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Hace tres décadas, cuando todavía estaba en la escuela de medicina, el autismo afectaba a uno
de cada 10,000 niños.1, 2 Hoy en día, se estima que el autismo afecta a un estimado de uno de
cada 50 niños.3
Otro factor crítico parece estar relacionado con las bacterias intestinales, que son sin duda
alguna afectadas negativamente por las exposiciones tóxicas de todo tipo, desde los alimentos,
el ambiente y la medicina.
Cuanto más aprendemos acerca de las funciones del microbioma humano, más nos damos
cuenta de que las bacterias pueden de hecho ser responsables de una gran mayoría de
condiciones de salud humana. Como se señaló en un artículo anterior por Experience Life:4
"La idea de que tenemos más células microbianas que células humanas va en contra de la
creencia largamente sostenida de que nuestra salud está principalmente orquestada por
instrucciones incrustadas en nuestro ADN.
Los científicos trabajaron duro para descifrar el genoma humano, pero, recientemente, se
dieron cuenta de que nuestros códigos genéticos resultaron insuficientes para curar la
enfermedad. Los investigadores finalmente se dieron cuenta de que tenían que tener en cuenta
y analizar el microbioma humano para obtener una idea más clara de cómo se mantiene la
salud y el bienestar."
Los investigadores ahora están empezando a entender cómo el microbioma de un niño puede
desempeñar un papel, ya sea al exacerbar o incluso causar síntomas de autismo. Como se ha
señalado por la revista Scientific American:5
"El autismo es un trastorno principalmente del cerebro, pero la investigación sugiere que tanto
como nueve de cada 10 personas con la condición también sufren de problemas
gastrointestinales tales como la enfermedad inflamatoria intestinal y e ‘intestino permeable’...
Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo si la composición de las bacterias en
los intestinos, conocidos como el microbioma intestinal, puede ser anormal en las personas con
autismo y si podrían ser los causantes de algunos de estos síntomas.
Ahora una serie de nuevos estudios apoya esta noción, y sugiere que al restaurar el equilibrio
microbiano adecuadamente podría aliviar algunos de los síntomas conductuales del trastorno.”
De hecho, esto es precisamente lo que la Dra. Natasha Campbell-McBride supuso cuando creó
el Programa Nutricional Síndrome del Intestino y Psicología (GAPS), el cual fue diseñado para
restaurar la integridad de la mucosa intestinal.
Según la Dra. Campbell-McBride, la mayoría de los problemas cerebrales generalmente están
conectados a lo que está pasando en su sistema digestivo. Ella pudo haber sido de la primera
en descubrir una conexión muy importante entre la flora intestinal dañada en las mujeres
embarazadas y los problemas de desarrollo en sus hijos, en especial el autismo.
Creo que el Programa Nutricional GAPS es de vital importancia para la mayoría, ya que la
mayoría de las personas tiene muy mala salud intestinal debido a la mala alimentación y la
exposición a sustancias tóxicas, pero esto es claramente cierto en las mujeres embarazadas y
los niños pequeños.
Según la Dra. Campbell-McBride, en niños con GAPS la toxicidad que fluye desde su intestino a
través de sus cuerpos y en sus cerebros desafía continuamente su sistema nervioso, evitando
que realice sus funciones normales y que procese la información sensorial.
GAPS se puede manifestarse en una amplia gama de síntomas, encajando con el diagnóstico ya
sea de autismo, o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno de
déficit de atención (TDA) y sin hiperactividad, dislexia, dispraxia, o el trastorno obsesivo-
compulsivo, sólo por nombrar unas pocas posibilidades.
Los Niños Autistas Tienen Menos Bacterias Saludables y Mayores Niveles de Toxinas
Otro estudio, publicado el año pasado en la revista PloS One,6 también encontró que los niños
autistas claramente tienen diferentes microbioma en comparación con los niños sanos. Cabe
destacar, que tenían menos bacterias saludables, tales como Bifidobacterium. Los niños
autistas también tenían niveles significativamente más altos de compuestos orgánicos volátiles
(VOC).
Los autores sugieren que la implementación de un régimen pre-y con probióticos podría ser
una herramienta útil para el tratamiento con el fin de restaurar el equilibrio microbiano.
