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Fallo Que Ejemplifica Los Temas Concurso Real, Ideal y Aparente de Delitos PDF
Fallo Que Ejemplifica Los Temas Concurso Real, Ideal y Aparente de Delitos PDF
físico en el que puede disponerse de ella, de un arma de uso civil...”(CNCCorr., Sala I, 24-
9-2002, “R.M., C.G.”, c. 19.145, PJN Intranet).
Ahora bien, en atención a los lineamientos trazados y tal como el a quo ha
tenido acreditado el hecho, entiendo que se presenta en autos una hipótesis de concurso
real (artículo 55 del Código Penal), pues se está en presencia entonces de dos hechos
jurídicamente autónomos.
En el mismo sentido se ha expedido la Cámara Nacional de Casación Penal,
al establecer que “...Los tipos penales de portación ilegítima de arma de fuego civil y
encubrimiento concurren materialmente. Pues, si bien en la sentencia no se acreditó la
receptación del arma con anterioridad al hecho, se tuvo por probado que la tenencia de la
misma continuó en el tiempo más allá de la comisión del delito de robo con armas, ya que
fue arrojada por el imputado fuera del local al ser perseguido por personal policial, por lo
que dicha figura cobró independencia fáctica y resulta escindible de las restantes conductas
imputadas (conf. C.N.C.P., Sala III, expte. “Haroutionian, Gonzalo M. y Monzón, Ricardo
D. s/recurso de casación”, c. 4247, reg. 151.03.3 del 1.04.2003)
En otro pronunciamiento también ha dicho, “...en el caso a estudio, los tipos
penales de portación ilegítima de arma de fuego de uso civil sin la debida autorización y
encubrimiento, de concurrir, será en los términos del art. 55 del Código Penal, pues en la
sentencia se acreditó la receptación del arma con anterioridad al hecho, y se tuvo por
probado que la tenencia de la misma continuó en el tiempo, aunque en modo breve
(“Gutiérrez, Mauricio Javier s/recurso de casación, reg. 145.05.3).
En orden a lo expuesto, concluyo que la conducta delictiva desplegada por
el acusado al recibir un arma de guerra conociendo su origen delictuoso y con el propósito
de utilizarla, configura los delitos de encubrimiento y portación de arma de guerra en
concurso real. Ello así porque, el acusado, además de la receptación dolosa del arma, al
llevarla consigo a partir de su recepción cometió otro delito, no el mismo con otro
encuadramiento más, que sería la hipótesis contemplada en el art. 54 del C.P., sino otra
actividad diferenciada e independiente, con otra materialidad, diferente objetividad jurídica
y distinto ingrediente subjetivo, que no consiste en recibir, sino en mantener en su poder,
a partir de dicha receptación, el arma de tenencia prohibida.
En efecto, tal como se desprende de lo acreditado en autos, la recepción
dolosa del arma se produjo con anterioridad al hecho de marras, y si bien la tenencia
comenzó en ese mismo instante, la portación se verificó posteriormente, cuando fue
interceptado y requisado por personal policial en ocasión de un procedimiento de
prevención de delitos, lo cual no deja margen a dudas que el nombrado mantuvo en su
poder dicha arma desde su recepción dolosa hasta el momento en que fue detenido por los
oficiales, oportunidad en la cual se verificó que portaba el arma en su cintura.
En consecuencia, propongo el rechazo del agravio formulado por la
asistencia técnica de Moya.
VII. En mérito a las razones expuestas, propongo al Acuerdo confirmar la
resolución apelada, glosada a fs. 253/256.
Así lo voto.-
EL DOCTOR SCHIFFRIN DIJO:
I. Llegan las presentes actuaciones a conocimiento de esta Alzada en virtud del
recurso de apelación interpuesto a fs. 258/259vta. por la Sra. Defensora Oficial, Dra. Lía
Hortensia Rivera de Del Prado, en representación de Miguel Angel Moya, contra la
resolución obrante a fs. 253/256 por la cual se dispuso el procesamiento del último
nombrado por considerarlo autor penalmente responsable del delito de encubrimiento,
previsto y reprimido por el art. 277, inciso 1) apartado c) del C.P..
