En el marco de los procesos de empalme y la llegada del nuevo gobierno al SENA, el Sindicato de Empleados Públicos del SENA – SINDESENA, ha considerado importante dar a conocer sus puntos de vista sobre la situación y proyección de la entidad.
De los varios asuntos que suscitarían un detenido intercambio, llamamos a considerar cuatro cuestiones que hoy estimamos críticas para la vida institucional, aplazando el examen de otros asuntos pedagógicos, centrales en nuestras reflexiones:
1.- SOBRE LA AUTONOMÍA Y LA MISIÓN
El problema de la autonomía del SENA ocupó un lugar importante durante su reestructuración en 1992. Su defensa y sustentación nos ha implicado desde entonces con perseverancia. A la fecha algunas voces se han sumado dándole su propio significado y alcance, a veces a la medida del grupo de interés que la reclame. Lo conveniente y transparente es poner sobre la mesa tanto ese interés –no siempre explícito– como el debate sobre su contenido para la institución.
Desde SINDESENA hemos reclamado autonomía para el SENA en tres campos principales: en lo administrativo, lo financiero y lo doctrinal. Pero le hacemos un subrayado: dicha autonomía debe ejercerse en orden a la Misión institucional, claramente definida en la Ley 119/94. Para facilitar el intercambio invitamos a leer dos documentos que han estado en la base de esta reflexión, uno presentado a las mesas de trabajo de la Ley de iniciativa Popular en 1993i, y otro en respuesta a un proyecto anunciado por el gobierno nacional en 1999ii . Aparte de la noción que allí defendemos, también abordamos –sin pretensión de agotarlas– algunas consecuencias políticas y técnico pedagógicas de las pérdidas de autonomía en la institución.
A modo de ejemplo, señalemos una de primer orden: el injerencismo gubernamental en el SENA, una de cuyas formas es la asignación de cuotas clientelistas en sus niveles de dirección, asesores y mandos medios, le impone al establecimiento una alta rotación entre sus cuadros dirigentes, que les impide realizar curvas de aprendizaje y dificulta el manejo estratégico de la institución. Aparte de lo obvio (la frecuentísima llegada de direcciones no meritorias), dicha procedencia se constituye en un obstáculo de entrada a esta misma reflexión sobre la autonomía: porque los directivos no alcanzan a ganar visión de la entidad, de la complejidad de sus necesidades y posibilidades, y porque ni los cálculos del gobierno, ni los del gamonalismo político, les permite hacer masa crítica al respecto. Es que unos procedimientos técnicos de vinculación que rompan el clientelismo y su actual “meritocracia”, les dificultaría su captura de la entidad.
Más adelante volveremos a este problema, sobre el espectáculo que propició en el SENA el gobierno durante la última campaña electoral, y sobre la suerte de nuestras denuncias. Por ahora señalemos que la autonomía que requiere esta institución es una que le permita “darse y modificar sus estatutos, designar sus autoridades académicas y administrativas, crear, organizar y desarrollar sus programas, definir y organizar sus labores formativas, académicas, docentes y culturales, expedir los certificados correspondientes, seleccionar a sus instructores, admitir a sus alumnos y adoptar sus regímenes, y arbitrar los recursos establecidos (…) para el cumplimiento de su Misión social y de su función institucional”. Pero además, insistamos en que ha de ejercerla en estricto cumplimiento de la Misión de Formación Profesional Integral señalada en la Ley 119 de 1994.
