Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Nuestra Señora de La Concepción Aparecida
Nuestra Señora de La Concepción Aparecida
HISTORIA:
EL CRECIMIENTO DE LA DEVOCIÓN:
En 1904 la imagen fue coronada con la presencia del Nuncio Apostólico y del
presidente de la República.
En 1929, Nuestra Señora fue proclamada Patrona Oficial del Brasil por
determinación del papa Pío XI. El papa Juan Pablo II, en su visita a Brasil en 1980,
consagró la Basílica que alberga la imagen y concedió más tarde indulgencias a
los devotos de Nuestra Señora Aparecida.
PRIMEROS MILAGROS
Estando la noche serena, repentinamente las dos velas que iluminaban la Virgen
se apagaron. Hubo espanto entre los devotos.
Madre e hija caminaban a las orillas del río Paraíba cuando sorprendentemente la
hija ciega de nacimiento comenta asombrada a su madre: “Mamá, qué linda es
esta iglesia” (Basílica Vieja).
Un caballero de Cuiabá, pasando por Aparecida, al dirigirse para Minas Gerais, vio
la fe de los peregrinos y comenzó a burlarse de ellos diciendo que aquella fe era
una estupidez.
DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN:.
La imagen sacada del río era de terracota y medía 36 cm de altura. Los monjes
benedictinos que la describen en aquella época, acreditan que originalmente
estaba policromada, como era costumbre en la época. El color canela que
presenta en la actualidad probablemente se debe a la exposición al humo de las
velas de los devotos.
En 1978, tras sufrir un atentado que la redujo a casi doscientos fragmentos, fue
puesta para su reconstrucción en manos de la artista Maria Helena Chartuni, que
la restauró totalmente.
HISTORIA:
Los pescadores, entre los que estaban Domingo Martins, Juan Alves y Felipe
Pedroso, comenzaron a trabajar en el río Paraíba do Sul pero no consiguieron
nada. Poco a poco, fueron navegando río arriba, hasta que, a unos seis
kilómetros, cerca de Itaguassú, sacaron de las aguas una figura de cerámica,
cubierta de barro y sin cabeza. Al lanzar las redes de nuevo sacaron la cabeza y
descubrieron que se trataba de la imagen de Nuestra Señora de la Concepción.
Después de esto, obtuvieron gran cantidad de peces.
Felipe Pedroso guardó esta imagen en su casa. Quince años después se fue a
vivir a Itaguassú, donde había encontrado la imagen. En 1733, regaló la imagen a
su hijo Atanasio Pedroso. Éste hizo construir un oratorio y colocó la imagen de la
Virgen sobre un altar, en torno al cual se reunía con su familia y un grupo de
vecinos cada sábado.
No tardó en correrse la voz de los milagros que sucedían en ese lugar a quienes
acudían a pedirle favores a la Virgen y muy pronto la capillita de Itaguassú resultó
insuficiente, por lo cual, José Alves, vicario de la parroquia de Guaratinguetá,
mandó construir una capilla más grande en el Morro de los Coqueiros. El templo
se inauguró el 26 de julio de 1745 bajo la invocación de Nuestra Señora Aparecida
y poco después surgió en torno a él un pequeño poblado.
Con María se recupera la plenitud del ser humano, que ha sido creado a imagen y
semejanza de Dios (cfr. Gn 1,26-27) por lo cual desea todo bien para identificarse
con Dios el Bien Absoluto: "Éste es el alegre anuncio de la fe: sólo hay una fuente
buena, el Creador. Y por esto vivir es un bien, es una cosa buena ser un hombre,
una mujer, es buena la vida".
Así Dios ayudó al ser humano a no caer definitivamente en las manos del demonio
y perderse para siempre. El castigo de la muerte no es en sí un castigo sino una
pedagogía, una enseñanza profunda, un discernimiento desde el Espíritu de Dios
que le iba a ayudar al ser humano a saber de verdad que no era Dios, por lo tanto
a liberarse de la trampa mortal del demonio, y al mismo tiempo que le iba a ayudar
al ser humano a buscar la salvación fuera de sí mismo y no en sí mismo, lo cual
sería el error más grave para el ser humano a nivel espiritual: “El segundo gran
misterio de luz del cristianismo es que el hombre no sólo se puede curar, está
curado de hecho. Dios ha introducido la curación. Ha entrado personalmente en la
historia. A la permanente fuente del mal ha opuesto una fuente de puro bien.
Cristo crucificado y resucitado, nuevo Adán, opone al río sucio del mal un río de
luz".
Desde ese momento se plantea para el ser humano y para los pueblos que surgen
de estos primeros pobladores de la tierra, un contraste espiritual inacabado, que lo
va a someter a una tensión constante a lo largo de la historia y que va a significar
un poderoso estímulo para buscar la verdad, la salvación, la estabilidad, la
seguridad, pero que aun así, nunca logra superar, por más que avance en sus
conocimientos científicos, técnicos, humanos, antropológicos, sociales, etc. La
cuestión queda planteada en los términos siguientes: el ser humano se siente
inseguro y necesita salvarse a nivel espiritual, pero descubre que no puede
hacerlo por sí mismo y por lo tanto debe confiar
ALUMNAS: PITTANA GIULIANA, KOTH
STEPHANY, ROSTAN SOFIA,
CABRERA MIRTA.
PROFESORA: NANCY CASSINI.
TEMA: VIRGEN APARECIDA
CURSO: 4° sec.
CICLO LECTIVO: 2016
INTRODUCCIÓN: