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Con todo mi cariño Para Rosa de Miguel

Ella caminó hacia mí, con ojos brillantes y sonriendo mientras yo esperaba el tren,
su boca se movía pero lo que decía era un misterio, -"¿disculpa?"- Me quite los
audífonos levantando una ceja -"él te está viendo"- Los ojos de la niña se
encontraron con los míos, abiertos de par en par y dilatados hasta el punto de que
su pupila parecía tragarse su iris -"¿uhh Qué?"- le di mi mejor mirada de que pasa
contigo. -"Él te está viendo, él te quiere"- dijo, De hecho su sonrisa nunca se
quebró. La pequeña niña rubia estaba empezando a asustarme de verdad. Mi
primera suposición fue que ella estaba drogada, pero no parecía la típica
drogadicta. La niña vestía un traje rojo planchado, su falda terminaba justo por
encima de las rodillas, estaba cubierta con joyas de diamantes y llevaba un corte
de pelo que probablemente costaba más que mi educación. -"¿Quien? ¿Quién me
está viendo?"- Pregunté. Tal vez fuese la forma en cómo estaba vestida o tal vez
era la forma en la que ella se comportaba pero este nivel de locura no parecía
adaptarse a ella, así a que decidí complacerla otro minuto antes de colocarme mis
audífonos de nuevo y regresar a lo que estaba haciendo de costumbre no hablar
con los locos. -"él te está viendo" -ella conservó esa extraña expresión, una
sonrisa enyesada en una cara sin emociones, la miré unos segundos para ver si
se daba por vencida. -"OK niña, es hora de dejar los medicamentos o las drogas o
lo que sea-" me voltee y me coloqué mis audífonos volviendo a caer en mi
pequeño mundo. No era la primera vez que lidiaba con un loco drogado durante
mis viajes nocturnos, ignorarlos era por lo general la mejor opción posible. En
algún punto me di cuenta de que la chica estaba aún de pie exactamente en el
mismo lugar, pude verla por el rabillo del ojo mirándome fijamente, luego ella se
alejó de mí y se dirigió por donde había venido, sacudí mi cabeza con incredulidad
pensando cuan loca podría estar esa chica, y luego subí el volumen de la música
a niveles ensordecedores. Unos minutos más tarde abordé el tren. Como de
costumbre caminé hasta el último vagón y me senté en el nivel superior, cuando
me instale en mi asiento vi a la chica rubia caminar hacia mi vagón, sus dos ojos
muy abiertos se fijaron inmediatamente en mí con una sonrisa que corrompía su
bonita cara, rápidamente empecé a mirar por la ventana pretendiendo no haberme
percatado de su presencia pero sentí su presencia al subir las escalera. El nivel
superior del vagón del tren era nada más que una fila de asientos individuales en
ambos lados con una barandilla y un estante de equipajes a ambos lados
colgando del techo. Ella fue al lado opuesto del vagón y se sentó un par de
asientos atrás de donde yo estaba. No la mire pero te lo juro, podía sentir sus ojos
en mí todo el tiempo. Había 10 estaciones entre la estación principal desde donde
salimos y mi estación. En Cada Estación echaba un breve vistazo esperando ver
su asiento vacío, pero en cada estación que pasaba la niña estaba allí,
recostándose en su asiento con sus ojos muy abiertos y su boca sonriente. Me
estaba poniendo nervioso y me encontré mirándola cada vez más a menudo y con
menos sutileza, su expresión nunca cambió y sus ojos nunca dejaron de mirarme.
