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Tema 3
Tema 3
Como las demás especies animales, el ser humano está sujeto a una serie de necesidades que
debe satisfacer como condición para su supervivencia. Sin alimentos o sin abrigo los seres humanos
no podríamos subsistir. Como especie, necesitamos también reproducirnos. Pero a diferencia de las
demás especies animales, los seres humanos atendemos estas necesidades de modo indirecto, es
decir, mediante la cooperación con los demás, en el caso de una sociedad organizada.
En virtud del hecho de que estamos dotados del lenguaje articulado y de la capacidad de
pensar en términos simbólicos y abstractos, podemos acumular y transmitir a los demás
experiencias en relación con nuestra forma de resolver los problemas derivados de la satisfacción de
estas necesidades. Esta es la función esencial de la cultura. Todas las sociedades poseen una
herencia acumulada de conocimientos, valores y reglas de conducta que se transmiten de generación
en generación, y que permiten desarrollar formas indirectas de cubrir las necesidades económicas y
regular las relaciones sexuales y la procreación.
Al conjunto de pautas de comportamiento, recurrentes y estables, que tienen como
finalidad específica satisfacer cada una de estas necesidades, se le denomina institución.
Existen instituciones económicas, educativas, familiares, recreativas, políticas, religiosas, etc.
En este sentido, una institución es un segmento de la cultura. La cooperación entre los
individuos (y grupos) a que antes aludíamos, se encauza a través de los roles, que son las unidades
básicas en una institución social. Una institución es un racimo coherente de roles y status que
cristalizan en el desempeño de una función social relevante.
Obtenemos el siguiente cuadro donde se pone en relación los imperativos culturales con las
respuestas en forma de institución, siguiendo, en parte, a Malinowski.
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a) Instituciones primarias. Son aquellas que cumplen funciones que se suponen esenciales
para la supervivencia del individuo y del grupo como tal y que, por tanto, poseen un elevado grado
de universalidad y fuerza vinculante para el individuo. Las instituciones económicas o familiares,
son de este tipo.
1.2.1. Definición
¿Cómo podríamos definir la palabra familia?. Para un sociólogo, la familia es uno de los
numerosos pequeños grupos cara a cara, que son denominados grupos primarios. Pero se distingue
de todos los demás grupos primarios en dos características:
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a) La familia concede un reconocimiento especial
a la relación existente entre un varón y una o más Familia: “Es la más universal de las
mujeres, o entre una mujer y uno o más varones. instituciones sociales, pero sus formas
históricas han sido demasiado diversas
Monogamia y poligamia (poliginia y poliandria).
para poder subsumirlas en un único
b) La segunda característica peculiar de la familia concepto. Designa a un grupo social
es la importancia que se concede al parentesco en la constituido por personas vinculadas
forma de organizarla. por la sangre, el matrimonio o la
adopción, caracterizado por una
1.2.2. Funciones residencia común, cooperación
económica, reproducción y cuidado de
Podemos resumir en dos las funciones de la la descendencia” (Julio Iglesias de
familia: reproductiva (orden biológico) y productiva Ussel, 1998)
(orden social). El primer grupo abarca desde las
relaciones sexuales y afectivas a la crianza y cuidado de los hijos; el segundo conjunto de funciones
productiva comprende el reclutamiento y formación profesional más la producción de bienes de
consumo.
Con relación a estas distintas funciones tendremos que apuntar una serie de comentarios:
a) Las funciones varían según la cultura, el tipo de familia e incluso entre cada familia.
b) La función de legitimación de las relaciones sexuales no va unida necesariamente con la
procreación para algunas culturas (distinción entre padre social y padre biológico).
c) La función que ha ido perdiendo cada vez más importancia ha sido la productiva o
económica sobre todo con el paso de una familia extensa a una nuclear dentro del contexto de una
sociedad industrial donde la tarea económica ha salido del hogar a la empresa y la fábrica.
d) La función esencial y que más nos interesa aquí es la social o socializadora y en especial
la del cuidado y crianza de los niños dentro del seno familiar. Aunque han aparecido otras
instituciones que le han robado parte de este espacio a la familia (la escuela).