El recurso fue concedido a fs. 262, manteniéndose a fs. 265vta..
II. Los agravios del apelante se centran en que la imputación efectuada a su
asistido Moya resulta errónea, pues vulneraría la garantía constitucional del ne bis in idem.
III. A fin de comprender el agravio, cabe recordar que estas actuaciones se
iniciaron el día 6 de julio de 2004, a las 12,30 hrs., en la localidad de Villa Caraza, del
partido de Lanús, a raíz de un procedimiento llevado a cabo por personal policial del Grupo
Marea Azul de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en momentos de realizar tareas
Poder Judicial de la Nación
prevencionales. En dicha ocasión, los agentes vieron un rodado marca Fiat Duna de color
rojo, con dos ocupantes, cuyo conductor, al advertir la presencia policial, intentó darse a
la fuga, motivo por el cual los funcionarios interceptaron el vehículo referido e identificaron
a sus ocupantes como Miguel Angel Moya y Pablo Javier Báez, en presencia del testigo de
actuación Mario Gustavo Franco.
Después, el personal policial requisó a los nombrados, secuestrando en
poder de Moya, específicamente de su cintura, una pistola semi-automática, marca FM Hi-
Power, modelo 95 Classic, N°430987, calibre 9mm, de color plateada con cachas de
madera, la cual poseía un cargador marca Mec-Gar con trece cartuchos de idéntico calibre,
marca SX DAG9460738. Mayo carecía de autorización legal para su portación.
Asimismo, se constató que el arma secuestrada en poder del nombrado
poseía pedido de secuestro de fecha 20 de junio de 2003 de la Comisaría N° 31 de la Policía
Federal Argentina, con intervención del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N°
12, sec. N° 137, en virtud de la denuncia formulada por Roberto Benito Saavedra,
encargado del Depósito de Armas, Municiones y Explosivos de la Dirección Nacional de
Fabricaciones Militares, con fecha 17 de junio de 2003, con motivo de la sustracción de
la misma arma.
Por otra parte, la peritación balística agregada a fs. 21/22 estableció que el
arma incautada es una pistola calibre 9mm, la cual resultó apta para efectuar disparos. De
igual modo, se señaló que la misma debe ser clasificada como de guerra -uso civil
condicional- y los cartuchos secuestrados como de uso prohibido. Por último, determinó
que, debido a que el arma presentó restos deflagratorios de pólvora química, se concluye
que la misma había sido utilizada para efectuar disparos en momentos anteriores al examen.
IV. Ello comprobado, con fecha 4 de agosto de 2004, el titular del Juzgado
de Garantías N° 4 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora dispuso decretar el
procesamiento con prisión preventiva de Miguel Ángel Moya por considerarlo autor del
delito de portación de arma de guerra sin la debida autorización legal. A la vez, declinó
parcialmente su competencia para entender en la investigación de la posible comisión del
delito de encubrimiento enrostrado al nombrado en favor del Juzgado Federal de Lomas de
Zamora que por turno correspondiera, por tratarse de la posible receptación de un bien
sustraído al Estado Nacional (v. fotocopia certificada de la resolución de fs. 26/29).
