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uAustin primeramente nos aclara la importancia de darle buen uso al lenguaje

ordinario o natural, ya que este lenguaje nos permite conocer aquellos fenómenos
a los que se refiere, Austin plantea que no se puede entender el derecho sin el
lenguaje y que el mismo en el derecho nos permite conocer qué estado de cosas
debe ser. por lo tanto, una comprensión inadecuada del lenguaje implica, pues, un
conocimiento incompleto de la realidad y, en el caso del Derecho, un conocimiento
imperfecto de lo que debe ser.
para esto Austin nos señala tres aseveraciones del lenguaje:
- Un alegato en pro de las excusas: en esta Austin pone el ejemplo de que se
utiliza la justificación cuando se acepta haber realizado aquello de lo que se nos
acusa, pero se niega que sea incorrecto, inadecuado o inaceptable, mientras que
se utiliza la excusa cuando, aceptando que lo que se ha hecho es inadecuado,
incorrecto o inaceptable se niega tener responsabilidad total sobre ello.
Austin nos da a entender que El verbo “excusa” es probablemente el termino central
pues incluye otros de importancia como alegato, defensa, justificación.
“Me confundí”, “Me equivoqué”, “Fue sin querer” son unos ejemplos de la
innumerable cantidad de excusas que tenemos en mente para liberarnos de la
responsabilidad de un acto. También nos dice que el estudio de las excusas puede
ayudar a entender la conducta humana.
- tres modos de derramar tinta: en esta segunda aseveración acerca de la
importancia de Austin en el derecho se expone la gran utilidad de seguir
esclareciendo los términos de “intencionadamente”, “deliberadamente” y “a
propósito”, de trascendencia capital en el Derecho, porque estos tienen un
significado diferente a pesar de que a simple vista se tratar de una misma
terminología, por tal motivo es pertinente distinguirlo. para esto Austin expone tres
partes.
1. Los casos efectivos o imaginados: en esta parte dice el autor que, para una
buena aclaración de las palabras antes dicha, es recomendable practicar con casos
efectivos, es decir, que se estén dando en la práctica y que además también se
utilicen casos imaginarios donde pueda exponerse el ejercicio fácilmente, por
consiguiente, Austin propone unos ejemplos como: 1. Ato una cuerda en lo alto de
una escalera. Un pariente débil tropieza con ella, cae y muere. ¿Até la cuerda
intencionadamente? Parece que sí, pero es que ¿podía haberla atado no
intencionadamente?, o ¿podía no haberla atado intencionadamente?; y si lo hice
intencionadamente, ¿lo hice a propósito? (1989: 251).
2. Cojo dinero de la caja registradora para apostar a los caballos. Pretendo
devolverlo cuando recoja las ganancias. Esa es mi intención, pero ¿es mi
propósito?; ¿cogí el dinero con el propósito de devolverlo? Parece claro que no
(1989: 251).
3. Decimos que A hirió a B con la intención de matarlo, Pero ¿por qué no decimos
que lo hirió con el propósito de matarlo?; ¿porque matar y herir están demasiado
íntimamente conectados?; ¿porque no hay dos cosas que se hacen?; ¿qué significa
eso? (1989: 252).
a todo esto, concluye Austin que de los tres términos el mas cercanos a lo que
somos los seres humanos seria la intención por el hecho de que cuando se hacen
cosas, siempre se tiene una intención o una idea. dice Austin que, aunque la idea
de intención está presente en la gran mayoría de nuestras acciones, no todos los
verbos de acción admiten el adverbio “intencionadamente”, mas sin embargo Sólo
cuando la acción pudo no haber sido intencionada tiene sentido decir que fue
intencionada. O, dicho de otro modo, “intencionadamente” sólo sirve para excluir
“no intencionadamente”
Sis y puedes: en este tercer punto Austin nos hace las aclaraciones de los sis y
puedes, primeramente, habla Sobre si “pude haber si lo hubiese elegido” es
equivalente a “habría si lo hubiese elegido”, donde argumenta que “Pude” es muy
diferente a” hubiera" en base a que Lo que alguien pudo hacer no es lo mismo que
lo que haría; que alguien
pudo dispararte no significa que lo habría hecho. por otra parte, también se refiere
a la función del “si” como condición causal De este modo, se dice que “si p entonces
q”,
entonces q se sigue de p, p implica q, o p es causa de q. Al decir de Austin, Moore
entiende el “si” de “puedo
si lo elijo” como cláusula condicional.
Cuando la fórmula es esa, “si p entonces q”, se puede inferir de ahí que “si no q
entonces no p”, y no se
puede inferir ni “tanto si p como si no p entonces q” ni “q”. y por ultimo trata Austin
Sobre si las oraciones con “puedo” o “pudo haber” admiten o necesitan siempre una
cláusula “si”, en concreto “si lo hubiese elegido” dice el texto de Austin que, Según
la primera, siempre que aparece un “puedo” o un “pude haber” como verbo principal
de una oración, se debe añadir o se debe
sobreentender una cláusula “si” para completar el significado de la oración. De
acuerdo con la segunda, el análisis del significado de “puedo” o “pude haber” se
clarifica si se sustituye ese verbo por “haré” o “habría” con una cláusula “si”.
