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COLEGIO DE ESTUDIOS DE POSGRADO DE LA CIUDAD DE MEXICO

ALUMNO: ESTELA VIANEY FLORES VARGAS

alekaledavid@gmail.com

PLANTEL ACOLMAN.

GRUPO: 108LCN-3N

MATERIA: DESARROLLO HUMANO

19/07/2018

INTRODUCCION.
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Llamamos desarrollo humano a la evolución que sufre el ser humano durante su vida
desde su concepción y nacimiento hasta su fallecimiento. Este desarrollo se divide en
siete etapas con características muy diversas.

Se suelen diferenciar siete etapas o fases de crecimiento en la vida del ser humano
empezando desde la concepción hasta su fallecimiento.

Las siete etapas o periodos de la vida del ser humano ordenadas son las siguientes:

Etapa prenatal

Etapa de La Infancia

Etapa de La Niñez

Etapa de La Adolescencia

Etapa de Juventud

Etapa de la Adultez

Etapa de la Ancianidad

No podríamos destacar una etapa más que las demás, todas son muy importantes en el
desarrollo de la persona ya que cada una de ellas aporta algo al desarrollo humano. Por
lo determinantes que son, los cambios que suponen y el efecto que pueden tener en
etapas posteriores podríamos destacar tanto la infancia como la a adolescencia como
fases destacadas, aunque hay que volver a repetir que todas las fases son muy
importantes.

Cada una de las etapas de crecimiento o etapas de la vida del ser humano trae consigo
cambios distintos en el desarrollo del ser humano. Los cambios son físicos, psíquicos,
interactúales, cognitivos, psicomotores, y de todo tipo. Para más información sobre los
cambios en cada una de las etapas, en cada una de las 7 etapas se detallan los cambios
que provocan en el ser humano.

Cada una de las etapas de crecimiento de la vida humana tiene características únicas
sobre el resto de las etapas. Se detallan para cada una de ellas en cada una de las
etapas.

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ANTECEDENTES

Comprender el sentido de las cosas y por qué suceden de una cierta manera es uno de
los mayores placeres que nos está dado saborear, aunque como todos los placeres se
disfruta más cuando se ha aprendido a degustarlo.

Y cuanto más fascinante es el fenómeno que tratamos de comprender mayor placer se


obtiene en el esfuerzo por encontrar un hilo conductor bajo la diversidad de los hechos.
Sin duda uno de los fenómenos más fascinantes que nos es dado presenciar, para el que
además estamos muy sensibilizados, es el desarrollo de un niño, el esfuerzo por crecer,
en todos los sentidos, y pasar del ser desvalido que todos nosotros hemos sido en el
nacimiento a convertirnos en adultos.

Durante muchos siglos los hombres no se han preocupado por entender cómo se
producía el desarrollo del niño, precisamente porque era algo tan familiar y tan próximo
que no despertaba ninguna curiosidad. Por eso la psicología del desarrollo ha tardado
mucho más en convertirse en un campo de estudio científico que la mecánica o la
geología. Era más fácil interrogarse sobre las estrellas que sobre los niños.

Hace sólo unos doscientos años que los hombres empezaron aobservar
sistemáticamente a los niños y a anotar lo que hacían, pero ha sido sobre todo en este
siglo cuando se han producido los mayores avances. Hoy sabemos bastante sobre lo
que hacemos y menos sobre por qué lo hacemos, pero hemos progresado mucho en el
conocimiento del desarrollo, aunque todavía nos falten por conocer muchas cosas.

En los últimos veinticinco años se ha acumulado una cantidad de investigación


prodigiosa, iniciándose el estudio de campos que antes no existían.

Dado el largo período de inmadurez por el que pasan los seres humanos, los cam-
bios que se van produciendo en el tiempo, a los que denominamos desarrollo, tienen
una importancia fundamental, mucho mayor que en otras especies animales.

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El desarrollo es el proceso que experimenta un organismo que cambia en el tiempo hasta
alcanzar un estado de equilibrio. En el caso del ser humano éste nace con una serie de
conductas y de disposiciones que se van a ir especificando a lo largo del tiempo.

Hay, sin duda, disposiciones internas que se van actualizando, pero la interacción entre
los factores internos y las influencias exteriores es muy estrecha. Algunos aspectos de
la conducta están muy determinados genéticamente, como el desarrollo de las
capacidades motoras, mientras que otros se deben primordialmente a factores
ambientales, a influencias externas, pero probablemente cualquier conducta es producto
de ambas cosas, sin que pueda hablarse de un solo factor.

La interacción entre factores externos e internos es tan estrecha que resulta de todo
punto inútil, al menos en el estado actual de nuestros conocimientos, tratar de separar
los dos tipos de influencias que producen el desarrollo. En el campo del desarrollo
humano estudia ese proceso de humanización del hombre que tiene lugar después del
nacimiento.

Porque el hombre necesita hacerse humano en un medio social favorable, con


intervención de los adultos y sin ella no llegará a alcanzar sus potencialidades. La
psicología del desarrollo no sólo se interesa por estudiar al niño en las distintas etapas
por las que va pasando, sino que busca sobre todo descubrir las leyes que gobiernan el
desarrollo y cómo se van formando las funciones adultas.

La mente adulta, que estudia la psicología, es el resultado de una génesis que se


produce en los años de infancia y adolescencia. Desde este punto de vista, la psicología
del desarrollo, que también se denomina «psicología genética» o «psicología evolutiva»
constituye un método para estudiar la formación de las conductas y las funciones adultas.

El estudio del desarrollo humano es relativamente reciente, y aunque puedan rastrearse


sus orígenes desde la antigüedad, como siempre sucede, apenas cuenta con un siglo
de existencia como objeto de una disciplina específica. Durante mucho tiempo no se ha
prestado atención a los fenómenos evolutivos pues se suponía de una manera implícita
que el hombre adulto estaba preformado en el niño.

La aparición de un pensamiento evolucionista en el siglo XIX supuso un gran impulso


para estudiar el desarrollo humano.
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JUSTIFICACION.

La educación siempre ha estado presente a lo largo de la historia, pues esta tan


difundida que no ha faltado, no falta y no faltara en ninguna sociedad, es evidente que a
través de la evolución que ha tenido el hombre y gracias a las necesidades que este ha
tenido por educarse se han dado diferentes cambios que han contribuido en algo para
la formación y el despertar de las nuevas ambiciones del ser humano.

Por consiguiente la educación es el principal medio de desarrollo y formación del


individuo, por lo cual debe presentar hechos, ideas, habilidades y técnicas a los
estudiantes para que este adquiera conocimientos y actitudes para enfrentar la vida, y
es preciso gracias a los aportes que han dado diferentes autores sobre la educación y
en este caso muy especialmente a la “educación infantil la cual es concebida como
aquella educación impartida a los niños que anteceden su entrada a la educación básica,
en la actualidad es denominada como el primer tramo del sistema educativo, que no es
de carácter obligatorio y va dirigido a los niños y niñas de edades comprendidas entre
cero y seis años, responde a objetivos como la estimulación, el desarrollo de todas las
capacidades, tanto físicas, como afectivas, intelectuales y sociales.

