a su vez el ovuelco de ese mundo al revés", donde recho, jueces, verdugos, prisiones y también no
la idea precede a lo real, donde la divinidad en- velas policíacas, tragedias que animan por un m6r
carna en la naturaleza y en la historia' Ataca direc' mento el aburrimiento mortal de la sociedad bur_
tamente la filosofía del derecho y del Estado en guesa y del Estado. ¿No apunta sinuosamente
a
Hegel (1842-1844). El hegelianismo figura en buen Hegel mismo y su teoría de la autoproducción (del
lugár en La ideología alemana (1845), donde Marx' "hombre" y del Estado) por el saber?
im*pulsaclo por Engels, arroja por la borda la filo- De lo que se deduce que el marxismo coincide
sofía entera, considerada como ideología' Con esto poco más o menos con la historia dei rnarxismo,
introduce graves interrogantes que, por ejemplo' ffromento de una historia que difiere rnucho de
conciernen al concepto de verdad elaborado por aquella que conoció y teorizó I{egel, hasta el punto
los filósofos. Esta condena, con la Miseria de la de que quizá no sea ya una <historian en la acep-
misma' a ción admitida de este concepto. Paradóiicamentl.
filosofía, excluye la dialéctica hegeliana
propisito de su primera vulgarización en Francia I (¿Cuántas paradojas hemos encontrado ya en nues_
por erouafron. Luego, un largo silencio' Fn i857' al i tro trayecto? ¿Hay que repetir que oparadoja,
irabajar sobre el capitalismo y el capital, Marx re- quiere decir contradicción desconocida, ahogada,
.og" iu lógica y Ia dialéctica hegelianas' En 1867' mitigada?)
crrándo el influjo de Hegel ha dismi- Marx llevó contra (con) Hegel una lucha titá_
"riAlemania
nuido y pasa por un (perro muerto>, Marx' a pro- nica, la de Heracles y Anteo en el mito griego. Le
pJtito"aé m iapnat, páne, según confesión propia' arrancó las materiales (categorías y conceptos,
temas y problemas) de su elaboración sistemática.
134 Henri Lefebttre El <dossier* Marx 135
primero hecha pedazos, luego utilizada fragmento 2. uMarx lta rmuertort. Esta constatación fúne-
por fragmento. El guerrillero Marx, durante largo bre, erigida en contraseña ideológico-polÍtica, ten-
tiempo solo con su compañero Engels, después ro drÍa un lugar adecuado, cruz entre las demás tum-
deado de aliados inciertos y poco convencidos, des- bas, en el gran cementerio moderno: muerte de
tinados a traicionarle (Lassalle), cogió del hegelia- Dios, del horntrre, del arte, de la historia, etc. Todo
nismo las armas para volverlas contra é1. Las tomó muere, al parecer, a nuestro alrededor, salvo el
al tomar el material (vías, método, r'itmos triádi- Estado, la única mr¡erte que Marx anunció delibe-
cos, inserción recíproca, pero mal ciilucidada de Ia radamente.
lógica en la dialéctica y a la inversa) con un pro. ¿Marx o el marxismo? Cien veces se anunció la
yecto radicalmente distinto, según proposiciones muerte del marxismo y la buena nueva fue difun-
completamente divergentes: otro horizonte, otro dida por la buena prensa, unas veces por la dere-
camino, y, en primer lugar, una vía más allá del cha, otras por un determinado izquierdismo, con-
límite hegeliano, el de la filosofía, del pensamiento, tra el cuadro político de "la ortodoxia> cogida
cle la historia, del hornbre en el Estado. entre esos fueg-os...
i Después de la muerte de Marx, la lucha continúa, Hace algunas decenas de años, pronto hará rne-
la misma lucha, en el plano teórico, en el conocer dio siglo, un tal Otto Rühle tuvo su día de gloria
con (contra) Hegel y el hegelianismo: para volver explicando a Marx y al pensamiento marxista me-
conti:a ellos las armas y cambiar las armas de la diante una hepatitis (expiicación recientemente
crítica en crítica mediante las armas, es decir, para recogida, poco más o menos, por algunos psico-
extirpar del suelo terrestre la dura realidad que analistas: Ricardo, psíquica y físicamente, estre-
Hegel presenta y re-presenta. Extraña lucha, apa- ñido; Marx, logorreico por ser diarreico...). Al
rentemente muy distinta de la lucha de clases poco de Otto Rühle, un reformista belga, De Man,
y, en realidad, ia misma. Extraño combate: en la 9oz6 de gran éxito con un libro sobre el tema: "EI
sombra y contra una s<¡mbra, pero sombra de gi- marxismo superador. ¿Qué marxismo? ¿Qué supe-
gante y contra un gigante en la sombra" Bien mi- ración? Por el contrario, los marxistas de la es-
rado, ningún momento carece de ciert"a belleza dra- cuela de Francfort, corno Korsch, con trabajos
mática, de esa belleza que André Breton calificaba
mucho más elaborados, tuvieron poca audiencia.
Dejémoslo estar. Cada enterrador toma un deter-
de uconr,rrlsivo-yerta, hablandc¡ de algo muy dife-
minado marxismo, el que le conviene, y lo atribuye
rente" Durante el transcurso de este siglo, la in- a Marx: el filosofismo, el revolucionarismo (volun-
versiór¡ del hegelianisrno por el marxismo ha se- tarista), el subjetivismo de clase, el economisrno,
guido su curso hacia el agotamiento, de forma el productivismo, etc.
lenta, pero segura, en el espacio en que se des- Por esa misma época, la tendencia anarcosindica-
envuelve la co¡rtradicción. lista, muy arraigada en la clase obrera francesa,
De todo ello resulta que el "dossier Marx> se acusaba general y abiertamente a las obras de
diferencia mal al principio del ,,dossier Hegelr,
pese a sus rasgos distintos e incluso radicalmente I Mar* est mort, tit:ulo de un libro reciente de J. F. Be-
diferentes. Otra paradoja más... noist, Gallimard, colección oldées>, París.
13ó Henyi Lefebttre El adossier> Marx 137
cuencia de qué? A consecuencia del postulado revo, bios que ese camino permite dilucidar. La elección,
lucionario que eleva a un nivel superior el conocer si es que la hay, está entre la actitud que decide
y el ser activo. ¿Postulado? Sí, e incluso postulado obrar para cerrar la realidad, paÍa encerrar lo
politico, necesario una vez más para que los ante- cumplido en sus límites, y la acción que quiere
cedentes (filosofía y saber) conserven a continua- abrir, ampliar, desplazar los límites, hacer que
ción un sentido y un alcance, y para que haya salten las fronteras. La actitud que impide el movi-
consecuencias incluso aunque esta continuación miento, filosóficamente denominada "eleatismo¡,
difiera totalmente de lo que la precede. <Al tiempo se traduce en decisiones coercitivas. Una alterna-
que el mundo se hace filosofía, la filosofía se con- tiva semejante guarda hoy un sentido pleno y en-
vierte en mundo; el proceso de la realización de tero. Considerado como acto que fundamenta un
la filosofia es al mismo tiempo el de su desapari- conocer y un ser (en vez de buscar en otra parte
cióno, escribe Marx en 1849 en su tesis doctoral el pasado lejano, en la trascendencia no me-
sobre el materialismo de la antisüedad. -en
nos lejana- un origen), el camino de Marx no
De este modo, el camino inau-gural del pensa- puede prescribir. De hecho y en realidad, el .mar-
miento marxista rechaza y refuta alavez a la filo- xismo" no actúa en el mundo moderno como un
sofía toda y al hegelianismo como compenlium sistema que esté siempre allí, presente como una
(resumen) de toda la filosofía; pero simultánea- roca. Actúa como germen, como fermento. Este
mente los prolonga, los transporta a un nivel su- ser vivo se transforma: difunde gérmenes y fer-
perior. De tal suerte que los conceptos filosóficos, mentos que se diversifican, que mueren o degene-
recogidos, modificados en función de las circuns- ran aquí o allá, que prosperan en otras Partes.
tancias, sirven a la transformación del mundo, me-
dios más que fines. Con lo cual el status filose
fico (epistemológico) de estos conceptos queda 3. Del atolladero cenagoso sube el croar de las
reemplazado por un status social, al vincularlos a ranas, del cielo gris caen los graznidos: ( iMarx
la práctica. Por. ejemplo, el concepto de alienación. ha muerto! De cuanto había previsto, anunciado,
_. Desde los inicios de su combate múltiple, Marx profetizado, nada se realiza, nada de nada...>. Esto
rechaza a Hegel hacia la Realpotitik y casi hacia el por la derecha. Por la izquierda o, mejor dicho,
positivismo (que Hegel detestaba); pero lo hace por el lado anarcoizquierdista hemos visto brotar
para extraer la dialéctica, al darle el filo de las una tesis interesante: si no hubiera existido ni
armas ofensivas. El camino dialéctico se vuelve Marx ni la teoría marxista, ya se habría producido
contra el hegelianismo y contra la filosofía, anali- la revolución proletaria. Marx, protector del capita-
zada en su desdoblamiento final. determinada lismo. Sin embargo, los motines campesinos no
como exigencia de una superación metafilosófica. han producido ninguna reforma agraria, romper
Se dice que Marx ha muerto. Pero ¿cómo podría las máquinas jamás ha transformado la sociedad.
desaparecer un camino de esta envergadura? Siem- Este anarcoizquierdismo elude un problema, un
pre puede emprenderse de nuevo desde sus ini- conflicto importante: institución-organización.
cios, con las diferencias derivadas de los cambios Por si se plantea la cuestión del inventario y del
efectivos de la situación teórica y práctica, cam- balance, establezcámoslos desde ahora:
142 Henri Lefebvre El "dossier" Marx 143
a) En las obras de Marx hubo un determina- de lcrs medios de producción (máquinas, fuerza de
do número de previsiones o predicciones a corto trabajo).
plazo. Entre otras, la inminente estaba La desaparición del capitalismo competitivo se
ya en marcha- concentración de -porque
los capitales. efectúa, según las previsiones, mediante un doble
Consecuencia: el fin del capitalismo competitivo. proceso: la presión y la acción de la clase obrera,
Y esto por una doble presión: la del capital finan- que en 1917 inauguró la desaparición de ese modo
ciero salido de la concentración y la de la clase de producción en un gran país agrario y el auge
obrera aituando en el plano ecottómico (huelgas, del capital financiero en los países avanzados. En-
aumento de salarios, reducción del tiempo de tra_ cadenamiento que está conforme en líneas gene-
bajo) y en el plano político (acción parlámentaria, rales, pero que no en los detalles con las previsio-
acción subversiva, acción revolucionaria). ¿.euién nes de Marx, puesto que éste anunciaba la trans-
guede hoy día refutar la realización de ésra upro- formación revolucionaria en los paises industr ales
fecíaí basada en el análisis de las tendencias y óon- avanzados, bajo la dirección de una clase obrera
tradicciones inherentes al capitalismo de libre altamente desarrollada, cualitativa y cuantitativa-
competencia? Esta materialización de un anuncio mente. La hipótesis de semejante revolución poIL
tan esencial aseguraría por sí sola la validez del tica, que permite y que precede, por la transfor-
análisis y de la exposición del capital por Marx. mación de las relaciones de propiedad, a un creci-
Sin embargo, la validez de los análisis dé Marx se miento (económico) rápido y a un desarrollo (so-
puso de relieve bastante tarde, una vez realizada cial, cualitativo), resulta, por tanto, parcialmente
la transformación del capitalismo competitivo en errónea. indiscutiblemente, según Marx,' no podía
capitai,ismo monopolítico (imperialista y financie- haber crecimiento (de las fuerzas productivas)
ro) y, además, por medio de interpretaciones di- sin una inversión de las relaciones sociales. Creci-
versas (Hilferding, Lenin, Keynes, etc.) y de suce- miento y desarrollo de la sociedad debían ir racio'
sos contradictorios. nalmente juntas, al estilo
Hace poco, a propósito de ia crisis de las ma- hegeliano, -armoniosamente-
si es que se nos permite decirlo: domi-
terias primas y de la energía, hemos leído nación de la naturaleza y apropiación de Ia natu-
guidas de firmas autorizadas- diversas declara- -se- relazea no podían, para Marx, separarse. DeI enca-
ciones de este tipo: <crisis imprevista... crisis que denamiento de los hechos, de la victoria del Es-
no responde al pensamiento marxista... Crisis iin tado de tipo hegeliano sobre las fuerzas revolucio-
relación con la hipótesis marxista de la superpre narias. van a resultar crecimientos sin desarrollo
ducción y del subconsurno...>. Ahora bien,-la teo (victoria de lo cuantitativo sobre lo cualificativo)
ría de las crisis se resume en Marx en una afirma- con rebajamiento de lo social (su aplastamiento
ción: cada crisis tiene sus caracteres específicos. entre lo económico y lo político). Por otro lado,
El mismo estudió una crisis clesencadenaáa por la el irecimiento generalizado realiza parcialm.ente
rarefacción de una materia prima importante: el el período de transición previsto por Marx: hace
algodón que procedía de la parte de América posible (lo cual no significa necesario) un salto
asolada por la guerra de Secesión. por último, la cualitativo, la capacidad de las fuerzas sociales
superproducción que analiza Marx es ante todo la hasta entonces ahogadas por la represión, por el
tu lIenri Lefebvre El "dossier" Marx 145
notas que también apuntan contra el Estado co al superar la racionalidad especulativa de Hegel y
rrespondiente. el naturalismo limitado de Feuerbach: al romper
¿Por qué esta ausencia? En tiempos de Marx, el sus límites en un movimiento dialéctico. Percibe,
Estado comenzaba su carrera fulminante; fuera de además, los nuevos problemas que surgen durante
su existencia sobre el papel en Hegel, no tenía esa superación: ¿cómo un <(serD de la naturaleza,
ser político más que en Francia. Marx vio el hundi- nacido de ella, que vive de ella y en ella puede
miento del bonapartismo en Francia y el auge del dominarla? Si no hay una racionalidad superior y,
Estado en Alemania, con Bismarck y Prusia. En sin embargo, inmanente a ese devenir, ¿a dónde va
Inglaterra, el Estado, vinculado al mercado mun- el *hombre, que domina la naturaleza mediante el
dial y a los inicios del capitalismo, seguía siendo conocimiento? Marx deja hasta cierto punto en sus-
débil. ¿Estimó Marx quizá suficiente la crítica de penso estos interrogantes en los Manuscritos de
la teoría hegeliana sin reemplazarla por otra cons- 1844, contentándose con caracterizar práctica y
trucción? ¿Juzgó acaso las arquitecturas estatales socialmente la alienación humana.
demasiado frágiles, demasiado rápidamente modifi- El ser humano no sale de la naturaleza, para do
cadas, para merecer una elaboración teórica? minarla, sin penas ni sin peligros. El trabajo mis-
¿O no pudo captar los lazos entre el Estado y el mo, cuyo elogio incondicional hace Hegel (burgués
modo de producción (capitalista), al no tener a su que ignoraba serlo) subordinándolo al saber,,el
disposición más ejemplo que el de Inglaterra? suyo, este trabajo alienante-alienado, puesto que
Marx no puede reprochar a Hegel ignorar la está dividido, somete al individuo que trabaja,
producción y despreciar el proceso productivo, con por una parte, a las exigencias técnicas del pro
su doble aspecto: uno, estrictamente considerado, ceso productivo, y, por otra, a las exigencias se
el trabajo, las actividades económicas (fuerzas pro- ciales del mercado (doble a su vezt mercado de
ductivas), la fabricación de objetos en función de trabajo, mercado de productos de trabajo). Pri-
la demanda y de las necesidades, y, otro, en sen- mera observación: ni la producción ni el mercado
tido lato, la producción de relaciones sociales y de ostentan el equilibrio interno que les atribuye He-
la sociedad, la autoproducción de la realidad hu- gel, al presuponer el acuerdo entre el sistema de
mana. los trabajos y el de las necesidades. El hegelianis'
La filosofía hegeliana de la historia y de la auto mo interpreta mal los descubrimientos de los ece
producción por el ohombre" de su propia realidad nomistas ingleses. La regulación del mercado, en
pasa por el filtro de la antropología feuerbachia- la medida en que existe, deriva de la competencia
na. ¿Quién vive? ¿Quién actúa? Un ser sensible y más encarnizada, que elimina a los menos dotados
sensitivo, un sujeto-objeto que nace de la natu- y a los peor situados. El mercado no favorece la
raleza y que jamás sale de ella, aunque la modi- racionalidad superior ni la subida hacia la Idea,
fique. Hegel concibió en toda su amplitud la acti- sino la ascensión de los poderosos y de los ricos.
' $.vidad
-
productora, al separarla de la naturaleza en Entre las víctimas tanto del mercado como de la
nombre de la Razón (de la Idea). Feuerbach resti- división de los trabajos figuran, en primer lugar,
tuye la naturalidad, despreciando la actividad. los <trabajadoresr mismos. El optimismo hegelia-
Marx restituye la unidad del nser humano' (social) no no se sostiene ante el análisis crítico.
150 Henri Lefebvre El "dossier>, Marx l5l
¿Ignoraba Hegel las clases sociales? No, pero comerciante? Produce a su manera, porque el
comprendió mal su esencia y, por tanto, su pápel. transporte de bienes de un lugar a otro forma par-
En la Revolución francesa sólo vio la ascensión ra_ te de la producción. Gracias al trabajo de su uper-
cional del Estado-nación, ignorando casi completa_ sonal,, el comerciante produce plusvalía, igual que
mente la lucha de clases entre burguesía y aristo_ el industrial. Por igual motivo recibe una parte de
cracia (descubierta, sin embargo, i principios del esa plusvalía, proporcional al capital invertido en
siglo xrx por Saint-Simon). CaptO, por un-lado, la su empresa comercial. Cuanto más importante es
producción económica, y, por-otro, las clases so- el comercio, más se vincula a la empresa indus-
ciales, pero no comprendié su relación. Su cons- trial. Lo mismo ocurre con la e-préru aerícola.
trucción triádica, especulativamente pr.oseguida, le Pero hay muchos pequeños y medios com"ercian-
impulsó hacia un enorme error. para él hay tes, muchos pequeños y medios propietarios o gran-
dos clases trabajadoras y, por tanto, productivas jeros, muchos pequeños y medios funcionarios, etc.
obreros y artesanos_, y, por en- Todo esto compone la
-campesinos,
cima de estas dos clases, la jerarquía áe la clase "pequeña burguesía". eui-
zá estas clases medias poseen la facuitad de refle-
pensante; clase o, mejor, casta política, casta do_ xionar, es decir, de ir de incertidumbre en incerti-
minante (gobernantes, gobiern,:). gr, *ri. edificio, dumbre; pero no poseen ni la capacidad de di-
¿dónde están los medios de producción y las rela-_ rigir ia producción ni la de orientar ei conjunto
ciones de producción? ¿euién detenta lós medios político. Su importancia cualitativa y cuantitativa,
de producción y los posee en nombre de las rela- ciertamente considerable, no corresponde para
ciones cle propiedad? Una ilusión de racionalid.ad nada al papel que le asignaba Hegel. Lassalle, hege-
y de armonía perturba la visiórr hegeliana. cla_ liano inconsecuente, hace trampa, lo mismo que
se ruedia? Para Marx, al revés qu" puru-¿La Hegel, sus partidario.s, cuando dice que las cJases medias,
no tiene una existencia definida. Háy cláses y capas frente a la clase obrera convertida en fuerza polí-
medias. El nombre cambia; Marx denomina ..pe_ tica activa, forman ulta masa reaccionaria con la
ly"ñ1,byrgu.esía", peyorativamente, a lo que la burguesía. Este absurdo disimula en Lassalle una
tllosofia hegeliana del Estado adorna con el bello táctica peligrosa: tender la mano a los señores
nombre de para Marx esta pre_
"clase pensante>. feudales, al propio Bismarck, salido de estos se-
sunta clase se compone de elementos muy diver_ ñores feudales, aunque sea superior a ellos por su
sos: ciertos campesinos, grupo muy diversificado amplitud de miras políticas. Lassalle olvida que la
(obreros agrícolas, aparceros, g.unjerou .upiüiir_
burguesía conturba revolucionariamente la socie-
tas o no capitalistas, propietarios de bienes raíces), dad mediante la industria, y que el proletariaclo, el
pertenecen a é1, así como los comerciantes, las pro-
producto más auténtico salido de esa turbación
fesiones liberales, los funcionarios, etc. provocada por la gran industria, tiende a despojar
¿Improáuc_
tivos? No. Muchos, si no todos, producJn a su ma-
a la producción de su carácter capitalista.
nera, incluso criminales. ¿Están unidos por un lazo
Cierto que de las filas de estas capas medias sa-
determinado, jurídico, a lós medios ae proOucciOn?
No. Sólo el capitalista posee esos medios, locales,
le, por vía selectiva (exámenes y oposiciones)
el personal dirigente, también jerarquizado. Aquí
máquinas, materias prirhas, fondos salariales. El Marx tiene un destello de genio, entre tantos otros,
¿
r52 Henri Lefebrtre El "dossier" Marx 153
que se tráduce, en primer lugar, por un lenguaje tro del edificio estátal. Abre en él fisuras que van
distinto. Al cuerpo de funcionarios estatales, que de arriba abajo.
Hegel no cesa de elogiar por su competencia, su Por un lado, la burocracia, con su capa o casta
celo, su honradez (la tríada de las virtudes), Marx superior de dirigentes (a los que Marx no llama
lo denomina de entrada burocracia. Lo que le lleva todavía (tecnócratas>, pero cuyo auge presiente),
en seguida a un descubrimiento fundamental, que administra el conjunto social, es decir, el Estado,
pertenecería a lo que hoy se llama nsociología" si los nservicios públicos", educación e instrucción,
esta ciencia especializada se elevase hasta el cono- sanidad, investigación científica, etc. La burocracia,
cimiento crítico. En cuanto cuerpo social constitui- para estas actividades, dispone del sobreproducto
do, la burocracia posee intereses propios. Trata de socíal que consigue por diversos medios: los im-
mantenerse, e incluso de ampliarse, de extender puestos, las empresas del Estado, etc. Es de todos
los dominios que regenta, de conservar su cohesión conocido hasta qué punto este problema del scbre-
en tanto que cuerpo, numéricamente. Por tanto, producto y de su gestión preocupa a Marx en La
si los burócratas dictaminan medidas para admi- crítica del programa de Gotha, 1875. La buro-
nistrar la sociedad, en función de los recursos atri- cracia orgániza y administra estos servicios, tenien-
buidos y de sus fuentes (la <renta nacional", el do en cuenta los intereses existentes y, por tan-
uproducto nacional bruto>), también adoptan otras aquellos que dominan económicamente: Ios inte-
para perseverar en su ser (social). Todo ello en el reses de los capitalistas y de la burguesía como
clase. Por rnedio de los burócratas, la clase econó-
seno del orden político. La racionalidad o irracio-
micamente dominante tiende (no se trata de nin-
nalidad de este orden les preocupa bastante poco' gLlna manera de un hecho consumado, de un es-
Además, lo racional y lo irracional se amalgaman; tado de cosas conseguido desde el principio) a ejer'
mientras el primero gira hacia el absurdo, el se- cer su heg.:.monía, a modelar incluso las necesida-
gundo se elabora en formalismos y en escrituras des, el sa,ber. el espacio social. No sin resistencias,
muy razonadas. Los burócratas aceptan esta si- po¡ supuesto, entre ellas las que se clerivan de la
tuación como un dato de su actividad. Si les im- autodefensa de las diversas instituciones, refugio
porta algo la racionalidad, es en función de su de la burocracia. Pero ai mismo tiempo (y jamás
conservación. La función de los funcionarios se se insistirá bastante rrrr €sta simultaneidad) los apa-
desdobla: gestión pública y control del conjunto ratos burcrcrático-políticos tienden a eievarse por
social (autoconservación de los diversos cuerpos encima de la sociedad; ¿r donlinarla en lugar de
constituidos y del conjunto burocrático como cuer- administrarla. La ascensión del conjunto hacia la
po social). Si hay, por tanto, una autorregulación, abstracción, aplaudida por Hegel como signo y
ésta no beneficia a la totalidad política, como pre- prueba de racionalidad, posee este lado absurdo.
tende Hegel, sino a una parte de la sociedad, que Los gestores de la sociedad dejan de administrarla
se labra una posición y la amplía mediante una por cuenta de la clase dominante y consiguen una
lucha perpetua. Esta lucha se superpone a las realidad autónoma. Incluso pueden llegar a im-
otras, no las simplifica, aunque tiende a disimu- poner sus intereses específicos, a saquear a la
larlas. La contradicción llega incluso hasta el cen- sociedad entera. incluida Ia clase económicamente
t54 Henri Lefebvre El qdossier" Marc 155
dominante (no sin tratarla con cuidado ni sin que
ella se resista enérgicamente). Este proceso de Marx revela la verdad social del Estado político.
autonomización, que permite al Estado y u ,.r, uou_ Como lo comprendió Hegel, quitando importan-
ratos_ gravitar pesadamente sobre ta sotieaaa y cia a su descubrimiento, tiene una base social: las
lo relaciones de producción. Por tanto, la clase obre-
social como tales, no carece de inconvenientes. AI
no ser controlados por abajo (democráticamente), ra, vinculada a las relaciones de.producción preci-
los elementos del cuerpo político se dividen; com- samente porque no tiene ninguna relación inme-
piten entre sí por el podei y sus ventajas. Elevado diata con la producción, sino relaciones mediatas
por encima de la sociedad, el Estadó se desmo- (contractuales, puesto que hay contrato, verbal o
rbna siguiendo unas líneas divisorias, como cual_ escrito, del asalariado con el patrón) con los posee-
quier sistema. La rivalidad agudizada engendra la dores de los medios de produccién, esa clase
violencia. Unas veces los militares, t_rtral los poli obrera forma parte de la base: el Estado pesa so-
ticos (que poseen un aparato) se aprovechan de la bre ella.
situación, despreciando a los poseedo."s del saber Los sucesos políticos franceses desde 1848 a 1852
(los técnicos superiores y tecnócratas, que, por ilustran todo el proceso. El Estado francés, fuerte "
fiesto comunista de memoria, Lassalle. Y he aquí mán declara que acepta el .,¡¡¿¡gs político" exis-
que esta clase obrera, poderosa ya, tanto cualita- tente, el Estado del Imperio prusiano-alemán, hipo-
tiva como cuantitativamente, cae en la más burda teca gravemente el porvenir. Elimina de antemano
de las trampas: el nacionalismo, el estatismo. ¡Qué lo esencial de la transformación revolucionaria,
golpe para Marx! Su obra se le escapa. ¿Cómo y que cambia la sociedad capitalista en sociedad
por qué? ¿Presiente que la clase obrera no se verá comunista, a sáber, la fase de transición, ncuyo Es-
libre de contradicciones? ¿Que no realizará de un tado no puede ser otro que la dictadura revolucio-
solo trazo, con poderosa simplicidad, su umisión naria del proletariadoo. Fngels y Lenin llevan hasta
histórica"? Si Marx tiene dudas al respecto, no lo el final lJtesis marxi3ta. E'n el-plano político, ¿en
dice, pero analiza detalladamente las contradiccio qué consiste la revolución? En tres actos sucesivos
nes internas del partido obrero alemán. Con é1, y encadenados; acabar con el Estado <existente>
la clase obrera comienza a mezclar verbalismo re- en tal coyuntura nacional; construir otro edificio
volucionario y fórmulas oportunistas. ¡Como l-as- político, el de la dictadura (o, mejor, de la hege-
salle, que discurre.sobre ula ley del bronceu y el monia) proletaria; poner así fin al Estado y a la
sistema de salarios, y tíene miramientos con la política por decadencia (y no por disgregación, co.
clase más reaccionaria, so pretexto de que recltaza rrupción, etc.). En resumen, mediante dos verbos
el capitalismo! Es más, ei partido obrero alemán activos: reabsorber la política y absorber 1o econó-
lucha por "la ernancipación del trabajo>, por (la mico en lo social al establecer la prioridad de éste.
abolición del sistema de salariosu. ¿Por qué medio? Tal es el objetivo estratégico.
