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Curso: Historia
Ciclo: II
2018
Actividades
El Libro de los muertos fue una obra fundamental de la cultura del antiguo Egipto. Era un
texto muy extenso: algunos ejemplares conservados en rollos de papiro alcanzan cuarenta
metros. También era un producto caro, por el que se podía pagar un deben de plata, la mitad de la
paga anual de un campesino. Pero, para los egipcios, el valor de este texto era incalculable, ya
Tales fórmulas se inscribían en rollos de papiro y en las vendas de lino de las momias, las
paredes de las tumbas, los sarcófagos y los elementos del ajuar funerario del difunto. Sin ellas, la
persona fallecida podía sufrir una segunda muerte que significaría su total aniquilación.
Era el sacerdote quien recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la ceremonia
funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales para
revitalizar los sentidos, entre los que se contaba el de la apertura de la boca, por el que se abrían
mágicamente los ojos, las orejas, la nariz y la boca del difunto, quien, una vez recuperados los
sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Para los egipcios éste era un momento de
esperanza, como se expresa en la fórmula nueve del Libro de los muertos, que los egipcios
llamaban Libro para la salida al día: "He abierto los caminos que están en el cielo y en la tierra,
porque soy el bienamado de mi padre Osiris. Soy noble, soy un espíritu, estoy bien
pertrechado. ¡Oh, vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un camino para mí!".
Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia el este,
como Re, el sol, que tras ponerse vuelve a su punto de partida. Durante ese trayecto el fallecido,
montado en la barca de Re, se enfrentaría a seres peligrosos que intentarían impedir su salida por
el este y su renacimiento.
El peor de ellos era Apofis, una serpiente que trataba de impedir el avance de la barca solar
con el objeto de romper el Maat, la justicia y el orden cósmico, y forzar el caos. Apofis cada día
amenazaba a Re durante su viaje subterráneo. Una fórmula del Libro de los muertos se refiere al
encuentro con el temible reptil: "Que seas sumergido en el lago del Nun, en el lugar establecido
por tu padre para tu destrucción. […] ¡Retrocede! ¡Se destroza tu veneno!". El fallecido podía
adquirir las propiedades de varias divinidades y luchar contra los enemigos, como muestra un
pasaje de la fórmula 179: "Me ha sido concedida la gran Corona Roja y salgo al día contra mi
enemigo, para capturarlo, porque tengo poder sobre él. [...] Me lo comeré en el Gran Campo,
sobre el altar de Wadjet, porque tengo poder sobre él, como Sekhmet, la grande".
Finalmente, el difunto llegaba a un laberinto, protegido por una serie de veintiuna puertas,
aunque otro pasaje del Libro dice que son siete. Ante cada una de ellas, el difunto debía
Una vez pasado el laberinto, el difunto llegaba a la Sala de la Doble Verdad para que un
tribunal formado por 42 jueces y presidido por Osiris evaluara su vida. Ante los dioses hacía la
"confesión negativa", en la que citaba todas las malas acciones que no había cometido, según se
recoge en la fórmula 125: "¡Yo os conozco, Señores de Verdad y Justicia! Yo os traigo lo Justo y
el corazón del difunto. En un plato de la balanza, sostenida por Anubis, dios chacal de la
momificación, se colocaba una pluma de avestruz, la pluma de Maat, que simbolizaba la justicia;
en el otro plato se depositaba el corazón, que simbolizaba las acciones realizadas por cada
Tanta importancia se atribuía al pesaje del corazón que los egipcios elaboraban un amuleto
específico, el escarabeo del corazón, que, como su nombre indica, se colocaba sobre el corazón
del difunto durante el proceso de momificación. En el reverso del amuleto se inscribía siempre la
fórmula 30 del Libro para que, en el momento del juicio final, el corazón no traicionara al
difunto. "¡Oh, mi corazón de [mi] madre! ¡Oh, mi corazón por el cual existo en la tierra! ¡No te
levantes contra mí como testigo! ¡No te opongas contra mí entre los Jueces! ¡No estés contra mí
delante de los dioses! ¡No seas intransigente contra mí delante del gran dios Señor del
Occidente!".
Finalmente, los dioses proclamaban su veredicto. Aquellos cuyos corazones hubieran pesado
sufrían hambre y sed perpetuas, eran quemados al atravesar un lago o cocidos en un caldero, una
bestia salvaje los devoraba... Los justificados, en cambio, tenían motivos para felicitarse.
glorificado para toda la eternidad", dice una fórmula del Libro de los Muertos. Ante ellos se abría
Ialu o Campo de Cañas. Los egipcios lo imaginaban como un lugar muy parecido a Egipto, con
ríos, montañas, caminos, cuevas y campos muy fértiles, en los que crecía la cebada hasta los
cinco codos de altura. El difunto, sin embargo, debía preocuparse por obtener su sustento. Aun
siendo un "glorificado", según decía una fórmula del Libro de los muertos, tenía que "arar y
segar, comer y beber, y realizar todas las cosas que se hacen en la tierra". Eso sí, para ello podía
los ushebtis, siempre presentes en el ajuar funerario y que por el poder de la magia se convertían
en criados.
