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Leonel Fernández y Yo
Leonel Fernández y Yo
Y YO
MEMORIAS INÉDITAS
© Diseño de cubierta: H®
© Diagramación: H®
Para mis padres
Para mis hermanas
Para mis amigos
Para quienes creyeron en mí.
Para los amigos leales, incluyendo a Peter Pan.
Para todos mis profesores que me enseñaron el deber a la lealtad, a los
principios éticos y morales de todo hombre, y en especial, a los que me
inculcaron siempre a decir la verdad para que la historia no
sólo la escriban
quienes controlan el status quo
MEMORIAS INÉDITAS
PRÓLOGO
El Autor
Nueva York, marzo de 2004
10 DE SEPTIEMBRE DE 2002
[19]
LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
comentarios que había emitido. Yo, sin embargo, que fui testigo
de varias de las andanzas de Leonel Fernández y cómo consiguió
llegar a la primera magistratura del Estado Dominicano, quedé
atónito, perplejo, fruncí el ceño, en actitud de increíble sorpresa.
No pude contener una sonrisa suspicaz, tal vez socarrona, al estar
leyendo tamaña propuesta. Pero igualmente recordé que la
moneda tiene dos caras, como la hoja del árbol del caimito.
Suponía que eventualmente por tratarse de declaraciones del
ex presidente dominicano otros periódicos habían recogido la
misma versión. Decidí entonces, comprar también un ejemplar
del periódico El Nacional, que informaba sobre lo mismo.
Salí de prisa de la tienda y subí a tomar el tren elevado en la
estación que estaba totalmente atestada de gente, Cuando llegué
al sitio del transporte masivo ya casi eran las cuatro de la tarde,
Estaba repleto de estudiantes que cotorreaban unos con otros,
mientras regresaban a sus casas después de asistir a la escuela.
No tuve otra alternativa que abrirme paso a codazos, para no
perder el tren que se había detenido instantes antes en el paradero.
Ya adentro, miraba a los muchachos hablando, mejor dicho,
vociferando en forma tal que los otros compañeros, separado por
la distancia y el resto de la gente, podían darse por enterados, a
voz en cuello, sobre lo que estaban platicando. Recordé en ese
momento que veintiséis años antes, en septiembre de 1976, yo
era un estudiante común y corriente , y el personaje sobre el cual
acababa de leer la noticia en el periódico, era para entonces mi
maestro.
Cursaba el tercer año del bachillerato y Leonel Fernández su
tercer año de una licenciatura en leyes. Eran tiempos diferentes,
pero también similares a los actuales. Entonces, se hablaba en
esa época de la “Guerra Fría”. Hoy se habla de guerra, que tiene
dos nombres según quien la defina. Nosotros la llamamos
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JUNIO DE 1995
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VERANO DE 1950
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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VERANO DE 1960
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
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DE NUEVA YORK A DOMINICANA
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
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VERANO DE 1968
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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EL OTOÑO DE 1973
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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MEMORIAS INÉDITAS
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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VERANO DE 1976
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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SEPTIEMBRE DE 1976
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OTOÑO DE 1978
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A LA CORTINA DE HIERRO
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VERANO DE 1995
Veinte años más tarde, cuando vine a visitar a Jimmy, para que
me pusiera en contacto con Leonel y voluntariamente vincularme
a su campaña presidencial, el teórico literato seguía siendo el
mismo. Con la excepción, que no había podido escapar a la
inclemencia de los años como logró hacerlo de las balas de la
Guerra de Abril. El tiempo había dejado sus huellas en el color
de sus cabellos, que ya no eran negros, como antes, sino sal y
pimienta, y también noté que cuando emitía su característica
risotada, a ambos lados de los ojos se le formaban sendas
“paticas de gallinas”, lo que las damas de alcurnia ahora se
apresuran a señalar como líneas de expresión. “¡Así es César! No
eres más bruto porque no eres más grande. ¡Y eso que tienes casi
seis pies de estatura!” volvió a bromear Jimmy, con su risita
socarrona.
Se alegró mucho de que estuviese de vuelta en la patria y más
en saber que había viajado para ayudar exclusivamente en la
campaña de nuestro común amigo Leonel. Lo único que Jimmy
quiso aclararme era algo que yo desconocía por completo, por lo
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SANTO DOMINGO, 13 DE JUNIO DE 1995
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1. 1976
El autor, quinto de izquierda a
derecha en la primera línea, en
compañía de otros estudiantes
de la Academia La Trinitaria,
escuela donde conoció a Leonel
Fernández.
3. Junio de 1981
El autor, primero de
izquierda a derecha
con algunos de sus
compañeros de
estudios y tres
profesoras frente al
centro académico
donde cursaba
estudios en la Unión
Soviética.
