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II

SOBRE AFECTOS, ACCIONES E


INTERVENCIÓN HUMANA
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

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Los deseos se pueden cambiar porque que están mediados por el poder:
siendo mediados, están sujetos a operaciones de apropiación y seducción,
operaciones que no son explotadoras o violentas cuando… la deflación del
deseo resulta de una autoeducación, de la conciencia del daño infligido a
nosotros mismos y a otros, por los deseos administrados por el poder
Ross Chambers, Room for Maneuver

Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir


Pancarta en la Acampada Sol

Prácticas de interpretación opositora en el 15-M.


Una cartografía de enunciados, cuerpos, afectos

En 2011, las consignas y pancartas de protesta en la acampada de la


Puerta del Sol respondían a las circunstancias plurales de la crisis. Por
un lado, las declaraciones expresaron el rechazo de los manifestantes,
pues no aceptaban su condición constituyente como representados por
las autoridades públicas que tomaron decisiones en contra de sus inte-
reses y sin su consentimiento: “¡No somos mercancías en manos de
banqueros y políticos!”, “¡No pagaremos vuestras crisis!”…155 Por otro
lado, y en relación con lo anterior, el lenguaje de protesta criticaba la
rampante exclusión social que se estaba forjando en medio de la rece-
sión económica y el desmantelamiento del bienestar social: “Violencia
es cobrar 600 euros”, “España, un país de gente sin casa y casas sin
gente” y muchas otras consignas. ¿Cómo identifican y responden estas
declaraciones a los poderes políticos y económicos por las maneras en
que condicionan la vida cotidiana? ¿Qué prácticas opositoras caracte-
rizan las protestas y asambleas del 15-M en sus múltiples demandas,
áreas de acción y deseos de cambio?
Las lecturas críticas de las crisis desde el 15-M pueden enten-
derse como una forma de interpretación opositora (o saberes y
haceres lectores), que conllevan unas mecánicas específicas y que se
155 Michael Hardt y Antonio Negri, Declaration, Op. cit., s/p.
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han demostrado capaces de fomentar la producción común hacia el
cambio deseable. En primer lugar, en sus lecturas opositoras, los
manifestantes del 15-M critican cómo los poderes predominantes dan
forma al mundo a través del cual se mueven los sujetos y, a continua-
ción, en las asambleas, buscan alternativas imaginadas que mitiguen
los efectos autoritarios del poder donde desempeñen una función poli-
cial o represiva —una dinámica comparable a la narrativa opositora
examinada en Room for Maneuver de Ross Chambers. En determi-
nados contextos de la narración, señala Robert C. Spires, “Chambers
argumenta que la lectura opositora consiste en seducir al sujeto lec-
tor, alejándole de su condición de sujeto destinatario de la narración
para convertirle en un sujeto intérprete”156. Las prácticas de protesta,
en las formas que abordo aquí, tienen menos que ver con la seducción
narrativa o el acto de implicarse en la historia, a pesar de que sin duda
pueden hacerlo, que con la transformación del devenir-otro en este
movimiento desde el sujeto destinatario hacia el intérprete que res-
ponde opositoramente al poder (como emisor, en protesta). Es decir,
Chambers ofrece algunas herramientas analíticas que pueden acercar-
se a la mecánica de esta deriva productiva en el 15-M de construir lo
político como material legible por las maneras en las que condiciona la
vida cotidiana, a la disminución de su estatus como autoridad a través
de lecturas y prácticas de oposición que articulan alternativas desea-
bles a, y desde dentro de, la coyuntura actual157.
En su análisis sobre la política del espectador, Ángel Luis Lara
sostiene que el 15-M puede entenderse como una rebelión del público
en su papel construido como espectador pasivo (“los representados”)
mediante el cual “los públicos ya no se contentan con la recepción de
las narraciones y los contenidos culturales, ahora se los reapropian,
los reescriben y resignifican”158. En las prácticas de los indignadxs,
la actividad de leer críticamente convierte al destinatario con su

156 Robert C. Spires, Post-Totalitarian Spanish Fiction, U of Missouri P, Columbia,


Missouri, 1996, p. 208.
157 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 179.
158 Ángel Luis Lara, “Virgil Starkwell”, Op. cit., p. 662.
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recepción “pasiva” (“los representados”) en un participante “acti-
vo”, como emisor, al interpretar las fuentes percibidas de dominación
colectiva —y hasta un participante activo en las movilizaciones para
el cambio. Entender la materialización del movimiento 15-M en 2011
supone explorar, en parte, los enunciados y las acciones de los mani-
festantes en su contexto de producción. Esta tarea implica analizar
la mecánica de las lecturas críticas de los manifestantes y sus deseos
de cambio enunciados como una tecnología potencialmente trans-
formadora de la acción política y la asamblea, mientras reapropian,
reescriben y resignifican estos significados en la plaza pública, recon-
figurando la ciudad en el proceso. Aunque las afirmaciones de los
manifestantes del 15-M registraron desigualdades en sus rechazos y
denuncias, los cuales están fuertemente ligados a la indignación polí-
tica (y la pueden alimentar, a la vez que pueden ser alimentados por
esta), no obstante los manifestantes se reunieron en el espacio público
para buscar alternativas a través de sus múltiples acciones y deman-
das con gran esperanza para el cambio159. Si existe alguna posibilidad
de implicarse en la narrativa, posiblemente comienza en la plaza, un
lugar que invita a los espectadores a leer sus múltiples enunciaciones y
comentarios sobre la reciente estela de las crisis de España, y a hacer-
lo entre una creciente pluralidad de lectores que también participaron
en tejer la narrativa a través de sus propias declaraciones y acciones.
Las banderas, lemas y el lenguaje de protesta tienden a disputar el
discurso oficial del Estado sobre las políticas neoliberales en particu-
lar y sobre las formas en que estas políticas configuran desigualdades
y exclusiones a una amplia gama de asuntos en general (el acceso a
una educación pública, la cultura libre, el derecho a la ciudad y a una
vivienda digna, y así sucesivamente). En palabras de los manifestantes,
son luchas por “la dignidad” y “la calidad de vida”. Estas enunciacio-
nes implican dos tipos de lectura crítica interrelacionados, la primera
basada en la negación, y la segunda en las observaciones sobre cómo
se configuran las desigualdades y exclusiones al acceso. Como señala
159 Manuel Castells, Communication Power, Op. cit., p. 363; y Manuel Castells, Networks, Op.
cit., pp. 110-55.
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Manuel Castells, ambos tipos de lectura crítica están fuertemente aso-
ciados con la “rabia”, la “indignación” y la frustración (entre otros
sentimientos) desde la perspectiva de la usurpación de cualquier
capacidad de decisión autónoma a la población en la gestión de estas
crisis por el Estado español160. La democracia, por citar las palabras
de las primeras manifestaciones, ha sido “secuestrada” por los inte-
reses económicos y políticos de la élite, razón por la cual la población
está condenada a pagar una deuda pública encauzada hacia las empre-
sas privadas y los bancos rescatados (“¡Manos arriba! ¡Esto es un
atraco!”). Las demandas de “¡Democracia Real Ya!” aglutinaron el dis-
tanciamiento popular con respecto a la participación democrática, en
contra de los intereses que protegen el capital financiero y la banca, las
prioridades fiscales de la Unión Europea y el sistema de partidos exis-
tente que tan grandes costes tienen para los derechos sociales.
Como señala Chambers, “la misma posibilidad de apropiación”
de las formaciones discursivas de gran alcance, al igual que las inter-
pretaciones críticas en las enunciaciones de los manifestantes del
15-M, “es evidencia de que ningún significado puede ser “dictado” de
forma permanente, y que el cambio, por tanto, es siempre posible”161.
Mientras el discurso político intentaba legitimar las leyes y políticas de
austeridad, los actos de habla se convirtieron en pasto para los mani-
festantes que leyeron críticamente y se opusieron al discurso oficial
sobre la crisis. A grandes rasgos, las formas de acción y protesta cues-
tionan las afirmaciones de los responsables públicos que, en la retórica
neoliberal del thatcherismo de los años 80, negaron una y otra vez la
existencia de cualquier alternativa a sus políticas. La respuesta de los
manifestantes, como opositores, está capturada en una consigna de
las protestas: “¡Somos la alternativa!”. La afirmación de las autorida-
des públicas de que “no hay alternativa” fue impugnada directamente
en el 15-M por la convocatoria abierta de Sol para recibir propues-
tas para el cambio, como la posibilidad misma desde la que imaginar

160 Manuel Castells, Networks, Op. cit., pp. 110-55.


161 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 220.
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modelos alternativos de participación democrática directa, constitu-
cionalismo y bienestar social incluyente.
A medida que los manifestantes en la acampada madrileña de Sol
transformaron la plaza pública en un espacio de reflexión, acción y
expresión para los objetivos plurales del movimiento, las múltiples
enunciaciones de los primeros —sus interpretaciones opositoras sobre
las crisis— iban más allá de expresar su descontento contra los polí-
ticos y responsables públicos, convirtiéndose en prácticas de acción
colectiva, un proceso resumido en el pancarta de la Acampada Sol, “Si
no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”. Ya a finales de junio de
2011, el 15-M se había convertido en, y se alimentó de, una extensa
red horizontal formada por grupos de trabajo, comisiones, organi-
zaciones vecinales y una extensa lista de plataformas activistas, que
tomaban decisiones a través de la participación democrática direc-
ta en las asambleas. Entre las iniciativas autogestionadas del 15-M y
los conocimientos de sus participantes, estos canales rizomáticos de
democracia directa han desarrollado soluciones experimentales, de
forma colectiva, a problemas complejos a través del proceso de delibe-
ración llamado la democracia cognitiva; desde la crisis de la vivienda
y los desahucios, hasta la protección del acceso igualitario a la sanidad
pública, contra las restricciones de difusión cultural por los derechos
de autor, y en defensa de reformas estructurales estatales y de la ley
electoral, entre muchos otros162. Como sostiene Raúl Sánchez Cedillo,
las primeras movilizaciones se materializaron rápidamente en lo que
Félix Guattari entendía como, “una tensión afectiva y cognitiva que,
por así decirlo, pone en suspenso, tornándolo susceptible de cambio y
mutación enriquecedora, el régimen normal de las funciones de traba-
jo-vida sometidas a la movilización total”163. Un tema que merece más

162 Ver Acampada Sol, Propuestas, 2011, web. En cuanto a las prácticas de democracia cog-
nitiva antes del 15-M que incluyesen íntegramente a los no-ciudadanos, ver José María
Moreno Jiménez, “E-Cognocracia: Nueva sociedad, nueva democracia” en Estudios de
Economía Aplicada, vol. 24, nº 1, abril de 2006, 313-33. Sobre la eficacia de la democracia
cognitiva para resolver problemas complejos, ver Henry Farrell y Shalizi Cosma Rohilla,
“Cognitive Democracy” en Crooked Timber, 23 de mayo de 2012, web.
163 Raúl Sánchez Cedillo, “El 15-M como insurrección”, Op. cit., web.
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atención aquí, la mecánica de esta transformación en las prácticas de
protesta y debate informado en público compartieron una dinámica
crítica en paralelo con la actividad de interpretación entre los parti-
cipantes que intentaron abordar estos problemas complejos a través
de acciones coordinadas y autogestionadas. “Si el acto de leer [inter-
pretar] es, pues, la mediación por la cual el discurso narrativo hace su
impacto sobre la historia”, escribe Chambers, “este impacto depende
del hecho de […] que la lectura es en sí misma una realización de las
implicaciones […] del fenómeno de la mediación”, o la interpretación
en oposición al poder y a las formas de sometimiento colectivo que
constituyen la multitud, una cuestión analizada en este capítulo164.
La noción de la interpretación opositora no presume un conjun-
to de textos per se, ni se interesa esta línea de investigación en percibir
en los movimientos sociales una forma de práctica literaria que al “leer
literatura” pudiera implicar hacerlo desde el privilegio de una postu-
ra académica. Por el contrario, las lecturas opositoras pueden ser, y
de hecho fueron, enseñadas y aprendidas de unos a otros, transmiti-
das incluso de forma mimética, en las prácticas experimentales de las
asambleas al hacer juntos sin la necesidad de una educación formal.
La lectura crítica, en este sentido, es una de autoeducación practica-
da colectivamente, que presta gran atención al proceso cognitivo de
pensamiento analítico, por una parte, y al carácter “contagioso” de
las emociones/afectos que cobran forma alrededor de ciertas mane-
ras de interpretación, por el otro (en palabras de #JuventudSinFuturo,
“Organiza tu rabia, pero no te olvides de defender la felicidad”). Al
igual que Judith Butler ha señalado sobre los manifestantes en la pla-
za Tahrir en 2011, el lenguaje de la protesta es indisociable de lo que
hacen los cuerpos performativos, y de lo que pueden demostrarse
capaces de hacer, cuando se reúnen en asambleas y en espacios y con-
textos determinados en torno a temas específicos; lo cual nos devuelve
al contexto de la interpretación por las formas en que los cuerpos la
representan a través de la acción, así como sitúan y están situados por

164 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 18.


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lo que leen, pronuncian y hacen165. La transformación reside, en par-
te, en la actividad crítica de interpretar y responder desde la oposición,
o de identificar y cuestionar las estructuras de poder existentes por las
maneras en que se configuran en lo posible (deseos de alternativas) y,
a su vez, condicionan lo real. Dicho de otra manera, y retomando el
argumento de Chambers, las herramientas de interpretación ya cono-
cidas en la actualidad han sido capaces de proporcionar el “margen de
maniobra” necesario para poder buscar el cambio deseado a través de
la acción colectiva. Por otra parte, y aceptando que todo poder es una
paradoja, las “relaciones de poder [opositoras] no están en una posición
de exterioridad” respecto a las relaciones predominantes denuncia-
das por los manifestantes (ya sean empresariales, financieras, estatales,
etc.), y de hecho siempre corren riesgo de disipación o de absorción den-
tro de la mismas lógicas a las que se oponen, lo que las hace precarias166.
Estos son las tres aproximaciones que intento hacer de este mapa
del 15-M: las prácticas de interpretaciones opositoras en las acciones y
enunciados de los manifestantes; los papeles de los afectos/emociones
en las movilizaciones; y la producción de un espacio de articulación
para el movimiento en el medio urbano, en concreto, en la acampada
de Sol en 2011. Estas líneas de investigación no pretenden ser exhaus-
tivas, fijas ni totales, ni intentan atribuirse como los únicos conceptos
críticos desde los que aproximarse al 15-M. Más bien, siguiendo el
planteamiento propuesto por Deleuze y Guattari, se puede conside-
rar un mapa que resulte “desmontable, alterable, susceptible de recibir

165 “Aunque los cuerpos en la calle están enunciando su oposición a la legitimidad del
Estado, también, en virtud de ocupar ese espacio, están repitiendo esa ocupación del
espacio, y persistiendo en esa ocupación del espacio, planteando el reto en términos cor-
porales, lo que significa que cuando el cuerpo 'habla' políticamente, no es sólo a través
del lenguaje enunciado o escrito”; ver Judith Butler, “Bodies in Alliance and the Politics
of the Street”, Conferencia, Venecia, 7 de septiembre de 2011, European Institute for
Progressive Cultural Policies, web.
166 Michel Foucault, The History of Sexuality. An Introduction, vol. 1, Vintage, Nueva York,
1978, p. 94.
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constantemente modificaciones”, y con múltiples puntos de contacto
en los enredos entre estas y otras aproximaciones167.