También señalaron que ciertos índices microbianos pueden ser una característica del autismo.
Cuando los investigadores del Instituto de Tecnología de California incitaron síntomas similares
al autimo en ratones utilizando un paradigma establecido que involucró infectar a sus madres
con una molécula similar al virus durante el embarazo, encontraron que después del
nacimiento, los ratones habían alterado las bacterias intestinales en comparación con los
ratones sanos.
Al tratar a los roedores enfermos con una bacteria que beneficia la salud llamada Bacteroides
fragilis, los investigadores fueron capaces de atenuar algunos, pero no todos, de sus síntomas
conductuales. Los ratones tratados tenían menos conductas ansiosas y estereotipada y se
hicieron más vocalmente comunicativos.”
En noticias relacionadas, otro reciente estudio11, 12 sugiere que las mujeres mayores de 35
años que tienen deficiencia de hierro durante el embarazo, concurrente con una condición
metabólica, tienen un riesgo cinco veces mayor de tener un hijo autista. Según The
Scotsman:13
"Los niveles bajos de hierros se relacionaron con el riesgo más alto si la madre tenía 35 años o
más años al momento de dar a luz o si sufría de enfermedades metabólicas como hipertensión,
obesidad o diabetes."
Hace tres años, la Profesora Asistente Rebecca Schmidt de la Universidad de California reportó
una asociación entre la administración de suplementos de ácido fólico y un menor riesgo de
autismo. En su último estudio, se descubrió que el consumo de hierro durante el embarazo
también desempeña un papel. Según la profesora Schmidt:
El Autismo y el Cáncer Podrían Estar Relacionadas con el ADN de Fetos Humanos en las
Vacunas
Hasta ahora, la evidencia ha señalado a la toxicidad ambiental, disfunción intestinal, y ciertas
deficiencias nutricionales como los contribuyentes al autismo. También está la cuestión de los
daños inducidos por la vacuna. Un estudio publicado en la edición de septiembre del 2014 de
la Revista Public Health and Epidemiology14 revela una correlación significativa entre el
autismo y tres vacunas específicas:
2. Varicela (varicela)
"Mediante el uso de análisis estadístico y los datos del Gobierno de Estados Unidos, Reino
Unido, Dinamarca y Australia Occidental, los científicos de Sound Choice Pharmaceutical
Institute (SCPI) encontraron que los aumentos en el trastorno de autismo corresponden con la
introducción de las vacunas que utilizan líneas de células de fetos humanos y contaminantes
retrovirales. Aún más alarmante, el Dr. Theresa Deisher, científico jefe y fundador SCPI señaló
que, "No sólo son las vacunas humanas fetales contaminados asociados con el trastorno
autista en todo el mundo, sino también con la leucemia y los linfomas infantiles epidemia."
Las Tasas de Autismo Saltan Cada Vez Que Lanzan una Nueva Vacuna Hecha de Líneas
Celulares de Fetos Humanos
El factor decisivo principal fue la introducción de vacunas hechas con líneas celulares fetales de
humanos que contienen contaminantes fetales y retrovirales. Las líneas celulares en cuestión
se conocen como WI-38. Según los autores, las tasas de autismo aumentan bruscamente cada
vez que lanzan una nueva vacuna de este tipo. En los Estados Unidos, las tasas de autismo
aumentaron en 1980-1981 a raíz de la aprobación de MeruvaxII y MMRII, ambas hechas con
líneas celulares WI-38 de fetos humanos. Otro aumento en la prevalencia del autismo se
produjo en 1988, correspondiente a tres factores:
Una campaña de vacunación contra el sarampión de gran éxito que un total de 50-82
por ciento de las personas se aplicaron entre los años 1987 a 1989
"En lugar de llevar a cabo estudios de seguridad [la FDA] regula la cantidad de ADN humano
que podría estar presente en una vacuna a no más de 10ng.17 Por desgracia, el equipo del Dr.
Deisher descubrió que los niveles de ADN fetal variaron de 142ng - 2000ng por dosis, más
levados del llamado nivel "seguro."