El magistrado a cargo del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo
Criminal y Correccional N° 2 de Lomas de Zamora resolvió no aceptar la competencia
atribuida y devolver las actuaciones al Juzgado de Garantías N° 4, por considerar que la
declaración de incompetencia era prematura, ya que previamente debían realizarse todas
aquellas diligencia útiles y pertinentes tendientes a desvincular o no a Moya de la posible
comisión del hecho denunciado por Roberto Benito Saavedra (fs. 32/33)
Así las cosas, dicho Juzgado de Garantías remitió la causa al Juzgado
Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 12- el que se encontraba en turno al momento
del robo del arma en cuestión- a fin de resolver la cuestión referida, entendiendo el
magistrado de la Capital Federal que no le era posible ni afirmar ni excluir que Moya
tuviera vínculo con la sustracción investigada, en virtud de la falta de elementos que le
permitiera relacionarlo, con el desapoderamiento del arma que se le encontró después de
un año de sustraída, concluyendo que el delito que debía investigarse era el de
encubrimiento, razón por la cual, declinó su competencia en favor del Juzgado Federal N°
2 de Lomas de Zamora (v. fs. 72/73).
Finalmente, los autos se radicaron ante este último Juzgado, que corrió vista
al Fiscal en los términos previstos por el art. 180 del C.P.P.N., quien se expidió e impulsó
la acción penal en orden al delito previsto y reprimido por el art. 277 del C.P. (vide fs.
77/78).
Una vez iniciada la instrucción, se dispusieron una serie de diligencias
probatorias, tales como escuchar al testigo de actuación del procedimiento de marras, Mario
Gustavo Franco y al personal policial interviniente en dicho acto (v. fs. 82/83, 102/103,
104/105, 106/107, 157/158 y 201/202).
V. De los elementos analizados, y en especial de las razones esgrimidas por
Poder Judicial de la Nación
menciona Soler (op. cit., pág. 174, nota 9; El Concurso aparente de leyes penales, Editoral
Jurídica de Chile, Santiago, Universidad de Chile, Colección de Seminarios e Institutos,
Vol. II, Derecho Penal), expresa que “la hipótesis de consunción ... supone siempre una
pluralidad de actos”.
Más adelante, el mentado autor chileno realiza una valiosa síntesis de las
condiciones en las que cabe aplicar el principio de consunción, en párrafos que me permito
transcribir:
continuado, del concurso ideal, y del concurso aparente o de leyes, tienen como fundamento
evitar la multiplicación de las penas más allá de la consideración puramente técnica de los
bienes jurídicos o sobre la base de los derechos protegidos por las normas penales y las
valoraciones inculpantes en la esfera del lego. A su vez, evitar que se produzca una fuerte
disparidad entre el campo de la valoración técnico-jurídica de las conductas y de los juicios
de disvalor inculpante habituales en la persona corriente, resulta, en mi criterio, una
exigencia del principio de culpabilidad, que se basa en el conocimiento por el sujeto activo
del disvalor de la acción (sin entrar en la disputa acerca de las características de la
ignorancia y el error, capaces de excluir la culpabilidad).
La necesidad de evitar la pluralidad de valoraciones penales de las conductas
es indicada por Günther Jakobs, Strafrecht Allgemeiner Teil, Walter de Gruyter, Berlín,
New York, 1993, 7° capítulo, sección 31, 2 A) 1, N° 11, págs. 714/715. En la segunda
edición castellana, Marcial Pons, Madrid, 1997, págs. 1.048/1.049.-
Por mi parte, hace ya muchos años, señalé la vinculación de este tema con
el principio de culpabilidad, al referirme al concurso ideal.(ver nuevo pensamiento penal,
Astrea, año 1- n°3 ,septiembre-diciembre 1972, algunas reflexiones sobre el concurso ideal,
pag. 409 y sig.
Ya que mencionamos a este último tipo de concurso, es visible su
proximidad a la relación consuntiva, pero la diferencia se encuentra en que el concurso
ideal presupone un acto espacial y temporalmente único (esto lo he explicado en el caso de
esta Sala caratulado “Ruiz, Dora Julia” del 13 de marzo de 1997 que esta en el libro 16 de
la Sala a partir de la página 165, apartado 12 página 173), mientras que la sucesión de actos
concatenados es propia de la relación consuntiva, en la cual, además, los distintos bienes
jurídicos en movimiento tienen vínculos que facilitan que una de las formas de acción
resulte abarcativa de las otras, lo cual no es preciso en el concurso ideal.