Por consiguiente diferentes pedagogos han realizado sus aportes a la educación infantil
y con esto han permitido una mejor formación y un mejor desarrollo en cada una de las
etapas por las que atraviesan los infantes los cuales hoy día juegan un papel
fundamental en el desarrollo de la sociedad; pues si bien se sabe lo que se necesita
actualmente son personas criticas, autónomas, con sentido humano capaces de crear
cosas para el bien de la sociedad.

Por tal razón cada uno de los aportes que han realizado los diferentes pedagogos que
ha pasado a través de la historia como los son: María Montessori, Sócrates, Juan Jacobo
Rousseau, Declory, Juan Amos, Comenius, Juan Luis Vives, John Locke, Juan Enrique
Pestalozzi, Alexander Sutherland Neill y como estos son muchos más los pedagogos
que han sido de gran apoyo para la educación infantil con cada una de sus teorías o
ideas que han conducido a un mejor desempeño en la formación y orientación educativa
de los educandos logrando con esto un mejor desarrollo humano, entendiendo que este
busca garantizar el ambiente necesario para que las personas y los grupos humanos

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puedan desarrollar sus potencialidades y así llevar una vida creativa y productiva
conforme con sus necesidades e intereses.

Puesto que el desarrollo humano de cada persona no es tan solo el que más tenga a
nivel económico. “Las capacidades más básicas para el desarrollo humano son: llevar
una vida larga y saludable, tener acceso a los recursos que permitan a las personas vivir
dignamente y tener la posibilidad de participar en las decisiones que afectan a su
comunidad o a su entorno.

Con todo esto se pretende que las personas logren ser libres de realizar sus opciones y
participar en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo humano y los derechos
humanos se refuerzan mutuamente, ayudando afianzar el bienestar y la dignidad de
todas las personas, construyendo el respeto por sí mismos y el respeto por los demás
Además cuando se logran personas con desarrollo humano se conlleva a que cada uno
de los seres humanos aprenda a dar soluciona sus problemas buscando las mejores
alternativas y sean personas que logren vivir dentro de una sociedad y capaces de llevar
grandes aportes a esta.

Es precisamente esto lo que conduce a evidenciar como los diferentes pedagogos han
sido influyentes en el desarrollo humano utilizando como medio la educación y más
directamente la educación infantil la cual es la base para todo proceso de formación
donde se trabaja con cada uno de los aportes que los pedagogos han dejado para el
beneficio del ser humano logrando con esto el objetivo principal el cual es formar seres
integrales capaces de transformar la sociedad y de buscar mejores alternativas de vida.

Por lo tanto para que existan más oportunidades lo fundamental es desarrollar las
capacidades humanas las cuales son todas aquellas diversidad de cosas que las
personas puedan hacer o ser en la vida y esto se logra cuando cada una de las personas
tienen acceso a la educación donde se buscan estrategias pedagógicas que generen
acercamiento permanente con los procesos de formación y desarrollo humano
entendiendo que las circunstancias del mundo actual no son las mejores y por ende
es necesarios crear en los educandos necesidades para una vida de éxitos.

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Si bien es cierta, la relación entre pedagogía y desarrollo humano está dada por la
posibilidad de fortalecer los procesos educativos que favorezcan el desarrollo personal
para enfrentar tanto la parte social, contextual y humana; y es aquí donde se da la
importancia de poner en práctica los aportes de los diferentes pedagogos para lograr
alcanzar los objetivos propuestos por la educación donde la idea es formar seres con
desarrollo humano integral.

Por lo tanto como responsables de la educación infantil es importante trabajar de la mano


con cado uno de los aportes de los diferentes pedagogos que han encaminado la
educación al fortalecimiento del desarrollo humano como motor principal para llevar una
mejor calidad de vida pues no se puede olvidar que no es más aquel que tiene todo lo
material si no aquel que lo tiene todo en espíritu y calidad humana.

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OBJETIVO GENERAL:

EXPLICAR LA IMPORTANCIA DEL ESTUDIO DEL DESARROLLO HUMANO EN LA EDUCACION, ASI COMO
ANALIZAR SU REPERCUSION EN EL CAMPO DE ESTUDIO DE LA PEGAGOGIA.

OBJETIVOS ESPECIFICOS:

EXPLICAR EL DESARROLLO HUMANO.

RECONOCER LA IMPORTANCIA DEL DESARROLLO HUMANO EN LA EDUCACION.

CLASIFICAR LAS DISTINTAS ETAPAS DEL DESARROLLO HUMANO.

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INTRODUCCION AL PROCESO EVOLUTIVO.

1.1 DEFINICION DE EVOLUCION.


La evolución es todo proceso de cambio y pasaje de una generación de elementos a
otra. El término evolución es utilizado en la mayoría de los casos en relación con
procesos biológicos, genéticos y físicos, aunque también puede recurrirse a él para
describir fenómenos sociales e individuales. La evolución humana es por ello una de
las principales nociones que se aplican a este concepto y en ella se combinan tanto
elementos biológicos y naturales con elementos sociales y culturales.

La evolución implica siempre una alteración de las condiciones existentes hacia un


estadío superior en el cual se hace presente una mayor complejización de las
mismas. Cuando se hace referencia a la evolución natural, se habla entonces del
desarrollo de los microorganismos que debido a la necesidad de adaptarse a
diferentes condiciones ambientales presentaron alteraciones en sus características
principales. Estas transformaciones permitían a los organismos vivos entonces
sobrevivir a los cambios medioambientales. La no posibilidad de evolución significó
para miles de especies de seres vivos la extinción.

Cuando hablamos de evolución humana, estamos refiriéndonos al proceso de


desarrollo de las características que terminarían por resultar en lo que hoy en día es
el ser humano actual. Se cree que este proceso de evolución habría comenzado entre
hace 5 y 7 millones de años con la separación sucedida entre los primeros homínidos
y los primates. De acuerdo a los registros encontrados en este sentido, el primer
homínido que contaba ya con elementos diferenciados a los de los primates fue el
Australopithecus a partir del cual la evolución permitió llegar al Homo Sapiens
Sapiens, hombre actual.

A lo largo del período a través del cual los primeros homínidos lograron transformarse
en el ser humano de mayor evolución, numerosos logros tomaron lugar: el desarrollo
de herramientas , el dominio del fuego, el perfeccionamiento de todas las técnicas de
supervivencia, la creación de la agricultura y el consiguiente establecimiento de la
vida social organizada.
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DESARROLLO HUMANO

En el estudio de la formación de la conducta humana lo más importante es lo que sucede


después del nacimiento, mediante la utilización que la cultura hace de la inmadurez. La
socialización del ser humano se realiza precisamente gracias a la cultura, que es como
una segunda matriz en la que el niño se desarrolla.

Las influencias que se ejercen sobre él después de nacer pueden llevarle por un
laberinto de caminos, que se van haciendo al desarrollarse, mientras que lo que
sucede desde la concepción al nacimiento está establecido de una manera más rígida
por los rasgos que son característica de nuestra especie y que hemos heredado.
Sin embargo, ya desde esa etapa anterior al nacimiento pueden producirse sucesos que
le afecten en su desarrollo posterior.

Eso justifica que nos detengamos brevemente en recordar cómo transcurre ese período
en que el niño es una parte del cuerpo de su madre, del que depende totalmente para
sobrevivir.

