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| eet, tame, itera del pale de dos rae | i) i / | y YA i QA mR | ah ck > ON Ro, | eo otra “Roo e5 | | ROSAS Gaines Fctroles | | | Por FERMIN CHAVEZ | SE ali Foca ee Tyan Aa Vs et Chace Alby ie pet Sec cart | a figur de Rosa, tl como In ptm vere, JOE, 0 ety saga de Rem pune qu, an eaceplg, nt Ion te eect a ek unis de wna hielo, Te eas mers de conten Con 1 oa ee ea ue ts pln, noite a ae Se a fbn el gor, bee come Sean RENAE Murals ao que nor babln Cee “Picks or gut gPor ore del lmadoreconloo, ss? a ee eer ea Yoana slain ot secre bee Hic faut Res So da £ — Temulta como la coronacién de un proceso atin no cerrado, es algo phi dow, reac can Sc oo i Tre ae Fen Sleia eae i Reua) ia (ce mi ue os et No Aga , TESS Be Pal ara ea No sale @ bweewdlis cee eae clegin pre ree won batalla conte cane nee ine cota es ponive ele costa s a . el centro y el mudo del teorema iluminista que sustenta a nuestra IRepiiblica’ Liberal y Mercantil. Rosas, el Gran Antiluminista. de nuestra historia... "Tor ahi vamos a dar en el clavo. Rosas, el ex tance pamncann, aye se afena a un histricsno de medio, can io Ia Europa salida de la revolucién industrial reclamaba en el Ro de la Plata una politica de medios iluministas: que se volease de olpe a In Europa civilizada sobro In Barbarie, como devian los redactores de la Reoue des Deu Mondes y lo repitié en castellano genial el autor de Focundo. ‘Cuando Juan Bautista ATherdi, en su poco estudiado Fragmento Proliminar, de 1837, plantea In vigencia, y Ia legitimidad, del his toricismo rosista (y en esto coincidin con sus pares Mascos Par y Marco A. de Avellaneda), na hace otra cosa que teelaborar Ts faeas esenciales de fa histriea “carta de la hacienda de Pigueron, ‘que Facundo recihiS en visperns de su sacrfico en Barranca Yaco. Rosas no estaba solo en esa Argentina posterior a 1890, recién salida e dos cielos de ansnqufs, cnales habian sido Tos faielados por Ia Constitueién rivadavinna de 1819 y con la inmolacién de Ia primera ‘ietima del slominismo: Manuel Dorrego. “Los pucblos, como los hombzes, no tienen alas, hacen sus jor rnadas a'pie, y peso a paso. Como todo en la ereaciin, los pueblos tienen su ley de progrern y desaroll, y este desarrollo se opera por tant. serie indestructible de-teansiciones y transformaciones sucesi Yas", No son palsbras de Rosas, ni de Pedro de Angelis, ni del ppadve Castaieda, ‘Son de Alberdi; del mismo que ensefaba que Ia Remocracia “es el fin, no cl principio de los pueblos”. Es deci: ilu- ‘minismo en Tos fines, pero no en Tos medins. Pocos tienen en evesta, hoy, el eertero enfoque de Lalo, V. Man- sill cuanto, en 1 Rost sefila la debildad “Ae todo plan org nico que pecando por el iado de Ia ideologfa centifiea no toma en fcuenta el modo de ser nativ, los antecedentes histricos, In doble feencia del hombre, carne y esprit, substancia y materia, atavis mos, preoeupaciones, habites coma una segunda naturalez, rales Fhondas que no se pueden arrancar de euajo sin que Ja fuerza que se crea centripeta se yuclva centrifuga’. Ast erm el plan unitario ‘que hizo posible y necesario a Rosas, "El doctor Juan Pujol, en un escrito inédito que titelé Tatroduceidn 4 la Hutoria de los Partidos Politicos de a Repiblica Argentina, fbsery6. quo Rivadavia “ha demostrado palpablemente que no tenia {a mus minima idea de In estructura real de Ia nacién, sur erroret tedos previenen de que el mnédico ignoraba Ia anatomia del cuerpo que queria poner en estalo de vobustez y de desarrollo”. Y nadio ded decir que Pujol era rossi. “Gan las citas que he hecho deseo 1 na necesidd cult ide marca toconeiencia naci Jemos debatir cu wan Manuel, empe- st econémica fe si tenemos eel ree Arar simplemente, a0 Tage desboels. fa. fg ¥ punto neursigico, & onismo entra wate wimp de Rosas. Ys Thsss poe ehtempe ieextas tuchas por v8 a ven dl “ Ente endo que, a partir de estos princpiog, Po F? cel ai ene et Peary In Confederacién, que se achican b pao ae i ee ame amet, Tote! rave Iabien Mig haber erado baba sido fenomens ang ramente Mansilla. como observa certerament Mra batalla entre 1a patria onl feove Nas (aerator entre Tivadavia. y San Marti, por elem Suminiane dey entender nada deo que sueede om

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