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Los funerales de Hugo Chávez y la construcción del mito político.

Por Martha Lucía Márquez Restrepo

Profesora e investigadora. Universidad Javeriana, Bogotá

Correo: marquezm@javeriana.edu.co

“El Estado es un brujo magnánino… el petróleo es fantástico y por lo tanto induce a lo


fantasioso”. Con estas palabras de José Ignacio Cabrujas abría Fernando Coronil su libro El
Estado mágico en el que analizaba la capacidad del poder en Venezuela para crear
ficciones, entre ellas que la nación venezolana era rica porque habitaba un territorio con
enormes reservas petroleras, y que a una entidad llamada “Estado” le correspondía
administrar y repartir esas riquezas, al modo como un hechicero extrae sorpresas de un
inagotable sombrero. Se ubicaba así el autor en un línea de investigación que rechaza la
cosificación del Estado, es decir, la comprensión del mismo como una cosa unitaria, un
aparato o un dispositivo, y que en cambio propone entenderlo como el poder ideológico que
tiene la capacidad no sólo de hacerse aparecer a sí mismo como una cosa, sino de producir
muchas más fantasías con el fin de legitimarse.

Entre estas ficciones se encuentran los mitos políticos, relatos fabulados de hechos
ocurridos normalmente en tiempos inmemoriales que tienen como objetivo explicar la
realidad y movilizar a la población. Muchos de estos mitos comparten estructuras comunes
como la figura de un héroe salvador, la visión de la historia como una lucha entre el bien y
el mal y la necesidad del retorno a la Edad de Oro que es la de la Unidad de la comunidad.
En los funerales de Hugo Chávez se puede ver el despliegue de ese poder de fabular por
parte de los herederos de la revolución bolivariana que pretenden construir una imagen
heroica de su líder para insertarlo en el mito que él mismo comenzó a construir.

La construcción del mito

La construcción del mito comenzó en los años 90 con las primeras entrevistas que
concedieron desde la cárcel los miembros del MBR- 200, grupo al que pertenecía Chávez,
presos a raíz de la intentona golpista del año 1992. Posteriormente el mito se divulgó a
través de los discursos del candidato Chávez luego elegido Presidente, de los libros que se
publicaron sobre los chavistas y más recientemente a través de las incontables
publicaciones, películas y documentales financiados por el Ministerio del Poder Popular
para la Cultura. Afirmaban los militares del MBR-200 que era necesario retornar a la Edad
de Oro que fue la independencia, con el fin de retomar los ideales de Simón Bolívar y de
Simón Rodríguez, dos de los pilares del árbol de las tres raíces que formaba su pensamiento
político (el tercero es Ezequiel Zamora) y de esta manera continuar con la gesta de la
independencia. Por esa razón, cuando acceden al poder, refundan el Estado con el nombre
de Bolivariano, remitiéndolo así al pasado, y por esa misma razón era frecuente escuchar a
Chávez afirmar que “Bolívar regresa cada 200 años” o que “La espada de Bolívar recorre
América”.

También desde esos años se construye la idea de la conspiración de la fuerzas del mal,
inicialmente encarnadas en las oligarquías que traicionaron el proyecto de Bolívar y que
incluso podrían haber llegado a envenenarlo- hipótesis que inspiró la exhumación de sus
restos en el año 2010- y posteriormente personalizadas en el Imperio, cuyas garras se
extendían a Colombia gracias al colaboracionismo de Alvaro Uribe con el país del norte. A
este poder maléfico se le atribuirá el diseño de un plan que conduce al infierno, como
calificó el Presidente al neoliberalismo, así como la corrupción del ejército venezolano
expresada en la movilización que el gobierno de Carlos Andrés Pérez hizo del mismo para
reprimir el Caracazo, lo que cobró la vida de mujeres y niños. Como lo señala Raoul
Girardet en su análisis del mito político, el cuerpo de los niños es la mejor representación
de la inocencia por lo que su vulneración simboliza el mayor nivel de corrupción 1. Decía
Chávez en un discurso del 4 de febrero de 2001:

“(…) un pueblo sale a la calle a reclamar sus derechos ante el atropello y ante el
“shock”neoliberal que aplicaron en 1989 cuando imperaba en el mundo la tesis aquella del,
no hay más alternativas, es el neoliberalismo o la nada; mentira, no es el neoliberalismo el
camino, ese es el camino sí al infierno. Salió un pueblo a reclamar lo suyo y a su manera y
entonces a los soldados que somos del pueblo también, por supuesto, nos correspondió
agarrar los fusiles de la República para descargarlos contra los pechos inocentes de niños,
de hombres y de mujeres desarmados”.