No es una cuestión científica importante decidir en qué momento el feto se con- vierte en
un ser humano, porque sólo se trata de un problema de definición que interesa más a
los juristas que a los psicólogos, por las implicaciones prácticas que se desprenden de
ello y que afectan a cuestiones debatidas, como el aborto.

Mientras mantiene esa dependencia total de la madre parece evidente que todavía no
puede hablarse de un ser humano en sentido pleno, cosa que sólo sucederá cuando
tenga posibilidades de sobrevivir fuera del útero materno. Esto puede conseguirse hacia
las 22 semanas de gestación si se suministran al feto intensos cuidados, y
probablemente esa edad podrá reducirse en el futuro gracias a los avances técnicos.

Cuando un espermatozoide penetra en el óvulo y lo fecunda se inicia un proceso a lo


largo del cual se van a ir formando las distintas estructuras corporales, y este proceso
culmina con el nacimiento, que es cuando se inicia una nueva vida, fuera ya del útero
materno, en la que el niño es un ser separado de la madre, que tiene que hacer funcionar
sus órganos por sí mismo, aunque todavía dependa de los adultos que le cuidan.

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El nuevo ser comienza a formarse cuando los espermatozoides las células germinales
masculinas que el varón ha lanzado por millones llegan.

Hasta
el óvulo la célula germinal femenina y todos tratan de penetrar en su interior, pero sólo
uno puede conseguirlo, pues a partir del momento en que lo ha hecho la membrana del
óvulo se vuelve impenetrable para los demás. La unión se llama cigoto.

Los varones producen continuamente espermatozoides a partir de la pubertad y · en


cada eyaculación se contienen varios millones. Los óvulos son mucho más escasos y
cada mujer nace con un número limitado de ellos que se sitúa alrededor del millón. Hacia
los siete años quedan unos trescientos mil y cuando llega a la madurez sexual en la
pubertad sólo le quedan unos cuatrocientos, número suficiente para concebir todos los
hijos que pueda llegar a tener.

En el interior de cada una de las células de nuestro cuerpo tenemos 23 pares


de cromosomas, y en ellas se contiene toda la información genética que determina las
características de cada uno de nosotros. Pero los espermatozoides y los óvulos tienen
sólo 23 cromosomas simples, en lugar de 23 pares, de tal manera que cuando se juntan
se reúnen los 23 pares que hay en una célula ordinaria. Así pues, cada uno de los
progenitores aporta 23 cromosomas y en la reunión de ambos está contenida toda la
información genética sobre cómo será el niño que empieza a formarse.

Los cromosomas contienen moléculas de ácido desoxirribonucleico, y largas cadenas


de unas pocas sustancias químicas, combinadas de diferentes maneras que constituyen
los genes en los que se almacena toda la información acerca de las características
biológicas de cada individuo.

En cada cromosoma hay alrededor de 20 000 genes en los que se contiene información
y, dado que cada progenitor aporta 23 cromosomas, esto permite más de 67 cuatrillones
de combinaciones (67 seguido de 24 ceros). Se comprende que es prácticamente
imposible que haya dos individuos con la misma dotación genética, incluso en hijos de
los mismos padres. Se exceptúan los gemelos univitelinos o monocigóticos, que son el
producto de la división en dos de un óvulo fecundado, y que tienen por ello exactamente
la misma dotación genética.

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PERIODO DEL EMBRION

La duración total de la gestación en la especie humana es de 9 meses equivalente a 38


semanas, es decir, 266 días, y el desarrollo intrauterino se acostumbra a
dividir en tres períodos. El primer período se denomina preembrionario o del cigoto y tie
ne una duración de unas dos semanas.

El segundo es el período embrionario, durante el cual empiezan a aparecer los primeros


órganos y dura hasta las ocho semanas y media, aproximadamente, es decir, hasta los
dos meses. El tercer período, denominado fetal, se prolonga hasta el nacimiento. El
cigoto empieza a dividirse y crecer inmediatamente después de la fusión y el número de
células se multiplica rápidamente.

Hacia las dos semanas la masa de células se adhiere a la pared del útero y se forma la
placenta dentro de la cual se desarrollará el futuro ser humano. Desde la implantación
en el útero hasta los dos meses se habla del período embrionario, y durante esas seis
semanas se producen rapidísimos cambios en el embrión, que conducen a la
diferenciación de las distintas partes y órganos del cuerpo.

Hacia la cuarta semana el embrión empieza a ser visible a simple vista alcanzando un
tamaño de unos dos milímetros y empieza a formarse la cabeza, el corazón y el intestino.
A partir de la sexta semana se empiezan a distinguir en la cabeza rasgos de los ojos, los
oídos y nariz, y en la séptima semana comienzan a aparecer las manos y los pies.

Al terminar este período, el embrión tiene aproximadamente unos tres centímetros y su


forma se parece ya a la de un ser humano, al tiempo que empiezan a observarse los
primeros movimientos, aunque la madre no perciba esos movimientos hasta el cuarto o
quinto mes. Éste es el período más delicado del desarrollo intrauterino en el que pueden
producirse alteraciones en la formación de los órganos.

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PERIODO DEL FETO

La tercera etapa, denominada fetal, se prolonga hasta el nacimiento. Durante este


período se perfilan las estructuras que se han ido elaborando anteriormente y van
adoptando un aspecto humano.

Durante el tercer mes se empiezan a diferenciar los órganos sexuales y a hacerse


visibles, pues aunque el sexo ya estaba determinado desde el nacimiento, hasta ese
momento los órganos sexuales aparecían idénticos en varones y hembras.

A partir de las 12 semanas se empiezan a producir movimientos espontáneos de brazos


y piernas y hacia las 16 semanas la madre comienza a sentir los movimientos del feto.
Es hacia las 28 semanas cuando el feto puede vivir fuera del útero, y con cuidados más
especiales desde las 22 semanas.

El tiempo que transcurre entre las 28 y las 38 semanas constituye un período de


consolidación de los desarrollos anteriores y de preparación para aumentar las
posibilidades de supervivencia fuera del útero. Por ejemplo, en el octavo mes se deposita
una capa de grasa sobre la piel que facilitará el mantenimiento de la temperatura fuera
del seno materno y también adquiere anticuerpos de la madre que aumentarán sus
defensas ante las infecciones.

Parece que hacia el séptimo mes está ya completo el número de neuronas o células del
cerebro, que no aumentará a lo largo de toda la vida, pues las neuronas no se regeneran,
sino que sólo se destruyen.

El feto realiza diversas actividades y practica varios reflejos en el interior del útero. Por
ejemplo chupa y traga líquido amniótico, que luego elimina. Muchas de las actividades
son reducidas por la escasez de estimulación apropiada, que llega disminuida, pero
parece que el feto percibe sonidos, al menos desde el séptimo mes.

El feto manifiesta tres estados diferenciados: el sueño profundo, durante el cual no


reacciona a los estímulos, y permanece quieto, el sueño con movimientos oculares
rápidos, durante el cual además de mover los ojos bajo los párpados, mueve diversas
partes del cuerpo, y el estado de vigilia en el que se mantiene con los ojos abiertos,

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mueve los miembros y puede reaccionar ante estímulos como un ruido o una luz
intensa..

