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LESTER K. LITTLE y BARBARA H. ROSENWEIN (eds.) LA EDAD MEDIA A DEBATE Traduecion Carolina del Olmo y César Rendueles allt LOS BARBAROS EN LA ANTIGUEDAD TARDIA. Y SU INSTALACION EN OCCIDENTE Walter Goffart Este estudio versa sobre un proceso palmariamente pacifico y wanquilo: [a utilizacién y adaptacion de 1a parafernalia, tanto militar como civil, del gobierno romano en el siglo V cuando algunos pue- blos barbaros pactaron asentarse en suelo perteneciente a las provin- cias del Imperio. Mererce la pena investigar con cierto detalle estos acuerdos, pues pueden ser una vatiosa fuente de informacién acerca de la supervivencia en la Alta Edad Media de sofisticadas institucio- nes estatales y de los regimenes de propiedad de Ta tierra en los pri- ‘meros reinos barbaros. Si bien cabe abriger ciertas dudas sobre In na- turaleza pacifica y fundamentalmente continuista de la transferencia del dominio de manos romanas 2 manos bérbaras, no tiene sentido discutir la supervivencia de un conjunto de pruebas que documentan una adaptaci6n legal de las précticas gubernamentales romanas a las nuevas exigencias de godos y burgundios. La prictica totalidad de las pruebas versa no sobre el momento de transiciGn, sino sobre el starus quo de algunas décadas después del comienze del dominio barbaro: a pesar del paso del tiempo y de la consolidacién de los regimenes fo- ineos, la situacién decumentada ain deja taslucir su procedencia del derecho piblico romano. Por nuestra parte, estamos en condicio- nes de reconstruir el proceso de adaptacién de los barbaros en el seno de las sociedades existentes en algunas de las provincias occidenta- Tes, asf como de determinar las transformaciones del sistema tibuta~ rio bajo la nueva gestiGn. En los proximos capitulos (del libro de Goftart] iri surgiendo di- verses temas cuyo tel6n de fondo son las invasiones birbaras, pero, Ze6mo debemos entender estas invasiones? Existen muchas natracio- es modernas disponibles que cuentan, aproximadamente, 1a misma historia, Ninguna de ellas nos prepara adecuadamente para los ajus- 50 tes desprovistos de dramatismo entre barbaros y romanos con los que nos vamos a encontrar. Las invasiones, tal como suelen presentarse actualmente, constitu ‘yen un especticulo impresionante que discurre en paralelo a la propi historia romana durante siglos antes de que los bécbaros Hevaran a cabo su penetracién permanente en el seno del Imperio, «Es esen- cial...», $€ nos dice, «tener presente que el fendmeno que estamos es- tudiando es una migracién de pucblos, no una mera invasion de “bér- baros’>!, Segiin este esquema tradicional, los pueblos germanicos Mevaban en movimiento desde el terver o el primer siglo a. C., afandn- dose en migraciones masivas y periédicas que presionaban a las tribus, del nore hacia el sur, empujdndolas sobre los emigrados anteriores con tal fuerza y tales efectos perturbadores que la frontera romana, que habfa resistido al avance migratorio durante siglos, terminé por ve- nirse abajo cerca del 400 d. C. A continuacién, las masas germénicas errantes avanzaron en tropel y se detuvieron ya dentro del territorio imperial2, Sin embargo, este Ghtimo paso resulta notablemente mo- desto: s6lo un puiiado de pueblos estuvieron implicados en este pro- ceso, cada uno de Ios cuales se componfa, a lo sumo, de unas pocas decenas de miles de miembros y muchos de ellos ~eungue no todos se acomodaron en las provincias del Imperio sin desposeer ni degra- dar a la sociedad nativa. En otras palabras, los barbaros a quienes en- contramos Iuchando a brazo partido con el Imperio romano entre los Joseph Voor, The Decline of Rome, rad, inglesa de Janet Sondheimer, Lon. res, 1967, p. 18. Bn los relatos 6c las invasiones el léxico dé avalanchas, ola, riadas y otras vi ‘vidas imdgenes que evocan fuerzae de Ia naturaleza ha sido durante mucho tiempo ppauta comun. Vease, por ejemplo, Lucien MUSSET, Les iryastons, vol. 1. Les Vagues ‘germaniques, Nouvelle