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(Universidad de Alicante)
La idea de igualdad en el
constitucionalismo liberal español:
lo racial, las castas y lo indígena
en la Constitución de 1812
1. INTRODUCCIÓN
Cristóbal Aljovín de Losada y Sinesio López: Historia de las elecciones en el Perú. Estudios sobre el
gobierno representativo, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2005. Ver además, los estudios de
la problemática racial en la etapa constituyente en Cádiz y las referencias a las primeras
Constituciones de los primeros Estados independientes americanos de Bartolomé Clavero:
Ama Llunku, Abya Yala: Constituyencia Indígena y Código Ladino por América, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, Madrid, 2000, especialmente pp. 319 y ss. Y el estudio reciente de
Manuel Martínez Sospedra: «Pertenencia nacional, igualdad y representación. Los Decretos de
15 de octubre de 1810 y 9 de febrero de 1811 sobre la representación americana en Cortes»,
en Pilar García Trobat y Remedio Sánchez Férriz (coords.): El legado de las Cortes de Cádiz,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2011, pp. 529-568.
La idea de igualdad en el constitucionalismo liberal español 131
2. LA IDEA DE IGUALDAD
EN EL CONSTITUCIONALISMO LIBERAL
2 Para una introducción a la idea de castas, ver: Nora Jaffary: «La percepción de clase y
casta en las visiones de los falsos místicos en el México colonial», Signos Históricos nº 8 (2002),
pp. 61-88 (disponible en línea en http://redalyc.uaemex.mx/pdf/344/34400804.pdf).
3 César Landa: «El rol de la Constitución de Cádiz en la gestación de la Independencia
del Perú», comunicación presentada en el X Congreso «Las huellas de la Constitución de Cádiz»,
Asociación de Constitucionalistas de España, Cádiz, 26 y 27 de enero de 2012, (disponible en
línea en www.acoes.es/congresoX/comunicaciones.html).
4 Luciano Canfora: Crítica de la retórica democrática, Crítica, Barcelona, 2002, pp. 117-119.
5 Javier Pérez Royo: Curso de Derecho constitucional, Marcial Pons, Madrid, 2009, pp. 64-
66 y su artículo de opinión «El coste del desengaño», El País de 15 de octubre de 2011.
6 Antonio Enrique Pérez Luño: Dimensiones de la igualdad, Dykinson, Madrid, 2007, p. 51.
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macho, blanco y propietario». 23 Solo ellos eran iguales, por tanto, se trataba de
«una igualdad formal y falsamente universal». 24
La igualdad formal es aquel constructo de igualdad que se considera
universal pero cuyo contenido no toma en cuenta los aspectos de la realidad
social, ni las diferentes condiciones en que se encuentran las personas; por ende,
no es una igualdad real. La igualdad ante la ley puede tratar de atenuar las
desigualdades pero no busca eliminarlas. La noción de igualdad en el
constitucionalismo liberal se centró en la generalidad de la ley, la capacidad
jurídica, y la ciudadanía. Ello significaba que la ley se tenía que aplicar de una
manera objetiva, sin referencia a casos, situación o personas; se trataba, por
consiguiente, de una formalización, de un sistema de procedimiento. 25 Por tanto,
esta formalidad jurídica igualaba a los individuos como miembros del Estado y en
su relación con él, separando al Estado de la sociedad civil. Tal igualación que
niega las diferencias reales, nació de la idea de que la ley ante la que todos los
hombres son iguales es expresión de la voluntad general y, por esta definición, es
que esta ley trata a todos por igual. Así, el principio de igualdad quedaba
subsumido en el principio de la legalidad26. Y, tal como señala Rubio Llorente,
esta idea de la ley como norma general y abstracta no se realiza quizás nunca
plenamente en lugar alguno, pero es esta idea la que estructura todo el sistema
jurídico del Estado. 27
La declaración de la igualdad necesitó del concepto de ciudadanía como
instrumento para que el individuo pasara a ser titular y accediera al ejercicio de
los derechos. La ciudadanía como pertenencia a una comunidad y participación
en la misma fue concebida para hombres, blancos y propietarios circunstancias
ambas que, supuestamente, les convertía en sujetos con capacidad de raciocinio.
