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Fotocopia Profe: “Bases constitucionales del Derecho de Daños”
En un comienzo se consideró que existía una recepción parcial del derecho a la
reparación, no solo porque en el siglo XIX las hipótesis en que el Estado debía
responder frente a los daños que provocara a los particulares eran excepcionalísimas,
sino, además, porque cuando tal posibilidad se reconocía, se la limitaba respecto al
quantum indemnizatorio.
Con el correr del tiempo, otros derechos humanos fueron incorporándose (derecho a
la identidad personas, derecho a un ambiente sano y equilibrado, etc.).
Otros derechos fueron reconocidos particularmente en la CADH, el PIDCP y la CCT,
estableciéndose en la norma constitucional la indemnización obligatoria.
El art. 10 CADH dispone que “toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme
a la ley en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial”.
Se le ha ido otorgando una fisionomía propia al derecho a la reparación como para
escindirlo de su tradicional asociación a la seguridad jurídica, al derecho a la
jurisdicción, etc., y reconocer su autonomía.
El derecho a la reparación encuentra su sustento en:
a) La CN.
b) Tratados internacionales, principalmente la CADH.
c) La legislación interna.
d) La jurisprudencia.
e) Los principios generales del derecho.
Uno de los principios ejes que fundamentan el derecho de daños es el “naeminen ladere”
– no dañar a nadie – o “alterum non laedere” – no dañar a otros-. El derecho a la reparación se
encuentra anclado en la CN, particularmente en el art. 19.
El artículo contiene dos principios básicos y sustantivos de la democracia: el de legalidad y
el de privacidad. El punto focal de la primera parte es el principio de autonomía de la persona
humana.
El derecho a la privacidad mantiene una zona de reserva para la libertad. El Estado solo
interviene para limitar o prohibir las conductas de los hombres cuando éstas dañen o perjudiquen
a un tercero. Esto implica el anclaje constitucional del derecho a la reparación en cuanto a que los
hechos que injustamente dañen a otros son reprobados por el derecho y deben generar
consecuencias jurídicas.
La cuestión en el CCCN.
En el CCCN se ha plasmado un concepto doble de daño: el “daño” en sentido general, y el
“daño resarcible” como consecuencia de la lesión. En cada caso, tienen un rol específico.
Criterios:
El daño causa una lesión a un derecho o a un interés que no sea contrario al
ordenamiento.
Pueden ser individuales, o de incidencia colectiva.
Distinción entre la definición del daño-lesión y la indemnización.
La responsabilidad es uno de los instrumentos de protección de los mencionados
derechos función resarcitoria la indemnización es una consecuencia de la
lesión.
ARTÍCULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés
no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un
derecho de incidencia colectiva.
* Se conceptúa el daño y no el daño resarcible.
* Se adopta el concepto amplio de “daño-lesión”. Menoscabo a cualquier interés jurídico
no reprobado por el ordenamiento.
* Intereses de hecho quedan equiparados, a los efectos del daño jurídico, a pesar de sus
diferencias sustanciales.
El daño resarcible
No se lo ha definido expresamente.
ORGAZ
“El daño resarcible no es la lesión, sino las concretas consecuencias perjudiciales de
dicha lesión”.
ARTÍCULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen
nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
De la conjunción de los arts. 1726, 1738, 1740 y 1741, no puede sino concluirse que el
daño resarcible está constituido por las consecuencias de la lesión, sean patrimoniales o
espirituales.
Importancia de la distinción
Responde a la naturaleza de las cosas. Lo que se indemniza son las repercusiones
de la lesión. Concepto específico y circunscripto a la función resarcitoria de la
responsabilidad civil.
En nuestro ordenamiento existen solo dos categorías de daño resarcible: el
patrimonial y el extrapatrimonial (o moral). Su contenido es de una amplitud tal,
que abarca todas y cada una de las consecuencias en concreto de la lesión al
derecho o al interés, sin dejar fuera del derecho indemnizatorio a ninguna de las
que efectivamente acontezcan. (Art. 1738). El riesgo más importante de otra
doctrina contraria, es el del enriquecimiento sin causa de la víctima, que en los
hechos recibiría una doble indemnización por lo mismo.
Surge bien claro del art. 1738, que no se considera a las distintas posibilidades
como algo distinto, sino como una lesión que, si genera consecuencias, deben
también ser resarcidas.
El camino adecuado es, determinar en primer término las lesiones efectivas que el
hecho dañoso produjo en la víctima; y en un segundo momento, establecer las
concretas repercusiones de dichas lesiones en la persona o el patrimonio del
damnificado.
Deslinda adecuadamente el fundamento de la función resarcitoria y de la función
preventiva.
b) Subsistencia
Subsistente significa que el daño cierto acontecido, aún no haya sido resarcido por quien
debió hacerlo: el responsable. En todos los casos en que, de alguna manera, se reparen los efectos
nocivos sin la intervención del responsable civil, la obligación resarcitoria continuará existiendo.