No es sólo la necesidad de evitar la afectación del principio de culpabilidad
el sustento de las construcciones mencionadas (delito continuado, concurso ideal, concurso
de leyes), pues también interviene el principio ne bis in idem (v. el caso “Ruiz, Dora Julia”
citado, apartado V. y sigs.) que posee, en su base histórica y lógica, el sentido de garantizar
contra la multiplicidad de procesos referidos a las mismas acciones. Se trata de un principio
constitucional frente al que las distinciones técnicas en acciones temporal y espacialmente
únicas y aquellas extendidas y separables en actos o fases distintas se desdibujan, pues la
cuestión es evitar que el seccionamiento de un solo contexto fáctico dé lugar a procesos
sucesivos (un buen ejemplo de estos extravíos es el fustigado por el Procurador General,
Dr. Ramón Lascano en fallos 248:232, que, lamentablemente, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación de entonces -1960- no atinó a corregir, refugiándose en formalismos
frustrantes de elementales garantías de la Constitución; añado copia fotostática del
precedente para facilitar el acceso al mismo).
Visto, así, el caso, conforme el principio consuntivo y a la luz del non bis
in idem no cabe duda de que éste sería vulnerado, si aparte del juzgamiento ya realizado,
por el delito de portación ilegítima de arma de guerra, se prosiguiera otra causa por
supuesta receptación de dicha arma. Por ello, no cabe someter a proceso a Miguel Ángel
Moya por presunto encubrimiento y sólo cabe decretar la nulidad de lo actuado en orden
a ese título y el sobreseimiento respectivo.
EL DOCTOR COMPAIRED DIJO:
Que adhiero al voto emitido por el Dr. Schiffrin, entendiendo que las breves líneas
que aporto lo complementan.
Que el principio del non bis in idem -que abarca tanto la doble persecución
como una ulterior condena por el mismo hecho- no estuvo previsto expresamente por la
Constitución Nacional, no obstante, en virtud de lo previsto por su art. 33, se lo consideraba
como una de las garantías no enumeradas.
Que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la vez de reconocerle rango
constitucional, sostuvo que tal garantía no veda únicamente la aplicación de una nueva
sanción penal por un hecho anteriormente penado, sino también la exposición al riesgo de
Poder Judicial de la Nación
que ello ocurra, mediante un nuevo sometimiento a juicio de quien ya lo ha sufrido por el
mismo hecho, “agravio no redimible ni aún con el dictado de una ulterior sentencia
absolutoria” (Fallos: 299:221), protegiendo a los individuos contra la doble persecución
por un mismo hecho, sin importar los diversos encuadramientos que se pueden efectuar
respecto de aquél (Fallos. 311.67, y sus citas).
Que a partir de la reforma del año 1994 dicho principio tiene reconocimiento
explícito en la Carta Magna, a través de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos -artículo 8.4- y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -artículo
14.7- instrumentos internacionales que cuentan en virtud de su artículo 75 inciso 22, con
jerarquía constitucional.
En función de ello, teniendo en cuenta el trámite dado a estos actuados,
resulta evidente que existe un impedimento para su prosecución, ya que debiéndose
considerar el mismo ámbito de hechos y prueba común, ello implicaría alterar el referido
principio non bis in idem, toda vez que resultaría imposible eludir una doble persecución
contra el imputado en este proceso.
Así lo voto.
Por ello, y por mayoría el Tribunal RESUELVE:
I.- Revocar la resolución apelada, glosada a fs. 253/256, y en virtud de ello no someter a
proceso a Miguel Ängel Moya por presunto encubrimiento y decretar la nulidad de lo
actuado en orden a ése título y el sobreseimiento respectivo.
II.- Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Fdo: Dres Leopoldo Schiffrin- Carlos Compaired- Gregorio Fleicher.
Ante mí: Dra. Ana Russo-Secretaria