Esto porque, paradójicamente, un concepto distinto de autonomía también se ha esgrimido para desviar recursos hacia iniciativas muy cuestionadas, cuando no de dudosa factura. Por ejemplo hacia programas de “Incubación empresarial” que debieron ser financiados por otras institucionalidades y contra los cuales hubo serias impugnaciones. Hasta FUNPAZCOR, la fundación del paramilitarismo en Córdoba, resultó beneficiada del negocio al decir de Martha Elvira Sotoiii . La entidad ha suscrito también otros numerosos convenios (de ampliación de cobertura y/o con empresas aportantes del SENA), acerca de los cuales había afirmado ACOPI hace mucho tiempo: “…cuando se aprueban proyectos con terceros es una especie de clientelismo tecnológico con algunos gremios. El Sena les entrega unas partidas para que le permitan seguir manejando muy a su amaño el grueso de ese 25%” iv (resaltado en el original). Denuncias nuestras, debates parlamentarios y al parecer nuevas “distribuciones gremiales” habrían silenciado las quejas, pese a que la crítica de fondo es por la privatización de los recursos “de modo que terceros sigan manejando estas rentas muy a su amaño”.
Como veremos adelante, también se quebranta la autonomía del SENA cuando se le obliga a salirse de la amplia gama de ofertas que en materia de formación le ordena la norma, con el fin de solventar las presiones presupuestales que pesan sobre el Ministerio de Educación Nacional. Tal el caso de distintas “articulaciones” y programas sobre cursos de Técnico profesional y Tecnólogos, en dos sentidos: de una parte porque aquellos pertenecen inequívocamente a la educación formal – superior, inscrita en otro subsistema (quede establecido: la Formación Profesional Integral no hace parte del mundo de la educación formal). Y de otra parte, porque se ha pretendido que al incursionar el SENA en ese portafolio, no se someta a las exigencias técnicas y normativas que le son propias: que se le entregue Registro Calificado sin los rigores establecidos por el MEN a otras instituciones, o incluso que se le exonere de ellos.
Resumamos: nuestra reclamación por la autonomía del SENA no es funcional a la entrega de gabelas o recursos a sectores o actividades no inscritos en la Misión de la entidad. La Ley 119 de 1994 habló claro sobre la acción institucional y su población objeto, la Formación Profesional para los trabajadores colombianos, que la misma norma reivindica con precisión meridiana. Y su desviación se explica básicamente en las presiones fiscales del gobierno nacional y en acuerdos con grupos de presión política y empresarial.
2.- DEL PRESUPUESTO Y DE LAS METAS DE FORMACIÓN
Por distintas razones y mediante diversos procedimientos, al SENA se le han venido modificando el tipo de rentas y el monto de las mismas, antes parafiscales y ahora en buena medida de destinación específica. Por otra parte, los distintos gobiernos han afectado su ingreso, bien subestimando la suma que la DIAN debe recaudar anualmente o aplicándole recortes disfrazados, últimamente denominados aplazamientos que se pierden y nunca llegan a las arcas de la institución.
En aras de la brevedad, ilustrémoslo con unas cifras: tan solo durante los tres primeros años de su último cuatrienio, Juan Manuel Santos privó a la entidad de recibir $2 billones 109 mil millones de pesos. Este valor se distribuye de la siguiente manera:
año Recaudo DIAN= Los 1.4 que Lo que se le asignó Diferencia 9%del CREE corresponderían al SENA cada año contra el SENA al SENA 2014 12.918.493 2.009.543 1.759.925 249.618 2015 14.538.932 2.261.612 1.448.980 812.631 2016 15.116.723 2.352. 162 1.324.495 1.027.667 Todas las cifras en millones de pesos.
Pero la Dirección del SENA no defiende a fondo el proyecto de presupuesto que elabora y presenta al trámite gubernamental - legislativo, ni sus acciones han logrado que le sean devueltos esos recursos a la entidad, tal como está previsto en la norma. Situación también explicable en la falta de autonomía institucional.
Misión educativa y población objeto
En materia de las metas y de la función social que le corresponde, ocurre lo propio: 1) al SENA se le asignan abultados guarismos, imposibles de cumplir sin afectar la calidad de la formación y cometer artificios estadísticos o de presentación, y 2) se le obliga a impartir un tipo de formación que le saca de su objetivo original y básico y le aleja de su amplia población objeto, compuesto por gentes que sólo cuentan para formarse con el SENA, como única institución nacional y de carácter gratuito en este campo.
