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Boris, Fausto: “El Estado Getulista 1930-1945”

Getulio Vargas (1930-1945) llega al poder como jefe de un gobierno provisional


elegido por el voto indirecto. Su línea de acción era muy distinta a la de la política
oligárquica.
Su gobierno debió afrontar las consecuencias de la crisis internacional: una
producción agrícola sin mercado, la ruina de los fazeinderos,( agricultor, granjero,
terrateniente o hacendado), el desempleo en las grandes ciudades, caída de los
precios de las exportaciones y la evaporación de la moneda convertible. En el plano
político debió afrontar a las oligarquías que querían reconstruir el Estado en los
viejos moldes, a los “tenientes” que, si bien apoyaban al gobierno provisional de
Vargas en su propósito de reforzar el poder central, al mismo tiempo representaban
una corriente difícil de controlar.

La Iglesia católica, según el autor, fue un importante base de apoyo del gobierno
getulista. La Iglesia logro que la masa de la población católica dé su apoyo al nuevo
gobierno. A cambio de esto el gobierno toma importantes medidas a favor de la
Iglesia, entre ellas la enseñanza católica en las escuelas públicas.

La política del gobierno provisional era fuertemente centralizadoras, entre las


medidas centralizadoras que el autor menciona son: la disolución del Congreso, por
la cual Vargas no solo asume el poder ejecutivo, sino también el legislativo; hizo
renunciar a todos los antiguos gobernadores y nombra en su lugar a interventores
federales; limito el área de acción de los estados provinciales, les prohibió contraer
empréstitos en el exterior, armar las policías regionales en una proporción mayor a
la del Ejercito. Así es que se regía la subordinación de los estados al poder
central. Esta centralización, platea el autor, se extendió también en el plano
económico, se concentró en manos del poder central la política del café, con la
creación del Departamento Nacional del Café, el gobierno compraba café y destruía
parte del producto de café para así intentar reducir la oferta y sostener los precios
del café.
A mediados de 1931 la situación financiera del país se volvió insostenible por lo cual
se suspendió los pagos de la deuda pública externa y se reintrodujo el control de
cambio.
El autor plantea que uno de los aspectos más coherentes del gobierno provisional
de Vargas fue la muy innovadora política de trabajo, cuyos objetivos principales
fueron reprimir los esfuerzos organizativos de la clase trabajadora urbana que se
ubicaban por fuera del Estado, y a la vez a traer a la misma clase trabajadora para
que diera su apoyo al gobierno. Para lo cual reprime a los partidos y organizaciones
de izquierda, crea el Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, dicta leyes de
protección al trabajador, crea la “Junta de Conciliación y Juicios” órganos para
arbitrar conflictos entre patrones y obreros, el sindicato fue definido como un órgano
consultivo y de colaboración del poder público, se reconoció un único sindicato por
categoría profesional, determino la asistencia de funcionarios del ministerio en las
asambleas de los sindicatos. Así el gobierno se atribuyó un importante papel en el
control de la vida sindical.
Plantea el autor que la iniciativa del gobierno getulista tenia una
inspiración autoritaria y centralizadora, que la organización era de arriba hacia
abajo, sin implicar la movilización de las masa.
El autor distingue dos etapas del gobierno de Vargas, una de 1930-34 y
otra de 1934-45, para explicar la primera el autor refiere que es necesario mencionar
dos cuestiones importantes relacionadas el “tenentismo” y la luchas entre el poder
central y los grupos regionales. Con respecto al “Tenentismo” el autor plantea que,
con la victoria de la revolución de 1930 estos comenzaron a formar parte del
gobierno y formularon un programa que suponía una mayor uniformidad en la
atención a las necesidades de los diversas regiones del país, el desarrollo de una
industria básica, un programa de nacionalizaciones (minas, medios de transporte,
comunicación, navegación), y para realizar estas reformas era necesario contar con
un gobierno federal centralizado y estable, separándose así claramente de los
puntos de vista liberales. Los “tenientes” defendían la prolongación de la dictadura
y la elaboración de una constitución que estableciese la representación por clase al
lado de la representación individual.
Y con respecto a la lucha entre el poder central y los grupos regionales,
el autor planteara que Vargas intento utilizar como instrumento a los cuadros
tenentistas del nordeste y de San Pablo para así luchar contra el predominio de las
oligarquías de los estados. Pero plantea el autor que los tenentistas en el noroeste
al no tener condiciones ni intenciones de realizar grandes transformaciones llegaron
a un entendimiento con los sectores de la clase dominante regional y en San Pablo
