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Unidad I

Unidad I Dinamica del desarrollo profesional

Creacion Autoconcepto Profesional

Autoconcepto.

Una definición integradora del autoconcepto es la que ofrece Epstein (1974) “es un conjunto
de conceptos internamente consistentes y jerárquicamente organizados, es una realidad
compleja, integrada por diversos autoconceptos más concretos, como el físico, social,
emocional y académico; es una realidad dinámica que se modifica con la experiencia,
integrando nuevos datos e informaciones; se desarrolla a partir de las experiencias sociales,
especialmente con las personas significativas”.

Como hemos visto el autoconcepto es un término que puede abordarse desde


distintas perspectivas.

Tanto el Interaccionismo Simbólico como la Psicología Cognitiva son orientaciones que


pueden ser consideradas complementarias. Difieren en el énfasis que le otorgan al estudio del
YO y del MI. Mientras que el Interaccionismo Simbólico se ha centrado principalmente en el
MI, en el componente social del autoconcepto , en cómo éste se configura a partir de la
interacción del individuo con los demás miembros de la sociedad, la Psicología Cognitiva se ha
preocupado de investigar los aspectos procesuales, las estructuras de conocimiento relativas a
uno mismo y su incidencia en la conducta del individuo; en definitiva , se ha preocupado
principalmente del estudio del YO.

Debido a esta diferencia en los focos de interés, es la perspectiva interaccionista, la que mejor
puede explicar cómo en el proceso de socialización secundaria, el docente de institutos de
formación, formador de formadores, contribuye en la conformación del autoconcepto
profesional del alumno

El Yo Personal y el Yo Profesional

“El yo es el punto focal de la conciencia. El yo es el portador de nuestra conciencia consciente


de existir, así como el sentimiento permanente de identidad personal. Es el organizador
consciente de nuestros pensamientos e intuiciones, de nuestros sentimientos y sensaciones. Es
el portador de la personalidad. El yo surge del si-mismo… desempeña papeles de crucial
importancia. Percibe significados y evalúa valores, actividades que favorecen la supervivencia y
hacen que la vida valga la pena vivirse”

El eje ego-sí mismo es crucial en esta cuestión que estamos debatiendo, pues afirma la
funcionalidad importante del yo a la vez que lo relativiza, ya que su origen es el arquetipo sí-
mismo como centro verdadero del “individuo” en parte personal, en parte transpersonal
(inconsciente individual y colectivo). Punto de vista parecido encontramos en R. Assagioli,
“Psicosíntesis”.

UNIDAD I
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“El yo personal y el Transpersonal son, de hecho, la misma realidad experimentada en


diferentes niveles: Nuestra verdadera esencia tras cualquier tipo de máscara y
condicionamiento” (5). El yo personal en psicosíntesis es la conciencia pura, que una vez se ha
desprendido de los elementos psicológicos que la estructuran y refuerzan tiene la tendencia de
volver a su origen el Yo Transpersonal. A partir del momento en que se descubre la confianza
en sí mismo y la individualidad, puede empezar una transición progresiva hacia una
comprensión global de la universalidad. Para que no haya errores de interpretación, quiero
añadir las afirmaciones siguientes: “El yo es la experiencia psicológica más fundamental que
tenemos: la conciencia cristalina, clara y limpia”. “El yo no es una realidad que haya de
admitirse a ciegas. Es algo que se puede comprobar continuamente en nuestra vida diaria,
pues es puro silencio interior”. “… si nos observamos con atención, nos damos cuenta de que
hay un elemento permanente, las sensaciones corporales cambian, los sentimientos se
desvanecen, los procesos y pensamientos fluyen pero algo permanece para darse cuenta de
ese flujo. Este algo es el yo, y podría definirse como la conciencia en su estado esencial no
diluido, químicamente puro”. Este yo personal es el que puede reconocer las diferentes
subpersonalidades presentes en el individuo, pues como conciencia testimonio ve las
diferentes subpersonalidades que son satélites psicológicos que coexisten con una multitud de
vidas dentro del conjunto global de nuestra personalidad. Trabajar nuestras sub-
personalidades (sub-egos) es aumentar nuestra unidad, aumentar el sentido del Yo tal como se
entiende en psicosíntesis.