LOS DOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA.

Tras el período de gestación ha llegado por fin el tiempo de que el niño salga al mundo.
El momento del nacimiento es sin duda un instante de choque por el cambio que supone
pasar de encontrarse en un ambiente perfectamente controlado y estable, con todas las
funciones vitales satisfechas por otra persona, a tener que enfrentarse directamente con
un ambiente mucho más cambiante e incluso hostil, en el que la supervivencia resulta
más difícil.

Algunos psicólogos de orientación psicoanalítica han sostenido que el


nacimiento suponía un choque para el individuo, un trauma (el «trauma del nacimiento»
de que hablaba el psicoanalista Otto Rank), que le iba a afectar durante el resto de
su vida, y que por ello siempre subsistía en los humanos un deseo inconsciente,
una nostalgia, de vuelta al útero, que simboliza la vuelta a una situación sin conflictos, en
la que todos los problemas están resueltos, en la que otros velan por nosotros.

Posiblemente sea exagerado sostener estas ideas en sentido estricto y parece


más razonable tomarlas como metáforas, que quizá puedan manifestarse en las
situaciones de terapia. Pero lo que sí es cierto es que la salida al mundo exige una
adaptación y unos cambios, y lleva consigo algunos riesgos.

El primer problema es que en el momento de nacer el niño debe empezar a res- pirar
inmediatamente. Si se producen problemas respiratorios esto tiene como consecuencia
que las células del cerebro, las neuronas, no se oxigenen bien y empiecen a morir y,
dado que las células nerviosas no se regeneran, el cerebro puede quedar dañado
irreversiblemente y el niño convertirse en un débil mental profundo.

Otro riesgo, como decíamos, es que se produzcan hemorragias cerebrales debido a las
altas presiones que la cabeza del niño experimenta durante el parto. Una vez fuera, el
niño tiene que empezar a controlar la temperatura rápidamente.

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Esto constituye un problema más complicado que en el caso de los adultos, y al mismo
tiempo resulta muy importante. La temperatura de nuestro cuerpo se sitúa en torno a los
37 grados centígrados y si desciende unos cuantos grados muchas de las funciones
corporales se realizan de una manera más lenta. Todos hemos oído hablar de la
hibernación y de los animales que hibernan, reduciendo de esta manera su consumo
energético durante algunas épocas del año. Por el contrario si la temperatura se eleva
se puede producir una aceleración en las funciones así como modificaciones hormonales
y químicas que pueden originar trastornos.

Para un funcionamiento normal es esencial, pues, la constancia de la temperatura.


Pero los recién nacidos tienen pérdidas por radiación mucho mayores que los
adultos (pues la superficie de su piel en relación con su peso es mucho mayor) y
además poseen un menor aislamiento del exterior que éstos, por lo que el consumo
energético para mantener la temperatura es mucho mayor.

A pesar de todo, los sistemas de control de la temperatura se ponen en funcionamiento


rápidamente, y en pocas horas el control se establece sin problemas. En los niños
prematuros, en cambio, los problemas son frecuentes, y la permanencia en la incubadora
contri- buye a solventarlos. Gracias a ellas se ha conseguido una supervivencia
mucho mayor de niños nacidos antes de tiempo.

El recién nacido pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, entre 16 y 20 horas al día.
Su ritmo de actividad, que se repite regularmente a lo largo de la jornada, es el siguiente.
El niño se alimenta varias veces al día y cada sesión dura alrededor de 20 minutos;
después de la alimentación permanece durante unos minutos despierto, luego va
cayendo lentamente en un estado de adormecimiento y finalmente se duerme.

Permanece dormido durante unas tres o cuatro horas, al cabo de las cuales la sensación
de hambre le despierta y le puede provocar el llanto, que sirve de índice a la madre para
saber que reclama la comida; se calma en el momento en que se le da de comer,
iniciándose un nuevo ciclo.

En los primeros días los períodos entre la alimentación pueden ser irregulares, pero en
breve se establece un ajuste que lleva a que la alimentación se produzca cinco o seis
veces al día. Muy pronto se producen otros cambios y algunos períodos entre comidas

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se hacen más largos, permitiendo a la persona que le cuida dormir durante la noche; se
inician los baños y los diversos rituales que acompañan su vida en la casa durante los
primeros meses.

Otra función es la de eliminación de residuos. El niño no tiene un control voluntario de


los esfínteres hasta el segundo o tercer año de vida y elimina los residuos cuando se
acumulan. Durante los primeros días parece que el niño puede orinar de 15 a 20 veces
diarias y defecar hasta siete u ocho veces, pero al cabo de poco tiempo esas funciones
se regularizan también y el número de defecaciones se estabiliza alrededor de dos o tres
veces al día en el estado normal.

El recién nacido pasa a lo largo del día por diversos estados, que se distinguen tanto por
el aspecto que el niño presenta como por indicadores fisiológicos que pueden
determinarse con cierta precisión. Se suele aceptar que esos estados son cinco: sueño
regular, sueño irregular, inactividad alerta, actividad despierto y llanto

El recién nacido parece un ser muy desvalido que necesita continuamente la presencia
de los adultos para sobrevivir, pero, sin embargo, si nos fijamos detenidamente vemos
que posee muchas capacidades, algunas de ellas muy notables y complejas. Puede
alimentarse, succionando y tragando, eliminar los residuos, dormir, llamar la atención de
los otros, reaccionar ante estímulos del entorno y actuar de alguna manera, aunque sea
rudimentaria, sobre las cosas. No es por tanto un ser tan incapaz y parece bastante bien
adaptado a un mundo en el que generalmente está rodeado de adultos dispuestos a
atender sus necesidades.

Lo que el recién nacido es capaz de hacer depende mucho del estado en que
se encuentre, y por ejemplo durante el llanto no logra prestar atención a otros estí- mulos.
Su capacidad de atención es muy limitada y un exceso de estimulación puede perturbarle
mucho. De los estados que acabamos de distinguir.

Posiblemente es en el de inactividad alerta en el que mejor podemos estudiar muchas


de sus capacidades. Esa atención limitada hace que no siempre manifiesten las
cosas que son capaces de hacer, de tal manera que si un recién nacido no hace algo
en un determinado momento no podemos afirmar que no sea capaz de hacerlo sino que
no es capaz de hacerlo en las condiciones en que se encuentra en ese momento.

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Para un ser vivo es muy importante tener una información adecuada acerca del
ambiente, lo que le permite evitar los peligros y actuar en él eficazmente. El ser humano
dispone de diferentes órganos sensoriales que hacen posible la percepción.

DESARROLLO FISICO

De características del entorno, y lo que sucede a su alrededor. Esto se realiza detectando


variaciones en la energía exterior, ya sea mediante la visión (cambios de intensidad de
la luz, de la longitud de onda asociada con los colores, del brillo, de contraste, etc.), el
oído o los receptores térmicos, y también cambios químicos, como los que registran el
gusto y el olfato.

Estos sistemas están preparados entonces para recibir esa información del exte- rior
aunque no funcionan todavía perfectamente al nacer. Su grado de desarrollo varía de
unos sentidos a otros. Algunos, como el oído, están bastante desarrollados al nacer,
mientras que otros, como la visión, lo están menos pero progresan rápidamente durante
los primeros seis meses.