Las consecuencias
Son los efectos causales del hecho dañoso, que importan una minoración disvaliosa en el
patrimonio o en el espíritu de aquél a quien se le ha lesionado un derecho propio o un interés no
reprobado por el ordenamiento. Cuando el ordenamiento dispone su reparación a favor de la
víctima, se trata del daño resarcible.
No todo tipo de daño es resarcible.
g) La pérdida de chances.
En el art. 1738 se dispone que la indemnización la incluye.
Art. 1739: “La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su
contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el
hecho generador.”
Existe pérdida de chance, afirma Orgaz, cuando se ha roto o interrumpido un proceso que
podía conducir en favor de otra persona a la obtención de una ganancia, y la indemnización
depende de que la chance fuera fundada, de su probabilidad suficiente, juzgada de manera
objetiva.
8. Derecho comparado.
Legitimados activos
ARTÍCULO 1741.- Indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Está legitimado
para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si
del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a título
personal, según las circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes
convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible. La acción sólo se transmite a los sucesores
universales del legitimado si es interpuesta por éste.
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y
compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas.
Transmisibilidad de la acción
Mortis causa
En el art. 1741 se dispone que “la acción solo se transmite a los sucesores universales del
legitimado si es interpuesta por éste”. Esto es así porque el ejercicio de los derechos que emanan
de esta relación de obligación es estrictamente personal del damnificado.
•La antijuridicidad surge de confrontar el hecho humano con el ordenamiento con prescindencia de
la imputabilidad o no del agente, esto es, un juicio de valor netamente objetivo.
•El concepto de acción no se reduce a los actos obrrados con voluntad plena.
Posición •La existencia o no de discernimiento, puede ser causal de exclusión de la culpabilidad, pero no de la
objetivista acción.
Antijuridicidad y culpabilidad
No todo comportamiento dañoso, aun cuando medie culpa, comporta responsabilidad.
- Las causas de justificación contemplan supuestos en los cuales pese a darse un daño
culposo falta la antijuridicidad, y por ello, la responsabilidad.
- La responsabilidad puede ser imputable al riesgo creado, sin que pueda señalarse la
presencia de una culpa, al menos en sentido estricto, siempre que la creación de ese
riesgo sea antijurídica.
- Todo ello lleva a insistir en la necesidad de diferenciar ambos presupuestos normales,
y a poner el acento en la autonomía de la antijuridicidad.
ARTÍCULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.
•La persona crea un riesgo y omite el acto •Cuando un sujeto permanece inerte
para neutralizarlo. frente a un acontecimiento dañoso
•Lo prohibido es la obtención de un extraño, pero debiendo actuar (pues el
resultado que se logra mediante el "no ordenamiento se lo impone).
hacer". •Lo prohibido es abstenere de actuar.
•El análisis debe versar sobre un hecho
positivo (la creación del riesgo) y uno
negativo posterior (no neutralizarlo).
•Por ej., madre que no amamanta al hijo -
enfermera que no suministra
medicamento.
La conducta humana puede obrarse por acciones u omisiones.
a. Noción.
Como regla, no nace un crédito resarcitorio a favor del damnificado por un acto dañoso
lícito.
Existen muchas excepciones donde, el ordenamiento concede, o bien un crédito
indemnizatorio, un crédito derivado del eventual enriquecimiento sin causa que pudiera
experimentar algún sujeto en función del acto dañoso.
b. Distintos supuestos.
Al no existir una norma general que disponga respecto de la indemnización de daños
causados mediante actos lícitos, ésta es sólo procedente, y de manera excepcional, en los casos
que la ley dispone, y con la extensión que en cada supuesto se establece. Si nada se indica
respecto a esto último, impera el principio de la reparación plena, debiendo indemnizarse todas
las consecuencias correspondientes al caso (arts. 1726 y 1728).
c. Fundamento.
OSSOLA comparte la opinión que por una cuestión de justicia distributiva en ciertos casos
se concede la indemnización.
Ante la existencia de un daño injustamente sufrido, en el concreto conflicto de intereses
en juego, el ordenamiento se pronuncia a favor de la víctima, ya que es más injusto que ella
soporte el daño.
Cuestión de solidaridad social.
Relación de causalidad: se trata del enlace material que existe entre un hecho antecedente
y otro consecuente, y que permite establecer a quien debe ser imputado un hecho determinado y
sus consecuencias.
La acción antijurídica no es punible sino media entre el hecho imputable y el daño una
relación o nexo de causalidad; el daño es el efecto del obrar antijurídico imputable, que reviste, en
consecuencia, el carácter de causa.
De ahí que pueda afirmarse, sin error, que la relación de causalidad es un presupuesto de
la responsabilidad civil.
