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DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Mayo 2005 Número 413

Colecciones
editoriales
■ Laura Lecuona se pregunta
para qué sirve una colección
■ Eduardo Mejía sobre la Serie del Volador
■ Adolfo Castañón sobre Breviarios
■ Christian Moire sobre
La Bibliothéque de la Pléiade
■ Bulmaro Reyes Coria sobre la
Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm
et Romanorvm Mexicana
■ Yolanda Argudín sobre Biblioteca Era

■ Un poema de Alberto Blanco


■ Textos de John Keown y Asunción Álvarez del Río
para nutrir el debate en torno a la eutanasia
■ Problema infernal, de Samantha Power
■ El mito de la diosa, de Anne Baring
y Jules Cashford
■ Lecciones de los maestros, de George Steiner
ISSN 0185-3716

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Colecciones editoriales Sumario
La definitiva conversión del libro en mercancía —singular, qué Para qué sirve una colección editorial 2
duda cabe, pero mercancía al fin— y de la estructura económi- Laura Lecuona
ca que lo produce en una industria hecha y derecha suscita lo Volar alto 4
mismo la alarma de quienes querrían seguir viendo en cada Eduardo Mejía
ejemplar un producto amorosamente confeccionado, con todo Una modesta enciclopedia 6
el sabor humano de lo artesanal, que el optimismo ingenuo de Adolfo Castañón
quienes creen que pueden aplicarse ciegamente en las artes y Elogio del libro pequeño 8
los oficios editoriales las prácticas usuales en otras ramas de la Alejandro Carrión
producción industrial. He ahí una de las grandes expresiones Brillo de La Pléiade 10
del carácter híbrido del libro: es y no es un mero bien cultural, Christian Moire
es y no es un producto equiparable al tornillo que brota de la Palmarés de la colección 11
máquina que le da forma. Hoy, los consumidores y los produc- Antigüedad contemporánea 12
tores de libros aceptamos en mayor o menor medida esta vida Bulmaro Reyes Coria
anfibia, a veces subrayando algún rasgo en detrimento de otro. Biblioteca Era 14
Para el que edita libros, desde que la producción se multi- Yolanda Argudín
plicó por las artes mecánicas fue necesario identificarse, hacer- El principio formal 16
le saber al lector que el volumen que está delante de sus ojos Alberto Blanco
lleva su impronta, una marca que identifica no sólo al autor si- La eutanasia examinada 18
no al responsable de que la obra exista sobre papel. De ahí que John Keown
hoy sigamos venerando signos tan afortunados como el ancla Práctica y ética de la eutanasia 20
rodeada por un cetáceo con que, en la bisagra entre los siglos Asunción Álvarez del Río
xv y xvi, el gran Aldo Manuzio rubricó sus obras. Pero la El debate impostergable 22
abundancia de sellos editoriales pronto motivó el surgimiento Problema infernal 25
de una categoría de identificación intermedia, algo entre los li- Samantha Power
bros individuales y las casas editoras: la colección editorial. El mito de la diosa 28
A esa noción queremos dirigir la atención del lector en esta Anne Baring y Jules Cashford
entrega de La Gaceta, mediante el recorrido por un puñado de Lecciones de los maestros 30
series emblemáticas, cuyo valor simbólico se ha impuesto ya George Steiner
entre los amantes atentos del libro. En el texto inicial del nú-
mero, Laura Lecuona considera que las buenas colecciones son Laura Lecuona es coordinadora editorial de Editorial
como “minieditoriales”, en el sentido de que aspiran a dar pis- Paidós Mexicana ■ Eduardo Mejía es periodista, editor y
tas a los lectores sobre obras afines. A continuación, Eduardo escritor ■ Adolfo Castañón es editor, traductor, escritor,
Mejía nos lleva a volar junto a la más célebre y celebrada de las miembro de la Academia Mexicana de la Lengua ■ Chris-
colecciones de la editorial Joaquín Mortiz: la Serie del Volador, tian Moire es escritor y dirige la Oficina del Libro de la
albergue de excelente literatura mexicana de la segunda mitad Embajada de Francia en México ■ Bulmaro Reyes Coria
del siglo pasado. De la mano de Adolfo Castañón podemos pa- es editor e investigador del Instituto de Investigaciones
sar las páginas de una enciclopedia por entregas en que muy Filológicas, de la unam ■ Yolanda Argudín es escritora ■
pronto se convirtieron nuestros Breviarios, con su personali- Alberto Blanco es escritor y artista plástico ■ John Keown
dad generosa y noble, como señala Alejandro Carrión en un es filósofo, especialista en ética ■ Asunción Álvarez del
texto que había aparecido en La Gaceta hace más de cuatro dé- Río es psicóloga ■ Samantha Power es profesora de políti-
cadas. Por su parte, Christian Moire presenta la selecta y con- cas públicas en la Universidad de Harvard ■ Anne Baring
sagratoria La Bibliothéque de la Pléiade, esa constelación de es psicoanalista, interesada en religiones ■ Jules Cash-
obras publicadas primero por Jacques Schiffrin y hoy por Édi- ford es profesora, experta en mitología ■ George Steiner
tions Gallimard, y que es un verdadero repertorio de clásicos es filósofo, autor entre otras obras de Después de Babel
con gran respaldo filológico. Ese mismo espíritu, el de hacer-
nos contemporáneos de todos los hombres gracias a la palabra
impresa, se halla en la Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Y para acercar a nuestros lectores a obras de reciente o inmi-
Romanorvm Mexicana, colección ilustre de nuestra no menos nente aparición, ofrecemos un poema de Alberto Blanco, toma-
ilustre Universidad Nacional, a la que pertenece el investiga- do de La hora y la neblina, donde se reúne buena parte de su obra
dor Bulmaro Reyes Coria, que describe aquí los afanes de esa poética; fragmentos de John Keown y Asunción Álvarez del Río
serie. Yolanda Argudín remata este mínimo repaso, que inevi- para documentar las discusiones sobre la eutanasia, con énfasis
tablemente queda trunco —pues requeriríamos una decena de en la situación que esa práctica médica tiene entre nosotros; un
números para pasar la vista por otras acertadas colecciones co- sacudidor texto de Samantha Power sobre la cínica inacción es-
mo Sepan Cuantos…, Letras Mexicanas o Austral, y sus epígo- tadounidense frente al genocidio; las palabras de Anne Baring y
nos contemporáneos, como Andanzas o Panorama de Narrati- Jules Cashford sobre la inesperada similitud de diversas deida-
vas—, con un retrato a toda velocidad algunas de las obras pu- des femeninas, así como un texto de George Steiner acerca del
blicadas por Biblioteca Era en el último lustro. complejo vínculo entre los profesores y sus alumnos.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 1

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Para qué sirve
DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
una colección editorial
Directora del FCE
Consuelo Sáizar Laura Lecuona
Director de La Gaceta
Tomás Granados Salinas Hay muchas taxonomías aplicables al reino editorial, tantas
como personas dispuestas a clasificar libros. Para quienes
Consejo editorial publican obras, pensar en colecciones es el modo más natural
Consuelo Sáizar, Ricardo Nudelman,
de establecer un orden, casi siempre arbitrario, que sirva de mensaje
Joaquín Díez-Canedo, Martí Soler, Ma-
ría del Carmen Farías, Laura González al anónimo lector al que se dirige cada título. En este compacto
Durán, Carolina Cordero, Nina Álva- y lúcido ensayo, una de las editoras más innovadoras de nuestro
rez-Icaza, Paola Morán, Luis Arturo Pe- país equipara al editor que crea colecciones con el coleccionista
layo, Pablo Martínez Lozada, Álvaro
Enrigue, Miriam Martínez Garza, Faus-
to Hernández Trillo, Karla López G.,
Lo que está en juego es el deseo furioso del ser humano de vencer
Alejandro Valles Santo Tomás, Héctor
Chávez, Delia Peña, Antonio Hernán-
la condición efímera de las cosas cuando las experimenta aisladas
dez Estrella, Juan Camilo Sierra (Co- en el tiempo. Un botón por aquí, un caracol de mar por allá,
lombia), Marcelo Díaz (España), Lean- una minúscula cazuela extraviada en los años, ¿qué significan?
dro de Sagastizábal (Argentina), Julio En cambio, enmarcados en un conjunto adquieren sentido,
Sau (Chile), Carlos Maza (Perú), Isaac ofrecen la ilusión de que, pese al flujo incesante de la vida,
Vinic (Brasil), Pedro Juan Tucat (Vene- algo podemos controlar.
zuela), Ignacio de Echevarria (Estados
Unidos), César Ángel Aguilar Asiain
(Guatemala) Berta Hiriart

Impresión Una colección, define Berta Hiriart en su ensayo Colección de colecciones (México, Pai-
Impresora y Encuadernadora dós, 2002, Amateurs), es el acopio intencional y amoroso de objetos de una misma es-
Progreso, sa de cv pecie, mientras que coleccionar es un ejercicio de observación y búsqueda. Si algún
paralelismo hay entre el editor responsable de armar una colección de libros y el afi-
Diseño y formación
Marina Garone
cionado que sin otro objetivo que calmar la sed de acopio acumula y atesora timbres
y Cristóbal Henestrosa postales o barcos a escala a lo largo de su vida, es ése: el editor observa y busca, de
preferencia con cierta entrega apasionada a su trabajo, obras que puedan formar par-
Ilustraciones te de una misma serie con características definidas. En esta búsqueda, encuentra, o
Raúl G. Plancarte impone y crea, una relación entre obras distintas entre sí. Observa lo que hay común
entre ellas, o bien, al agruparlas en un conjunto, él mismo, con su activa intervención,
La Gaceta del Fondo de Cultura Económi-
hace que lleguen a tener algo en común, algo que no necesariamente está dado de an-
ca es una publicación mensual editada
por el Fondo de Cultura Económica,
temano o no es evidente a primera vista.
con domicilio en Carretera Picacho- En efecto, la relación entre los libros que conforman una colección no siempre es
Ajusco 227, Colonia Bosques del Pe- obvia; muchas veces es sólo la intención del editor lo que los vuelve parte de un mis-
dregal, Delegación Tlalpan, Distrito mo conjunto más o menos uniforme. De nuevo nos ilustra Berta Hiriart: en todo co-
Federal, México. Editor responsable: To- leccionista (o, añado, en todo editor) “predomina una mirada. Es ésta la que convier-
más Granados Salinas. Certificado de te cualquier objeto […] en algo digno de coleccionar. Se trata de una mirada que con-
Licitud de Título 8635 y de Licitud de
sidera las cosas como posibles fragmentos de una cierta totalidad constituida con
Contenido 6080, expedidos por la Co-
misión Calificadora de Publicaciones y criterios únicos.”
Revistas Ilustradas el 15 de junio de Qué puedan tener en común los libros de una colección, qué criterios se empleen
1995. La Gaceta del Fondo de Cultura para ordenarlos y juntarlos y hacer que formen una sola totalidad, es algo abierto que
Económica es un nombre registrado en el le da al editor mucha libertad para crear nuevas series. Puede ser algo aparentemen-
Instituto Nacional del Derecho de Autor, te obvio o natural, como la disciplina, el género o el tema, el lugar que las obras ocu-
con el número 04-2001-112210102100, pen en el canon literario, la edad o la preparación de los lectores destinatarios. Pue-
el 22 de noviembre de 2001. Registro
Postal, Publicación Periódica: pp09-
de ser algo tan aleatorio como el tamaño de la letra con que estén formados los li-
0206. Distribuida por el propio Fondo bros, su precio o su extensión. Puede ser algo tan ajeno a lo literario como la edad, el
de Cultura Económica. sexo o la nacionalidad de los escritores. Eso sí, una vez que se han definido esos cri-
terios, es importante respetarlos a toda costa. De lo contrario se pone en riesgo la fi-
Correo electrónico delidad y la constancia de nuestro lector ideal: ese que persigue y compra los libros
gacetafce@fce.com.mx de la colección por el solo hecho de que pertenecen precisamente a esa colección que
a él tanto le gusta e interesa.

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Tener los libros ordenados por colecciones otorga una va- mesa de novedades un nuevo volumen azul en pasta dura de la
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liosa ayuda al editor para enfocar su búsqueda de nuevas obras exquisita colección El Ojo sin Párpado de Editorial Siruela. El
que publicar y para armar su programa de producción. El uni- estudiante de filosofía o de literatura grecolatina sabe bien que
verso de obras a su disposición, o de obras posibles aún no es- la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexica-
critas, se reduce a un tamaño finito y manejable. Al mismo na y la Biblioteca Clásica Gredos ofrecen las traducciones más
tiempo, le facilita tener el catálogo organizado temáticamente fiables, pero si se trata de subrayar el Parménides de Platón pa-
y le permite dar a su oferta cierta congruencia, emitir un men- ra citarlo en el trabajo de historia de la filosofía o leerlo en el
saje al público pendiente de sus lanzamientos. De hecho, cada trolebús, tal vez sea más recomendable el volumen en Inicia-
colección es como una minieditorial en sí misma; cada colec- ción Filosófica de Aguilar, que se puede maltratar y deshojar
ción tiene ciertas finalidades y cierto sin remordimiento. Si alguien no quiere
perfil, asume cierto compromiso, se va Cada colección es como una gastar mucho en La madre naturaleza de
configurando con cierto sistema, se ali- minieditorial en sí misma; cada Emilia Pardo Bazán comprará el volu-
menta con cierto ritmo. colección tiene ciertas finalidades men de Sepan Cuantos en Porrúa, pero
Desde luego, esta disposición de los y cierto perfil, asume cierto si le interesa una edición bien cuidada,
libros en colecciones también acarrea compromiso, se va configurando más el complemento de un aparato críti-
indudables ventajas a los lectores, sobre con cierto sistema, se alimenta con co y una larga introducción, mejor se es-
todo a los golosos, insaciables y aventu- cierto ritmo perará hasta conseguirlo en Letras His-
reros. Cada colección es una recomen- pánicas de Cátedra.
dación implícita que nos hace ese amigo lector invisible tras Si un editor asume plenamente ese compromiso tácito que
bambalinas, al que se concede cierta autoridad, que es la figu- adquiere frente a los compradores de su colección y si tiene
ra del editor. “¿Te gustó esta biografía de Carson McCullers? siempre presente su propia faceta de visitante de librerías afa-
¡Ah, mira!, también en esta colección tengo la de Jane Bowles, noso por llevarse a casa nuevas lecturas, tendrá mayores proba-
posiblemente te interesará.” “Si este libro de divulgación cien- bilidades de dar en el blanco y conseguir la aceptación de ese
tífica te despertó inquietudes, revisa esta lista de varias obras lector fiel e ideal.
pensadas para lectores con tu perfil.” “¿Disfrutaste Orgullo y Está de moda preguntar qué pueden hacer los editores para
prejuicio en este formato pequeño y elegante? Entonces Sentido fomentar la lectura (¡como si publicar libros y colocarlos en las
y sensibilidad lo tienes que comprar en esta misma serie.” librerías no fuese de suyo una tarea suficientemente importante
El lector de novela contemporánea deseoso de descubrir encaminada a ese fin!). Pues bien, otra respuesta posible es re-
nuevos autores o escritores poco conocidos se habrá dado cordar este papel del editor, también desempeñado por el maes-
cuenta de que el amarillo Panorama de Narrativas de Anagra- tro, el crítico literario, el reseñista y en ocasiones (cada vez más
ma y las negras Andanzas de Tusquets son las apuestas más se- escasas) el librero, como orientador de lecturas. Una colección
guras, las que mejor garantizan que no se verá defraudado. En es toda una propuesta cultural en marcha. Una colección bien
los años ochenta, la adolescente aficionada a la literatura fan- armada dará cauce a la avidez de más de un lector que se afi-
tástica y de terror se emocionaba cada vez que aparecía en la cione a ella y le proporcionará libros y lecturas para rato.

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Volar alto
Eduardo Mejía

La Serie del Volador es una de las altas cumbres tiene mucho que ver con el desarrollo de la cultura mexicana,
de la inventiva editorial en México. Joya de la con ilustres antecedentes, una plenitud deslumbrante y un le-
corona del catálogo de Joaquín Mortiz, albergó gado impresionante.
a casi todos los escritores que dieron forma a la El Volador es un nombre importante en la historia del libro
historia literaria nacional de la segunda mitad mexicano; en el Mercado del Volador, que persistió hasta bien
del siglo xx. Escrita en sensible clave personal, esta entrado el siglo xx, se encontraban varias de las mejores libre-
evocación recorre los hallazgos y el rigor rías que existieron desde el siglo xix; donde ahora está el edifi-
editorial con que Joaquín Díez-Canedo cio de la Suprema Corte de Justicia estaban las librerías de Na-
perfiló esa colección varro, de Medina, de Cicerón (éstas, muy cambiadas, subsisten
en otros sitios), de Villarreal, de Juan López y El Murciélago.
José Emilio Pacheco nos recuerda que el nombre de la colec-
La industria editorial mexicana, que desde los años cuarenta y ción deviene del conjunto de las librerías, que estaban allí; en-
cincuenta se situó como la mejor del mundo de habla hispana tonces, para publicar, los autores acudían a París o a Madrid, o
hasta que las crisis nos alcanzaron, tiene como eje al Fondo de los libreros hacían sus propias ediciones y las vendían por sus-
Cultura Económica de Daniel Cosío Villegas y Arnaldo Orfila cripción, esos títulos, de ediciones limitadas, se reeditaron mu-
Reynal; de él surgieron o se desarrollaron tres de nuestras chos años después, o fueron recogidos por discípulos, y des-
principales editoriales, que se fundaron en los sesenta, por di- pués cayeron en las benéficas arcas de Porrúa, que comenzó su
versas causas: Joaquín Mortiz, Ediciones Era y Siglo XXI Edi- historia como librería en el último cuarto del xix, y comenzó a
tores. publicar en 1914 (en plena dictadura de Victoriano Huerta, y
La primera, dirigida por Joaquín Díez-Canedo y como se- para mayor asombro una antología: Las cien mejores poesías líri-
gundo Bernardo Giner de los Ríos (ambos a la altura de sus cas mexicanas, de Antonio Castro Leal, Alberto Vázquez del
muy célebres nombres en la literatura española), se convirtió Mercado y Manuel Toussaint —se me permitirá una acotación
en el puntal de las letras mexicanas; al revisar su catálogo en- personal: en la secundaria, una maestra me prohibía la entrada
contramos a los mejores escritores tanto a su clase si no me cortaba el cabello;
nacionales como extranjeros, y además Cabe preguntarse por qué todos preferí refugiarme en la biblioteca, y leí,
fue el escaparate de autores que, a causa querían publicar en Joaquín Mortiz, todo un año, ese libro, en primera edi-
de la tenebrosa dictadura franquista, po- en especial en la Serie del Volador, y ción, sin saberlo ni apreciarlo, hasta me-
dían publicar los libros que la censura de a qué se debía su prestigio; tomando morizarlo—); así, el Volador recoge y
España prohibía y perseguía. cualquier libro al azar se tiene la hace propia una tradición mexicana añe-
Gracias a Joaquín Mortiz pudimos (y respuesta: pocas colecciones han ja e ilustre.
los españoles pudieron) leer a Juan Goy- sido tan pulcras, tan elegantes, tan Pero hay mucho más: Joaquín Díez-
tisolo, a Consuelo Álvarez, a Jaime Gil fáciles de leer aunque a veces los Canedo inició y dirigió en el Fondo de
de Biedma, a Luis Cernuda, además de a textos sean herméticos Cultura Económica la colección Letras
Günter Grass, Alan Sillitoe, Jean Cau, Mexicanas, cuyo primer título fue una
Mary McCarthy y algunos estadunidenses poco difundidos, selección de poemas de Alfonso Reyes y que culminó con otras
como James Purdy, Hortence Callisher, Susan Sontang, Jules obras fundamentales: el segundo título fue Confabulario, de
Feiffer. Juan José Arreola; el tercero, El nuevo Narciso, de Enrique
Aunque tuvo (hablamos de 1962 a mediados de los ochenta, González Martínez; ésta no es la historia de Letras Mexicanas
cuando pasó a ser parte del grupo Planeta, ya con otras dimen- (aunque no hay que dejar de incluir La región más transparente,
siones) colecciones dedicadas a la psicología, a la sociología, al de Fuentes; El llano en llamas y Pedro Páramo, de Juan Rulfo; La
ensayo político, será recordada como una de las mejores en su estación violenta, de Paz, y muchos más que son nuestro orgullo
ámbito por Narradores Contemporáneos (pasta dura, camisa), y gloria), pero es importante para ver todo lo que le debe la li-
Nueva Narrativa Hispánica (a la rústica, pero muy elegante, teratura a don Joaquín: nadie con su ojo clínico, con su rigor
con guardapolvos transparentes, portadas muy atractivas) y so- pero también con su bondad y amabilidad, para descubrir au-
bre todo la Serie del Volador, de tamaño pequeño, a la rústica, tores e impulsarlos.
con formato y portadas innovadores. Si Letras Mexicanas significó en sus inicios, a principios de
Los grandes nombres de la literatura hispanoamericana se los cincuenta, la puerta de entrada (la puerta grande) al mundo
vieron publicados en esta colección: Octavio Paz, Carlos Fuen- de las letras, ya en los sesenta ser incluido en esta colección sig-
tes, José Donoso, Rosario Castellanos, Juan José Arreola, Juan nificaba la consagración; en los sesenta, un momento de gran
García Ponce, Sergio Pitol, José Agustín y más. Esto solo es impulso y de esplendor (como lo demuestra José Emilio Pa-
suficiente para colocarla como una de las mejores colecciones checo en su homenaje a Díez-Canedo); los jóvenes aspiraban a
que hayan aparecido en la industria editorial mexicana, y sería ser conocidos mediante la colección Ficción de la Universidad
innecesario alargarnos más, pero la historia es muy nutrida y Veracruzana o en la Nuevos Valores, de Novaro (y en algún