De asambleas y ensamblajes. Ruido en la plaza física-digital

Entender lo que leen los manifestantes, supone mapear brevemente


los muchos grupos que componen las primeras manifestaciones del
15-M, no de forma exhaustiva, pero sí al menos lo suficiente como
para comprender las preguntas que les unen en su conjunto plural de
preocupaciones en común. En particular, cualquier registro de estas
plataformas y organizaciones aparece como una serie de conjuncio-
nes (un polisíndeton: “…y…y…y…”), o un ensamblaje de cuerpos
para Deleuze y Guattari168”. De los múltiples intersticios entre ellos,
se puede obtener una imagen de las demandas plurales para el cambio
deseado, articuladas en las asambleas del 15-M. Desde el invierno de
2011, algunas causas organizadas y plataformas ya habían establecido
medios sociales online, páginas web y grupos de trabajo para plani-
ficar acciones y publicar sus iniciativas de usuario a usuario. Grupos
que organizaban intercambios internacionales, como ATTAC o la
Universidad Nómada, contaban con una amplia experiencia en con-
ferencias y publicaciones dentro del movimiento alterglobalización.
Mientras que las Asociaciones de Vecinos de Madrid habían parti-
cipado activamente en las luchas sociales desde los últimos años de
la dictadura franquista169, las recientes asambleas locales formadas
después de la huelga general de 2010 continuaban reuniéndose para
prepararse de cara a una una mayor protesta nacional el siguien-
te verano. En Madrid, los espacios físicos como MediaLab Prado, el
centro autogestionado La Tabacalera y el Centro Social Casablanca,
perteneciente al movimiento okupa, sirvieron como puntos de

167 Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia,
Pretextos, 2004, 18.
168 Gilles Deleuze y Félix Guattari, A Thousand Plateaus. Capitalism and Schizophrenia, U
of Minnesota P, Minneapolis/Londres, 1987, p. 23.
169 “Memoria vecinal” en Asociaciones de Vecinos de Madrid, web, Madrid, s.f.
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encuentro para desarrollar iniciativas autogestionadas en defensa del
procomún, el derecho a la vivienda y la cultura libre.
Muchos grupos activistas habían organizado acciones inde-
pendientes en la primavera de 2011, que incluyeron plataformas
originadas en las protestas universitarias contra el Proceso de
Bolonia (#JuventudSinFuturo), otras a favor del copyleft y la distri-
bución de contenidos culturales online contra las restricciones de la
“Ley Sinde” (#NoLesVotes), y otras contra los abusos de la Sociedad
General de Autores y Editores (SGAE) en sus cobros por el uso de
material cultural. Grupos como Estado de Malestar, que protesta-
ban por los múltiples casos de corrupción entre los políticos, habían
celebrado eventos periódicos en colaboración con otras ciudades,
Sevilla y Santander, para realizar manifestaciones, campañas de sen-
sibilización y debates. Otras plataformas incluyeron la defensa de los
derechos LGTBQ y la igualdad de género, el ecoactivismo y el uso
de energías renovables, y la defensa del derecho constitucional a una
vivienda digna (V de Vivienda). Los hubo también que se solida-
rizaron con el juez Baltasar Garzón para poder juzgar los crímenes
cometidos durante el régimen franquista, y otros contra la privatiza-
ción de los servicios públicos, por nombrar algunos. A pesar de que
estos y otros grupos no estaban en comunicación activa ni coordi-
nada entre sí, las prácticas y respuestas críticas de sus participantes
canalizaron algunas de las mismas demandas que daban forma al
movimiento 15-M en Madrid, y que se materializarían más tarde en
las primeras propuestas de las asambleas populares y sus múltiples
acciones. Las interminables conjunciones entre las diferentes áreas de
acción de estos grupos, y de otros que escapan a esta lista, proporcio-
nan algunas líneas que estructuraban los cambios deseables debatidos
en las asambleas (…y…y…y…).
En una acción clamando contra la gestión del Estado español ante
la crisis y los casos de corrupción, la plataforma ¡Democracia Real Ya!
difundió una convocatoria para una manifestación en todo el país el
15 de mayo de 2011, que fue secundada por numerosas otras organiza-
ciones. La protesta #TomaLaCalle se llevaría a cabo “sin ideologías” y
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sin adherirse a un determinado partido político, una semana antes de
las elecciones municipales y en las comunidades autónomas de España.
La manifestación se articuló, pues, desde una posición de rechazo en
sí: de rechazo a cualquier bandera ideológica, partido o sindicato espe-
cífico, ya que los organizadores rechazaron estos canales partidistas
e institucionalismos existentes desde la negación de ser representa-
dos por los mismos, o al menos no de esta manera170. Por lo tanto, un
principio organizador de las primeras protestas estuvo íntimamente
relacionado con los usos inclusivos del espacio público como lugar de
manifestación y de reunión libre, lo que se transformaría en las prác-
ticas de protesta a lo largo de la consolidación de la acampada en Sol.
Como han señalado Víctor Sampedro y José Manuel Sánchez, estas
prácticas de “reapropiación del espacio” para el uso público estaban
vinculadas a las prácticas discursivas de “reapropiación del discurso
político”, ya practicadas en la cultura cibernética en ese momento, por
lo que la red de actividades de protestas “virtuales” se materializó en
la plaza pública y contribuyó a consolidar el apoyo para las asambleas
en el espacio urbano, en correlación con este último.171 La correla-
ción entre la reapropiación espacial y la discursiva, según Sampedro y
Sánchez, por un lado residía en las acciones de los manifestantes para
retomar el espacio urbano y, por el otro, para sostener en él un espa-
cio de debate y deliberación con el fin de elaborar propuestas para el
cambio. Ambas formas de reapropiación resultaron vitales para la pro-
ducción del espacio a través de las prácticas de los manifestantes:

tras sucesivas reformas, la Plaza de Sol, como tantas otras, era un “no-
lugar”: un espacio de paso, sin bancos ni árboles, donde conversar o
encontrarse resultaba casi imposible. Tomar las plazas no pretendía
solo visibilizar determinadas demandas. Implicaba detenerse y habitar
los espacios colonizados por el tráfico y el capital172.

170 Michael Hardt y Antonio Negri, Declaration, Op. cit., s/p.


171 Víctor Sampedro y José Manuel Sánchez, “Del 15M a la #acampadasol”, Op. cit., web.
172 Víctor Sampedro y José Manuel Sánchez, “La Red era la plaza” en Ciber-democracia,
2011, web.
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Describiendo Sol como un espacio destinado al tránsito y el comercio
por sí solo, o un no-lugar, los autores hacen referencia a lo que Marc
Augé denomina como tipos de disposiciones espaciales que prolife-
ran en el capitalismo avanzado destinados a las prioridades del sector
servicios y el sector transpores, a las industrias del entretenimiento, la
hostelería y el consumismo, y en los flujos de comercio e inversiones de
capitales por encima del interés en lo público o en su uso colectivo173.
Para los manifestantes del 15-M, las prácticas espaciales de reunión
y manifestación en el medio urbano se presentaron juntas desde el
primer momento para articular el cambio deseable. La reterritoriali-
zación del espacio público y del discurso político a la que se refieren
Sampedro y Sánchez dependía de la actividad crítica del rechazo:
“No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”, “No nos
representan”, “No pagaremos vuestras crisis”, y así sucesivamente.
En concreto, en el espacio, el lenguaje de rechazo también se refirió a
la participación de los manifestantes en la democracia deliberativa y
asamblearia como una lucha por lo público, usurpada de los existentes
canales representativos de la soberanía popular que les habían falla-
do (“La lucha está en la calle, no en las urnas”). Indisociablemente fue
en el lenguaje y en el espacio, entonces, que se denunció el rechazo a
conceder un derecho colectivo a la ciudad, como el lugar anfitrión de
celebración de las asambleas democráticas en el espacio urbano, contra
las prioridades de los flujos de capitales en la vida urbana cotidiana.
Para ilustrar la afirmación de los autores, solo hace falta consi-
derar las formas en que los manifestantes y campistas en la Puerta
del Sol produjeron el espacio y estas interpretaciones opositoras a un
tiempo, en los cinco días posteriores al 15 de mayo. Los edificios en
Sol, sometidos a obras de renovación, estaban cubiertos por anda-
mios convertidos en collages abigarrados donde los manifestantes
colgaron pancartas en las superficies de las paredes, vallas publici-
tarias y fachadas. Sus lecturas de oposición, que combinaban textos
con elementos visuales, señalaron a los responsables de la crisis según
173 Marc Augé, Non-Places. Introduction to an Anthropology of Supermodernity, Verso,
Londres/Nueva York, 1995, p. 94.
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los manifestantes, hicieron llamamientos a la solidaridad de los lec-
tores, y denunciaron las condiciones de la vida precaria, todo lo cual
lo hicieron a menudo en inglés para enfatizar la posible proyección
internacional del movimiento: “Bankers, Robbers, Responsible for
the crisis” (Banqueros, ladrones, responsables de la crisis); “Working-
class families demand a solution for our mortgages” (Las familias de
clase obrera exigimos una solución para nuestras hipotecas); “People
of Europe, Rise Up!” (Gentes de Europa, ¡Rebélense!), etc.
Recubriendo un andamio había un anuncio comercial de champú
L'OREAL, que los manifestantes habían recortado, añadiendo pala-
bras con el fin de formular la demanda, “¡Democracia REAL ya!”. Esta
reforma del espacio publicitario que dejaba casi intacta la totalidad
del cartel, se exhibió como una forma ejemplar de “reapropiación” de
las actividades interpretativas de los manifestantes que resignificaban
artísticamente su entorno a través de carteles, en los que el material ori-
ginal de la crítica (en este caso, la sociedad de consumo) se dispuso en
capas con estas interpretaciones a la vista de espectadores en eslóganes,
pancartas y llamadas a la solidaridad. A medida que la acampada de Sol
se reapropió conjuntamente del lenguaje y del espacio, las múltiples res-
puestas a los poderes políticos y económicos no solo fueron capturadas
en consignas de protesta utilizadas para rediseñar “la apariencia” o “la
sensación” habitual de Sol, sino que también formaban parte integral en
la producción del espacio a través de estas prácticas de resignificación.
En consignas, carteles y cantos, el lenguaje de protesta se repetía y
se interpretaba de formas diferentes —también online como coexten-
sión de la propia plaza—, creando un perceptible “volumen de ruido”
acerca de lo que estaba pasando en Sol, al igual que en otros lugares de
España174. Por razones de brevedad, llamo a esta serie abierta de enun-
ciaciones que circulaban online y en la plaza “una multiplicidad de
174 María Luz Congosto elaboró un análisis de datos cuantitativos de los hashtags más
utilizados en Twitter durante la acampada; el volumen de “ruido” sobre el movimien-
to que se generó a través de este medio social, con casi un millón de tuits en seis días
producidos por 160.000 usuarios, que demuestra que estos usuarios eran muy activos
en la divulgación de información durante los primeros días de la Acampada Sol. Ver
María Luz Congosto, “Del 15M a la #acampadasol: Topologías para un experimento
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rechazos” que en las prácticas de los indignadxs hizo posible las reu-
niones y asambleas multitudinarias en Sol, y puede haber revitalizado
la movilización exponencialmente175. Esta multiplicidad de rechazos
iba más allá de una serie de declaraciones de protesta por sí solas, ya
que en repetición y circulación social estas articulaban diferentes y
plurales lecturas críticas en asociación abierta con otros movimien-
tos que hacían reclamaciones parecidas. Aquí, el “volumen de ruido”
sobre las protestas y acampadas desempeña un papel importante por
su potencial movilizador, tal como podía percibirse en la magnitud
de los rechazos circulando online en imágenes y declaraciones simi-
lares. De forma concomitante a la reapropiación y resignificación del
espacio público, el centro de comunicaciones en Sol, con sus equi-
pos tecnológicos y generadores eléctricos, trabajaba para distribuir
información online con mayor visibilidad: para documentar eventos,
comunicarse con otras acampadas y emitir informaciones a través de
Twitter, Facebook, Google Maps, su propia página web y una cámara
web de difusión online “TV en directo”176. Esta confluencia entre los
usos del espacio público y virtual sustentó la red autónoma y autoges-
tionada de las acampadas con una creciente sofisticación y visibilidad
pública. Mediante la difusión de la plaza en directo, Sol evitó el uso
de los medios de comunicación convencionales, comunicándose con
potenciales simpatizantes de las manifestaciones a través de medios
alternativos y autogestionados, mientras se transformaba la pla-
za pública. “Nos enteramos todos por Internet”, declaró uno de los

político urbano”, Conferencia, Medialab Prado, Madrid, 8 de julio de 2011, y María Luz
Congosto, “Evolución de la propagación del 15M en la plaza de Twitter”, 22 de mayo de
2011, web.
175 Este rechazo es lo que Michael Hardt y Antonio Negri han llamado “éxodo”, que definen
en términos de “un proceso de sustracción respecto a la relación de capital mediante la
actualización de la autonomía potencial de la fuerza de trabajo”, ver Commonwealth. El
proyecto de una revolución del común, Madrid, Akal, 2011, 165. Hardt y Negri tienden a
argumentar a favor de esta sustracción como una “línea de fuga” capaz de escaparse de
las estructuras predominantes de poder, al menos tal como proponen Deleuze y Guattari.
176 Samira Saleh y Carmen Pérez Lanzac, “Un campamento con calles y baños portátiles”
en El País, 19 de mayo de 2011, web.
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manifestantes que se unió a las manifestaciones en Sol177. En efecto, se
puede decir que se detecta la intensidad de este volumen de actividad
online y en la plaza antes de que se articule, tal como cuando se dice
“algo está pasando en Sol”. Este incierto “algo” se hace perceptible por
el zumbido de actividad que rodea al suceso, debido en parte al volu-
men de ruido generado en las numerosas lecturas críticas y rechazos
plurales. El ruido, que contribuyó a la irrupción visible de las protes-
tas en el espacio virtual y físico, puede haber sido una tecnología para
movilizar masivamente a los simpatizantes, aunque no puede susti-
tuirse por el efecto de la asamblea o de los tipos de interpretaciones
críticas que reunieron a los manifestantes.
Existía una mecánica concreta tras la multiplicidad de rechazos:
eran derivados de las lecturas plurales de los manifestantes acerca de
las relaciones sociales y políticas existentes entre las tecnologías de
gobierno y los gobernados (“No a banqueros y políticos”) y, lo que era
inseparable de ello, las formas en que estas relaciones predominantes
de poder contribuyeron en la vida cotidian a generar desigualdades,
como por ejemplo las limitaciones de acceso a la vivienda: en suma,
aquí se evidenciaba la dimensión biopolítica: “España: un país de gen-
te sin casas y casas sin gente”. En otras palabras, se trataba de lecturas
críticas que articulaban la subjetivación política en gran cantidad y
diversidad, y que eran constitutivas de la multitud. Articuladas en las
enunciaciones de las manifestaciones y en los lemas y pancartas utili-
zadas en ellas, estas respuestas plurales detectaron y se opusieron a las
formulaciones discursivas de poder en el día a día, aunque sus decla-
raciones no se formaran únicamente mediante la negación gramatical
(“Capitalism: System error, reboot”). Como han señalado Eduardo
Romanos y Ángel Luis Lara, respectivamente, las proclamas de protes-
ta, pancartas y consignas del 15-M interpretaron y se reapropiaron del
lenguaje del poder, no sin cierta ironía, por lo que se puede decir que
las prácticas opositoras forman parte de un proceso transformador

177 “Indignados”, Informe Semanal, Op. cit., 2011.


POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

139
mediante la interpretación crítica plural178. Por si los visitantes de Sol
tuvieran alguna duda sobre la ironía ocasional de aquellas lecturas,
sirva de ejemplo una pancarta que colgó de un andamio con el retrato
en blanco y negro del comandante de las SS Heinrich Himmler repre-
sentado con una gorra de Mickey Mouse con el símbolo del euro en
la frente. El uso de la metáfora, en este caso, nació de la perceptible
fuente de rabia y dominación ante los poderes económicos y políticos
confluyentes, para retratarlos visualmente como un régimen fascista
bajo el dominio del capital, el euro como la moneda común, pero bur-
lonamente, a lo Disney. Este tropo visual sobre el poder y en el espacio
urbano, de hecho, representaba el lenguaje de las enunciaciones que
rechazaban su sujeción a la fuente perceptible de dominación, como,
por ejemplo, la declaración emitida posteriormente por el Grupo de
Economía de Sol, que atribuyó la usurpación de la soberanía popular
a la complicidad del Estado español con la “dictadura de los mercados”:

Elevar a rango constitucional la limitación del déficit público no sola-


mente es un atentado contra la vida de los habitantes de nuestro país,
[…] es un golpe de Estado encubierto de los mercados, al que nuestro
gobierno se somete de manera voluntaria179.

A pesar de que el “ruido” se refiere en determinados contextos a la inte-


ligibilidad, y a la incapacidad de oír o discernir, por encima de ese ruido,
lo que el otro está diciendo, en este caso el volumen de rechazo se presta,
por el contrario, a que estas enunciaciones sean leídas de varias maneras
y desde diferentes posiciones subjetivas. En este sentido, en la práctica,
la sustracción de las protestas a cualquier institucionalismo, partido o
bandera ideológica pudo haber desempeñado un papel clave a la hora

178 Eduardo Romanos, “Humor in the Streets: The Spanish Indignados” en Humor and
Politics in Europe Número especial de Perspectives on Europe, Council for European
Studies at Columbia U, Vol. 43, nº 2, otoño 2013, 15-20.; Ángel Luis Lara, “Virgil
Starkwell”, Op. cit., pp. 651-65.
179 Acampada Sol, “El Grupo de Trabajo de Economía Sol convoca una Asamblea con carác-
ter de urgencia para tratar la reforma constitucional anunciada por el presidente del
Gobierno”, 23 de agosto de 2011, web.
JONATHAN SNYDER

140
de movilizar a manifestantes, debido a su apertura a ser leídos. Por un
lado, estos institucionalismos con frecuencia eran la mismísima fuen-
te de desencanto y rechazo en el contexto de las crisis en España. Y, por
otro lado, la pluralidad de enunciados de protesta contribuyó asimismo
a una multiplicidad de lecturas, desde la diferencia, articuladas sobre
preocupaciones comunes. Tal vez, parte de la ciencia de la movilización
residiera en que aquellas enunciaciones —con sus diferencias y sinéc-
doques de otras enunciaciones— quedaban abiertamente disponibles a
ser leídas diferentemente entre los distintos segmentos poblacionales de
acuerdo con el contenido de lo que denunciaban o, como señala Manuel
Castells sobre otras movilizaciones sociales, con la formación de víncu-
los emocionales alrededor de ciertas injusticias denunciadas180.
En distintos sentidos, los múltiples rechazos postularon un carác-
ter abierto, una apertura: por una parte, en libre circulación a través
de circuitos físicos y virtuales, y, por otra, en asociación abierta con
otros que hacían demandas afines. En este sentido, el discurso, a par-
tir de Judith Butler, no es una simple expresión, sino que más bien
entraña el potencial de performativizar lo que pronuncia y de mate-
rializar a sus hablantes en la práctica181. Esta serie de declaraciones
en circulación a través de redes sociales y otros circuitos componen
un campo abierto de contacto social y diferencia relacional con nue-
vas y recurrentes lecturas críticas para otros lectores, no a través de
la acumulación (n + 1), sino de la diferencia en los muchos enuncia-
dos repetidos en otros contextos: “Lo llaman democracia, pero no lo
es”, “Más educación, menos corrupción”, etcétera. El volumen de rui-
do generado por el rechazo, en otras palabras, también puede tener
su propio riff, por así decirlo, en el que las declaraciones se ofrecen a
múltiples significados interpretables mientras que a los lectores se les
invita a unirse a contribuir con su propia nota.
Por otro lado, la práctica de leer y reapropiarse, por parte de los
lectores, del discurso del poder, es una actividad que implica pen-
samiento crítico y respuesta a las diferentes formas de subjetivación
180 Manuel Castells, Communication Power, Op. cit., p. 363.
181 Judith Butler, “Bodies in Alliance”, Op. cit., web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

141
política, ya sean articulados como el endeudamiento personal con
la banca con una hipoteca subprime o como las condiciones de pre-
cariedad sostenidas por la legislación laboral. El discurso político y
económico oficial sobre la crisis, de esta manera, proporciona un tipo
de material que los manifestantes leen. Una lectura literal del dis-
curso del poder, por supuesto, presume la recepción del fondo de un
mensaje intencionado o implícito tal como está dictado al destinata-
rio o a los habitantes españoles en general. Pero, como he mencionado
anteriormente, en las prácticas de los indignadxs, las declaraciones de
las autoridades públicas y de los políticos de ninguna manera se leen
literalmente tal como se pronuncian al público en general. Sobre las
relaciones de poder y autoridad en el discurso, Chambers señala:

Si la actividad de leer […] es un sistema del yo que se promueve en las


formaciones sociales […], podemos entender este hecho en términos de
una aparente paradoja. El poder depende a su vez del que se le opone, es
decir, de la “lectura” como una manifestación de la mediación. Si tene-
mos que aprender a leer —es decir, aprender a oponerse al poder para
adquirir las competencias para una lectura interpretativa […]— es por-
que la lectura es también, y por encima de todo, una condición de la
producción de autoridad, y el “poder” es un producto del mismo sis-
tema que la “oposición”. El poder no viene dado, sino que resulta del
“efecto de poder” (producido), léase la alegoría literalmente; por lo tan-
to, depende de ser leído, y un subproducto de este hecho resulta de que
el poder es al mismo tiempo vulnerable a la (mal-)interpretación desde
la oposición. Entonces, el “efecto de poder”, cuando tiene éxito, en rea-
lidad es el producto de una represión, ya que resulta de la inhibición de
la (mal-)interpretación desde la oposición a través de su capacidad de
“olvidar” y de hacerle a uno “olvidar” el papel de la mediación. Es solo
de resultas de esa inhibición como el discurso del poder llega a parecer
literal (y a interpretarse como tal)182.

