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LAS REVOLUCIONES CULTURALES Y EL URBANISMO

REVOLUCIÓN CULTURAL

Entendida la revolución como un cambio radical, y la cultura como las


manifestaciones y creaciones del hombre, llamamos revolución cultural a aquellas
innovaciones que han marcado una modificación muy importante en el sistema de
creencias, valores, tradiciones, lengua o arte de los pueblos de la humanidad.

Así por ejemplo, el Renacimiento fue una revolución cultural que significó una
vuelta a la antigüedad griega y romana, en cuanto su pensamiento y a su arte.
Desde que finalizó la crisis del siglo XIV, comenzó a desarrollarse la ciencia en
sentido moderno, como saber experimental, crítico y racional. El avance del
Humanismo, con la colocación del hombre en el centro de las preocupaciones,
favoreció el despegue y apogeo de las ciencias y las artes.

REVOLUCIONES CULTURALES IMPORTANTES


REVOLUCIÓN NEOLÍTICA:

La creación de la ciudad es uno de los hitos que cabría utilizar como separación
entre la humanidad primitiva y la moderna. Resulta curioso examinar el fenómeno
ahora, cuando lo que nació hace siete u ocho mil años llega a ahogarnos y anuncia
su crisis en plazo breve. Acaso diez mil años bastarán para abarcar el crecimiento,
auge y decadencia de las urbes.
Entre el 4000 y el 3000 a. de C., importantes desarrollos técnicos comenzaron a
transformar las ciudades neolíticas. Al principio, los asentamientos neolíticos eran
apenas algo más que villas. Pero, conforme sus habitantes dominaban el arte del
cultivo, poco a poco comenzaron a dar origen a sociedades humanas más
complejas.
En la medida en que la riqueza aumentaba, esas sociedades principiaban a
desarrollar ejércitos y a construir ciudades amuralladas. Al inicio de la Edad de
Bronce, las concentraciones de cada vez más personas alrededor de los valles
ribereños de Mesopotamia y Egipto estaban dando origen a un nuevo modelo de
vida humana.
Hoy empezamos a conocer las primeras habitaciones humanas: inicialmente
(protourbanismo) era lugares protegidos por toscos muros de piedra en las cuevas
ocupadas ya en el paleolítico superior y medio, grupos de chozas en la
estepa loésica, en lo que fueron los primeros campamentos, de época
magdaleniense, encontrados desde Francia a Rusia.

En la fértil media luna es donde brotó el verdadero urbanismo. No es el caso


discutir cuál de las ruinas urbanas que conocemos es la más antigua: si las
ciudades de la meseta de Anatolia y sus vertientes, como Chatal Hüyük, o la serie
sucesiva que Braidwood señaló en el nordeste del Iraq (Karim Shahir, Palegawra y
Jarmo), o la ciudad de Jericó. Con ésta o con las de Anatolia nos remontamos al VII
milenio a. de J.C. Las excavaciones que han dado a conocer las primeras ciudades
han sido uno de los más importantes frutos de la arqueología en los últimos
decenios.
URBANISMO GRECORROMANO
En las polis griegas podemos distinguir varias zonas. Por un lado, la acrópolis, zona
elevada de la ciudad convertida en el espacio religioso o témeneos donde se
concentran los principales templos, y por otro, el ágora es decir, un lugar abierto
donde se reunían los ciudadanos para comerciar o debatir alrededor del cual se
situaba el área residencial.

Vista de la Acrópolis de Atenas

Al principio, las ciudades tuvieron una forma irregular adaptándose a las


necesidades de la población y no tenían murallas. En caso de ataque la población se
refugiaba en la acrópolis donde estaba situado el palacio del monarca.
Posteriormente, con el avance de los conflictos entre polis, sí fue necesario la
construcción de fuertes murallas defensivas a base de grandes bloques de piedras.

Estas murallas “ciclópeas” que incluían torreones y puertas monumentales


(propíleos), llegaron a ser bastante complejas e incluso a veces se levantaron
dobles murallas, como vemos en el caso de Micenas una de las polis más
importantes de este periodo.
Reconstrucción de Micenas (s.XVII-XII a.C)

Puerta de los Leones. Micenas © Andreas Trepte

Los modelos urbanos comenzaron a cambiar a partir de siglo VII a.C cuando se
produce la colonización griega del Mediterráneo.

La nuevas fundaciones coloniales cercanas a la costa permitieron crear espacios


más abiertos y racionalizados, de trazado rectilíneo, donde se potenciaba sobre
todo el acceso al puerto para facilitar el comercio de mercancías. Un ejemplo lo
encontramos en las colonias localizadas en Sicilia y la Magna Grecia donde destaca
un plano ortogonal o en cuadrícula como los de Posidonia (Paestum en época
romana) y Agrigento pero que también podemos ver en la colonia griega
de Emporion en la Península Ibérica.

Plano de
Emporion según M.Almagro

URBANISMO ROMANO

La ciudad romana estaba rodeada por una muralla y su trazado urbano se


establecía con cierta regularidad, siguiendo el modelo etrusco y helenístico, en
torno a las dos calles principales perpendiculares, el cardo y el decumanus. En el
lugar donde estas dos calles se unían se establecía el foro, donde se construían los
edificios más importantes: la curia (para las asambleas del Senado), el pletorio,
desde donde se gobernaba, etc.

