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Escenas de la alta sociedad mexicana

Rossell, Busquets, Almeida y Venegas son fotógrafos que han


logrado captar de forma crítica el entorno de la élite

RIQUEZA. Fotografía del libro “Ricas y Famosas”, de Daniela Rossell


(Foto: FOTO: TOMADA DEL LIBRO “RICAS Y FAMOSAS” PUBLICADO POR
EDITORIAL OCÉANO )

Jueves 16 de junio de 2011 Alida Piñón | El


Universalana.pinon@eluniversal.com.mx

Las imágenes de la burguesía mexicana retratada en su propia casa,


rodeada de animales disecados y esculturas de esclavos, realizadas por
la fotógrafa Daniela Rossell y publicadas en 1999, causaron revuelo en el
país.

Escritores como Carlos Monsiváis y Fabrizio Mejía Madrid dedicaron


crónicas que iban del asombro a la indignación.

La hazaña de mostrar a la clase alta del país fue repetida el año pasado
por Yvonne Venegas, quien siguió por más de un lustro a María Elvia
Amaya, esposa de Jorge Hank Rhon, ex alcalde de Tijuana, y presentó su
vida cotidiana al lado de sus amigos y familiares, trabajo que también
provocó impacto, pues, se dijo, por primera vez se mostraba cómo vivía
una de las familias más controvertidas del México contemporáneo.

Estos dos casos son, para algunos, los únicos que se han atrevido a
explorar, con mirada documental, un universo que ha sido vedado para
los ojos del mexicano común.

Para otros, como la fundadora del Centro de la Imagen, Patricia


Mendoza, la burguesía sí ha sido capturada en la historia de la fotografía
nacional desde el Porfiriato, pues la imagen era un lujo al que sólo
accedían los ricos.

Desde entonces, dice, el set social ha estado presente en la lente de los


fotógrafos desde diversos ángulos, ya sea como obra de arte, como
fotografía documental o como parte de un discurso publicitario que ha
llenado las páginas de revistas como Caras y Quién.

“Desde el Porfiriato hay fotografías de la clase alta, los Casasola lo


hicieron y antes de ellos ya existía. Difícilmente los pobres podían
tomarse un retrato. Pensar que la fotografía documental mexicana sólo
se nutre en las clases pobres es una falta de perspectiva de la historia
real”, asegura Mendoza.

El crítico fotográfico José Antonio Rodríguez difiere. Asegura que Rossell,


con el libro Ricas y famosas, y Dante Busquets, con la serie Satelucos y
De antes, han abordado el tema pero “pésimamente”. Mientras que el
libro de Venegas, María Elvia de Hank, recientemente publicado, es la
única propuesta estética bien lograda.

“Pasó un siglo desde las fotos de los ricos del Porfiriato, cuando apareció
Rossell mostrándonos cómo era la clase alta. Su trabajo tuvo un efecto
que llamaría socioestético, pero técnicamente es deplorable. Causó
impacto porque no sabíamos cómo era la vida de los ricos en México,
descubrimos que les gustan los animales disecados, que son kitsch, así
como su banalidad y ostentación”.

Pero Mendoza insiste: “Es una falacia que la burguesía no ha sido


retratada, lo que pasa es que no ha sido publicada, pero si ves Caras, ahí
están los fotógrafos y su trabajo es un documento”. Rodríguez admite
que hay antecedentes posteriores al Porfiriato en los que se mostraba a
los ricos.

“La revista Forbes los fotografió de forma muy esterotipada; hay otras
revistas, como Quién, que han fotografiado la banalidad de la burguesía
mexicana, recordemos que dio a conocer a los Fox en su rancho.
Podemos decir que los ricos están adquiriendo visualidad en las páginas
públicas, con varios matices”.

Para la fotógrafa Lourdes Almeida, quien en el trabajo Retrato de familia


brindó los rostros de las muchas familias mexicanas, incluidas aquellas
de clase social alta, la obra de Venegas y Rossell han sido
fundamentales.

“La pobreza es muy socorrida y alguien tiene que retratar a los otros
estratos de la sociedad. En mi trabajo me hubiera gustado retratar a los
ricos, pero como no iba de Hola!, pues fue difícil. En cambio, Daniela
fotografió a sus amigas, Yvonne conoce a los Hank y Dante ha retratado
su mundo. Creo que a la gente en realidad no le interesan estas clases
sociales; además, es difícil hacerlo, a mí me pusieron muchas trabas,
pensaban que al ser expuestos podrían ser secuestrados”, dijo.

La extracción social de los fotógrafos

En 2007 apareció el libro Conversaciones con fotógrafos mexicanos, de


Claudi Carreras, con entrevistas realizadas a personajes como Rodrigo
Moya, Pedro Meyer, Daniela Rossell, entre otros.
En el prólogo, la fotógrafa e investigadora Laura González recordó que
Nacho López dijo en 1979 que la mayoría de los fotógrafos -incluido él
mismo- eran “burgueses” y que de los entrevistados sólo Moya asumió
explícitamente su extracción social al afirmar que su fotografía se
enfocaba a la “otra cara de la vida clase-mediera feliz” en que pasó su
infancia y juventud.

Por eso la mayoría de los fotógrafos están más interesados en la otredad


y cita a Rossell como caso extraordinario

Sobre esto, dice Rodríguez: “¿Quién estudia fotografía? La pequeña


burguesía que no se había visto hasta que apareció el trabajo de Rossell
y de Venegas”.

El especialista en fotografía histórica y contemporánea recordó que hace


muchos años Pedro Meyer, durante los primeros coloquios de fotografía,
mostró la imagen de una señora en un gran jardín, junto a un grupo de
sirvientes.

“Eran tiempos en que había que ser de izquierda y vencer al capitalismo


opresor. Apareció esa imagen y todo mundo pensó que era una crítica,
no fue así, se trataba de su madre. También ha captado a su padre, pero
no ha hecho un recuento exhaustivo de su entorno de la gran
burguesía”, dijo.

Meyer explicó: ¿Con qué autoridad moral puedo fotografiar a otras


clases sociales si no retrato a mi propia gente?

La socialité, a las páginas

Rodríguez refirió que las páginas de sociales han capturado este mundo,
pero no lo han hecho con fines creativos.
“Cuando la revista Quién cumplió 10 años, publicó el libro Esto es
México; fue desastroso porque era el México de los ricos. Uno abre esas
páginas y sabes que existe y observas cómo se construyen los
imaginarios”.

Para Almeida, el trabajo que se hace en las revistas dedicadas a la


burguesía no debería tomarse en cuenta en un sentido artístico. “Pero
es, en todo caso, el único registro que tenemos. Aunque hay fotógrafos
de esos medios que parece que tienen cierto sentido”.

Para Rodríguez, la burguesía es un tema pendiente y necesario sólo si es


abordado con un sentido crítico.

Según Meyer, todos los temas están pendientes, pues unas cuantas
fotos son incapaces de agotar un tema.

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