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Entre las cosas que más preocupan en la medida en que tributarán a agravar los problemas que ya tenemos a la ez

que generarán otros había que citar los siguientes:

1. Caída en términos reales de la recaudación fiscal: aunque seguramente en términos nominales la


recaudación por concepto de ISRL aumentará con respecto a 2017, en términos reales seguramente no.
Siendo más o menos conservadores, dados los precios actuales, debe haber una caída en torno a un 70%
con respecto al año pasado. Entre otras consecuencias, esto pone más presión al ya bastante malogrado
presuuesto público, lo que se traduce en una mayor merma de los servicios.
2. Caída en la producción petrolera ya la ubica por debajo del millón quinientos mil barriles diarios. Y nada
indica por el momento que se vaya a detener la tendencia y mucho menos revertirse. Ahora bien, según
diversas fuentes, de ese millón 500 mil la parte más importante se da en el marco de convenios operativos,
empresas mixtas y para amortización de pago de deuda (caso China) por lo que en realidad la producción
diaria que permite la entrada de flujo de caja a PDVSA y por tanto a la República se ubicaría en torno a los
400 mil barriles diarios.
3. Subida indetenible de los precios (y el tipo de cambio). Al momento que se escriben estas líneas, se están
convocando nuevas mesas de trabajo entre el gobierno y el sector privado para el acuerdo de precios.
Ahora, más allá de la voluntad y la buena intención, todo indica que será un nuevo fracaso. Muchas
razones pueden argumentarse al respecto, pero en concreto dos: si no se hace en el marco de un acuerdo
más amplio que suponga una política económica más integral y coherente, luce ingenuo pensar que el
precio de 50 productos se mantendrán fijos o bajaran (así sea de manera temporal) mientras todos los
demás suben diario o interdiario. Al ritmo actual, la variación promedio de los precios mensual ronda el
100%, lo cual por la vía del ajuste necesario de los precios relativos hace inviable el acuerdo de precios tal
y como está planteado. La otra razón es desde luego la cambiaria: mientras el bolivar se siga devaluando
tanto oficial como extraoficialmente al ritmo que va, los precios no pueden si no seguir subiendo detrás.
4. Hasta la fecha se acumulan 17 trimestres de contracción del PIB, con una proyección a final de año en
torno al 15%. En términos concretos, esto significa no solo que no se está producciendo riquezas, sino que
se está destruyendo. Y esto se traduce en varios problemas adicionales: mayor quiebre y cierre de
empresas y comercios, aumento del desempleo y de la informalidad (siendo que esto último ya viene
ocurriendo por efecto de los bajos salarios que motiva a las renuncias de los trabajadores y las
trabajadoras), así como un mayor predominio de las actividades especulativas sobre las productivas y la
fuga definitiva del bono demográfico hacia otros países. Esto también afecta la recaudación fiscal y por
tanto el presupuesto público (ver numeral 1). De seguir la tendencia, los avances en materia social
retrocederán forzosamente a niveles de 1998.
5. Recrudecimiento de las sanciones: como comentamos en una nota hace ya algunas semanas, de los
veninte primeros socios comerciales de nuestro país (es decir, destino y/u origen de nuestras exportaciones
e importaciones), al menos 17 pertecene al Grupo de Lima y/o mantienen una línea de hostilidad. Mike
Pence, ha iniciado una nueva gira continental para aumentar el cerco contra Venezuela, que incluye visitar
a Ecuador, importante aliado pero que con Lenin Moreno en la presidencia lentamente gira a la derecha. En
lo que resta del año no queda sino esperar nuevas sanciones.
6. La amenaza de la deuda: Como se comentó en la más reciente editorial de 15yultimo.com, este año 2018
solo por concepto de deuda externa el país debe cancelar unos 8 mil millones de dólares más vencimiento
por el orden de los 4 mil millones. Más allá de las presiones que esto pone sobre las finanzas nacionales y
el abastecimiento, hay que considerar que supone un riesgo claro de mayor intervención e incluso lesión
del patrimonio nacional por la vía de embargos de activos.

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