3. Causalidad y culpabilidad.
Ambas se asientan sobre el concepto común de previsibilidad. Pero ésta se aprecia de
manera diferente: en la causalidad se aprecia en abstracto, esto es, con prescindencia de la
situación del agente: importa una adecuación objetiva entre un hecho y su consecuencia, siendo
una vinculación física. En la culpabilidad, se valora la situación en concreto del agente, esto es, qué
es lo que él subjetivamente previó: su situación propia frente al acto; es la reprochabilidad
psíquica de la acción, aun cuando también se aplique un criterio mixto de apreciación de la culpa.
La causalidad antecede a la culpabilidad.
Concausa
Es una causa que interfiere o actúa independientemente de la condición puesta por el
agente a quién se atribuye el daño. Se trata de una pluralidad de hechos causales independientes
entre sí, y que pueden ser preexistentes, concomitantes o sobrevinientes. La concausación del
daño plantea, en esencia, dos cuestiones básicas:
a) El vínculo de causalidad que necesariamente debe existir entre la conducta del
supuesto autor y el daño no alcanza a configurarse en forma total. La causa
material del menoscabo se desplaza hacia otro centro de imputación material: el
hecho de la propia víctima, de un tercero extraño o el caso fortuito.
Cocausación
Es la actuación concurrente y causalmente relevante de dos o más agentes que coadyuvan
con la conducta a la producción del daño. El daño es producido por dos o más agentes causales,
pudiendo presentarse de diferentes maneras:
•Varias personas cooperan para llegar a un resultado. Hay una causalidad idéntica para todos los
participantes, esto es, coautoría. De ello se deriva la responsabilidad solidaria por la coactuación (art.
1751).
•ARTÍCULO 1751.- Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del daño que
tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas
distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
•Dos o más contribuyen a la causación del daño, pero cualquiera sólo lo habría causado. El daño es
producto del actuar independiente, esto es, no común o conjunto, de dos o más agentes.. Cada acción,
tomada aisladamente, tiene aptitud causal suficiente para provocar el daño in totum. La responsabilidad es
también solidaria.
• Se atribuye a dos o más personas de hecho, porque cualquiera hubiera podido cometerlo. Se sacrifica el
principio de la imputabilidad individual del daño. Son los casos de responsabilidad por cosas suspendidas o
arrojadas, el caso de un autor anónimo de un grupo determinado, y la actividad peligrosa de un grupo.
Conforme a lo dispuesto por los arts. 1726 y 1727 CCyC, la extensión del resarcimiento se
determina recurriendo a la teoría de la causalidad adecuada, esto es, las consecuencias que eran
previsibles (en abstracto) para un hombre medio en conocimiento de todas las circunstancias del
caso (independientemente de si el agente las conocía de hecho o no), conforme el curso normal y
ordinario de los acontecimientos, al momento de producirse el hecho ilícito. Sin embargo, dicha
regla no resulta extensible a la órbita del contrato, en donde es preciso tener en cuenta las
consecuencias que las partes previeron o pudieron prever al tiempo de celebrar el contrato. Así,
entre la causalidad adecuada y la regla de la previsibilidad contractual hay diferencias relevantes.
En primer lugar, si bien ambas se fundan en lo que era previsible, la primera toma
como parámetro al hombre “medio” (apreciación en abstracto), mientras que la
segunda se centra en lo que las partes que celebraron el contrato pudieron prever
en el caso concreto (apreciación en concreto).
En segundo término, la causalidad adecuada pone al intérprete —a fin de
determinar si era previsible o no determinada consecuencia— en el momento en
que se produjo el hecho ilícito, mientras que, en materia contractual, se toma en
cuenta lo que resultaba previsible para las partes al momento de celebrar el
negocio, y no el del incumplimiento.
La distinción que realiza la norma se vincula con que, en el ámbito contractual, son
las partes las que mejor determinan el nivel de riesgos que quieren aceptar, y el
precio que están dispuestas a pagar por ello. Es por esa razón que la regla de la
previsibilidad determinada por los contratantes al momento de celebrar el
negocio es primordial, pues, en caso contrario —esto es, si el magistrado fijara los
alcances del deber de resarcir— las partes reaccionarán fijando precios más altos
en cobertura de sus seguridades.
Sentado lo anterior, es preciso tener en cuenta que la limitación enunciada en el art. 1728
CCyC se refiere únicamente al incumplimiento contractual, por lo que no resulta aplicable a los
daños causados por el incumplimiento de obligaciones no contractuales. Asimismo, como se
señaló expresamente en los Fundamentos del Anteproyecto de Código, la regla de la previsibilidad
contractual no es aplicable a los contratos de consumo, pues dicha limitación se asienta,
justamente, en que las partes han podido negociar libremente los alcances y características de la
relación contractual que las vincula, situación que no se presenta en el ámbito protectorio del
consumidor. En este último caso regirán las reglas establecidas en los arts. 1726 y 1727 CCyC.
Por último, si el deudor actuó con dolo la previsibilidad se medirá al momento en que se
configura el incumplimiento.