Tomemos como ejemplo la visión. El sistema visual, el que nos proporciona mayor
información sobre el mundo exterior, es muy complejo y consta, como partes
fundamentales, del ojo, que registra las variaciones luminosas; del nervio óptico, que
transmite la información que llega hasta el cerebro, y del córtex visual, situado en el
cerebro, donde se analiza la información.

Hoy sabemos perfectamente que desde el nacimiento el niño es capaz de ver, aunque
no de la misma manera y sobre todo con la misma precisión que un adul- to, y que
prefiere objetos de unas determinadas características. La retina está más o menos
completa, pero el córtex visual tiene que desarrollarse bastante.

La capacidad de enfoque es reducida y no se acomoda perfectamente a la distancia de


los objetos: es como si se tratara de una de esas cámaras fotográficas muy simples que
tienen un enfoque fijo. En el recién nacido el cristalino permanece enfocado a unos 20-
25 cm, y los objetos situados a esa distancia son los que se ven con mayor nitidez. Más
cerca, y sobre todo más lejos, las cosas permanecen borrosas.

La convergencia binocular, es decir, la capacidad para enfocar los dos ojos hacia el mis
mo punto, tampoco está perfectamente establecida, por lo que puede estar viendo una
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cosa con un ojo y otra con otro o tener una especie de doble imagen, y la agudeza visu
al, es decir, la capacidad para diferenciar imágenes próximas.

También es capaz de oír y de percibir sonidos, incluso muy suaves. La percep- ción del
sonido está ya presente en el útero. Sin embargo, todavía no suele ser capaz de dirigir
la cabeza hacia la fuente de sonido, lo cual hace difícil determinar directamente cuándo
el niño atiende a un sonido. Los sonidos bajos y rítmicos tranquilizan al niño y por ello se
han usado grabaciones de sonidos como los latidos del corazón para ayudarles a
dormirse. Como en el caso de la vista, también existen predisposiciones para atender
preferentemente a determinadas frecuencias que curiosamente coinciden con las de la
voz humana.

Gracias a ello presta atención a los sonidos del lenguaje, y más tarde los imita. Eimas,
uno de los investigadores de la percepción de los sonidos, señala que, en cambio, nunca
ha oído a un niño imitar el sonido de una nevera, que puede ser un ruido tan presente
en su ambiente como la voz humana.

Pero naturalmente esto no quiere decir que perciba la voz humana como tal y la
identifique como proveniente de un ser humano. Todo eso es necesario irlo construyendo
durante los comienzos de la vida, y lo único que existen son predisposiciones o sistemas
atencionales que hacen preferir unos estímulos a otros.

El gusto y el olfato sirven para detectar la presencia de determinadas sustancias en el


ambiente. Desde el nacimiento el niño reconoce gustos y sabores y lo
mani- fiesta mediante sus reacciones y expresiones faciales.

En el caso del gusto muestra su reconocimiento y sus preferencias mediante


expresiones faciales que están presentes desde el momento del nacimiento, incluso
antes de haber probado cualquier sustancia, incluida la leche. Steiner (1979) ha
mostrado que los recién nacidos manifiestan expresiones distintas según que lo que les
demos sea dulce, amargo o ácido.

Aunque el niño no «pretende» comunicarse con los otros, pues ni siquiera «sabe» que
existen los otros, como lo saben los adultos, viene al mundo dotado de sistemas para
manifestar al exterior su estado, gracias a lo cual los adultos que tiene a su alrededor
reciben una información muy útil para poder atender las necesidades del niño.
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Nuevamente vemos cómo a lo largo de la evolución se han producido y seleccionado
conductas que son muy útiles para la supervivencia. Tengamos en cuenta que los
polluelos empiezan a picotear semillas por sí mismos poco después de salir del cascarón,
y los cerditos pueden dirigirse al pezón de la madre para obtener la leche, mientras que
el recién nacido humano no es capaz de nada de eso.

La manera que tiene de expresar su necesidad de alimento es mediante el llanto, el más


importante, pero no el único, de los sistemas para transmitir información.

El llanto es una conducta que se produce como respuesta refleja a un estado de males
tar. Diferencias de temperatura, una estimulación demasiado intensa, hambre, una
posición incómoda, dolores, todo ello produce el llanto, que atrae la atención de los
adultos y provoca una respuesta de éstos para tratar de aliviar el malestar del niño. Esto
es algo interesante sobre lo que vale la pena reflexionar.

La llamada del sujeto no es una llamada intencional, no es una llamada más que
desde el punto de vista del que la escucha, pero no del que la produce, pero en el adulto

tiene el efecto de provocar una respuesta favorable. El primer llanto del niño es el que
se produce nada más nacer y es importante porque indica que el aire ha entrado en los
pulmones y el niño ha comenzado a respirar. El llanto posterior indica algún grado de
malestar, pero no siempre es posible determinar cuál es su origen.

Sin embargo, hay un tipo de llanto básico y otros más específicos. Wolff (1987), que ha
realizado detenidos estudios sobre el llanto infantil, ha distinguido en los niños pequeños
cuatro tipos de llanto:

1. El llanto básico es un llanto regular y rítmico, que generalmente está asociado con el
hambre.

2. El llanto de cólera.

3. El llanto de dolor.

4. El llanto de atención, que aparece un poco más tarde, a partir de la tercera semana.

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Como decíamos, el llanto de un niño tiene un efecto profundo sobre los adultos en
general y sobre las madres, en particular. En varios experimentos se ha comprobado que
produce en las madres variaciones en el ritmo cardíaco y en la conductividad de la piel.

DESARROLLO INTELECTUAL

Hemos de suponer que el recién nacido, carente de toda experiencia sobre la rea- lidad
y capaz sólo de ejercitar sus reflejos, de transmitir información sobre sus estados y de
recibir cierta información sensorial sobre el entorno, vive en un mundo constituido por
cuadros cambiantes, en el que no hay apenas organización.

Son impresiones que se superponen y que no pueden todavía atribuirse a cosas o a


personas por falta de experiencia con ellas. Sin embargo, el niño posee disposiciones
que le van a permitir, en el intercambio con el mundo, extraer propiedades invariantes.
Un ejemplo sería la capacidad para explorar visualmente las zonas de contraste, lo que
le facilitará diferenciar objetos. Sus progresos van a consistir precisamente en organizar
esa realidad y construir una imagen de ella como algo estable, como algo que permanece
y que no se esfuma cuando dejamos de percibirla.

El niño empieza a reconocer las situaciones y los objetos cuando puede aplicar de nuevo
esquemas que ya aplicó con anterioridad y obtiene los mismos resultados. Cuando
vuelve a agarrar el sonajero que ya tuvo en su mano experimenta la misma sensación
de tener algo de plástico duro y fino, de superficie suave, y cuan- do lo agita escucha el
mismo sonido que antes. Cuando mira sus colores vivos también lo reconoce y muchas
veces los niños sonríen a los objetos con los que actúan de nuevo, poniendo de esa
forma de manifiesto su reconocimiento.

Sonríen porque experimentan el placer de encontrarse con algo estable en ese mundo
cambiante en el que viven. La coordinación recíproca de los esquemas re- mite a un
objeto único que puede explorarse de varias formas pero que es uno. Cuando puede
utilizar un mismo esquema en una situación nueva es que ésta resulta semejante a otra
anterior.

