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Tomás de Torrejón y Velasco

Entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII surgió en Europa un nuevo
movimiento artístico y cultural, conocido actualmente como barroco. Caracterizada por
su naturaleza innovadora y moderna, esta corriente dejó atrás los principios estéticos del
renacimiento a favor de la libertad artística, e impactó diferentes áreas tales como la
arquitectura, la literatura y la música.
Si bien su origen se remonta al continente europeo y fue en ese mismo lugar donde se
halló la cúspide de su desarrollo, el barroco poco a poco se fue extendiendo por el resto
del mundo y llegó a América, debido a la colonización de estas tierras y al auge
económico y social que sufrieron los principales virreinatos. De esta forma, el llamado
Nuevo Mundo se convirtió en el escenario perfecto para que las culturas conquistadoras
desarrollaran sus ideales artísticos y conceptos estéticos.

Fue en este contexto en el que nace y se desenvuelve Tomás de Torrejón y Velasco,


destacado compositor español. Hijo de Miguel de Torrejón, un reconocido jefe de
cazadores de Felipe IV, y María Sánchez de Salvador, Tomás fue bautizado el 23 de
diciembre de 1644 en la ciudad de Villarrobledo. Sin embargo, pasó su infancia en
Fuencarral, donde a la edad de doce años comenzó a ejercer como paje al servicio del
Conde de Lemos, Don Pedro Fernández de Castro y Andrade, quién años después se
convirtió en virrey del Perú (1667-1672).

Respecto a su vida privada no se sabe mucho; se casó en primera instancia con María
Manuela Bermúdez, con quien tuvo a su hijo mayor, Tomás. Luego de enviudar,
contrajo matrimonio por segunda vez con doña Juana Fernández de Mendia, producto
del cual nacieron cinco hijos más. Fue junto a la primera con quien se embarcó rumbo a
Perú el 6 de febrero de 1667, bajo el cargo de gentilhombre de cámara del conde de
Lemos.

Durante los seis años en que Pedro Fernández de Castro ejerció como Virrey del Perú,
mantuvo a Torrejón en grandes y diversos puestos militares y civiles, entre los cuales se
destacan el de capitán de la sala de armas de Lima, y posteriormente el de Corregidor y
Justicia Mayor de Chachapoyas. Luego de la muerte del Virrey en 1672, el compositor
vuelve a Lima, donde años más tarde será designado Maestro de Capilla de la catedral
de dicha ciudad. Fue el primero en obtener tal posición sin pertenecer al estado
eclesiástico, lo cual demuestra la gran capacidad y buena reputación que éste tenía como
músico. Dentro de sus responsabilidades y atribuciones en tal cargo, se encuentra el
aplicar multas e incluso cancelar contratos de cuyos cantantes que no cumplieran con
sus funciones como era debido, las cuales no solo eran desempeñadas en la catedral,
sino también en otras iglesias.

La década de 1680 marca un importantísimo período compositivo de Tomás de


Torrejón y Velasco. El 11 de noviembre de tal año, estrena una serie de ocho villancicos
en honor al arzobispo de Lima, con motivo de las fiestas de beatificación de este último.
De tales obras actualmente sólo se conservan los textos, los cuales tuvieron tal impacto
que fueron incluidos por Federico Echever y Assu en su “Estrella de Lima”, publicada
ocho años más tarde.

Por otra parte, en 1687 el compositor escribe para el Convento de Santa Clara de
Guatemala una pieza musical a cuatro coros y doce voces, llamada “Angélicas
Milicias”, la que estaba dedicada al Santísimo Sacramento.
El 26 de junio del año 1701, Torrejón estrena una obra que había compuesto para las
vísperas en memoria de Carlos II. Según reportes de la época, ésta tuvo gran aceptación
y éxito, logrando conmover a todos los espectadores que se encontraban congregados en
la catedral de Lima. De esta forma, el español logra llamar la atención del conde de
Monclova, quien le encarga una obra dramático-musical para poder conmemorar el
natalicio de Felipe V y el primer aniversario de su reinado.
Es así como nace “La Púrpura de la Rosa”, sin dudas su más destacada creación.
Estrenada el 19 de octubre de 1701, su importancia recae en ser la primera ópera escrita
y estrenada en América. El texto está basado en el libreto creado por Pedro Calderón de
la Barca, quien colaboró con Juan Hidalgo en la recreación de una obra musicalizada el
año 1660 en España.

Se cree que durante un tiempo Torrejón desarrolló estudios musicales bajo la tutela de
este último, debido a la similitud que tienen algunas de sus obras1. Otras influencias
importantes que tuvo Torrejón fue el músico Lucas Ruiz de Ribayaz, quien se
encontraba en el mismo séquito del Conde de Lemus que viajó a Lima en 1667.