2. Clasificación
Subjetivos Objetivos
Reposan en un juicio de reproche de la El juicio de reproche de la conducta
conducta, según el “querer” del individuo y prescinde, de manera absoluta, del querer
en función de pautas valorativas de tipo del agente, y se posa en otras valoraciones
ético. axiológicas, atendiendo a la acción en sí
La “culpabilidad”, en sentido amplio, admite misma, que el ordenamiento repudia al
dos manifestaciones (art. 1724): el dolo, y la considerarla “reprobable o anormal”.
culpa.
Presumen necesariamente la imputabilidad
del sujeto, esto es, la existencia de
discernimiento, intención y voluntad.
3. Evolución histórica
Originariamente la responsabilidad civil de la era moderna se sustentó de manera
exclusiva y excluyente en la culpabilidad, considerado ello como uno de los hitos más importantes
en la responsabilidad civil: al causante del daño se le impone la obligación indemnizatoria porque
no ha actuado como hubiera podido hacerlo y porque de haber actuado bien, el daño no habría
sobrevenido.
El rápido avance de los tiempos hizo surgir los factores objetivos, aunque de manera
excepcional. Con posterioridad, ya entrando el siglo pasado, éstos últimos fueron ganando
terreno, poniendo en jaque el imperio de la culpa como factor primordial, generándose un amplio
debate al respecto.
No existe, pues, un orden jerárquico entre ambos. Pero de manera subsidiaria, se dispone
que la culpa sea el factor de atribución. En rigor de verdad, esta norma será de poca aplicación.
5. Derecho comparado
C. LA CULPA
1. Concepto
ARTÍCULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el
dolo. La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y
las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y
la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.
2. Requisitos
La culpa es, sin duda, el factor de imputación subjetivo más importante dentro de nuestro
derecho privado. Se verifica, esencialmente, por una omisión en concreto de observar un
comportamiento diligente (en función de lo que las circunstancias exigían) más la ausencia del
propósito deliberado de causar un daño o incumplir una obligación, ni tampoco menosprecio hacia
el resultado lesivo.
CULPA – GRADUACIÓN
Culpa Consiste en no haber tomado las precauciones más elementales que toda situación
grave requiere, a fin de no causar un daño. Culpa grosera. Raya con el dolo eventual
Culpa leve Es la culpa apreciada en abstracto (comparando la conducta con la del buen padre de
familia) o en concreto (apreciándola según las propias circunstancias del sujeto, en
orden a qué cometería y que no).
Culpa Se responde de la más leve culpa, comparándose la conducta con la del diligentísimo
levísima padre de familia.
Las condiciones personales del sindicado como responsable solo pueden ser valoradas
para establecer la culpa cuando agravan el deber de diligencia en concreto.
8. Presunciones de culpabilidad.
En ciertas situaciones, el legislador presume iuris tantum la culpa del agente que ha
obrado de manera antijurídica, invirtiéndose la carga de la prueba: será el autor del hecho quien
deba demostrar que no obró con culpa, o sea, que su actuar fue diligente. (Por ejemplo,
responsabilidad de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y
curadores).
D. EL DOLO
1. Distintas acepciones.
DOLO – ACEPCIONES
Dolo como vicio Se trata del engaño, la astucia o la maquinación ejercida por una persona
de la voluntad sobre otra, a fin de que ésta última otorgue un acto jurídico, lo que viciaba la
intención del acto voluntario, siempre y cuando se reunieran los requisitos
legales.
Dolo – delito Postura amplia: lo determinante es la actitud del agente ante el resultado que
se ha representado, haya o no intención de causar un daño.
Dolo obligacional Se entendió que se configuraba cuando el deudor no cumplía
deliberadamente la obligación, pudiéndola cumplir, exista o no intención
dañina.
DOLO – ESPECIES
Directo, de primer En el que el resultado es querido inmediatamente por el autor.
grado o inmediato
Indirecto, de segundo El autor admite que las consecuencias necesarias que surgen como
grado o mediato resultado inseparable de su proceder. La intención es mediata.
Dolo eventual Se caracteriza por el asentimiento del agente al resultado delictivo que
se le aparece como probable.
4. Efectos.
En la autoría del suceso dañoso. El dolo absorbe para sí la causalidad de la autoría
de un suceso dañoso o el incumplimiento obligacional, aun cuando exista alguna
conducta culposa del damnificado.
Consecuencias indemnizables. Todo aquel daño que ha sido querido por el agente
doloso ha de indemnizarse, aun cuando se trate de consecuencias que excedan las
mediatas.
Invalidez de las cláusulas de dispensa anticipada de responsabilidad. A los efectos
del dolo, es viable la renuncia posterior.
En la solidaridad: efectos personales y ausencia de acción de regreso (en el caso
de coautoría en un suceso dañoso).
En el incumplimiento contractual. Se debe tener especialmente en cuenta si el
mismo es intencional.
En los daños punitivos. La sanción es aplicable en caso de dolo o culpa grave.
