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Frantz Fanon

Nació en la isla de Martinica en el Caribe francés en 1925. Se alistó en el ejército


francés en la Segunda Guerra y fue herido en combate en 1945. Apoyó políticamente a
Aimé Césaire, un gran intelectual negro de Martinica que fue uno de sus mentores.
Estudió medicina y se especializó en psiquiatría en Lyon. Desde 1953 hasta 1956
trabajó como psiquiatra en Argelia, haciendo especial hincapié en los factores sociales
para pensar y tratar los padecimientos mentales. Renunció para dedicarse de lleno a su
actividad en el FLN (Frente de Liberación Nacional), en el que tuvo roles importantes
como estratega, ideólogo y embajador. Murió en 1961 a los 36 años producto de una
leucemia.

Obras principales

Piel negra, máscaras blancas (1952)


Sociología de una revolución (1959)
Los condenados de la tierra (1961)

Los condenados de la tierra (1961)


Ed. Fondo de Cultura Económica, trad. Julieta Campos

Capítulo 1 – La violencia

(30) “Liberación nacional, renacimiento nacional, restitución de la nación al pueblo,


Commonwealth, cualesquiera que sean las rúbricas utilizadas o las nuevas fórmulas
introducidas, la descolonización es siempre un fenómeno violento.”

Se trata de sustituir totalmente un tipo de hombres por otro, no es una transición


pacífica. Mientras los colonizados desean ese nuevo comienzo, los colonos están
aterrorizados.

(30) “La descolonización, que se propone cambiar el orden del mundo es, como se ve,
un programa de desorden absoluto. Pero no puede ser el resultado de una operación
mágica, de una sacudida natural o de un entendimiento amigable.”

No se la puede comprender sino en el proceso histórico de la colonización. Fueron los


colonos quienes introdujeron la violencia en una relación de expoliación económica,
pero sobre todo de producción de subjetividad. El colonizado fue producido por la
colonización.

(31) “La descolonización no pasa jamás inadvertida puesto que afecta al ser, modifica
fundamentalmente al ser, transforma a los espectadores aplastados por la falta de
esencia en actores privilegiados, recogidos de manera casi grandiosa por la hoz de la
historia. Introduce en el ser un ritmo propio, aportado por los nuevos hombres, un nuevo
lenguaje, una nueva humanidad. La descolonización realmente es creación de hombres

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nuevos. Pero esta creación no recibe su legitimidad de ninguna potencia sobrenatural: la
«cosa» colonizada se convierte en hombre en el proceso mismo por el cual se libera.”

El planto es hegeliano-sartreano. Lo que era objeto, pasa a ser sujeto. El proceso de su


liberación lo constituye en sujeto pleno, lo hace un hombre nuevo. El enfrentamiento a
muerte de los protagonistas se acerca a la dialéctica señor-siervo de Hegel. Para realizar
tal inversión de las posiciones, la violencia formará parte de los medios.

El mundo colonizado está estratificado en dos compartimientos y es el poder militar-


policial el que hace de interlocutor entre ambos. Mientras en los países centrales hay un
gran trabajo moralizador que permite que se respeten las normas establecidas sin tanta
represión, en las colonias, son las bayonetas quienes actúan.

(33) “El intermediario del poder utiliza un lenguaje de pura violencia. El intermediario
no aligera la opresión, no hace más velado el dominio. Los expone, los manifiesta con
la buena conciencia de las fuerzas del orden. El intermediario lleva la violencia a la casa
y al cerebro del colonizado.”

No hay posibilidad de síntesis superadora entre la ciudad de los colonos y la de los


colonizados. La lógica es aristotélica, es A o no A. La ciudad blanca es de piedra y
hierro, la ciudad negra, indígena es un lugar de mala fama, amontonada. En el
colonizado hay envidia por el colono, quiere ocupar su lugar.

(34) “Es evidente que lo que divide al mundo es primero el hecho de pertenecer o no a
tal especie, a tal raza. En las colonias, la infraestructura es igualmente una
superestructura. La causa es consecuencia: se es rico porque se es blanco, se es blanco
porque se es rico. Por eso los análisis marxistas deben modificarse ligeramente siempre
que se aborde el sistema colonial. Hasta el concepto de sociedad precapitalista, bien
estudiado por Marx, tendría que ser reformulado.”

Es una mezcla de racismo, violencia y diferenciación del extranjero la que constituye el


dominio, no es simplemente una explotación económica. La violencia que destruyó la
vida de los colonizados, será reivindicada por ellos para entrar en las ciudades
prohibidas.

(35) “Dislocar el mundo colonial no significa que después de la abolición de las


fronteras se arreglará la comunicación entre las dos zonas. Destruir el mundo colonial
es, ni más ni menos, abolir una zona, enterrarla en lo más profundo de la tierra o
expulsarla del territorio.”

