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El Segador

Pecado original

El pasillo y sus paredes se cierran alrededor del oficial José Gonzáles, se dirigía a la sala de
interrogatorios del módulo local de la policía de Carabobo. Una de la lámpara de techo parpadeaba,
ocasionalmente derramaba su luz sobre el oficial tendiendo su sombra sobre la puerta, la misma
puerta que segundos después hace un despiadado chirrido al abrirse. El oficial José se acerca a paso
fuerte hasta la ventana doble donde vigilan al reo que estaba en observación, otro oficial ya se le
había adelantado y estaba parado observando al prisionero con una expresión de tristeza en la cara,
era un hombre viejo y algo obeso, tal vez al principio de sus setenta años y era caucásico con el
cabello corto y manchado de canas.

— ¿Alguna novedad? —dijo José mientras se acomodaba a su lado

—Ninguna —Le contesto su avejentado camarada —El chico no hace más que evadir las
preguntas de la doctora Spanó con respuestas sarcásticas o con más preguntas, así no llegaremos a
nada. ¿Tienes algo nuevo para mí?

José negó con la cabeza gacha y le tendió un sobre de papel tamaño carta

—Solo esto

El hombre viejo abrió el sobre y ojeo los papeles, leyéndolos detenidamente frunció el seño

— ¿De verdad? —preguntó incrédulo el veterano

José asintió despacio todavía con la mirada en la cara del chico, su cara tenía una expresión como
diciendo “de verdad” con una seriedad casi inhumana

—El chico es una máquina de matar como ningún reo que haya visto nunca, responsable de 127
heridos y 53 muertos en el almacén del “Jefferson” y 52 reos muertos y 26 heridos en nuestra
prisión. — dijo mientras hacia un gesto de incredulidad ante lo que acababa de decir, se froto le
entre cejo con los dejos y rio mientras negaba con la cabeza.

La expresión del hombre mayor se llenó de piedad y e puso una mano en el hombre a su
camarada, quien empezaba a mostrar señales de agotamiento. Pues llevaba trabajando en este caso
por meses hasta que un informante anónimo les hizo dar con el chico, lo atraparon con las manos
en la masa

—De tal palo tal astilla, míralo bien es solo un niño, mi hijo le dobla la edad y ya ha matado más
gente que la bomba de Hiroshima

José casi quiso reír

—Lo dirás jodiendo pero no estás tan lejos de la realidad, mira esto —Dijo José y procedió a
tomar una de las últimas hojas de la carpeta que había traído —es obvio que es el responsable de
los homicidios en el almacén, también está vinculado con los asesinatos a las pandillas, pero ¿Qué
tal si no solo está vinculado?
El viejo alzo una ceja

—Explícate —dijo confundido

—Creo que él lo hizo, todo

Hubo una pausa de unos segundos y el rostro incrédulo del anciano se dobló en una expresión
de escepticismo puro

— ¿de todos? ¿El solo? ¿Todos los homicidios?—pregunto por fin — ¿es eso posible?

— ¿suena tan loco? Obviamente recibió ayuda, te puedo decir sin exagerar que está encubriendo
al menos a otro — dijo José mientras se movía por la habitación hasta un de las sillas que estaban
junto a una de mesa — ¿conseguiste lo que te pedí?- dijo por fin

—Sí, está ahí sobre la mesa y léelo con detenimiento, ese chico ya tenía problemas antes de ser
un homicida. Escucha esto, memoria fotográfica, alto desempeño académico hasta séptimo grado,
destacado en deportes, pero, en algún momento algo se fue al carajo y se volvió distante, desorden
de personalidad narcisista, peleas constantes y a los 14 años abordó ilegalmente un avión hacia
China y desapareció de la faz de la tierra, esta es la primera vez en 7 años que se sabe algo sobre él.

—¿En Venezuela? — Pregunto José con curiosidad

—no amigo, en el mundo, literal desapareció de la faz de la tierra— termino por fin, su semblante
había estado cambiando durante el relato a medida que la seriedad de este iba en aumento

—Lo que me recuerda. ¿Llamaron a la madre?- pregunto José

—Sí, pero la maldita no quiere tener nada que ver con el bastardo ¿y puedes culparla? Solo los
dioses saben porque no abortó al maldito.

Un sonido metálico invade la sala repentinamente y tan breve como un parpadeo se apaga.
Ambos policías, con su discusión interrumpida se miran y luego miran al chico, el sonido había sido
sus uñas sobre la mesa y tenía la mirada fija sobre ellos, una mirada de fuego y cenizas

—Coño viejo, creo que te oyó

—Imposible es una cámara aislada—Dijo el avejentado policía mientras salía de prisa del cuarto

José, ahora solo en la recamara se acerca al espejo de doble cara para vigilarlo y sus miradas se
cruzan, “¿de verdad puede verme?” se pregunta frunciendo el ceño, aun ante la posibilidad de que
en efecto pueda ver a traes del espejo doble aún sigue esposado donde esta, así que mantiene la
clama.

