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CULTURAS QUE ABARCARON EL DEPARTAMENTO DE ANCASH

CHAVIN

Esta revolución social, cultural y política se origina hacia el año 2,000 a. C.


Así las aldeas donde viven estos sacerdotes que poseen mayores conocimientos y dioses
más poderosos, crecen en poderío y riqueza.
Establecen con un gran templo lítico su centro de poder teocrático en el corazón de los
Andes, en la margen izquierda del río Mosna, en su intersección con el río Huachegsa, en
el paraje denominado Chavín, actual provincia de Huari, en el departamento de Ancash.
Esta estratégica ubicación, les permite establecer un gran centro de intercambio de
productos y bienes entre la costa, la sierra y la selva, Chavín se convierte en un gran
templo, donde a manera de Roma o Jerusalén confluyen los habitantes de toda una vasta
región de los andes.
De esta manera, el Imperio Chavín se constituye en el primer gran horizonte cultural pan-
peruano, que abarca una vasta región de los Andes.
LA CULTURA RECUAY
Surge entonces la llamada Cultura Recuay que se localiza en un ámbito más reducido y
que se prolonga hasta el siglo VIII d.C. y deja como muestra de su paso las litoesculturas
que se aprecian en el Museo de la Ciudad de Huaraz, el repositorio en su especialidad
más importante de América. Esos monolitos representan en su mayoría guerreros armados
de mazas y escudos, portando como trofeos, las cabezas de sus enemigos.
Los artistas de la Cultura Recuay elaboran también finos ceramios de arcilla blanca,
trabajaron los campos y comercializaron productos mediante recuas de llamas, entre la
sierra y la costa.
LOS PEQUEÑOS REINOS Y SEÑORIOS
Entre el siglo XIII y el año de 1460, las grandes culturas se dispersan en pequeños reinos
o señoríos, con régulos que gobierna pequeños territorios, entre ellos se pueden
mencionar a los Pincos, los Piscobambas, los Huallas o Huaylas, estos últimos se asientan
a orillas del Río Grande, posteriormente llamado Santa.

Estos reinos no han dejado señales importantes de su paso en cultura o desarrollo, salvo
los Huaylas que salen de la prehistoria de la mano de los conquistadores españoles,
mediante una de las primeras experiencias de mestizaje entre América y Europa, cuando
el último emperador del Tahuantinsuyo, el Inca Atahuallpa entrega a su hermana Quispe
Sisa al conquistador Francisco Pizarro como esposa o compañera.
CULTURA CHAVÍN
Cabeza clava
Ubicado a 3.185 msnm, y a sólo 3 horas de la ciudad de Huaraz, el centro mágico-
religioso de Chavín fue construido aproximadamente en el año 327 a.C. Sus muros son
de piedra y sus estructuras piramidales, lo que ha generado controversia respecto a la
función que habría tenido el edificio: ¿un templo?, ¿una fortaleza? Los lugareños suelen
referirse al lugar como "el Castillo".
La construcción presenta una compleja red de caminos y túneles de piedra únicamente
iluminados por haces de luz que penetran a través de ductos estratégicamente dispuestos.
En su interior aún pueden apreciarse el "Lanzón Monolítico" piedra tallada de cinco
metros de alto en la que se observan feroces divinidades y monstruosas figuras
antropomorfas, o las "Cabezas Clavas", suerte de centinelas enclavados en las murallas
del castillo. Chavín fue una de las primeras culturas americanas, coetánea de los Olmecas,
en México. Es notable el nivel de desarrollo que alcanzaron en agricultura, arquitectura y
cerámica, así como en su capacidad administrativa, lo que le permitió dominar gran parte
del norte y el centro del Perú. Quizás en eso radicara la importancia del castillo de Chavín
de Huantar: en su ubicación estratégica como punto de contacto entre costa, sierra y selva.
Para nosotros, sin embargo, los monumentales restos descubiertos en 1919 por el
arqueólogo peruano Julio C. Tello, tienen el valor de ser una parte imprescindible de
nuestra cultura.
1 Ubicación Geográfica
2 Ámbito de Influencia Cultural
3 Estudios Realizados
4 Sociedad y Economía
5 Agricultura
6 Cerámica
7 Chavín de Huántar
o 7.1 El Arte en piedra
o 7.2 El Templo Viejo
o 7.3 El Templo Nuevo
8 Metalúrgia
9 Religión
o 9.1 Los Sacerdotes
10 El Hombre Chavín
11 Rerefencias
Ubicación Geográfica
Chavín se encuentra ubicado en Ancash, Perú; en el inicio de un estrecho callejón,
formado
por el río Pukcha o Mosna, el que se forma con los deshielos de la Cordillera Blanca y
conduce sus aguas hacia el río Marañón, donde nace el Amazonas. Está pues en el corazón
mismo de los Andes, a 3180 ms. sobre el nivel del mar, formando parte del llamado
Callejón de Conchucos, que corre de sur a norte, paralelo al Callejón de Huaylas, formado
por el río Santa que también se nutre de las aguas de la Cordillera Blanca, pero que por
estar al occidente desagua en el océano Pacífico. Dos cadenas montañosas separan a
Chavín
del mar -las cordilleras Blanca y Negra- y dos otras cadenas lo separan de la selva
amazónica: la central que se levanta entre las cuencas del Marañón y el Huallaga, y la
oriental, que establece la separación de aguas entre el Huallaga y el Ucayali. Esta
situación
geográfica crea serias dificultades de comunicación entre las poblaciones allí asentadas,
cuya proximidad relativa está mediada por la altitud y la irregularidad de la tierra. Eso
crea
una difícil condición de vecinos distantes. Chavín, está en un punto crucial de conexión
este-oeste y norte-sur de un extenso territorio. Es una suerte de "nudo de caminos" de una
región que cubre la costa y la sierra de Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Ancash,
Huánuco y Lima. Desde Chavín, además, se puede llegar a la floresta amazónica
siguiendo
el curso del Marañón. Según Antonio Raimondi (1873: 205), en el s. XIX mantenía la
exportación de maíz a Huaraz y Huamalíes (Huánuco) y de harina de trigo hacia Huánuco
y
Cerro de Pasco, del mismo modo como gente de la costa iba todos los años para adquirir
ganado. Señala también que hay oro en el distrito de Uco, cerca de la desembocadura en
el
Marañón. Chavín está sobre una terraza aluvial asociada a un río mayor -el Pukcha- que
baja desde el sur, y un tributario -el Wacheqsa- que baja abruptamente desde la Cordillera
Blanca, en cuyos estribos orientales está el sitio.