Clio 12, Paris, 1965, pp. 50-74 fed. cast Las invasiones. vel 1 Las oleades germdnicas), La chra de Musset esti disponible en inglés uaducida por Ey C. Janis (University Park, 1973), yersidn de la que no me he servido. Un pasaje ‘muy representativo en el que estas metéforas cobran vida propia aparece en Geottrey Banerctaven, The Medieval Papacy, Londees, 1968, p. 28" «Quince aflos despues Ge le muerie fen el ano 461) de Leon {el Craratc), la viatla baebara, cuyos comienzos Inaba presenciado, anegé occidenten. Este texto patece teferiese a una afluencia ford ‘nea, pero nadie invadid occidente entre los aos 461 y 475. Como explica Ludwig Scumor, «Die Listchen der Volkerwanderunge, Neue Jahrbiicher fr das tlassiche Aliertan, Geschichte unl dentsche Literatur 11 (1903), p. 0, 0 bien se considers {que fa migracion comenzo mucho antes de Ia era crstant (véase infra. n.d) 0 bien SE afirma que no empezs haste el ataque de los hunos a los godos en la década de! 379, agresin que, de acuerdo con informadores de lo epoca como Amiano Mareeline (Rerum gestarum libri, 31, pp.>ss.), puso en marcha una sucesiGn de desastes. So bre la erenolosia de Ics Rimes véase Hans-Joachim DIESKER, Die Voikerwanderung, Leipzig, 1976, pp. 70-72, 86. Es bastante habitual manejar ambos punies de partida comp complemenarios; por ejernplo, Piewe CouRceLLE Hisioive litéraire des gram: des invasions germanigues, Pats, *1964, pp. 14-20, 51 siglos 1 y vty al mando de los primeros reinos germnicos de Occi- , PP 1 (1958) pp. 229. PRolt Haein propereirs ans exposcién slectiva, pero profunda de Jos snatares dels Aerumstunde[etaion sobre lo Antigo] lemanesecentes en Die Goten snd Shandinavien, Quelle und Foscaangen Zar Spach- und Kaltrgschichee Ger gemmanischen Volker N. 34, Bain, 1970, pp, 145-220; ft, la resem de TM, “ANDERSON en Spec 46 (1971), pp. 373-375. gualmentereveladora el densa {de lox mts y Is naracionestradicionales por pte de Est Sei che Stanmestande sischen den Utssrnschefin, Coostnes Stags, 53, Zar germansten Slormeslande. Aufize sum neuen Forslungsrand, Wege Get Forcing, 249, Darmstadt. 972, gp. vit ax, 287-308 (ste timo, drgido e5- fpeciearente en contra de Hackman), Malcolm Tap, The Northern Barbarios, 100 BC-A, D300 Laniees, 1975, pp 1-29, 58 y passim, ofvce uy Sumario acti lina de estas diticulades desde m punto de vist argueo'ica 2 mana de los visigodos dirigidos por Walia no deberfa remontarse mas atras de la rebeli6n de Alarico en 395. Los godos conducidos por Ale- rico se hallaban entonces establecidos en los Balcanes, en el interior de los territories gobernados por el emperador del Imperio romano de Oriente. No obstante, no estarfa de més tratar de sacar ala luz las, raices més remotas del levantamiento. Durante el siglo tv, los godos habfan vivido al norte y al este de la frontera del Imperio romano que formaba el Danubio (actualmente dirfamos que en Rumania y en el sur de Rusia) en tierras que ocupaban desde tiempos remotos (los ob- servadores romanos, al identificarlos directamente con los excitas que antiguamente habfan poblado aquellas tierras, expresaban su creencia en que los godos, si bien tenfan un nuevo nombre, no constitufan una nueva poblaci6n). Vecinos directos del Imperio, formaban una parte habitual del paisaje brbaro, sin ser enemigos implacables ni tampoco amigos dignos de confianza. A partir del tiltimo tercio del siglo 1v, el curso de Ta historia goda se vuelve bastante discontinuo; cada gran paso de los (visi)godos alejindose de Rumanfa y del sur de Rusia im- plicaba una quiebra de su cohesién, el comienzo de una nueva serie de acontecimientos cuyas relaciones con el pasado inmediato se pre~ sentaban de forma tenue inconexa: una crisis interna en la década de los 370, exacerbada por el ataque aparentemente irresistible de los hunos; una migracién parcial y desorganizada, aunque pacffica, hacia territorio romano (376); una sublevacién marcada por una gran vic- toria (378) pero que también acarreé graves pérdidas