Cada figurita tenía los brazos cruzados y sostenía en las manos aperos agrícolas. En la parte
inferior se inscribía una fórmula del Libro de los muertos: "Fórmula para que los ushebtis
realicen los trabajos en la Necrópolis. Osiris [nombre del difunto] justificado tiene que decir: ¡Oh
ushebti! Se ha llamado al Osiris [nombre del difunto] justificado a realizar cualquier trabajo que
Una de las cosas que más temía el difunto era tener que comer sus propios excrementos, como
los condenados en el tribunal de la Doble Verdad. Así se expresa en la fórmula 53, en la que el
fallecido se asimilaba a los dioses: "Lo que yo detesto son las porquerías. ¡Que yo no deba beber
cosas fétidas, que yo no deba avanzar al revés! Yo soy poseedor del pan en Heliópolis, que tiene
permitía que éste se conservara, pero no estaba de más la ayuda de la magia. Por eso era
frecuente que las vendas que envolvían la momia llevaran inscrita la fórmula 154 del Libro para
prevenir la descomposición: "Yo vengo para embalsamar a esos miembros míos. Este cuerpo mío
no se descompone. Yo estoy intacto como mi padre Osiris-Khepri que es la imagen [mía], aquel
cuyo cuerpo no se descompone. Ven, toma posesión de [mi] soplo, señor de la respiración,
supremo entre su Similar. Hazme estable, fórmame, tú, Señor del sarcófago. Otorga que yo pueda
caminar para la eternidad como haces tú cuando estás con tu padre Atum, cuyo cuerpo no se
Esparta
fue originalmente una ciudad aquea del interior, es decir, no costera. En la Era Micénica tuvo
mucha importancia, pero luego cayó en un largo período de oscuridad al ser tomada por los
dorios. Entre 1100 y 800 a.C. se levantó y llegó a ser la soberana dentro de la región de Laconia.
En esta ciudad, los únicos ciudadanos con derecho eran los dorios conquistadores, que
La gran mayoría de la población eran los ilotas o esclavos, tratados cruelmente y carentes de
derechos. De hecho, una vez al año se les golpeaba en forma brutal sin causa aparente, y cuando
se consideraba que habían crecido mucho en cantidad, los asesinaban durante la noche, acto que
religiosas. Pero el poder real estaba en manos de un Senado de 28 ancianos ilustres (todos
Esparta era básicamente una ciudad guerrera, siempre lista para combatir. Los niños eran el
blanco de la preparación militar, y al nacer, si no eran sanos, se les abandonaba y dejaba morir. A
los siete años los separaban de su madre y se les daba crianza en cuarteles, enseñándoles a
sobrevivir en medio de la nada y sin alimentos. Al llegar a la edad adulta se convertían en las
En cuanto a la mujer, podemos decir que su principal misión era dar al Estado hijos sanos y
fuertes.
Auge de Atenas
Como resultado de su brillante liderazgo durante las guerras persas, Atenas se convirtió en el
estado más influyente de Grecia. Esparta, hasta entonces el mayor poder militar de Grecia,
En el 478 a.C., un gran número de estados griegos formó una alianza voluntaria, la Liga de
Delos, para expulsar a los persas de las ciudades griegas de Asia Menor. Atenas encabezó la
alianza y la Liga liberó las costas de Asia Menor. No obstante, Atenas extendió su poder sobre
otros miembros de la Liga de tal manera que, más que en sus aliados, se convirtieron en sus
súbditos.
El periodo de hegemonía ateniense durante el siglo V a.C. es denominado como la Edad de
Oro de Atenas. Bajo el mando de Pericles, que se propuso hacer de Atenas la ciudad más bella
máxima expresión con las tragedias de autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de
El imperio romano inicio a orillas del mediterraneo 753 a.c convirtiéndose en uno de los mas
extensos, tomando casit toda Europa y parte de Asia y Africa. Podemos ver que este imperio nos
dejo bastante contenido que podemos aplicar en la actualidad, la literatura, arquitectura, política
y mucho mas campos; pero además de esto nos han dejado bases SOLIDAS para nuestro derecho
que aun a pesar de tanto tiempo sigue siendo parte importante de muchas constituciones,
ordenamientos y conceptos jurídicos, ya que este carácter rigio a los romanos y todos los pueblos
conquistados por varias épocas de su historia y siguen siendo conocimientos importantes para