Ámbito de Influencia Cultural
Durante los siglos X-IV a.C. que es la época de mayor florecimiento de Chavín, no hay
indicios de existencia de una organización política de tipo estatal. Cuando se comenzó a
conocer el área de dispersión que tenían los rasgos atribuidos a Chavín, Julio C. Tello se
inclinó a pensar que era una civilización expansiva; en cambio Rebeca Carrión Cachot y
otros estudiosos, creyeron ver indicios de un Imperio Megalítico o algo semejante. En
efecto, el área que cubrían los restos que en ese tiempo se atribuían a Chavín, era inmensa.
Con el tiempo, el conocimiento adquirido ha permitido reducir el ámbito de influencia
Chavín y está precisando cada vez mejor la naturaleza de tal influencia.
Una primera conclusión es que no se trata de una expansión de Chavín y que su influencia
se debe más bien a contactos entre Chavín y los territorios donde aparecen vestigios
"chavinoides", derivados de una relación de intercambio de bienes y servicios, donde la
oferta de Chavín parece haber sido la de brindar "oráculos". Eso se concilia con la
evidencia que hay en Chavín de Huántar, de ofrendas que procedían de un ámbito que
incluye Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Ancash, Lima y Huánuco, con eventuales
materiales que, al parecer, provenían de las costas del Guayas y de Ica, Huancavelica y
Ayacucho.
En todos esos territorios se encuentran, además, indicios del contacto con Chavín, que se
expresa, en los mejor conocidos, en una época en la que se produjo una suerte de "moda"
chavinense, que se expresa en el hecho de que el arte local es alterado por la inserción de
una serie de motivos y personajes que tienen una madura representación en Chavín
mismo.
Eso ocurre, en casi todas partes, entre los años 800 y 500 a.C. Desde luego, antes de esa
época, durante más de un milenio, los pueblos de ese territorio habían desarrollado sus
propias maneras de hacer las cosas, en una larga etapa Formativa, conocida como "inicial"
y aun antes, durante el período Arcaico.
El grado de impacto de la influencia chavinense fue muy diverso. Nada indica que
"exportaran" sus divinidades propias; en cambio sí sus temas sacralizantes, como la forma
de las bocas, las bocas agnáticas, los ojos excéntricos, las garras, las cabezas de serpientes
y, sobre todo, los colmillos. Los estilos contemporáneos, como los de Jequetepeque,
Cupisnique, Huacaloma, Kuntur Wasi, Ancón y Paracas, tomaron mucho de esta "moda",
que incluye usos y formas del espacio arquitectónico y el traslado multidireccional de
diversas tecnologías. Pero, mantuvieron siem
Los primeros visitantes que dejaron escritas sus impresiones sobre este sitio arqueológico
fuero los funcionarios estatales españoles que luego de la conquista del Perú en 1532
realizaron "visitas" y "tasas" a los nuevos territorios ocupados o de los "extirpadores de
idolatrías", sacerdotes católicos encargados de reprimir y "extirpar" cualquier tipo de
culto
o adoración que no sea cristiano. El informe escrito por Antonio Vázques de Espinoza, y
cuya cita inicia este texto, es un ejemplo de esas primeras noticias. Esto ocurrió hasta
mediados del siglo XVII. El interés sobre Chavín se reaviva siglos después, pero con otras
intenciones, la de los viajeros y aventureros del siglo XIX que recorrieron el mundo
relatando en libros de viajes sus impresiones sobre (para ellos) tierras exóticas. Muchos
de
estos viajeros traen aires científicos y a ellos les debemos las primeras descripciones
modernas de Chavín. Ejemplo de ello son Charles Wiener (1880) o Ernest Middeendorf
(1893 - 1895). A principios del siglo XX era poco lo que se sabía sobre el pasado más
remoto del Perú. Julio C. Tello, el padre de la arqueología peruana llega a Chavín de
Huántar en 1919 y rápidamente se da cuenta de su gran importancia y la considera como
la
más antigua, centro y origen de toda la cultura peruana. Esta cultura, que para Tello, en
su
época, fue el origen de todas las demás culturas se llama Chavín, al igual que este sitio
arqueológico, su centro principal. Al transcurrir el siglo XX la arqueología encontró otros
sitios arqueológicos más antiguos que son considerados como los orígenes de Chavín.
Pese
a no ser el más antiguo, sin embargo Chavín de Huántar es considerado como la primera
cultura que unificó los andes peruanos durante el período histórico llamado "Horizonte
Temprano". Sin embargo ya desde esa época el sino de Chavín también a estado marcado
por la política contemporánea del Perú. Ya en su época, la teoría de Tello de "Chavín
como
cultura matriz de la civilización andina" que le daba a la cultura peruana un origen
amazónico y una supremacía serrana (desde Chavín) sobre la costa estaba opuesta a la
teoría de Rafael Larco Hoyle (contemporáneo de Tello) quien sostenía que Chavín era un
sitio menor subsidiario de la cultura Cupisnique, cuyo centro geográfico fue los valles de
Moche y Chicama (lugar de las principales investigaciones de Larco) en la costa norte del
Perú y por tanto había (ya desde esa época) una mayor importancia de la costa sobre la
sierra. Aunque sus protagonistas iniciales hace tiempo ya no están, esta discusión aún no
ha
concluido.
Sociedad y Economía
Fue una sociedad teocrática, cerrada; adoraron al dios jaguar y sus ceramicas y esculturas,
tienen rasgos felínicos. Puede decirse que en la evolución de esta sociedad de la
comunidad
aldeana, aún convivieron hombres del ande que se dedicaban a: Actividades Primarias:
recolección, caza o pesca Actividades Nuevas (especializadas): agricultura, ganadería,
alfarería, textilería, orfebrería, arquitectura, escultura, pintura y otras artes. Los más
hábiles
se destacaron, se hicieron categorizar por la comunidad y terminaron convirtiéndose en
líderes, jefes, autoridades. Estos líderes forzaron a la comunidad a producir más y mejor
y
terminaron imponiéndose a las demás, mediante el intercambio; los que tuvieron éxito,
construyeron grandes edificaciones en honor a sus dioses. El principal motivo del
progreso
de Chavín de Huántar, fue que se convirtió en la agricultura más moderna y productiva e
innovadora de su época y dentro de esa agricultura, el maíz conocido en el idioma
Quechua
como SARA O ARA y el choclo ó maíz tierno conocido como HUANSA, ocuparon el
sitio
principal conjuntamente con sus derivados, entre ellos la chicha de jora, que se convirtió
en
su fuente de riqueza y dominio. Parece ser que el trueque fue la modalidad de pago del
maíz. Este trueque se generalizó y fue la modalidad imperante en sus transacciones, desde
Chavín de Huántar hasta el Imperio Incas. La sociedad Chavín fue teocrática y el rey
sacerdote era el representante de la casta gobernante. Esta casta gobernante formó el
primer
Estado del Ande. Esta casta sacerdotal, eran especialistas y grandes técnicos agrícolas
hidráulicos. Entre sus logros, hay manufactura de gran calidad en la arquitectura,
agricultura, hidráulica, cerámica y orfebrería, entre otros. Es cierto que estas sociedades,
ya
sea para mantener la hegemonía de la que gozaban o para proteger su “modus vivendi”,
debieron mantener un ejército capaz de garantizar las condiciones de desarrollo
indispensables para su expansión y dominio y para mantener el “statu quo” de la época.