Ese proceso no se da en forma de diálogo racional, es una “afirmación desenfrenada”


que quiere romper el mundo maniqueo que ha constituido el colono, para el que el negro
es la esencia misma del mal. Esa resistencia a la moral es combatida con la ayuda de la
Iglesia, que pone a los colonizados en manos de los blancos.

El colono habla de los colonizados en términos zoológicos, pero el colonizado sabe que
es un hombre y ese saber está asociado a la preparación para la batalla (cfr. Hegel –
Sorel). Cuando el proceso de descolonización comienza, se envían embajadores
culturales a convencer a los rebeldes sobre las bondades de los valores occidentales.

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(38) “Pero sucede que cuando un colonizado oye un discurso sobre la cultura occidental
saca su machete o al menos se asegura de que está al alcance de su mano.” Desconfía y
escupe sobre esos valores y no se conformará con ellos, quiere la tierra. Quiere llegar a
la igualdad tomando el lugar del colono. Es un camino a la igualdad.

(39) “Descubre que una piel de colono no vale más que una piel de indígena. Hay que
decir, que ese descubrimiento introduce una sacudida esencial en el mundo. Toda la
nueva y revolucionaria seguridad del colonizado se desprende de esto. Si, en efecto, mi
vida tiene el mismo peso que la del colono, su mirada ya no me fulmina, ya no me
inmoviliza, su voz no me petrifica. Ya no me turbo en su presencia. Prácticamente, le
fastidio. No sólo su presencia no me afecta ya, sino que le preparo emboscadas tales que
pronto no tendrá más salida que la huida.”

La lucha por la liberación termina disolviendo también los valores asimilados por los
intelectuales colonizados. Para comenzar, el individualismo. Porque la organización
para la lucha lleva a la construcción de formas comunitarias, no hay más salvación
individual.

En algunos casos, los intelectuales colonizados muy cercanos a la ideología burguesa,


quieren aprovechar los momentos revolucionarios y al mismo tiempo no pueden ser
parte del pueblo: éste se dirige hacia la totalidad, quiere el pan y la tierra, quiere que
todo se ponga en común; el intelectual se pierde en detalles.

La verdad y el bien no tienen referencias objetivas, se miden en relación al nosotros y el


Ellos. (44) “En el contexto colonial no existe una conducta regida por la verdad. Y el
bien es simplemente lo que les hace mal a los otros. Se advierte entonces que el
maniqueísmo primario que regía la sociedad colonial se conserva intacto en el periodo
de descolonización. Es que el colono no deja de ser nunca el enemigo, el antagonista,
precisamente el hombre que hay que eliminar.”

El colono sabe que hace la historia, pero se trata de la historia de la metrópoli, no del
país colonizado. Para que esa historia comience a existir, es necesario que el colonizado
salga de su quietud. La violencia se torna así, como describían Marx y Sorel en partera
de la historia.

(45) “El indígena es un ser acorralado, el apartheid no es sino una modalidad de la


división en compartimientos del mundo colonial. La primera cosa que aprende el
indígena es a ponerse en su lugar, a no pasarse de sus límites. Por eso sus sueños son
sueños musculares, sueños de acción, sueños agresivos. Sueño que salto, que nado, que
corro, que brinco.”

Recordemos que Fanon es psiquiatra, como afirma la nota a pie de página, el capítulo V
se titula “Guerra colonial y trastornos mentales”. Aquí está tratando de pensar qué pasa
con esa violencia recibida que no encuentra posibilidad de respuesta en una venganza y
se esparce entre los suyos (casi lo contrario que en Girard).

El colonizado está en permanente tensión: rechaza y a la vez envidia al colono. ¿Cuándo


se desatará esa tensión? ¿Cuándo pasará de perseguido a perseguidor? Por ahora la
agresividad se expresa con el igual, no contra el colono.

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La religión también impide comprender la responsabilidad de la colonización en la
situación de opresión. Todo un mundo de mitos terroríficos impide la acción.

(48) “Esta superestructura mágica que impregna a la sociedad autóctona cumple, dentro
del dinamismo de la economía libidinal, funciones precisas. Una de las características,
en efecto, de las sociedades subdesarrolladas es que la libido es principalmente cuestión
de grupo, de familia.”

Ese mundo mágico-mítico es en muchos casos más aterrador que el ejército de los
colonos. Se sale de estos enfrentamientos fantasmagóricos en las operaciones mismas
que implican las guerras de liberación.

La afectividad en tensión del colonizado se resuelve en crisis o en danzas extáticas,


momentos de sublimación y de expiación.

