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Unidad Temática IX: El patrimonio

Noción y caracteres. Composición. Las cosas. Concepto y clasificación. Res mancipi y


nec mancipi. LA POSESIÓN. Noción. Naturaleza. Elementos. Teorías de Savigny y
von Ihering. Vicios de la posesión. Pérdida de la posesión. La tutela posesoria.
Interdictos. La cuasi posesión.

PATRIMONIO
Patrimonio proviene del latín patrimonium, que significa lo recibido del pater.
Para el derecho clásico el patrimonio constituía un ente o universalidad jurídica tutelada
por la ley; era el conjunto de bienes y derechos de que fuera titular una persona, con
deducción de las deudas y cargas que lo gravaran. Comprendía así únicamente valores
positivos, no existía el patrimonio negativo. Como consecuencia, en Roma podía haber
personas sin patrimonio, cuando sus bienes no alcanzaran a cubrir las deudas o las cargas
que los gravaran. La consideración del patrimonio como un ente jurídico hizo que los
romanos aceptaran su transmisión por acto inter vivos (incluso en su totalidad).
También estaban los bienes extrapatrimoniales (derecho al honor, a la libertad, políticos),
los cuales no integraban el patrimonio ya que carecían de valor económico.
Los modernos se apartaron de la concepción clásica y, siguiendo a Aubry y Rau,
consideraron el patrimonio como un atributo de la personalidad, algo inherente a la persona
humana, que constituye una unidad abstracta y universal de derecho integrada por todos los
bienes y derecho susceptibles de apreciación pecuniaria y de las cargas que le están
impuestas. Por lo tanto, su transmisión solo era posible por causa de muerte, ya que no se
concibe persona sin patrimonio.
Respecto al patrimonio, los jurisconsultos romanos distinguían entre las acciones reales (in
rem), cuyo tipo es la vindicatio; y las acciones personales (in personam), como las
condictiones. En las primeras, la acción se dirigía adversus omnes, es decir contra cualquier
sujeto que desconociese el derecho o afectase su plenitud o libertad; en las segundas, el
demandado era siempre el sujeto pasivo de la relación (el deudor).
Los derechos patrimoniales (aquellos con contenido económico) se clasifican en:
Derechos reales (de cosas):
- Son aquellos que crean entre la persona y la cosa una relación directa e inmediata.
- Se componen sólo de dos elementos: la persona, que es el sujeto activo del derecho
y la cosa, objeto de él. A los terceros les corresponde un deber general negativo que
se traduce en la obligación de todos de abstenerse de impedir, de cualquier manera,
el ejercicio efectivo de aquel poder.
- El objeto del derecho real es siempre una cosa determinada (de ordinario corporal).
- De estos derechos surgen dos ventajas para el titular de la cosa: la oponibilidad y
eficacia del derecho real frente a todos (erga omnes), y la posibilidad de perseguir la
cosa de quienquiera que la haya tomado de hecho y colocado bajo su poder (derecho
de persecución).
- De lo anterior se deriva su carácter absoluto y, además, tienden a la perpetuidad.
- Los derechos reales siempre nacen por imperio de la ley.
- Se clasifica en dos grandes clases:
a) Los que se ejercen sobre una cosa propia (iura in re). Pertenecen a esta clase los
derechos de propiedad o dominio, que reúne todos los caracteres de los derechos
reales y tiene el contenido económico más amplio.
b) Los que se ejercen sobre cosa ajena (iura in re aliena). Se agrupan en esta clase
los derechos reales limitados o parciales, entre los que se encuentran las
servidumbres, la enfiteusis, la superficie, la hipoteca, etc.
Derechos personales (de créditos o de obligaciones):
- Son aquellos en los que el nexo obligatorio une a dos o más personas, es decir, son
relaciones entre personas.
- Se componen de tres elementos: el sujeto activo (acreedor); el sujeto pasivo
(deudor) y la prestación (obligación de dar, de hacer o de no hacer).
El acreedor tiene el derecho subjetivo de exigir al deudor una determinada
prestación, teniendo este último el deber jurídico de cumplir con la misma.
- El objeto del derecho personal es una actividad o el resultado de ella.
- Permite que el acreedor persiga el pago de la deuda del sujeto obligado.
- Son de carácter relativo y temporales (aunque pueden tener larga duración).
- Se adquieren por acuerdo de las partes.

