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SilveiraCrítica Saberes Experiencias Fundamentos
SilveiraCrítica Saberes Experiencias Fundamentos
experiencias y fundamentos1
Paulo Freire descubrió que es imposible la educación sin que el educando se eduque a si
mismo, en el propio proceso de liberación, y por eso, se cambia los propósitos pedagógicos,
pues se tratan de algo mas universal y radical. Transformar la realidad contextual y promover
una conciencia ético crítica en el educando, es su propuesta fundamental.
La libertad se va efectuando en la praxis liberadora en el horizonte dialógico intersubjetivo
comunitario, mediante la transformación real de las estructuras que oprimen al educando.
La concientización no puede finalizar en el descubrimiento de la realidad, ya que su
autenticidad se dará en tanto que práctica de transformación.
Freire estaba convencido de que la educación como práctica de libertad es un acto de
conocimiento, pero como acercamiento crítico a la realidad; y toda educación posible, parte de
la “realidad” en la que se encuentra el educando.
1
Ponenecia presentada en las Jornadas Nacionales de Filosofía (Inspección –Afu ) realizadas 25 y 26 de
agosto de 2006
2
Estas ideas sobre concientización de Paulo Freire, fueron expresadas hace casi cuarenta años,
pero gozan de plena vigencia cuando hoy hablamos de “retorno a la moral”, y sobre todo
cuando este retorno se percibe principalmente en el “discurso”.
o lo ciertamente falso). Ahora bien para algunos científicos “todo lo posible se realizará
siempre", siempre que haya un mercado propicio. Pero el progreso tecnológico puede ser
pavoroso, ya que puede volverse contra nosotros, por ejemplo, las ciencias nos dicen como
hacerlo, pero no si hay que hacerlo, en lo que se refiere a la manipulación genética o a una
eventual guerra nuclear… Entonces nos vemos obligados, a limitar este orden técnicocientifico,
con el fin de “hacer que todo lo que es científicamente pensable y técnicamente posible, sin
embargo, no se realice”. Sólo se pueden limitarlos desde el exterior, desde un segundo orden, el
jurídico-político, en concreto la ley, el Estado. En nuestras democracias, la voluntad del pueblo
soberano se expresa a través del legislador.
Este segundo orden se estructura internamente, por la oposición de lo legal y lo ilegal (lo que
autoriza la ley y lo que prohíbe); y esa ley es hecha por una mayoría parlamentaria. Dice
Comte-Sponville, pero un individuo puede ser respetuoso, con la legalidad del país en el que
vive (perfecto legalista), pero ninguna ley prohíbe el egoísmo, el desprecio, el odio (…), lo que
podría convertirlo en un canalla legalista, por otro lado en términos colectivos, las mayorías
pueden cambiar las leyes, desencadenar guerras de agresión, o permitir que la “barbarie” llegue
al poder, no olvidemos que Hitler fue nombrado canciller más o menos democráticamente. Este
orden también necesita de un límite externo, para que todo lo que es técnicamente posible y
legalmente autorizado, no se realice. Como no tenemos (dice el filósofo) el derecho de ser
canallas legalistas, y el pueblo colectivamente no tiene todos los derechos (no por razones
políticas o jurídicas), si no por razones morales, porque el orden de la moral fija sus límites.
El deber es quién limita el poder, aunque este sea democrático, la resistencia es expresión de
libertad. La conciencia del hombre honrado, dice Sponville, es mas exigente que el legislador,
entonces hay cosas que la ley permite, y que nosotros no debemos, y otras cosas que la ley no
impone y que nosotros debemos imponernos. “El bien y el mal no se votan”, por lo tanto, no
dependen o no deben depender del voto de la mayoría, ya que una mayoría totalitaria, por
ejemplo, no puede impedir que los espíritus libres amen la libertad. El orden moral está
estructurado internamente, “por la oposición del bien y del mal, del deber y de la prohibición”.
Ahora bien, la moral establece deberes que por su origen, dependen de las costumbres de una
sociedad, pero hay acciones que escapan al deber, como por ejemplo, el amor. Afirmaba Kant
(Crítica de la razón práctica), no es posible para un hombre amar a alguien sólo por mandato.