En su investigación, la Dra. Campbell-McBride descubrió que casi todas las madres de niños
autistas tienen una flora intestinal anormal, lo cual es significativo porque los recién nacidos
heredan la flora intestinal de sus madres al momento del nacimiento. Establecer la flora
intestinal en los primeros 20 días o menos de vida juega un papel crucial en la maduración del
sistema inmune de su bebé.
Es importante entender que los bebés que desarrollan una flora intestinal anormal tienen
problemas con su sistema inmunológico, lo que los pone en mayor riesgo de sufrir reacciones
a la vacuna. Si su bebé tiene flora intestinal anormal, las vacunas pueden ser “la gota que
derramo el vaso” - el detonante que "prepara" a su sistema inmunológico para desarrollar
problemas de salud crónicos.
La mejor manera de prevenir GAPS es que la madre evite todos los alimentos procesados,
azúcar, antibióticos (como la carne de CAFO y jabones antibacterianos) y las píldoras
anticonceptivas antes de la concepción ya que estos crean el desarrollo de levadura y hongos y
también causan permeabilidad en el intestino. Esto se puede fortalecer por la lactancia
materna y evitar el uso de antibióticos durante (intraparto) y después de dar a luz. Es también
una buena idea asegurarse que el microbioma de su bebé este sano antes de recibir cualquier
vacuna. Afortunadamente, es posible identificar GAPS en las primeras semanas de vida de su
bebé, que pueden ayudarlo a tomar decisiones más informadas acerca de las vacunas, y sobre
la manera de proceder para preparar a su hijo en el camino hacia una vida saludable.
Todo el proceso para identificar a niños que están en riesgo de desarrollar autismo por una
vacuna se describe en su libroGut and Psychology Syndrome, pero para resumir, en su práctica,
comienza recopilando una historia clínica completa de los padres y su salud intestinal se
evalúa. Luego, dentro de los primeros días de vida, las heces del niño puede ser analizada para
determinar el estado de su flora intestinal, seguida por una prueba de orina para detectar
metabolitos, que le puede dar una idea del estado del sistema inmunológico de su hijo. Estas
pruebas están disponibles en la mayoría de los laboratorios de todo el mundo y cuestan una
cantidad muy razonable, alrededor de $80 a $100 USD, por prueba.
Los alimentos procesados también están típicamente cargados con granos refinados,
los cuales se convierten en azúcar en su cuerpo. El trigo, en particular, también se ha
implicado en problemas psiquiátricos, desde la depresión hasta la esquizofrenia,
debido a la Aglutinina del Germen de Trigo (WGA), que tiene actividad neurotóxica.
o Comer maíz transgénico puede hacer que su flora intestinal "viva procesando
pesticidas," esencialmente fabricando continuamente toxina Bt dentro de su
sistema digestivo
o Las bacterias intestinales benéficas son muy sensibles al glifosato residual (el
ingrediente activo en el Roundup). Debido a la resistencia excesiva, los cultivos
transgénicos Roundup Ready son fumigados con cantidades muy altas de este
herbicida toxico. Los estudios ya han confirmado que el glifosato destruye y
altera la flora intestinal benéfica en los animales, como se demuestra en de
casos cada vez mayores de botulismo letal en el ganado
Sus bacterias intestinales también son muy sensibles y pueden sufrir daños por:
Carnes de animales criados
convencionalmente y otros productos de
origen animal, como la carne de animales
Los antibióticos, a menos que sea CAFO que son alimentado rutinariamente
absolutamente necesarios (y si los toma, con antibióticos en dosis bajas, además de
asegúrese de repoblar nuevamente su granos transgénicos que también han sido
intestino con alimentos fermentados y/o implicados en la destrucción de la flora
un suplemento de probióticos) intestinal
Recursos Adicionales
Hilary Boynton y María Brackett también han escrito un excelente libro de cocina llamado The
Heal Your Gut Cookbook:Recetas Ricas en Nutrientes para la Salud Intestinal Usando la Dieta
GAPS. Para localizar a un profesional certificado de GAPS, consulte www.GAPS.me para un
listado por país y estado. Además, el Dr. Kaayla Daniel, vicepresidente de la Fundación Westin
A. Price, y Sally Fallon Morell han escrito un nuevo libro, Nourishing Broth, (Caldo Nutritivo)
que también proporciona información sobre la preparación de caldo.