El foro, en un principio, era un lugar comercial, pero fue progresivamente


adquiriendo un carácter más noble y político, mientras que los foros comerciales
se fueron desplazando a otros lugares de la ciudad.

Las puertas de entrada a la ciudad romana se encontraban en las salidas del cardo
y del decumanus, pero también en otros puntos de la ciudad. Solían estar
flanqueadas por dos torres con estancias donde se situaba la guardia. También
había estancias encima de los arcos de entrada. Normalmente tenían uno o dos
vanos, cubiertos con bóvedas de cañón.

Se conservan especialmente bien la muralla de Tréveris y la de Colonia, cuya


tipología es un poco distinta, con torres cuadradas, la puerta muy retraída y de tres
vanos, el central mucho más amplio.
Las Ínsulas

Equivalía a una manzana de casas. Sin embargo, el término se extendió para acabar
denominando a cada una de las casas que había en una ínsula. Eran casas de pisos,
más humildes que las anteriores y de alquiler. Tenían un patio interior y al exterior
tenían ventanas y balcones. En la parte baja habría tiendas.

Las Villas

Las Villas romanas partían del concepto estructural de la domus pero eran más
grandes y complicadas y no presentaban regularidad en planta. Estaban alejadas
de la ciudad y eran lugares generalmente de descanso. En España, destaca la de
Olmeda (Palencia).
URBANISMO ROMÁNICO
El urbanismo como tal, tuvo una evolución muy pronunciada desde el principio de
la Edad Media, hasta su final. Tras la caída del imperio romano, el retraimiento de
la población hacia los ámbitos rurales fue enorme, prevaleció la villa, frente a la
urbe. Sin embargo, primero la creación de feudos, y posteriormente, en
consecuencia de ello, la aparición de funcionalidades y necesidades del sistema
económico, social y administrativo, propiciarán cada vez más el recogimiento de la
población en grandes cantidades, creándose en sí misma, la ciudad. Estas nuevas
formas que suponen el crecimiento de la ciudad son: las razones de defensa
(amurallamiento, ejércitos, etc); la concentración del comercio, en general, y muy
especialmente el aumento de la producción artesanal, que comienza a articularse
en gremios; la necesidad de tener un centro administrativo desde el cual organizar
un gran territorio, etc.
El urbanismo como parte del movimiento artístico del Románico, es el
correspondiente al que habría en la Plena Edad Media en Europa. Una Europa
primordialmente cristiana, aunque convive con la otra gran religión, la musulmana.
Esto ocurre, sobre todo en España. La ciudad cristiana y la ciudad musulmana
difieren mucho entre sí. Describiremos más bien la ciudad cristiana, pues es la
representativa en la Europa del románico, apoyándonos en la comparación con la
ciudad islámica.
La ciudad románica, proviene de una tradición de las culturas clásicas, aunque muy
deforme. Tiende, en principio a la distribución geométrica, aunque es bien
conocida la inexactitud que presentan. En origen, han sido conformadas entorno a
un castillo (comúnmente de un señor feudal), y por lo tanto, como suelen situarse
en zonas escarpadas, colinas, zonas de altura, el urbanismo se va haciendo
adaptándose a la topografía del terreno, lo que supone una irregularidad si ya de
por sí en altura, también en planta. Aquí, aunque no se consigue, hay un intento de
regularizar la estructura urbanística. Sin embargo, en la ciudad islámica hay
carencia total de ello. Las ciudades son mucho más laberínticas, con callejones sin
salida, calles privadas, cercadas, etc. La regularidad y organización de la ciudad
islámica es mucho más visible en el interior de los edificios, donde consideran que
debe dedicarse el mayor esfuerzo.
El amurallamiento de la ciudad es obra que se hace desde el mismo momento que
hay los recursos suficientes. Esto provoca que debido a la evolución y aumento
continuo de la ciudad, primero, se creen arrabales externos, que posteriormente se
incluirán dentro de nuevos amurallamientos que son el crecimiento en sí mismo de
la ciudad, y el avance en sistemas y planificaciones urbanísticas.
La división funcional del espacio urbano es muy característico, diferenciándose por
ejemplo, calles para zapateros, plateros, carniceros, etc, todos afiliados a gremios
que controlan toda la producción. Se organizarán además periódicos mercados,
que se colocan en plazas abiertas, y los cuales son temporales. Aquí difiere de la
ciudad islámica, pues ésta tiene mercados permanentemente.
Aunque la población se concentre en la ciudad, no toda se dedica a labores propias
de la ciudad, un porcentaje se dedica a las tareas de la agricultura, pero desde la
ciudad. La cantidad de habitantes para ser considerado un lugar urbano, es muy
diferente que en la actualidad. Las ciudades cristianas medias, podían alcanzar no
más de los 15000 habitantes. Había, sin embargo, inmensas ciudades como
Córdoba, que llegaron a alcanzar los 250000 habitantes. Las ciudades islámicas
tendrán bastante más población, quizá por no haber estado tan dividido en
señoríos como lo estaba Europa al completo. Si en cada señorío medianamente
importante se creaba una ciudad, el número de ciudades era mayor, pero la
cantidad de habitantes por ciudad era lógicamente, considerablemente más
reducido, dando lugar a este tipo de ciudad típicamente europea del románico.

