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Arquitectura incaica

Se denomina arquitectura inca al estilo arquitectónico que estuvo vigente durante el


imperio inca, especialmente a partir del gobierno de Pachacutec Inca Yupanqui hasta la
conquista española

La arquitectura Incaica es la más importante de las arquitecturas precolombinas en


América del Sur. Los sabios constructores incaicos que esculpieron en piedra sus
mayores obras de arte edificaron eternas creaciones llenas de vida y profundo respeto
por el medio ambiente que los rodeaba y acogía. La capital del Imperio Inca, Cusco,
todavía contiene muchos buenos ejemplos de la arquitectura Inca, aunque muchos
muros de mampostería de Inca se han incorporado a las estructuras españolas
coloniales.

Características

Sencillez

Las construcciones incas carecen de adornos o decoraciones complicadas. El tallado,


escultura, altos o bajorrelieves no fueron utilizados de manera excesiva o decorativa.
Ésta austeridad se refleja también en la disposición de los ambientes dentro de los
templos, ambos o incluso dentro de la misma habitación del Inca gobernante. A pesar de
esta sencillez, las crónicas hispánicas hablan de un decorado especial en el Coricancha
en donde destacaban los relieves y esculturas en oro. Al parecer éste templo sería el
único que ostentaba este tipo de decoraciones.

Solidez y Materialidad

Los muros eran construidos con piedras debidamente talladas y pulimentadas, las que
unían con admirable precisión sin emplear ninguna argamasa que les sirviera como
mezcla o elemento de unión .Esta solidez ha hecho que los conjuntos arquitectónicos
permanezcan inalterables al paso del tiempo.

Emplearon la piedra en grandes bloques sin mucha necesidad de utilizar argamasa. Las
piedras, que eran gigantes, eran usadas de tal manera que encajaba una con otra. Un
ejemplo de esta arquitectura se encuentra en Sacsayhuaman, que es una fortaleza muy
grande con varios de estos bloques de piedra.

Simetría.

Las partes de sus construcciones eran iguales a partir de su eje. En planta, la simetría es
difícil de apreciar ya que los espacios están superpuestos, aunque suelen converger en
un ápice o en algunos casos, en una sala principal.

Monumentalidad

Por sus grandes proporciones. Las piedras, que eran muy grandes, ayudaban a que las
construcciones fueran también grandes, por lo que se puede encontrar varios sitios en la
ciudad del Cusco con monumentos de piedra bastante grandes. Tenía una adaptación a
la topografía y los accidentes geográficos de la zona. Los incas, querían demostrar que
ellos podían hacer lo que ellos quisieran con la piedra, por lo que hicieron una de sus
más grandes obras: la piedra de 12 ángulos. Materiales Muchos de los materiales
empleados en la construcción de la arquitectura inca no pertenecían exclusivamente al
Cuzco. por las fuentes etnohistóricas, se creía que muchas de las estructuras incas
contenían materiales totalmente foráneos.

MACHU PICCHU

Fue descubierto en 1911 por Hiram Bingham, un profesor norteamericano de historia,


gracias a los contactos con los pobladores de aquella región quienes lo guiaron hasta la
zona en cuestión. Su asombro fue sin igual. Por cierto, aunque se le atribuye haber
pertenecido al mencionado Pachacútec, los datos podría ser incorrectos y por ende su
historia seria otra.

Al parecer, fue el inca Wiracocha, octavo rey de Cuzco y no su hijo Pachacútec, quien
mando a construir este palacio. Este cerro poseía como principal función ser un espacio
de descanso con templos para el dios Sol y la diosa Luna y numerosas casas (Wasi) para
albergar a sus bellas mujeres (Aqllakuna), además de convertirse en un observatorio
astronómico gracias a su ubicación.

Pero no todo fue color de rosas para Wiracocha quien se ve obligado a huir, frente a una
invasión por parte del poderoso Estado Chanka, comandado por un ambicioso rey
llamado Uscovilca, ha esta ciudadela que según decían era considera la “pequeña
Cuzco” por su similitud con l capital inca.

