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Éxodo 17

Tema: los israelitas se quejaron nuevamente,


porque querían agua en Refidim; Dios envió a
Moisés a Horeb para hacer salir agua de la
roca; Aarón y Hur sostuvieron los brazos de
Moisés e Israel venció a Amalec; y Moisés
edificó un altar reconociendo que el Señor era
su estandarte.
Observaciones
Los israelitas habían salido de Egipto y se
encontraban viajando por el desierto,
dirigiéndose hacia el Monte Sinaí. A lo largo
del camino, Israel pasó por 7 experiencias que
son, a la vez, ilustraciones apropiadas de la
vida cristiana. Recordemos que, como dijo el
apóstol Pablo en su primera carta a los
Corintios 10:11,
"Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y
fueron escritas como enseñanza para
nosotros, para quienes ha llegado el fin de los
siglos."
Todos los cristianos harán bien en leer y
reflexionar sobre estas lecciones, que nos han
llegado en la forma de imágenes cuyo
significado es claro.
Al viajar por el desierto los israelitas tuvieron
sed y, una vez más, se quejaron. Leamos el
primer párrafo de nuestro estudio de hoy,
desde el versículo 1 al 3, que relata ese
incidente en el que
El agua fluyó de la roca golpeada
"Toda la congregación de los hijos de Israel
marchó por jornadas desde el desierto de Sin,
conforme al mandamiento del Señor; y
acamparon en Refidim, y no había agua para
que el pueblo bebiera. Entonces el pueblo
contendió con Moisés, y dijeron: Danos agua
para beber. Y Moisés les dijo: ¿Por qué
contendéis conmigo? ¿Por qué tentáis al
Señor? Pero el pueblo tuvo allí sed, y murmuró
el pueblo contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos
has hecho subir de Egipto para matarnos de
sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros
ganados?"
Los israelitas se quejaban constantemente.
Apenas surgía una necesidad, comenzaban a
protestar. Entonces Dios, en su misericordia,
satisfacía esa necesidad. Después surgía otro
problema y empezaban a reclamar, quejarse y
encontrar defectos. Veamos cuál fue la
reacción de Moisés, en el versículo 4:
"Y clamó Moisés al Señor, diciendo: ¿Qué haré
con este pueblo? Un poco más y me
apedrearán."
A estas alturas, y aunque llevaban tan poco
tiempo viajando, Moisés estaba probablemente
dispuesto a retirarse y que otra persona
ocupase su lugar, porque estaba sumamente
molesto con la actitud quejosa de los
israelitas. Observemos la provisión de Dios
para ellos, en esta ocasión. Leamos los
versículos 5 al 7:
"Y el Señor dijo a Moisés: Pasa delante del
pueblo y toma contigo a algunos de los
ancianos de Israel, y toma en tu mano la vara
con la cual golpeaste el Nilo, y ve. He aquí, yo
estaré allí delante de ti sobre la peña en
Horeb; y golpearás la peña, y saldrá agua de
ella para que beba el pueblo. Y así lo hizo
Moisés en presencia de los ancianos de Israel.
Y puso a aquel lugar el nombre de Masah y
Meriba, por la contienda de los hijos de Israel,
y porque tentaron al Señor, diciendo: ¿Está el
Señor entre nosotros o no?"
Esta era la vara o el bastón que le fue dada a
Moisés cuando había regresado a Egipto. Era el
símbolo y garantía de la autoridad y poder de
Moisés. Esta es la primera mención de la
"roca" y del "agua" que brotó de la roca. ¿Qué
representa la roca? No tenemos necesidad de
hacer conjeturas ni de recurrir a nuestros
propios conocimientos. En la ya citada primera
carta a los Corintios 10.1-4, el Espíritu Santo
nos lo explica con estas palabras:
"Porque no quiero que ignoréis, hermanos,
que nuestros padres todos estuvieron bajo la
nube, y todos pasaron por el mar; y en Moisés
todos fueron bautizados en la nube y en el
mar; y todos comieron el mismo alimento
espiritual; y todos bebieron la misma bebida
espiritual, porque bebían de una roca
espiritual que los seguía; y la roca era Cristo."
El pan que comían los israelitas era el llamado
"maná", que es una figura de Cristo, el Pan de
Vida. Cristo también es el Agua de Vida y la
roca, una figura de El. En esta ocasión, la
gente también dudó de Dios; así, podemos ver
un contraste entre la incredulidad del pueblo y
la solidez de la roca. Aquel pueblo se apoyaba
en sus antiguos hábitos y sentimientos
inestables, mientras la nube de la duda no les
permitía ver la presencia de Dios.
La roca constituye una bella imagen del Señor
Jesucristo. Dice el Salmo 61:2,
"Desde los confines de la tierra te invoco,
cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la
roca que es más alta que yo."
Esta roca señala a la persona de Cristo. Y en el
Salmo 78:35, dice otra vez el salmista:
"Se acordaban de que Dios era su roca, y el
Dios Altísimo su Redentor."
Después, en el Nuevo Testamento, el apóstol
Pedro dirá en su primera carta 2:6-8,
Pues esto se encuentra en la Escritura:
"He aqui, pongo en Sion una piedra escogida,
una preciosa piedra angular, y el que crea en
El no sera avergonzado. Este precioso valor es,
pues, para vosotros los que creéis; pero para
los que no creen, la piedra que desecharon los
constructores, esa, en piedra angular se ha
convertido, y, piedra de tropiezo y roca de
escándalo; pues ellos tropiezan porque son
desobedientes a la palabra, y para ello estaban
también destinados."
Finalmente, tenemos las palabras de consejo
del apóstol Pablo en su primera carta a los
Corintios 3:11;
"Pues nadie puede poner otro fundamento que
el que ya está puesto, el cual es Jesucristo."
Aunque la roca es una adecuada figura de El
como el fundamento en que nosotros nos
apoyamos y sobre quien está edificada la
Iglesia, una roca sería el último lugar al que
iríamos a beber agua. Pero admiramos la
consistencia y duración de la roca, de la que
podemos aprender grandes lecciones. Jesús es
la roca, pero Su vida perfecta no te salvará.
Sus enseñanzas no redimirán tu alma. Su vida
y doctrina son puras como el mármol pulido
pero, aunque las apliques a tu vida, no te
salvarán. La aplicación de los principios
expuestos por el Señor Jesús podría
perfeccionar tu vida, pero El es aun la roca
contra la cual podría tropezar tu pie.
Tú puedes dejarte caer sobre Cristo, la Roca,
para recibir la salvación. Pero no hay esfuerzo
humano que sea capaz de hacer salir agua de
esta Roca. Solo después de que la roca fue
golpeada brotaron de ella aguas que trajeron
la vida. Jesús fue crucificado y nada que no
sea creer que El murió en tu lugar y llevó tus
pecados en aquella cruz, te salvará. La roca
golpeada es una figura de la muerte de
Jesucristo.
La primera vez que ellos protestaron por causa
de la sed, Dios le dijo a Moisés que golpease la
roca y entonces, las aguas brotaron de ella.
Este incidente es el que acabamos de leer en
este capítulo 17. Pero el libro de Números
relata que, por segunda vez, los israelitas se
quejarían por la falta de agua. En esa ocasión,
Dios le daría a Moisés instrucciones diferentes.
En este segundo incidente y según Números
20:8, le dijo lo siguiente:
"Toma la vara y reúne a la congregación, tú y
tu hermano Aarón, y hablad a la peña a la vista
de ellos, para que la peña dé su agua. Así
sacarás para ellos agua de la peña, y beban la
congregación y sus animales."
En este segundo incidente, Moisés tendría que
hablar a la roca porque la roca ya había sido
golpeada, (según aquel primer incidente que
comentamos hoy, en Éxodo 17). Así también
Cristo fue crucificado hace 2.000 años y
cuando El dijo en la cruz "consumado es",
realmente su obra de la redención quedaba
consumada, terminada. Cristo no tiene que ser
crucificado otra vez. Dios estaba satisfecho
con lo que Jesús había hecho en la cruz. La
pregunta hoy es: ¿Estás tú satisfecho con la
obra que Cristo realizó para ti en la cruz? El
murió para salvarte. Todo lo que Dios pide es
que creas en Su hijo.
Desde la Roca, Cristo Jesús, proceden en la
actualidad las bendiciones espirituales. Las
aguas de bendición brotan para aliviar los
labios resecos. La carta a los Efesios 1:3, dice:
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales
en Cristo,"
La Roca fue herida una vez y de ella brotó
agua en abundancia. La fuente rebosa. La
corriente de aguas es caudalosa y el mundo no
puede contenerla. Pero, a pesar de ello, hay
muchas almas que, como las flores, se
marchitan y las lenguas de muchas personas
están también resecas. Hay millones que están
muriendo a causa de su necesidad de la bebida
espiritual. El canal está atascado, bloqueado
por las dudas, corroído por el pecado y aislado
por la indiferencia. El canal también se
encuentra obstruido por aquellos que profesan
conocer a Jesucristo pero, en la realidad no
tienen una relación con El.
Al mirar a mí alrededor, no puedo evitar el
sentir pena. El mundo está sediento. Y ya a un
nivel personal quisiera preguntarte: "¿Has
recurrido a la Roca herida para beber del agua
de la vida? Dios dice que si bebes de esa agua,
nunca más tendrás sed".

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