La
decadencia de Chavín de Huántar, parece ser que se debió más a estancamiento del
desarrollo que a intervención militar de otras culturas; es decir, se “agotó como cultura”,
siendo superada por otras culturas “más frescas”.
Agricultura
Los habitantes de Chavín tenían una agricultura bastante desarrollada. Cultivaban el maíz
-
que constituía su fuente principal de alimento-, la calabaza, las habas, la papa y el maní.
Los habitantes del sector de la costa se mantenían sobre todo de la pesca. Construían sus
hogares de adobe o piedra, con el techo de paja, y las instalaban cerca de los ríos, para
facilitar el riego de sus siembras. Los muertos eran enterrados en el desierto, en el fondo
de
fosas profundas. Les acompañaban distintas ofrendas funerarias, como vasos de cerámica,
instrumentos de trabajo y algunos alimentos, tales como habas y espigas de maíz. El
principal motivo del progreso de Chavín de Huántar, fue que se convirtió en la agricultura
más moderna y productiva e innovadora de su época y dentro de esa agricultura, el maíz
conocido en el idioma Quechua como SARA O ARA y el choclo ó maíz tierno conocido
como HUANSA, ocuparon el sitio principal conjuntamente con sus derivados, entre ellos
la
chicha de jora, que se convirtió en su fuente de riqueza y dominio. Parece ser que el
trueque
fue la modalidad de pago del maíz. Este trueque se generalizó y fue la modalidad
imperante
en sus transacciones, desde Chavín de Huántar hasta el Imperio Incas.
Cerámica
En 1919 y 1924, durante sus visitas a Chavín, Julio C. Tello halló algunos fragmentos de
cerámica con rasgos determinados. Al haber definido a Chavín como una época de la
historia del Perú, identificó su cerámica como negra, oscura y decorada con incisiones y
diseños en relieve. Cuando descubrió que ésta se parecía a la que Max Uhle había hallado
en Supe y en Ancón, atribuida a los llamados "pescadores primitivos", y a la que se había
hallado en el valle de Chicama, cuyas piezas mostraban íconos parecidos a los de las
litoesculturas chavinenses, Tello caracterizó a Chavín como la época más antigua de la
cultura peruana, cuyo centro estaba ubicado en una zona de sierra próxima al río Marañón:
Chavín de Huántar. Luego de la década de 1920 comenzaron a aparecer evidencias de
cerámica oscura e incisa en otros lugares de la costa y la sierra del Perú, que fue
denominada erróneamente Chavín o chavinoide. Este hecho generó una gran confusión,
pues, como se reveló durante la segunda mitad del siglo XX, esta cerámica en realidad se
había producido a lo largo de muchos siglos y no había estado necesariamente ligada a
Chavín. En la selva del río Ucayali (Tutishca
ocupación con los rasgos propios del estilo Chavín relacionada al Horizonte Temprano y
otra anterior de larga permanencia, que se ubica en la etapa Inicial, llamada también
Formativo Inferior. En cuanto a términos de espacio, el afinamiento de los estudios
realizados en base a la cerámica ha permitido distinguir diferencias regionales y locales
significativas y segregar áreas en las que es reconocible alguna o ninguna vinculación con
Chavín. El primero en reconocer esto fue Rafael Larco Herrera, quien reclamó la
necesidad
de distinguir el estilo Cupisnique -la cerámica del valle de Chicama que Tello reconocía
como "Chavín clásico"- del estilo Chavín. Las investigaciones posteriores fueron dándole
la
razón a Larco, restringiéndose de esta manera la esfera de influencia de Chavín a los
territorios de Ancash, Huánuco y Lima. Por otro lado, en las regiones de Cajamarca,
Lambayeque y Jequetepeque se desarrolló una cerámica similar en algunos aspectos a la
de
Cupisnique, mientras que en Ica se iba desarrollando la cerámica Paracas, emparentada
de
alguna manera con la de la sierra de Huancavelica y Ayacucho y la de Chavín. En
Apurímac, Cusco y el lago Titicaca las evidencias dan cuenta de una cerámica con rasgos
propios claramente diferenciados. De este modo, la cerámica ligada a las litoesculturas
que
definen el estilo Chavín quedó restringida a la región centro-norte del Perú y a un período
de esplendor que puede fecharse entre los siglos X y IV a. C. Es a esa época, al siglo IX,
a
la que pertenecen las hermosas piezas encontradas en la Galería de las Ofrendas, donde
las
modalidades Dragoniana, Qotopukyo y Floral tuvieron tan magnífica presencia. Todavía
están por descubrirse las varias fases que tuvo la historia de estas modalidades del estilo
Chavín, pues todo nos hace pensar que se trata de cerámica que no representa más que
los
usos y gustos de una o dos generaciones de alfareros. También está en proceso de
investigación la procedencia de estas modalidades y de las demás representadas en la
galería, donde sin duda se reunieron ofrendas de artesanos de las tierras de Cupisnique,
Cajamarca, Huánuco y la costa central. Las distintas técnicas que se usaron para hacer
vasijas con las mismas formas nos llevan a inferir que se trataba de alfareros que tenían
tradiciones, expresiones artísticas y arcillas diferentes y que había distintos centros de
producción que, además, cubrían un "mercado" de consumo diverso, de carácter local o
regional.