Mediante el establecimiento de cooperativas de
producción con la ayuda del Estado' ¿Qué Estado? "Cabe entonces preguntarse: ¿qué funciones so-
ciales, análogas a las funciones actuales del Estado,
Un uEstado libre" (artículo 2 del programa). subsistirán entonces?", pregunta Marx en términos
¿Qué quiere decir Estado libre?, pregunta Marx. reveladores; en la sociedad que él prevé, las fun-
¿Estado independiente? ¿Estado libre en sus rno- ciones políticas (suponiendo que la política tenga
vimientos en cuanto Estado? ¡Pamplinas peligro algunas ufunciones") habrán desaparecido, re-
sas! '"La libertad consiste en convertir al Estado
empiazadas por funciones saciales. Y en adelante
de órgano que está por encima de la sociedad en
un órgano completamente subordinado a ella, y las no habrá problema de funciones económicas. Lo
formas de Estado siguen siendo hoy más o menos social, uemancipado>, como se decía entonces, libre
libres en la medida en que limitan la 'libertad de lo económico y lo político, alcanzará su pleni-
del Estado'..." Lo cual disipa las monstruosas con- tud. Se desarrollará como tal. Las funciones socia-
fusiones, los monstruosos abusos de lenguaje del les, que sólo serán anáIogas a las del Estado polí-
programa. ¿El Estado en general? Es una ficción. tico, saldrán de un análisis racional (científico) de
Los Estados modernos colocados en un terreno la sociedad. Y, añade Marx, no se avanza hacia la
común, la sociedad.burguesa, pero en el seno de un solución del problema acoplando la palabra upue-
capitalismo más o menos desarrollado, tendrá-n, blo> a la palabra <Estado". Sólo puede resolverlo
por tanto, caracteres esenciales en común y dife- el conocimiento del conjunto social, al transfor'
iencias secundarias. Cuando el partido obrero ale- marse en práctica social.
lé0 Henri Lefebvrt El <dossier" Marx 1ól
¿De qué funciones sociales se trata? En lo esen- forma original y paradójica. Para él lo que está
cial, de la toma y la gestión del sobreproducto. El en juego en la lucha de clases es, en realidad, ese
proyecto aparentemente revolucionario de dar a sobreproducto, su conquista y empleo. Tanto más
cada trabajador el fruto de su trabajo o stt equi- cuanto que esa demasía, ese excedente de que las
valente, ese proyecto audaz no tiene sentido. Una sociedades disponen permite todo lo que excede
vez que sea hegemónica, la clase obrera deberá a la dura vida del trabajo productivo y la coti-
hacer funcionar toda la sociedad y tomar del resul- dianeidad: las guerras, las fiestas, los sacrificios
tado global de la producción lo indispensable para religiosos, el placer, el lujo, las obras de arte, los
que continúen (transformados en su contenido) los monumentos, en pocas palabras, lo que los econo-
servicios llamados públicos o de interés seneral: mistas consideran clespilfarro, gasto inútil, y qlle
educación, instrucción, sanidad, etc., además cle la hace atractiva la vida. El sobreproducto permite
investigación científica, del arte, etc. Cuestión combatir, y es por lo que la gente combate. Ba-
grave: ¿hay que poner entre estas asignaciones del taille ilustra su teoría mediante ejemplos precapi-
sobreproducto social el armamento y el ejército? talistas. Puede ser que tenga valor de verdad para
No. Salvo en el caso de una amenaza tal que el esas sociedades en las cuales las clases dirigentes
pueblo entero deba armarse para resistir a las ope- (aristocracia, clero) debían tener en cuenta al pue-
raciones de una estrategia adversa: de una estra- blo; las supervivencias de la comunidad primitiva
tegia de clase. o de la democracia militar, las tradiciones de las
De paso es el momento oportuno de decir que asambleas generales en los pueblos y ciudades
esta teoria del sobreproducto social ha sido des- obligaban a los onotablesn a gastos suntuarios, en
cuidada por la mayoría de las corrientes marxistas. el sentido que Veblen da en su obra: Leasure
¿Por qué? Porque principalmente (aunque no c/ass. ¿Pero es cierto en el capitalismo? ¡Cada vez
exclusivamente) se encuentra en La crítica del pro- menos, o cada vez más si se considera el arma-
granle de Gotlta, obra mal conocida. Luego, porque mento como despilfarro! Este gasto ha tomado
los marxistas se han ocupado unas veces de las otras formas (fundaciones, donaciones, etc.). En
grandes cuestiones filosóficas y otras de las cien- cuanto al despilfarro, o bien se esconde, público
cias especializadas (historia, economía política), de- (burocrático) o privado; o bien deja de ser extra-
jando de lado lo sociai propiamente dicho, desco- econórnico para convertirse en econórnico: el ace-
nocido también en su especificidad. Y, por último, Ierador del crecimiento y de la producción (como
porque el militantismo político y sindical siempre ha demostrado Vance Packard).
ha hecho hincapié (y todavía lo hace) en los pro- Hay que admitir, sin embargo, que la lucha de
blemas relativos a la producción y, por tanto, a la clases no se limita a las cuestiones de saiario a es-
empresa, los salarios, etc., descuidando los demás cala empresarial, sino que abarca el conjunto de la
momentos de la realidad social. sociedad, conjunto afectado por la gestión hege-
Sólo un pensador muy notable, aunque anor- mónica clel fondo social tomado de la plusvalía.
mal o precisamente por serlo, Georges Bataille, ha Tras la crítica y Ia réplica, tan perentorias, de
recogido el análisis del sobreproducto social en su Marx a Hegel, ¿qué queda de la tesis hegeliana
libro La part maudile. Interpreta la teoría de una de una racionalidad perfecta en el Estado exis-
162
Henri Lefebvre El "dossier" Marx ló3
tente o en el Estado en general? Esto: Ias
tecturas filosóficas, como las construccio.r".
arqui_ blemas, los de la gestión global de la sociedad, lo
pbli- que supone organizaciolles, acciones coherentes y,
ticas, son testigo de una racionalidai l¡*irodo.
gún Marx, la clase obrera irá más lejos queS"_ por tanto, una especie de uEstadoo y de vida polí
burguesía y más alto en la razón, tras la tica. Luego, lo social se desarrolla: el Estado ha
(cualitativo, es decir, revolucionario). un salto desaparecido por decadencia; lo económico social-
Es en este mente dominado ya nc es, en-cuanto nivel distinto
se¡rtido_ en el que, para Marx, la clase
obrera re_ y prioritario, más que un mal recuerdo.
cibe la herencia de la filos<¡f ía y la hace
fructificar Este esquema teórico suscita varias objeciones.
a un nivel más elevado. La cLse obrera actuará
según su análisis teórico, según las inrlicaciones Triádico aún y siernpre, de forma algo simplista, no
del conc¡cimiento, en vez dl p.ocua". tiene en cuenta ni las desigualdades del crecimien-
unas ve- to económico y de desarrollo (percibidas pol Marx,
ces especulativamente (como loi filósofos)
empíricamente (como los poiítico, pr.f.rió""i"r1. v otras pero cuyos conceptos teóricos y leyes sólo Lenin
debía formular con claridad), ni los obstáculos po-
El error o la ilusión, como se quiera, de la
lidad hegeliana consiste en 'q"" ,"ú"rrima raciona_ liticos, las guerras, las represiorles, la violencia
contradicciones y cree que es fácil resolverlas. las permanente. Además, ¿-qué es Io que impide a los
mo si el conocimiento áe los confticüs implicase Co_ hombres del Estado adquirir un saber más amplio
ya su solución. El dialéctico Hegel que la visión altanera de cuanto ven desde lejos y
niega, desmiente desde arriba? El Estado, si se nos permite hablar
su propia dialéctica. para Maix, la óima estatal,
la instancia suprema no puede conocer auténti_ familiarmente de una realidad tan admirable, no se
camente ni resolver realmente las contradicciones deja mangonear. La hipótesis según la cual el Es-
derivadas de esta doble irrupciOn q""-fuso tado, al endurecerse, se resquebraja y desmorona
antigua historicidad: la indüstria,-la óiase
fin a la no tiene más consistencia que la de una metáfc¡ra.
obrera.
Según Marx, esta última ctase'posee un privi_ Se presta demasiado fácilmente a la retórica sub-
.legio dialéctico que corresponde a su misión versiva. Da pábulo, al parecer, a dos mitos mo-
¿¿r¿i-
versal y no histórica. No puede afirrnarse
sin supe- dernos ya mencionados: el del Titán (el Prometeo
rarse, es decir, sin negarse. Si se convierte que ataca a los dioses) y el del Genio &laligno (que
<sujeto colectivo,, es deiir, en .sujeto-po-tftico, en hace derrumbarse el edificio a partir de un de-
se apodera revolucionariamente
y si
¿ál eriJ", lo hará talle vulnerable).
para negar el Estado y la política Sin embargo, este esquema discutible contiene la
llevándolos
térnrino y, por tanfo, a uú fin. ft proceso, a su capacidad revolucionaria del pensamientcl marxis-
Marx, cornprende tres momentos: la clase segrírn ta. Actualiza el concepto de la Libertad, que un
sg obrera
.afirrn1, luego resquebraja y ¿"rt..,v. Ia so_ siglo desprrés de ser expresado por Marx sigue
ciedad existente, irrclulcto et"nsía¿á.
ción positiva y, al m.ismo tl.-p.,
li'u ufir..ru_ siendo lo más sutil y lo más fuerte que ha elabo
tativa, aunque cuanritativa, i"r;;á;;;i,n c,rali rado la racionalidad occidental. De tal suerte que
""gutiua,
p".ioao nos enconlramos ante un dilema: o bien acepta-
de transición durante el cual fu
vertida en hegemónica ve surgir"fur. Jr.ru .orr_ mos este esquema c¡ bien admitimos la oposición
numerosos pro_ sin remedio de lo irracional a lo racional (de Io
t64 Henri Lefebvre El "dossiern Marx 1ó5
vivido a la concebido) y viceversa, cosa que no libre hacia el segundo momento, la Moralidad. En
necesita demostración. este grado reconoce a las demás voluntades; s€
Una concepción de la Libertad limiada por los refleja en ellas y las refleja en sí, avanzando de
mismos conceptos que la de la razón cruru él heee_ este modo hacia la realidad sustancial, que sólo
Iianismo; concepción subyacente a la filosofía d.el alcanrza en un tercer momento. Este reúne y su-
saber, emergente en la teoría del Estado. La li_ pera a los otros dos, lo subjetivo y lo objetivo,
bertad se define por el conocimiento de la nece_ lo arbitrario y lo sustancial. La libertad se define
sidad (del determinismo). Tesis que tiene la ven_ entonces como (actualidad conforme a su concep-
taja de unir a la tradición filosófica del Logos su_ toD, como <totalidad de la necesidad", conocida y
jeto y objeto, discurso y razón, los descubrimien_ reconocida en la familia, la sociedad civil y el Es-
tos científicos de la época morlerna descle Galileo v tado. De ahí resulta que la moral y el derecho, la
Descartes. costumbre razonable y la ley van juntos, como las
Hegel detalla minuciosamente los momentos de necesidades y los trabajos. También resulta de ahí
la Libertad, que, como es debido, son tres. El que el sistema de derecho constituye la determi-
bre arbitrio", la voluntad individual que se "li de- nación, Ia realización de la libertad, "el mundo
clara libre no es más que ei primer mominto, vacÍo del espíritu engendrado por él mismo en tanto que
e incier-to; libertad y ar.bitrario se confunden. La segunda naturaleza" (textos de la Enciclopedia y
voluntad indeterminada <yo> como actividad de la Filosofía del derecho, fragmentos 169 ss.). El
-el
subjetiva pura- debe limitaise y determinarse derecho y la moral garantizan al individuo contra
para lograr Ia existencia: para q,r..". algo, es de_ lo arbitrario del exterior y contra Io arbitrario de
cir, para ser voluntad. Decisión, deteririnación, su propio ulibre arbitrio". La libertad superior con-
saber van juntos. El olibre arbitrioo, que general_ siste en el conocimiento y el re-conocimiento, es
mente se denomina <libertad", queda confiado al decir, en la aceptación de los sistemas imbricados
l
azar. En este nivel se sitúan y permanecen en la en el Estado: necesidades, trabajos, derecho, mo-
práctica la mayoría de las gentes, e incluso en ral. Para Hegel nada hay más riguroso que esta
i
un plano ideológieo que se cree superior, el pensa_ definición o determinación de la libertad; pero el
l
miento llamado liberal. La libertad del indiviáuo es examen pone de manifiesto rápidamente su ambi-
eI arte de aprovechar el azar,la suerte o la mala güedad. Se la pueden dar los sentidos más dispa-
suerte. Sin más. Contradictoriamente, dice Heeel. res. ¿Conocer la necesidad? ¿Supone eso recono-
oEl hombre normal cree ser libre cuando se" le cerla, admitirla? ¿O bien luchar contra ella para
permite actuar arbitrariamente, pero es precisa_ dominarla y quedar exento de ella? El Logos occi-
mente ahi, en lo arbitrario, cuando no ei libre. dental, en el hegelianismo, postula su claridad,
Cuando quiero lo ¡acional, no actúo como indivi_ su univocidad, su significación, que se desdoblan
duo particular, sino según conceptos de ética.> No e incluso estallan inmediatamente. El descubri-
obstante, este primer grado, subjetivo e incohe_ miento de las leyes astronómicas, desde Kepler a
rente, de la libertad adquiere una existencia obje_ Newton, no ha permitido modificar los fenóme-
tiva y ya necesaria con la propiedad. Cosa que con_ nos, sólo preverlos. Por ei contrario, el.médico que
tribuye a llevar a la voluntad que pretende ser conoce el determinismo (causas-efectos) de una
t67
166 Henri Lefebvre El "dossier" Marx
que
enfermedad puede intervenir y a veces curar al en- rándolas. De este modo, las relaciones sociales
it"u.tt los nombres de tculturao o de (produc-
fermo. El concepto del conocer se diversifica. No
sólo se distingue del saber y de los conocimientos ción artísticao desbordan la división técnica y so
especializados, sino que exige categorías nuevas. cial de los trabajos. La riqueza de las relaciones sG'
A veces el conocimiento permite dominar una ca- riui"t, más compleja qué complicada' implica la
dena de hechos, permite manejarla y, por tanto, ái*rii¿ua y la muliiplicación de Ias posibilidades'
libertad
modificarla. A veces no lo permite y se limita a la para el indiViduo y para la colectividad' La
previsión más, o menos precisa, con frecuencia en el sentido de Marx se analiza en momentos suce-
A veces el conocimiento permite sivos, que se abarcan y se desarrollan' Irnplica' en
"probabilistarr.
acomodar o re-acomodar el proc€so a las necesi- primer^lugar, una dominación de la naturaleza m.e'
dades y deseos del ser que conoce y que vive social- diurrt" la iécnica, mediante las fuerzas productivas'
mente. ñ;g;, un domii'nio de los procesos y de último'los de-
terriinismos económicos así forjados' Por
Estas diferencias concretas perturban la teoría y
hegeliana. Marx lo captó muy bien, aunque no llegó una apropiación del conjunto (b-uf'- estructuras
es decir, capacidad y
a la elaboración de los conceptos diferenciales, superóstructuras, -pro.ductora
organizaciOn de esa capacidad)' En.la ilustración
pese a haberlo intentado en las obras de juventud
(en particular a propósito de \a apropiacidn en los siriplificada dada anteriormente, el médico que
Manuscritos de 1844, donde la opone con fuerza curá al enfermo domina un determinismo de he-
a la propiedad, demostrando que ésta no impide chos naturales, domina el resultado de su inter-
ue"ci¿", reacomoda su cuerpo al inclividuo' En
otro grado de complejidad social, la realización
aquéI1a.
Para Marx, la libertad se define en el plano
y sólo en este plano, con exclusión de los (consJguida) de un espacio habitado. (una ciudad)
so'cial,
determinismos ect¡nómicos como tales y de las e*ig" iu dominación de múltiples determinismos
nat"urales clima, las aguas, el emplazamiento-'
coacciones políticas como tales. ¿Qué es el indivi- -el que
duo? Un ser social, dice Marx, un nudo, o núcleo, así como el dominio de las diversas corrientes
se concentran en ese espacio -energías, informa-
o centro (móvil) de relaciones sociales. Su grado
i
de realidad práctica y concreta, es decir, de liber- materias primas, mercancías-, y' por últi-
"io.r"r,
Áo, la'apropiación arquitectónica y urbanística del
tad, depende de la compiejidad y de la "riqueza' de
las relaciones. Aquí la riqueza en relaciones so- .rpu"i" *it."o' Aquí y así nace V t: 199Iu la liber-
ciales se opone a la riqueza en dinero, como la iuh, t"g,l" Marx. Coñtradicciones inéditas' inopi-
la
apropiación a la propiedad. La pobreza en relacio- iara Marx: la dominación puede entrañar
"uáut
destrucción de 1o dominado (la naturaleza' entre
nés sociales puede acompañar a la riqueza en ob-
jetos, en dinero, en capital. Y, a la inversa, la ri- ot*t "otut). El dominio del proceso económico
queza (en relaciones) va unida con frecuencia a la no entraña la apropiación' Esta supone aquellos
pobreza (en objetos, en dinero)' La una no excluye dos componentes o se superpone,a ellos'
la otra, porque si no habría que renunciar a toda Por un asombroso malentendido, por una abe'
esperanza. Las relaciones sociales comprenden las ,.u"iOtt inconcebible, el concepto hegeliano de
relaciones de producciÓn, pero las abarcan supe- il iu tiU"ttu¿ ha invadido el pensamiento marxista'
{l
t68 Lefebrre I
Henri U, ndossier,, Marx 169
I l
¡Cuántos .marxistas" han definido así la li- esta otra: uideología, violen-
tación, humillación>, y 'en
bertad, cediendo al fetichismo (sin embargo, bur- cia. sabero, es decir, la terminología actual: 1
cado las estructLrras estatales y, sobre rodo, el sis- logía: "Ideología" y "mitología) no significan lo
tema contractual. irreal; repetiré una vez más que las personas están
En cierto sentid-o, por tanto, las transformacio más dispuestas a morir por lab ideas y las ideolo-
nes del Estado moderno lo han "hegelianizado". La gías, por los mitos y las utopías, que por las urea-
posibilidad de combinaciones de los elementos ci- lidades". Tanto el comunismo como el anticomu-
tados es agotable por supuesto en la práctica, pero nismo forman parte de las ideologías modernas. El
bastante grande. Algunas en que predo- sedicente umundo> marxista o comunista tiene su
minan los tecnócratas- se -aquellas
acercan más que otras ideología marxista, es decir, se ha transformado
al modelo hegeliano. ¿No está acaso el Estádo mo- el marxismo en ideología y el proyecto de una so-
derno más cerca de ese modelo que en tiempos ciedad (comunista" en retórica. Los textos de
de Marx, cuando éste no tenía otros materiales de I
Marx, de Engels y de Lenin sobre el Estado y su
análisis que el Estado bonapartista o el Estado bis- decadencia son tan numerosos como irrebatibles.
Se puede oscurecer esos textos, arrojarlos a la
r1
marckiano?
Y, sin embargo, este Estado m<¡derno oscila i
¡i sombra, pero no refutarlos. Si se considera, en
entre dos polos: oficina de estudio o banco de :l nombre de la historia o del <sentido de la histo-
datos al servicio de las organizaciones económicas, ria", o más vulgarmente, en nombre del pragma-
de las empresas nacionales y supra- tismo y del cinismo políticos, que han periclitado,
-capitalistas
nacionales-, aparato opresor y represor, policíaco I el marxismo entero se viene abajo. Puede propor-
y militar, que domina la sociedad civil y tiende a
I
ejerce su hegemonía (sustituyendo por -este con- no se vale de una "logicidado, de una coherencia
cápto, afinadó por Gramsci, el otro, algo brutal, de rigurosa en su propósito o en su proyecto? En rea-
.dlctadura')? ¿Dónde realiza su misión, no histo lidad, la teoría de la coherencia, aplicada a tal o
rica, sino universal, positividad alcanzada a través cual <objeto>, ampara y justifica una acción que
de la negatividad radical? La clase obrera intentó quiere fijar su objeto. Una acción cle ese tipo se
la salida en 1917 con los soviets, y desde entonces"' denomina "estrategia". Las lógicas (de lo social,
Observadores maliciosos han descrito más de de la mercancía, de la significación, de la violen-
una vez las homologías y los contrastes entre los cia, etc.) deben analizarse como estrategias: re-
países llamados socialistas y los paíse,s capitalistas' cursos, objetivos, agentes.