Para oponerse a la fuerzas del mal, el mito construye la existencia de una organización
secreta que encarna la salvación. Se trata del MBR-200, creado 200 años después del
nacimiento de Bolívar y que, como es común en todas las teorías conspirativas de los mitos
políticos, es una organización secreta, que tiene ritos de iniciación, uno de los cuales es el
famoso juramento del Samán del Güere que profería el iniciado antes del brindis
celebrando su aceptación al movimiento. Decía el juramento: "Juro por el Dios de mis
padres, juro por mi Patria, juro por mi Honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni
descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadena que oprimen a mi pueblo por voluntad de
los poderosos. Elección Popular, tierras y hombres libres, horror a la oligarquía"

La heroización de Hugo Chávez

El mito también requiere de héroes. Aunque los héroes de los mitos políticos pueden seguir
varios modelos, entre ellos el de anciano ilustre tipo Cincinato en Roma, o el hombre de
Ley como Solón en Atenas, o el profetas, tipo Moisés, a Venezuela- un país con una
tradición de hombres de armas en el poder- le correspondía un héroe tipo Alejandro que
dominara la naturaleza y las multitudes. El primer héroe de ese mito es por supuesto Simón

1
Girardet, Raoul 1999 Mitos y mitologías políticas. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.
Bolívar quien además lo es también de uno de los mitos fundacionales de la nación y el
Estado venezolano.

Pero desde el 5 de marzo se asiste a la construcción de otra figura heroica. Ese día Nicolás
Maduro firmó el decreto # 9.399, con el que declaraba al difunto presidente “héroe de la
Patria” y con el que se ordenaban 7 días de duelo nacional para conmemorar su vida y obra.
En la ceremonia de Estado que se celebró el 8 de marzo afloraron en las palabras de
Maduro y Elías Jaua lo que van a ser los rasgos del personaje: a diferencia de Bolívar, no
fue derrotado y murió en el poder. Dijo el entonces Canciller “(…) no lo obligaron a
renunciar ni nos obligaron a renunciarlo como querían hacerlo el 10 de enero, no le
pudieron ganar una elección presidencial, no lo pudieron tumbar militarmente”. Por su
parte Maduro señaló que a diferencia de Bolívar, a quien “las fuerzas no le dieron”,
Chávez pudo realizar su proyecto de “cohesionar América”. Pero también insinuó Jaua que
Chávez fue superior a Bolívar pues “(…) logró dejarnos el valor de la lealtad, ese que no
pudo tener Bolívar” seguramente aludiendo a los enfrentamientos de Bolívar con los
hombres de su ejército, entre ellos Páez o al hecho de que en algunos casos se puso del lado
de los neogranadinos por encima de los venezolanos.

La permanencia de este mito no tendrá que ver con la verdad del relato que lo forma, pues
todo mito es fabulación, pero sí con el poder, en particular con la permanencia de los
seguidores de la Revolución Bolivariana en la Presidencia. Sólo desde el poder podrán fijar
el mito estableciendo rituales, como seguramente será la conmemoración de la vida y obra
de Hugo Chávez el día de su nacimiento o muerte y otras fechas del calendario
revolucionario, como el 4 de febrero. Deberán mantener lugares de memoria como desde el
15 de marzo será el antiguo Museo Militar, rebautizado Museo de la Revolución para
albergar los restos del fallecido Presidente. También deberán seguir sufragando los
innumerables documentales, películas y publicaciones que seguramente patrocinará el
Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Si la oposición en algún momento toma el
poder le corresponderá librar una enconada “batalla por la memoria” para borrar o bajarle el
perfil al mito, como tuvo que hacerlo la dictadura argentina que derrocó a Juan Domingo
Perón en 1955. Los militares tuvieron que renombrar las provincias y las calles porque
muchas aludían al Líder y a su esposa, recogieron las cartillas de lectura en las que los
niños aprendían a leer “Evita me ama” e incluso secuestraron el cadáver de Evita que se
encontraba en la sede de la Confederación General del Trabajo para enterrarlo
clandestinamente en Italia. Así que el cadáver de Chávez no es el primero que se pasea de
un lado a otro en las luchas por la memoria que son muchas de ellas las luchas del poder
por imponer sus ficciones.

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