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momento, por desgracia breve, en Diógenes, de Giménez Si- ción con sus mejores obras (Los relámpagos de agosto, La ley de
les y Emmanuel Carballo), y a publicar su segundo libro en la Herodes, Maten al león) y Efraín Huerta publicó la versión eco-
Serie del Volador. nómica de su Poesía.
Pero don Joaquín iba más allá: allí debutaron Salvador Eli- Todos anhelaban verse en la Serie del Volador; no todos lo
zondo (Farabeuf), Gustavo Sainz (Gazapo) y José Agustín (De lograron. Presionaban a don Joaquín, llamaban impacientes
perfil); allí publicaron obras muy importantes Vicente Leñero para ver si eran aceptados, y si la respuesta era afirmativa, para
(El garabato, Redil de ovejas); Juan Goytisolo vio su pícara La is- que lo lanzara a la calle, sin saber si la editorial podía soportar
la; allí se dio a conocer mundialmente José Donoso (Este do- los gastos, si no se encimaban otros títulos; algunos se desespe-
mingo, El lugar sin límites); allí publicó Fuentes algunos de sus raron, recogieron su manuscrito, y se arrepintieron toda su vi-
libros clave (Cantar de ciegos, Cumpleaños —tan mal leído— y su da; otros nunca se atrevieron y también se arrepintieron (otra
drama El tuerto es rey); allí se peleó la mafia en la novela de ese intromisión personal: ya con mi tercer libro publicado, Bernar-
nombre, de Luis Guillermo Piazza; allí se consagró José Emi- do me confesó que don Joaquín, cada vez que los visitaba, le
lio Pacheco como traductor (Como es, de Beckett) y se reafirmó preguntaba si yo había llevado algún libro, y que de haberlo
como narrador (Morirás lejos, El principio del placer); allí ganó fa- hecho lo habrían publicado; no me arrepiento porque sentiría
ma de perverso Juan García Ponce (Figura de paja, La vida per- que hubiera sido un abuso de confianza aprovecharme de la
durable, Unión), pero también de erudito humorista (Desconsi- amistad de ambos, que es de las posesiones que más valoro en
deraciones). mi vida).
Pero también acudieron los que ya para entonces estaban Cabe preguntarse por qué todos querían publicar en Joaquín
consagrados, como Rosario Castellanos (Álbum de familia), Ed- Mortiz, y en especial en la Serie del Volador, y a qué se debía
mundo Valadés (Las dualidades funestas), Augusto Monterroso su prestigio; tomando cualquier libro al azar se tiene la res-
(la reedición de Obras completas y otros cuentos); Arreola editó su puesta: pocas colecciones han sido tan pulcras, tan elegantes,
única novela (La feria), Octavio Paz dos de sus mejores ensayos tan fáciles de leer aunque a veces los textos sean herméticos.
(Claude Levi-Strauss y Cuadrivio), Sergio Galindo tres de sus li- El tamaño es muy cómodo, de 13 por 11.3 centímetros, que
bros clave (Oh, hermoso mundo, La comparsa y Nudo), y ese ico- lo hacía muy manuable; el lomo pocas veces se maltrataba, in-
noclasta que hasta el cine ha temido, Jules Feiffer (Harry es un cluso cuando era muy grande (como De perfil), no se quebraba;
perro con las mujeres). el papel, grueso y acremado, le daba buen volumen y las pági-
Su catálogo fue impresionante; todos ambicionaban ver su nas no transparentaban; la tipografía, en Baskerville, de 11 en
nombre en él, aunque a veces, por las dimensiones, pasaban a 13 o 12 en 14 puntos, era muy legible. Por desgracia, los colo-
Novelistas Contemporáneos (Sainz, Leñero, García Ponce) o a fones, en versalitas, daban cuenta sólo de fecha y lugar de im-
Nueva Narrativa Hispánica (José Agustín, quien la inauguró presión (casi siempre en Editorial Muñoz, en Cerrada de Doc-
con Inventando que sueño, y regresó al Volador con Se está ha- tor Márquez 81, México 7, Distrito Federal), pero no de quién
ciendo tarde, Abolición de la propiedad, Círculo vicioso). No es ocio- la cuidaba, que por lo regular eran los mismos Díez-Canedo y
so agregar que Jorge Ibargüengoitia se consagró en esta colec- Bernardo Giner de los Ríos.

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Pocas veces tenían erratas, aunque hay por ahí alguna línea caja. Fue de las primeras editoriales en acentuar mayúsculas.
a
repetida (en La ley de Herodes, errata frecuente cuando los li- Si el libro era de cuentos, los títulos estaban en falsas, en pá-
bros se hacían en linotipo) o un personaje con nombre cambia- ginas non.
do (De perfil) (García Ponce se quejaba de que en La vida per- Le tengo un particular afecto porque los tres primeros li-
durable se le había cambiado un “en sí” por un “en mí”, pero bros que me compré con el producto de mi trabajo fueron Las
aún no localizo el sitio exacto); le dieron nueva vida a las ver- buenas conciencias, de Fuentes; y dos de la Serie del Volador: Fi-
salitas —mayúsculas en tamaño de minúsculas—, tan menos- gura de paja, de García Ponce, y Farabeuf, de Elizondo. El pri-
preciadas en otras editoriales, porque no las usaban sólo para mer autor que me obsequió un libro fue Gustavo Sainz, Gaza-
lo que se usan —para siglos, siglas y expresiones en mayúscu- po. Poseo casi la colección completa, y decenas de títulos de la
las—, sino que en muchos de los títulos (no en todos: también colección, autografiados por los autores; alguno de ellos tiene
tenían inconsistencias) la primera línea del cuento o del capí- en el colofón mi fecha de mi cumpleaños, a manera de travie-
tulo estaba formada en versalitas, lo que le daba un cuerpo di- sa dedicatoria de Bernardo Giner de los Ríos.
ferente de los otros libros. La colección no terminó, aunque cambió de formato, más
Los títulos de cuentos o de capítulos estaban en altas, dos alto y más esbelto, y ha incluido a algunos de los autores nove-
puntos más grandes, y los colgados, imperceptibles, eran de les más renombrados (Jorge Volpi, Álvaro Enrigue), aunque da
apenas dos cuadratines a principios de texto, lo mismo que la impresión de que los jóvenes tienen pretensiones megaloma-
entre subcapítulos; como era una colección económica, po- niacas y desprecian al Volador; no está de más recordarles que
dían empezar capítulos en página par, pero no ocurría así en allí se publican los títulos galardonados con el Premio Nacio-
textos breves; cumplían con el requisito de abrir con dos fal- nal de Cuento, y que el catálogo es el de casi toda la literatura
sas, doble portadilla, autor y título en la 3, editorial y colec- importante del último medio siglo. Definitivamente, publicar
ción en la 4; portada sobria, con autor (18 puntos) y título en el Volador era consagrarse.
(24) en cursivas; la página legal en la 6, muy elegante, colga- Debo terminar mencionando a algunos de sus héroes anó-
da hasta el final, y en la 7 el principio del libro; los índices al nimos, con portadas, correcciones, dictámenes y solapas: Vi-
final, con líneas punteadas, respetando el original, si estaban cente Rojo, Rafael López Castro, los hermanos Castro Leñe-
numerados o no, en letras normales. Muy moderna, no tenía ro, Vicente Leñero, José Emilio Pacheco, Gustavo Sainz, a
cornisas y los folios, en los extremos exteriores al final de la quienes están dedicadas estas remembranzas.

Una modesta enciclopedia


Adolfo Castañón

Uno de los pilares de nuestra casa es la colección La colección llamada Breviarios dentro del catálogo del
Breviarios, que ofrece valiosas, útiles y disfrutables puertas Fondo de Cultura Económica empezó a publicarse en 1948.
de entrada a muchísimos temas, de todas las disciplinas Fue un proyecto en el que colaboraron traductores y escritores
humanas. Material e intelectualmente identificables, estos como Alfonso Reyes y Eugenio Ímaz. Sus primeros diez títu-
libros sintetizan una de las grandes metas de todo los fueron: de Cecile Maurice Bowra, Historia de la literatura
editor: ofrecer un conjunto armónico de obras, griega, en traducción de Alfonso Reyes; de Arthur Stanley Tur-
de buena factura, fácilmente identificables, como beville, La inquisición española, en traducción de Javier Malagón
simbólico sello de garantía, como se describe en este texto, y Helena Pereña; de Harold Nicolson, La diplomacia, en tra-
publicado por cortesía de su autor ducción de Adolfo Álvarez Buylla; de Robert G. Escarpit, His-
toria de la literatura francesa; de Norman Hepburn Baynes, El
imperio bizantino, en traducción de María Luisa Díez-Canedo y
El diccionario define la voz breviario como el “libro que con- Francisco Giner de los Ríos; de Adolfo Salazar, La danza y el
tiene el rezo eclesiástico de todo el año”. En su segunda acep- ballet; de Gilbert Murray, Eurípides y su tiempo, también en tra-
ción figura como “epítome o compendio.” Los primeros bre- ducción de Alfonso Reyes; de Leslie Clarence Duna, Herencia,
viarios fueron anteriores a la invención de la imprenta: por raza y sociedad, en traducción de Enrique Beltrán; de Juan de la
ejemplo, el famoso libro de horas (tan famoso como lujoso) Encina, La pintura italiana del renacimiento; y de Martin Buber,
Breviarium Mayer Van Den Bergh del siglo xiv que, al mismo ¿Qué es el hombre?, en traducción de Eugenio Ímaz.
tiempo que contiene las oraciones y rezos eclesiásticos de todo La colección Breviarios —en términos estrictamente edito-
el año, incluye en filigrana y en sus márgenes motivos plásticos riales, de diseño y formulación tipográfica— parece inspirada
alusivos a las estaciones. El diccionario registra otras dos acep- en la serie The World’s Classics publicada por Oxford Univer-
ciones: una de índole tipográfica como la “fundición de nueve sity Press a principios del siglo xx y que se continuaría reim-
puntos […] que solía usarse en las antiguas impresiones del bre- primiendo hasta poco antes de la guerra, como es el caso del li-
viario romano”, y una cuarta, ya en desuso, de breviario como bro de Ralph Waldo Emerson Essays. First and Second Series que
libro de memorias. para para la Oxford University Press hizo en Londres el impre-

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sor Humphrey Milford. El libro inglés que tengo ante mis ojos ceso y en marcha que se podía ir adquiriendo con facilidades
mide 10.3 cm de ancho, 16.4 de alto y 1.8 de grueso, una me- económicas (como realmente sucedió en la época del doctor
dida similar a la de los Breviarios (por ejemplo, el Breviario 439 Arnaldo Orfila Reynal, quien heredó el proyecto de don Da-
de Catherine Clement sobre Claude Lévi-Strauss, en traducción niel Cosío Villegas, dándole nuevos bríos y un lanzamiento co-
de Víctor Goldstein, que mide 11 cm de ancho, 16.8 cm de al- mercial) y que, además, era susceptible, otro rasgo de esa efica-
to y tiene —qué coincidencia— también 1.8 cm de grueso y, cia simbólica, de irse coleccionando en muebles de madera o
como el inglés, una tipografía de 9/10). en libreros fabricados ad hoc. De esta suerte, los Breviarios fue-
Publicados a fines de los años cuarenta, los Breviarios tienen ron concebidos como una verdadera biblioteca doméstica para
cierto parentesco editorial con otras colecciones emblemáticas, los estudiantes y profesores universitarios mexicanos e hispa-
en particular con la colección Austral noamericanos. Por supuesto, detrás de
que Espasa-Calpe empieza a editar tam- la eficacia simbólica de una colección
bién por esos años y que tiene como La eficacia simbólica de una como ésta, se despliega la eficacia sobe-
nuestros breviarios una división concep- colección como Breviarios estriba rana de una idea que ha recorrido a occi-
tual/cromática (por cierto, las medidas en proponer al lector una dente y a oriente desde los griegos, lati-
de los australes son 18 cm × 11.6). Ese enciclopedia en proceso y en marcha nos, árabes, medievales e ilustrados.
“aire de familia” no sólo concierne al ta- que se podía ir adquiriendo con Esa idea es la de un círculo o ciclo ca-
maño, sino también a la estructura edito- facilidades económicas paz de absorber y orientar todo el cono-
rial, a la figura que compone su catálogo. cimiento del mundo. Esa idea es, ni más
De la misma manera que los antiguos breviarios religiosos ni menos, la de la Enciclopedia. Enciclopedias y diccionarios es
manuscritos e iluminados compendiaban los rezos y oraciones precisamente el libro de Alain Rey1 que, publicado en Brevia-
junto con un paisaje de las estaciones del año que hacían del rios, puede dar idea del alcance geográfico e histórico de esa
breviario también un almanaque que incluía los fenómenos idea que está detrás de esa enciclopedia sigilosa que se encubre
meteorológicos, de esa misma forma se podría pensar que los en los Breviarios. El libro de Alain Rey fue editado original-
editores de Breviarios y de las series afines en otros sellos edi- mente como el número 2000 de la colección francesa Que Sais-
toriales —como antes la Colección Universal de Espasa-Calpe je?, otra serie enciclopédica.
o, en otras latitudes, los famosos Que Sais-je? editados por A la fecha de abril de 2005, los Breviarios cuentan con más
Presses Universitaires de France— tenían como propósito el de 540 títulos que se distribuyen en diversas categorías: histo-
de contribuir a formar ya no por supuesto al cristiano o a la ria y crítica literaria, filosofía, teoría política, historia del arte,
cristiana (oh, John Bunyan, que luego del Progreso del peregrino historia de la religión, entre muchos otros temas. Los autores
escribiste el Progreso de la peregrina), sino al ciudadano educa- de estos libritos han sido elegidos entre los más conspicuos y
do en diversas artes y disciplinas tanto en el saber del pasado relevantes autores de su campo de estudio. Junta asombrosa,
como en el conocimiento actualizado, puesto al día del mundo
circundante. 1 Alain Rey, Enciclopedias y diccionarios, traducción de Adolfo Casta-

La eficacia simbólica de una colección como la de los Bre- ñón, México, FCE, 1a ed. en francés, 1982 (París, puf); 1a ed. en espa-
viarios estriba en proponer al lector una enciclopedia en pro- ñol, 1988, 186 pp.

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a
junta de asombros, el conjunto que aquí hace paisaje cuenta te—. La nómina de autores, traductores, temas y escritos que
a
nombres como Bertrand Russell y Alfonso Reyes, Jorge Luis se barajan a lo largo de este más de medio centenar de títulos
Borges o Michael Wood, Claude Lévi-Strauss, Jose Guilherme no sólo convocaría una junta de asombros críticos, sino además
Merquior, Julio Torri o Agustín Millares Carlo. hablaría, a través de las numerosas reimpresiones de sus títulos,
Como editor en el Fondo de Cultura Económica, me tocó del tino de los editores que a lo largo de los años supieron nu-
celebrar en secreto, sin pitos ni flautas, un aniversario memo- trir con tino y gracia esta colección que no sólo representa un
rable que, por supuesto, pasó inadvertido. Así se editó el Bre- emblema y una clave bibliográfica sino que, más allá, forma
viario número 500 y nos propusimos que coincidiera este nú- parte del patrimonio intangible de nuestras no tan imaginarias
mero con un libro notable y desde luego emblemático tanto de instituciones y empresas culturales.
la editorial y de esta colección en particular como de los tiem- El primer Breviario que recuerdo haber leído es El toro de
pos que nos van viviendo. Luego de minuciosas deliberaciones Minos de Sir Leonard Cottrell, en traducción de Margarita Vi-
con don Jaime García Terrés —a la sazón director del fce y con llegas de Robles. Tendría unos doce años y pensaba por enton-
algunos de sus consejeros, como el filósofo y escritor Alejandro ces ser arqueólogo. El libro empastado con sus tapas duras de
Rossi— llegamos al acuerdo de asignar el número 500 al pen- keratol y sus páginas impresas en un papel semi-biblia tenía un
sador brasileño José Guilherme Merquior. Recuerdo como un aire noble. Otros Breviarios que recuerdo al azar son los rela-
momento de relampagueante felicidad aquel en que le confir- cionados con música, pintura, danza, escultura, cine, como los
mamos al autor esta decisión: Merquior, entonces embajador dedicados a Juan Sebastián Bach (Johann Nikolaus Forkel),
de Brasil en México, habitualmente reservado y circunspecto, Chopin (Jesús Bal y Gay), La danza y el ballet (Adolfo Salazar)
no cabía en sí de gusto: no sólo por publicar en la colección si- que desde muy joven contribuyeron a disimular mi ignorancia.
no por el hecho de que se hubiese distinguido a un libro suyo La serie de obras de Gaston Bachelard (La poética del espacio, El
con la asignación de ese número simbólico. aire y los sueños: ensayos sobre la imaginación del movimiento) han
El reto editorial de los Breviarios fue originalmente el de sido libros clave en la formación de muchos lectores como yo.
incluir, en la teoría y en la práctica de ese catálogo idealmente ¿Y qué decir de los títulos consagrados a la filosofía como los
total o global, el conocimiento producido en México y en las dedicados al Pensamiento prefilosófico, I: Egipto y Mesopotamia y II:
Américas, por los mexicanos y por los centroamericanos, por Los hebreos de Henri Frankfort, W. A. Irwin y Henriette A.
los sudamericanos y los usamericanos, por los brasileños y los Frankfort, o Kant, vida de doctrina de Ernst Cassirer? Del mis-
canadienses, por los españoles y portugueses —esos ciudada- mo modo que los niños que coleccionan estampas juegan a ob-
nos fronterizos de la cultura producida en el Nuevo Continen- tener las más raras, de esa misma forma a mí me gustaba reu-

Elogio del libro pequeño te en la medida en que lo estamos pidiendo. Por ello, nadie
más generoso que este amigo oportuno, parco, exacto y estric-
Alejandro Carrión to. Por ello, también, no hay libro que más amemos ni que
más defendamos. Ocultamente sentimos gran satisfacción no
confesada cuando el amigo incauto, el que tiene la costumbre
Escondido en el bolsillo, como una semilla mínima, viaja a de saquear nuestros anaqueles, cae en la celada que le hemos
nuestro lado. Es el buen amigo perfecto; no pesa, no inco- tendido con redomada maldad, y se traga el elogio ampuloso,
moda, no cansa la mano. Es discreto. Dice las palabras es- llevándose escondido bajo el chaleco el grueso infolio que no
trictas: no nos aflige con erudición, ni con frondosidad. Su sabíamos cómo arrojar afuera. Y nos deja nuestro tesoro, el
mensaje es parco y completo. El libro pequeño nunca dice que deseábamos proteger de sus manos ávidas: nuestro libro
sino lo que se debe decir. Tiene la frase austera, la palabra pequeño.
avara, el concepto claro y desnudo. En sus páginas, es ver- Pierde en amplitud, sí es verdad, mi hermano; pierde en
dad, la letra está un poco apretada. Mas la idea, el espíritu, amplitud, está desnudo de detalles; no podemos conocer el
no sufre de estrechez ni está en prisión. Simplemente está asunto en su infinita, impiadosa variedad. Pero, en cambio, có-
contenido en su propia medida. mo gana, cómo nos hace ganar en síntesis, cómo ese sacrificio
Un libro pequeño no puede ser escrito por el indiscreto, del detalle está compensado con la visión de conjunto, la que
por el lenguaraz, por el productor de hojarasca. Tampoco jamás alcanzaríamos a vislumbrar en el bosque tupido del sa-
puede serlo por el erudito, que nos tiende laberintos de ci- bio, interminable infolio. Bienvenido, amigo querido, libro pe-
tas para que no podamos regresar a casa, y nos quedamos queño, que desde lo hondo de mi bolsillo me acompañas y me
dormidos en su bosque de frases sin poda, de periodos de das en tus palabras parcas, estrictas, el mensaje que mi espíritu
espeso follaje, de tortuosos capítulos con lianas de sabiduría pedía, aquel del que mi sed estaba sedienta, y que el lenguaraz,
acarreada de los cuatro puntos cardinales. Nosotros hemos el lleno de facundia, no podía llenar.
entrado confiados en el libro del sabiondo, y he aquí que, Por ejemplo, tomo en mis manos este maravilloso librito de
iguales a Caperucita, nos ha devorado el lobo feroz del lle- Nicolson, La diplomacia. No abulta más que mi cartera. Sus
no de facundia a mitad del camino. doscientas pequeñas páginas encierran cuanto de esa peligrosa
El libro pequeño es el único que nos da lo que desea- actividad quisiera yo saber. No un resumen, no el infecto di-
mos, en el momento en que lo deseamos y conforme a gesto que Selecciones usa para deshidratar los libros y los ensa-
nuestro deseo. Y lo que es más importante aún, exactamen- yos. Una obra completa sobre la diplomacia, en la que Harold

