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Revisión Crítica de La Teoría Psicosomática de Pierre Marty
Revisión Crítica de La Teoría Psicosomática de Pierre Marty
Introducción
Como la obra de Marty es muy amplia y extensa y, –como sucede en todas las
grandes obras– fue cambiando a través del tiempo, me basaré en algunos de
sus libros y trabajos que considero fundamentales o, al menos, los que
resumen mejor sus ideas centrales. Estos son:
Por otra parte, las ideas de Marty están encadenadas de modo tal que para
entender ciertas definiciones hay que dar por aceptados supuestos básicos
sobre el funcionamiento del aparato psíquico, que tampoco comparto en su
totalidad.
DESARROLLO
1) El principio evolucionista
2) La estructura de la personalidad
3) Conceptos Básicos
Duplica y ejemplifica la acción, dentro de un campo temporal limitado
No es exclusivo de los psicosomáticos pero tiene valor nosográfico.
Puede ser encontrado en cuadros clínicos muy diversos.
El paciente relata sus trastornos como hechos aislados, sin establecer entre
ellos ninguna relación.
No hay compromiso afectivo con el investigador
El paciente solo cuenta sus síntomas y espera que se los cure
Los autores definen este tipo de relación como “relación blanca”
La investigación da resultados: se pueden vincular la aparición de los
síntomas con circunstancias anecdóticas precisas, pero sin producir el
efecto esperado.
Hay una carencia de juego identificatorio
Más adelante, Marty sustituyó la noción de P.O. por la de vida operatoria (4),
que tendría en cuenta la disminución del pensamiento frente a la importancia
adquirida por los comportamientos. 3
La desorganización progresiva
4) La economía psicosomática
La teoría de P. Marty se basa en los mismos criterios que la teoría de las
neurosis actuales en los primeros tiempos de la obra de Freud, en que el
enfoque era predominantemente económico y causal.
Las neurosis eran de etiología traumática porque los traumas eran equivalentes
a una acumulación de cantidad, y las neurosis actuales se debían a la libido
acumulada por falta de descarga o descarga inadecuada. (10,11,12 y 15)
5) El concepto de mentalización
Marty llama mentalización a una dimensión del aparato psíquico (que Marty no
llama aparato psíquico sino aparato mental) que depende de la disponibilidad
de representaciones tanto en calidad como en cantidad.(20)
1) La disponibilidad de su evocación
Neurosis mentales
Marty piensa las tópicas siguiendo su principio evolucionista: las tópicas serían
organizaciones funcionales de diferente génesis y valor jerárquico. Se trataría
de dos sistemas que se desarrollan uno después del otro. Por lo tanto, el
primero es mas primitivo que el segundo y está subordinado a él. La segunda
tópica sería de una jerarquía superior a la primera.
Lo que ocurre es que una cosa es decir que algo no es psíquico y otra cosa es
decir que algo no es elaborado o procesado psíquicamente por el
preconsciente.
Cuando Freud nos aclara que debemos distinguir tajantemente el deseo onírico
preconsciente de los restos diurnos, aporta los elementos para afirmar que en
el sistema preconsciente puede estar activo el proceso primario. Si bien
Laplanche afirma que “El sistema preconsciente se define, en relación con el
sistema inconsciente, por la forma de su energía (energía ligada) y por el
proceso que en él se realiza (proceso secundario)”, luego aclara que “esta
distinción no es absoluta” y que “también los elementos preconscientes pueden
ser regidos por el proceso primario.”(17)
Este proceso regresivo, lejos de generar que al ser tratadas las palabras como
cosas pierdan la posibilidad de “movilización mental”, por el contrario, favorece
que el proceso primario genere condensación y desplazamiento de las
investiduras acabando por formar el contenido manifiesto del sueño.
Volviendo al tema del control, la fase anal y el preconsciente, vemos que Marty
otorga al estadío anal el poder organizador que Freud otorgaba a la
organización genital. Esta jerarquización de lo anal en la teoría de Marty me
parece coherente con la primacía que establece del orden y la organización
como sinónimos de salud o instintos de vida por sobre la desorganización y el
desorden como sinónimos de enfermedad o instintos de muerte.
-“A mi padre, todo le da igual, pero a mí me gusta que quede todo bien
ajustado…”
Tal como lo describen los autores, el paciente manifiesta una serie de ideas
concretas, que giran alrededor del propósito de colocar un techo aislante a su
auto. A partir de este relato, los autores parecen esperar que el paciente
cambie de tema espontáneamente, asocie con otras cosas, o les dé pistas
evidentes de la conexión de estas ideas con una fantasmática inconsciente.
Para ello, por lo menos en la viñeta clínica que exponen, le hacen al paciente
preguntas no demasiado alejadas del tema que trae, y apenas le sugieren una
contradicción en las referencias que el paciente hace a la relación con su
padre. Todo dentro de un marco de la entrevista en el que participan el analista
que interroga y varios asistentes presentes en la misma (1).