la falta de habilidad del gobierno central contribuyo para que se desatara una
guerra civil, Vargas había marginado a la elite paulista la cual, defendiendo la
autonomía y la constitucionalización del país a partir de los principios de la
democracia liberal, y exigiendo el nombramiento de un interventor civil y paulista
logro obtener el buen visto de amplios sectores de la población. A fines del `32
finaliza la “guerra paulista” con la rendición de San Pablo pero aunque el gobierno
salio victorioso, plantea el autor que el gobierno percibió claramente la imposibilidad
de ignorar a la elite paulista y finalmente nombra un interventor civil y pulista.
El movimiento tenentista se fue disolviendo a lo largo de 1933, no habían
consagrado transformar el Estado, no habían lograron obtener una base social de
apoyo y habían perdido fuerzas dentro del Ejercito. Una parte de los “tenientes” se
subordinaron al gobierno de Vargas, y otros pasaron a engrosar las filas de los
partidos de derecha e izquierda.
En 1932 el gobierno provisional de Vargas promulga el Código Electoral
en el cual se establecía la obligatoriedad y el carácter secreto del voto para ambos
sexos. La elección legislativa seria proporcional, garantizándose así la
representación de las minorías. En 1933 Vargas decide constitucionalizar al país y
convocar a elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente. El autor
plantea que la campaña electoral revelo un crecimiento de la participación popular
y de la organización partidaria, sin embargo no se lograría formar partidos
nacionales y el resultado de las elecciones evidenciaron las fuerzas de las elites
regionales.
Esta Asamblea Nacional Constituyente en 1934 promulga una nueva
Constitución (tomada como modelo la Constitución alemana de Weimar) la cual
estableció una Republica Federal, establecía la nacionalización progresiva de
aquellos que se consideraba esencial para la defensa económica o militar del país,
se aseguraban la pluralidad y autonomía de los sindicatos, la legislación laboral
incluía el salario mínimo, la prohibición de salarios diferentes para un mismo trabajo,
el descanso semanal, la vacaciones pagas entre otros. La Constitución establecía
también el principio de enseñanza primaria libre y obligatoria, la enseñanza religiosa
seria optativa y quedaba abierta a todos los credos, se reafirmaba también la norma
de la primera Republica del servicio militar obligatorio.
Será partir de aquí que el autor menciona la segunda etapa del gobierno
de Vargas. Mediante el voto indirecto de la Asamblea Vargas es elegido presidente
de la Republica, pero después de tres años de “gobierno democrático” sucede un
golpe de estado, contribuyendo al mismo, según el autor, el Ejército, las vacilaciones
de los liberales y la irresponsabilidad de la izquierda.
Para principios de los `30 los movimientos e ideas totalitarias tenían
fuerza en Europa, y la crisis mundial había colaborado en el desprestigio de la
democracia liberal, ya que esta estaba asociada con el capitalismo, el cual había
traído desempleo, pobreza y desesperanza, parecía entonces, según el autor, que
el capitalismo y la democracia liberal pertenecían al pasado.
En 1932 se crea en San Pablo la Acción Integralista Brasilera, la cual se
definía como una doctrina nacionalista con un contenido mas cultural que
económico, que combatía el capitalismo financiero y pretendía el control del Estado
sobre la economía, el lema era “Dios, patria y familia”, se ponía el énfasis en el valor
espiritual de la nación asentada en principios unificadores. El Integralismo negaba
la pluralidad de los partidos políticos y la representación individual de los
ciudadanos, el jefe de la Nación abrigaría en su seno a aquellos órganos
representativos de las profesiones y entidades culturales. Para los Integralistas sus
enemigos eran el liberalismo, el socialismo y el capitalismo financiero en manos de
los judíos. Plantea el autor que los dirigentes integralistas eran principalmente
profesionales urbanos de la clase media y en menor medida militares. Según el
autor, el integralismo y el comunismo a pesar de su enfrentamiento a muerte tenían
algunos puntos en común: la crítica al liberalismo, la valoralizacion del partido único
y el culto a la personalidad del líder.
Pero será la corriente autoritaria que en los años `30 gane fuerza en
Brasil, esta política adopta la perspectiva de la llamada “modernización
conservadora”, planteaban que el Estado debía ser el encargado de organizar la
nación, promover el desarrollo económico y el bienestar general dentro del orden
poniendo fin a los conflictos sociales, a las luchas partidarias y a los excesos de
libertad de expresión, que solo servían para debilitar al país. Esta corriente a
diferencia del integralismo apostaba al Estado antes que al partido, no creían en la
movilización masiva de la sociedad si no solo en la capacidad de algunos hombres.
Esta corriente se ubicaba dentro del Estado y tenia su mayor expresión en la cúpula