Los autores de las Declaraciones concibieron a los derechos civiles y
políticos como aquellos que provenían de la razón y la vía para su disfrute era la
ciudadanía, aquella que da la posibilidad de participar en la toma de decisiones
públicas, de ejercitar los derechos reconocidos y de alcanzar la igualdad. En
sentido estricto, ciudadanos serían sólo «los nacionales con plena capacidad
política, esto es, los titulares de derechos de participación política». 28
Atendiendo al caso español, en el primer constitucionalismo liberal la noción de
23 Luigi Ferrajoli: Derechos y garantías. La ley del más débil, Trotta, Madrid, 1999, p. 74. En
el mismo sentido, Carlos Aguirre: «Silencios y ecos: La historia y el legado de la abolición de la
esclavitud en Haití y Perú», A Contracorriente, Revista de Historia Social y Literatura en América
Latina nº 3/1 (2005) (disponible en línea en www.ncsu.edu/project/acontracorriente/fall_05/
Aguirre.pdf).
24 Luigi Ferrajoli: Derechos y garantías…, cit., p. 74.
25 Manuel García-Pelayo: Derecho constitucional comparado, Alianza, Madrid, 1984, p. 57.
26 Francisco Rubio Llorente: «La igualdad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Introducción», en La forma del poder (Estudios sobre la Constitución), Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1997, pp. 620-621.
27 Ibídem.
28 Juan María Bilbao, Fernando Rey y José Miguel Vidal: Lecciones de Derecho Constitucional,
Lex Nova, Valladolid, 2010, p. 49.
138 Nilda Garay Montañez
corregir la igualdad formal con la igualdad material o real. Sobre esta base, el
texto constitucional recoge una cláusula, en su art. 9.2, que exige la actuación de
los poderes públicos para que la igualdad sea efectiva. En el Derecho comparado
encontramos en la Constitución italiana un precepto idéntico en su art. 3.2, 33 en
el que se insta a los poderes a que intervengan en la sociedad con el fin de que la
igualdad se materialice.
33 Ver Lucio Pegoraro: «L’impatto del diritto comparato sul principio d’eguaglianza»
Revista Derecho en Libertad nº 1 (2008), pp. 59-62 y Livio Paladin: Il principio costituzionale
d'eguaglianza, Giuffrè, Milán, 1965, pp. 203-206.
34 Verena Stolcke y Alexandre Coello (eds.): Identidades ambivalentes en América Latina
(Siglos XVI-XXI), Bellaterra, Barcelona, 2007, pp. 15-20.
35 Christiane Stallaert: Etnogénesis y etnicidad en España: una aproximación histórico-
antropológica al casticismo, Proyecto A, Barcelona, 1998, pp. 21-22.
36 Verena Stolcke: «¿Es el sexo para el género lo que la raza para la etnicidad y la
naturaleza para la sociedad?», Política y cultura nº 14 (2000), pp. 43-45.
37 Nilda Garay Montañez: «La construcción teórica de la discriminación étnica o racial en
la Filosofía Política Ilustrada. Desde una perspectiva crítica», Crítica Jurídica. Revista
Latinoamericana de Política, Filosofía y Derecho nº 31 (2011), pp. 80-85.
38 Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.
Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General de la ONU en su
resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965.
140 Nilda Garay Montañez
otorgadas por Napoleón. Ver, por ejemplo, los textos de las Cartas de Holanda, Nápoles, la
misma Carta francesa y el texto de la Carta de Bayona, en Ignacio Fernández Sarasola: La
Constitución de Bayona (1808) I, Iustel, Madrid, 2007, pp. 44 y ss.