F U N C IO N E S D E L A F A M IL IA
R E P R O D U C T IV A P R O D U C T IV A
R E L A C IO N E S C R IA N Z A R E C L U T A M IE N T O P R O D U C C IÓ N
A F E C T IV O -S E X U A L E S IN F A N C IA P R O F E S IO N A L D E B IE N E S
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b) Según la residencia. Se puede distinguir entre los neolocales y cuando los recién
casados viven en la misma vivienda de los padres de la novia o el novio. En el primer
caso lo denominamos matrilocalidad, y en el segundo patrilocalidad.
c) Según el reparto de la autoridad entre los sexos. No se conoce ninguna sociedad en la
que los maridos se hallen habitualmente bajo la autoridad de sus esposas o en la que los
hombres estén habitualmente dominados por las mujeres. En función de la distribución
de la autoridad, la gran mayoría de los sistemas familiares pueden clasificarse como
patripotestales (o patriarcales) y equipotestales.
d) Según las pautas en el matrimonio (endogámico, exogámico). La endogamia se
define como una norma que impone la elección de cónyuge dentro del grupo social que
se pertenece, su opuesto es la exogamia
e) Según el sistema familiar. Son dos los sistemas familiares fundamentales: el nuclear
y el extenso; el primero consta de dos generaciones (padres e hijos), mientras que el
segundo sistema se define por constituirse por más de dos generaciones (abuelos, padres,
hijos, nietos...) o por la presencia de relaciones de parentesco horizontales de segundo o
más grado (primos, tíos, suegros, sobrinos, cuñados...)
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algunos sociólogos anuncian su decadencia en el contexto de las sociedades postindustriales, en la
cultura de la postmodernidad, de lo efímero y lo caduco. La desintegración de la familia nuclear
lleva consigo la aparición de diferentes sistemas familiares (familias monoparentales, hogares
reconstituidos...) que más adelante comentaremos. Además de la diversificación y aparición de
nuevos sistemas familiares, la segunda revolución ha supuesto una reducción del tamaño de las
familias, la inestabilidad matrimonial...
Cuadro 3.5. Evolución de las funciones de la familia en las dos grandes transiciones
Primera transición Segunda transición
Funciones
Sociedad tradicional a Industrial Soc. Industrial a Post-industrial
Procreación = - técnicas artificiales
Satisfacción sexual - -
Cooperación económica - -
Satisfacción afectiva + +
a) Incorporación de la mujer al mundo laboral. Uno de los factores más importantes que
están determinando los cambios sociales en la familia española es la incorporación de la mujer al
mundo laboral. Esta incorporación se manifiesta por una parte en el aumento de la población activa
femenina a pesar de que aún se mantengan las diferencias con sus compañeros varones; por otra
parte la alta tasa de paro de las mujeres que duplica a los hombres muestra las dificultades para
alcanzar un lugar en el mercado del trabajo. Los siguientes datos están extraídos de la Encuesta de
Población Activa a diciembre de cada año.
Cuadro 3.6. Tasa de actividad y de paro por sexo en los años 1989 y 1999
VARONES MUJERES
1989 1999 1989 1999
T. ACTIVIDAD 66,6 63,3 32,8 39,1
T. PARO 13,0 10,7 25,4 22,4
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Cuadro 3.7. Evolución de Nacimientos
en España (1970-1998)
800.000
700.000
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 1998p
b.2. Aumento de hijos extramatrimoniales. Otro elemento que está cambiando con
respecto a los hijos es el aumento de hijos fuera del matrimonio o natalidad extra marital. Mientras
que a principios de siglo representaba el 3,63% de todos los nacimientos, en los años treinta llegó
al 5,4, que alcanzó su proporción más elevada en 1945, con un total de 38.709 nacimientos
extramatrimoniales (el 6,3% de todos los nacidos), y descendió hasta su nivel más bajo en 1971,
con solamente 8.586 casos (el 1,3); sin embargo, a partir de esa fecha, comienza un incremento
progresivo, y en los años de la última década ha superado los 30.000 nacidos de madre no casada.
La evolución de hijos de mujeres no casadas y la distribución en porcentaje respecto del total de los
nacimientos se presentan el siguiente gráfico.
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12
10
8
6
4
2
0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 1998p
Con ello se alcanza, teniendo en cuenta el número total de nacidos en una población con
tasas cada vez más bajas de natalidad, un porcentaje importante de nacimientos en mujeres no
casadas consecuencia, entre otras cosas, de la secularización de la sociedad española, la
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laicalización de la sexualidad y de las costumbres, la mayor independencia y libertad de la mujer y
los cambios en los sistemas social y ético de valores.
Estos datos no dejan de ser bajos, a pesar del aumento de los últimos años, con respecto a
los países europeos, un veinte por ciento en la media de la U.E., aproximadamente, un treinta por
ciento en Gran Bretaña y el 50 por ciento en Suecia.