Estas desmesuradas estadísticas dan en que el SENA habría formado a toda la población económicamente activa en un cuatrienio. Tan solo entre 2015 y 2016 la entidad reportó haber formado a 13’863 mil aprendices, y según el boletín del DANE de julio de 2017v la PEA sumaba 24’584 mil personas en el trimestre de marzo a mayo. Toda una maniobra para que el SENA “supla” el déficit que presentan segmentos (subsistemas) del sistema de educación formal, que tendrían otros propósitos y fuentes de financiación. Veamos:
Nuestra institución debe responder por la formación profesional integral de los trabajadores colombianosvi, esto es, jóvenes y adultos (nunca niños), en condición de nueva mano de obra, vinculados y cesantes, para todos los sectores y escalas, de la formalidad y la informalidad. El SENA cumple así una obligación estatal dispuesta en el artículo 54 de la Constitución Politica. Esta obligación, desarrollada en la ley 119/94 y precisada conceptualmente en el Estatuto de la Formación Profesional, no hace parte de la educación formal (formación ocupacional, no en disciplinas propias de la educación superior) vii y cuenta con un limitado presupuesto de rentas parafiscales unas y de destinación específica otras. Para leerlo en cifras gruesas digamos que el mayor segmento poblacional a atender es el de personas de 25 a 64 años de edad que, según el DANE, asciende a 18,5 millones de personas (el 45% de la población).
Esta se encuentra distribuida por nivel de escolaridad de la siguiente manera: 7.7%, con ningún nivel; 19.2% con primaria incompleta; 30.0% con básica primaria completa o secundaria incompleta; 6.4% con básica secundaria completa; 19.7% con educación media completa; 6.7% con técnico profesional, tecnólogo o nivel profesional incompleto, y 10.4 profesionales o con postgradoviii. Al anterior conjunto debe agregarse otro muy importante, conformado por el enorme contingente de jóvenes expulsados del sistema educativo formal (hoy más de 450 mil/ año), segmento que la sociedad debe priorizar a objeto de retenerlo en el aparato educativo, personas que también cuentan con el SENA como su casi única oportunidad de formación.
La formación profesional podría acoger a toda la gama anterior porque, a diferencia de la educación formal, no tiene requisitos de ingreso que obedezcan a grados, ciclos o niveles. Pero la imposición a la entidad de metas de educación superior y/o terciaria (con requisitos de post-secundaria) deja por fuera de su órbita de atención a todos los que más lo requieren, los que cuentan solo con los primeros niveles de escolaridad, quienes a su turno presentan menores posibilidades de formación y mayores índices de desempleo, y a quienes como hemos dicho, el SENA atiende casi que en solitario.
Con el fin de adquirir el perfil de “país OCDE”, el gobierno se ha focalizado en la demanda por educación superior (a cargo del M.E.N.). Pero la mercantilización de la educación formal y las condiciones de las numerosas modalidades, universidades e Institutos de Educación Superior- IES, públicos y privados, constituyen un límite a ese objetivo. De modo que el deseable incremento en educación superiorix no se cumple desde el Estado ampliando el presupuesto oficial, sino por la muy discutible incursión del SENA en este campo, en abandono de su población objeto. Cosa que también ocurre cuando se le obliga a la entidad a dar formación laboral a los niños de la educación media, quienes deberían ser atendidos con los recursos y la metodología de la “media técnica”. Sobre estos asuntos esperamos un intercambio franco y argumentado, de cara al cuatrienio que avecina.
3.- LA PLANTA DE PERSONAL
Largas décadas de congelamiento de las plantas física y de personal, forzadas por la decisión de tercerizar más que de ejecutar, exhiben su bancarrota y se han mostrado claramente funcionales al clientelismo y la corrupción, de las cuales nos ocuparemos en el apartado siguiente.
