Cuando bebemos alcohol, se convierte en una sustancia tóxica
llamada acetaldehído. Y cuanto más bebemos, más acetaldehído se acumula, lo que significa que más daño cancerígeno puede repercutir en las células. Con una pequeña cantidad de alcohol se puede acumular este acetaldehído tóxico, que también puede dar lugar a un daño celular. Esta es la razón por la que incluso una bebida incrementa el riesgo”, añade Thompson que recomienda evitar el consumo de alcohol o reducirlo. “Beber alcohol es algo muy enraizado en tantas culturas alrededor del mundo que es vital llamar la atención sobre la relación entre alcohol y cáncer de pecho. Además, sabemos que también incrementa el peligro de padecer otros cánceres