La materia está formada por átomos cuyo radio es de unos 10−8 cm. Los átomos en parte están constituidos por electrones, debido a que los átomos son eléctricamente neutro deben equilibrar la carga de los electrones con una carga positiva igual. Además en los rayos catódicos se observaron partículas con carga positiva que emanan del ánodo, fueron denominadas rayos positivos. En 1898 Wilhelm Wien investigo y encontró que tienen una relación masa/carga más de 1000 veces mayor que los electrones se sospechó que los rayos positivos son iones. En 1913 Thomson refino un dispositivo de Wien para separar los diferentes iones y medir sus relaciones masa/carga, con este experimento confirmo la presencia de iones de varios estados de carga. La dispersión de rayos X y la cantidad de electrones de cada átomo: Los rayos X fueron descubiertos por Wilhelm Conrad Roentgen en 1895, al realizar experimentos de descargas en gases, Cuando la diferencia de potencial entre el cátodo y el ánodo es de algunos kV, al ser bombardeado por los electrones, el ánodo emite una radiación penetrante que se denominó radiación X, debido a que: Los rayos X se producen cuando electrones energéticos impactan sobre un objeto sólido. En estas circunstancias los electrones sufren una violenta desaceleración, y de acuerdo con la teoría electromagnética un electrón acelerado o desacelerado emite radiación. Los rayos X se difractan al pasar por una rendija muy fina, lo que muestra que son un fenómeno ondulatorio. Los rayos X se pueden polarizar, lo que indica que son ondas transversales.
Cuando la radiación electromagnética incide sobre una partícula cargada, ésta
oscila por efecto del campo eléctrico de la onda, y al ser acelerada emite radiación. La intensidad total de la radiación emitida por una carga acelerada está dada por la fórmula:
Dónde: e es la carga, a es la aceleración y c es la velocidad de la luz.
Puesto que la masa de los electrones es mucho menor que la de los demás constituyentes del átomo, es obvio que la dispersión de los rayos X por los átomos se debe esencialmente a los electrones. Es posible entonces usar la dispersión de rayos X para estimar el número de electrones de un átomo, siempre y cuando la longitud de onda de los rayos X que se emplean sea menor que la distancia entre los electrones, pues en este caso las oscilaciones de los diferentes electrones casi nunca estarán en fase. La intensidad total de la radiación dispersada es entonces proporcional al número de electrones. Hay un segundo requisito que se debe cumplir, esto es, que la frecuencia de los rayos X sea mucho mayor que cualquiera de las frecuencias naturales de oscilación de los electrones dentro del átomo, de modo que podamos tratar los electrones como si fueran libres. Radiactividad: Entre 1896 y 1898 Antoine-Henri Becquerel, Pierre Curie y Maria Curie descubrieron que algunos elementos pesados como el uranio y el torio emiten espontáneamente radiaciones penetrantes, capaces de velar una placa fotográfica. Se encontraron tres componentes que fueron denominados radiación α, β y γ. Los rayos γ no son desviados por el campo magnético, lo que indica que no tienen carga eléctrica; en cambio, los rayos α y β se desvían, mostrando que los primeros tienen carga positiva y los segundos, negativa. Al realizarse en el vacío, en el momento que se introdujo aire en el dispositivo, se observó que bastan pocos centímetros de aire para detener la radiación α, pero no las otras dos componentes. Interponiendo láminas de distintos espesores se encontró que pocos mm de un material denso son suficientes para detener la radiación β; en cambio, la radiación γ sólo disminuye apreciablemente si se interpone un bloque de plomo de varios cm de espesor.