LAS COSAS
CONCEPTO
Los romanos no dieron una definición de la palabra cosa (res); se referían a ella como el
objeto material (corpus), físicamente delimitado y jurídicamente independiente, susceptible
de tener un valor pecuniario.

CLASIFICACIÓN DE LAS COSAS


La división clásica de las cosas era en res intra patrimonium y en res extra patrimonium,
según que se encontraran entre los bienes económicos (patrimonio) de los particulares o
fuera de ellos.
Se considera equivalente, pero más comprensiva y precisa, clasificar a las cosas en:
 RES EXTRA COMMERCIUM
Se trata de las cosas no susceptibles de relaciones jurídico-patrimoniales por prescripción
de la norma divina o por disposición de la ley positiva:
- Res divini iuris: Cosas de derecho divino, entre ellas se hallaban:
*las cosas sagradas (res sacrae), que eran las consagradas a los dioses superiores y
puestas bajo su autoridad, como templos, terrenos, utensilios de ceremonias
religiosas y donativos a la divinidad;
*las cosas religiosas (res religiosae), que eran consagradas a los dioses inferiores,
como los sepulcros;
*las cosas santas (res sanctae), como los muros y puertas de la ciudad, que se los
colocaba la protección de los dioses.
- Res humani iuris: Cosas de derecho humano. Se encontraban fuera del comercio:
*las cosas comunes (res communes omnium), que por derecho natural pertenecían a
todos los hombre, como el aire, el agua, el mar y sus riberas.
*las cosas públicas (res publicae), que eran propias del pueblo, como los ríos y sus
orillas, los puertos, las vías públicas, etc.
*las cosas universales (res universitates), que integraban el patrimonio de la
comunidad y estaban afectadas al uso de sus miembros, como los teatros, los foros,
las plazas, etc.
 RES IN COMMERCIO
Cosas que podrían servir de objeto a relaciones jurídico-patrimoniales, es decir, cosas
susceptibles de apropiación individual. Comprendía diversos grupos:
- Res mancipi y res nec mancipi: Eran mancipi las cosas cuya propiedad se transmitía
por la mancipatio (modo de derecho civil formal y solemne) o mediante la in iure
cessio (ficticio proceso de reivindicación realizado formalmente ante el magistrado).
Eran cosas mancipables las de mayor valor en la primitiva economía agrícola,
como los fundos y las cosas situadas en el suelo de Italia, las servidumbres rurales
de paso y de acueducto, los esclavos y los animales de tiro y carga. Las demás cosas
se agrupaban dentro de la clase res nec mancipi.
Cuando desaparece la distinción entre las cosas situadas en suelo itálico y las
radicadas en suelo provincial, y se generaliza la tradición como medio normal de
transmitir la propiedad, la oposición entre cosas mancipi y nec mancipi perdió
interés práctico.
- Cosas corporales e incorporales: Son corporales aquellas cosas cuya materialidad
es percibida por los sentidos, es decir, las cosas tangibles (fundo, esclavo). Las
incorporales son aquellas producto de una abstracción, o sea, que no pueden palpar
(crédito, derecho de propiedad).
- Cosas muebles e inmuebles: Se impone en el derecho postclásico al desaparecer la
distinción de res mancipi y nec mancipi. Son muebles las cosas inanimadas que
pueden trasladarse de un lugar a otro por una fuerza exterior o por sus propios
medios (cosas semovientes, como los animales), sin ser deterioradas en su sustancia
o forma. Son inmuebles las que, de acuerdo a su naturaleza, es físicamente
imposible que cambien de lugar. Dentro de las cosas inmuebles se hallaban los
fundos, que podían ser urbanos (si en ellos estaba construido un edificio) o rústicos
(terrenos sin edificación). También se distinguían los fundos itálicos de los
provinciales; en los primeros, su titular tenía el dominio del derecho civil, mientras
que en los segundos sólo una posesión sometida al pago de un tributo.
- Cosas consumibles y no consumibles: Son consumibles las cosas cuyo uso o
destino normal las destruye física o económicamente (alimentos, dinero). Son cosas
no consumibles aquellas susceptibles de un uso repetido sin tener otra consecuencia
que su mayor o menor desgaste.
- Cosas fungibles y no fungibles: Son fungibles las cosas que pueden sustituirse por
otros de la misma categoría; se toman en cuenta en cantidad, por su peso, número o
medida (vino, trigo, dinero). Son cosas no fungibles, las que tienen su propia
individualidad y no admiten su sustitución (obras de arte, esclavo, fundo).
- Cosas divisibles e indivisibles: Una cosa es físicamente divisible cuando sin ser
destruida enteramente puede ser fraccionada en porciones reales cada una de las
cuales forma un todo particular e independiente, que conserva en proporción la
utilidad de la cosa originaria (fundo, dinero). Es indivisible, la que no admite
partición sin sufrir un daño o sin que la cosa perezca (pinturas, esclavo, animal).
También las cosas pueden ser legalmente divisibles, cuando varias personas pueden
poseerla en común; o legalmente indivisibles, no se concibe la idea de una parte.
- Cosas simples y compuestas: Eran simples las que constituían un todo, una unidad
orgánica e independiente (esclavo, piedra). Eran compuestas las que resultaban de
la suma de las cosas simples, pudiendo ser esa suma material y de aspecto compacto
(edificio, nave) o inmaterial y con independencia de sus elementos (rebaño,
biblioteca).
- Cosas principales y accesorias: Son principales aquellas cuya existencia y
naturaleza están determinadas por sí mismas; son accesorias las que están
subordinadas o dependen de otra principal.
- Cosas fructíferas y no fructíferas: Son fructíferas aquellas que, manteniendo su
naturaleza y destino, dan con carácter periódico cierto producto o fruto, que se
convierte al separárselo natural o artificialmente, en cosa autónoma. Las cosas que
no poseen es cualidad son no fructíferas.