Chavín de Huántar
El aspecto actual que presenta Chavín de Huantar es el resultado de una larga historia de
construcciones y remodelaciones mientras estuvo en uso, y de reutilizaciones y
destrucción
desde que fue abandonado, alrededor del año 200 a.C.. Para su mejor entendimiento y
reconocimiento se han nombrado individualmente a las varias pirámides, plazas, portadas
y
escalinatas que forman parte de este sitio arqueológico y que, como ya se dijo, no fueron
usadas todas en un mismo momento. La imagen que se puede ver a continuación ilustra
la
ubicación de cada uno de los sectores y edificios que en la actualidad se pueden ver en
Chavín de Huántar.
El Arte en piedra
Estela de Raimondi
A todos los visitantes y estudiosos de este sitio les ha admirado la gran cantidad y belleza
de figuras labradas en piedra que adornan los diversos espacios de este maravilloso
templo.
Las características de éstas representaciones son singulares para este sitio y su época (el
Horizonte Temprano, entre el 800 a.C. al 200 d.C.) y en base a ellas (las piedras labradas)
se ha caracterizado al arte de la cultura Chavín. Uno de los primeros y más importantes
estudiosos del arte Chavín fue el arqueólogo norteamericano John H. Rowe quien analizó
las principales esculturas de este sitio identificando sus principales características las que
comparó con la secuencia alfarera del estilo Paracas en el valle de Ica (contemporáneo
con
Chavín en la costa sur del Perú), desarrollando una secuencia cronológica de este arte que
dividió en cuatro fases que nombró como: AB, C, D y EF. Rowe nos dice que el arte
Chavín es fundamentalmente representativo y recargado de convenciones que rigen este
estilo, los que fueron muy respetados por quienes ejecutaron este arte pues lo cumplieron
a
cabalidad y no se apartaron de sus normas. Las principales convenciones fueron: la
simetría, la repetición, el módulo de anchura y la simplificación de motivos a
combinaciones de líneas rectas, curvas y volutas (Rowe 1972). Otra de las características
principales es la representación de ojos redondos, saltones con las pupilas desorbitadas
(excéntricas) y el uso de grandes colmillos. Las representaciones más frecuentes son de
aves (como águilas y halcones), felinos y serpientes con atributos humanos y viceversa.
En
Chavín de Huántar podemos apreciar, en la actualidad muchos ejemplos del arte de
labrado
en piedra en piezas únicas que hoy llamamos Estela Raimondi, Obelisco Tello, Lanzón
Monolítico, La Medusa y otras como la Cornisa de las Falcónidas, las columnas de la
portada principal del Templo Nuevo, las piedras grabadas de la Plaza Circular Hundida y
las "Cabezas Clavas", esculturas de cabezas humanas con atributos divinos que estuvieron
clavadas a modo de cornisa en el Templo Nuevo.
El Templo Viejo
Chavín no fue construida en un solo momento. Tiene una larga historia de ampliaciones
y
remodelaciones. La pirámide más antigua es la llamada Templo Viejo (850 a.C.) y
albergó
en su interior al oráculo principal de esa época: El "dios Sonriente", representado en la
escultura llamada Lanzón Monolítico. Al Templo Viejo lo forman 3 pirámides que juntas
y
vistas desde el aire forman una letra "U". Este estilo de diseñar templos tuvo su origen
siglos antes en la costa del Perú, en sitios como La Florida y Garagay en el valle del
Rímac
o Huaca de Los Reyes en el valle de Moche. Cada una de las partes que forman el Templo
Viejo tuvo una función dentro de las ceremonias que se celebraron allí. La Pirámide
Central
del Templo Viejo fue construida con muros de piedra labrada unidas con barro. Los
espacios interiores fueron rellenados con tierra y piedras sin trabajar. Al interior de esta
pirámide se construyeron pasadizos estrechos que se asemejan a pasajes subterráneos, por
eso se les han llamado "galerías". En el Templo Viejo la más importante es la "Galería
del
Lanzón", donde está el ídolo llamado "Lanzón Monolítico", uno de los principales íconos
para los Chavín. En esta piedra está tallada la imagen del dios del mundo de abajo,
también
llamado "El dios Sonriente", responsable de la fecundidad de la tierra y de las estaciones
del año. La manera en que fue dibujado "El dios Sonriente" caracteriza al arte de los
Chavín. Ubicada entre los brazos del Templo Viejo, los Chavín construyeron una plaza
de
forma circular, por debajo del nivel del suelo, hundida, en oposición a la Pirámide
Principal, que está elevada, por encima del nivel del suelo. Al centro de esta plaza estuvo
clavado el otro ídolo principal para los Chavín, el "Obelisco Tello" (Makowski 1997). La
Plaza Circular Hundida tiene dos escalinatas, ubicadas en lados opuestos, por los que se
puede acceder a su interior. Las paredes estuvieron enchapadas con piedras finamente
pulidas y decoradas con imágenes de seres míticos. Estas imágenes talladas sobre las
piedras que cubren la pared de la Plaza Circular Hundida representan una procesión de
seres míticos caminando hacia la escalinata que conduce a la Pirámide Principal, donde
está
el Lanzón. Debajo de ellos hay otra procesión tallada en piedra, pero de felinos, quienes
siguen la misma dirección que los seres míticos. El Obelisco Tello es otra de las
principales
esculturas representativas del arte de esta cultura pues representa una metáfora del
universo
tal como lo entendían los Chavín. Fue descubierto por el agricultor Don Trinidad en 1908.
Años después es estudiado por el arqueólogo Julio C. Tello de quien tomó su nombre.
