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Las clorofilas (del griego χλωρος, chloros, "verde", y φύλλον, fýlon, "hoja")1 son una familia de
pigmentos de color verde que se encuentran en las cianobacterias y en todos aquellos organismos
que contienen cloroplastos o membranas tilocoidales en sus células, lo que incluye a las plantas
y a las diversas algas. La clorofila es una biomolécula extremadamente importante, crítica en la
fotosíntesis, proceso que permite a las plantas y algas producir energía a partir de la luz solar.
Historia
La clorofila fue descubierta en 1817 por los químicos franceses Pelletier (1788-1842) y Caventou
(1795-1877), que consiguieron aislarla de las hojas de las plantas.2 Pelletier introdujo los
métodos, basados en la utilización de disolventes suaves, que permitieron por primera vez aislar
no solo la clorofila, sino sustancias de gran importancia farmacológica como la cafeína, la
colchicina o la quinina.
Descripción
Las clorofilas son un grupo de pigmentos que se encuentran en aquellos organismos eucariontes
que poseen cloroplastos (plantas, algas) y en algunos procariotas: bacterias que no poseen
cloroplastos (cianobacterias, bacterias verdes y púrpuras), y cuyos pigmentos se encuentran en
sistemas de membrana internos: (vesículas, lamelas, cromatóforos), pertenecientes a los dominios
Eubacteria y Eucarya.
Clorofila tipo a
La estructura de las moléculas de clorofila tiene dos partes: un anillo de porfirina que contiene
magnesio y cuya función es absorber luz, y una cadena hidrófoba de fitol cuya función es
mantener la clorofila integrada en la membrana fotosintética.
Las clorofilas se encuentran en las membranas de los tilacoides, que en las cianobacterias son
invaginaciones de la membrana plasmática, y en los plastos de las células eucarióticas son
vesículas distribuidas por su interior. Las clorofilas aparecen insertas en la membrana, a las que
se anclan por la cadena lateral constituida por un resto de fitol, asociadas a proteínas y otros
pigmentos, con los que forman los fotosistemas.
Absorción de las clorofilas a y b a distintas longitudes de onda. Puede verse que absorben los
colores de los extremos del arco iris (hacia el azul y el rojo), pero no el verde, de lo que procede
su color.
Las clorofilas tienen típicamente dos tipos de absorción en el espectro visible, uno en el entorno
de la luz azul (400-500 nm de longitud de onda), y otro en la zona roja del espectro (600-700 nm);
sin embargo reflejan la parte media del espectro, la más nutrida y correspondiente al color verde
(500-600 nm). Esta es la razón por la que las clorofilas tienen color verde y se lo confieren a los
organismos, o a aquellos tejidos, que tienen cloroplastos activos en sus células, así como a los
paisajes que forman.