Ante tanta cobardía, el hijo menor de Wiracocha, Cusi Yupanki, insta a su padre a que
se rinda frente al Estado Chanka pero este se niega a doblegar su voluntad. Siendo
consciente de la realidad como esclavo que les esperaría, Cusi forma un ejército, derrota
a Uscovilca tras una cruel batalla y decide entregar el botín de guerra a su padre quien
lo trata con mucho desprecio, no acepta su obsequio y además agrega que debería
dárselo a su sucesor, su hermano Urko.

Humillado, Cusi regresa a Cuzco a tomar el poder, a reconstruir la ciudad y a planear el


asesinato de su hermano, su principal rival, asesinato que se concretaría tiempo después.

Al enterarse del cruel homicidio llevado a cabo por su hijo, Wiracocha decide habitar en
su palacio para siempre rodeado de todo lo que precisaba para vivir. Hasta que el
Consejo Real diseña una idea que le permitiría a Cusi atraer a su padre: le dijeron a este
que su hijo lo “invitaba” para que observara personalmente la transformación que había
realizado en su principal ciudad.

Wiracocha accedió a la propuesta y partió para Cuzco donde quedó totalmente


asombrado por lo renovada ciudad que encontró, hasta el punto de nombrar a Cusi con
el apelativo de Pachacútec que significa el “Transformador del Mundo”. Cusi agradeció
el cumplido, pero rápidamente despojó a su padre de la corona se la colocó en la cabeza
y se autonombró rey haciendo que su padre se arrodillara ante él, bebiera cerveza de
maíz inmunda (chicha) luego lo mandó desterrado a vivir sus últimos y tristes años de
vida en su propia creación, convertida desde ese momento en una morada de soledad.

Tras la muerte de Wiracocha, Pachacútec ordena despoblar la ciudadela y abandonarla


para siempre. De esta manera, las ruinas de Machu Picchu se conservaron prácticamente
intactas hasta nuestros días pero bajo el conocimiento de muchos lugareños, en especial
de Agustín Lizárraga, quien no decidió revelar el secreto por temor a ser considerado
loco, hasta que Bingham apareció en escena y se apropió del hallazgo, llevándose
además un sinfín de piezas muy valiosas que el estado peruano aun continua tratando de
recuperar.

LA MEDICINA INCA

La medicina que practican las sociedades indígenas es la llamada “medicina mágica”,


donde hechicería, chamanismo y brujería ser mezclan. Esta medicina será el resultado
de la suma de diversos aspectos de la cultura inca tales como la religión, el arte, las
leyes, las supersticiones, etc. El caso inca es más complicado que otras religiones
andinas ya que la complejidad alcanzada gracias a su condición de imperio también se
veía reflejada en la medicina y las creencias religiosas.

Nuestros conocimientos sobre la medicina incaica en la época anterior a la conquista


son escasos debido a que carecían de tradición escrita autóctona. Lo que se sabe se ha
reconstruido sobre todo a partir de lo que relataron los cronistas, los cuales constituyen
la fuente de información más precisa y detallada de las prácticas médicas y los
especialistas rituales que las llevaban a cabo. También podemos rastrear en el tiempo
diversas enfermedades gracias al estudio de los restos óseos hallados (esqueletos o
huesos aislados) y los testimonios arqueológicos (instrumental médico, objetos
asociados a prácticas médicas y religiosas, etc.).

Por otra parte, podemos deducir de las observaciones en grupos actuales, que aún
conservan remedios, conocimientos y procedimientos ancestrales que sobreviven en la
medicina popular de un modo más o menos parecido al que debió darse en época pre-
colonial. Gracias a todo esto podemos deducir que la medicina inca prehispánica
presentó las características fundamentales de la llamada medicina indígena, a base de
magia, empirismo, conocimiento profundo del alma y del cuerpo y prácticas quirúrgicas
de necesidad inmediata. Tanto la enfermedad como la muerte constituían para ellos
hechos que necesitaban una explicación divina o sobrenatural.