En los segundos, el Estado muestra frecuentemen- La dialéctica parece vencida, eliminada. No hay
te signos de fatiga; en los primeros nunca: se por qué ocultar que el problema "lógica-dialéctica>
reafiima en ei osocialismot cada vez más animoso no ha encontrado aún solución. ¿Cuál es la relación
y clarividente, sin dejar que nada se le escape, que exacta entre la teoría de la coherencia y de la co-
nada se filtre, salvo aquello que sabe seguir los hesión, del equilibrio, es decir, de la estabilidad, y
contornos de la sombra. la de los conflictos, de las contradicciones, de las
Por desgracia, la corrupción tiene pocas relacio- transiciones, de la movilidad? Lo más que se puede
nes con la decadencia del Estado, a no ser que decir es que con el "logicismor moderno, el Logos
permita que un control democrático, ejercido de occidental ha encontrado una ideología justifica-
uUu;o u..iUa, vigile el .poder". En efecto,. la hege- tiva, sin duda, la última. Se vincula al poder polí-
monía de la clase obrera posee tres caracteres: tico por medio de la tecnocracia, especializada en
presión creciente sobre la clase contrar-ia, am- el estudio de las estructuras de equilibrio, en las
pliación y profundización de la democracia, des- estrategias. Y entonces las contradicciones llegan
áparición de los privilegios estatales. La corrup- desde todos los ángulos: desde la multiplicidad de
lu degradación pueden, por el contrario, ser- las lógicas y de las estrategias que se enfrentan,
desde las acciones que dividen y disponen el es-
i
l
"ión,
vir a Ia críiica de la derecha, la que conduce, bien
al fascismo, bien a la dictadura militar' pacio.
las coacciones, a la violencia, ciertos indicios pese a sus contradicciones internas' Diferenciado'
6
-¡nuestran ideológica, sino Lspacializado, mundializado, está constituido
por
que la penetración
-no pf"rufi¿ád de subsistemas; los Estados nacie
oráctica- áe la clase obrera es posible' Esta posi- "n!-
titi¿u¿ basta para que el <sistemao no pueda esta- nalei, el <sistema monetariou, el rnercado mun-
bilirutta como tal ni cerrarse como sería el deseo üiuf, .t.. ¿Habrán desaparecido las contradiccio
nes? Por supuesto que no; se han hecho más com-
de todo sistema (desde el momento en que se sin alcan-
cierra aprisiona a los suyos; así hizo el estalinismo lÚut o, *á¡ot dicño, se han agravado, a veces"'
zar el punto de ruptura, rozándole
con los estalinistas, dicho sea de pasada)'
Algunos llegan a negar incluso la existencia ac- Y ei este sentido y en gran medidu, ¿no es <<mar-
rual hel capitalismo como conjunto (modo de pro- xista> el mundo moderno?
de pro
ducción) y totuUaad. Según ellos, el "capitalis- ¿Han sido transformadas las relaciones la
dulción? No. La.propiedad privada sigue siendo
rno) se ha disociado ya en naciones-Estados, en pi"a.u angular dé esia sociedad: se extiende ahora
osociedadeso, cuyas particularidades dominan
políticamente- los rasgos económicos u to¿o el éspacio. La transferencia del suelo' o del
-cultural,
senerales. Con lo cual el análisis marxista queda s-i-r¡suelo, ai Estado, apenas ha modific-ado la si-
íelegado 1 una especie de folklore, a una forma tuación, no más que lá gestión estatal de los me-
distinta de pronunciar la frase: Maix ha muerto' dios de producción. La propiedad de Estado sus-
A menos que sea una forma de anunciar el fin de trae tanio como la propiedad denominada upri-
Ia era burguesa y el advenimiento de la era prole- vada, la gestión de lai fuerzas productivas y de la
taria, con sus ideas e ideologías, sustituyendo a produccián a los interesados, a las personas afec'
los .valoreso e ideologías burguesas. Esta tesis iadas, productores y usuarios. La actividad <priva-
excesiva, como tantas otras, es ambigua; puede tiva, iambia poco, tanto si es ejercida por un
ss¡ oizquierdista", puede ser derechista. particular como por una institución estatal'
Estos teóricos o, mejor aún, estos ideólogos, La reproducciln de las relaciones de producción
p.orro.á hoy día un problema a escala mundial'
¿pueden negar que hay capitales, unos invertidos 'Contra
ét ttt lugar, otros flotando por encima de los los pronósticos de Marx se reproducen en
espacios nacionales, buscando un lugar, sumas las líneas ésenciales; sin embargo, hay muchos
que figuran en papeles, certificadas por firmas, cambios en el rnundo: crecimiento económico'
garantizadas (más o menos) por.una abstracción extensión del capitalismo al espacio entero (salvo
concreta, Por el oro? en los países llamados socialistás), pod¡r y unidad
Estos capitales .dan beneficio' a sus poseedores (frágii, pero constituida) del mercado mundial'
capitalistai. ¿Cómo? De dos formas: produciendo iO"'í¿" ^t"g,l.u la reproducción de las relaciones
car4bia y
iociales y lo hate? es lo que
directamente otros capitales mediante las especu- "é*o ¿Qué
fácil con-
laciones e invirtiéndose para producir plusvalía' qué es lb que no cambia? No resulta
testar. El slatus de la mujer, por ejemplo, tiende
¡ Y de ahí no se deriva qlre ya no haya capitalismo,
I sino que el ocapitalismo)) no constituye ya' como a cambiar, lo cual tto aiterá las relaciones de
I rt la época de Marx, una totalidad relativamente producción, pero no por ello debe subestimarse
I¡* intelieible, un .sistema> relativamente definido, en tanto que cambio Profundo.
t
180 Ilenri Lefebvre El "dossier" Marx 181
Una sociedad piramidal se yergue sobre esta letarios de todos los países, uníos!". Hoy la con-
base: la propiedad. Tiene pilares: la industria y la signa dominante, aunque inconsciente, la divisa, la
urbanización, la propiedad de las empresas y la máxima de la acción, sería: < ¡Explotaos los unos
del suelo. Se apoya sobre realidades establecidas a los otroslo. Los países ricos explotan, oprimen,
e incluso programadas: lo cotidiano, lo urbano. humillan a los pob¡es que se desquitan en cuanto
Y, sin embargo, en el curso de este vasto proceso, pueden; lo mismo ocurre con las regiones y con
la osocialización de la sociedad" sigue su marcha, los sectores. Los artesanos, los campesinos, los
es decir, los tabiques caen y sólo se reconstruyen funcionarios, 1os intelectuales e incluso los obreros
por coacción (violencia). no tratan menos que los otros de sacar el máxirno
Repitamos esta verdad sorprendente y poco asi- (económico) de la situación, de las relaciones sG
milada: la primacía de lo económico, del inter- ciales. I-as clases, fracciones de clases, grupos y
cambio y dei valor de cambio, de la producción castas se explotan mutuamente en la unidad apa-
para el mercado, caracleriza al capitalismo cuales- rente del Estado-nación, de la <sociedad>. La
quiera que sean la etiqueta polítiia y la ideología lucha por el reparto de la plusvalía y del sobre-
que lo acompañen. La burguesía mantiene esta producto aumenta y se agrava; otras capas sociales
prioridad en el orden estatal-político que promulga. rivalizan con la burguesía (con muchos menos me-
En cuanto al socialismo, invierte, en principio, el dios) que continúa imponiendo su hegemonía al
mundo al revés; restablece la pr:ioridad del uso y
oponer el "óptimoo (suyo) a los "rnáximos" de las
de las necesidades sociales. Restituye así, según
demás clases.
Marx, la transparencia de las relaciones, caracterís-
ticas de las sociedades precapitalistas, ai quitar a ¿No está esto de acuerdo "en profundidad" con
esta (transparencian la violencia directa (extra- los análisis de Marx en el final (incompleto) de
f
184 Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche l8s
nietzscheísmo es entonces una actitud de élite, la de una ironía rnuy nietzscheana. Réplica a Stirner,
formación (presunta) de una nueva aristocracia 3. rrrás individualista aún que oel único y su propie-
A propésito de F. Nietzsche debería-distinguirse dad", el hombre sin cualidades las tiene todas, pero
la posteridad de la infiuencia. En el primer caso, no hace nada con ellas ni nada puede hacer en la
su obra entra en lo que podría llamarse la genealo- Europa de 1913.
gía del tal hombre, pensador, poeta, hombre de Quien tuviera en sus manos el dossier de
accién. En el segundo caso, los malentendidos se Nietzsche completo y lo hojeara atentamente iría
suceden y el influjo se propaga de desconocimien- de sorpresa en sorpresa. Comprobaría que el ge-
to en desconocimiento; ¡una obuena iectura" de nerai De Gaulle, hombre de Estado francés célebre
Nietzsche le hubiera privado de muchos discípu- e influyente a mediados del siglo xx, atribuía a
los! Otro tanto se puede decir de Marx (pero ¿hay Nietzsche una importancia y una responsabilidad
lecturas buenas y malas?). pasmosas, no sin equivocaciones increíbles sobre el
Ciertas filiaciones merecerían por sí solas varios pensamiento del filósofo poeta. Para é1, Nietzsche
estudios bajo diversos enfoques. Así, las relacio- -y Alemania son una misma cosa: Alemania adoptó
nes entre Nietzsche y G. Bataille, o entre Nietzsche a Nietzsche, que refleja el espíritu germánico.
y Flerrriann Hesse, o entre Nietzsche y R. Musil. Todos los errores de Alemania, según el general
EI juega de abalorios predice lo que le ocurre a De Gaulle, se deben a las "teorías" de Nietzsche.
una sociedad cuando un saber esotérico que pre- oEl Superhombre, con su carácter excepcional,
tende 1o absoluto posee el prestigio y busca el la voluntad de poder [ ..], les pareció a esos
poder. ¿Qué ocurre? Está en manos de una casta, ambiciosos apasionados el ideal que debían al-
que se parece a una orden monástica; esta orden, CAnz,af ...r, a.
que domina una región (Castaiia), pero no el El hecho de que un hombre de Estado pueda
país entero, entra en conflicto con el poder y con enunciar tales tonterías y cometer tales errores
lo "real". El saber se refina, se perfecciona, de- cntraña algunas consecuencias; en primer lugar,
viene verdaderamente total (matemático, lingüís- la falta de respeto, ya conseguida; luego, la sos-
tico, musical, histórico, etc.). Resultado: un fra- pecha sobre el npensamiento> de ese hombre y de
caso no menos total. La tesis hegeliana de la pri- los hombres de Estado en general. Hasta tal punto
macía del saber se vuelve contra el filósofo y la que no parece imposible que los hombres de Es-
filosofía. Hermann Hesse, sin embargo, ha conser- tado germánicos hayan cometido a propósito de
vado de Hegel el elitismo, el papel del l-ogos y el Nietzsche el mismo error capital s. Extraña e im-
de la lingüística como ciencia primordial, otorgan-
do, como Nietzsche, a la música un valor igual al o Véase A. Philomenko: philosophe de la
del saber, aunque contrario. En cuanto a EI horn- "De Gaulle, un
guerre>, en Etudes polémologiques, núm. 7, enero de 1973.
bre sin cualidades, ese gran libro está impregnado 5 El dossier completo contendría las referencias nietz-
scheanas de ciertos teóricos del III Reich. Sobre esto véase
3 Una parte del dossier
Nietzsche figura en la obra ya FI. Lefebvre: Nietzsche, Editions Sociales Internationales,
citada de P. Boudot: Nietzsche et I'au-deli d.e Ia liberté. ) 1939 (fecha a subrayar: fue el primer libro escrito para
Entre 1930 y 19ó0, los escritores franceses completan feliz- demostrar que Nietzsche no era, en modo algrrno, respon-
mente la obra de G. B.ianquis: Nietzsche en France, l9?i. 'i sat¡le de la interpretación fascista).
d
,
I
I
I
ü
lgó Henri Lefebvre EI "d.ossiern Nietzsche 187
previsible ironía: un Nietzsche wagnerizado (lo tido, la verdad y, por último la Identidad (la del sl
que a todas luces no le hubiera agradado nada), consigo, que permite nambrar y tener lo nom-
una imagen mítica del filósofo-poeta ha gozado du- brado). Este filósofo profesa a su vez el gran des-f
rante largo tiempo de prestigio y de influencia. precio: el d.esprecio por lo que no es grande. Como (
, A partir de malentendidos muy diversos ha ha_ , Nietzsche, pone la civilización (mal definida, hay f
';itbido un nietzscheísmo anarquizanie, un nietzscheís- que admitirlo) por encima de la sociedad y del Es- i
i mo elitista (es decir, "derechista> e incluso fascis_ tado. .!
;-toide). Y hace poco, el retorno a Nietzsche, lle-
¿Sigue siendo un filósofo este filósofo moderno?
vado a cabo con imparcialidad por historiadores Si sólo se interesa por Nietzsche a través de la
de la filosofía, ha restablecido la verdad textual: filosofía (o porque la lingüística se ha vuelto a
se han mutilado los escritos de Nietzsche para poner de moda, ciencia llamada en tiempos de
odeformarlosD en este o en aquel sentido. La her- r
Nietzsche y por él ofilología'>), ese interés no va
mana de Nietzsche, Elisabeth, después de la mueri"' muy lejos; deja a nuestro moderno pensador muy
te del poeta-filósofo, fue culpable de una falsifi tranquilo en medio de esas categorías que cree
cación; reaccionaria, antisemita (por la influencia haber superado y que conserva religiosamente. Si
de su marido), no dudó en modifilar el sentido de ese pensador moderno llega hasta el fin, si com-
los textos mediante montajes, supresiones, etc. prende en el fondo la <voluntad de poder", ¿a
Y una vez restablecida la veráad histórica, dónde llega? Esta pregunta encontrará más adelan-
Nietzsche tampoco ha dejado de padecer algunos te una respuesta (un ensayo de respuesta). Podría
ultrajes. Racionalizado, sistematizado. doemati- suceder que la situación de ese filósofo fuera in-
zado <a la francesa" (según las tendencias Ael cómoda y que su audacia titubeara. ¿Por qué?
pensamiento francés actual, es decir, del logos y
Porque fji"e-lpqqhe condena y rechaza la filosofía en--r
del cogito cartesianos en plena crisis, cuando los
filósofos tratan de salvar las apariencias y salir tera. Igual que Marx. Este la rechaza y refuta por-
rlel apuro), Nietzsche ha perdido la mordácidad, que carece de relación con la práctica y no puede
el lado ofensivo, altanero a veces, de su poesía. realizar su idea del hombre. Para Nietzsche, la filds*¡
De una renovación de su ninfluencia> (palabra sofía se compone ae mitos--que*lí siqriier¿i tienéñ '
sospechosa, si tenemos en cuenta lo que sobre ella la belleza de los mitos de la mitología. Las repre-
dice Nietzsche) ha resultado en Fráncia una cu- sentaciones filosóficas comprenden algunos mitos I
-fiiodüTlh
riosa renovación de la filosofía. Mientras que bajo de los orígenes y de 1o oiiginal. La se I
la <influencia) hegeliana, el filósofo profesional representa comienzos: los comienzos del mun-
se convierte en servidor (servil) de la política, el do, del hombrej de la conciencia, del pensamiento.
filósofo de filiación nietzscheana se pro.runcia con- Y se las apaña para que la pregunta contenga la
tra el poder, sea cual fuere. En cierta medida deja.; respuesta: el Ser, Dios, el Alma, la Naturaleza, etc. r
de sobrevivir: revive. Encuentra incluso el seúo" Se pueden enumerar los mitos secularizados de la
del
.poder-
(de la potencia y de la voluntad de po- filosofía: el Ser primordial (visto desde abajo:
dgr) en el lenguaje. A veces, después de matar a la Naturaleza, la Materia, el Grund; visto desde
.Dios> y al hombre, llega a matai también el sen- arriba: Dios, la Transcendencia, la ldea), el dua-'
188 Henri Lefebvre El "dossier, Nietzsche 189
lismo.(el Bien y el Mal, el pensamiento y la Ma- to, puede decirse que es el Gran Descodificador
teria inerte), etc. del mundo occidental. Ha descifrado todos los
-. ?_"r-rrgioda
por la renuncia nietzscheana a lo mensajes, todos los lenguajes de Europa. ¿El
'.lfácil, la filosofía concluye con el gesto de Orfeo nietzscheísmo? Es la actitud de aquellos para'r
I
y el gesto de Narciso. Orfeo se up.-u.tu de su ca_ quienes los discursos ya no tienen secretos; lai
mino, se vuelve hacia la vida perdiáa para siempre cerraduras fueron forzadas, los cajones abiertos,
y de esta forma se pierde. ñarciso,^obsesionado las cajas fuertes rotas. Todo cuanto contuvieron
p.-or
_el espejo donde se descubre, aprende que los archivos de las iglesias y de los Estados está
él mismo no es más que un reflejo, y muere. A la por ahí, por los suelos; cualquiera puede leer y
filosofía y a los filóJofos no lei q;"áu orro re- pisotéar esás escrituras ineptas. Lo cual sólo al-
curso que éste: el gesto de Orfeo _el vano retorno tera la suerte de los escritos, no la de las cosas.
hacta lo original_ y el gesto de Narciso _la Descifrados, descodificados, los escritos que pre-
muerte en Ia contemplación de sí mismo_. En tendían ser enigmáticos no ejercerán ya el menor
ambos casos, la filosofía se acaba. Sólo sabe atractivo.
engen-
drar la ilusién de la altura y la ilusión de la proFun_ Y el Gran Descodificador, ¿tiene un código?
didad en el espacio mental filosófico. Busca unas
veces el efecto de Ia transparencia, otras
¿Guarda en él su secreto, un último secreto?
el efecto
de la opacidad (sustancialidad). La filosofía perece ¿Será él el sin-código que escapa a todo descifra-
miento y, por tanto, sin fe ni ley, sin casa ni
ratificando con su fracaso el fracaso de la especie
hogar, es decir, el fin de los fines?
humana: obligando a ir más allá áel <hombreo. Nietzsche prosiguió implacablemente la anato'
mía y la disección (términos biológicos), el análi-
2. Si bien se mira, Nietzsche no entra en esas sis, el proceso (términos intelectuales y jurídicos),
categorías: ia filosofía, la búsqueda de un sistema, la descodificación (término de un modernismc¡
la enseñanza de un saber. ¿óómo se puede des- algo afectado) de la cristiandad, del judeocristia-
cribir a ese genio <espantoso) de la forma en que nismo, y con mayor amplitud aún de Occidente, del
él se presentaba a sl mismo?: .Lo que trato de grecolatinismo, del Logos europeo. Invocaba un
hacer espantoso en todas las acepciones del tér- Oriente de poesía y de música, la suavidad divina
_es
mino [...]. Yo no desconfío del individuo, descon_ frente a la pesadez y el aburrimiento de Occidente.
fío de la humanidad I...1. Una fataliciad indecible Desde entonces, y siguiendo las líneas de Marx,
permanece unida a mi nombre...> (carta se ha procesado a la burguesía, al capitalismo' con
no en-
viada a su hermana, Turín, diciembre de lggg). un doble o triple error. Se han repetido hasta la
lrlietzsche, al mostrar los resortes, ha desmentido saciedad las mismas grandes verdades sobre la
y desmontado todos los discursos de los espíritus burguesía, y tales verdades se vuelven molestas'
los espíritus científicos, de los espi Desde el principio aburrían por su moralidad: la
:..-1.gioro,::.de
ntus polÍticos. En un lenguaje que nada tiene in dureza dé la burguesía, su egoísmo, la injusticia
común con el suyo, porque es poco poético, pero de la sociedad burguesa, las desigualdades del capi
que corresponde al movimiento de su pensamien- talismo, etc. Para Nietzsche, quienqs condenan la
190
Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche t91
:,*i"q"d -burguesa en- nombre de Ia justicia, de Nietzsche no Piensa que por no hablar de capita-
la,caridad y de la verdad, no van muv altá.
Las denominadas- ciencias humanas, lismo estreche su polémica y redtzca su pensa'
miento, antes bien, todo lo contrario. ! "
parte de una crítica'más amptia: áel mundo al revés, en Nietzsche no tiene nada de '
91,1899:.forma
oe la- frrstoria que comienza en Grecia y objetivo ni de práctico. Desquite de lo vivido es
en Roma y
concluye con la barbarie europ€a aÉt sigto xd. también el desquite de lo subjetivo. El hegelianis-
mo y más tarde los pensadores de orientación mar'
192 Henri Lefebvre El ,rdossier" Nietzsche 193
xista han teorjzado para rechazar
las <ilusiones de dolas a lo vivido. La poesía se convierte para él en
la subjetividad,. paia Nietzsctre,
' ,razón, de modo más ¡adical lo*J,rL¡"tirro ti.rr" medio y vía del conocer. No suprime el saber en '
qr"'to"*l,r.eptual y Io el abismo del no-saber. Estudia las ciencias natu-
I objetivo. Cuando habla
de ür-*.";;;' de ta Anti_ rales, la fisiología, la física, la quimica de su tiern-
güedad, de ra Edad Medi;;- ;J"i""acimiento,
no un minuto á" f!r,ru. po, e incluso la lógica para encontrar argumen-
, Ii:!i.n: ^deja ,i tos para y/o contra ciertas teorías (el eterno
,.''I mrsmo, de reflexionar "r,
sobre si, con sus dolores, ;
magnÍfica-
mente ascendiente. Se suicida.or, á., guerras
susci- Aiernania y su crítica del Estaclo. Se le toma por
tadas antes por su genio agonístic3--(polémico). un renegado de la cultura alemana, por un ene-
Europa no puede compararse con el Imperio
ro migo anárquizante de la patria. Sin embargo, si
mano, víctima de su grandeza, amenazada
desde
pofemiza contra los alernanes, no es porque el
fuera por tos bárbarorlEr.opu.'s. Estado alemán se pavonee exhibiendo su poten- I
4. Nietzsche cerca por todos lados la fortaleza espíritu de la época (aquí, el de Grecia). ¡Qué
hegeliana. Dirige el asalto decisivo hacia las tres contraste entre la escultura, arte apolíneo, y la mú-
grandes torres que sostienen el sistema: la teoría sica, arte dionisíaco! ¡Y qué contraste entre el
,de la historia, la del lenguaje, la del ar¿e y el saber! El arte en Grecia domina el saber,
saber.
El ataque contra la historia comienza muy pron- y la primacía de éste entraña con Sócrates la
to. El título E/ nacimiento de la tragediá (lg69- muerte de aquéI. El conflicto de los contrarios vivi-
1872) por sí solo vale por un maniFiesto. para fica la creación en cuanto conflicto vivido. no en
Hegel, que trata sobre la tragedia en el libro III cuanto concebido, de suerte que ese conflicto crea-
de su monumental Estética, los dramaturgos grie- dor difiere de las contradicciones dialécticas hege-
gos, según el modelo establecido por Esquilo, a6o.- lianas. Aunque se trata, ahora y siempre, de contra-
daron una oposición fundamentál, ola del Estado, dicciones y de antagonismos (porque todo alemán
de la vida moral en su universalidad espiritual, es y seguirá siendo hegeiiano, escribe Niet:,sche
con la familia en cuanto moral naturalo. La tra- irónicamente algunos años después de EI naci-
geclia se introduce en la historia de los conflictos núento de Ia tragedia, burlándose de sí mismo), la
que camina hacia su res<¡lución: la armonía de esencia y el sentido de estas contradicciones han
estas esferas: el Estado, la familia, eI individuo. cambiado radicalmente; ya no se piensan, se vi-
: Para Nietzsche, la traggdia
nace. No traduce un ven; ocurren entre los momentos de lo <vivido>, y
proceso racional de mayor vastedad. No eg (y
nada
es) ql efecto de causas anteriores, de condiciones
lo concebido o, mejor dicho, la representación
viene luego. Se sitúan en la.lucha de-dg¡.s-rnundos:
preexistentes; no (expresa> una historicid.ad ra_
cional durante uno de sus momentos. La tragedia el sueño y la embriaguez. Al reino de ApciTb perte-
necen la bella apariencia, sorprendente, pero tran-
naT de un confticto profunAu, t"ror"UfJ
ilicl fá.
ser inagotablemente fecundo, que no llega a nin_ quilizante del sueño, donde los sufrimientos se
guna síntesis y que aparece en una determinada tornan juegos de sombras y de luces. Al reino de
coyuntura única, imprevisible. Tuvo un luEar de Dioniso pertenece la embriaguez, donde el indi-
nacimiento, una cuna, Atica: viduo pidrde sus límites, que rornpe el frág1l prin'
"n.ullru."Á?, ,rn
progreso decisivo en estética cuando cipium individuatic'tnis, de suerte que la subieti-
hayamos
prendido, no como un enfoque de la razon, com- vidacl se desvanece en la danza, en la orgía, en la
sino
con la inmediata certeza de la intuición, que la crueldad, en la vcifuptuosidad. El sueño y la em-
evolución del arte está vincula¿a al ¿ualismo
de lo briaguez (Apolo y Dioniso) se oponen como los
apolíneo y de lo dioni_síaco, de igual modo que
la sexos: conflicto y deseol Del conflicto no sale
qlnerlciin depende de la dualiáad de los sexos, jamás una (síntesiso, jamás un tercer término. La
oe su lucha incesante cortada por reconciliaciones fecundación produce un ser distinto, que, sin em-
provisionales...> (primeras líneas de bargo, répite uno de los generadores, que (es>
El nacimiento
ae ta trcrgedda). Como los sexos, como los dioses, macho o hembra, que (es> sueño o embriaguez,
cuyos irostros^exp-resan mejor que los
conceptos las que pertenece, por tanto, a uno u otro de los
v:Td,a.des profundas, Ias formas .,mundoso, sin que cese la oposición. Sin que se
de arte son incon_
ctlrables, no forman parte <le una totalidad, pueda hablar de alienación en el sentido hegeliano'
de un
208 Henrt Le{ebt,rt, El "dossier" Nietzsche 209
El sueño y la embriaguez, como
morfosean las cos el amor, meta_ antes de él de inventar una prodigiosa forma de
e x p e ri r, ..x:j,l :., Í.. :::1?i::"*::,*:
m en vivir- apunta al mismo tiempo a Hegel y a la
te el saber. "Lo cambian;"f.;pi;";;;":
ta
naciente mode¡nidad: el hombre de la técnica y del
puede experimentarlos. Cualquiera saber, el hombre teórico que sabe mucho y vive
E.t" ..p".i-""tación
el pasado y permire compr"no". reac- poco. Si Sócrates ya contiene en sí a Hegel y a la
:#"j^.91:
!¡uv uE rus pránclcs miLos griegos el sen_ modernidad, es que no hay que concebir el tiempo
Marcha g,t. yu no tiene nada y su alcance. a la manera de Hegel y de los historiadores. Para
toria y el saber histórico en común
"'*" con la his- Nietzsche hay fiiiaciones, genealogías, nc¡ génesis;
habitual.