45 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes en España (1808-
1936), Siglo XXI, Madrid, 1984, p. 8.
46 Gaspar Melchor de Jovellanos: Informe de la sociedad económica de Madrid. Al Real y
Supremo Consejo de Castilla en el Expediente de Ley Agraria, Madrid, I. Sancha, 1820, pp. 116
y ss.
47 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit., p. 9.
48 Pedro Pérez Herrero: América Latina y el colonialismo europeo. Siglos XVI-XVIII, Síntesis,
Madrid, 1992, p. 141.
49 Joaquín Paredes Solís: «Las penalidades del pensamiento (La tradición y el progreso
entre la clandestinidad y el enfrentamiento en la segunda mitad del siglo XVIII)», en De la
Ilustración al romanticismo: Cádiz, América y Europa ante la modernidad, 1750-1850: III encuentro:
ideas y movimientos clandestinos, Cádiz, 23-25 abril, 1987, Servicio de Publicaciones, Universidad
de Cádiz, Cádiz, 1988, p. 108.
La idea de igualdad en el constitucionalismo liberal español 143
50 Pilar García Trobat: «Una aspiración liberal: La enseñanza para todos», en Juan Cano
Bueso (ed.): Materiales para el estudio de la Constitución de 1812, Tecnos, Madrid, 1989, pp. 303-
307.
51 Sobre el contexto social, en general, durante la elaboración de la Constitución de 1812
ver, entre otros, Manuel Pérez Ledesma: «Las Cortes de Cádiz y la sociedad española», en
Miguel Artola (ed.): Las Cortes de Cádiz, Marcial Pons, Madrid, 1991, pp. 172-190; y Jordi Solé
Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit. Desde un análisis de género, la
investigación de Ana Aba Catoira: «El gran olvido del constitucionalismo gaditano»,
comunicación presentada en el X Congreso «Las huellas de la Constitución de Cádiz», Asociación
de Constitucionalistas de España, Cádiz, 26 y 27 de enero de 2012, (disponible en línea en
www.acoes.es/congresoX/comunicaciones.html).
52 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit., pp. 7 y 8.
53 Joaquín Paredes Solís: «Las penalidades del pensamiento…», cit., pp. 107-108.
54 Ibídem.
55 Jorge de Esteban: Apuntes de Derecho Político II. Derecho Constitucional Español 1, Servicio
de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid,
Madrid, 1989, p. 7.
144 Nilda Garay Montañez
convirtió en uno de los primeros países del mundo que llegaron a tener una
Constitución escrita: la estadounidense de 1787, la de 1791 tras la Revolución
Francesa y la constitución de Cádiz de 1812. Influencia que llegó a las colonias
españolas. 56
Volviendo al contexto sociopolítico español antes del gran brote liberal, el
régimen absolutista trató de impedir los efectos de éste separando a los
reformistas fueron del gobierno y la administración. En 1790 se cerró la frontera
con Francia, se prohibieron los periódicos, se limitaron las Sociedades de Amigos
del País y se reactivó la Inquisición, que, en su celo, no solo prohibió las obras de
Rousseau y Montesquieu, sino también las de Cervantes. 57
Desde la perspectiva social cabe señalar que la sociedad española medieval
y la de los inicios de la etapa moderna, estaban basadas en la idea de castas
cristianas. 58 El nacimiento, origen y religión fueron las vías para fortalecer los
privilegios. Por motivos de origen y raza las personas podían integrarse en la
sociedad oficial tras un proceso legal de comprobación de su calidad de
cristianos y de no pertenecer a otras etnias relacionadas con lo judío o árabe. 59
Bessis puntualiza que a partir de 1535, cualquier persona que quisiera acceder a
un empleo público debía probar que en su familia no había habido ningún
miembro judío o musulmán desde al menos cuatro generaciones. 60 Esta forma
de estructurar la sociedad se recreó en las colonias españolas en América.