antes de la ad- quisicién de una posicién regularizada en el seno del Imperio (382) y dos grandes campanas en Oceidente como tropas auxiliares de los Tomanos, con gran cantidad de victimas (388, 394). Sdlo después de estos incidentes se llega a la rebelién de Alarico del afio 395 que. a su vez, supuso el comienzo de dos décadas de campafias jalonadas tanto de derrotas como de victorias. No es posible establecer una narracién hist6rica uniforme que conecte a los godos del sur de Rusia con el conjunto heterogéneo de pueblos dirigidos por Alarico y sus suceso- res en Italia, Espafia y Galia durante las dos primeras décadas del si glo V. A pesar ce ser nominalmente godos, sus seguidores no son los descendientes directos de la nacion que Atanarico gobernaba en los, afios 370; la denominacién comin evoca més una gran compatifa de condotieros sucesivos que un fenémeno de migracién popular’. Ludwig Scrnupr. Geschichte der deutschen Stamme bis zum ausgang der Vot- kerwanderung. Die Ostgermanen, Munich, 71941, pp. 195-249 (por lo que concierne al atague de los bunos), pp. 400-426 (por lo que concierne a la instuuracién del reino de Toulouse), Musset, Vagues germaniques, cit, pp. 83-86; Ernst StEIN, Histoire du Bas Empire, vol. 1, trad, J.R. Palanque, Bruselas, 1959, pp. 207, 216-217; André PIGANIOL, L'Empive chréiien (325-395), Paris, 1947, pp. 211-214, 222-223, 247-248, 251-255, 53 Laexclusidn en esta narracién de cualquier pasado de los godos an- terior a su asentamiento junto a la frontera romana no supone un agra: ‘vio comparativo en relacién con pueblos que poseen historias mas lar- 220s, ni tampoco pretende negar que poseyeran una cultura, identidad 0 pasado arcaicos. Lo que sucede es que una narracion hist6rica rigurosa hha de basarse en un cierto mifnimo de pruebas, no en una rezahila de hi potesis; por mucho que uno desee escribir la historia antigua de los go- dos, falta a base documental necesaria para esta empresa. En cuanto a Jos relatos que han circulado sobre los primeros godos, los mis impor- tantes que nos han Hegado se acuaron en Ia Constantinopla del glo XVI y, como cabia esperar, no tienen mucho que ver con nuestros eriterios de lo que es una historia eretble, Si situomos estas historias en €l contexto cronolégico y cultural adecuado, podemos interpretarlas como testimonios de un deseo altamente civilizado de reconstruir el drigo gentis (historia de los orfgenes de un pueblo]. Pero, dacio que Tos fundamentos de este tipo de narraciones deseansan en siglas mas pro- imos a nuestra época, sus contenidos estan fuera de lugar en una in- vvestigacién acerea de los antecedentes de Tos godos en la Aquitania det siglo V*, Lo que esti en juego en todo este debate noes una euestiGn de simpatia o antipatia hacia Tos hirharos, los germanos 0 los gods, sino tuna concepcién del método apropiado para recopilar y escribir legiti- ‘mamente Ia historia, a 1a manera modema. EL mismo talante conservador puede adoptarse para elaborar rela- tos sobre los burgundios y los ostrogados. Los burgundios de los que 260-261, 265268. Derammieno de sangre on la cles de Maen San JeROSIND, pistol, 60.15, in eterenca explicit a on gran, Accra def Menten de pusbles noews can ouos amiguos dos gogo con Tos esis), vse es alos augue 1 Oto Macc Haru, The World of the 1973, pp-5:9-(El nombre ovsigdon, que ns0"08 ‘xocames con os sepidores de Alaco io apare documctado hasacl sig V1) Fas tel o2 Coutancs, Lariam gromanar ef i de Eire, Pts, 1911, pp 430- 431, subraya fs dscotinuidad; Most, Wgues ermarniques, ct, pp 8435, sos que! rs veittneo eos on los Bukancsy one en isla poblscionvisigods «a est toujours qu'un ac eran no es mis qc un eit eran: lo conrario afrma Sch, Ongermaen ct, p26 (ardarenialven a pari d= sono de Sel!) Socnares Escex sono, Hiri ecclesiastiu,,p. 8 ansmief idea constantinapoli- ‘ane de que tras casar graves dao’, los godos fuera barridos de ks Balcanes. La obra ge coaiene esos relatos soe fos primeros godos es, naturient, oanasts, De origine