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Las arras.

Como elemento meramente accidental pueden intervenir en la compraventa las arras o señal,
es decir, la suma de dinero o cosa fungible que, sin constituir la totalidad del precio, entrega
una de las partes a la otra en el momento de la conclusión del contrato. No se trata de un
requisito esencial, sino que a veces se utilizan como una garantía de la ejecución del mismo.

Originariamente, las arras revelaban la perfección del contrato, probaban su existencia, pero la
compleja evolución histórica de esta institución ha determinado que en la actualidad pueda
cumplir una doble función:

a. Arras confirmatorias. Cuando la entrega cumple la función de señal de la celebración del


contrato o prueba de su perfección. La señal, constituida por un comienzo de ejecución,
confirma la perfección del contrato. Podríamos hablar aquí de una cantidad a modo de primer
plazo en relación al todo.

b. Arras penitenciales. Cuando la entrega permite a cualquiera de los contratantes desistir de


la ejecución del contrato ya perfeccionado, allanándose quien entregó las arras a perderlas, y
quien las recibió a devolverlas duplicadas.

Nuestro Código da, en principio, a las arras el carácter de penitenciales en la compraventa, al


disponer en el art. 1.454 que: “Si hubiesen mediado arras o señalen el contrato de compra y
venta, podrá rescindirse el contrato allanándose el comprador a perderlas, o el vendedor a
devolverlas duplicadas”.

Autor: García Pérez, Marcos


Filiación: Abogados y Asesores Vertex, S.L. DP. C/ D. Ramón de la Cruz, 91, 2º A Madrid.- 28006

Arras

Un vocablo griego pasó al latín como arrhăbo o arrhae, y luego a nuestra lengua como arras.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el término se utiliza en plural y
alude, según su primera acepción, a la prenda que se otorga a modo de garantía en un
contrato.

Las arras, en este marco, son un anticipo monetario que se entrega como una señal para
reservar un bien inmueble o mueble. Se trata de un contrato privado que establecen dos
partes y que funciona como un precontrato: se contrata la obligación de concretar otro
contrato en el futuro (el que determina la compraventa del bien en cuestión).

Existen diferentes clases de arras. Las arras confirmatorias son aquellas que se entregan como
parte de pago, siendo un porcentaje del total a pagar. En caso de que se registre un
incumplimiento de alguna de las partes, la otra tiene el derecho de reclamarle que resuelva el
problema a la mayor brevedad posible o que la indemnice por los perjuicios provocados.

Las arras penales, por otra parte, son aquellas que el comprador pierde o tiene que devolver
por duplicado si no cumple con sus obligaciones y no concreta la operación. Las arras
penitenciales, por último, representan el monto que debe devolver duplicado el vendedor o
que pierde el comprador si la operación, por algún motivo, no se lleva a cabo.

Se conoce como arras matrimoniales a las trece monedas que, tradicionalmente,


intercambiaban los novios durante la ceremonia de casamiento. Se trata de un simbolismo
sobre el hecho de compartir los bienes en la nueva sociedad que se establece. Luego de esta
suerte de transacción, el contrato del matrimonio se perfecciona.

El verbo perfeccionar, en este caso, hace referencia al cumplimiento de ciertos requisitos que
vuelven posible la puesta en vigencia y la adquisición de fuerza jurídica de un contrato, una ley
o un acto jurídico, según las bases del Derecho. Este fenómeno se conoce con el nombre de
perfeccionamiento. Cuando no se cumplen los elementos de perfeccionamiento, entonces
tiene lugar la nulidad del acto, por lo cual es como si no se hubiese celebrado.

Si bien las arras matrimoniales se remontan a la época romano-germánica, el origen de la


configuración que tienen en la actualidad está relacionado con un ritual mozárabe. La división
en trece partes (que, en este caso son monedas) representa cada uno de los meses del año
más una extra destinada a los más desfavorecidos, como un gesto de generosidad para
compartir con ellos los frutos que la pareja recoja de su trabajo conjunto. Es importante
resaltar que no se trata de una alternativa al dote ni a otros símbolos que también utilizan
dinero u bienes.

Durante la Edad Media, las arras matrimoniales tenían otro significado, ya que entonces sí se
correspondían con la dotación para la novia, la cual solía incluir propiedades y regalos de gran
importancia a nivel material. Estas arras servían para que los eclesiásticos pudiesen distinguir
entre el concubinato y el matrimonio.

Dependiendo de la época y de la ubicación geográfica, el límite de la dotación era diferente; lo


normal es que se encontrase entre el 10% y el 50% de la herencia del novio o de sus bienes.
Además de dicho valor, era posible agregar regalos, los cuales también estaban regulados por
otros límites (éstos se extendían si la novia ofrecía sus propios regalos al novio).

Una vez que la pareja tenía hijos, la mujer ya no podía disponer del total de las arras, ya que a
ellos les correspondían tres cuartas partes. Si quedaba viuda, entonces podía rentarlas para
sostenerse económicamente hasta que volviese a contraer matrimonio.

Autores: Julián Pérez Porto y Ana Gardey. Publicado: 2015. Actualizado: 2017.

Definicion.de: Definición de arras (https://definicion.de/arras/)

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