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4 y 5. Moscú, diciembre de 1980.
El autor caminando por la Plaza
Roja, cuando estudiaba en la Unión
Soviética.
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6. 1983
Leonel Fernández, acompañado
de su madre, doña Yolanda
Reyna y Jimmy Sierra, en uno de
los patios de Villa Juana,
buscando el respaldo de los
vecinos a quienes luego dio la
espalda.
7 y 8. 1993
El profesor Juan Bosch
saludando a la actriz
dominicana Ylka Tania
Payan, durante el homenaje
en The City College, al
investirlo con un grado
honorífico.
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9 y 10. Verano de 1995
Buscando “la plata” en
Nueva York, a donde
quiera que apareciera.
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11. Julio de 1995
El autor, junto al candidato Leonel
Fernández y Jaime Vargas, frente a
la tienda de ropas Bergdorf
Goodman en la ciudad de Nueva
York.
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13. Otoño de 1995
Leonel Fernández en
compañía del entonces
alcalde de Nueva York,
Rudolf Giuliani
Foto del autor.
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16 y 17. Otoño de 1995
El autor acompañando al entonces candidato Leonel Fernández,
en su recorrido por las calles de Nueva York
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18. Noviembre de 1995
Leonel Fernández hablando ante una pequeña audiencia en el
restaurante Tavern on the Green, en una cena de recaudación de
fondos.
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20. Junio de 1996
Santo Domingo. Punto de
vista del autor, desde la
tarima, durante el mitin
celebrado en la parte
oriental de la capital
dominicana.
Foto del autor.
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23. Verano de 1996
Frente al Hotel Lina
en la capital
dominicana, el día
después de ganar la
presidencia en la
segunda vuelta.
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26. Otoño de 1996
El autor con el
presidente Fernández
escogiendo algunos
libros en la librería de
la ONU.
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29. 1997
El autor recibiendo
algunas instrucciones del
entonces presidente
Leonel Fernández en la
visita que este hizo a la
ciudad de Nueva York
acompañado de algunos
de los miembros de su
gabinete.
31. 1997
El autor en compañía del presidente Fernández, frente a su despacho
presidencial en el Palacio Nacional de la República Dominicana, después de
que Jimmy Sierra le informara que estaba escribiendo mis memorias.
Foto de Jimmy Sierra.
[103]
32. Durante una de las visitas
del expresidente Leonel
Fernández, el autor comparte
con Norge Botello, entonces
secretario de Interior y Policía,
y el señor Luis Bonetti, quien
era el secretario de estado de
Industria y Comercio.
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35. Leonel Fernández visitando al ex presidente Joaquín
Balaguer, otra persona a quien usó como escalón para sus metas,
y a quien deseaba ver desaparecer, para heredarlo políticamente.
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37. Humilde tumba donde descansan los restos del glorioso
Profesor Juan Bosch, en su pueblo natal de La Vega.
Foto del autor.
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38. Majestuoso mausoleo, cuasi pirámide faraónica, del Dr. Leonel
Fernández, construido aún en vida y que en la actualidad tiene
un costo superior a los cuatro millones de pesos dominicanos.
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39. Junio de 1995
El croquis que me hizo Jimmy Sierra para que llegara a la casa
donde Leonel Fernández vivía con su madre.
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FINALES DE JUNIO DE 1995
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LA TRANSPARENCIA QUE NO SE DIO
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EL ENGENDRO
DE UN NARCOPRESIDENTE
CARIBEÑO
Pero es bien sabido que las campañas políticas son cada día más
costosas, y de manera especial, las presidenciales. No es
necesario ser un genio para darse cuenta de que el
encarecimiento de las campañas presidenciales en América
Latina, que han seguido el modelo de mercadeo político
norteamericano, basado en una poderosa inversión publicitaria y
que tienen como concepto que las elecciones se ganan o pierden
en televisión, ha obligado a los partidos, a menudo, a buscar
recursos financieros sin importar las fuentes de procedencia o
aun conociendo claramente que su origen es ilícito.