Siguiendo a Chambers, los rechazos de las múltiples proclamas de


protesta niegan las afirmaciones hechas por el poder, como las que

182 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 251.


JONATHAN SNYDER

142
sostienen que “No hay alternativa”, al restablecer por medio de la inter-
pretación su carácter mediado. Por lo tanto, el carácter interpretativo
del lenguaje de protesta llega algo más allá cuando produce procla-
mas: restaura la posibilidad de interpretar el discurso del poder cuando
este impone su autoridad “sin alternativa”, sin otra alternativa que no
la de ser leído literalmente. Si, para Chambers, esta forma de lectura
opositora reprocha la afirmación literal —y en las prácticas de los mani-
festantes del 15-M, la interpretación se materializa en múltiples tropos
a veces con ironía— entonces, la represión que se ejerce bajo cualquier
imposición de autoridad gira en torno a la “negación” de un espacio
de interpretación, es decir, en torno a la represión del carácter media-
do del poder sobre el cual depende su autoridad. Se podría decir que el
dictado, de esta manera, pretende “naturalizar” en el propio acto del
discurso la autoridad sobre el destinatario y la relación de poder sobre
este. Es de esta manera como los actos discursivos pueden, en parte,
realizar (performativizar) su autoridad. Como Chambers recuerda a
sus lectores, la actividad de leer y responder críticamente siempre pue-
de desestabilizar el carácter “naturalizado” de esta autoridad al señalar
que sus afirmaciones imperantes están necesariamente mediadas den-
tro de esta dinámica, aunque la relación de poder entre el emisor y
destinatario sea desigual. Tal dinámica de poder, dicho de otra mane-
ra, reside en el corazón de la soberanía, donde el derecho a gobernar del
soberano (su autoridad) depende de la voluntad de sus súbditos.
En el 15-M las lecturas opositoras implican la identificación de
aquellos poderes dominantes que han bordado un discurso y sistema
de pensamiento oficial sobre la crisis (autoridades públicas, analistas
de medios, instituciones bancarias y financieras) y que operan des-
de el dictado de que “no hay alternativa” a la austeridad. En España,
el discurso oficial sobre la austeridad, tanto el de la izquierda como
de la derecha, se ha elaborado a partir de relatos sobre la humil-
dad, la vergüenza por gastos excesivos e insolvencia económica, y la
honorabilidad del sacrificio, en lo que suponen meros intentos de res-
ponsabilizar a la población para poder canalizar la deuda pública
hacia los intereses privados y los bancos rescatados, siendo este uno
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

143
de los más espinosos asuntos que provocaron las primeras moviliza-
ciones del 15-M. Dentro de las prácticas opositoras, los manifestantes
leyeron este proyecto pedagógico crítico de forma plural, identifi-
cando, así, tanto el discurso, como las “emotivas” lecciones dictadas
a la población española para reafirmar una autoridad que intentaba
conservar sus propios intereses políticos y económicos. Es decir, los
indignadxs no leen este discurso oficial de un modo literal, sino que
lo interpretan y se lo reapropian en sus declaraciones de protesta, de
manera que estas actividades opositoras se convierten en un proce-
so interpretativo, mediado y transformador. En este sentido, muchas
consignas apuntaron generalmente a los canales a través de los cua-
les estos mensajes llegaron a la población, es decir, a los medios de
comunicación (“Televisión, Manipulación”, “Apaga la tele, enciende
tu mente”, “El derecho a la Revolución no se puede callar con manipu-
lación”, etc.). En cambio, el lenguaje de protesta contesta al poder con
réplicas y rechazos que suponen distinguir entre el significado (dicta-
do) de este discurso oficial sobre la crisis y una realidad muy diferente
de la imagen literal que intenta dibujar. La distancia entre los dos tra-
za un espacio específico para la legibilidad en la que el trabajo de
interpretación sobre el discurso del poder localiza sus posibilidades
de hacerle oposición en la brecha entre “lo que se le dice a uno para
que lo crea como verídico” y “lo que se observa críticamente” un espa-
cio mediado de enunciación y recepción que permite una pluralidad
de interpretaciones. Los múltiples rechazos enunciados por los mani-
festantes niegan el carácter literal de “la verdad” (dictada) con el fin
de llegar, a cambio, a diferentes conclusiones. Y al hacerlo, señalan al
poder que su autoridad se apoya necesariamente en la mediación, que
el discurso oficial sobre la crisis tiende a negar (“no hay alternativa”).
Este campo relacional de discurso indirecto —para los mani-
festantes, la lectura del lenguaje y la materialidad cotidiana de la
subjetivación política— tiende a sugerir que las reacciones emotivas
no son meramente subjetivas, sino que se asientan necesariamente
en respuestas interpretativas como una base para la acción y el posi-
ble potencial de movilización. La actividad de lectura crítica de los
JONATHAN SNYDER

144
manifestantes sale a la luz como una condición necesaria para enten-
der cómo la llamada “indignación” y sus múltiples formas surgen como
una respuesta crítica afectiva capaz de impulsar a los manifestantes a
actuar, no solo a partir de las circunstancias sociales arraigadas en las
dificultades económicas, sino también a partir de las lecturas plurales
de la multitud sobre cómo, por ejemplo, los discursos oficiales justifi-
can la adopción de políticas económicas que fomentan la disparidad; o
sobre cómo los analistas mediáticos tratan de retratar a los ciudadanos
como irresponsables en sus decisiones económicas. Si se consideran
según su potencial de movilización, las emociones y afectos pueden
tomar forma alrededor de, al igual que recíprocamente están forma-
dos por, respuestas críticas a acontecimientos, declaraciones y lugares
de enunciación, tanto como por los contextos, las experiencias y los
sistemas de pensamiento que forman parte de la interpretación.
Es de esta manera que, inserta dentro de la llamada indignación
del movimiento 15-M, existe una práctica de interpretación crítica y
opositora e, inseparable de esta, su potencial afectivo de impulsar a
unos y otros para actuar desde la inacción. El afecto es el nexo entre la
intensidad de la acción y la respuesta crítica —que están unidas entre
sí— surgiendo de la misma manera en la que viendo el vídeo de un
policía que maneja la fuerza de una porra sobre un manifestante des-
armado, se reconoce “eso es una injusticia” sin pasar necesariamente
por el proceso cognitivo de articular los ideales que actúan sobre esta
respuesta inmediata en el contexto específico de cada espectador. O
más bien, lejos de cualquier tipo de violencia física ejercida sobre el
cuerpo, de la misma manera en la que alguien que escuchara a un ana-
lista televisivo argumentar que los habitantes en España han vivido
por encima de sus posibilidades irresponsablemente, respondiera, crí-
ticamente y sin pensarlo dos veces: “eso simplemente no es cierto”; y
después, “¿y qué hay que decir sobre la apropiación indebida de fon-
dos públicos por parte de políticos en beneficio de sus propias esferas
de influencia?”. Y, sin embargo, ciertamente no todas las personas res-
ponderían de la misma manera.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

145
Redes, enjambres y otros motivos de cuidado colectivo

El 15 de mayo de 2011 más de cien mil manifestantes marcha-


ron en cincuenta ciudades en toda España. En Madrid, esta marcha
se desarrolló desde Cibeles hasta la Puerta del Sol. A pesar del carác-
ter pacífico pero tenso de la marcha en Madrid, hacia su final las
brigadas antidisturbios cargaron para dispersar a los manifestantes
que habían parado el tráfico de la Gran Vía, desplazándolos hacia las
calles laterales donde podían ser acorralados por la fuerza policial, lo
que no era más que una violenta estrategia policial empleada en otras
manifestaciones en esta misma ciudad. En casos aislados se produje-
ron daños materiales y se quemaron contenedores de basura. Unas 20
personas fueron detenidas, varias de ellas transeúntes, y fueron acu-
sadas de alterar el orden público y de atentar contra la autoridad.
Finalmente, después de la marcha unos 20 manifestantes, a los que se
unieron docenas más, se congregaron en el Kilómetro Cero y el centro
simbólico de la capital, la Puerta del Sol, donde hablaron de su deter-
minación de quedarse.
La Primavera Árabe había provocado una serie de revoluciones
contra regímenes opresivos, y los manifestantes en Islandia habían
forzado la dimisión del Gobierno por su gestión de la crisis financie-
ra, seguida de un referéndum popular sobre su deuda soberana y la
redacción de una nueva constitución crowdsourced183. Si los manifes-
tantes en Sol encontraron o no su inspiración para acampar, en estos
acontecimientos quizás resulte menos relevante que la irrupción de
una instancia política, una que en su conjunto supuso la configura-
ción del sentido de que el cambio era posible. En palabras de Jacques
Rancière, supone un acto de disenso, una “demostración de una bre-
cha en lo sensible en sí”, es decir, “hace visible lo que no tenía motivo
para ser visto”, aquí en el espacio público y virtual, entre los que
“pertenecen a un mundo compartido que los demás no ven”184. Si
183 Manuel Castells, Networks of Outrage and Hope. Social Movements in the Internet Age,
Polity, Cambridge, 2012, pp. 31-52.
184 Jacques Rancière, Dissensus, Op. cit., p. 38.
JONATHAN SNYDER

146
esta política tiene una intensidad afectiva, tal vez se puede decir que
esta conforma, y toma su forma en, los apegos afectivos que se gene-
ran alrededor de esta reconfiguración colectiva de lo posible, lo que
Castells llama, algo metonímicamente, “esperanza”. O, en palabras de
un blogger, “INCREÍBLE AMANECER EN SOL. Abres los ojos y ves
que no estás solo, cada vez somos más”, a lo que se suma la donación
de desayunos por empresas locales, una forma de cuidados y solida-
ridad, que se percibe como “un síntoma más del incondicional apoyo
popular que recibimos, al que los políticos hacen caso omiso, ¡que
reaccionen!”.185 Aunque esta “incondicionalidad” resulte tal vez una
exageración entusiasta, hay que destacar aquí que la atención y la soli-
daridad están vinculadas con este “increíble amanecer”, como un flujo
que va y viene colectivamente entre el “tú” y el “nosotros” en oposición
al “ellos” (los políticos que hacen caso omiso al suprimido pero inferi-
do “nosotros”). El entusiasmo y la suspensión de la incredulidad están
asociados a estos actos de cuidado, y toman forma alrededor de estos,
en la articulación de una condición compartida (“nosotros” y “tú”)
que ellos ignoran, o en la irrupción de lo político para Rancière. Cabe
destacar que el llamamiento a las autoridades (“¡que reaccionen!”),
deja al descubierto el carácter opositor de una acción de protesta que
busca una reacción (por parte de “ellos”).
Las tareas para hacer visible esta configuración surgieron para-
lelamente. Trabajando rápidamente para poner en marcha la primera
página web de Sol, los manifestantes se autodenominaron #grupoacam-
padasol en Twitter, anunciando su intención de permanecer en Sol hasta
el día de las elecciones, el 22 de mayo, y pidiendo a sus seguidores, al mis-
mo tiempo, que se unieran a ellos urgentemente. Redactaron su primera
declaración de intenciones, identificándose como personas no afiliadas
a ningún partido o asociación política, unidas por objetivos comunes,
y que abogaban por la conciencia social, la dignidad y el cambio incier-
to hacia una “sociedad que da prioridad a la vida por encima de todo

185 Ver el weblog de ​​los primeros días del campamento de Sol, Acampada Indefinida en Sol,
2011, web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

147
interés político y económico”. Estas palabras iban acompañadas de una
afirmación sobre objetivos pacíficos, contra el uso de la violencia186.
A pesar de que este lenguaje cambiase en declaraciones posterio-
res, desde el primer momento la acampada de Sol se articuló como una
lucha biopolítica en defensa, por un lado, de la “dignidad” y la cali-
dad de vida contra las prioridades del capital y los intereses políticos
y, por el otro, favorable a la creación de alternativas para un cambio
social aún indefinido. El primer día de la acampada, los manifestan-
tes establecieron una transmisión en directo desde Sol y publicaron su
declaración, su calendario de asambleas y enlaces a un blog difundido
a través de las redes sociales. En la madrugada del 17 de mayo, la Policía
Local y Nacional dispersó a más de 200 manifestantes de Sol, haciendo
uso de la fuerza y realizando detenciones contra manifestantes con-
gregados bajo la consigna “¡No a la violencia!”. Cuando los incidentes
fueron divulgados a través de las redes sociales muchas personas se
unieron a los manifestantes y retomaron la plaza pública. Citando los
Art. 20 y 21 de la Constitución sobre la libertad de expresión y el dere-
cho a manifestarse pacíficamente, los manifestantes volvieron a Sol
para reestablecer las bases de la primera acampada y donde se lleva-
rían a cabo las siguientes asambleas sobre cómo proceder.
Mientras el 15 de mayo los manifestantes en Sol estaban redactan-
do su primera declaración, los incidentes de violencia policial habían
continuado en puntos dispersos del centro de Madrid, razón por la
cual se convirtió en una necesidad imperativa articular una posición,
construida desde la particularidad de esta circunstancia específica,
para denunciar toda violencia, ya fuera ejercida por las Fuerzas de
Seguridad o por otros manifestantes. Los incidentes requerían enun-
ciar pública y colectivamente su defensa de la desobediencia civil y la
resistencia pasiva, lo que supondría una acción clave para que, poste-
riormente, numerosos simpatizantes se asociaran con el movimiento,
otorgando así legitimidad a sus futuras líneas de actuación. En el aná-
lisis de Eduardo Serrano sobre la reapropiación discursiva en el 15-M,

186 Acampada Indefinida, Op. cit., web.


JONATHAN SNYDER

148
los manifestantes sostienen la “no-violencia” como un valor que otor-
ga legitimidad a sus acciones, a la vez que demuestra “ejemplaridad
[y] autodefensa paradójica” y que deslegitima la “eficacia” de la violen-
cia ejercida por las Fuerzas de Seguridad u otros manifestantes, por
tanto, construyendo la paradoja de la no violencia como práctica187. Si
la manifestación masiva del 15 de mayo, y su derivado en Sol, consti-
tuye una multiplicidad de respuestas críticas dirigidas a los políticos
y al público en general, entonces el acto constitutivo del movimien-
to fue fundado en la enunciación colectiva de los manifestantes y en
la difusión pública de su planteamiento específico de la no violencia
ante el Estado y su aparato policial. De esta manera, la generalidad de
las reivindicaciones de protesta en la marcha adquirió su condición
de singularidad plural fundada en la acampada física en el espacio y
en las posturas enunciadas desde un contexto específico en el tiempo,
desde el de la no violencia.
En las siguientes semanas, tanto como ahora, la legitimidad de
las manifestaciones ha dependido de la recreación de este momen-
to decisivo en la práctica, en el cual los manifestantes se abstienen
de participar o asociarse con formas violentas de protesta, incluso a
pesar de la represión policial. A medida, en la retórica política y la ley,
las autoridades públicas han intentado presentar a la multitud como
un adversario del Estado la erupción de la violencia en las protestas
solo sirve para beneficiar a las estrategias policiales dentro de esta
dialéctica: en el uso de la fuerza policial contra los manifestantes, en
la campaña contra las manifestaciones en la opinión pública, y en el
compromiso de las multitudes con la dualidad amigo/enemigo cons-
truida tan frecuentemente en torno a estrategias policiales del Estado.
Si consideramos, a partir de la definición de Deleuze y Guattari, que el
afecto supone la capacidad de moverse y ser movido, se puede enten-
der entonces que estas tres estrategias generan una fuerza afectiva
dirigida a reducir el potencial de acción de un cuerpo. De esta mane-
ra, el miedo se despliega como un poderoso instrumento afectivo
187 Eduardo Serrano, “El poder de las palabras: glosario de términos del 15M”. Disponible
en: Madrilonia.org, 2011, web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