En un conocido no hay historia en el sentido de un desarrollo tem-
tt,"ain"^"liiJ*lfJ';;|ii:¿:;r,::,,3:,k:;,?::, poral cuantitativo y cuaiitativo.
lntroducción) e. Marx ,";J;b;"r.rn'" EI asalto a la historia y ia historicidad hegelianas
hecho irreductible ur ..oro*i."r"-; .nigrnu, ,.,, se refuerza con las Intempestivas (1873)10. ¿Cuál
mo: el (encanto ( "l historicis es la razón de ser de este antihistoricismd, que
rogiu, ;"
ción ha cambiaáo
i;ü:J::tri;ff S'trj?" T. ';.#i:: Nietzsche afirma cc:n fuerza, alcanzando a un su-
perviviente de la época hegeliana, Strauss, histo-
.ó-9. ros dioses Ji#j'm,'#",j*",,:.:::[Tl: riador liberal de los orígenes del cristianisnlo?
sentido cuanclo Ia"metaluigiu
emplazade la frasua ¿. *oJ.irru había re_ 1) EI historicismo no se acantona en una disci-
vut".a.ro,'ái-_"i.uao *tr.r-
dial, Ios pequeño"s inr"..u*Uior' plina rnás o rnenos vinculada a una filosofía. In-
Mercu¡io, di,os del comercict, O"r.á.,r"clos por vade Ia ncultura, entera que pierde todo estilo y
etc. Más tarde, Marx
debían planrearse cesa de transmitir una civilización porque ia sobre-
I-::9"1:
propósiro de la lóqica.y cuesriones lnálogas a carga de recuerdos y de erudición filoiógica. De
pañan a las distinias del d;;.;; [r" u.o,r_
épocas, los modos de pro- ahí que el historicismo con¿amine la educación,
ducción, los cambios en que deja de educar (para Ia vida).
turas y superestructuras la base, en las estruc- En 1873, Hegel, muerto hace cuarenta años, ha
de fu, ,o.i"¿ldes, que,
por tanto, desafian las explicaci""", desaparecido casi del horizonte y el hegelianismo
histo¡icizantes. á.á.rOmicas e no está ya de moda. ¿Injusticia2 ¿Malentendido?
ia pregunta dejada en sus_ No se habla ya de Hegel, aunque la Alemania im-
p.. Marx, que Hegel ni ;q;i;r;1;liera
^^T]:,r..tr:_responde__a perial se hegelianiza desde ia base hasta la cima.
ljljp puesto que para
ceDrdo, con_ Las virtudes tan alabadas en los sabios y los eru-
él Vu'lcano,^-Ji n"rr".o, ditos aiemanes (exactitud de les referencias, acti-
saber (hiceri, que más tarde,
:t^ Iu "1
,,uf:.,_?nt"ndra al desarro
la meralurgia. vidad especializada) no son para Nietzsche otra
En L.t nacimiento de ta trágedla, ,:l cosa que pesadez y pedantería. ¡Cuanto más estu-
el violento ata-,.,
qu^e _a.rrado de' haber dian Grecia, más se alejan de la helenidad! La
_contra -Sócrates
nacra et saber conceptual desviado
el c;.';;;;e o, capaz t0 se traduce unas veces
"Unzeitntiissíge BetrachtLtngen',
por Intempesliras, otras por Consideraciones inacttLales. El
' Oeuvres.choisies, I, pp.
3ó2 ss. título alemán exactamente ücc Consideraciones intempo-
rales.
2lO Henri Lefebvre Nietzsche
El udossier" 211
obs¿ácuios in_
franqueables- Suponiendo que l"g.; d"fi;jr 4) La historia y los historiadores se embarcan 'r
la realidad estatal-'Antaño tu, g""r.u, renlan Resulta bastante difícil re-leer las Intempestivas
un
o,
i:ild-:y la mejor d;cho, se podíá darres uno (por (1873) un siglo más tarde, haciendo abstracción
de
Y]:t ya re, por el rey, etc.). Las guerras las obras ulteriores del autor y de los aconteci_
qe¡nas no son más gue oexplicicic¡neso mo_ en-
mientos. Imposible, por tanto, no aportar algo
tre Fstados, sin que salga nada ciel en_
más y, al mismo tiempo, distinto del ucontenidou
rrenramlento poJÍtico entre voluntades";.;; de poder tal como tornó forma en esa fecha. La idea de
(Nietzsche hatrla cie elias casi Europa no aparece en 1823 con la misma fuerza
."*o J""g"erras de ¡
imperialistas, r-elacionando este .o"."ft3'uf que tendrá diez años más tarde en La Gaya Ciencis.
de po_
d*Ly a la_brisquecla
económi.;áJbeneficio Durante esos diez años, Nietzsche haúrá adqui_
":
maximo)...E,n la práctica, esta sociedad colmada j rido una experiencia europea al vivir en el Medio-
cre recue¡dos, de conmemoraciones,
iconos y monu_ día de Francia y en la ltalia, descubriendo una
mentos, no tiene en su s_aber más que
el espejo de ¡orma de vivir distinta, más cercana a la nsran
su miserable realidad. No puede ,ép..r.rrru. pu.u salvación". Es lo que djce el título de La óaya
sí misma un verdadero- futúro. po,',Jn'ro Ciencia. ¿Qué hacer contra el pocler? Irse a orra
€asi á"tirri.i¿rr, ,!"
Ios polÍticos carece¡l de pensañii""io parte, buscar otro camino, hacei cuanto uno Dueda
.o_o para romper la máquina, para destrozar los engra-
Vfase F{. Lcfebvre: La najes. ¿Cómo? Por medio de la poesia.
--i' fin de I,histoire, Eclirions ¿Es pási-
Minuit, París. de ¿l
ble? ¿Cómo preverlo de antemanó? Inteniemos la
x
I
?
214 Henti l*febvre El ndossien Nietuche 215
aventura alegremente. Además, nada hay en común Lo ureab, que la concepción hegeliana consideraba
entre la perspectiva niezscheana de Europa y los armoniosamente unido a lo posible, funciona como
proyectos que se basaban y se basarán sobre esas obstáculo. Se cierra .racionalmente> con el Es-
económicas o políticas: Estados Uni- tado; y el Estado construye sus fortalezas en la
"reátidades' ruta del futuro; la tiene bajo el fuego de sus ca'
dos de Europa, mercado común, comunidad euro
pea de esto y de lo otro. El proyecto nietzscheano-i ñones. Impide el Paso"
ie basa en un saber <histórico" (Grecia, la posibi- Desde las Intempestivas, ¿qué es' pues, para
lidad de una Gran Grecia en el momento de Pe- Nietzsche esa libertad de espíritu que no cesará de
ricles, la decadencia). Se basa más profunda- reclamar (especialmente con Humano, demasiado -l
mente aún en la uno-historicidad" del devenir deno- humano)?'Tiata de desrnarcarse, é1, oespíritu li-
minado histórico donde los momentos no vuelven brer, de la libertad de opinión proclamada por Ios
sino osuperadosr. El retorno de un enclave o de un l demócratas y los liberales. Para éstos, la primera
núcleo de fuerzas en acción es siempre posible y,'"'' y gran libertad del espiritu consiste en sustraerse
por tanto, altamente probable; tales coyuntrrras á la religión, a la autoridad de tipo religioso, al
han aparecido en situaciones muy distantes en el dogmatismo de ascendencia teológica. De acuerdo,
espacio y en el tiempo. La analogía entre la Grecia dici Nietzsche, e incluso hay que llevar hasta el
antigua y la Europa actual. tiene, por tanto, un final esa libertad y no contentarse con decir: "Soy
sentido meta-histórico. I aieo", sino proclamar: "Dios ha muerto; por tanto,
Sea como fuere: uDe ahora en adelante debe- estoy solo. isolo en el mundo! ¡No más finalidad,
mos esperar una larga secuencia, una gran abun- *ai"u".au¿, más antropoteología ni ontologíal ¡Es-
dancia de demoliciones, de ruinas, de trastornos>- toy solo! ¡Solo conmigo mismo en el diálogo sin fin
¿Cómo es que <nosotros, que esperamos la subida y iin *"tu del 'yo' con el 'yo'! ¡Sin testigos! ¡Sin
á" esu marea negra>, no tengamos ya miedo? juezl
-bien Incluso
solo, sin admitir ni dios ni diablo' ni
(Véase La Gaya Ciencia, fragmento 343-) ni mal, no puedo impedir establecer una jerar-
El valor de Nietzsche, desde las Intempestivas, \ quía entre los actos, valorar, considerar"''' Con
no consiste en que proteste de una manera anar- óios -,t"t" el acto de erigirse en padre o de fa-
quizante contra los abusos del poder. Su pensa- ' bricarse un padre. Jamás se podrá impedir a nadie
miento va más allá. No impugna sólo el ser polí- - buscar un árbol genealógico, pero la justificación
tico del Estado, sino la politización de 1o orealo, de teológico-filosóficá de la Paternidad ha desapareci-
la cultura, del pensamiento y de la vida. Y no sólo"l- do, cón la filosofía aferente. Aquí nos conduce la
porque esta politización, tendenciosa, desafortu-' anii-teología de Feuerbach, su teoría de la alie-
nada, deforme las informaciones, trastrueque el nación llévada a sus últimas consecuencias: el
saber, niegue la verdad. No: tapona la vía de lo hombre se eleva cuando deja de disolverse.en su
posible, cierra las aberturas. Toda política, en dios. (Véase La Gaya Ciencia, fragmento 285') - l
tanto que "Reatpolitik" por los medios y los fines, El espíritu libre no se parece ni al libertino{
no puede salir de lo *teal", de lo cumplido. Ahora ni al hombre honrado nclásicos'. Se libera de la
bien, hay una quiebra y un corte entre lo real y lo religión, pero no lo hace para tener en su fuero
posible (si se quiere: entre el realismo y la utopía). u
inteino su pequeña .opinión personaln' La libertad
216
I:lenri Lefebvre El udossier" Nietzsche 2t7
no es para Nietzsche una forma de
ff 3finlOn
bertad, como tamooco lo era el libre aibedrío li- naciente, aún infra-real, infra-lingí.iística, infra-per-
para ceptiva, y lo real percibido hic et nunc (eI aquí y
Ftreget" tr-a tibertaá dei espíritu
rácter político,
iib;;;;..
-;":".,o un ca_ el ahora) nace un tercer término al que Ia reflexión
en el sentid" á. u."pru no puede atribuir ni la realidad objetiva ni Ia irrea-
ninguna
_política, sino que la pasa poi fu criba de la lidad subjetiva, pero que contiene los caracteres
critica. Ningún Estado, ning""u ¿É.i.i]"
encue.ntra glacia (no tiene gracia
d. E.trdo esenciales de esas dos condiciones. Este tercer tér-
de Estado) ante mino es osensible" (sonoro) sin ser un obieto
este libre pensamiento. Iil Jspírit"
iiU."" tendrá el <real>: es relación entre las conciencias, sin ser
valor de denunciar., pasando p1". |.U".i.,
do de las violencias, las rivaliciad". lo absur- uirrealo. A través del signo, cada conciencia sale
Cuando las entidades que rivalizai t i;, guerras. de sí hacia el exterior y simultáneamente recibe en
y- c,rrnbaten sÍ misma las otras conciencias y objetos. Hay alte-
entre sí se parecen, ¿qué más absurcit
que estos ridad más que alienación, porque la concienci¡-de-
combates? Este pensadoro rechaza toda in-
"libre
vocación a Ia historif para justificar sí en estado naciente es captada al designar y
lo actuai. Su libertad le^obiigá f legitimar nombrar al otro. En este grado, la conciencia se
bate.,Dejará su país, no para "i
á"*fiá y al com- sitúa en una identidad relativa, nconciencia-de-sí",
volverle la espalda, liberando las identidades gracias a los cambios y
s,acurliencio el polvo de ius ,"rr¿utiá.,
verlo mejor, como el viajero sale de ,má.-pi? ' a las diversidades de lo sensible: en primer lugar,
pai'a mirar el conjunto y medir ia ciudad el <aquí y ahora>, el espacio y el tiempo percibi-
la altuia de los dos; luego las cosas en sí mismas, los árboles y
edificios. para vcrlo
lo que hace que eso sean árboles, y las hojas y lo
:t:: i. ., v e r dya d,,
taneamente hacerla
*? l;."0, Í,",-'iii1" l,:? J;: J
^ " " así iestallar que hace que eso sean hojas (de suerte ql-le al
con mayor fuer_ designarlas mediante un signo palabra,
2a... El Iibre pensador nietzscheu.ro-ii.r.J"f
de un héroe: es un combatiente,;;;;;;.....coraje grafismo- se alcanza ya cse nivel -lade lo real). el
Segtmdo trcnlenlo: Los signos y sus encadena-
mientos, los lenguajes e incluso los signos no ver-
bales (en arquitectura, por ejemplo, de la que
: En
.haber Hegel, teórico del Logos,
una teo¡ía
¿cómo no iba a Hegel se preocupa mucho en su Estética) son fríos,
det lenguaje?"E; ;"".i;exrste,
halla en la Fenomen"tu.g!1, puesto q,r" se helados, inmóviles. ¿C)ué es un sonido aislado, una
iu*fOgi.. y fu <sílaba" o un sonido ((puro> y perfectarnente defi-
ll:..-.tir"oonen adsuiii¿o "t "onoÉt;;;" del ien,
Bud.f c. f.s-te_ ttene, por supuesta,
nido como tal con el diapasón? Nada. Mortales,
tres rnontentos, los signos obran como muerte. Los lenguajes sir-
,p_T1:: :l ienguaje presenta /res aspecros: uno
p-osrtlvo; un segundo, mediato y
ven de herramientas cortantes y rompientes, que
;i:l:::li,: {
un rer"cero, positividad restablecida
nesa- l fragmentan Ia naturaleza como las armas ponen fin
:rv,o;superlor,
ver a un ni- a lo vivo. De ahí el uso de los signos en las fór-
que supera e integra a los dos pri-
mulas mágicas y rituaies, las imprecaciones, los
I
¡Treros.
sortilegios, las diversas invocaciones. El momento
.Primer womento: De la interacción
el sujeto y el objeto, es decir, entre lainicial entre negativo del lenguaje se caracteriza, filosóficamen-
conciencia te, por Ia abstracción, vana y carente de contenido.
278
Henri Lefebvre
EI "dossier" Nietzsche 219
Es el momento mortal,
que muere y que mata.
discurso se prolonga i"¿éti.ri¿ñ"n/",rru, EI Si examinamos ahora lo que Marx dice con res-
se encadenu" .",*"]*u_u.r:: palabras pecto al lenguaje, se comprueba que mantiene gra-
retórica, el verbalismo. ;';;..ilrmarismo, la
El discu.rJ-..rrt.uñu ves reservas sobre el tercer momento hegeliano,
tonces el malo>. que se contenta con una adjunción al segundo mo-
"infinito
Tercer momento:,Lo positivo "n_
se mento, que acepta en conjunto la teoría, es decir,
nivel superior en el c.oicepto. restablece a un
D;i ;;;*"ro nega- la vinculación del lenguaje al Logos (a la razón).
tivo, el coucepro Un texto archiconocido de La Sagrada Familia
I:!""., ," "ó".,i"0, de acción,
es decir, Ia acrividad
suu;etirrail,ri*lru.u al combate la extrapolación hegeliana del concepto
J-etq,.lo rompe, fragmenra L ob_ en Idea (la Idea absoluta como unidad del concep-
anatiza y urliza. totáliáuá
s! ¿".iu *";o*#ñi,.T;tLil:: i to y de la realidad: de la forma conceptual, dis-
cursiva y lógica, con su contenido, su determina-
;TitffJ"Tl"J,o.'#'Y""I"- ; il;#':; con reni do ción). Cuando tras haber eiaborado el concepto
#::iil
ro pos i r i ui" J
3.Tff ." : i :'#::,fr?fiil
por ranro, la aprehensig.l T;
de árbol o de fruto, Hegel declara que la Idea del
árbol o la del fruto ha creado el árbol ureal", el
d" ;";;;";., de ge- fruto "real", hace magia especulativa, dice Marx.
li#,t"Í"";'*::1t:""r¿ir'*-t"i1"".uaáob je-to El hegelianismo se permite ofrecer la Idea como
principio ¡ d;;';!:&:il:iH1#*:,
adquieren su sentido: iff ff
causa final del mundo. Por el contrario, en el pri-
mer capítulo de E/ capital, Marx expone el len-
.la cópula (ser), el substan_
tivo (sujeto) y et atributo'(.".iñ;á, ",? guaje de la mercancía. El intercambio de bienes
objetiva, relación. etc.). Los propiedad (productos objetivos del trabajo social) engendra
et encadenamiento d."
,;;;;; {; reunión y un efecto distinto del intercambio de pensamientos
b_, ,ig;;_-;o,r]irrro".,, (productos subjetivos de relaciones sociales), dis-
Lanto, el cuerpo del saber] oo.
H..9:], pues, el.lenguaje (corriente) tinto, pero comparable. Los objetos, convertidos en
.^!":
terreiro sóIido a la cienJa, "ool, sirve de mercancías, son los soportes de un valor de cam-
á"'..1.¡_i".rto, bio. Se encadenan según las relaciones del inter-
cambio (comercio). El discurso práctico (cotidiano)
i;#:i.;r;:;T:f
los signos no tiene nada tiene, pues, esos dos aspectos: el lado subjetivo,
d.e formal, que tiende a lo negativo, es decir, al verba-
"::,7.,:{Tn:::11#.tj
abstracción formal y .r ,uu".-;bj"r#
paran. Si el signo es portador
".;;;;;;orque ,.ro
."
la
,"_ lismo, y el lado objetivo. El mundo de la mercan-
d" o.ro-.oru,, cía, con su positividad, su lengua, su lógica (las
este carácter no implica
sólo ¡-rrru"i;;;;
tirrritu.ión de lo leyes del intercambio comercial son, como las
arbitrario: es una áefinición de la lógica, regias de equivalencias) pueden ser
d d^;;rr;acro que
l:.ltr",al..signo enrrar en un ,¡rt"*o-i er saber evaluados por signos, como la moneda y el dinero.
1y no .el discurso de la lengual En cuanto al conocimiento, proviene, por un lado,
coincid-e en la cima ¿e Lse .irr.*á
de la crítica del saber discursivo que nace de la
3,:,1J;,
trario.
n""';#"ír"rT :: T,:ffT:.:.X5.3;o:l práctica, se cree definitivo y ha sido bautizado
con un hermoso nombre: economía política; por
otro lado, proviene del análisis de lo cotidiano
220 22r
Henri Lelebvre El ndossier" Nietzsche
tI
il
222
Henri Lefebvre El Nietzsche 223
"dossier"
do (denotación, connotación).
lTl",ii"11, rilg q":, como hadasNo,r,uári.,u,
tienen nada de
opresores: los uvalores' sociales y políticos de los
o malas, presiden el nacimiento buenas
dei-üguaje. Meta- qle forma parte la verdad, es decir, aquello que
forización Ia hay ya en ei
hech; il;;rponer una Jada uno debe admitir y declarar para formar
exciración nervi,oia (táctil, p4rte de una sociedad.
auáitü,.rj.,rurl en una
La teoria nietzscheana del lenguaje establece'
lHt'iJ :::-;# 5-:::'do u "t ii io deue enten- pues, un puente entre el discurso, las relaciones
orra,capacio;ñ".::1f ;?;.Ti'.,"x."JTr,:,r.;:,: sociales y los .valores, constitutivos de esas rela-
morfosis. ciones. dl tenguaje nada tiene en común con la ex-
La palabra sóI< se erige en nresión de una verdad ideal o de una realidad
identificació., d. ? concepto por la
iada. No es el instrumento del conocimiento, sino
yr. *
: de i
no
**;'
la diferenc i",
J :;i i'liili;, lffi;i:*:,X un esquema al servicio de un orden, es decir' de
on poá"r. Permite construir un orden piramidal' se-
o tra. E n ." h ;. d.
hegeliana de " "
la iáenti¿"¿,
f
::; :lT.T::, li.i.^,lo il i
q""^r"rá"ráirr"
gún castas, crear un mundo nuevo con relación a la
naturaleza, un mundo social de leyes, de privi-
rencia subsidiariamente ^u ta "?,1
dife_ legios, cle convenciones prescritas' Regulador e
con ."lu.iJr, la repeti-
ción de lo icléntico: a..,
a,1u lr":" 1rñperativo, oei gran edificio de los conceptos
"I,ir":", eI árbol muestra \a rtgidez de un columbario romano>'
ff*rl; "iiX'J' rruto, etc.
"r." .i"".t. es que
¿Qué es, pues, este orden famoso,
ese Estado so-
en la Lógica
como que ., .o.,."f,lurrj.'#:tj"r;Íffif Un cementerio que uexhala
al olvido detiberado ¿" #h: üerbio?
esa severidad y esa frialdad que es lo propio de las
va Nietzsche. Entor "iur.-ái¿l;;;;T...,,
surge
obser_
la representación matemáticas,. El espacio de los conceptos y el
q;;;;;;;-1'ü";T'"^t de esoacio de la sociedad se corresponden' En cuan-
"lsr * g,;-r to al arte, sólo Ia pedantería teórica lo toma por
911"1,- "
"'.,ji?
tejidas, esbozadas.
lJá JJ il:'fl :il: i"" J:ffi ^,:i; una actividad secundaria y derivada, por una
bi ;,; ;; :fi*,:
". conseguido
il'itii.t"
"1";l"rlX"';,
correctamin "&';'te..l,
"T.ffi J"f,
¡op. s¡¡.,
i nexpresión". Está en ia base o, mejor, en el funda-
*.rrto de las sociedades' Cada sociedad, cada civili-
zación fue una obra comparable a la obra de arte'
Lo que puede decirse-de <la
hoja> puede decirse La estética, como la retórica, parece fundamental",
tarnbién de una
"c,raridaáu ;..,Já;;,"ff'hor,.ud.r, El genio arquitectónico del hombre construye edl-
l?.:j"Tqlo. teué es, pues, tu u".¿aái .Una mul_ ficiis prodigiotot, las sociedades, los Estados' Ese
titud móvil de metáf
de metonimias' de antro- potente genlio constructivo produce cúpulas colo-
pomorfismor, ..rlfs' sales con una materia tan ftág1l, tan sutil como
i.","
gidas,
;;; ;il
"r, ;, Jff*
";;;traspuestas, ## r':Sá'1""#i::"ff
^r.^ : el hilo de araña: el concePto'
Nietzsche no ha inventado la perspectiva habi-
i
mológica>. Antes bien, considera el lengr-raje (o, con características del lenguaje (el filósofo las lleva al
mayor precisión, las lenguas) desde cl punto de concépto, el teórico revoiucionario a la acción polí-
vista soclo-Iógico, como momento esencial cle la tica ligada a la clase obrera), para Nietzsche, el
vida social, su fundamento si no su obase>, mo_ poeta arranca las palabras al <columbarioD, a los
fflento a veces sintomático de revueltas, de enfer_ magníficos y fúnebres palacios de las sociedades.
medades, bien entrej el ,pueblo, bien entre las Devuelve a las palabras (al discurso) una "positi-
nélites". En resumeni-el lenguaje, descle su naci-'r vidado que nada tiene en común con el saber ni con
miento,"ilescie la cuna (en el-tiempo y en el espa_ la acción práctica: Ia poesía, en quien renacen a la
cio: en los comienzos de la humana y en vez La naturaleza despojada por el discurso y el
cada individuo). no se puede "rp..i"
definir por el sa- poder de metamorfosis captada por ese mismo
ber, virtual o aétual. Ei un poder de metanlor- discurso. De esta forma, el poeta hablará del sol
t'osis, que obstaculiza el saber en tanto que adqui- o de la ciudad. Hablará del mismo objeto que otro,
sición definitiva (episteme). La metáfora y iu y ya no será el mismo objeto. Hablará del cuerpo
-éto_
nimia, presentes desde. el priiner acto cle"nornbrar, y ese será otro cuerpo. Trasciende el lenguaje en
haben surgir y re-surgir perpetuamente de lo sen_ cuanto mortal, convencional y coactivo, encontran-
Sible ¡i de la.naturaleia ótro mundo, el mundo de do nuevos ritmos (del cuerpo o de la naturaleza).
la sociedad, de sus (valores>, de sus convenciones Los textos que Nietzsche consagra al lenguaje
reguladoras: el mundo de lo vivido. l van incomparablemente más allá que el Curso
!n su fondo y en su fundamento, el lenguaje es -' demasiado célebre de Saussure y su conceptua-
poético en sentido estricto y amplio: creador. I_a lismo dogmático. Es sabido que los filósofos han
práctica social, la comunicación, no sólo producen determinado tres posturas: el nominaiismo, el
objetos y obras. No cor¡binan sólo materiales conceptualismo y el realismo (platónico). La ma-
preexistentes. Crean: 1o nuevo surge, muere, re_ yoría de ellos se creen obligados a escoger y a ser,
surge, se repite, cambia, difiere, de metamorfosis en cuanto constructores y partidarios de un sis-
en metamorfosis. Entre las personas (los indivi_ tema, bien nominalistas, conceptualistas o realis-
duos), ias cosas, las palabras no hay ninguna co- tas. EI conocimiento filosófico se define por uno de
rrespondencia que ciependa de un saber o lo funda- esos términos y, por tanto, por una actitud y un
mente; y, sin embargo, hay relaciones e incluso tema llevados a lo absoluto. Ahora bien, Nietzsche
unidad a través del lenguaje, pero una unidad de atribuye a cada actitud un grado, un nivel. Pre-
orden poético: en el plano de los *valoreso impli senta un nominaiismo empírico, al que se super-
citos o declarados, admitidos o rechazados, más ponen un conceptualismo socio-político y luego un
que en el plano de un saber común a todos. Si hay "' i realismo poético. Empíricamente, la hoja, el perro,
un momento mortal del lenguaje, se halla en el uso el hombre, estos conceptos no denotan más que
político del discurso. Si hay un momenro (su_ huellas inciertas y variables (recuerdo5, sensacio-
perior" del lenguaje, radica en el uso poético, en el nes, imágenes) que no dispensan de la designación
discurso de los poetas. Mientras qui el filósofo con el dedo de ese individuo, esa hoja, ese perro,
para Hegel y el pensador revoluiionario prru.n ,
derramar tanta tinta a partir de Saussure, no es De esta forma se sitúa el pensamiento metafilo-
unívoca ni está bien definida. La mayoría de las sófico: responde a las preguntas de los filósofos y,
palabras, al ser polisémicas, implican <valores> sin embargo, no es una filosofía.
que permiten escoger un sentido. Sin embargo, en Admitamos que haya sido necesario imponer un
el plano de la eficacia del discurso en la comuni- orden al caos de las sensaciones, á la confusión de
cación, es decir, en el nivel socio-cultural-politico los sentimientos. Admitamos que haya sido pre-
(como diríamos nosotros), el concepto posee una ciso comenzar por la prohibición. El tiempo acaba
realidad que proviene del lenguaje en cuanto hecho con la historia misma. Sin embargo, este perío-
social; posee, por tanto, un alcance institucional; do se prolonga. ¿Por qué y cómo? En el nivel cle
el derecho, la ley, la verdad misma tienen esa la práctica social y política, el discurso no es ino-
existencia práctica en una arquiteitur:a social he- cente, el ienguaje no es inofensivo. Como tarn-
cha de las convenciones y los nvalores" de las poco lo es el saber. De nuevo nos encontramos y
castas y las clases. En un nivel todavía superior, volvemos a hallar la cuestión del poder. La filo-
hay realidades simbólicas y concretas a un tiempo, sofía ha producido y reproducido el discurso del
sólo accesibles ai músico, al poeta y, por tanto, saber sin disociarse jamás de é1, salvo en las apa-
verdaderas, con otra verdad distinta a la de la riencias. Sólo el poeta trasciende este discurso"
experiencia o a la de los conceptos socio-políticos.
