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YSAIRA GERALDINE REYES GUTIÉRREZ

DEPORTE, OCIO Y TIEMPO LIBRE


REPORTE DE LECTURA.
El deporte es uno de los fenómenos más populares de nuestro tiempo. Es en él
dónde se producen y expresan algunos de los grandes valores de la sociedad
contemporánea. Dice Moragas, que “las modernas historias sobre la bondad y la maldad, el
éxito y el fracaso, la suerte y la desgracia, la victoria y la derrota, lo propio y lo ajeno, la
identidad colectiva… encuentran en la narración deportiva sus expresiones más populares”.
Es importante el destacar que en la sociedad mexicana en específico, el futbol, tiene un
peso muy grande; es motivo de identidad, de estatus social y de interacción social.

La palabra “ocio” al igual que otras utilizadas con cierta frecuencia, ha tenido
diversidad de acepciones ligadas a aptitudes diametralmente opuestas a la puridad de su
significado. Así, recuerda J.A. Rodríguez y J.M. Zambrana, que en la decimoctava edición
del diccionario de la Real Academia de la Lengua, se entiende por ocio: “Cesación de
trabajo, inacción o total omisión de la actividad. Diversión u ocupación reposada,
especialmente en obras de ingenio, porque éstas se toman por descanso de otras tareas”.

Aunque puede decirse que no hay un consenso generalizado para los conceptos
tiempo libre y ocio; cada uno significa distintas cosas, incluso de una sociedad a otra el
concepto cambia según las concepciones socioculturales. Se puede señalar que el tiempo
libre será todo aquel que no esté dedicado al trabajo (esto incluye la búsqueda de trabajo, el
trabajo en casa o ir al colegio). Dejando en claro que no es tiempo libre el que dedicamos a
las necesidades básicas como bañarnos, comer o dormir. Hasta aquí parece no haber mayor
problema.

A través de tiempo el concepto ocio ha ido variando considerablemente. Por


ejemplo, Rodríguez y Zambrana creen que en la actualidad lo entendemos como “parte del
tiempo libre de las personas” y este tiempo libre puede dedicarse a la práctica deportiva en
sus facetas de competición o de recreación, diversión y disciplina. Estos autores concuerdan
en que en todos los casos de ocio concurren dos características definitorias del mismo: el
recreo o diversión activa y la educación-información. Es aquí donde entra en juego el
deporte, con su carácter recreativo y placentero, o como dice J.M Cagigal “el deporte
espontáneo, sencillo y sin grandes exigencias. Recreativo y formativo y sobretodo
eminentemente ocioso. Que se desarrolla en el tiempo libre de las personas u que puede
estar enmarcado en la filosofías del deporte para todos”.
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Ahora bien, el tiempo libre no es lo mismo que el ocio. Distintos autores señalan
que el ocio es un tiempo libre en el que decidimos realizar algo placentero, eso que en
inglés se designa como "leisure" y en español se relaciona más con el concepto
"recreativo". Entonces, el ocio vendría a ser prácticamente lo mismo, en América Latina el
concepto "ocio" se asocia a actividades más bien perjudiciales. A esto podemos mencionar
el refrán "el ocio es la madre de todos los vicios".

A mediados de os años 60, a psicología comenzó a interesarse por el estudio


riguroso y sistemático del ocio como un factor determinante en la vida de las personas. Pero
es hasta 1964 cuando Berne publica una de las primeras aproximaciones de la psicología al
fenómeno del ocio, en su estudio acerca de los juegos de la gente y la psicología de las
relaciones humanas, el ocio ha adquirido a partir de ello una relevancia cada vez mayor
como campo de estudio psicológico.

A pesar de ello es hasta 1976, cuando la universidad de Illinois comienza a aplicar


los conceptos fundamentales de la psicología al estudio del ocio (Kelly y Godbey, 1992).
Gracias a el trabajo de John Neulinger, quien es considerado el padre de la psicología del
ocio, desde que en 1974 publicó so hoy clásico Psychology of justice. En ésta publicación,
el autor introduce al 2modelo de los tres factores del ocio” Modelo económico, considera
al ocio como tiempo libre; Modelo sociológico, que lo considera como una actividad; y el
psicológico, como un estado mental.