149
para desalentar las movilizaciones a través de la autocorrección en
términos foucaultianos, ya sea para protegerse de cualquier daño físi-
co ejercido por parte de las autoridades o de favorecer la disociación
con los manifestantes a través de la atomización social. En el espacio
físico, la violencia policial se emplea con el fin de dispersar concentra-
ciones de manifestantes, apuntando a ejercer un efecto similar al del
inmovilismo y la atomización en los circuitos sociales. En el discurso
del 15-M, observa Eduardo Serrano, “la intrepidez” (sin miedo) can-
celará esta “fatalidad” y “parálisis” de la inacción, al defender los lazos
de solidaridad del “juntos nosotros podemos” y “tú no estás solo” en
la instancia política188. Por lo tanto, los afectos vinculados a la acción
colectiva no pueden entenderse simplemente como “el entusiasmo”
por un “amanecer increíble”, sino como los que se configuran en las
emergentes “jerarquías de poder emocionales que pueden surgir den-
tro de los grupos de activistas” y en torno a prácticas específicas que
valoran sus integrantes, tales como la no-violencia189.
La desobediencia civil y la resistencia pasiva se yerguen como
prácticas elementales del movimiento desde el momento en que se
rechaza la distinción amigo/enemigo y que los manifestantes predican
la no-violencia con el ejemplo. De este modo, cuando policía y antidis-
turbios avanzan sobre los manifestantes pacíficos, estos ejemplifican
la declaración de no-violencia mediante la práctica reiterada de gestos
de poderosa intensidad afectiva: extendiendo las manos en el aire con
las palmas abiertas y sentándose ante la policía cantando “¡No a la vio-
lencia!” y “¡Estas son nuestras armas!”. Vuelve a re-presentarse delante
de la policía, por tanto, el archisonado lema de “No tenemos miedo”,
en un escenario que el que el aparato policial se enfrenta directamente
con una multitud en postura de rechazo (a participar violentamente)
y aquí, concretamente, contra el miedo como fuerza potencialmen-
te debilitante. Este constituye un acto performativo, según Butler,
en las acciones coordinadas de los cuerpos en el enfrentamiento, que
188 Eduardo Serrano, “El poder de las palabras”, Op. cit., web.
189 Eleanor Wilkinson, “The Emotions Least Relevant to Politics? Questioning Autonomous
Activism” en Emotion, Space, and Society, vol. 2, 2009, p. 40.
JONATHAN SNYDER

150
conlleva una intensidad afectiva en la que la solidaridad y el bloqueo
corporal de los manifestantes (plasmado en la acción de sentarse jun-
tos en bloque) se promulgan en repetidas ocasiones y en diferentes
contextos como una práctica de la retirada de toda violencia190.
Estas prácticas también proporcionan una sensación de seguri-
dad por el número de manifestantes que participan de ellas, donde la
repetición —o como gustarían de decir Deleuze y Guattari, el hábito—
no se puede desligar de la práctica performativa, ni del lenguaje de los
cuerpos, ni de la fuerza afectiva del tenso enfrentamiento con la policía
en el espacio, ni de la representación de los valores de “no-violencia”
y “valentía” típicos de la comunidad activista. Más que por el hábito
en sí mismo, no obstante, este amplio conocimiento se ha forjado en
la documentación. Las labores didácticas entre manifestantes (acerca
de los derechos de los manifestantes ante las autoridades, el uso legal
del espacio público y las normas de desobediencia civil, así como otras
cuestiones educativas y jurídicas) fueron desarrolladas ampliamente
por expertos legales y voluntarios que difundieron esta información a
través de la red de comisiones legales del 15-M191. Por lo tanto, la ense-
ñanza y el aprendizaje mutuo sobre derechos a manifestarse y sobre las
prácticas necesarias para frenar la violencia se desarrollaron en el 15-M
como una forma de cuidados autogestionados por y para los partici-
pantes del movimiento. Si existe un “corpus literario” de esta práctica
opositora, está recopilado en esa documentación, y frecuentemente se
re-invoca en aquellas acciones y discursos que, en el enfrentamiento
ante las Fuerzas de Seguridad, se apartan de la violencia.
En un momento definitorio de lo que significa desobediencia
civil, unos 200 manifestantes se congregaron en Sol con intención de
acampar hasta las elecciones (“Yes We Camp!”). Diferentes grupos en
ciudades de toda España se unieron a ellos rápidamente mediante la
creación de acampadas simultáneas en Barcelona, Sevilla, Valencia,
Granada, Tenerife y Santiago de Compostela, entre otras, que sumaron
unas 58 acampadas contabilizadas en aquel momento, llegando a ser
190 Judith Butler, “Bodies in Alliance”, Op. cit., web.
191 Comisión Legal Sol, web, Madrid, s/f.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

151
más de 100 según se documentó posteriormente192. Comunicándose
principalmente a través de internet y redes sociales, la Acampada Sol
resistió exponencialmente, ganando miles de nuevos seguidores cada
día en respuesta tanto a las noticias sobre la represión policial ejerci-
da en otras acampadas como a las órdenes del Ministerio del Interior
para dispersar a los manifestantes en caso de disturbios. Otros mani-
festantes se unieron más tarde, al llegarles, gracias a los principales
medios de comunicación y redes sociales, noticias sobre las protestas y
al identificarse con los múltiples rechazos: “No nos representan”, por
ejemplo. Al tomar las plazas públicas, en varias ciudades los manifes-
tantes cambiaron el nombre del lugar de concentración a “Plaza 15
de mayo” en las respectivas lenguas cooficiales —valenciano, catalán,
gallego y euskera— destacando la constitución del movimiento desde
una red de multiplicidades derivadas de lo regional y lo local. A nivel
internacional, tan pronto como el 18 de mayo ya se habían consoli-
dado protestas solidarias en Ámsterdam, Berlín, Ciudad de México,
Nueva York y Roma, así como en otras ciudades.
Contra el extraordinario número de manifestantes y su extraor-
dinaria difusión en la prensa internacional, el Ministerio del Interior
ordenó a la policía no intervenir, o hacerlo solamente en casos justi-
ficados de alteración del orden público. En los casos de incidentes
aislados, las grabaciones en vídeo y fotografías de la brutalidad poli-
cial distribuidas online se convirtieron en una poderosa herramienta
para denunciar la violación del derecho de manifestación, así como
para movilizar a otros manifestantes contra esos mismos abusos de
poder. En este sentido, la prensa independiente jugaba un papel fun-
damental en la defensa de los derechos de los manifestantes en Madrid,
al igual que jugaron los transeúntes puntuales que grabaron inciden-
tes de violencia policial con sus teléfonos móviles para difundirlos en
la red. Como sostiene Castells sobre la simultaneidad de los medios

192 Para más información sobre la expansión del 15-M para convertirse en asambleas de barrio,
ver Carmen Pérez Lanzac, “El 'big-bang' del 15M” en El País, 18 de julio de 2011; y para
una narrativa sobre la historia del 15-M, actualizada por sus integrantes, ver “15-M” en
15MPedia, s/f.
JONATHAN SNYDER

152
digitales para potenciar la movilización, “Un SMS corto o un vídeo
subido a YouTube puede tocar un nervio en la sensibilidad de ciertas
personas, o de la sociedad en general, haciendo referencia al contexto
más amplio de la desconfianza y la humillación en que viven muchas
personas”193. Por lo tanto, no es casual que el Estado ya haya intentado
restringir el acceso de los medios a las manifestaciones masivas ante el
Parlamento y haya prohibido fotografiar y grabar en vídeo a las Fuerzas
de Seguridad, ya que la visibilidad pública de la represión policial ha
alimentado la indignación pública y, con ello, ha impulsado a un mayor
número de manifestantes a reunirse en defensa de sus derechos194.
La decisión de los manifestantes de emitir imágenes en directo de
la Acampada Sol efectivamente se reapropió de una técnica de segu-
ridad estatal adaptada a su propio fin, convirtiendo así una potente
herramienta de vigilancia en una medida de protección para impedir
la intervención policial por la fuerza, lo que puede haber contribuido
a la conservación del derecho democrático a manifestarse pacífica-
mente. En una pancarta se podía leer: “Si viene la policía, sacad las
uvas y disimular”, haciendo referencia a la tradición de comer uvas
en Sol en Nochevieja. Lo que señala con humor, sin embargo, son
las prácticas “dignas” de producirse en el espacio público, toleradas
por las autoridades, para celebración y fiestas, en contraste con una
ocupación por motivos políticos que se enfrentaba a la plausible inter-
vención policial. Mientras las labores de producción común puede ser
“estrechamente entretejidas con los temas del poder constituyente —
adoptando los nuevos medios (tecnología celular, Twitter, Facebook e
internet en general) como vehículos de experimentación con la gober-
nabilidad democrática y multitudinaria”—, dicen Hardt y Negri, la
tecnología de la vigilancia pública, asimismo, se reapropió para la

193 Manuel Castells, Communication Power, Op. cit., p. 348.


194 Para un análisis sobre el impacto de este proyecto de ley, antes de conocerse como “Ley
Mordaza”, ver Gonzalo Cortizo, “La prohibición de difundir imágenes de policías, vis-
ta por los jueces” en eldiario.es, 18 de octubre de 2012; y sobre la restricción del acceso
de los medios a las manifestaciones ante el Parlamento en 2012, ver “#29S en directo”,
Público, 2012.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

153
propia defensa del movimiento195. En este sentido, las prácticas opo-
sitoras demuestran la paradoja del poder observada por Chambers,
un poder que necesariamente está mediado, no solo en sus contenidos
discursivos, sino también en sus formas, como en este caso en que las
mismas herramientas del poder constituyente pueden ser aprovecha-
das y reapropiadas para fines opositores.
Las primeras asambleas llevadas a cabo por los manifestan-
tes en Sol iban dirigidas tanto a tratar las necesidades colectivas y la
autogestión (provisión de alimentos y materiales de construcción,
mantenimiento y vigilancia de la acampada, educación entre iguales
sobre los derechos de los manifestantes, prohibición del alcohol en el
recinto, etc.), como a debatir sobre sus demandas iniciales. La mano
de obra dedicada a estas cuestiones estructurales, logísticas y educa-
tivas en parte fue la base desde la que Sol pudo desarrollar acciones
y demandas sostenidas a través de procesos deliberativos. Como sis-
tema de votación se recurrió a un lenguaje de signos accesible para
todos para garantizar una participación incluyente y horizontal en las
asambleas populares (para expresar el des/acuerdo, pasar al siguien-
te tema, etc.), en las que, por otra parte, las funciones administrativas
rotaban entre voluntarios elegidos por la asamblea (moderador, secre-
tario, facilitador de turnos de palabra, etcétera). Cabe destacar que en
las asambleas vecinales de Madrid, siguiendo el modelo de Sol, tam-
bién se designaron voluntarios para cuidar el ambiente de celebración
de los debates —sobre todo, se cuidó la distribución de agua, botellas,
espráis, ventiladores, protector solar…— prestando atención para que
el debate se desarrollase en un entorno hospitalario. Esta disposición,
cuentan Alberto Corsín y Gabriel Estalella, es uno de los elementos que
pueden contribuir a hacer que las asambleas permanezcan en el tiempo
a través del apego desarrollado en el trato hospitalario hacia los demás:

Como toda forma experimental, por otra parte, la asamblea y el vecino


comparten el problema común de la duración. No queda claro ni cier-
to cómo hacer que duren los experimentos. Por lo tanto, un problema
195 Michael Hardt y Antonio Negri, Declaration, Op. cit., s/p.
JONATHAN SNYDER

154
organizativo para la asamblea, muy común en los proyectos de ocu-
pación en general, es que las personas vienen y van, y eventualmente
desaparecen para siempre. “La gente se presenta para ayudar y traba-
jar un rato, y luego desaparecen”, señaló Keith Gessen de Occupy Wall
Street. De ahí, la práctica del cuidado: una técnica para defender la
hospitalidad en condiciones de provisionalidad y adversidad. De ahí,
también, la importancia atribuida a la atmósfera, que desempeña el
papel de un ambulatorio político196.

Por lo tanto, el cuidado no es exclusivamente una práctica oposito-


ra de los manifestantes enfrentados a la tarea de frenar la violencia,
atendiéndose colectivamente unos a otros y a sí mismos en el esce-
nario de enfrentamiento ante la policía. Como argumentan Corsín y
Estalella, una disposición abierta hacia los demás desde la hospitali-
dad y buen ánimo puede haber contribuido a la sostenibilidad de las
asambleas por las formas de cuidado desarrolladas197. La atención
al cuidado en asambleas y protestas, entendiéndose como una prác-
tica de cuidar al otro, se configura en torno al proyecto colectivo de
marras y hacia los demás participantes en él. De esta forma, la sos-
tenibilidad del activismo depende, en parte, del “valor emocional
de una protesta re-experimentada continuamente […] para que siga
siendo emocionalmente satisfactoria y sostenible”198. O, como señala
Eduardo Romanos, la disposición espacial de las asambleas constituyó
una invitación para unirse a ellas:

196 Alberto Corsín Jiménez, “What Is a Neighbor? Notes on #Occupying the urban relation”,
Prototyping, septiembre de 2012, pp. 14-15.
197 Enseñar y aprender unos de los otros son contingencias de las desconexiones en las acti-
vidades de movilización, observados por Alberto Corsín y Gabriel Estalella. Los autores
argumentan que estas prácticas sociales producen espacio a través de la acción y las rela-
ciones espacio-temporales, o los ritmos urbanos, tal como los entendía Lefebvre. Corsín y
Estalella analizan las actividades de la asamblea como un ensamblaje rítmico que produce
formas de cuidado entre vecinos (el ambulatorio), porque “la asamblea es un objeto urbano
de cuidado, y un objeto de la atención urbana”; “What Is a Neighbour?”, Op. cit., p. 3.
198 Gavin Brown y Jenny Pickerill, “Space for Emotion in the Spaces of Activism” en Emotion,
Space, and Society, vol. 2, 2009, p. 30.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

155
Uno de los aspectos novedosos del movimiento 15-M fue la forma en
que experimentalmente colocaba nuevas formas de democracia en el
centro del espacio público. De esta manera, el movimiento llevó prác-
ticas de democracia deliberativa —previamente confinadas a espacios
más o menos limitados, tales como foros, sedes de movimientos, acam-
padas por la paz y centros sociales— al aire libre, en las plazas públicas,
donde los transeúntes estaban invitados a unirse199.

Hay algo que decir, entonces, acerca del carácter abierto de las asam-
bleas y de esta apertura hacia los demás como parte de las prácticas
críticas y opositoras del 15-M. Se trata de una práctica que, al fin y al
cabo, es altamente valorada por los manifestantes, nombrada por ellos,
recreada en su organización asamblearia, y con implicaciones políticas.
Todos los participantes, independientemente de su nacionalidad,
tenían voz y voto en las asambleas al aire libre en las que se favore-
cieron largos debates procesuales y una “síntesis” cognitiva sostenida
por contribuciones plurales entre miembros, todo ello por encima de
cualquier “resultado” determinado por una mayoría200. La cuestión de
llegar a un “consenso de mínimos” plural, sin embargo, se convertiría
en un punto polémico que con el tiempo transformaba las diferentes
asambleas y sus debates acerca de los procedimientos más convenien-
tes201. De esta manera, la estructura operativa inicial de las asambleas
tenía como objetivo la desactivación entre los participantesde cual-
quier potencial concentración de poder o de la imposición de intereses
desde plataformas específicas o políticas partidistas o individuales,
que en una práctica repetida en el tiempo contribuían a la definición
de una faceta de cuidado autogestionado en las asambleas: la defen-
sa de la participación inclusiva frente a posibles intereses concertados
199 Eduardo Romanos, “Collective Learning Processes within Social Movements: Some
Insights into the Spanish 15-M/Indignados Movement” en Cristina Flesher Fominaya
y Laurence Cox (eds.), Understanding European Movements: New Social Movements,
Global Justice Struggles, Anti-Austerity Protest, Routledge, Londres, 2013, p. 211.
200 Eduardo Serrano, “El poder de las palabras”, Op. cit., web.
201 Sobre el consenso en el activismo y la “estructuración” de una jerarquía emocional (que
tiende a reprimir las emociones “personales” a favor del afecto colectivo), ver Eleanor
Wilkinson, “The Emotions Least Relevant to Politics?”, Op. cit., pp. 36-43.
JONATHAN SNYDER

156
entre sus participantes. La utilización de métodos alternativos a los de
la policía, desarrollados con el fin de defender las demandas colectivas
frente a intereses específicos, se puede entender como un mecanis-
mo de autorregulación con el objetivo de proteger la inclusividad y
la apertura en los debates, mientras que, al mismo tiempo, tienden
a articular las “fuerzas sociales fundadas en valores, y no meramen-
te en organizaciones o redes”202. Las abiertas actitudes y prácticas de
participación se definirían posteriormente en el recurso online 15-M
WikiLibro como las bases desde las que conservar la participación
inclusiva y horizontal del movimiento: “no-violencia, no-machismo,
no-homofobia, no-racismo, no-liderazgo, no-membresía, etc.”, lo que
da nombre a una serie de valores comunes para la acción (en forma
de polisíndeton: …y…y…y…), ya practicados por los manifestantes203.
La labor autogestora y la deliberación se practicaban a través de un
contacto abierto con los demás entre participantes más o menos fami-
liarizados con el procedimiento asambleario que podían enseñar y
aprender, los unos de los otros al tiempo, antes de que el procedimien-
to en sí llegara a ser un mero asunto de contemplación. Para Deleuze,
estas prácticas constituirían hábitos adquiridos o repeticiones ruti-
narias sujetas a cambiar a medida que se practican en el tiempo. “La
repetición es una condición de la acción antes de que sea un concepto
de reflexión”, subraya Deleuze. “Solo producimos algo nuevo a condi-
ción de repetir, según el modo que constituye el pasado, de nuevo en
el presente de la metamorfosis”204. Como elabora Jon Beasley-Murray
en su trabajo Posthegemony, “el hábito nos lleva a la multitud: un