Concepto de derecho H.L.A. Hart (capítulo I, II, III, IV, V y VIII)

Capítulo I: Hart plantea que definir el derecho, responder a la pregunta ¿qué es


derecho? Es algo difícil, en este capítulo Hart va directo al grano con su intención
en ese orden de ideas nos dice que existen tres problemas principales por los que
definir al derecho es difícil y que según son los principales causantes de todos los
fracasos de quienes se han propuesto definir al derecho.
El primer problema lo explica con la siguiente premisa: “la existencia del derecho
significa que, en algún sentido, la conducta de los sujetos ya no es optativa sino
obligatoria”. Esto se da cuando las personas encontramos una limitación en la
sociedad por cierta autoridad la cual busca el orden social. Hart dice que definir al
derecho es difícil por su íntima relación con los conceptos de “obligación”,
“amenaza” y “sanción”.
En el segundo problema manifiesta que definir al derecho es difícil por su relación
con la moral ya que las normas morales al igual que las jurídicas abarcan una
imposición en la conducta de las personas.
El tercer problema según Hart es que el derecho se relaciona con las reglas.
identifica el problema en la similitud entre la mera conducta convergente habitual de
un grupo y la exigencia de una regla en lo cual se responde a las palabras “tener
que” y “deber”
Hart critica la postura de que las normas jurídicas siempre tendrán un respaldo
sancionador, señalando que el juez, al castigar, toma la regla como guía y a la
trasgresión como justificación de castigo al transgresor.
Capitulo II: Hart clasifica los mandatos en tres formas diferentes: 1. pedidos: como
por ejemplo cuando una persona dice "pasarme la sal por favor" 2. suplicas como
"no me mate por favor" y por ultimo amenazas " no te muevas”, siguiendo el orden
de ideas el autor citando a Austin expone que el derecho no se fundamentaría en
normas sino en hechos; los cuales vienen acompañado de amenazas, hart distingue
entre mandatos coercitivos (como la de un delincuente que con un arma le exige
dinero a su víctima) y otra jerárquicos (como la orden de un sargento a un teniente).
señala que hay dos tipos de imperativos directos por las que funciona el derecho a
base de amenazas:
1. la forma típica: que son mandatos que van dirigido a la sociedad en general que
emanan de un legislador, que prevalen en el tiempo y que son cumplidas
generalmente por miedo a una posible sanción
2. directiva e individualizada: mandatos jerárquicos que cara a cara una persona le
obliga a otra hacer o no hacer algo, estos mandatos son momentáneos y no
perduran en el tiempo.
Capitulo III: en el tercer capítulo Hart realiza una crítica a la teoría de Austin,
argumentando de que no todas las normas pueden ser respaldas por sanciones y
amenazas y que su teoría Agustiniana guarda ciertas falencias en tanto al origen,
ámbito de aplicación y contenido. Respecto al contenido dice Hart que en materia
penal es claro que todas las normas están apoyadas en una amenaza, por lo que
su incumplimiento acarrea una sanción, sin embargo, existen normas que dan
potestades y que su incumplimiento solo dará paso a una nulidad (matrimonio,
testamento).
En cuanto al ámbito de aplicación ilustra Hart que se sobrentiende que existen
normas que ordenan una conducta del legislador hacia el pueblo y, que solo este
legislador no se ve expuesto a cumplirla, tal es el caso de la monarquía absoluta,
en este caso se puede hablar de normas respaldadas de amenaza, ya que sería el
legislador quien amenaza al resto de la gente. Empero en un contexto donde el
mismo parlamentario tuviera que cumplir la ley, no estaríamos hablando de normas
respaldas por amenazas pues el mismo tendría que cumplir su propia amenaza, lo
cual sería absurdo.
En cuanto al origen dice Hart: que las normas consuetudinarias que vienen de las
costumbres no pueden entenderse que sean respaldadas por amenazas, a menos
de que una ley emanada por el soberano, es decir, el legislador o su subordinado
un juez la ampare, en conclusión dice que recién la costumbre pueda acarrear una
sanción se puede hablar de que es respaldada por amenaza de lo contrario no. En
este esquema de ideas se dice que la costumbre no es derecho en sí, pues si sola
no tiene peso jurídico. Aunque se critica que en ciertos casos la costumbre puede
ejercer peso en la decisión de un juez determinado.