LA POSESIÓN
CONCEPTO
Deriva de la palabra latina possessio, que a su vez proviene de possidere que significa
“facultad de sentarse o fijarse” (da la idea de una situación de hecho).
Los romanos entendieron por posesión un estado de hecho por medio del cual una persona
tenía una cosa en su poder y disponía de ella según su voluntad, como lo haría un
propietario. Es un señorío o poder de hecho valorado en sí mismo, con independencia de
que fuera o no conforme a derecho.

ELEMENTOS
Los jurisconsultos clásicos distinguieron dos elementos presentes en la posesión:
1) Externo y material: contacto o poder físico directo que el sujeto tiene respecto de
una cosa. Los romanos lo designaban corpus.
2) Interno, subjetivo o espiritual: la intención de someter la cosa al ejercicio del
derecho de dominio, con lo que el titular actúa respecto de la misma como lo haría
un verdadero propietario. Era expresado por los romanos con la palabra animus.
La concurrencia del corpus y del animus era requisito necesario para que se reconociese a
la posesión consecuencias jurídicas y su debida protección. En la posesión ambos se
presentaban simultáneamente y era inadmisible que el cuerpo viviera sin el ánimo o
viceversa (no podían existir uno independientemente del otro).

TEORÍAS DE SAVIGNY Y VON IHERING


Se han dado controversias doctrinales en torno a la idea del corpus, y especialmente del
animus.
- Carlos Federico de Savigny publicó una obra jurídica, denominada “Tratado de la
posesión” (1803), en la cual expone su teoría subjetiva de la posesión, reconociéndole
dos elementos: el corpus y el animus. Este último, de carácter subjetivo, implica la
intención del sujeto de comportarse respecto de la cosa como lo haría el propietario.
Considera que el animus se presume y que admite prueba en contrario. Según Savigny,
carecen de este elemento subjetivo todas las personas que ejercen el corpus por cuenta
de otro, como los detentores (el animus diferencia al poseedor del tenedor).
- Rudolf von Ihering en su libro “El fundamento de los interdictos posesorios” (1867)
ataca la tesis subjetiva de Savigny. Considera que no cabe hacer distinción alguna entre
poseedores y detentores fundándose en el animus (elemento que corresponde al fuero
interno de cada persona y, por lo tanto, es difícil de conocer), porque tanto unos como
otros tienen la misma intención, la de tener y conservar la cosa. Sostiene que toda
detentación que indique un “interés propio” es posesión. Esta tiene entonces un único
elemento: el corpus, que equivale a comportarse como lo haría un propietario.
Propone una teoría objetiva: el derecho le concede a todo aquel que ejerce un poder
físico sobre la cosa los efectos de la posesión y sólo debe negarlos a título excepcional,
a razón de una causa derivada del contrato que une al detentador con el propietarios
(causa detentionis).
NATURALEZA JURÍDICA
En lo referente a la naturaleza jurídica de la posesión se han planteado problemas. Algunos
sostienen que la posesión es un “hecho”, mientras que otros la consideran un derecho.
Dentro de los primeros, uno de los más destacados es Savigny. Éste parte de la base de que
la posesión se funda en circunstancias materiales (corpus) sin las cuales no se la podría
concebir; y que se opone a la propiedad dentro del petitorio, ya que en juicio la posesión se
presenta como una situación de hecho y la propiedad como el derecho que se trata de
restablecer. Agrega que la posesión, al no constituir un derecho en sí misma, su violación
no es un acto perturbatorio del orden jurídico. Aunque el pensamiento de Savigny no es
absoluto; si bien sostiene que la posesión es un hecho, admite que por sus consecuencias
jurídicas (usucapión e interdictos) se asemeja a un derecho. Por lo tanto, la posesión es un
hecho al que en determinadas circunstancias la ley otorga efectos jurídicos (cuando el
poseedor es perturbado en su ejercicio, teniendo derecho a la defensa interdictal).
Ihering se enfrenta a Savigny entendiendo a la posesión como un derecho, es decir un
interés jurídicamente protegido. El interés en la posesión es la utilización económica de la
cosa; y a este elemento, el derecho añade uno formal: la protección jurídica.
Lo que ocurre es que todo derecho presupone un hecho que le da nacimiento, pero en la
posesión, a diferencia de los demás derechos que se separan del hecho en cuanto han sido