8 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
nir los Breviarios descontinuados o raros como por ejemplo el miento de los profetas de I. I. Mattuck por la traducción de Elsa
a
Atlas del viejo mundo de don Jorge Hernández Millares. Otros Cecilia Frost, La historia de la literatura latina de don Agustín
Breviarios sorprendentes y maravillosos por distintas razones Millares Carlo o El gusto literario de L. L. Schuking por la tra-
son la ya superada Historia de la astronomía de Giorgio Abetti, ducción de Margit Frenk.
en traducción de Alejandro Rossi; La estructura de las revolucio- Una breve nota como ésta no sabría agotar el catálogo de la
nes científicas de Thomas Samuel Kuhn, en traducción de Car- colección pero sí podría dirigir la atención hacia algunas de sus
los Solís Santos, o el fundamental ¿Qué es una ley de la natura- líneas maestras. Una de ellas es la literatura y se puede sugerir
leza? de Erwin Schrödinger. Un breviario curioso es El libro de con un par de títulos de los Breviarios: La poesía: hacia la com-
la miel de Eva Crane, en traducción de prensión de lo poético de Johannes Pfeiffer
Mariluz Caso, y podría seguir la enume- Breviarios no sólo representa y El gusto literario de Levin L. Schüc-
ración con la Historia del alfabeto de Al- un emblema y una clave bibliográfica king, ambos en traducción de Margit
fred Charles Moorhouse, en traducción sino que forma parte del Frenk, obras que han sido claves en la
de Carlos Villegas; la Historia de la litera- patrimonio intangible de nuestras formación de muchos lectores junto con
tura hispanoamericana, I. La Colonia. Cien no tan imaginarias instituciones el James Joyce: introducción crítica de
años de república y II. Época contemporánea y empresas culturales Harry Levin, en traducción de Antonio
de Enrique Anderson Imbert; la Apología Castro Leal, o el Heiddeger de George
para la historia o el oficio de historiador de Marc Bloch, que está Steiner, en traducción de Jorge Aguilar Mora, o, en fin, el José
publicada en Breviarios aunque años más tarde publicamos en Ortega y Gasset de Alejandro Rossi, Luis Villoro, Fernando Sal-
la colección de historia el manuscrito definitivo, ampliado y re- merón, y Ramón Xirau. El Michelet de Roland Barthes, en tra-
visado. Otro caso casi de “redundancia” deliberada es el de ducción de Jorge Ferreiro, y el Montesquieu de Jean Starobins-
Hernán Cortés de don José Luis Martínez, pues en Breviarios ki, en traducción de Mónica Utrilla, provenía de la colección
tenemos una versión compendiada de la biografía íntegra rea- Par-lui-Même de Seuil y se inscribieron bien en la colección.
lizada por el gran crítico e historiador mexicano. Otras series que han servido como canteras para informar la
Otro método para leer los Breviarios del Fondo de Cultura colección son aparte de las mencionadas los Fontana Modern
Económica es el que decide la lectura no tanto en función de Classics o volviendo al terreno nacional la benemérita serie sep
los temas sino de los traductores. Así, por ejemplo, se reco- Setentas que auspició Gonzalo Aguirre Beltrán con la colabo-
mienda leer El arte religioso del siglo XII al siglo XVIII de Emile Mâ- ración de Enrique Florescano, Alí Chumacero, Huberto Batis
le por la memorable traducción de Juan José Arreola, El pensa- y Felipe Garrido.

Nicolson nos explica cuanto hay que saber acerca de ella (ex- cisión, las palabras saben decir exactamente lo que decirse
cepto el método de palanqueo ante la Cancillería). Una buena quiere. Y Grecia viene a nosotros como un amigo siempre
historia de su desarrollo desde el siglo xv: la teoría, las varias querido, al menor llamamiento.
teorías diplomáticas; la vieja y la nueva diplomacia; un manual O éste, justiciero entre todos, tratado de la Inquisición
de cortesía y tratamientos: nada nos falta. Tenemos, completa, española que ha escrito A. S. Turberville. Libro en el que
la diplomacia en los bolsillos. No pesa más de lo que pesa un existe la ciega pasión que mira con ojos contemporáneos lo
diario, no nos ocupa más espacio que la cartera. Y nos hemos sucedido hace siglos. Ninguna información tan sencilla, tan
librado de caer en manos falaces y de entrarnos por un bosque limpia, tan justiciera hubiésemos podido encontrar, porque
de citas y un desfiladero de capítulos oscuros. los grandes libros sobre el tema se venden a la tentación de
O esta maravillosa Historia de la literatura francesa, de R. G. lo truculento, a la tentación antihispánica, o a la tentación
Escarpit. Increíblemente completa, con su aspecto de agenda, anticatólica, o falazmente nos quieren convencer, como
con sus doscientas páginas breves, en las que vive toda la ma- Monsieur de Maistre, de que en realidad la Inquisición fue
ravilla del genio galo. Desde los lejanos tiempos del Roman de una hazaña evangélica digna del mismo Jesucristo. Viene el
la Rose, generación tras generación, el genio de la Francia a la libro breve y nos salva, ejerciendo la justicia histórica en
llamada de nuestros ojos acude puntual. La brevedad no es doscientas páginas.
mutilación, ni enumeración. Es, simplemente, sobriedad. Diez Hay en México una empresa ejemplar que hace libros no
líneas nos entregan a Ronsard, a Rimbaud, a Corbière, a Apo- con vista al éxito económico, sino al servicio del espíritu.
llinaire, a Malraux. Diez líneas, de asombrosa limpidez, de cer- Dirigida por hombres de claro entendimiento y segura vi-
tera crítica, que dibujan al gran poeta, al gran escritor, como sión, proporciona a estudiosos de este continente los libros
las líneas severas de un sketch de Picasso trazan una bacante o que su inquietud necesita. Ningún impulso barato ni impu-
un centauro. ro interviene en esta obra que ha sido tomada con la serie-
O la linda Historia de la literatura griega, del profesor de Ox- dad y la fe y el desprendimiento que requiere todo aposto-
ford, Bowra, que tan primorosamente tradujo don Alfonso Re- lado verdadero. Esa empresa se llama Fondo de Cultura
yes. Verdadero milagro. El genio griego, que es a lo largo de Económica, y su última buena acción, al publicar una serie
los siglos la flor equilibrada y estricta, geométrica y apasiona- de breviarios maravillosamente escritos y editados, es la que
da al mismo tiempo, de la especie humana. El genio griego re- ha inspirado a este escritor, que ama sobre todas las cosas
ducido a sus líneas esenciales, a sus hombre torales, vive en el los buenos y hermosos libros, estas líneas en elogio del li-
leve libro de brevedad prodigiosa. La claridad ayuda a la con- bro pequeño.

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a
a
Brillo de La Pléiade
Christian Moire

Hay en la cultura francesa un modo de certificar tección de siete estrellas de la constelación de la Pléyade. ¡Na-
la trascendencia literaria: entrar en La Pléiade. da que ver con los poetas reunidos en torno a Ronsard!
Esa colección, creada por Jacques Schiffrin hacia 1931, En 1931, inauguró La Bibliothéque de la Pléiade con la pu-
es lo mismo un símbolo de rigor filológico que blicación del primer tomo de las obras de Baudelaire. El con-
de estatus intelectual (y aun de esnobismo), una cepto de esta nueva colección es singular e innovador: propo-
suntuosa invitación al erotismo libresco que es garantía ner, en formato de bolsillo, las obras completas de autores clá-
de calidad. Acompañemos al escritor y diplomático sicos, preservando un gran “confort” de lectura. De ahí el
Christian Moire en su recorrido por esta serie papel biblia, el formato pequeño y la cubierta de piel suave.
de resonancias galácticas En una entrevista concedida en 1933, Schiffrin resume sus
intenciones: “no se me deben atribuir más meritos de los que he
tenido en este asunto. He viajado mucho: son los ingleses y los
No hay ninguna biblioteca francesa donde no se encuentre uno alemanes quienes me han dado la idea de realizar en Francia lo
o varios libros de la colección La Bibliothéque de la Pléiade, que a ellos les funcionaba tan bien. Pero, como siempre que se
reconocibles entre los demás por su cubierta de piel suave real- trata de una novedad, tuve que vencer muchas resistencias. Al
zada con hilo de oro, cada época con un tono de piel: tabaco lector francés, me decían, no le gusta el libro encuadernado.
para el siglo xx, verde esmeralda para el xix, azul para el xviii, Creo que hoy ya no se me haría reproche alguno. Mire usted:
rojo veneciano para el xvii, corinto o rojo oscuro para el xvi, quise hacer algo cómodo, práctico, y tuve en cuenta que los de-
morado para la edad media, verde para la antigüedad y por úl- partamentos de hoy en día obligan a poner la mayor cantidad
timo gris para los textos sagrados y rojo china para las antolo- de cosas en el mínimo de espacio. Y además, como amaba los li-
gías. Detrás de esta apariencia de obra de bibliofilia se esconde bros, procuré que fueran lo más bellos posible. Eso es todo.”
un trabajo crítico minucioso e indiscutible que hace de cada li- Eso es todo, nada más simple.
bro una referencia obligada, un catálogo razonado y completo, Y sin embargo, en 1933, a pesar del éxito de la colección,
impreso en papel biblia, de las obras del autor que es honrado Jacques Schiffrin tuvo problemas de liquidez. André Gide y Jac-
de esa forma. ques Sclumberger, ambos administradores de la Nouvelle Revue
Creada en París por Jacques Schiffrin en 1931, adquirida en Française, acudieron en su ayuda y trataron de persuadir a Gas-
1933 por Éditions Gallimard, la colección representa actual- ton Gallimard de apoyarlo. Así, André Gide pudo convencer a
mente un tercio de las cifras de venta de la célebre casa edito- este último de que aceptara salvar la editorial de Schiffrin. Sus
rial de la calle Sébastien Bottin. Números de venta para provo- herederos, aún propietarios de la editorial, no pueden más que
car la envidia: 330 mil volúmenes por año, algunos títulos ven- estarle agradecidos.
den más de 200 mil ejemplares (las obras completas de Jacques Schiffrin dirigió la colección hasta 1941, fecha en la
Saint-Exupéry vendieron 330 mil ejemplares). Es un éxito co- que se exilió en Estados Unidos para huir del antisemitismo y
mercial y editorial sin equivalente que, se murmura, utiliza ca- la detención de judíos. Posteriormente grandes nombres de la
da año la piel de 60 mil borregos neozelandeses. literatura francesa se ocuparon del destino de la colección. Jean
Pauhlan, Raymond Queneau y André Malraux aportaron su
Una colección creada por un amigo de André Gide grano de arena a esa empresa editorial, que ocupa desde enton-
ces un pabellón de madera recuperado al final de la exposición
El apellido Schiffrin no le debe ser des- universal de 1933, resguardado al fondo
conocido al lector. Sin duda ha leído u El concepto de La Pléiade fue del jardín de Éditions Gallimard, en el
oído hablar de La edición sin editores (Mé- singular e innovador: proponer, en corazón del barrio Saint-Germain. No
xico, Era, 2000) escrito por André Schif- formato de bolsillo, las obras se puede soñar con un lugar más propi-
frin. En las primeras páginas de ese en- completas de autores clásicos, cio para la labor de los editores de la
sayo que denuncia los daños de la con- preservando un gran “confort” de Pléiade.
centración editorial, el autor rinde un lectura. De ahí el papel biblia, el
conmovedor homenaje a su padre, edi- formato pequeño y la cubierta de Un trabajo crítico de referencia
tor en Francia y después en Estados piel suave
Unidos, creador de La Bibliothéque de A pesar de que el aspecto de los volúme-
la Pléiade. Originario de Azerbaiyán, Jacques Schiffrin llegó a nes casi no ha cambiado desde su creación, La Pléiade se con-
París en 1920. Cosmopolita y editor de corazón, trató de po- virtió a partir de las décadas de los cincuenta y sesenta en la co-
ner a disposición de un público joven los clásicos de la litera- lección de referencia que conocemos en la actualidad. El apa-
tura mundial y muy particularmente la rusa, alemana y france- rato crítico se amplió y las condiciones para el establecimiento
sa. En 1923 creó su propia editorial, las Éditions de la Pléia- de los textos se precisaron; desde entonces se busca el equili-
de/J. Schiffrin & Cie. La insignia de la casa —no me atrevo a brio editorial conciliando el placer de la lectura inmediata con
hablar de logo— representa un barco navegando bajo la pro- la satisfacción de la legítima curiosidad del investigador.

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La ambición de los editores de la colección es publicar las nuscritos de un copista, en ocasiones corregidos por Diderot,
a
obras completas de cada autor que “entra en la Pléiade” (es la si bien éstos parecen posteriores… En lo que toca a las edicio-
fórmula que se consagró desde aquella época). El editor reali- nes de librería, no aparecieron sino después de la muerte del
za a partir de ese momento un importante trabajo de reflexión autor. Todo ello plantea interrogantes sobre el criterio de se-
sobre el concepto de obras, fundamentalmente, sobre la mane- lección: ¿se debe ubicar La Religeuse en la fecha en la que se
ra de reunirlas. cree que comenzó la redacción (hacia la década de 1760), o en
Un ejemplo ilustrará el trabajo que realiza el equipo de la época de su difusión en la Correspondance Littéraire (en la de
nueve personas albergado en el pabellón de la Pléiade: los vo- 1780), o en la fecha de su publicación póstuma (1796, es decir,
lúmenes de Diderot. “El primer volumen de obras de Diderot doce años después de la muerte de Diderot)?, y principalmen-
agrupará los cuentos y las novelas, clasificadas por orden cro- te, ¿qué texto está en mejor estado y cuál refleja mejor la vo-
nológico. Suena bien. Pero libros tan celebres como La Reli- luntad del autor?”
geuse o Jacques le fataliste nunca se imprimieron cuando Dide- Ese tipo de preguntas deben responder con precaución y sa-
rot vivía, lo que no les impidió conocer una cierta difusión. biduría los editores de La Pléiade. No sorprende, en conse-
Difusión y no publicación: la diferencia es importante. En cuencia, que se necesiten varios años para preparar un volumen
efecto, esos textos fueron reproducidos, en varias entregas, en cuyo original mecanografiado alcanza en ocasiones ¡más de un
la Correspondance Littéraire, un periódico copiado a mano, cu- metro de altura! Tampoco sorprende que el precio de venta al
yos raros ejemplares estaban sobre todo destinados a la noble- público no tenga nada que ver con la ambición de su creador.
za europea aunque también circulaban en los medios filosófi-
cos. Hace falta por tanto consultar y comparar los ejemplares Entrar en La Pléiade: una consagración
de esta ‘revista’ que se han conservado. Para ordenarlo todo que pocos autores han conocido en vida
también se cuenta, en ciertos casos, con los manuscritos de
Diderot —que algunas veces son anteriores a la fecha en que “Los viejos, usted lo sabe, tienen sus manías. Las mía es ser pu-
fueron difundidos en la Correspondance Littéraire— y con ma- blicado en La Pléiade y editado en su colección de bolsillo…
No me detendré, aunque tenga que pedírselo veinte veces. No
me responda que su Consejo, etcétera, etcétera… todas las
Palmarés de la colección coartadas, comparsas, empleados de su ministerio… la decisión
es suya”, escribió Louis-Ferdinand Céline a Gaston Gallimard,
Antoine de Saint-Exupéry, Œuvres, 1953: el 24 de octubre de 1956.
340 mil ejemplares Gaston Gallimard no cumplió el deseo de Céline. Entre los
Marcel Proust, À la recherche du temps perdu, i, 1954: 191 autores editados en La Pléiade, sólo Gide, Malraux, Clau-
250 mil ejemplares del, Montherlant, Saint-John Perse, Julien Green, Yourcenar,
Albert Camus, Théâtre-récits et nouvelles, 1962: Char, Gracq, Ionesco y Nathalie Sarraute vieron sus obras pu-
218 mil ejemplares blicadas en vida. Hemingway fue el primer autor extranjero
Marcel Proust, À la recherche du temps perdu, ii, 1954: contemporáneo que entró en la colección; le siguieron Kafka,
208 mil ejemplares Faulkner, Lorca. Voltaire es el autor más ricamente dotado de
Paul Verlaine, Œuvres poétiques complètes, 1938: la colección, con 16 volúmenes. Le siguen Balzac (14), Saint-
207 mil ejemplares Simon y Dickens (9), y Green, Giono y Hugo (8).
Marcel Proust, À la recherche du temps perdu, iii, 1957: Alrededor de veinte dominios lingüísticos están representa-
198 mil ejemplares dos en el catálogo de la colección, por orden de importancia:
André Malraux, Romans, 1947: el inglés (22 autores, sin contar los trabajos colectivos), el ruso
160 mil ejemplares (14), el alemán, el latín, el griego, el chino, el español, el italia-
Guillaume Apollinaire, Œuvre poétique, 1956: no, el francés antiguo; y en menor medida el portugués, el da-
143 mil ejemplares nés, el árabe, el japonés y el sánscrito. Los autores del siglo xx
Blaise Pascal, Œuvres complètes, 1936: son los más numerosos del catálogo (62 en 2003), mientras que
135 mil ejemplares se pueden enumerar, sin contar a los colectivos, 58 autores del
Tolstoi, Guerre et paix, 1945: siglo xix, 24 de los siglos xvii y xviii, y 17 de la antigüedad y el
134 mil ejemplares siglo xvi.

Algunas cifras Una debilidad perdonable

Formato: 105 × 170 mm Para terminar, dejo a un lado el punto de vista de la historia y
Número de títulos disponibles: 450 del trabajo editorial para dar paso a consideraciones más per-
Número de títulos en catálogo: 500 sonales. No lo ocultemos más: hay una pizca de esnobismo en
Número de novedades anuales: 11 la adquisición de un ejemplar de La Pléiade —no me refiero a
Ventas netas anuales: 310 mil ejemplares los especialistas en un autor que encontrarán en esta colección
Precio de venta promedio: €53.00 una materia irreprochable para alimentar sus trabajos—. ¿Pero
(50 títulos a menos de €45.00) qué necesidad tenía yo de ese volumen sobre los escritores-via-
Reimpresiones anuales de títulos del fondo: 59 jeros árabes del siglo xiii? Más allá de esta debilidad perfecta-
Peso del fondo en las ventas: 78 por ciento mente perdonable —la compra es noble—, el placer de la lec-
tura de un Pléiade es seguro. Quien no ha pasado entre el ín-

número 413, mayo 2005 la Gaceta 11

a
dice y el pulgar las páginas frágiles y vo-
a
látiles de una de esas obras no ha cono-
cido la recompensa reservada al mejor
de los lectores: el placer del texto y del
objeto. La colección es un joyero de se-
lecciones de la literatura universal.
Si encallara en una isla desierta, sin
ninguna duda rescataría antes del nau-
fragio un Pléiade, tomaría sin titubear la
“antología poética” que Gide ofreció en
homenaje a su amigo Schiffrin, a menos
de que me aferrara a los cuatro ejempla-
res de las obras de Jean Giono…

Traducción de Kenya Bello.