Por ejemplo, el sol es un símbolo, y más que un
símbr¡lo: cuerpo glorioso, descubre el mundo, enun- 6. ¿Tie1e por objeto la crítica nietzscheana del
cia el cosmos, los centros de energía y los focos Saber destruirlo? ¿Toma partido Nietzsche por el
de calor, los ciclos y los retolnos, Ias desapari- no-saber contra el saber, por eI discurso sin ley
ciones trágicas y las resurrecciones. El sol dice ni fe contra la razón? No. Por supuesto que no.
al poeta lo que le dicen también el músico y la Exactamente no. Hay que insistir, en ello, repetirlo.
música, el teatro trágico y la tragedia. El sol con- Esta interpretación deforma su pensamiento preci-
firma a la mirada lo que enseñan a quienes tienen pitándolo en el campo de lo absurd<¡. El fetichismo
orejas para oír la danza y el canto profundo. El de lo absurdo, ei culto de 1o irracional sólo re-
sol posee una existencia triple: empírica (en este emplazan el fetichismo del Logos por -un pgnsa-
nivel se le considera objeto de ciencia); social miento que oscila entre los fetichesr'I-a poesía no
(regulador del tiempo y del espacio para las acti- impide el conocer. Antes bien: paitiénclo dé 1o
vidades humanas), y, por último, poética (simbó- vivido, penetra en Lln conocer diferente cualitati-
lico y mítico). Esta última tiene la mayor impor- vamente del saber; este conocer del "vivir' y de
tancia (valor). Entre esos niveles y grados del 1o uvivido' recoge ias otras csferas (la empírica,
lenguaje se operan toda suerte de cruces, de susti-
la socio-lógica. la socio-política), otorgándoles otro
tuciones y metáforas, transferencias y metonimias.
Repetidas veces, Nietzsche ha subrayado la impor- senticlo. Difiere del saber abslracto por naturaleza,
tancia de las metáforas visuales (la visión, la pers- por esencia, y no solamente por su grado. El co'
pectiva, el punto de vista, etc.) en el lenguaje ra- nocer revela la crueldad cie lo vivido, las impla-
cional (social y político). cables reláciones de fuerza que lo hacen tal cual
228 Henri Lefebvre El "dossier, Nietzsche 229
es. Revela la aspereza de los combates, gue nada ¿No provendrá la ambigüedad del psicoanálisis
tienen que ver con la lucha de las ideas, de los de que ni Freud ni sus discipulos han clegido de
escritos y de los escribas. i modo claro entre esas dos vías? Nietzsche, sin cm-
.- Para que sea po;ibte el paso de una esfera a bargo, había mostrado las dos perspectivas y esco-
otra es preciso delimitar, en primer lugar; la del gido la segunda...
saber: mostrar los límites del Logos y del dis- Ei enfoque y la práctica poética del conocer
curso soció-lógico.'Este saber, con su empleo polí- nietzscheano se oponen de forma directa a la cons-
tico y su armadura lógico-lingüística, tiene un cam- truóción hegeliana del saber. Por lo que se re-
po, la sociedad política. Tiende a eliminar los resi- fiere a la teoría marxista, hay divergencia más
duos, las diferencias y el cuerpo mismo, lo vivido que oposición. En nombre de una presunta "prác-
entero, confundiéndolos maliciosamente con la ig- tica teórica", Ia concepción marxista del conoci-
norancia, el mal conocimiento, el mal uso e in- miento ha sido alineada con la de Hegel, no sin
cluso con la estupidez, esa vieja coartada de los embrollar las pistas. Volviendo a la teoria mar-
hombres del saber. Y, sin embargo, ese saber es en xista, recordemos que para Marx, la crítica de la
sí mismo mal conocimiento y mal uso, e incluso, filosofía clásica y la crítica del cientifismo espe-
en última instancia, tontería. La meditación poéti- cializado (la economía política en primer lugar) se
ca rechaza esos trayectos reductores del saber y, amplían hasta una teoría crítica de la intelectua-
sobre todo, del saber político (estatal). Si a ve-; lidad. Esta, pese a sus ambiciones y pretcnsiones,
ces alguien habla ingenuamente, nadie escribe se deriva de la división del trabajo. En el interior
de modo inocente. Aquí se manifiesta Ia vincula- de un campo científico, o de un laboratorio, o de
ción, la ali.anza y, más aún, la co\sión funda- un equipo, puede haber división técnica y comple-
mental entre saber y poder. Todo escrlto, salvo el mentariedad de los trabaios. A una escala más
poético, que recoge la palabra, es reductor, mo- amplia, la división sociai, es decir, ei mercado
mento mortal del lenguaje. -.i (capitalista o no) impone sus leyes. Tal es e\ status
La reflexión nietzscheana sobre el no-saber y el l
social del conocimiento. Si el filósofo se esfuerza
saber (o, corno se dice a veces, sobre lo impen- por trascender la división social clel trabajo inte-
sado en el pensamiento y lo no-percibido en el lectual, sólo lo consigue de modo incompleto, por
seno de Io percibido) prosigue en dos direcciones su cuenta y riesgc,r. Sólo la crítica radical, que
opuestas. En la modernidad unas veces se des- pone las esperanzas en el momento crítico, logra
arrolla una empresa violenta que apunta a la con- cierta superación.
quista del no-saber, a su anexión, a su resolución El saber como tal, a un tiempo separado (de Ia
en el saber: es la empresa reductora. Y otras vida cotidiana, clel puebio), erigido (en institucio-
por el contrario, la reflexión (o meditación) des- nes claramente manifiestas) y fusionado (invertido
cubre (revela) el sentido del no-saber, desarroila en la producción y en las diversas actividades, in-
(despliega, manifiesta) lo no-sabido y muestra la cluidas ias actividades políticas), deviene propie-
acción coactiva que 1o ha puesto en esa situación. dad del capital (n<l de un capitalista o de los capita-
Este clesciframíento de algo particular supone mé- listas como ciase, sino de la sociedad en que el
todos distintos a los de la lógica. .., capital ejerce su hegemonia). La teoría y Ia praxis
2ib Henri Lefebvre El udossier> Nietzsche 231
tienen, por tanto, como meta arrancar el conoci- Drovecto bastardo no corresponde tampoco a Ia
miento al capitalismo, a la burguesía, a su Estado, perspectiva nietzscheana'
al Estado en general, al uso político. Lo que su-
' Una vez más recurrir a la tesis hegeliana per-
pone, en primer lugar, que se rechaza la especia- mite orientarse y situar la perspectiva nietzschea-
lidad como criterio (como superior a lo no-es- na. Recordemos que para Hegel , la necesidad
pecializado, a lo cotidiano, al conocimiento glo- tiene una existenciá positiva, un ser racional; co-
bal), y, en segundo, que en alguna parte, en el .t"tp""¿" a un objeto' a un trabajo p.roductivo'
concepto o en lo social, se encuentra un sujeta Ninluna necesidad se aísla ni vuelve hacia la inme'
intelectual. ¿Cómo? Por medio de Ia lucha de dia{ez del deseo natural. Las necesidades' por
clases llevada a todos los planos, a todos los ni- tanto, constituyen un conjunto racional, un sis-
veles, a todos los terrenos, responde Marx. *! tema que participa del engranaje de los sistemás
También se podría responder nietzscheanamen- ) de la sbciedaa civit en el seno del Estado' Sistema
te: "Desplazando el sentido y el centro del cono- de necesidades y sistemas de trabajos se corres-
cimiento, empleando el análisis en descubrir lo ponden. Cada nLcesidad define una satisfacción:
'Qüé" Sé oculta en todai las
actividades de la so- iorrt.r-" un objeto, reproductible por otra parte
dependen
ciedad en que la hegemonía deforma el conoci- ilas conaiciot"t d" está productibilidad de
miento, en todas las actividades en que la sociedad i"lt".ottomía política). En cuanto superación
' las necesidades son abstrac-
ejerce su poder sobre el saber, cor el saber. Des- la inmediatez nátural,
tas y sociales, puesto que lo uno 1a unido a
codificando los mensajes del no-saber y los del lo
saber. Comprendiendo el no-saber como tal sin ! oiio tsoristicadas, se áirí^ hoy)' Fn cuanto al
reducirlo. Extrayendo los valores subyacentes para á"t!o,' no nace de la inmediatez descrita en la
sacarlos a la luz, a veces para tenerlos en cuenta, ilii*""otogía: deseo de desear y de ser deseado;
otras para rechazarlos tras el paso por la criba á"rfrrry" el iu¡eto deseado, Io devora, 1o bruia-
de una crítica atenta, aunque benévola...,. liza; ie destruye a sí mismo, sin más huellas
Si el saber occidental se vinculá al t que el destrozo, en un destello de goce loco' El
-el Logos-productivismo,
crecimiento material (economismo, i""..-i."ro y el deseo arrastran hacia el mal
cuantitativismo), la cuestión antes planteada y la áefinido: la ietórica romántica, la verborrea sin
respLresta nietzscheana poseen plena validez. Sin tin, el
---lV delirio irracional.
embargo, descarta el Logos, cuyos elementos esen- Uur*? Frente al deseo elige la necesidad'
Au-nque la ponga entre paréntesis al analizar
ciales Marx y el pensamiento marxista aceptan el
como una adquisición social, liberándolos de sus valoi de cambió, necesidad y uso van juntos' La
marxista del trabajo no llega' en Marx'
,
hipotecas capitalistas y burguesas. .j
No es cierto que el <descentramiento> del Logos "riti.u
ir;sá la crítica de la necesidad: la trata (en de pa-
y a algunas reservas los
pueda consistir en un simple trabajo sobre el len- ruáu uq"i allá. Pese
guaje (en una práctica literaria). En la argumenta- ¡utinusir¡tós de 1844), no hay desacuerdo a este
ción nietzscheana hay que ir más lejos. ¿Reempla- r"tp""to entre Hegel y Marx,- quien acepta la ra'
zar el fetichismo del Logos y su inconsciente retó- flimitad'a pbt t"t burguesa' pero real)
rica por el fetichismo y la retórica del Deseo? Este "iti"ria"a
Ar lu to"i"¿ad occidental. Desde hace un siglo'
la
233
232 ¡7"rr¡ lsfsbvra EI,rdossier" Nietzsche
reflexión de los marxistas evita este escollo. Una una vida social; reina Ia necesidad, determinada o
polérnica sinuosa ios divide: ¿hay que lirnitar las libre.
necesidades (tesis de algunos trotskistas), o multi- El Gran Deseo reúne las energías diseminadas
plicarlas indefinidamente (tesis de ios producti- en necesiclades y actividades diversas, determrna-
vistas), o combatir su facticidacl (tesis de ios mora- das por conven;iones lógicas y- evaluaciones mo-
rales. El Gran Deser¡ difiere del deseo inicial'
listas, humanistas y naturalistas)? como
Con Nietzsche se abre otra perspectiva. El rleseo, ia-attura difiere de 1á sombría profundidad' bajo
lo vit¡ido (que no se conoce y que se conoce mal) ir ."p".ti.ie: Fl deseo, inconsciente' se gasta al
pertenecen al campo de la poesía., El deseo iniciai principio sin ninguna consideración' Reunida' con-
ya'
y finali deriva, si es que puede decirse así, de un C".rruáu, ia energía creadora no se derrocha
gasto expiosivo de energía. Una determinacla ener- no produce ya un objeto indiscriminado' no se
gía (cuantificable, aunque eso no tenga gran im- pl"tá" desiruir e\ aiar' El Gran Deseo es eI de-
portancia) se condensa en un centro, en un (su- seo de^LIo sobrehumano; es ya lo sobrehumano'
jetor; ahora bien, esa energía no existe más que .,, pi"t"""ia, su nacimiento' Juega, pero las reglas
Actuando, produciendo un efecto. El ser vivo o á" t" j""go no tienen nada de pueril' Destruye sin
pensante la utiliza en los iuegcs, en ias luchas, Uu.¡uii".-Alcanza la más alta conciencia' Ia de la
superación (Überwinden), es decir, se destmye'
se
tanto como en los trabajos. La derrocha frenéti inciuye el
camente. ¿Las necesidacies? Eso son inversiones consume, se transclende. El Gran Deseo
.árro".r;'lo une al arte, y, sobre todo'-al arte de
y recompensas tranquilas de la energía vital.
¿Quién les da forma? El lenguaje, la arquitectura
vivir (puesto que se up,""á" a desear en la alta civi-
socio-política,. el poder político y la presión ideoló- iir".i¿", en la civilizaói¿tt d" La Gaya Ciencia'1ovéase
gica que se ejercen sobre el deseo. Y el trabajo... f*grn".rto 334), pero avanza más allá de que
,roit.o. sabemoi ( ¡nosotros, humanos' demasiado
El pensamiento <profundo" (entre comillas iré-
humancs! ).
nicas, puesto que Nietzsche ironiza y desconfía
i,-
desde el momento en que el se¡ consciente sale
de la superficie, del espejo rutiiante, y puesto que 7. El concepto (o, mejor, la imagen-concepto)
sólo el poeta puede lanzarse), el pensamiento de relación con
de la voluntad- de poder tiene cierta
Nietzsche parece el siguiente, al menos hasta La ü*r""ú^"t'-¡eite áe las consciencias' ytalrepetido:
como la
Gaya Ciencia. En primer iugar, la "profundidad> pd;;; H.g"l. Nielzsche lo ha dicho
todo alemái tiene algo de hegeliano y'
del cuerpo, de la energía acumulada explosiva- por tanto'
la En la Fenomenología' \a
mente, de los fenómenos fisiológicos, es informe; ir"n,u con violenJia'
entre
los azares desempeñan ahÍ un papel preponde- conciencia'de-sí nace de ia acción recíproca
las conciencias en estado embrionario; eseemer-
naci-
rante. Dos procedimientos permiten introducir un i
cierto orden en ese caos inicial y fundamental:
!
miento doloroso no se produce sin lucha' La
de la natulaleza
;;;;t" p* "ncima de lo inmediato'
I
con el lenguaje, la lógica que sirnplifica; con el tl
y la re-
juicio y la apreciación, el valor ético o estético que t
]-d"l ¿r,.onscienteo- en la abstracción
(conciencia-de-sí) implica una lucha a muer-
permite la elección. Entonces puede ofuncionar, ttexiOn
234 Henri Lefebvre El "dossier" Nietuche 235
'te, durante la cual (o, más exactamente, al fin de cluye en un re-conocimiento mutuo y recíproco'
la cual) cada (actante> se hace conocer y reconocer sinó en una victoria sobre los vencedores de la
por. el otro y, por tanto, se refleja (sé reconoce) víspera, o en una derrota de los rebeldes, frecuen-
a sí mismo. ¿Juego de espejos? ¿Juego de pala_ temente en contagio o contaminación de los ven-
bras? ¿Juego de manos? En absoluto. y no hay cedores por los nvalores,t de los vencidos' Los
nada erótico en el pensamiento hegeliano. Hav oprimidos, los vencidos, no están, sin embargo,
que luchar para emerger. El Amo y el Esclavo sá désprovistos de "Wille zur Macht>. Sólo son, mo-
enfrentan con las armas en la mano. EI saber se mentáneamente en ocasiones, ios más débiles' Las
beneficia de ello, pero el filósofo no lo sabe hasta mujeres, por ejemPlo.
mucho más tarde, quizá demasiado tarde. Nietzsche ha intentado una ontología de la *vo-
¿Prolonga la lucha de clases, según Marx, el luntad de poder" contenida en el libro del mismo
concepto hegeliano de la lucha a muerte de las nombre, cuyo título es un timo, porque debería
conciencias? Sí y no. No, porque para Marx estas llamarse: La inocencia del devenir. Esta ontología
luchas poseen condiciones históricas precisas, en la se distancia infinitamente de una racionalización o
Antigüedad, en la Edad Media, en el capitalismo. teorización que acepta lo .,dadoo, la "realidad'
La lucha no es un momento fenomenológico de la considerada.
conciencia en general. No, porque el enfrentamien- La voluntad de poder manifiesta, por supuesto,
to tiene lugar entre las clases y no entre (sujetos> la energía vital, la que actúa en el cuerpo. Esta
especulativos, el Amo y el Esclavo. No, porque Ia energía se acumula y se gasta de varias formas,
lucha no tiene por motivo y fin el reconocimiento lo más a menudo con violencia; salvo en los ca-
(de sí en el otro, del otro en sí, de sí-mismo), sino sos en que se contiene, mantiene su tensión, la
la propiedad de los medios de producción y el afina. alcanzando así niveles de concentración en
sobreproducto social. Y, sin embargo, sí, poique que encuentra plenitud, alegría: en la creación
la lucha de clases llevada hasta el fin educa la con- poética, en el goce (la voluntad supone una ten-
ciencia de los esclavizados, la cambia en conoci- sión que asciende por grados sucesivos y ritmos
miento y más pronto o más tarde invierte la situa- medidos la pendiente que la lleva a la cumbre,
ción en beneficio de los trabaiadores. momentos de la relajación y del gasto, relámpa-
.¡ La voluntad. de poder nietzscheana difiere de go del surgimiento , entrega, autodestrucción, qttizá
esta (lucha a muerte> de las conciencias en que orgasmo).
no es un momento; es perpetua, no se supera ¡ La teoria de la voluntad de poder corresponde,
en eI curso de una historia. El saber mismo sirve por tanto, a una energética fundamental, pero
a la voluntad de poder. No se invierte: si el Es- compleja. No encuentra ante ella más que otras
clavo se rebela contra el Amo, si arriesga otra vez voluntades de poder, otras energías, diversas en
su vida para vencer, es porque en él la voluntad la unilad y relación recíproca. Reina al nivel socio-
se vuelve de nuevo más fuerte que el recuerdo político; en la lucha por el poder, la voluntad de
(resentimiento) de la derrota y pórq,re ha inven- poder en estado puro, pudiéramos decir,, se .rqco-
tado <valores) que le empujan más hacia el com- noce, puesto que no se ve mas que a sl mlsma'
bate que hacia la aceptación. La lucha no con- pero este reconocimiento intensifica la lucha en
237
236 Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche
9. ¿Qué hay de común entre el tema nietzschea- o algllna circunstancia análoga. Se ofrece como
no del resentimiento y el concepto hegeliano de la víctima, presa, objefo, a la voluntad de poder que
a.Iienación, separado por Marx del sistema hege- lo ha arrojado por tierra.
liano-y recogido por él para aclarar la práctica El racionalismo humanizante y optimista admi-
social?
tía que una desalienación total borraba la aliena-
Para Nietzsche, hombreo no se vive a sí mis_ ción inicial, podía cumpiirse mediante un procescl
mo como ser de "el necesidad o de deseo, sino de inverso al de esa alienación. Para Hegel, ia Idea
resentimiento. Este término posee un sentido mu_
absoluta reabsorbe la aiienación inicial mediante
cho más amplio que el se.riido trivial: re_sentir la que el mundo salió de su propio seno; por así
algo (un sentimiento, una impresión). Una situa- Cecir, la toma incluso como prueba, lleno de
ción pasada, de la que el ,,r.¡"to pá.".. y cree saber. EI Esclavo puede vencer al Amo y supe-
haber salido, ha dejado huellás.
¿Én et oincons-
ciente>? Quizá, a menos que esas huellas consti-
rar (en senticlo hegeliano) la situación de derrota.
También para Marx el trabajo productivo (indus-
tuyan el oinconsciente> mismo. No coinciden exac-
tamente con el recuerdo; el resentimiento difiere
trial), reorganizado por la clase obrera que se
hará cargo de é1, suprimirá el trabajo allenante-
del reconocimiento. La situación inicial re-vive; alienado, dividido, impuesto como una fuerza ex-
se repite; vuelve y su rememoración la torna obse_
traña.
sionante, imponente, determinante. Al mismo Nietzsche no cree que la alienaciÓn concreta
tiempo, el <sujetor> se deja vincular a la situación
humillación, la privación grave- desaparez-
y se vincula a ella; se aleja del presente par.a -la
ca sin huellas indelebles. El oprimido y el escla-
rgalima¡ el pasado. Huye de lo aciual, no puede vizado habrán engendrado en sí rnismos ovaloreso
vivirlo. Su vivencia se sitúa detrás y lejos, opiofun- que ies habrán permitido vivir, disimuiándoios o
damente>.
bien (lo cual es lo mismo de todos modos) acep-
presentido Nietzsche el psicoanáiisis? tando las condiciones de su existencia' La humi
-_¿Habrá
Hasta cierto punto segurament., pé.o su teoría llación se convierte en razón de ser, con compen-
cala más hondo. porque no es un suceso físico,
saciones, complicaciones, explicaciones, justifica-
una carencia, un dolor lo que produce el resenti_
,li,."t?: Es siempre o casi-siempre una htmtilla- ciones; esboza un sitio, lugar de una jerarquÍa;
como por azar, cada humillado tiene otros humi-
c.r.on..Ntefzsche prosigue por ese derrotero
el ahon- llados por debajo de sí, a los que puede humillar:
damiento abisal del concepto de alienación.
sentimiento del ser alienadb por Ia alienación
El re_ mujeres, niños, animales, malditos. El ofendido
tiene llega a definirse ante sus propios ojos por el mo-
a3 irreparable, de irremediabte, áe irreversi-
ll8o
ble. ¿Por qué? porque mento de la humillación (el homenaje rendido al
viene u .r"gu. su tlumilta_ poderoso, la fidelidad, la abnegación, etc.). En la
cron, a extraer de ahí una voluptuoiiaua
en-pri-mer lugar, saca de ella una virtud: ia
singular; modernidad, los hombres del resentimiento se
milclad. Se hace humilde, virtuosamente, para
hu_ multiplican. Están por todas partes. Todos se re-
acep-
tar,ia humillación y trocarla en una f.il.lau¿ t,r.- sienten. Quienes quieren el poder para vengarse
Daoora. Vuelve a buscar la situación humillante del poder existente no escapan a este destino: lo
alimentan. Y de igual modo que hombres, tam-
242 Henri Lefebtre El "dossier" Nietzsche 243
bién hay omujeres del resentimientoo. Todas qui- a la naturaleza? No. Al contrario: superar la natu-
zát en iugar de acusar a la moral y a la religión raleza, es decir, la voluntad de poder, y la prueba
(que fingen protegerlas) de su miseria, acusan del devenir, resentimiento y culpabilidad. En lugar
a- los hombres, a los omachos", invirtiendo la de un tiempo histórico sembrado de victorias y de
cuestión. Considerados en conjunto, ofendidos y derrotas, de agresiones y de humillaciones, la Gaya
humillados ls, establecen un círculo vicioso, un Ciencia ilumina la inocencia del devenir. No sigue
anillo mortal, un torniquete; acentúan la repe- el camino prefabricado por una providencia o dis'
tición de lo re-sentido; directa o indirectamente puesto por una racionalidad oculta. Va al azar. No
hablan de ueso, y sólo de eso. ¿Quién? Las mu- tiene la responsabilidad ni Ia culpabilidad del indi-
jeres sobre todo. Los creyentes. Los <sujetos" de viduo en general, lo que no la dispensa de lanzar
Ln monu.ca o de un gobierno cualquiera: de un una requisitoria contra determinadas personas: los
Estado. ¿Los obreros? Quizá. Los esclavos siem- poderosos.