Una de las consecuencias –que no la única–, es el crecimiento del contratismo y de un febril e incontrolado alquiler de edificaciones, buena parte de ellas garajes de esquina disfrazados de aulas, condiciones que algunos Subdirectores no reportan y las Direcciones no siempre examinan a fondo, refugiados en una discutible “descentralización” que hace crisis. Pero apliquémonos por ahora a la actual ampliación de planta de personal, que tiene importantes procesos en curso.
A 2015 el SENA contaba con 3.714 cargos de instructor en planta y más de 25.000 contratistas. La distancia es enorme e irracional. En número de horas la desproporción resultante es como sigue: de los 24’740.495,90 de horas impartidas en el SENA, 2’327.139,73 (el 9.41%) lo han sido por instructores de planta y 22’413.356,17 (el 90,59%) por instructores contratistas. Este grupo absolutamente mayoritario, ha sido por décadas la fuerza laboral más grande, a la que se le niega garantías, por su fragilidad se envía de preferencia a las instalaciones más inadecuadas y quienes deberían reclamar el contrato realidad a que tienen derecho. Muchos de ellos cuentan con larga vinculación y han demostrado mérito, pese a lo cual también están más expuestos al chantaje clientelar.
Tras largas negociaciones y movilizaciones, hemos logrado una pequeña ampliación de planta en cuya etapa final nos encontramos. La sola expectativa de oxigenación de planta en la entidad ha creado un positivo ambiente. Ya se han vinculado 686 instructores y profesionales que hacen parte de una planta nueva de 800 cargos “temporales”, vinculados a programas que responden a necesidades permanentes en la entidad. Y se encuentran en concurso otros 2.100 instructores y 900 Profesionales, para una planta total de 10.705 cargos de los cuales 5.810 instructores.
Pero no basta con esta ampliación, es necesario avanzar en la formalización de la planta para combatir el contratismo, vinculando un talento humano que por décadas ha prestado sus servicios al SENA y para fortalecer así uno de sus pilares fundamentales.
4.- LA HOJARASCA CLIENTELISTA
Ya sugerimos contenido doctrinal, financiero y administrativo al problema de la autonomía. En demérito suyo, la injerencia clientelista en el SENA también lo traspasa todo. Atraviesa al aparato estatal en su conjunto porque, como la corrupción, es “sistémica” –según vino a reconocer la Fiscalía–, tal como nos lo evoca James Robinson al hablar del añejo pacto de las élites colombianas con las mafias y criminalidades locales x.
La subienda en la pasada campaña puso más al desnudo no sólo ese pacto, sino que las élites centrales dependen hoy más del clientelismo y la corrupción. Por la obvia razón de que capturar la administración pública otorga poder, porque dominar el Estado facilita la incursión en los negocios y porque en general la corrupción siempre ha jugado como estrategia de acumulación capitalista. Pero la ruptura entre viejos socios tensionó el escenario electoral. Y esos antiguos compañeros de andanzas acudieron a las delaciones mutuas, como en el caso de la financiación que hizo Odebrecht de recientes campañas presidenciales. De allí también el hastío de la sociedad con la corrupción
Hay que detenerse, sin embargo, en el resonante caso del SENA, porque tiene un componente muy destacado de veeduría adelantada por su propia comunidad educativa en sus estamentos y en la organización sindical. De esto hacemos gran valoración, porque constituye una fortaleza y abre nuevas oportunidades a la entidad. Ya tendremos ocasión de avanzar sobre el tema y acerca del inventario de casos denunciados. Por ahora mencionemos dos ya conocidos por la opinión pública, muy significativos y que informan de la resistencia aquí librada:
La confesión de Diego Palacios (hoy detenido), de haber entregado a Yidis Medina la ESE de Barranca, le suma a Álvaro Uribe razones para no querer la Justicia Especial para la Paz, JEP. Alega Palacios que lo hizo para garantizar el “articulito” de la reelección, única vía para mantener la lucha contra la guerrilla. Cuando confiese que además le fue entregado el SENA de Barranca (Palacios era entonces Ministro “de Trabajo y Seguridad Social”), deben temblar también los Directores General y Regional del SENA.
