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Tercer Curso
Efectos Mediáticos
Los medios de comunicación nos brindan una representación falsa de la realidad, y ésto
responde a que son utilizados por sus dueños (que son, a su vez, los dueños de grandes
capitales económicos de las transnacionales) para justificar su propio comportamiento
económico y a su vez justificar el mismo sistema capitalista en el cual nos encontramos
inmersos y del cual ellos se sustentan.
Ésto trae como consecuencia que los medios de comunicación “escojan” la información
que le debe llegar a la población, es decir se introduce dentro de los informativos y la
prensa, noticias que agraden, que distraigan, que sean de un “interés” general, en donde
cualquier vínculo con la problemática real de la sociedad sea dejada de lado, así los
medios de comunicación se convierten en productos de consumo, donde la misma
competencia entre ellos es nociva y perjudicial para el receptor, ya que se le brindan
sensacionalismos.
Los medios de comunicación nos brindan una pseudo-realidad, pero buscan también
evitar cualquier tipo de reflexión dentro de la sociedad y esto lo consiguen no sólo como
virtualizando nuestro mundo, sino también mediante la ocultación de información.
Vemos entonces, cómo mediante la prensa, la radio, y sobre todo la televisión, se nos
presenta una imagen distorsionada de la realidad. En la televisión principalmente, donde
el apoyo dado por sus imágenes nos hace más convincente su discurso.
Daniela Espinosa
Tercer Curso
La vanidad y la doble moral son dos de los rasgos principales de la modernidad mediática.
Infiltrada por la idea de que el sólo hecho de poseer riquezas garantiza el bienestar social
y político, la sociedad y sus instituciones ceden el compromiso de establecerlo a aquellos
que logran dominar la lógica mercantil y capitalizar la economía, desconociendo que la
labor de capitalización puede convertirse, o bien, en una devastadora guerra, o bien, en
un angustiante juego amoroso, en donde, como advierte una sentencia popular, todo vale.
El fin justifica los medios, y éstos principios son muy maquiavélica y liberalmente
empleados por quienes comprenden que para labrar un camino expedito al éxito
económico en una sociedad desarticulada, hace falta tener poder y perpetuar la
desarticulación.
Ésto hace la industria mediática, en especial aquellas empresas que se erigen como dioses
neomodernos: la televisión y la publicidad. Para obtener con escasa dificultad el poder
que le garantice el éxito económico, reducen la sociedad a su expresión mercantil y
producen la fragmentación de la conciencia colectiva e individual, mediante la difusión
del único modelo que, según el esquema ideológico mediático, es representativo del éxito
social y personal dentro del mercado de valores neomodernos: el triunfo económico;
obtenido siempre por la vía más sencilla o cómoda.