Improcedencia de la atenuación de la indemnización.
En los sistemas tarifados de responsabilidad. La limitación legal de responsabilidad
no procede.
5. Prueba.
Art. 1734. Remisión.
No hay presunciones legales de dolo: el ordenamiento no puede presumir que alguien
actúa de esa manera.
Prueba: confesión del autor o la prueba acabada de que se manifestó en tal sentido, o el
dolo debe surgir de las circunstancias que rodean al acto, cuya acreditación estará a cargo de
quien lo alega. Las presunciones hominis constituirán el elemento determinante.
2. Clasificación.
En opinión de Ossola, los tres factores objetivos de atribución medulares son:
Riesgo o vicio de las cosas y ciertas actividades.
La garantía.
La equidad.
Debe distinguirse la cuestión en el ámbito de la responsabilidad extracontractual y en la
derivada del incumplimiento obligacional. Si bien desde lo conceptual la cuestión no varía, existen
particularidades en la configuración dentro de cada órbita de responsabilidad, como así también
en aspectos funcionales.
5. La equidad.
Impregnada de un profundo contenido axiológico.
Se yergue en aquellas situaciones en las que las otras razones relevantes para
atribuir la responsabilidad resultan insuficientes.
Caso de la responsabilidad por los actos involuntarios (art. 1750).
Es plena, sin perjuicio de que, también por razones de equidad, la indemnización
pueda morigerarse.
Seguridad social
El riesgo de empresa
Falta de servicio
LECCIÓN 6. EXIMENTES
A. DE LAS EXIMENTES EN GENERAL.
1. Concepto e importancia
MOSSET ITURRASPE
Una persona es presuntamente responsable de un daño. Se dan, en
apariencia, los extremos exigidos para condenarlo a resarcir. ¿Qué puede alegar este “agente” o
“victimario” en su defensa? ¿Cómo liberarse, eximirse o exonerarse?
Interrogar acerca de cómo liberarse de la responsabilidad o eximirse del deber de
indemnizar equivale, en consecuencia, a indagar cómo escapar de una autoría “aparente”, de una
antijuridicidad que parece desprenderse de los hechos, de una imputabilidad que las
circunstancias muestran, de un daño, en relación causal, que se diría sufrido por la sedicente.
Las eximentes, si bien llevan a la irresponsabilidad, lo hacen por la vía de la negación o
destrucción de alguno de los presupuestos de la responsabilidad. No hay una eximente genérica
de responsabilidad, las hay específicas respecto de cada uno de los presupuestos mencionados. No
debe hablarse de eximir o exonerar la responsabilidad, sino como una consecuencia de haber
fallado antes uno de los elementos con lo que la misma se construye.
2. Clasificación.
Podemos hablar de “eximentes generales” en el sentido de ser susceptibles de actuar ante
cualquier supuesto de responsabilidad por daños, y de “eximentes especiales o particulares”,
cunado cumplen su rol ante una situación concreta y específica.
Con criterio clasificatorio también es posible distinguir por el origen: eximentes legales y
convencionales, según que nazcan de una norma legal o sean incorporadas por las partes.
De acuerdo a la gravedad de su incidencia, podemos distinguir:
a) Según que liberen totalmente de responsabilidad.
b) Liberen parcialmente o
c) Transfieran la responsabilidad a otra persona.
Por el ámbito en el cual recaen, podemos diferenciar:
Causas que exoneran de la responsabilidad por el incumplimiento obligacional.
Causas que exoneran de la responsabilidad emergente de actos ilícitos.
Noción
Penalistas Civilistas
Son determinadas situaciones de hecho y de Las causas de justificación son, en rigor,
Derecho cuyo efecto es excluir la excepciones de otra excepción más amplia, la
antijuridicidad de la acción. Mediante ellas, ilicitud, ya que el verdadero principio es el de
por las que se declaran lícitas determinadas la libertad… significan un retorno a la
acciones típicas, el derecho resuelve libertad (ORGAZ).
expresamente esos conflictos (FONTAN Son factores axiológicos que excluyen la
BALESTRA). antijuridicidad. Se trata de razones
Permisos concebidos para cometer en excepcionales que legitiman el acto, ponen de
determinadas circunstancias un hecho relieve que, a pesar del mal inferido por el
penalmente típico (NÚÑEZ). agente, su conducta es justa y que el
ordenamiento jurídico la autoriza y aprueba
(ZAVALA DE GONZÁLEZ).
Doble límite: no puede tratarse de bienes indisponibles y además – aunque el bien sea
disponible – no debe constituir una cláusula abusiva en el contrato.
El art. 51 CCCN resulta la norma central en toda esta cuestión.
El consentimiento, en todos los casos, debe ser libre e informado, razón por la cual en
materia de disposición de derechos personalísimos en general, rigen las normas especiales (arts.
54 a 59); en el ámbito de las relaciones de consumo, los arts. 1100 CCCN y 4 de la Ley 24.240.
