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INTRODUCCIÓN
En el siguiente trabajo se ha elaborado con el fin de dar a conocer una
problemática tan actual y realmente alarmante como es la gran contaminación
ambiental que está sucediendo en nuestro quehacer diario pues al contaminar nuestro
medio ambiente es como si estuviéramos contaminando nuestra casa donde
habitamos, si llenáramos de residuos (desechos) en el lugar donde vivimos dentro de
un tiempo seria ese lugar inhabitable pues el aire y el aspecto de ese lugar provocaría
que fuese imposible de respirar.
Esto mismo es lo que sucederá con nuestro medio ambiente que nos rodea; en
nuestro ordenamiento se encuentra tipificado en el código Penal en el titulo XIII al cual
se le denomina Delitos Ambientales y se sanciona al parecer muy levemente pues
parece que a nuestros magistrados y al estado les interesa más lo beneficio de los
grandes empresarios, que el bienestar de la población que va a resultar afectada con
esta contaminación.
“El
que infringiendo leyes, reglamentos o límites máximos
permisibles, provoque o realice descargas, emisiones, emisiones
de gases tóxicos, emisiones de ruido, filtraciones, vertimientos o
radiaciones contaminantes en las atmósfera, el suelo, el
subsuelo, las aguas terrestres, marítimas o subterráneas, que
cause o pueda causar perjuicio, alteración o daño grave al
ambiente o sus componentes, la calidad ambiental, la salud
ambiental, según la calificación reglamentaria de la autoridad
ambiental, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de cuatro años ni mayos de seis años y con cien a
seiscientos días multa.
Si el agente actuó por culpa, la pena será privativa de la libertad
no mayor de tres años o prestación de servicios comunitarios de
cuarenta a ochenta jornadas.
El artículo 300 - B determina cuáles son las circunstancias agravantes del delito de
minería ilegal; estas encuentran fundamento en el peligro especial que representa el
medio empleado −en la comisión del delito− para el bien jurídico protegido o para
otros intereses dignos de protección (v. gr. dragas, artefactos u otros instrumentos
similares; objetos o instrumentos capaces de poner en peligro la vida, salud y
patrimonio de las personas).
También se atiende al lugar donde se realiza la conducta (en zonas no permitidas para
el desarrollo de actividades mineras; o en áreas naturales protegidas, en tierras de
comunidades nativas, etc.) o al hecho de valerse de menores de edad u otra persona
inimputable para la comisión del delito. Como cualquier delito, el delito de minería
ilegal admite formas de participación.
No obstante, es de tener en cuenta que los actos de financiamiento, una forma de
cooperación o complicidad, cobran autonomía en el artículo 307-C del Código Penal.
De esto, el hecho de proveer o suministrar fondos para la perpetración de la minería
ilegal será imputado no a título de complicidad, sino de autoría, esto es, como autor
del delito de financiamiento previsto en el artículo 307-C. No obstante, estando
materialmente ante una cooperación en un delito ajeno, entendemos que no podrá
imputarse el delito de financiamiento a quien, a la vez, sea autor del delito de minería
ilegal (salvo que se financie la actividad ilegal de terceros). Desde luego, no cabe
esperar que el agente colabore entusiastamente con las autoridades encargadas de la
fiscalización de actividades mineras ilegales.
En tal caso, el legislador ha considerado insuficiente la existencia del delito de violencia
y resistencia a la autoridad del artículo 365 del Código Penal; con lo cual, sanciona, en
el artículo 307-D, a aquel que obstaculiza o impide la actividad de evaluación, control y
fiscalización de la autoridad administrativa relacionada con la minería ilegal.
A diferencia de aquel delito contra la Administración Pública, como es fácil de
apreciar, esta figura no exige el empleo de violencia o amenaza. Con lo cual, actos tan
simples como no permitir el ingreso al lugar donde se desarrolla la actividad o no
mostrar la documentación requerida a la autoridad correspondiente podrían,
eventualmente, configurar el delito de obstaculización de la fiscalización
administrativa.