URBANISMO GÓTICO
La renovación de la cultura arquitectónica que significó el movimiento gótico
apunta al terreno técnico y organizativo, apunta hacia una nueva metodología en la
escala constructiva y por lo tanto no produce innovaciones de igual calibre en la
escala urbanística. Entre el final del siglo XIII y comienzos del XIV se amplían
muchas de las grandes ciudades europeas (Florencia, Siena, Verona, París, Colonia,
etc.), pero estas iniciativas son el desarrollo coherente de las experiencias
precedentes y no revelan un salto del método lógico, comparable al conseguido
cien años antes en el campo constructivo de los constructores de L’Ille-de-France
(momento en que se considera que surge el estilo gótico)
Sus edificios más importantes son los religiosos: catedrales y monasterios. Le
siguen en importancia las municipalidades, los castillos feudales, los palacios
urbanos, los hospitales y colegios. Realizada por laicos al servicio de la Iglesia y de
las ciudades que disputan al feudalismo sus derechos, la arquitectura gótica
constituye, sin duda, la cima del arte constructivo de la Edad Media. Potente en su
majestad, como la fe que inspirara a sus arquitectos y promoviera su erección, una
catedral —plegarias de piedra se las ha llamado— se presenta con su planta de
cruz latina como el triunfo de la nave dirigida al cielo; al que, por lo demás,
apuntan bien terminadas las gallardas torres y los numerosos pináculos de su
fábrica. Muchas veces las naves son cinco; se multiplican los ábsides; ostentan
éstos algunos absidiolos; se agrupan en haces los pilares y columnas, a cuyos
capiteles convergen los aristones de las bóvedas. Estas, organizadas sobre
perímetros cuadrados o rectangulares, se dividen en segmentos de formas diversas
(plementos).

Los muros ofrecen los ventanales cerrados por vitrales (vidrios coloreados, entre
juntas de plomo y con travesaños de hierro); y al exterior se acusan en los costados
y fondo del edificio los contrafuertes, pináculos y arbotantes, con decoración
escultórica cuyos motivos más singulares campean en los conductos destinados a
la evacuación de las aguas pluviales (gárgolas).

Cuidadosamente labradas las piedras, ricos en esculturas los portales, bellísimas


las naves, enhiesto el movimiento ascensional de la composición, en Francia se
suele aludir a un modelo ideal de catedral gótica. Sería éste el que se lograra con la
asociación del portal de Reims, de los campanarios de Chartres, de la nave de
Amiens y del coro de Beauvais.

Famosas catedrales góticas tienen Noyón, París, Bourges, Chartres, Reims, Amiens
y Beauvais. Una joya, dentro de su sentido de relicario de piedra, ofrece París con la
Santa Capilla en el interior del Palacio de Justicia.

Entre los castillos merece una cita el de Pierrefonds.

Fuera de Francia son famosas: en Alemania, las catedrales de Colonia, de Friburgo


y de Ulm. La torre única central, y la planta llamada en salón dan singular aspecto a
algunas soluciones alemanas.

En Inglaterra, donde son de mucha fuerza decorativa las bóvedas nervadas en


estrella, en abanico y

con perforaciones para dar paso a ciertos aristones, las naves son de gran
perspectiva por su largo.

En dicho país lo gótico cuenta con tres estilos denominados primario, secundario y
perpendicular.

Entre sus muchos ejemplos se destacan en los citados estilos, respectivamente, la


catedral de Lincoln, la abadía de Westminster (Londres) y la Capilla Real en
Cambridge. Bélgica cuenta con bellos ayuntamientos, lonjas para los gremios
industriales y mercados, y entre las catedrales, SantabGúdula en Bruselas y la de
Amberes. España tiene tres valores de gótico: el puro, de las catedrales de León,
Toledo y Burgos; el florido, de la catedral nueva de Salamanca; y el isabelino, que,
en tránsito ya hacia el Renacimiento, influyó en las arquitecturas de América, que
se inspiró en sus creaciones. Italia, cuyo gótico carece de fuerza de convicción y
donde aparece bastardeado por el horizontalismo clasicista, ofrece como ejemplos
la catedral de Florencia, la iglesia de la Santa Cruz, en la misma ciudad y la notable
catedral de Milán; y espejándose sobre las aguas de los canales venecianos el bello
palacio de los Dogos y la llamada Casa de Oro (Ca D'oro).

URBANISMO RENACENTISTA
Culturalmente hay un cambio, se vuelve a los ideales clásicos y el Hombre relega a
Dios como centro del Universo.
Tanto arquitectónicamente como urbanísticamente se vuelve a ideales griegos y
romanos, siendo la gran referencia el arquitecto romano Vitrubio. Vitrubio
postulaba que la ciudad debía ser octogonal para hacer frente a los 8 vientos
dominantes. Siguiendo este esquema, los pensadores de la época diseñan sus
ciudades ideales. La arquitectura sí se ve muy marcada por el Renacimiento y
todos los nuevos edificios son copias de los clásicos. En urbanismo no se nota tanto
los ideales renacentistas, pues no se hacen apenas ciudades, la peste de 1318 las
vacía.