20
Es entonces la aplicación de los mismos esquemas lo que permite identificar los objetos,
y también formar categorías con ellos. Por ejemplo, el niño va a aplicar principalmente a
un objeto un determinado tipo de esquema. Al sonajero lo va a agitar. A la muñeca, la va
a frotar. Al chupan lo va a chupar, etc. De esta forma, como resultado de la aplicación de
los mismos esquemas, se constituyen clases de objetos que son un antecedente de las
clases más abstractas que se formarán años después, un antecedente de los conceptos.
Serían categorías como «agitable y productor de ruido» (como el sonajero), «de colores
vivos y que se mueve» (como el móvil que tiene sobre la cuna), «+de superficie blanda
y adherente» (como el chupón o el muñeco de goma).

Los progresos en el desarrollo intelectual van permitiendo al niño enfrentarse con un


número creciente de situaciones, aunque muchas veces no encuentre los pro-
cedimientos adecuados para conseguir sus objetivos.

En el tercer estadio, cuando se produce algún fenómeno que le interesa, como por
ejemplo la aparición de una persona, o una luz que se ha encendido, o escucha un ruido
interesante, pone en funcionamiento sus distintos esquemas, aunque no sean
adecuados para conseguir el fin que busca, porque su capacidad de acomodación a las
nuevas situaciones es todavía pequeña.

Para tratar de prolongar el espectáculo que le interesa ejercita diversos esquemas, se


agita, golpea en el borde de la cuna, tira de la capota, etcétera. Hay un intento ya de
actuar sobre la realidad sin que se disponga todavía de los medios adecuados para ello.

En este tercer estadio es cuando puede empezar a hablarse de una diferenciación entre
medios y fines, como cuando el niño golpea la capota de su cuna para que se mueva,
cosa que es un ejemplo de reacción circular secundaria.

Estas capacidades se consolidan y amplían en el cuarto estadio, en el que parece pla


ntearse metas a priori realizando una acción para conseguir un fin diferente de esa
acción. Por ejemplo, es capaz de apartar un obstáculo que se interpone en su camino
para conseguir otro, aunque necesita ver el objeto que trata de alcanzar mientras realiza
su acción.

En el quinto estadio el niño empieza a utilizar medios nuevos para conseguir sus fines
, y realiza auténticos actos de inteligencia y solución de problemas. Son
21
ca- racterísticas conductas tales como la del soporte, consistente en acercar un objeto
tirando de algo sobre lo que está situado, por ejemplo de una manta o un cojín.

La conducta de la cuerda es parecida y consiste en atraer un objeto tirando de una prol


ongación de él, como puede ser una cuerda. Pero son otros muchos los problemas que
resuelve el niño en este estadio. Por ejemplo, trata de tirar de un pañuelo sobre el que
está de pie hasta que comprende que tiene que quitarse de encima para poder cogerlo.
O trata de pasar un muñeco horizontal a través de las barras verticales del corralito, hasta
que comprende que tiene que darle un giro para poder conseguir que pase. Todo esto
son ejemplos de solución de problemas nuevos utilizando esquemas que el sujeto tiene,
pero en una combinación original, lo cual constituye la característica de los actos de
inteligencia.

Los progresos en el terreno intelectual han ido acompañados o precedidos por progresos
en su actividad perceptiva. El desarrollo perceptivo temprano es un campo
extremamente complejo en el que se han realizado numerosos estudios de detalle, pero
del que no tenemos todavía una visión de conjunto coherente ni una perspectiva teórica
abarcadora (véase Banks y Salapatek, 1983; McKenzie y Day, 1987; Salapatek y Cohen,
1987).

La interacción entre desarrollo del sistema ner- vioso y los progresos en la conducta,
que son ambos muy rápidos, hace difícil tener en cada momento una comprensión clara
de los progresos. El niño de dos meses, por ejemplo, puede no diferenciar dos figuras
por falta de agudeza visual o por no disponer de sistemas de exploración suficientes, y
ambas cosas progresan sin que podamos atribuir los resultados a una u otra.

El sistema visual, por ejemplo, se desarrolla con enorme rapidez en los primeros seis
meses de vida, edad a la que alcanza un nivel próximo al de los niños mayores y los
adultos. La mielinización de las conexiones nerviosas en el córtex visual es muy intensa
durante los primeros meses y las neuronas escasamente conectadas con otras en el
momento del nacimiento pasan a formar una red muy densa de fibras.

Ya desde el nacimiento, el bebé es capaz de diferenciar unas superficies de otras y


prefiere figuras con una pauta a superficies lisas. Inicialmente explora los límites entre
las figuras, los contrastes de figura y fondo, mirando menos el interior de las figuras, pero

22
al cabo de dos o tres meses mira dentro, lo que le va a permitir diferenciar unas caras
de otras.

Igualmente su capacidad de seguir un objeto que se desplaza aumenta notablemente.


Los movimientos del ojo en el seguimiento de un objeto que se mueve, que al principio
son bruscos y sin anticipación de los movimientos del objeto, aunque éstos sean
regulares, se van haciendo cada vez más finos y exactos,

DESARROLLO DEL TERCER AL SEXTO AÑO DE VIDA

Acabamos de contemplar cómo, ya en la etapa prenatal, es de suma importancia para el


nuevo ser que su madre lo acepte, no solamente desde el punto de vista hormonal, sino
también, una vez que ella sabe que está embarazada, con sus sentimientos y
pensamientos.

Hemos visto que esta aceptación incluye también al padre, aunque para él puede ser
una toma de decisión diferente. Esta actitud de «bienvenida» de los padres adquiere un
nuevo valor después del parto, porque mientras estaba dentro del vientre todavía no
podían imaginarse qué aspecto y modo de ser tendría su bebé.

Sin embargo, por poco que guarden cierta compren- sión sobre los procesos más
importantes en esta transición al mundo exterior, a los padres les puede resultar más
fácil entrar en la siguiente etapa de desarrollo junto con su hijo, y activar también ellos
nuevos potenciales.

Para acercarnos a los procesos de vida en la primera infancia, podemos partir de la


contemplación de que todas las estructuras de las áreas externas, medianas e internas
de su organismo que el feto ha generado, dentro del cuerpo de su madre, tienen que
ajustarse ahora a las condiciones del mundo externo, a la vez que van creciendo y
creando nuevas conexiones neurológicas por medio de las interacciones guiadas por sus
necesidades auténticas.

Pero ahora comienza a resaltar el posible conflicto entre sus necesidades de


supervivencia y de desarrollo, porque solo si su supervivencia está garantizada, el niño
puede dedicarse a la aven- tura de buscar experiencias vitales que le sirvan para activar
su potencial humano.

23
Aunque a primera vista parezca contradictorio, mucho contacto físico, unido a la atención
tranquila de su madre, son en esta etapa la base para la creciente independencia del
niño. Esto sigue siendo un proceso lento, pero cada vez más aventurado, de maduración
personal.