Antigüedad contemporánea
Bulmaro Reyes Coria

La UNAM bien puede aspirar al título de ser la editorial Para muestra de esas obras latinas o griegas, puestas en es-
más grande de México. De las muchas series de pañol, baste la amplísima investigación acerca de la retórica an-
libros que ha puesto a circular, destaca la multilingüe tigua, en que desde hace ya muchos años está empeñada esta
Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Bibliotheca. Ha publicado, por ejemplo, gran cantidad de dis-
Mexicana, en cuya producción ha participado el doctor cursos, como son los escolares de Gorgias, estudiados por Pe-
Reyes Coria, traductor y editor que aprecia lo mismo dro Tapia; los de Iseo, por Gerardo Ramírez; algunos de Cice-
contenido que continente en cada libro impreso rón, por Salinas, Pimentel Álvarez, Gaos Schmidt y Ayala; al-
gunos tratados íntimamente relacionados con este campo de la
retórica y la educación, como el Fedro de Platón, estudiado por
Tarea fundamental de la Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et García Bacca; el Diálogo de los oradores de Tácito, por Heredia.
Romanorvm Mexicana es participar activamente en la educa- Y por su espíritu normativo, hago hincapié en las obras retóri-
ción de la juventud mexicana, lo cual no es otra cosa que el mí- cas de Marco Tulio Cicerón: Acerca del orador, por Amparo
nimo esfuerzo por allanar el abismo que separa a los que tie- Gaos Schmidt, y por Bulmaro Reyes Coria, los libros De la in-
nen riquezas de más, de los que no tienen nada; es decir, “la vención retórica, El orador perfecto, De la partición oratoria y Bru-
guerra permanente contra la pobreza”, como dijera Koichiro to: de los oradores ilustres.
Matsuura en su juramento como director general de la Unesco. Sólo para dar una idea de lo que tratan los libros Acerca del
Sin duda, la educación de una juventud en particular podría orador, uno de los personajes de ese diálogo, refiriéndose en
significar la educación de los pueblos en general. Y a nadie le concreto a las partes del discurso, muestra irónicamente, aun-
quepa la menor duda de que con este propósito educativo uni- que sin censurarlos, cómo los preceptos retóricos no son fun-
versal es como trabajan los profesores universitarios, a pesar de cionales. Él cree que el juez, en efecto, se hace benévolo hacia
que haya quienes, acaso con pretensión de gloria personal o re- el orador durante el desarrollo del discurso, no en el exordio,
tribución cualquiera, o por simple ignorancia, afirmen que en cuando todo está por oírse; se hace dócil, es decir, apto a la en-
la unam se hacen libros para ricos. Al contrario, los profesores señanza, no cuando el orador promete que lo hará, sino cuan-
hacen libros para todos, y la unam, al publicarlos sin afán de lu- do explica, y se vuelve atento, gracias no a un primer enuncia-
cro, los pone al alcance de todos, como lo prueban, entre otros do, sino a la acción entera. Pero, se insiste en que esos precep-
elementos, sus precios bajos. tos se vuelven necesarios para aquellos oradores a quienes no
Aquí, en particular, quiero decir que en México, en todo ca- asiste la verdad. Los griegos, por ejemplo, eran más deseosos
so, ni los muy ricos ni los muy pobres podrían tener acceso a de la contienda que de la verdad; sin embargo, los oradores in-
las fuentes originales de la sabiduría de griegos y latinos, si ins- teresados en triunfar deben ver qué cosa quieren, y de manera
tituciones como la nuestra no ofrecieran, acompañados de la especial qué les conviene decir, qué les es decoroso decir. Esta
traducción española, los textos griegos o latinos de aquellos an- búsqueda del decoro en el hablar se refiere a las capacidades fí-
tiguos escritores que han sido fundamentales en el desarrollo sicas —la voz, la fuerza, el aliento del orador—, y a cosas me-
del pensamiento humano de todas las generaciones que han su- nos tangibles, como la oportunidad o lo pertinente en cual-
cedido a aquéllos. quier caso. Más claramente, el poder de la elocuencia se robus-

12 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
tece con el poder personal que se manifiesta en la sabiduría y mentos de la perfecta elocuencia: la literatura, su principal
a
en la fortaleza de los individuos. fuente; la filosofía, o sea, la lógica y la ética, que es la madre de
De la partición oratoria representa el más cuidado de todos todo lo bien hecho y de todo lo bien dicho; el derecho civil,
los tratados de retórica que de la antigüedad hayan sobrevivi- que fomenta la prudencia del orador; y la historia patria, que
do, y, siendo el más puramente científico de todos los escritos proporciona, en cualquier momento, los más valiosos ejemplos
ciceronianos, es el más útil para los estudiantes de retórica; se para las más variadas circunstancias, además de exigir el mane-
le ha conocido como “el catecismo de la retórica”, donde el es- jo del buen humor, de la capacidad de abstracción y de hacer
tudiante aprende no sólo cómo alabar a otros, sino de qué mo- digresiones; la patética, ya que a veces es necesario relajar los
do aspirar él mismo a ser alabado con derecho; y el orador al- ánimos de los oyentes, a veces deleitarlos, a veces llevarlos a la
canza este derecho, como exige la teoría de los exordios, si es ira y al llanto, en suma, conmoverlos.
de vida virtuosa, si cultiva su cuerpo y su alma; si es prudente, Para ilustrar un poco más la vocación educativa de la Bibliot-
justo, fuerte, templado, hábil, sabio, pa- heca Scriptorum Graecorum et Romano-
ciente; buen religioso, respetuoso de sus Difícilmente se podría tener rum Mexicana, quiero contar una anéc-
padres, bondadoso, buen amigo; sin acceso a las fuentes originales de la dota. Cuando Alejandro Magno se halla-
contar que debe cultivar hábitos como el sabiduría de griegos y latinos, si ba de conquista en Asia se enteró de que
estudio de las letras y otras artes (arit- instituciones como la UNAM no su maestro Aristóteles había publicado el
mética, música, geometría, astronomía). ofrecieran, acompañados de la tratado sobre metafísica; entonces, un
Todas estas razones que sirven para ala- traducción española, los textos tanto molesto, le escribió una carta muy
bar son válidas no sólo para hablar bien griegos o latinos de aquellos semejante a ésta:
de los demás sino precisamente para al- antiguos escritores que han sido “Alejandro saluda a Aristóteles:
canzar el derecho de ser alabado él mis- fundamentales en el desarrollo ”No estuvo bien, Aristóteles, que pu-
mo, lo cual, en última instancia, se pre- del pensamiento humano de blicaras estas difíciles enseñanzas. ¿Aho-
sume como la otra gran parte de la retó- todas las generaciones ra, en qué me distinguiré de los demás,
rica, según se lee en la Ilíada de si ya todos tienen acceso a las ciencias en
Homero, publicada también en esta colección. que me instruiste a mí? Acuérdate de que yo, Alejandro, debo
De la invención retórica es un utilísimo manual de retórica, ya ser el mejor en todos los conocimientos útiles y honestos, más
que enseña cómo se elabora cada una de las partes de un dis- que en el poder. Que Dios te guarde.”
curso, y cómo se maneja la argumentación en particular, acer- Acaso esta anécdota por sí sola explica la importancia del tra-
ca de cada cuestión, en especial la judicial, pero también la de- bajo universitario, y, por ende, la de los libros en el desarrollo
liberativa y la de simple ornato, todo matizado con ejemplos, humano; y deja ver cómo éstos, los libros, por el simple hecho
lo cual vuelve grato el estudio. de su publicación, pueden ser para todos y convertirse, por eso
Cicerón, en El orador perfecto, no solamente expone la ima- mismo, en las armas que finalmente destruirán las profundas di-
gen, la apariencia, aunque imaginaria, del que podría conside- ferencias que lastiman a nuestra sociedad.
rarse orador perfecto, válgase la redundancia; sino también en- Es indudable que en nuestra época, los personajes de la
seña el camino para alcanzar ese estado, aunque de antemano anécdota, Alejandro y Aristóteles, han cobrado vida; acaso
reconoce que, al menos hasta su época, nadie lo había logrado, nunca han muerto. Pero por supuesto que yo no sé quién pue-
excepto quizás él mismo. Él, que había levantado gritos y da ser Alejandro Magno; Aristóteles, sin duda está muy bien
aplausos del público, y sembrado dolor en los jueces; él, que representado por la Universidad Nacional Autónoma de Méxi-
había hecho callar y enmudecer a los más grandes oradores co, que, a pesar de todos los pesares, no abandona la tarea de
contemporáneos suyos. El orador perfecto es un llamado al cul- investigar y publicar sus hallazgos, en beneficio de todos, como
tivo del arte de la palabra. Sería tan inútil pedir en verso al al- lo hace a través de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et
bañil que compusiera las goteras de una azotea, como al juez Romanorum Mexicana.
una resolución con palabras vulgares.
El objetivo del Bruto, a grandes ras-
gos, es juzgar la calidad de los oradores
a partir de su actuación: qué es recto o
qué es torcido en el decir. Pero en parti-
cular es la defensa del autor contra un
grupo de jóvenes que censuraban su es-
tilo. Esta apología es importante porque
en ella se encuentra uno de los mejores
resúmenes que pudieran hacerse de la
retórica antigua, en latín doctrina dicendi,
la doctrina del decir. A partir de ella re-
sulta obvio que sus postulados encierran
una fuerza superior, cuya práctica haría
hombres cultos, sabios, honestos, e in-
cluso buenos oradores. Buscando al ora-
dor perfecto, en un solo parágrafo de es-
te libro, Cicerón enumera los funda-

número 413, mayo 2005 la Gaceta 13

a
a
Lo que era, es
Yolanda Argudín

A vuelo de pájaro por los aciertos recientes de la años, y los acompaña a lo largo de una década. Eduardo Váz-
Biblioteca Era, en este texto se ofrece un modesto quez Martín —cofundador de las revistas La Orquesta, Milenio
tributo a una de las colecciones que caracterizan y Viceversa— ofrece en poesía una visión donde el amor, la me-
a la editorial que en su nombre lleva tanto moria y la determinante histórica son las vías de acceso a una
el vocablo más elegante para hablar de una época posible respuesta a la poesía actual en Naturaleza y hechos.
como un acrónimo que refiere a sus fundadores: En el año 2000, el ensayo de historia política Guerrero bron-
Espresate, Rojo y Azorín. Sirva como reconocimiento co de Armando Bartra revela las señas de identidad del sistema
a la serie que, con toda vitalidad, sigue difundiendo mexicano, explorando su curso en una región privilegiada: la
buena parte de los mejores frutos literarios Costa Grande de Guerrero. La novela El otro amor de su vida
de nuestro país de Héctor Manjarrez —ganador del Premio Xavier Villaurru-
tia en 1983 y del José Fuentes Mares en 1998— plantea una vi-
sión donde la vida gira como un carrusel incontrolable en el
Ediciones Era se fundó en México en 1960, con un enfoque que se confunden el amor, la amistad, la familia, la endogamia,
editorial de enérgico carácter cultural, que proponía la inteli- la hospitalidad, el deseo e incluso, la policía.
gencia y la crítica como factores indispensables en cualquier En 2001, el ensayo La universidad necesaria en el siglo XXI de
sociedad. Así, se empeñó en alentar los libros valiosos sobre su Pablo González Casanova considera imprescindible ir más allá
competitividad en el mercado, para ofrecer una alternativa más de la crítica a los proyectos neoliberales para examinar crítica-
diversa, más abundante y más libre al lector, y a los autores más mente también a la “universidad de masas” y los planteamien-
oportunidades de publicación. Desde entonces ha editado a los tos educativos de los regímenes estatistas, burocráticos o popu-
más importantes y reconocidos escritores mexicanos, así como listas, y exigir la creación de proyectos alternativos. Propone
los primeros libros de autores valiosos, principalmente mexica- las bases para estructurar un proyecto de universidad que res-
nos e iberoamericanos; hoy cuenta con más de trescientos títu- ponda a las necesidades actuales del país.
los editados y con numerosas reimpresiones. El relato Nadie los vio salir, de Eduardo Antonio Parra —pre-
Bajo el nombre Biblioteca Era reúne ensayo, narrativa, poe- miado en 2000 en el Concurso Internacional de Cuento Juan
sía y, bajo la rúbrica de “varia”, historia, ciencias sociales y ar- Rulfo en París—, ofrece una relampagueante mirada a un mun-
tes visuales. Entre los autores publicados se pueden citar, entre do ensimismado, uno de los círculos del infierno sobre la tie-
muchos otros escritores, a Roger Bartra, Fernando Benítez, rra, un congal de la frontera donde aparece una intrusión pro-
Luis Cardoza y Aragón, Christopher Domínguez Michael, digiosa de la belleza en el horror.
Juan García Ponce, Jaime García Terrés, Hugo Hiriart, Carlos La dimensión de la serenidad, que sobreviene a la asun-
Monsiváis, Augusto Monterroso, Octavio Paz, Sergio Pitol, ción de la derrota exterior, en Valer la pena, poesía de Juan
Elena Poniatowska, Guillermo Sheridan, Juan Villoro, Nellie Gelman —ganador del Premio de Literatura Latinoamerica-
Campobello, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, Eduardo na y del Caribe Juan Rulfo en 2000—, da un lugar ineludible
Galeano, Gabriel García Márquez, José Lezama Lima, Juan al hombre que por medio de la palabra podrá, incuestionable-
Vicente Melo, José Emilio Pacheco y Juan Rulfo. mente, ser.
A manera de ejemplo, para este texto se rastrearon a partir Durante el año 2002, la crónica de José Joaquín Blanco Ál-
de 1998 algunos de los títulos que ilus-
tran la amplia variedad de libros que Bi-
blioteca Era edita, tales como Oscuro co-
mo la tumba donde yace mi amigo, de
Malcolm Lowry, una fascinante conti-
nuación de Bajo el volcán. En 1999, apa-
rece el ensayo Sólo venimos a soñar, de
Jorge Boccanera, sobre la poesía de Luis
Cardoza y Aragón, que cuenta con una
espléndida biografía literaria del escritor
guatemalteco. En la novela Cartas cruza-
das, Darío Jaramillo Agudelo, uno de los
más notables escritores colombianos de
su generación, elabora una narración a
base de intercambios epistolares y frag-
mentos de diarios, y así conforma el re-
trato de unos personajes que a principios
de los años setenta rondan los veinte

14 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
bum de pesadillas mexicanas añade al registro de los desastres los principios clásicos de Homero, agrega otros y ofrece nue-
a
urbanos y de las tragicomedias políticas una mirada irónica a vos recursos estilísticos dentro de fuerzas sensuales que se
algunos de los mitos y episodios fundacionales de la nación atraen en el escenario lírico y prosaico, clásico y contemporá-
mexicana como los últimos lustros del pri, los travestismos y neo, de una sosegada aventura.
la corrupción de la sociedad civil, las nuevas tribus de “apa- Este mismo año, Jorge Fernández Granados pone al alcan-
ches” del fin del mundo: niños de la calle, cuidacoches y sui- ce del lector en un solo volumen La fábula del tiempo, antología
cidas del metro. poética de José Emilio Pacheco, quien aparte de numerosos
Con El azul en la flama la poesía de David Huerta revela un reconocimientos, ha obtenido en años recientes los premios de
vaso atravesado por la luz donde el mundo se multiplica en pai- poesía Octavio Paz (México, 2003), Pablo Neruda (Santiago de
sajes milimétricos que el ojo puede llegar a amar, reflejando re- Chile, 2004), Ramón López Velarde (Zacatecas, 2003), Alfon-
giones mentales insistentes, espejos, la flora y la fauna de un or- so Reyes (Monterrey, 2004) y José Asunción Silva (Bogotá,
den material, frutos que maduran en el 1996). Se trata de una selección crítica
ramaje entramado de la inteligencia, ci- Biblioteca Era reúne una basta y de una obra extendida ya a lo largo de
vilizaciones como hojas sobre el río del diferente temática, así como autores varias décadas, testimonio de su país y
tiempo. con una característica común de su tiempo, pero también prueba de
La primera novela de Gabriela Valle- que los asemeja: la inteligencia amor y fe en el poder de la palabra
jo Cervantes La verdadera historia del la- y la crítica erudita En narrativa, Aire libre, de Hermann
berinto construye atmósferas misteriosas Bellinghausen, revela que la memoria
y propicias para el erotismo, siempre rozando el filo entre lo puede convertir la propia historia —en este caso, la de los que
fantástico y lo verosímil. nacieron en la misma latitud industrial de la ciudad de México
En tanto que en el año 2003 Federico Campbell presenta La durante la década de los cincuenta— en la de otros, en la de to-
ficción de la memoria una antología que recoge investigaciones, dos. Bellinghausen intenta no caer en los ardides de la reinven-
ensayos, testimonios y entrevistas sobre la obra de Juan Rulfo, ción, que es una de las artimañas preferidas de la memoria. Au-
en un orden cronológico que permite ver la evolución crítica a liya es la primera novela de Verónica Murguía —ganadora en
lo largo de los años, desde los primeros trabajos de Carlos 1990 del Premio Juan de la Cabada para escritores de literatu-
Blanco Aguinaga (1955) y Mariana Frenk (1961), hasta los de ra infantil y juvenil—, cuento filosófico y relato fantástico que
Juan Villoro (2000) y Jorge Aguilar Mora (2001), así como los combina, con una asombrosa naturalidad, la erudición arábiga
testimonios de Gabriel García Márquez (1980), Jorge Luis y el temperamento narrativo para configurar un libro mágico y
Borges (1985), Juan José Arreola (1994) y Jorge Volpi (2000). generoso.
La novela El camino de Santiago, de Patricia Laurent Kullick Christopher Domínguez Michael, actualmente miembro
—ganadora en 1999 del Premio Nuevo León de Literatura— del consejo editorial de Letras Libres y columnista en el perió-
se instala en el campo fantástico dentro del surrealismo; algu- dico Reforma, dibuja en Vida de fray Servando el tránsito del si-
nos de sus personajes, a la manera de Leonora Carrington o glo xviii al xix de la historia americana con las imágenes diná-
Remedios Varo, viajan en el interior de su cuerpo habitado, al micas de una biografía exhaustiva y fascinante, símbolo no só-
menos, por un par de seres; funcionan como vasos comunican- lo de un personaje entrañable y seductor, sino de la propia
tes y permiten una relación crítica, desesperada, humorística historia moderna de México.
con la realidad. Vida y mundos de Miguel Covarrubias, de Elena Poniatowska,
En el año 2004, Ese espacio, ese jardín, poesía de Coral Bra- reúne las entrevistas que hizo en 1957 a Harry Block, a los pin-
cho —que en 1981 ganó el Premio Nacional de Poesía Aguas- tores Jorge Juan Crespo de la Serna, Adolfo Best Maugard y
calientes—, teje el hilo del tiempo y ahí mismo, en el momen- Diego Rivera, a la bailarina y diseñadora Rosa Rolando, al mu-
to de suceder, se consume. Se hace, se deshace y se rehace co- seógrafo Fernando Gamboa, a los antropólogos Daniel Rubín
mo un ciclo natural en el tempo de un respirar. de la Borbolla y Alfonso Caso, al doctor Raoul Fournier, al
La novela Aquí y ahora, de Pablo Casacuberta, narra el pa- dramaturgo Carlos Solórzano y al historiador del arte Justino
saje de iniciación de la adolescencia a la edad adulta, en un es- Fernández, siguiendo el rastro que dejó en todos, en sus senti-
fuerzo por romper la duda totalizadora, que tiene atrapado al mientos y mente, la vida colmada, fogosa, compleja y entusias-
personaje principal, da el salto hacia el conocimiento del pasa- ta de Miguel Covarrubias, pintor, caricaturista genial, escenó-
do y del origen, de la sexualidad, del amor y de la indulgencia grafo y estudioso de la antropología.
y la comprensión por quienes le rodean y por él mismo. La poesía de Elsa Cross —ganadora del Premio Nacional
A diez años del levantamiento zapatista, Jorge Volpi —ga- de Poesía Aguascalientes en 1989 y del Premio Internacional
nador del Premio Biblioteca Breve— en La guerra y las palabras Jaime Sabines en 1992—, en El vino de las cosas, se ilumina por
se presenta como testigo, narrador y observador, y ofrece una el sol mediterráneo, muy cerca de la morada de los dioses,
crónica de 1994, el año que modificó el rumbo del país, hacien- mostrando el equilibrio conquistado entre la maravilla divina y
do un recorrido donde desfilan los sucesos y los actores, las pa- el poema que la describe, donde cada poema es un canto de ce-
labras y las ideas. lebración en honor a Dionisos, que se asoma en la exaltación y
Entre los libros recién editados en 2005 destaca en poesía la embriaguez.
Un navío un amor, de José Luis Rivas —ganador del Premio Así, con una rápida mirada, se ha procurado exponer una
Nacional de Poesía Aguascalientes en 1986 y del Xavier Villau- muestra de la basta y diferente temática y de los diversos escri-
rrutia en 1990—, donde expone que si todas las mujeres ama- tores que reúne la Biblioteca Era, incorporados bajo un mismo
das y deseadas con intensidad pueden llamarse Helena, enton- sello por una característica común que los asemeja: la inteli-
ces el golfo de México bien puede ser el mar Egeo. Así toma gencia y la crítica erudita.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 15

a
a
El principio formal
Alberto Blanco

Acaba de publicarse La hora y la neblina,


suma poética del escritor, químico, conversador,
artista plástico, traductor, rockanrolero, sinólogo,
gastrónomo y otrora empresario tlapalero
Alberto Blanco. De ahí hemos tomado estos iv
versos para invitar a los lectores de La Gaceta
primero al volumen recién dado a la luz La memoria no pierde
y luego a las muchas facetas de este singular autor detalle ni un minuto
de aquella forma alegre
con su sombra de edades,
a José Lezama Lima que en cada amor fugaz
recoge lo que escapa
i a la transformación
de nuestras vanidades.
Respira al fin amor,
después de mil batallas, v
que el salto es siempre tal
que la pasión no es lastre… Las corrientes ocultas,
y en vez de huir de aquí festivas y fluviales,
recuerda que una noche, que son hijas del oro
sol cambiante en la luz, y nietas de la plata,
desnuda me miraste. y quieren recorrer
otra vez esta costa
ii para no sofocarse
como a salto de mata.
Mar de fondo en la alcoba,
ciclón de continentes,
en dos mitades rotas
por una simple falla:
en poniente al espejo
de una oración perfecta…
¿qué nos dice la luz
cuando la luz se calla?

iii

Nada de nada aquí


comienza la partida,
y al cabo de un instante
tendremos mucho sueño…
el triste tiempo pasa
y la ocasión perdida
no deja de buscar
el reloj de su dueño.