Hasta el momento de la llegada del liberalismo a América las Leyes de
Indias de 1680 61 gobernaron las colonias y en ellas se reflejaron los criterios
raciales que ordenaban la sociedad. El Libro VI, Título I «De los indios»
consideraba a los mismos como seres salvajes y dada su naturaleza inferior
debían ser protegidos por los españoles. El Libro VII, en su Título IV ordenaba
que «los gitanos, sus mujeres, hijos y criados sean echados de las indias». En este
Título se asociaba la vagancia y el hurto como costumbres propiamente gitanas y
dañinas para Las Indias. En el Título V «De los Mulatos, Negros Berberiscos é
Hijos de Indias» se diferenciaba a las personas por el color de piel y las mezclas
raciales. Según su raza o mestizaje, se les limitaba la libertad de movimiento, de
contraer matrimonio y se imponía el pago de tributos al Rey. Mediante las Leyes
56 Ibídem.
57 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit. pp. 8-9.
58 Christiane Stallaert: Etnogénesis y etnicidad en España…, cit.; Etienne Balibar: «El
racismo de clase», en Immanuel Wallerstein y Etienne Balibar: Raza, Nación y Clase, IEPALA,
Madrid, 1991 y Ricardo García Cárcel: «Las mujeres conversas en el siglo XVI», en George
Duby y Michelle Perrot: Historia de las mujeres, Del Renacimiento a la Edad Moderna, Vol. 3,
Santillana, Madrid, 1991, pp. 610-616.
59 Ángel Almarza Villalobos: «La limpieza de sangre en el Colegio de Abogados de
Caracas a finales del siglo XVIII», Fronteras de la Historia nº 10 (2005), p. 305 (disponible en
línea en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/833/83301010.pdf).
60 Sophie Bessis: Occidente y los otros. Historia de una supremacía, Alianza, Madrid, 2002, p.
26.
61 Congreso del Perú: Leyes de Indias, Portal del Congreso del Perú. Archivo digital de la
legislación en el Perú (disponible en línea en www.congreso.gob.pe/ntley/LeyIndiaP.htm).
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«los mulatos son hijos de blancos y de negras y se hacen distinguir por la violencia de
sus pasiones y la volubilidad de sus lenguas. Los descendientes de negros e indias son
llamados chinos o zambos. De la mezcla de un blanco con mulata viene la casta de los
cuarterones y cuando una cuarterona se casa con un europeo o criollo su hijo lleva el
nombre de quinterón. Las mezclas en que el color de los hijos resulta más obscuro
que el de su madre se llama salta atrás». 66
62 Ver http://facultyweb.berry.edu/dslade/SPA324/Casta.pdf.
63 Immanuel Wallerstein: El moderno sistema mundial, III, La segunda gran expansión de la
economía-mundo capitalista, 1730-1850, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1999, p. 308. En
concreto, sobre la heterogeneidad étnica y el régimen de castas de la América española ver:
Manuel Martínez Sospedra: «Pertenencia nacional, igualdad y representación…», cit., pp. 549 y
ss. Cabe aclarar que en el presente trabajo no se analizarán las categorías criollo y blanco.
64 No suele encontrarse una definición de castas en los estudios de Derecho de ahí que
se ponga énfasis en su explicación.
65 Alexander von Humboldt: Ensayo político sobre el reino de la Nueva-España, Vol. 1,
Librería de Lasserre, Perpiñán, 1836, pp. 259 y 260.
66 Alexander von Humboldt: Ensayo político…, cit., pp. 261-262.
146 Nilda Garay Montañez
«A los españoles que por cualquiera línea son habidos y reputados por originarios del
África, les queda abierta la puerta de la virtud y del merecimiento para ser ciudadanos:
en su consecuencia, las Cortes concederán carta de ciudadano a los que hicieren
servicios calificados a la Patria, o a los que se distingan por su talento, aplicación y
conducta, con la condición de que sean hijos de legítimo matrimonio de padres
ingenuos; de que estén casados con mujer ingenua, y avecindados en los dominios de
las Españas, y de que ejerzan alguna profesión, oficio o industria útil con un capital
propio».