No obstante, cabe enfatizar que las conductas descritas, para la configuración del tipo
penal, deben guardar relación con actos de minería ilegal. Ciertamente, estamos ante
delitos muy recurrentes, de no escasa trascendencia y con pena mínima superior a los
dos años, lo que haría inviable, de entrada, la aplicación del principio de oportunidad.
Sin embargo, con el fin de crear incentivos al proceso de formalización, se faculta al
representante del Ministerio Público para que se abstenga de ejercer la acción penal,
luego de la verificación correspondiente, en los casos en que el agente comprendido
en la comisión de un delito de minería ilegal suspenda sus actividades ilícitas de modo
voluntario, definitivo e indubitable, comunicando este hecho al Organismo de
Evaluación y Fiscalización Ambiental mediante instrumento de fecha cierta.
CONCLUSIONES
Después de haber analizado los artículos llegamos a la conclusión que existen
problemas de dogmática penal, de política criminal y de Derecho penal, que afectan la
estructura típica del tipo, y por tanto su aplicación, desde la excesiva remisión a la
norma administrativa hasta la gran dificultad que se presenta para probar el daño
ambiental. Todo ello, trae como consecuencia que, pese a que la criminalidad
ambiental en los últimos años se ha incrementado, no existan casos en el que un
hecho delictivo contra el ambiente haya sido sancionado. Esto forma parte también de
que a mas población más problemas en la sociedad.
Los modelos clásicos no responden adecuadamente a las necesidades de la
protección del medio ambiente como bien jurídico tutelado, tanto en la descripción
penal como en la sanción, porque mientras que en los delitos de tutela de la vida, de la
propiedad, del patrimonio, de la salud, la finalidad es sancionar al delincuente con el
retiro de la sociedad mediante su reclusión y condenarlo a la reparación del daño, pero
además muchas veces el resultado de la conducta es responsabilidad de una empresa,
o de personas con morales, y que por tanto el derecho penal no puede individualizar
esta conducta, como tampoco responsabilizar a todos los que forman parte de la
empresa o industria, entonces debe darse flexibilidad al tipo penal que permita la
determinación de la conducta punible y la posibilidad de convenir la reparación para
suspender, en su caso, una vez lograda la reparación o su pago, extinguir el proceso
penal; por tanto, debe haber un procedimiento más transparente y abierto, con
énfasis en la obtención de la reparación del daño ambiental.
Las instancias de protección al ambiente como la jurisdiccional constitucional,
el proceso administrativo, la fase contenciosa administrativa, la jurisdiccional civil y
penal, han revelado insuficiencia; incluso es casi nula; por lo que es necesario que la
actividad de la autoridad administrativa se complemente con la de la judicatura, en las
cuestiones a la protección del medio ambiente.
Pero no sólo basta con decir que el sistema jurídico, en materia ambiental,
carece de la norma adjetiva correspondiente, sino que además es importante también
que exista un órgano jurisdiccional especializado que conozca de las controversias
derivadas de la aplicación de las normas respectivas, y el seguimiento de la sentencia y
ejecución de la misma, acorde con la naturaleza del daño ambiental; así como una
reforma al principio de relatividad de las sentencias de amparo en cuestiones
ambientales.
De lo que se concluye que nuestro sistema jurídico, tiene una laguna legal, porque
no regula un instrumento procesal adecuado e idóneo para que los ciudadanos y la
sociedad misma, por interés público, controvierta la legalidad y subsistencia de un acto
u omisión por el actuar de la autoridad o de un particular, que ponga en riesgo o afecte
la integridad del medio ambiente.
RECOMENDACIONES
Cuando se trate sobre delitos ambientales nuestro ordenamiento jurídico
debe poner mucho más énfasis en la administración de justicia.
Las penas que se establecen en nuestro código penal deberían ser mucho
más severas contra quienes infringen la ley que protege el medio ambiente y más si
aún se daña a algunas especies de flora y fauna que se encuentren en extinción.
Los encargados de cuidar el medio ambiente deben de denunciar estos
hechos delictivos y no dejarse sobornar, pues para eso son la autoridades que tratan
de cuidar las áreas protegidas así como el medio ambiente.
Cuando se produzca un conflicto interno obre algún problema de
contaminación se debería de empezar resolviendo mediante el dialogo es decir
escuchando a todos los afectados por esta contaminación.