202 Ron Eyerman, “How Social Movements Move: Emotions and Social Movements” en
Helena Flam y Debra King (eds.), Emotions and Social Movements, Routledge, Londres/
Nueva York, 2005, p. 42. Wilkinson observa que, no obstante, estas jerarquías emo-
cionales asociadas con la decisión colectiva también deben tomarse con precaución,
teniendo en cuenta su capacidad de estructurar un consenso social de sentimientos en
torno a las decisiones del grupo, contribuyendo a determinar qué emociones son apro-
piadas o no; ver Eleanor Wilkinson, “The Emotions Least Relevant to Politics?”, Op. cit.,
39. Aunque no tengo evidencia parecida a la observación de Wilkinson en el caso del
15-M, no descarto esta posibilidad.
203 “Descripción” en WikiLibro 15M.cc., s/f.
204 Gilles Deleuze, Difference and Repetition, Nueva York, Columbia UP, 1994, p. 90.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

157
sujeto social que gana poder mientras contrae nuevos hábitos, nuevos
modos de estar en el mundo, cuya durabilidad está asegurada preci-
samente por el hecho de que están incorporados muy por debajo de la
conciencia”, es decir, están plegados en la acción en el tiempo, como
hábito, antes de que las propias acciones lleguen a contempladas205. El
argumento de Beasley-Murray sobre la multitud es ciertamente apli-
cable al 15-M, ya que la labor autogestora y el contacto abierto con los
demás eran prácticas rutinarias en la Acampada Sol mucho antes de
que fueran enunciadas, documentadas o conscientemente evaluadas
para su mejora. Dicho de otra forma, los cuerpos entraron en contac-
to con los demás al obrar juntos, y sus prácticas se transformaron, por
repetición, en nuevos hábitos y formas de hacer juntos. De esta mane-
ra, en las asambleas populares, las directrices para las propuestas, la
deliberación y el consenso seguirían cambiando con el tiempo y desa-
rrollándose en múltiples líneas del movimiento en lo que a autogestión
y proceso democrático se refiere, información que hoy está disponible
en la página web de la Asamblea Popular de Madrid206. Si, volviendo
a Chambers, la lectura es una práctica social, entonces cabe destacar
que las formas de interpretación opositora esbozadas aquí (las prácti-
cas y conocimientos de lectura crítica) se han desarrollado a partir de
relaciones sociales contingentes, de estar y hacer juntos, y de la ense-
ñanza y aprendizaje de unos a otros —lo que para Corsín y Estalella
sería la política de cuidados en el 15-M— que tienen en común una
disposición hospitalaria a la alteridad, a los otros, en estos procedi-
mientos de asamblea y protesta valorados por los manifestantes.
La estructura genérica para los grupos de trabajo locales y las comi-
siones se iban reproduciendo con creciente complejidad mientras el
movimiento en Madrid se expandía más allá de Sol con la intención de
“exportar” una forma de democracia deliberativa a los barrios de Madrid:

De entre las diversas razones para continuar la acampada que han expre-
sado los asistentes a la asamblea destaca la de exportar el modelo de trabajo

205 Jon Beasley-Murray, Posthegemony, Op. cit., p. 178.


206 “Metodología asamblearia” en Asamblea Popular de Madrid, web, Madrid, s/f.
JONATHAN SNYDER

158
a los barrios de Madrid. Se pretende que los vecinos y vecinas de la ciudad
experimenten el sistema de participación directa que se vive en Sol207.

Cuando entraron en contacto con las nacientes asambleas locales y


las prácticas deliberativas de grupos activistas y demás organizacio-
nes —por no hablar de otros cuerpos y hábitos de hacer juntos— estos
canales desarrollaron de manera plural los procedimientos empleados
por las asambleas de barrio del 15-M en Madrid, convirtiéndose en
una amplia red operativa ya en junio de 2011.
Dentro de estos canales rizomáticos, en el presente desde el que
escribo estas palabras, las comisiones operaban interconectadas hori-
zontalmente, y trabajaban para sostener las necesidades básicas de
infraestructura, comunicación e información para las asambleas
locales y sus grupos de trabajo. Las comisiones funcionaban como
proveedores de servicios independientes, por así decirlo, y como
consultores técnicos con conocimiento especializado cuyas activida-
des eran expedidas para apoyar a las asambleas populares y grupos
autogestionados de trabajo, que proponían acciones específicas des-
de lo local. Su cobertura fue amplia, cabe enumerarla aquí e incluyó:
la infraestructura, coordinación, comunicación interna y externa,
análisis y documentación, asesoría jurídica y legal, apoyo técnico
para el diseño web y audiovisuales, medios de comunicación y pren-
sa —como la emisora 15-M Ágora Sol Radio—, iniciativas artísticas
y actividades culturales, por nombrar algunos ejemplos. A través de
canales similares, los grupos de trabajo cumplieron una doble función
como observatorios y comités que identifican y abordan las necesi-
dades del barrio. Sus áreas de acción implicaban iniciativas a corto y
largo plazo, acciones sindicales y huelgas, economía del barrio, opor-
tunidades de empleo para residentes, los desahucios y el derecho a
una vivienda digna, servicios para las pequeñas empresas y trabaja-
dores autónomos, relaciones internacionales, el sistema financiero,
medio ambiente, educación pública escolar y universitaria, cultura y

207 Acampada Sol, “Acampada Sol continuará en la Puerta del Sol”, 22 de mayo de 2011, web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

159
pensamiento, cooperación social y diversidad, feminismo y derechos
LGTBQ, periodismo ético y así sucesivamente. Los grupos de traba-
jo y comisiones autogestionados estuvieron formados íntegramente
por voluntarios que propusieron iniciativas para las asambleas loca-
les y podían crearse, disolverse o dividirse en subgrupos ad hoc, según
se estimase conveniente por la decisión colectiva de sus participan-
tes. Las sesiones informativas organizadas por los manifestantes del
15-M, como los seminarios de invitados expertos en materia econó-
mica y financiera, la negociación de deudas y la dación en pago, o el
“Debate sobre el Estado de la Nación” alternativo celebrado en la plaza
pública, articularon otro valor para el movimiento, uno en el que las
bases para sus propuestas y acciones necesariamente tenían que estar
constituidas por acciones y pensamiento crítico.
Como tal, la Asamblea Popular de Chamberí, una de las 120
asambleas en la Comunidad Autónoma de Madrid, reunió peticiones
en contra de la privatización de servicios públicos y organizó encuen-
tros en favor de una “vuelta al colegio” para padres y niños. Organizó
también una serie de acciones para detener el desahucio de familias
en el barrio y para apoyar la huelga de estudiantes y padres contra los
recortes en la educación pública. Ofreció un seminario sobre el poder
constituyente en las movilizaciones y desarrolló más planes para ins-
talar un nuevo centro social okupa en un edificio abandonado, por
nombrar solo algunas acciones. Es decir, sus canales de actividades
operaban a través de diversos circuitos a nivel local y regional, a partir
de los cuales los participantes y organismos podían proponer nuevas
iniciativas entre los diferentes nodos de actividad a través del tiem-
po. Como estructura descentralizada en flujo constante, el llamado
“movimiento” no gozaba de ninguna concentración de poder estáti-
ca o influencias polarizadas dentro de sí, y en su lugar, guardaba más
parecido con las relaciones sociales en la red. Dentro de este tejido
rizomático, las iniciativas pueden ganar visibilidad a través de grupos
de trabajo, comisiones u otras plataformas, a través de las interfa-
ces online, tales como las redes sociales, las listas de distribución o la
web N-1, y por lo tanto pueden activar algunas acciones específicas en
JONATHAN SNYDER

160
solidaridad con otros nodos de actividad de la red. Este es el ritmo de
adaptación con que los participantes pueden proponer y llevar a cabo
iniciativas con aparente espontaneidad.
Cuando esta “espontaneidad” incalculable, se practica en el espa-
cio físico durante las protestas, los manifestantes se comunican, en
parte, a través de las redes sociales y los móviles (en particular, a tra-
vés de WhatsApp y Twitter), recreando esta capacidad de movilizar
a la multitud mientras abandona la plaza pública, de repente, dejan-
do a la policía sorprendida, para trasladarse hacia la Gran Vía, donde
los manifestantes detienen el tráfico, apoderándose de la calle en una
marcha espontánea por Madrid. Junto con la recreación gestual de la
no-violencia en las protestas, esta práctica repetida, una especie de
nomadismo que requiere de un movimiento coordinado activo y el
seguimiento contingente de otros manifestantes, se ha convertido en
una maniobra habitual para las protestas en Madrid en la actualidad.
Esta práctica en el espacio público también ilustra un paralelismo con
las operaciones en red de los grupos de trabajo y las comisiones que se
comunican a través de medios online: sus iniciativas a corto y largo
plazo se basan en acciones coordinadas en red y en la participación de
los seguidores que se unen a sus líneas de acción difundidas a través
de varios circuitos sociales.
En el espacio físico y en el virtual estas prácticas opositoras redefi-
nen lo que Franco “Bifo” Berardi describe acerca del comportamiento
de las multitudes, tanto en la red: “una pluralidad de […] humanos y
máquinas que realizan acciones comunes gracias a los procedimien-
tos que hacen posible su interconexión e interoperabilidad”; como en la
acción del enjambre de cuerpos: “se mueven juntos en la misma direc-
ción, realizando acciones de manera coordinada”208. El enjambre, según
Berardi, describe el comportamiento de individuos que se asimilan a los
flujos rutinarios y de tráfico en el espacio urbano, obedeciéndolos como
autómatas en tránsito; pero, parecería que, como cara y cruz de la mis-
ma moneda, los manifestantes que se mueven como un enjambre en el

208 Franco “Bifo” Berardi, The Uprising, Op. cit., pp. 14-15.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

161
espacio urbano también pueden aprovechar esta maniobra en su bene-
ficio como una práctica opositora. Tal enjambre, cabe destacar, se niega
a enfrentarse violentamente a las Fuerzas de Seguridad y a los antidis-
turbios, desplazándose en su lugar para tomar la calle en una actuación
pública que se hace innegablemente visible en la ciudad.

Afecto en multitud. Devenir movimiento

En los días previos a las elecciones regionales y locales, la Junta


Electoral de Madrid declaró la Acampada Sol como una manifes-
tación no autorizada que, en su opinión, podría obstaculizar la
libertad democrática del voto, una decisión que, en reacción crí-
tica, atrajo a miles de personas más a unirse a las protestas en Sol y
acampar en Madrid y otras ciudades209. Respaldando esta decisión,
la Junta Electoral Nacional también interpretó las protestas como
potencialmente perjudiciales para las elecciones, declarando ilegal
cualquier manifestación a partir de la medianoche del 20 de mayo,
la llamada “jornada de reflexión”210. Con la sucesiva prohibición
de manifestaciones a lo largo de la semana, la Acampada Sol atrajo
a más manifestantes, además de suministros, materiales para mejo-
rar su infraestructura, y donaciones de alimentos de simpatizantes y

209 F. Javier Barroso, “La Juna Electoral de Madrid prohíbe la concentración en la Puerta del
Sol” en El País, 17 de mayo de 2011, web.
210 Según la Junta Electoral: “En los días de reflexión y votación nuestra legislación electo-
ral prohíbe realizar acto alguno de propaganda o de campaña electoral. Asimismo, el día
de la votación prohíbe formar grupos susceptibles de entorpecer, de cualquier manera
que sea, el acceso a los locales electorales, así como la presencia en sus proximidades de
quiénes puedan dificultar o coaccionar el libre ejercicio del derecho del voto. Todas estas
medidas legales están destinadas a garantizar el ejercicio con plena libertad del derecho
fundamental de sufragio reconocido en el artículo 23 de la Constitución”; la Junta escri-
be, en conclusión, “es un comportamiento no acorde a las previsiones de la LOREG [Ley
electoral] y que excede del derecho de manifestación garantizado constitucionalmen-
te”; Ver Gobierno de España, Junta Electoral Central, Solicitud de que la Junta Electoral
Central establezca un criterio uniforme, respecto a las diversas concentraciones, reuniones
y manifestaciones promovidas por particulares, en particular en la jornada de reflexión,
atendiendo a la existencia de acuerdos contrapuestos por parte de las Juntas Electorales
Provinciales, Expediente 293/200, 19 de mayo de de 2011.
JONATHAN SNYDER

162
empresas locales (quedando excluidas las donaciones económicas), lo
cual, en conjunto, incrementó su creciente visibilidad online y en los
medios convencionales.
Desafiando el veredicto de la Junta Electoral, cientos de miles de
manifestantes en toda España participaron en un “grito mudo” sin-
cronizado en las plazas públicas la medianoche del 20 de mayo. Fue
un momento definitivo que reprendió fuertemente la interpretación
de la Ley Electoral en defensa del derecho a la manifestación y la deli-
beración pública. Para muchos, constituyó una especie de “despertar
político” cargado con gran intensidad afectiva para un cambio incier-
to. En Madrid, esta acción coordinada evocó a otras movilizaciones de
los últimos tiempos, ya que el grito mudo y el gesto de las manos con
las palmas abiertas se habían practicado siete años antes, en las mani-
festaciones masivas en vísperas de las elecciones generales de 2004,
después de los atentados del 11-M en los trenes de cercanías en las
proximidades de la estación de Atocha. En los atentados del 11-M, en
concreto, las protestas masivas fueron una respuesta a la afirmación
del Gobierno del Partido Popular, a pesar de la evidencia contraria,
de que ETA —y no una cédula de Al-Qaeda— fue la responsable del
ataque. Los motivos de estas dos protestas eran muy distintos y, sin
embargo, ambos comparten el hecho de haber dado lugar a una mani-
festación “ilegal” en vísperas de unas elecciones, en oposición a sendas
versiones defendidas por las autoridades. Además, los dos momen-
tos coincidieron en su capacidad de movilizar multitudes, y de forma
aparentemente espontánea, a través de las nuevas tecnologías, ya que
el ciberactivismo del 15-M se hizo eco de los mensajes de texto Pásalo
difundidos siete años antes. Sin embargo, para muchos manifestantes,
las multitudes también evocaron un paralelismo a las manifestaciones
masivas en España antes de 2004, como las movilizaciones contra la
complicidad del presidente Aznar en la guerra de Irak o, para algunos,
incluso las protestas contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco por
parte de ETA, que también registraron números de manifestantes sin
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

163
igual211. Y de nuevo, las razones que motivaron estas manifestaciones
son diversas y muy alejadas de las que movilizaron a los manifestantes
del 15-M. Para otros, el momento trazaba líneas de conexión, aun-
que en una clave más apacible, con 1968. Y para otros, yendo todavía
más lejos, el uso del hashtag #spanishrevolution resultó evocador en el
nombre, pero claramente no en similitud, con la Revolución española
de 1936, en la que los trabajadores colectivizaron fábricas después del
golpe militar nacional que instigó la Guerra Civil Española. A pesar
de que estas circunstancias históricas representen mundos aparte, el
uso de “#spanishrevolution 2.0” para describir las protestas de 2011
da en el clavo en la denuncia de los manifestantes contra el “golpe de
Estado encubierto por los mercados”. Una especie de significante radi-
cal, capaz de evocar muchos momentos pasados por sus asociaciones
con el presente —a pesar de las evidentes contradicciones políticas
que sustentan cada acontecimiento en el tiempo— permitió que ésta
y las demás manifestaciones masivas del 15-M resultaran fuertemen-
te evocadoras de otras movilizaciones sin precedentes en la memoria,
incluso en la historia.
Siguiendo el método analítico de Deleuze en Difference and
Repetition, no cualquier conclusión se puede extraer del escrutinio de
las semejanzas y diferencias entre estas manifestaciones, o de la contin-
gencia de sus contextos respectivos, ni para medir las singularidades
y divergencias de cada una a la sombra de las demás. La búsqueda de
identidad en la relación entre sí, advierte Deleuze, tenderá a reprodu-
cir su identidad en una lectura que, efectivamente, permite localizar
las similitudes que se buscan; es decir, este método redistribuye su
identidad a través de momentos temporales con el fin de dejar caer las
piezas en el conocimiento existente sobre los mismos. Como tal, cual-
quier búsqueda de equivalencia o identidad entre los contextos de cada
suceso, o específicamente en comparación con los del 15-M, no pue-
de explicar precisamente aquello que vuelve desde la diferencia con los
otros a través del tiempo212. Más bien, mientras la protesta evoca un
211 José Manuel Fajardo, “Del 11-M al 15-M”, Editorial en El País, 8 de julio de 2011.
212 Gilles Deleuze, Difference and Repetition, Op. cit., p. 91.
JONATHAN SNYDER