Características:
Regularidad: las ciudades tienden a la circunferencia (estrella, octógono o
circunferencia) y sus calles o son ortogonales o tienden al radiocentrismo.
Preocupación defensiva: aparecen nuevas armas de artillería, las murallas deben
ser más fuertes.
Estética: es imprescindible la belleza.
Higiene: se mejora respecto a la Edad Media.
Orden: cada cosa está en su sitio. Las leproserías y edificios que desprenden olores
se sitúan en la zona por donde sale el aire de la ciudad. La ciudad se construye en
octógono para refugiarse de los ocho vientos dominantes. Cada barrio se dedica a
una cosa.
Calles: alineaciones rectas. No son un mero lugar de tránsito, sino un lugar donde
contemplar los edificios.
Plaza: para reunión y contemplación de edificios.
Se construyen pocas ciudades, pero las que se hacen son:
- Razones militares: la más representativa es Palmanova, en Italia, con forma
de estrella.

- Razones religiosas: creadas por protestantes.

- Accidentes naturales que tiran viejas ciudades: Sicilia.

La mayoría de las obras es acondicionamiento de partes de la ciudad: construcción


de palacios, etc., que conlleva demolición de edificios. Las ideas renacentistas
postulan calles rectilíneas y con una arquitectura uniforme, con grandes plazas y
conjuntos monumentales. La ciudad renacentista sigue siendo la ciudad medieval,
con pequeños cambios superficiales impulsados por las élites.
EL URBANISMO BARROCO

El barroco se caracteriza por su afán integrador de espacios en un todo unitario, ya


sea urbano o paisajístico. ¡Es el gran momento del urbanismo moderno! En este
período surgen los planes reguladores de lo que ha venido en llamarse la ciudad
capital.

Roma es el prototipo de esta ciudad capital su desarrollo urbanístico se había


iniciado, de manera efectiva, en tiempos de Julio II, pero su máximo organizador fue
Sixto V (1585-1590), ayudado por el arquitecto Doménico Fontana. Su regulación se
basa en un entramado de grandes vías que se articulan referenciadas a centros
significativos, tanto edificios como plazas. Las siete basílicas quedan entrelazadas
entre ellas en base a un centro teórico que es la basílica de Santa María la Mayor, que
se convierte en lugar de encuentro y de partida, verdadero paradigma de la
espacialidad barroca. A su vez, las plazas, a veces tan sólo cruce de calles, se
individualizan a través de elementos simbólicos, como son los obeliscos y columnas
que fueron cristianizadas coronándolas con las estatuas de San Pedro y San Pablo, o
cruces. Estos obeliscos no eran sólo elementos de decoración, sino que se convertían
en ejes para el cambio de dirección de las calles.

En definitiva, la organización de Roma se orientó de Noroeste a Sudeste,


teniendo como eje principal la Strada Felice, que fue proyectada desde la plaza de
Santa María la Mayor en dirección a la basílica de la Santa Croce in Gerusaleme y a
la Plaza del Popolo.

La plaza como elemento urbano tiene un significado distinto en Roma o en París.


En la primera se integra en un plan amplio, mientras que en la capital francesa se
convierte en lo que podríamos llamar un «episodio suelto». La Plaza del Popolo se
relaciona a la famosa tridente que forman las Stradas del Babuino, Corso y Ripetta,
vías de acceso a la Roma moderna, con la construcción de las iglesias gemelas de
Rainaldi. La solución de Pietro de Cortona en la plaza de Santa María della Pace hace
dudar de si estamos ante una obra integrada en un espacio urbanístico o si éste está
en función de aquella. La columnata de San Pedro es un espacio de doble
significación: potenciador plástico de la fachada de San Pedro y símbolo de la Iglesia.

Por último, en lo que a Roma se refiere, la plaza Navona es el ejemplo más


significativo de lo que podríamos denominar urbanismo puntual, y que tiene en los
ejemplos de Plaza Mayor, Place Royale las manifestaciones más afines. La
unitariedad de sus edificios, la singularidad de la fachada de Santa Agnese y las
fuentes de Bernini, crean un todo unitario en el que las arquitecturas parecen más
superficies continuas que masas individualizadas.

Esta singularización es la que define el urbanismo de París, que busca el


uniformismo de sus plazas y grandes avenidas. En vez de empezar con un sistema.
París experimenta una serie de episodios monumentales. Fue Enrique IV quien
primero se planteó la construcción de plazas con un claro sentido mitificador del
rey. El monumento se convirtió así en elemento polarizador de todo un espacio, en
un factor urbanístico alrededor del cual se organizaba todo un entorno. La plaza
Dauphine, la de los Vosges en tiempos de Enrique IV, y la de las Victoires y la de
Vendome en el reinado de Luis XIV, resumen los cuatro ejemplos de Place Royale de
esquema triangular, rectangular, circular y cuadrangular.