74 Para un repaso de la historia española, ver Fernando García de Cortázar y José Manuel
González Vesga: Breve historia de España, Alianza, Madrid, 2002.
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75 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit., p. 14.
76 Ver Manuel Pérez Ledesma: «Las Cortes de Cádiz y la sociedad española», cit., p. 172 y
sobre el rol que jugaron los diputados americanos, ver Marie-Laure Rieu Millán: Los diputados
americanos en las Cortes de Cádiz (igualdad o independencia), Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, Madrid, 1990.
77 Manuel Pérez Ledesma: «Las Cortes de Cádiz y la sociedad española», cit., p. 172.
78 Jordi Solé Tura y Eliseo Aja: Constituciones y periodos constituyentes…, cit., p. 14.
79 Voltaire: La filosofía de la Historia, Tecnos, Madrid, 1990, p. 7.
80 Sobre la influencia de los liberales ingleses y franceses en los diputados de Cádiz ver,
entre otros, los estudios de Manuel Moreno Alonso: «Sugerencias inglesas para unas Cortes
españolas», en Juan Cano Bueso (ed.): Materiales para el estudio de la Constitución de 1812, cit.,
pp. 499-505; del mismo autor: «Lord Holland y los orígenes del liberalismo español», Revista de
Estudios Políticos nº 36 (1983) y Marie-Laure Rieu Millán: Los diputados americanos en las Cortes
de Cádiz…, cit.
150 Nilda Garay Montañez
81 Ver la reciente publicación sistematizada que permite analizar los debates en las
Cortes: Fernando Martínez Pérez (ed.): Constitución en Cortes. El debate constituyente 1811-
1812, Ediciones UAM, Madrid, 2011. Ver esp. pp. 115 a 211 relativas a los derechos de los
extranjeros y las castas.
82 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias. Sesiones Secretas, Sesión de 25
de septiembre de 1810, por la noche, núm. 2, p. 6.
83 Ibídem.
La idea de igualdad en el constitucionalismo liberal español 151
«el comercio de esclavos. Para tranquilizar a algunos señores que hayan podido dar a la
proposición sentido diferente […] El tráfico, Señor, de esclavos, no solo es opuesto á
la pureza y liberalidad de los sentimientos de la Nacion española, sino al espíritu de su
religion. Comerciar con la sangre de nuestros hermanos es horrendo, es atroz, es
inhumano, y no puede el Congreso nacional vacilar un momento entre comprometer
sus sublimes principios ó el interés de algunos particulares.» 102
«En orden á los indios, siendo esta la porción más considerable en el número, la
originaria de aquel país, y la más considerada y defendida por las leyes, es tal la
pequeñez de su espíritu, su cortedad de ingénio, su propensión al ócio, á la oscuridad y
al retiro, alejándose siempre del concurso de las demás clases, que al cabo de tres
siglos de oportunas y empeñadas providencias para entrarlos en las ideas comunes y
102 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, sesión de 2 de abril de 1811,
nº 185, p. 811.
103 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, sesión de 2 de abril de 1811,
nº 185, p. 812.
104 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, sesión de 4 de septiembre
de 1811, nº 337, p. 1.763.
105 Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias, sesión de 4 de septiembre
de 1811, nº 337, p. 1.768.
La idea de igualdad en el constitucionalismo liberal español 155
regulares, se muestran iguales a los del tiempo del descubrimiento de las Indias. […] tal
es el génio y condicion de estos infelices.» 106
cierto es que el mencionado diputado no había vivido en el Perú desde muy niño,
hecho que le recriminó el diputado limeño Vicente Morales y Duárez. 111
6. CONCLUSIONES
111 Ibídem.
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