164
catálogo de asociaciones cognitivas con la historia y la memoria recien-
te, de diferentes maneras para diferentes sujetos, vuelve a sí mismo
y a otros momentos de la serie, en una resonancia del eterno retorno
que “afirma la diferencia, afirma el disimulo y la disparidad, el azar,
la multiplicidad, y el devenir” en un momento de otros momentos213.
Siguiendo la problemática del método de Deleuze, la fuerte evoca-
ción de la repetición de la historia y la memoria en las protestas puede
entenderse en sí como la actividad cognitiva de hacer registro de la
magnitud perceptible del acontecimiento, o su intensidad.
Esta rayuela de asociaciones cognitivas entre las manifestaciones
pasadas proporciona su propio mapa de la fuerza afectiva de las pro-
testas del 15-M. Saltando de un momento a otro en la memoria, el acto
de dar sentido al suceso no consigue localizar referentes específicos y,
al no lograrlo, en su lugar pone de manifiesto la inmediatez de la inten-
sidad de las protestas entre cuerpos que desean el cambio. El hecho de
que estos movimientos sincronizados en multitud agitaran la reflexión
en búsqueda de precedentes comparables en la historia y la memoria
despoja cualquier noción de identidad del evento mientras esta se ve
eclipsada por la magnitud perceptible del suceso entre los manifes-
tantes en el espacio público. Aquello que queda remanente, en otras
palabras, es la inmensidad percibida de un momento presente, o una
intensidad afectiva. No la manifestación en sí, sino el potencial afec-
tivo implícito entre cuerpos que pasan a la acción, a lo que Deleuze y
Guattari se refieren con devenir214. Y en Madrid aquel devenir-movi-
miento resultó fuertemente evocador de una suerte de retorno —sin
precedentes en la memoria colectiva reciente— a la protesta en las
calles. Su dimensión temporal —el haber evocado muchos pasados
dentro de un mismo momento presente de devenir algo más— hace
que se confunda la lógica de la cronología lineal en la que el pasado
se vuelve presente y este, a su vez, futuro —tal como Deleuze señaló
en Hamlet, antes del análisis de Derrida en Espectros de Marx—, un
momento de devenir que se despliega como desquiciado, disjunto o
213 Ibid., pp. 300-301.
214 Gilles Deleuze y Félix Guattari, A Thousand Plateaus, Op. cit., p. 283.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

165
desajustado (out of joint), distribuido de manera desigual en las coor-
denadas lineales de medida empírica del tiempo215.
Aquí, al parecer, el afecto no se trata únicamente de una intensi-
dad prepersonal, sino de una actividad corporal y cognitiva que surge
de un contexto específico. En Mil mesetas, los autores sostienen que
la intensidad afectiva que aumenta o disminuye el potencial de uno
para actuar puede “venir de partes externas o de las propias partes del
individuo” de lo que se infiere que es inherentemente posible a través
del conjunto, en la proximidad corporal y física en contacto con otras
personas, ahí, en la plaza pública216. La multitud en una manifestación
dada se puede prestar a cierto potencial afectivo debido a la proximi-
dad entre cuerpos en asamblea. Pero al considerar las repeticiones
corporales de los manifestantes cuando protestan —la re-escenifi-
cación de la no-violencia en forma de bloqueo corporal delante de la
policía, el movimiento nómada del enjambre que ocupa un espacio,
el grito mudo o el gesto de las palmas abiertas—, esta fuerza afectiva
adquiere mayor intensidad en el movimiento coordinado de cuerpos
que actúan sincronizando los mismos gestos en masa.

Deseo, disidencia y la fuerza de una política minoritaria

En Rebel Cities, David Harvey define el “derecho a la ciudad” como algo


más que una cuestión de igualdad en el acceso a lo público por sí solo:

La cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede separarse de la


cuestión de qué tipo de personas queremos ser, qué tipo de relaciones
sociales buscamos, qué relaciones con la naturaleza apreciamos, qué
estilo de vida deseamos, qué valores estéticos sostenemos. El derecho
a la ciudad es, por lo tanto, mucho más que un derecho de acceso indi-
vidual o de grupo a los recursos que encarna la ciudad: se trata de un
derecho de cambiar y reinventar la ciudad al deseo de nuestro corazón.
Es, asimismo, un derecho colectivo en lugar de individual, ya que el

215 Gilles Deleuze, Difference and Repetition, Op. cit., p. 88.


216 Gilles Deleuze y Félix Guattari, A Thousand Plateaus, Op. cit., p. 283.
JONATHAN SNYDER

166
reinventar la ciudad depende inevitablemente del ejercicio de un poder
colectivo sobre el proceso de urbanización217.

Para Harvey, el “derecho a la ciudad” reside en cómo desean los habi-


tantes imaginar la ciudad para darle forma y moldear el medio urbano
colectivamente en medio de procesos de urbanización que dan prio-
ridad a la inversión y beneficios empresariales. En primer lugar, no es
solo una cuestión de contrarrestar los esfuerzos de privatización de
recursos públicos y comunes, o las restricciones al acceso que estos
producen o perpetúan (por nivel socioeconómico, nacionalidad, raza,
género o de otros modos), sino también de cómo reinventar la ciu-
dad de diferentes formas para que se convierta en algo inclusivamente
deseable. Este derecho, señala Luis Moreno Caballud, en la actualidad
se practica de forma activa en muchas ciudades españolas entre grupos
autogestionados que se organizan en defensa de un acceso inclusi-
vo a los recursos comunes (el procomún), cuyo objetivo es forjar una
muy anhelada “imaginación sostenible” para el futuro218. Teniendo
en cuenta la propuesta de Harvey, cabe preguntarse si las formas de
cuidados practicadas en la Acampada Sol eran precisamente el tipo
de labor colectiva que trataba de imaginar alternativas deseables a la
coyuntura actual. “Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”,
rezaba un cartel prominente en Sol, lo que demuestra que la cuestión
de concebir alternativas también es, como derecho a la ciudad, algo
que está motivado por deseos colectivos de imaginar otros mundos.
¿De qué manera articuló la Acampada Sol sus deseos de cambio?

217 David Harvey, Rebel Cities. From the Right to the City to the Urban Revolution, Verso,
Londres/Nueva York, 2012, p. 4.
218 Luis Moreno Caballud señala que las prácticas del procomún han llegado a ponerse de
relieve en medio de la crisis en España: “Junto a la desesperanza, la pasividad y la victimi-
zación (que sin duda han estado y están presentes), hemos visto cómo se han desarrollado
y consolidado en estos últimos años importantes redes de solidaridad, autoorganiza-
ción, colaboración, denuncia y protesta, que se han movilizado activamente ante la crisis,
y cuyo estudio revela la emergencia de todo un caudal de 'imaginación sostenible' parti-
cularmente importante para comprender en qué se está convirtiendo la cultura española
contemporánea”; Ver Luis Moreno Caballud, “La imaginación sostenible: Culturas y crisis
económica en la España actual” en Hispanic Review, vol. 80, nº 4, otoño 2012, pp. 536-537.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

167
Si he hecho hincapié en que la síntesis de las asambleas y las
manifestaciones tiene la forma de un polisíndeton (…y…y…y…), se
debe principalmente a que esta construcción da una idea de la mul-
tiplicidad de preocupaciones entre individuos y plataformas en las
movilizaciones: igualdad de género, garantías para inmigrantes indo-
cumentados, energías renovables, reforma de la Ley Electoral, dación
en pago, medidas contra la precariedad laboral, contra la corrupción
política, etcétera. No obstante, también pareciera que las demandas
específicas para esos cambios deseables están articuladas entre las
conjunciones, en las relaciones entre estas, lo que deriva hacia la cues-
tión del deseo. En ningún caso pretendo hablar de un deseo colectivo
en las manifestaciones o entre manifestantes, sino de una multiplici-
dad de cambios deseables enunciados por las asambleas, o siguiendo
a Deleuze y Guattari, implícita en el mismo acto de ensamblaje (“la
máquina deseante”). Leo esta síntesis como una “cadena molecular”
que produce significados mientras sintetiza las conexiones entre las
diversas disyunciones, que para Deleuze y Guattari componen los
intersticios en los que el deseo se produce entre —y a través de— pie-
zas ensambladas219. Lo que engrana las piezas, en otras palabras, se
entiende como el hilo conductor de una plataforma plural de cam-
bio, o, en palabras de los manifestantes que cambiaron el nombre a la
plaza pública, son acciones colectivas deseables que apuntan a crear
“SOLuciones”, frente a afirmaciones de que no hay alternativa.
El 20 de mayo, la asamblea popular en Sol aprobó 16 puntos de
sus primeras demandas. La articulación de estas propuestas y deman-
das comprendió un segundo acto constituyente —el primero había
consistido en una declaración de no-violencia— recogido en un comu-
nicado de prensa dirigido al Estado español y al público en general.

Cambio de la Ley Electoral para que las listas sean abiertas y con cir-
cunscripción única. La obtención de escaños debe ser proporcional al

219 Gilles Deleuze y Félix Guattari, Anti-Oedipus. Capitalism and Schizophrenia, Vol. 1, U
of Minnesota P, Minneapolis, 1983, pp. 322-339.
JONATHAN SNYDER

168
número de votos. Atención a los derechos básicos y fundamentales reco-
gidos en la Constitución como son:

1. Modificar la Ley Electoral para permitir listas abiertas y con cir-


cunscripción única en la que el número de escaños obtenidos es
proporcional al número de votos.
2. Atender a los derechos fundamentales recogidos en la Constitución
de 1978, como el derecho a una vivienda digna al reformar la Ley de
Hipotecas para permitir la anulación de deuda (dación en pago); la
sanidad pública universal y gratuita; la libre circulación de personas; y
el refuerzo de una educación pública y laica.
3. La abolición de las leyes y medidas discriminatorias o injustas como
el Plan Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior; la Ley de
Extranjería; y la “Ley Sinde”.
4. Reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, una reforma de los
impuestos de patrimonio y sucesiones. Implantación de la Tasa Tobin,
la cual grava las transferencias financieras internacionales y supresión
de los paraísos fiscales.
5. Reforma de las condiciones laborales de la clase política para que
se abolan sus sueldos vitalicios. Que los programas y las propuestas
políticas tengan carácter vinculante.
6. Rechazo y condena de la corrupción. Que sea obligatorio por la Ley
Electoral presentar unas listas limpias y libres de imputados o conde-
nados por corrupción.
7. Medidas plurales con respecto a la banca y los mercados financieros
en cumplimiento del artículo 128 de la Constitución, que determina
que “toda la riqueza del país en sus diferentes formas y sea cual fuere
su titularidad está subordinada al interés general”. Reducción del
poder del FMI y del BCE. Nacionalización inmediata de todas aquellas
entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado.
Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones finan-
cieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.
8. Desvinculación verdadera entre la Iglesia y el Estado, como establece
el artículo 16 de la Constitución.
9. Democracia participativa y directa en la que la ciudadanía tome parte
activa. Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser
éticos y veraces.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

169
10. Verdadera regularización de las condiciones laborales y que se vigile
su cumplimiento por parte de los poderes del Estado.
11. Cierre de todas las centrales nucleares y la promoción de energías
renovables y gratuitas.
12. Recuperación de las empresas públicas privatizadas.
13. Efectiva separación de poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
14. Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas
y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
Como movimiento pacifista creemos en el “No a la guerra”.
15. Recuperación de la Memoria Histórica y de los principios fundadores
de la lucha por la Democracia en nuestro Estado.
16. Total transparencia de las cuentas y de la financiación de los partidos
políticos como medida de contención de la corrupción política220.

Dentro de esta amplia lista, algunas declaraciones proponen medi-


das concretas (modificar la Ley Electoral, nacionalizar los bancos
rescatados, promover fuentes de energía renovables…), que varían
en el contenido de sus propuestas entre acciones muy específicas has-
ta intenciones más bien ambiguas (“Reducción del poder del FMI
y del BCE”). En realidad, muchas de las declaraciones de la lista se
adscribirían al segundo tipo de declaración: no describen medidas
específicas; al menos, no lo hacen en esta etapa deliberativa, sino que
simplemente exponen los resultados deseables para desarrollar líneas
de acción futuras (verdadera separación entre Iglesia y Estado...,
separación efectiva de poderes..., transparencia total de la financia-
ción de los partidos políticos...). Una vez articuladas las demandas, se
convirtieron en el material interpretable a partir del que llevar a cabo
acciones plurales.
Un año después de la primera acampada en Sol, los manifestantes
se reunieron de nuevo para recuperar la plaza pública, documen-
tando por escrito sus deseos para el cambio, clasificados por tema y

220 Acampada Sol, “Propuestas aprobadas en la Asamblea de hoy día 20 de mayo de 2011”
en ACAMPADA SOL', 20 de mayo de 2011.
JONATHAN SNYDER

170
recopilados para su publicación en la prensa convencional221. Además
de sus recomendaciones organizativas sobre el procedimiento asam-
bleario, los 20 temas más citados podrían agruparse en estas cuatro
categorías principales:

1. Reformar el Estado y la política de partidos: abolición de los pri-


vilegios políticos; listas abiertas para las elecciones y reforma de
la Ley Electoral (reformular la Ley d'Hondt); medidas para preve-
nir la corrupción política, incluyendo un mayor control sobre
las donaciones y sentencias penales más severas; participación
democrática y directa de la ciudadanía, incluyendo más referen-
dos constituyentes e iniciativas legislativas populares; medidas
para garantizar la responsabilidad política de las autoridades
públicas; la separación de poderes del Estado; transparencia en la
administración; aplicación de requisitos para un cargo público; y
eliminación de la monarquía.
2. Fortalecer los derechos sociales y la educación: derecho a una
educación pública y laica; derecho a la salud pública; derecho a
una vivienda accesible; y mejora de las condiciones laborales para
los trabajadores.
3. Impulsar la regulación del sector bancario y financiero: regula-
ción de bancos nacionalizados y adopción de la dación en pago
para propietarios después de un desahucio; medidas para favore-
cer a las empresas públicas y la nacionalización de las empresas
privatizadas, parando los procesos de privatización; regulariza-
ción de límites sobre los salarios más altos.
4. Desarrollar estrategias para las fuentes de energía sostenibles y
el transporte público, la defensa de la cultura libre (contra la “Ley
Sinde” y las restricciones de los derechos de autor), y la protección
de los derechos de los animales.

221 Comisión de Información Acampada Sol, “Compilación final de propuestas”, 24 de abril


de 2012.; Elsa García Blas, “Las 14.700 propuestas de cambio del 15-M” en El País, 11 de
mayo de 2012.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

171
Aunque cualquier resumen de estos puntos corre el riesgo de resul-
tar reduccionista, tendiendo a colapsar su serie de conjunciones en
un esquema general, también se puede observar un conjunto de prin-
cipios organizativos alrededor de estos resultados deseables. En los
intersticios entre las conjunciones, se pueden localizar los efectos
deseables de futuras acciones: la recuperación de la capacidad de toma
de decisiones del Estado contra los intereses económicos y financie-
ros en un sistema más equitativo de gestión y distribución de recursos
comunes y riqueza; la garantía del acceso igualitario a los servicios
públicos, recursos comunes y usos del espacio público; y la protección
asegurada de la población contra los intereses confluyentes entre los
poderes del Estado y de acuerdo con las disposiciones institucionales
externas (en gran medida, de intereses privados). Del mismo modo,
las alternativas propuestas en las asambleas —y a la vez practicadas
en ellas— exigían alguna forma de participación democrática direc-
ta en las decisiones del Estado. En conjunto, estos resultados deseables
y sus efectos tienden a articular, desde la oposición, las propias con-
diciones de subjetivación política que habían constituido la multitud
en su multiplicidad de rechazos. No obstante, existe una deriva pro-
ductiva o devenir que va más allá de este último punto para articular
(futuros) resultados deseables e imaginados colectivamente desde el
proceso cognitivo en las asambleas.
Chambers incide en que el deseo es una cuestión mediada, sujeta
a modificaciones que dependen de relaciones de poder cambiantes; por
contra, el deseo puede engendrar en sí el cambio222. Considerando que
los resultados deseables se articulan alrededor de (y en oposición crítica
a) las estructuras dominantes de poder, también participan de imagi-
nar el impacto futuro de las limitaciones que se impusieran sobre las
estructuras de poder donde estas operen reprimiendo o monitoreando
policialmente las posibilidades materiales de llevar el cambio a buen
puerto. Solo hay que recordar el lema “Si no nos dejan soñar…”, para
comprender que los mismos manifestantes llevaron a cabo este punto:

222 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 232.