16 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
vi
a
Que en el muelle de siempre
florecerá la espuma
y el ancla girará
primero veinte grados
y luego veinticinco,
después cuarentaicinco,
hasta llegar al fin
a ciento ochenta grados.

vii ix

La luz equidistante Dos destinos en uno,


que en las cuatro estaciones que si bien no son nada,
y en cada noble esquina se vuelven campanario
sabe que ha sido hallada de solemne estatura
la forma que pregona a la entrada del templo
sus equivocaciones que la aurora delata
por no decir que vemos por un temblor de cinta
después de la alborada. mecida en su cintura.

viii x

Por aquella respuesta Flor de consumación,


que también nos dibuja, cabellera soñada,
y la pregunta abierta descripción de la tierra
de silencio en la frente: que los pies no han hollado,
la paloma del cielo no puedes pretender
que rompe su burbuja que la vida nos manda
y en el pecho del mundo silenciar la campana
se posa complaciente. por un astro quemado.

xi

Inolvidables fiestas,
mortales inmortales,
que dan la luna gratis
a cambio de la hora
en la lenta distancia
donde fingen los astros
que una peineta azul
se destiñe en la aurora.

xii

Y el principio formal
que beba la victoria,
que beba a manos llenas
al final de diciembre
y al principio del mito
y al final de la historia,
la vocación de nunca,
la vocación de siempre.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 17

a
a
La eutanasia examinada
John Keown

Ofrecemos aquí un ejemplo de las en los que se especifica el tratamiento la intención de matarlo— provocaron
discusiones contenidas en La eutanasia deseado en caso de que el paciente pier- que se estableciera un comité especial de
examinada. Perspectivas éticas, clínicas da sus facultades, ¿son deseables como la Cámara de los Lores para analizar las
y legales, volumen preparado por el mecanismos para facilitar las decisiones implicaciones éticas, legales y clínicas de
propio Keown, en el que se aborda sobre el tratamiento, o bien constituyen acciones como éstas para abreviar la vi-
sin aspavientos y con abundante una “puerta trasera” hacia la eutanasia? da. En Holanda, donde la eutanasia es
información médica, ética y legal El debate acerca de la eutanasia y el oficialmente permitida y se practica am-
el áspero tema de la eutanasia, suicidio asistido tiene carácter interna- pliamente al menos desde hace una dé-
asunto que han abordado otras cional e interdisciplinario, e incluye a cada, una encuesta general que realizó
obras de nuestra Colección Ciencia, expertos y legos de todo el mundo. En una comisión investigadora designada
Tecnología y Sociedad 1991 y 1992, en Washington y en Cali- por el gobierno aportó datos muy valio-
fornia, las propuestas de legalizar la eu- sos acerca de la práctica de la eutanasia
tanasia estuvieron a punto de obtener el por los médicos holandeses, pero tam-
La eutanasia —la muerte intencional de apoyo de la mayoría de los que partici- bién causó enconadas polémicas acerca
un paciente, por acción o por omisión, paron en los referenda. En 1994, en Ore- de la adecuada interpretación de los da-
como parte de la atención médica— es gon, un referendum en favor de la legali- tos: ¿muestran éstos que la eutanasia
sin duda uno de los temas más apre- zación del suicidio médicamente asistido puede controlarse, o que los holandeses
miantes y profundos que enfrenta el se aprobó por estrecho margen, si bien se están precipitando por una “pendien-
mundo moderno. Es apremiante porque su puesta en marcha se vio frenada por te resbalosa” que conduce a la eutanasia
parece que hay “un mar de cambios en la un tribunal federal, sin determinar su sin consentimiento?
opinión pública”, ahora más sensible a la constitucionalidad. La aprobación de es- Cuando la primera edición inglesa de
eutanasia y al suicidio asistido, y más crí- ta propuesta favorecería la promoción La eutanasia examinada se imprimía,
tica, pues formula preguntas de impor- de propuestas similares que aprueben el ocurrió un importante acontecimiento
tancia fundamental no sólo para los pro- suicidio médicamente asistido, más que en Australia que intensificó el debate.
fesionales de la atención a la salud y sus la eutanasia, no sólo en otros estados de En mayo de 1995, la Asamblea del Terri-
pacientes, sino también para los aboga- Estados Unidos, sino también en otros torio Septentrional aprobó por 13 votos
dos y legisladores, filósofos y teólogos, y, países. Por el contrario, en Michigan, las en favor y 12 en contra la Ley de Dere-
de hecho, para todos los miembros de la actividades del doctor Kevorkian con su chos de los Enfermos Terminales, y así
sociedad. “máquina de suicidios” precipitaron la el Territorio Septentrional fue el primer
Entre estas preguntas están las si- aprobación de una legislación que pro- lugar del mundo donde se legalizaron el
guientes: ¿siempre es malo que un médi- híbe el suicidio con asistencia médica. suicidio médicamente asistido y la euta-
co mate intencionalmente a un paciente, No obstante, la constitucionalidad de nasia. Con la entrada en vigor de esta le-
aunque sufra demasiado y pida la muer- esta ley ya se refutó en las cortes de ese gislación, un paciente con una “enfer-
te? En beneficio del paciente y por res- estado. Podría no pasar mucho tiempo medad terminal” (definido en sentido
peto a su autonomía, ¿no debería aten- antes de que las objeciones a las leyes amplio para incluir cualquier enferme-
derse su solicitud? ¿Disfrutan los pa- que prohíben o permiten tal clase de sui- dad que desemboque en la muerte cuan-
cientes de un “derecho a morir”?, y, de cidio y la eutanasia al fin reciban aten- do el paciente rechace el tratamiento)
ser así, ¿qué significa esto exactamente? ción del Tribunal Supremo de Estados que esté experimentando fuertes dolo-
¿Sólo algunas vidas son “dignas” de ser Unidos. En Canadá, Sue Rodríguez, res, sufrimientos y tensiones que consi-
salvadas?, y si es así, ¿cuáles y por qué? quien padecía una enfermedad parali- dere “inaceptables”, podrá pedir a su
¿Existe una diferencia moral entre in- zante incurable, casi logró persuadir al médico “asistencia para terminar con su
tentar apresurar la muerte y dejar morir, Tribunal Supremo de que declarara an- vida”. Esta ley también permitirá al mé-
o entre la eutanasia y el suicidio asistido? ticonstitucional una ley contra el suici- dico proporcionar tal asistencia, ya sea
¿Puede diferenciarse, en principio, la dio asistido. En Inglaterra, el encarcela- prescribiendo, preparando o adminis-
eutanasia voluntaria de la no solicitada? miento del doctor Nigel Cox —respeta- trando una sustancia letal siempre que
¿Puede la eutanasia voluntaria regularse ble médico especialista acusado de haber cumpla ciertas condiciones específicas,
con seguridad o es inevitable la “pen- intentado dar muerte a un paciente que como el examen del paciente por un se-
diente resbalosa” hacia la eutanasia sin sufría de terribles dolores— y la decisión gundo médico especializado en psicolo-
consentimiento? ¿Es la vida un beneficio de los miembros de la Cámara de los gía; la firma del paciente, no menos de
para quienes se encuentran en “estado Lores en el caso de Tony Bland —en el siete días después de manifestar su deci-
vegetativo persistente” o debe suspen- sentido de que sería legal dejar de ali- sión de poner fin a su vida, de un certifi-
derse su tratamiento y alimentación? mentar con sonda a un paciente en “es- cado en el que solicite ayuda para ello,
Los documentos firmados ante testigos tado vegetativo persistente”, incluso con así como que hayan transcurrido 48 ho-

18 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
a

ras desde la firma del paciente. El alcan- las personas interesadas en el debate. se le envió el capítulo del otro, para que
ce y la operatividad de esta legislación Está pensado para el lector que busca el escribiera una réplica. Por último, cada
claramente requerirá un estudio hecho debate racional más que la polémica vis- autor escribió un comentario final sobre
por expertos, lo que también sucederá ceral, y va dirigido tanto a los expertos las conclusiones de su oponente. Ésta
con las legislaciones similares que se como a los legos. Es una obra fácilmen- acaso sea la primera vez que dos filóso-
aplicarán en Australia y en otros países. te inteligible para el lector general: no se fos eminentes hayan participado en un
El debate no es, sin embargo, sólo requiere ser experto en ética, derecho o debate sobre este tema siguiendo un for-
para profesionales, académicos y exper- medicina para comprenderlo. mato que ayudará a los lectores a seguir
tos en las disciplinas relacionadas con el La génesis de la idea de este libro fue las principales líneas de argumentación
tema. Todo el mundo —médicos, pa- una conferencia nacional sobre eutana- y a captar los principales puntos de
cientes, abogados o legisladores, estu- sia celebrada en la Universidad de Lei- acuerdo y de desacuerdo.
diosos de la ética, ancianos, etcétera— cester en octubre de 1991. Cinco de los Para que no se crea que el debate Ha-
tiene derecho a opinar, puesto que nues- capítulos son versiones actualizadas de rris-Finnis agota la controversia sobre la
tras respuestas colectivas a las preguntas ensayos leídos en la conferencia. Los do- eutanasia, en los cuatro capítulos si-
formuladas al principio ineluctablemen- cumentos restantes se elaboraron ex pro- guientes se presenta al lector otra serie
te tendrán un profundo efecto sobre la feso para este libro. de puntos de vista opuestos. […]
naturaleza misma de nuestra sociedad. Los capítulos abordan temas relacio- Este volumen no puede cubrir todos
Pero nuestras aportaciones deben tener nados con ética, derecho, medicina y los temas relacionados con la eutanasia y
las cualidades de contar con buena in- teología. Los seis primeros incluyen un el suicidio asistido, ni intenta hacerlo.
formación; ser racionales y no emocio- Su objetivo es, antes bien, reunir las ex-
nales; fundarse en argumentos y no en La eutanasia y el suicidio asistido posiciones de destacados expertos en las
anécdotas. Con esa finalidad, es impor- formulan preguntas de importancia disciplinas más estrechamente relacio-
tante desechar los prejuicios, examinar fundamental no sólo para los nadas con el asunto y presentar sus pers-
las pruebas objetivamente y evaluar con profesionales de la salud y sus pectivas de manera clara y amena, con el
frialdad los argumentos opuestos. pacientes, sino también para los fin de informar al lector (profesional o
Es muy lamentable que a menudo el abogados y legisladores, filósofos y lego) que desee comprender mejor las
debate no se caracterice por razona- teólogos, y, de hecho, para todos los preguntas cardinales y las distintas ma-
mientos fríos e imparciales, sino por una miembros de la sociedad neras de responder a ellas.
atmósfera contaminada, influida con El objetivo del libro no es equilibrar
frecuencia por los medios de comunica- vigoroso debate sobre la ética de la euta- matemáticamente las exposiciones de los
ción sensacionalistas que, a partir de un nasia (a los participantes se les fijó un colaboradores que hablan en favor o en
exclusivo y muchas veces manipulado número límite de palabras) entre dos contra, aunque sí alcanza un balance ra-
“enfoque en el interés humano”, gene- importantes filósofos: John Harris, pro- zonable; más bien se propone reunir al-
ran polémica y desacuerdos en vez de fesor de filosofía aplicada de la Universi- gunos de los argumentos centrales y los
procurar reflexión y consenso. dad de Manchester, y John Finnis, pro- datos más relevantes en un solo volumen
Muy distinto es el propósito de este fesor de derecho y filosofía del derecho para presentarlos de manera imparcial
volumen, el cual pretende reunir las de la Universidad de Oxford. El prime- en beneficio del lector común.
aportaciones de algunos de los más im- ro argumentó sobre un fundamento éti- Las colaboraciones para este volu-
portantes expertos del mundo en ética, co en favor de la legalización de la euta- men, escritas con claridad por eminen-
medicina y derecho, e informar a todas nasia; el segundo, en contra. A cada uno cias en sus respectivas áreas, ayudarán al

número 413, mayo 2005 la Gaceta 19

a
lector a penetrar a través de la bruma de debate sobre la eutanasia se ha intensifi- eutanasia en el Territorio Septentrional.
a
confusión que con frecuencia rodea el cado. En 1996, dos tribunales federales En cambio, en el otro sentido, los ciuda-
debate sobre la eutanasia, y que en bue- de apelación de Estados Unidos apoya- danos de Oregon decidieron conservar
na medida ha sido generada por cierta ron el derecho constitucional al suicidio su ley que permite el suicidio con ayuda
bibliografía sobre el tema, la cual a me- médicamente asistido, decisiones cuya médica, y se informa que el Tribunal
nudo presenta los argumentos de mane- crítica elabora el profesor Kamisar en un Constitucional de Colombia ha declara-
ra simplista, desconoce o caricaturiza los epílogo actualizado de su capítulo. En do legal la eutanasia en ciertas circuns-
argumentos contrarios y evita la discu- 1997, el Tribunal Supremo de los Esta- tancias. Es obvio que el debate universal
sión seria de los problemas. La eutanasia dos Unidos citando dicho capítulo y el por la eutanasia está lejos de haber ter-
es un tema delicado y de enorme actua- del compilador de esta obra revocó am- minado, y los ensayos que conforman
lidad, por lo que exige un enfoque y un bas decisiones. Además, el Parlamento este libro resultan no menos oportunos
conocimiento bien informado por parte Federal Australiano, después de consi- y pertinentes que cuando se publicaron
del público, y esto es lo que intenta pro- derar muchos testimonios (incluso el de por vez primera.
porcionar este libro. este compilador acerca de la experiencia
Desde su primera edición, en 1995, el holandesa) anuló la legislación sobre la Traducción de Esteban Torres Alexander.

Práctica y ética de la eutanasia


Asunción Álvarez del Río

Nada como resumir en unas pocas y ridad sobre el cual no hay posibilidad de 1] ¿Un paciente tiene derecho a deci-
complejas preguntas la médula ética tener ni conocimiento ni un control dir la terminación de su vida?
de un problema como la eutanasia y el adecuado.1 2] ¿Tiene derecho a pedir a un médi-
suicido asistido. Eso se hace en este Desde nuestra perspectiva, el debate co esa ayuda?
fragmento de Práctica y ética de la sobre la eutanasia supone de entrada re- 3] ¿El médico tiene algún deber de
eutanasia, obra en que desde una solver cuatro preguntas vinculadas entre responder a esa petición?
perspectiva psicológica, pulcramente sí, formuladas de tal modo que la res- 4] ¿El estado debe respaldar los dere-
desprejuiciada, se avanza en la hoy puesta afirmativa de cada una dé lugar a chos del paciente y el deber del médico?
impostergable discusión en torno a la siguiente: En los Países Bajos se han respondido
uno de los temas tabú de la práctica de manera afirmativa las preguntas ante-
médica contemporánea 1 Al comentar los resultados de la encues- riores. Es el resultado de un debate que
ta que el Centro de Investigaciones Socioló- se ha mantenido en ese país desde hace
gicas realizó en España sobre la eutanasia (en treinta años; en él ha participado toda la
Los elementos del debate la que se encontró que una mayoría de mé- sociedad, y las principales asociaciones
dicos —seis de cada diez— es partidario de representantes de la institución médica
Afirmar que en México es necesario el legalizarla), la Asociación por el Derecho a han desempeñado un papel muy activo,
Morir Dignamente comenta que una de las
debate de la eutanasia no sólo responde al igual que las máximas autoridades res-
ventajas de su legalización es evitar las euta-
al hecho de reconocer los problemas y la ponsables de la impartición de justicia.
nasias clandestinas. Y un médico especialista
experiencia de otros países, sino de asu- en el tratamiento del dolor dice: “Todos sa- De esa manera, el gobierno ha podido
mir que los pacientes y sus familiares, bemos qué pasa. Normalmente se hace bien, encontrar soluciones a los problemas
aquí en México, piden con frecuencia a en casos muy claros, pero sería preferible que enfrentan sus habitantes al final de la
sus médicos que los ayuden a morir, tan- que estuviera regulada, por nosotros y por vida y tiene control legal sobre ellas. Aun
to en las instituciones oficiales como en los pacientes.” Véase El País, 14 de octubre así, sigue promoviendo la investigación y
las privadas. Los médicos se ven obliga- de 2003. Por su parte, Alejandro Herrera re- el debate para perfeccionar la legislación
dos a responder de alguna manera a ta- flexiona sobre el tema de la eutanasia y sos- y el control sobre las decisiones médicas
les solicitudes. Algunos dan la ayuda que tiene que debe respetarse el principio de au- relacionadas con la muerte asistida, so-
les piden y aplican la eutanasia, a pesar tonomía del paciente cuando éste solicita bre todo para aquellas situaciones que no
de que saben que actúan fuera de la ley y ayuda a su médico para terminar una vida de se ajustan a los criterios que considera la
extremo sufrimiento irremediable. Esta
de que asumen enormes riesgos por ello. definición de eutanasia.2
práctica es muy diferente a la que se sabe se
Muchos otros no responden a lo que pi-
da continuamente en nuestros hospitales al
den sus enfermos, quienes entonces se terminar con la vida de ancianos desampara- 2 Aunque la definición de eutanasia espe-
ven privados de la única ayuda que quie- dos. “Es tiempo ya de cambiar esta tradición cifica que debe existir un pedido claro y vo-
ren recibir. Todas estas situaciones se hipócrita por una bien entendida tradición luntario del paciente, hay situaciones en las
vuelven muy complejas porque se dan en hipocrática.” Véase A. Herrera, “El médico que no existe la solicitud expresa del paciente
un contexto de clandestinidad e insegu- ante la solicitud de eutanasia”. (cuando se trata de un neonato, de un indivi-

20 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
En los Países Bajos ha quedado claro nifica que existen posiciones muy diver- ción de su vida, pero que no reconocen
a
que, dentro del contexto de la práctica sas sobre el derecho a la muerte volunta- ese derecho para cualquier persona. Hay
médica, la muerte asistida sólo es legal ria. Por lo mismo, nos damos cuenta de otras personas que reconocen el derecho
cuando un paciente solicita a un médico que las preguntas que hemos propuesto de todo individuo a decidir la termina-
que le ayude a terminar con su vida para como punto de partida para el análisis y ción de su vida y consideran que el sufri-
poner fin a un sufrimiento intolerable y la reflexión de la muerte asistida impli- miento que produce una enfermedad só-
ese médico considera válida la petición. can otras más. Dicho de otra manera, lo es una de tantas motivaciones para to-
Esto significa que es ilegal ayudar a mo- cada una de las preguntas se puede am- mar esa decisión.
rir a alguien que no tiene una enferme- pliar para considerar la muerte asistida Por tanto, al cuestionar si una perso-
dad o una condición médica que justifi- na tiene derecho a decidir su muerte, las
que recibir esa ayuda,3 como también es Preguntarse si un paciente tiene respuestas se dividen: hay quienes nie-
ilegal que esta ayuda sea proporcionada derecho a decidir la terminación de gan ese derecho a cualquier persona (in-
por una tercera persona que no sea mé- su vida da pie a una pregunta dependientemente de su condición y
dico. En cualquiera de estas situaciones, más general: ¿se reconoce ese motivación), hay otros que reconocen
acelerar la muerte se considera un homi- derecho para cualquier persona?, ese derecho para cualquier persona
cidio. lo que constituye el punto central (mientras la persona esté mentalmente
En el estado de Oregon, en Estados del tema del suicidio capacitada para tomar decisiones)4 y hay
Unidos, también se considera que la
muerte asistida debe ser una opción ex- más allá del contexto médico. Así, por
clusiva de la atención médica, con la res- ejemplo, preguntarse si un paciente tie- 4 El tema del suicidio está frecuentemen-

tricción adicional de que el médico debe ne derecho a decidir la terminación de te asociado al de la enfermedad mental. Para
limitarse a proporcionar los medica- su vida da pie a una pregunta más gene- muchas personas, el suicidio siempre es un
mentos necesarios para el suicidio y abs- ral: ¿se reconoce ese derecho para cual- síntoma de enfermedad mental y por ello
tenerse de intervenir directamente para quier persona?, lo que constituye el pun- mismo debe prevenirse (es la posición de la
que éste se produzca. to central del tema del suicidio. psiquiatría), mientras que, para otros, el sui-
cidio puede justificarse siempre y cuando no
Es muy diferente la situación legal en Parecería lógico suponer que si se re-
sea un síntoma de una condición mental tra-
Suiza, en donde no se requiere una con- conoce el derecho de un enfermo a deci-
table que disminuya la libertad de la persona.
dición de enfermedad para justificar la dir la terminación de su vida, previa- Esta posición da por supuesto que hay suici-
decisión de una persona para terminar mente tendría que reconocerse ese dere- dios que no implican una enfermedad men-
con su vida y colaborar con ella para que cho a toda persona. No es así. Hay tal y que son acciones extremas mediante las
lo consiga. En este país, la ayuda para personas que aceptan el derecho de un cuales las personas expresan su última posi-
morir se considera legítima y se permite enfermo muy grave a decidir la termina- bilidad de libertad.
siempre y cuando se ofrezca por motivos
altruistas. La persona que colabora con
quien se suicida no tiene que ser un mé-
dico, puesto que los motivos para quitar-
se la vida no provienen necesariamente
de enfermedades o condiciones médicas.