Como en todos los seres vivos, el desarrollo biológico va desde abajo hacia arriba, es
decir, de las estructuras más antiguas hacia las más nuevas de la evolución de los
organismos vivos; lo podemos visualizar en las estructuras cerebrales que los humanos
tenemos en común con las plantas y las diferentes especies de animales, aunque en
nuestro caso van subiendo paulatinamente hacia un potencial cada vez más abierto, que
trasciende todo lo que la evolución ha logrado, hasta que los primeros seres humanos
aparecieron en esta tierra.

Las investigaciones de Jean Piaget se aproximan a estos procesos de crecimiento con


lo que él llama «conservación de», pero que nosotros preferimos llamar «estructuras de
comprensión».

En esta etapa inicial, la primera estructura que se va formando, por medio de las
interacciones del cuerpo con el mundo, es la paulatina comprensión del objeto
permanente, es decir, la comprensión de que los objetos existen aunque no estén al
alcance sensorio-motriz del niño, y que pueden cambiar de aspecto, dependiendo por
ejemplo de si están cerca o lejos, o si están bajo la luz o a la sombra.

Piaget ha constatado que, a través de los años de crecimiento, el desarrollo de todas las
estructuras de comprensión tiene un orden fijo, pero que el tiempo que necesita cada
niño para crearlas depende de las circunstancias en las que vive.

Por ejemplo, la estructura del objeto permanente ya puede formarse a Alrededor de los
tres años, las criaturas pasan por algunos cambios en su modo de «aterrizar en la tierra».
Si han tenido suficientes vivencias de amor y respeto, ahora sienten muchas ganas de
explorar el mundo de manera cada vez más variada; tienen curiosidad por enfrentarse a
circunstancias más amplias y conocer a más personas fuera del entorno familiar.

Con la seguridad de poder regresar después de pocas horas al hogar, es posible que se
sientan relajados sin la presencia de su mamá o papá, siempre que sus aventuras en su
ausencia hayan sido en ambientes que hayan satisfecho sus necesidades auténticas.
24
Sigo insistiendo en que, para nosotros, es importante recordar que cada etapa no es
solamente un nuevo paso en el desarrollo de los niños, sino también de los adultos,
porque nos da una oportunidad de abrirnos a otros aspectos de los procesos de vida que
todos los humanos tenemos en común.

El niño, a base de las destrezas que ha ido adquiriendo al moverse con su cuerpo, tocar
toda clase de objetos y percibir las realidades del mundo exterior con sus sen- tidos,
comienza a entrar en un estadio de necesidades cada vez más intensas. De tal modo
que es tal su ansia de jugar que incluso a veces prefiere «no perder el tiempo» en
sentarse a comer, pues otra cosa atrae su atención poderosamente. Todavía le encanta
imitar lo que hacen otros, pero si no ha perdido el acceso a las actividades espontáneas
por falta de un ambiente adecuado o por someterse a las direcciones de los adultos, la
imitación es solamente un primer incentivo.

Para hacer sus propios experimentos, los cuales activan su potencial de creatividad, y
que lo protegen del peligro de simplemente repetir lo que ya existe en su entorno social.

Esta tendencia de investigar y de inventar ya es visible en las situaciones más cotidianas,


que para los adultos en gran parte no son más que «cumplir con lo que hay que hacer».
Por ejemplo, al ver cómo cocina su madre, un niño de esta edad quiere también tomar
un cuchillo para cortar las zanahorias o una cuchara de palo para remover una sopa.

No obstante, lo que le importa no es que la comida esté lista a cierta hora, sino tener
experiencias interesantes y probar algo nuevo: cortar las zanahorias en diferentes
tamaños y formas, meterse algunos pedazos en la boca para saborearlos, tal vez
ofreciendo algunos bocados a su mamá para que los ponga en la sopa o los mezcle con
otras verduras, y disfrutar de la combinación de diferentes colores.

Si los adultos toman conciencia de que el propósito de las actividades motrices


y sensoriales en esta etapa reside en afinar los movimientos y sentidos del bebé, con la
meta de entrar en un contacto cada vez más delicado con las cualidades del mundo y
sacar las esencias de sus realidades, entonces también para ellos la convivencia con los
niños adquiere otra cualidad. Y es que, en la vida diaria, hay demasiadas cosas que los
adultos hacemos

25
justamente, en este contexto nos toca afrontar la problemática de que el mundo actual
está tan inundado de ruidos y de toda clase de impactos sensoriales que, para los niños,
es difícil activar su potencial de sensibilizarse a la hora de percibir las diferencias sutiles
en todo lo que se vive afuera y en sí mismos, con el efecto añadido de que necesitan
estímulos cada vez más fuertes para sentirse vivos.

Este exceso de estimulaciones sensoriales dificulta que cumplan con lo que los procesos
de vida han previsto para esta etapa: que el niño pueda crear dentro de sí categorías
claras y a la vez refinadas que le ayuden a ubicarse en el mundo que le rodea. Para
comprender este proceso, nos han servido una serie de investigaciones

Neurológicas que demuestran que, si un sentido está sobre estimulado, cambia


en seguida el umbral de todos los otros sentidos. Tal cosa es especialmente grave
en este estado de desarrollo, en el cual se están empezando a formar las interconexiones
básicas entre las áreas sensoriales que, poco a poco, se van enlazando con las áreas
cerebrales superiores.

Estas indagaciones nos presentan la opción de proteger lo más posible los ambientes
de los niños de la sobrecarga de impactos sensoriales actualmente
consi- derados normales. En este sentido, hacer el esfuerzo de equilibrar nuestro ambi
ente cercano nos beneficiará también a los adultos, pues ello nos servirá para la
construcción de relaciones más relajadas, ya que el desarrollo de los niños depende
del entorno que les ofrecemos para poder desarrollar su potencial humano.

Si, además, nos damos el lujo de frenar nuestras actividades automatizadas por lo
menos de vez en cuando, y si en un ambiente más relajado también nosotros logramos
afinar nuestros sentidos y discernir las cualidades de las realidades concretas que nos
rodean, es muy probable que con el tiempo seguramente no de la noche a la mañana
cambien nuestros sentimientos internos y percepciones.

Gracias al contacto que tenemos con nuestros propios sentimientos, y por nuestra
sensibilidad de percibir las cualidades de las cosas, crece también la estima de la
necesidad de los niños de tener muchas experiencias en cuerpo propio. Esto se convierte
26
en un nuevo desafío para nosotros, dado que deberemos darnos cuenta de qué
ambientes son propicios y cuáles no, y cuándo es necesario poner límites de manera
adecuada. Pero incluso este nuevo aprendizaje,

incluso un buen manejo de los materiales sensoriales, puede correr el peligro de


convertirse en una rutina o en algo que haga- mos por imitación, si no nos tomamos la
molestia de reflexionar sobre lo que pasa en las áreas neurológicas del niño. Se nos abre
todo un nuevo panorama que despi- erta muchas nuevas preguntas, si comenzamos a
considerar que, en cada inter- acción sensorio-motriz del niño con las realidades del
mundo, sus interconexiones del sistema límbico se van enriqueciendo en dirección a la
corteza cerebral, y que, por nuestra manifestación de interés auténtico, el lóbulo
prefrontal se enlaza con todas estas nuevas conexiones, dándoles una calidad cada vez
más humana.