Del otro lado del espejo entra en la sala de interrogatorios su amigo, estaban dos operativos
armados y una mujer rubia, la doctora Spanó. Esa mujer era un sueño, treinta años, alta, esbelta,
delgada, cuerpo atlético. Desde que llegó trae todos en la instalación de cabeza y para empeorarlo
todo es la psicóloga de Pedro Hamilton.

A José se le revuelve el estómago, ese hombre representa todo lo que el desprecia, un criminal
que se ha alimentado de la vida de otros y se las ha arruinado para siempre, es un megalómano de
peligro. El primer día que estuvo preso recuerda José que puso en cama a otros ocho reos y puso en
coma a otro de una golpiza. Desde entonces ha estado en confinamiento solitario. Múltiples
doctores habían tratado sin éxito de llegar al origen de su locura y todos habían fallado
miserablemente, solo la doctora Spanó había logrado algo de avance respecto a su tratamiento
demostrando resultados de lo más prometedores. Pero el tipo sigue siendo sin duda un peligro para
cualquiera menos para ella al parecer, sí que tiene algo especial y por eso en cuanto arrestamos a
este niño la mandaron a llamar porque resulta que este animal es el hijo bastardo de Hamilton.
Ambos guardias armados apuntaron los cañones de sus armas al chico.

—¿Por qué golpeaste a mesa? —Preguntó presuntuoso.

En ese momento el viejo entra en la habitación y se queda parado detrás de la doctora Spanó.

—Detective Calderón, dígame que pasó— pregunta la doctora Spanó

Un golpe retumba por las paredes de la sala, uno de los guardias golpea al chico

—¡Mi colega te hizo una pregunta!

—¡Basta! Si lo siguen tratando así nunca va a confiar en mí— Interfiere la doctora


interponiéndose entre los guardias y el chico —Detective dígale que se detenga por favor

—Ese hombre no me agrada —Dice el chico en voz alta para la sorpresa de todos, nunca había
hablado con nadie que no fuera la doctora Spanó y todos en la sala tragaron saliva y retrocedieron
un paso

—¿ah sí? ¿y eso por qué debería impórtame un carajo maldito niño? — pregunta mi colega
obviamente nervioso

—Porque en lo que me quiten esta mierda voy a matar a todos en este edificio y voy a ser que
usted se coma sus propios intestinos—

***

— ¡óigame no puede seguir tratándolo así! ¿ me escucho? ¡Él no va a confiar en mi hasta que sus
hombres dejen de presionarlo!— decía la doctora Spanó fúrica mientras el comisionado de la policía
Diógenes Legón hacia lo posible para mantenerla en calma.

—escuche doctora entiendo su posición créame que si pero el chico es un peligro ¿entiende?
Puso a 26 de mis hombres en el hospital y más de la mitad de ellos no volverá a caminar, y aun
sabiendo eso me pide que le dé al chico “libertades” y que lo deje a solas con él y que deje de
presionarle un poco, perdóneme si me gusta hacer mi trabajo de mantenerla a salvo de el—
Sentencio con severidad.

El oficial José Gonzales estaba en la puerta de la habitación con los brazos cruzados, al escuchar las
palabras del comisionado la doctora Helena Spanó se volteó y mostro si inconformidad con las
palabras de este lanzando una mirada acusadora al oficial José que se lavó las manos pues no había
más nada que el pudiera hacer.

Luego de una acalorada discusión Diógenes los echo de su oficina y al verse con las manos atadas
volvió derrotada a la sala de interrogaciones a paso lento
— ¿Qué le pasa a ese cretino? — se quejó Helena

. Antes de que alguno de los dos tuviera la oportunidad de decirle algo al otro vieron un par de
agentes armados pasar corriendo muy rápido hacia la sala de interrogatorios

— ¿y eso? — pregunto José consternado.

Se miraron a las ojos y vieron en la cara de otro terror por lo que pudiera haber pasado. Corrieron
con todas sus fuerzas y cuando llegaron a la sala que ya estaba rodeada de soldados armados se
quedaron casi pasmados por la macabra escena. El chico aún tenía las manos fijas a las esposas de
la mesa pero los 3 agentes que lo vigilaban estaban abatidos, no había señales de violencia y la
lámpara que colgaba de su cable en el techo estaba balanceándose despacio y dejando siempre una
sombra oscura a un lado de la habitación con cada oscilación.