Sobre las cuatro caras de este obelisco están tallados los dibujos de 2 lagartos: macho y
hembra, quienes habitan cada cual en una mitad del universo. Ellos expresan su poder en
la
tierra a través de mensajeros, como el jaguar o el águila. A un lado de la Plaza Circular
Hundida está la Galería de las Ofrendas que es un largo pasadizo subterráneo con 9
recintos
en uno de sus lados en donde se depositaron, sobre el suelo, gran cantidad de vasijas rotas
de cerámica mezcladas con restos de animales como ofrenda. En el lado opuesto de la
Plaza
Circular Hundida está la Galería de las Caracolas, en cuyo interior se depositaron,
principalmente, caparazones de grandes caracoles (de la especie Strombus sp.), algunos
de
ellos bellamente decorados. El "Templo Viejo" fue diseñado pensando como una
representación simbólica del universo Chavín (Makowski 1997). Está dividido en 2 por
una
línea imaginaria que va del "Lanzón" al "Obelisco Tello" dividiendo todo el conjunto en
partes iguales. En el diseño del Templo Viejo los brazos laterales representan a las dos
fuerzas, opuestas y complementarias, que gobernaron el cosmos es esa era. El espacio
entre
los brazos, donde están la Pirámide Central y la Plaza Circular Hundida, representa el
mundo en el que vivimos y donde las dichas 2 fuerzas cósmicas interactúan (Makowski
1997). Al interior de la Pirámide Principal del Templo Viejo la galería principal (la
Galería
del Lanzón) tiene forma de cruz y divide simbólicamente en 4 a este edificio. En el centro
de dicha cruz esta clavado el Lanzón, simbolizando ser el centro, el eje sobre el que gira
el
universo (Makowski 1997). La línea imaginaria que divide en partes iguales al Templo
Viejo también divide a la Plaza Circular Hundida. En cada una de las mitades hay 56
imágenes talladas en piedra ordenadas en 2 filas, como ya se dijo, las que parecen desfilar
desde una escalera a la otra en dirección a la Pirámide Principal. Para Richard L. Burguer,
arqueólogo estudioso de Chavín durante esta época se construyó un puente sobre el río
Wachecsa y una muralla que controlaba el ingreso desde la parte baja del valle. Los
pobladores de Chavín estaban divididos en dos, unos, alrededor del Templo Viejo y los
otros, al otro lado del puente.
El Templo Nuevo
Al Brazo Derecho del Templo Viejo se le construyó una ampliación. Había un cambio en
marcha. Para el año 390 antes de Cristo (aproximadamente) los cambios en Chavín son
totales, se construye un nuevo templo, llamado "Templo Nuevo", al costado del anterior,
el
"Templo Viejo".. Aunque el "Templo Nuevo" se diferencia en varios aspectos del
"Templo
Viejo", comparten la forma en "U" del templo y la misma orientación geográfica. La
Pirámide Central del Templo Nuevo tiene forma de cubo, con muros de piedra y
dimensiones que impresionan al visitante (aproximadamente 70 metros por lado y 10
metros de altura) por ello se le conoce con el apelativo de "El Castillo". En su
construcción
se usaron piedras de origen exótico como el granito blanco o la caliza negra a las que
pulieron prolijamente y les dieron forma rectangular. Al interior de la Pirámide Central
está
la mayor cantidad de galerías que se han encontrado en este sitio. Cada una de ellas tiene
su
propio lugar de ingreso. Aún no se conoce la función exacta que tuvieron. Al centro de la
Pirámide Central, contra la fachada principal, está La Portada que en su singular diseño
no
conduce al interior del edificio, sino que mediante escaleras laterales lleva a la cima del
mismo. Dicho portal está formado, principalmente por 2 columnas y un dintel sobre los
que
se han tallado las imágenes emblemáticas del panteón Chavín. La Plaza Cuadrangular
Hundida, ubicada frente a la pirámide principal, guarda una exacta alineación con la
portada del Templo Nuevo. Cuatro escalinatas (una por cada lado) comunican el exterior
con el interior. Los cuatro muros laterales están enchapados con hileras de bloques de
piedra pulidas. Sobre uno de esos bloques se ha tallado la imagen de un ser mítico llamado
por los arqueólogos de la actualidad como la "medusa", pero en realidad es la
representación de la época del Templo Nuevo del mismo ser mítico esculpido en el
Lanzón
del Templo Viejo. Las "Cabezas Clavas" son unas esculturas de piedra que representan
cabezas humanas pero con atributos de los dioses Chavín que originalmente estuvieron
clavadas en la parte alta del muro exterior del Templo Nuevo. Hoy en día solo queda una
de
ellas en su ubicación original. La Estela Raimondi es un gran bloque de piedra que tiene
en
una de sus caras tallada a la representación de la divinidad principal de los Chavín en la
época del Templo Nuevo. Fue encontrada por el sabio italiano Antonio Raimondi, a
mediados del siglo XIX en casa de Timoteo Espinoza, un campesino de la zona. Esta
escultura representa al llamado Dios de los Báculos, el que es el centro de todo, sobre
quien
gira el universo. A partir de esta época el "dios de los Báculos" será representado en
diferentes épocas y lugares por más de 2000 años.. Durante la época del Templo Nuevo
el
"eje ceremonial" conserva su antigua orientación, pero unos metros hacia el sur
dividiendo,
también, al nuevo templo en partes iguales. Uno de los lugares donde es más notoria esta
dualidad es en la portada de la Pirámide Principal del Templo Nuevo. En la época del
Templo Nuevo, la huaca de Chavín fue el centro del mundo conocido, recibiendo
peregrinos de los lugares más alejados del antiguo Perú.
Metalúrgia
Chavín representa la época que da inicio al uso de los metales. La producción metalúrgica
comienza con el oro y casi simultáneamente con el cobre nativo en sitios ligados a
Cupisnique y Chavín, a pesar de que la evidencia más antigua de objetos de oro en los
Andes centrales se remonta 1 500 años antes de la era cristiana en la región de
Andahuaylas, en la sierra sur del Perú. A lo largo de toda la etapa Formativa la metalurgia
mantuvo una condición ciertamente primitiva utilizando los metales nativos -tanto el oro
como el cobre- en su forma natural. Posteriormente el cobre, hallado en forma de rocas,
sería convertido en metal mediante procesos de fundición. El oro y el cobre eran obtenidos
en la naturaleza en forma de "pepitas" o pedazos que contenían físicamente sus cualidades
de color, dureza y maleabilidad. Lo que hacían los artesanos era convertirlos en láminas
mediante el martillado en frío, sin someterlos al fuego. Los dos metales mencionados son
lo
suficientemente maleables como para que esto ocurra, aun cuando el cobre podía exigir
el
calentamiento para ser trabajado, lo que llevó a descubrir que el uso del fuego podía
permitir una unión más firme entre piezas que estaban originalmente separadas. Existen
algunos objetos en los que también se usó plata nativa, como los de Chongoyape, donde
se
usó la unión de un segmento de este metal con otro de oro para obtener un efecto de color.
Las láminas de metal, martilladas, presionadas, repujadas o trabajadas con instrumentos
con
punta o filo, eran finalmente convertidas en lienzos sobre los que se grababan o
destacaban
figuras o diseños de los estilos propios de la época. Estas láminas eran entonces dobladas
o
unidas con ayuda del fuego o simplemente también del martilleo y así eran convertidas
en
coronas, orejeras, narigueras, collares, pectorales, cinturones, brazaletes, ajorcas y otros
adornos, casi todos dirigidos a ser parte del ornato o del vestir personal.