pre si loé amos han sabido aprovechar su domi-
nación. El resentimiento revela el secreto de Ia
esclavitud consentida, preferida a la muerte' 10. Al mismo tiempo que Hegel y Marx, un tal
La culpabilidad es, por tanto, un estado, más Kierkegaard ponía un escolls en la vía d'el devenir
que la cónsecuencia de un acto definido' Ese e's- (del progreso): la- repetición. Sóren Kierkegaard
fodo hu.. estragos en Occidente bajo el signo introdujo la paradoja de tal forma qlue pasa' con
del Estado. El sentimiento de Ia culpa, original o toda razón, por místico. La repetición kierkegaar-
irrisoria, mortal o venial, se une al resentimiento diana (la que Job exige a Dios desde el estiércol
como fuente de angustia que exige explicación' después de haber perdido todo, la que el prome-
Ocasiones de culpabilidad no faltan: las guerras, tido de Regina reclama por su amor roto) exorciza
las actividades nocivas y tantas otras' Pero el el tiempo, esa maravilla demoníaca, invocando al
fundamento carácter fundamental- de esta Eterno. Dios puede resucitar a los muertos, sus-
culpabilización-elescapa a los europeos, Io que per- pender el tiempo, hacerlo retroceder. Y Dios puede
mite a las personas religiosas, a los filósofos, a los devolver lo que se ha perdido: la inocencia ori-
políticos explotar ese sentimiento que se ignora ginal, los bienes terrestres (Job), ta bienamada
án cuanto résentimiento, veneno de la conciencia' (Sórea Kierkegaard). En el centro: la trascenden-
Para Nietzsche, el problema no consiste tanto en cia. La paradoja de la repetición no ha dejado
diagnosticar o explicar el sentimiento de culpabi- de introducirse por ello.
lidad y su fuente envenenada, el resentimiento, Desde la guerra de 1870-1871, Nietzsche anuncia
cuanto en mostrar la vía de curación. Objetivo: la que la historia, razón y conocimiento se hunde en
salud, la gran salud que supere la gran enferme- un mar de lodo y sangre. Primera repetición: Ia
dad, el niñilismo al que conduce el resentimiento' violencia, cuya necesidad parece evidente a los
¿Por qué medio encontrar la salud? ¿El retorno hombres que toman las decisiones y cuyo absurdo
15 La correspondencia de Nietzsche refiere su descubri-
no parece menos evidente a quienes la sufren. i '
y su Nietzsche pone en primer plano lo repetitivo a
miento (tardío, en versión francesa) de Dostoievski
entusiasmo- partir de la poesía, de 7a música y del teatro (de la
a^^
Laa Henri Lefeb,¿re El,<dossier> Nietzsche 245
tragedia). Este sería el momento de examinar tera entre lo concebido y lo vivido, es decir, entre
cómo en su prosa y en sus versos emplea los proce- saber y no-saber: en la cresta. Este no-saber es
dimientos clásicos, derivados todos de la repeti' Io vivido, goce y sufrimiento, siempre repetidos,
ción: rirnas, aliteraciones, invocaciones, silabas o siempre nuevos. Risa divina, danza de los dioses,
palabras de apoyo para las frases. Su poesia no la gaya ciencia, más y mejor que la triste Ciencia,
imita a la música; no pretende ser ni hacerse mu- infringe lo vivido. Es la poesía. Es la embriaguez
sical, no pliega el lenguaje a ias leyes de un arte del devenir y de la repetición. oVuelve otra vez con
distinto; aporta al lenguaje la experiencia de la todo-s tus suplicios", así se pronuncia el sí al
música. La música se basa en la repetición; todo vivir.
en ella es repetitivo, no sólo los temas (el leivmotiu ¿Se quiere comenzar por el saber en lugar de
wagneriano, el tema de la fuga, etc.), sino las (no- empezar por la critica del saber, por la música,
tas,, Ios intervalos, los timbres, los ritmos (la por la tragedia, por la poesía? Puede ser, aunque
medida), etc. Y, sin embargo, a propósito de la ese sea el camino inverso al de Nietzsche. El jamás
música, todos hablan de frescura, de movimiento, sistematizó los elementos de su pensamiento en
de destello, de esplendo¡, de invención incesante, el plano denominado filosófico. Sistematizarlo es,
de temporalidad incluso.JNo hay repetición sin di poi tanto, traicionarlo. Aquí y ahora se va a trai-
ferencia, no hay diferencia sin repetición. En cuan- cionar a Nietzsche lúcidamente, para mejor mos-
to a la tragedia, va mucho más allá en ia repeti- trarlo por su envés, pudiéramos decir, y ponerle
ción: resucita al héroe por medio de un texto pre- de manifiesto. Para é1, la diferencia es esencial,
parado y repetido. En un lugar consagrado a este aunque este último término no convenga exacta-
rito recomienza el acto trágico, el momento mor- menie. ¿Cómo riemostrar la importancia de la
tal, el holocausto, gue se revive con Llna diferencia: diferencia frente a quienes la impugnan, los racio-
la alegría trágica. nalistas, las gentes del Estado?
Nietzsche sitúa lo repetitivo en el centro de la Lo repetitivo es lo idéntico y es el principio de
meditación. ¿En el lugar del devenir? No exacta- identidad lógica mismo: A : A. Este principio for-
mente. El problema estriba exactamente en com- mal implica una repetición, lo más próxima po-
prender cómo hay devenir en la repetición y repe- sible a la repetición absoluta. Y, sin embargo, esa
tición en el devenir:'Para Nietzsche, la antigua ima- segunda oAo no puede repetir de modo absoluto y
gen del flujo heraclitiano tropieza con 1o repeti- 'de forma totalmente rigurosa la primera, porque
tivo, pero lo repetitivo no puede considerarse es la segunda. La lógica formal está en juego. Y la
aparte, como ,<pufar'. repetición. Tomado en sí sucesión de los números, es decir, la matemática:
mismo, aislado' arbitrariamente, hace ei deveni¡ uno y uno igual a dos. Una repetición engendra una
incomprensible. Ahora bien, hay tiempo (e incluso di'ferencia: la menor, con el menor contenido, con
multiplicidad de tiempos: ritmos, linajes, ciclos) el mínimo de residuo. Transparente, por tanto'
y prodigiosa diversidad de creaciones del devenir. Y, sin embargo, de operación en operación, de
Pero hay repeticiones en el seno del tiempo. TaI es repetición en repetición, se realiza un infinito' El
la paradoja que parece escapar al saber. Sin des- conjunto infinito de los números enteros (con-
aprobar el saber, Nietzsche se coloca en la fron- junto en el interior del cual cada diferencia es
246 Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche 247
lf
mínima) permite engendrar otros conjuntos infi- tición (combinatoria) de sonidos articulados? ¿No
nitos (los números fraccionarios, transcendentes, :l
1l
hay que situar aquí las realidades psíquicas: la
etcétera) y deducrr el concepto de número infinito ll .conciencia-de-sí" (reduplicación, duplicación, du-
(transfinito). Entre los números infinitos hay dife-
ti plicidad) y su base o fundamento en el cuerpo, (el
rencias máximas. Lo puro lógico se supera lógica- tl inconsciente>, con sus interacciones, con sus ape-
trnente. il laciones y llamamientos recíprocos?
Lo repetitivo es el engendramiento de los núme- Pero lo repetitivo se desdobla a su vez: lineal-
ros. Por tanto, de los conjuntos, del espacio y de cíclico. Lo cíclico es el ritmo. Los ritmos: los del
los espacioSi.Lo infinito se genera a partir de la cuerpo vivo. Quien dice ritmo dice repetición. En
repetición, a través de esos conceptos hoy día casi la frontera (movediza) entre lo lineal y lo cíclico
aclarados: series y recurrencias, conjuntos, trans- está <el inconscienteo. Todo cuer?o vivo recibe in-
finito, poder del continuo, enumerable y no-enume- formaciones, desde la célula al ser humano, y múl-
rable, conjunto de conjuntos. La mayor diferencia tiples mensajes de los que no descifra más que
(infinito-finito) se percibe y se capta de este modo. una parte ínfima. La teoría de los r:rensajes y de
Pero lo repetitivo desborda el campo de los nú- los códigos, de las redundancias y de las variacio-
meros. Llega incluso hasta los gestos, los actos nes informativas, entra en la de Ia repetición. El
prácticos que se reiteran. La repetición lineal abar- cuerpo vivo tiene un doble c(trácter: energías ma-
ca un campo inmenso. A condición de admitir lo sivas que se reparten y se gastall según ciclos y
que no puede dejarse de admitir: lo repetitivo en- ritmos; energías finas, informacionales, relaciona-
gendra lo diferencial; y al contrario, 1o diferen- les y situacionales, mensajes lineales, códigos y
cial se produce por la repetición en el transcurso descodificados. El doble carácter del cuerpo vivo
de un tiempo específico. es debido al doble carácter de la repetición: lineal
,Por. t?plo, el saber, repetición a su vez (memo- y cíclico.
ria, operaciones reiteradas, lógica, etc.), es saber Esto no es todo: todavía no es el Todo. Si la re-
de lo repetitivo. De igual modo, el trabajo con- flexión examina el Mundo descubre los ciclos de
siste en gestos repetidos. ¿Ya a clausurarse este las estaciones, de la vida y de la muerte (Dioniso y
campo, este dominio inmenso de 1o repetitivo? No. sus poderes: el caminar entre las pruebas, las
Lo repetitivo es también el doble, el doblamiento desapariciones trágicas y las resurrecciones). Si la
y el redoblamiento. Por tanto, la duplicación y la reflexión examina el Cosmos descubre la luz (Apo-
duplicidad. Por tanto, la simetría y la disimetría, 'lo, sueño y claridad). La energía, fundamento del
el espejo y los efectos de espejismo y de espejo, ser, se despliega; la ley de la energía consiste en
el eco, el reflejo, la imagen. ¿Y por qué no la más- gastarse. Al dilapidarse se dispersa. El juego ener-
cara? ¿El reflejo falaz?... gético se realiza a través del ciclo upérdida-concen-
Lo repetitivo se descubre también en la memo- tración>. La energía forma focos, centros, núcleos'
ria. Y, por tanto, en cualquier conocimiento: co- En torno a ellos, esferas, sistemas. Y esto desde la
nocer es re-conocer (la reminiscencia). Contrapar- partícula ínfima a las galaxias, del micro al macro.
tida amarga: el resentimiento. ¿No hay que atri- Y siempre una tensión, una voluntad de acciÓn, es
buir ¡r, lo repetitivo lineal el lenguaje mismo, repe- decir, de poder, que se expande, generosa o brutal.
Henri Lefebvrc El "dossier" Nietzsche
El sol posee esa existencia triple ya reconocicla: pensamiento racional. El Mundo y el Cosmos, Dio-
empírica, socio-política, simbólica (poética). y lo niso y Apolo: los laberintos subterráneos y los
mismo ocurre con este pequeño foco: el cLrerpo contornos a plena luz. ¿La filosofía? Separada del
vivo, el <sujeto> (ei cerebro y su periferia). El ia_ aparato metafísico (metafórico), secreción de las
moso sujeto, helo aquí: es un centro. No una sus- burocracias (eclesiásticas, políticas) está ahí: to-
tancia: un pequeño centro de pulsiones, de deseos, mada otra vez íntegramente, pero en otro plano,
en una palabra, de energías que se gastan, que se bajo otra luz, con otras oscuridades. En otro tra-
dispersan no sin dejar huellas. yecto, en otro proyecto. Totalizada y totalizante
Ahora la reflexión se desplaza danzando sobre la de otra forma: desde la lógica a la múÁica, desde la
arista que separa el saber del no-saber. A un lado matemática a la poesía, desde los balbuceos a las
de la frontera (la ironia quiere que partiendo del obras. Lo cual no excluye la reflexión, que los re-
saber, generándolo mediante lo repetitivo, la me- chaza hacia lo inaccesible, el éxtasis, la voluptuo-
ditación llegue al vivir como no-saber) está el sa- sidad próxima al dolor, el trance, la muerte. ¿y el
ber engendrado (engendrándose) por la repeti- devenir? Es así: cambio donde todo cambia, salvo
ción. Al otro, Io vivido, indiferente a esta génesis, la totalidad de los cambios. En una relación para-
pero que recibe de esta diferencia otra dimensión, dójica, pero que se dilucida con lo que implica
que está a su vez por conocer y reconocer. El y con lo que contiene, con aquello en lt que áege-
vivir: la alegria, la voluptuosidacl , Ia angustia, el nera por aquello que se genera: lo repetitivo. ¿Ser
trance y la danza. La tragedia (resurrección de los o no ser? Nol. <Werde das du bist> ( iConviértete
héroes, mentís al tiempo por una repetición re_ en lo que eres! ).
presentada). La música (brote y resurrección de la Sí. Al decir ese .sí, hemos aceptado las peores
alegría, inseparable del doloi). La poesía (evo- hipótesis: la hipótesis terrorífica de la repárición
cación de lo posible, revocación de Io inadmisi- eterna del Mismo, es decir, de los azares que nos
ble). La muerte {que se repite con la vida). La han hecho nosotros mismos, de las circunstancias
historia, por último (con su proLrlemática: incer- que han producido nuestra mediocre existencia
tidumbres y certezas, memoriá y saber, tumba del demasiado humana, pero también y al mismo tiem-
tiempo pasado y apelación a la luz, obstáculo y, po la maravillosa hipótesis de lo Sob¡ehumano,
sin embargo, tentación). que nace desde ese momento aportando el sen-
El saber se basa en la menor diferencia. v el tido del devenir.
arte, por el contrario, en las diferencias máximas Dos grandes ramas del pensamiento filosófico
irreductibles a aquellas que se inducen en el in- (que se entrelazan con otras, empirismo y racio-
terior de tal conjunto, de,tal"sistema, de tal lógica. nalismo, materialismo e idealismo, nominalismo y
¿ Y qué pasa con rei devenir en ia perspectiva realismo conceptual, etc.) convergen aquí: la línea
nietzscheena? Es esa toLalidad: io ciclico y lo eleata y la heraclitiana. Los antiguos y rnodernos
lineal, ias evoluciones y revoluciones. Lo mismo eleatas pueden negar la importancia del movi-
y lo distinto. Lo idéntico y lo diferente. y su rec! miento; no pueden negar su existencia sin conver-
procidad, su engendramiento. por tanto, lo os- tir en dogmas las célebres paradojas de Zenón.
curo y lo inteligible. El pensamiento mítico y el En cuanto a los heraclitianos, tienen que recono-
250 Henri Lefebvre El "dossier" Nietuche 251
c€r la importancia de lo repetitivo cíclico al menos.
(Heráclito ya lo acepta con su <(gran añoo.) ritu sistemático 16 saca un placer masoquista de la
'f,!. La teoría del devenir
prisión donde se encierra echando con cuidado los
universal ño puede refutar cerrojos. Nietzsche abre .a martillazos>, sí, pero
lo repetitivo relegándolo a lo up*"rit.. -f_a teoría
de lo Inmóvil Inteligible puede relegar a la apa_ también (con su sangre).
riencia el. flujo y el rnovimient<¡ iñforme, pero La modernidad se hunde en la nepetición (y en
.
debe admitir H-coniiéiiciá cie lo repetirivo, a la iez revelaáo y
que el devenir crea formas, (seres)
determinados, géneros y especies que se nombran. oculto por las ideologías: él pan-maternatismo y el
pan-conceptualismo, el fetichismo de lo combina-
¿Qué es lo que da lugar a la iirtervención del torio y de la estmctura, el
pensamiento, al gesto práctico? Lo repetitiv,c. Toda y los rno-
acción se basa en una nepetición, poiqrr" se repite delos, etc.). Q_q-gg-!e. ¡nodg, la"dibujo"
época móderna sa-
a sí misma: gestos, objetivos. La iilosofía ha aila_ borea hasta las heces el gusto de la repetición. I_a
historia, de la que durante mucho tiempo ha creído
ladg este rasgo de la actividad práctica (técnica). proceder, negaba la repetición o sóio le concedía
Según Hegel, el entendimiento Lnalítico y no la
escasa importancia, en nombre de un devenir feti-
razón'dialéctica es lo que interviene en ia prác_
chizado, al tiempo que racionalizado. Esta hist<¡ria
1i:1,.
.l eI trabajo. y para Marx, el pensamiento monumental se derrumba, come- la filosofía siste-
dialéctico no se descubre ni descubre io real y sus
contradicciones, sino mediante la confrontación de mática, monumental también, con las justificacio-
lo real y de lo posible, al nivel de la totalidad. nes y legitimaciones que muchas persoRas creían y
Lo que no excluye de ningún modo creen aún sacar de ellas. La rng$g¡nidad preqenta
lo con- este doble- a$pecfo: toclo'cambia y nada cambia;
trario- la producción de algo nuevo -todo
por el con- tódó se estrernece y todo se estanca. ¿No será la
junto (totalidad) de gestos reiterados, áe ucros r._
petitivos, de intervenciones maquinales y técnicas ilé*la tiranía la repetición más abrumadora? En
(partes, según Marx, de las fuerzás produttivas que nombre de la libertad, la revoiución ha engendrado
transforman la naturaleza). una vuelta de los viejos despotiSmos eri versión
Si. esto es así, ¿cómo extrañarse de la impor_ moderna agravada. Pero la repetición no se limita
tancia de lo repetitivo en el mund.o moderno, ob- a las esferas del poder y del Estado" Se ha masifi-
jetos, productos, gestos? La satisfacción de haber cado gracias a las técnicas.
engendrado por la repetición el Saber de este mun_ La importancia de lo repetitivo, descubierto por
do y en este mundo no suprime la desazón. y se Nietzsche a raíi de una crítica de Ia historia, del
comprende mejor por qué Nietzsche no se esforzó historicismo, del evolucionismo y de la filosofía
en construir el sistema de Ia Repetición, sino que
*hegeliana- del devenir, a raíz también de un
creó a T.aratustra para superar el nihilismo inhe_ análisis riguroso de la poesía, de la música, de la
rente a. la modernidad. Este sistema ha sido esbo. tragedia, no hace más que confirmarse" por todas
zado. aquí para poner de rnanifiesto lo q.ue no es
partes.
ni dice el poeta Nietzsche. En sí mismo iólo sería
un sistema entre muchos otros elabor:ados por r Antes hemos citado algunos de los más recientes:
el pensamiento moderno desde Hegel. Cada espí- Yves Barel, Michel Clouscard, Jean Baudrillarcl. Habría que
citar también a H. Marcuse, M. Mcluhan, J. Monod., etc.
Henri Lefebvre EI ,rdossier, Nietzsche 253
El análisis crítico de la vida cotidiana muestra la enfrentan, y, con ellc¡s, la diferencia y la repeti-
interferencia de las repeticiones cíclicas (las horas, ción (reproducción).
fos días y las noches, las semanas y los meses, ¿Cómo escoger? ¿Es Preciso hacerlo?
las estaciones, las necesidades) y las repeticiones
lineales (los gestos y actos del trabajo, de la
vida familiar, de las relaciones sociales). Igual- 11. EI descubrimiento de la imitación (Míme-
mente, el análisis de los fenómenos económicos y, sis) como fenómeno psíquico y social no puede
más todavía, el de la reproducción cle las relacio- atribuirse a Nietzsche. Ni siquiera pensó en expli-
nes sociales (de produóción). Esta reproducción car, y mucho menos en sistematizar,la teoría de la
pone sus esperanzas en la generalización de lo Mímesis17 o de la "Mimicry>. Mostró su alcance
repetitivo: si todo se repite, Ias relaciones sociales en un análisis crÍtico (en sentido nietzscheano:
se prorrogan, automáticamente, al volverse auto- más sarcástico que irónico o humorístico). Un
máticas, al integrarse en el automatismo general. hegeliano admira la imitación como potencia ra-
Hasta el punto de que no sólo la filosofía y el cional que suscita Ia reproducción de un tipo hu-
saber pueden definirse por la relación conflictiva mano, social y político. Por lo que a los marxistas
entre la repetición y el devenir, ni la modernidad se refiere, incluido Marx, han descuidado tales
como ilusión (ideológica), sino la sociedacj entera. fenómenos, dejando a un lado la teoría de la iden-
Todo inclina hacia la reproducción, hacia la re- tidad y la de la mutación (metamorfosis) o, dicho
petición cuantificada; y todo (todos) reclama lo de otra forma, de la repetición y de la diferencia,
nuevo, la brecha, el salto cualitativo hacia ade- de la imitación y de la creación.
lante, que no llega. ' Nietzsche puso de relieve ia importancia de la
Así, Hegel preveía un Estado que engendrara sus Mímesis en la naturaleza. Ninguna hoja de roble es
condiciones de formación y de equilibrio, sistema rigurosa y absolutamente idéntica a atrai sin em-
auto-generador y auto-reproductibie" Marx, en cam- bargo, todas las hojas del roble se parecen; el
bio, preveía en nombre de la revolución proletaria. concepto de uhoja>, que sólo retiene esos pare-
un salto hacia adelante en el deVenir, ,nu .g.rr"- cidos y los cambia en identidad, no tiene la verdad
raciónn nueva, sin repetición, pero sin pérdida del que le atribuyen los partidarios empedernidos del
pasado. Nietzsche denuncia el peligro de la repe- saber. Sin embargo, tales conceptos permiten a Ia
tición que mataría toda diferencia. v simultánea- conciencia empírica, a Ia actividad práctica, poseer
mente afirma la exigencia de una iuptura com- su esfera y a los humanos habitar una construc-
pleta, que trascendería el pasado. ción (arquitectura) sociopoiítica. A lo largo de la
Aquí se transparenta la diferencia radical entre evolución, desde que existe tal especie de planta y
Ia superación hegeiiana y marxista, que conserva hasta que desaparezca, cada. planta re-produce
(más en Hegel, menos en Marx) los antecedentes y aquella de la que nace. Entre las hojas de roble
condiciones a un nivel superior, al <elevarloso, y la las diferencias son mínimas, internas a la espe-
superación nietzscheana, que niega, deniega, re-
niega, desmiente, refuta y precipita en el abismo. " Véase para Ia explicación del concepto y para un
El Aufheben optimista y el überwinden tráeico se intento de osistema> el libro de Auerbach: Mimisis.
254 Henri Lefebttre 255
El "dossier" Nietzsche
cie (caracterizada como un (sistema> equilibrado,
pues cada planta y el conjunto de las plantas perte- o menos exactas' La simulación forma parte, según
Nietzsche y ios nietzscheanos, de los mecanismos
ne:el al género que constituye un todo). EI roble mediante los cuales los individuos se insertan en
y. la hoja de roble, y sus ramas, y su aspecto, di-
una realidacl sociopolític a, y, a la inversa, mediante
fieren de la palmera y cle sus aiributos. Aquí la
diferencia da un salto y se torna máxima.-Otro los cuales ia sociedad se sirve tanto del discurso
tanto se puede decir cuando. surge una especie como de los esquemas, símbolos e imágenes, para
nueva. Lo cual confirma la distinción (diferencia)
integrar a los individuos.
entre las diferencias i;tducidas en el interior de un
Ei fenómeno posee, pues, una amplitud enorme
conjunto, por repetiiión y Mímesis, y las dife- v un peso decisivo en la re-producción de la cús-
rencias producidas fuera de tal sistema estable_ íi¿" ¿" la sociedad por la base, -sin. lo cual la
cido, al desaparecer o metamorfosearse este sis_ Lstructura sociopolítica se clerrumbaría' La com-
plejidad de la M?mesis crece a partir del hecho de
á,ré tu creación comienza por la imitación y no
tema.
En la sociedad, el mecanismo de la MÍmesis es puede comenzar de otro modo: el futuro creador
doble. El mimetisrno procede por identificación
directa con el tipo o modelo: fos sometidos, los Lmpieza seleccionando un padre o un maestro
(pala Nietzsche, Wagner), del que luego se se-
esclavizados, los oprimidos, las personas domina-
putu y al que si es preciso ejecuta' Camino de la
das por el resentimiento se identifican con el
hombre fuerte, el vencedor, el poseedor y el amo.