En mi opinión, el ejemplo clínico que traen los autores se puede analizar desde
otro punto de vista completamente diferente:
La forma como el trabajo del sueño “amasa” o “elabora” los restos diurnos es
muy interesante y útil para poder aproximarnos al paciente con patología
somática. Sabemos que los restos diurnos son a veces palabras o frases
sueltas, o restos de percepciones “frescas”, recientes, de nuestra experiencia
con las cosas, que son escogidos por el sueño justamente porque al ser restos
perceptivos le sirven al sueño en lo que respecta a su “miramiento por la
figurabilidad”.
Es así como volviendo al caso que nos traen los autores, podemos pensar que
la idea “concreta” de colocarle un techo aislante a su auto, se presta para
hablar indirectamente de las heridas de su cuero cabelludo. La similitud con un
proceso que no termina de cicatrizar es notable: “arde”, se recalienta, se
desprenden las capas, etc.
Hasta es probable que las trepidaciones del auto a las que alude el paciente,
tengan relación con las del arma que lo hirió. ¿Habrá sido el padre quien
disparó? Nada agregan los autores acerca del suceso.
Pensando así, no sería correcto decir que dicho pensamiento no tiene alcance
simbólico ni valor sublimatorio, o que no implica una suerte de elaboración.
Aunque – cabe aclararlo – no se trata de una elaboración demasiado acabada.
El hecho de que el síntoma somático incita más bien a señalar una falta de
sentido que a buscar una interpretación homogénea al desciframiento de una
conversión, por ejemplo, es una opinión que se defiende. Pero no debería ser
dogmática y esto debería más bien sugerir que, si el síntoma somático no se
descifra como el síntoma neurótico, a la cual nosotros nos adherimos
totalmente, eso no implica que la somatización carezca de sentido sino más
bien que es preciso buscarlo en otro sitio que en la sexualidad psíquica, el
conflicto edipico o la culpabilidad neurótica. Hay que buscarlo en otro registro,
recurriendo a otro método interpretativo. Renunciar definitivamente a buscar
una significación en la somatización sería equivalente a abandonar la
interrogación del sujeto del inconsciente y, al mismo tiempo, a desertar del
campo del psicoanálisis, entrando en el de la psicosomática”( 8 ).
Dejours cuenta dos casos clínicos: en uno, utiliza la técnica que Marty ha
llamado “paraexcitación” y que consiste en que el analista supla una función
faltante en el paciente, que le permite atajar, amortiguar o frenar el exceso de
estímulos. En cierto modo, es una técnica opuesta a la del psicoanálisis dado
que no pretende analizar nada, bajo el pretexto que cualquier intento de
hacerlo inundaría al paciente de excitaciones frente a las cuales se halla
inerme, pudiendo desencadenar una desorganización progresiva. En el otro
paciente utiliza una técnica que él mismo llama de “afrontamiento”, y postula la
existencia en los pacientes de una violencia arcaica que se expresa en el trato
cotidiano. “...La técnica del afrontamiento se opone a la técnica de la
paraexcitación en la medida en que es exigencia de verdad.” (8).
V) OBSERVACIONES GENERALES
El otro tema es que la teoría tiene que poder explicar satisfactoriamente y sin
contradicciones la coexistencia de estos fenómenos con producciones
artísticas y capacidades intelectuales en los pacientes que incluso a veces
superan a las del terapeuta o investigador. O por ejemplo, la alta frecuencia de
somatizaciones y enfermedades conocidas como psicosomáticas en los
mismos analistas. Marty intenta dar un lugar a estos fenómenos en su teoría
con el desarrollo del “Haz central común”, los “dinamismos paralelos” y las
“cadenas laterales”
En lo que respecta al valor nosográfico, Marty propone una clasificación
psicosomática y dice que dicha clasificación debe ser concisa (delimitar la
personalidad del enfermo) pero “debe tener un espíritu dinámico “ (para evitar
fijar al sujeto en la descripción de un momento único de su vida y evaluarlo en
varias oportunidades en el curso de su evolución) y debe adaptarse
“descomponer un rótulo simplista y agregar nuevos rótulos”(3)(p.78)
Para culminar, abordaremos el caso clínico con el que Marty intenta ilustrar y
discutir sus conceptos en su obra “Los movimientos individuales de vida y de
muerte”(3). Se trata de una mujer con dolores abdominales que está gran parte
del día postrada en la cama y que tiene un hijo pequeño cuya crianza delega
en su hermana gemela o en la seguridad social sin manifestar ninguna culpa.
La falta de culpa es interpretada como un indicador, entre otros, de mala
mentalización.
En mi opinión el punto de discusión sería cómo elaborar una técnica para que
la capacidad de construcción fantasmática, que otro analista aplicaría a este
caso, le pueda servir a la paciente. Desde un comienzo, en “Estudios sobre la
histeria: Psicoterapia de la histeria”(14) Freud nos advertía que el paciente solo
puede hacer consciente lo que está mas cerca de su conciencia, y que de nada
serviría abordar de manera directa el “nódulo patógeno” por mas que lo
tengamos a la vista.