Confesó además Yidis ante los tribunales. El ofrecimiento empezó con Álvaro Uribe en su baño privado del Palacio de Nariño. Y en su libro relata una reunión del 2 de junio de 2004 –a la que acudía entre otras la ingratamente recordada en el SENA, Gina Parody– explicando cómo se repartía el Estado a la voracidad clientelarxi. A Yidis medina Uribe le ofrece un consulado, la inauguración de la entrada al puente de Yondó y “todo lo que tiene Horacio Serpa”. El Secretario General de Presidencia Alberto Velásquez (con condena cumplida), le muestra en un computador la cuota de Serpa en Barranca: el SENA, el Seguro Social, la Red de Solidaridad, Etesa y la Notaría Segunda. El nombramiento de su candidato a la subdirección del SENA en Barranca se hizo el 8 de enero de 2006, cuando Yidis Medina se tomó el despacho del director General Darío Montoya, reclamando esa designaciónxii. Después, las reclamaciones de los trabajadores del SENA contra la “meritocracia” uribista, las preguntas de los medios y el agitado cotarro político regional, dieron en que Juan Bautista fuera declarado insubsistente en agosto de 2006xiii
Once años después y de similar manera, obedeciendo a la repartija clientelar del Estado, el pupilo de Juan Manuel santos en el SENA Alfonso Prada, más tarde Secretario General de Presidencia, posesionó como Subdirector del Centro del SENA en Caucasia a Braulio Manuel Suárez ortega, ficha política de Julián Bedoya en Antioquia. Ese Centro de Formación había sido objeto de seguimiento por nuestra organización sindical, desentrañando y escalando las denuncias: el 27 de noviembre de 2014 SINDESENA presentaba en 17 ítems la situación del Centro. El 10 de diciembre suscribíamos informe de la visita atendida por el mencionado Suárez Ortega, contentivo de numerosos hallazgos. Tras nuevas denuncias la Procuraduría sanciona con suspensión del cargo a Suárez en febrero de 2018, por su indebida participación en política, pero se la levanta en mayo ordenando el pago de los salarios dejados de percibir. Y el 20 de junio el CTI detiene a Braulio Suárez para ser presentado en imputación de cargos, acusado de indebida participación política, en relación con lo cual el congresista Mussa Bessaile había declarado en indagatoria que, con finalidades de campaña, el Centro del SENA en Caucasia había sido entregado por Juan Manuel Santos a Julián Bedoya, Representante a la Cámara, y a Juan Diego Gómez, Senador electoxiv.
Ambos casos son reveladores de cómo el SENA aparece como entidad a sortear entre las clientelas regionales y nacionales para saldar las pujas electoreras. Ya antes habíamos visto que también se entregan cuotas al “clientelismo gremial” vía convenios. Por esa vía se pone en cuestión o se contamina casi todo: la programación de cursos, pero también la vinculación de asesores, mandos medios y alta dirección; la “ampliación de cobertura”, la relación con empresarios, proveedores y otras instituciones públicas y privadas; las adquisiciones y la contratación, desde compras menores hasta la abultada gestión documental (caso 472); los castigos y premios a quienes disienten o asienten; el costosísimo, astronómico alquiler de edificios para “ampliar metas de formación”, pero también la construcción de edificios, en relación con lo cual también hemos originado numerosas denuncias e investigaciones, algunas de las cuales han sido noticia.
Del extenso material probatorio sobre lo anterior, han tenido noticia los directivos del SENA, los organismos de control, los medios de comunicación y la ciudadanía, que nos ha visto marchar incesantemente por la defensa integral del SENA. Pero depende en buena medida de la nueva administración y del nuevo gobierno no sólo la atención seria y sostenida de tales memoriales, sino algo más, el engrandecimiento de una institución que cuenta con el aprecio del país y de los trabajadores colombianos, a quienes la entidad ha prestado enorme servicio.