El derecho a la muerte voluntaria

Las diferencias entre los países que le-


gislan sobre la muerte asistida indican
que no hay una concepción uniforme de
esta práctica y que varían las condiciones
en que se justifica y se permite. Esto sig-

duo en estado vegetativo persistente o de un


enfermo terminal que no puede comunicar-
se) y puede estar igualmente justificada la in-
tervención médica para terminar con su vida.
3 El caso Chabot es muy controvertido,

pues se trata de una situación límite: el sufri-


miento de la mujer que pidió ayuda para mo-
rir no estaba causado por una enfermedad.
Su médico, quien había establecido una rela-
ción profesional con ella, primero trató de
aliviar el dolor emocional de quien conside-
raba su paciente, pero cuando se dio cuenta
de que no podía ayudarla a disminuir su su-
frimiento, aceptó ayudarla a morir.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 21

a
otros más que reconocen ese derecho Ahora bien, así como la primera pre- aun cuando quisieran hacerlo. Sin em-
a
sólo cuando el motivo para terminar con gunta dio lugar a otra, también puede bargo, a la hora de considerar a quién
la vida se debe a una enfermedad física hacerlo la segunda. La pregunta “¿Tiene corresponde pedir esa ayuda, surge una
terminal o a una condición médica que un paciente derecho a pedir a un médi- diversidad de opiniones: ¿a un médico o
limita por completo la vida. Es intere- co ayuda para morir?” puede ampliarse a a cualquier persona? Ya vimos que la so-
sante señalar que algunas de las personas “¿Tiene una persona derecho a pedir a lución en los Países Bajos y en Suiza su-
que se encuentran en esta tercera posi- otra que la ayude a morir?” Como pue- pone concepciones muy diferentes; en el
ción, al pedir ayuda para morir les im- de verse, las posibles combinaciones de primer país sólo se permite que sea un
porta establecer una clara distinción en- respuesta se multiplican en la medida en médico quien ayude al paciente, mien-
tre la eutanasia que sí aceptan (recibir que se abren las opciones más allá del tras que en el segundo se permite ayudar
ayuda de un médico para terminar con contexto médico. Existen dos corrientes a morir a cualquier persona que lo pida
su vida) y el suicidio que desaprueban principales entre quienes reconocen el y lo puede hacer cualquier persona. Por
(terminar ellos mismos con su vida).5 derecho de las personas a decidir cómo y supuesto, en ambos países deben reunir-
cuándo morir (tenemos presente el he- se ciertas condiciones.
5 Fue el caso de una mujer británica tetra- cho de que unos sólo lo reconocen en Si seguimos revisando las preguntas
pléjica que obtuvo el permiso judicial para quienes padecen una enfermedad física restantes que propusimos tendríamos
que se le desconectara el respirador artificial grave): quienes piensan que las personas que ampliarlas en el mismo sentido. La
que la mantenía con vida. La paciente co- tienen derecho a pedir ayuda para morir tercera pregunta: “¿Tiene un médico al-
mentó que ella no hubiera apagado por sí y quienes piensan que no lo tienen, que gún deber de responder cuando un pa-
misma la máquina (en el supuesto de que hu- deben procurarse la muerte por sí mis- ciente le pide ayuda para morir?”, se
biera habido un mecanismo para que ella pu- mas. Se podría incluir una tercera op- puede convertir en “¿Tiene una persona
diera hacerlo) porque era creyente y no que-
ción, la de quienes reconocen este dere- algún deber de responder cuando otra
ría suicidarse y dejar esa marca entre sus fa-
cho exclusivamente para el caso de per- persona le pide ayuda para morir?”6 Por
miliares y amigos. Es también la idea que
defiende el teólogo católico Hans Küng,
sonas que se encuentran físicamente
quien considera legítima la eutanasia para el imposibilitadas de terminar con su vida, 6 Al hablar de “deber” nos referimos al
caso del enfermo muy grave, pero moral- hecho de si la persona que pide ayuda para
mente reprobable para una persona que bus- la eutanasia y el suicidio, por ser ambos actos morir merece recibirla por efecto de algún
que terminar con su vida por otro tipo de que atentan contra la vida humana, cuyo fin tipo de solidaridad hacia ella, pero no pensa-
problemas. El Vaticano condena igualmente sólo Dios puede decidir. mos que exista ninguna obligatoriedad. To-

El debate impostergable tuaciones particulares de los enfermos que consideran la op-


ción de terminar con su vida. Antes de pensar en legalizar la
eutanasia hay que asegurar que se den las condiciones para que
Asunción Álvarez del Río la ayuda para morir que presta un médico a un enfermo real-
mente signifique el reconocimiento de su derecho a una muer-
Ya es tiempo de que en nuestro país iniciemos un debate que te digna elegida libremente. Esto supone revisar y mejorar mu-
reconozca las necesidades y voluntades de las personas que chas cosas, empezando por el hecho de que los enfermos que
padecen enfermedades o condiciones médicas, ante las cuales padecen una enfermedad que pone en peligro su vida muchas
la muerte es la única opción digna que encuentran.1 Quie- veces ni siquiera lo saben. ¿Cómo podrían plantearse la opción
nes saben que su sufrimiento no tiene solución y aceptan la de la eutanasia si no saben lo que les espera cuando evolucione
muerte como el acontecimiento inevitable que tarde o tem- su enfermedad? ¿Cómo podemos considerar la voluntad de un
prano ha de llegar, deben poder ejercer su libertad y decidir paciente hasta el grado de decidir poner fin a su vida, cuando
cómo y hasta cuándo quieren vivir. Y quienes llegan a pre- no se ha reconocido esa voluntad ni para decidir sobre los tra-
ferir adelantar su muerte para poner límite a una situación tamientos que está dispuesto a seguir?
que consideran intolerable deben tener derecho a asegurar- Tomar en serio el debate sobre la muerte asistida obliga a
se un final tranquilo, acompañados de quienes deseen y en revisar otros aspectos de la atención médica desde una perspec-
un ambiente en el que no haya que añadir preocupaciones y tiva ética, en particular el reconocimiento de la autonomía del
aflicciones adicionales al dolor que entraña la muerte misma. paciente, su derecho a la información y a tomar decisiones so-
Un debate racional y abierto sobre la muerte asistida en bre su vida. Esto significa cambiar un modelo de atención pa-
nuestro país requiere que, en lo posible, se conozcan las si- ternalista, que todavía prevalece en nuestro país, por uno en el
que el médico sea responsable con el paciente y no en lugar del
1 Con paciente. Es un hecho reconocido por los médicos que en Mé-
esto no queremos decir que no se hayan dado algunos
xico la eutanasia pasiva es una práctica mucho más extendida
primeros pasos, como publicaciones, investigaciones y actividades
académicas, todas ellas importantes porque contribuyen al cono- que la activa. En muchos hospitales se aplica con el consenso
cimiento y al debate del tema. En este sentido, habría que hablar de familiares y médicos para terminar con la vida de pacientes
de continuar, más que de iniciar, pero nos parece adecuado man- que no tienen posibilidad de mejorar. Se aplica en pacientes
tener el término para subrayar que apenas estamos en el comien- generalmente inconscientes y se espera que la muerte sobre-
zo de lo que debe ser un profundo y extenso debate. venga en poco tiempo (unas horas o unos días), para lo cual se

22 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
el momento dejamos de lado cuáles pu- quienes consideran que el deber de ayu- na que quiere morir quien realice la ac-
a
dieran ser esas condiciones en las que se dar a morir sólo puede existir hacia un ción última que le causará la muerte. Y
encuentra una persona que pide ayuda enfermo grave, pues unos sostienen que una posición más es la que defiende T.
para morir cuando no está gravemente debe ser un médico quien brinde la ayu- Szasz, quien considera un gran error que
enferma, las cuales seguramente le im- da, y otros admiten que puede darla una la ayuda para morir se haya convertido
portará valorar a quien recibe un pedido persona diferente. La idea de que el mé- en un asunto que deciden los médicos, y
como éste. dico es el más indicado para ayudar a que sean ellos quienes determinen en
Entre quienes reconocen que cual- morir tiene que ver con el hecho de que qué sujetos se puede hacer la excepción
quier persona tiene el derecho a decidir su intervención se concibe como parte para justificar y apoyar una decisión de
la terminación de su vida, hay unos que de la atención médica que da al paciente muerte voluntaria, que normalmente
piensan que en ningún caso se podría y, dentro de ésta, ayudar a morir puede considerarían una expresión de enfer-
considerar un deber ayudar a morir a ser la única forma que queda de propor- medad mental.7
quien lo pide. Otros creen que sólo pue- cionarle alivio. Pero también tiene que
de tomarse como un deber en el caso de ver con el hecho de que los médicos, 7 T. Szasz, Libertad fatal, Barcelona, Pai-
pacientes con enfermedad terminal o en además de estar capacitados para utilizar dós, 2002, en especial el capítulo v, “La pres-
condiciones médicas muy graves. Por los fármacos en la dosis y en la manera cripción del suicidio. La muerte como trata-
último, otros consideran que, según el más conveniente, son quienes tienen ac- miento”, y el vi, “La perversión del suicidio.
caso, el deber de ayudar a morir puede ceso legal a ellos. El asesinato como terapia”, pp. 128-207. Las
darse a cualquier persona que lo pida. Sin embargo, nuevamente nos damos reflexiones y críticas de este autor a la medi-
Las opiniones también se dividen entre cuenta de que las opiniones se dividen y calización del suicidio nos parecen muy lúci-
que muchas personas, principalmente das en su cuestionamiento al poder de los
médicos, se apegan a la idea de que sus médicos para decidir cuándo deben prevenir
das las legislaciones que permiten la muerte el suicidio y cuándo apoyarlo, lo cual puede
colegas nunca deberían ayudar a morir a
médicamente asistida aclaran que ningún significar en muchos casos expropiar al suje-
médico está obligado a aplicar la eutanasia o
un paciente porque esto va en contra de
to la responsabilidad sobre su muerte volun-
ayudar a un paciente a suicidarse si esto va en su profesión, que es preservar la vida. taria. Sin embargo, nos da la impresión de
contra de sus valores. Cabe aclarar que tam- Otros aceptan que los médicos ayuden a que Szasz ignora las condiciones en que mu-
bién los enfermeros pueden negarse a hacer sus pacientes, pero consideran que el au- chas personas deciden su muerte voluntaria,
los preparativos para que pueda practicarse xilio debe limitarse a proporcionar los como es el caso de los enfermos terminales
la eutanasia. medicamentos, y que debe ser la perso- con sufrimientos intolerables. En estos casos

les retira el apoyo que sostiene su vida.2 Esta práctica no plan- Como señala Seay, si se demostrara, con razones convin-
tea los problemas morales de la eutanasia activa y, sin embar- centes, que el hecho de que los médicos participen en la
go, debería preocuparnos el hecho de que los pacientes no ha- muerte asistida hace que abusen de la práctica y la apliquen
yan tenido oportunidad de expresar su voluntad cuando toda- en contra de la voluntad de los pacientes, habría que impe-
vía estaban conscientes. Posiblemente en muchos de esos casos dir su legalización. Pero mientras esto no se demuestre, de-
se dejó que los pacientes llegaran a esa condición, que podía be responderse a quienes por ese temor se oponen a legali-
haberse anticipado, sin que se favoreciera a tiempo una comu- zar la eutanasia, que siempre es posible establecer límites y
nicación que les permitiera decidir, por sí mismos, sobre el fi- criterios para decir cuándo debe permitirse acelerar la
nal de su vida cuando todavía estaban física y mentalmente ca- muerte de un paciente y cuándo no.
pacitados para hacerlo. La única manera de establecer límites claros a una prác-
Una reflexión más sobre lo que debe evitarse de manera in- tica, de acuerdo con los principios éticos, es conociendo las
cuestionable: que la eutanasia sea una práctica que sirva para situaciones concretas en que se aplica. Para el caso de Méxi-
encubrir acciones dirigidas a resolver problemas administrati- co, representa un gran reto lograr un debate basado en la
vos. En los Países Bajos, en donde el estado cubre los servicios problemática concreta de nuestro país, pues implica superar
de salud, no existe tal temor. No puede ignorarse que en mu- lo que, de otra manera, perduraría como un círculo vicioso.
chos países, entre ellos el nuestro, en donde no hay esta cober- Aunque sea comprensible la resistencia, sobre todo por par-
tura, los motivos económicos pueden intervenir en las decisio- te de los médicos, a hablar abiertamente de una práctica ile-
nes de los enfermos que no quieren causar la ruina económica gal, por los riesgos que implica, deben encontrarse los me-
de sus familiares. Si la eutanasia se solicitara por esta causa, en canismos para superar este obstáculo. De no hacerlo, la
cierto modo podría decirse que se limitó la libertad del pacien- práctica se mantendrá en la clandestinidad, reforzando así
te para decidir su muerte. Pero sería más grave si fueran los una política que consiste en hacer como si la eutanasia no
médicos o los familiares los que influyeran (por falta de recur- existiera, y de esa manera no podría regularse ni controlar-
sos) en los pacientes para que éstos pidieran la eutanasia. Y, un se. Tampoco podrían evitarse los abusos en su nombre ni se
caso todavía peor, que consideraciones de costo-efectividad se garantizaría como opción para quien la eligiera, aun después
impusieran en el juicio de los médicos para encontrar pacien- de haber analizado con profundidad su situación.
tes “prescindibles” a quienes podrían provocar la muerte. El hecho de que el problema de la eutanasia en México
implique grandes dificultades nunca será una razón suficien-
2 A. Kraus, “La ética de los moribundos”, Nexos, núm. 307: 34-38. te para no hacerle frente.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 23

a
alguien resulta afectado por ella, además
a
de quien termina con su vida.9 Desde
luego, la forma y el grado en que otros
se ven afectados varía enormemente de
acuerdo con las circunstancias en que se
decide y se realiza una muerte volunta-
ria. Es mucho más doloroso descubrir
que una persona cercana y amada se ha
suicidado, sin que nosotros tuviéramos
alguna advertencia de sus planes, que
presenciar el momento de la muerte de
una persona querida que decidió poner
fin a su vida mediante la eutanasia, para
terminar con el sufrimiento de una en-
fermedad. En el primer caso existen otros
elementos que agravan el dolor: imagi-
nar la soledad que rodeó la decisión y la
muerte de quien se suicidó, el hecho po-
sible de que la muerte fuera violenta, así
como la confrontación que supone no
comprender la razón por la cual la per-
sona decidió la separación definitiva de
todo lo que formaba parte de su vida, y
la posible culpa de pensar que pudo ha-
ber necesitado una ayuda que no se le
De las cuatro preguntas originales impedirlos cuando provienen de ciuda- pudo dar.10 En el segundo caso, el hecho
para guiar el debate sobre la eutanasia danos que eligen libremente, sin dañar a de que no existan estos elementos no eli-
nos falta ampliar la última: “¿El estado otros.8 mina el dolor que siempre produce la
debe respaldar los derechos del paciente Uno de los problemas que plantea la muerte, pero sí evita la angustia, la cul-
(para decidir cuándo terminar con su vi- muerte voluntaria es que generalmente pa y otras aflicciones adicionales.
da y pedir ayuda a su médico) y el deber
del médico para responder a ese pedi- Es un gran error que la ayuda 9 Reconocer que la muerte voluntaria de
do?” Quedaría entonces: “¿El estado de- para morir se haya convertido una persona generalmente afecta a otros es
be respaldar los derechos del individuo en un asunto que deciden los un aspecto importante a considerar, pero no
para morir y para pedir ayuda a otra per- médicos y que sean ellos quienes puede ignorarse que a lo largo de la vida las
sona, y cuál es el deber de ésta para res- determinen en qué casos personas deben tomar muchas decisiones
ponder a esa petición?” A pesar del an- se puede hacer la excepción para que afectan de diferente manera a otros y
tecedente de Suiza, nos parece que la justificar y apoyar una decisión que pueden ser éticamente adecuadas: termi-
respuesta intuitiva es no, el estado no de muerte voluntaria nar una relación sentimental, cambiar de tra-
tiene por qué respaldar la decisión de bajo, de residencia, etcétera. En ocasiones, el
cualquier persona que quiere morir e in- hecho de reconocer que otros se verán afec-
8 Es el argumento de Mill para señalar los tados por esas decisiones puede ser una ra-
volucrar a otra para que la ayude, ni tie-
límites del estado liberal, el cual no tiene por zón para no tomar la decisión, pero en otras
ne por qué respaldar a esa otra persona
qué intervenir en las acciones de los ciudada- no tiene por qué serlo.
para que dé esa ayuda. nos que no dañan a otros. Véase J. S. Mill, 10 Según Pepe Rodríguez, en nuestra cul-
Pensamos que las preguntas que ini- On Liberty, editado por R. B. McCallum, tura, horrorizada por la muerte, resulta in-
cialmente hacemos en relación con un Oxford, Blackwell, 1946, citado por M. comprensible que alguien se quite la vida
paciente y un médico, y que podemos Charlesworth, La bioética en una sociedad libe- con plena libertad y responsabilidad, no im-
responder afirmativamente, se demues- ral, Cambridge, Cambridge University porta lo que esté sufriendo en su fuero inter-
tran un tanto insostenibles si las amplia- Press, 1996, pp. 18-19. Representa una obje- no. Como nadie quiere entender el suicidio
mos al caso hipotético de cualquier per- ción al argumento de Mill el hecho de que al de una persona cercana como un acto delibe-
sona. Aunque quizá tampoco haya que estado le importa preservar la vida humana rado de autodestrucción, busca un chivo ex-
precipitar la respuesta, y así como cree- de sus ciudadanos, aun cuando existan ele- piatorio para convertir al suicida en víctima
mos que el estado no debe respaldar ta- mentos que indiquen que esto va en contra de algo o alguien. Considera este autor que
de los intereses personales de un ciudadano quien se suicida es el responsable de su
les derechos ni tal supuesto deber, tam-
en particular: los padres de Nancy Cruzan muerte y esto es importante comprenderlo
bién nos preguntamos si le corresponde
tuvieron que esperar siete años antes de ob- porque el suicida, con su acto, muchas veces
tener el permiso judicial para que se inte- deja a quienes le sobreviven un mensaje de
nos parece adecuado que cuenten con el rrumpiera el soporte de vida artificial que culpa o condena difícil de asimilar, sin la me-
apoyo y la ayuda de su médico para alcanzar mantenía con vida a su hija en estado vegeta- nor oportunidad de defenderse o aclarar las
su propósito y no pensamos que tal hecho tivo persistente; los jueces debían haber teni- conductas. Véase P. Rodríguez, Morir es nada,
disminuya su autonomía. do más presente a Mill. Barcelona, Ediciones B, 2002, pp. 268-273.