Pero estas indicaciones técnicas, que tenemos que respetar, surgen mucho
más de la atención flotante, la transferencia-contratransferencia y la escucha
que de la semiología. En este caso, la semiología obtura continuamente la
posibilidad interpretativa del investigador. Por ejemplo, para ver si los dolores
estomacales de la enferma son una conversión se le pregunta, inocentemente:
¿qué cree usted que tiene en el vientre? Y a pesar que la paciente contesta:
”una fibra, una ligadura, algo” , y lo dice señalándose el ombligo, el investigador
concluye que “el fantasma fracasa” 11. Luego, para precisar la concepción que
tiene la enferma sobre la analidad planteada por ella, el entrevistador le
pregunta: ¿Cómo está desde el punto de vista intestinal?, considerando que
este tipo de intervención es una “petición de elaboración”.
Quizás este trabajo haya sido demasiado crítico y la teoría de Pierre Marty no
lo merezca. En general, los clínicos y teóricos que han generado escuela, se
caracterizan por un inmenso trabajo y productividad, que debe ser seguido con
atención. No obstante, el respeto por los libros y las teorías, incluye el análisis
minucioso: no son los dogmáticos y los repetidores los que mayor homenaje le
hacen a los grandes autores.
1.Esto se contradice con la infinidad de casos en los que la salud física está deteriorada y el
paciente sueña y fantasea como cualquier neurótico.
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2.Este tipo de afirmaciones son las que llevaron a algunos de los seguidores de Marty – es
necesario aclarar que no a todos - a un reduccionismo clínico y teórico que lleva a explicar
todas las dificultades clínicas y terapéuticas que plantea el paciente somático, con el recurso
del “pensamiento operatorio”.
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5.En el mismo artículo, Freud describe un mecanismo, muy interesante para el campo
psicosomático, que denomina entfremdung (enajenación psicosomática), y que nos hace
pensar mas en defensas del tipo de la desmentida, y efectos como la escisión subjetiva, que en
déficits “mentales” (12).
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6.Desde una orientación completamente distinta, Winnicott considera que la mente es una falsa
entidad, y que se desarrolla a expensas de la psique cuando falla el ambiente suficientemente
bueno que el psique-soma inicial precisa para la continuidad de su ser.
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8.El tema de la relación entre las fantasías y los órganos merece un desarrollo aparte que debe
incluir un nuevo análisis del concepto de conversión y sus diferencias y semejanzas con la
enfermedad somática. Tal desarrollo prevendría de interpretaciones “a la Groddeck” por un
lado, tanto como del abandono de la intervención psicoanalítica, por el otro. Dicho desarrollo
excede las posibilidades de este trabajo.
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BIBLIOGRAFIA
1) Marty, Pierre; M’Uzan, Michel de y David, Christian: “La investigación psicosomática” (Ed.
Luis Miracle, Barcelona,1967. Título original: L’Investigation psychosomatique. Presses
Universitaires de France, 1963).
2) Marty, Pierre ; M’Uzan, Michel de: “El pensamiento operatorio” Revista de Psicoanálisis, XL,
4, 1983. (Título original: La pensée opératoire. Revue franÇaise de Psychanalyse, Vol27,
número especial, 1963, pp 345-356).
4) Marty, Pierre: “La psicosomática del adulto” (Ed. Amorrortu, 1992. Versión original en
francés, La psychosomatique de l’adulte, Presses Universitaires de France,1990).
5) Assoun, Paul Laurent: Lecciones psicoanalíticas sobre cuerpo y síntoma. Ed. Nueva Visión,
1998.
8) Dejours, Christophe: Investigaciones psicoanalíticas sobre el cuerpo. .Siglo XXI Ed. 1992.
Original en Francés, Recherches psychanalytiques sur le corps, Payot, París, 1989.
9) Freud, Sigmund (1895): " Proyecto de una psicología para neurólogos". En O.C. Tomo I,
Editorial Amorrortu.
10) Freud, Sigmund (1895): “A propósito de las criticas a la -neurosis de angustia”-. En Obras
Completas, Tomo 3: pp. 117. Editorial Amorrortu.
11) Freud, Sigmund (1898) La sexualidad en la etiología de las neurosis. En Obras Completas,
Tomo 3: pp. 251. Editorial Amorrortu.
13) Freud, Sigmund (1900): " La interpretación de los sueños" Ibid. T.4 y 5.
17) Laplanche, J. Pontalis, J.B.; Diccionario de psicoanálisis. Ed. Labor, Barcelona, 1971.
18) Lesser, Ira M., and Lesser, Bobbie: “Alexithymia: Examining the development of a
Psychological Concept” Am. J. Psychiatry 140:10, october 1983.
19) Mc Dougall, Joyce: " Teatros del cuerpo". Ed. Julián Yebenes.Madrid 1991.
20) Mitrani, Carina: “La escuela psicosomática de París”. Cuadernos del CEPA, 1992.
21) Sarbin, TR: “Anxiety: reification of a metaphor” Arch. Gen Psychiatry 10:630-638, 1964