En una encuesta realizada por el CIRES (Centro de Investigaciones sobre la realidad social)
en marzo de 1996 sobre "Ahorro, Familia y Vejez" se distinguen cinco tipos de estructuras
familiares; a las que se le ha añadido una sexta categoría residual de otros tipos. Su distribución,
según los hogares incluidos en la muestra ha sido la siguiente:
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unipersonales u hogares solitarios sólo el 1,91%, aumentando en 1980 al 2,90. Como
vemos con la última encuesta del CIRES, este tipo de familias tiende a aumentar. Puesto
que las perspectivas de futuro son que aumenten los hogares solitarios, por un lado, de
personas mayores de 65 años, en su mayor parte mujeres viudas; y por otro, los de
menos de 65 años, jóvenes de los dos sexos que se establecen por su cuenta antes de
casarse, mujeres que renuncian al matrimonio o lo retrasan en aras de su promoción
profesional, separados y divorciados de mediana edad constituyen un agregado social de
contornos todavía difusos que en el ámbito periodístico se ha dado en llamar "los nuevos
solteros".
b) Las familias de núcleo estricto se refieren a las constituidas por una pareja, casada
o no, pero sin hijos ni otros familiares en el hogar. En este caso debemos hacer una
subdivisión según si se trata de un matrimonio de recién casados que todavía no han
tenido hijos, de una pareja que no desea tenerlos o es estéril o, por último, el caso más
frecuente, de un matrimonio maduro cuyos hijos ya se han independizado y se han
marchado de su casa (nido vacío).
c) Las familias nucleares están constituidas por parejas con hijos, y pueden incluir, o
no, a los padres de cualquiera de los miembros de la pareja, y también a otras
personas. La mayoría de las familias incluidas en esta categoría, no obstante, están
constituidas sólo por la pareja y uno o más hijos. (Incluye esta encuesta dentro de la
familia nuclear la extensa, tanto con otras personas o con varios núcleos. En el año 70
las personas que vivían en familias con más de un núcleo representaban un 9,43% para
pasar en 1981 a tan solo un 5,88. Por otro lado, la familia nuclear que vive con otras
personas pasó en las mismas fechas de representar un 19% a un 16% de las personas.
Estos últimos son datos de los censos respectivos).
d) Las familias monoparentales son aquellas en que uno de los dos miembros de la
pareja vive con hijos de la pareja, y pueden incluir, o no, a los padres del miembro de
la pareja. Se trata, pues, de familias constituidas a partir de una pareja rota (por
viudedad, separación o divorcio), uno de cuyos miembros sigue conviviendo con los
hijos y, a veces, pero no necesariamente, con sus propios progenitores.
e) Las familias de tejido secundario, finalmente, son aquellas constituidas por parejas
en que, al menos uno de los dos miembros, procede de una pareja previa que se ha
roto, y que ha traído consigo, a la actual pareja, uno o más hijos de esa pareja previa.
Las familias formadas en segundas nupcias crean un conglomerado de nuevas relaciones
de parentesco (madrastra, padrastro, hijastro, hijastra, hermanastro, hermanastro...) cuyas
consecuencias sociales dentro y fuera de la familia están por ver y estudiar.
Los divulgadores sobre el capítulo de la familia suelen concluir con demasiada facilidad que
la institución está en crisis. Lleva tanto tiempo precipitándose por la pendiente de la crisis, que se
impone la conclusión de que la familia es una institución saludable o por lo menos resiste a las más
duras pruebas.
La creencia común es que ahora "los chicos no quieren casarse". No es así del todo. Lo que
se produce es un mayor abanico de opciones. La primera de ellas consiste en retrasar el matrimonio
con papeles para antes por distintas situaciones, que podemos resumir en la idea de pareja. Algunos
optan por seguir con esa forma a-legal, pero, cada vez más, socialmente reconocida. Aún optando
por el matrimonio legal, cada vez son más las personas que eligen el matrimonio civil o de otra
religión que no es la católica, si bien siguen siendo mayoría los que se casan por la Iglesia Católica,
una proporción muy superior a la de los católicos practicantes de la edad correspondiente. El
precipitado final se acomoda muy bien a lo que entendemos por una sociedad compleja, con más
libertad de elección. La misma estrategia inicial de posponer la fecha de la primera boda significa
no tanto que los jóvenes sean reacios al matrimonio como que optan antes por distintas fórmulas de
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vida, incluyendo los años de estudios, que cada vez se alargan más. Todos esos retrasos tienen que
ver con las dificultades de acomodo laboral y con la noción de que la adolescencia dura más años.
a) Parámetros
b) Estilos:
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a los hijos y coinciden, además, con las que los padres trataron de inculcar al entrevistado. Todos
estos valores tienen, además una evolución creciente muy destacada, especialmente la tolerancia y
el sentido de responsabilidad.