Esta cuestión es trabajada también por Virginia Satir (6), que compara la personalidad con un
teatro en el que actúan diferentes personajes, “amor”, “estupidez”, desamparo”… que están a
“matar” entre ellos, hasta que uno pregunta “¿Quién es el encargado?”. Esta sería la función
del yo en Virginia Satir… recordemos aquí a Karen Horney con su yo débil (yo neurótico) y el yo
fuerte (menos neurótico).

También la visión de Ken Willber (psicólogo transpersonal) en la que coincide con Piero Ferucci
en cuanto a la conciencia testimonio como trampolín a la conciencia de unidad. Siendo esta
conciencia testimonio una realidad viviente y no una abstracción o ficción o ilusión (7).

Para terminar la vuelta por el occidente contemporáneo citaré a Jim Leonard, creador del
vivation, y su definición del yo:

Yo (self): “Parte de un individuo que percibe y contempla realidades, clasifica realidades en


conceptos, crea y refina modelos de realidad, crea y adopta o rechaza contextos nuevos,
descubre contextos exixtentes y/o bien continúa usándolos o rechazándolos o
estructurándolos, y/o bien mantiene el contenido en un cierto contexto o reclasifica el
contenido de un contexto a otro”.

Alexander Lowen con el concepto de Ego-Self (periferia-centro). También a Berne, con el


concepto de adulto frente al “Padre” y al “Niño” en el Análisis Transaccional, es decir, estado
adulto del yo, estado padre del yo y estado niño del yo… y a los reduccionistas
conemporáneos, en el nivel cerebral, en el que el lóbulo frontal tiene una función, el occipital
otro… manteniendo un equilibrio entre las diferentes zonas cerebrales y del sistema según la
información que llega de todas las partes del cuerpo exteriores o internas, vía nerviosa u
hormonal… sólo para reflexionar digamos que si uno se pone frente a un espejo “como si”
estuviera contento el tiempo suficiente, el cerebro terminará elaborando las substancias de

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“contento” y realmente se termina sintiéndose contento de verdad (internamente). Esto nos


daría una idea del estado dinámico del centro cerebral.

La síntesis oriente-occidente está muy lejos de producirse, pero los esfuerzos y los pasos que
se han hecho son muy útiles. Los puristas, los ortodoxos de los sistemas no verán con buenos
ojos una síntesis, pero me inclino a pensar que visiones como la psicosíntesis, Jung… que están
a caballo entre las dos culturas, son un paso a considerar, como soporte, como estelas en el
mar en este viaje que es nuestra vida.

El camino es único para cada uno, pues cada uno tiene una casa (pautas fijas de pensamiento)
que ha de derribar para encontrar el tesoro que encierra. Terminaré con unas palabras de
Rumi(maestro sufi):

“Destruye tu casa y con el tesoro oculto en ella podrás construir miles de casas. El tesoro está
debajo de ella; no hay más remedio, no dudes en derribarla, ¡No lo demores!”

Identidad de Imagen Profesionales

De manera general la identidad profesional es concebida como una entidad individual


construida en relación a un espacio de trabajo y a un grupo profesional de referencia. También
como un fenómeno social de apropiación de modelos que se intencionan a partir de políticas
sociales y opciones políticas, en un sentido amplio. Desde esta perspectiva el estudio de la
identidad profesional es sobre individuos situados en un contexto donde se están
implementando estrategias de cambio que explícita o tácitamente se orientan a generar
nuevos modos de operar, tanto en el plano de concepciones y herramientas conceptuales
como en el de su práctica.