(50) “Todo está permitido porque, en realidad, no se reúnen sino para dejar que surja
volcánicamente la libido acumulada, la agresividad reprimida. Muertes simbólicas,
cabalgatas figuradas, múltiples asesinatos imaginarios todo eso tiene que salir. Los
malos humores se derraman, tumultuosos como torrentes de lava.”

La guerra de liberación es a la vez una salida de ese mundo de fantasías.

(50) “En el curso de la lucha de liberación, se asistirá a un despego singular de esas


prácticas. La espalda contra el paredón, con el cuchillo en la garganta o, para ser más
precisos, con los electrodos en las partes genitales, el colonizado va a verse obligado a
dejar de narrarse historias.”

Se trata de operar una reorientación de esa violencia, para que no se pierda en los mitos
y en las agresiones internas. Pero ¿cómo saber cuándo están dadas las condiciones para
la descolonización y cómo llevarla a cabo? Se trata de organizar las fuerzas y las
voluntades (cfr. Gramsci).

¿Por qué otros canales llevar a la violencia? Partidos políticos, intelectuales. Pero los
partidos políticos son reformistas, buscan jugar dentro de la lógica del voto y conseguir
más poder. Son violentos en las palabras, pero no en los hechos. Están compuestos por
pobladores de las ciudades, quieren mejoras en sus condiciones de vida, quieren
negociar con el colonialismo. (cfr. Sorel)

Mientras los intelectuales pretenden oportunidades de éxito individuales, las masas


pretenden el lugar del colono. Fanon desconfía de los intelectuales, comerciantes y
políticos de la ciudad, pone la mira y la esperanza en los campesinos.

(54) “No tiene nada que perder y tiene todo por ganar. El campesinado, el desclasado, el
hambriento, es el explotado que descubre más pronto que sólo vale la violencia. Para él
no hay transacciones, no hay posibilidad de arreglos. La colonización o la
descolonización son simplemente una relación de fuerzas. El explotado percibe que su
liberación exige todos los medios y en primer lugar la fuerza.”

Si el colonialismo es una máquina violenta, solamente puede ser vencida por una
violencia mayor. La no violencia es el discurso de los colonialistas que quieren arreglar.

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En una dinámica muy similar a lo que Sorel explicaba, los nacionalistas se presentan
como interlocutores o negociadores entre los colonos y los violentos. Creen que la
violencia no podrá ser eficaz frente a las armas modernas del ejército francés. Fanon
introduce la importancia de la guerrilla en esa lucha de técnicas bélicas.

(57) “Pero la guerrilla del colonizado no sería nada como instrumento de violencia
opuesto a otros instrumentos de violencia, si no fuera un elemento nuevo en el proceso
global de la competencia entre los trusts y los monopolios.”

No se trata simplemente de una acción bélica, sino económico-bélica. Las colonias no


son simplemente reservorios de materias primas, sino mercados que hay que mantener
activos. (58) “Existe, pues, una complicidad objetiva del capitalismo con las fuerzas
violentas que brotan en el territorio colonial.”

Los ejércitos coloniales tampoco tienen como estrategia el arrasar a los colonizados, hay
estrategias comerciales y financieras, como el bloqueo a Cuba.

Las burguesías colonizadas apelan a las masas como amenaza, pero no las movilizan
realmente. Los verdaderos revolucionarios son echados de los partidos y cuando llegan
al campo, se dan cuenta de que allí están ávidos por avanzar violentamente sobre la
colonia.

De todos modos, el papel de los partidos reformistas nacionalistas es progresista, va


constituyendo una identidad nacional, reivindicando el lenguaje y la cultura locales.

(60) “Los partidos políticos toman la palabra, que escriben en los periódicos
nacionalistas, hacen soñar al pueblo. Evitan la subversión, pero de hecho introducen
terribles fermentos de subversión en la conciencia de oyentes o lectores. Con frecuencia
se utiliza la lengua nacional o tribal. Esto es también fomentar el sueño, permitir que la
imaginación se libere del orden colonial. A veces esos políticos dicen: «Nosotros los
negros, nosotros lo árabes» y esa apelación cargada de ambivalencias durante el periodo
colonial recibe una especie de consagración. Los partidos nacionalistas juegan con
fuego.”

Esa “astucia de la razón” va llevando a momentos decisivos, la historia comienza a


hacerse nuevamente, aparecen los nombres de los viejos resistentes y de los nuevos
héroes.

(62) “El surgimiento de la nación nueva, la demolición de las estructuras coloniales son
el resultado de una lucha violenta del pueblo independiente, o de la acción, que presiona
al régimen colonial, de la violencia periférica asumida por otros pueblos colonizados.”

La lucha no está aislada sino conectada con otros lugares donde la violencia ha
permitido el triunfo, como en la batalla de Dien-Bien-Phu en la Indochina francesa.