—déjenme pasar. ¡Que me dejen pasar! —Decía José mientras forcejeaba entre los soldados
armados para abrirse camino adentro de la sala. Helena Spanó y se llevó las manos a la boca para
contener un grito ante lo que presenciaba sus ojos.

—Sáquenla de aquí— se apresuró a decir José mientras desenfundaba su propia arma y la


apuntaba al chico. Pero antes de que ninguno pudiera obedecer la orden el chico hablo de nuevo

—oiga detective va a necesitar más agentes porque los que están en esta habitación ¿cómo le
explico? Van a terminar un poco muertos —dijo con un tono pedante y perverso

— ¿Cómo? —Pregunto José.

—Así— Contesto presuntuoso y aun con las manos fijas a la mesa se alzó con gran agilidad y se
paró de manos sobre esta y le dio con los talones a la lámpara que al recibir el impacto empezó a
parpadear dejando la sala a oscuras a durante leves instantes. Todos los presentes se alteraron, se
escucharon un par de disparos, el sonido seco y tosco de golpes y patas, algunos gritos ahogados y
sonidos guturales exhalados por el dolo y al final el ruido de cuerpos inertes que colapsan en el suelo
frio. La luz volvió a la sala por fin, José estaba cara a cara con el asesino quien se había liberado y se
le acercaba despacio con el rostro severo, José le apunto con el arma y disparo pero el chico en un
ágil movimiento esquivo los disparos y se poyo de la pared desarmando a José de una hábil patada
a su mano, por supuesto que este aun desarmado trato por todos los medios de hacerle frente pero
simplemente la superioridad del chico en combate era demasiado considerable. En cuestión de
segundos luego de desarmarlo le disloco el hombro y lo dejo abatido pero aún estaba consiente

— ¡Helena v por ayuda!— grito desesperado. La mujer salió por un momento de su espasmo y
asintió lista para obedecer pero antes de que pudiera salir de la habitación el Segador arrojó la silla
hacia la puerta que quedo cerrada cuando la silla queda fija entre la cerradura y el suelo

—Ahh no doctora, usted no se ira hasta que tengamos una larga y tendida conversación. Usted
me pregunto porque soy como soy y nunca quise ser algo más pues le diré algo, su moral ya me
tiene harto, le voy contar como funciona el mundo. Le voy a contar mi historia
***

La luz de la televisión e derramaba sobre a habitación a oscuras, la imagen que mostraba su


pantalla era la de un anuncio del noticiero local. El asesino que había estado azotando la ciudad de
Paraparal desde sus propios cimientos había sido aprehendido. Se le había identificado como Peter
Alexander Hamilton, un estudiante de secundaria que había desaparecido hace 7 años luego de
convertirse en el principal sospechosos en un caso de homicidio ocurrido en el espectáculo conocido
como “Las luces de San Diego” en done habían estado implicados dos de sus excompañeros de clases
y un asaltante armado que al intentar un robo fue decapitado por Hamilton con un hacha de
bombero.

La mujer frente a la televisión debía estar a la mitad de sus cuarentas, tal vez cuarenta y seis,
cabello negro rizado, ojos café intenso, piel de canela y una figura envidiable para otras mujeres de
su edad, con ambas manos usaba sus dedos para hacer rollitos en sus cabellos, mientras la luz de la
televisión iluminaba su rostro consternado mientras su mente se inundaba con temor mientras la
locutora del noticiero seguía con sus palabra informativas.

—El joven fue aprehendido gracias a una nota que fue provista a la policía por un informante
anónimo que sabía de un enfrentamiento armado entre “El carnicero de buenaventura” y las fuerzas
del mafioso local Marlon Jones también conocido por la localidad como el “Suggar Daddy”, la policía
arribó segundos antes de que este último fuera lanzado desde una ventana en el piso 20 de la torre
abandonada de San Diego, en estos instante Jones se encuentra en cuidado intensivo, ya que su
condición es más que critica, en otras noticias…—Dijo por fin antes de que la señora harta por fin
de escucharla apago la televisión.

— ¿Mami?— dijo una vocecita al otro lado de la habitación.

—Alexander, ¿Qué haces despierto corazón?— Le pregunta la mujer a su hijo — ¿Dónde está tu
papi?—

El niño camino a paso corto y rápido y se acurruco en el sofá con la cabeza apoyada en el regazo
de su madre. Un hombre adulto de la misma edad se asoma por el dintel de concreto que separa la
sala del comedor, viene sin camisa, descalzo y con una bebe en brazos, le daba de beber con un
tetero. Ella voltea y ve a su marido a la cara, la misma cara que ella tenía hace un momento.

La niña termino de beber y rápido apoyó la cabeza en el pecho de su padre y se durmió haciendo
un leve movimiento para estirarse y cayó rendida

—Alexander, acuesta a tu hermana ¿quieres? — Le ordena a su hijo que sigue recostado en el


sofá —tengo que hablar con tu mamá un momento.