Un individuo puede cumplir con su deber, y no hacer nada más que su deber, entonces vemos
que este orden, si bien no exige ser limitado, tiene que ser completado. Se necesita una
dimensión principal, que es, podría decirse, el fundamento de todo el proceso y sus
interacciones, el amor. De esta forma se llega al cuarto orden, el orden ético (del amor).
Encontramos que el amor a su vez, interviene en los órdenes anteriores, como: amor a la verdad,
amor a la libertad, y amor a la humanidad (prójimo). Los cuatro órdenes son necesarios y más o
menos independientes, pero ninguno por si solo es suficiente, la diferencia está en que este
5
último no tiene límites. Como decía San Agustín “la única medida del amor es amar sin
medida”, pero le agregaríamos que el amor se tiene que completar continuamente, porque aquí
abajo dice Comte-Sponville, debemos morar en la finitud del amor. 4
4
Cf. André COMTE-SPONVILLE. El capitalismo, ¿es moral? Barcelona: Paidós, 2004, pp. 23 a
81.
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en una sociedad pluralista como la nuestra, no hay una voz exclusiva, ni un único punto de vista
a partir del cual se puedan justificar las decisiones. La acción cotidiana hace con que las
personas tengan que enfrentarse con muchas opiniones diferenciadas, y a veces, no siempre
objetivamente definidas. La convivencia social reúne una multiplicidad de puntos de vista,
cultural y políticamente mediados, por los medios masivos de comunicación, por los valores de
las tradiciones, de las religiones, y de las creencias particulares. Al mismo tiempo este espacio
público es el lugar en el que se reflejan problemas sociales con alcances no apenas local sino
también global.
Hoy en día no existe un único o singular grupo de iluminados, o persona, que pueda saber lo
que debe ser hecho y cual es la mejor decisión. Cuando se trata de soluciones que intervienen en
la vida de las personas y que necesitan la aprobación de todos los involucrados, dice Pizzi, ni si
quiera los especialistas tienen voz predominante, estos en todo caso tienen la misma distinción
que todos los participantes. Se trata de aprender uno con los otros, de decidir en conjunto sobre
lo justo o lo injusto, lo correcto o lo incorrecto, lo que se debe hacer o se debe evitar, mediante
un procedimiento deliberativo, que permite el entendimiento entre los implicados, y que
responda a los intereses de todos los afectados. De esta forma el proceso indica, que el diálogo
es el mejor medio para alcanzar un acuerdo intersubjetivo.
Se engañan sostiene Pizzi, quienes piensan y quienes juzgan que la bioética es solamente una
ética para médicos, o que los problemas del medio ambiente corresponden sólo a ecologistas, o
especialistas del área; es decir, en la medida en que estos problemas afectan e todos, exigen
también una reflexión crítica y un procedimiento coherente, que atienda las aspiraciones e
intereses de cada ser humano y de la humanidad como totalidad.
Es evidente que esta actividad no está exenta de dificultades; ya que por ejemplo el hecho de
cuestionar el avance y las aplicaciones de las ciencias es considerado por muchos como una
intromisión autoritaria, intolerante y muchas veces entorpecedoras del desarrollo científico, y
como consecuencia, del desarrollo de la propia humanidad; esta posición está claro deberá
entenderse dentro de los criterios de los mercados y el mundo de los negocios, que reivindica el
ejercicio de una libertad, que se traduce según los ideólogos neoliberales en libertad
mercadológica, garantizando la libertad de producción y nuevas propuestas de felicidad. 5 Frente
a esta postura debemos tener en cuenta que la crítica y la indagación, molestan, como molestó
en su momento Sócrates, pero a la vez convierten a la investigación y a la aplicación de
cualquier tipo de conocimiento, en algo tan esencial como cualquier función vital. Podemos
entonces decir, que el carácter crítico así como también el interés transformador de las acciones
humanas, se vuelcan totalmente al servicio de la emancipación humana.
5
Cf. Jovino PIZZI. Ética e éticas aplicadas/A reconfiguração do ámbito moral. Porto Alegre:
EDIPUCRS, 2006, pp. 9 a 35.