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“Casa de muñecas” es una obra teatral escrita por el noruego Henrik Ibsen

estrenada oficialmente en 1879 en el Teatro Real de Copenhague, siendo


“Et dùkkehjem” su título original en noruego. Es presentada como una obra
revolucionara para la época machista de ese entonces, en la cual el autor
incorpora a una figura femenina como protagonista por primera vez en una
obra generando así, un quiebre hacia los estándares machistas, realizando
una fuerte critica a la sociedad en distintos ámbitos, en donde se hace clara
la conectividad de la literatura con el contexto histórico en la cual esta obra
fue escrita.

Este dramaturgo noruego formó parte de un contexto histórico denominando


Revolución Industrial, donde el impacto en la producción a nivel comercial
fue de tal envergadura, que provoco de forma colateral una fuerte
preocupación, por la cuestión social . Ibsen como escritor se hizo participe
de esa preocupación, marcando de este modo todos sus escritos. Una de
sus decisiones fue de optar por realizar una crítica a los pilares de la
sociedad que lo rodeaban. Para esto utiliza como método el realismo
realizando una demostración explícita de los grandes problemas provocados
por la sociedad europea de la época, describiendo de este modo a la clase
de la burguesía, a la organización patriarcal de la familia, y sobre todo, la
subordinación de la mujer como es el caso de la obra analizada en este
ensayo en la cual el autor coloca como tema central la rebelión de la
protagonista, Nora, contra la sociedad.

Pero del mismo modo, Ibsen en esta obra nos demuestra como todo este
contexto de desobjetivización de la mujer , analizándola desde la
perspectiva del personaje antagonista, su esposo Torvald Helmer, ayuda a
conducir el actuar de nuestra protagonista hacia el portazo final, momento
que representa su liberación al darse cuenta de que era un objeto más de la
propiedad de Helmer; siendo este el tema de discusión de este ensayo.

Toda la acción dramática tiene lugar en casa de los Helmer, y esta gira en
torno a Nora, una “avecilla extraviada” y dichosa dueña de casa que hace
los preparativos para navidad junto con su marido Helmer y sus hijos,
representando en este cuadro un tiempo de bienestar y progreso para la
familia ,dejando atrás los días de oscuridad económica (donde aparece
latente la crisis económica en la cual estaba sumergido Noruega en ese
entonces) después de que Helmer fuera ascendido a un cargo importante
del banco de abogados al verse restablecido de una dolencia.

Aun así la mente de Nora no duró mucho tiempo desocupada de tales


preocupaciones. Junto con la entrada de Krogstad a escena, Nora se ve
perturbada por el recordatorio de un episodio del pasado cuando su marido
estaba enfermo, y se vio en la necesidad de obtener dinero prestado con
este personaje que formaba parte de los trabajadores del banco en el cual
su marido había sido ascendido. Nora se vio obligada a falsificar la firma de
su, un día antes, difunto padre, debido a que la acción de pedir un préstamo
estaba limitada solo a la figura masculina dominante de aquella sociedad.
Pero tras el transcurso del tiempo ,el egoísmo y el sentimiento innato de
sobrevivencia del ser humano aparecieron en el hombre que le facilitó la
suma, y luego tratará de extorsionarla para que convenza a su marido de
que le dé un buen puesto en el banco amenazándola de hacer pública la
carta donde aparece la firma falsificada , colocando una vez la imagen de la
mujer como un objeto.

Este episodio se puede analizar como una demostración inconsciente en la


protagonista sobre su fuerza real y de la existencia de una individualidad
que había sido reprimida durante toda su vida. También se demuestra con
esto la presencia de un fuerte sentimiento, de respeto y de lo que ella
consideraba como amor, por parte de Nora hacia su esposo.

Pero a pesar de que el origen de su actuar proviniera del amor, durante el


desarrollo de la historia fue adquiriendo un temor por la reacción que podría
tener su esposo al enterarse de que realizó un préstamo teniendo presente
que este acto no era aceptado por la sociedad y menos si ella era mujer, lo
que simboliza una situación dramática de la obra. De este modo también se
permite crear un ambiente apto para que la protagonista desarrollara una
protesta interna hacia las leyes que la condenan por la falsificación de un
documento: ”¡No tener derecho una mujer a evitar una preocupación a su
padre anciano y moribundo, ni a salvar a su esposo! ¡Eso no es posible!
reclama Nora, a lo cual recibe una respuesta clásica del esposo de carácter
descalificado: ”Hablas como una chiquilla. No comprendes nada de las
sociedad de que formas parte”. 1

Por otro lado, se puede comprender que este acto, haciendo referencia al
préstamo falsificado, le significo su autocondena a una liberación de su ser
reprimido y manipulado, y una ruptura inevitable de lo que podemos
considerar como su espacio cerrado de vida (casa de muñecas), espacio
que comprende la casa de su padre hasta la casa que formó con su esposo
y tres hijos.