7. Efectos
Como regla, aunque se hayan causado daños, el acto es lícito y, por ende, no se genera
obligación resarcitoria alguna a cargo del dañador. Sin embargo, son muchas las excepciones,
casos en los cuales, pese a la ilicitud de la conducta, existe derecho a la reparación de daños, con
diferente extensión según los casos.
Discernimiento
Es una aptitud de la inteligencia que permite distinguir lo verdadero de lo falso, lo justo de
lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente de las acciones humanas. Se trata de estados de
conciencia que permiten al sujeto apreciar las consecuencias de sus acciones, de acuerdo a lo
sostenido por Brebbia.
El discernimiento se presume y quien invoca lo contrario debe acreditarlo.
Son causas obstativas del discernimiento la inmadurez de la persona en razón de su edad o
por la alteración de las facultades mentales.
El CCyC reputa involuntario el acto lícito realizado por personas menores de trece (13)
años, los actos ilícitos ejecutados por quienes no alcanzaron la edad de diez (10) años y los actos
llevados a cabo por quien, al momento de realizarlos, se encontraba privado de razón.
Intención
Supone la aptitud para entender el acto concreto que se realiza. Se diferencia así del
discernimiento que si bien importa un estado de conciencia, se refiere a la aptitud genérica para
llevar a cabo actos jurídicos. La falta de discernimiento excluye la intención, pero no a la inversa.
Suprimen la intención tanto el error (art. 265) como el dolo (art. 271 y ss.).
Los actos humanos se presumen realizados con intención, quien alegue que se ejecutaron
por error o dolo, deberá probarlo.
Voluntad
La libertad es la facultad de elegir entre distintas alternativas espontáneamente, esto es,
sin coacciones. Por tanto, suprimen la libertad, la fuerza, el temor o intimidación (art. 276).
Los actos humanos se presumen libres, de manera que las situaciones de excepción que
obstan a la celebración de un acto libre y sin vicios deben demostrarse; por ejemplo, las causas
externas que han influido en la voluntad de la persona con la finalidad de coartar la libertad.
3. Eximentes convencionales
ARTÍCULO 1743.- Dispensa anticipada de la responsabilidad. Son inválidas las cláusulas que
eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan
contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también
inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del daño sufrido por dolo del deudor
o de las personas por las cuales debe responder.
Situaciones excluidas:
a) Renuncias posteriores: se trata de las eventuales renuncias (o también
transacciones) que puedan otorgarse una vez nacida la obligación de reparar el
daño causado. Tanto en la responsabilidad obligacional como la extracontractual,
es posible renunciar total o parcialmente, tanto al crédito mismo, como a ciertos
derechos o facultades que integran el haz de poderes jurídicos del acreedor,
siempre y cuando no se trata de derechos irrenunciables por estar en juego – pese
a haber sido adquiridos – el orden público.
b) Las limitaciones legales: son los supuestos en lo que es la propia ley la que
establece la responsabilidad o su exclusión.
c) Algunas situaciones contractuales: son los casos en los que, fruto de un contrato,
uno de los sujetos obtiene una obligación que no forme parte del cuadro de sus
conductas debidas, hipótesis en la cual obviamente no debe su cumplimiento,
pues al no haber asumido compromiso alguno, nada debe. Si bien cabe distinguir
las cláusulas de exoneración de la responsabilidad de las cláusulas que limitan el
objeto del contrato, en muchos casos la diferencia puede resultar sutil y difícil de
establecer. Su identificación radica, fundamentalmente, en el ámbito del seguro
contra la responsabilidad civil, en que por lo común ambos supuestos suelen ser
designados como cláusulas de limitación de la responsabilidad, o de exclusión de
la cobertura.
Normas generales
i. Orden público. Fraude a la ley. Art. 12.
ii. Objeto de los actos jurídicos. Art. 279.
iii. Distinción entre nulidad absoluta y relativa. Art. 386.
iv. Libertad de contratación. Art. 958.
v. Efecto vinculante. Art. 959.
vi. Facultades de los jueces. Art. 960.
vii. Prelación normativa en materia contractual. Art. 963.
viii. Integración del contrato. Art. 964.
ix. Objeto prohibido en los contratos. Art. 1004.
x. Causa ilícita en los contratos. Art. 1014.
Concepto
“Se trata de hechos que reconocen un origen distinto; no son hechos del agente o
victimario, son hechos extraños a él. Se ha producido al margen de su voluntad; su conducta no ha
sido ni la causa ni la ocasión de los mismos; porque de haber coadyuvado el agente o deudor en la
producción se configuraría una concurrencia causal y la exoneración, de existir, sería solo parcial”
(MOSSET ITURRASPE).
2. EL HECHO O CULPA DE LA VÍCTIMA.
a. Caracterización
ARTÍCULO 1729.- Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada
por la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia
especial
a. Caracterización
ARTÍCULO 1731.- Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o
parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del
caso fortuito.