Es necesario el considerar que no en todas las sociedades existen las circunstancias


para que el ocio se dé o tenga relevancia a causa de factores histórico-socio-económicos.
Por otro lado, muchas ciudades han crecido sin el interés de cuidar los espacios públicos
para el ocio y la recreación. Es hasta hace relativamente poco que los discursos sobre la
importancia de espacios públicos y áreas de recreación comenzaron a tomar fuerza.

Neulinger (1974) en su «psicología del ocio» ya había sugerido la importancia de


diversos conceptos psicosociológicos, necesarios para entender el ocio, tales como la
percepción del tiempo, el aburrimiento, la privación sensorial, el locus de control, además
de los más desarrollados: la libertad percibida y la motivación intrínseca.
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Veinte años después del reseñado primer manual de la psicología social del ocio de
Iso-Ahola (1980a), los trabajos sobre el ocio que desde esta disciplina se han llevado a cabo
no han hecho más que crecer, aportando avances y resultados significativos sobre nuevos
tópicos que comienzan a adquirir gran relevancia, tales como las diferencias de género y
multiculturales, las barreras del ocio, sus beneficios para la salud, o el designado por
Stebbins (1992) como «ocio serio» (que se refiere a aquellas actividades que permiten
ejercitar las habilidades artesanales y las capacidades creativas de los sujetos, con tal
implicación perfeccionista que el producto final se aproxima a la calidad profesional). En la
actualidad, la mayor parte de las revistas relativas al estudio del ocio publican un gran
número de investigaciones realizadas desde un punto de vista psicosociológico.

De esa manera, el ocio adquiere una realidad más compleja y completa que la de un
inicio, tomando en cuenta la multiplicidad de actores que rodean su aparición y que la
pueden propiciar o afectar de múltiples maneras, así como a la concepción que se tiene del
mismo.

Dentro de la psicología social, cada vez es mayor el número de autores que aboga
por la observación de la conducta tal y como se manifiesta en los ambientes cotidianos y
que se interesa por el fenómeno del ocio. Dentro de nuestro contexto, Ovejero (1998)
confiere una importancia creciente al estudio del ocio y el turismo desde la perspectiva de
la psicología social, y advierte que la sociedad postindustrial y postmoderna en la que
estamos se caracteriza, entre otras cosas, por ser una sociedad «del ocio y del tiempo libre»,
de ahí que «los psicólogos sociales, tanto en sus análisis teóricos como en sus aplicaciones,
estén obligados a estar al tanto de estos cambios que se van produciendo en nuestra
sociedad y que se ocupen de ámbitos tan en boga y en expansión actualmente como son el
ocio y el turismo» (p. 356).

CONCLUSIÓN

El tiempo libre y el ocio son una de las fuentes de información más ricas que
tenemos a nuestro alcance, nos habla de lo que vive la sociedad en muchos de sus aspectos
ya que su presencia y el tipo de ella depende de factores económicos, históricos, morales,
etc. que impactan en el de manera indirecta pero significativa.
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Es por lo anterior que nosotros como psicólogos sociales debemos de aprender a
tomar en cuenta, si bien aspectos que cuentan con un formal estudio actual y desde hace
tiempo como por factores poco estudiados o emergentes en la sociedad actual.

REFERENCIAS

Cayuela Maldonado, M. José (1997): Los efectos sociales del deporte: ocio,
integración, socialización, violencia y educación [artículo en línea]. Barcelona:
Centre d’Estudis Olímpics UAB. [Consultado el: dd/mm/yy]

Frederic mune, Nuria Codina (1996). Psicología social del ocio y el tiempo libre

Julio Rodriguez-Suárez y Esteban Agullo-Tomás (2002). Psicología social y


ocio: una articulación necesaria. Psicothema. Vol. 1. Pp. 124-133. ISSN 0214-9915

Munné, F. y Codina, N. (1996). Psicología Social del ocio y el tiempo libre.


En: J. Álvaro, A. Garrido y J. Torregosa. Psicología Social Aplicada. España:
McGraw-Hill. pp. 429-448.

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