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Características
Sencillez
Solidez y Materialidad
Los muros eran construidos con piedras debidamente talladas y pulimentadas, las que
unían con admirable precisión sin emplear ninguna argamasa que les sirviera como
mezcla o elemento de unión .Esta solidez ha hecho que los conjuntos arquitectónicos
permanezcan inalterables al paso del tiempo.
Emplearon la piedra en grandes bloques sin mucha necesidad de utilizar argamasa. Las
piedras, que eran gigantes, eran usadas de tal manera que encajaba una con otra. Un
ejemplo de esta arquitectura se encuentra en Sacsayhuaman, que es una fortaleza muy
grande con varios de estos bloques de piedra.
Simetría.
Las partes de sus construcciones eran iguales a partir de su eje. En planta, la simetría es
difícil de apreciar ya que los espacios están superpuestos, aunque suelen converger en
un ápice o en algunos casos, en una sala principal.
Monumentalidad
Por sus grandes proporciones. Las piedras, que eran muy grandes, ayudaban a que las
construcciones fueran también grandes, por lo que se puede encontrar varios sitios en la
ciudad del Cusco con monumentos de piedra bastante grandes. Tenía una adaptación a
la topografía y los accidentes geográficos de la zona. Los incas, querían demostrar que
ellos podían hacer lo que ellos quisieran con la piedra, por lo que hicieron una de sus
más grandes obras: la piedra de 12 ángulos. Materiales Muchos de los materiales
empleados en la construcción de la arquitectura inca no pertenecían exclusivamente al
Cuzco. por las fuentes etnohistóricas, se creía que muchas de las estructuras incas
contenían materiales totalmente foráneos.
MACHU PICCHU
Al parecer, fue el inca Wiracocha, octavo rey de Cuzco y no su hijo Pachacútec, quien
mando a construir este palacio. Este cerro poseía como principal función ser un espacio
de descanso con templos para el dios Sol y la diosa Luna y numerosas casas (Wasi) para
albergar a sus bellas mujeres (Aqllakuna), además de convertirse en un observatorio
astronómico gracias a su ubicación.
Pero no todo fue color de rosas para Wiracocha quien se ve obligado a huir, frente a una
invasión por parte del poderoso Estado Chanka, comandado por un ambicioso rey
llamado Uscovilca, ha esta ciudadela que según decían era considera la “pequeña
Cuzco” por su similitud con l capital inca.
Ante tanta cobardía, el hijo menor de Wiracocha, Cusi Yupanki, insta a su padre a que
se rinda frente al Estado Chanka pero este se niega a doblegar su voluntad. Siendo
consciente de la realidad como esclavo que les esperaría, Cusi forma un ejército, derrota
a Uscovilca tras una cruel batalla y decide entregar el botín de guerra a su padre quien
lo trata con mucho desprecio, no acepta su obsequio y además agrega que debería
dárselo a su sucesor, su hermano Urko.
Al enterarse del cruel homicidio llevado a cabo por su hijo, Wiracocha decide habitar en
su palacio para siempre rodeado de todo lo que precisaba para vivir. Hasta que el
Consejo Real diseña una idea que le permitiría a Cusi atraer a su padre: le dijeron a este
que su hijo lo “invitaba” para que observara personalmente la transformación que había
realizado en su principal ciudad.
LA MEDICINA INCA
Por otra parte, podemos deducir de las observaciones en grupos actuales, que aún
conservan remedios, conocimientos y procedimientos ancestrales que sobreviven en la
medicina popular de un modo más o menos parecido al que debió darse en época pre-
colonial. Gracias a todo esto podemos deducir que la medicina inca prehispánica
presentó las características fundamentales de la llamada medicina indígena, a base de
magia, empirismo, conocimiento profundo del alma y del cuerpo y prácticas quirúrgicas
de necesidad inmediata. Tanto la enfermedad como la muerte constituían para ellos
hechos que necesitaban una explicación divina o sobrenatural.
La mentalidad de los incas era de naturaleza mítica, pues considera espiritualizada toda
la naturaleza y el cosmos visible y sensible, sin que para ellos exista separación entre los
hechos naturales y los extra naturales, pues estos últimos se continúan, se completan,
confunden y conviven con los naturales . La religión y la magia presentan una
vinculación tan estrecha que es difícil establecer dónde termina una y comienza la otra.
Pero para los incas, la función primordial de la práctica de la magia fue la medicina.
Para los incas la enfermedad era determinada por una fuerza oculta que había extraído
del organismo el alma, o una parte de ella, es decir, la enfermedad era considerada por
ellos como el producto de un agente invisible e intangible concebido de diversas
maneras. Por ello su sistema de curación tenía dos objetivos principales: en primer lugar
alejar la causa del mal recurriendo a procedimientos mágicos, y, en segundo lugar,
combatir los síntomas por medio de ofrendas y remedios.
Para combatirlo era necesario aplicar remedios calientes y realizar diversos rituales y
actos para subir la temperatura tanto del individuo en cuestión como de la habitación en
la que se encontrase. De tal forma que los medicamentos poseían sus propiedades
térmicas y eran utilizados en función de las características de las enfermedades
siguiendo esta polaridad fundamental. Las enfermedades podían dividirse en dos
grandes grupos:
Los incas obtuvieron gran conocimiento en cuanto a metales, además del Oro, la plata,
el estaño y la Tumbaga que es la aleación de cobre y oro. El cobre fue uno de los
primeros metales trabajados por el hombre en el Tahuantinsuyo ya que sus minerales se
encuentra en estado casi puro.
Los objetos eran creados con fines ceremoniales o que también pueden ser utilizados
como joyas personales, también servía para identificar a las personas de alto rango.
Elaborando así vasijas, máscaras funerarias, brazaletes, orejeras, entre otros. También
fueron empleados para sustituir sus herramientas hechas de hueso, madera, y piedras,
por otras más resistentes hechas con metales de mayor dureza.
A martillo y fuego (martillado) : Para fabricar láminas los orfebres golpearon tejuelos
sobre lajas o yunques de piedra. Tenían martillos de distintas formas, peso, tamaño de
acuerdo con la aleación, la dimensión del objeto o la fase del trabajo. Al ser martillado,
el metal se torna quebradizo y tiende a fracturarse por lo que los orfebres debían
calentarlo al rojo vivo y enfriarlo sumergiéndolo en agua. Este proceso, el recocido, que
se repetía muchas veces, permitía seguir golpeando la lámina hasta obtener el grosor y
tamaño deseados.
El oro adoptaba las formas de modelos previamente labrados en madera, hueso o arcilla.
Las láminas repujadas eran unidas o ensambladas entre sí para producir volúmenes. El
modelo puede ser retirado o simplemente queda bajo el metal.
Los plateros (hombres dedicados al trabajo con los metales) eran muchos en el imperio,
pero no era ésta la razón por la que tuvieran que inventar más instrumentos para
trabajar; con las pocas herramientas que utilizaron pudieron hacer unas artesanías muy
bellas. No supieron sacar el hierro de las minas (en las cuales había un montón) pero sí
supieron aprovechar el oro y utilizar un material para cada cosa. El oro para sus adornos
y sus dioses, la plata para los espejos (los que pertenecían a las mujeres de sangre real
tenían un cuidado especial: se bruñían para sacarles brillo y verse mejor) para las
herramientas de los purics, y con el cobre hacían platos, vasijas, etcétera.
BIBLIOGRAFIA:
CIEZA DE León, P. de, 2005 – Crónica del Perú. El señorío de los Incas, Caracas:
Biblioteca Ayacucho.