No podemos olvidar, en este apartado urbanístico, un hecho importante, en la


valoración de la ciudad barroca, cual es la ruptura de las murallas, lo que la convierte
en ciudad abierta. París suprimió en tiempos de Luis XIV las fortificaciones,
sustituyéndolas por un anillo casi completo de boulevards. El plano ideal de
Londres, proyectado por Ch. Wren, pretendía incidir en este carácter abierto.
articulando la ciudad en base a grandes vías transversales. La principal unía la
catedral de San Pablo, centro religioso, con el Royal Exchange, centro económico. Se
creaban sistemas radiales y una cuadrícula que unía el centro con el sector comercial
situado junto al río. El carácter práctico no impedía la realización de grandes
perspectivas y la singularización de los nudos de las calles con la construcción de 51
iglesias, verdaderas arquitectura - monumento -.

El urbanismo de jardines tiene en el barroco su máximo representante en André


le Notre. Iniciado en la planificación paisajística de Vaux-le-Vicomte, tuvo en
Versalles y las Tullerías sus máximas posibilidades creativas. Le Notre rompe con el
jardín renacentista, de clara organización estática, e introduce un sistema de ejes y
diversidad de espacios. Sin embargo, la ordenación es simple. Parte de un eje
longitudinal que tiene como final del recorrido la percepción de un espacio infinito.
A este eje se subordinó el palacio, en el caso de Versalles, que divide el recorrido
separando el mundo urbano del paisaje infinito antes aludido, compuesto de
parterres, bosquecillos y naturaleza libre y desordenada. Se introducen ejes
transversales y esquemas radiales, con lo que la idea antes aludida de integración y
dispersión está presente. Las fuentes, estanques y canales dan variedad al espacio.

Es, en definitiva, un urbanismo abierto en contacto con la naturaleza y que busca


la integración de las partes en un todo organizado.

Pero los sistemas de defensa continuaban siendo esenciales. Sebastián le Preste


de Vauban, arquitecto militar francés, proyectó una serie de ingeniosas
fortificaciones y ciudades, acordes con la nueva estrategia militar. Su influencia fue
capital durante el siglo XVIII, tanto en Francia como en España. Neuf Brisach (1698),
ciudad proyectada por Vauban, se convierte así en la excepción dentro de un
concepto de ciudad de carácter abierto.

Características:
Uniformidad: todo se hace a la vez. Trazado ortogonal.
Ostentación: la ciudad es un reflejo del poder del Rey.
Carácter periférico: no se modifica el centro de la ciudad, se construye alrededor.
Como mucho se construyen nuevos edificios sin modificar el plano.
Perspectiva: los arquitectos barrocos dominan la perspectiva, usan la línea recta
con orden y sentido; focalizan la visión a los edificios. Hay una gran variedad de
espacios y formas. En definitiva, la ciudad abandona el plano y empieza a verse en
3D.
Afán filantrópico: el Rey, siguiendo la máxima del despotismo ilustrado de “todo
para el pueblo pero sin el pueblo”, construye hospitales, impulsa las obras civiles,
etc.
URBANISMO NEOCLÁSICO
La cultura enciclopedista orientó el arte hacia un sentido racional y consideró
indispensable el conocimiento científico y razonado de las fuentes clásicas. Fue así
como artistas de todas partes llegaron a Roma convirtiéndose en capital de la
cultura europea.
En este momento todos los aspectos de la actividad humana se sometieron al
estudio científico naciendo así una filosofía del arte que se llamó estética. A la hora
de diseñar los cánones clásicos tuvieron gran importancia las academias.
El Neoclasicismo proponía una selección de los motivos clásicos, revisando sus
valores para poder aportar una nueva visión en términos formales y morales
buscando un ideal de pureza que sirviera de crítica al rococó. Gran influencia tuvo
el descubrimiento de Pompeya y Herculano.
El nuevo estilo fue adoptado por la burguesía que impuso la severidad de las líneas
rectas al estilo griego. Su máximo esplendor lo logró con el estilo Imperio. Una vez
que había triunfado la Revolución francesa, la burguesía instalada en el poder
comenzó a utilizar procedimientos aristocráticos. En el arte, este hecho se vio
reflejado en la opulencia y el recargamiento que se acentuaron durante la
Restauración y con Napoleón III. El arte neoclásico perdió su pureza a favor de la
ostentación.
El centro artístico del neoclasicismo fue Francia.
1.1. El urbanismo. El estudio de la Antigüedad permitió conocer no sólo las obras,
sino también las ciudades. No se hicieron grandes planes urbanísticos, sino que
sólo se modificaron zonas de las urbes con el fin de ampliar y regularizar el
trazado. Un ejemplo fue el trazado que Carlos III dio a Madrid con el actual paseo
del Prado o la Puerta de Alcalá.
Existieron planteamientos de ciudades que tenían como fin conseguir un espacio
adecuado a la vida industrial. Destacó la planificación de los socialistas utópicos:
o Robert Owen propuso la construcción de pequeñas ciudades comunitarias
entorno a una plaza en cuyo centro se levantaría el edificio dedicado a servicios
públicos. Alrededor de la plaza se ubicarían las viviendas familiares, separadas por
jardines.
o Charles Fourier pesó que el urbanismo podía ser un medio de mejora social,
pero su proyecto, los falansterios, fracasó.
1.2. Características de la arquitectura neoclásica. Las características técnicas del
estilo se pueden resumir en una vuelta a las formas clásicas y el abandono del
movimiento y el gusto por sorprender.
- Las fachadas se conciben como las de los templos griegos y romanos.
- Se emplean los órdenes clásicos.
- Se incorporan los frontones con relieves.
- Se prefieren las cúpulas al estilo Panteón de Roma.
- Se usa la planta rectangular o la planta centralizada.
- Se busca la ausencia de elementos decorativos y la pureza de las formas
constructivas.
- Se busca una estética monumental y austera.
URBANISMO MODERNISTA
Aunque hay numerosos antecedentes históricos de planificación urbana es en el
siglo XIX, como consecuencia del espectacular crecimiento de las ciudades, cuando
el urbanismo alcanza su edad de oro, tanto en las elaboraciones teóricas como en
su aplicación práctica. Había que resolver, entre otros problemas, la adaptación de
las viejas tramas históricas a las nuevas necesidades urbanas, la búsqueda de
soluciones racionales para los nuevos barrios, y la conexión mediante vías de
comunicación del núcleo antiguo y los barrios en desarrollo.
Inicialmente el crecimiento urbano se produjo de forma espontánea y sus
consecuencias fueron muy graves ya que la mayor parte de la nueva población
eran obreros que trabajaban en la industria y vivían cerca de las fábricas en
condiciones durísimas, hacinados en viviendas insalubres, en calles sin pavimentar
y sin alcantarillado.
Fourier promovió la creación de falansterios, es decir de gigantescos edificios en el
que vivirían y trabajarían comunidades de, aproximadamente, 1600 personas, con
servicios comunes de biblioteca, comedor, etc.; las zonas de trabajo y de vivienda
estarían conectadas por patios y calles cubiertas. Las propuestas urbanísticas de la
primera mitad del siglo eran poco racionalistas y tuvieron poco éxito, por lo que
hablamos de urbanismo utópico. Los falansterios se crearían por acción voluntaria
de sus miembros y nunca deberían estar compuestos por más de 1.600 personas,
que vivirían juntas en un edificio con todos los servicios colectivos. todas las
persona serían libre de elegir su trabajo, y lo podría cambiar cuando quisiera, pero
los salarios no serían iguales para todos.