Casi todos los candidatos presidenciales en campaña dijeron que la primera medida para superar la corrupción, más allá de las normas, es que el gobierno elegido no sea corrupto. Gran verdad: el asunto no es de normas “anticorrupción”, aunque estas sean ciertamente perfectibles. Como pocas veces antes hay espacio social para presionar que se ponga en práctica esa divisa no solo en nuestra entidad, sino en todo el ejercicio de gobierno, administración pública incluida. Pero en el SENA hay mejores condiciones, pues aquí las denuncias se han originado en la comunidad educativa y la organización sindical, con un alto componente de veeduría y movilización social: desde 1992 documentamos el problema y lo señalamos como explícito propósito de esa reestructuración, y en los años siguientes se vio a SINDESENA encabezando marchas, Paros y una gran actividad pública contra la corrupción y el clientelismo.
La salvaguarda del SENA constituye por otra parte, el motivo principal del denodado empeño de grupos importantes de funcionarios de distintos estamentos, pensionados, contratistas, estudiantes y algunos directivos. El sentido de pertenencia de esas reservas morales ha salvado al SENA de la privatización y ha resistido al estado de cosas descrito. Esperamos de quienes corresponda, cuenten con este esfuerzo organizado y vigilante, pero también colmado de razones para participar del mejoramiento de la vida institucional.
SINDESENA JUNTA NACIONAL Bogotá, Agosto 8 de 2018
i Ver SINDESENA, “El Sena que queremos”, Bogotá, 1993, p 12 - 17. ii SINDESENA, “Por una modernización sin privatización”, Bogotá, 1999, p 21. iii Soto Martha Elvira, “AUC S.A., el holding paraco”, en “El poder para ¿qué?”, Bogotá, 2007, p 44 – 47. iv BID, DNP y ACOPI, “Desarrollo de la pequeña y mediana empresa en Colombia”, Bogotá, 1999, p 104. v ver Boletín técnico del DANE, 11 de julio de 2017 : https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech_genero/bol_eje_sexo_mar17_may17 .pdf vi Ley 119 de 1994, artículo 2. vii Ver el “Estatuto de la Formación Profesional Integral del SENA”, Bogotá, 1997, página 9. viii Ver: http://sige.dane.gov.co/atlasestadistico/Pdf/Tomo_II_Social.pdf ix Ciertamente el país arrastra déficits educativos enormes para la juventud en general, que se agravan en abismal pirámide. En dos cifras: el 40% de los adolescentes no termina la educación media y la tasa de graduación de los jóvenes entre 16 y 24 años sólo alcanzó el 55,7% en el 2014 (63% para el sector urbano y 31% para el rural). x Ver su introducción a “Guerras recicladas” (María Teresa Ronderos, Editorial Aguilar, Bogotá, 2014), donde habla de la “lectura de la sociedad dual” y nos trae aquello de la democracia colombiana como un “orangután con sacoleva”, según la conocida frase de Darío Echandía. xi Villegas Alejando, Medina Yidis, “Confieso. De rodillas en el baño presidencial”, Ediciones B, Bogotá, 2010, pagina 21 – 30. xii ibid, página 102. xiii ibid, página 104. xiv Ver los siguientes enlaces: https://drive.google.com/file/d/1Y5xgjLjmK18QEjC9VUlTjkrzfbirnFKD/view, http://sindesena.org/Documents2/anexosbol163/03VISITA%20DE%20INSPECCI%C3%93N%20CONJUNT A%20MIN%20TRABAJO%20SINDESENA%20EN%20CAUCASIA.pdf y http://sindesena.org/descargas/doc_view/1586-comunicado-situacion-sena-regional-antioquia- caucasia.raw?tmpl=component