JONATHAN SNYDER

172
la posibilidad de imaginar futuros (soñar) está articulada directamen-
te como algo que resulta ciertamente condicionado por las estructuras
dominantes de poder (si no nos dejan). Esta dimensión temporal del
relevo entre la coyuntura actual y las acciones futuras, imaginadas por
su capacidad de mitigar las actuales formas de represión, aparece como
un espacio de deseos mediado que se abre radicalmente a las posibili-
dades imaginadas. Dentro de él, la articulación de resultados deseables
se identifica como emancipadora, con fuerza afectiva derivada de “la
deflación del deseo [que] resulta de una autoeducación, de la concien-
cia del daño infligido, a nosotros mismos y a los demás, a partir de los
deseos controlados por el poder” y las limitaciones represivas de estos,
que por otra parte configuran lo real223.
Es en este punto me gustaría subrayar que las prácticas críticas
y el bagaje opositor de los manifestantes han servido, en parte, para
llamar la atención sobre los modos en que el poder se presenta necesa-
riamente mediado, a pesar de, y debido a, que las autoridades afirman
que no hay alternativas posibles. Esto es lo que ocurre en la encrucija-
da, en ese escenario mediado donde se imaginan resultados deseables
capaces de mitigar la represión, donde el estatus de autoridad del
poder parece que se desplaza, aunque solo sea momentáneamente, es
decir, hasta que vuelve a pesar de nuevo sobre los sujetos en cualquier
forma dada (la orden de desalojo, la carga de la brigada antidisturbios,
la duración indefinida del desempleo…). Para Rancière, la subdivisión
de este espacio de mediación es precaria, “siempre a orillas de su pro-
pia desaparición”, amenazada con sumirse en las mismas lógicas, si no
poderes, a las que se opone224. No obstante, en el 15-M, este margen
de maniobra también opera para producir cambios deseables, los cua-
les, una vez articulados en el discurso, pueden ser concebidos como
cambios conscientes a nivel del deseo, en una deriva productiva des-
de formas de dominación percibidas hacia acciones coordinadas en
busca de alternativas futuras. En este escenario, sin embargo, según
Deleuze y Guattari, no existe una línea de fuga emancipadora que
223 Ross Chambers, Room for Maneuver, Op. cit., p. 232.
224 Jacques Rancière, Dissensus, Op. cit., p. 39.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

173
escape a la represión por completo a la vez que mitiga el estatus de
la autoridad de los poderes imperantes. Tampoco supone una fanta-
sía ideológica, como apunta Žižek, en la que el cambio revolucionario
requiera la castración del poder225. Más bien, el cambio puede origi-
narse desde dentro de las principales estructuras de dominación, pero
supondría en primera instancia, como sugiere Harvey, un cuestiona-
miento crítico y colectivo sobre el qué resulta deseable y el porqué, y,
más alla de Chambers, de qué manera los deseos están configurados
por las relaciones dominantes del poder.
Cualquier intento por describir la evolución de Sol no llegaría
a explicar todas las razones por las que atrajo a los miles de visitan-
tes que tan rápido pasaron de la “indignación” a la movilización y a la
constitución de asambleas para articular la voluntad de cambio. Como
señala Amador Fernández-Savater, “no estábamos allí para gritar nues-
tra indignación contra nadie, sino por la belleza y la potencia de estar
juntos, ensayando modos de participación común en las cosas comu-
nes. Por lo tanto, redefiniendo y reinventando lo político”226. Lo que
mejor podría describir los logros de la Acampada Sol en sus prácticas
autogestionadas y difícilmente creíbles es el asombro. Al igual que su
centro hacktivista de ordenadores, las operaciones de Sol fueron aten-
didas enteramente por voluntarios que incluían equipos de seguridad
y personal de primeros auxilios, guardería con actividades para niños,
biblioteca portátil de libros donados y materiales educativos, y progra-
mas de culturales, de teatro y conciertos. La acampada recibió apoyo a
través de donaciones de suministros como lonas, tiendas de campaña,
productos de higiene, retretes portátiles, y, según los medios, hasta una
ducha con placas solares. Los acampados plantaron pequeños jardines
en las únicas zonas verdes de la plaza alrededor de las fuentes, bauti-
zándolos “La Huerta del Sol” en un juego de palabras, y regularizaron
225 Žižek escribe: “incluso si no se toman las cosas en serio, incluso si mantenemos una dis-
tancia irónica, seguimos haciéndolas”; ver Slavoj Žižek, The Sublime Object of Ideology,
Londres/Nueva York, Verso, 1989, 33. Sobre la castración del poder, ver Slavoj Žižek,
First As Tragedy, Then As Farce, Verso, Londres/Nueva York, 2009, pp. 6-7.
226 Amador Fernández-Savater, “El nacimiento de un nuevo poder social” en Hispanic
Review, vol. 80, nº 4, otoño 2012, p. 677.
JONATHAN SNYDER

174
la eliminación de residuos, el reciclaje y la limpieza colectiva entre los
ocupantes. Tal vez para la sorpresa de muchos, una inspección de salud
y seguridad no anunciada por el Gobierno municipal dio cuenta de que
el sitio cumplía con las normativas sin infracciones que pudieran jus-
tificar el cierre de la acampada, incluyendo la cocina al aire libre227.
Como es de suponer, estos trabajos requieren conocimientos especia-
lizados sobre la legalidad de ciertas operaciones coordinadas entre
manifestantes, y en mi opinión sirven como un ejemplo de la irrefuta-
ble credibilidad que hubo que darle a los logros del 15-M.
Inseparable de las prácticas y la estructura organizativa de la acam-
pada, los puestos de activistas se sucedían en pasillos trazados en el
suelo de la plaza, donde los visitantes podían informarse sobre todo tipo
de causas, firmar peticiones y crear pancartas para las protestas. Ciertas
tiendas de campaña proporcionaron materiales para crear obras de arte
montadas a partir de materiales de desecho (a menudo, recuperados
de contenedores de basura), una expresión contundente de unos mani-
festantes que reivindicaban a las autoridades políticas su condición de
despojos prescindibles. De esta manera, la acampada sirvió como un
punto de información sobre los derechos legales de los manifestantes y
los inmigrantes indocumentados; las acciones desarrolladas en defensa
de los derechos y la igualdad de género; y para la circulación de peticio-
nes para las causas contra la privatización, los delitos internacionales
de derechos humanos, las prácticas comerciales perjudiciales para el
medio ambiente (…y…y…y…). Como el sitio superó sus límites físicos
sin orden ni concierto, los campistas reestructuraron Sol mediante la
redistribución de sus pasillos y puntos de información para facilitar
el tránsito de peatones. Una vez reconstituido, el espacio se organi-
zó alrededor de la estatua ecuestre del “Rey Ilustrado” Carlos III, cuya
denominación se redujo de forma esquemática en los mapas de la acam-
pada (y en sinécdoque) a un simple “el caballo”.
Debido a que la convivencia a gran escala entre desconocidos no
transcurrió sin tensiones sociales —y, para algunos, marcaría una
227 Bruno García Gallo, “La acampada supera el examen de los inspectores municipales de
Salud” en El País, 28 de mayo de 2011, web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

175
fisura entre los manifestantes que afirmaban que la acampada no era
sinónimo del “movimiento” 15-M— los ocupantes reestructuraron los
puestos y asambleas para incluir grupos de trabajo específicos sobre el
“respeto” en defensa de las normas de participación, diferencia y diá-
logo en las asambleas populares228. Donde el lenguaje, las actitudes o
las prácticas se consideraban una falta de respeto o excluyentes para
sus participantes, las asambleas abordaron estos problemas median-
te la generación de iniciativas de educación en defensa de los valores
comunes descritos anteriormente (no-violencia, no-machismo, no-
discriminación...). Montserrat Galcerán da cuenta, por ejemplo, de
que algunos participantes se mostraron reacios en principio a incluir
comisiones feministas para un movimiento escéptico en planteamien-
tos identitarios entendidos como potencialmente divisorios entre sus
objetivos colectivos; una vez reevaluado, sin embargo, las comisiones
feministas se incorporaron con éxito después de la educación mutua
entre participantes, como indica Galcerán en sus propuestas y excelen-
te documentación229. En lo referente a comunicaciones electrónicas, se
llamó la atención sobre el uso del masculino plural indignados, susti-
tuyéndolo por la forma inclusiva de género indignad@s o indignadxs.
Aunque el uso de lenguaje inclusivo, por sí solo, no puede garantizar
la no discriminación, y de hecho puede dar una falsa apariencia de
igualdad, los participantes comprendieron las formas de comunica-
ción como vitales para sus prácticas, y como inextricablemente unidas
entre sí, es decir, como convenientes para sus objetivos.
Tal caso es evidente en la convocatoria abierta para una “bici-críti-
ca”, un evento y debate para conocer a otras personas que compartían
preocupaciones comunes y que culminaría con un desfile performativo

228 Una fuente de la prensa independiente informa sobre el debate en la Asamblea del 29 de
mayo de 2011: “Aludieron a importantes problemas de convivencia interna y con los vecinos
y comerciantes de la zona y de infraestructura (eléctricos y de alimentación principalmen-
te). Su propuesta fue 'reestructurarse', lo que podría implicar, según explicaron, reducir el
campamento y reorganizar los puestos y los grupos de trabajo”; “Última hora, 30 de mayo:
Sigue la Acampada Sol en directo” en LaInformación.com, 30 de mayo de 2011, web.
229 Montserrat Galcerán Huguet, “Presencia de los feminismos en la Puerta del Sol madrileña”
en Youkali: Revista crítica de las artes y el pensamiento, nº. 12, enero de 2012, pp. 31-36.
JONATHAN SNYDER

176
de ciclistas, pancartas y banderas paseando por la calle. La invitación
pública a la “Bici-crítica Trans-mari-bollo-bi-queer-feminista” par-
tió de los insultos despectivos a las identidades LGTB (trans, mari,
bollo), y siguiendo esta fórmula bien establecida, se los reapropió en la
potenciación del colectivo, afirmándolos como suyos. Proporcionó un
ejemplo de lo que Luis Martín Cabrera llama queering the commons
(hacer queer el procomún), es decir, de la deconstrucción de las formas
de opresión existentes, ya sean racializadas, sexualizadas o de género,
de manera que se evite “poner en peligro el mismo proyecto de vivir
en común”, aquí, a través de la práctica opositora de la reapropiación
como empoderamiento230. En la misma convocatoria a la bici-crítica, la
cadena de inscripciones con guion (trans-mari-bollo…) tiende a supe-
rar el nombramiento de la diferencia en sus muchas construcciones
identitarias de género y sexualidad, en un intento de no dejar a nadie
fuera. Entre las conjunciones (un polisíndeton), esta acción replicaba
uno de los principios organizativos del 15-M en las asambleas —y de la
obra de ensamblaje en sí—: el deseo de inclusión, o la hospitalaria invi-
tación a unirse a la asamblea, en el acto de girar hacia el otro.
Para Amador Fernández-Savater, “una de las mayores potencias
éticas y políticas del 15-M es la pregunta y la preocupación constante
por el otro, el que no está ya aquí, entre nosotros”231. Tal giro a la alteri-
dad y la preocupación por aquellos que no están presentes, al igual que
la invitación a unirse a las asambleas al aire libre en la plaza pública, es
uno de los principios organizativos que definieron la política oposito-
ra del 15-M. En esta disposición a la inclusión y al “otro”, estas formas
opositoras y sus prácticas de reapropiación y resignificación tienden a
concretar lo que Deleuze y Guattari llaman una “política minoritaria”.
La política minoritaria “tiene menos que ver con la situación polí-
tica o los derechos de los grupos minoritarios, que con el grado en que
las minorías [como una partición segmentada de los representados]

230 Luis Martín Cabrera, “The Potentiality of the Commons: A Materialist Critique of
Cognitive Capitalism from the Cyberbracer@s to the Ley Sinde” en Hispanic Review, vol.
80, nº 4, otoño 2012, pp. 602-603.
231 Amador Fernández-Savater, “El nacimiento”, Op. cit., p. 677.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

177
encarnan una potencia distinta o la capacidad de transformar las
mayorías”, escribe Paul Patton. Lo minoritario encarna una for-
ma de compromiso político en devenir, para Deleuze y Guattari, ya
que puede tener el efecto de asegurar “las condiciones generales que
garantizan la aparición de nuevas formas y nuevos sistemas de dere-
cho” de los sujetos no representados y oprimidos que comparten en
común su subyugación232. Siguiendo esta línea de pensamiento, la
mayoría es una forma concebida para la toma de decisiones en gru-
po, y por lo tanto no se puede desear una “mayoría” en esta forma, per
se, sino que es más bien un medio para llegar a resultados deseables
entre quienes toman decisiones. De ello se sigue que las minorías, en
plural, están segmentadas y repartidas por su subyugación a la regla
de la mayoría, sin tomar parte en ella (son, después de todo, “repre-
sentados”). La mayoría, concebida en lo abstracto como la legitimidad
determinada de la soberanía en el procedimiento democrático, debe
ser forjada entre quienes tomen decisiones, y nunca viene dada.

Para Deleuze y Guattari, son precisamente aquellos excluidos de la


mayoría, tal como se definen por un conjunto dado de axiomas, los por-
tadores potenciales de la capacidad de transformar ese conjunto, ya sea
en dirección hacia un nuevo conjunto de axiomas o una nueva axiomá-
tica en sí. Estos son la fuente de devenires minoritarios que encierran el
potencial de nuevas tierras y nuevos pueblos, a diferencia de los que se
encuentran en las democracias existentes233.

Siguiendo de cerca la estela de “lo político” para Rancière, se practica


una política minoritaria cuando los sujetos “se inscriben, en forma de
suplemento, a cada una de las partes de la sociedad, una figura espe-
cífica del recuento de los no contados o de la parte de los que no tienen
parte”, una “parte de los que no tienen parte” o los no representados,

232 Paul Patton, “'Multiculturalism and Political Ontology” en Duncan Ivison (ed.), The
Ashgate Research Companion to Multiculturalism, Ashgate, Surrey y Burlington, 2010,
p. 67.
233 Paul Patton, “Deleuze and Democracy” en Contemporary Political Theory, vol. 4, 2005,
p. 408.
JONATHAN SNYDER

178
por así decirlo, cuyo sometimiento al sistema imperante de “quiénes
cuentan” (la mayoría) irrumpe con gran visibilidad y voz propia234.
El giro hacia la alteridad en las prácticas de democracia cognitiva del
15-M es aquel en el que el suplemento se produce desde el deseo de
inclusión, y que aparece en el lenguaje como una serie de conjunciones
(un polisíndeton), con el fin de no dejar a nadie fuera.
La política minoritaria del 15-M no supone la celebración del
multiculturalismo o la diversidad, dado que, en la práctica, los mani-
festantes problematizaron activamente las desigualdades existentes
en formas que huyen de cualquier presunto desconocimiento de las
mismas, como ha indicado Martín Cabrera. Tampoco se puede con-
siderar que los deseos de inclusión que subyacen a estas prácticas
supongan una forma de “representación de los excluidos” en las for-
mas en que el sistema intenta “representar los intereses” de quienes lo
constituyen o, por ejemplo, “los pobres”. Por último, este giro hacia
la alteridad no se puede afirmar como cualquier deseo de entregarse
al “Otro”, o de entregarse involuntariamente al “Otro” monumen-
tal (“Estado” o “movimiento”) que Rancière señala en los regímenes
totalitaristas del siglo xx y que, por contra, erigieron a los otros mino-
ritarios como culpables y aplastaron por completo cualquier política
minoritaria235. Lo que implica la política minoritaria en las prácticas
de cuidados de las reuniones y manifestaciones es bastante más cer-
cano a lo que Rancière describe como “democracia” en la “apertura
infinita a aquello que viene [futuras posibilidades], que significa tam-
bién una apertura infinita al Otro o al recién llegado” en los modos
de hospitalidad que practican “muchas formas de inscribir la parte
del otro” en una conversación colectiva236. O, como explica Patton, “el
poder de devenires minoritarios, ya sea a cargo de las minorías exclui-
das de la mayoría o por sujetos de la mayoría que ya no coinciden con
sus normas […], encierran el potencial para nuevos ensamblajes de

234 Jacques Rancière, Dissensus, Op. cit., p. 35.


235 Ibid., pp. 45-61.
236 Ibid., pp. 59-60.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

179
afecto, creencia y opinión que […] con ello transforman los actuales
sistemas de gobierno, reconocimientos y derechos”237.
La Acampada Sol era una “ciudad [autogestionada]  dentro de
una ciudad”238, descrita por el periodista Joseba Elola como una espe-
cie de “mini-república” utópica239. Informando desde Sol a lo largo de
la semana, la cobertura de noticias de Elola intentó retratar, en sus
palabras, la “euforia” única, la “magia” y el “sentimiento” de la calle,
lejos de la supuesta indignación que, presumiblemente, había motiva-
do a los manifestantes a tomar la plaza. En el carácter comunitario y
pacífico de la acampada, narra Elola, algunos manifestantes llevaban
flores y abrazaban a policías, ofreciendo agua y alimentos a desco-
nocidos. Parecía evocar la sensación de 1968, según el artículo, en el
“amor” de la acampada y la “promesa de esperanza” para el cambio
que había conmovido a un entrevistado hasta las lágrimas en la entre-
vista de Elola240. Estos sentimentalismos en retrospectiva, advierte
Jakob Tanner en su análisis de 1968, corren el riesgo de hacer de los
eventos un “artefacto nostálgico”, ignorando por tanto la mecánica
de cómo se reunieron los manifestantes y lo que lograron241. La inten-
sidad afectiva de esta producción común en Sol encontró una forma
de expresión a través de las redes sociales, ya que los visitantes eti-
quetaron fotografías públicas y comentaron su propia presencia en
la acampada. En la noche de las elecciones, la radio Cadena Ser emi-
tió selecciones musicales de los años 60 y 70, incluyendo “Imagine”
de John Lennon, intercaladas con la narración del locutor comen-
tando un “nuevo amanecer” en Sol, la llamada #SpanishRevolution.