La mentalidad de los incas era de naturaleza mítica, pues considera espiritualizada toda
la naturaleza y el cosmos visible y sensible, sin que para ellos exista separación entre los
hechos naturales y los extra naturales, pues estos últimos se continúan, se completan,
confunden y conviven con los naturales . La religión y la magia presentan una
vinculación tan estrecha que es difícil establecer dónde termina una y comienza la otra.
Pero para los incas, la función primordial de la práctica de la magia fue la medicina.

Para los incas la enfermedad era determinada por una fuerza oculta que había extraído
del organismo el alma, o una parte de ella, es decir, la enfermedad era considerada por
ellos como el producto de un agente invisible e intangible concebido de diversas
maneras. Por ello su sistema de curación tenía dos objetivos principales: en primer lugar
alejar la causa del mal recurriendo a procedimientos mágicos, y, en segundo lugar,
combatir los síntomas por medio de ofrendas y remedios.

Además, existían enfermedades comunes que estaban sujetas al clima8 siendo


habituales en las zonas frías los catarros, las afecciones pulmonares y reumatismos; y en
los parajes cálidos la enfermedad más común es la fiebre intermitente que se convierte
en epidemia al poco tiempo gracias al clima caluroso que facilita su propagación. A este
tipo de afecciones se les atribuía una causa sobrenatural derivada de la pérdida de calor.
La unidad dialéctica fundamental consistía en la polaridad frío-calor y en el registro de
sus cambios. Todo se clasificaba según su calor o su frío.

Para combatirlo era necesario aplicar remedios calientes y realizar diversos rituales y
actos para subir la temperatura tanto del individuo en cuestión como de la habitación en
la que se encontrase. De tal forma que los medicamentos poseían sus propiedades
térmicas y eran utilizados en función de las características de las enfermedades
siguiendo esta polaridad fundamental. Las enfermedades podían dividirse en dos
grandes grupos:

 Enfermedades producidas por acción de espíritus, huacas y causas sobrenaturales.


Podían actuar los espíritus por sí solos, sin necesidad de un especialista que llevase a
cabo la acción. Al afectar a la persona, se producían enfermedades variadas como la
captura de la sombra (alma humana)9 del individuo, que se traduce en problemas físicos
y psíquicos.

 Enfermedades producidas por los hombres. Producidas por operaciones mágicas


realizadas por un individuo que pretendía ejercer daño sobre otro con el fin de provocar
desórdenes orgánicos y psíquicos, enfermedades permanentes o mala suerte (pérdidas
económicas, familiares etc.). Las patologías incas eran amplias, desde fiebres a
reumatismo, pasando por la viruela en época colonial.

También estuvieron afectados de muchas enfermedades en el aparato respiratorio,


enfermedades de la piel, en el aparato urinario, diversas hemorragias internas y en el
aparato digestivo. Evidencias de ello han quedado constatadas en los huesos de los
cuerpos encontrados. Todos estos síntomas y males eran interpretados como un castigo
debido a una ofensa a una entidad tutelar al espíritu de un antepasado. El castigo se
realizaba mediante la extracción del alma o de una parte de ella lo que derivaba en una
enfermedad.
Metalurgia y orfebrería incaica

Los incas obtuvieron gran conocimiento en cuanto a metales, además del Oro, la plata,
el estaño y la Tumbaga que es la aleación de cobre y oro. El cobre fue uno de los
primeros metales trabajados por el hombre en el Tahuantinsuyo ya que sus minerales se
encuentra en estado casi puro.

La metalurgia hace referencia a las técnicas de extracción de metales contenidos en los


minerales. Mientras que la Orfebrería se encarga de hacer objetos artísticos con el oro,
la plata y otros metales preciosos. Realizaron la metalurgia dividiendo su trabajo en tres
fases distintas: La extracción del mineral, la fundición del mineral, y el trabajo de
metales; en cuanto a las herramientas que utilizaban para su elaboración eran
construidas por ellos mismos y contaban con un horno llamado ‹‹ Huayras ›› que en
quechua quiere decir “viento”.