La “ruptura de su espacio” se logra identificar con mayor claridad en el


desenlace de la historia cuando la protagonista toma consciencia real de lo
que ha sido su vida y su actual situación y toma la decisión de hablar por
primera vez sin la mascara sobre un tema serio cara a cara: “Nora( mirando
el reloj): No es tarde todavía. Siéntate, Torvaldo; tenemos que hablar.2

En la obra se hace mención al momento en que la protagonista se dirige a


su alcoba para sacarse la máscara luego de ver la reacción de su esposo al
recibir la carta de Krogstad, y posteriormente agradecerle de forma irónica el
perdón que le fue otorgado cuando recibió la segunda carta junto con el
recibo del préstamo, entendiendo de este modo que la mascara es un
símbolo, un objeto que ha llevado puesto siempre en el cual escondía su
verdadero ser: “-Nora- (dentro) Voy a quitarme el traje de máscara .”3 Todo
este acto descrito también nos permite dejar en claro la fuerte importancia
que tuvo el marido en conducir todos los sucesos hacia lo que pronto iba a
significar la salida de la esposa del hogar.

Pero el momento en que realizó el préstamo falsificándolo para salvar a su


esposo no solo envolvía una autocondena hacia su propia liberación, sino
que también provocó una expectativa por 8 años en nuestra protagonista,

1 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, página 115.


2
Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, página 91.
3
Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, página 90.
expectativas de que su marido al enterarse de la acción realizada por la
esposa a sus espaldas se levantaría a su favor y la protegería ante las
demandas sociales y judiciales, y al no verse cumplida este “prodigio”, toda
la voluntad de Nora se dirige a su propia autorrealización al darse cuenta
del vacío en el cual había estado viviendo todo ese tiempo: “mientras la
carta de Krogstad estuvo en el buzón, no creí ni por un momento que
pudieras doblegarte a las exigencias de ese hombre, sino que, por lo
contrario, le dirías: ”Dígaselo a todo el mundo”, Y cuando eso hubiera
ocurrido…”4

Nora, durante todo el argumento de la obra sufre un proceso de quiebre de


voluntad. Este proceso se inicia cuando Nora se ve presionada por Krogstad
quien quería mantener su trabajo y ser ascendido, y ella, temiendo romper
la reputación de su marido frente a la sociedad y en su vida laboral, intenta
mantener la amenaza al margen creyendo, en los inicios, que su marido en
un caso dado de que se enterara por Krogstad y no por ella, él la defendería
frente a las acusaciones, percatándonos que ese era el milagro que Nora
esperaba, pero que a medida que se desarrollaba la historia, va a esperar el
milagro con duda y temor.

Nora no lograba encontrar el momento indicado para contarle, pero en


realidad era otro factor que retardaba el comunicado al marido. El factor
llamado duda en la realidad de la relación, pues a medida que todo se va
desarrollando, la protagonista asume que también teme a otras cosas, al
darse cuenta de distintos acontecimientos y actitudes que no eran las
esperadas y al analizar que toda su vida, desde su estadía en la casa de su
padre hasta la de su marido, ella no había sido más que un ser inerte con el
cual se entretenían y de función puramente decorativa, y por esta misma
razón ni siquiera podía tener poder frente a las golosinas que puede o no
comer y menos a un a firmar un préstamo.

Sin embargo, lo que más teme al analizar todo eso, es que el amor que su
esposo Helmer siente hacia ella no sea real y que todo su suelo, su familia ,
su vida, su hogar, haya sido construido sobre un engaño, y es aquí, en el
clímax de la obra, cuando el antagonista al no cumplir con el tan esperado
prodigio, pasa de ser, la persona que la aislaba y reprimía, a la persona que

4 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, página116.


empuja y conduce a nuestra protagonista a salir de ese hogar para intentar
crecer como ser humano y ir en busca de una maduración que le otorgue su
propia identidad:-“(levantándose). Escucha, Torvaldo: en aquel momento me
pareció que había vivido ocho años en esta casa con un extraño, y que
había tenido tres hijos con él…¡Ah!¡No quiero ni pensarlo si quiera! Tengo
tentación de desgarrarme a mí misma en mil pedazos.5 Demostrándonos así
su carácter de personaje dinámico .