Owen, para mejorar las condiciones de los trabajadores de su empresa, propuso la


fundación de pequeñas ciudades comunitarias, de unos 1200 habitantes,
organizadas alrededor de una plaza central con un edificio para servicios públicos
y otros de viviendas familiares. Las actividades productivas se localizarían en
construcciones separadas del área central por jardines.
Desde mediados de siglo se buscaron soluciones más realistas. En París la reforma,
que fue obra del barón Haussmann, se inició en 1853 durante el Segundo Imperio
(Napoleón III). Haussmann quería resolver los problemas de suministro de agua
potable a la ciudad y la evacuación de aguas fecales, que contribuían a la difusión
de epidemias; pero pretendía también controlar las frecuentes algaradas políticas
y barricadas que aprovechaban las retorcidas y estrechas calles del centro antiguo.
Abrió avenidas rectilíneas y bulevares arbolados, y nuevas calles para conectar las
estaciones de ferrocarril situadas en la periferia, para lo cual se demolieron barrios
enteros de la ciudad medieval. Hizo construir acueductos y una red de
alcantarillado.
En 1854 se autorizó el derrumbamiento de las murallas medievales de las
ciudades, sobretodo, Barcelona.
Barcelona ya era un centro receptor de imigrantes provinentes de España. En 1859
se convocó un curso público en el que se podían presentar proyectos de
urbanización.
En España, la más significativa aportación de planificación urbanística fueron
los ensanches, entre los que destaca el de Barcelona, diseñado por Ildefonso
Cerdá en 1860. Ubicado en torno al casco antiguo, consistía en una extensa y
racional cuadrícula de calles, con manzanas cuadradas y esquinas achaflanadas
para facilitar la circulación; las calles, muy amplias para la época, estaban
orientadas de modo que todos los lados de los edificios recibiesen el sol. Se
completaba con una gran vía transversal y algunas calles más anchas para facilitar
desplazamientos rápidos.
El ensanche de Barcelona, de Cerdá Empleando el trazado de cuadrícula, Cerdá
concibe la ciudad a partir de células, dentro de las cuales disponía los servicios que
cada uno iba a necesitar. También hizo hincapié en la idea de que los espacios
verdes ocuparan una buena parte de la ciudad. Las manzanas de L’Eixample
podían, en este sentido, ser ocupadas por dos edificios paralelos entre los que se
desarrollaría la vegetación.
URBANISMO POST MODERNISTA
El proceso de urbanización actual.