Capitulo IV: aquella persona o institución el cual es obedecido habitualmente por
la sociedad, y que no obedece a ninguna otra persona o institución. Esta sociedad
que obedece al soberano se conoce como súbdito. Sobre esta idea aparecen dos
puntos: por un lado, el hábito de obediencia por el que el soberano es obedecido,
y por otro la forma en que el soberano es capaz de crear derecho. Hábito de
Obediencia y Continuidad del Derecho: La obediencia y la acotación de las
normas que una sociedad pueda tener hacia el soberano se puede convertir en un
“hábito” si es que ha pasado un tiempo determinado y la gente se acostumbra a
obedecer a este soberano. Sin embargo, si el soberano muere y deja a su hijo en
el poder (Ej. Un rey hipotético Rex I muere y asume su hijo Rex II), las normas que
este dicte no podrían ser derecho pues el hábito de obediencia que su padre tenía
morirá junto a él, por lo que el hijo deberá crear su propio hábito. Para evitar esto,
será necesario que Rex I cree un derecho de sucesión que le asegure a su hijo
Rex II la posibilidad de ser el nuevo soberano y ser respetado. El problema reside
en que el padre debe crear este derecho como una norma (pues sólo así habrá
alguna sanción contra quienes no la respeten) y no como un hábito de obediencia.
En otras palabras, este derecho deberá perdurar más allá de su muerte. La
autoridad del soberano no se basa solo en el hábito de obediencia, sino también
en el propio criterio de la sociedad de que “es correcto obedecerle” y moralmente
incorrecto no hacerlo. Este hábito y criterio de obediencia se puede perder como
producto de una revolución. Persistencia del Derecho: Hart nos plantea el
problema de porque una norma creada por un legislador ya muerto o sin autoridad
actual debe ser obedecida aún. Es decir, porque se entiende que las normas de
un legislador perduran aún más allá de la vida de éste. Esto se produce solo
cuando la ley creada por el legislador anterior (soberano) es reconocida como tal
por el soberano actual de forma tácita (es decir, al no decir nada en contra se
asume que la acepta). Limitaciones Jurídicas a la Potestad Legislativa: Se
sostiene que un soberano absoluto no tiene ningún tipo de limitaciones jurídicas,
pues él puede crear normas de la forma que él quiera. Una constitución escrita
puede limitar jurídicamente al soberano. Puede haber una norma que dicte que
cierta conducta no puede ser controlada. Entonces se dice que el soberano tiene
un límite jurídico en el cual no tiene la potestad legislativa para controlar esa
conducta, y quiere hacerlo, su decisión será nula. El Soberano detrás de la
legislatura: Se entiende que las decisiones de un legislador o un juez deben
concordar con las normas prescritas por el soberano (Ej. Los fallos de un juez o
las leyes del Congreso no deben ir en contra de la Constitución). No se puede
decir que los electores son el soberano, pues sería absurdo decir que el pueblo es
a la vez soberano y súbdito. No habría grado de obediencia. (Bascuñán dirá luego
que decir que el pueblo es soberano es una solución política al problema de la
normatividad del derecho, pero inconsistente desde un punto de vista jurídico). En
una democracia constituida, lo ideal es entender al soberano como la legislatura
con límites jurídicos, los cuales tienen determinadas potestades que son
entregadas hacia ellos por el electorado.
Capitulo v: Hart habla de un punto de vista interno y uno externo de las reglas de
un sistema jurídico, en el que el observador externo vería una regla como un signo
el cual es habitualmente obedecido, mientras que uno interno vería esta regla
como una señal de la cual se vería obligado a obedecerla. Un observador externo
es capaz de ver un sistema jurídico determinado tanto desde un punto de vista
interno como externo. Hart rechaza la concepción del derecho de que violar una
regla es solo la base para la predicción de que habrá una sanción, pues él cree
que esta violación es la razón para la sanción. Hart sostiene que una comunidad
básica y primitiva fundada sólo en base a reglas primarias es insostenible a largo
plazo debido a tres factores: Estas reglas primarias no serán suficientes para
formar un sistema jurídico pues no existirá nada que las “valide” o que obligue su
cumplimiento además de la presión social. Es decir, habrá una “falta de certeza”
acerca de que sería el derecho. Su carácter estático (según la teoría kelseniana)
hace muy difícil la evolución de este derecho, pues al no existir ningún ente
legislativo propiamente tal, será bastante difícil que las reglas se vayan adecuando
a los nuevos tiempos. Estas reglas tienen el problema de que será difícil obligar su
cumplimiento, pues al no haber ningún ente adjudicatario (Poder Judicial), costará
mucho determinar si una regla fue violada o no, además de determinar el modo y
la intensidad de la sanción aplicada. Hart sostiene que el remedio sería crear
ciertas reglas secundarias que conviertan este régimen en un verdadero sistema
jurídico, llevando así el derecho de un “mundo pre jurídico” a un “mundo jurídico”
Estas reglas secundarias versan acerca de las reglas primarias.

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