Uno de los enlaces más importantes es con la amígdala, que es un núcleo neurológico en
las áreas límbicas que regula las emociones y por el cual tienen que
pasar, repetidamente, todos los procesos de toma de decisión en su camino entre el co
ra- zón y la mente.

Ya mencioné que, en la etapa prenatal, se disuelven las sinapsis que no se utilizan. Lo


mismo se aplica a las interconexiones que se requieren para tomar decisiones
coherentes para el propio desarrollo y para cuidar del entorno. He aquí, por tanto, otra
vez, un punto muy crítico en nuestros esfuerzos de ofrecerles a los niños circunstancias
en las que puedan tomar decisiones de manera coherente para sí mismos y para todo lo
que les rodea.

Nuestras atenciones con amor y respeto, guiadas por nuestra alta estima de la vida del
niño, por nuestra conciencia de su necesidad de contacto físico y de interacciones
autónomas, todas necesarias para que se active el lóbulo prefrontal, son el marco de
referencia dentro del cual las áreas «superiores» del organismo lo- gran resistir la
tentación de ser dominadas por las áreas cerebrales antiguas de la evolución, que en
esta etapa están todavía en plena activación. Las funciones del lóbulo prefrontal lo
protegen, por ejemplo, para que el sistema reticular no haga reaccionar al niño con
ataque o huida, con furia o éxtasis, inclusive con estrategias de mentir para lograr algo,
como pasa con los hábitos de ciertos animales. Habría también que aclarar que no hay
27
que confundir la atención del adulto con un adiestra- miento moral, como ocurre por
ejemplo cuando se explica al niño por qué algo es bueno o malo.

Más bien es una oportunidad para que percibamos las características de cada
situación: lo primero sería darnos cuenta de si el entorno es real- mente adecuado para
las necesidades auténticas del desarrollo del niño y tener empatía con su estado, y luego
acercarnos a tiempo con señales de interés por lo que está haciendo.

CONCLUSION

La educación siempre ha estado presente a lo largo de la historia, pues esta tan


difundida que no ha faltado, no falta y no faltara en ninguna sociedad, es evidente que a
través de la evolución que ha tenido el hombre y gracias a las necesidades que este ha
tenido por educarse se han dado diferentes cambios que han contribuido en algo para
la formación y el despertar de las nuevas ambiciones del ser humano.

Por consiguiente la educación es el principal medio de desarrollo y formación del


individuo, por lo cual debe presentar hechos, ideas, habilidades y técnicas a los
estudiantes para que este adquiera conocimientos y actitudes para enfrentar la vida, y
es preciso gracias a los aportes que han dado diferentes autores sobre la educación y
en este caso muy especialmente a la “educación infantil la cual es concebida como
aquella educación impartida a los niños que anteceden su entrada a la educación básica,
en la actualidad es denominada como el primer tramo del sistema educativo, que no es
de carácter obligatorio

y va dirigido a los niños y niñas de edades comprendidas entre cero y seis años,
responde a objetivos como la estimulación, el desarrollo de todas las capacidades,
tanto físicas, como afectivas, intelectuales y sociales”.(1)

Por consiguiente diferentes pedagogos han realizado sus aportes a la educación infantil
y con esto han permitido una mejor formación y un mejor desarrollo en cada una de las
etapas por las que atraviesan los infantes los cuales hoy día juegan un papel
28
fundamental en el desarrollo de la sociedad; pues si bien se sabe lo que se necesita
actualmente son personas criticas, autónomas, con sentido humano capaces de crear
cosas para el bien de la sociedad.

Por tal razón cada uno de los aportes que han realizado los diferentes pedagogos que
ha pasado a través de la historia como los son: María Montessori, Sócrates, Juan Jacobo
Rousseau, Declory, Juan Amos, Comenius, Juan Luis Vives, John Locke, Juan Enrique
Pestalozzi, Alexander Sutherland Neill y como estos son muchos más los pedagogos
que han sido de gran apoyo para la educación infantil con cada una de sus teorías o
ideas que han conducido a un mejor desempeño en la formación y orientación educativa
de los educandos logrando con esto un mejor desarrollo humano, entendiendo que este
busca garantizar el ambiente necesario para que las personas y los grupos humanos
puedan desarrollar sus potencialidades y así llevar una vida creativa y productiva
conforme con sus necesidades e intereses.

Puesto que el desarrollo humano de cada persona no es tan solo el que más tenga a
nivel económico. “Las capacidades más básicas para el desarrollo humano son: llevar
una vida larga y saludable, tener acceso a los recursos que permitan a las personas vivir
dignamente y tener la posibilidad de participar en las decisiones que afectan a su
comunidad o a su entorno.

Con todo esto se pretende que las personas logren ser libres de realizar sus opciones y
participar en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo humano y los derechos
humanos se refuerzan mutuamente, ayudando afianzar el bienestar y la dignidad de
todas las personas, construyendo el respeto por sí mismos y el respeto por los demás” .
(2) Además cuando se logran personas con desarrollo humano se conlleva a que cada
uno de los seres humanos aprenda a dar soluciona sus problemas buscando las mejores
alternativas y sean personas que logren vivir dentro de una sociedad y capaces de llevar
grandes aportes a esta.

Es precisamente esto lo que conduce a evidenciar como los diferentes pedagogos han
sido influyentes en el desarrollo humano utilizando como medio la educación y más
29
directamente la educación infantil la cual es la base para todo proceso de formación
donde se trabaja con cada uno de los aportes que los pedagogos han dejado para el
beneficio del ser humano logrando con esto el objetivo principal el cual es formar seres
integrales capaces de transformar la sociedad y de buscar mejores alternativas de vida.

Por lo tanto para que existan más oportunidades lo fundamental es desarrollar las
capacidades humanas las cuales son todas aquellas diversidad de cosas que las
personas puedan hacer o ser en la vida y esto se logra cuando cada una de las personas
tienen acceso a la educación donde se buscan estrategias pedagógicas que generen
acercamiento permanente con los procesos de formación y desarrollo humano
entendiendo que las circunstancias del mundo actual no son las mejores y por ende
es necesarios crear en los educandos necesidades para una vida de éxitos.

Si bien es cierta, la relación entre la educación y desarrollo humano está dada por la
posibilidad de fortalecer los procesos educativos que favorezcan el desarrollo personal
para enfrentar tanto la parte social, contextual y humana; y es aquí donde se da la
importancia de poner en práctica los aportes de los diferentes pedagogos para lograr
alcanzar los objetivos propuestos por la educación donde la idea es formar seres con
desarrollo humano integral.

Por lo tanto como responsables de la educación infantil es importante trabajar de la mano


con cado uno de los aportes de los diferentes pedagogos que han encaminado la
educación al fortalecimiento del desarrollo humano como motor principal para llevar una
mejor calidad de vida pues no se puede olvidar que no es más aquel que tiene todo lo
material si no aquel que lo tiene todo en espíritu y calidad humana.

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BIBLIOGRAFIA.

XLINE, V.: Terapia de juego. México: Diana, 1989. 1992. GOODMAN, P.:

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to interior de niños y adolescentes. Barcelona: Herder, 2003. — Libertad y límites.
Amor y respeto. Lo que los niños necesitan de nosotros. Barcelona: Herder,
2006. — Aprender a vivir con niños. Ser para educar. Barcelona: Herder, 2007. —

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