de la Fuerzas Armadas.
El año 1934 estuvo marcado por reivindicaciones obreras y por la
agitación de ciertas áreas de la clase media, estallaron las huelgas, en respuesta a
esta situación el gobierno en 1935 promulga la Ley de Seguridad Nacional.
Paralelamente las comunistas y las “tenetistas” de izquierda crean la Alianza
Nacional Libertadora, cuyo programa básico tenía un contenido nacionalista
(suspensión definitiva de la deuda externa, garantía de las libertades populares, la
construcción de un gobierno popular del cual podría participar “cualquier persona
según la eficiencia de su colaboración”). La formación de esta alianza se ajusta a la
nueva orientación del Komintern que defendía la creación de frentes populares
contra la amenaza fascista.
Frente a la amenaza de insurrección de la Alianza Nacional Libertadora
el gobierno por medio de decreto decide cerrar la Alianza, y en respuesta a esto el
Partido Co9munista de Brasil en 1935 realiza un levantamiento que termina
fracasando. Así el “fantasma” del comunismo adquirió enormes proporciones.
Ante este clima y el descontento con la decisión del Congreso de no
conceder al ejecutivo la perdida de prorroga del estado de guerra vigente, Vargas
con la excusa de la inminente insurrección comunistas con la supuesta divulgación
del Plan Cohen y “anticipándose” al mismo junto con la cúpula militar da un golpe
de Estado.
Es este el comienzo de la dictadura del “Estado Novo”, se trataba de un
régimen autoritario sin grandes movilizaciones. El movimiento popular y los
comunistas avisan sido anulados y no pudieron reaccionar, la clase dominante
aceptaba el golpe como algo inevitable e incluso beneficioso ante la amenaza
comunista. Plantea el autor que el Estado Novo no significo un corte radical con el
pasado, si no que se continuo con la orientación centralizadora, lo que si había
cambiado era la forma de representación de los diversos intereses sociales, ya no
seria por medio del Congreso sino que será a través de los órganos técnicos dentro
del aparato del Estado (forma de representación corporativa).
Desde el punto de vista socioeconómico, plantea el autor, el Estado Novo
represento una alianza entre la burocracia civil y militar y la burguesía industrial con
el objetivo de promover la industrialización del país sin grandes conflictos sociales.
La burocracia civil creía que la industrialización era el verdadero comino para la
independencia del país, los militares creían que la industrialización fortalecería la
economía lo cual era muy importante para la seguridad nacional, los industriales
creían que el incentivo a la industrialización dependía de una activa participación
del Estado mediante políticas en el tipo de cambio y la implantación de tarifas sobre
las importaciones. Este interesa en promover la industrialización del gobierno de
Vargas tuvo su correlato en la educación, se organizo la enseñanza industrial para
obtener mano de obra fabril calificada.
La política económica del Estado Novo, plantea el autor, fue diferente al
primer periodo de Vargas, a partir de 1937 interrumpe el pago de los servicios de la
deuda y se lanza con mayor decisión una política de sustitución de importaciones,
ante los graves problemas de la balanza de pagos y el riesgo creciente de que se
desate una guerra mundial. Pero esta política de sustitución de importaciones se
llevo a cabo sin un planeamiento general. Plantea además el autor que muchas
veces las industrialización esta asociada al nacionalismo pero, según el autor,
Vargas evita movilizar a la nación en una cruzada nacionalista.
Con la entrada de Brasil en la guerra en 1942 el gobierno asume la
supervisión de la economía, y aquellas industrias esenciales para la defensa
económica y militar serian progresivamente nacionalizadas. En el campo financiero,
para enfrentar la crisis en la balanza de pagos, Vargas suspendió los servicios de
la deuda externa, decreto el monopolio de la venta de divisas e impuso un tributo
sobre todas las operaciones cambiarias.
En política laboral, plantea el autor, el Estado Novo puede ser visto bajo dos
aspectos: el de las iniciativas moderadas y el de la construcción simbólica de la
figura de bragas como el protector de los trabajadores. La legislación laboral se
inspiro en la llevada a cabo en la Italia fascista, que consistía en la unidad sindical,
prohibición de las huelgas y el lock out patronal, se reforzaba la estructura vertical
de los sindicatos volviéndose estos cada vez más dependientes del Estado, se creo
el impuesto sindical (instrumento de financiamiento del sindicato y de subordinación
al Estado), se estableció el salario mínimo, el cual debía ser capaz de satisfacer las
necesidades mínimas, estos será remarcado por el autor como la principal
innovación en materia salarial del gobierno de Vargas.
Este impuesto sindical, plantea el autor, dio pie a la figura del pelego, un