El hecho de que Leonel tuviera que recurrir a cualquier fuente
para poder conseguir su objetivo no me causó sorpresa alguna,
ya que el que se embarca en una elecciones intenta ganarlas a
como dé lugar. Lo que sí me sorprendía es que a diferencia de
otros, que tal vez no saben la procedencia del dinero, o si lo
saben se hacen de la vista gorda, Fernández personalmente
recurrió a sus contactos con conocidos del bajo mundo para
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VIEJOS VĺNCULOS
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SEPTIEMBRE DE 1996
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los que pude, teniendo en cuenta que decían a diario que tenían
informaciones que pondrían a temblar el consulado sino le daban
sus “mordidas”. Héctor Ortiz fue muy efectivo en calmar a esas
pirañas, que de lo contrario hubieran acabado con Bienvenido
antes de comenzar la fiesta. Algunos ya venían con sus cuentas
listas para cobrar por reportajes en beneficio del cónsul, que
habían publicado en periodicuchos y pasquines que
improvisaban en mimeógrafos de “béisman” –sótanos– y que
sólo ellos conocían de su existencia. Había que negociar para
evitar la debacle. Éste era uno más de los shows gratuitos de
todos los viernes de pago.
Entre la fonda que doña Rosa había montado en la cocina, con
su deliciosa comida casera, y los escándalos de las pirañas, el
viernes era el día de gallera y era el que más me gustaba.
Algunas veces creí que los viernes alguien traía “gratei”, una
sustancia que produce un árbol que causa escozor interminable y
los dominicanos riegan para armar pleitos.
Otro de los espectáculos diarios, pero que el viernes se hacía
exclusivo, era figura de “Madam Licra”, una de nuestras
compañeras de trabajo, que con las ropas más ceñidas del mundo
andaba revoloteando de sitio en sitio para efectuar una
exhibición femenina que, en vez de causar rechazo, lo que daba
era hilaridad. Desde luego, a muchos compañeros de las oficinas
y para algunos periodistas y demás personajes que concurrían al
sitio, lo de “Madam Licra” era algo divertido, tal vez
exhibicionista, pero al fin y al cabo, no le hacía daño a nadie.
Había venido al consulado como una pobre gatita y fue ganando
terreno hasta que se convirtió en toda una leona.
Entre los periodistas serios sobresalía uno de origen español
que trabajaba para el periódico más importante de Dominicana.
Desarrollé una estrecha amistad con él y comenzamos a
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OCTUBRE DE 1996
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NOVIEMBRE DE 1996
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ENERO DE 1997
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platos y fregar pisos, cree que todos podemos vivir como él vivía
antes de llegar ala posición de cónsul general de República
Dominicana en Nueva York, en un cuarto de un sótano o sabe Dios
en qué cueva!”
La verdad era que estaba enojado y al mismo tiempo alegre de
que Jimmy pudiera vivir por sí mismo lo que yo estaba viviendo
aquí, apenas algunos meses de nuestro amigo haber asumido el
poder.
Volvimos al mismo restaurante coreano, en la esquina del a
octava avenida y la calle 43, en donde el día anterior habíamos
comprado la ensalada por libra, y aproveché la ocasión para
preguntarle a un joven mexicano, que atendía el sector de las frutas,
cuánto le pagaban. “250 dólares por semana”, me respondió.
“Ya tú oíste, Jimmy, le dije después de retirarme del lado del
muchacho para que no me escuchara. Ese tipo es un indocumentado.
Posiblemente no terminó ni la primaria y no habla inglés. Por eso
tengo que ser sincero y dejar a un lado la hipocresía, admitiendo
que cuando escogí el nuevo camino, había escogido el mismísimo
camino a las puertas el infierno”.
Jimmy me miró y soltó una de sus peculiares risotadas
punzantes. Entonces agregó:
“¡Pavimentado con muy buenas intenciones, y nada más!”
A mí no me quedó otra alternativa que echarme a reír también.
Durante el tiempo que Jimmy estuvo en Nueva York, recorrimos
toda la ciudad. Lo relacioné con mis contactos académicos e
hicimos todos los puentes y conexiones necesarias para convertir en
realidad lo que el presidente Leonel le había encomendado y otros
proyectos que surgieron en nuestras constantes planificaciones, en
su permanencia en la gran metrópolis norteamericana.
Durante un encuentro que sostuvimos con Jerry Carlson, en
su oficina de CUNY-TV, éste le habló a Jimmy del programa
“Charlando con Cervantes”, que conducía por televisión en
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MI RELACIÓN CON LEONEL
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CUANDO EL RÍO SUENA...
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PARA NO OLVIDAR
“¡Señores! Como son las cosas de la vida. Hay gente que luchan y
luchan, y después que llegan dan un cambio…”
Letra de un popular merengue dominicano.
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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LA GRAN TRAICIÓN
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LEONEL FERNÁNDEZ Y YO
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LA VERDADERA CARA
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FIN
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Julio 22 de 1996
Carta que la empresa Burson-Marsteller le envió al autor, después
que este le pidiera asistencia para acabar con la corrupción
administrativa en la República Dominicana y para que la
privatización de las empresas del Estado Dominicano se hiciera
de forma transparente.
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