engendrados (el hecho es una condición transitoria), el mantenimiento de la relación de
hecho es la condición del derecho a la protección (es una condición permanente).
En conclusión, la posesión es un interés que reclama protección y es digna de obtenerlo; y
todo interés que la ley tutela debe recibir el nombre de derecho.

EFECTOS DE LA POSESIÓN
Para los romanos la posesión nacía como una relación de hecho que apenas adquiría vida se
convertía en relación de derecho, ya que inmediatamente producía efectos jurídicos:
- La posesión era “objeto o contenido de un derecho”, ya que abarcaba uno de los
aspectos de la propiedad necesario para realizar los fines del dominio al posibilitarle
a su titular el ejercicio del ius utendi, el ius fruendi y el ius abutendi.
- Entrañaba un “requisito para el nacimiento de un derecho”, porque para adquirir la
propiedad y otros derechos reales se exige que el propietario tenga la condición de
poseedor (para la entrega efectiva de la cosa).
- La possessio, junto a otros elementos, era requisito permanente e indispensable para
adquirir la propiedad por usucapión.
- Era “fundamento de un derecho” al merecer por sí misma e independientemente de
la propiedad el amparo de la ley; se tiene el derecho de reclamar la tutela interdictal,
sin otra condición que la existencia de una verdadera posesión.
- Como efecto secundario, el poseedor en caso de tener que entregar la cosa al
verdadero propietario al perder el juicio petitorio, tenía derecho a recuperar los
gastos necesarios y útiles realizados en beneficio del bien poseído, pudiendo en caso
de que los mismos no fueran satisfechos ejercer el derecho de retención.
CLASES DE POSESIÓN
 De acuerdo con la forma como había sido adquirida, la posesión podía ser:
- Legítima: Cuando se adquiría conforme a derecho. Implicaba un elemento del
derecho real del que se trate. Los derechos reales que otorgan posesión son el
dominio (posesión perfecta), la servidumbre, el usufructo, el uso, la prenda y la
anticresis (todas éstas son posesiones imperfectas, al ser desmembramientos del
derecho real de dominio).
- Ilegítima: Cuando nacía por efecto de un vicio o por lesión para el anterior
poseedor. Podía ser:
*De buena fe: implicaba la creencia sin duda alguna de ser el exclusivo señor o
dueño de la cosa (creer tener un derecho legítimo sobre la cosa poseída).
*De mala fe: poseía de mala fe el que actuaba como poseedor conciente de que
carecía de derecho alguno sobre la cosa objeto de su poder. Se subdividía en:
1) simple: cuando la persona no realizaba ningún acto de violencia o engaño para
entrar en posesión de la cosa.
2) viciosa: comprendida en relación a los bienes muebles e inmuebles.
VICIOS:
a) En muebles: hurto (substracción de la cosa a la persona propietaria), estelionato
(adquisición de un bien muebles de quien se sabe que no es el propietario) y
abuso de confianza (cuando el propietario entrega a un otro la cosa
voluntariamente como tenedor, y éste invierte el título, transformándose en
propietario).
b) En inmuebles: violencia (cuando la cosa se adquiría empleando la fuerza física o
moral), la clandestinidad (cuando se usaban procedimientos ocultos para la
adquisición de la posesión, eludiendo de esta forma la oposición de quien
tuviera derecho a contradecirlo) y, nuevamente, abuso de confianza.
La tutela posesoria alcanzaba tanto al poseedor legítimo como al ilegítimo “porque
cualquiera que sea el poseedor tiene por su condición de tal más derecho que el que no
posee” (Paulo).
 De acuerdo con los efectos jurídicos que la posesión podía causar se distinguía:
- possessio ad usucapionem: era la posesión de buena fe que por el transcurso del
tiempo hacía que el poseedor adquiriera la propiedad del bien poseído.
- possessio ad interdicta: era aquella que otorgaba al poseedor tutela para su poder,
por medio de los interdictos posesorios.
 Otra distinción era la possessio civilis de la possessio naturalis, con diferentes
opiniones para caracterizar una y otra:
- Savigny identificaba a la possessio civilis con la possessio ad usucapionem y la
possessio naturalis con la ad interdicta.
- Bonfante consideraba que la possessio naturalis era algo menor a la possessio (era
más bien una tenencia o detención); se trataba de una relación de hecho desprovista
de la tutela posesoria. La possessio civilis era la posesión con justa causa y que
estaba garantizada por un verdadero derecho.