237 Paul Patton, “Deleuze and Democracy”, Op. cit., p. 71.


238 Ángel Luis Lara, “Virgil Starkwell”, Op. cit., p. 652.
239 Joseba Elola, “El 15M sacude el sistema” en El País, 22 de mayo de 2011, web.
240 Para un excelente análisis sobre el concepto de “amor” y el giro hacia el “otro” en los movi-
mientos de resistencia, sobre todo en el 1968 de México D.F., ver Gareth Williams, The
Mexican Exception. Sovereignty, Police, and Democracy, Nueva York, Palgrave Macmillan,
2011, 117-52. Sobre el amor y el trabajo colectivo, ver también Michael Hardt y Antonio
Negri, Commonwealth. El proyecto de una revolución del común, Madrid, Akal, 2011.
241 Jakob Tanner, “Motions and Emotions” en Martin Klimke y Joachim Scharloth (eds.),
1968 in Europe: A History of Protest and Activism, 1956-1977, Palgrave Macmillan,
Basingstoke, Reino Unido, 2008, p. 78.
JONATHAN SNYDER

180
Sol evocaba asociaciones con el retorno a un 1968 más pacífico, dado
que no había barricadas construidas en Sol, ni en otras ciudades
españolas, a diferencia del París de 1968242. Después de todo, los mani-
festantes del año 2011 no solo habían resistido la represión policial a
través de la desobediencia civil, sino que no parecía haber una explica-
ción razonable para esta suspensión de la incredulidad que no fuera la
“apariencia” y “sensación” del cambio en las plazas.
Por otro lado, otro indicio del “maravilloso” suceso en Sol fue la
crítica que atrajo por su “utopismo hippie”, una crítica que circulaba
online en las redes sociales y la prensa conservadora, y por parte de
comentaristas que criticaron a los manifestantes como perroflautas,
un término despectivo que describe a mendigos que tocan la flau-
ta por dinero en la calle y que frecuentemente van acompañados por
perros243. Utilizado peyorativamente, el término marca una distinción
definitiva de clase como la principal razón por la que hacer caso omiso
de las propuestas sociales o actividades políticas de la acampada, mien-
tras intenta refundir en la opinión pública la imagen de la composición
heterogénea de los manifestantes como una categoría social lumpen de
“indigentes y vagabundos”. Fiel a la mecánica de las lecturas opositoras
que caracterizaron el 15-M, sin embargo, el uso de la palabra perro-
flauta fue capturado, reapropiado y reivindicado irónicamente por los
propios manifestantes, que más tarde acuñaron términos como yayo-
flauta, la generación de abuelos entre los manifestantes, y poliflauta,
los miembros del cuerpo de policía simpatizantes y/o movilizados.
Por otro lado, a lo largo de esas semanas, los medios de comunica-
ción hicieron hincapié casi exclusivamente en las pérdidas económicas
que reportaban las empresas en torno a Sol y para el sector turístico en
general244, un signo de que la acampada había producido una disposi-
ción espacial propia que interrumpió los ritmos habituales del tráfico
242 Nigel Townson, “El 15-M: ¿un nuevo Mayo de 1968?”, Opinión en El País, 6 de junio de
2011, web.
243 Fernando Díaz Villanueva, “15-M: del entusiasmo al perroflautismo” en La Gaceta,
Intereconomía, 16 de junio de 2011, web.
244 María Isabel Serrano, “Nadie quiere hospedarse en Sol” en ABC, 1 de junio de 2011,
web.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

181
y el comercio. El negocio era la prioridad por encima de todo. No obs-
tante, los manifestantes en Sol, sensibles en parte a la coexistencia de
la acampada con las empresas locales, votaron por permanecer has-
ta finales de mayo y luego levantar la acampada voluntariamente a
mediados de junio, convirtiendo el lugar en un punto de información
y espacio de encuentro para las actividades organizativas, a la vez que
fortalecieron su infraestructura online y entre las redes de asambleas
de los barrios. A pesar de que la durabilidad de la acampada era un
asunto polémico entre los manifestantes, otro de los puntos fuertes
del movimiento residía en la toma de conciencia y capacidad de res-
puesta a los intentos por desacreditar y socavar en la opinión pública
el apoyo a sus iniciativas, que se desarrolló en conjunto con la descen-
tralización de Sol para convertirse en asambleas populares, grupos de
trabajo y comisiones en los barrios madrileños245.
Sea como sea, la paradoja del poder implica que la práctica
opositora siempre será precaria. El 27 de mayo, las fuerzas de segu-
ridad cargaron en Barcelona y dispararon balas de goma contra los
manifestantes de la acampada en la Plaça de Catalunya, intentan-
do desalojarlos, citando “razones higiénicas” para limpiar la plaza
en previsión de una posible victoria del FC Barcelona aquella noche
y las consecuentes celebraciones que habría en la calle. Las imágenes
de la brutalidad policial que circularon por la red alimentaron aún
más protestas masivas en toda España en solidaridad con la acampada
15-M de Barcelona. Los manifestantes exigieron la dimisión inme-
diata del Conseller d'Interior, Felipe Puig, quien insistió en que la
intervención policial estaba justificada. Decenas de miles de manifes-
tantes se unieron a los indignadxs en Madrid y Barcelona, mientras la
dirección de la Comunidad de Madrid instó al Ministerio del Interior
a limpiar la Puerta del Sol de la misma manera, ante lo que consideró
que se había convertido en una chabola de condiciones antihigiénicas.
Al día siguiente, el 15-M convocó a las primeras asambleas populares
en más de 40 asociaciones de vecinos de Madrid, que, desde entonces,

245 Joseba Elola, “La silenciosa expansión del 15-M” en El País, 5 de mayo de 2012, web.
JONATHAN SNYDER

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han compartido algunas de las muchas “mutaciones, proyecciones,
alternativas y confluencias” para movilizarse desde las primeras pro-
testas en mayo de 2011246.

Epílogo

Los resultados de las elecciones del 22 de mayo de 2011 (para


todos los municipios y 13 de las 17 comunidades autónomas de
España) mostraron tan solo un ligero incremento en la participación
de los votantes en general, con importantes pérdidas para el Partido
Socialista (PSOE) y un aumento en la representación de los partidos
minoritarios, principalmente para Izquierda Unida (IU) y el partido
de centro-derecha Unión, Progreso y Democracia (UPyD)247. Como
observan Hardt y Negri en Declaración a raíz de sus conversaciones
con los manifestantes del 15-M:

Los indignados no participaron en las elecciones de 2011, en parte por-


que se negaron a recompensar a un partido socialista que había seguido
políticas neoliberales y que les traicionó durante sus primeros años de
gobierno, pero también y con mayor motivo, porque ahora tenían que
librar batallas mucho mayores, en particular la que apuntaba a las estruc-
turas de repressentación y al orden constitucional mismo —una batala
cuyas raíces españolas se remontan a la tradición de las luchas antifascis-
tas y arrojan una luz nueva y crítica acerca de la llamada Transición a la
democracia que sucedió al régimen de Franco. Los indignados piensan
esto como un prodeso destituyente antes que constituyente, una especie
de éxodo fuera de las estructuras políticas existentes, pero es necesario
preparar la base para un nuevo poder constituyente248.
246 Mis agradecimientos a Megan Saltzman por compartir conmigo el “mapa men-
tal” de las plataformas existentes y grupos activistas desde el 15-M; ver “Mapa mental
de Mutaciones, Proyecciones, Alternativas y Confluencias 15M” en AutoConsulta
Ciudadana, web, 2 de marzo de 2014.
247 Para los resultados de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2011, ver
Gobierno de España, Ministerio de Interior, “Elecciones Generales 2011”, 21 de noviem-
bre de 2011. Para los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2011, ver
Gobierno de España, Ministerio de Interior, “Elecciones Locales 2011”, s/f.
248 Michael Hardt y Antonio Negri, Declaration, Op. cit., s/p.
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

183
Más tarde, ese mismo año, en las elecciones generales de noviem-
bre de 2011, el conservador Partido Popular consiguió una mayoría
absoluta en el Congreso, lo que consolidó su adopción de medidas de
austeridad aún más severas que las de el gobierno del PSOE. Mariano
Rajoy, que había sido candidato a la presidencia del PP en 2004 y
2008, perdió ambas de estas elecciones generales y luego fue elegido
para el cargo en 2011. El número total de abstenciones y votos nulos o
en blanco estuvo en torno a los 10,4 millones (el 31,0%) en 2011, una
cifra superior en comparación con los más de 9,6 millones (el 27,9%)
de 2008. El margen de diferencia para el PP, sin embargo, significó
que ganó medio millón de votos de 2008 a 2011. ¿Cómo fueron esos
medio millón de votos (alrededor del 2,2% del total número de votos)
suficientes para llevar al partido de la oposición minoritaria en 2008,
a una mayoría absoluta en 2011? Según la evaluación de Raúl Sánchez
Cedillo, “El PSOE ha encajado los peores resultados de su historia en
unas elecciones generales: ha perdido 4 millones y medio de votos res-
pecto a las generales de 2008”; mientras que, por otro lado, el “PP
tan solo ha recibido medio millón de votos más respecto a 2008. Así
pues, su mayoría absoluta solo se explica por el completo hundimien-
to de la base electoral del PSOE”, junto con un aumento del número de
votantes que se negaron a votar por ningún partido249. Quitando las
consecuencias que tuvo el hundimiento de la base electoral del PSOE
en asegurar la mayoría absoluta para su oposición, no se debe subes-
timar la campaña electoral del PP, que fue diseñada para transmitir
emociones positivas y actitudes de “cambio”, entre ellas, “esperanza”.
“Súmate al cambio”, decía el anuncio televisivo del PP, que
comienza con una toma en primer plano de un hombre contemplativo
mirando hacia arriba250. El perfil de su mirada hacia el cielo trans-

249 Raúl Sánchez Cedillo, “Las elecciones del 20N como no acontecimiento” en Universidad
Nómada (ed.), Democracia Distribuida. Miradas de la Universidad Nómada al 15M,
Universidad Nómada, Madrid, 2012, p. 72.
250 Partido Popular, “Súmate al cambio, Vota Partido Popular”, Campaña electoral, spot
televisivo, 25 de octubre de 2011.
JONATHAN SNYDER

184
mite una sensación de esperanza y contemplación, en sintonía con la
música de fondo —claramente emotiva— y con el discurso confiden-
te de la narradora. “Saldremos adelante”, repite la narradora a lo largo
del anuncio. Una orquesta cinemática proporciona la banda sonora,
que incrementa en intensidad desde la suave melodía de notas agudas
al piano, hasta la subida de tono dramática en un completo acom-
pañamiento instrumental en la escena final. El arco narrativo de los
audiovisuales sigue esta trayectoria de lo individual a lo colectivo, des-
de la primera toma del hombre solo (acompañado solo por el piano con
notas aisladas y suaves) a la panorámica final de un estadio lleno don-
de los afiliados del partido ondean vigorosamente las banderas del PP
(acentuada por los sonidos de una orquesta entera). A continuación, la
sensación de fuerza y solidaridad se transmite mediante la apelación a
los espectadores de “sumarse al cambio” a través de sentimientos ins-
pirados en la pertenencia y su contrario, el no estar solo. “La esperanza
nunca se pierde”, parafraseando el texto, y “piensa en positivo” son los
mensajes iniciales que toman su forma en imagen, partitura y narra-
ción. Algunos actores que aparecen en las tomas siguientes levantan
la vista de sus actividades, ya sean deportivas o laborales, para sonreír
directamente a la cámara en su apelación a la positividad. No obstan-
te, la transmisión de positividad en la secuencia audiovisual también
se construye alrededor de emociones vinculadas a valores específicos.
En primer lugar, la secuencia transmite el valor de la perseveran-
cia a pesar de todos los pesares (“saldremos adelante”), mientras la
cámara muestra a una mujer atlética que escala la pared de un gim-
nasio. Cuando se cae a la lona acolchada de abajo, la narradora sigue,
“cada vez que un golpe nos tire a la lona, nos levantaremos”, una acción
reforzada por un corte de cámara a un joven en una cancha de volei-
bol, que extiende la mano a su compañero de juego, levantándolo del
suelo. Las imágenes, en este sentido, tienden a trabajar con expresiones
asociadas con la recuperación económica, tales como “volver a poner-
se de pie” después de una dura caída, además de gestos que mezclan
la solidaridad (ayudándose los unos a otros a “volver a levantarse”)
con la autodeterminación individual, sobre todo en el deporte. En este
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

185
sentido, los espectadores ven una foto de un escalador de montañas
encaramado a la pared de un acantilado; un surfista que cae de su tabla
por la resaca de una ola; un saltador de pértiga visto desde abajo, supe-
rando la barra; o un equipo de fútbol amateur celebrando un gol, entre
otros. Estos valores de solidaridad y autodeterminación, de los que se
hablan en primera persona del plural, “nosotros”, asimismo, están aso-
ciados con atributos de carácter, como la “resiliencia” o la capacidad
de recuperación de los ciudadanos españoles a pesar de los momentos
difíciles: “Porque nunca perdemos la esperanza. Porque no nos resig-
namos fácilmente. Porque no somos de los que abandonan la tarea”.
Mientras se desarrolla esta breve narración, repitiendo el “sal-
dremos adelante” a lo largo del anuncio, su atractivo positivo hacia
los votantes está en construir un valor en, y por lo tanto el recono-
cimiento de, los muchos sacrificios realizados por los españoles, sin
necesidad de nombrarlos directamente. Están comunicados, en cam-
bio, a través de las emociones formadas alrededor de las metáforas
y expresiones lingüísticas sobre la perseverancia, la positividad y el
poder de superar los desafíos juntos (“porque si los españoles no se
rinden, nosotros tampoco”). Porque, cuando parece que “no hay futu-
ro”, encontraremos una salida (“si el futuro se hace estrecho, haremos
un agujero para ver el horizonte”), en lo que pone de relieve el carác-
ter material de generar soluciones y adaptarse a tiempos difíciles. El
anuncio transmite un sentido edificante de agencia individual y auto-
nomía en este mensaje, desde la posibilidad de configurar un futuro
indefinido “a pesar de los fríos números, de las estadísticas y las cifras
de paro”, mientras varias cifras pasan rápidamente por la pantalla
en un espacio abstracto y digital, casi deshumanizado. En contraste
con los “fríos” mercados, los valores cálidos y las sonrisas afables en
el anuncio construyen la “esperanza” como una prueba de resistencia
frente a los problemas que siembran dudas y la superación del “miedo”
que puede acompañarlos (“si la desconfianza nos invade, volaremos
por encima de los miedos”). El hecho de solo “ir tirando” en tiem-
pos difíciles, entonces, se comprime metonímicamente en la emoción
positiva de la “esperanza” del cambio, pero está asociada además a un
JONATHAN SNYDER

186
conjunto de valores sobre autodeterminación, perseverancia y laborio-
sidad. Podría llamarse una ética del trabajo o, volviendo al plano del
anuncio en el que el sujeto está mirando hacia el cielo, tal vez incluso
una fe en la recuperación económica.
Estos son los valores en el conjunto de la sociedad (“nosotros”)
que la narrativa sugiere, mientras las diferentes tomas presentan a
mujeres y hombres que trabajan en distintos sectores laborales: sas-
tres, pescadores, obreros de la construcción, cirujanos, soldadores,
agricultores, camareros, operarios cargando un avión, etc. En varios
casos, la cámara muestra a estos sujetos, empleados y visiblemen-
te felices en el trabajo, sonriendo directamente al público. En esta
imagen idílica de trabajo y felicidad laboral —se puede inferir, de
autorrealización personal— el anuncio muestra un conjunto repre-
sentativo de la población activa del país, trabajando eficientemente,
que supone la única promesa de campaña inferida a los espectadores
(el empleo), dado que el anuncio carece de toda mención sobre cual-
quier programa electoral. Por último, el anuncio se acerca a su fin al
revelar la materia de la determinación: “contamos con algo con lo que
nadie cuenta: nuestra voluntad”. La voluntad, o el poder de control
autónomo sobre la actuación del individuo, devuelve a los televidentes
a la cuestión de la agencia individual como un sentido edificante de
potenciación, al menos para aquellos que disponen del material ade-
cuado. La cámara pasa a la toma panorámica final del estadio repleto
de personas mientras la narradora invoca el presente, el pasado bajo el
gobierno del PP, y el futuro, definiéndose por este atributo específico:
“Porque sabemos hacerlo. Porque ya lo demostramos. Porque hicimos
de España un país de oportunidades. Y lo volveremos a hacer”. En
este anuncio electoral, la apelación emotiva a los espectadores tiende
a evocar sentimientos de esperanza para el cambio y de autoempode-
ramiento individual, y está generada en torno a los valores específicos
de autodeterminación, perseverancia y laboriosidad individual por
encima de cualquier obstáculo externo. De esta manera, el “país de
las oportunidades”, atribuido al exgobierno de Aznar, tiende a pre-
sentarse como uno productivo y compuesto idílicamente por personas
POÉTICAS DE LA OPOSICIÓN

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emprendedoras, adaptables al cambio y resistentes a los tiempos difí-
ciles gracias a su voluntad.
Si he prestado gran atención a la forma en que esta campaña cons-
truye sus promesas electorales alrededor de la “esperanza” y una ética
específica del trabajo, se debe a que la propaganda electoral demues-
tra que detrás hay una comprensión sofisticada de las maneras en que,
por un lado, en ausencia de un programa electoral se generan apela-
ciones emocionales en la audiencia (votantes) y, por otro, implican su
propia línea política en las maneras en que asocian las emociones con
ciertos valores. En el contexto de las elecciones generales de 2011, el
anuncio de la campaña se basa en la “gran esperanza de cambio” que
ya andaba en circulación unos seis meses antes durante las manifesta-
ciones masivas. El anuncio se presenta como un ejemplo ilustrativo,
en mi opinión, de cómo una apelación emocional a los espectadores
en un momento dado puede formarse en torno al conjunto de valores
ideales que el emisor (el partido) considera deseable para la población.
Este punto podría parecer obvio, y tal vez se aplica a casi cualquier
otra campaña política. Sin embargo, lo que me parece sorprendente
es la capacidad de la campaña de dar forma positiva a las emociones
—y, posiblemente, generar votos— en torno a unos valores designados
como deseables, desde este punto de vista, hacia una mayor autonomía
económica (autodeterminación) y una capacidad de adaptación a las
condiciones adversas del mercado (laboriosidad), entre una población
que ya estaba ajustándose a las medidas de austeridad (perseverancia).
El neoliberalismo, a pesar de la “frialdad” de los indicadores de mer-
cado reconocidos en el anuncio, podría encontrar sus cálidos valores
culturales en el apego afectivo que sus defensores fomentan alrededor
del autoempoderamiento como un nuevo tipo de esperanza.

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