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Los altavoces están integrados por un sistema electro mecánico acústico que se
encarga de transformar a partir del movimiento de una bobina móvil y las
vibraciones generadas en una membrana adherida a la misma, las señales
eléctricas en mecánicas y éstas a su vez en sonidos. El modelo básico del sistema
de radiación de un altavoz de diafragma se muestra en la siguiente figura.
La bobina móvil que integra el motor lineal del altavoz generalmente se construye
enrollando un alambre de aluminio o cobre, sobre un tubo cilíndrico de papel,
aluminio o plástico que va sujeto al imán. La combinación de estos elementos
genera características de comportamiento particulares para cada transductor.
En cuanto al imán del dispositivo se tiene que los materiales más utilizados en la
fabricación de los mismos son el Cobalto, el Alnico y el Ferrite, siendo este último
el más empleado en la construcción de altavoces.
En los altavoces al igual que en los micrófonos existen aspectos muy importantes
que enmarcan el comportamiento de cada dispositivo, la respuesta en frecuencia,
la potencia, la sensibilidad, directividad y demás variables asociadas a los mismos,
indican los aspectos básicos de desempeño de todo transductor de salida.
1. Su desplazamiento o excursión.
2. La transferencia de calor.
En este sentido, los dos primeros aspectos están directamente relacionados con el
tamaño y longitud de la bobina, el largo y el material del cilindro que la soporta y
finalmente las dimensiones de toda la estructura magnética (Ruffa, 2006: 26).
Unidad motora: Esta parte de la bocina está constituida por una bobina móvil, un
imán, un diafragma y una cubierta. La bobina móvil está sujeta a un tubo que
forma parte del circuito electromagnético donde se encuentra el imán y la cubierta
que soporta todo el sistema electro mecánico acústico. A su vez, el diafragma está
acoplado en la sección frontal del radiador entre la parte trasera de la bocina;
garganta, y la bobina móvil. Del mismo modo que en los altavoces de radiación
directa, la transformación de la energía eléctrica en mecánica y finalmente en
sonido, se hace a partir de la transmisión de corriente a través del campo
electromagnético generado entre el imán y la bobina móvil. Cuando se transforma
la señal eléctrica de audio en una señal mecánica, el diafragma se mueve en la
misma dirección en que lo hace la bobina móvil y esto da origen a la emisión de
sonido.
Ahora bien, el diseño de las bocinas está sujeto a parámetros como la distancia
entre la garganta y la boca, el área total de la sección y las dimensiones generales
de la misma. Con la modificación de estas variables lo que se busca es la
construcción de un dispositivo que sea capaz de emitir la mayor potencia acústica
posible, en función de un margen concreto de frecuencias, con la menor distorsión
posible de radiación.
Por otro lado los materiales de la bocina juegan un papel muy importante en el
comportamiento de la misma, ya que si las paredes de la bocina resuenan a una o
más frecuencias del espectro capaz de reproducir, se generan caídas en potencia
en las mismas frecuencias resonantes.
Las cajas acústicas son sistemas especialmente diseñados para mejorar las
características de radiación sonora, facilitar el transporte de los altavoces y
proteger los componentes electroacústicos que integran los mismos. Estas
estructuras también son llamadas bafles y están integradas en su forma más
básica por un altavoz de radiación directa o indirecta y una caja o superficie de
madera u otro material, que no permite que se mezclen las ondas generadas en
las zonas de compresión y descompresión que surgen tras el movimiento
constante del radiador de audio.
Cuando el cono del radiador se mueve hacia adelante comprime el aire que se
encuentra en frente del diafragma y descomprime el aire que se encuentra en la
parte posterior del mismo. Este fenómeno da lugar a lo que se conoce como dipolo
acústico y se evita a través de la aplicación de una caja acústica, un bafle o un
sonodeflector sobre un altavoz.
Ahora bien, existen varios tipos de cajas acústicas que varían según el diseño y
los elementos que integran la estructura general del bafle. Entre los sistemas más
importantes se encuentran el bafle infinito, el cerrado y el abierto o ventilado.
Caja acústica infinita: Los bafles de tipo infinitos son los más sencillos de todos y
se caracterizan por estar constituidos por una superficie de madera o cualquier
otro material acústico, donde se coloca el altavoz sobre el orificio creado en la
lámina especialmente para que el radiador pueda ser indexado a la estructura.
Un ejemplo práctico de este tipo de bafle es la instalación de un altavoz sobre un
costado de un guardarropa que irradia la señal acústica hacia la habitación
principal. Este modelo es uno de los sistemas de más difícil aplicación como
resultado de las limitantes que establece en relación a la gran cantidad de espacio
físico que se requiere para implementar el mismo.
Caja acústica cerrada: Los bafles cerrados son estructuras que encierran
completamente la sección interna del altavoz, aislando la zona de descompresión
de la de compresión. La parte interna de la caja acústica está revestida de un
material acústico especialmente diseñado para mejorar las propiedades de
radiación del gabinete en conjunto. Estos bafles son diseñados para trabajar
especialmente con radiadores de baja potencia y en un rango de frecuencias
relativamente alto. El material absorbente que se encuentra en el interior del
sonodeflector limita la respuesta del sistema en bajas frecuencias.