En cuanto a las actitudes que los padres pueden adoptar ante sus hijos predomina el diálogo
como el mejor sistema para conseguir que los niños comprendan (85%), lo que no impide que un
65% considere que un azote a tiempo puede evitar mayores problemas, junto al 51% que cree que a
los niños hay que enseñarles a obedecer desde pequeños, aunque sea con castigos.
Cuadro 3.12. Actitudes que los padres deben adoptar con los hijos
Más bien de Más bien en NS/NC
acuerdo desacuerdo
* Un azote a tiempo evita mayores problemas 65% 29% 6%
* A los niños hay que enseñarles a obedecer desde 51% 40% 9%
pequeños aunque sea con castigos
* Con castigos no se consigue nada con los niños 43% 45% 11%
* El diálogo es el mejor sistema para conseguir 85% 8% 7%
que los niños comprendan
Fuente: CIS (1994)
A pesar de que, en general, se considera mucho más importante enseñar a los hijos a pensar
por sí mismo que a ser obedientes, el grado de formación del entrevistado, asociado con la edad,
introduce diferencias destacables entre estas opiniones. Quienes tiene escasos recursos cognitivos, y
especialmente más de 44 años de edad, se inclinan en mayor medida por la enseñanza de la
obediencia. Otra variable que discrimina este tipo de juicios es la de tener o no hijos. A pesar de
predominar la importancia de transmitir a los hijos la idea de pensar por sí mismos, los que tienen
hijos le otorgan mayor importancia a la enseñanza de la obediencia.
3. LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA
En la relación que puede establecerse entre estas dos Comunidades educativas, el profesor
tutor es la pieza clave para conseguir que los padres se sientan más vinculados a la gestión escolar e
implicados en la educación de los hijos, interacción que al ser captada por los niños, repercute
favorablemente en su formación.
El documento Orientación y tutoría publicado por la Secretaría de Estado de Educación del
MEC en 1993, apoyándose en el principio de interacción, enfoca la función tutorial hacia estos
ámbitos: alumnos, profesorado, familia, comunidad. Al abordar la relación Familia-Escuela precisa
que el profesor tutor debe asumir estas funciones:
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a) Contribuir al establecimiento de relaciones fluidas con los padres y madres que faciliten
la conexión entre el Centro y las familias.
b) Implicar a los padres en las actividades de apoyo al aprendizaje y orientación de sus hijos.
c) Informar a los padres de todos los aspectos que afecten a la educación de sus hijos.
La fundación Encuentro llevó a cabo en 1996 sobre las relaciones entre familia y escuela
concluyendo que ambos no terminan de encontrarse y esto se constata en las visiones mutuas que
poseen los padres y profesores. Los profesores tienden a hacer responsables, y en ocasiones
culpables, a los padres de todo o de casi todo lo que el alumno es y manifiesta, también cuando los
resultados son positivos. Los padres, por su parte, tienden a responsabilizar a los profesores de la
falta de éxito o del fracaso escolar de los hijos, con lo que se da la razón a la vieja queja del
maestro: cuando el alumno tiene éxito se debe a su inteligencia y cuando fracasa se debe a que el
maestro no es bueno.
Los profesores observan también que muchos padres están demasiado ocupados,
sobreexigidos por la situación; trabajan los dos fuera de la casa tienen poco tiempo para dedicárselo
a los hijos. Entienden que los niños son los grandes perdedores, porque se han producido unos
cambios que han roto esquemas anteriores.
Los padres no tienen, en general una imagen negativa de los profesores. Las críticas suelen
darse a partir de experiencias concretas, ligadas la mayoría de las veces a los suspensos o malas
calificaciones de los hijos.
Los caminos recorridos en paralelo por padres y profesores se acercan y distancian según los
casos:
- Son excepción los padres que acuden al profesor cuando el hijo va bien y no hay
problemas
- Son auténtica minoría los padres implicados en la acción educativa del colegio.
- También son minoría, a juicio de todos los sectores afectados, los padres que colaboran
realmente con el colegio en una acción común en relación de los niños adolescentes.
- Los padres que llevan a su hijos a colegios privados o concertados estiman que su acceso
al profesor es más fácil. En cambio, son más exigentes.
- Los padres suponen que la escuela ha de impartir una educación global, en la que se
incluyan todos los aspectos. Por su parte, los profesores entienden que aquélla debe ser sobre
todo un espacio para la instrucción, para la enseñanza de saberes y habilidades, de contenidos,
aunque sin perder la referencia a los valores.