24 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
a
Problema infernal
Samantha Power

Recién salido de nuestras prensas, una bomba cayó en el mercado principal vinieran en los Balcanes. Hablaba una y
Problema infernal. Estados Unidos en la en el centro de la ciudad, y despedazó a otra vez de un “contexto” para aquietar
era del genocidio es un detallado y 68 compradores y puesteros. Las imáge- la incomodidad moral que generaba que
espeluznante análisis de la tímida nes de esta masacre generaron amplia su país no interviniera. “Es un problema
política exterior de ese país respecto compasión en Estados Unidos, e impul- realmente trágico”, dijo Christopher.
de las matanzas masivas. Escrito con saron al presidente Bill Clinton y a sus “El odio entre estos tres grupos —bos-
la vehemencia del periodista de aliados de la otan a hacer algo. Manda- nios, serbios y croatas— es de no creer-
talento pero con la documentación del ron un ultimátum sin precedentes, en el se. Casi aterra, y data de siglos. En rea-
académico, el libro del que tomamos que amenazaban con realizar bombar- lidad es un problema infernal.”2 Tras
este fragmento y que forma parte de deos masivos contra los serbios de Bos- unos meses de la masacre en el mercado,
nuestra Sección de Obras de Política y nia si reanudaban sus ataques a Sarajevo Clinton adoptó esa actitud, y trató a
Derecho mereció en 2003 el premio o continuaban con lo que Clinton des- Bosnia como su problema infernal, un
Pulitzer a obras no literarias cribió como “matanza de inocentes”. problema que esperaba se consumiese
“Nadie debe dudar de la decisión de solo, desapareciera de las primeras pla-
la otan”, advirtió Clinton. “Cualquiera nas y dejara tranquila su presidencia.
Un domingo de junio de 1995 conocí —dijo, y repitió la palabra para hacer Los nacionalistas serbios actuaron en
por casualidad a Sidbela Zimic, una niña hincapié—, cualquiera que bombardee consecuencia. Entendieron que tenían la
de nueve años de edad residente de Sa- Sarajevo debe […] estar dispuesto a ate- libertad de reanudar su bombardeo so-
rajevo. Varias horas después de oír el fa- nerse a las consecuencias.”1 En respuesta bre Sarajevo y otras ciudades bosnias
miliar silbido, seguido del estallido de a lo que sintieron como un compromiso atestadas de civiles. Los padres luchaban
un proyectil, caminé unas cuadras hacia de Estados Unidos, los 280 mil habitan- con sus hijos y buscaban incentivos que
lo que había sido uno de los otrora for- tes de Sarajevo poco a poco se adaptaron los indujeran a quedarse en casa. El pa-
midables edificios de departamentos del a la vida bajo la imperfecta, pero protec- dre de Sidbela recordó: “Convertí el la-
barrio. Su estropeada fachada ostentaba tora, cobertura de la otan. Después de vadero en un lugar de juegos. Les com-
las huellas de los típicos hoyos de tres algunos cautelosos meses empezaron a pré a los chicos muñecas Barbie, autos
años de lluvia de metralla y balazos. El mostrar los rostros paseando por el río Barbie, todo, sólo por mantenerlos
edificio carecía de ventanas, electricidad, Miliacka y reconstruyendo los cafés con adentro.” Pero su precoz hijita se salió
gas y agua. No era habitable, salvo para mesas en las banquetas. Niños y niñas con la suya: “Papi, por favor, déjame vi-
los orgullosos habitantes de Sarajevo, brincaron de sus lóbregos sótanos y de la vir mi vida. No puedo quedarme en casa
quienes no tenían otro lugar a donde ir. vista de sus mayores para redescubrir los todo el tiempo.”
La hermana adolescente de Sidbela juegos al aire libre. Saboreando la niñez, Las promesas estadounidenses, que
estaba parada —aturdida— no lejos de la se volvieron golosos del sol y de los jue- los artilleros serbios tomaron en serio al
entrada del edificio. Había un delgado gos. Sus padres agradecían a Estados principio, ofrecieron a los habitantes de
charco rojo a su lado, en el patio, donde Unidos y trataban muy bien a los esta- Sarajevo un breve respiro, pero también
estaban tiradas una zapatilla azul, dos ro- dounidenses que visitaban Sarajevo. alentaron esperanzas entre los bosnios de
jas, y una cuerda para saltar con mangos La resolución estadounidense, sin que de nuevo podían vivir seguros. El ca-
tipo cucurucho. La policía bosnia había embargo, se marchitó en breve. No se so fue que la brutalidad de los líderes po-
cubierto la parte enrojecida de la losa consideró que valiera la pena arriesgar a líticos, militares y paramilitares serbios
con un plástico con el alegre emblema soldados estadounidenses ni antagonizar se haría merecedora de repudio, pero no
celeste y blanco de las Naciones Unidas. con los aliados europeos que deseaban de la prometida intervención militar.
A Sidbela se le conocía en el vecinda- mantenerse neutrales para salvar vidas El 25 de junio de 1995, minutos des-
rio como estudiosa, y por sus muchas bosnias. Clinton y su equipo bajaron su pués de que Sidbela le diera un beso en la
participaciones en competencias de be- tono retórico de genocidio a “tragedia” mejilla a su madre y le sonriera con ex-
lleza y talento. Ella y sus compañeras de y “guerra civil”, menoscabando las ex- presión triunfante, un proyectil serbio ca-
juego se las ingeniaban para aprovechar pectativas de que hubiera algo que Esta- yó en el patio donde ella, junto con Ami-
al máximo una niñez en que el movi- dos Unidos pudiera hacer. El secretario na Pajevic de 11 años, Liljiana Janjic de
miento estaba muy restringido, y coro- de Estado, Warren Christopher, nunca 12 y Maja Skoric de 5, saltaban la cuer-
naban así a la “Reina del Edificio”, a mostró mucho entusiasmo porque inter- da. Todas murieron, y elevaron así el nú-
“Miss Esquina” y “Miss Vecindario”. Esa mero de niños asesinados en la guerra en
mañana tranquila Sidbela le había roga- 1 Declaración del presidente Clinton res- territorio bosnio de 16 767 a 16 771.
do a su madre cinco minutos al aire libre. pecto de las propuestas para manejar la situa-
La señora Zimic estaba desolada. Un 2 Warren Christopher en Face the Nation,
ción en Bosnia, Federal News Service, 9 de
año y medio antes, en febrero de 1994, febrero de 1994. cbs, 28 de marzo de 1993.

número 413, mayo 2005 la Gaceta 25

a
Si algún hecho puede predisponer a entre hombres, mujeres, y niños, esta- dos musulmanes ya se amontonaron en
a
una persona a imaginar la iniquidad, ban en serio peligro. su base en el centro de la ciudad. Es
tiene que ser éste. Yo tenía casi dos años Aunque me tardé un poco en apreciar cuestión de horas antes de que los ser-
de reportear desde Bosnia en el mo- la magnitud de la ofensiva, no era dema- bios tomen todo el reducto. Ésta es una
mento de la masacre en el patio. Hacía siado tarde para cumplir con mi plazo de catástrofe en cierne. Una zona de segu-
mucho que había abandonado toda es- envío a Estados Unidos. Un artículo ridad de la onu está por caer.”
peranza de que los aviones de la otan, matutino en The Washington Post aún po- Como nueva colaboradora de The
que a diario pasaban rugiendo, llegaran día avergonzar a los líderes políticos de Whashington Post, me advirtieron que
a bombardear a los serbios para que de- Cody, veterano de carnicerías en Medio
tuviesen su ataque de artillería a la capi- No me llevó mucho tiempo Oriente, no se impresionaba con facili-
tal sitiada. Y llegué a esperar lo peor pa- descubrir que la respuesta dad. En esta ocasión me dejó terminar y
ra los civiles musulmanes dispersos en la estadounidense al genocidio bosnio después planteó algunas preguntas inci-
campiña. fue la más vigorosa del siglo. sivas, preguntas que me hicieron pensar
Sin embargo, cuando los serbios de En toda su historia, Estados Unidos que entendía la gravedad de la crisis.
Bosnia comenzaron a atacar la llamada jamás ha intervenido para impedir Después me dejó atónita: “Bueno, por lo
“zona de seguridad” de Srebrenica el 6 un genocidio, y apenas si lo que me cuenta, aunque las cosas siguen
de julio de 1995, 10 días después de mi condena cuando ocurre su curso, los serbios no van a tomar la
visita a la entristecida familia Zimic, no ciudad esta noche.” Me preparé para lo
sentí mayor temor. Supuse que ni si- ese país para que respondieran. Tan fre- siguiente, que no se hizo esperar:
quiera los serbios de Bosnia se atreve- néticos estaban los demás corresponsa- “Cuando caiga Srebrenica, parece que
rían a apoderarse de un pedazo de tierra les que tardé 15 minutos en conseguir vamos a tener material interesante.”
bajo control de las Naciones Unidas. La una línea telefónica. Cuando pude, di Protesté, pero no mucho. Sospecha-
noche del 10 de julio pasé por casualidad con Ed Cody, el subdirector de noticias ba más o menos que los serbios quizá ce-
por el edificio de la Associated Press, del exterior del Post. Sabía que los lecto- derían, y no quería gritar “¡Ahí viene el
que se había convertido en mi hogar res estadounidenses estaban cansados de lobo!” Pero para la tarde siguiente Sre-
adoptivo durante el verano debido a sus las malas noticias de los Balcanes, pero brenica había caído, y los aterrorizados
entusiastas periodistas y a su funcional lo que estaba en juego por este ataque en habitantes del enclave estaban en manos
generador. Al llegar esa noche recibí una particular era colosal. El general serbio del general Mladic, un supuesto crimi-
sacudida. Cundía total caos alrededor de de Bosnia, Ratko Mladic, no estaba bro- nal de guerra de quien se sabía que había
los teléfonos. El ataque serbio a Srebre- meando ni planeaba una insignificante organizado el salvaje sitio de Sarajevo.
nica, ciudad que había estado “deterio- toma de territorio para mandar un men- Yo trabajé en Sarajevo, donde los
rándose” durante días, de pronto se ha- saje político: quería apoderarse de un francotiradores serbios hacían práctica
bía “ido al demonio”. Los serbios esta- enorme trozo de territorio con “protec- de tiro con arropadas ancianas que car-
ban dispuestos a tomar la ciudad, y ción” internacional y desafiaba al mundo gaban bidones de agua sucia a través de
pusieron un ultimátum para que las a que lo impidiera. Empecé a relatar los la ciudad, y donde los pintorescos par-
fuerzas de paz de la onu entregaran ar- hechos a Cody tal como los conocía: ques se transformaron en cementerios
mas y equipo, o serían objeto de un “Los serbios están sobre Srebrenica. Se- para recibir el diluvio de jóvenes muer-
bombardeo. Unos 40 mil musulmanes, gún la onu, decenas de miles de refugia- tos. Entrevisté a hombres demacrados
que habían perdido 20 o 25 kilos y lleva-
ban cicatrices permanentes, producto de
los campos de concentración serbios. Y
no hacía mucho que había cubierto la
masacre de cuatro colegialas. Sin embar-
go, a pesar de mis experiencias, o quizás
a consecuencia de ellas, sólo podía ima-
ginar lo que ya había presenciado. Jamás
se me ocurrió que el general Mladic po-
dría o querría ejecutar hasta el último
hombre o niño musulmán en su poder.
Unos días después de la caída de Sre-
brenica, un colega me llamó desde Nue-
va York para informarme que el embaja-
dor bosnio en la onu afirmaba que los
serbios de Bosnia aniquilaron a más de
mil musulmanes de Srebrenica en un
estadio de futbol. ¡No era posible! “No”,
respondí, atónita. Mi amigo repitió sus
palabras. “No”, dije de nuevo, con de-
cisión.
Yo tenía razón. Mladic no ejecutó a

26 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
mil hombres: mató a más de 7 mil. da de mostrar la respuesta de políticos y hablar “en calidad de veterano de la se-
a
Cuando volví a Estados Unidos, Sid- ciudadanos estadounidenses por varias gunda guerra mundial, de estadouniden-
bela y Srebrenica no se apartaron de mi razones. En primer lugar, las decisiones se y, ahora, de presidente de Estados
mente. Me quedé helada ante una pro- de Estados Unidos de actuar o no han Unidos”, Bush dijo que su visita a Ausch-
mesa que logró que una niña saliera de tenido mayor efecto en las víctimas que witz lo motivó a tomar “la decisión no
un sótano a un patio en Sarajevo. Me ob- las de cualquier otra potencia mundial. sólo de recordar, sino de actuar”.5
sesionaba el asesinato de los hombres y Antes de asumir la presidencia, Clin-
niños musulmanes de Srebrenica, mi Ningún presidente de Estados ton reprochó a Bush por Bosnia: “Si los
propio fracaso en advertirlo a tiempo, y Unidos tiene como prioridad la horrores del holocausto nos enseñaron
la negativa del mundo externo a interve- prevención del genocidio, y ninguno algo, es el alto costo de permanecer ca-
nir incluso cuando el peligro que corrían ha pagado costo político alguno por llados y paralizados ante el genocidio.”6
esos hombres era ya evidente. No podía desentenderse de él. Así, no es Ya presidente, en la inauguración del
evitar el recuerdo de las muchas conver- coincidencia que el genocidio Museo del Holocausto, Clinton criticó
saciones que sostuve con mis colegas res- continúe la inacción de Estados Unidos durante la
pecto de la intervención. En nuestras dis- segunda guerra mundial. “A medida que
cusiones, en reuniones de trabajo, duran- En segundo lugar, desde la segunda gue- nuestra conciencia parcial de los críme-
te viajes y en entrevistas con altos rra mundial, Estados Unidos ha tenido nes se convirtió en hechos indiscutibles,
oficiales bosnios y estadounidenses, nos una tremenda capacidad para limitar el se hizo demasiado poco. No debemos
preguntábamos cómo habrían respondi- genocidio. Pudo usar sus vastos recursos permitir que vuelva a suceder.”7 Pero la
do Estados Unidos y sus aliados si los sin arriesgar la seguridad nacional. En frase prometedora, consoladora, de
mismos crímenes se hubiesen cometido tercer lugar, Estados Unidos se compro- “nunca más”, un testamento del espíritu
en otro lugar (los Balcanes evocan ani- metió de lleno a la conmemoración y di- de la capacidad estadounidense para lo-
mosidades ancestrales y polvorines infla- fusión sobre el holocausto. El Holocaust grar resultados, jamás tomó en cuenta
mables), contra distintas víctimas (la ma- Memorial Museum, que se destaca en la que el país no tuvo medida alguna, prác-
yoría de las atrocidades se perpetraron avenida que recorre el Monumento a tica o política, para responder al genoci-
contra individuos de fe musulmana) o en Lincoln y el edificio conmemorativo a dio. El compromiso fue vacuo frente a
una época distinta (la Unión Soviética Jefferson, a escasos metros del Muro matanzas reales.
acababa de desmoronarse, ninguna nueva Recordatorio de Vietnam, atrae a 5 500 Antes de explorar la relación de Esta-
visión mundial remplazaba aún el viejo visitas por día, o dos millones por año, dos Unidos con el genocidio, solía refe-
orden mundial, y la onu no había aceita- casi el doble de las que van la Casa Blan- rirme a la política hacia Bosnia como “un
do sus goznes herrumbrados ni se libraba ca. En cuarto lugar, en años recientes los fracaso”. Cambié de parecer. Es duro re-
todavía de sus anacrónicas prácticas y su- dirigentes estadounidenses, imbuidos de conocerlo, pero la sistemática política de
posiciones). En 1996, ya a alguna distan- una nueva cultura de conciencia sobre el no intervención de este país frente al ge-
cia del campo, comencé a explorar las holocausto, se comprometen de manera nocidio ofrece un triste testimonio no de
reacciones de Estados Unidos a casos an- repetida a impedir los genocidios. En un régimen político destruido, sino de
teriores de matanzas a mansalva. No me 1979, el presidente Jimmy Carter afirmó uno implacablemente eficaz. El sistema,
llevó mucho tiempo descubrir que la res- que, en memoria del holocausto, “debe- tal como está, funciona.8 Ningún presi-
puesta estadounidense al genocidio bos- mos labrar un pacto inamovible con to- dente de Estados Unidos tiene como
nio fue la más vigorosa del siglo. En toda dos los pueblos civilizados para que nun- prioridad la prevención del genocidio, y
su historia, Estados Unidos jamás ha in- ca más permanezca en silencio el mun- ninguno ha pagado costo político alguno
tervenido para impedir un genocidio, y do, nunca más permanezca inactivo para por desentenderse de él. Así, no es coin-
apenas si lo condena cuando ocurre. […] impedir este terrible crimen del genoci- cidencia que el genocidio continúe.
La gente explica que Estados Unidos dio”.3
no respondía a genocidios específicos Cinco años más tarde, también el pre- Traducción de Alasdair Lean.
porque no sabía qué estaba pasando, o sidente Ronald Reagan afirmó: “Igual
que sabía pero no les importaba, o que, al que ustedes, yo digo con voz firme: 5 “Apreciaciones del presidente George
margen de lo que sabían, poco podían ‘¡Nunca más!’”4 El presidente George Bush en la cena Simon Wiesenthal, Century
hacer. Me di cuenta de que los estadouni- Bush padre se unió al coro en 1991. Al Plaza Hotel, Los Ángeles, California”, Fede-
denses responsables de tomar decisiones ral News Service, 16 de junio de 1991.
6 Clifford Krauss, “U.S. Backs Away from
políticas sí conocían muy bien los críme-
3 “Comisión presidencial sobre el Holo- Charges of Atrocities in Bosnia Camps”, The
nes que se cometían. Algunos se preocu-
paron y bregaron por que se actuara, con causto: Comentarios al recibir el informe New York Times, 5 de agosto de 1992, p. a12.
definitivo de la Comisión”, 27 de septiembre 7 “Comentarios en la inauguración del
considerables sacrificios personales y
de 1979, Public Papers of the Presidents of the Museo Conmemorativo del Holocausto de
profesionales. Estados Unidos sí tuvo in-
United States: Jimmy Carter, 1979, gpo, Was- Estados Unidos”, 22 de abril de 1993, Public
contables oportunidades de mitigar e im-
hington, 1979, p. 1773. Papers of the Presidents of the United States:
pedir matanzas, pero una y otra vez los 4 “Comentarios en la Convención Inter- William Clinton, 1993, gpo, Washington,
hombres y mujeres decentes voltearon la nacional de B’nai B’rith”, 6 de septiembre de 1994, p. 479.
mirada. Todos asistimos al genocidio. La 1984, Public Papers of the Presidents of the Uni- 8 Véase Leslie Gelb y Richard Betts,
pregunta crucial es por qué. […] ted States: Ronald Reagan, 1987, gpo, Was- The Irony of Vietnam: The System Worked
Este libro tiene la intención delibera- hington, 1987, p. 1244. Washington, Brookings Institution, 1979.

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a
El mito de la diosa
Anne Baring y Jules Cashford

En nuestra Sección de Obras de versión católica del cristianismo, María, ras y épocas anteriores. Pronto quedó
Historia y coeditado con Ediciones “la virgen”, “reina del cielo”, se reviste, claro que a partir de la mitología babiló-
Siruela, circula ya el extenso volumen desde luego, de todas las antiguas imá- nica (ca. 2000 a. C.) la diosa comenzó a
sobre las semejanzas entre distintas genes de la diosa. Exceptuando una: no asociarse casi exclusivamente con la “na-
deidades femeninas en civlizaciones es “reina de la tierra”, y esto es significa- turaleza” como fuerza caótica que debe
como la babilónica, griega tivo. La tierra solía tener una diosa que ser sometida. El dios, por su parte,
y cristiana. Adelantamos un fragmento podía considerar propia, por decirlo de adoptó el papel de someter o poner or-
aquí como invitación a pensar sobre alguna manera: la tierra y la creación en- den en la naturaleza desde su polo con-
la silenciosa presencia de las diosas tera se componían de la misma sustancia trario, el del “espíritu”. Sin embargo, es-
en la sociedad actual que la diosa. La tierra era su epifanía; el ta oposición no había existido hasta en-
carácter divino era inmanente a la crea- tonces, así que era necesario colocarla
ción. Nuestra imagen mítica de la tierra en el contexto de la evolución de la con-
Cuando comenzamos a escribir El mito ha perdido esta dimensión. ciencia. Una manera de comprender es-
de la diosa. Evolución de una imagen nues- De modo que nos propusimos descu- te proceso consiste en considerarlo co-
tra intención era, simplemente, reunir brir qué es lo que le había ocurrido a la mo la disminución progresiva de la par-
las diferentes historias e imágenes de las imagen de la diosa, cómo y cuándo desa- ticipación de la naturaleza; se posibilita
diosas tal y como se expresaban en dife- pareció, y qué supuso esta pérdida. Las así una independencia cada vez mayor
rentes culturas, desde las primeras esta- imágenes míticas rigen las culturas de de los fenómenos naturales, además de
tuillas del Paleolítico en el año veinte forma implícita; a partir de este princi- la transferencia gradual a la humanidad
mil a. C. hasta las representaciones con- pio, ¿a qué conclusiones llegábamos de la “vida de la naturaleza”. Parece que
temporáneas de la virgen María. Parecía acerca de una cultura en particular, co- así fue como la humanidad y la naturale-
que valía la pena llevar a cabo esta labor, mo la nuestra, que o bien no poseía o za terminaron por colocarse en polos
dado que una de las formas en que los bien no reconocía una imagen mítica del opuestos. Este fenómeno de polariza-
humanos aprehenden su propio ser es principio femenino? El que en ninguna ción podría considerarse una primera
haciéndolo visible en las imágenes de sus época se haya desacralizado la naturale- etapa de este proceso, quizás hasta una
dioses y diosas. Sin embargo, a lo largo za como en la nuestra comenzó a pare- etapa inevitable. Sin embargo, no define
de esta investigación descubrimos unas cernos un hecho cada vez menos casual: de forma absoluta los dos términos que
similitudes y paralelismos tan sorpren- en general, la tierra ya no se percibe por antes fueron sólo uno. Por otra parte, las
dentes entre culturas aparentemente in- instinto como un ser vivo, como antaño; estructuras de pensamiento que se ini-
conexas que llegamos a la conclusión de o al menos eso parece demostrar la mis- ciaron a finales de la Edad del Bronce y
que se había producido una transmisión ma existencia de la polución (término a principios de la Edad del Hierro están
continuada de imágenes a través de la que, en su acepción original, designaba todavía tan presentes en nuestras vidas
historia. La continuidad es tan llamativa que nos vimos obligadas a recordarnos
que nos parece que puede hablarse del La diosa madre, dondequiera que se continuamente que dicha polarización no
“mito de la diosa”, ya que la visión laten- encuentre, es una imagen que es intrínseca a la manera en que debe-
te que se expresa en la amplia gama de inspira una percepción del universo mos reflexionar acerca de estos términos.
imágenes de diosas es constante: la vi- como todo orgánico, sagrado y vivo, Nos sorprendió, por lo tanto, descu-
sión de la vida como unidad viva. de la que ella es el núcleo; es una brir hasta qué punto nuestra religión o
La diosa madre, dondequiera que se imagen de la que forman parte, mitología (según el punto de vista) judía
encuentre, es una imagen que inspira como “sus hijos”, la humanidad, la y cristiana había heredado las imágenes
una percepción del universo como todo tierra y toda forma de vida terrestre paradigmáticas de la mitología babilóni-
orgánico, sagrado y vivo, de la que ella ca, en particular la oposición entre el es-
es el núcleo; es una imagen de la que la profanación de lo sagrado). Y es tam- píritu creativo y la naturaleza caótica,
forman parte, como “sus hijos”, la hu- bién nuestra la época en que el cuerpo además del hábito de construir nuestro
manidad, la tierra y toda forma de vida entero de la tierra corre un peligro de pensamiento a partir de términos opues-
terrestre. Todo está entrelazado en una magnitud desconocida en la historia de tos, en general. Sin ir más lejos, encon-
red cósmica que vincula entre sí todos nuestro planeta. tramos estos esquemas en la creencia ge-
los órdenes de la vida manifiesta y no Analizar la manera en que se perdió neralizada de que el mundo espiritual y
manifiesta, porque todos ellos participan el mito de la diosa se convirtió, por con- el físico pertenecen a especies diferen-
de la santidad de la fuente original. siguiente, en el segundo objetivo de este tes; dicha creencia, asumida de forma
Sin embargo, resultaba evidente que libro: cuándo, dónde y cómo surgieron irreflexiva, separa la mente de la materia,
en la época en que vivimos el mito de la las imágenes del “dios”; cómo se relacio- el alma del cuerpo, el pensamiento del
diosa es imposible de encontrar. En la naban entre sí la diosa y el dios en cultu- sentimiento, el intelecto de la intuición