Excepcionalmente
se han encontrado piezas que pudieron servir para otros fines, como para inhalar
estupefacientes, cubrir cetros y contener bebidas o comidas -pequeños recipientes en
forma
de vasos o copas-, que cumplían funciones más ornamentales que utilitarias. Los
hallazgos
de oro no son frecuentes y casi toda la información disponible se reduce a lotes o piezas
aisladas encontrados de manera casual por campesinos o "huaqueros", especialmente en
la
costa y la sierra norte del Perú. Esto significa que el registro arqueológico propiamente
dicho, es decir el realizado por profesionales, es mínimo. Por otro lado existen muchas
piezas falsificadas para su comercialización entre coleccionistas y aficionados, debido a
la
facilidad con que pueden reproducirse. De todas maneras, los hallazgos más notables son
los de Chongoyape y de Kuntur Wasi. Los registrados en el mismo Chavín son muy
escasos y apenas consistentes en pequeñas láminas. Sin embargo, algunas piezas de
colecciones antiguas indican que éstas "proceden de Chavín", aunque no mencionan el
hallazgo. Pero en el valle de Chicama, en las excavaciones que hizo Rafael Larco Hoyle,

aparecieron algunas piezas de oro, como también en los valles de Jequetepeque, Zaña y
Trujillo. Así, se podría decir que el oro estaba asociado principalmente a los cupisniques
y
a su área de relación.
Religión
La influencia religiosa y cultural de Chavín unificó el Perú preincaico por medios
pacíficos
pero propendió el establecimiento de clases privilegiadas y de desigualdades de riquezas
que no podían continuar siendo mantenidas solamente por medio de una ideología. En
ausencia de una competencia militar central, la hegemonía cultural de Chavín se
desintegró
en innumerables grupos locales.
Los Sacerdotes
El "sacerdote", más que un personaje, es un conjunto de personas que cumplen cierto tipo
de tareas en conexión con los templos. Se supone que hubo un sacerdote principal y otros
subalternos, pero no existe prueba ninguna de que así fue. Lo más probable es que
hubieran
varios sacerdotes principales, cada cual asociado a una forma específica de culto, con una
o
dos autoridades centrales, que tendría sobretodo tareas de coordinación y gestión. Gracias
a
las representaciones conocidas, es presumible que la función fuera encomendada a
hombres, sin embargo, hay indicios para suponer que el papel de la mujer era importante
en
el culto. Los sacerdotes no tenían bien diferenciada su función religiosa de las demás
funciones que la sociedad requería para su organización. Así pues, eran guerreros o
conductores de grupos que hacían la guerra; deben también haber cumplido la función de
jefes políticos y desde luego jefes religiosos. Su actividad central, sin embargo, era
especializada: los sacerdotes eran personas de la comunidad cuyo trabajo se basaba en
una
consistente información sobre los medios y los procesos naturales y sociales a los que
estaba ligada la producción. Muchos de estos conocimientos requerían de una cierta
formación especial y tiempo para estudios y capacitación. Eran especialistas en todas
aquellas funciones que no podían ser cumplidas por el común de las gentes, que carecían
de
su formación. Los sacerdotes estaban a cargo del templo, que era su centro de trabajo.
Allí
estaban las instalaciones y personas dedicadas a la producción de los calendarios, de
donde
se deriva su condición de "oráculos", que es el servicio que ellos ofrecían (la predicción
de
los ciclos climáticos estacionales anuales o pluri-anuales). Los sacerdotes eran
observadores del cielo y gracias a eso podían registrar con gran precisión los
desplazamientos del sol tanto en el oriente como en el poniente, las fases de la luna y el
movimiento de las estrellas. Con eso obtenían períodos fijos en el tiempo, a los que podían
asociar los ciclos estacionales, que no son fijos. Los períodos de sequía o de intensas
lluvias, si bien tienen un ritmo anual previsible, que se establece a partir del solsticio de
verano (fines de Diciembre), son sensiblemente azarosos en su iniciación e intensidad. El
prever con anticipación las características de cada ciclo de lluvias es una tarea -que
requiere
especialización- que es, sin duda, fundamental para conducir las campañas agrícolas cada
año. Para eso, hay que combinar el calendario solar-estelar con otros indicadores del
tiempo, tales como los de las costumbres de los animales. Esa era la tarea especializada -
y
según parece exitosa- de los sacerdotes de Chavín. Por todo esto, el status de sacerdote
era
muy alto en la sociedad chavinense. Se expresa en el conjunto de atributos que se le
conceden y que se expresan físicamente en vestidos muy elegantes y costosos adornos
hechos con plumas y piedras exóticas, oro y joyas.
El Hombre Chavín
Sabemos que la población no era significativamente distinta de la que identificamos en la
época de los Mochicas, es decir unos mil años después, y es también evidente que eran
mucho más numerosos que en períodos anteriores. La arqueología nos muestra que todos
los valles de la costa y la sierra fueron ocupados. Según los datos procedentes de los
pescadores de Ancón y Supe, los agricultores de Lima, Cupisnique, Cajamarca, así como
los de Chavín mismo, sabemos que al menos los serranos eran relativamente altos y
fornidos, con hombres que llegaban a un promedio de 1,70 m de altura y mujeres
alrededor
de 1,60; algunos llegaban hasta el 1,80 m. Según los restos de cráneos, los costeños eran
de
rostros redondeados, en tanto que los de Chavín los tenían más bien alargados; ambos con
cráneos mesocéfalos. Tenemos imágenes de mujeres maduras ligeramente gordas, en
vasijas procedentes de la costa norte, donde también se conoce la imagen de una anciana
de
rostro muy arrugado, de cara bastante pequeña y angulosa.
Según los estudios en vigencia, los chavinenses tenían muchos problemas dentales,
presumiblemente derivados de un fuerte consumo de carbohidratos, pese a que su
alimentación estaba siempre asociada con el consumo de carne y pescado, además de
mariscos. Había una distribución irregular de alimentos, porque se nota que mientras que
algunos restos muestran un buen desarrollo óseo, otros tienen osteoporosis avanzada
desde
muy temprano, lo que además se combina con diversas formas de reumatismo.
Hay tres tipos (hombre-mujer) de pobladores: los sacerdotes de Chavín, los peregrinos de
diversas partes, con rango de sacerdotes, y la gente común. La diferencia entre el hombre
y
la mujer parece significativa, aun cuando el papel que el sexo femenino jugaba en la
liturgia
era muy importante; eso podría llegar hasta el punto que pudieran haber sacerdotisas
mujeres. De hecho, casi todos los personajes sagrados que conocemos, presentan una
versión femenina junto a la masculina.