Helmer presentaba una incompatibilidad en su actuar con lo esperados por


la esposa. Demostró que todas sus preocupaciones frente al documento
revelado eran guiadas en torno a su reputación, a salvar los restos , las
ruinas, las apariencias, y no hacia un agradecimiento dirigido a su esposa
por el sacrificio realizado secretamente prometiendo protegerla frente a la
sociedad que era lo que esperaba Nora. En vez de esto, presentándose un
conflicto con el agonista, la amenaza con quitarle la visita a los hijos
tratándola como incapaz de cumplir la tarea de educarlos, la insulta a ella y
a su padre y la coloca como un objeto al que se debe humillar.

Finalmente en el momento en que se aproximo un hombre a la casa para


dejar una carta con recibo del préstamo, el esposo, como avergonzándose
de Nora, le pide que se oculte, pero la esposa ya no tiene voluntad de
seguir siendo manipulada y no responde a la orden quedándose inmóvil. La
llegada de esta segunda carta significo la salvación de la reputación de
Helmer, quien luego cambio toda su discursiva hacia Nora; Este en primer
instante era de un carácter negativo e insultante, y luego, en un segundo
instante, mas relajado, donde él le repite continuamente que perdonaba a
Nora, su “avecilla que gorjea” por ser un “pajarillo extraviado”. Pues solo
cunado su persona (predominando el sentimiento de egoísmo característico
de los hombres de aquella época) se vio “salvada” se dignó a pensar en la
nobleza y simplicidad del actuar ilegal de su esposa, siendo este momento
ya tarde, porque la voluntad de Nora, su muñequita, se había roto y no
deseaba ser perdonada sino que escuchada y comprendida.

Es así como el propio antagonista, el esposo, convirtió radicalmente la


visión simplicista de los ojos de Nora con respecto de su felicidad en el
matrimonio luego de todo lo sucedido. La felicidad que Nora había
experimentado hasta ese entonces, no era más que un simple estado de

5 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas, página 117.


alegría que sentía frente al trato amable de un hombre, hombre que al fin y
al cabo casi no conocía. Del mismo modo, Helmer también es responsable
de que Nora se rebelara, ya que nunca se detuvo en pensar en que lo que
Nora hizo se fundamentaba en el amor que sentía por él.

Casa de muñecas es una de las obras más estudiadas y analizadas de este


siglo, y centro de agudas polémicas. La obra provocó gran conmoción
cuando fue estrenada debido a la gran crítica social y moral que poseía, y el
modo en que desafiaba a las instituciones sociales y a su estructura. Junto
con esto es importante detenerse a ratificar el enunciado que dice que
existe un antes y después de Ibsen, ya que luego de esta obra podemos
hablar de que se inició una nueva época en el teatro, en donde Nora se
convirtió en un símbolo de los movimientos feministas al mostrarla como un
personaje que veía en su libertad personal un valor de suprema
transcendencia, siendo capaz de abandonar su hogar, junto son su esposo
e hijos.

Además, cabe destacar que el valor literario de esta obra es de gran


envergadura ya que me ayudó a comprender el trasfondo histórico de esta
época y las características del realismo al relacionarlo con los problemas
sociales y sobre todo el machismo, estando muchos de estos temas
presentes hoy en día en nuestra sociedad. Por último, pude inferir que a lo
largo de la historia se trata de realizar una descripción real del alma
femenina al verse sometida a un rol erróneo en la familia y en la sociedad.
Bibliografía:

1 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas. “Pehuén Editores” (2006). Santiago, Chile.


2 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas. “Editorial Lord Cochrane”( 1987) , Serie
”Biblioteca de oro del estudiante”;35. Santiago, Chile
3 Henrik Ibsen, Casa de Muñecas. “Editorial Lord Cochrane”( 1987) , Serie
”Biblioteca de oro del estudiante”;35. Santiago, Chile
4 Henrik Ibsen , Casa de Muñecas. “Pehuén Editores” (2006). Santiago,Chile.
5 Henrik Ibsen , Casa

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