actburgue Getarum (eonocida coma Grice), ed. Theodore ‘Monises, MGH, as, sobte la que volveremes rns alan A pes de que Jr~ dens esrb en ltn ra un asain bizantino, como gusda patente en su erica ela histora romana (omana. ed. Theodore Mommsen, MGH.AA,V). Accra de las ‘rraciones sobre los origenes.véase Elias BERMAN, «Origines genio, Class ‘al Phitoloy 47 (1952), pp. 6531. Los texas de Amiano, 15.9, actea de los galore ‘mans, iustran claremente edo una naracion de ese pe se spars de aves x tevos yexpeeativas, sa nos ocuparemos eran los supervivientes de dos derrotas devastadoras, tuna a manos de las tropas romanas, la otra, de los hunos. Los desas” ‘tres de 435 y de 436 barricron del mapa el reino burgundio de la pro- vincia romana de Germania If que habia durado poco més de dos dé- ccadas y que probablemente se proponia expandir su territorio”. Los burgundios no habian Megado @ Germania TI procedentes de tierras muy lejanas, En la segunda mitad del siglo rv, un historiador romano Jos situaba a cierta distancia al este del Rin, asentados al norte de los, alamanes y dispuestos a cooperar con el ejérito romano contra este enemigo comiin, Este mismo historiador nos informa de que los bur- ‘gundios se tenfan por descendientes de los romanos y otro autor, algo ‘mas tarde, especitica que los generales de Augusto se habfan estable- cido en campamentos en el interior de Alemania como avanzadilla, ‘Sea cual sea el valor de estas historias, 1o que indican es que los bur- -gundios del siglo rv se hallaban firmiemente arraigados en los distri- tos que ocupaban', No obstanie, sus rafces no eran tan profundas como para permitirles conservar su posicién tras los tumultos de co- ‘mienzos del siglo V. {Durante cuénto tiempo recordaron los burgun- dios de finales de la década de 430 el este del Rin como su patria? Las poblaciones que el gobierno del Imperio romano de Oceidente tras- Jadé hacia el sur desde Renania en 443 no eran més que los restos de tuna poblacién castigada y metmada gue, una vez instalada en el nuevo distrito, en el transcurso del siguiente siglo no consiguié desa- rrollarse hasta convertise en un pueblo grande o peligroso El pasado de los ostrogodos es atin mis breve. Después de 370, durante cerea de ocho décadas, vivieron como sGbditos de los hunos yen los dltimos afos bajo e] yugo de Atila, Cuando se desintegré el Imperio de Atila (454) y los gépidos se convitieron en los herederos directos de la posicién ocupada por los hunos, los godos, dirigidos por Valamer, buscaron el patrocinio del emperador romano de Oriente y obtuvieron tierras en la abandonada provincia fronteriza de Pano- nia, El resto de la historia de estos godos es, comparativamente ha- 7 Sehmige, Ostgemanen, city pp. 136-137; Muse, Vagues gemaniqus, cit, pp. IL-2: KF Smocte. Gemarzaton wed Spatarte, (Zunch State. 1968), Pp. 257.286, Hinseo. Cironicien, pp LOK, 10, ed. Alain Tran. SC, pp. 218-219, Par 1974, ol. T,p- 3, vol 2 pp 72-73 (coment) * Asiana, 28, 5, pp. 9lly Otosto, Historia adversus paganes, 7.32. 12. Eéuard Notden, AltGemanten Wolkerund Narengeschchtlche, Untersuchungen, Lepr, 193, pp. 62:64, explios Is inspiaei6n romana de esas histonas. Sin bargo, exe tipo de imvencionescarecram de valor si una Iyer ltemaiea acerca de su oigen te hubieraasenia frmemenie ee os bursundios de Ts €poca + Schmit, Ostgermanen, cit, pp. 191-194; Masse, Vagues germanigues, oi pp, 112115: Aled ComLLE. Recherches sur Mhsture de Lyon du Ve au Ie siecle (430.800), Pes, 1923, pp. IS415E, easel material disponible sole el adeno fe burgundos: ct, Sehnidt, Ostgemanen, ct, 16S 55 blando, bastante bien conocida, como cabcfa esperar de una tibu que hhabit6 de manera continuada dentry del veritorio del antiguo Impe- rio, Tras la muerte de Valamer, su hermano més joven gui6 a un parte de su pueblo hacia el oeste, hasta llegar a fundirse con los go- dos de Toulouse. El resto pass a estar bajo el dominio de] sobrino de Valamer, Teodorico, que sicvi6 durante mucho tiempo al emperador