dirigente sindical que actúa mas en su propio interés y en el del Estado que en el
interés de los trabajadores, haciendo las veces de amortiguador del conflicto. La
existencia del pelego era la facilitada ya que el impuesto sindical al ser obligatorio
para todos los trabajadores aseguraba la supervivencia del sindicato sin importar la
cuantía de afiliados al mismo por lo cual los dirigentes sindicalistas no tenían
necesidad de atraer al sindicato a las grandes masas de trabajadores.
La construcción de la imagen de Getulio Vargas como “protector de los
trabajadores” fue tomando forma a través de distintas ceremonias y de la utilización
reiterada de los medios de comunicación. Con estas herramientas, plantea el autor,
se logro construir la figura simbólica de Vargas como dirigente y guía de los
brasileros, principalmente de los trabajadores, como amigo y como padre. Así es
que Vargas asumiendo este papel otorga beneficios a su pueblo esperando fidelidad
y apoyo a cambio.
Pero el régimen de 1937, plantea el autor, no estuvo dirigido solo a los
trabajadores, los dirigentes del Estado Novo comprendieron bien la importancia de
atraer e incorporar a los sectores intelectuales, de esta forma tanto católicos como
integralista de izquierda o de derecha llegaron a ocupar cargos en la
administración aceptando las ventajas que les ofrecía el régimen. Siempre se ha
tratado de construir una opinión publica que les fuera favorable, censurando todo
tipo de critica e información independiente prohibiendo toda “publicación lesiva a
los intereses brasileños”, elaborando así su propia versión de las etapa histórica
que atravesaba el país, presentándose a si mismo como la “consecuencia lógica
de la revolución de 1930” queriendo establecer así un corte radical entre el viejo
Brasil desunido, dominado por el latifundio y las oligarquías, y un Brasil nuevo que
había nacido de la revolución. El Estado Novo procuro reformar la administración
pública transformándose en un agente de modernización.
Plantea el autor que la política exterior de Brasil se vio afectada mas por el
estallido de la segunda guerra mundial que por la implantación del Estado Novo.
Debido al bloque ingles que llevo al retroceso comercial de Alemania en America
Latina surge en Brasil con más fuerza la presencia de EEUU. Previamente Brasil
tenia una actitud pragmática en su política exterior, negociaba con quien le
ofreciese mejores condiciones. En 1944 Brasil se integra al régimen antifascista
luego de varias vacilaciones y ambigüedades.
Plantea el autor que luego del ingreso a la guerra se comienza a vislumbrar
en la oposición la contradicción que existía entre el apoyo de Brasil a las
democracias y el echo de que la dictadura de Vargas estuviera vigente.
Generándose un impulso en la oposición y el surgimiento de divergencias dentro
del Estado. En esto se basa el autor al plantear que los problemas del Estado
Novo estuvieron más vinculados en el marco de las relaciones internacionales de
Brasil que a las condiciones de políticas internas del país.
Hacia 1943 este clima “antidictatorial” comienza a generalizarse, los
estudiantes universitarios se movilizan contra la dictadura de Vargas pero son
violentamente reprimidos. El gobierno intento frenar las distintas presiones
justificando la continuidad de la dictadura por la vigencia de la guerra,
comprometiéndose a llamar a elecciones una vez que se reanudada la paz.
Se fijan las elecciones para fines de 1945, para la cual se crea el Partido de
los Trabajadores de Brasil bajo la inspiración de Vargas con el objetivo de unir a
las masas trabajadores urbanas bajo la bandera del getulismo. Vargas al percibir
la perdida de apoyo al gobierno por parte de la cúpula militar trata de apoyarse en
las masas populares urbanas y en la iniciativa del Partido Comunista, el cual por
indicativas de Moscu debían apoyar a los gobiernos de sus países que integren el
frente antifacista fueran dictaduras o democracias. Plantea el autor que era
preciso ahora extenderle la mano al enemigo en nombre de las “necesidades
históricas”.
En 1945 los huelgas obreras reprimidas durante el Estado Novo
reaparecen, según el autor gracias a la gradual restauración de las libertades
democráticas y por el agravamiento de la inflación, causando descontento en los
trabajadores, pero los comunistas a fin de no causarles problemas al gobierno
intentaron frenarlas.
Así es que con el apoyo comunista a los “querentistas” (“queremos a
Vargas”) salen a las calles reclamando la formación de una Asamblea Nacional
Constituyente con Vargas en el poder, acción esta que causo un efecto
profundamente negativo en la oposición liberal y en los medios militares.
Por otro lado la experiencia que sucedía en el país vecino, Argentina, bajo
la influencia de Perón y la implementación del populismo, y ante el temor de
contagio los antiguetulistas con la simpatía de EEUU aceleraron la caída de
Vargas y sin grandes complicaciones Vargas es esforzado a renunciar.