El sentimiento de identidad comienza a configurarse desde el nacimiento de la persona a partir


de las relaciones que ésta, niño o niña, va desarrollando con su propio cuerpo, con el medio y,
fundamentalmente, con sus padres. Incluso antes del nacimiento ya se da una determinada
existencia en el imaginario de los padres, imaginario que orientará, en cierta forma, procesos
inconscientes generadores de la conciencia de sí. En este plano, Lipiansky (1992) cita a
Winnicott para relevar el carácter intrínsecamente interactivo del proceso identitario,
señalando particularmente la función de espejo que cumple la mirada de la madre hacia su
hijo: cuando el niño mira el rostro de su madre “generalmente lo que ve es él mismo. En otros
términos, la madre mira al bebé y aquello que su rostro expresa está en relación directa con
aquello que ella ve” (Winnicott, 1975, citado por Lipiansky, 1992, pp. 29).

Si bien la identidad se concibe como una entidad que presenta una permanencia y estabilidad
en el tiempo, para una mayor comprensión del concepto señalamos dos elementos centrales:
uno se refiere a que hay que entender la identidad como un proceso resultante de
permanentes interacciones con otros; el otro, a entender la identidad en continua
construcción o re-construcción.

UNIDAD I
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Es propio del concepto de identidad su carácter dinámico y de transformación permanente.


Contextos de transición o de cambio, situaciones amenazantes, nuevos referentes, nuevas
experiencias y los permanentes intercambios con el medio que realiza el sujeto y sus
necesidades de adaptación, llevan a las personas a reacomodar aspectos de su identidad,
tratando siempre de mantener una cierta coherencia y valorización de si (Camilleri, 1999). “La
identidad es entonces una entidad a la vez dinámica, en evolución permanente y
relativamente estable, coherente, generando el sentimiento de continuidad y de unicidad”
(Tap et al, 1990, citado por Cohen-Scali , 2000, pp. 44)

Son diversos los autores que han subrayado el carácter individual y social del proceso de
construcción de identidad en el sentido que cada uno la construye en una estrecha interacción
entre dimensiones personales y sociales. Así, J.M. Barbier (1996), subraya que la identidad
puede entenderse como las construcciones o representaciones que otros hacen de un sujeto
(identidad construida por otro), y como las construcciones que un actor efectúa acerca de sí
mismo (identidad construida por sí). Sin embargo, estas dos dimensiones de la identidad, si
bien distintas, no son independientes por cuanto la identidad personal se configura a partir de
un proceso de apropiación subjetiva de la identidad social, es decir, de las categorías de
pertenencia y por su ubicación en la relación con los otros. La identidad, entonces, se entiende
como el resultado de relaciones complejas entre la definición que otros hacen del sujeto y la
visión que él mismo elabora de sí.

Por otra parte, también puede hablarse de la identidad como construcciones realizadas en
torno a un estado deseable versus una identidad entendida como construcción hecha a partir
de un estado presente. En el primer caso se habla de “proyecto identitario” y en el segundo de
“reconocimiento identitario”.

La identidad es entonces considerada como un resultado provisorio de transacciones que


opera el propio sujeto respecto de su historia y sus proyectos (transacciones biográficas) y de
transacciones entre la identidad definida por otro y la identidad definida por sí (transacciones
relacionales).

BIBLIOGRAFIA

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 http://webcache.googleusercontent.com/search?
q=cache:hze7IubA_tMJ:mt.educarchile.cl/MT/Falvarez/PonenciaDOCENCIA.doc+identi
dad+de+imagenes+profesionales&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=mx&client=firefox-a
 http://www.mitecnologico.com/Main/ElYoPersonalYElYoProfesional

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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE MATAMOROS

Ingeniería Electrónica

Desarrollo Profesional

Unidad IV

Maestro:

Lic. Armida Yolanda Vázquez Ramos

Alumno:

David Anael Rodríguez Robledo

Abril de 2010

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