Zenén, aunque més tarde considers ventajoso instigar a sus parti tios en contra de Odoacro, el «tirano> de Malia ($88). El Gltimo asen- tamiento ostrogodo que recabaré nuestro interés tuvo lugar después de que los seguidores de Teosorico consiguieran arrebatar a Odoacro cl control de Ialia™, En cierto modo, la brevedad de las raices que atribuimos a godos y burgundios supone el reconocimiento de nuestra ignorancia, Sin dduda, el pasado de estas tribus abarcaba una mayor cantidad de con- tenidos relevantes, necesarios a fin de comprender en qué se convit- tieron una vez dentro de las provincias del Imperio, pero no dispone- mos de la informacitin adecuada. Sin embargo, la deliciencia de las fuentes no es el motivo principal que justifice Ia exclusion de las re- ferencias a siglos anteriores. No tenemos ninatin motivo para pensar «que el pasado remoto pesara mas sobre los birbaros que sobre Ta po- blacidn romana alfabetizada. Los acontecimientos que tuvieron lugar en el Imperio durante el siglo iv muestran una notable indiferencia frente a los procedentes histéricos; Jas historias mas ambiciosas es- critas en el siglo V tan sélo se remontan a los tiempos de Consian- tino!!, Los autores modernos no consideran indispensable retrotraerse hasta Augusto, Trajano o Galieno como elementos relevantes para en- tender Ia batalla de AdtianSpolis y sus consecuenecias, asf como tam- poco creen obligatorio acompafiar una deseripeién de la formacin Gel Imperio romano con una de su decadencia. Sein los estudiosos Ge las tradiciones orales que sobreviven en Africa en nuestto siglo, ung iribu conserva memoria de os terttorios que hbitaba antes de 1a ltima migraci6n, pero no de los anceriores, Si este descubrimiento © Jordanes, Geren, ch. pp, 268-260, ofrece uw relao iveigble de Ho que sue otis a cominuaci: ct: Muss, Vagues Germanigues, ct, pp 9295, "Las cronies de Enseioy sa Jeronimo ast como les Sreviane de Europio 1 Festus, son bueno ues de a ential de htoria de fa que el siglo tv era capa ae prescndie. Constantino como cominzo: ls historias eeledsicas de Fotargio, ‘Secrats Escolasuso, Sozomeny Teedoreto (ancora 430), el derecho romano ro del tema y se invitaba a los futures histo- riadores a «intentar construir una imagen global de las invasiones ger- ‘manas desde ambos lados»'®, Segin este tipo de argumentos, e] Bs- tado romano contemplaba «otro lato» coheremte, que se asemeja demasiado a la futura Alemania, En las narraciones histGricas, son precisamente los movimientos smigratorios los que otorgan un cierto grado de comunidad a ese «otro Jado». La historia que se asigna a cada wibu consist, principalmente, en un diario de viajes; Lucien Musset escribe: Los hurgundios [J aparecen en el sigho 1 d.C. en la regidn bale tica como uno de los componentes del gropo vind; mis adelante, se venturaron en el interior, en la zona del curso medio del Vistula, Pero no cabe dua de que, por su Tengu y sus radiciones, may bien podria tenérselos por originarios de Escandinavia, Su dilecto ger- ‘mano oriental tenfa muchas afinidades con el de los gods y sus tra- Aiciones,recopiladas en fecha bastante tarda, conducen haste «la isha Hamada Escandinavien. De hecho, algunas terras escandinavas le- ‘van nombres parccidas a los de este pueblo: la tierra de Borgund, en 1 Sognefjord, Noruegs, y especialmente la isla batiea de Bornholm (orgundarholm en el siglo it). Desde su habitat polaco, los burgundios comenzaron durante el si- lo Mt a Gesplazarse hacia ¢] Oeste. Después de 260, se encontraban junto a los alamanes!. Elrelato puede finalizar aqui, ya que su secucla, narrada mas aviba, retoma la historia en el momento cn que los burgundios eran vecinos de los alamanes. La hondura de sus raices queda acentuada por los ver- bos que denotan accicin. Al surgir de Escandinavia, aventurarse en el ‘Vistula medio, y desplazarse después hacia el oeste, el pueblo burgun- dio pone de manifesto el tipo de Wanderlust lespiituviajero] que ex- plicara, por anticipsdo, sus futuros avances