LA CUASI POSESIÓN
El derecho romano, en un principio, consideró la posesión como una dominación solamente
ejercitable sobre una cosa corpórea. Más tarde se extendió, con el nombre de quasi
possessio la idea de posesión a otros derechos reales distintos de la propiedad,
especialmente a los derechos de servidumbre. Para ello, era necesario la reunión de los
elementos constitutivos de la posesión, es decir, el corpus y el animus.
La cuasi posesión se hallaba en la misma relación con los interdictos y la usucapión que la
posesión de las cosas corporales. Con Justiniano, llegó a abarcar a otros derechos reales
sobre cosa ajena, como el usufructo, la enfiteusis y la superficie; aunque nunca se extendió
a los derechos de obligaciones (derecho personales).

ADQUISICIÓN Y PÉRDIDA DE LA POSESIÓN


 ADQUISICIÓN
Desde el momento en que se encuentran reunidos los dos elementos, el corpus y el animus,
habrá adquisición de la posesión; una sola de esas condiciones sin la otra no es suficiente.
En cuanto al corpus, se produce la aprehensión de una cosa inmueble cuando el que desea
adquirir su posesión entra en el fundo o en parte de él; y de las cosas muebles si el poseedor
las tiene entre sus manos, si cayeron en sus trampas o redes, si las toma bajo su custodia, si
pone marca en una cosa, etc.
En cuanto al animus, quien no tuviera voluntad no podía adquirir la posesión, como el
minor infans y el demente.
La adquisición podía ser: - originaria: para aquellos supuestos de cosas sin dueño.
- derivada: con consentimiento de la persona que entrega
(tradición) o sin su consentimiento.
En el derecho clásico, podía adquirirse la posesión por medio de representantes. Se exigía
en el representante el hecho de la aprehensión y la intención de adquirir; y en el adquiriente
la voluntad de poseer, por la cual no adquiría si se desconocía el hecho de la aprehensión.
 PÉRDIDA
Cuando cesaban el corpus (por substracción de la cosa), el animus (cuando el sujeto deja de
tener interés en ser poseedor y actuar como tal) o ambos elementos (por tradición, es decir,
entrega voluntaria de la cosa) se perdía la posesión.
En ciertos casos se llegó a admitir que la posesión se conservara sólo ánimo, siempre que
hubiera una posibilidad de recuperar la relación corporal (Por ejemplo, los prados de
invierno y verano, los esclavos fugitivos, objetos de contrato de arrendamiento).