El espacio urbanizado domina cada vez más el planeta sin embargo a la vez va
desapareciendo paulatinamente la vida urbana, por la destrucción creciente de
cualquier espacio público de relación social, al ser sustituidos por los “no-espacios
infraestructurales donde se enseñorea la movilidad motorizada”. A la vez estas
metrópolis adoptan la gestión y el consumo como actividades hegemónicas
difuminándose las actividades directamente productivas lo que acentúa su
dependencia de territorios cada vez más lejanos, subordinándose acusadamente lo
local a lo global.

Además es un proceso que jerarquiza el territorio ya que beneficia a enclaves


específicos “enganchados a las redes de gestión espacial del modelo” pero que
contamina sin embargo al resto de los espacios a través de los mass media, que
proyectan los “valores urbanos” sobre el territorio en su conjunto: “Y la alienación
que el habitante de la metrópoli tiene respecto de su entorno natural y en relación
con los ciclos vitales se traslada cada vez más a las áreas rurales, en paralelo con el
predominio de la agricultura industrial y al agroturismo, con las consecuencias
sociales y ambientales que de ello se derivan” (Fernández Durán y Vega Pindado,
1995, 76).

Un modelo de comprensión del espacio urbano actual.

El urbanista norteamericano Mike Davis a planteado un modelo de comprensión de


este modelo urbano que ha denominado la ecología del miedo. Según este modelo el
espacio urbano actual igual que el diagrama de Burgess del Chicago en los años 20
se forma de la combinación de media luna y de diana en cinco zonas concéntricas en
la que la lucha por la supervivencia de los más fuertes separa a las clases urbanas y
a los tipos de alojamiento. Pero a los determinantes “ecológicos” como los ingresos,
valor del suelo, clase y raza, se añade un factor nuevo y decisivo: el miedo. Su modelo
ideal ya no es Chicago sino Los Ángeles.

“Bienvenido al LA posliberal, donde la defensa del lujo se traduce en la proliferación


de nuevas represiones espaciales y de movimiento, adornada con la ubicua
“respuesta armada”. Esta obsesión por los sistemas de sguridad física y,
colateralmente , por el control arquitectónico de las fronteras sociales se ha
convertido en el verdadero espíritu de la reestructuración urbana, el argumento por
antonomasia en el naciente medio urbano de los noventa. Sin embargo la teoría
urbana contemporánea, tanto si debate la función de las tecnologías electrónicas en
la creación del “espacio posmoderno” como si discurre acerca de la dispersión de las
funciones urbanas en las “galaxias” metropolitanas policéntricas, ha permanecido
extrañamente callada con respecto a esa militarización de la vida ciudadana que es
tan encarnizadamente visible en las calles. Los apocalípticos pop de Hollywood y la
ficción de quiosco han resultado más realistas, y políticamente más perceptivos, en
su representación del endurecimiento programado de la superficie urbana a partir
de la polarización social de la época de Reagan” (Davis, 2003, 194-195).
Se crea un espacio vigilado que corresponde al centro de la ciudad mediante todo
tipo de barreras físicas y arquitectónicas y vigilancia con video. Más allá los barrios
y los guettos que rodean el centro que acoge a los inmigrantes y es la cuna
tradicional de las bandas callejeras y el espacio más peligroso de la ciudad. El
esquema se completa con las medias lunas de la represión o barrios de control
social, que hubieran sido calificadas por Michel Foucault como nuevas instancias en
la evolución del orden disciplinario y que son zonas que incrementan la represión
contra los graffitis, la prostitución, las drogas, los sin techo... . “En ciudades como Los
Ángeles, en el lado oscuro de la posmodernidad, se observa una inédita tendencia a
mezclar el diseño urbano, la arquitectura y la maquinaria policial en una sola
estrategia de seguridad global” (Davis, 2003, 195).

Consecuencias sociales.

Esto tiene profundas consecuencias sociales, la oferta de seguridad genera su propia


“demanda paranoica”. Convertida en símbolo de prestigio, tiene menos que ver con
la protección personal que con el grado de aislamientro personal en los entornos de
residencia, trabajo, consumo o viaje, con respecto a los grupos e individuos
“indeseables” o incluso las multitudes en general. Además “el miedo encuentra
motivos por sí mismo”, la percepción social de la amenaza que, en muchas ocasiones,
no corresponde a las tasas de delincuencia real, refuerza la movilización por la
seguridad: “Los medios de comunicación, cuya función en este sentido es la de
oscurecer y ocultar la violencia económica diaria de la ciudad, agitan sin cesar el
fantasma de los marginados criminales y de los psicópatas al acecho. Es una visión
policial de la ciudad según la cual “los buenos ciudadanos a salvo en sus burbujas
privadas de consumo y con fuertes medidas de seguridad; los malos ciudadanos, en
las calles (y por tanto llevando a cabo algún negocio ilícito” (Davis, 2003, 219).