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- Existe una opinión extendida sobre la mejora de la enseñanza pública, pero, si los padres
pueden acaban llevando a sus hijos a los centros privados.
3.3. Familia y sistema educativo
Estas han sido las respuestas de un estudio realizado por el Instituto de Evaluación y
Asesoramiento Educativo -patrocinado por la fundación Hogar del Empleado- en 1999 sobre
distintos aspectos del sistema educativo dirigida a padres:
Confianza en el sistema educativo.- Si el sistema educativo español cotizara en Bolsa, se
encontraría con el peor lastre que puede arrastrar un valor: la falta de confianza. El 35% de los
padres no ve salida para sus hijos. Sólo uno de cada tres cree que la enseñanza actual se adapta a las
necesidades del futuro. Mal asunto para semejante negociado.
El futuro del sistema.- Un 34,9% considera que la enseñanza actual no se adapta bien a lo
que va a exigir el futuro. Sólo un 29,2% de los padres cree que sí lo hace. El porcentaje negativo
aumenta si los padres encuestados son universitarios; en cuyo caso un 41,8% reniega de la
adaptación de los contenidos de la enseñanza al mundo real.
LOGSE.- En general, y a pesar de la sensación anterior, se ven bien los cambios introducidos
por la LOGSE en la enseñanza. Lo mejor: la mayor especialización del profesorado, que casi un
90% de los padres ve como correcta. Un alto porcentaje valora también que haya una atención más
individualizada. La única mancha en este examen paterno a la LOGSE: sólo un porcentaje
ligeramente superior a la mitad ve bien que se expida un único título al finalizar la ESO.
Interés por aprender.- Parece que a los padres no les convence la motivación de sus hijos por
el aprendizaje. Un 42,3% de los progenitores encuestados cree que los alumnos actuales tienen poco
interés por aprender, frente a un 30,8% que piensa lo contrario. El porcentaje que cree que a sus
hijos no les interesa lo que les enseñan es mayor entre los padres universitarios: un 46,2%.
Ayer/hoy.- Más de la mitad de los preguntados (un 55,6%) cree que sus hijos están mejor
preparados que lo que ellos lo estaban a su edad, frente a un 44,4% que difiere de esta idea.
Responsabilidad.- La mayoría de los padres lo tienen claro: la familia delega en la escuela,
cada vez más, parte de sus responsabilidades educativas. Al menos, así lo estima el 41,5%, en
contra del 36,5% que no lo piensa.
Preparación.- Siete de cada 10 padres están bastante o muy satisfechos con la preparación
que obtienen los alumnos en la escuela. Más o menos, el mismo porcentaje está también contento
con los valores que transmite el centro donde estudian sus hijos. ¿El punto negativo? Tan sólo un
tercio de los padres encuestados está bastante o muy satisfecho con su participación en el centro
escolar, aunque el resto se divide a partes iguales entre los que están algo satisfechos y los que no lo
están en absoluto.
Cambios.- ¿Y qué aspectos creen los padres que deberían cambiarse para mejorar la
educación de sus hijos? Mayoritariamente -un 68,3%-, piensan que se debería prestar más atención
a los alumnos que tienen más dificultades. La preparación de los profesores de sus hijos preocupa
también a los papás. Un 82,5% cree que debería cambiarse en algún grado, frente a sólo un 17,5%
que estima que no debería haber modificaciones.
Presupuesto.- Pero si hay algo que todos quieren que cambie es, sin duda, el presupuesto
dedicado a la educación. Un 92% de los padres cree que debería aumentarse. El 75,4% opina que se
tendría que modificar mucho; un 16,6%, que algo; y un mínimo 7,9%, que se debería quedar como
está. El porcentaje de los insatisfechos aumenta ligeramente entre los padres cuyos hijos estudian
Secundaria.
BIBLIOGRAFÍA
LÓPEZ-BARAJAS ZAYAS, E. (1995), La familia en el tercer milenio, UNED, Madrid.
LAMO DE ESPINOSA, E. (1995), ¿Nuevas formas de familia?, en Claves de Razón Práctica, nº
50.
PICÓ, J. y SANCHIS, E. (1996), Sociología y Sociedad, Técnos, Madrid.
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FLAQUER, Ll. (1993) La socialización en la familia: teorías, modelos e interacciones, en GARCÍA
LEÓN, A.; DE LA FUENTE, G. y ORTEGA, F. (Eds.) Sociología de la Educación,
Barcanova, Barcelona.
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