La pintura facial es un rasgo característico de los hombres importantes. Las mujeres
"nobles" , como la que estaba representada en un inmenso mural de Moxeke (Casma), y
la
gente común (incluso los varones) no usaban pintura facial. Los peinados eran de tres
tipos:
con moño, suelto y con trenzas. En los peinados sueltos hay diferencia entre hombre, con
cerquillo, y mujer, peinada para atrás, según se aprecia en dos bellas esculturas en hueso
que fueron halladas en la Galería de las Ofrendas . El peinado con moño encima de la
cabeza era el más común; había de dos tipos: amarrado con lazo y sin él. El trenzado es
usado por ambos sexos. También se usaba una cinta sujetadora que pasaba por la frente,
con fleco atrás.
Los sacerdotes y otros personajes importantes, llevaban tocados de diverso tipo:
emplumados, coronas, bonetes, diademas. Algunos de ellos estaban hechos en oro, tal
como
sabemos gracias a los descubrimientos de Kuntur Wasi, en Cajamarca, donde se han
hallado las coronas y diademas.
Aparte de tocados, usaban también pulseras de oro, ajorcas, pectorales, collares y aretes
circulares (como los del Lanzón) y rectangulares, adornados con dibujos de personajes
sagrados repujados o incisos. Esto es común para los señores de Chavín y los peregrinos
que llegaban al templo en busca del oráculo.
En cuanto al vestido, los varones usaban, todos, un taparrabo hecho a base de una tela que
se ponía entre las piernas y se sujetaba en la cintura. Algo similar a los pañales actuales.
Solían tener una o dos borlas terminales, que pendían de la cintura. Las piernas y brazos
y
el dorso quedaban desnudos, aunque en algunas ocasiones, y ciertos personajes, se
cubrían
el dorso con una camisa corta -cushma- que terminaba en flecos o una esclavina o
pequeñísimo poncho, que apenas cubría los hombres y la parte alta del pecho y la espalda.
Las mujeres usaban una túnica que les llegaba hasta los pies y hay varias evidencias que
muchas llevaban el pecho descubierto, tal vez con sólo una manta larga a modo de falda.
Los sacerdotes y personas importantes llevaban, además, un manto -hombres y
mujeresque
les cubría los hombros y las espaldas y que podía llegar hasta la altura de las rodillas.
Estos mismos personajes podían llevar una falda o camisa con flecos, que llegaba hasta
encima de las rodillas.
Los hombres comunes llevaban sólo el taparrabo y tal vez una manta para cubrirse; los
cargadores y cargadoras llevaban los cántaros sobre la cabeza y las cargas de la espalda
sostenidas por la frente. Los peregrinos y los sacerdotes de Chavín se diferencian por los
detalles de los tocados y la iconografía de sus vestidos y adornos.
Cultura Recuay
De Wiki Sumaq Peru
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El espacio geográfico peruano fue habitado en la antigüedad por muchas culturas andinas
y
costeñas, que se desarrollaron e interactuaron formando grandes sociedades y
civilizaciones. Una de estas culturas precolombinas fue la cultura Recuay. Esta cultura ha
recibido diferentes nombres a lo largo de las investigaciones, y su origen y clasificación
temporal es aún un debate para los arqueólogos.
Contenido
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1 Historia
2 Ubicación
3 Descripción
o 3.1 Arquitectura
o 3.2 Restos
4 Cerámica
5 Litografía
6 Deidades
7 Referencias
Historia
Litografía caracteristica de la cultura.
Hasta la década del ochenta aproximadamente se le dio a esta cultura diferentes nombres
puestos por los investigadores que no encontraban su centro principal; cada investigador
la
bautizó según el sitio donde se creía haber encontrado más evidencias. Así nace el nombre
de la Cultura Callejón de Huaylas (Benett, Tello, Kroecher) porque se postulaba su origen
en ese lugar ó como Cultura Recuay porque se pensó que ese era el sitio; Larco Hoyle la
denominó Cultura Santa, porque suponía el origen costeño a partir de Virú.
Hasta la fecha no existe consenso sobre el origen de la cultura, pero algunos arqueólogos
han probado que en la sierra norte, en el sitio de Pallasca, se desarrolló una cultura a la
cual
han bautizado como Pashash, sugiriendo que este nombre reemplace a Recuay. Por su
sitio
geográfico se piensa que la cultura Recuay es una prolongación y una modificación de
Chavín, luego de haber sido afectada por la tradición denominada Blanco sobre Rojo. No
se
trata de una influencia externa al Callejón de Huaylas, sino de nuevos estilos y motivos,
así
como del uso de nuevos recursos explotables. Entonces la cultura Recuay habría existido
entre el año 0 y el 600 d.C., Es muy posible que hayan podido convivir con población
bajo
dominio mochica en las partes altas del valle de Moche, Chao, Virú y Santa.
Es común hablar de la cultura Recuay como una sociedad militarizada debido a la gran
cantidad de fortalezas en lugares estratégicos que se han hallado, que incluso pudo haber
sido la responsable de que los moches no se expandieran hacia la sierra. Las
representaciones cerámicas muestran que las comunidades Recuay, si bien practicaban la
agricultura, tuvieron una economía centrada en la ganadería de camélidos. La movilidad
que les permitía disponer de animales de carga les permitió acceder a distintos
ecosistemas
lo que les daban acceso a recursos que provenían de distintos ambientes.
Ubicación
La extensión geográfica de la cultura Recuay fue hacia el norte hasta la provincia de
Pallasca, al oeste hasta la zona de Aija pasando por el Callejón de Huaylas, hacia el este
puede haber llegado hasta la zona del Marañón, en el departamento de Ancash. El espacio
de desarrollo de la cultura Recuay cubrió los valles de la costa y sierra norte, siendo los
valles de Santa, el Callejón de Huaylas, el Tablachaca y Pallasca donde más se han
encontrado evidencias de su desarrollo cultural; dejando de influir hacia el año 800 d.C.
La
cultura Recuay se desarrolló en la parte superior del valle del río Santa, cercano al
extremo
meridional del Callejón de Huaylas, en las tierras altas del norte de Perú. Este es un valle
semitropical que se encuentra entre las llamadas Cordillera Blanca y Cordillera Negra.