PROTECCIÓN DE LA POSESIÓN: INTERDICTOS


Por diversas razones era necesario proteger la possessio, ya fuera como un medio de evitar
la perturbación del orden público y la paz social (según Savigny), o por ser un
complemento necesario de la defensa de la propiedad (según Ihering).
Para proteger la posesión de la privación o de las perturbaciones ilícitas de que pudiera ser
objeto, el derecho creó una defensa especial: los interdictos (interdicta). Consistía en un
proceso especial de una sola instancia ante el pretor, que se caracterizaba por su concisión y
rapidez. El magistrado, recibida la petición y previo examen de los requisitos procesales, en
ejercicio de su imperium intimaba al demandado una prohibición o expedía una orden para
hacer efectivas las pretensiones del peticionante de mantener o restablecer una situación
jurídica privada digna de tutela. Sin embargo, esto no impedía al demandado acudir a juicio
ordinario para demostrar que no había ejecutado la acción dañosa que se le imputaba o que
su acto se ajustaba al ejercicio de los derechos que legítimamente le correspondían.
La doctrina jurídica de la época clásica distinguía tres clases de interdictos (solo las dos
primeras importaban medios de tutela de la posesión):
 Interdicta retinendae possessionis: tiende a retener la posesión; su objeto era proteger
al poseedor que hubiera sufrido o tuviera fundados temores de sufrir perturbaciones en
su posesión. Para las cosas inmuebles se aplicaba el interdictum uti possidetis, donde el
pretor prohibía toda perturbación contra la persona que al momento del interdicto
estuviera en posesión del inmueble sin los vicios de violencia, clandestinidad o abuso
de confianza. Para las cosas muebles se aplicaba el interdictum utrubi, que se daba al
que el año anterior la hubiese poseído por más tiempo que el adversario, sin vicios. Con
el derecho justinianeo desaparece la diferencia entre uti possidetis y utrubi, adoptándose
únicamente la primera.
 Interdicta recuperandae possessionis: Tenía por finalidad restablecer en la posesión al
poseedor (que gozaba de ese poder) despojado por el hecho violento o ilícito de un 3ro.
Entre los interdictos recuperatorios estaban:
- El interdictum unde vi: Se buscaba la restitución del inmueble y el resarcimiento de
los daños provocados por el despojo violento. Se concedía a favor del poseedor que
no tuviera una posesión viciosa frente al adversario. Solo podía solicitarse esta
defensa dentro del año de producido el hecho que ocasionó la pérdida de la
posesión.
- El interdictum unde vi armata: Podía ser ejercido por aquella persona que había
sido despojada de la posesión violentamente con armas.
- El interdictum de precario: Se buscaba la restitución de una cosa dada en precario,
si el concesionario no la restituía ante el requerimiento del concedente, junto al pago
de los daños sufridos por la negativa. No tenía límites de tiempo.
En el derecho justinianeo desapareció la diferenciación de los interdictos recuperatorios
según el tipo de violencia del despojo, creándose uno sólo: el unde vi. Respecto al
interdicto de precario, perdió su importancia fundamental para dar paso a una acción
personal, la actio praescriptis verbis, por la cual el concedente podía perseguir la
restitución de la cosa objeto del contrato, más daños y perjuicios.
 Interdicta adipiscendae possessionis: No eran medios de protección de la posesión sino
medidas procesales para adquirir la posesión de cosas aún no poseídas. Entre estos
interdictos se encontraban:
- El interdictum quorum bonorum, otorgado al heredero pretorio para reclamar la
posesión efectiva de la herencia concedida por el magistrado.
- El interdictum quod legatorum, conferido al heredero civil y al pretoriano para
obtener la entrega de las cosas que el legatario se hubiera apoderado sin el
consentimiento de ellos.
- El interdictum Salvianum, dado al arrendador de un fundo a quien no se le hubiera
pagado el arriendo a su vencimiento para hacerse poner en posesión de los objetos
que el arrendatario hubiera introducido en la finca.
- El interdictum possessorium, creado con el fin de se que pudiera entrar en posesión
del patrimonio adjudicado a consecuencia del concurso de un deudor insolvente.

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