en tertorio romano. Los godos desempefian un papel extraordinariamente importante ne] esquema ampliado de la historia barbara, Un resumen reciente de sus movimientos reza a De entre los pueblos migratoris los mejor conacides son los go- ‘dos, que se asentaron en La oilas del Vistula & comienzos del siglo 1 1 Gerald Bowser, rescia de COURCELIR, Hist cn IRS 6 (1966) Masset, Wagues germaniques i, p. it. Cle Nexen, Ali Germanlen, ct pp. 17-23 donde a susssion de pracas (talent dispaes) se areca en clardac [A Norden. de Formac csica. ke impresionabaexpesialment Inaction de los gemma Je que 1s bagundlos era germanosorienalesy, po ano, eneraente Sjenos asus Yess, os alaranes pp. 18 n 1, 20-21), Habra resale provetioso ‘ir que no ay’ nad en las Oem eserias que contin esa dca 59 {¥en Polonia algo mis tarde. Los godos procedian originalmente de ie regis bakica. Las migraciones posteriores desde esta regi co- ‘menzaron a ejercer presin sobre ellos, por lo que emprendieron ea ‘mino hacia ol sur y el est, Al sur se encontrarcn con os winclalos y los burgundios, la petiferia Jel «vecindatio» firmemente asentado al- rededor de Ia frontera romana. Los posto continuaron movigndose al sur y al este hacia Urania, pero su avance y las presiones de los gé ppidos que segufan sus pasos alteraron los ssentamientosterioriales de otros pucbios y precipitaron el movimiento masive de otras thus hacia trttorios adn mas préximios ¢ la frontera romana”. | modelo manifiesto en este texto es el de Ia secuencia cronol6- sca: vaodalos y burgundios en primer lugar, uego zodos, finalmente aépidos. Los godos proporcionaron el impulso que, segtin el pasaje citado, precipits el «deslizamiento» hacia e] oeste de los burgundios: su vee, el ataque de los gépidos for26 el despkizamiento de los go- dos hacia el sudeste. ¥ como puede leetse en otros sitios, este timo movimiento importuné de tal forma a los pueblos de la frontera r0- mana, que les hizo lanzar una gran ofensiva a través de los confines del Imperio; Marco Aurelio, ala sazn emperador, tardé afios en sub- yugar estos ataques y en restablecer Ia frontera norte. Segtin los his toriadores modemos del Imperio romano, el reinado de Marco Aute- lio [161-180] supuso el punto de inflexign entre Ia fase més calmada cn Ta defensa del Imperio y la fase mas dificultosa, y el movimiento de los godos fue el causante indirecto de esta mutacin crucial”. La secuencia eronoligica que se supone que siguieron los godos se con vierte ficilmente en un encadenamiento causal influido por Ia tipica idea del pSnico gue se propaga entre la multitud”. La preeminencia de los godos se debe también a que ellos fueror el objeto de la primera shistoria de los bérbarosn. Esta narracién situabs sb hogar primitivo 2 Peres, Europe, et, p42: ef, Masset, Viquesgeroniques, cop. 80-82 31 _Acereadal movimiento d los pods eam causa indocs dla ofensia com ‘evel impero: Schmidt, [Tanto fos viewales camo los mrcomanas etaban desorganizindol colo y ovo pueblos, gus hablan huido bajo la presign de otros barbars ms anos, amenzzaban ‘con heer la guera sin se les peta entrar. no cbstane, cuando se eserbieron estas bea, ls hunos ya haan expusado bos odo @ francos, no una memoria tribal © una «saga>””, Incluso aunque con- tésemos con vestigios verosimiles de un dialecto burgundio, su ali dad con el godo seria imelevante para una historia de las migracio- nes, Por lo que se refiere a los topéinimos escandinavos, lo primero que habrfa que hacer es averiguar cudl es e] valor exacto de unos da- {0s tan delicados como estos; un nombre como Borgundarholm puede explicarse a partir de hip6tesis distinias a la que sostiene que un pue- blo llamado burgundio habits en esas tierras 0, simplemente, pasé por alli en alguna época®. El mismo problema se plantea con la mencién que aparece en Plinio: gqué importa el nombre tribal? En la obra de Plinio, el nombre burgundio ~Burgodiones, para ser exactos es an- terior al siglo tv. No obstante, un pueblo reconocible que porte ese