Hay que distinguir dos situaciones diferentes
b. Requisitos
El hecho del tercero por quien no se responde debe reunir los requisitos del caso fortuito
(ser inevitable e imprevisible).
c. Efectos
En tal sentido, el art. 1751 CCyC —a cuyo comentario remitimos— dispone que, si existe
una pluralidad de responsables, ellos responderán solidariamente frente al damnificado cuando la
causa del deber de resarcir es única, y en forma concurrente cuando se asiente en causas distintas.
Es decir que, salvo que el hecho del tercero constituya un caso fortuito (lo que producirá la
exoneración total del sindicado como responsable), este último y el tercero responderán por el
total de la indemnización frente a la víctima, sin perjuicio de las acciones de contribución o de
repetición que, según los casos, pudieran deducir entre ellos luego de pagada la deuda.
La referencia que realiza la norma en comentario a la eximición parcial queda limitada, por
ende, a la relación entre el sindicado como responsable y el tercero, una vez pagada la
indemnización a la víctima, que se regirá por las disposiciones aplicables a las obligaciones
concurrentes o solidarias, según los casos (arts. 833 y ss. y 850 y ss. CCyC).
d. Carga de la prueba
La carga de la prueba pesa por quien alega la eximente (art. 1736).
Al igual de lo que ocurría con los arts. 513 y 514 CC, el art. 1730 CCyC trata al caso fortuito
y a la fuerza mayor como sinónimos, por lo que ambos tienen los mismos efectos. En ambos
supuestos se está haciendo referencia a la misma cosa: un hecho que, por resultar imprevisible o
inevitable, fractura totalmente la cadena causal y se constituye en la verdadera causa adecuada de
los daños sufridos por la víctima. En tanto se reúnan tales caracteres, poco importa si la eximente
es consecuencia de un hecho de la naturaleza (terremoto, inundación, etc.), o de acciones
humanas ajenas al demandado, y que este no puede impedir (hecho del príncipe, etc.).
ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la
restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en
dinero o en especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o
totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el
caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede,
a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del
responsable.
2. Fundamento y finalidad.
Ante el conflicto de intereses jurídicos, el ordenamiento determina que “consecuencias”
del suceso son las que deben imputarse a su autor o responsable, y lo obliga a repararlas. Es
evidente que no serán todas, sino aquellas cuya reparación el ordenamiento considera razonable,
en función de los diversos criterios que se adopten, y que responden, a su vez, a múltiples razones
de tipo jurídico, político, económico, sociológico, moral, etc.
La sanción resarcitoria tiene por fin, reestablecer la situación conforme a derecho, la
reposición de las cosas tal como se hallaban antes del acto ilícito (Bustamante Alsina).
En el daño patrimonial
La reparación del daño patrimonial no aumenta el patrimonio, simplemente se limita a
recomponerlo en términos económicos, procurando llevar las cosas, con el mayor grado de
exactitud posible, al estado en que se encontraba antes del daño.
En el daño moral
La naturaleza del daño impide una restitución del estado de cosas anterior al hecho
dañoso, ya que es materialmente imposible hacerlo. Se genera una obligación de dar dinero que,
si bien importa un mejoramiento patrimonial de la víctima, pero con una finalidad propia y válida:
otorgar a la víctima una satisfacción sustituta y compensatoria por el detrimento espiritual
padecido.
3. Caracteres.
ARTÍCULO 1739.- Requisitos. Para la procedencia de la indemnización debe existir un
perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es
indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación
de causalidad con el hecho generador.
Remisión bolilla 2.
a) Presupuestos.
Cuando se trata de obligaciones de dar, nos dice Llambías, el derecho del acreedor al
cumplimiento específico de la obligación está supeditado a la concurrencia de tres requisitos:
a. Que la cosa debida exista.
b. Que esté en el patrimonio del deudor.
c. Y que éste tenga la posesión de la cosa debida.
En las obligaciones de hacer, si el deudor no quisiere o no pudiere ejecutar el hecho, el
acreedor no puede exigirle la ejecución forzada.
a) Concepto.
Se basa fundamentalmente en el valor económico de las cosas y en el papel del dinero, rol,
función, como denominador común de los valores.
b) Naturaleza
La obligación de resarcir que pesa sobre el agente, damnificante o victimario, constituye
una deuda de valor y no una deuda de moneda.
c) Caracteres.
El llamado concepto “valor vida” encierra, entonces, a las consecuencias resarcibles que se
generan en cabeza de los damnificados indirectos como consecuencia de la afectación del bien
jurídico perteneciente al damnificado directo (vida).
Gastos funerarios
La norma se refiere, en primer lugar, a los gastos necesarios para la asistencia y posterior
funeral del fallecido, que constituyen un daño emergente. Asimismo, establece expresamente que
se encuentra legitimado para reclamar su reparación quien haya realizado esas erogaciones, aun
cuando se encontrara obligado legalmente a hacerlo.