Plantea el autor que el guetulismo y el peronismo tenían muchos puntos en


común: en el plano económico, ambos pretendían un capitalismo nacional
sostenido por la acción del Estado; en el plano político ambos intentaban
minimizar las rivalidades entre las clases mediante una colaboración de clases
promovida por el Estado. Con este Estado, que encararía las aspiraciones de todo
el pueblo, se iba defiendo así el “populismo latinoamericano” con diversas formas
según el país de origen. En un país como Brasil con una estructura de clases
desarticulada las innovaciones simbólicas y las concesiones económicas a las
masas populares marcaron la tónica del getulismo. A diferencia de un país como
Argentinas con una estructura de clases mas articulada, el peronismo promovió la
organización sindical con mayor profundidad, al mismo tiempo que trataba de
golpear los intereses de la clase dominante rural, a diferencia esto de Brasil en el
cual las medidas favorables a la burguesía industrial no implicaba un
enfrentamiento abierto con el sector dominante en el campo.

Destaca el autor que la Industrialización por Sustitución de Importaciones


no fue iniciada a partir de 1930 como muchos historiadores de la economía
plantean, si no que fue comenzada décadas antes. Sin embargo reconoce el autor
que no hay duda que producto de las dificultades de importación derivadas de la
crisis mundial del `29 así como la existencia de una industria de base y la
capacidad ociosas de las industrias, impulsaron en forma conjunta el proceso de
sustitución. Plantea además que el periodo que comienza en los `30 es relevante
pero no solo desde el punto de vista de la producción industrial si no tanbien
desde la producción agrícola, si se comparan los valores de producción de ambos
se observara el nítido avance de la industria, si bien en esos años se inicia la
“crisis del café” plantea el autor que la producción de algodón por ejemplo
aumento.

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