Las cajas acústicas cerradas son los modelos más empleados en la construcción
de parlantes para uso doméstico y de carácter general, por el contrario, son poco
utilizados para el refuerzo sonoro ya que no tienen un buen comportamiento en
bajas frecuencias.
Caja acústica ventilada: Los bafles ventilados son las estructuras más
empleadas en el diseño de gabinetes para la reproducción de señales de baja
frecuencia. A diferencia de las cajas acústicas cerradas, estos sistemas tienen un
orificio de ventilación por donde se expulsa el aire que se genera en la zona de
descompresión tras el movimiento constante del radiador o altavoz.
La onda que se genera en la parte posterior del radiador debe recorrer una
distancia igual a la mitad de la longitud de onda antes de salir por la boca del
orificio de ventilación, esto con el fin de que la fase de la señal radiada
directamente en el aire en la zona de compresión, sea la misma que la de la onda
interna generada en la zona de descompresión. Una de las limitaciones más
significativas de este tipo de sonodeflectores es que el cálculo de la distancia del
orificio de ventilación se hace para una frecuencia y longitud de onda determinada,
generando problemas de fase que pueden llevar hasta a la cancelación de
algunas componentes de la señal emitida por el radiador.
Las formas más utilizadas para distribuir la señal de audio a través de los sistemas
electroacústicos de difusión de sonido, el establecimiento de procesos de control y
la maximización en el uso de la potencia de los transductores y los amplificadores,
se agrupan en tres modelos básicos de instalaciones electroacústicas:
Ahora bien, el sistema general está integrado por un punto central de manejo de las
diferentes señales entrantes al sistema. En esta central de control no se manejan señales
de potencia pero si señales de bajo voltaje producidas directamente por los reproductores,
micrófonos y demás dispositivos de entrada. De igual forma, en este punto se efectúan
funciones que no requieren un incremento en potencia, funciones como el nivel de
volumen, avisos, asignación de canales y demás son las tareas más habituales del centro
de control general de la instalación.
Por otro lado, los factores que se deben tener en cuenta para realizar el diseño e
implementación de la instalación electroacústica de sonorización son diferentes a
los que se manejan en los espacios cerrados. Entre el conjunto de factores son
algunos de los más importantes los siguientes:
La ubicación de las columnas acústicas se debe hacer sobre un punto alto del
escenario con una leve inclinación que permita direccionar el campo de radiación
de la fuente sobre la superficie donde se encuentra ubicado el oyente.
Para explicar la manera como se realiza el cálculo del número de altavoces que
son necesarios para implementar una instalación electroacústica de sonorización
en un espacio cerrado, se recurren a los siguientes ejemplos.
1. Recinto con techo falso con una altura entre 2.5 y 4m: Para iniciar el
cálculo del número de transductores de salida necesarios para la
instalación, se debe recurrír a la norma NTE.IAM de megafonía para
establecer dos criterios básicos de diseño. El primero plantea el número de
altavoces y la distancia media que debe haber entre ellos dependiendo de
la altura del local y la calidad que se busca implementar. La siguiente tabla
relaciona estos aspectos (NTE.IAM.1977).
Las instalaciones de sonido en vivo en su forma más básica están constituidas por
un micrófono, una mesa de mezcla, un par de altavoces, un amplificador y su
respectivo cableado.
Ahora bien, los sistemas de sonido en vivo aumentan su grado de complejidad a medida
que se instalan y adhieren más dispositivos de transducción, amplificación, manipulación
y procesamiento de señal de audio a la instalación en general.
Las instalaciones de sonido en vivo están integradas por cinco subsistemas generales:
1. Amplificación. Este subsistema integra todos los elementos relacionados con la etapa
de potencia del sistema general. Aquí se realizan los cálculos de impedancia y de
potencia de salida necesarios para poder conectar y enviar señal amplificada al complejo
de altavoces acuñados en la instalación en su conjunto. También se tienen en cuenta
aspectos inherentes al suministro de energía y el manejo del cableado eléctrico que
puede generar algún tipo de interferencia eléctrica sobre la señal de audio circulante por
todo el sistema.
2. Captura, ruteo y Mezcla. En este subsistema se acuñan el conjunto de dispositivos de
audio especialmente dispuestos para la captura de señal acústica, micrófonos, el ruteo de
la señal eléctrica antes de ser amplificada y la mezcla de todos los canales de captura
instalados en el escenario.
Los sistemas de sondo en vivo están compuestos por una gran cantidad de
dispositivos electroacústicos que se conectan en función de las necesidades de la
puesta en escena. En grandes eventos, los sistemas de sonido por lo general se
implementan para reproducir el sonido a más de dos vías: bajos, medios y altos,
además de contar con los subsistemas de sonido mencionados en la lección
anterior; de amplificación, de captura, de ruteo y mezcla de procesos, de
monitoreo y finalmente de PA.