Lr.".íó.t cuando se produce una metamorfosis
(una diferencia), la Mímesis puede, además' blo-
Lo re-producen en sí mismos -sin intermediario. quear el camino esterilizando la marcha, entra-
Así, los niños imitan a su padre, o los súbclitos al
príncipe, o los soldados al iefe. A menudo ei mime- ¡ando la repetición. El fenómeno 'Mímesis" abar-
ca, por tanto, el campo sociopolítico-en-tero, inclui-
tismo procede indirectamente, a partir de r¡na ima-
Aas^ta ética y la estetica, además de la mo.da,.la
gen o símboio, emitido o no emitido por el poder
educación, las ninfluencias' diversas (justificadas
superior: en una Iglesia institujda, cacla uno'imita
rnclrrectamente a un santo o, mejor, a su imagen, y
o no justificadas por representaciones, es decir'
por ideologías).
directamente al dignatario situado en la ierarquíá
De Ia Mímesis derivan extrañas realidades, a me'
un escalón más arriba. Lo analógico y Io iirlbóiico
difieren, pero, ambos producen un mismo efecto:
dio camino entre la apariencia y Ia metamorfo-
sis. I-a máscara, por ejemplo. Simulacro que do-
la Mimesis. Así continúa el teatro del mundo, don_
bla el rostro y lo disimula; el tyot se trueca para
de el mejor cómico es el que actúa más usincera-
él mismo en otro, en el que quiere convertirse' El
mente>. Las palabras sirven de instrumento a ese
uniforme militar, generador de una Mímesis apo-
teatro, más concreto (real) que el discurso. Desde yada por el poder, es una máscara que tiene éxito'
hace ,nucho tiempo, los moralistas (La Rochefou- "El
aprendizáie ae un papel gracias a la máscara
cauld) han denunciado el teatro del mundo, sin implica el deidoblamiento, ya sea la metamorfosis'
liegar a sus bases o raÍces. ya la repetición y el retorno a la identidad reco-
En ambos casos, el proceso mimético irnplica ^<Larvatus
iocida. pradeo>', avanzo enmascarado'
una simulación y produce simulacros: copjas más
dice todo innovador; la máscara le sirve de refu-
Henri Lefebvrc EI "dossier" Nietzsche 257
fl?:il So.u.j.1du .puede perderse en su papel, pero de la aceptación de la más terrible de las identi-
'"i",'l^tre.dida de identiclacl permite cambiar. dades, eI Eterno retorno. Si hay metamorfosis, es
,,.ii.'il*Trg.o es, por ranro, la identidad, que ar-
acuerdo
decir, conjunción afortunada y azar maravilloso,
i,j"::j¡.lógica-de con la realictad psíqui- en lugar de un encadenamiento lineal ilimitado de
Iil ""1'Ft y politica, y pennite la fijación. euien causas y de efectos, de razones y de consecuen-
1,.t"-lq"ryidad, dice ámbíén rJgiil,-tur.rtorogía, cias; si hay transmutación, el mismo azar puede
::::l,i':^- círculo vicioso, rorniquere, repetición,1e- re-producir cualquier momento del mundo: la
|j:.:,:t: ión de si y del ot.o, Mí-".is estéril, dife_ metamorfosis puede conducir a Ia repetición de
.".ii,.inl"dycida. cn cl inrerior de un conjunto y un fragmento del devenir. El salto en el espacio (en
al mínimo. Máscara y marca, ta iclentidaá lenguaje de ciencia ficción podríamos decir en el
^::::::\
:l^:'*_- del discurso falaz y remata su obra. euien hiperespacio) de la diferencia implica el peligro ab-
llll 'jS.¿ida de identidado dice rambién mura_ soluto de la repetición total. Por tanto, si se ins-
i#' fl\r"morfosis, rransvaloración, creación poé_ taura una ruptura con lo realízado (no un descen-
."T;i"lt* a¡nbas hay una distancia, un trayecto tramiento en el saber, sino un descentramiento
¿Cuál es el peligro? El exrravío, ta
i:'1,*;":'. suicidio. con relación al saber hundiéndolo en la profundi
,'Illj,i;-sl Sin duda alguna, el dolor y la dad enigmática de 1o vivido, por encima o por
lltl'"t^t} ..ión. La i denridad r;;.tal.- r^risf acción debajo de la superficie y de los efectos espejean-
:r-_:':'^- esadquirido, en la propiedad. La vía dioni_ tes), ¿quién sabe qué pasará al otro lado de ese
;T':^J.'-" ni tranquila ni la de Ia tranquilidad. espejo? Desfondamiento, caída en el abismo, quie-
l?,1"?1*l"mano, dilerencia máxima, ,álo ," .or,_ bra de la conciencia-de-sí, la apertura de lo posible
"'b","- "<ciendo saltar la identidad y franqueando
no exciuye ninguna posibilidad: la mejor y la peor
las diferencias mínimás. Inctuso el
llif.lll}¿.)se disuetve, van juntas.
;.]',:;-":-
*^,_^"^^b\ale.
y la práctica poiérica inventa Aquí una vez más si hay dialéctica nietzscheana
difiere radicalmente de la dialéctica hegeliana. No
.,::::: et Fscrito,teorético de 1873 y La Gaya hay síntesis entre los términos enfrentados. Lo que
Il'j'l'J_'^Nietzsche descubre el mundo de la identi- nace, o bien reproduce aquello de lo que nace
" ás del mundo de la Mímesis y de Ia Más- (conserva la identidad de uno de los términos con
iitS:,I3, descrito por los *".uririá,'linmorales¡. diferencias mínimas), o bien,'franqueando de un
i;'";;pto no exige todavía lo posible-Imposible, salto un abismo, lo transciende. Por su cuenta y
'" -"_"'-rrumano. aunque ya deja de soportar el riesgo. La tragedia de la conciencia desborda el tea-
Qe la marca y áe tá másóara, el teatro det
:::i: \l tro del mundo. Las contradicciones más profun-
1"o_o: mundo ¿e las palabras y á"1u retórica, das sacadas a la luz pueden ayudar a la metamor-
:1"::::\n, laa vida social según tos valores im_ fosis, de la que están separadas por una distancia
i*.'"';" elrl,oco poco, lentamente, se va abriendo abisal. Curar simplemente a quienes sufren, su-
::j:,:' horizonte de la primiéndoles sus contradicciones al modo de los
-.ru*o.foris, de la dife_
lil"lijProluta. Con esfuerzo, con una angustia psicoanalistas, es traicionar.
::i:?.TS.e, descubre que la aspiración a la ma_ La aspiración nietzscheana implica, por tanto,
yor orrerencia, a lo
"i áio
Sobrehuma"á, pañada un rechazo fundamental de lo .real,r, como consti-
258 Henri Lefebvre El "dassier" Nietzsche ZS9
tutivo del Ego (el <sujeto>). ¿Ha tomado Nietzsche movimiento (y no en la representación del movi-
en consideración la oposición filosófica de lo subje- miento) las contradicciones inherentes a lo real.
tivo y de lo objetivo? No. Su pensamiento (su Sin lo cual no sería otra cosa más que un discurso
(perspectiva) no participa de esas categorías filosó- erudito que se prolonga.
ficas. Esos términos forman parte de la identifi- No produce un sentido quien quiere. Lo escrito
cación que aprisiona lo posible. Más allá de ese y la literatura no bastan. La escritura, siempre
reino de la identidad, las máscaras y las marcas, mirnética, desempeña su papel en la reproducción
más allá de la Mímesis, más allá del reino de las más que en la creación. ¿Quién produce un sen-
sombras, se abre el horizonte solar. tido? Aquel que se arriesga. En el transcurso del
En la visión del Eterno retorno hay, sin embar- tiempo, aquellos que produjeron un sentido mu-
go, un sentido que en términos filosóficos podría rieron por él y lo engendraron mediante su muer-
llamarse identidad por retorno (repetición) y re- te: Sócrates, Cristo. La locura, forma diferente de
torno de la identidad. ¿Cuál? La de la naturaleza 14, muerte, puede tener el mismo alcance. La rup-
y de la conciencia, de la salud y de la reflexión, tura con el saber y el poder, la gran entrega que
de la inocencia y del conocimiento: una totalidad. inaugura el salto en lo posible, implica la ruptura
tanto con la filosofía como con lo cotidiano...
12. La Gaya Ciencia no agota su sentido en las
repercusiones aquí citadas. Esos análisis *asi sis- 13. Por encima de la sociedad, por encima de
tematizados tienen un objetivo: impedir que un de- la "cultura", existe algo (por supuesto no el Es-
terminado pensamiento, que en la modernidad se tado) que se puede llamar civilización. ¿La cultu-
cree radical, rehaga indefinidamente el recorrido ra? Los filisteos cultos creen poseerla como pro-
Hegel-Marx-Nietzsche, sin salir del nihilismo. Si piedad pública y privada. ¿La sociedad? Es una
tomamos el camino desde el punto de partida que- colección de lógicas sociales, es decir, de tauto-
da claro que nadie en Europa ha superado ese logías, de torniquetes, de grandes y pequeños <sis-
nihilismo. ¿Fracaso de Nietzsche? Sin duda. Hasta lemas>.
ahora, ni él ni nosotros (europeos, hombres de la La civilización se compone de valores, es decir,
modernidad), nadie ha salido del mundo de las de sentidos, que viven y mueren. En el seno de la
sombras. sociedad se bosquejan y precisan estos valores y
Otro sentido de la Gaya Ciencia: nada nuevo sin sentidos, Encuentran ahí un terreno favorable o
una provocación, sin un desafío (a menudo peli- desfavorable. En el mejor de los casos, en Grecia,
groso e incluso cada vez más peligroso). No hay por ejemplo, o durante el Renacimiento en Euro-
desafío sin una agresión, sin un ataque. por tanto, pa, una gran cirrilización adquiere forma y fuerza:
sin un doble peligro: ponerse en juego (en tela de ligera, danzante, vigorosa.
juicio, fórmula banal) y atacar a alguien más fuer-
¿Concepción <elitista>? Sí, aunqr.re tenga en cuen-
te que uno mismo, de forma que se le ponga en ta a los pueblos y, por tanto, a las masas. No
juego (en la apuesta). Lo nietzscheano hay jerarquía de valores, no hay, por tanto, valores
radical adopta este aspecto"negátivo,
y manifiesta así en un superiores que no sean aceptados y menos aún
jl
260 Henri Lefebvre El 26r
I "dossier" Nietzsche
resentidos por un pueblo. La élite
poeta- no pueden más que dar forrna-el filósofo,
y fuerza
el por grosera. Efectivamente, Lenin maneja un poco
brutalmente las metáforas de la copia, de Ia foto,
a lo que germina en el seno del pueblo. Y, a la del espejo 18. Pero esta teoría conviene admirable-
inversa, pueblos y masas pueden también poner mente a Nietzsche. La adopta (sin referencias al
fin a los valores superiores, matar a los filósofos marxismo, por supuesto) tanto en el fragmento
y a los poetas con los otros héroes después de <teorético" de 1873 como en fragmentos escritos
haberlos engendrado: Sócrates y, más aún, Jesús diez años después que debían demostrar la "ino-
lo demuestran. cencia del devenir".
E,l pensamiento de Nietzsche y su perspectiva Si el pensamiento y la conciencia no pueden
no salen de una ambigüedad que se puede decir definirse como una sustancia (como dijo Descar-
fecunda. Filósofo, pensador, poeta de un cierto tes y han creído después de é1 muchos filósofos,
elitismo, apropiado, por tanto, a intelectuales que incluido Hegel), si el pensamiento no es un <ser)>
pretenden ser marginales y tienden a apartarse
vinculado al "Serr, y si, por tanto, hay una diferen-
para hacer de la vida hedonismo o dernocraciá,
cia entre el ser y el pensamiento, pese a que el pen-
por sus propios medios; y, por otro lado, filósofo
samiento corresponde al ser, ¿en qué puede consis-
de la iucha sin tregua ni desfallecimienro conrra
el Estado, contra toda manifestación de Ia volun- tir si no es en un reflejo? Reflexión y reflexionar
quieren decir "reflejar", salvo que todo esto no
tad de poder, contra el Logos que desafía lo socio-
político. ¿uElitismo>? ¿Y por qué :ro? Quizá hoy sea rnás que metáforas.
Pero ¿qué es un reflejo? ¿De dónde procede el
día ia libertad, la del libre espÍritu, presente estos
dos aspectos. Afrontar la muerte negando el ins- espejo que refleja? Al carecer el reflejo de es-
pesor, de volumen, de peso, al ser, por tanto,
tinto de muerte, afirmando la vida, ¿no es una uirrealo, ¿qué es un reflejo fiel de lo real? Un
ambigüedad que transciende las dualidades y du-
plicidades tradicionales? Lúcida, amante del placer reflejo de este tipo no puede comprenderse más
y la alegría, sin temor al sufrimiento, representan- que como una forma, la forma de una superficie
do sin anunciarlo, sin promulgar una filosofía del reflejante (que deforma lo "realo de una manera
juego o una regla del juego, creando lo total más determinada).
allá de lo político, así camina la Gaya Ciencia. Es lo que dice Nietzsche, volviendo, como ya se
ha visto, la teoría del reflejo contra la tesis inge-
nua de Ia fidelidad refiectora tr. ¿La conciencia?
14. Una teoría generalmente tenida por rrrarxis- Una superficie. ¿El reflejo y el acto de reflejar?
ta, aunque Engels y Lenin, más que Marx, ia hayan Actos del cerebro el lenguaje y la forma
lógica-, pero también-comocuerpos enteros, manos,
elaborado como teoría del conocimiento, declara
que la conciencia y el conocimiento son reflejos. órganos de los sentidos, miembros, músculos, sexo.
La mayoría de los filósofos del saber han rechaza- Porque la conciencia refleja, la acción metamorfo-
do esta teoría, saivo aquellos que explícitamente
se han puesto bajo la garantía del marxismo: la tE Materialismo y empirocriticísmo, passím.
teorÍa del reflejo pasa entre la opinión filosófica i' Véase sobre todo Das Philosophen Buch, fragmen-
tos 121, 122. 123, efc.
262 Ltrenri Lelebvre El Nietzsche 763
"d.ossier>
sea lo (real> al no estar sometida a ninguna sus_ valor, como el acto de aprehender las cosas, de
tancia (real> ni fuera ni dentro. El conocimiento- adherirse a ellas? Sí, pero estas palabras filosó-
reflejo deja sitio libre a los símbolos, a la inven- ficas sólo dicen lo que es el cuerpo con relaeión
ción poética, a ias imágenes-conceptos. al saber filosófico.
Para Nietzsche, el cuerpo contiene más, el
-es la pro-
cuerpo <es> bajo Ia superficie espejeante-
- 15. yRetorno
fuente
y recurso al cuerpo, cuerpo corno
recurso. Lo declara Zaratustra, uniendo la
fundidad. En la poesía (o poiesis), la altura, la
luminosidad, la esfera apoiínea- En la conciencia,
fuerza poética a las decla¡aciones <teoréticas>. Re_ en el saber, la superficie. En el cuerpo, las capas
torno y recurso más qLre petición de ayuda, el profundas, aquellas que ilurnina, at{avesándolas
cuerpo recibe un sttttus completarnente clistinto como un puñal, el rayo del análisis. EI cuerpo, ese
de aquel que tenía en la filosolia y en la sociedad despreciado, ese desconocido, aporta consigo sus
impregnada de judeocristianismo. La filosofia v la i
riquezas sin limites: los ritmos, las repeticiones
religión, sobre todo en Occiclente, han traicionádo (cíclicas y lineales), las diferencias" De edad en
el cuerpo; el Logos europeo se esfuerza por redu_ edad, desde el niño al adulto y al drama del
cirlo, romperlo, mutilarlo. por debajo del pensa_ envejecimiento, se supera, precipita el pasado en
miento, sede de ese pensamiento, pero con una la memoria, enriquece o empobrece la trabazón de
diferencia capital y radical, se halla el cuerpo" sus ritmos, desarrolla o no la relación siernpre
¿En
qué consiste esa diferencia? Si se quiere proseguir nueva entre necesidades y rJeseo y conciencia y
la inter"pr:etación de la poesía nietzscheana tradu.- acción.
ciéndola a prosa, es preciso decir que esta dife-
rencia imprescriptible no se define, porque tnter- i ¿Retorno al hedonismo? ¿.Adhesión al materia-
lisr¡o? No. Irreductible a la filosofía, la apelación
viene y desempefia un papel .., ,uáu rno*"rrro, nieztscheana al cuerpo excluye el cuerpo-rnáquina:
incluso en la conciencia reilexionante que trata de le opone el cuerpo-energía, el cuerpo poesía, el de
captaria. Diferencia inagotable, distaniia a la vez la música y 7a danza. La determinación negativa
infinita e ínfima, entre el <yo>, el umío y el I permite, con más ventajas que Llna definición que
cuerpo, puede ser clicha de rnil y una formas, quisiera ser positiva sirviéndose del lenguaje filo-
todas n.ecesarias, pero no suficientes. ¿Será el sófico, entrar en la perspectiva nietzscheana. El
cuerpo el lugar del placer, ese estado ó esa si_ poeta que habla en Zaratustra quiere poner fin a
tuaciór¡ que sólo liene una relación lejana con la la separación de 1o merrtal, de lo social, de lo
situación de quien conoce y piensa? bí y no. et natural y, por tanto, a la disociación entre ei
hedonismo filosófico no va rnás allá. Ei cuerpo Verbo y la Carne.i Quiere cambiar desde la base
sufre y gor4a, y el sufrirniento tiene tanto sentido la relación del cuerpo con el lenguaje, dgjgpSo
como el goce, a veces más. Anuncia una posibili- de valorizar el lenguaje.rnismo como abstracción.
dad, una crisis fecunda. ¿Lugar poblado de .afec_ Para Nietzsche no hay abstracción concrefa, como
tos>, nde pulsionesr? por supuesto, pero también la hay para Hegel y Marx. Rechaza ese casi con-
de rnuchas otras no-cosas. ¿Razón h. u"to, qr'r. cepto, que permite conceder a todos los momentos
dan sentido y valor, pero que no tienen sentido ni v\ status análogo, doblegánciolos unas veces por
264 Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche 265
el lado de lo abstracto y otras por el de lo con- se acercan... He aquí mi mairana, mi día se alza,
creto. Lo <concreto) es ei cuerpo. Lo abstracto, es
sube, sr-rbe ahora, ¡oh tú, mi gran Mediodía! ,
decir, el lenguaje (¿la lógica? Incorregible, no pue-
T<¡do lo que atañe a la integridacl del cuerpo se
de renunciar a su abstracción formal sin destruir-
atribtrye, o bien a una causa oscura, al instinto de
se) debe convertirse en concreto: en cuerpo. Nada
muerte, o bien a una razón superior, las exigen-
en común con la (corporeidado de los filósofos.
cias clel saber y del mundo moderno. Dc este modcr
¿Y el stattts del cuerpo? Si lo describimos retros- se disculpa }a burguesía y, sobre todo, el judeo-
pectivamente con relación al Logo's, unos lo perci-
bían como lugar y producto del pecado (la c'aída,
cristianismo y el Logos europeo, grecoiatino en
origen. Se hace la vista gorda en lo que respecta a
el abandono) y otros lo concebían como una espe- las operaciones tácticas y estratégicas que alacan
cie de reserva carnal, fondo irracional de la racio- a los funclamenros de la vida, de la racionalidad y
nalidad dominante, útil como valor de uso persis- del Logos mismo, que proceden a sr-t autodestruc-
tente a través de los cambios y de los valores de ción en la modernidad exacerbada.
cambio. El cuerpo (viviente y total) establece las unio-
Hoy, en el sentido nietzscheano, la contradicción nes: deseo y sentido, y valor-movimiento, y acti
es cada vez más profunda. Todo el peso de la vidad v objeto. Esta unión se opera mediante el
sociedad se abate sobre el cuerpo, añadiendo a juego, la danza, la música. ¿Por medio del teatro?
las presiones y coacciones de la tradición moral Eso antiguamente. Sin duda, el teatro moderno,
las conminaciones del rendimiento, la multiplica- discurso y espectáculo, no tiene las virtudes del
ción de imágenes mutilantes, la metaforización en teatro antiguo. El corte nsignificante-significado,,
lo visual. l-a foto, el cine, los mas media proce- inherente ai discurso, se agrava en fracturas y deja
den a un desmenuzamiento del cuerpo, a una susti- que cada uno de los dos elementos de los signos
tución masiva del cuerpo por la imagen, a un vayan cada uno por su lado si el cuerpo, Ia pa-
desplazamiento de lo físico hacia lo abstracto vi- labra, la voz, el gesto no restablecen la unión.
sual, a una transferencia social de la energía sobre ¿Y el nsujeto"? La pregunta filosófica -que
lo espectacular. Lo cual sirve al poder que mani- viene de los filósofos, pero que exige una respues-
pula de esta forma la existencia concreta. El dis- ta- se desclobla. Por un lado, está el sujeto abs-
curso, el lenguaje, su fetichización si¡ven de pre- tracto, que ha¡r que atacar y disolver. No se trata
texto para escamotear el cuerpo, de tal forma que ya del sr-rjeto cartesiano, racional (sustancia pen-
la conmoción del Logos tras sus abusos de poder sante), ni del sujeto del saber, el sujeto kantiano,
puede llevar a su consolidación por el prestigio asiento de las categorías. Ni clel "suietoo de los
lingüistas. Es eI sujeto del pocler, cc¡n sus inver-
de las imágenes de la escritura y de los escritos.
siones y máscalas y rnitos: el Padre y lo Paterno,
En este grado, la alienación de Hegel y de Marx la Propiedad y el Patrirnonio y Ia posesión, el
cambia de carácter y de alcance. La alteración de Super-yo y el Super-macho, etc. E,n la cúspide, el
la vida amenaza a su base vital: el cuerpo. Sujeto abstracto absoluto: el Estado. Santifica la
Resurrección de los cuerpos, he ahí la primera y existencia empírica de los pequeños "sujetos del
la última palabra de Zaratust¡¿. oEn pie, mis hiios poder" y aquellos que ie someten lc¡s otros. En este
266 Henri Lefebvre El "dossier> Nietzsche 267
terreno, las ficciones compiementan los mitos: el una esencia: la corporeidad. ¿Teórico? ¿Episte-
1,yo" del pensamiento se une al .yoo del ciudadano mológico? El Logos tiende, con la teoría pura (el
(la ficción.polÍtica y jurídica), i los oyo, del hombre teórico) y la epistemología, a sancionar la
tes-
tigo y dei juego (ta ficción moral), al ,.yo, del dis_ evicción del cuerpo.
curso (la ficción gramatical), etc. Está existencia No basta un (s/at¿¿s> para repudiar la fragmen-
empírica tiene en su campo funciones: lo relacio_ tación del cuerpo, \a localización y la disociación
nal, lo situacional, el discurso funci<¡nal mismo. Se de las fi¡nciones (gestos, ritmos) provocada por
puede uno divertir desmontándolos. Zaratuslra
no la división del trabajo. El cuerpo mosaico, contra-
se priva de ese placer; todos los <sujetos>,
incluido partida o contrapunto de un saber mosaico, el cuer-
el Hombre superior, se quejan sin óesar <te la difi- po en migajas no recupera su integridad porque
cl'ltad de ser, de la pérdida de identidad, y de mu_ se cambie stt <status>> teórico o incluso social.
chas otras, letanía de desgracias y quejas clel .su_
j eto".