nombre, un pueblo al que tenga sentido conectar con los aconteci- rmienios del siglo v, s6lo aparece bastante tiempo después de Plinio y, El cronisia de fos francos de! siglo vw al que conacemos con el nonsbe de Fre egario @.65, en MGH, Si, T) narra una historia Ge ls orgenes lombartos seme. {ante ala que aparece en el Origa gentis Langobardoram (en HGH, SSrL): el escrito $0 bre los primeros burgundis del siglo vut Passos. Sigiomund) (en MGH, SSrif, 1) plogiaba a Fredegaro. Se tra de obras eruditas y node piadosos rcoleceionss de «i ‘iciones populares», Adams, camo se ha sostenigo con exact, la Passo es «ch ‘haus frinigsch onentione» [ede onentacionenteraments franco»); Erich ZOLLNER, Die politische Stelluag der Vlker in Prankenreich, Nerfentlchangca des Insitts fr 8 testeichische Geschichtsorschang ed. Santfaier, 13, Viena, 1950, p. 112, De manera similar Diesner, Wilkerwndering, ci, p. 130, exrte consecaen: cias etogricas de! largo tiempo que las burgundies conscrvanon la nasalizacin Sin embargo, el idioms burgundio ests extinguido: Musse, Vagues germaniques, cit, p. 48. Acerea de la supervivencia de procbas de su exsteneia, Schmidt, Ost ‘ermunen, cit. p. 191: Schwarz, Zur germ Stanmest., ck. 9.301: y especialinente Hachmann, Goven, p- Ld8, que tala de sv caricier imadecuado, La gscntura Ge la historia al margen de les prucbas lingisticas es un procedimiento bicco ex las des cripeiones recientes de las migraciones: Ernst Waite en Bruno Gebhardt, Hand ‘uch, Stutgar, °1970, vol. 1, pp. 1-43; para Schmidt, «Ursacher, ct, p. 340, [a hisiovia germfniea comene6 con la pastida desde la “indo-gcrmanische Urheimat™ [da patria indogermainica originals], Para ms informacion, Felie DAN, «Die Ur- sachen dor Volkerwenderung, en E. von Wietssheim, Ceschicite der Wilkerwan derung. Leipaig, *1888, vol. 1, pp. 3-10. La validez de tales inenwcs es muy dudost ‘desde tina perspectiva rigurosamente linguistics: viase Calvert WAVKINS, L&n- ‘Buoge ad ts History», en Morton Blooowield y Ginar Haugen (eds,), Language a2 {@ Human Problem, Nueva York, 1974, pp. 85°57. 19" Cit el euidadoro uso de datos semejances sobre los vindalos qu leva a cabo Courtois, Vendales, cit, pp, 15-17 (son dispatas interminables ya que, después de todo, no hay forma de verliar ninguna de las hipétesis; ademas, «nada nos avteriza aestablece in anigliedl de esos topcnimoss). Schenit, Osigermanen, cit, pp. 33 '552, emplea argumentos similares acerca de algunos topSnimes asociados de forma abusiva con los hérulos. En cyano a Ta engomrosa debiidad de tal prueba, véase Hachmann, Gotea, cit, pp. 150-153, 156-163; véase también idem, p. 34, n. 75, dome aparece una interesante muestra del cambio de actitud de los hisiriadores Frente a e508 topcnimos ene los aos 1878 y 1939, 63 ademas, lejos de] Baltieo™. No tiene sentido negar las primeras mic sraciones burgundias; pero lo que sies cuestionable es tratar de com- binar evidencias escasamente convincentes con cl objeto de lograr su confirmacién, ;Acaso progresan nuestros conocimientos sobre los birbaros con elo? Rios de tnta han corido en torno ala historia de los godos antes de su legada a las comareas del sur de Rusia, donde entraron en contacto con el Imperio Romano, Una cuestisn de importancia erucial para los estudios0s de Jordanes, el godo bizantinizado que escribié la primera historia de los godos, es ln crecibilidad de sus primeros capitulos: en especial, de la reclamacién de unos origenes escandinavos". Parece que soto hay una respuesta admisible, De hecho, el haber adoptado tn enfogue alternativo le valié al autor de un reciente libro de talante mo- deradamente ertico una severa reprimenda por parte de un destacado portavoz de los estudios uibales (Stammeskunde) gesmnicos Hach mann se toma omichas molestis (..] con el objeto de esta- blocer como germanistas, historiadores¥ prehistoriadores dsarrola: ron un «mito de Escandinavia» -Escandinavia como patria de las ti- bas germénicas[...] (Pero) uno debe evita las fuentes secundarias ‘cuundo existen fuentes primarias disponibles. El informe de Jondanes Una ver mis, cfr Couto, Vandel, cit pp. 21-28. qe tiene el gran mito de coment esponicndo las prucas de las gue disper, juno con cportucscomen- {aris en tno I naturales de polos y uibus (pp. 26-27). La comimuidad de las Stdnwme teas) e5 uno de lo eras mis delicados en las Aernunskundealemanas: ‘advgrtase la parca de Schmit, Ostgermnen, St, px 6S. Schvare, Germ. Stam ‘est, ct, comienza con una rpecién aly furdamental rica de Franz Steinbach {de 1926 (> ), pero después comtnds, Ia manera rclnl, walando ead ba ‘como wea entdad ja dee la prebistonia on sdeane, Sobre ese tema puede hala nds informacion en Gerold Walser, rescha en Historia 7 (958), pp. 122-124, Las etic sralcines tales difkeinent s habia trast hasta sores com Jordunes Pablo Didcono, 2 no ser que ls bus comsitujeran enidades comin 4 abt ol recente énfasis en un Tradidonskern {nice de Ia taicion} persistent (Schwarz, Zur germ. Stamnes, cl, vil ves, en contr de esta postr, opor tuna cia de Franek Graus H. Fite en Bora 7 (0963), pp 188-191 3t" En los aos en os que sola psase por alto, por cfmplo, que fodanes y Procopio vivian en el mismo layary durante la misma época, se exeiberon libros en {eros en tomo aos captlosdedicados alos origeness0dos: Con WHBUL, Die Au tonerung der Gaten aus Sciweden, Geshenbg, 1958, conv slidable tno nega tivo, fosel SveNvCNO, Jordanes und Scania Kritnhvesrgetiacke,Sualien, [Exocolmo, 1967, Hochman ha recogido més mateal de Swemnung acerca de este mismo toma en Goten. cit, p. $29: Norbert WAGNER. Gotioa. Unersucungen zum Leben des Jondanes und ra frien Geschichte der Goten, olen tnd Forchsngen ‘auc Sprach- and Kallngeschcite der germaniscben Ver N. F22, Berlin, 1967 Hactarana, Gove, cc, 9p. 15-123; ilben Dasaox, «Discourse opie e rei des forigines, I; Une lecture de Cassiodore-lordnts>, Annes” Economies, sacle, ch talsations 26 197, it, pp. 20-305, 64 acerca del viaje de los godos a través del Batico ¢s muy conocido y ffeil consultarlo en si Getica. La euestén es incsmente: ese ad- mite ono se admite la veracidad de este relato?; chay que dar impor- ‘ancia alos ues bareos?: qué tamao se atribuye al territeio sueco de origen?: ilebe pensarse en una gran emigraciGn o en varias emi- sgraciones a pequetia escala?”? La ortodoxia exigida en este texto alcanza una intensidad rel giosa. El propio Jordanes era bastante menos estricto. El grado de ve~ rosimilitud que concedfa a los relatos de migracién queda reflejado por las fechas que les atribuye: entre el 1490 y el 1324 a. C.; durante tun milenio y medio, los godos acerca de los que escribla habrfan ha- bitado en las mismas tierras donde los encontraron los hunos a su le- ada. Los estudiosos modemos que hacen suya la leyenda de Jorda- nes no sélo enmiendan drésticamente sus fechas, sino que también se dedican afamosamente a buscar detalles lingiisticos, etnograficos y arqueol6gicos, encajando y reuniendo fragments piezas del mismo tipo que las que encontramos en el caso burgundio. Leemos, por c™jemplo, que «la verdadera historia de los godos» ~verdadera, es de- Cit, algo diferente de legendaria " Sera odioso dedicarse a ctr ejemplos. Una cera nocion de problems apa- rece en Herwig WoLrRA¥, «Athanarc the Vsigoh: Monarchy or Jadgeshi. A Stody ‘in Comparative History, Journal of Medieved Hisory | (1973), . 261 a pesas de coneeder qu ls premisas ce l eomparteién propucta son dudosasy gus mplican ‘un salto erorolgco de 350 fos, concluye, con todo, que una compara fancio- tal (0) parece josiieaday pade resulta uma buena heranienta metesoldgsea, ‘Una valiosacarctrzscin de les estos apatece en E. G. STANLY, The Search Jor Anglo Sacon Paganisn, Cambridge, 1973, . 122 «En [los times 150 afos] lo desconocido (lo desconacid ineagnescible, enti piri) se a utlizedo con tata Fiera para expliar To conocido que les estudioos ya no experimentan guna dada on foro «tus méiodos resultados» 65

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