Descripción
Cabeza clava encontrada en las edificaciones
De la cultura Recuay se encuentra fragmentería esparcida por toda el área del sitio
Suchimancillo, en la parte baja del cerro, puede observarse un área arqueológica
conformada por plataformas cuyas superficies presentan cuartos a manera de habitaciones
y
pequeños espacios abiertos, todos estos trabajados con piedras del cerro. En este conjunto
destaca un pozo circular hundido. Aguas arriba del rio Santa y sobre la margen izquierda,
destaca una huaca muy deteriorada por el saqueo que acusa la impronta Recuay; es
frecuente observar en toda el área arqueológica fragmentería trabajada en caolín.
Arquitectura
La arquitectura usada por la cultura Recuay se caracteriza por el uso de sótanos o
subterráneos, tanto para los templos como para las casas. En el caso de los templos,
construidos con piedra labrada, contaban con un gran patio abierto, y los subterráneos
funcionaban como cámaras funerarias. En el caso de las casas, éstas fueron construidas
con
piedras parcialmente labradas y se componían de uno a cuatro cuartos interconectados.
Los
Recuay tenían tres tipos de vivienda: la primera, caracterizada por dos cuartos que tienen
comunicación por un vano interior, debiéndose entrar a través de un vano exterior, esta
casa
tiene por techo grandes lajas rellenadas con tierra; la segunda es muy similar a la primera,
con la diferencia que tiene más cuartos; la tercera se caracteriza por una casa subterránea
de
forma alargada que a veces puede presentar cuartos con subdivisiones, la entrada a esta
casa se hacía a través de un vano a manera de tragaluz. También hubo casas subterráneas,
compuestas de un patio y un ambiente central.
Restos
Las tumbas de Recuay son consideradas las más elaboradas de los Andes. Están
compuestas por galerías subterráneas de entre 7 y 20 metros de largo, con entradas en
forma de pozo y que se ubicaban dentro de los complejos de residencia. Además se
realizaron entierros directos en el suelo y en bloques monolíticos.
Cerámica
Muestra de la cerámica Recuay
La cerámica es similar a la de la cultura Cajamarca, basada en el uso del caolín o arenilla
blanca que es de las más finas y complejas de trabajar. Presenta, en su confección, el
negativo de color rojo-ladrillo asociado con decoraciones incisas y pictóricas de varios
colores, entre ellos el blanco, rojo, negro anaranjado, amarillo y marrón. La pintura tiene
la
peculiaridad de estar presente de manera normal y en forma negativa en una misma
cerámica. . Las formas que el ceramista Recuay nos ha legado son: tazas, cancheros,
cucharas, cucharones, vasos, ollas oblongas con cuello angosto y gollete en forma de asa
puente, cornetas, etc.
Los motivos pintados son de una complejidad sin precedentes. Se puede hacer una
comparación para el caso de moche, siendo la cerámica Recuay más simple que esta. Son
comunes las escenas de personajes humanos recibiendo ofrendas y tocando instrumentos
con llamas y felinos, sacerdotes copulando ritualmente o la de un ser fantástico de
complejas características. De particular relervancia son los textiles, cuyos complejos
motivos están fuertemente vinculados con los que aparecen en las vasijas de cerámica.
Usaba la técnica del tapiz simple, con una fina urdimbre de algodón, sobre la que cruzaban
la trama de lana teñida
Entre las representaciones modeladas zoomorfas figuran el cóndor, la garza, la lechuza,
el
armadillo y el jaguar; entre los dibujos geométricos más identificables tenemos al felino,
caracterizado por sus dientes prominentes, al cóndor y a la serpiente que era representada
con dos cabezas. En algunas de sus estilizaciones en cerámica así como en el arte lítico
figuran "las cabezas" humanas que muchos autores les llaman "cabezas trofeo".
Litografía
Los Recuay tienen un trabajo lítico muy importante, es considerado uno de los mayores
logros de esta cultura. Han trabajado la piedra en alto y bajo relieve representando escenas
o cabezas clavas. Tallaban en monolitos y esculturas de piedra con motivos como
cabezastrofeos,
felinos, diseños animales míticos (felinos-serpientes), entre otros. La mayoría de
las estatuas muestran una figura humana de cuerpo entero. Tienen un metro de altura y
son
en forma de prisma irregular. Poseen una cabeza grande, que ocupa la mitad de la piedra.
La cara está más definida que las demás partes del cuerpo.
En la mayoría de los casos la cabeza tiene un tocado decorado mediante incisiones con
representaciones de felinos o aves. Curiosamente en sus esculturas de hombres siempre
los
vemos sentados y llevando una maza, un escudo o cabeza trofeo. Las mujeres siempre
con
trenzas largas y con capucha o manto. La función de esta escultura aun no ha sido
esclarecida. Además de los complejos motivos arquitectónicos ornamentales, los Recuay
realizaban distintas piezas, como tazas con pedestal, algunas con paredes de dos
milímetros
de espesor y decoración en relieve, placas e, incluso, maquetas de edificaciones. También
aparecen esculpidas las estelas, que son lajas labradas por uno de los lados, con figuras
en
relieve que representan seres humanos y felinos.
Deidades
Representación de una deidad Recuay
Entre las deidades más representadas figuran:
"Un Dios, con atributos de ser Supremo, de aspecto felínico, con agudos caninos, que
ostenta como emblemas un cuchillo en una mano, una cabeza trofeo en la otra, corona
orlada con cabezas humanas" que acusan el carácter sanguinario de lo representado.
"Una diosa femenina, símbolo de la Luna o Tierra, que tiene como emblema un
cantarito
en la mano y como vestimenta una mantilla rayada sobre la cabeza; a esta diosa se le
ubica entre un grupo ofrendante de mujeres, que muchas veces ocupa un sitio privilegiado
frente a su dios, es muy posible que ese cántaro contenga "agua, chicha o sangre de las
víctimas sacrificadas".
"Un Dios antropomorfo, masculino, símbolo del Sol, preside casi todas las ceremonias,
desempeñando en ellas diferentes funciones indicadas por los símbolos que usa en cada
ocasión"; este personaje muchas veces tiene una base zoológica, pues presenta una nariz
grande y curvada, en la espalda se observa plumajes oscuros mientras que en el vientre
estos son de color claro con algunas pintadas. Sobre la cabeza lleva una corona, a veces
representada por un ave y otras con cabeza de jaguar, sus manos portan diversos
emblemas que pueden ser: escudos, un garrote, quena o antara, o más bien una copa o
taza.

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