El psicoanálisis ha tratado de determinar, en
cuanto disciplina especializada, pero vinculada a
. Al sujeto del poder se opone funclamentalmente,
irreconciliablemente el sujeto concreto: el cuerpo.
una práctica (clínica), un status del cuerpo. ¡Qué
fracaso! El espacio-tiernpo del cuerpo, esbozado
Contiene tesoros insospechados (y no sólo el por los psicoanalistas que se esfuerzan por cer-
placer, o los_ juegos eróticos, interpretaci ón falaz,
carlo, se reduce al silencio de antes y después de
ni tampoco lo oculto, como lo q.r. ,. oculta tras la palabra, a la diferencia mortal que sale del
el pensamiento anaiítico para réchazarlo). No se hiato (entre la pulsión y el discurso) y produce
opone a lo abstracto como lo osalvaje> a lr¡ sofis_ otro hiato (la castración). Es, por tanto, el espacio-
ticado
ria y de -(otra interpretación falaz de ina requisito_ tiempo de la muerte. Nada más opuesto a la
un requerimiento mucho rnás vasto). El afirrnación nietzscheana: a la transmutación de la
cuerpo no se resume en un objeto de escándalo decadencia, del nihilismo en un <sí> a la vida y,
aunque se le desnude. (La moderniclad, estupefacta por tanto, al cuerpo total. El cuerpo total se pre-
ante la ausencia del cuerpo, intentará todas las senta a la vez como virtualidad y como actua-
escapatorias, todas las falsas salidas, a falta de lidad. Para los psicoanalistas no hay existencia
y comprender La Gaya Ciencia y Zaratustra.)leer El como totalidad. Para rnuchos el cuerpo se ciesdo-
sexo, parte del cuerpo, no tiene derecho a erigirse, bla en orden orgánico y orden pulsional. Para éstos
masculino o no, en criterio, en apreciación y valor. y aquéllos, la unidad del cuerpo sólo se repre-
Ni más ni menos que el trabajo (o el saber). senta en lo simbólico y lo imaginario. El cuerpo
¿Puede ser que la localización de lo erógeno en del <sujeto> y el del <otro)) como lugar de unión
un órgano o en una zona del cuerpo contenga un de los significantes no se encontrarán jamás.
error? ¿No se siente erógeno (preiencia del Eros Desarticulado en principio por la expresión verbal,
creador) todo el cuerpo ante eI empleo de los sig- fragmentado por el sexo, el cuerpo no recuperará
nos_del no-cuerpo y del fuera_del_cuerpo? su unidad a no ser que se entregue a un éx-
¿Fijar un nuevo status para el cuerpo? Esta ma_ tasis mortal (véase Freud, p. 5 del cap. VII de la
nera de plantear la cuestión resulta ingenua. Traumdeutung). Para algunos analistas sólo el es-
¿eué
status? ¿Filosófico? La iiiosofía no va-más alla de pejo (efecto material y sensorial; por tanto, in-
268 Henri Lefebvre El "dossier" Nietzsche 269
mediato y localizado en la inmediatez) revela su el nivel poético, el cie la unidad recuperada me-
no-parcelación al sujeto fragmentado por el sexo diante la prueba de la disociación. La palabra poé-
y el discurso. El cuerpo como totalidad (el cuerpo tica (y, en ningún modo, la paiabra original o final,
npropior, lugar y (sujeto> de la apropiación) no la de un dios, verdadera por esencia) apunta a la
se presenta más que en el cuerpo de la madre unidad del cuerpo y a la saiida a la luz de sus ri-
primero, luego en el fantasma de identificación quezas. La palabra poética exorciza la muerte (la
con el <otro>. La imagen del cuerpo total encarna opulsión de muerte") a través de io trágico, en
la ilusoria plenitud destinada a la fisura por la lugar de ceder a ella. Logra vencer los peligros del
pulsión de muerte que proviene de la apertura. discurso y de la escritura, renovando el poema,
Entre los objetos, el objeto más privilegiado de como la música, mediante los ritmos del cuerpo,
todos, el falo, permite al sujeto (masculino) pasar lo repetitivo y 1o diferencial como en el cuerpo.
del ser al tener, aunque la Ley, corte fundamental, .La práetica poética, según Nietzsche, afirma lc
fundamento del Logos, Ley del Padre, se 1o impida. alVopiaeién como posibilidad próxima y lejana
De tal suerte que la castración, palabra paterna a un tiempo. Este cor-¡cepto, la apropiación, conce-
que ejecuta (mata) el cuerpo en movimiento, inter- bido especulativamente por Hegel (restitución de
viene tarde o temprano; el falo, lugar de encuentro la Idea en el Estado), quedaba mal deteiminado
de la Ley y del Logos, al ser también lugar de su en Marx. El poeta Nietzsche abre el horizonte del
separación, suscita el vano fantasma de su recon- deseo y dei cuerpo apropiados. En primer lugar,
ciliación. apropiarse de su propio cuerpo, para el individuo
Nietzsche apela a la subversión, a la rebelión, a y para ia especie humana; apropiarse del cuerpo
la revolución del cuerpo. ¿Un status? No. Todo total, naturaleza y conquistas de ia actividad multi-
lo más podría decirse que el cuerpo, en los textos forme, es decir, el espacio. Lo cual no excluye lo
de Nietzsche, se describe o se inscribe a muchos simbólico ni 1o imaginativo, sin apostar por ellos
niveles, como el lenguaje. En primer lugar, lo em- aisladamente. Lo cual excluye lo ideológico y, en
pírico, el cuerpo objeto. En ese nivel, el cuerpo primer lugar, la separación, filosóficamente san-
se estudia, se analiza científicamente, pero también cionada, del aima y del cuerpo, del espíritu y Ia
en su aspecto cotidiano. Este nivel engloba lo fun- materia (sin por ello fetichizar, como Hegel, la
cional, lo relacional, lo situacional. Luego, el nivel identidad de lo real y de lo racional).
sociopolítico, el cuerpo-sujeto como apoyo de jui La práctica poética se pone de relieve en la mú-
cios, de .valores> a menudo negativos (la repro- sica y en la danza, obras de vida y de vitalidad.
bación, la sumisión) y de metaforizaciones (me- ¿(Cuerpo glorioso,? No. Cuerpo concreto, presen-
diante el lenguaje, con primacía creciente de lo cia y iugar de presencia, pero virtualidad en
legible-visible). El cuerpo no rige la producción y, tanto que totalidad descubierta.
sin embargo, se produce con el cuerpo y para los
cuerpos. En este nivel, el cuerpo desempeña un
papel no de transgresión, sino de transmisión del 16. Mediante la poesía, Nietzsche introduce en
saber y de re-producción de ias relaciones sociales, el Logos europeocéntrico algunas afirmaciones ex-
aunque éstas pesen sobre é1. Luego, y por último, piosivas. ¿Verdaderas? ¿Falsas? ¿Verdaderas y
270 Henri Lefebvre El rrdossier, Nietzsche 271
falsas? ¿Llenas de sentido? ¿Absurdas? Estos tér- del cuerpo, la del deseo, la del silencio, que no con-
minos y categorías no valen ya, pero pueden servir sigue declarar eI lenguaje (finito). Cada lugar y
para exponer esas afirmaciones. Conciernen, en cada instante remiten a la totalidad del espacio
primer lugar, a la finitud. Para Hegel, para la filo- y del tiempo. El cuerpo vivo (el tuyo, el mío) tiene
sofía, ia reflexión hace tomar conciencia de lo un doble origen imposibie de captar: el germen
finito: las cosas, la vida, la realidad humana. En (materno-paterno), que remite a un linaje genealó-
el hegelianismo, la lucha, la guerra entre los Es- gico y la especie, la vida entera, la Tierra, que
tados tiene esa función: cada momento, cada indi- remiten a un cosmos entero. Cada serie de causas
viduo reconoce, al experimentarla, su finitud. El y <ie efectos que se le asignen se pierde en la
Estado sobrevive en medio de estas luchas de las noche, lo que excita ia nostalgia ontológica, la del
naciones, se afirma en e]las, solo. Fuera de la Idea origen. Cada serie remite a la otra: el linaje cosmo-
y del Estado, el infinito para Hegel no es más tógico al devenir cosmológico y a la inversa' Lo
que un
"malinfinito" (ilimitado, indeterrninado). perceptible y lo insondable van juntos. Lo inson-
Para Nietzsche, <nosotros> somos inf initos. áabie: el abismo, la profundidad, el caos. Lo per-
Como para Espinosa s. ¿Por el pensamiento, por el ceptible: la superficie, la piel, la mirada, el espejo,
saber, por la conciencia? No: por el cuerpo. Cada el reencuentro clel tiempo y del espacio en un mo-
cuerpo y, por tanto, el nuestro (el tuyo, el mío), rnento (lugar-instante)' Por un lado, altura, espa-
pues que se halla en el tiempo y en el espacio, cin. Por otro, abismo, tiempo' Y <nosotros))' en
contiene el infinito. El espacio (el cosmos) y el el cuerp<-r.
tiempo (el mundo), infinitos ambos, implican y Por tanto, "la infinitudo 'es el hecho inicial, ori-
reflejan cada uno a su manera el universo infi- ginai. Habría que explicar de dónde viene 1o fi-
nito. Un cuerpo vivo es simultáneamente un macro- nitcr. En el t:empo infinito y en el espacio infinito
cosmos (el cuerpo humano con relación a las cé- no hay finito. . 2r Lo finito y lo infinito, ¿no serán
lulas, las moléculas y los átomos) y un microcos- sino simples efectos de perspectiva para el (ser-
mos (con relación a la galaxia). El infinito <está> altrí"? Más vale afirmar la prioridad poética de lo
en todas partes, antes que lo finito. Entre un pe- infinito sobre lo finito: la primacía de la alegría'
queño_
-cuerpo
que vive soLrre la Tierra y el Sol Lo"finito, en el sentido en que lo toma el "sentido
hay diferencias cualitativas y cuantitativas, pero comúnr, a saber, las cosas bien distintas y. sepa-
cada uno extrae energía cósmica y la concentra radas, las que se cuentan y se usan, no es mas que
para gastarla. El tiempo y el espacio, diferentes una apariencia. Los filósofos así 1o han cornpren-
al máximo e inseparables, se vueiven a enconrrar dido e incluso han denominado ndialéctica" la
en cada lugar y en cada instante (¡en cada .mo_ convicción de una unidad de las cosas' Pero no
mento>, según el térrnino hegeliano, aunque un po_ han llevado este descLlbrimiento hasta sus últimas
co retorcido! ). La música afirma esa infinitud, 1a consecuencias. Lo finito no es más que una apa-
r Véase carta del 30 de julio de lggl. El riencia, pero la apariencia no se separa de lo
análisis de la (real). Lá energía universal se concentra en innu-
energía cósmica, del tiempo y del espacio en los textos
de La vohmtad de poder (título faiso, recordémoslo),
corresponde a esta apreciación.
" Das PhilosoPhen Buch, P.226.
272 Henri Lelebvre El udossier, Nietzsche 273
merables centros y focos, se gasta en lugares e imponen de nuevo la temible imagen-concepto (vi-
instantes, se cliversifica en innurnerables fenótrre- síón del eterno retorno 22. El cuerpo que emerge
nos. Los fenómenos retlativr-ls a los centros y focos del devenir (espacio-tiempo), inmerso en los azares
se repiten; y todos los gastos de enersía clifieren. (suerte y mala suerte), se sitúa en el centro de la
El espacio y el tiempo ¡ro sc disciernón más que visión y de la práctica poiética: razón concreta,
al reencontrarse en un naquiy-ahorar. E1 cuerpo centro y referencia. Pero este cuerpo no es es-
contiene, por tanto, Ia unidad perpetuamentc en table, no está condenado a un devenir imposible de
clevenir de lo infinito y de lo finitc¡: tiene en sí lo captar, sino que produce un devenir, el suyo, y,
infinito, él es 1o finito. además, se entrega a las ocasiones que la voluntad
Por tanto, la necesidad es tan vercladera y tan aprende a apartar de sí y a contornear por su uso'
falsa como eI azar, y la repetición es tan verd"adera
y tan falsa com<¡ la diferencia. A escala (inaccesi-
ble) del universo reina la necesidacl teinible del 17. ¿La .pérdida de identidad"? Es lo trágico
tiempo-espacio. La diferencia doinina, puesto que de la situación. ¿Alienación? ¿Efecto de una alie-
la energía universal se gasta en fulguraciones siem- nación? No. Este juicio ya no basta. La "pérdida
pre nuevas. A escala nuestra dorninan e7 azar y la de identidad>, condición de Ia metamorfosis, puecle
repetición. Así corno cada cosa se analiza en el rechazarse. Entonces triunfa la identiciad, es decir,
tiempo y en el espacio y se resueive en eLectos la repetición. A1 ser aceptada nla pérdida de iden-
y causa que ninguna línea de efectos y de tidad como vía peligrosa de una metamorfosis y,
causas es-salvo
suficiente ni puede ser aislada-, así por tanto, de una diferencia, triunfa la embriaguez
también cada ocuerpo> se resuelve en una con- áionisÍaca. La vida en el grado riás elevado hace
junción de azares. El uso de los dos proceclimientos. La ernbriaguez dio-
"sg6o nace c1e un encuentro
azaroso, y si el
"egoo vive todavía no es más que nisíaca por sí sola arrastra hacia la aventura sin
una cuestión de suerte: un choque, un rrir.us, una ley, la dioga, el erotismo, el abandono instantáneo
ráfaga de viento habrían podido llevárselo. Eso y la iocura, y al mismo tiempo hacia la desinlegra-
sin contar con otros muchos azares. En lc¡ finit<¡, ción de sí mismo y la persecución de la trascen-
e.l azar y lo repetitivo van juntos. Una conjunción dencia 23, La memoria y el conocer permiten Íre-
de azares siempre pr-rede reaparecer. Si concibo nar, controlar hasta cierto punt.o Ia inetamorfo-
el tiempo a la manera del tiempo histrjr-ico, línea sis, a riesgo de impedirla. Apolo' considerado aisia-
rígida y fría, hilo tendido del pasado al futuro, es damente,lmplica el peligro de otra disolución' I-a
prcciso también que restituya la reaparición de las unidad en el contraste y el enfrentamiento de las
figuras, es decir, los cicios y los encadenamientos dos polencias: esa es la vía, según Nietzschc'
lineales que se repiten: la especie y Ia infancia, la
vida y la muerte, el sueño y Ia vigilia, ei tr:abajo y puede servir
" El mito moderno del Mono mecanógrafo
el de.scanso, o aun io r¡iolento y lo pacífico, lo de ilustración y de argumento (discutible) a la hipótesis'
aventllrero y Io contemplativo, etc. El azar y las Ei ;;;; q"e gotp"a u1 urat las teclas de lapor
rnáquina de
nsacar" Ia
conjunciones de azares que realizan determinis- ;;.;iti. teimi¡iará, ai cabo de un tiempo X,
Comedia humana. Y asi sucesivamente'
mos parciales, la repetición de las particula:ridades 2r Véase la obra en¡L'ra de G. Bataille'
ll
274 Henri Lefebvre El "dossier>
Nietzsche 27s
i
I
l
279 Henri Lefebvre
La orientación nietzscheana llevaría a la catástro- Y EPILOGO
CONCLUSION
fe. La orientación marxista .ftataría más bien de
limitar los estragos. iQué catástrofe? La clel fin
de los fines (muertes diversas: Dios, oel hombre>,
la historia, el capitalismo, el Estado y, como conse-
cuencia, la especie humana e incluso la vida sobre
el planeta uTierra").
-[
284 Henri Lefeb.,tre Conclusión y ePílogo 281
para el orden establecido, para la inserción en el plica el devenir de una abstracción concreta' la
-mercancía
espacio dado. ¡Además, ni diferencias ni ape¡- y el dinero, presentando las leyes del
turasl . intercambió de los bienes (productos) como leyes
Observación: en la época de Hegel su sistema naturales. De este modo ofrece la única esperanza,
filosófico-politico tenía algo de uiopía. Su rea- la única posibilidad de abrir una brecha a través
lismo lógico subordinaba cada rasgo (momento o de la durl realidad de lo cumplido. ¿Quién abre la
miembro) de la producción social á r'r.ra totalidad via de lo posible? ¿Quién desbroza el camino del
armoniosa, a una finalidad diacrónica (en ei tiem_ futuro? Ei trabajo y los trabajadores. Este cantino
po) y sincrónica (con eJ fin del tiempo histórico). se halla jalonado por fines diversos que le dan
¿Con qué derecho? para legitimar su consrruc- sentido, por ejemplo, el fin de la sociedad bur-
ción no tenía otra cosa que el análisis del Estado guesa, el-fin dél Estado, el fin de la historia, etc'
francés (monárquico, luego jacobino, más tarde Los posibles son, pues, a un tiempo ilimitados y
napoleónico), aún inacabado, y del Estado pru- definidos por esos fines (finalidad y sentido)' La
siano, aún en la cuna como Eitado moderno. De clase obreia y su acción, lejos de impulsar hacia la
estas realidades, Hegel supo discernir los rassos cuantificación (crecimiento sin fin de los elernen'
esenciales; acentuándolos, estableció el .o.r..f,to tos actuales de la sociedad, aumento de las dimen-
del Estado, utopía positiva a principios d.el si_ siones de los (momentos> constitutivos), avanza
glo xlx (por oposición a las utopías negativas de Dor el camino de lo cualificativo. ''Ñlgga' el pasado
Ios socialistas: Fourier, Saint_Slmon¡. -nt hecho ffi. it"ut y producir cualidades nuevas: relacie
de que. siglo y medio más tarde la uíopía estatal nes más v más ricas. Los fines divo'rsos no son en
se realice prácticamente a escaia mrrrdi^I, sie*_ este camíno sino saltos (cualitativos). El análisis de
pre por oposición a las otras utopías, negativas lo orealr, al discenir lo cuantitativo de lo cualitati-
(Fourier) o tecnológicas (Saint-Simon), dá qué vo, no duda en atribuir la cualidad a la revolución
pensar. ¿No será esta una razón suficiente, si
no
(total). Esta revolución total, aunque repartida en
decisiva, para atribuir la palma a Hegel a la Unica el tiempo en momentos distintos, tiene por punto
Filosofía que ha tenido éxito en la áperación dé de partlda la revolución proletaria y su desarrollo
hacer pasar su doctrina de la utopía al mo_ activo, a la vez libre y determirtado. No porque la
delo?... libertad consista en el conocimiento de un deter-
minismo preexistente, sino porque desarrolla las
¿Marx? El sentido se descubre en el futuro. determinJciones diversificándolas (diferenciándo-
Quiso reunir 1o real y lo posible, la ciencia apo_ Ias). Las aperturas al futuro, los jalones en el
yada en el pasado (la historia) y la aperturahacia camino coriesponden a determinaciones, a tenden-
el futuro. Ni mesianismo ni sabér establecido como cias, no a determinismos.
tal, ei pensamiento marxista presupone el sentido
¿Nietzsche? Como Marx, el poeta Nietzsche
de lo posible y lo apoya con argumentos naturalis_ ha
tas; todo cUanto existe nace, crece y muere. Tam_ puésto de manifiesto, para denunciarlas, algunas
bién, por tanto, esta sociedad. parádo¡a análoga: monstn¡osas metamorfosis: en primer lugar, la de
Marx describe la génesis, analiza la actualidad, ex- los resultados circunstanciales de la historia en
284 Henri Lefebvre Conclusión y epíIogo 285
En Hegei y en el hegelianismo, el saber triunfa' ticos del crecimiento, luego declive y muerte. La
Saber y poder concuerdan hasta identificarse con muerte puede anunciarse, pues, de antemano, pre-
la Razón, trinidad inicial y final. Por el contrario, verse, analizando los indicios y los síntomas (las
en Ia sociedad y en el Estado modernos, ¿qué contradicciones). Este postulado generalizado en
necesitan los hombres del Estado? Iriformacio- las clases (ascendentes;rdeclinantes), en las nacio-
nes más que conocimientos. ¿Con qué objeto? La nes, en las sociedades, Cn el Estado y en los Esta-
manipulación de los "hombres,, masas e indivi- dos, en los modos de producción, no se consolida
duos. Lo cual priva al Estado de ios pretextos en verdad (en saber adquirido) en el plano llamado
<epistemológicor. Por lo que se refiere a buscar
humanistas que tiene en Hegel. ¿La ciencia o, me-
jor, las ciencias? Están insertas en los aparatos dónde y cómo Marx contribuye a la teoría (al co-
de producción y de control. ¿El saber como tal? nocer), no es en esa filosofía naturalista de la his-
Ha sido relegado a un ghetto, a la Universidad. toria donde hay que buscar, sino en 1o económico
(la plusvalía) o 1o histórico propiamente dicho (Ia
Para la información, los hombres del Estado tienen
génesis de las formaciones sociales, el capitalismo
sus servicios, sus equipos. En relación con ellos, el
saber funciona como un ubanco de datos>. EI cono-
y la burguesía, entre otras).
cimiento se convierte, por tanto, en saber institu' Para Marx, una racionalidad nueva, superior
cional y queda relegado al margen en lugarr de cualitativamente a la racionalidad filosófica, nace a
ocupar el centro, como en Hegel. Lo cnal no le partir de un fleterminado momento de la práctica
impide servir de dos formas: en Ia materialidad social: de la industria y del trabajo. Ahora bien,
(producción) y en la idealidad (política)" Sirve y no tal presuposición mal explicitada no se verifica,
reina. En resumen, el Estado, más fuerza bruta como tampoco el postulado naturalista que alinea
cada vez, se sirve del saber. la vida social con la vida natulal. ¿Es exacto que
Aceptar la concepción hegeliana es aceptar po- Marx recibe de la burguesía "ascendente>, por me-
nerse al servicio del Estado, es decir, de los hom- dio de los economistas ingleses y de Hegel, el tra-
bres del Estado, seleccionados (a contrapelo) por bajo como ovaloro? Sí y no. Sí, en el sentido de
que, como Smith y Hegel, reconoce la importan-
sus propios aparatos. Los competentes en esta o
en aquella materia, los oque saben" forman los Cia d" la producción. No, en el sentido de que
juzga que una razón (una racionalidad) original
consejos y se convierten engonsejeros de los prín-
surge del trabajo, no explicitada aún por los econo-
cipes. Loi que no son comfietent-es en nada, pero
que muestran una habilidad particular en la mani-
mistas ingleses ni por Hegel, presente con más
pulación de las personas y en la utiiización de las tuerza y más perspectivas en los grandes france-
ses: Fourier y Saint-Simon.
competencias, esos se convierten en jefes políti-
cos: príncipes modernos, por su cuenta y riesgo.
A partir de esto, la división del trabajo, hasta
entonces insuperada si no insuperable, ha dado al
traste con esta teoría optimista. La superación del
¿Marx? Su postulado de lo posible es difícil de trabajo no se ha llevado a cabo por un opolitecnis-
verificar. Se apoya en una base frágil: la analogía
entre naturaleza y sociedad. Como en la naturaleza,
mo), por una polivalencia del trabajador, sino
hay maduración de los seres sociales, puntos crí-
la automatización. Marx lo había presentido sin
!
288 Henri Lefebvre Conclusión y epílogo 2gg
9Ir una palabra, entre los psicoanalistas, los neofi- <püfo>, inicial y final: la adhesión al presente, er
Iósofos <modernos>, ro, i"rptáááre"*"'
Elclujdl esta un cuerpo, el "sÍ" a la vida. Una práctica poética,
y^ ü.áá-hipótesis,
-
queda -segundu.
de la confrontación? ¿qué
Bsto: ná fray que es-
creadora de diferencias subjetivas 2, se desprende
coger, sino mantener en el pensamierrio de ello.
<momentos"-. Escoger a la manera tos t.es
habitual sería
tomar uno descartando los otros.
Simultáneamente: ¿por qué? 4. A guisa de epílogo a esta confrontación pre-
sento algunos aspectos deliberadamente subjetivos.
a) ¿Hegel, el hegelianismo? Con la realidad que ¿Por qué insertarlos aquí? Para mostrar la impor-
representa es un dato de Ia acción, es tancia de Nietzsche corno revel¿tdor (en términos
el obstáculo
y el enemigo al que no se puede combatir más cercanos al saber: como aquel que afinna los
más que
con sus propias armas. Si hay algo demostrado sentidos y los valores, es decir, como descodifica-
es ese carácter fascinante y áAu"irq dor universal y, por tanto, destructor rie ios có-
trina hegeliana, no en cuanto doctrina, de la doc_ digos, que exige, bien la invención de otro cócligo,
cuanto verdad de una realidad insoportáble, sino en bien 1a superación de la codificación-rjescc¡difi-
realidad que bloquea el camino. ii á.üt" de la cación).
acción El autor (Ego) leyó a Nietzsche debi<to al mayor
el plano teórico y piuno prác_
:l]".^yb1:,.en "rr.i la docirina
por un lado, contra de los azares en el transcurso de una eclucación
iill ,.r" ornge,
y, pof orro, contra lo que expresa: et cristiana hacia los quince años: tcldo lo q'lrc en-
ll9lll11"l
que se erige y se impone perieverando tonces estaba traducido, más algunos textos en
:tl1oo
nnloamente en su ser, si se le deja en inde- alemán.
libertad (si ZctratLtstra: es el libro que se cree haber leído
se admite.con-Hegel, y los hegeli;";
;;; et usero
en el sentido filosófico encuentra en el a la primera lectura, y que siempre se cree leer por
Estado su primera vez, eI libro que libera.
código y su descodificación, ,"
realización a un mismo tiempo). "*ffi*.ión
y su Sí, pero síntoma de la época: luego vino el es-
b) Marx designa la posibiii¿á¿ oUietiva de una fuerzo por volver a Ia norma (el trabajo, la prác-
-brecha: ,rnu poribiriauá ,o.iáilñil;que tica, la historia, la acción), dada la extrema difi-
sóro cultad que experimenta un adolescente por crcarse
una clase revolucionaria puerie ttérru.
(la clase obrera si se afirma y
a tá pra.tica su propia vida y, contradictoriamente, el esfuerzo
tu
¡e.afir¡.ne
"" Si-"aiá.
como osujeto-o politico).
q,_,"
"r, que
es clerto
por entrar en un movimiento revolucionario o sub-
esta afirmación no se hJ cumplido versivo, dotado de eficacia.
y decisivamente, también """.u masiva
lo es q".-lq"i o allá "Ego", pues, a los veinticinco años, pese al des-
lumbramiento nietzscheano: una sombra entre las
:i"Tpre algo qüe se orienta senrido,
f1._1
a.saber: la producción de nuevas "r, "rt" y de sombras, y más: la sombra encarnada. Debatién-
relaciones dose más que una sombra. De ahí el encuentro pri-
diferencias objetivas.
c) Nietzsche indica la posibilidad subietiva de
una brecha desplegando lo que .o"ti-"rrl 2 Para dar un ejemplo: brecha
objetiva, Lip,1973; brecha
el acto subjetiva, Solyenitsin, lEl3-74.
¡
215
Níetz'sche \ zll
217
214 Henri Lefebvrúl ,¿Iassier>
^^-"i¡leraba
C,i;i.,.rif**"il#,#,ry;;H*;lrF*:ffi:
dos de Europa, mercado común, comunidad ruta d"'- t*_'rr^
euro- p&fa
-rres. é1 Daso. ,á¡
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por tanto, altamente probable; tales coyunturas a la relr^gru"'¿l
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:ii{i".}? #:# : "*HH: *',1" il'; t;ff : *i:isolo! tnin:f*¿'"*'* riiitFlr' l::l
dancia rle demoliciones, de ruinas, de tiastornosn. toy ;o"n el 'yo'! =*h
-ry::;; l:T^'::t'e;áuró, ni
¿cómo es que <nosotros, que esperamos la subida v sin mera;"".á", sin.admitrr nrff+;1""_i"iX:
ü" .ru ,rrui"r negra>, no tengamos ya miedo? iuez! Inctut".;;;;; impedi: t:it:1"nt:J
(véase La Gaya Ciencia, fragmento 343.) bien ni i'i'i::'actos, oalorui, r'i""iu-
El valor de Nietzsche, deJde las Intempestivas,"'1 quía entre^':i ;;;;-4" erigirse.en.lilÁr u
rlj"i],,=iiti"u.iO"
no consiste en que proteste de una ,rrurr".. arrar- Diot mt"-T,""jnl".lu-as se podra "uai"
quizante contra los abusos del poder. Su pensa- .- bricarse |".u-lli r""ealógico, p:f ,'i,j;;ruput""i-