28 la Gaceta número 413, mayo 2005

a
a

y la razón del instinto. Si, además, el po- sufrir el degradado mito de la diosa nun- femenina de su “presencia”. A pesar de
lo “espiritual” de estas categorías duales ca desaparecía, sino que continuaba exis- ser humana y de la maldición que recayó
se valora más que el polo “físico”, ambos tiendo de forma oculta, escondido bajo sobre ella, Adán dio a Eva el nombre de-
términos caen en una oposición tal que imágenes a las que, especialmente en la sechado de las diosas madre de antaño:
es casi imposible volverlos a reunir sin tradición judeocristiana, no se permitía “madre de todo ser viviente”. Este nom-
antes disolverlos. una expresión vital y espontánea. En la bre adquirió, sin embargo, un significa-
Llegamos a la conclusión de que el mitología griega, por ejemplo, Zeus “se do fatalmente nuevo y limitado; la asun-
principio femenino, como expresión vá- casaba” con las antiguas diosas madre, ción en cuerpo y alma al cielo de la vir-
lida de la santidad y unidad de la vida, una tras otra; éstas continuaban domi- gen María como “reina” no se reconoció
llevaba perdido los últimos cuatro mil nando por derecho propio todo lo refe- sino hasta los años cincuenta del siglo
años. Dicho principio se manifiesta en la rente a los partos, la fertilidad o la trans- xx, debido a su condición de “segunda
historia mitológica como “la diosa”, y en formación espiritual, aunque al final de- Eva”. Pero su importancia ha ido en au-
la historia cultural aparece en los valores mento a lo largo de los siglos, es induda-
otorgados a la espontaneidad, el senti- El mito de la diosa ha influido en la ble que en respuesta a una necesidad no
miento, el instinto y la intuición. Hoy en visión del mundo prevaleciente de satisfecha de muchas personas.
día no hay, formalmente hablando, di- cada época. Sin embargo, al ser Tal y como pretendemos demostrar,
mensión femenina alguna de lo divino contrario a la doctrina formal, su el mito de la diosa continuó influyendo
en la mitología judía y cristiana; nuestra acción debía ser necesariamente en todos estos casos en la visión del
cultura está articulada a partir de la ima- implícita e indirecta, como la de mundo prevaleciente de la época. Sin
gen de un dios masculino que se sitúa cualquier actitud que no llega a ser embargo, al ser contrario a la doctrina
más allá de la creación y que la ordena plenamente consciente formal, su acción debía ser necesaria-
desde el exterior, en vez de estar en el mente implícita e indirecta, como la de
interior de la misma, como lo estuvieron bían rendirle cuentas al mismo dios cualquier actitud que no llega a ser ple-
las diosas madre antes que él. El resulta- padre. En la mitología hebrea la diosa se namente consciente. Esto implicaba que
do inevitable de esta situación es el dese- hizo clandestina, por así decirlo. Se su presencia, no reconocida pero persis-
quilibrio entre los principios masculino ocultó en los dragones del caos, Levia- tente, a menudo distorsionaba hasta las
y femenino, que trae consigo conse- tán y Behemot, cuya destrucción nunca expresiones más sublimes del prevale-
cuencias fundamentales para la forma en fue total, o en el inevitable atractivo de ciente mito del dios. Parecía claro que el
que creamos nuestro mundo y en que vi- Astarté, la diosa cananea prohibida, o, principio femenino era un aspecto de la
vimos en él. de forma más abstracta, en Sofía, la per- conciencia humana que no podía ni de-
Nos dimos cuenta, además, de que a sonificación femenina de la “sabiduría” bía ser erradicado; era necesario, por lo
pesar de la desvalorización que pudiese de Yahvé, y en la Sekiná, personificación tanto, devolverlo a la conciencia y res-

número 413, mayo 2005 la Gaceta 29

a
taurarlo a una situación de plena com- griegas, hasta llegar a María. Todas las demostrado lo radicalmente que nos in-
a
plementariedad para con el principio diosas madre nacieron del mar: desde la fluyen y nos motivan los impulsos que se
masculino, si se quería alcanzar un equi- Nammu sumeria, pasando por la Isis fraguan por debajo del umbral de la con-
librio armonioso entre estas dos mane- egipcia y la Afrodita griega, hasta la Ma- ciencia, tanto en nuestra vida personal
ras esenciales de experimentar la vida. ría cristiana, cuyo nombre significa como en nuestra vida colectiva como
Pero, entonces, ¿dónde se hallaba “mar” en latín. Esta imagen había vuel- miembros de la raza humana. No pode-
hoy el mito de la diosa? Sorprendente- to a instalarse en la imaginación bajo la mos, por lo tanto, permitirnos que la
mente, resurgió en cuanto volvimos la forma del “océano de energía” del “or- tendencia predominante de pensamien-
mirada hacia los descubrimientos de las den implícito”. to nos deje indiferentes. Es necesario
“nuevas” ciencias. Fue como si el anti- Desde una perspectiva mitológica, hacer un intento por avanzar más allá de
guo mito emergiese de nuevo bajo una puede también percibirse el mito de la nuestra herencia mitológica, de la mis-
nueva forma; no como la imagen perso- diosa en los intentos de muchos seres ma manera en que tratamos de analizar
nalizada de una deidad femenina, sino humanos de vivir de una forma nueva, con cierta perspectiva nuestra herencia
como lo que dicha imagen representa- permitiendo que su sentimiento de par- individual: nuestra familia en particular,
ba: una visión de la vida como todo sa- ticipación con la tierra afecte a la mane- nuestro clan, nuestro país.
grado en la que toda forma de vida, uni- ra en que piensan sobre ella, a la mane- Una forma de devolver el mito de la
da en una relación mutua, participaba; ra en que actúan respecto a ella; siendo diosa al ámbito de la conciencia es rela-
en la que todo participante estaba “vi- conscientes, en suma, de la necesidad tando de nuevo las historias que las per-
vo” desde un punto de vista dinámico. apremiante de aprehender el mundo co- sonas han narrado a través de los mile-
Comenzando por Heisenberg y Eins- mo unidad. Einstein es el portavoz de nios, recorriendo la cadena continuada
tein, los físicos afirmaban que, en térmi- esta necesidad: “Con la división del áto- de imágenes a través de diferentes cultu-
nos de la física subatómica, el universo mo, todo ha cambiado salvo nuestra for- ras a partir del año veinte mil a. C.,
sólo podía entenderse como un todo; ma de pensar: vagamos a la deriva hacia agrupándolas para que la unidad que ya-
que esta unidad se expresaba en mode- un desastre sin precedentes.” ce tras ellas pueda desvelarse. Sólo en-
los redundantes de relación; que el ob- Sin embargo, la imagen mítica pre- tonces podrá esta tradición abandonada,
servador quedaba necesariamente in- dominante en la época, que podríamos infravalorada, pero aparentemente inex-
cluido en el acto de la observación. De definir como la del “dios sin la diosa”, tinguible, hablar por sí misma. Esto es
forma característica, muchas de las imá- continúa siendo el fundamento del mis- lo que hemos tratado de hacer, con la
genes que pertenecían al antiguo mito mo paradigma oposicionista y mecani- esperanza de que la visión de la vida co-
de la diosa expresaban estas mismas cista que refutan los descubrimientos mo un todo sagrado, que se encarna en
conclusiones. La red de tiempo y espa- científicos más recientes. Esto significa las manifestaciones más sublimes del
cio que la madre diosa tejió antaño a que dos aspectos esenciales de la mente mito de la diosa, pueda ser relacionada
partir de su vientre eterno se había con- humana están en desacuerdo. El afirmar con el mito del dios; contribuiríamos, de
vertido en la “red cósmica” que relacio- que las imágenes míticas tienen una im- esta manera, al nuevo modo de pensa-
naba entre sí toda forma de vida; recor- portancia tan grande para todas las áreas miento que Einstein proclamaba como
demos a las diosas del Neolítico, ente- de la experiencia humana puede parecer necesario.
rradas junto con husos de rueca, excesivo; sin embargo, los descubri-
pasando por las hilanderas del destino mientos de la psicología profunda han Traducción de Francisco del Río.

Lecciones de los maestros


George Steiner

La colección Tezontle alberga Después de pasar más de medio siglo de- elevado sentido de la vocación. Com-
un nuevo libro de George Steiner, dicado a la enseñanza en numerosos paí- prende numerosas tipologías que van
también coeditado con Siruela, ses y sistemas de estudios superiores, me desde el pedagogo destructor de almas
sobre el nunca fácil oficio docente. siento cada vez más inseguro en cuanto a hasta el Maestro carismático. Inmersos
Como en este mes celebramos la legitimidad, en cuanto a las verdades como estamos en unas formas de ense-
en México el día del maestro, subyacentes a esta “profesión”. Pongo es- ñanza casi innumerables —elemental,
ofrecemos a los enseñantes ta palabra entre comillas para indicar sus técnica, científica, humanística, moral y
este fragmento de una obra que se complejas raíces religiosas e ideológicas. filosófica—, raras veces nos paramos a
ocupa de la relación entre célebres La profesión del “profesor” —este mis- considerar las maravillas de la transmi-
maestros y sus discípulos, como mo un término algo opaco— abarca to- sión, los recursos de la falsedad, lo que yo
Sócrates y Platón o Tycho Brahe y dos los matices imaginables, desde una llamaría —a falta de una definición más
Johannes Kepler vida rutinaria y desencantada hasta un precisa y material— el misterio que le es

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inherente. ¿Qué es lo que confiere a un ahora”, no son nunca transparentes. Tal Se ha dicho que la auténtica enseñan-
a
hombre o a una mujer el poder para en- vez no sea accidental que la semántica de za es la imitatio de un acto trascendente
señar a otro ser humano? ¿Dónde está la traición y traducción no esté enteramente o, dicho con mayor exactitud, divino, de
fuente de su autoridad? Por otra parte, ausente de la de tradición. A su vez, estas descubrimiento, de ese desplegar verda-
¿cuáles son los principales tipos de res- vibraciones de sentido y de intención ac- des y plegarlas hacia dentro que Heideg-
puesta de los educandos? Estas cuestio- túan poderosamente en el concepto, ger atribuye al Ser (aletheia). El manual
nes desconcertaron a san Agustín y apa- siempre desafiante él mismo, de transla- secular o el estudio avanzado son la mi-
recen con toda su crudeza en el clima li- mesis de una plantilla y de un original sa-
bertario de nuestra propia época. La única licencia honrada y grados, canónicos, que fueron también
Simplificando, podemos distinguir demostrable para enseñar es la que ellos comunicados oralmente, en lectu-
tres escenarios principales o estructuras se posee en virtud del ejemplo. La ras filosóficas y mitológicas. El profesor
de relación. Hay Maestros que han des- enseñanza ejemplar es actuación y no es más, pero tampoco menos, que un
truido a sus discípulos psicológicamente puede ser muda. Tal vez deba serlo auditor y mensajero cuya receptividad,
y, en algunos raros casos, físicamente. inspirada y después educada, le ha per-
Han quebrantado su espíritu, han con- ción (translatio). ¿Es la enseñanza, en al- mitido aprehender un logos revelado, la
sumido sus esperanzas, se han aprove- gún sentido fundamental, un modo de “Palabra” que “era en un principio”. És-
chado de su dependencia y de su indivi- translación, un ejercicio entre líneas, co- te es, en esencia, el modelo que presta
dualidad. El ámbito del alma tiene sus mo dice Walter Benjamin, cuando atri- validez al maestro de la Torá, al explica-
vampiros. Como contrapunto, ha habi- buye a lo interlineal eminentes virtudes dor del Corán y al comentador del Nue-
do discípulos, pupilos y aprendices que de fidelidad y transmisión? vo Testamento. Por analogía —y cuántas
han tergiversado, traicionado y destrui-
do a sus Maestros. Una vez más, este
drama posee atributos tanto mentales
como físicos. Recién elegido rector, un
Wagner triunfante desdeñará al mori-
bundo Fausto, antaño su magister. La
tercera categoría es la del intercambio:
el eros de la mutua confianza e incluso
amor (“el discípulo amado” de la última
cena). En un proceso de interrelación,
de ósmosis, el Maestro aprende de su
discípulo cuando le enseña. La intensi-
dad del diálogo genera amistad en el
sentido más elevado de la palabra. Pue-
de incluir tanto la clarividencia como la
sinrazón del amor. Consideremos a Alci-
bíades y Sócrates, a Eloísa y Abelardo, a
Arendt y Heidegger. Hay discípulos que
se han sentido incapaces de sobrevivir a
sus Maestros.
Cada uno de estos modos de relación
—y las limitadas posibilidades de mez-
clas y matices entre ellos— ha inspirado
testimonios religiosos, filosóficos, litera-
rios, sociológicos y científicos. Los ma-
teriales existentes desafían cualquier
análisis exhaustivo, siendo como son
verdaderamente planetarios. Los capítu-
los de Lecciones de los maestros pretenden
ofrecer la más sumaria de las introduc-
ciones; son casi ridículamente selectivos.
Están en juego tanto cuestiones enrai-
zadas en la circunstancia histórica como
interrogantes perennes. El eje del tiem-
po cruza y vuelve a cruzar. ¿Qué signifi-
ca transmitir (tradendere)? ¿De quién a
quién es legítima esta transmisión? Las
relaciones entre traditio, “lo que se ha en-
tregado”, y lo que los griegos denominan
paradidomena, “lo que se está entregando

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perplejidades salen a la luz en los usos de con los valores ideológicos de la estabi- disfraz, a modo de farsa, de un dilema
a
lo análogo—, se extiende este paradigma lidad (en francés, tenure es “estabiliza- más complejo y clandestino.
a la difusión, transmisión y codificación ción”). Las “contraculturas” de hoy y la Puede también haber pérdida, desa-
del conocimiento secular, de la sapientia polémica de la New Age —que tiene sus parición por accidente, por autoengaño
o Wissenschaft. Incluso en los Maestros antecedentes en la querella con los li- —¿había resuelto Fermat su propio teo-
de las Sagradas Escrituras y su exégesis bros que encontramos en el primitivis- rema?— o por acción histórica. ¿Cuánta
encontramos ideales y prácticas que se mo religioso y en la anarquía pastoral— sabiduría y ciencia oral, por ejemplo en
adaptan a la esfera secular. Así, san Agus- ponen al conocimiento formal y a la in- botánica y terapia, se ha perdido sin re-
tín, Akiba y Tomás de Aquino tienen un vestigación científica la etiqueta de es- medio; cuántos manuscritos y libros se
lugar en la historia de la pedagogía. trategias de explotación, de dominio de han quemado, desde Alejandría hasta
Por el contrario, desde la autoridad clase. ¿Quién enseña qué a quién, y con Sarajevo? De las escrituras de los albi-
pedagógica se ha sostenido que la única qué fines políticos? Como veremos, es genses sólo se han conservado mínimas
licencia honrada y demostrable para en- este plan de dominio, de enseñanza co- conjeturas. Es una inquietante posibili-
señar es la que se posee en virtud del mo poder bruto, elevado al extremo de dad que ciertas “verdades”, que ciertas
ejemplo. El profesor demuestra al alum- la histeria erótica, lo que se satiriza en metáforas e ideas fundamentales, espe-
no su propia comprensión del material, La lección de Ionesco. cialmente en las humanidades, se hayan
su capacidad para realizar el experimen- Casi no se han analizado las negativas perdido, estén irrevocablemente des-
to químico (el laboratorio alberga a “de- a enseñar, las negativas a la transmisión. truidas (Sobre la comedia, de Aristóteles).
mostradores”), su capacidad para resol- Hoy somos incapaces de reproducir, si
ver la ecuación de la pizarra, para dibu- Las artes y los actos de enseñanza no es fotográficamente, ciertos colores
jar con precisión el vaciado de escayola o son, en el sentido propio de este mezclados por Van Eyck. Según se dice,
el desnudo en el taller. La enseñanza término tan denostado, dialécticos. no podemos ejecutar cierta fermata, con
ejemplar es actuación y puede ser muda. El Maestro aprende del discípulo y triple elevación de tono presionando
Tal vez deba serlo. La mano guía la del es modificado por esa interrelación con el dedo, que Paganini se negó a en-
alumno sobre las teclas del piano. La en- en lo que se convierte, idealmente, señar. ¿Por qué medio se transportaron a
señanza válida es ostensible. Muestra. en un proceso de intercambio Stonehenge o se plantaron derechas en la
Esta “ostentación”, que tanto intrigaba a isla de Pascua aquellas piedras ciclópeas?
Wingenstein, está inserta en la etimolo- El Maestro no encuentra ningún discí- Evidentemente, las artes y los actos
gía: el latín dicere, “mostrar” y, sólo pos- pulo, ningún receptor digno de su men- de enseñanza son, en el sentido propio
teriormente, “mostrar diciendo”; el in- saje, de su legado. Moisés destruye las de este término tan denostado, dialécti-
glés medio token y techen con sus conno- primeras Tablas, precisamente las escri- cos. El Maestro aprende del discípulo y
taciones implícitas de “lo que muestra”. tas por la propia mano de Dios. Nietzs- es modificado por esa interrelación en lo
(¿Es el profesor, a fin de cuentas, un che está obsesionado por la falta de dis- que se convierte, idealmente, en un pro-
hombre espectáculo?) En alemán, deu- cípulos adecuados precisamente cuando ceso de intercambio. La donación se
ten, que significa “señalar”, es insepara- su necesidad de recepción es angustiosa. torna recíproca, como sucede en los la-
ble de bedeuten, “significar”. La conti- Este motivo es la tragedia de Zaratustra. berintos del amor. “Cuando soy más yo
güidad impulsa a Wingenstein a negar la O tal vez sea que la doxa, la doctrina es cuando soy tú”, como dijo Celan. Los
posibilidad de toda instrucción textual y el material que hay que enseñar, se juz- Maestros repudian a los discípulos si los
honrada en filosofía. Con respecto a la gue demasiado peligrosa como para ser hallan indignos o desleales. El discípulo,
moral, solamente la vida real del Maes- transmitida. Está enterrada en algún lu- a su vez, piensa que ha dejado atrás a su
tro tiene valor como prueba demostrati- gar secreto que no será redescubierto Maestro, que debe abandonar a su
va. Sócrates y los santos enseñan exis- durante mucho tiempo o, de manera Maestro para convertirse en sí mismo
tiendo. más drástica, se deja que muera con el (Wittgenstein le conminará a que así lo
Acaso estos dos escenarios sean idea- Maestro. Hay ejemplos en la historia de haga). Esta superación del Maestro, con
lizaciones. El punto de vista de Fou- la tradición alquímica y cabalística. Más sus componentes psicoanalíticos de re-
cault, por simplificado que esté, tiene su frecuentemente, sólo a un puñado de belión edípica, puede ser causa de una
pertinencia. Se podría considerar la en- elegidos, de iniciados, se les dará cono- tristeza traumática. Como cuando Dan-
señanza como un ejercicio, abierto u cimiento de lo que verdaderamente te se despide de Virgilio en el Purgato-
oculto, de relaciones de poder. El Maes- quiere decir el Maestro. Al público ge- rio, o en El maestro de go, de Kawabata.
tro posee poder psicológico, social, físi- neral se le sirve una versión diluida, vul- O acaso puede ser una fuente de venga-
co. Puede premiar y castigar, excluir y garizada. Esta distinción entre la versión tiva satisfacción tanto en la ficción —
ascender. Su autoridad es institucional, esotérica y la exotérica anima las inter- Wagner triunfa sobre Fausto— como en
carismática o ambas a la vez. Se ayuda de pretaciones que hace Leo Strauss de la realidad —Heidegger prevalece sobre
la promesa o la amenaza. El conoci- Platón. ¿Existen hoy posibles paralelis- Husserl y lo humilla.
miento y la praxis mismos, definidos y mos en la biogenética o en la física de Son algunos de estos múltiples en-
transmitidos por un sistema pedagógico, partículas? ¿Son estas hipótesis demasia- cuentros en la filosofía, en la literatura o
por unos instrumentos de educación, do amenazadoras (socialmente, huma- en la música lo que quiero considerar en
son formas de poder. En este sentido, namente) como para comprobarlas, de- Lecciones de los maestros.
hasta los modos de instrucción más radi- biendo dejar descubrimientos sin publi-
cales son conservadores y están cargados car? Los secretos militares podrían ser el Traducción de María Condor.

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