Los objetos eran creados con fines ceremoniales o que también pueden ser utilizados
como joyas personales, también servía para identificar a las personas de alto rango.
Elaborando así vasijas, máscaras funerarias, brazaletes, orejeras, entre otros. También
fueron empleados para sustituir sus herramientas hechas de hueso, madera, y piedras,
por otras más resistentes hechas con metales de mayor dureza.

Entre sus principales técnicas para la Orfebrería se encontraba:

A martillo y fuego (martillado) : Para fabricar láminas los orfebres golpearon tejuelos
sobre lajas o yunques de piedra. Tenían martillos de distintas formas, peso, tamaño de
acuerdo con la aleación, la dimensión del objeto o la fase del trabajo. Al ser martillado,
el metal se torna quebradizo y tiende a fracturarse por lo que los orfebres debían
calentarlo al rojo vivo y enfriarlo sumergiéndolo en agua. Este proceso, el recocido, que
se repetía muchas veces, permitía seguir golpeando la lámina hasta obtener el grosor y
tamaño deseados.

Repujado y Calado: Se esbozaba con buriles los diseños decorativos en la cara


posterior de la lámina. Luego, con la ayuda de cinceles, repujadores y punzones,
presionaba y resaltaba el motivo por ambas superficies hasta obtener volúmenes,
mientras apoyaba el objeto sobre algún material blando o sobre formas talladas en
arcilla, madera o hueso. Los diseños con vacíos o calados se obtuvieron recortando las
láminas con la ayuda de cinceles metálicos y líticos.

El oro adoptaba las formas de modelos previamente labrados en madera, hueso o arcilla.
Las láminas repujadas eran unidas o ensambladas entre sí para producir volúmenes. El
modelo puede ser retirado o simplemente queda bajo el metal.

En cuanto a la cerámica también era utilizada con fines ceremoniales en el cual


predominaban diseños geométricos. La cerámica Inca por lo general, decoraba con
representaciones de cabezas de animales o animales completos en la parte superior de
las vasijas. Los colores favoritos para los cerámicas fueron el rojo, negro, blanco,
naranja y amarillo.
Los metales fueron fundidos en pequeños hornos de barro conocidos como huairas
(viento, en quechua), que eran los hornos de fundición del antiguo Perú. Según las
descripciones del siglo XVI, se trataba de un horno pequeño y portátil de barro con
forma de pirámide trunca. Medía 90 centímetros de alto, 45 de ancho y 30 de base. Al
pie del horno, a modo de contenedor, se recogía el metal fundido y la escoria. Su
combustión era con estiércol o carbón, y el fuego era avivado por el viento que
penetraba por los agujeros de sus paredes.

Los plateros (hombres dedicados al trabajo con los metales) eran muchos en el imperio,
pero no era ésta la razón por la que tuvieran que inventar más instrumentos para
trabajar; con las pocas herramientas que utilizaron pudieron hacer unas artesanías muy
bellas. No supieron sacar el hierro de las minas (en las cuales había un montón) pero sí
supieron aprovechar el oro y utilizar un material para cada cosa. El oro para sus adornos
y sus dioses, la plata para los espejos (los que pertenecían a las mujeres de sangre real
tenían un cuidado especial: se bruñían para sacarles brillo y verse mejor) para las
herramientas de los purics, y con el cobre hacían platos, vasijas, etcétera.
BIBLIOGRAFIA:

 ROSTWOROWSKI, María. Enciclopedia Temática: Incas

 GARCILASO DE LA VEGA, Inca. Comentarios Reales de los Incas (Carlos Araníbar


ed.). Lima-México-Madrid: Fondo de Cultura Económica,1991 (1609)

 FERNÁNDEZ, Fiz Antonio. Antropología, cultura y medicina indígena en América.


Buenos Aires: Conjunta, 1977

CIEZA DE León, P. de, 2005 – Crónica del Perú. El señorío de los Incas, Caracas:
Biblioteca Ayacucho.

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