(63) “¿Pero cómo pasamos de la atmósfera de violencia a la violencia en acción? ¿Qué


es lo que provoca la explosión de la caldera?”

La tensión lleva al miedo de los colonos, se aumenta la seguridad y rápidamente hay


algún episodio de violencia, algún fusilamiento que enciende la llama. La violencia

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llama a la violencia aún sin la organización de un partido. Y no se logra mucho si se
encarcela a sus dirigentes.

(65) “¿Qué es pues, en realidad, esa violencia? Ya lo hemos visto: es la intuición que
tienen las masas colonizadas de que su liberación debe hacerse, y no puede hacerse más
que por la fuerza. ¿Por qué aberración del espíritu esos hombres sin técnica,
hambrientos y debilitados, no conocedores de los métodos de organización llegan a
convencerse, frente al poderío económico y militar del ocupante, de que sólo la
violencia podrá liberarlos? ¿Cómo pueden esperar el triunfo?”

Resulta inaudito para algunos que el método elegido para la liberación sea la violencia,
así como acusaban a los colonizados de estar dormidos, ahora lo hacen de ir demasiado
rápido. ¿Y qué sucede si se triunfa? ¿Cómo se apaga esa violencia? ¿Cuáles son los
resultados tangibles para las masas hambrientas y maltratadas?

Estos enfrentamientos se insertan en las lógicas mundiales de los dos polos mayores en
conflicto: capitalismo y comunismo. (68) “Cada rebelión, cada sedición en el tercer
mundo se inserta en el marco de la Guerra Fría.” La violencia continúa una vez
conquistada la “independencia” porque se depende de lo que pase en el resto del Tercer
Mundo y entre las potencias.

La hostilidad con la prensa de la metrópoli y las formas poco corteses de la diplomacia


de los países subdesarrollados, pone en evidencia que se está en un contexto hostil, en
un conflicto armado.

(70) “Lo mismo que Castro al acudir a las Naciones Unidas con uniforme militar, no
escandaliza a los países subdesarrollados. Lo que demuestra Castro es que tiene
conciencia de la existencia del régimen persistente de la violencia. Lo sorprendente es
que no haya entrado en las Naciones Unidas con su ametralladora. ¿Se habrían opuesto
quizá? Las sublevaciones, los actos desesperados, los grupos armados con cuchillos o
hachas encuentran su nacionalidad en la lucha implacable que enfrenta mutuamente al
capitalismo y al socialismo.”

Las posibilidades de cada país cambian radicalmente en el contexto de la Guerra Fría.


¿Por qué Estados Unidos parece respetar la autodeterminación de los pueblos? Tiene
miedo de que la ideología comunista gane la partida.

(71) “El capitalismo comprende entonces que su estrategia militar lleva todas las de
perder en el desarrollo de las guerras nacionales. En el marco de la coexistencia
pacífica, todas las colonias están llamadas a desaparecer y, en última instancia, la
neutralidad ha sido respetada por el capitalismo. Lo que hay que evitar antes que nada
es la inseguridad estratégica, el acceso a las masas de una doctrina enemiga, el odio
radical de decenas de millones de hombres. Los pueblos colonizados son perfectamente
conscientes de esos imperativos que dominan la vida política internacional. Y por eso,
aun aquellos que se expresan contra la violencia deciden y actúan siempre en función de
esa violencia universal. Actualmente, la coexistencia pacífica entre los dos bloques
mantiene y provoca la violencia en los países coloniales. Mañana quizá veamos
desplazarse ese campo de la violencia después de la liberación integral de los territorios
coloniales. Quizá se plantee la cuestión de las minorías. Ya algunas de ellas no vacilan
en favorecer los métodos violentos para resolver sus problemas y no es por azar si,

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como se nos afirma, los extremistas negros en los Estados Unidos forman milicias y en
consecuencia se arman. Tampoco se debe al azar que, en el mundo llamado libre,
existan comités de defensa de las minorías judías de la URSS o que el general De
Gaulle, en uno de sus discursos, haya derramado algunas lágrimas por los millones de
musulmanes oprimidos por la dictadura comunista. El capitalismo y el imperialismo
están convencidos de que la lucha contra el racismo y los movimientos de liberación
nacional son pura y simplemente trastornos teledirigidos, fomentados «desde el
exterior». Entonces deciden utilizar la siguiente táctica eficaz: Radio-Europa Libre,
comité de apoyo a las minorías dominadas... Hacen anticolonialismo, como los
coroneles franceses en Argelia hacían la guerra subversiva con los SAS o los servicios
psicológicos, «utilizaban al pueblo contra el pueblo». Ya sabemos el resultado de esto.”

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