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Juan Pablo II (en latín: Ioannes Paulus II),4 de nombre secular Karol Józef Wojtyła5

(Wadowice, Polonia, 18 de mayo de 1920-Ciudad del Vaticano, 2 de abril de 2005), fue


el papa 264 de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 16 de
octubre de 1978 hasta su muerte en 2005.6 Fue canonizado en 2014, durante el pontificado
de Francisco.7

Tras haber sido obispo auxiliar (desde 1958) y arzobispo de Cracovia (desde 1962), se convirtió
en el primer papa polaco de la historia, y en el primero no italiano desde 1523. Su pontificado de
casi 27 años fue el tercero más largo en la historia de la Iglesia católica, después del de san
Pedro (se cree que entre 34 y 37 años, aunque su duración exacta es difícil de determinar) y el
de Pío IX (31 años).

Juan Pablo II fue aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, recordado
especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo,8 y por su lucha contra
la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió enérgicamente al
movimiento conocido como la teología de la liberación, con la ayuda de su mano derecha y a la
postre sucesor, Joseph Ratzinger.

Jugó asimismo un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en
toda Europa, así como para la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con
el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión anglicana.

Entre los hechos más notorios de su pontificado destacó el intento de asesinato que sufrió el 13
de mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la plaza de San Pedro, a manos de Mehmet
Ali Ağca, quien le disparó a escasa distancia entre la multitud. Tiempo después el terrorista fue
perdonado públicamente por el pontífice en persona. A este se sumó otro atentado ocurrido
en Fátima en la noche del 12 al 13 de mayo de 1982 a manos del sacerdote ultraconservador Juan
María Fernández Krohn, hecho que no trascendió hasta después de la muerte del pontífice.

Fue uno de los líderes mundiales más viajeros de la historia, visitó 129 países durante su
pontificado. Hablaba los siguientes
idiomas: italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués, ucraniano, ruso, croata, esperant
o, griego antiguo y latín, así como su idioma madre polaco. Como parte de su especial énfasis en
la llamada universal a la santidad, beatificó a 1340 personas y canonizó a 483 santos, más que la
cifra sumada de sus predecesores en los últimos cinco siglos. El 19 de diciembre de 2009, Juan
Pablo II fue proclamado venerable por su sucesor, el papa Benedicto XVI, quien posteriormente
presidió la ceremonia de su beatificación el 1 de mayo de 2011 (el Domingo de la Divina
Misericordia), y fue canonizado junto con el papa Juan XXIII el 27 de abril de 2014 (otra vez el
Domingo de la Divina Misericordia) por el papa Francisco.
Papa Francisco: la nueva
evangelización consiste en dar
esperanza
El anuncio del Evangelio para hoy por los testimonios de vida, antes que de palabras, llevados al
mundo por personas “creíbles”, capaces de hablar como Jesús el lenguaje de la misericordia. . Lo
ha afirmado el Papa Francisco al recibir, ayer en audiencia a los participantes a la plenaria del
dicasterio para la Nueva Evangelización, dirigidos por el arzobispo Rino Fisichella.

Papa Francisco se reserva la imagen simbólica para el final: hoy hay niños que no saben hacer el
signo de la Cruz. Es un signo del analfabetismo religioso actual que no necesita comentarios. Y con
esta conciencia el Papa habla de la “nueva evangelización”, un servicio entendido por él en tres
puntos: primacía del testimonio, urgencia en el ir al encuentro, proyecto pastoral centrado en lo
esencial. El testimonio, “especialmente en estos tiempos”, se necesita –dice- “testimonios
creíbles” que “con la vida” “hagan visible el Evangelio”, y “despierten la atracción por Jesucristo,
por la Belleza de Dios”.

“Muchas personas se han alejado de la Iglesia. Es equivocado descargar las culpas a un lado y a
otro, es más, no deberíamos hablar de culpas. Hay responsabilidades en la historia de la Iglesia y
de sus hombres, también en ciertas ideologías y también en personas concretas. Como hijos de la
Iglesia, debemos continuar el camino del Concilio Vaticano II, despojarnos de cosas inútiles y
dañinas, de falsas seguridades mundanas que hacen gravosa a la Iglesia y dañan su rostro”.

Papa Francisco explica el estilo con el que anunciar el Evangelio que es el que Francisco de Asís
pidió a sus frailes: hablar al mundo que no conoce a Jesús, o que le es indiferente, con “el lenguaje
de la misericordia, hecho de gestos y de actitudes antes que de palabras”.

“Todo bautizado es ‘cristóforo’, es decir, portador de Cristo, como decían los antiguos Padres.
Quien ha encontrado Cristo, como la Samaritana del pozo, no puede tener para sí esta experiencia,
sino que siente el deseo de compartirla, para llevar a otros a Jesús. Habría que preguntar a todos
los que nos encontramos si perciben en nuestra vida el calor de la fe, ¡si ven en nuestro rostro la
alegría de haber encontrado a Cristo!”

El segundo punto está relacionado con “el ir al encuentro de los demás”, el Papa vuelve a
pronunciar aquí uno de los verbos claves de su magisterio: “salir”. Es la vocación del cristiano. Salir
hacia los demás, dialogar con todos, tengan más o menos fe, “sin miedo y sin renunciar –repite el
Papa- a nuestra pertenencia”.

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