Este discurso oculta las causas estructurales de la violencia, se la presenta aislada


como un fenómeno natural, como lo inevitable, lo fatal. Es una visión mistificadora
que oculta más de lo que muestra como los conceptos fantasmagóricos de droga,
tribus urbanas, bandas callejeras... La violencia se convierte así tambieén en algo
fantasmagórico: “como el terror a los vagabundos en el XIX o a los rojos en el XX, el
terror contemporáneo a las bandas se ha convertido en una relación de clase
imaginaria, un terreno de pseudoconocimiento y proyección de fantasías” (Davis,
2003, 232). Se crea un “otro irreductible” con el que no hay diálogo posible, es decir,
se trata, en definitiva, de aplicar la lógica del terrorismo a los barrios: Una de las
tácticas imperativas del “antiterrorismo” –ya sea en Belfast, Jerusalén o Los Ángeles-
es la de privar de voz pública al terrorismo. Anque siempre se muestra al terrorismo
precisamente como incoherente y malvado, las autoridades vuelcan una gran
cantidad de energía para protegernos de sus alaridos, incluso aunque sea necesaria
la censura y la limitación de la libertad de expresión. Esta es la lógica que se usa con
los jóvenes de los barrios (Davis 2003, 260)

Con el discurso de la droga se ha criminalizado a todo una generación en muchos


barrios obreros y roto su relación con la generación de sus padres. Si en las ciudades
norteamericanas: “la repulsión que siente la clase media negra hacia la delincuencia
juvenil –de hecho la percepción de que los traficantes y las bandas amenazan la
misma integridad de la cultura negra- se traduce así mediante estas bravatas
patriarcales en apoyo a la retórica del exterminio de los perseguidores de las bandas.
[...] la idea de que el sacrificio o abandono de los heridos de la juventud negra
criminalizada [...] sea la única opción frente a la disolución del tejido comunitario
heroicamente construido a lo largo de generaciones de resistencia a la racista
América blanca” (Davis, 2003, 252).

En los 60 el empeoramiento de las condiciones de vida en los barrios negros


permitió articular estrategias de liberación mediante una politización de las bandas
influidas por los musulmanes y el carisma de Malcolm X en el despertar generacional
del Black Power, pero estas fueron imposibilitadas por la feroz represión policial
que no dudó en recurrir a la guerra sucia para destruir el partido de los Panteras
Negras .

Por eso se produjo un recrudecimiento de las bandas a principio de los setenta


conservando en ocasiones un cierto áura de la temeridad de los Panteras Negras
pero mediante unos niveles de violencia desconocidos, una escalada de violencia
dentro del gueto que se oponía a todo lo que habían defendido los Panteras Negras.
Con altísimas cifras de desempleo , las ecuelas masificadas , los precios elvados y la
escasez de viviendas el gueto negro no era una cominidad viable y la desesperación
consiguiente se recicla “como violencia de bandas y crímenes entre negros, una vez
que la militarización de la policía había hecho imposible la rebelión y el tejido
izquierdista de la comunidad había sido destruido” (Davis, 2003, 262).

El desempleo juvenil y el descenso en la edad de pobreza ha dejado a muchos miles


de jóvenes en la calle, sin otra alternativa que enrolarse en el plan de empleo
criptokeynesiano, que han puesto en matrcha los carteles de la cocaina, mediante
bandas juveniles y pequeños comerciantes, bajo la supervisión de traficantes de más
edad, que a su vez responden a una borrosa jerarquía de intermediarios y
representantes del cártel : “Las bandas aumentaron a partir de 1984 coincidiendo
con el surgimiento del crack como el equivalente narcótico de la comida basura y
con la reconducción del gran tráfico de cocaína de Florida al Sur de Califirnia a través
de México” (Davis, 2003, 231).

“La cárcel es el único tratamiento que se suministra para esta epidemia de


desesperación [el crack] que como la heroína, inevitablemente convierte a los
consumidores en pequeños traficantes”, en esta situación “la pertenecia a una banda
ha sustituido a la familia para los olvidados, una solidaridad total (como el fervor
patriótico o religioso) que expulsa cualquier otra empatía y transforma el odio hacia
uno mismo en rabia tribal”, pero son también auténticas criaturas de la era Reegan:
a través de las gamas de consumo desenfrenado y las fantasías de omnipotencia e
inmunidad, la juventud de topdas las clases y colores se aferra a la gratificación
inmediata, incluso si cimenta el camino hacia la destrucción generalizada” (Davis,
2003, 274-275).

En Madrid en barrios obreros como Vallecas se rompe la comunidad de clase


constrida por una generación de obreros emigrados confundidos por los
incomprensibles para ellos comportamientos de sus propios hijos: lo que era
solidaridad de clase frente a la policía se ha transformado en petición de más policía
en el barrio para luchar contra la droga y la delincuencia.Pero esta salida no es
“natural” sino fabricada: “una fgeneración entera ha sido llevada hacia un
Armagedón imposible” evolución bandas: panteras negras etc. Igual que barrios
obreros heroína, frente a movilización...

La destrucción de espacio público.

La destrucción del espacio público, produce un verdadero apartheid urbano: “Los


espacios seudopúblicos de clase alta contemporáneos (centros comerciales
suntuosos, oficinas, acrópolis culturales, etcétera) están llenos de señales invisibles
que prohíben el paso a “el otro” inferior. Aunque los críticos arquitectónicos
normalmente no prestan atención al modo en que el entorno urbano contribuye a la
segregación, los parias, ya sean latinos pobres, jóvenes negros o ancianas blancas
sin hogar, si que comprenden de inmediato su significado”

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