1
Claro 1974: XCII
Si bien el compositor se desenvolvió principalmente en Perú hasta el día de su muerte
en 1728, su fama no sólo se centró en aquel país, sino que alcanzó un gran éxito y
reconocimiento en toda Latinoamérica y España, sobre todo en el país de Guatemala.
De hecho, es allí donde actualmente se conservan la mayoría de sus obras, además del
Seminario de San Antonio Abad en el Cuzco y la Biblioteca Nacional de Lima.

Dentro de las creaciones de Torrejón y Velasco podemos identificar una serie de


características propias del estilo Barroco, tales como el empleo del bajo continuo o el
uso de intervalos aumentados en el tratamiento de la armonía, con el fin de otorgarle un
sentido de expresión a sus obras. Durante los siglos XVII y comienzos del XVIII, en
Hispanoamérica se encontraban presentes una serie de arcaísmos en la notación musical,
lo cual también se puede apreciar en el trabajo de Torrejón. Entre ellas se encuentran el
uso del “punto de perfección” y “punto de adición” y el cambio de valor ternario a
binario, lo cual se denominaba “color”. Producto de este último se generaban
peculiaridades tales como la variación rítmica de hemiola y los pasajes en hoquetus.2

El repertorio de este compositor incluye tanto música secular como religiosa. A


continuación, se presentarán algunas de sus obras acuerdo a su categoría.

Música Religiosa Música Secular

Ave Verum Corpus A cantar este dia, flores (1680)

Christus Factus Est A la fiesta convoco (1680)

Dixit Dominus Ala, ola, a la xacarilla (1680)

Lamentación Primera del Miércoles De Toribio las luzes (1680)

Magníficat En confusos abismos de luzes (1680)

Misi Dominus Salga ya del silencio (1680)

Regem Cui Omnia Vivunt Triste caudal de lagrimas (1687)

Misa de Octavo Tono Desvelado dueño mío

2
Claro 1972 : 17
Desvelado Dueño Mío:

Esta obra de Tomás de Torrejón y Velasco corresponde a una forma especial de


villancico denominada rorro, la cual se caracterizaba por poseer un texto que invita a
adormecer al Niño en el Pesebre Navideño. Este tipo de canción se encontraba
acompañada de un ritmo armónico lento, simulando el estilo de una canción de cuna.

“Desvelado Dueño Mío” está compuesto como un aria para dos coros y a siete voces;
sin embargo, en la carátula oficial se establece que son ocho voces. Esta contrariedad
entre el número de voces reales y las que estipula la portada era un hecho bastante
común en los manuscritos de música colonial.

La obra, que se encuentra en la tonalidad de sol menor, comienza con una sección a solo
por parte del Tiple N°1 del primer coro, a la que le sigue una copla en la que solamente
cantan las tres voces del primer coro, es decir, Tiples 1° y 2° y Tenor. Luego, se genera
un diálogo entre ambos coros sobre la palabra duerme, la cual al ser ejecutada en
valores largos con retardos, produce disonancias que le otorgan un encanto y belleza
especial. Posteriormente, el Tenor del primer coro procede con una frase a solo que
ejerce una cadencia a la dominante en donde ambos coros se van alternando.3

La armonía de este villancico tiene una naturaleza bastante simple, en donde las
funciones de dominante y subdominante generalmente giran en torno a la tónica. Entre
los elementos utilizados por el compositor se encuentran los retardos, las cadencias con
apoyaturas, las vocalizaciones, las frases largas y un ritmo armónico lento, todo con el
fin de dar la sensación de una atmósfera similar a una canción de cuna. Además, el
compositor crea un efecto de hoquetus. De tal forma, la música y el texto van de la
mano, cada uno jugando un papel extremadamente importante en el carácter general de
la obra.

Respecto a la letra, está habla en primera persona al Niño Jesús, diciéndole básicamente
que duerma, bajo el arrullo que entonan las aves y los instrumentos de plata suave.

3
Claro 1972 : 10
BIBLIOGRAFÍA

Claro, Samuel

1972 “La Música Secular de Tomás de Torrejón y Velasco (1664-1728). Algunas


características de su estilo y notación musical”, Revista Musical Chilena,
XXVI/117 (enero- marzo), pp. 3-21.

Claro, Samuel

1974 Antología de la Música Colonial en América del Sur. Santiago: Ediciones de


la Universidad de Chile.

Sitios web

http://espasa.planetasaber.com/theworld/monographics/seccions/cards/default.asp?pk=1
747&art=39

La música secular de tomás torrejón y Velasco (1664-1728) Algunas características de


su estilo y notación musical

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