Me puse cada vez más preocupado que en un tren abarrotado de personas nadie
pareciese notar a esta psicópata mirándome o al menos nadie la reconoció, los
otros viajeros miraban hacia abajo envueltos en sus propios mundos haciendo
caso omiso de mi situación. Conté todas las estaciones, entrando en pánico
cuanto más me acercaba a mi destino. Cuando el tren finalmente se detuvo en mi
estación, salte de mi asiento y baje por la escalera Dos escalones a la vez, el
instinto de alejarme de aquella extraña era tan abrumador. Nunca me había
sentido tan incómodo en mi vida, La forma en que ella me miraba era como si
quisiera comerme. Yo fui el primero en salir al aire fresco de la noche, dejé la
estación de tren y salí a toda prisa a la calle. Me atreví a mira hacia atrás y cuando
no vi a la chica reduje la velocidad y suspire riéndome. Me quite los audífonos y
saque unos cigarrillos de mi bolsillo, encendiendo uno y observando al tren
alejarse de la estación con su silbido haciendo eco y desapareciendo a medida
que avanzaba -"sayonara Loca”- dije en voz alta saludando al tren que partía. Era
una caminata de 10 minutos de vuelta a mi casa y me encontré caminando mucho
más rápido de lo normal, esa noche aún podía sentir sus ojos en mí y no pude
sacar de mi cabeza su sonrisa. Fume mi cigarrillo e hice todo lo posible para
olvidar todo aquel encuentro y antes de que me diera cuenta estaba de pie en el
porche de la casa, en el exterior la luz que se encontraba a una docena de metros
de la calle se había quemado hace ya un tiempo dejando el área en completa
oscuridad me estremecí involuntariamente. -"Ella se ha ido"- me dije a mí mismo
que era solo una lunática y que ahora es problema de otra persona. Solo porque
una drogadicta pueda vestirse así no significa que no pueda estar completamente
loca. Tomé una última calada de mi cigarrillo y luego lo tire al pavimento y luego
camine por las escaleras hasta mi porche encontrándome en la más profunda
oscuridad. Busqué en mi bolsillo las llaves de la casa y luego luché por encontrar
la correcta. Me sentía apresurado como si todo el mal en el mundo de repente se
acercara a mí, pero encontré la llave correcta justo antes de que la locura me
alcanzara. Abrí la puerta listo para encender todas las luces de la casa. Entonces
sentí un golpe en mi hombro y Escuché la voz familiar de la extraña. -“él te está
viendo"-. Antes de que yo pudiera reaccionar ella me derribó al suelo, con la
fuerza de una persona tres veces más grande. Sentí que todo el aire dejaba mis
pulmones mientras mi espalda estaba en el suelo del porche, mis manos la
agarraron salvajemente mientras ella se sentaba con un peso considerable sobre
mi cuerpo, mis ojos, que se estaban ajustándose rápidamente a la oscuridad,
vieron sus su gran sonrisa. -"él te está viendo, el te quiere”- ella dijo con una voz
cabe resaltar muy calmada. Cuanto más trataba de alejarme, ella se cernía sobre
mí. Para una niña de su tamaño, tenía una fuerza sobre humana. Desde que ella
me atacó por primera vez sus ojos de alguna manera habían crecido aún más
anchos y más blancos y me encontré mirando a la encarnación de la locura. Su
boca había cambiado de forma desde la primera vez que la vi, se abrió de par en
par y su mandíbula pareció destrabarse como una serpiente, grité para que
alguien me ayudase mientras la continuaba arañando. Luego salió algo de la
oscuridad de su boca. En estado de shock puse mi mano debajo su barbilla e
intente cerrar su boca, Sentí algo así como tentáculos alrededor de mi muñeca y
pequeños rastros de baba que goteaban por mi brazo -"Te estoy Viendo"- esta voz
era diferente era gutural y profunda. Era el sonido de algo antiguo y muerto y no
venía de la boca de la niña sino desde dentro de mi propia cabeza. Este era el
final. Pensé en un último y patético intento de salvar mi propia vida. Quite una
mano de su rostro y busque en el suelo junto a mí tratando desesperadamente de
encontrar mis llaves. sus fauces abiertas se acercaban cada vez más a mí
amenazando con tragarme entero, justo cuando su labio superior tocó mi la línea
del cabello mis dedos se encontraron con un metal afilado, agarre las llaves y las
coloque entre mi dedo medio y el dedo anular y con toda la fuerza que me
quedaba la golpeé en el costado de su cabeza y luego lo hice de nuevo, primero
ella parecía imperturbable, incluso cuando sentí gotas de su sangre en mis brazos
y cara de las repetidas heridas que había hecho en su mejilla y en la sien,
entonces la llave encontró un blanco mucho más suave, su ojo. El grito que resonó
fue algo estridente y primordial, algo no humano. Nada vivo podría hacer ese
ruido. Ella me soltó y se puso de pie gritando mientras ella se cubría su ojo
dañado, entonces antes de que yo pudiese ponerme de pie ella saltó los
escalones y desapareció en los Olmos al otro lado de la calle. Me senté
recuperando mi aliento y mirando la línea de árboles por sabe Dios cuanto tiempo
podía sentir algo goteando por mi mano y cubriendo mis nudillos cuando descubrí
que eran sus fluidos. Volví a la realidad, entre mi casa tan rápido como Pude
cerrando la puerta detrás de mí. Esa noche y cada noche desde ese momento
cierro todas mis puertas y ventanas y dejo las luces encendías en todo momento
del día. La luz de la entrada esta arreglada y trató de nunca llegar a casa después
del anochecer. Las noches cuando duermo generalmente es gracias al whisky y
tengo una escopeta al lado de mi cama. Cuando cierro los ojos la veo con sonrisa
antinatural y sus ojos como agujeros negros. No sé qué fue de ella ni dónde estará
pero sé una cosa que todavía me está buscando. Esta mañana recibí un mensaje
de texto de un número que no reconozco solo fueron siete palabras pero me
llenaron con más terror de lo que jamás pensé sentir de nuevo "el te está viendo"
"el te quiere"

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