El niño se levantó raudo y veloz para ejecutar la orden que le había dado su padre. Cuando
desapareció por fin de la escena la mujer le hizo una seña a su marido para que este le siguiera a la
cocina. Ella aún se veía afectada y su marido sabía exactamente por qué, no quería hacerlo pero
tendría que preguntar, este momento se había estado posponiendo ya por 6 años y no podía seguir
así.

— ¿estás bien Paula? — pregunto por fin.


Ella estaba apoyada sobre el lavaplatos y luego de soltar un suspiro le contesto con la mirada.
Tenía la cara marcada con una mezcla de tristeza y de negación.

—se lo que me vas a pedir y no lo hare, he estado escapando de eso ya por 21 años, desde que
fue concebido, trate de criarlo y de darle amor como lo haría una madre y los primeros años lo
conseguí pero conforme iba creciendo…— se detuvo, no era fácil poner en palabras lo que su
corazón estaba sintiendo pero su esposo no iba dejarla en paz hasta que tuviera un cierre, eso era
todo lo que el quiera para ella un cierre, soltó un gran suspiro y continuó. —conforme iba creciendo
no solo se parecía más a él físicamente sino que empezaba a comportarse como el, se volvió difícil,
muy difícil tratar con el —Decía mientras se servía un vaso de lo que parecía ser toddy. — Es un
monstruo Carlos, igual que su padre—

Esa fue la gota que derramo el vaso, Pedro podría ser muchas cosas pero no era un monstruo,
quien podría saberlo mejor que el que había sido su mejor amigo, ES su mejor amigo y aunque no
condona lo que le hizo a Paula pero entiende por qué, todos tenemos nuestros demonios, solo que
el no quiso contenerlos

—monstro es una palabra un poco fuerte ¿no te parece?, nunca estaré de acuerdo con lo que te
hizo pero entiendo porque lo hizo—

— ¡¿entiendes que Carlos?!— pregunto furiosa.

—Entiendo que la impotencia y la rabia convierten a la gente en animales— dijo mientras se


acercaba despacio y con suavidad le frotó los hombros con sus manos en un gesto de confort
mientras ella, aun procesando lo que su esposo le acababa de decir veía por la ventana de la cocina
como el viento zarandeaba lentamente las ramas de los árboles en la quietud de la noche.

— El me violo Carlos, Pedro me violo— dijo por fin mientras sus ojos se humedecían por las
lágrimas. Ella empezó a llorar y el la apoyó en su pecho.

— Cuando desapareció hace siete años entre en pánico, porque Pedro me dijo que si algo le
pasaba a su hijo acabaría conmigo y con todo lo que me importaba, y yo le creí, lo que vi en sus ojos
ese día me hizo estar segura como el diablo que lo que decía lo decía en serio, fui a verlo ese día a
prisión a preguntar si el hecho de que hubiera desaparecido anulaba nuestro trato, él se quedaría
en prisión mientras yo cuidara de nuestro hijo, y él me dijo que lo único que quería para su hijo era
que viviera, lo que el hiciera con esa vida era su problema, y me dijo que si su escape fuera una
razón para el salir de prisión lo hubiera hecho en el instante en que se enteró, yo le dije que era
probable que muriera, tenía solo catorce años pero él me aseguró que viviría, que viviría y
regresaría, tenía razón —

—Sí, recuerdo ese día, él y mi hijo trataron de fugarse juntos, incluso tuvieron el descaro de
robarme dinero para hacerlo pero tú los detuviste, avisaste a la policía y los interceptaron en el
aeropuerto, arrestaron a mi hijo pero él escapo. Estaba furioso, luego de hacer algunas llamadas y
pedir algunos favores que me debían soltaron a mi hijo y lo primero que hice fue venir aquí a
reclamar por qué habías puesto a mi hijo en peligro y te vi, vulnerable como estabas, te ofrecí
compasión y te apoye. Estos últimos siete años hemos luchado para construir una vida juntos, te
ayude a superar tur trabas, terminaste tu carrera, te casaste conmigo y tienes 2 hermosos hijos,
pero ese demonio aun te atormenta y ya me estoy cansando Paula—Dijo Carlos en ultimátum
Ella se sacudió a su esposo con un gesto de los hombros y se acercó al fregadero a dejar el vaso
que estaba usando, respiro profundamente y se dio la vuelta a encarar a su marido.

—Está bien, mañana— Dijo finalmente. Lo que menos quería en el mundo era ir a una prisión a
encarar al hombre que le había arruinado la vida pero ya era tiempo de que ella y su primo aclararan
cuentas.

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