Manutención de los familiares cercanos
El segundo inciso establece que integran la indemnización los alimentos del cónyuge, del
conviviente y de los hijos menores, hasta los 21 años de edad, con derecho alimentario, como así
también de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales
judicialmente. Se trata —como ya se sostenía respecto de los arts. 1084 y 1085 del Código de
Vélez— de una presunción iuris tantum de daño a favor de las personas mencionadas. Esto no
quita que puedan existir otros damnificados legitimados para demandar (por ejemplo, hijos
mayores), aunque en tal caso les corresponde producir la prueba del perjuicio que han sufrido
como consecuencia de la muerte de la víctima directa (art. 1744 CCyC).
Se trata de toda la ayuda que el fallecido habría prestado a los legitimados en vida, de no
haberse producido el hecho ilícito (lucro cesante). Se vincula con los requerimientos materiales
para la continuidad de la vida. Aunque la ley no lo mencione expresamente en este artículo,
razones sistemáticas y de coherencia conducen a concluir que para el cálculo de este rubro
también debe recurrirse a una fórmula matemática, como lo establece el art. 1746 CCyC para la
incapacidad sobreviniente.
Daños tarifados
En tales casos, la ley derechamente cuantifica los daños, y ésta es la única indemnización
que concede.
Responsabilidad contractual. Art. 1728.
Ley de Contrato de Trabajo. Todas las indemnizaciones al trabajador se
encuentran tarifadas.
Señal.
Intereses moratorios.
Limitaciones cuantitativas
Culpa del responsable. Art. 1742.
Daño involuntario. Art. 1750.
Franquicia en el seguro de transporte automotor de pasajeros.
Responsabilidad por el pago de costas.
Morigeración o acumulación del daño moratorio y del compensatorio.
Diferimientos en el pago
Leyes de emergencia y otras normas vinculadas al Estado.
Pago a mejor fortuna y pago con beneficio de competencia.
Topes máximos
En múltiples leyes se disponen topes indemnizatorios, por encima de los cuales el sistema
no reconoce valor jurídico a la indemnización de resarcir: Código Aeronáutico, Ley de Navegación,
Convención de Viena sobre Responsabilidad Civil por Daños Nucleares.
ARTÍCULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por
un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742. El
acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.
B. FUNCIÓN PREVENTIVA DEL DERECHO DE DAÑOS. LA TUTELA
INHIBITORIA DEL DAÑO.
1. La prevención del daño. Aspectos generales. Importancia.
Necesidad de extender las fronteras de la responsabilidad civil.
Terreno de los daños ambientales y en los daños a la integridad psicofísica de las
personas.
Es inadmisible seguir perdiendo bienes.
El interés general se encuentra seriamente comprometido ante la causación de daños,
y urge la adopción de medidas tendientes a su evitación.
La prevención de los daños se encuentra integrada por un conjunto de herramientas
legales orientadas a evitar su causación, su agravación o disminuir su magnitud.
Del principio alterum non laedere, se infiere sobre todo una necesidad primaria: no
causar daños.
Impedir que los daños acontezcan, adoptándose todas las medidas que sean
razonablemente necesarias para ello.
ARTÍCULO 1710.- Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de
ella dependa, de:
a. evitar causar un daño no justificado;
b. adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar
que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la
magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse
el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
c. no agravar el daño, si ya se produjo.
a) Procedencia
El deber de prevención de los daños es el que justifica la concesión de una acción
sustancial, mediante un proceso autónomo, cuyo único objeto es evitar su producción, agravación
o continuación.
ARTÍCULO 1711.- Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u
omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No
es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.
Requisitos:
Una acción u omisión que generan un peligro de daño.
Antijuridicidad de la conducta riesgosa.
Previsibilidad del resultado nocivo.
Lesión a un interés razonable del actor.
La posibilidad de detener el emprendimiento nocivo.
Ausencia de factor de atribución.
No se trata de un interés jurídico solamente, sino que también puede ser incoada por
quien tenga un interés de hecho, no reprobado por el ordenamiento.
La razonabilidad constituye una fórmula abierta, que deberá ser invocada de la manera
más precisa y acreditada por el actor.
c) Efectos de la sentencia.
ARTÍCULO 1713.- Sentencia. La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a
pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer,
según corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo
para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.
2. Daños punitivos.
a) Concepto.
Son sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos, que
se suman a las indemnizaciones por daños realmente experimentados por el damnificado, que
están destinados a punir graves inconductas del demandado, y a prevenir hechos similares en el
futuro.
Los daños punitivos no son una indemnización, pero si son una reparación, poseen
naturaleza accesoria, necesitan de un elemento subjetivo agravado, y se trata de una pena
privada.
Tienen además origen legal, pues solo son aplicables en los casos expresamente
dispuestos por el ordenamiento, en nuestro caso, solo para las relaciones de consumo.
b) Requisitos.